Pan Diario de la Palabra Junio

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“PAN DIARIO DE LA PALABRA” Misal mensual - Para vivir la liturgia diaria - Año XVIII Nº 212 Junio 2011 - Ciclo “A” Bs.F. 13.00 El Misal mensual es editado por San Pablo Ediciones de Venezuela Director: Ángel Vagnoni, ssp. publicaciones@sanpablo.org.ve Sub-Director: Martino Maccapani, ssp. publicaciones@sanpablo.org.ve Coordinación: July Zambrano Comentarios: Antonio Danoz, Redentorista Portada: Adrián Rodríguez Ilustraciones de los domingos: Hna. Teresa Castaño Corrección: July Zambrano y Clemencia de Crény Diagramación: Dora González Distribución: Telf: (0212) 963.68.81 - 963.65.19 Fax: 963.68.52 distribuidora@sanpablo.org.ve suscripciones@sanpablo.org.ve Administración: Apartado de Correos 14.034 de Candelaria Telfs.: (0212) 576.76.62 577.10.24 - Fax: 576.93.34 cobranzas@sanpablo.org.ve Rif: J-00063835-7 Web site: http//www.sanpablo.org.ve Depósito Legal: pp 92-0517

CON LA APROBACIÓN ECLESIÁSTICA Nihil Obstat S.E. Manuel Felipe Díaz Sánchez, Arzobispo de Calabozo. Presidente de la Comisión de Liturgia de la C.E.V. Calabozo, 12 de Enero de 2011 Imprimatur S.E. Card. Jorge Urosa Savino, Arzobispo de Caracas Caracas, 25 de Enero de 2011

PUNTOS DE VENTA DEL “PAN DIARIO DE LA PALABRA” Pedidos al Mayor: San Pablo Distribución: Telfs.: (0212) 963.68.81 - 963.65.19 - Fax: 963.68.52 E-mail: distribuidora@sanpablo.org.ve suscripciones@sanpablo.org.ve

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Calendario Litúrgico - Junio 2011 - Ciclo “A” 1 de Junio - Miércoles, San Justino, Mártir, M - He 17,15-16.22-18,1; Sal 148; Jn 16,12-15. 2 de Junio - Jueves, Feria o Memoria de los Santos Marcelino y Pedro, Mártires - He 18,1-8; Sal 97; Jn 16,16-20. 3 de Junio - Viernes, S. Carlos Lwanga y Comp. Mártires, M - He 18,9-18; Sal 46; Jn 16,20-23. 4 de Junio - Sábado, Feria o Memoria de Santa María en sábado - He 18,2328; Sal 46; Jn 16,23-28. 5 de Junio - Domingo, Solemnidad de la Ascensión del Señor /A - He 1,1-11; Sal 46; Ef 1,17-23; Mt 28,16-20 - Liturgia de las Horas: Propia - Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. 6 de Junio - Lunes, Feria o Memoria de San Norberto, Obispo - He 19,1-8; Sal 67; Jn 16,29-33 - L.H.: 3ª Sem. del Salterio. 7 de Junio - Martes, Feria, VII Semana de Pascua - He 20,17-27; Sal 67; Jn 17,1-11. 8 de Junio - Miércoles, Feria, VII Semana de Pascua - He 20, 28-38; Sal 67; Jn 17,11-19. 9 de Junio - Jueves, Feria o Memoria de San Efrén, Diácono y Doctor de la Iglesia - He 22,30; 23,6-11; Sal 15; Jn 17,20-26. 10 de Junio - Viernes, Feria, VII Semana de Pascua - He 25,13-21; Sal 102; Jn 21,15-19. 11 de Junio - Sábado, San Bernabé, Apóstol, F - He 11,21-26; 13,1-3; Sal 97; Mt 10,7-13. 12 de Junio Domingo de la solemnidad de Pentecostés /A - He 2,1-11; Sal 103; 1Co 12,3-7.12-13; Secuencia; Jn 20,19-23 - L.H.: Propia - Día del Seminario. 13 de Junio - Lunes, San Antonio de Padua, Presbítero y Doctor de la Ig., M - 2Co 6,1-10; Sal 97; Mt 5,38-42 L.H.: 3ª Sem. del Salterio. 14 de Junio - Martes, Feria, XI Sem. del Tpo. Ord. - 2Co 8,1-9; Sal 145; Mt 5,43-48. 15 de Junio - Miércoles, Feria, XI Sem. del Tpo. Ord. - 2Co 9,6-11; Sal 111; Mt 6,1-6.16-18.

16 de Junio - Jueves, Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, F - Is 52,1353,12; (o bien: Heb 10,12-23); Sal 39; Lc 22,14-20. 17 de Junio - Viernes, Feria, XI Sem. del Tpo. Ord. - 2Co 11,18.21-30; Sal 33; Mt 6,19-23. 18 de Junio - Sábado, Feria, XI Sem. del Tpo. Ord. - 2Co 12,1-10; Sal 33; Mt 6,24-34. 19 de Junio - Domingo, Santísima Trinidad, S, /A - Éx 34,4-6.8-9; Sal (Daniel 3); 2Co 13,11-13; Jn 3,16-18 L.H.: Propia - Día del Padre. 20 de Junio - Lunes, Feria, XII Sem. del Tpo. Ord. - Gén 12,1-9; Sal 32; Mt 7,1-5 - L.H.: 4ª Sem. del Salterio. 21 de Junio - Martes, San Luís Gonzaga, M - Gén 13,2.5-18; Sal 14; Mt 7,6.12-14. 22 de Junio - Miércoles, Feria o Memoria de S. Paulino de Nola - Gén 15,1-12.17-18 ; Sal 104; Mt 7,15-20. 23 de Junio - Jueves, Feria, XII Sem. del Tpo. Ord. - Gén 16,1-12.15-16; Sal 105; Mt 7,21-29 - Apertura IV Cong. Eucarístico. 24 de Junio - Viernes, La Natividad de S. Juan Bautista, S - Is 49,1-6; Sal 138; He 13,22-26; Lc 1,57-66.80. 25 de Junio - Sábado, Feria o Memoria de Santa María en sábado Gén 18,1-15; Sal (Lc 1); Mt 8,5-17. 26 de Junio - Domingo, Santísimo Cuerpo y Sangre de Jesucristo, S Dt 8,2-3.14-16; Sal 147; 1Co 10,16-17; Secuencia; Jn 6,51-58 - L.H.: Propia Clausura del Cong. Eucarístico. 27 de Junio - Lunes, Feria o Memoria de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro - Gén 18,16-33; Sal 102; Mt 8,18-22 L.H.: 1ª Sem. del Salterio. 28 de Junio - Martes, S. Ireneo, Obispo y Mártir, M - Gén 19,15-29; Sal 25; Mt 8,23-27. 29 de Junio - Miércoles, San Pedro y San Pablo, Apóstoles, S - He 12,1-11; Sal 33; 2Tim 4,6-8.17-18; Mt 16,13-19. 30 de Junio - Jueves, Feria o Memoria de los Protomártires de la Iglesia de Roma - Gén 22,1-19; Sal 114; Mt 9,1-8.


ORDINARIO DE LA MISA

I. Ritos Iniciales 1.1 SALUDO S. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. A. Amén. S. El Señor esté con ustedes. S. La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor, estén con todos ustedes. S. El Dios de la vida, que ha resucitado a Jerusalén, rompiendo las ataduras de la muerte, esté con todos ustedes. A. Y con tu espíritu. 1.2 ACTO PENITENCIAL S. Hermanos: Para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados. (o bien)

El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos, pues, que somos pecadores e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios. (Breve silencio)

S. Yo confieso… A. …ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor. S. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. A. Amén. (Cincuentena Pascual)

S. Tú que has destruido el pecado y la muerte con tu resurrección: Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad. S. Tú que has renovado la creación entera con tu resurrección: Cristo, ten piedad. R. Cristo, ten piedad. S. Tú que das la alegría a los vivos y la vida a los muertos con tu resurrección: Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad. S. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. A. Amén. (Luego, si la Liturgia del día lo prescribe, se canta o se dice el Gloria):


Ordinario de la Misa / Liturgia de la Palabra

1.3 HIMNO (Durante el Adviento y Cuaresma no se dice el gloria) S. Gloria a Dios en el cielo,… A. … y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén. 1.4 ORACIÓN COLECTA

(Breve silencio, durante el cual cada uno ofrece sus intenciones personales al Señor. Después el celebrante ofrece la oración de la comunidad a Dios Padre, por la intercesión de Jesucristo) y todos contestan. A. Amén.

II. Liturgia de la Palabra 2.1 PRIMERA LECTURA (Se toma de la Historia del Pueblo de Israel, Antiguo Testamento, o de los escritos de los apóstoles): (Al final de la lectura):

L. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor. (Se proclama el salmo y el pueblo intercala la respuesta. Si hay segunda lectura se lee como la primera. Sigue la aclamación antes del Evangelio o Aleluya):

2.2 EVANGELIO (Evangelio quiere decir: “Buena noticia”. En efecto, narra algún aspecto de la vida o de las enseñanzas de Jesucristo):

S. El Señor esté con ustedes. A. Y con tu espíritu. S. Lectura del santo Evangelio según… A. Gloria a ti, Señor. (Al final de la lectura):

S. Palabra del Señor. A. Gloria a ti, Señor Jesús. 2.3 PROFESIÓN DE FE (Es un resumen de la doctrina católica. Se canta o recita los domingos y solemnidades):


Ordinario de la Misa / Liturgia de la Palabra

(Credo de los Apóstoles):

S. Creo en Dios,… A. … Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén. (Símbolo niceno-constantinopolitano):

S. Creo en un solo Dios,… A. … Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén. 2.4 ORACIÓN DE LOS FIELES (El sacerdote invita a los fieles a orar. Una persona lee las intenciones y el pueblo contesta):

A. Te lo pedimos, Señor. (El sacerdote culmina con una oración y los fieles contestan: Amén).

III. Liturgia Eucarística 3.1. PREPARACIÓN DE LAS OFRENDAS (Se llevan al altar el pan y el vino).

S. Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra


Ordinario de la Misa / Liturgia Eucarística / Prefacios

y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida. A. Bendito seas por siempre, Señor. S. Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación. A. Bendito seas por siempre, Señor. 3.2. OREN HERMANOS S. Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso. (O bien)

En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia, oremos a Dios, Padre todopoderoso. (O bien)

Oren, hermanos, para que, llevando al altar los gozos y las fatigas de cada día, nos dispongamos a ofrecer el sacrificio agradable a Dios, Padre todopoderoso. A. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. 3.3. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

(El celebrante dice la oración en nombre de la asamblea y el pueblo contesta: Amén).

3.4. PREFACIOS Prefacio de Pascua II S. El Señor esté con ustedes. A. Y con tu espíritu. S. Levantemos el corazón. A. Lo tenemos levantado hacia el Señor. S. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. A. Es justo y necesario. S. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra pascua, fue inmolado. Por él, los hijos de la luz nacen a la vida eterna, y las puertas de los cielos han vuelto a abrirse para los que creen en Él, ya que en su muerte murió nuestra muerte y en su gloriosa resurrección hemos resucitado todos. Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria: A. Santo, Santo, Santo…


Ordinario de la Misa / Prefacios / Plegaria Eucarística II

Prefacio de la Santísima Virgen María IV S. En verdad es justo darte gracias, es bueno cantar tu gloria, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Te alabamos y te bendecimos, por Jesucristo, tu Hijo, en esta fiesta (memoria) de la bienaventurada Virgen María. Ella, como humilde sierva, escuchó tu palabra y la conservó en su corazón; admirablemente unida al misterio de la redención, perseveró con los apóstoles en la plegaria, mientras esperaban al Espíritu Santo, y ahora brilla en nuestro camino como signo de consuelo y de firme esperanza. Por este don de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a los santos, te entonamos nuestro canto y proclamamos tu alabanza: A. Santo, Santo, Santo… Prefacio de los Apóstoles I S. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso, Pastor eterno. Porque no abandonas a tu rebaño, sino que lo cuidas continuamente por medio de los santos Apóstoles, para que sea gobernado por aquellos mismos pastores que le diste como vicarios de tu Hijo. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: A. Santo, Santo, Santo. Prefacio de los Santos I S. En verdad es justo darte gracias y deber nuestro glorificarte, Padre santo. Porque tu gloria resplandece en cada uno de los santos, ya que, al coronar sus méritos, coronas tus propios dones. Con su vida, nos proporcionas ejemplo; ayuda, con su intercesión, y por la comunión con ellos, nos haces participar de sus bienes, para que, alentados por testigos tan insignes, lleguemos victoriosos al fin de la carrera y alcancemos con ellos la corona inmortal de la gloria. Por Cristo nuestro Señor. Por eso, con los ángeles y arcángeles, y con la multitud de los santos, te cantamos un himno de alabanza, diciendo sin cesar: A. Santo, Santo, Santo… Prefacio de los Santos Mártires S. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. Porque la sangre del glorioso mártir san N., derramada como la de Cristo para proclamar su fidelidad a ti, manifiesta tu admirable poder, que convierte la fragilidad en fortaleza y al hombre débil robustece para que sea testigo tuyo. Por eso, como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos, diciendo sin cesar: A. Santo, Santo, Santo…


Ordinario de la Misa / Plegaria Eucarística II

Prefacio de Santas Vírgenes y Santos Religiosos S. En verdad es justo y necesario que te alaben, Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra. Porque al celebrar a los santos que por amor al Reino de los cielos se consagraron a Cristo, reconocemos tu Providencia admirable, que no cesa de llamar al hombre a la santidad primera, para hacerlo participar ya desde ahora de la vida que gozará en el cielo, por Cristo nuestro Señor. Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar: A. Santo, Santo, Santo… 3.5 PLEGARIA EUCARÍSTICA II S. El Señor esté con ustedes. R. Y con tu espíritu. S. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor. S. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario. S. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado. Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor. Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así adquirió para ti un pueblo santo. Por eso, con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria, diciendo: A. Santo, Santo, Santo… S. Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo + y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor. El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan, dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS”. Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo: “TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA”. (Luego el celebrante dice una de las siguientes fórmulas)

a. S. Éste es el sacramento de nuestra fe. O bien):

S. Éste es el Misterio de la fe.


Ordinario de la Misa / Plegaria Eucarística II

(Y el pueblo responde):

A. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ¡Ven, Señor Jesús! (o bien)

b. S. Aclamad el Misterio de la redención. (Y el pueblo responde):

A. Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas. (o bien)

c. S. Cristo se entregó por nosotros. (Y el pueblo responde):

A. Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor. S. Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia. Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo. Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; (En los domingos, cuando no hay otro recuerdo más propio, puede decirse)

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra y reunida aquí en el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal; y con el Papa Benedicto XVI, con nuestro Obispo N. y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección por la caridad.

(En la misa por los difuntos)

Recuerda a tu hijo (hija) N., a quien llamaste (hoy) de este mundo a tu presencia; concédele que, así como ha compartido ya la muerte de Jesucristo, comparta también con él la gloria de la resurrección. Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro. Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.


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Ordinario de la Misa / Rito de la Comunión

Por Cristo, con él y en él, a ti. Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. A. Amén.

IV. Rito de la Comunión 4.1 ORACIÓN DEL SEÑOR S. Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir: Todos: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. S. Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo. A. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor. 4.2 RITO DE LA PAZ (Después el sacerdote con las manos extendidas, dice):

S. Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz les dejo, mi paz les doy”, no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.A. Amén. (Si el sacerdote lo juzga oportuno, dice):

S. Dense fraternalmente la paz.

(Según la costumbre del lugar, se dan la paz):

4.3 FRACCIÓN DEL PAN (Mientras el sacerdote hace la fracción de la hostia, se canta o se dice):

A. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz. (A continuación el sacerdote, con las manos juntas, dice en secreto):

Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por


Ordinario de la Misa / Rito de la Comunión / Rito de Despedida

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la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal. Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti. 4.4 COMUNIÓN S. Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor. A. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. S. El cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna. A. Amén. 4.5 ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN S. Oremos. (El sacerdote dice la oración y al final el pueblo aclama: Amén):

V. Rito de Despedida S. El Señor, esté con ustedes. A. Y con tu espíritu. S. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes. A. Amén. 5.1 DESPEDIDA S. Anuncien a todos la alegría del Señor resucitado. Pueden ir en paz. A. Demos gracias a Dios.

Intenciones Generales y Misionales del Santo Padre para el mes de Junio 2011 Generales: Para que los sacerdotes, unidos al Corazón de Cristo, siempre sean verdaderos testigos del amor solícito y misericordioso de Dios. Misionales: Para que el Espíritu Santo haga surgir en nuestras comunidades numerosas vocaciones misioneras, dispuestas a consagrarse plenamente a difundir el Reino de Dios.


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Liturgia del mes de Junio, Ciclo “A”

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de Junio - Miércoles, San Justino, Mártir, M

Color litúrgico: Rojo A Jesús Dios lo acreditó resucitándolo de la muerte Hacia la mitad de su obra, Lucas presenta a Pablo en Atenas, lugar emblemático de la cultura griega. Había anunciado la Buena Noticia a los judíos en las sinagogas, a personas que veneraban divinidades paganas. Llegó el momento de acercarse a la capital de la cultura de la época y encontrarse con los representantes de la cultura y del pensamiento de la época: los “de la Academia de Platón; los peripatéticos de Aristóteles, los “epicúreos”, los “estoicos”, los “cínicos”. Partiendo de una inscripción cultural de la ciudad, Pablo anuncia al Dios desconocido, que se ha revelado ser el creador de todo cuanto existe. Este Dios se revela a los que lo buscan, aunque sea a tientas, pues “en él vivimos, nos movemos y existimos” (He 17,28). Ante este mundo, Dios ha acreditado a una persona, “acreditándola ante todos resucitándolo de la muerte” (He 17,31). Pablo no lo nombra, pero les está anunciando a Jesús, que fue acreditado por Dios resucitándolo de la muerte. Allí en el ágora, lugar de encuentro de las corrientes de pensamiento de todo tipo, Pablo hizo que se escuchara por primera vez la Buena Noticia. Ésta era la “audacia” que caracterizaba a los primeros evangelizadores. El Espíritu es quien guiará a la verdad completa Es la segunda vez que Jesús habla sobre el Espíritu a los discípulos en la cena de despedida. Jesús asocia la venida del Espíritu al odio del mundo contra ellos. Él será quien convencerá al mundo de un pecado, de una injusticia, de una sentencia. El gran pecado del mundo es no haber creído en Jesús. El enfrentamiento del mundo con Jesús se produjo ya desde el momento de su aparición. Brilló en medio de las tinieblas del mundo: “En el mundo estaba y el mundo no lo conoció” (Jn 1,10). Jesús parte al encuentro con el Padre, y la gran justicia que ha de revelarse son las implicaciones que surgen de la muerte y glorificación de Jesús. Se harán patentes a las nuevas generaciones. Jesús atribuye al Espíritu la condición de guía. Con razón Pablo escribe a la comunidad de Roma: “Todos los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios son hijos de Dios”. “Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo no le pertenece” (Rom 8,9.14). El santo de hoy: San Justino. (100?-165) Nació en Nablus (Samaria) hacia el año 100 d. C. Fue un laico enamorado de la filosofía desde muy joven. Después de un largo proceso, en el año 130 se hizo cristiano. Abrió una escuela en Roma. Se distinguió por la defensa de la fe cristiana contra los herejes. Entre sus obras destacan las dos Apologías y el Diálogo contra el judío Trifón. A él debemos la descripción más antigua que poseemos sobre el bautismo y la eucaristía. Murió decapitado el año 165 d. C. P. Antonio Danoz, redentorista


1 de Junio - Miércoles, San Justino, Mártir, M

1. Antífona de entrada Frente a tu verdad, Señor, vano es el saber de los paganos. Por eso no he tenido miedo, de confesar tu Evangelio ante los poderosos. Aleluya (Sal 118,85.46). 2. Oración colecta Dios nuestro, tú que enseñaste a san Justino que la sabiduría verdadera consiste en conocer a Jesucristo crucificado, concédenos, por la intercesión de tu santo mártir, que nada llegue a separarnos de ti ni del amor a la cruz de Jesucristo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. 3. 1ª Lectura

(He 17,15-16.22—18,1)

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, los cristianos que ayudaron a Pablo a escapar de Berea, lo llevaron hasta la ciudad de Atenas. Pablo los envió de regreso con la orden de que Silas y Timoteo fueran a reunirse con él cuanto antes. Un día, mientras los esperaba en Atenas, Pablo sentía que la indignación se apoderaba de él, al contemplar la ciudad llena de ídolos. Entonces se presentó en el Areópago y dijo: “Atenienses: Por lo que veo, ustedes son en extremo religiosos. Al recorrer la ciudad y contemplar sus monumentos, encontré un altar con esta inscripción: ‘Al Dios desconocido’. Pues bien, yo vengo a anunciarles a ese Dios que ustedes veneran sin conocerlo. El Dios que hizo el mundo y todo cuanto hay en él, siendo el Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por hombres, ni es

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servido por mano de hombres, como si necesitara de algo o de alguien; porque él es quien da a todos la vida, el aliento y cuanto tienen. De un solo hombre sacó todo el género humano para que habitara toda la tierra, determinó las épocas de su historia y estableció los límites de sus territorios. Dios quería que lo buscaran a él y que lo encontraran, aunque fuera a tientas, pues en realidad no está lejos de nosotros, ya que en él vivimos, nos mo­vemos y somos. Como lo ha dicho alguno de los poetas de ustedes: ‘Somos de un mismo linaje’. Por lo tanto, si somos linaje de Dios, no debemos pen­sar que Dios es como una imagen de oro, plata o mármol, labrada artís­ticamente por los hombres según su imaginación. Dios no tomó en cuenta la ignorancia de la gente en tiempos pasados, pues ahora quiere que todos los hombres se conviertan, porque tiene determinado un día en el cual ha de juzgar al universo con justicia, por medio de un hombre designado por él, y ha dado a todos la prueba de esto, resucitándolo de entre los muertos”. Al oír hablar de la resurrección de los muertos, algunos se burlaron y otros dijeron: “De esto te oiremos hablar en otra ocasión”. Entonces Pablo se retiró. Sin embargo, algunos se adhirieron a él y creyeron. Entre ellos se contaban Dionisio, el aeropagita; una mujer, que se llamaba Dámaris, y algunos más. Después de esto, Pablo salió de Atenas y se fue a Corinto. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R La gloria del Señor sobrepasa cielo y tierra. Aleluya.


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1 de Junio - Miércoles, San Justino, Mártir, M

L Alaben al Señor en la alturas, alábenlo en el cielo; que alaben al Señor todos sus ángeles, celestiales ejércitos /R L Reyes y pueblos todos de la tierra, gobernantes y jueces de este mundo; hombres, mujeres, jóvenes y ancianos, alaben al Señor y denle culto /R L El nombre del Señor alaben todos, pues su nombre es excelso, su gloria sobrepasa cielo y tierra y ha hecho fuerte a su pueblo /R L Que alaben al Señor todos sus fieles, los hijos de Israel, el pueblo que ha gozado siempre de familiaridad con él /R (Sal 148). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador, que se quedará para siempre con us­tedes, dice el Señor. R Aleluya (Jn 14,16).

6. Evangelio

7. Oración sobre las ofrendas Concédenos, Señor, celebrar dignamente este misterio de la Eucaristía, que tan valerosamente defendió el mártir san Justino. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Cuando estuve entre ustedes nunca me precié de otra cosa que de conocer a Jesucristo crucificado. Aleluya (1Cor 2,2).

9. Oración después de la comunión Tú que nos has alimentado con el pan de la vida, concédenos, Señor, que siguiendo las enseñanzas de san Justino, vivamos en continua acción de gracias por tus dones. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Qué relevancia tiene el Espíritu Santo en tu vida?

(Jn 16,12-15)

Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Aún tengo muchas cosas que decirles, pero todavía no las pueden comprender. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él los irá guiando hasta la verdad plena, porque no hablará por su cuenta, sino que dirá lo que haya oído y les anunciará las cosas que van a suceder. Él me glorificará, porque primero recibirá de mí lo que les vaya comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho que tomará de lo mío y se lo comunicará a ustedes”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.

San Justino, Mártir


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de Junio - Jueves, Feria o Memoria de los Santos Marcelino y Pedro, Mártires

Color litúrgico: Verde o Rojo Muchos corintios creyeron y se bautizaron De la capital cultural que es Atenas, se traslada Pablo a la capital de los negocios y del encuentro de culturas. Ubicada en el istmo que une la Grecia continental con el Peloponeso, es una importante metrópoli con dos puertos y un importante nudo de comunicaciones y de culturas. La griega y la romana eran las principales. En el campo religioso hay que contar con el reducido número de ciudadanos de la diáspora judía. En Corinto se encuentra Pablo con un matrimonio judío expulsado de Roma por el emperador Claudio. Se trata de dos laicos con los que mantendrá una estrecha amistad. En adelante serán dos fieles colaboradores del apóstol. Los encontramos en Éfeso, desde donde Pablo escribe a la comunidad de Corinto, con una comunidad que se reúne en su casa (1Co 16,19). Pablo saludará a este mismo matrimonio en la carta a la comunidad de Roma (Rom 16,5). En Corinto, Pablo sigue la estrategia que venía utilizando. Primero, se dirigió a los judíos, acudiendo los sábados a la sinagoga. Allí proclamaba que Jesús es el Mesías que Israel esperaba. En vistas de la oposición de los judíos, Pablo toma una decisión: “En adelante me dirigiré a los paganos” (He 18,6). Con todo, Crispo, que era jefe de la sinagoga, se convirtió y se bautizó con toda la familia. Mientras el mundo se divierte, ustedes llorarán La vida de los discípulos se moverá entre la tristeza y el gozo. El motivo de la tristeza será la partida de Jesús. Aquella misma noche se iniciará la etapa final de su regreso al encuentro con el Padre. Es la tristeza que produce la ausencia del amigo, con el cual han compartido experiencias maravillosas. Jesús anuncia a los discípulos: “Dentro de poco ya no me verán, y poco después me volverán a ver” (Jn 16,16). El sentido más lógico de estas palabras de Jesús pronunciadas en la cena de despedida, es la referencia a su muerte. Jesús morirá en breve, y con su muerte los discípulos lo perderán de vista. Poco después de morir y ser colocado en el sepulcro, lo volverán a ver, pues, vencida la muerte resucitará y se manifestará a ellos. Muchos piensan que Jesús se refiere a todos los discípulos, que pasarán por momentos difíciles, especialmente en tiempos de persecución. Pero el Señor promete su presencia reconfortante durante el tiempo que nos separa de su manifestación final. Los santos de hoy: Stos. Marcelino y Pedro (+304) Marcelino fue presbítero y Pedro fue exorcista en la Iglesia de Roma. Se dedicaron a cuidar enfermos. Este servicio lo continuaron en la cárcel con los presos. Lograron convertir a muchos de ellos, incluido Artemio, que era el carcelero. Los dos murieron mártires en la persecución de Diocleciano el año 304. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Aquellos que siguieron en la tierra las huellas de Cristo, se alegran ahora en el cielo; y porque lo amaron hasta morir por él, con él se gozan eternamente. Aleluya.


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2 de Junio - Jueves, Memoria de los Santos Marcelino y Pedro, Mártires

2. Oración colecta Al conmemorar hoy el martirio de tus santos Marcelino y Pedro, te suplicamos, Señor, que nos concedas imitar su constancia en la fe y disfrutar de su poderosa intercesión. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (He 18,1-8)

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, Pablo salió de Atenas y se fue a Corinto. Allí encontró a un judío, llamado Aquila, natural del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su mujer, Priscila, en acatamiento a las órdenes de Claudio, que expulsó de Roma a todos los judíos. Pablo se acercó a ellos, y como eran del mismo oficio, se quedó a vivir y a trabajar con ellos. Su oficio era fabricar tiendas de campaña. Cada sábado Pablo discutía en la sinagoga y trataba de convencer a judíos y griegos. Cuando Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo se dedicó por completo a la predicación y afirmó delante de los judíos que Jesús era el Mesías. Como éstos lo contradecían y lo insultaban, se rasgó las vestiduras y dijo: “Que la sangre de ustedes caiga sobre su propia cabeza: yo soy inocente. De ahora en adelante, iré a hablar a los paganos”. Salió de allí y entró en la casa de Tito Justo, que adoraba a Dios, y cuya casa estaba al lado de la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor, junto con toda su familia. Asimismo, al oír a Pablo, muchos de los corintios creyeron y recibieron el bautismo. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.

4. Salmo responsorial R El señor nos ha demostrado su amor y su lealtad. Aleluya. L Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria /R L El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel /R L La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor /R (Sal 97). 5. Aclamación antes del Evangelio R. Aleluya, aleluya. No los dejaré desamparados, dice el Señor; me voy, pero volveré a ustedes y entonces se alegrará su corazón. R. Aleluya (Jn 14,18). 6. Evangelio (Jn 16,16-20)

Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Dentro de poco tiempo ya no me verán; y dentro de otro poco me volverán a ver”. Algunos de sus discípulos se preguntaban unos a otros: “¿Qué querrá decir con eso de que: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán, y dentro de otro poco me volverán a ver’, y con eso de que: ‘Me voy al Padre’?” Y se decían: “¿Qué significa ese ‘un poco’? No entendemos lo que quiere decir”. Jesús comprendió que querían preguntarle algo y les dijo: “Están confundidos porque les he dicho: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán y dentro de otro poco me volverán a ver’. Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará.


3 de Junio - Viernes, S. Carlos Lwanga y Compañeros Mártires, M

Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Recibe, Padre santo, las ofrendas que te presentamos en honor de tus santos mártires y concédenos permanecer firmes en la confesión de tu nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Ustedes son los que han perseverado conmigo en mis pruebas, y yo les preparo un Reino, dice el Señor, para que en él coman y beben en mi mesa. Aleluya (Lc 22,28-30).

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9. Oración después de la comunión Señor y Dios nuestro, que admirablemente ilustraste el misterio de la cruz con el ejemplo de tus santos mártires, concédenos la gracia, ya que hemos sido alimentados con el Cuerpo de Cristo, de seguirlo con fidelidad en la Iglesia para la salvación de todos por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿piensas en Jesús en los momentos difíciles de la vida?

de Junio - Viernes, S. Carlos Lwanga y Compañeros Mártires, M

Color litúrgico: Rojo Yo los engendré para Cristo La estancia en Corinto ocupa el lugar más destacado del segundo viaje apostólico de Pablo. La duración de su estancia en la ciudad es la mejor documentada: estuvo en Corinto seguramente, desde diciembre del año 50 hasta junio del 52. Pablo dedicó año y medio para su evangelización. Corinto, como ciudad portuaria, era conocida por su inmoralidad. También existía una gran diferencia entre ricos y pobres. Fruto del intenso trabajo evangelizador de Pablo surge en Corinto una comunidad, que tendrá su residencia en la casa del matrimonio judío Áquila y Priscila. Ésta última será la animadora de la comunidad. La comunidad de Corinto fue muy dinámica. Le creó a Pablo no pocos problemas. Sin embargo, sentía por ella un gran cariño. Les escribe: “Aunque como cristianos tengan diez mil instructores, no tienen muchos padres. Yo los engendré para Cristo cuando les anuncié la Buena Noticia” (1Co 4,15). Durante su estancia en Corinto Pablo pasó por momentos difíciles. Fue conducido ante el tribunal del gobernador Galión. Al jefe de la sinagoga, que se había convertido, le propinaron una paliza delante del tribunal. Volveré a visitarlos y se llenarán de alegría La tristeza y las lágrimas de los discípulos contrastan con el gozo que experimentará el mundo mientras se divierte. El dolor y las lágrimas que tendrán que afrontar los discípulos, están relacionados con la partida de Jesús. Por lo que parece, los desconocen. Aquella misma noche empezará el proceso que lo llevará al día siguiente a morir con la muerte que los romanos aplicaban a los malhechores.


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3 de Junio - Viernes, S. Carlos Lwanga y Compañeros Mártires, M

La tristeza de los discípulos, sin embargo, será pasajera. Un poco después volverán a ver al Señor y disfrutarán de un gozo extraordinario. Para expresar la angustia de los discípulos, Jesús recurre a una parábola sacada de la experiencia cotidiana: los dolores de la mujer al dar a luz. Este lenguaje no es nuevo. Isaías habla de los dolores de parto que tendrá que pasar Israel, antes que llegue el día del Señor: “Como la mujer embarazada, cuando le llega el parto, se retuerce y grita de dolor, así éramos en tu presencia, Señor” (Is 26,17). Pero no todo termina en sufrimiento. Después del dolor viene el gozo de contemplar el nuevo ser que ha traído al mundo. Jesús compara este gozo con el gozo de los discípulos al encontrarse con Jesús resucitado. También aquí es bueno recordar las palabras del evangelio de Lucas: “El Mesías tenía que padecer para entrar en su gloria” (Lc 24,26). La suerte de los discípulos no es distinta. Los santos de hoy: S. Carlos Lwanga y compañeros mártires El martirio de Carlos Lwanga y sus compañeros, se debió a la persecución desatada en Ruanda contra los cristianos en fechas diferentes. Los mártires son 31. El grupo mayor sufrió el martirio el 31 de mayo de 1886. Carlos Lwanga, que encabezaba el grupo, fue quien tomó la defensa de sus compañeros. Antes de ser quemados en un holocausto ritual en honor de sus dioses, bautizó a los que aún eran catecúmenos. Carlos fue separado del grupo y quemado a fuego lento. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Aquellos que siguieron en la tierra las huellas de Cristo, se alegran ahora en el cielo; y porque lo amaron hasta morir por él, con él se gozan eternamente. Aleluya. 2. Oración colecta Señor Dios, que has querido que la sangre de los mártires sea semilla de nuevos cristianos, haz que el ejemplo de san Carlos y de sus compañeros y su lealtad a Cristo frente a las torturas, atraigan a los pueblos africanos a vivir la fe cristiana. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (He 18,9-18)

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, Pablo tuvo una visión nocturna en Corinto, en la que le dijo el Señor: “No tengas miedo. Habla y no calles, porque

yo estoy contigo y nadie pondrá la mano sobre ti para perjudicarte. Muchos de esta ciudad pertenecen a mi pueblo”. Por eso Pablo se quedó allí un año y medio, explicándoles la palabra de Dios. Pero cuando Galión era procónsul de Acaya, los judíos, de común acuerdo, se abalanzaron contra Pablo y lo llevaron hasta el tribunal, donde dijeron: “Este hombre trata de convencer a la gente de que den a Dios un culto contrario a la ley”. Iba Pablo a tomar la palabra para responder, cuando Galión dijo a los judíos: “Si se tratara de un crimen o de un delito grave, yo los escucharía, como es razón; pero si la disputa es acerca de palabras o de nombres o de su ley, arréglense ustedes”. Y los echó del tribunal. Entonces se apoderaron de Sóstenes, jefe de la sinagoga, y lo golpearon delante del tribunal, sin que Galión se preocupara en lo más mínimo.


3 de Junio - Viernes, S. Carlos Lwanga y Compañeros Mártires, M

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Pablo se quedó en Corinto todavía algún tiempo. Después se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria, con Priscila y Aquila. En Céncreas se rapó la cabeza para cumplir una promesa que había hecho. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.

gustia, por la alegría de haber traído un hombre al mundo. Así también ahora ustedes están tristes, pero yo los volveré a ver, se alegrará su corazón y nadie podrá quitarles su alegría. Aquel día no me preguntarán nada”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.

4. Salmo responsorial R Dios es el rey del universo. Aleluya. L Aplaudan, pueblos todos; aclamen al Señor, de gozo llenos, que el Señor, el Altísimo, es terrible y de toda la tierra, rey supremo /R L Fue él quien nos puso por encima de todas las naciones y los pueblos, al elegirnos como herencia suya, orgullo de Jacob, su predilecto /R L Entre voces de júbilo y trompetas, Dios, el Señor, asciende hasta su trono. Cantemos en honor de nuestro Dios, al rey honremos y cantemos todos /R (Sal 46).

7. Oración sobre las ofrendas Al presentarte, Señor, nuestras ofrendas, te suplicamos humildemente que nos concedas celebrar esta Eucaristía con la misma entrega que llevó a los jóvenes mártires de África a morir antes que ofenderte. Por Jesucristo, nuestro Señor.

5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Cristo tenía que morir y resucitar de entre los muertos, para entrar así en su gloria. R Aleluya (Lc 24,46.26). 6. Evangelio (Jn 16,20-23)

Lectura del santo Evangelio según san Juan. A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría. Cuando una mujer va a dar a luz, se angustia, porque le ha llegado la hora; pero una vez que ha dado a luz, ya no se acuerda de su an-

8. Antífona de la comunión Ustedes son los que han perseverado conmigo en mis pruebas, y yo les preparo un Reino, dice el Señor, para que en él coman y beban en mi mesa. Aleluya (Lc 22,28-30). 9. Oración después de la comunión Te rogamos, Señor, que esta Eucaristía que dio fortaleza a tus mártires para soportar los tormentos, nos ayude, en medio de las dificultades, a permanecer firmes en la fe y en el amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Cómo te enfrentas con el dolor, cuando te visita en la vida?

Carlos Lwanga y compañeros mártires


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de Junio - Sábado, Feria o Memoria de Santa María en sábado

Color litúrgico: Blanco Le explicaron con exactitud el Camino del Señor Lucas empieza los viajes de la tercera misión de Pablo. No se habla de ningún acompañante. Transcurre entre los años 54 a 58 d. C. El centro de apostolado de Pablo durante la tercera misión será Éfeso. Lucas nos ofrece el relato de la presencia de Apolo en Éfeso, que contiene una serie de datos interesantes. Empecemos por decir, que todos los actores son laicos. Apolo es judío, natural de Alejandría, versado en las Escrituras y buen orador. De nuevo nos encontramos con Priscila y Áquila, que hemos conocido en Corinto. Es un matrimonio de judíos laicos. Este orador fervoroso, Apolo, sólo había recibido el bautismo de Juan, pero había sido instruido en el Camino del Señor. A los discípulos se los conocía como los seguidores del Camino. Se ve que no todo estaba muy en orden, pues intervinieron Priscila y Áquila, para explicarle con más exactitud lo referente al Camino. Lo cual revela que estos dos laicos conocían bien todo lo relativo a la Buena Noticia de Jesús. Apolo se traslada a Acaya. Con el conocimiento que tenía de las Escrituras y las lecciones recibidas del matrimonio Priscila-Áquila, realizó una gran labor, “refutando vigorosamente en público a los judíos” (He 18,28). En nuestras comunidades necesitamos laicos como éstos, bien formados en las Escrituras y en el Camino de Jesús, que llenos de fervor, anuncien vigorosamente la Buena Noticia. Les hablaré claramente del Padre En el discurso de la cena hay temas sobre los que Jesús vuelve una y otra vez. Uno de ellos es el del Padre. Empezó revelándoles, a petición de Felipe, quién es el Padre: “Quien me ve a mí ha visto al Padre” (Jn 14,9). Ahora les hace otra revelación: “El Padre mismo los ama, porque ustedes me han amado y han creído que me ha enviado” (Jn 16,27). Jesús les enseña una nueva forma de orar: “Todo lo que pidan al Padre, en mi nombre se lo concederá” (Jn 16,23). Hasta este momento, los discípulos desconocían este tipo de oración, por eso no la habían practicado. Pidamos al Padre en nombre de Jesús y conseguiremos la alegría completa, porque concederá lo que le pidamos. La oración de los discípulos de Jesús tiene este recorrido: activada por el Espíritu, brota de la persona, pasa por Jesús, y llega hasta el Padre del cielo. Hacia el final del discurso de la cena, Jesús pasa de la parábola al lenguaje directo: “Les hablaré claramente del Padre, sin utilizar parábolas” (Jn 16,25). Los discípulos también pronuncian su confesión de fe con claridad: “Creemos que vienes de Dios”. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Los discípulos perseveraban en la oración con un mismo espíritu en compañía de María, la Madre de Jesús. Aleluya (He 1,14). 2. Oración colecta Dios nuestro, que con la resurrección de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo, has alegrado al mundo, concédenos, por la intercesión de su Madre, la


4 de Junio - Sábado, Feria o Memoria de Santa María en sábado

Virgen María, obtener los gozos de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (He 18,23-28)

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, después de haber estado en Antioquía algún tiempo, emprendió Pablo otro viaje y recorrió Galacia y Frigia, confirmando en la fe a los discípulos. Un judío, natural de Alejandría, llamado Apolo, hombre elocuente y muy versado en las Escrituras, había ido a Éfeso. Aquel hombre estaba instruido en la doctrina del Señor, y siendo de ferviente espíritu, disertaba y enseñaba con exactitud lo concerniente a Jesús, aunque no conocía más que el bautismo de Juan. Apolo comenzó a hablar valientemente en la sinagoga. Cuando lo oyeron Priscila y Aquila, lo tomaron por su cuenta y le explicaron con mayor exactitud la doctrina del Señor. Como él deseaba pasar a Grecia, los hermanos lo animaron y escribieron a los discípulos de allá para que lo recibieran bien. Cuando llegó, contribuyó mucho, con la ayuda de la gracia, al provecho de los creyentes, pues refutaba vigorosamente en público a los judíos, demostrando, por medio de las Escrituras, que Jesús era el Mesías. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Dios es el rey del universo. Aleluya. L Aplaudan, pueblos todos; aclamen al Señor, de gozo llenos, que el Señor, el Altísimo, es terrible y de toda la tierra, rey supremo /R

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L Porque Dios es el rey del universo, cantemos el mejor de nuestros cantos. Reina Dios sobre todas las naciones desde su trono santo /R L Los jefes de los pueblos se han reunido con el pueblo de Dios, Dios de Abraham, porque de Dios son los grandes de la tierra. Por encima de todo Dios está /R (Sal 46). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Salí del Padre y vine al mundo, ahora dejo el mundo y vuelvo al Padre, dice el Señor. R Aleluya (Jn 16,28). 6. Evangelio (Jn 16,23-28)

Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro: cuanto pidan al Padre en mi nombre, se lo concederá. Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre. Pidan y recibirán, para que su alegría sea completa. Les he dicho estas cosas en parábolas; pero se acerca la hora en que ya no les hablaré en parábolas sino que les hablaré del Padre abiertamente. En aquel día pedirán en mi nombre, y no les digo que rogaré por ustedes al Padre, pues el Padre mismo los ama, porque ustedes me han amado y han creído que salí del Padre. Yo salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo el mundo y vuelvo al Padre”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Al celebrar esta conmemoración de la santísima Virgen María, te presentamos, Señor, nuestras ofrendas y te pedimos que tu Hijo, Jesucristo, que se ofreció a ti en la cruz como


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5 de Junio - Domingo, Solemnidad de la Ascensión del Señor /A

ofrenda inmaculada, venga siempre en nuestra ayuda. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Alégrate, Virgen Madre, porque Cristo ha resucitado del sepulcro. Aleluya 9. Oración después de la comunión Confírmanos, Señor, en la fe de estos misterios que hemos celebrado, para que quienes confesamos como verdadero Dios y verdadero hombre

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al Hijo de la Virgen María, merezcamos llegar a las alegrías eternas en virtud de su resurrección salvadora. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Oras al Padre, poniendo a Jesús por mediador?

de Junio - Domingo, Solemnidad de la Ascensión del Señor /A

Liturgia de las Horas: Propia - Color litúrgico: Blanco - Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, pág. 24 RECIBIRÁN LA FUERZA DEL ESPÍRITU SANTO Jesús resucitado asciende a su gloria Entre los escritores del nuevo testamento, Lucas es el único autor que establece un espacio de tiempo entre la resurrección de Jesús y su ascensión a los cielos. Lo fija en cuarenta días, número de gran significación bíblica. Lucas concluye el evangelio, que es su primera obra, con una información cuasi telegráfica de la ascensión de Jesús: “Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue elevado al cielo” (Lc 24,51). Al comienzo de la segunda, los Hechos de los Apóstoles, repite la misma escena. En esta ocasión, crea una escenificación para presentar en forma cuasi visual la ascensión de Jesús. En ambas obras Lucas recoge el sentir de los discípulos, que están convencidos de que Jesús, después de su muerte es elevado a la gloria, como Señor resucitado. Como resucitado y exaltado a la gloria, Jesús no estará completamente ausente. Sigue presente entre los discípulos por medio de su Espíritu. En el momento de partir, Jesús señala a los discípulos su principal tarea: “Serán testigos míos en Jerusalén, Judea, Samaria y hasta el confín del mundo” (He 1,8). Tendrán al Espíritu Santo como animador, como impulsor y acompañante. El último encuentro de Jesús con los discípulos La presencia de Jesús resucitado en medio de los suyos termina con su ascensión al cielo. Es ahora cuando empieza la gran tarea que Jesús confía a los discípulos. Jesús los había convocado a un encuentro con él en Galilea (Mt 28,10). Hay quien asocia este monte del encuentro con el de las bienaventuranzas, donde Jesús enseñaba con autoridad, donde reveló la novedad de la Buena Noticia en relación con la ley antigua. Existe un segundo monte, donde Jesús se manifestó a los discípulos con toda su gloria (Mt 17,1-9). En este tercer monte, se juntan elementos de los dos primeros: La gloria del Jesús resucitado, y el mandato


5 de Junio - Domingo, Solemnidad de la Ascensión del Señor /A

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de enseñar a guardar todo lo que les ha enseñado. Ante la manifestación de Jesús resucitado, Mateo señala dos reacciones en los discípulos. En un primer momento titubean. No se lo acaban de creer. A continuación, se rinden ante él como su Señor resucitado; tal es el significado del gesto de postrarse ante él. Equivale a una confesión de fe. Unos discípulos que dudan o titubean no son aptos para realizar la misión que Jesús les va a encomendar. Jesús envía a los discípulos a proclamar la Buena Noticia La última reunión de Jesús con los discípulos en el monte es un encuentro de envío. Más que llamar la atención sobre la ascensión de Jesús, que no se menciona, Mateo se centra en la misión y en la presencia de Jesús entre los discípulos después de su partida. Jesús adopta una actitud solemne: “Se me ha concedido plena autoridad en el cielo y Dijo Jesús: “Me ha sido dada toda en la tierra” (Mt 28,18). Esta proclamación autoridad en el cielo y en la tierra” forma parte de la fe pascual. Lo que Jesús (Cfr. Mt 28,18) encomienda a los discípulos es de gran transcendencia. De la actitud que ellos adopten, depende el futuro de su presencia en el mundo, y el alcance de la obra de salvación que vino a realizar. Con su autoridad de enviado de Dios y de Señor resucitado de entre los muertos, Jesús realiza el envío de los discípulos. En el primer envío que hizo les dijo: “No se dirijan a países paganos…; vayan más bien a la ovejas descarriadas de la casa de Israel” (Mt 10,5-6). Ahora no señala fronteras: “Hagan discípulos de todos los pueblos” (Mt 28,19). Mateo añade la fórmula utilizada en la comunidad con aquellos que acogían la Buena Noticia: “Bautícenlos consagrándolos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo” (Mt 28,19). Lucas pone el acento en el testimonio, al referirse a la misión que Jesús confía a los discípulos. Mateo se fija en la proclamación. Testimonio y proclamación son las dos formas más significativas que adoptaron los discípulos, para cumplir la misión que les encomendó Jesús. El envío de Jesús permanece vivo Las palabras de Jesús que hemos escuchado, las dirigía al reducido grupo de discípulos de los comienzos. Ahora nos las dirige a los discípulos de hoy. El envío de Jesús con autoridad es para usted. No mire para quien se encuentra a su lado. Es necesario asumirlo con la decisión y la valentía con que lo hicieron los primeros discípulos. Para cumplir la misión, Jesús prometió estar con toda persona que asuma su mandato. Es como un reto que tenemos por delante. No estamos solos: “Yo estaré con ustedes hasta que se consuma el mundo”. (Mt 28,20). A esta promesa Jesús añade otra: “Recibirán la fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos” (He 1,8). Sólo queda ponerse en camino. Marcos concluye: “Ellos salieron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba sus palabras con los signos que los acompañaban” (Mc 16,20). P. Antonio Danoz, redentorista


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“Verdad, anuncio y autenticidad de vida en la era digital”

Queridos Hermanos y Hermanas, Con ocasión de la XLV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, deseo compartir algunas reflexiones, motivadas por un fenómeno característico de nuestro tiempo: la propagación de la comunicación a través de internet. Se extiende cada vez más la opinión de que, así como la revolución industrial produjo un cambio profundo en la sociedad, por las novedades introducidas en el ciclo productivo y en la vida de los trabajadores, la amplia transformación en el campo de las comunicaciones dirige las grandes mutaciones culturales y sociales de hoy. Las nuevas tecnologías no modifican sólo el modo de comunicar, sino la comunicación en sí misma, por lo que se puede afirmar que nos encontramos ante una vasta transformación cultural. Junto a ese modo de difundir información y conocimientos, nace un nuevo modo de aprender y de pensar, así como nuevas oportunidades para establecer relaciones y construir lazos de comunión. Las nuevas tecnologías permiten a las personas encontrarse más allá de las fronteras del espacio y de las propias culturas, inaugurando así un mundo nuevo de amistades potenciales. Ésta es una gran oportunidad, pero supone también prestar una mayor atención y una toma de conciencia sobre los posibles riesgos. ¿Quién es mi “prójimo” en este nuevo mundo? ¿Existe el peligro de estar menos presentes con quien encontramos en nuestra vida cotidiana ordinaria? ¿Tenemos el peligro de caer en la dispersión, dado que nuestra atención está fragmentada y absorta en un mundo “diferente” al que vivimos? ¿Dedicamos tiempo a reflexionar críticamente sobre nuestras decisiones y a alimentar relaciones humanas que sean realmente profundas y duraderas? Es importante recordar siempre que el contacto virtual no puede y no debe sustituir el contacto humano directo, en todos los aspectos de nuestra vida. También en la era digital, cada uno siente la necesidad de ser una persona auténtica y reflexiva. Además, las redes sociales muestran que uno está siempre implicado en aquello que comunica. Cuando se intercambian informaciones, las personas se comparten a sí mismas, su visión del mundo, sus esperanzas, sus ideales. Por eso, puede decirse que existe un estilo cristiano de presencia también en el mundo digital, caracterizado por una comunicación franca y abierta, responsable y respetuosa del otro. Comunicar el Evangelio a través de los nuevos medios significa no sólo poner contenidos abiertamente religiosos en las plataformas de los diversos medios, sino también dar testimonio coherente en el propio perfil digital y en el modo de comunicar preferencias, opciones y juicios que sean profundamente concordes con el Evangelio, incluso cuando no se hable explícitamente de él. Asimismo, tampoco se puede anunciar un mensaje en el mundo digital sin el testimonio coherente de quien lo anuncia. En los nuevos contextos y con las nuevas formas de expresión, el cristiano está llamado de nuevo a responder a quien le pida razón de su esperanza (cf. 1 P 3,15).


El compromiso de ser testigos del Evangelio en la era digital exige a25 todos el estar muy atentos con respecto a los aspectos de ese mensaje que puedan contrastar con algunas lógicas típicas de la red. Hemos de tomar conciencia sobre todo de que el valor de la verdad que deseamos compartir no se basa en la “popularidad” o la cantidad de atención que provoca. Debemos darla a conocer en su integridad, más que intentar hacerla aceptable, quizá desvirtuándola. Debe transformarse en alimento cotidiano y no en atracción de un momento. La verdad del Evangelio no puede ser objeto de consumo ni de disfrute superficial, sino un don que pide una respuesta libre. Esa verdad, incluso cuando se proclama en el espacio virtual de la red, está llamada siempre a encarnarse en el mundo real y en relación con los rostros concretos de los hermanos y hermanas con quienes compartimos la vida cotidiana. Por eso, siguen siendo fundamentales las relaciones humanas directas en la transmisión de la fe. Con todo, deseo invitar a los cristianos a unirse con confianza y creatividad responsable a la red de relaciones que la era digital ha hecho posible, no simplemente para satisfacer el deseo de estar presentes, sino porque esta red es parte integrante de la vida humana. La red está contribuyendo al desarrollo de nuevas y más complejas formas de conciencia intelectual y espiritual, de comprensión común. También en este campo estamos llamados a anunciar nuestra fe en Cristo, que es Dios, el Salvador del hombre y de la historia, Aquél en quien todas las cosas alcanzan su plenitud (cf. Ef 1, 10). La proclamación del Evangelio supone una forma de comunicación respetuosa y discreta, que incita el corazón y mueve la conciencia; una forma que evoca el estilo de Jesús resucitado cuando se hizo compañero de camino de los discípulos de Emaús (cf. Lc 24, 13-35), a quienes mediante su cercanía condujo gradualmente a la comprensión del misterio, dialogando con ellos, tratando con delicadeza que manifestaran lo que tenían en el corazón. La Verdad, que es Cristo, es en definitiva la respuesta plena y auténtica a ese deseo humano de relación, de comunión y de sentido, que se manifiesta también en la participación masiva en las diversas redes sociales. Los creyentes, dando testimonio de sus más profundas convicciones, ofrecen una valiosa aportación, para que la red no sea un instrumento que reduce las personas a categorías, que intenta manipularlas emotivamente o que permite a los poderosos monopolizar las opiniones de los demás. Por el contrario, los creyentes animan a todos a mantener vivas las cuestiones eternas sobre el hombre, que atestiguan su deseo de trascendencia y la nostalgia por formas de vida auténticas, dignas de ser vividas. Esta tensión espiritual típicamente humana es precisamente la que fundamenta nuestra sed de verdad y de comunión, que nos empuja a comunicarnos con integridad y honradez. Invito sobre todo a los jóvenes a hacer buen uso de su presencia en el espacio digital. Les reitero nuestra cita en la próxima Jornada Mundial de la Juventud, en Madrid, cuya preparación debe mucho a las ventajas


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de las nuevas tecnologías. Para quienes trabajan en la comunicación, pido a Dios, por intercesión de su Patrón, san Francisco de Sales, la capacidad de ejercer su labor conscientemente y con escrupulosa profesionalidad, a la vez que imparto a todos la Bendición Apostólica. Vaticano, 24 de enero 2011, Fiesta de San Francisco de Sales. BENEDICTUS PP. XVI 1. Antífona de entrada Hombres de Galilea, ¿qué hacen allí parados mirando al cielo? Ese mismo Jesús, que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto marcharse. Aleluya (He 1,11). 2. Oración colecta Llena, Señor, nuestro corazón de gratitud y de alegría por la gloriosa ascensión de tu Hijo, ya que su triunfo es también nuestra victoria, pues a donde llegó él, nuestra cabeza, tenemos la esperanza cierta de llegar nosotros, que somos su cuerpo. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (He 1,1-11)

Lectura del libro de los Hechos de loa Apóstoles En mi primer libro, querido Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús hizo y enseñó, hasta el día en que ascendió al cielo, después de dar sus instrucciones, por medio del Espíritu Santo, a los apóstoles que había elegido. A ellos se les apareció después de la pasión les dio numerosas pruebas de que estaba vivo y durante cuarenta días se dejó ver por ellos y les habló del Reino de Dios. Un día, estando con ellos a la mesa, les mandó: “No se alejen de Jerusalén. Aguarden aquí a que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que ya les he hablado: Juan bautizó con agua; dentro de pocos

días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo”. Los ahí reunidos le preguntaban: “Señor, ¿ahora sí vas a restablecer la soberanía de Israel?” Jesús les contestó: “A ustedes no les toca conocer el tiempo y la hora que el Padre ha determinado con su autoridad; pero cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, los llenará de fortaleza y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los últimos rincones de la tierra”. Dicho esto, se fue elevando a la vista de ellos, hasta que una nube lo ocultó a sus ojos. Mientras miraban fijamente al cielo, viéndolo alejarse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: “Galileos, ¿qué hacen allí parados, mirando al cielo? Ese mismo Jesús que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto alejarse”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor 4. Salmo responsorial R Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya. L Aplaudan, pueblos todos; aclamen al Señor, de gozo llenos; que el Señor, el Altísimo, es terrible y de toda la tierra, rey supremo /R L Entre voces de júbilo y trompetas, Dios, el Señor, asciende hasta su trono. Cantemos en honor de nuestro Dios, al rey honremos y cantemos todos /R


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L Porque Dios es el rey del universo, cantemos el mejor de nuestros cantos. Reina Dios sobre todas las naciones desde su trono santo /R (Sal 46).

5. 2ª Lectura (Ef 1,17-23)

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los efesios Hermanos: Pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, que les conceda espíritu de sabiduría y de reflexión para conocerlo. Le pido que les ilumine la mente para que comprendan cuál es la esperanza que les da su llamamiento, cuán gloriosa y rica es la herencia que Dios da a los que son suyos y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros, los que confiamos en él, por la eficacia de su fuerza poderosa. Con esta fuerza resucitó a Cristo de entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, por encima de todos los ángeles, principados, potestades, virtudes y dominaciones, y por encima de cualquier persona, no sólo del mundo actual sino también del futuro. Todo lo puso bajo sus pies y a él mismo lo constituyó cabeza suprema de la Iglesia, que es su cuerpo, y la plenitud del que lo consuma todo en todo. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Vayan y enseñen a todas las naciones, dice el Señor, y sepan que yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo. R Aleluya (Mt 28,19.20).

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7. Evangelio (Mt 28,16-20)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban. Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 8. Oración de los fieles S Las palabras de Jesús: “Vayan y anuncien el Evangelio” se dirigen hoy a nosotros. Oremos, para cumplirlas con generosidad y valentía. A Danos, Señor, tu Espíritu para cumplir nuestra misión.


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L Toda la Iglesia es hoy responsable del anuncio del Evangelio. Para que hagamos llegar la Buena Noticia de Jesús a gentes de todos los pueblos y culturas a través de los medios de comunicación: Oremos al Señor. A Danos, Señor, tu Espíritu para cumplir nuestra misión. L El Evangelio está llamado a renovar las instituciones culturales, sociales, económicas y políticas del mundo. Para que ricos y pobres lo reciban como una Buena Noticia: Oremos al Señor. A Danos, Señor, tu Espíritu para cumplir nuestra misión. L El mundo está necesitado de testigos generosos y honestos del Evangelio. Para todos los discípulos de Jesús seamos fermento de justicia y honestidad en la vida y en los negocios: Oremos al Señor. A Danos, Señor, tu Espíritu para cumplir nuestra misión. (Intenciones libres) S Envíanos, Señor, el Espíritu Santo que nos has prometido, para que renovemos la faz de nuestro mundo, manchada por la insolidaridad y por la injusticia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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9. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, este sacrificio que vamos a ofrecerte en acción de gracias por la Ascensión de tu Hijo, y concédenos que esta Eucaristía eleve nuestro espíritu a los bienes del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. 10. Antífona de la comunión Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo. Aleluya (Mt 28,20).

11. Oración después de la comunión Dios todopoderoso, que ya desde este mundo nos haces participar de tu vida divina, aviva en nosotros el deseo de la patria eterna, donde nos aguarda Cristo, Hijo tuyo y hermano nuestro. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Te acercas a Jesús para recibir la fuerza del Espíritu y para ser su testigo?

de Junio - Lunes, Feria o Memoria de San Norberto, Obispo

Liturgia de las Horas: 3ª Semana del Salterio - Color litúrgico: Blanco Les impuso las manos y recibieron el Espíritu Santo Lucas presenta a Pablo en Éfeso dedicado a su labor de evangelización. En Éfeso transcurre uno de los períodos más largos de su vida misionera. Permanece en la ciudad dos años y tres meses. Pablo se encontró en la ciudad con la existencia de un movimiento de simpatizantes de Juan Bautista. Después de escuchar el anuncio de Jesús que les hace Pablo, se bautizaron invocando el nombre de Jesús. El apóstol les impuso las manos y vino sobre ellos el Espíritu Santo.


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Durante los tres primeros meses, Pablo se dedica a anunciar la Buena Noticia a los judíos, asistiendo los sábados a la sinagoga. Ante el endurecimiento de los judíos y su difamación del Camino, que representaba a los seguidores de Jesús, el apóstol tomó una decisión importante. Dejó la sinagoga y se fue con los discípulos a la escuela de un señor particular de nombre Tirano. En su afán de informar sobre los avances del mensaje de Jesús, Lucas no duda en afirmar de forma un tanto exagerada: durante dos años “todos los habitantes de Asia, judíos y griegos, escucharon la Palabra del Señor” (He 19,10). De lo que no se puede dudar es que Pablo no se detiene ante ningún obstáculo, cuando se trata de anunciar la Palabra de Dios. Creemos que vienes de Dios Antes de la larga oración de Jesús, que pone fin al discurso de la cena, encontramos una doble confesión de los discípulos. Durante el discurso, los discípulos andaban un tanto perdidos. Hicieron varias preguntas, pero el lenguaje parabólico de Jesús no despejaba todas las dudas. Jesús les dijo: “Ahora les hablaré claramente del Padre”: Añadió: “Salí del Padre y he venido al mundo; ahora dejo el mundo y vuelvo al Padre” (Jn 16,25.28). Ante estas palabras de Jesús, los discípulos hacen la primera confesión: “Ahora sí que hablas claramente… Sabemos que lo sabes todo” (Jn 16,30). Segunda confesión: “Sabemos que vienes de Dios” (Jn 16,30). Habría que pensar, que el autor del evangelio ha conseguido su objetivo. En la primera conclusión del mismo evangelio revela su propósito. Escribió para que “crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo tengan vida por medio de él” (Jn 20,31). Estas palabras están dirigidas a los discípulos de todos los tiempos, también a los lectores de hoy. El santo de hoy: S. Norberto (1080-1134) Nace en Renania y muere en Colonia (Alemania). Descendía de una familia noble. Descolló por su inteligencia en los estudios. Durante una fuerte tempestad se cayó del caballo. Este hecho hizo cambiar radicalmente el rumbo de su vida. Fue ordenado presbítero. En un lugar llamado Premontré funda el primer monasterio de la orden de los Premontratenses, dedicada a la soledad y a la oración. Fue nombrado obispo de Magdeburgo, cargo que en nada hizo cambiar su vida austera. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Cuidaré de mis ovejas, dice el Señor, y les buscaré un pastor que las apaciente, y yo, el Señor, seré su Dios. Aleluya (Ez 34,11.23-24). 2. Oración colecta Dios nuestro, que quisiste renovar a tu Iglesia por medio de la predicación y el celo pastoral del obispo san Norberto, concede al pueblo cristiano pastores ejemplares que lo conduzcan a la salvación eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

3. 1ª Lectura (He 19,1-8)

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo atravesó las regiones altas de Galacia y Frigia y bajó a Éfeso. Encontró allí a unos discípulos y les preguntó: “¿Han recibido al Espíritu Santo, cuando abrazaron la fe?” Ellos respondieron: “Ni siquiera hemos oído decir que exista el Espíritu Santo”. Pablo replicó: “Entonces, ¿qué bautismo


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han recibido?” Ellos respondieron: “El bautismo de Juan”. Pablo les dijo: “Juan bautizó con un bautismo de arrepentimiento, pero advirtiendo al pueblo que debían creer en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús”. Al oír esto, los discípulos fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús, y cuando Pablo les impuso las manos, descendió el Espíritu Santo y comenzaron a hablar lenguas desconocidas y a profetizar. Eran en total unos doce hombres. Durante los tres meses siguientes, Pablo frecuentó la sinagoga y habló con toda libertad, disputando acerca del Reino de Dios y tratando de convencerlos. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Cantemos a Dios un canto de alabanza. Aleluya. L Cuando el Señor actúa sus enemigos se dispersan y huyen ante su faz los que lo odian; cual se disipa el humo, se disipan; como la cera se derrite al fuego, así ante Dios perecen los malvados /R L Ante el Señor, su Dios, gocen los justos y salten de alegría. Entonen alabanzas a su nombre. En honor del Señor toquen la cítara /R L Porque el Señor, desde su templo santo, a huérfanos y viudas da su auxilio; él fue quien dio a los desvalidos casa, libertad y riqueza a los cautivos /R (Sal 67). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Si han resucitado con Cristo, busquen las cosas del cielo, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios. R Aleluya (Col 3,1).

6. Evangelio (Jn 16,29-33)

Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, los discípulos le dijeron a Jesús: “Ahora sí nos estás hablando claro y no en parábolas. Ahora sí estamos convencidos de que lo sabes todo y no necesitas que nadie te pregunte. Por eso creemos que has venido de Dios”. Les contestó Jesús: “¿De veras creen? Pues miren que viene la hora, más aún, ya llegó, en que se van a dispersar cada uno por su lado y me dejarán solo. Sin embargo, no estaré solo, porque el Padre está conmigo. Les he dicho estas cosas, para que tengan paz en mí. En el mundo tendrán tribulaciones; pero tengan valor, porque yo he vencido al mundo”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración antes de las ofrendas Mira, Señor, con bondad las ofrendas que te presentamos, en la fiesta del obispo san Norberto para que nos obtengan tu perdón y glorifiquen así tu santo nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión No son ustedes los que me han elegido, dice el Señor, soy yo quien los ha elegido, para que vayan y den fruto y ese fruto perdure. Aleluya (Jn 15,16).

9. Oración después de la comunión Reanimados por este sacramento, te pedimos, Señor que, a ejemplo de san Norberto, nos esforcemos en dar testimonio de la fe que él tuvo y en llevar a la práctica sus enseñanzas. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: Al contemplar tu vida ¿puedes confesar que crees en Jesús?

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Color litúrgico: Blanco El Espíritu Santo me asegura que me esperan cadenas Pablo se había fijado estar en Jerusalén para la fiesta de Pentecostés. A su paso por Éfeso convocó a los presbíteros responsables de la ciudad y zonas cercanas. Lucas pone en boca de Pablo el que es seguramente el discurso más importante de su tercer viaje misionero. Éste es el único discurso de los Hechos dirigido únicamente a cristianos y, más concretamente a responsables de comunidades. Pablo todavía no está cerca de la muerte, pero el discurso tiene todas las características de un testamento. Sobre bases históricas que existían en las comunidades fundadas por Pablo, Lucas elabora la trayectoria apostólica del apóstol, proyecta su mirada sobre el futuro que le espera. En la primera parte hace una evaluación de la misión en Asia. Pablo puede presumir de haber servido al Señor con lágrimas, superando las pruebas e intrigas de los judíos. Inculcó la fe y la conversión a judíos y paganos, en público y en privado. El camino hacia Jerusalén está sembrado de incertidumbres. Sólo sabe una cosa: “El Espíritu me asegura que me esperan cadenas y persecuciones” (He 20,23). Lo que en esta hora le interesa es completar la misión que le confió el Señor: “Anunciar la Buena Noticia de la gracia de Dios” (He 20,24). Padre, dame ahora la gloria que tenía junto a ti El final del discurso de la cena pertenece al género literario de discurso de despedida, que encontramos en otros lugares de la Biblia. El evangelista lo presenta en forma de oración dirigida por Jesús al Padre. Es una oración como en medio camino, entre este mundo que está a punto de abandonar y la gloria junto al Padre, que muy pronto compartirá con él. El tono de la oración revela la intimidad de Jesús con el Padre. Transcurre como una conversación presidida por el amor filial. La hace Jesús en presencia de los discípulos. Para ellos se convierte en una revelación. La misión de Jesús ha consistido en dar a conocer al Padre como el único Dios verdadero y a Jesús como su enviado. Esta preocupación se dirigió, en primer lugar, a los discípulos. Ahora ya comprendieron realmente y han creído, que Jesús es el enviado de Dios. Los discípulos tendrán la oportunidad de conocer la gloria que le corresponde como Hijo de Dios. Hay autores que han llamado a esta última sección del evangelio: Libro de la gloria. Precisamente ésta es la primera petición que Jesús dirige al Padre: “Padre, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te dé gloria”. P. Antonio Danoz, redentorista


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1. Antífona de entrada Yo soy el primero y el último, dice el Señor, yo soy el que vive; estuve muerto, pero ahora estoy vivo para siempre. Aleluya (Ap 1,17-18). 2. Oración colecta Dios omnipotente y misericordioso envíanos al Espíritu Santo para que habite en nosotros y nos transforme en templos de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (He 20,17-27)

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, hallándose Pablo en Mileto, mandó llamar a los presbíteros de la comunidad cristiana de Éfeso. Cuando se presentaron, les dijo: “Bien saben cómo me he comportado entre ustedes, desde el primer día en que puse el pie en Asia: he servido al Señor con toda humildad, en medio de penas y tribulaciones, que han venido sobre mí por las asechanzas de los judíos. También saben que no he escatimado nada que fuera útil para anunciarles el Evangelio, para enseñarles públicamente y en las casas, y para exhortar con todo empeño a judíos y griegos a que se arrepientan delante de Dios y crean en nuestro Señor Jesucristo. Ahora me dirijo a Jerusalén, encadenado en el espíritu, sin saber qué sucederá allá. Sólo sé que el Espíritu Santo en cada ciudad me anuncia que me aguardan cárceles y tribulaciones. Pero la vida, para mí, no vale nada. Lo que me importa es llegar al fin de mi carrera y cumplir el encargo que recibí del Señor Jesús: anunciar el Evangelio de la gracia de Dios. Por lo pronto sé que ninguno de ustedes, a quienes he predicado

el Reino de Dios, volverá a verme. Por eso declaro hoy que no soy responsable de la suerte de nadie, porque no les he ocultado nada y les he revelado en su totalidad el plan de Dios”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Reyes de la tierra, canten al Señor. Aleluya. L A tu pueblo extenuado diste fuerzas, nos colmaste, Señor, de tus favores y habitó tu rebaño en esta tierra, que tu amor preparó para los pobres /R L Bendito sea el Señor, día tras día, que nos lleve en sus alas y nos salve. Nuestro Dios es un Dios de salvación porque puede librarnos de la muerte /R (Sal 67). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Yo le pediré al Padre, y él dará otro Consolador, que se quedará para siempre con ustedes, dice el Señor. R Aleluya (Jn 14,16).

6. Evangelio (Jn 17,1-11)

Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo también te glorifique, y por el poder que le diste sobre toda la humanidad, dé la vida eterna a cuantos le has confiado. La vida eterna consiste en que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado. Yo te he glorificado sobre la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste. Ahora, Padre, glo-


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rifícame en ti con la gloria que tenía, antes de que el mundo existiera. He manifestado tu nombre a los hombres que tú tomaste del mundo y me diste. Eran tuyos y tú me los diste. Ellos han cumplido tu palabra y ahora conocen que todo lo que me has dado viene de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste; ellos las han recibido y ahora reconocen que yo salí de ti y creen que tú me has enviado. Te pido por ellos; no te pido por el mundo, sino por éstos, que tú me diste, porque son tuyos. Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío. Yo he sido glorificado en ellos. Ya no estaré más en el mundo, pues voy a ti; pero ellos se quedan en el mundo”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, nuestras ofrendas y concédenos que esta Eucaristía nos

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ayude a conseguir la gloria del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión El Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, dice el Señor, les instruirá en todo y les recordará lo que yo les he dicho. Aleluya (Jn 14,26). 9. Oración después de la comunión Te suplicamos, Señor, que esta Eucaristía que tu Hijo nos mandó celebrar en memoria suya y en la cual hemos participado, nos una cada vez más con el vínculo de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿En qué se parece tu oración a la oración de Jesús?

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Color litúrgico: Blanco Los encomiendo al Señor y al mensaje de su gracia Por medio de Pablo, Lucas trae al primer plano al verdadero protagonista del libro de los Hechos: El Espíritu Santo. Se dirige a Jerusalén encadenado por el Espíritu; el Espíritu es quien le asegura las cadenas y las persecuciones; el Espíritu es quien encomendó las comunidades a los presbíteros, como pastores de la Iglesia de Dios. A Pablo le preocupa lo que acontecerá después de su partida. Anuncia la presencia de lobos rapaces y de pastores irresponsables que no respetarán a los discípulos. Incluso los desviarán por caminos extraviados. Aquí presenta Lucas al Pablo sensible y tierno hasta las lágrimas; empeñado en el trabajo diario por atender a los fieles. Para que continúen con garantías la labor iniciada por el apóstol, encomienda al Señor y a su gracia a los dirigentes. Él tiene poder para hacerlos crecer. En la despedida recuerda una de las preocupaciones que le han acompañado durante toda su misión: atender


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con el trabajo de sus manos las necesidades suyas y de sus compañeros. El trabajo le servía para ayudar a los débiles y para evitar la más mínima sospecha de negociar con la Palabra de Dios. Recuerda un dicho del Señor que sólo se menciona aquí: Más vale dar que recibir. Padre, cuida en tu nombre a los que me diste Jesús vuelve la mirada hacia los discípulos. Dios se los ha confiado. Mientras estuvo con ellos los ha cuidado con cariño. Pero ha llegado la hora de partir, y los discípulos quedan en el mundo, expuestos a toda clase de peligros. El mundo los odia porque no pertenecen al mundo, como tampoco Jesús pertenece al mundo. Lo han odiado y lo condenaron a morir crucificado. A pesar de todos los riesgos que ha de correr, Jesús quiere que sus discípulos estemos en el mundo. Es aquí donde tenemos que dar testimonio de él. Sí necesitamos que Dios nos libre del maligno, que acecha por todas partes a todos los discípulos del Señor. La expresión conságralos equivale a santifícalos. La petición de Jesús es ésta: “santifícalos” verdaderamente, como consagró a Jesús cuando lo mandó al mundo (Jn 10,36). Esta consagración está ordenada a la misión que tienen que realizar en el mundo. Los sacerdotes y los profetas son consagrados en orden a cumplir su tarea. Los discípulos han acogido la Palabra de Dios que es verdad. Esta Palabra de verdad es la que tenemos que anunciar. La consagración que recibieron los discípulos la hemos recibido todos los bautizados. La misión que tenemos que realizar es la misma de los discípulos. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Pueblos todos, aplaudan y aclamen a Dios con clamores de júbilo. Aleluya (Sal 46,2). 2. Oración colecta Dios misericordioso concede a tu Iglesia, congregada por el Espíritu Santo, entregarse plenamente a ti y vivir siempre unida e el amor. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (He 20,28-38)

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, Pablo dijo a los presbíteros de la comunidad cristiana de Efeso: “Miren por ustedes mismos y por todo el rebaño, del que los constituyó pastores el Espíritu Santo, para apacentar a la Iglesia que Dios adquirió con la sangre de su Hijo. Yo sé que después de mi partida,

se introducirán entre ustedes lobos rapaces, que no tendrán piedad del rebaño y sé que, de entre ustedes mismos, surgirán hombres que predicarán doctrinas perversas y arrastrarán a los fieles detrás de sí. Por eso estén alerta. Acuérdense que durante tres años, ni de día ni de noche he dejado de aconsejar, con lágrimas en los ojos, a cada uno de ustedes. Ahora los encomiendo a Dios y a su palabra salvadora, la cual tiene fuerza para que todos los consagrados a Dios crezcan en el espíritu y alcancen la herencia prometida. Yo no he codiciado ni el oro ni la plata ni la ropa de nadie. Bien saben que cuanto he necesitado para mí y para mis compañeros, lo he ganado con mis manos. Siempre he mostrado que hay que trabajar así, para ayudar como se debe a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: ‘Hay más felicidad en dar que en recibir’”.


8 de Junio - Miércoles, Feria, VII Semana de Pascua

Dicho esto, se arrodilló para orar con todos ellos. Todos se pusieron a llorar y abrazaban y besaban a Pablo, afligidos, sobre todo, porque les había dicho que no lo volverían a ver. Y todos lo acompañaron hasta el barco. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Reyes de la tierra, canten al Señor. Aleluya. L Señor, despliega tu poder, reafirma lo que has hecho por nosotros, desde Jerusalén, desde tu templo, a donde vienen los reyes con sus dones /R L Cántenle al Señor, reyes de la tierra, denle gloria al Señor que recorre los cielos seculares, y que dice con voz como de trueno: “Glorifiquen a Dios” /R L Sobre Israel su majestad se extiende y su poder, sobre las nubes. Bendito sea nuestro Dios /R (Sal 67).

5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Tu palabra, Señor, es la verdad: santifícanos en la verdad. R Aleluya (Jn 17,17). 6. Evangelio (Jn 17,11-19)

Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me diste; yo velaba por ellos y ninguno de ellos se perdió, excepto el que tenía que perderse, para que se cumpliera la Escritura.

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Pero ahora voy a ti, y mientras estoy aún en el mundo, digo estas cosas para que mi gozo llegue a su plenitud en ellos. Yo les he entregado tu palabra y el mundo los odia, porque no son del mundo, como yo tampoco soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en la verdad. Tu palabra es la verdad. Así como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Yo me santifico a mí mismo por ellos, que también ellos sean santificados en la verdad”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, este sacrificio de alabanza que tú mismo nos has mandado celebrar, y dígnate, por este Eucaristía, santificarnos y darnos tu salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Cuando venga el Consolador que yo les enviaré, el Espíritu de verdad que procede del Padre, dará testimonio de mí, dice el Señor, y también ustedes darán testimonio. Aleluya (Jn 15,26-27). 9. Oración después de la comunión Señor, que esta comunión aumente en nosotros tu gracia, nos purifique de nuestros pecados y nos disponga mejor a recibir tu dones. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Son los criterios del mundo o los de Jesús los que te guían en la vida?


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de Junio - Jueves, Feria o Memoria de San Efrén, Diácono y Doctor de la Iglesia

Color litúrgico: Blanco Como diste testimonio en Jerusalén, lo darás en Roma Con motivo de la prisión de Pablo en Jerusalén y de su comparecencia ante el consejo, Lucas construye un relato en el que es más importante para él la interpretación, que la historicidad de los hechos. Existen detalles llamativos: es el oficial romano quien ordena la reunión del consejo; Pablo desconoce al sumo sacerdote; el apóstol aparece ante el consejo más como acusador que como acusado. En la defensa de Pablo, Lucas nos ofrece la estrategia del divide y vencerás. En la asamblea existían fariseos, que creen en la resurrección de los muertos, y saduceos que la niegan. Pablo se presenta como fariseo y defensor de la esperanza en la resurrección de los muertos. La estrategia le salió bien: saduceos y fariseos se enzarzan en una discusión sobre la resurrección, de la cual el beneficiado es Pablo. Para evitarse problemas, el representante del poder de Roma mandó sacar a Pablo. Lucas, que tiene como meta que Pablo llegue hasta Roma, se vale del recurso de la aparición para poner fin al relato. El apóstol había sido testigo de Jesús en Jerusalén. Dentro de poco tiempo lo será también en Roma, donde finaliza su misión. Que todos sean uno, como Jesús y el Padre son uno La última parte de la oración de Jesús se centra en los discípulos. Jesús amplía el campo. No se trata del grupo reducido que lo acompaña en la cena. Ora también por la inmensa muchedumbre de discípulos que creerán en él, por medio del anuncio de la Buena Noticia. Una cosa preocupa a Jesús: la unidad entre los que son y serán sus discípulos. La exigencia en este terreno es máxima: “que sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti” (Jn 17,21). Por tanto, el modelo de unidad en cualquiera de los sectores de la comunidad cristiana será siempre la unión del Padre y el Hijo. Cerrando el círculo diremos: La unidad del Padre y el Hijo, cuyo agente activo es el Espíritu Santo. También en las comunidades, el Espíritu Santo es el gran creador de unidad. Esta unidad tiene una proyección hacia afuera de la comunidad. La unidad de los discípulos ha de ser un agente activo de conocimiento y de conversión: “para que el mundo conozca que tú me enviaste y los amaste como a mí” (Jn 17,21). Jesús añade una petición que revela uno de sus grandes deseos. Quiere que los discípulos estén con él en la gloria del Padre, que es donde Jesús está. El santo de la semana: S. Efrén, diácono y doctor Su fiesta se celebra el 9 de junio. San Efrén que, durante su vida alcanzó gran fama como maestro, orador, poeta comentarista y defensor de la fe, es el único de los Padres sirios a quien se honra como Doctor de la Iglesia Universal, desde 1920. En siria tanto los católicos como los separados de la Iglesia lo llaman “Arpa del Espíritu Santo” y todos han enriquecido sus liturgias con sus homilías y sus himnos. Poseía un inmenso conocimiento de las Sagradas Escrituras, así como de los misterios de Dios. A él le debemos la introducción de los cánticos sagrados en los oficios y servicios públicos de la Iglesia como una importante característica del culto y un medio de instrucción. El santo falleció el año 373. P. Antonio Danoz, redentorista


9 de Junio - Jueves, Memoria de San Efrén, Diácono y Doctor de la Iglesia

1. Antífona de entrada El Señor lo ha llenado del espíritu e inteligencia, ha abierto sus labios en medio de la asamblea y lo ha revestido de gloria. Aleluya (Sir 15,5).

2. Oración colecta Infunde, Señor, en nuestros corazones aquel espíritu de amor que inspiró al diácono san Efrén a cantar la belleza de tus misterios y a consagrar su vida a tu servicio. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura

(He 22,30;23,6-11)

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, el comandante, queriendo saber con exactitud de qué acusaban a Pablo los judíos, mandó que le quitaran las cadenas, convocó a los sumos sacerdotes y a todo el sanedrín, y llevando consigo a Pablo, lo hizo comparecer ante ellos. Como Pablo sabía que una parte del sanedrín era de saduceos y otra de fariseos, exclamó: “Hermanos: Yo soy fariseo, hijo de fariseos, y me quieren juzgar porque espero la resurrección de los muertos”. Apenas dijo esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos, que ocasionó la división de la asamblea. (Porque los saduceos niegan la otra vida, sea de ángeles o de espíritus resucitados; mientras que los fariseos admiten ambas cosas). Estalló luego una terrible gritería y algunos escribas del partido de los fariseos, se pusieron de pie y declararon enérgicamente: “Nosotros no encontramos ningún delito en este hombre. ¿Quién puede decirnos que no le ha hablado un espíritu o un ángel?”

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El alboroto llegó a tal grado, que el comandante, temiendo que hicieran pedazos a Pablo, mandó traer a la guarnición para sacarlo de allí y llevárselo al cuartel. En la noche siguiente se le apareció el Señor a Pablo y le dijo: “Ten ánimo, Pablo; porque así como en Jerusalén has dado testimonio de mí, así también tendrás que darlo en Roma”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Enséñanos, Señor, el camino de la vida. Aleluya. L Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio. Yo siempre he dicho que tú eres mi Señor. El Señor es la parte que me ha tocado en herencia; mi vida está en sus manos /R L Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor y con él a mi lado, jamás tropezaré /R L Por eso se me alegran el corazón y el alma, y mi cuerpo vivirá tranquilo, porque tú no me abandonarás a la muerte ni dejarás que sufra yo la corrupción /R L Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a ti /R (Sal 15).

5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, somos uno. Así el mundo creerá que tú me has enviado, dice el Señor. R Aleluya (Jn 17,21). San Efrén, diácono


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10 de Junio - Viernes, Feria, VII Semana de Pascua

6. Evangelio (Jn 17,20-26)

Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre, no sólo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas, como me amas a mí. Padre, quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que me has dado, para que contemplen mi gloria, la que me diste, porque me has amado desde antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo sí te conozco y éstos han conocido que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que me amas

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esté en ellos y yo también en ellos”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús 7. Oración sobre las ofrendas Que te sea grato, Señor, el sacrificio que vamos a ofrecerte en la fiesta de san Efrén, cuyas enseñanzas y ejemplo nos mueven a alabarte con todo nuestro ser.Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Éste es el siervo fiel y sensato a quien su señor ha puesto al frente de su familia, para darles la ración de trigo a su tiempo. Aleluya (Lc 12,42).

9. Oración después de la comunión A quienes nos has alimentado con el Cuerpo de Cristo, ilumínanos, Señor, con sus enseñanzas, para que en la festividad de san Efrén, aprendamos tu verdad e imitemos tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Qué esfuerzos haces, para conseguir la unidad en la familia y con los demás?

de Junio - Viernes, Feria, VII Semana de Pascua

Color litúrgico: Blanco Pablo solicita ser juzgado en la jurisdicción de Augusto Quien se encarga ahora de decidir la suerte de Pablo es Festo. Los judíos presionan ante él en su viaje a Jerusalén para que se lo entregue. Tenían preparada una emboscada por el camino para eliminarlo. De regreso a Jerusalén, Festo hizo traer a Pablo ante el tribunal. Pablo proclama su inocencia y señala que ha entrado en el sistema judicial del imperio romano. Apela al emperador. Festo le contesta: “Has apelado al emperador, irás al emperador” (He 25,12).


10 de Junio - Viernes, Feria, VII Semana de Pascua

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La declaración de inocencia por parte de Festo, recuerda lo que hizo Pilato en el juicio contra Jesús. Pasado algún tiempo, se presenta en Cesarea el rey Agripa y Berenice con el objeto de saludar a Festo. Éste les expuso el caso de Pablo. A la solicitud de las autoridades judías, Festo responde con la jurisprudencia romana en la mano: “No es costumbre romana entregar a un hombre antes de que pueda enfrentarse con sus acusadores y defenderse de sus cargos” (He 25,16). Hasta el tribunal llegaron los ecos de la predicación de Pablo: Se trata de un tal Jesús muerto, que Pablo anuncia que vive. Ante la posibilidad de ser juzgado en Jerusalén por los judíos, Festo recuerda la petición de Pablo: que su causa sea reservada a la jurisdicción de Augusto. Decide custodiarlo hasta poder enviarlo a Roma. Cuando seas viejo otro te atará En la manifestación de Jesús a los discípulos al borde del lago, el evangelio de Juan inserta una escena que tiene como protagonistas a Jesús y a Pedro. En primer lugar nos encontramos con una triple confesión de amor de Pedro hacia Jesús. Este diálogo de Jesús resucitado pudiera referirse a la escena de la cena de despedida. Pedro, con cierta arrogancia afirma ante sus compañeros: “Daré la vida por ti” (Jn 13,37), que es la manifestación suprema del amor. Después de la experiencia vivida en la pasión, Jesús quiere escuchar de sus labios, si ahora su amor es de verdad. Hubo tres negaciones. Ahora hay tres confesiones de amor, pero con una actitud más humilde: “Tú lo sabes todo, y sabes que te amo” (Jn 21,17). Este amor tiene que manifestárselo en adelante, apacentando las ovejas de su redil. A la triple confesión de Pedro sigue un anuncio un tanto enigmático sobre lo que le sucederá en el futuro. Las palabras: atar y llevar a donde no quieras, indican que tendrá una muerte ejecutada por otros de forma violenta. Con estas palabras, Jesús le anunciaba a Pedro la muerte violenta con que daría gloria a Dios. Muchos las relacionan con las palabras: extenderás los brazos con una muerte por crucifixión. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Cristo nos ama y nos ha purificado de nuestros pecados por medio de su sangre; él nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes para Dios su Padre. Aleluya (Ap 1,5-6). 2. Oración colecta Dios nuestro, que por medio del triunfo glorioso de Cristo y de la gracia del Espíritu Santo nos has abierto las puertas del cielo, haz que comprendamos la grandeza de este don para que podamos crecer en la fe y servirte con mayor empeño. Por nuestro Señor Jesucristo.

3. 1ª Lectura (He 25,13-21)

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea para saludar a Festo. Como se detuvieron algún tiempo allí, Festo expuso al rey el caso de Pablo con estas palabras: “Tengo aquí un preso que me dejó Félix, cuya condenación me pidieron los sumos sacerdotes y los ancianos de los judíos, cuando estuve en Jerusalén. Yo les respondí que no era costumbre romana condenar a


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10 de Junio - Viernes, Feria, VII Semana de Pascua

ningún hombre, sin carearlo antes con sus acusadores, para darle la oportunidad de defenderse de la acusación. Vinieron conmigo a Cesarea, y sin dar largas al asunto, me senté en el tribunal al día siguiente y mandé que compareciera ese hombre. Los acusadores que se presentaron contra él, no le hicieron cargo de ninguno de los delitos que yo sospechaba. Se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su religión y de un tal Jesús, ya muerto, que Pablo asegura que está vivo. No sabiendo qué determinación tomar, le pregunté a Pablo si quería ir a Jerusalén para que se le juzgara allá de esos cargos; pero como él pidió ser juzgado por el César, ordené que siguiera detenido hasta que yo pudiera enviárselo”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Bendigamos al Señor, que es el rey del universo. Aleluya. L Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios /R L Como desde la tierra hasta el cielo, así es de grande su misericordia; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos /R L En el cielo el Señor puso su trono y su reino abarca el universo. Bendigan al Señor todos los ángeles, ejecutores fieles de sus órdenes /R (Sal 102).

5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. El Espíritu Santo les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les

he dicho, dice el Señor. R Aleluya (Jn 14,26).

6. Evangelio (Jn 21,15-19)

Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, le preguntó Jesús a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?” Él le contesto: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis corderos”. Por segunda vez le preguntó: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” Él le respondió: “Si, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Pastorea mis ovejas”. Por tercera vez le preguntó: “Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?” Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería, y le contestó: “Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas”. Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras”. Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: “Sígueme”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Mira, Señor, con bondad, las ofrendas de tu pueblo y haz que el Espíritu Santo nos purifique para que podamos presentarte un sacrificio agradable. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Cuando venga el Espíritu de verdad, dice el Señor, él los guiará hasta la verdad plena. Aleluya (Jn 16,13).


11 de Junio - Sábado, San Bernabé, Apóstol, F

9. Oración después de la comunión Señor, tú que nos purificas y fortaleces por medio de tus sacramentos, haz que nuestra participación en esta Eucaristía nos conduzca a la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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41 Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: Si Jesús te dirige las preguntas que a Pedro, ¿cuál es tu respuesta?

de Junio - Sábado, San Bernabé, Apóstol, F

Color litúrgico: Rojo La Iglesia de Jerusalén envía a Bernabé a Antioquía Lucas había presentado a Bernabé como persona importante en la Iglesia de Jerusalén, sin pertenecer al grupo de los doce. Es un levita procedente de Chipre. Tuvo el gesto generoso de vender el campo que tenía, para ayudar a los necesitados (He 4,36-37). Lucas completa el perfil con estas palabras: “Hombre bueno, lleno de fe y de Espíritu Santo” (He 11,24). La misión que le confía la comunidad es ciertamente importante. Desde el primer momento, Bernabé demostró ser una persona decidida y emprendedora. Con su impulso, la comunidad se acrecentó con un buen número de personas que se le incorporaron al Señor. Bernabé refleja el espíritu dinámico que reinaba en las comunidades, concretamente en la comunidad de Antioquía. Toma una iniciativa que tendrá gran trascendencia para el futuro de la Iglesia. Se desplaza a Tarso en busca de Pablo y se lo trae a la comunidad de Antioquía. Lucas informa que había profetas, doctores, y un buen grupo de personas notables comandadas por Bernabé. A este grupo de dirigentes se incorpora Pablo. Durante un año se entregaron a una intensa labor en la ciudad. De aquí partirá la primera misión apostólica presidida por Bernabé y Pablo. Proclamen que el reino de Dios está cerca Mateo informa del envío misionero que realiza Jesús durante su vida terrena. Informará al final del evangelio de otro envío. Será después de la resurrección. En éste primero, le ordena: “Vayan a las ovejas de la casa de Israel” (Mt 10,6). La visión del último envío está abierto a todos los pueblos y culturas. A los discípulos les confía el anuncio de la Buena Noticia del reino de Dios. Era lo mismo que él estaba haciendo. Se trata de un ejercicio práctico que el maestro manda hacer a los discípulos. La forma de realizar la misión, Mateo la resume en cinco verbos: proclamar, sanar, limpiar, liberar, resucitar. Así estaba haciendo Jesús. Mateo nos ha dejado reflejadas algunas de las estrategias de la acción misionera de las primeras comunidades. Austeridad personal: ni cinturón ni plata ni provisiones. Hospedarse donde los reciban y comer lo que les pongan.


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11 de Junio - Sábado, San Bernabé, Apóstol, F

El deseo de paz era habitual. Pero Jesús lo convierte en un signo revelador del contenido de la Buena Noticia. A construir un mundo pacífico y feliz está dirigida toda la acción misionera de los discípulos de Jesús. El santo de hoy: S. Bernabé. (S. I) Es oriundo de Chipre. En los Hechos de los Apóstoles aparece con el nombre de José. Los apóstoles le pusieron el nombre de Bernabé, que significa “consolado”. Es un hombre de bien, lleno de fe y de Espíritu Santo. Motivado por la práctica de compartir muy presente en la primera comunidad, vendió un campo que poseía y puso el dinero a disposición de los apóstoles. En los primeros momentos no se destaca por su actividad, pero a partir del envío a Antioquía, tuvo una gran actividad al lado de Pablo. Esta comunidad se convirtió en la base del impulso misionero para la evangelización de los paganos. Junto con Pablo, Bernabé fue uno de los pioneros. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Bienaventurado san Bernabé, que fue digno de ser contado entre los Apóstoles, pues era un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe. Aleluya (He 11,24). 2. Oración colecta Señor, tú que llenaste de fe y de amor al apóstol san Bernabé y lo destinaste a predicar la salvación a los paganos, ayúdanos, por su intercesión, a dar a conocer a todos tu Evangelio por medio de nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura

(He 11,21-26;13,1-3)

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, fueron muchos los que se convirtieron y abrazaron la fe. Cuando llegaron estas noticias a la comunidad cristiana de Jerusalén, Bernabé fue enviado a Antioquía. Llegó Bernabé, y viendo la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho; y como era hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe, exhortó a todos a que, firmes en su propósito, permanecieran fieles al Señor. Así se ganó para el Señor una gran muchedumbre.

Entonces Bernabé partió hacia Tarso, en busca de Saulo; y cuando lo encontró, lo llevó consigo a Antioquía. Ambos vivieron durante todo un año en esa comunidad y enseñaron a mucha gente. Allí, en Antioquía, fue donde por primera vez los discípulos recibieron el nombre de “cristianos”. Había en la comunidad cristiana de Antioquía algunos profetas y maestros, como Bernabé, Simón (apodado el ‘Negro’), Lucio el de Cirene, Manahén (que se crió junto con el tetrarca Herodes) y Saulo. Un día estaban ellos ayunando y dando culto al Señor, y el Espíritu Santo les dijo: “Resérvenme a Saulo y a Bernabé para la misión que les tengo destinada”. Todos volvieron a ayunar y a orar; después les impusieron las manos y los despidieron. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R El Señor ha revelado a las naciones su justicia. L Cantemos al Señor un canto nuevo pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria /R L El Señor ha dado a conocer su


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11 de Junio - Sábado, San Bernabé, Apóstol, F

victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel /R L La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con jubilo al Señor /R L Cantemos al Señor al son del arpa, suenen los instrumentos. Aclamemos al son de los clarines al Señor, nuestro rey /R (Sal 97). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Vayan y enseñen a todas las naciones, dice el Señor, y sepan que yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo R Aleluya (Mt 28,19.20). 6. Evangelio (Mt 10,7-13)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, envió Jesús a los Doce con estas instrucciones: “Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos. Curen a los leprosos y demás enfermos; resuciten a los muertos y echen fuera a los demonios. Gratuitamente han recibido este poder; ejérzanlo, pues, gratuitamente. No lleven con ustedes, en su cinturón, monedas de oro, de plata o de cobre. No lleven morral para el camino ni dos túnicas ni sandalias ni bordón, porque el trabajador tiene derecho a su sustento. Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, pregunten por alguien respetable y hospédense en su casa hasta que se vayan. Al entrar, saluden así: ‘Que haya paz en esta casa’. Y si aquella casa es digna, la paz de ustedes reinará en ella;

si no es digna, el saludo de paz de ustedes no les aprovechará. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Que el sacrificio que vamos a ofrecerte, encienda, Señor, en nosotros el amor que impulsó a san Bernabé, Apóstol, a difundir la luz del Evangelio. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Ya no los llamaré siervos, dice el Señor, porque el siervo no conoce lo que hace su señor. Los llamaré amigos, porque les he dado a conocer todo lo que he oído a mi Padre. Aleluya (Jn 15,15). 9. Oración después de la comunión Te suplicamos, Señor, por intercesión de san Bernabé, que esta Eucaristía, en la que hemos recibido a Cristo sacramentalmente, nos haga merecedores de contemplarlo eternamente en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Cómo anuncias tú la Buena Noticia del reino de Dios?

San Bernabé, Apóstol


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Junio - Domingo de la 12 de Solemnidad de Pentecostés /A

Liturgia de las Horas: Propia - Color litúrgico: Rojo - Día del Seminario

RECIBIRÁN LA FUERZA DEL ESPÍRITU SANTO Llegó el día y la promesa de Jesús se cumplió En la cena pascual de despedida, Jesús anunció a los discípulos: “Yo pediré al Padre que les envíe otro defensor, el Espíritu de la verdad” (Jn 14,16-17). En el último encuentro con los discípulos, Jesús resucitado les dice: “Quédense en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza que viene de lo alto” (Lc 24,49). Esta fuerza es el Espíritu Santo. En el evangelio de Juan, la promesa de Jesús se cumple el mismo día de la resurrección por la tarde: Jesús se manifestó a los discípulos: “Sopló sobre ellos y añadió: “Reciban el Espíritu Santo” (Jn 20,22). Lucas sitúa el evento en la fiesta judía de Pentecostés, cincuenta días después de la Pascua (He 2,1). La muerte de Jesús había acontecido durante la principal fiesta judía: la Pascua. La venida del Espíritu Santo, que es un hecho de gran trascendencia para los discípulos, acontece en otra de las fiestas más significativas del calendario judío: Pentecostés. Era la fiesta de las Después Jesús sopló sobre ellos y semanas; también el día de las primicias. les dijo: “Reciban el Espíritu Santo” (Cfr. Jn 20,22) Recibe el nombre de Pentecostés, palabra griega que significa cincuenta, porque cincuenta son los días que median entre esta fiesta y la Pascua. Quedaron llenos del Espíritu Santo Como sucedió con la Ascensión, entre los autores del nuevo testamento, Lucas es quien concede gran importancia al acontecimiento de Pentecostés. En él confluyen dos eventos de gran transcendencia para la comunidad cristiana: la venida del Espíritu Santo y la primera actuación en público de los discípulos de Jesús. Para la creación de la escena de la venida del Espíritu Santo, Lucas cuenta con varios elementos de la apocalíptica judía: el fuego, el ruido, desconcierto. Elementos que aparecen en las grandes manifestaciones de Dios, como las del Sinaí (Éx 19,16). En toda la escena un hecho descuella sobre todo: los discípulos “se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar” He 2,4). Lucas presenta aquí dos de los grandes protagonistas del libro de los Hechos. El Espíritu Santo y los discípulos de Jesús. Enseguida presentará al tercero: la


12 de Junio - Domingo de la Solemnidad de Pentecostés /A

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persecución. La fuerza irresistible del Espíritu llenará de valentía y audacia a los discípulos. Abandonaron su cobardía, rompieron los miedos que los tenían encerrados en la casa, y rompieron a hablar. Desde el primer momento, Lucas deja patente la universalidad de la misión. La Buena Noticia de Jesús está destinada a hombres y mujeres de todos los pueblos y culturas. Les oímos contar las maravillas de Dios Los discípulos actúan bajo la acción del Espíritu Santo, que descendió sobre ellos bajo el signo de unas lenguas como llamas de fuego. Entre los que escuchan las maravillas de Dios en su propia lengua, Lucas enumera a judíos de la diáspora, pertenecientes a quince países, siendo Roma el último de la lista. Desde el primer momento queda claro que la Buena Noticia de Jesús está destinada a hombres y mujeres de todos los pueblos, etnias y culturas. Éste constituye el primer milagro en el libro de los Hechos. En el discurso de Pedro, que Lucas coloca a continuación de la venida del Espíritu Santo, aparece el mensaje central de la primera predicación de los apóstoles. El mensaje es claro, breve y sencillo: A Jesús, hombre aprobado por Dios con prodigios y señales…, ustedes lo crucificaron y le dieron muerte, sirviéndose de hombres sin ley. Pero Dios, liberándolo de los rigores de la muerte, lo resucitó” (He 2,22-24). Los que se arrepintieron y se hicieron bautizar invocando el nombre de Jesús después de escuchar a Pedro, se incorporaron al grupo de discípulos. Éstos son los primeros discípulos nacidos de la predicación apostólica. El día de Pentecostés ha sido celebrado a lo largo de los siglos, como la fiesta de la donación del Espíritu, y como la manifestación visible del nacimiento de la Iglesia. Como el Padre me envió, los envío yo a ustedes Tanto Juan como Lucas, unen el envío misionero de los discípulos a la donación del Espíritu Santo. La presencia misionera en este mundo de Jesús, el enviado del Padre, llegó a su fin. Pero la misión sigue viva y no ha terminado. Jesús nos lo hace saber. Ahora somos sus discípulos los encargados de mantenerla permanentemente activa. Jesús nos lo hace saber de forma solemne: “Como el Padre me envió a mí, así los envío yo a ustedes” (Jn 20,21). La misión es la misma. El enviador sigue siendo el mismo. Solo que ahora el envío lo hace por medio de Jesús. Lucas también une estrechamente el envío misionero a la donación del Espíritu: “Recibirán la fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre ustedes, y serán testigos míos en Jerusalén, Judea y Samaria y hasta el confín del mundo” (He 1,8). Estamos en misión permanente, impulsados por la fuerza permanente del Espíritu Santo, como un perpetuo Pentecostés. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada El Espíritu del Señor ha llenado toda la tierra; él da unidad a todas las cosas y se hace comprender en todas las lenguas. Aleluya (Sab 1,7). 2. Oración colecta Dios nuestro que por el misterio de Pentecostés santificas a tu Iglesia extendida por todas las naciones, concede al mundo entero los dones del Espíritu Santo y continúa realizando entre los fieles la unidad y el amor


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12 de Junio - Domingo de la Solemnidad de Pentecostés /A

de la primitiva Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (He 2,1-11)

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles El día de Pentecostés, todos los discípulos estaban reunidos en un mismo lugar. De repente se oyó un gran ruido que venía del cielo, como cuando sopla un viento fuerte, que resonó por toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas de fuego, que se distribuyeron y se posaron sobre ellos; se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu los inducía a expresarse. En esos días había en Jerusalén judíos devotos, venidos de todas partes del mundo. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Atónitos y llenos de admiración, preguntaban: “¿No son galileos todos estos que están hablando? ¿Cómo, pues, los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay medos, partos y elamitas; otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capa­docia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene. Algunos somos visitantes, venidos de Roma, judíos y prosélitos; también hay cretenses y árabes. Y sin embargo, cada quien los oye hablar de las maravillas de Dios en su propia lengua”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra. Aleluya. L Bendice al Señor, alma mía; Señor

y Dios mío, inmensa es tu grandeza. ¡Qué numerosas son tus obras, Señor! La tierra está llena de tus creaturas /R L Si retiras tu aliento, toda creatura muere y vuelve al polvo. Pero envías tu espíritu, que da vida, y renuevas al aspecto de la tierra /R L Que Dios sea glorificado para siempre y se goce en sus creaturas. Ojalá que le agraden mis palabras y yo me alegraré en el Señor /R (Sal 103).

5. 2ª Lectura

(1Co 12,3-7.12-13)

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios Hermanos: Nadie puede llamar a Jesús “Señor”, si no es bajo la acción del Espíritu Santo. Hay diferentes dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diferentes servicios, pero el Señor es el mismo. Hay diferentes actividades, pero Dios, que hace todo en todos, es el mismo. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo. Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Secuencia Ven, Dios Espíritu Santo, y envíanos desde el cielo tu luz, para iluminarnos. Ven ya, padre de los pobres, luz que penetra en las almas, dador de todos los dones.


12 de Junio - Domingo de la Solemnidad de Pentecostés /A

Fuente de todo consuelo, amable huésped del alma, paz en las horas de duelo. Eres pausa en el trabajo; brisa, en un clima de fuego; consuelo, en medio del llanto. Ven, luz santificadora, y entra hasta el fondo del alma de todos los que te adoran Sin tu inspiración divina los hombres nada podemos y el pecado nos domina. Lava nuestras inmundicias, fecunda nuestros desiertos y cura nuestras heridas. Doblega nuestra soberbia, calienta nuestra frialdad, endereza nuestras sendas. Concede a aquellos que ponen en ti su fe y su confianza tus siete sagrados dones. Danos virtudes y méritos, danos una buena muerte y contigo el gozo eterno. 7. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. R Ale­luya. 8. Evangelio (Jn 20,19-23)

Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté

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con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban al Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 9. Oración de los fieles S Para confesar la fe en Jesús necesitamos de la gracia del Espíritu Santo. Oremos, para que, firmes en la fe pascual, anunciemos con gozo la Buena Noticia. A Envía tu Espíritu, Señor, para que seamos tus testigos L Más que a los reyes de la palabra, el mundo cree a los testigos. Para que los discípulos de Jesús seamos reconocidos por el bien que hacemos, más que por lo que decimos: Oremos al Señor. A Envía tu Espíritu, Señor, para que seamos tus testigos. L Para que los responsables sociales y políticos, distribuyan con justicia y sabiduría los bienes de este mundo, atendiendo a los que más necesitan: Oremos al Señor. A Envía tu Espíritu, Señor, para que seamos tus testigos. L La Iglesia necesita anunciadores de la Buena Noticia. Para que el Espíritu Santo suscite muchas vocaciones misioneras entre los adultos, los jóvenes y los niños: Oremos al Señor. A Envía tu Espíritu, Señor, para que seamos tus testigos. L Para que fortalecidos con los dones del Espíritu Santo, hagamos frente a los que promueven el mal en el mundo, creando sufrimiento y dolor a muchas personas: Oremos al Señor.


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A Envía tu Espíritu, Señor, para que seamos tus testigos. (Intenciones libres) S Renueva, Señor, por tu Espíritu la mente y el corazón de las personas, para crear un mundo más justo y solidario. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. 10. Oración sobre las ofrendas Señor, que el Espíritu Santo nos haga comprender mejor, según la promesa de tu Hijo, el misterio de este sacrificio y toda la profundidad del Evangelio. Por Jesucristo, nuestro Señor. 11. Prefacio S El Señor esté con ustedes. A Y con tu espíritu. S Levantemos el corazón. A Lo tenemos levantado hacia el Señor. S Demos gracias al Señor, nuestro Dios. A Es justo y necesario S En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque tú, para llevar a su plenitud el misterio pascual, has enviado hoy al Espíritu Santo sobre aquellos a quienes adoptaste

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como hijos al injertarlos en Cristo, tu Unigénito. Este mismo Espíritu fue quien, al nacer la Iglesia, reveló a todos los pueblos el misterio de Dios y unió la diversidad de las lenguas en la confesión de una misma fe. Por eso, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo. 12. Antífona de la comunión Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y proclamaban las maravillas de Dios. Aleluya (He 2,4.11). 13. Oración después de la comunión Señor, tú que nos concedes participar de la vida divina por medio de tus sa­cra­mentos, conserva en nosotros el don de tu amor y la presencia viva del Espíritu Santo, para que esta comunión nos ayude a obtener nuestra salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Eres un buen testigo de Jesús?

de Junio - Lunes, San Antonio de Padua, Presbítero y Doctor de la Ig., M

Continúa el Tiempo Ordinario con la semana XI - Liturgia de las Horas: 3ª del Salterio - Color litúrgico: Blanco Demostramos ser siempre ministros de Dios Una de las preocupaciones de Pablo ante la comunidad es revelarse como verdadero ministro de Dios. La comunidad de Corinto había cuestionado su condición de apóstol. Pablo no actúa como muchos que trafican con la Palabra de Dios. “Él habla con sinceridad, como enviado de Dios, y como miembro de Cristo” (2Co 2,17). Considera que no necesita cartas de recomendación ante la comunidad de Corinto.


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La Palabra de Dios merece para Pablo el máximo respeto. No quiere que se vea desacreditada por su propia actuación apostólica. A continuación enumera una larga lista de actuaciones, que revelan el perfil misionero de Pablo. En primer lugar, ha hecho frente a tribulaciones, penurias, angustias, azotes, cárceles, motines, y a la fatiga, sin desfallecer. En segundo lugar, Pablo utiliza siempre las armas de la justicia y de la verdad, obrando con inteligencia, con integridad, con amor no fingido, con docilidad al Espíritu Santo. La respuesta de algunos es la descalificación: lo tratan como mentiroso, desconocido, moribundo, triste. Y es todo lo contrario: está siempre alegre, enriqueciendo a muchos con su pobreza. Como colaboradores de Dios, no recibamos en vano la gracia de Dios. A la violencia se la vence a fuerza de generosidad Jesús presenta la nueva óptica del reino de Dios respecto a la violencia. Mateo cita la llamada ley del Talión: “Ojo por ojo, diente por diente” (Éx 21-24). El evangelista ofrece tres ejemplos tomados de lo que sucede en la vida corriente: la bofetada, el pleito, la marcha obligada. Es evidente que no se trata de aplicaciones para la vida. El principio general de Jesús es éste: No opongan resistencia al que le haga mal. Abarca todos los campos y todos los ámbitos de la vida: el personal, el económico, el político… Jesús se refiere a todo tipo de violencia deshumanizadora. Constantemente se producen en la vida situaciones de mayor o menor violencia. Hablamos contra la ley del Talión, pero sigue viva en todos los ámbitos de la sociedad; en los comportamientos individuales, en los legales y políticos, en los económicos. Ante cualquiera de ellas hay que optar por la respuesta no-violenta, en primer lugar. La propuesta de Jesús va más allá de la resignación pasiva de la noviolencia. Invita a pasar a la acción. Es necesario dar respuestas radicales. Lo expresa Jesús en la exagerada distancia entre la acción violenta y la respuesta. Hay que ser radicalmente generosos. Esta “radicalidad” en la respuesta la indica Jesús en la enseñanza siguiente: “Amen a los enemigos, oren por los que los persiguen” (Mt 5,44). El santo de hoy: S. Antonio de Padua (1191/92-1231) Nace en Lisboa (Portugal). Su nombre de pila fue Fernando. Inicia su consagración a Dios en los Canónigos de san Agustín. Más tarde se incorpora a la Orden de los Hermanos Menores de san Francisco. Desde el principio se convierte en predicador itinerante del Evangelio en Marruecos, Italia y el sur de Francia. Participa en el Capítulo de las esteras el año 1221. A su muerte fue canonizado prácticamente por aclamación popular en el tiempo record, un año después de su muerte. Es uno de los santos que más han calado en el alma del pueblo. La popularidad ha desfigurado un tanto su verdadera imagen. Fue un gran predicador, excelente teólogo y fecundo escritor. Pío XII lo declaró doctor de la Iglesia con el título de “Doctor evangélico”. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Nueva a los pobres y anunciar su liberación a los cautivos. Aleluya (Lc 4,18).

2. Oración colecta Dios todopoderoso y eterno, que en san Antonio de Padua otrogaste a tu Iglesia un predicador insigne y un protector de los pobres y de los nece-


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sitados, concédenos, por su intercesión, que vivamos de verdad conforme al Evangelio y experimentemos siempre tu protección y ayuda. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (2Co 6,1-10)

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios Hermanos: Como colaboradores que somos de Dios, los exhortamos a no echar su gracia en saco roto. Porque el Señor dice: En el tiempo favorable te escuché y en el día de la salvación te socorrí. Pues bien, ahora es el tiempo favorable; ahora, es el día de la salvación. A nadie damos motivo de escándalo, para que no se burlen de nuestro ministerio; al contrario, continuamente damos pruebas de que somos servidores de Dios con todo lo que soportamos: sufrimientos, necesidades y angustias; golpes, cárceles y motines, cansancio, noches de no dormir y días de no comer. Procedemos con pureza, sabiduría, paciencia y amabilidad; con la fuerza del Espíritu Santo y amor sincero, con palabras de verdad y con el poder de Dios. Luchamos con las armas de la justicia, tanto para atacar como para defendernos, en medio de la honra y de la deshonra, de la buena y de la mala fama. Somos los “impostores” que dicen la verdad; los “desconocidos” de sobra conocidos; los “moribundos” que están bien vivos; los “condenados” nunca ajusticiados; los “afligidos” siempre alegres; los “pobres” que a muchos enriquecen; los “necesitados” que todo lo poseen. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Aclamemos con júbilo al Señor.

L Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria /R L El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel /R L La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor /R (Sal 97). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Tus palabras, Señor, son una antorcha para mis pasos y una luz en mi sendero. R Aleluya (Sal 118,105). 6. Evangelio (Mt 5,38-42)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente; pero yo les digo que no hagan resistencia al hombre malo. Si alguno te golpea en la mejilla derecha, preséntale también la izquierda; al que te quiera demandar en juicio para quitarte la túnica, cédele también el manto. Si alguno te obliga a caminar mil pasos en su servicio, camina con él dos mil. Al que te pide, dale; y al que quiera que le prestes, no le vuelvas la espalda”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Que estos dones, Señor, que te presentamos en honor de tus santos y que van a dar testimonio de tu poder y de tu gloria, nos alcancen de ti la


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salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo, dice el Señor. Aleluya (Mt 28,20). 9. Oración después de la comunión Te rogamos, Señor, que el sacramento que hemos reciido nos encamine al cielo que ya mereció obtener

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san Antonio de Padua sirviéndote con fidelidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Dios te ha hablado, y tiene para ti una respuesta: ¿Cómo actúas ante cualquier forma de violencia?

de Junio - Martes, Feria, XI Semana del Tiempo Ordinario

Color litúrgico: Verde Quiero comprobar si su amor es genuino Pablo plantea a la comunidad de Corinto la situación de necesidad que padecen los consagrados. Se refiere a la Iglesia-madre de Jerusalén. El apóstol había hecho la propuesta a las Iglesias de Macedonia, que estaban respondiendo de forma muy generosa. Ahora hace la misma propuesta a la Iglesia de Corinto. Las Iglesias de Macedonia están pasando por una grave prueba. Además, viven en extrema pobreza. A pesar de todo, piden con insistencia participar en el servicio a los consagrados. Superando las expectativas de Pablo, entregaron a Dios hasta su propia persona. Pablo considera la oportunidad de prestar el servicio de caridad a los consagrados, como una gracia de Dios. Al dirigirse a la comunidad de Corinto pidiendo colaboración, Pablo la alaba por su abundancia en todo: elocuencia, fervor, afecto personal hacia él. Les pide que hagan gala de su generosidad. El ejercicio de la caridad con los necesitados pone a prueba la generosidad de las comunidades. Ahí se comprueba la calidad de amor, viendo si es genuino o se alimenta de falsas apariencias. Son hijos del Padre del cielo, si aman a los enemigos El amor a los enemigos representa el mensaje central en el discurso del monte. Hay que considerarlo como un texto cristiano fundamental. Mateo le reservó un puesto relevante, colocándolo al final de las seis antítesis. Jesús emplea un lenguaje de fuertes contrastes, que revelan la intensidad en la conducta exigida por Jesús: amar – enemigos; hacer el bien – odiar; bendecir – maldecir; orar – maltratar. El amor que exige Jesús abarca toda la persona, sin excluir los sentimientos. Y se dirige también a toda la persona; al enemigo con toda su maldad. Mateo da por supuesto que se ama a los amigos. Eso lo hacen hasta los mismos paganos y los recaudadores de impuestos, considerados “pecadores” por los fariseos y maestros de la ley. Pero Jesús exige lo extraordinario. Sólo los que


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14 de Junio - Martes, Feria, XI Semana del Tiempo Ordinario

asumen como norma de vida lo extraordinario, que en este caso es el amor a los enemigos, serán hijos del Padre del cielo. En la referencia que hace Jesús a la forma de actuar del Padre del cielo, pone el acento en la universalidad: buenos y malos, justos e injustos; dejando de lado cualquier forma de exclusividad. La última frase con que Mateo cierra esta sección del discurso del monte, retoma el tema de la justicia superior que ha de practicar todo discípulo suyo. Esta justicia se identifica con la perfección del Padre celestial. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Escucha, Señor, mi voz y mis clamores y ven en mi ayuda; no me rechaces, ni me abandones, Dios, salvador mío (Sal 26, 7.9). 2. Oración colecta Dios nuestro, fuerza de todos los que en ti confían, ayúdanos con tu gracia, sin la cual nada puede nuestra humana debilidad, para que podamos serte fieles en la observancia de tus mandamientos. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (2Co 8,1-9)

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios Hermanos: Queremos que conozcan la gracia que ha otorgado Dios a las comunidades cristianas de Macedonia. Pues, en medio de las pruebas y de los sufrimientos, ha sido inmensa su alegría, y su extrema pobreza ha producido tesoros de generosidad. Somos testigos de que han hecho lo que podían y más de lo que podían; espontáneamente nos pedían con mucha insistencia el favor de participar en la ayuda a los hermanos. Y superando nuestras esperanzas, se pusieron ellos mismos a disposición del Señor y de nosotros, tal como Dios lo quería, de suerte que tuvimos que pedirle a Tito que con-

cluyera entre ustedes esta obra de generosidad, puesto que él la había comenzado. Y ya que ustedes se distinguen en todo: en fe, en palabra, en sabiduría, en diligencia para todo y en amor hacia nosotros, distínganse también ahora por su generosidad. No se lo estamos ordenando; sólo queremos comprobar, mediante su interés por los demás, qué tan sincero es su amor. Bien saben lo generoso que ha sido nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, se hizo pobre por ustedes, para que ustedes se hicieran ricos con su pobreza. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Alaba, alma mía, al Señor. L Alabaré al Señor toda mi vida, cantaré y tocaré para mi Dios, mientras yo exista /R L Dichoso aquel que es auxiliado por el Dios de Jacob y pone su esperanza en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto el mar encierra /R L El Señor siempre es fiel a su palabra, y es quien hace justicia al oprimido; él proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo /R L Abre el Señor los ojos de los ciegos y alivia al agobiado. Ama el Señor al hombre justo y toma al forastero a su cuidado /R (Sal 145).


15 de Junio - Miércoles, Feria, XI Semana del Tiempo Ordinario

5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor, que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. R Aleluya (Jn 13,34).

6. Evangelio (Mt 5,43-48)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Han oído ustedes que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo; yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y manda su lluvia sobre los justos y los injustos. Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen eso mismo los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen eso mismo los paganos? Ustedes, pues, sean

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perfectos, como su Padre celestial es perfecto”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Dios nuestro, que en estos dones que te presentamos has otorgado al hombre el pan que lo alimenta y el sacramento que le da nueva vida, haz que nunca llegue a faltarnos este sustento del cuerpo y del espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Una sola cosa he pedido al Señor y es lo único que busco: habitar en su casa todos los días de mi vida (Sal 26,4).

9. Oración después de la comunión Que nuestra participación en este sacramento, signo de la unión de los fieles en ti, contribuya, Señor, a la unidad de tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Tienes alguna persona que no amas, por considerarla enemiga?

de Junio - Miércoles, Feria, XI Semana del Tiempo Ordinario

Color litúrgico: Verde Dios ama a quien da con alegría Este apartado de la carta en que Pablo habla extensamente de la colecta, algunos consideran que es un fragmento de otra carta, en la que el apóstol promovería la generosidad de la comunidad de Corinto en favor de los pobres de la comunidad de Jerusalén. Con alusiones a diversos textos bíblicos, Pablo trata de estimular a los corintios a ser generosos. Acude a Dios, que es el gran dador, que proporciona las semillas al sembrador, para conseguir el pan para alimentarse. Dios multiplicará y hará crecer la cosecha de las limosnas que ellos aporten.


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Pablo no quiere obligar ni que los corintios hagan las aportaciones de mala gana. Dios ama a los que dan con alegría. Pablo cita el salmo 112 en que se celebra la felicidad del justo, “que da con largueza a los pobres, y su generosidad dura por siempre” (Sal 112,9). Compartir los bienes con los necesitados no es sólo una cuestión económica. Ante todo, es un servicio de caridad. Dios no es indiferente con aquellos que practican este servicio. En primer lugar, colma con sus dones a los que son generosos. En segundo lugar, multiplica los bienes, para disponer de lo necesario para vivir, y además poder colaborar en toda clase de obras buenas. Orar al Padre en lo secreto Los discípulos de Jesús heredaron de la sinagoga la oración en comunidad. Al principio, se acercaban al templo para participar en la oración con el pueblo (He 3,1). Además de la oración en común, existía también la oración personal en privado. Jesús previene al orante cristiano contra ciertas prácticas propias de los fariseos, que buscaban ser vistos por la gente, para que los alabara y los aplaudiera. Lo importante es el encuentro con el Padre, “que ve en lo secreto”, y escruta lo que cada uno tiene en el corazón. Mateo menciona otras dos formas religiosas de tradición judía, que también asumieron las primeras comunidades: el ayuno y la limosna. Jesús no condena estas prácticas. Pero nos pone en guardia, para no convertirlas en un espectáculo, para favorecer la propia imagen. A los que utilizan el ayuno y la limosna para exhibirse ante la gente, Jesús los llama hipócritas. El griego, la palabra significa actor teatral. Jesús no critica la actitud de aquellos que ayudan a los necesitados por amor a Dios o al prójimo. Lo que reprocha es la actitud de los farsantes. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Escucha, Señor, mi voz y mis clamores y ven en mi ayuda; no me rechaces, ni me abandones, Dios, salvador mío (Sal 26, 7.9). 2. Oración colecta Dios nuestro, fuerza de todos los que en ti confían, ayúdanos con tu gracia, sin la cual nada puede nuestra humana debilidad, para que podamos serte fieles en la observancia de tus mandamientos. Por nuestro Señor Jesucristo.

3. 1ª Lectura (2Co 9,6-11)

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios Hermanos: Recuerden que el que poco siembra, cosecha poco, y el que mucho siembra, cosecha mucho. Cada cual dé lo que su corazón le diga y no de mala gana ni por compromiso, pues Dios ama al que da con alegría. Y poderoso es Dios para colmarlos de toda clase de favores, a fin de que, teniendo siempre todo lo necesario, puedan participar generosamente en toda obra buena. Como dice la Escritura: Repartió a manos llenas a los pobres; su justicia permanece eternamente. Dios, que proporciona la semilla al


15 de Junio - Miércoles, Feria, XI Semana del Tiempo Ordinario

sembrador y le da pan para comer, les proporcionará a ustedes una cosecha abundante y multiplicará los frutos de su justicia. Serán ricos en todo para ser generosos en todo; y su generosidad, por medio de nosotros, se convertirá ante Dios en su acción de gracias. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Dichosos los que temen al Señor. L Dichosos los que temen al Señor y aman de corazón sus mandamientos; poderosos serán sus descendientes. Dios bendice a los hijos de los buenos /R L Fortuna y bienestar habrá en su casa; siempre obrarán conforme a la justicia. Quien es justo, clemente y compasivo, como una luz en las tinieblas brilla /R L Firme está y sin temor su corazón. Al pobre da limosna, obra siempre conforme a la justicia; su frente se alzará llena de gloria /R (Sal 111). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada, dice el Señor. R Aleluya (Jn 14,23).

6. Evangelio

(Mt 6,1-6.16-18)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres, para que los vean. De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre celestial.

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Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, para que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. En cambio, cuando tú des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Dios nuestro, que en estos dones que te presentamos has otorgado al hombre el pan que lo alimenta y el sacramento que le da nueva vida, haz que nunca llegue a faltarnos este sustento del cuerpo y del espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Una sola cosa he pedido al Señor y es lo único que busco: habitar en


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16 de Junio - Jueves, Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, F

su casa todos los días de mi vida (Sal 26,4).

9. Oración después de la comunión Que nuestra participación en este sacramento, signo de la unión de los fieles en ti, contribuya, Señor, a la

unidad de tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Cuál es tu actitud, cuando realizas una acción a favor del prójimo?

Junio - Jueves, Jesucristo Sumo 16 de y Eterno Sacerdote, F Color litúrgico: Blanco El Siervo, cargando con sus culpas, justificará a muchos Con frecuencia, los autores del nuevo testamento recurren a figuras del antiguo para anunciar a Jesús y su obra de salvación. Una de estas figuras emblemáticas es la del “Siervo de Yahvé”, que el segundo Isaías presenta en los cuatro cánticos dedicados a esta figura importante, pero anónima. Hoy leemos el cuarto “cántico”. En la primera parte, el autor presenta al siervo en su condición de ser humillado y maltratado, hasta el punto que resulta difícil reconocer su figura humana: “No parecía un hombre” (Is 52,4). El autor emplea esta expresión: “Fue arrancado de la tierra de los vivos” (Is 52,8). Su dolor, su humillación y su muerte no fueron inútiles. Por medio de sus heridas hemos sido sanados; por su muerte ofrecida a Dios en sacrificio por la humanidad pecadora, hemos sido salvados. Cargó con el pecado de todos, mientras era conducido a muerte ignominiosa. Pero Dios no lo abandonó: “Le reservaré un lugar entre los grandes” (Is 53,12). Los autores del nuevo testamento han visto en estos cánticos el anuncio profético de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Repitan esto en memoria mía En el mismo momento en que se sacrificaban en el templo los corderos para celebrar la Pascua, Jesús, Sumo Sacerdote de la nueva alianza entregaba la vida en la cruz. La víspera, durante la cena pascual de despedida ordenaba a los discípulos: “Hagan esto en memoria mía” (Lc 22,19). Estaba ordenando la forma cómo los discípulos debían recordar el acto supremo de su amor y de sacerdocio: la entrega al Padre para salvación del mundo. Con un gran realismo dice a los discípulos: “Éste es el cuerpo que se entrega por ustedes; ésta es la sangre que se derrama por ustedes (Lc 22,19-20). “Ustedes” eran los discípulos que estaban allí presentes. Representaban a toda la humanidad. La comunidad de los discípulos es una comunidad, toda ella sacerdotal. Ella es la que asume el compromiso de renovar la “cena del Señor”, como signo permanente de su entrega y de su sacerdocio. En cada eucaristía celebramos la memoria del “Cordero que fue inmolado”, para la salvación del mundo; y ejercitamos el sacerdocio, que como pueblo sacerdotal, recibimos en nuestro bautismo.


16 de Junio - Jueves, Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, F

1. Antífona de entrada Cristo, mediador de la nueva alianza, por el hecho de permanecer para siempre, posee un sacerdocio perpetuo (Heb 7,24). 2. Oración colecta Dios nuestro, que para gloria tuya y salvación de todos los hombres constituiste Sumo y Eterno Sacerdote a tu Hijo, Jesucristo, concede a quienes él ha elegido como ministros suyos y administradores de sus sacramentos y de su Evangelio, la gracia de ser fieles en el cumplimiento de su ministerio. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura

(Is 52,13—53,12)

Lectura del libro del profeta Isaías He aquí que mi siervo prosperará, será engrandecido y exaltado, será puesto en alto. Muchos se horrorizaron al verlo, porque estaba desfigurado su semblante, que no tenía ya aspecto de hombre; pero muchos pueblos se llenaron de asombro. Ante él los reyes cerrarán la boca, porque verán lo que nunca se les había contado y comprenderán lo que nunca se habían imaginado. ¿Quién habrá de creer lo que hemos anunciado? ¿A quién se le revelará el poder del Señor? Creció en su presencia como planta débil, como una raíz en el desierto. No tenía gracia ni belleza. No vimos en él ningún aspecto atrayente; despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, habituado al sufrimiento; como uno del cual se aparta la mirada, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo tuvimos por leproso, herido por Dios y humillado, traspasado por

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nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Él soportó el castigo que nos trae la paz. Por sus llagas hemos sido curados. Todos andábamos errantes como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Cuando lo maltrataban, se humillaba y no abría la boca, como un cordero llevado a degollar; como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Inicuamente y contra toda justicia se lo llevaron. ¿Quién se preocupó de su suerte? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, lo hirieron de muerte por los pecados de mi pueblo, le dieron sepultura con los malhechores a la hora de su muerte, aunque no había cometido crímenes, ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida como expiación, verá a sus descendientes, prolongará sus años y por medio de él prosperarán los designios del Señor. Por las fatigas de su alma, verá la luz y se saciará; con sus sufrimientos justificará mi siervo a muchos, cargando con los crímenes de ellos. Por eso le daré una parte entre los grandes, y con los fuertes repartirá despojos, ya que indefenso se entregó a la muerte y fue contado entre los malhechores, cuando tomó sobre sí las culpas de todos e intercedió por los pecadores. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. (O bien)

(Heb 10,12-23)

Lectura de la carta a los Hebreos Hermanos: Cristo ofreció un solo sacrificio por los pecadores y se sentó para siempre a la derecha de Dios;


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16 de Junio - Jueves, Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, F

no le queda sino aguardar a que sus enemigos sean puestos bajo sus pies. Así, con una sola ofrenda, hizo perfectos para siempre a los que ha santificado. Lo mismo atestigua el Espíritu Santo, que dice en un pasaje de la Escritura: La alianza que yo estableceré con ellos, cuando lleguen esos días, palabra del Señor, es ésta: Voy a poner mi ley en lo más profundo de su mente y voy a grabarla en sus corazones. Y prosigue después: Yo les perdonaré sus culpas y olvidaré para siempre sus pecados. Ahora bien, cuando los pecados han sido perdonados, ya no hacen falta más ofrendas por ellos. Hermanos, en virtud de la sangre de Jesucristo, tenemos la seguridad de poder entrar en el santuario, porque él nos abrió un camino nuevo y viviente a través del velo, que es su propio cuerpo. Asimismo, en Cristo tenemos un sacerdote incomparable al frente de la casa de Dios. Acerquémonos, pues, con sinceridad de corazón, con una fe total, limpia la conciencia de toda mancha y purificado el cuerpo por el agua saludable. Mantengámonos inconmovibles en la profesión de nuestra esperanza, porque el que nos hizo las promesas es fiel a su palabra. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. L Cuántas maravillas has hecho, Señor y Dios mío, cuántos planes en favor nuestro. Nadie se te puede comparar /R L En tus libros se me ordena hacer tu voluntad; esto es, Señor, lo que deseo: tu ley en medio de mi corazón /R

L He anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor /R L No callé tu justicia, antes bien, proclamé tu lealtad y tu auxilio. Tu amor y tu lealtad no los he ocultado a la gran asamblea /R (Sal 39). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Miren a mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En él he puesto mi espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones. R Aleluya (Is 42,1). 6. Evangelio (Lc 22,14-20)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, llegada la hora de cenar, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo: “Cuánto he deseado celebrar esta Pascua con ustedes, antes de padecer, porque yo les aseguro que ya no la volveré a celebrar, hasta que tenga cabal cumplimiento en el Reino de Dios”. Luego tomó en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias y dijo: “Tomen esto y repártanlo entre ustedes, porque les aseguro que ya no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios”. Tomando después un pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio diciendo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”. Después de cenar, hizo lo mismo con una copa de vino, diciendo: “Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por ustedes”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.


17 de Junio - Viernes, Feria, XI Semana del Tiempo Ordinario

7. Oración sobre las ofrendas Que Jesucristo, nuestro Mediador, haga que te sean aceptables, Señor, nuestras ofrendas y que su sacrificio redentor nos haga vivir cada día más unidos a él, para que toda nuestra vida sea grata a tus ojos. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Prefacio S El Señor esté con ustedes. A Y con tu espíritu. S Levantemos el corazón. A Lo tenemos levantado hacia el Señor. S Demos gracias al Señor, nuestro Dios. A Es justo y necesario. S En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Ya que, por la unción del Espíritu Santo, constituiste a tu Hijo unigénito Pontífice de la alianza nueva y eterna, y has querido que su sacerdocio único se perpetuara en la Iglesia. Porque Cristo no sólo comunica la dignidad del sacerdocio real a todo el pueblo redimido, sino que, con especial predilección y mediante la imposición de las manos, elige a algunos de entre los hermanos, y los hace partícipes de su ministerio de salvación, a fin de que renueven, en su nombre, el sa-

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crificio redentor, preparen para tus hijos el banquete pascual, fomenten la caridad en tu pueblo santo, lo alimenten con la palabra, lo fortifiquen con los sacramentos y, consagrando su vida a ti y a la salvación de sus hermanos, se esfuercen por reproducir en sí la imagen de Cristo y te den un constante testimonio de fidelidad y de amor. Por eso, Señor, con todos los ángeles y santos, te alabamos, cantando llenos de alegría: A Santo, Santo, Santo… 9. Antífona de la comunión Sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo (Mt 28,20). 10. Oración después de la comunión Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que hemos ofrecido en el sacrificio y recibido en la comunión, sean para nosotros, Señor, el principio de una vida nueva, a fin de que, unidos a ti por el amor, demos frutos que permanezcan para siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado y tiene para ti una pregunta: ¿Cómo ejercitas tú el sacerdocio en el pueblo de Dios?

de Junio - Viernes, Feria, XI Semana del Tiempo Ordinario

Color litúrgico: Verde Yo también me gloriaré Muchos expertos piensan que este fragmento de la carta pertenece a otro escrito distinto de Pablo, que más tarde fue incluido. Encierra uno de los momentos en los que Pablo revela su carácter firme y su fidelidad a la misión que Dios le ha confiado.


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17 de Junio - Viernes, Feria, XI Semana del Tiempo Ordinario

Tomando las palabras de Pablo, podíamos hablar del discurso de necio. La comunidad de Corinto, según palabras del apóstol, soportan de buena gana a los insensatos. Para él, insensatos son los que buscan la gloria vana; los esclavizan, explotan, roban, desprecian, abofetean a la comunidad. Pablo se cree con los mismos derechos para hacer valer ante los corintios lo que él ha realizado y sufrido por la Buena Noticia. Él mismo confiesa que actúa como necio presentando la larga lista de méritos acumulados durante muchos años. Algunos se glorían de ser ministros de Cristo. Pablo no duda en afirmar: Yo soy más que ellos. El mismo Pablo ha cometido una necedad, según propia confesión. Pero gracias a esta necedad, hemos conocido muchas de sus actividades, peripecias, sufrimientos, persecuciones, que ha tenido que soportar por Cristo y por la Buena Noticia. ¡Ojalá que todos los discípulos de Jesús pudiéramos presentar una hoja de servicios, tan espectacular como la de Pablo! ¡Cuánta oscuridad, si tu fuente de luz está oscura! Jesús anuncia un principio de gran sabiduría humana y espiritual: “Donde está tu tesoro, allí está también tu corazón” (Mt 6,21). Aquí el corazón representa a toda la persona. En torno a este tesoro giran los sentimientos, las preocupaciones, las decisiones, las opciones. Este tesoro es el verdadero señor de la persona. Si lo hemos elegido bien, dichosos nosotros. Si nos equivocamos, damos al traste con nuestra felicidad personal y, seguramente la de otras personas. Para muchas personas, el tesoro consiste en acumular bienes materiales. Jesús nos pone en guardia: No acumulemos tesoros que los ladrones pueden robar o que la polilla pueden arruinar. Los bienes materiales no son malos. También los necesitamos para vivir. El peligro está en que se conviertan en señores que nos esclavicen. En esta dirección apunta el segundo consejo que nos da Jesús: Si tenemos una mente lúcida y honesta, todo nuestro ser será como una lámpara que iluminará nuestra vida, nuestras acciones y decisiones. Toda luz tiene su fuente. Si nuestra fuente de luz es el Señor, todo estará bien iluminado: la mente, el corazón, los sentimientos. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Escucha, Señor, mi voz y mis clamores y ven en mi ayuda; no me rechaces, no me abandones, Dios, salvador mío (Sal 26, 7.9). 2. Oración colecta Dios nuestro, fuerza de todos los que en ti confían, ayúdanos con tu gracia, sin la cual nada puede nuestra humana debilidad, para que podamos serte fieles en la observancia

de tus mandamientos. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura

(2Co 11,18.21-30)

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios Hermanos: Ya que otros presumen de cosas humanas, yo también voy a presumir de ellas. Porque de cualquier cosa que alguien presume, aunque sea una insensatez lo que digo, también yo puedo presumir. ¿Ellos presumen de que son hebreos? Yo también lo soy. ¿De que


17 de Junio - Viernes, Feria, XI Semana del Tiempo Ordinario

son israelitas? Yo también lo soy. ¿De que son descendientes de Abraham? Yo también lo soy. ¿De que sirven a Cristo? Es una locura decirlo, pero yo lo sirvo más: yo les gano en fatigas y cárceles; y les gano por mucho en azotes y en peligros de muerte. Cinco veces me han dado los judíos los treinta y nueve azotes. Otras tres veces me han azotado con varas y una vez me han apedreado. He naufragado tres veces y me he pasado un día y una noche perdido en el mar. He viajado sin descanso y me he visto en peligros en los ríos y entre ladrones; peligros por parte de los de mi raza y por parte de los paganos; peligros en las ciudades y en despoblado, en el mar y entre falsos hermanos. He andado muerto de cansancio; he pasado muchas noches sin dormir, con hambre y sed; muchos días sin comer, con frío y sin ropa. Además de éstas y otras cosas, pesa sobre mí diariamente la preocupación por todas las comunidades cristianas. ¿Quién se enferma en ellas sin que yo no me enferme? ¿Quién cae en pecado sin que yo no me consuma de dolor? Si se trata de presumir, presumiré de mis debilidades. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R El Señor libra al justo de todas sus angustias. L Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo /R L Proclamemos la grandeza del Señor y alabemos todos juntos su poder. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores /R

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L Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te sentirás decepcionado, porque el Señor escucha el clamor de los pobres y los libra de todas sus angustias /R (Sal 33). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. R Aleluya (Mt 5,3). 6. Evangelio (Mt 6,19-23)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo. A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: “No acumulen ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho los destruyen, donde los ladrones perforan las paredes y se los roban. Más bien acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho los destruyen, ni hay ladrones que perforen las paredes y se los roben; porque donde está tu tesoro, ahí también está tu corazón. Tus ojos son la luz de tu cuerpo; de manera que, si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo tendrá luz. Pero si tus ojos están enfermos, todo tu cuerpo tendrá oscuridad. Y si lo que en ti debiera ser luz, no es más que oscuridad, ¡qué negra no será tu propia oscuridad!” Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Dios nuestro, que en estos dones que te presentamos has otorgado al hombre el pan que lo alimenta y el sacramento que le da nueva vida, haz que nunca llegue a faltarnos este sustento del cuerpo y del espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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18 de Junio - Sábado, Feria o Memoria de Santa María en sábado

8. Antífona de la comunión Una sola cosa he pedido al Señor y es lo único que busco: habitar en su casa todos los días de mi vida (Sal 26,4). 9. Oración después de la comunión Que nuestra participación en este sacramento, signo de la unión de los

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fieles en ti, contribuya, Señor, a la unidad de tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Cuál es el tesoro en torno al cual organizas la vida?

de Junio - Sábado, Feria o Memoria de Santa María en sábado

Color líturgico: Verde o Blanco Me gloriaré de las debilidades, así resplandece el poder de Cristo De la larga lista de trabajos sufridos por La Buena Noticia, pasa Pablo a gloriarse de los múltiples dones extraordinarios con que lo enriqueció el Señor. Concretamente menciona visiones y revelaciones. Probablemente se deba a una provocación, pues el apóstol le otorga poca importancia. Podemos decir que Pablo hace una radiografía espiritual y la muestra ante la comunidad. Elementos no le faltan. Lo que nos revela es totalmente nuevo. Algunas de las manifestaciones se pueden catalogar como arrebatos místicos en los que escuchó palabras inefables. Con mucha modestia, no quiere excederse, para que nadie se haga de él una idea distorsionada. En el lado opuesto hay que colocar al que Pablo llama ángel de Satanás. Por todos los indicios, muchos piensan que se refiere a una enfermedad crónica que lo atormentaba. Oró al Señor que le librara, pero obtuvo por única respuesta: ¡Mi gracia te basta!. Pablo confiesa estar contento con sus debilidades. Está seguro que así experimentará el poder de Cristo. Por medio de él, cuando es más débil se siente más fuerte. No se puede estar al servicio de Dios y del dinero Pareciera que en el gobierno del mundo Dios tiene un contrincante de peso: el dinero. Así lo da a entender Jesús. Ante estos dos señores necesariamente hay que hacer una opción. Nos ponemos al servicio de uno o del otro. No existe campo neutral. Se sirve a Dios o se sirve al dinero. A los que toman la decisión de optar por Dios de forma radical, Jesús les asegura que Dios velará porque no le falte lo necesario para vivir. Basta contemplar lo que sucede en la naturaleza. Dios se cuida que no falte alimento a los gorriones, una de las aves menos valoradas. Jesús no está favoreciendo la holgazanería. Tampoco exime de responsabilidad a la sociedad ante la situación de pobreza en que viven millones de personas en el mundo, pensando que es Dios quien tiene que arreglar nuestras injusticias. Hay que poner la confianza en Dios, sin pecar de providencialismo. Dios hace una propuesta de máxima exigencia: “Busquen primero el reino de


18 de Junio - Sábado, Feria o Memoria de Santa María en sábado

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Dios y su justicia” (Mt 6,33). El reino de Dios exige esfuerzo, compromisos serios para eliminar la pobreza en el mundo. Después pongámonos en las manos de Dios, que cuida de sus hijos con un amor de Padre-Madre, inmensamente generoso. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Te aclamamos, santa Madre de Dios, porque has dado a luz al Rey que gobierna cielo y tierra por lo siglos de los siglos (Sedulio). 2. Oración colecta Señor, concede a tus hijos gozar siempre de completa salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de la gloriosa siempre Virgen María, líbranos de las tristezas de esta vida y concédenos disfrutar de las alegrías eternas. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (2Co 12,1-10)

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios Hermanos: Si hace falta presumir (aunque nada se saca con ello), hablaré de las visiones y revelaciones del Señor. Sé de un hombre que hace catorce años fue arrebatado hasta el tercer cielo (si fue con el cuerpo o sin el cuerpo, no lo sé, Dios lo sabe). Lo cierto es que ese hombre fue arrebatado al paraíso (si fue con el cuerpo o sin el cuerpo, no lo sé, Dios lo sabe) y oyó palabras misteriosas que el hombre no puede pronunciar. De ese hombre sí podría gloriarme; pero en cuanto a mí, sólo me gloriaré de mis debilidades. Si pretendiera, pues, gloriarme, no sería insensato, diría la pura verdad. Pero me abstengo de ello, no sea que alguien se forme de mí una idea superior a lo que en mí ve o

de mí escucha. Y por eso, para que yo no me llene de soberbia por la sublimidad de las revelaciones que he tenido, llevo una espina clavada en mi carne, un enviado de Satanás, que me abofetea para humillarme. Tres veces le he pedido al Señor que me libre de esto, pero él me ha respondido: “Te basta mi gracia, porque mi poder se manifiesta en la debilidad”. Así pues, de buena gana prefiero gloriarme de mis debilidades, para que se manifieste en mí el poder de Cristo. Por eso me alegro de las debilidades, los insultos, las necesidades, las persecuciones y las dificultades que sufro por Cristo, porque cuando soy más débil, soy más fuerte. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. L Junto a aquellos que temen al Señor el ángel del Señor acampa y los protege. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Dichoso el hombre que se refugia en él /R L Que amen al Señor todos sus fieles, pues nada faltará a los que lo aman. El rico empobrece y pasa hambre; a quien busca al Señor, nada le falta /R L Escúchame, hijo mío: voy a enseñarte cómo amar al Señor, para que puedas vivir y disfrutar la vida /R (Sal 33).


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18 de Junio - Sábado, Feria o Memoria de Santa María en sábado

5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza. R Aleluya (2Cor 8,9). 6. Evangelio (Mt 6,24-34)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo. A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o bien obedecerá al primero y no hará caso al segundo. En resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al dinero. Por eso les digo que no se preocupen por su vida, pensando qué comerán o con qué se vestirán. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Miren las aves del cielo, que ni siembran, ni cosechan, ni guardan en graneros y, sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes más que ellas? ¿Quién de ustedes, a fuerza de preocuparse, puede prolongar su vida siquiera un momento? ¿Y por qué se preocupan del vestido? Miren cómo crecen los lirios del campo, que no trabajan ni hilan. Pues bien, yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vestía como uno de ellos. Y si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy florece y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe? No se inquieten, pues, pensando: ¿Qué comeremos o qué beberemos o con qué nos vestiremos? Los que no conocen a Dios se desviven por todas estas cosas; pero el Padre celestial ya sabe que ustedes tienen necesidad de ellas.

Por consiguiente, busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se les darán por añadidura. No se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá ya sus propias preocupaciones. A cada día le bastan sus propios problemas”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Padre lleno de bondad, que nos socorra el inmenso amor de tu Hijo unigénito para que, quien al nacer de la Virgen María, no menoscabó la integridad de la Madre, sino que la consagró, nos libre de nuestras culpas y haga acepta a ti nuestra oblación. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Dichosa la Virgen María, que llevó en su seno al Hijo del eterno Padre (Lc 11,27).

9. Oración después de la comunión Señor, al recibir el sacramento celestial en esta festividad de la santísima Virgen María, te pedimos que nos concedas celebrar dignamente, a imitación suya, el misterio de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Cómo entiendes el misterio de la providencia de Dios?


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Liturgia de las Horas: Propio - Color litúrgico: Blanco - Día del Padre ¡YO NO TE OLVIDARÉ! Bautizados en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu El final del Evangelio de Mateo nos ofrece un enfoque fundamental de la vida espiritual de los discípulos de Jesús. La vida de Dios en el discípulo nace de su comunión con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo. Es una vida necesariamente trinitaria. El anuncio de la Buena Noticia, conduce a la confesión de fe en Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta confesión se exige a todo aquel que desea bautizarse, o a todos aquellos que asumen la responsabilidad de la vida espiritual del que se bautiza. No fuimos bautizamos en nombre de una idea o de un Dios sin rostro. El bautismo establece la comunión vital con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo. Vivir como discípulos de Jesús, significa mantener permanentemente viva y activa esta comunión. El misterio de la Trinidad, profundamente entrañable, ha tenido muy mala suerte en las formulaciones que de él se han Dios no envió al Hijo al mundo para hecho. Con frecuencia, el lenguaje es una condenar al mundo, sino para que barrera que impide el acceso, más que se salve el mundo gracias a él favorecer el encuentro. Se advierte una (Jn 3,17) excesiva preocupación por la ortodoxia que, en no pocos casos, cierra el camino al encuentro personal y cálido con Dios tres veces santo. Un lenguaje familiar para el trato con Dios También para hablar de Dios y con Dios, los humanos necesitamos un lenguaje. No es fácil, pues “a Dios nadie lo ha visto nunca” (1 Jn 4,11). Los autores bíblicos han recurrido al lenguaje más entrañable que tenemos los humanos: el lenguaje familiar. A Dios le dan el nombre de Padre-Madre, de Hijo y Espíritu, que es la identificación del amor. La primera carta de Juan dice: “Dios es amor”; y el camino mejor para conocerlo es el del amor (1 Jn 4,8). Isaías nos revela a un Dios, más madre que la mejor madre: “¿Puede una madre olvidarse de su criatura, dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pero, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré” (Is 4915). Jesús nos revela en el evangelio de Juan: Dios es un Padre que nos ama (Jn 16,27). El mismo Jesús habla de enviar un consolador: “el Espíritu de la verdad” (Jn 14,16-17).


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19 de Junio - Domingo de la Santísima Trinidad, S

Tenemos, pues, a un Dios que es Padre y nos ama, a Jesús que es el Hijo muy amado de Dios y debemos escucharlo (Mc 9,7), y al Espíritu consolador. Vivir en comunión con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu El evangelio de Juan fundamenta la vivencia de la comunión con el Padre y con Jesús en el amor: “Si alguien me ama, el Padre lo amará, vendremos a él y habitaremos en él” (Jn 14,23). “El Espíritu Santo que ha sido derramado en nuestros corazones” (Rom 5,5) es animador de esta vida de amor. Además, nuestra vida de discípulos de Jesús ha de alimentarse de un dialogo de amor permanente con cada una de las personas de la Trinidad. Dios-Padre ha tomado la iniciativa. Nos lo recuerda Pablo en su carta a la comunidad de Roma: “Dios nos demostró su amor en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Rom 8). Ahora espera la respuesta de nuestra parte. ¿Cómo le mostramos nuestro amor? En cuanto a Jesús, nos dice en el discurso de la cena: “Nadie ama tanto como el que da la vida por los amigos” (Jn 1513). Y en esa misma cena dice a los discípulos: “Éste es mi cuerpo que se entrega por ustedes”; “ésta es mi sangre que se derrama por ustedes” (Lc 19-20). ¿Qué signo ofrecemos a Jesús que le revele nuestro amor? Pablo escribe a la comunidad de Corinto: “¿No saben que su cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que han recibido de Dios y habita en ustedes?” (1Co 6,19). ¿Cómo tratamos a este huésped que nos invita constantemente a clamar: “¡Abba, Padre!”? (Rom 8,15). Tres palabras que encierran un programa de vida El apóstol Pablo concluye su segunda carta a la comunidad de Corinto con estas palabras: “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios Padre y la comunión del Espíritu Santo esté con todos ustedes” (2Co 13,13). Esta confesión, probablemente de origen litúrgico, es la más claramente trinitaria que nos ofrecen los escritos del nuevo testamento. Pablo asocia la “gracia” a la persona de Jesús. Él mismo es un don gratuito de Dios: “Tanto amó Dios al mundo, que le entregó graciosamente a su Hijo” (Jn 3,16). Jesús fue tan generoso en el amor, que se donó a sí mismo para la salvación de todos (Gál 2,20). Esta generosidad suprema es la que tenemos que pedir en la oración e imitar en la vida. El amor lo asocia Pablo con el Padre. Ya hemos visto hasta qué punto el Padre reveló su amor a la humanidad, al entregarnos a Jesús como salvador. Sobre todo en los escritos de Juan, el amor del Padre es el gran protagonista de la redención, y el modelo de referencia para Jesús y para los discípulos: “Como el Padre me amó, así los amo yo a ustedes” (Jn 15,9). La comunión es obra del Espíritu Santo. El Espíritu es el que establece la unión de amor entre el Padre y el Hijo. Y el Espíritu Santo que ha sido derramado en nuestros corazones, es el animador permanente de nuestra comunión con el Padre y con el Hijo. Él es también el fermento de comunión dentro de la Iglesia. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Bendito sea Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque nos ha mostrado un amor inmenso. 2. Oración colecta Dios Padre, que al enviar al mundo al Verbo de verdad y al Espíritu de santidad, revelaste a los hombres tu mis­terio admirable, concédenos


19 de Junio - Domingo de la Santísima Trinidad, S

que al profesar la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y ado­remos la unidad de su majestad om­nipotente. Por nuestro Señor Je­sucristo. 3. 1ª Lectura (Ex 34,4-6.8-9)

Lectura del libro del Éxodo En aquellos días, Moisés subió de madrugada al monte Sinaí, llevando en la mano las dos tablas de piedra, como le había mandado el Señor. El Señor descendió en una nube y se le hizo presente. Moisés pronunció entonces el nombre del Señor, y el Señor, pasando delante de él, proclamó: “Yo soy el Señor, el Señor Dios, compasivo y clemente, paciente, misericordioso y fiel”. Al instante, Moisés se postró en tierra y lo adoró, diciendo: “Si de veras he hallado gracia a tus ojos, dígnate venir ahora con nosotros, aunque este pueblo sea de cabeza dura; perdona nuestras iniquidades y pecados, y tómanos como cosa tuya”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Bendito seas, Señor, para siempre. L Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres. Bendito sea tu nombre santo y glorioso /R L Bendito seas en el templo santo y glorioso. Bendito seas en el trono de tu reino /R L Bendito eres tú, Señor, que penetras con tu mirada los abismos y te sientas en un trono rodeado de querubines. Bendito seas, Señor, en la bóveda del cielo /R (Dn 3).

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5. 2ª Lectura (2Co 13,11-13)

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios Hermanos: Estén alegres, trabajen por su perfección, anímense mutuamente, vivan en paz y armonía. Y el Dios del amor y de la paz estará con ustedes. Salúdense los unos a los otros con el saludo de paz. Los saludan todos los fieles. La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén siempre con ustedes. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Al Dios que es, que era y que vendrá. R Aleluya (Ap 1,8). 7. Evangelio (Jn 3,16-18)

Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor “Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga la vida eterna. Porque Dios no envío a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él. El que cree en él no será condenado; pero el que no cree ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 8. Oración de los fieles S Oramos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo en cuyo nombre hemos sido bautizados, para que consoli-


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19 de Junio - Domingo de la Santísima Trinidad, S

den nuestra fe y nuestro amor a la Trinidad santa. A Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. L El Padre bendiga a los padres de familia en su día de manera muy especial, oremos: A Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. L Celebremos el amor de Dios, que quiere que todos se salven, aunque muchos no conocen al Padre ni reconocen a su Hijo Jesucristo como Salvador. Animados por el Espíritu Santo, oremos: A Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. L Por el bautismo nos convertimos en morada del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Desde lo profundo del corazón, templo de su presencia, movidos por el Espíritu Santo, oremos: A Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. L La Trinidad es símbolo vivo para el mundo de unidad dentro de la diversidad de personas. Impulsados por el Espíritu Santo y unidos a gentes de todas las culturas, proclamamos: A Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. (Intenciones libres) S Te pedimos, Trinidad gloriosa, que podamos construir un mundo más unido por el amor, y más solidaridad con los más pobres y necesitados. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. 9. Oración sobre las ofrendas Por la invocación de tu nombre, santifica, Señor, estos dones que te presentamos y transfórmanos por ellos en una continua oblación a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.

10. Prefacio S El Señor esté con ustedes. R Y con tu espíritu. S Levantemos el corazón. R Lo tenemos levantado hacia el Señor. S Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R Es justo y necesario. S En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Que con tu único Hijo y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, un solo Señor, no en la singularidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola substancia. Y lo que creemos de tu gloria, porque tú lo revelaste, eso mismo lo afirmamos de tu Hijo y también del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De modo que al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna divinidad, adoramos a tres personas distintas, en la unidad de un solo ser e iguales en su majestad. A quien alaban los ángeles y los arcángeles, y todos los coros celestiales, que no cesan de aclamarte con una sola voz: Santo, Santo, Santo… 11. Antífona de la comunión Porque ustedes son hijos de Dios, Dios infundió en sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: Padre (Gál 4,6). 12. Oración después de la comunión Que la recepción de este sacramento y nuestra profesión de fe en la Trinidad santa y eterna, y en su unidad indivisible, nos aprovechen, Señor, Dios nuestro, para la salvación del cuerpo y el alma. Por Jesucristo, nuestro Señor.


20 de Junio - Lunes, Feria, XII Semana del Tiempo Ordinario

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Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Tratas de mantenerte en gracia, para agradar a Dios que vive dentro de ti?

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de Junio - Lunes, Feria, XII Semana del Tiempo Ordinario

Liturgia de las Horas: 4ª Semana del Salterio – Color litúrgico: Verde Te bendeciré y haré de ti un gran pueblo La crisis sufrida por el pueblo de Israel en el siglo VI antes de Cristo, lo pusieron al borde de desaparecer. Los dirigentes religiosos de la época decidieron buscar su identidad, acudiendo a sus raíces. Entre sus raíces están los patriarcas, entre los cuales tiene un lugar destacado Abrahán. Las experiencias vividas por ellos en el pasado, ayudarán al pueblo a afrontar con mayores garantías el futuro. El Génesis comienza la historia de Abrahán, partiendo de una intervención de Dios que lo invita a salir de su tierra. Le hace una promesa: Haré de ti un gran pueblo. Aquí aparecen dos notas que caracterizarán la historia de este pueblo: La peregrinación y el protagonismo atribuido a Dios en los diversos acontecimientos. Cada una de las dos grandes etapas de la peregrinación de Abrahán, culminan con la construcción de un altar en honor de Dios que se le había aparecido. El Señor le renueva la promesa, y Abrahán celebra un acto de culto invocando el nombre del Señor. Con la medida con que midan los medirán La llegada del reino de Dios que anuncia Jesús ha revolucionado la ética. Lo hizo con la ley del Talión, desautorizando el “ojo por ojo”. Ahora se centra en otra de las prácticas muy comunes en la sociedad: erigirse en jueces de los demás. Jesús no elimina la existencia del juicio. Pero advierte: “La medida que empleen para los demás, la usarán también con ustedes” (Mt 7,2). Todo juicio que no esté inspirado en la nueva justicia del reino de Dios, no tiene cabida en el comportamiento ético de un discípulo de Jesús. Jesús ilustra el principio que acaba de anunciar con un proverbio, que tiene mucho de fariseísmo. Difícilmente se puede sacar un poco de pelusa del ojo del otro, si se tiene una viga en el propio ojo. Empecemos por limpiar nuestro ojo, para ejercer el servicio humanitario y compasivo, de ayudar al otro a curarse de su visión equivocada. La condena que dirige Jesús a los que se atreven a juzgar a los demás es muy dura: ¡Hipócrita!. Es la que utilizaba con frecuencia contra los fariseos y maestros de la ley, que se erigían en jueces de los demás: “¡Ay de ustedes, letrados y fariseos hipócritas!” (Mt 23,13ss). P. Antonio Danoz, redentorista


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1. Antífona de entrada Firmeza es el Señor para su pueblo, defensa y salvación para sus fieles. Sálvanos, Señor, vela sobre nosotros y guíanos siempre (Sal 27,8-9). 2. Oración colecta Padre misericordioso, que nunca dejas de tu mano a quienes has hecho arraigar en tu amistad, concédenos vivir siempre movidos por tu amor y un filial temor de ofenderte. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Gén 12,1-9)

Lectura del libro del Génesis En aquellos días, dijo el Señor a Abram: “Deja tu país, a tu parentela y la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo te mostraré. Haré nacer de ti un gran pueblo y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre y tú mismo serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. En ti serán bendecidos todos los pueblos de la tierra”. Abram partió, como se lo había ordenado el Señor, y con él partió también Lot. Tenía Abram setenta y cinco años cuando salió de Jarán. Abram llevó consigo a Saray, su esposa, y a Lot, su sobrino, con todos los bienes que habían acumulado y los esclavos que habían adquirido en Jarán, y salieron en dirección a Canaán. Llegaron a Canaán y Abram atravesó el país hasta la región de Siquem y llegó a la encina de Moré. Por entonces habitaban ahí los cananeos. El Señor se le apareció a Abram y le dijo: “A tu descendencia le voy a dar esta tierra”. Entonces Abram edificó ahí un altar al Señor, que se le había aparecido. De ahí pasó a las montañas, al

oriente de Betel, y plantó su tienda entre las ciudades de Betel, al poniente, y de Ay, al oriente. También ahí le construyó un altar al Señor e invocó su nombre. Luego se fue trasladando por etapas hacia el sur. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R En el Señor está nuestra esperanza. L Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, dichoso el pueblo que escogió por suyo. Desde el cielo el Señor, atentamente, mira a todos los hombres /R L Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida /R L En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que en ti, Señor, hemos confiado /R (Sal 32). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. La palabra de Dios es viva y eficaz, y descubre los pensamientos e intenciones del corazón. R Aleluya (Heb 4,12). 6. Evangelio (Mt 7,1-5)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No juzguen y no serán juzgados; porque así como juzguen los juzgarán y con la medida que midan los medirán. ¿Por qué miras la paja en el ojo de tu hermano y no te das cuenta de la viga que tienes en el tuyo? ¿Con qué cara le dices a tu hermano:


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21 de Junio - Martes, San Luis Gonzaga, M

‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, cuando tú llevas una viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga que tienes en el ojo, y luego podrás ver bien para sacarle a tu hermano la paja que lleva en el suyo”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza que vamos a ofrecerte, a fin de que purifique nuestros corazones y podamos corresponder a tu amor con nuestro amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Los ojos de todos los hombres te miran, Señor, llenos de esperanza

y tú das a cada uno su alimento (Sal 144, 15).

9. Oración después de la comunión Señor, tú que nos has renovado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, concédenos que la participación en esta Eucaristía nos ayude a obtener la plenitud de la redención. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Quieres que Dios te juzgue con la misma medida que usas para los demás?

Junio - Martes, 21 de San Luis Gonzaga, M Color litúrgico: Blanco Haré tu descendencia innumerable La narración nos ofrece dos situaciones diferentes. La primera, se refiere a un conflicto surgido entre los pastores de Lot y de Abrahán. Los rebaños de ambos se habían multiplicado y los campos de que disponían eran insuficientes. Estos dos personajes bíblicos nos han dejado una lección de cómo solucionar los conflictos. No echan mano de la violencia, de las armas. Tampoco se declaran la guerra, cosa frecuente en nuestro mundo. Ante cualquier conflicto real o ficticio, enseguida acudimos a las armas. Abrahán y Lot partieron de una base firme: “No haya peleas entre nosotros ni entre nuestros pastores, que somos hermanos” (Gén 13,8). Tomemos nota a la hora de abordar los conflictos familiares, de negocios o sociales. El diálogo y la concordia son el camino más seguro, para encontrar una solución pacífica a nuestras diferencias. A medida que la historia de Abrahán avanza, la alianza de Dios con Abrahán se hace más firme. La promesa de descendencia se ensancha: como el polvo de la tierra es imposible de contar. Abrahán, por su parte, manifiesta su gratitud a Dios levantando un altar. Traten a los demás, como quieren ser tratados El dicho: “No tiren las cosas santas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos” (Mt 7,6) resulta un tanto enigmático. Tanto los perros como los cerdos


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21 de Junio - Martes, San Luis Gonzaga, M

no eran animales que gozaran del aprecio de la gente. Los perros eran utilizados para referirse a los paganos. En la carta a la comunidad de Filipos Pablo escribe: “¡Cuidado con los perros!” (Fil 3,2). En este caso, se refiere probablemente a los apóstatas, que abandonaron la fe cristiana. En la historia de la Iglesia, el dicho ha tenido múltiples aplicaciones. Se ha referido al Evangelio, a la eucaristía, a los paganos, a las falsas doctrinas… La segunda parte no está en nada relacionada con la primera. También resulta un tanto extraño el dicho de la puerta. Lo lógico parece que, cuanto más ancha sea la puerta, tanto mejor. Puede inspirarse en algunos textos del antiguo testamento, que contraponen el camino que conduce a la muerte y el que conduce a la vida (Dt 30,19). Mateo se refiere a la dificultad que entraña caminar por el camino que lleva a la vida, más que al número de los que se salvan o a una determinada corriente ascética. El camino nada fácil de la justicia propuesta por Jesús en el discurso del monte, es el que lleva a ingresar en el reino de Dios. El santo de hoy: S. Luis Gonzaga (1568-1591) Nace en Castiglione (Italia) en el seno de una familia noble. A los 18 años profesa en la Compañía de Jesús. Se entrega con gran generosidad a atender a los enfermos de la peste. Muere infectado por esta enfermedad. Tenía solo 23 años de edad, y cuatro en la Compañía de Jesús. Es un modelo para la juventud. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada El que tiene manos inocentes y puro el corazón, subirá al monte del Señor y per­manecerá en su recinto sagrado (Sal 23,4.3). 2. Oración colecta Dios nuestro, que en la vida de san Luis Gonzaga quisiste dejarnos un modelo de pureza y en su muerte, un ejemplo heroico de servicio al prójimo, por sus méritos e intercesión, concede a quienes no hemos sabido imitar su inocencia, que podamos imitar su caridad. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura

(Gén 13,2.5-18)

Lectura del libro del Génesis Abram era muy rico en ganado, plata y oro. También Lot, que acompañaba a Abram, poseía ovejas, vacas y tiendas. La tierra no era suficiente para los dos y ya no podían vivir juntos, porque sus

rebaños habían aumentado mucho. Hubo pleitos entre los pastores de Abram y los de Lot. (Además, los cananeos y los perezeos habitaban por entonces en el país). Entonces Abram le dijo a Lot: “que no haya pleitos entre tú y yo ni entre nuestros pastores, pues tú y yo somos hermanos. Tienes todo el país por delante. Sepárate de mí. Si te vas por la izquierda, yo me iré por la derecha; y si tú tomas la derecha, yo tomaré la izquierda”. Lot levantó los ojos y vio que todo el valle del Jordán, hasta llegar a Soar, era de regadío (esto sucedía antes de que el Señor destruyera a Sodoma y Gomorra); era como el paraíso o como la región fértil de Egipto. Entonces Lot escogió todo el valle del Jordán y se trasladó al oriente, y así se apartaron el uno del otro. Abram se estableció en Canaán, y Lot en las ciudades del valle, donde plantó sus tiendas hasta Sodoma. Los habitantes de


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21 de Junio - Martes, San Luis Gonzaga, M

Sodoma eran malvados y pecaban gravemente contra el Señor. Después de que Lot se separó, el Señor le dijo a Abram: “Alza tus ojos y, desde el lugar en donde estás, mira hacia el norte y el sur, hacia el oriente y el poniente. Pues bien, toda la tierra que ves te la voy a dar a ti y a tus descendientes para siempre. Voy a hacer a tu descendencia tan numerosa como el polvo de la tierra: el que pueda contar el polvo de la tierra, podrá contar a tus descendientes. Anda, recorre el país a lo largo y a lo ancho, porque te lo voy a dar a ti”. Y Abram fue a plantar sus tiendas en el encinar de Mambré, en Hebrón y construyó ahí un altar al Señor. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R ¿Quién será grato a tus ojos, Señor? L El hombre que procede honradamente y obra con justicia; el que es sincero en todas sus palabras y con su lengua a nadie desprestigia /R L Quien no hace mal al prójimo ni difama al vecino; quien no ve con aprecio a los malvados, pero honra a quienes temen al Altísimo /R L Quien presta sin usura y quien no acepta soborno en perjuicio de inocentes, ése será agradable a los ojos de Dios eternamente /R (Sal 14). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida. R Aleluya (Jn 8,12).

6. Evangelio (Mt 7,6.12-14)

Lectura de santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No den a los perros las cosas santas ni echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes y los despedacen. Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resumen la ley y los profetas. Entren por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y amplio el camino que conduce a la perdición, y son muchos los que entran por él. Pero ¡qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que conduce a la vida, y qué pocos son los que los encuentran!” Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Concédenos, Señor, que a ejmplo de san Luis Gonzaga, participemos en esta Eucaristía con un corazón libre de pecado, a fin de que recibamos la abundancia de tus dones. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión El Señor les envió pna del cielo y les dio a comer el pan de los fuertes (Sal 77,24-25).

9. Oración después de la comunión Tú que nos has alimentado con el pan de los fuertes, haz, Señor, que a ejemplo de san Luis Gonzaga, te sirvamos con pureza y caridad


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22 de Junio - Miércoles, Memoria de S. Paulino de Nola

y vivamos en continua acción de gracias. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Qué esfuerzo haces por alcanzar la perfección, que propone Jesús?

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de Junio - Miércoles, Feria o Memoria de S. Paulino de Nola

Color litúrgico: Verde o Blanco Un hijo salido de tus entrañas te heredará La historia de Dios con Abrahán avanza un paso más. Hasta ahora no había habido más que promesas por parte de Dios a propósito de la descendencia. Pero no le había dado ningún hijo. En este momento la promesa se hace más tangible: “Un hijo salido de tus entrañas te heredará” (Gén 15,4). En la renovación que Dios hace a Abrahán de la promesa, recurre al número de estrellas imposible de contar. Esta promesa unida a la del hijo que nacería de sus entrañas, llevó a Abrahán a dar fe a la palabra de Dios: “Creyó en el Señor y se le tuvo en cuenta para su justificación” (Gén 15,6). El autor del relato introduce nuevos elementos en esta historia, en base a acontecimientos que el pueblo de Israel había vivido. Se hace alusión a los cuatrocientos treinta años, que según informa el libro del Éxodo, los israelitas estuvieron en Egipto (Éx 12,40). Se mencionan también los sufrimientos que tuvo que soportar el pueblo durante todos esos años de servidumbre y de opresión. De la alianza de Dios con Abrahán se hace eco Pablo en su carta a la comunidad de Roma. No fue justificado por las obras, sino por haber dado fe a las palabras de Dios. “Por la fe Abrahán siguió esperando cuando no había ya ninguna esperanza” (Rom 4,1-3.18). El buen árbol da buenos frutos Desde muy antiguo los falsos profetas fueron una pesadilla para el pueblo de Dios. Jeremías escribe: “¡Ay de los profetas insensatos que se inventan profecías!... Visionarios falsos, adivinos engañosos” (Ez 13,3.6). En las primeras comunidades cristianas también aparecieron falsos profetas y falsos doctores. La primera carta de Juan habla del anticristo. “En realidad han venido muchos anticristos… Anticristo es quien niega al Padre y al Hijo” (1 Jn 2,18.22). En la Biblia se acude con frecuencia a los elementos de la naturaleza, como el árbol y la vid, para hablar de las cosas del espíritu. El salmista proclama: “El justo florecerá como palmera, crecerá como cedro del Líbano, plantado en la casa de nuestro Dios. Aun en la vejez dará fruto, está lozano y frondoso” (Sal 92,13-15). En la parcela del Señor hay árboles con frutos buenos y abundantes, árboles que no tienen más que hojas, y árboles que producen malos frutos. Jesús nos proporciona una regla de oro para distinguirlos: los frutos. Por los frutos se conoce el árbol, y por las obras se conocen los verdaderos discípulos de Jesús.


22 de Junio - Miércoles, Memoria de S. Paulino de Nola

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El santo de hoy: S. Paulino de Nola (353-431) Nace en Burdeos (Francia) en el seno de una familia que pertenecía a la nobleza. Durante 20 años se dedicó a la vida política. Se casó con Teresia con la que compartió ideales de vida evangélica. Con ella tuvo un hijo. En el año 389 recibió el bautismo. De mutuo acuerdo con su esposa, vive en una castidad perfecta, consagrado a la oración y a la vida ascética, distribuyendo su fortuna a los pobres. En 394 fue ordenado sacerdote en Barcelona. De vuelta a Nola, Paulino fundó junto con su esposa una pequeña comunidad de ascetas. Paulino dirigía la rama masculina y su esposa la femenina. El año 409 es nombrado obispo de Nola. Estuvo muy unido a san Ambrosio y a san Agustín. Fue escritor, teólogo y poeta. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Cuidaré de mis ovejas, dice el Señor, y les buscaré un pastor que las apaciente, y yo, el Señor, seré su Dios (Ez 34,11.23-24). 2. Oración colecta Señor, tú que en san Paulino de Nola proporcionaste a la Iglesia un obispo admirable por el amor a los pobres y la preocupación por su pueblo, concédenos, por su intercesión, no seguir viviendo indiferentes a las necesidades de los que nos rodean. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura

(Gén 15,1-12.17-18)

Lectura del libro de Génesis En aquel tiempo, el Señor se le apareció a Abram y le dijo: “No temas, Abram. Yo soy tu protector, y tu recompensa será muy grande”. Abram le respondió: “Señor, Señor mío, ¿qué me vas a poder dar, puesto que voy a morir sin hijos? Ya que no me has dado descendientes, un criado de mi casa será mi heredero”. Pero el Señor le dijo: “Ése no será tu heredero, sino uno que saldrá de tus entrañas”. Y haciéndolo salir de la casa, le dijo: “Mira el cielo y cuenta las estrellas, si puedes”. Luego aña-

dió; “Así será tu descendencia”. Abram creyó lo que el Señor le decía y, por esa fe, el Señor lo tuvo por justo. Entonces le dijo: “Yo soy el Señor, el que te sacó de Ur, ciudad de los caldeos, para entregarte en posesión esta tierra”. Abram replicó: “Señor Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla?” Dios le dijo: “Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos de tres años; una tórtola y un pichón”. Tomó Abram aquellos animales, los partió por la mitad y puso las mitades una enfrente de la otra, pero no partió las aves. Pronto comenzaron los buitres a descender sobre los cadáveres y Abram los ahuyentaba. Estando ya para ponerse el sol, Abram cayó en un profundo letargo, y un terror intenso y misterioso se apoderó de él. Cuando se puso el sol, hubo densa oscuridad y sucedió que un brasero humeante y una antorcha encendida, pasaron por entre aquellos animales partidos. De esta manera hizo el Señor, aquel día, una alianza con Abram, diciendo: “A tus descendientes doy esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río Eufrates”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.


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22 de Junio - Miércoles, Memoria de S. Paulino de Nola

4. Salmo responsorial R El Señor nunca olvida sus promesas. L Aclamen al Señor y denle gracias, canten sus maravillas a los pueblos. Entonen en su honor himnos y cantos y celebren sus portentos /R L Del nombre del Señor enorgullézcanse y siéntase feliz el que lo busca. Recurran al Señor y a su poder, y a su presencia acudan /R L Descendientes de Abraham, su servidor; estirpe de Jacob, su predilecto, escuchen: El Señor es nuestro Dios y gobiernan la tierra sus decretos /R L Ni aunque transcurran mil generaciones, se olvidará el Señor de sus promesas, de la alianza pactada con Abraham, del juramento de Isaac, que un día le hiciera /R (Sal 104). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Permanezcan en mí y yo en ustedes, dice el Señor; el que permanece en mí da fruto abundante. R Aleluya (Jn 15,4.5). 6. Evangelio

cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los conocerán”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 9. Oración sobre las ofrendas Mira, Señor, con bondad las ofrendas que te presentamos, en la fiesta del obispo san Paulino de Nola, para que nos obtengan tu perdón y glorifiquen así su santo nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor. 10. Antífona de la comunión No son ustedes los que me han elegido, dice el Señor, soy yo quien los ha elegido, para que vayan y den fruto y ese fruto perdure (Jn 15,16). 11. Oración después de la comunión Reanimados por este sacramento, te pedimos, Señor que, a ejemplo de san Paulino de Nola, nos esforcemos en dar testimonio de la fe que él tuvo y en llevar a la práctica sus enseñanzas. Por Jesucristo, nuestro Señor

(Mt 7,15-20)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuidado con los falsos profetas. Se acercan a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? Todo árbol bueno da frutos buenos y el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos y un árbol malo no puede producir frutos buenos. Todo árbol que no produce frutos buenos es

Dios te ha hablado, y tiene una pregunta para ti: Si el Señor se acerca hoy a tu vida, ¿qué frutos conseguirá?

San Paulino de Nola, obispo


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de Junio - Jueves, Feria, XII Semana del Tiempo Ordinario

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Color litúrgico: Verde - Inauguración del IV Congreso Eucarístico de Venezuela Dios protegió a Agrar y a su hijo La historia de Abrahán con Agar resulta extraña para nuestra mentalidad. No lo era en aquellos tiempos. Al no conseguir tener hijos con la esposa se recurría a una esclava. Como ordenaba la ley, la esclava no podía ser del pueblo de Israel: “No tomarás esclavos de tu mismo pueblo” (Lv 25,44). La maternidad de Agar suscitó los celos de Sara, que le proporcionó malos tratos. Al final, Agar abandonó la casa de Abrahán buscando su libertad. Dios no la abandonó a su suerte, sino que la protegió a ella y a su hijo. Dios también promete a Agar una numerosa descendencia. De este hijo nacerá un nuevo pueblo. En el relato hay un trasfondo histórico que hunde sus raíces en el pasado. El conflicto que refleja entre israelitas e ismaelitas se ha mantenido en el pasado y perdura hasta el presente. En parte, explica el antagonismo histórico que ha existido entre judíos y árabes. Es incorrecto mezclar a Dios en estos conflictos de origen étnico. Decir: ¡Señor, Señor!, no basta para entrar en el reino de Dios Con sus palabras, Jesús está revelando a los discípulos, que para pertenecer al reino que él anuncia no basta con las manifestaciones puramente externas, al estilo de los fariseos. Ellos buscaban exhibirse para que los viera la gente. Invocar al Señor es bueno, pero no el convertir esta práctica en un espectáculo. Otro de los fenómenos propicio para el espectáculo son los milagros: liberación de oprimidos, sanación de enfermos. Todos estos signos estaban ligados en la vida terrena de Jesús y en las primeras comunidades al anuncio del reino de Dios. La exigencia fundamental para formar parte del reino de Dios consiste en hacer la voluntad del Padre del cielo. El cumplimiento de esta voluntad se refleja en la vida personal de cada uno y en las obras. A los que se dedican a la religiónespectáculo, Jesús les dirá al hacer la valoración de su vida y de sus obras: No los conozco. Más que peritos en preparar espectáculos, Jesús quiere hacedores de buenas obras, aunque permanezcan en el anonimato. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Firmeza es el Señor para su pueblo, defensa y salvación para sus fieles. Sálvanos, Señor, vela sobre nosotros y guíanos siempre (Sal 27,8-9). 2. Oración colecta Padre misericordioso, que nunca dejas de tu mano a quienes has hecho arraigar en tu amistad, concédenos vivir siempre movidos por tu amor y un filial temor de ofenderte. Por nuestro Señor Jesucristo.

3. 1ª Lectura

(Gén 16,1-12.15-16)

Lectura del libro del Génesis Por aquel entonces, Saray, esposa de Abram, no le había dado hijos a éste; pero tenía una esclava egipcia, que se llamaba Agar. Saray le dijo entonces a Abram: “El Señor me ha hecho estéril. Acércate, pues, a mi esclava, a ver si por medio de ella puedo tener hijos”. Y Abram siguió el consejo de Saray.


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23 de Junio - Jueves, Feria, XII Semana del Tiempo Ordinario

Así, a los diez años de vivir Abram en Canaán, Saray, su esposa, tomó a su esclava Agar, la egipcia, y se la dio por mujer a Abram. El se acercó a Agar y ella concibió. Pero luego, al verse encinta, Agar miraba con desprecio a su señora. Entonces Saray le dijo a Abram: ‘Tú eres el responsable de esta ofensa. Yo puse en tus brazos a mi esclava y ahora ella, al verse encinta, me mira con desprecio. Que el Señor juzgue entre tú y yo”. Abram le respondió a Saray: “Tu esclava está a tu disposición. Haz con ella lo que tú quieras”. Entonces Saray trató tan mal a Agar, que ésta se escapó. El ángel del Señor encontró a Agar junto a un manantial del desierto, el que está en el camino de Shur, y le dijo: “Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?” Ella le respondió: “Ando huyendo de Saray, mi señora”. El ángel del Señor le dijo: “Vuelve a la casa de tu señora y sométete a ella”. Y el ángel del Señor añadió: “Voy a hacer tan numerosa tu descendencia, que no se podrá contar. Mira, estás encinta y darás a luz un hijo, a quien llamarás Ismael, porque el Señor te ha escuchado en tu aflicción. Será como un potro salvaje: luchará contra todos, y todos contra él, y vivirá separado de sus hermanos”. Agar le dio un hijo a Abram, y Abram llamó Ismael al hijo que Agar le había dado. Abram tenía ochenta y seis años cuando Agar dio a luz a Ismael. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 4. Salmo responsorial R Demos gracias al Señor, porque es bueno. L Demos gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia. ¿Quién podrá contar las

hazañas del Señor y alabarlo como él merece? /R L Dichosos los que cumplen la ley y obran siempre conforme a la justicia. Por el amor que tienes a tu pueblo, acuérdate de nosotros, Señor, y sálvanos /R L Sálvanos, Señor, para que veamos la dicha de tus escogidos y nos alegremos y nos gloriemos junto con el pueblo que te pertenece /R (Sal 105).

5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada, dice el Señor. R Aleluya (Jn 14,23).

6. Evangelio (Mt 7,21-29)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No todo el que me diga: ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos. Aquel día muchos me dirán: ‘¡Señor, Señor!, ¿no hemos hablado y arrojado demonios en tu nombre y no hemos hecho, en tu nombre, muchos milagros?’ Entonces yo les diré en su cara: ‘Nunca los he conocido. Aléjense de mí, ustedes, los que han hecho el mal’. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca. El que escucha estas palabras mías


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y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente”. Cuando Jesús terminó de hablar, la gente quedó asombrada de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza que vamos a ofrecerte, a fin de que purifique nuestros corazones y podamos corresponder a tu amor con nuestro amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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8. Antífona de la comunión Los ojos de todos los hombres te miran, Señor, llenos de esperanza, y tú das a cada uno su alimento (Sal 144,15).

9. Oración después de la comunión Señor, tú que nos has renovado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, concédenos que la participación en esta Eucaristía nos ayude a obtener la plenitud de la redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Qué obras puedes presentar en este día al Señor?

Nota: La celebración del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, por decreto de la Congregación delCulto Divino para los sacramentos, fue trasladada en Venezuela, para el Domingo siguiente al de la Santísima Trinidad.

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Color litúrgico: Blanco Elegido profeta desde el seno materno En el segundo “cántico del Siervo de Yahvé” se habla de su vocación profética: “Estaba en el seno materno y el Señor me llamó” (Is 49,1). Su llamado es semejante al de otros grandes profetas. El Señor dice a Jeremías “Antes de formarte en el vientre te elegí, antes de salir del seno materno te consagré” (Jer 1,5). En la visita a la casa de Zacarías que narra Lucas, no es difícil adivinar la presencia de la vocación de los grandes profetas. Como ellos, Juan es elegido y consagrado profeta desde el seno materno. Así lo reflejan las palabras de Isabel: “En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura dio saltos en mi vientre” (Lc 1,44). En la vocación y consagración profética de Juan Bautista acontece algo singular: Aquel cuyo camino debe preparar como profeta, es quien viene a su casa traído por su madre, para realizar su consagración. Tu mujer te dará un hijo. Lo llamarás Juan Lucas abre su evangelio con el anuncio del nacimiento de Juan Bautista. Como ha sucedido con otros grandes personajes bíblicos, la concepción de Juan Bautista se debe a una especial intervención de Dios.


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Lucas establece un paralelismo entre Juan y Jesús. La concepción de ambos se produce de forma singular. La de Juan se anuncia en un lugar significativo: el templo de Jerusalén, donde Zacarías ejerce su sacerdocio. El anuncio de la concepción de Jesús tiene lugar en la intimidad del hogar. El nacimiento de Juan produjo una gran sorpresa y una gran alegría entre los vecinos: Estaban asombrados de lo sucedido. Por todos los signos que observaban, estaban convencidos de que la mano del Señor estaba con él. Todo lo que rodea el nacimiento de Juan Bautista trasciende la noticia de un sencillo nacimiento familiar. Como canta Zacarías: “A ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo” (Lc 1,76). El gran revelador de la vocación profética de Juan es Jesús: “¿Qué han salido a ver? ¿Un profeta? Les digo que sí, y más que un profeta” (Lc 7,26). Un profeta, preparador de caminos para el Señor Los autores del nuevo testamento identificaron al Siervo de Yahvé con Jesús. Lucas Juan y Marcos acuden también al profeta Isaías para presentar la misión profética de Juan Bautista. Elige un texto del libro de la consolación: “Una voz grita: en el desierto preparen el camino al Señor, tracen en la llanura unos caminos para nuestro Dios” (Is 40,3). Como sucede con los profetas antiguos, la revelación de su concepción lleva unida la misión. La misión de Juan la proclama Zacarías el mismo día de la imposición del nombre: “Caminarás delante del Señor, preparándole el camino; anunciando la salvación por el perdón de los pecados” (Lc 1,76-77). El mismo Juan se lo hace saber a la gente: “Yo los bautizo con agua; pero viene uno con más autoridad que yo, y yo no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él los bautizará con Espíritu Santo y fuego” (Lc 3,16). Juan Bautista corrió la suerte de todos los profetas En el momento de morir, el primer mártir cristiano proclamaba: “¿A qué profeta no persiguieron vuestros padres? Ellos mataron a los que anunciaban de antemano la venida del Justo” (He 8,52). Juan Bautista vino a engrosar la lista de los grandes profetas, dando el testimonio profético más importante: su martirio. La palabra mártir significa testigo. Juan Bautista fue testigo denunciando la situación conyugal ilegal de Herodes y Herodías. No se lo perdonaron. A Juan Bautista le cortaron la cabeza. Dejó de denunciar con su voz, pero sigue denunciando con su sangre. Los profetas de hoy no suelen correr mejor suerte que Juan Bautista. Los Herodes de turno, persiguen, encarcelan, ejecutan a los profetas, valiéndose de mafias más sofisticadas. En su cinismo, quieren hacer ver que están prestando un servicio al pueblo. Ya se lo advertía Jesús a los discípulos en el discurso de la cena (Jn 16,2). El santo de hoy: Natividad de S. Juan Bautista Las informaciones más seguras sobre Juan Bautista nos las proporcionan los autores del nuevo testamento. Sus padres fueron Zacarías e Isabel, que era parienta de la Virgen María. Su concepción y su nacimiento están rodeados de un clima de misterio. Su primera aparición con cierta notoriedad se produce en el desierto. A partir de ahí empieza su misión. Como algunos de los grandes profetas, llevó vida austera: vestía túnica de piel de camello, se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Predicaba un bautismo de penitencia, para preparar la venida del Mesías. Él mismo lo bautizará en el Jordan y lo presentará al pueblo, como el “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Por denunciar la unión ilegítima de Herodes y Herodías murió decapitado. P. Antonio Danoz, redentorista


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1. Antífona de entrada Vino un hombre enviado por Dios y su nombre era Juan. Vino para dar testimonio de la luz, y prepararle al Señor un pueblo dispuesto a recibirlo (Jn 1,6-7; Lc 1,17). 2. Oración colecta Dios nuestro, que enviaste a san Juan Bautista para prepararle a Cristo, el Señor, un pueblo dispuesto a recibirlo, alegra ahora a tu Iglesia con la abundancia de los dones del Espíritu y guíala por el camino de la salvación y de la paz. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Is 49,1-6)

Lectura del libro del profeta Isaías Escúchenme, islas; pueblos lejanos, atiéndanme. El Señor me llamó desde el vientre de mi madre; cuando aún estaba yo en el seno materno, él pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada filosa, me escondió en la sombra de su mano, me hizo flecha puntiaguda, me guardó en su aljaba y me dijo: “Tú eres mi siervo, Israel; en ti manifestaré mi gloria”. Entonces yo pensé: “En vano me he cansado, inútilmente he gastado mis fuerzas; en realidad mi causa estaba en manos del Señor, mi recompensa la tenía mi Dios”. Ahora habla el Señor, el que me formó desde el seno materno, para que fuera su servidor, para hacer que Jacob volviera a él y congregar a Israel en torno suyo –tanto así me honró el Señor y mi Dios fue mi fuerza–. Ahora, pues, dice el Señor: “Es poco que seas mi siervo sólo para restablecer a las tribus de Jacob y reunir a los sobrevivientes de Israel; te voy a convertir en luz de las naciones, para que mi salvación

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llegue hasta los últimos rincones de la tierra”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Te doy gracias, Señor, porque me has formado maravillosamente. L Tú me conoces, Señor, profundamente: tú conoces cuándo me siento y me levanto, desde lejos sabes mis pensamientos, tú observas mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares /R L Tú formaste mis entrañas, me tejiste en el seno materno. Te doy gracias por tan grandes maravillas; soy un prodigio y tus obras son prodigiosas /R L Conocías plenamente mi alma; no se te escondía mi organismo, cuando en lo oculto me iba formando y entretejiendo en lo profundo de la tierra /R (Sal 138). 5. 2ª Lectura (He 13,22-26)

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, Pablo les dijo a los judíos: “Hermanos: Dios les dio a nuestros padres como rey a David, de quien hizo esta alabanza: He hallado a David, hijo de Jesé, hombre según mi corazón, quien realizará todos mis designios. Del linaje de David, conforme a la promesa, Dios hizo nacer para Israel un salvador: Jesús. Juan preparó su venida, predicando a todo el pueblo de Israel un bautismo de penitencia, y hacia el final de su vida, Juan decía: ‘Yo no soy el que ustedes piensan. Después de mí viene uno a quien no merezco desatarle las sandalias’. Hermanos míos, descendientes de Abraham, y cuantos temen a Dios: Este mensaje


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de salvación les ha sido enviado a ustedes”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos. R Aleluya (Lc 1,76).

7. Evangelio (Lc 1,57-66.80)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor Por aquellos días, le llegó a Isabel la hora de dar a luz y tuvo un hijo. Cuando sus vecinos y parientes se enteraron de que el Señor le había manifestado tan grande misericordia, se regocijaron con ella. A los ocho días fueron a circuncidar al niño y le querían poner Zacarías, como su padre; pero la madre se opuso, diciéndoles: “No. Su nombre será Juan”. Ellos le decían: “Pero si ninguno de tus parientes se llama así”. Entonces le preguntaron por señas al padre cómo quería que se llamara el niño. Él pidió una tablilla y escribió: “Juan es su nombre”. Todos se quedaron extrañados. En ese momento a Zacarías se le soltó la lengua, recobró el habla y empezó a bendecir a Dios. Un sentimiento de temor se apoderó de los vecinos y en toda la región montañosa de Judea se comentaba este suceso. Cuantos se enteraban de ello se preguntaban impresionados: “¿Qué va a ser de este niño?” Esto lo decían, porque realmente la mano de Dios estaba con él. El niño se iba desarrollando

físicamente y su espíritu se iba fortaleciendo, y vivió en el desierto hasta el día en que se dio a conocer al pueblo de Israel. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 8. Oración de los fieles S En esta solemnidad del Nacimiento de san Juan, oremos al Señor, nuestro Dios. L Por la Iglesia, que ha recibido, como san Juan, la misión de anunciar a Cristo; para que su testimonio sea llamada a la conversión, roguemos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Por el pueblo judío; para que llegue a reconocer en Jesús de Nazaret al Mesías anunciado por san Juan, el mayor de sus profetas, roguemos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Por todos los que buscan con sincero corazón; para que encuentren el camino de la salvación, roguemos al Señor A Te lo pedimos, Señor. L Por nosotros, que nos alegramos con el nacimiento del Precursor de Cristo; para que seamos el pueblo bien dispuesto para recibir el Evangelio, roguemos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. (Intenciones libres) S Escucha, Señor, nuestras súplicas, que san Juan, el mayor de los nacidos de mujer, te recomienda. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. 9. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, este sacrificio que vamos a ofrecerte para celebrar el nacimiento de san Juan Bautista, quien anunció la venida de nuestro Salvador y señaló su presencia entre los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor.


25 de Junio - Sábado, Feria o Memoria de Santa María en sábado

10. Prefacio S El Señor esté con ustedes. A Y con tu espíritu. S Levantemos el corazón. A Lo tenemos levantado hacia el Señor. S Demos gracias al Señor nuestro Dios. A Es justo y necesario. S En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. Ya que en la persona de su precursor, Juan el Bautista, podemos alabar tu magnificencia, que lo distinguió con particular honor entre todos los hombres. Él fue, en su nacimiento, ocasión de gran júbilo y aun antes de nacer, saltó de gozo por la visita del Salvador. Sólo a él fue dado entre todos los profetas presentar al Cordero, Redentor del mundo. Bautizó con el agua, que habría de quedar santificada, al mismo autor

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del bautismo, por quien mereció dar el testimonio supremo de su sangre. Por eso, unidos a los ángeles, te aclamamos llenos de alegría: Santo, Santo, Santo… 11. Antífona de la comunión Por la misericordia entrañable de nuestro Dios, nos ha visitado la luz que nace de lo alto (Lc 1,78). 12. Oración después de la comunión Señor, que la comunión que hemos recibido al celebrar el nacimiento del precursor de tu Hijo, renueve en nosotros el amor y la fidelidad a Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Eres un anunciador de la Buena Nueva de Jesucristo?

de Junio - Sábado, Feria o Memoria de Santa María en sábado

Color litúrgico: Verde o Blanco Nada es imposible para Dios En el contexto de una aparición de tres personajes misteriosos, la promesa tantas veces repetida a Abrahán, por fin llegará a cumplirse. La recepción que hace Abrahán a sus huéspedes es la que solía hacerse a las personas que llegaban de visita. Después de comer los alimentos que les había preparado, los huéspedes abordan directamente el objetivo de su visita. Le anuncian: “Para cuando vuelva a verte dentro de un año, Sara habrá tenido un hijo” (Gén 18,10). Sara quedó sorprendida. Se preguntaba: “¿Cómo voy a tener un hijo a mis años?” La respuesta es la típica que encontramos en otros pasajes de la Biblia: “¿Hay algo difícil para Dios?” Cuando el mensajero comunica a María que Isabel está encinta, Lucas señala: “La que se consideraba estéril está ya de seis meses. Pues nada es imposible para Dios” (Lc 1,36-37). Pablo escribe en su carta a la comunidad de Roma, al referirse a este acontecimiento: “Abrahán no vaciló en su fe, aun considerando su cuerpo ya sin vigor - era un centenario -, y el seno estéril de Sara” (Rom 4,19).


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En Israel no he encontrado una fe semejante Terminado el discurso sobre el monte, en el que Mateo concentra una buena parte de la Buena Noticia que anuncia Jesús, continúa el desarrollo de la vida y actividad de Jesús. El primer episodio es la sanación del siervo del jefe de una centuria romana. La sanación del siervo del centurión es la primera obra milagrosa personificada, que realiza Jesús en el evangelio de Mateo. Las sanciones y otras obras extraordinarias que hace Jesús no son pruebas, sino signos visibles de que el reino de Dios está actuando en el mundo. Éste, al igual que otros relatos, suponen la fe, conducen a ella o la confirman. En este sentido, la sanación del siervo del centurión es un caso revelador. Se trata de un pagano, que se acerca a Jesús con la certeza de que puede curar a su siervo. Pero da un paso más: “Basta que digas una palabra y mi siervo quedará sano” (Mt 8,8). Esta confesión de fe sorprendió a Jesús. Le brindó la oportunidad para hacer una catequesis. En primer lugar, manifiesta que no había encontrado hasta entonces una fe tan grande en Israel. En segundo lugar, Mateo consigna lo que de hecho estaba aconteciendo: Muchos vendrán de oriente y occidente y se sentarán en el reino de Dios. Los que se creían ciudadanos del reino, se quedarán en las tinieblas exteriores. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Dichosa tú, Virgen María, que llevaste en tu seno al creador del universo; diste a luz al que te creó, y permaneces virgen para siempre. 2. Oración colecta Fortalece, Dios misericordioso, nuestra debilidad, para que todos los que ahora recordamos con veneración a la santa Madre de Dios, podamos, por su intercesión y ayuda, levartarnos de nuestros pecados. 3. 1ª Lectura (Gén 18,1-15)

Lectura del libro del Génesis Un día, el Señor se le apareció a Abraham en el encinar de Mambré. Abraham estaba sentado en la entrada de su tienda, a la hora del calor más fuerte. Levantando la vista, vio de pronto a tres hombres que estaban de pie ante él. Al verlos, se dirigió a ellos rápidamente desde la puerta de la tienda, y postrado en

tierra, dijo: “Señor mío, si he hallado gracia a tus ojos, te ruego que no pases junto a mí sin detenerte. Haré que traigan un poco de agua para que se laven los pies y descansen a la sombra de estos árboles; traeré pan para que recobren las fuerzas y después continuarán su camino, pues sin duda para eso han pasado junto a su siervo”. Ellos le contestaron: “Está bien. Haz lo que dices”. Abraham entró rápidamente en la tienda donde estaba Sara y le dijo: “Date prisa, toma tres medidas de harina, amásalas y cuece unos panes”. Luego Abraham fue corriendo al establo, escogió un ternero y se lo dio a un criado para que lo matara y lo preparara. Cuando el ternero estuvo asado, tomó requesón y leche y lo sirvió todo a los forasteros. Él permaneció de pie junto a ellos, bajo el árbol, mientras comían. Ellos le preguntaron: “¿Dónde está Sara, tu mujer?” Él respondió: “Allá, en la tienda”. Uno de ellos le dijo:


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“Dentro de un año volveré sin falta a visitarte por estas fechas; para entonces, Sara, tu mujer, habrá tenido un hijo”. Sara estaba escuchando detrás de la puerta de la tienda. (Abraham y Sara eran ya muy ancianos, y a Sara le había cesado su regla). Sara se rió por lo bajo y pensó: “Siendo yo tan vieja y mi marido un anciano, ¿podré experimentar el placer?” Entonces el Señor le dijo a Abraham: “¿Por qué se ha reído Sara y ha dicho: ‘¿Será cierto que voy a dar a luz, siendo ya tan vieja?’ ¿Acaso hay algo difícil para Dios? El año que viene, en el plazo señalado, volveré a visitarte, y Sara tendrá un hijo”. Sara dijo entonces, asustada: “No me estaba riendo”. Pero el Señor replicó: “No lo niegues; sí te estabas riendo”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R El Señor se acordó de su misericordia. L Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava /R L Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre /R L Su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada /R L Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia, para siempre /R (Lc 1).

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5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Cristo hizo suyas nuestras debilidades y cargó con nuestros dolores. R Aleluya (Mt 8,17).

6. Evangelio (Mt 8,5-17)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un oficial romano y le dijo: “Señor, tengo en mi casa un criado que está en cama, paralítico, y sufre mucho”. Él le contestó: “Voy a curarlo”. Pero el oficial le replicó: “Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa; con que digas una sola palabra, mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; cuando le digo a uno: ‘¡Ve!’, él va; al otro: ‘¡Ven¡’, y viene; a mi criado: ‘¡Haz esto!’, y lo hace”. Al oír aquellas palabras, se admiró Jesús y dijo a los que lo seguían: “Yo les aseguro que en ningún israelita he hallado una fe tan grande. Les aseguro que muchos vendrán de oriente y de occidente y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los cielos, En cambio, a los herederos del Reino los echarán fuera, a las tinieblas. Ahí será el llanto y la desesperación”. Jesús le dijo al oficial romano: “Vuelve a tu casa y que se te cumpla lo que has creído”. Y en aquel momento se curó el criado. Al llegar Jesús a la casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama, con fiebre. Entonces la tomó de la mano y desapareció la fiebre. Ella se levantó y se puso a servirles. Al atardecer le trajeron muchos


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endemoniados. Él expulsó a los demonios con su palabra y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo dicho por el profeta Isaías: Él hizo suyas nuestras debilidades y cargó con nuestros dolores. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Al venerar la memoria de la Madre de tu Hijo, te rogamos, Señor, que la ofrenda que te presentamos nos transforme, por tu gracia, en oblación viva y continua. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Ha hecho en mí maravillas el todo-

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poderoso, cuyo nombre es santo (Lc 1,49).

9. Oración después de la comunión Ya que participamos de la redención eterna, te pedimos, Señor, que al venerar la memoria de la Madre de tu Hijo, nos gloriemos de la plenitud de tu gracia y sintamos los efectos de tu obra redentora. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: La fe hace milagros. ¿Y tú necesitas de milagros para creer?

de Junio - Domingo, Santísimo Cuerpo y Sangre de Jesucristo, S

Liturgia de las Horas: Propia - Color litúrgico: Blanco - Hoy se clausura el IV Congreso Eucarístico Nacional EL QUE COME MI CARNE Y BEBE MI SANGRE VIVE DE VIDA ETERNA La eucaristía, memoria y comunión con Jesús Los textos del nuevo testamento relacionados con la eucaristía se orientan en dos direcciones distintas, sin ser excluyentes. Unos, se centran en la memoria del misterio pascual de Jesús: su muerte y resurrección. Los textos relativos a la institución de la eucaristía, ponen el acento sobre todo en su carácter de memorial. Esta tendencia se acentúa en la llamada escuela antioqueña. Tanto Pablo como Lucas, en el relato de la institución añaden el mandato de Jesús: “Hagan esto en memoria mía” (1Co 11,24-26; Lc 22,19). Éste era el sentido de la celebración pascual judía. Al instituir la fiesta de la Pascua, el Señor ordena a Moisés: “Este día será para ustedes memorable, en él celebrarán fiesta al Señor. Lo harán de generación en generación” (Éx 12,14). Este sentido de memorial del misterio pascual de la muerte y resurrección de Jesús, sigue siendo el centro de la celebración de toda eucaristía. La celebración de la memoria incluye la manducación del cordero pascual. Para los discípulos de Jesús: la comunión con él se realiza por medio de los signos sacramentales del pan y del vino. En la celebración del Jueves Santo, la liturgia se centró en la dimensión de memorial; en esta fiesta la atención se centra más en la eucaristía, como alimento de comunión y de vida eterna.


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Comulgamos con Cristo, con el pan y con la copa Pablo se vale de la participación en los sacrificios paganos, para presentar a la comunidad de Corinto el valor y significación de la eucaristía. La mentalidad reinante consideraba que la participación en los banquetes de los ídolos, significaba entrar en comunión con el ídolo. Descendiendo al terreno práctico Pablo sentencia: “No pueden beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; compartir la mesa del Señor, y la mesa de los demonios” (1Co 10,21). El discípulo de Jesús tiene que comer el pan que partimos, pues a través de él entra en comunión con Jesús. También debe compartir la copa de bendición. Ésta es otra forma de entrar en comunión con Jesús: a través de su sangre. Es necesario distinguir bien el significado de la eucaristía; desligarla de cualquier otro banquete o comida profana. Pablo lo tiene muy Jesús les dijo: En verdad les claro: No quiero que entren en comunión con digo que si no comen la carne los demonios. del Hijo del hombre y no be- La eucaristía, constructora de unión en la ben su sangre, no tienen vida comunidad cristiana en ustedes (Cfr. Jn 6,53) Pablo revela a la comunidad de Corinto otro don especial propio de la celebración de la eucaristía: crear comunión entre los componentes de la comunidad. Todos compartimos un pan único. Y, puesto que uno es el pan, el cuerpo que todos formamos ha de ser también uno. Pablo utiliza la palabra cuerpo, para referirse a la eucaristía y para referirse a la comunidad cristiana. La eucaristía es el cuerpo de Cristo que compartimos en comunidad. El apóstol también recuerda a la comunidad de Corinto: “Nos hemos bautizado en un solo Espíritu para formar un solo cuerpo… Ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno en particular, son miembros de ese cuerpo” (1Co 12,13.27). Dios concede a la comunidad cristiana el poder para “hacer” la eucaristía. Y cada celebración de Hoy, Solemnidad del la misma construye y fortalece la comunión entre Cuerpo y Sangre de Cristo, los miembros de la comunidad. En la liturgia se clausura en Caracas del segundo domingo durante el año oramos: “Derrama, Señor, en nosotros tu espíritu de el IV Congreso amor, para que, alimentados con el mismo pan Eucarístico Nacional del cielo, permanezcamos unidos en el mismo amor” (Postcomunión). Quien come de este pan vivirá para siempre El evangelio de Juan habla de la Palabra en términos de encarnación; aquella misma carne es la que ahora se entrega como pan vivo, que comunica la vida. Al principio se habla de Jesús, como el cordero pascual que libera al mundo de su pecado. Ahora, en un contexto pascual, se dice que da su carne para que el mundo viva. El realismo del lenguaje con que habla Jesús: comer la carne, beber la sangre, escandalizó a las gentes de su tiempo. Con este lenguaje se pretende reafirmar


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la unión estrecha, entre Jesús que se entrega como pan vivo en la eucaristía, y aquel que lo recibe con fe. La comunicación de la vida que Jesús anuncia, acontece ya en la etapa de la vida terrena de los discípulos. De este modo, aquel que comulga, entra en comunión intima con la vida que Jesús comparte con el Padre. Con razón Jesús afirma: El que me come vivirá por mí. Es más: “Quien come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él” (Jn 6,56). La eucaristía, garantía de resurrección y vida eterna El evangelio de Juan no consigna la institución de la eucaristía, pero trata de explicar lo que ésta significa para los discípulos. Marcos y Lucas relacionan la eucaristía con el banquete definitivo en el reino de Dios (Mc 14,25; Lc 22,18). En el evangelio de Juan, la estrecha relación entre eucaristía y resurrección en el último día, se anuncia con más claridad: “Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día” (Jn 6,54). La vida que Jesús comunica por medio de su carne y de su sangre en la eucaristía, para que los discípulos vivan en este mundo, no termina con la muerte. Tendrá su continuación en la resurrección. A la eucaristía se la ha llamado semilla de resurrección. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Alimentó a su pueblo con lo mejor del trigo y lo sació con miel sacada de la roca (Sal 80,17). 2. Oración colecta Señor nuestro Jesucristo, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experi­mentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. 3. 1ª Lectura

(Dt 8,2-3.14-16)

Lectura del libro del Deutero­ nomio En aquel tiempo, habló Moisés al pueblo y le dijo: “Recuerda el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto, para afligirte, para ponerte a prueba y conocer si ibas a guardar sus manda­mientos o no.

Él te afligió, haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que ni tú ni tus padres conocían, para enseñarte que no sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios. No sea que te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto y de la esclavitud; que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, lleno de serpientes y alacranes; que en una tierra árida hizo brotar para ti agua de la roca más dura, y que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Bendito sea el Señor. L Glorifica al Señor, Jerusalén, a Dios ríndele honores, Israel. Él refuerza el cerrojo de tus puertas y bendice a tus hijos en tu casa /R L Él mantiene la paz en tus fronteras, con su trigo mejor sacia tu hambre. Él envía a la tierra su mensaje y su palabra corre velozmente /R


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L Le muestra a Jacob, sus pensa­ mientos, sus normas y designios a Israel. No ha hecho nada igual con ningún pueblo ni le ha confiado a otro sus proyectos /R (Sal 147). 5. 2ª Lectura (1Co 10,16-17)

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios Hermanos: El cáliz de la bendición con el que damos gracias, ¿no nos une a Cristo por medio de su sangre? Y el pan que partimos, ¿no nos une a Cristo por medio de su cuerpo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque todos comemos del mismo pan. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Secuencia Al Salvador alabemos, que es nuestro pastor y guía. Alabémoslo con himnos y canciones de alegría. Alabémoslo sin límites y con nuestras fuerzas todas; pues tan grande es el Señor, que nuestra alabanza es poca. Gustosos hoy aclamemos a Cristo, que es nuestro pan, pues él es el pan de vida, que nos da vida inmortal. Doce eran los que cenaban y les dio pan a los doce. Doce entonces lo comieron, y, después, todos los hombres. Sea plena la alabanza y llena de alegres cantos; que nuestra alma se desborde en todo un concierto santo. Hoy celebramos con gozo la gloriosa institución de este banquete divino, el banquete del Señor. Esta es la nueva Pascua, Pascua del único Rey, que termina con la alianza tan pesada de la ley.

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Esto nuevo, siempre nuevo, es la luz de la verdad, que sustituye a lo viejo con reciente claridad. En aquella última cena Cristo hizo la maravilla de dejar a sus amigos el memorial de su vida. Enseñados por la Iglesia, consagramos pan y vino, que a los hombres nos redimen, y dan fuerza en el camino. Es un dogma del cristiano que el pan se convierte en carne, y lo que antes era vino queda convertido en sangre. Hay cosas que no entendemos, pues no alcanza la razón; mas si las vemos con fe, entrarán al corazón. Bajo símbolos diversos y en diferentes figuras, se esconden ciertas verdades maravillosas, profundas. Su sangre es nuestra bebida; su carne, nuestro alimento; pero en el pan o en el vino Cristo está todo completo. Quien lo come, no lo rompe, no lo parte ni divide; él es el todo y la parte; vivo está en quien lo recibe. Puede ser tan sólo uno el que se acerca al altar, o pueden ser multitudes: Cristo no se acabará. Lo comen buenos y malos, con provecho diferente; no es lo mismo tener vida que ser condenado a muerte. A los malos les da muerte y a los buenos les de vida. ¡Qué efecto tan diferente tiene la misma comida! Si lo parten, no te apures; sólo parten lo exterior; en el mínimo fragmento entero late el Señor. Cuando parten lo exterior, sólo parten lo que has visto; no es una disminución de la persona de Cristo. El pan que del cielo baja es comida de viajeros, Es un pan para los hijos. ¡No hay que tirarlo a los perros! Isaac, el inocente, es figura de este pan, con el cordero de Pascua y el misterioso maná.


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26 de Junio - Domingo, Santísimo Cuerpo y Sangre de Jesucristo, S

Ten compasión de nosotros, buen pastor, pan verdadero. Apaciéntanos y cuídanos y condúcenos al cielo. Todo lo puedes y sabes, pastor de ovejas, divino. Concédenos en el cielo gozar la herencia contigo. Amén. 7. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; el que coma de este pan vivirá para siempre. R Aleluya (Jn 6,51). 8. Evangelio (Jn 6,51-58)

Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida”. Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?” Jesús les dijo: “Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron.

El que come de este pan vivirá para siempre”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 9. Oración de los fieles S Jesús nos ordenó celebrar la eucaristía, para recordar su muerte y resurrección. Oremos, para que alimente nuestro amor con el pan de vida. A Fortalécenos, Señor, con tu pan y tu bebida. L Para que muchas conversiones se susciten con el IV Congreso Eucarístico: Oremos al Señor. A Fortalécenos, Señor, con tu pan y tu bebida. L Tú nos invitas, Señor, a compartir la eucaristía, sin discriminaciones ni exclusiones. Para que en el gran banquete de la humanidad, todos puedan disfrutar de lo necesario para vivir: Oremos al Señor. A Fortalécenos, Señor, con tu pan y tu bebida. L Muchos en el mundo siguen con hambre de solidaridad y de justicia. Para que la participación en la eucaristía haga comunidades más generosas y solidarias: Oremos al Señor. A Fortalécenos, Señor, con tu pan y tu bebida. L Comemos el mismo pan para vivir más unidos. Para que la participación de cada familia en la eucaristía, cree hogares más unidos, y un mundo más fraterno: Oremos al Señor. A Fortalécenos, Señor, con tu pan y tu bebida. (Intenciones libres) S Te pedimos, Señor, que la eucaristía sea fermento de unidad, en nuestras comunidades, en los hogares y en el mundo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.


27 de Junio - Lunes, Memoria de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro

10. Oración sobre las ofrendas Señor, concede a tu Iglesia los dones de la unidad y de la paz, simbolizados en las ofrendas sacramentales que te presentamos. Por Jesucristo, nuestro Señor. 11. Prefacio S El Señor esté con ustedes A Y con tu espíritu S Levantemos el corazón A Lo tenemos levantado hacia el Señor. S Demos gracias al Señor, nuestro Dios. A Es justo y necesario S En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. El cual, verdadero y eterno sacerdote, al instituir el sacrificio perdurable, se ofreció a ti como víctima salvadora, y nos mandó que lo ofreciéramos como memorial suyo. En efecto, cuando comemos su carne, inmolada por nosotros, quedamos fortalecidos; y cuando

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bebemos su sangre, derramada por nosotros, quedamos limpios de nuestros pecados. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo… 12. Antífona de la comunión El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él, dice el Señor (Jn 6,56). 13. Oración después de la comunión Concédenos, Señor, disfrutar eternamente del gozo de tu divinidad que ahora pregustamos, en la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Sacias tu hambre y tu sed con la santa Eucaristía?

Junio - Lunes, Feria o Memoria de 27 de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro Liturgia de las Horas: 1ª Semana del Salterio – Color litúrgico: Verde o Blanco Límites a la misericordia de Dios los ponemos los humanos Este relato nos ofrece una serie de enseñanzas interesantes. Toda esta escena nos revela, en primer lugar, una forma simple y sencilla de relacionarse con Dios, que encontramos en muchos personajes de la Biblia. Abrahán conversa con Dios, como con un amigo que llega de visita a su casa. Dios lo elige para que sea el padre de un pueblo, que se mantendrá en el camino del Señor observando la justicia y el derecho. El anuncio que hace Dios a Abrahán de castigar a Sodoma y a Gomorra no deja indiferente a Abrahán. Conservando el mismo tono familiar, Abrahán se atreve a hacerle una pregunta a Dios: “¿Vas a destruir al inocente con el culpable?” (Gén 18,23) A partir de ahí, asistimos a un interesante diálogo entre Abrahán y Dios llevado hasta el límite. Finalmente, el relato nos revela que la misericordia de Dios es infinita. De


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27 de Junio - Lunes, Memoria de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro

propuesta en propuesta, Dios manifiesta estar dispuesto a actuar con misericordia. Pero llegó a un momento en que la misericordia fue ya imposible. A la misericordia de Dios, solamente los humanos podemos ponerle límites. Exigencias del seguimiento de Jesús La enseñanza de Jesús que es superior a la de los maestros de la ley, los signos milagrosos que realiza, despiertan el entusiasmo de la gente. Es precisamente un maestro de la ley, conocedor de las escrituras, quien le hace a Jesús una propuesta radical: “Te seguiré adonde vayas” (Mt 8,19). Posiblemente, el maestro de la ley no conocía todavía las exigencias del seguimiento de Jesús. Por si estaba pensando en grandezas propias de un mesianismo terreno, Jesús le indica una exigencia extrema: austeridad y desprendimiento de toda grandeza de este mundo. Su estilo de vida es el de un itinerante permanente: “El Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza” (Mt 8,20). A continuación, se presenta una persona anónima, que también quiere seguirlo. Pero pone una condición: “Enterrar primero a su padre” (Mt 8,21). Era éste un deber primordial en el judaísmo. La respuesta de Jesús es llamativamente radical: “Deja a los muertos que entierren a sus muertos” (Mt 8,22). San Agustín explica la propuesta de Jesús: hay que amar al progenitor, pero hay que preferir al Creador. Sin dejar de lado el amor a los seres más queridos, Jesús indica que su seguimiento exige con frecuencia decisiones radicales. La fiesta de hoy: Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro Se trata de un icono de María, que se ha hecho popular entre la gente por medio de los Misioneros Redentoristas. Pertenece a la escuela de iconos bizantinos de la isla de Creta de donde procede. Este icono de María está catalogado entre los llamados “Vírgenes de la Pasión”. Así lo revelan los arcángeles Miguel y Gabriel, presentando a Jesús, la cruz, la lanza y la esponja. En 1865, Pío IX confió este icono a los Misioneros Redentoristas con esta consigna: Denlo a conocer a todo el mundo. Así lo han hecho. Hoy María es venerada con este título en todo el mundo. Existen grandes santuarios dedicados a esta advocación, como el de Manila, convertidos en centros de peregrinación. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada María, el Altísimo te ha bendecido más que a todas las mujeres de la tierra, y de tal manera te ha glorificado, que los hombres no cesan de alabarte (Jdt 13,23.25). 2. Oración colecta Señor nuestro Jesucristo, que en tu santísima Madre, la Virgen María, has querido darnos una madre dispuesta siempre a socorrernos, concédenos, por su intercesión maternal, experimentar en nosotros los frutos de tu redención. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad

del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. 3. 1ª Lectura (Gén 18,16-33)

Lectura del libro del Génesis Los tres hombres que habían estado con Abraham se pusieron de pie y se encaminaron hacia Sodoma. Abraham los acompañaba para despedirlos. El Señor dijo entonces: “¿Acaso le voy a ocultar a Abraham lo que voy a hacer, siendo así que se va a convertir en un pueblo grande y poderoso y van a ser benditos en él todos los pueblos de la tierra?


27 de Junio - Lunes, Memoria de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro

Yo lo he escogido para que enseñe a sus hijos y a sus descendientes a cumplir mi voluntad, haciendo lo que es justo y recto, y así cumpliré lo que le he prometido”. Después el Señor dijo: “El clamor contra Sodoma y Gomorra es grande y su pecado es demasiado grave. Bajaré, pues, a ver si sus hechos corresponden a ese clamor; y si no, lo sabré”. Los hombres que estaban con Abraham se despidieron de él y se encaminaron hacia Sodoma. Abraham se quedó ante el Señor y le preguntó: “¿Será posible que tú destruyas al inocente junto con el culpable? Supongamos que hay cincuenta justos en la ciudad, ¿acabarás con todos ellos y no perdonarás al lugar en atención a esos cincuenta justos? Lejos de ti tal cosa: matar al inocente junto con el culpable, de manera que la suerte del justo sea como la del malvado: eso no puede ser. ¿El juez de todo el mundo no hará justicia?” El Señor le contestó: “Si encuentro en Sodoma cincuenta justos, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos”. Abraham insistió: “Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Supongamos que faltan cinco para los cincuenta justos, ¿por esos cinco que faltan, destruirás toda la ciudad’?” Y le respondió el Señor: “No la destruiré, si encuentro allí cuarenta y cinco justos”. Abraham volvió a insistir: “Quizá no se encuentren allí más que cuarenta”. El Señor le respondió: “En atención a los cuarenta, no lo haré”. Abraham siguió insistiendo: “Que no se enoje mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si hubiera treinta?” El Señor le dijo: “No lo haré, si hay treinta”. Abraham insistió otra vez: “Ya que me he atrevido a hablar a mi Señor,

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¿y si se encuentran sólo veinte?” El Señor le respondió: “En atención a los veinte, no la destruiré”. Abraham continuó: “No se enoje mi Señor, hablaré sólo una vez más. ¿Y si se encuentran sólo diez?” Contestó el Señor: “Por esos diez, no destruiré la ciudad”. Cuando terminó de hablar con Abraham, el Señor se fue y Abraham volvió a su casa. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R El Señor es compasivo y misericordioso. L Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios /R L El perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura /R L El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. El Señor no estará siempre enojado, ni durará para siempre su rencor /R L No nos trata como merecen nuestras culpas ni nos paga según nuestros pecados. Como desde la tierra hasta el cielo, así es de grande su misericordia /R (Sal 102). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Hagámosle caso al Señor, que nos dice: “No endurezcan su corazón”. R Aleluya (Sal 94,8). 6. Evangelio (Mt 8,18-22)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor Jesús En aquel tiempo, al ver Jesús que


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28 de Junio - Martes, S. Ireneo, Obispo y Mártir, M

la multitud lo rodeaba, les ordenó a sus discípulos que cruzaran el lago hacia la orilla de enfrente. En ese momento se le acercó un escriba y le dijo: “Maestro, te seguiré a donde quiera que vayas”. Jesús le respondió: “Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo, nidos: pero el Hijo del hombre no tiene en donde reclinar la cabeza”. Otro discípulo le dijo: “Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre”. Pero Jesús le respondió: “Tú, sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús 7. Oración sobre las ofrendas Jubilosos de poder celebrar la festividad de la Madre de tu Hijo, te presentamos, Señor, estas ofrendas de alabanza, y te pedimos que por este santo intercambio de dones, se acrecienten en nosotros los frutos

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de la redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Me llamarán bienaventurada todas las generaciones, porque ha puesto Dios sus ojos en la humildad de su esclava (Lc 1,48). 9. Oración después de la comunión Habiendo recibido el sacramento celestial, te pedimos, Señor, que cuantos hemos celebrado con veneración, la memoria de la santísima Virgen María, merezcamos participar del banquete eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Qué renuncias estás dispuesto a hacer, para seguir a Jesús?

de Junio - Martes, S. Ireneo, Obispo y Mártir, M

Color litúrgico: Rojo Ponte a salvo para no perecer La amistad de Dios con Abrahán se extiende también a Lot, su pariente. Cuando destruyó Sodoma y Gomorra, Dios “se acordó de Abrahán y libró a Lot de la catástrofe” (Gén 19,29). Antes de proceder a castigar a Gomorra, liberó a Lot y a toda su familia. Una vez puestos a salvo, Dios procedió a cumplir la amenaza. La construcción de este relato obedece al propósito de explicar ciertos fenómenos a los que no se encuentra explicación. El lugar donde se sitúan las ciudades es árido y desértico. No hay vida ni brota la hierba. En toda la historia bíblica, la destrucción de Sodoma y de Gomorra se presenta como el castigo ejemplar: las ciudades quedaron arrasadas por completo. Posiblemente, la destrucción de estas ciudades representa un juicio moral, pues se alega como motivo de su destrucción la perversión sexual. Quién es éste a quien los vientos obedecen El relato de la tempestad calmada se centra ante todo en la persona de Jesús.


28 de Junio - Martes, S. Ireneo, Obispo y Mártir, M

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Mateo quiere dejar cada vez más claro quién es Jesús. En esta ocasión revela su señorío sobre la tempestad. El dominio sobre el mar se le atribuye a Dios: “Más poderoso que las aguas estruendosas, más imponente que las aguas del mar, más imponente que el cielo es el Señor” (Sal 93,4). Su poderío sobre las olas se asemeja al señorío de Dios sobre el mar. Así lo entendieron los discípulos al preguntarse asombrados: “¿Quién es éste, que hasta los vientos le obedecen?” (Mt 8,27) La tempestad puso a prueba la fe de los discípulos. La que estaba a punto de naufragar era su fe. Así se lo hace saber Jesús: “¡Cobardes y hombres de poca fe!” (Mt 8,26). Su fe en Jesús era todavía muy débil. El episodio que están viviendo lo dejó de manifiesto. La tempestad se ha interpretado de forma simbólica. Representa los embates, las persecuciones, las situaciones difíciles con las que la comunidad de los discípulos tuvo que enfrentarse. Cuando se escribe el evangelio, la persecución se había hecho presente. Jesús resucitado envía un mensaje de seguridad a los discípulos. Por fuerte que sea la tormenta él está con los discípulos, aunque parezca dormido. El santo de hoy: S. Ireneo Nace en Esmirna (Turquía) Fue discípulo de san Policarpo, que a su vez lo había sido del apóstol san Juan. A causa de las persecuciones, se traslada a Francia el año 177, donde fue obispo de Lyón. Se distinguió por ser un gran teólogo y un defensor de la fe cristiana contra los herejes. En sus escritos puso el acento en el misterio de la encarnación de Jesucristo y la dignidad de la persona humana. Suya es la afirmación: “La gloria de Dios consiste en que el hombre viva, y la vida del hombre consiste en la visión de Dios”. Fue fiel testigo de la tradición apostólica y su gran defensor. Haciendo honor a su nombre (Ireneo, en griego significa “pacífico”, trabajó por la concordia en la Iglesia. Su gran obra es “Adversus Haereses” (Contra los herejes). Murió mártir hacia el año 200 d. C. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Este santo luchó hasta la muerte por la ley de Dios y no se aterrorizó ante la amenaza de los impíos, pues estaba afianzado sobre roca firme. 2. Oración colecta Señor, tú que llamaste al obispo san Ireneo a defender tu verdad y a traer la paz a tu Iglesia, aumenta en nosotros la fe y la caridad a fin de que nos esforcemos siempre por fomentar la unidad la concordia entre los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo.

3. 1ª Lectura (Gén 19,15-29)

Lectura del libro del Génesis Aquel día, al rayar el alba, los ángeles apresuraban a Lot diciéndole: “Vamos; toma a tu esposa y a tus dos hijas, para que no perezcas a causa de los pecados de Sodoma”. Como Lot no se decidía, los tomaron de la mano a él, a su mujer y a sus dos hijas, los sacaron de su casa y los condujeron fuera de la ciudad, porque el Señor los perdonaba. Cuando estaban fuera, uno de los ángeles le dijo: “Ponte a salvo, no mires hacia atrás, no te detengas en el valle; ponte a salvo en los montes para que no perezcas”.


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28 de Junio - Martes, S. Ireneo, Obispo y Mártir, M

Lot le respondió: “No, te lo ruego. Tú me has favorecido a mí, tratándome con gran misericordia al salvarme la vida; pero yo no podré sobrevivir en los montes, pues la desgracia me alcanzaría ahí y moriría. Mira; aquí cerca hay una ciudad pequeña, en donde puedo refugiarme y salvar la vida. ¿Verdad que es pequeña y puedo vivir en ella?” El ángel le contesto: “Accedo a lo que me pides, no arrasaré esa ciudad que dices. Aprisa, ponte a salvo, pues no puedo hacer nada hasta que llegues allá. Por eso la ciudad se llamó Soar. El sol salía cuando Lot llegó a Soar. El Señor hizo llover desde el cielo azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra. Arrasó aquellas ciudades y todo el valle, con los habitantes de las ciudades y la hierva del campo. La mujer de Lot miró hacia atrás y se convirtió en estatua de sal. Abraham se levantó de mañana y se dirigió al sitio donde había estado con el Señor. Miró en dirección de Sodoma y Gomorra toda la extensión del valle, y vio una gran humareda que salía del suelo, como el humo de un horno. Así, cuando el Señor destruyó las ciudades del valle y arrasó las ciudades en las que Lot había vivido, se acordó de Abraham y libró a Lot de la catástrofe. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Ten compasión de mí, Señor. L Examíname, Señor, ponme a prueba, sondea mis entrañas y mi corazón, porque tengo tu bondad ante mis ojos y camino en tu verdad /R L No me trates como a los pecadores ni me castigues como a los

sanguinarios, que en sus manos llevan infamias y las tienen llenas de sobornos /R L Yo, en cambio, camino en la integridad; sálvame y ten compasión de mí. Mi pie se mantiene en el camino recto, en la asamblea bendeciré al Señor /R (Sal 25). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Confío en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra. R Aleluya (Sal 129,5). 6. Evangelio (Mt 8,23-27)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús subió a una barca junto con sus discípulos. De pronto se levantó en el mar una tempestad tan fuerte, que las olas cubrían la barca; pero él estaba dormido. Los discípulos lo despertaron, diciéndole: “Señor ¡sálvanos, que perecemos!” Él les respondió: “¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?” Entonces se levantó, dio una orden terminante a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma. Y aquellos hombres, maravillados, decían: “¿Quién es éste, a quien hasta los vientos y el mar obedecen?” Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Que esta Eucaristía con la que celebramos, Señor, la memoria de san Ireneo, te glorifique a ti y aumente en nosotros el amor a la verdad, a fin de que permanezcamos firmes en la fe y en la unidad de tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.


29 de Junio - Miércoles, San Pedro y San Pablo, Apóstoles, S

8. Antífona de la comunión Si alguno quiere venirse en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz, y que me siga, dice el Señor (Mt 16,24). 9. Oración después de la comunión Que la participación en este sacramento nos comunique, Señor, la fe viva por la que gloriosamente murió

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san Ireneo, a fin de que podamos vivir como verdaderos. Discípulos de Cristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Necesitas acrecentar tu fe, porque tienes poca?

Junio - Miércoles, San Pedro y 29 de San Pablo, Apóstoles, S Color litúrgico: Rojo Dos apóstoles de perfil muy distinto Las lecturas que hemos leído reflejan con bastante fidelidad el perfil de estos dos apóstoles, distintos por el origen y diferentes en muchos de los aspectos de la misión que tuvieron en los comienzos de la Iglesia. Siguieron caminos distintos. Se encontraron pocas veces. Recién incorporado a la comunidad de seguidores de Jesús, Pablo acude a Jerusalén para tomar contacto con los máximos responsables de la Iglesia a cuyo frente estaba Pedro. En la estrategia para anunciar la Buena Noticia a los paganos, existieron notables divergencias entre los dos (Gál 2,11-14). En la carta a los gálatas expone Pablo el campo de acción prioritario de cada uno de ellos: “Reconocieron que se me había confiado anunciar la Buena Noticia a los paganos, así como a Pedro fue confiado el anuncio a los judíos” (Gál 2,7). El mismo Dios que asistía a Pedro en su apostolado con los judíos, era el que asistía a Pablo en su misión entre los paganos. Los dos tuvieron una misión sumamente importante en los comienzos de la Iglesia, sirviendo a Dios y a la comunidad naciente de los discípulos con gran entrega y generosidad. Aprendamos de estos dos apóstoles, diferentes en sus planteamientos, pero generosos en el servicio. La piedra fundamental de la nueva comunidad En la mitad del evangelio, Mateo sitúa la escena en la que Jesús confía a Pedro una misión, que será ratificada en el evangelio de Juan. En el evangelio de Mateo se expresa con las palabras: “Tú eres Pedro (“piedra”) y sobre esta roca edificaré mi Iglesia” (Mt 16,18). Mateo nos transmite el sentir de la comunidad de los discípulos cuando escribe su evangelio. Pablo refleja este mismo sentir algunos años antes. En la concepción de Iglesia de los comienzos, la imagen del pueblo de Israel constituido por doce tribus, correspondiente a los doce hijos de Jacob, tiene una indudable influencia. Los sinópticos nos ofrecen la lista de los doce. Entre ellos aparece en primer lugar el nombre de Pedro. En los evangelios sinópticos, para manifestar la misión que Jesús confía a Pedro


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29 de Junio - Miércoles, San Pedro y San Pablo, Apóstoles, S

se utiliza la imagen de la arquitectura. El evangelio de Juan se sirve de la imagen pastoril. Las palabras de Jesús: “Tú eres piedra y sobre esta roca edificaré mi Iglesia” (Mt 16,18), representan lo mismo que estas otras: Apacienta mis ovejas. En ambos casos, Jesús le confía una responsabilidad especial sobre la comunidad de los discípulos. A la primera, le precede una confesión de fe; a la segunda, una confesión de amor. El temple espiritual de un gran apóstol de Jesús La segunda carta a Timoteo nos ofrece el testimonio del temple de un apóstol, dedicado a anunciar la Buena Noticia sin fijarse fronteras, especialmente a los paganos. En la carta encontramos lo que se ha llamado el testamento de Pablo. Presenta a Pablo al final de su carrera. Desde ahí contempla la trayectoria de su vida. Toda ella ha sido un sacrificio litúrgico ofrecido a Dios, día por día, en un incasable servicio al anuncio de la Buena Noticia. Esta idea de la vida considerada como ofrenda y sacrificio ofrecido a Dios, la encontramos en la carta de Pablo a la comunidad de Filipos: “Si ahora debo derramar mi sangre sobre el sacrificio…. me alegro” (Fil 2,17). La lista de sacrificios por el anuncio de la Buena noticia es larga. El mismo apóstol ha dejado testimonio en sus cartas (2Co 11,23 ss). La fidelidad a Jesús desde el encuentro con él camino de Damasco no conoce fallas. Con razón puede afirmar: He mantenido mi fidelidad. A la comunidad de Filipos le confiesa: “Para mí la vida es Cristo y la muerte una ganancia” (Fil 1,21). El compromiso de Pablo fue sobre todo con el anuncio de la Buena noticia. A la comunidad de Roma escribe: “Me honra haber predicado la Buena Noticia donde todavía no se había nombrado a Cristo” (Rom 15, 20). A las generaciones cristianas de hoy aún nos sigue impactando su grito: “¡pobre de mí si no anuncio la Buena Noticia!” (1Co 9,16). Los santos de hoy: S. Pedro y S. Pablo Pedro era natural de Betsaida. Fue uno de los seguidores de Jesús de la primera hora. Era considerado el primero entre todos los discípulos. Negó tres veces que conocía a Jesús. Después de la resurrección confesó por tres veces su amor a Jesús. De parte de su actividad después de la resurrección, nos informa Lucas en la primera parte de los Hechos. De Pablo poseemos más información. Proviene la mayor parte de sus cartas y del libro de los Hechos. Nace en Cilicia. Es presentado como testigo de la muerte de Esteban. Perseguidor acérrimo de los seguidores de Jesús, se encontró con él de camino hacia Damasco. Este encuentro cambió su vida. A partir de entonces se entregó en cuerpo y alma a predicar el Evangelio por la mayor parte del imperio romano. Nos ha dejado seis cartas consideradas auténticas y seis cuya autenticidad es dudosa. Pero se consideran Palabra de Dios como las otras. Según la tradición, los dos apóstoles mueren en Roma. Fecha aproximada: Para Pedro el año 64 d. C. Para Pablo se duda entre el año 64 y el 67 d. C. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Demos gracias a Dios en esta festividad de san Pedro y san Pablo, que con su sangre fecundaron a la Iglesia, participaron de la pasión del Señor y se convirtieron en amigos suyos. (Se dice Gloria)


29 de Junio - Miércoles, San Pedro y San Pablo, Apóstoles, S

2. Oración colecta Dios nuestro, que nos llenas de santa alegría con la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, haz que tu Iglesia se mantenga siempre fiel a las enseñanzas de estos Apóstoles, de quienes recibió el primer anuncio de la fe. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (He 12,1-11)

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, el rey Herodes mandó apresar a algunos miembros de la Iglesia para maltratarlos. Mandó pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan, y viendo que eso agradaba a los judíos, también hizo apresar a Pedro. Esto sucedió durante los días de la fiesta de los panes Azimos. Después de apresarlo, lo hizo encarcelar y lo puso bajo la vigilancia de cuatro turnos de guardia, de cuatro soldados cada turno. Su intención era hacerlo comparecer ante el pueblo después de la Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel, la comunidad no cesaba de orar a Dios por él. La noche anterior al día en que Herodes iba a hacerlo comparecer ante el pueblo, Pedro estaba durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas y los centinelas cuidaban la puerta de la prisión. De pronto apareció el ángel del Señor y el calabozo se llenó de luz. El ángel tocó a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo: “Levántate pronto”. Entonces las cadenas que le sujetaban las manos se le cayeron. El ángel le dijo: “Cíñete la túnica y ponte las sandalias”, y Pedro obedeció. Después le dijo: “Ponte el manto y sígueme”. Pedro salió detrás de él, sin saber si era verdad

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o no lo que el ángel hacía, y le parecía más bien que esta soñando. Pasaron el primero y el segundo puesto de guardia y llegaron a la puerta de hierro que daba a la calle. La puerta se abrió sola delante de ellos. Salieron y caminaron hasta la esquina de la calle y de pronto el ángel desapareció. Entonces, Pedro se dio cuenta de lo que pasaba y dijo: “Ahora sí estoy seguro de que el Señor envió a su ángel, para librarme de las manos de Herodes y de todo cuanto el pueblo judío esperaba que me hicieran”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R El Señor me libró de todos mis temores. L Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo /R L Proclamemos la grandeza del Señor y alabemos todos juntos su poder. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores /R L Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te sentirás decepcionado, porque el Señor escucha el clamor de los pobres y los libra de todas sus angustias /R L Junto a aquellos que temen al Señor el ángel del Señor acampa y los protege. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Dichoso el hombre que se refugia en él /R (Sal 33).

5. 2ª Lectura

(2Tim 4,6-8.17-18)

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo Querido hermano: Ha llegado para mí la hora del sacrificio y se acerca


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29 de Junio - Miércoles, San Pedro y San Pablo, Apóstoles, S

el momento de mi partida. He luchado bien en el combate, he corrido hasta la meta, he perseverado en la fe. Ahora sólo espero la corona merecida, con la que el Señor, justo juez, me premiará en aquel día, y no solamente a mí, sino a todos aquellos que esperan con amor su glorioso advenimiento. Cuando todos me abandonaron, el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, por mi medio, se proclamara claramente el mensaje de salvación y lo oyeran todos los paganos. Y fui librado de las fauces del león. El Señor me seguirá librando de todos los peligros y me llevará sano y salvo a su Reino celestial. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella, dice el Señor. R Aleluya (Mt 16,18). 7. Evangelio (Mt 16,13-19)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas”. Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Jesús le dijo entonces: “Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hom-

bre, sino mi Padre, que está en los cielos. Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 8. Oración de los fieles S Celebrando la pasión gloriosa de tan grandes intercesores, oremos al Señor. L Por el Papa Benedicto XVI, sucesor de Pedro; para que realice su misión de guardar la unidad en la caridad de todas las Iglesias y confirme en la fe a sus hermanos, roguemos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Por la Iglesia, presente en la diversidad de naciones, razas y culturas; para que su misión evangelizadora sea reconocida y respetada, roguemos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Por las Iglesias que sufren coacción, reducidas al silencio, perseguidas, en algunos países; para que permanezcan firmes en la confesión de la fe y el testimonio cristiano, roguemos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Por nosotros, aquí reunidos; para que perseveremos fielmente en la enseñanza y la misión recibidas de los apóstoles, roguemos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. (Intenciones libres) S Señor, Dios nuestro: escucha nuestras súplicas, avaladas por la intercesión de los santos apóstoles Pedro y Pablo, columnas de la Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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9. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, los dones que te presentamos y, por intercesión de san Pedro y san Pablo, concédenos celebrar este sacrificio íntimamente unidos a ti en la fe y en el amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

por caminos diversos a la familia de Cristo, esa misma familia los asocia ahora en su veneración con una sola corona. Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar: Santo, Santo, Santo…

10. Prefacio S El Señor esté con ustedes. A Y con tu espíritu. S Levantemos el corazón. A Lo tenemos levantado hacia el Señor. S Demos gracias al Señor, nuestro Dios. A Es justo y necesario. S En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque la fiesta de tus santos Apóstoles nos llena de júbilo. Pedro es nuestro guía en la fe que profesamos; Pablo, expositor preclaro de tus misterios. Pedro consolidó la Iglesia primitiva con los israelitas que creyeron; Pablo fue preceptor y maestro de los paganos, que Dios quería llamar a su Iglesia. Así, después de haber congregado

11. Antífona de la comunión Dijo Pedro a Jesús: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Jesús le respondió: Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia (Mt

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16,16.18).

12. Oración después de la comunión Tú que nos has alimentado con esta Eucaristía, haz, Señor, que la participación perseverante en el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, y la fidelidad a la doctrina de los Apóstoles, nos conserven unidos en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Qué compromiso tienes con el anuncio de la Buena Noticia de Jesús?

de Junio - Jueves, Feria o Memoria de los Protomártires de la Iglesia de Roma

Color litúrgico: Verde o rojo Ya he comprobado que respetas a Dios Para situar el relato del llamado sacrificio de Isaac, hay que tener en cuenta que se produce en un ambiente religioso en el cual se practican sacrificios humanos a la divinidad. La interpretación literal del hecho ha llevado a considerar a Dios como una divinidad más, que exige sacrificios de este tipo. Para exaltar la fidelidad de Abrahán a Dios, se ofrece una narración que es ciertamente impactante y puede revelar la actitud de Abrahán. Pero de ella no podemos sacar una imagen distorsionada de Dios. Pudiera dar la impresión que Dios juega con los sentimientos más profundos de las personas,


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como puede ser el amor de un padre por su hijo. Tampoco concuerda con la fe auténtica, pensar que Dios se dedica a ponernos zancadillas para probarnos. Cuando Dios ordena a Abrahán respetar la vida de Isaac, se nos está revelando el Dios que no quiere la muerte, aunque se presente en forma de ofrenda, sino la vida. Con esto se rechazan las prácticas existentes entonces. El profeta Miqueas ofrece la respuesta acertada. Ante la pregunta: “¿Le ofreceré (a Dios) mi primogénito por mi culpa o el fruto de mi vientre por mi pecado?”. La respuesta es: “Hombre, ya te he explicado lo que está bien, lo que el Señor desea de ti; que defiendas el derecho y ames la lealtad y que seas humilde con Dios” (Mi 6,7-8). La multitud daba gloria a Dios por lo que estaban viendo Lo llamativo del relato de la curación del paralítico, no es el hecho maravilloso de la curación. El centro está en otra parte. El centro de atención está en las primeras palabras que pronuncia Jesús: “Hijo, tus pecados te están perdonados” (Mt 9,2). El interés se centra enseguida en la persona de Jesús. La reacción de los maestros de la ley es inmediata: Éste blasfema. En el relato de Marcos explica la razón de la denuncia: “¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?” (Mc 2,7). Con la iniciativa de perdonar los pecados, Jesús se está atribuyendo prerrogativas propias de Dios. La sanación del paralítico se convierte en signo del poder de Jesús de sanar toda la persona, no solo la enfermedad física: todo el hombre ha quedado sanado. Para recibir el don de la sanación que ofrece Jesús es necesario acercarse a él con fe: Al ver Jesús la fe que tenían, empieza el proceso que hará que el hombre regrese totalmente sano a su casa. La reacción de la multitud conecta directamente con el mensaje central de la curación del paralítico. Se distancia totalmente de la de los maestros de la ley. Éstos denuncian a Jesús por blasfemo; la gente da gloria a Dios, por haber dado a los hombres autoridad para perdonar los pecados. La fiesta de hoy: Protomártires de la Iglesia de Roma Son los primeros mártires de la Iglesia de Roma, que sufrieron el martirio durante la persecución de Nerón. El emperador responsabilizó a los cristianos del incendio de Roma el año 64 d. C. Por este motivo se desató una cruel persecución contra los cristianos. Murieron muchos arrojados a las fieras o crucificados a lo largo de las vías de acceso a la ciudad de Roma. El historiador Tácito (+ 120 d. C.) narra en sus “Annales” el martirio de “esas gentes que el vulgo llama cristianos, del nombre de Cristo, quien había sido ajusticiado bajo el mandato de Tiberio por el procurador Poncio Pilato”. Según su testimonio, se trataba de “una inmensa multitud”. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Muchas tribulaciones le sobrevienen al justo, pero de todas lo librará el Señor. Él es el que cuida de todos los huesos del justo y no dejará que ninguno se le quiebre (Sal 33. 20-21). 2. Oración colecta Dios nuestro, que la sangre de los innumerables mártires con la que quisiste santificar a la naciente Iglesia de Roma, fortalezca nuestra fe y nos ayude a alcanzar con ellos la victoria eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.


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3. 1ª Lectura (Gén 22,1-19)

Lectura del libro del Génesis En aquel tiempo, Dios le puso una prueba a Abraham y le dijo: “¡Abraham, Abraham!” Él respondió: “Aquí estoy”. Y Dios le dijo: “Toma a tu hijo único, Isaac, a quien tanto amas; vete a la región de Moria y ofrécemelo en sacrificio, en el monte que yo te indicaré”. Abraham madrugó, aparejó su burro, tomó consigo a dos de sus criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que Dios le había indicado. Al tercer día divisó a lo lejos el lugar. Les dijo entonces a sus criados: “Quédense aquí con el burro; yo iré con el muchacho hasta allá, para adorar a Dios y después regresaremos”. Abraham tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac y tomó en su mano el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos. Isaac dijo a su padre Abraham: “¡Padre!” Él respondió: “¿Qué quieres, hijo?” El muchacho contestó: “Ya tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el sacrificio?” Abraham le contestó: “Dios nos dará el cordero para el sacrificio, hijo mío”. Y siguieron caminando juntos. Cuando llegaron al sitio que Dios le había señalado, Abraham levantó un altar y acomodó la leña. Luego ató a su hijo Isaac, lo puso sobre el altar, encima de la leña, y tomó el cuchillo para degollarlo. Pero el ángel del Señor lo llamó desde el cielo y le dijo: “¡Abraham, Abraham!” El contestó: “Aquí estoy”. El ángel le dijo: “No descargues la mano contra tu hijo, ni le hagas daño. Ya veo que temes a Dios, porque no le has negado a tu hijo único”. Abraham levantó los ojos

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y vio un carnero, enredado por los cuernos en la maleza. Atrapó el carnero y lo ofreció en sacrificio, en lugar de su hijo. Abraham puso por nombre a aquel sitio “el Señor provee”, por lo que aun el día de hoy se dice: “El monte donde el Señor provee”. El ángel del Señor volvió a llamar a Abraham desde el cielo y le dijo: “Juro por mí mismo, dice el Señor, que por haber hecho esto y no haberme negado a tu hijo único, yo te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y las arenas del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades enemigas. En tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la tierra, porque obedeciste a mis palabras”. Abraham volvió a donde estaban sus criados y juntos se pusieron en camino hacia Berseba. Y Abraham se quedó a vivir ahí. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Nuestro Dios es compasivo. L Amo al Señor porque escucha el clamor de mi plegaria, porque me prestó atención cuando mi voz lo llamaba /R L Redes de angustia y de muerte me alcanzaron y me ahogaban. Entonces rogué al Señor que la vida me salvara /R L El Señor es bueno y justo, nuestro Dios es compasivo. A mí, débil, me salvó y protege a los sencillos /R L Mi alma libró de la muerte, del llanto los ojos míos, y ha evitado que mis pies tropiecen por el camino. Caminaré ante el Señor por la tierra de los vivos /R (Sal 114).


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5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Dios ha reconciliado consigo al mundo, por medio de Cristo, y nos ha encomendado a nosotros el mensaje de la reconciliación. R Aleluya (2Co 5,19). 6. Evangelio (Mt 9,1-8)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús subió de nuevo a la barca, pasó a la otra orilla del lago y llegó a Cafarnaúm, su ciudad. En esto, trajeron a donde él estaba a un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, le dijo al paralítico: “Ten confianza, hijo. Se te perdonan tus pecados”. Al oír esto, algunos escribas pensaron: “Este hombre está blasfemando”. Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: “¿Por qué piensan mal en sus corazones? ¿Qué es más fácil: decir ‘Se te perdonan tus pecados’, o decir ‘Levántate y anda’? Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados, -le dijo entonces al paralítico-: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. Él se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la gente se llenó de temor y glorificó a Dios, que había dado tanto poder a los hombres. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Señor, que el sacrificio que vamos a ofrecerte, para celebrar el glorioso martirio de tus santos, sea agradable a tus ojos para que nos purifiques de nuestros pecados y escuches nuestras súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

8. Antífona de la comunión Nadie ama más a sus amigos que el que da la vida por ellos (Jn 15,13). 9. Oración después de la comunión Te rogamos, Señor, que nada pueda separar del amor de Cristo a quienes hemos sido alimentados con su Cuerpo y hechos miembros suyos y que, a ejemplo de tus protomártires de Roma, suframos valerosamente todas las adversidades por tu Hijo que nos ama y que vive y reina por los siglos de los siglos. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Cómo valoras el perdón que Dios te ofrece?

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