Año XLV - Domingo XIII del Tiempo Ordinario /B - 1 de Julio de 2012
TEN FE Y VIVIRÁS
Remesa V - Nº 35
C
uántas veces has leído en el evangelio: “¡Ten fe!” “¡Tu fe te ha salvado!” “¡Basta que tengas fe!” Resulta muy interesante descubrir el énfasis que Jesús pone en la fe de todo aquel que se le acerca para pedirle el favor de un milagro. En cada signo de su misión, Jesús no pretende descubrirse poderoso, sino exaltar el poder de la fe. Ahí nos centramos. El evangelio de Marcos nos regala hoy dos relatos, interesantes en literatura y en revelación. Primero, el relato de la Sirofenicia que, avergonzada de su enfermedad y encendida en fe, se abre paso para sólo tocar el manto a Jesús. El Maestro advierte aquel roce de mano y, volviendo el rostro hacia la mujer, le dice: “Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud”. Segundo, el relato de Jairo que suplica, rodilla en tierra, un milagro para su hija. El buen hombre, ya de camino hacia casa con Jesús, recibe, de repente, la noticia Suplicándole a Jesús: “Mi hija está de su muerte. Algunos acompañantes pre- agonizando, ven e impón tus manos tenden retrocederlo en su petición. Pero sobre ella para que mejore y siga viviendo” (Mc 5,23). Jesús, al escuchar el tumulto de voces, le dice: “No temas; basta que tengas fe”. Esa es la frase: Basta que tengas fe. Y es que la fe en Jesús es principio de salud, de vida, de admiración y de seguimiento. Sin fe no es posible pasar de la muerte a la vida. Ciertamente no se trata de una fe supersticiosa, sino de una fe incondicional en Jesús; de una fe que es principio de vida, fuerza de esperanza y fuego de amor. ¿Cómo vives tu fe? ¿Buscas al Señor para conseguir milagros o para seguirlo a Él con amor y entrega? No dudes de Jesús. Acércate. Ten fe y vivirás. Antonio Gracia, pasionista CXIII Aniversario de la Consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento / Óbolo de San Pedro
Nuestra Misa Monición
Domingo XIII del Tiempo Ordinario /B Hermanos. Estamos en el Domingo Décimo Tercero del Tiempo Ordinario. La fe es la luz de nuestra vida. La fe es el poder de nuestra conversión. La fe nos introduce en el misterio pascual que celebramos. El Jesús que sana a la mujer Sirofenicia y resucita a la niña de Jairo, hoy realiza el milagro de su presencia sacramental. Nuestra fe, no es para pedir un milagro, sino para celebrar el milagro de su amor en la Eucaristía. Vivámosla con atención.
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Antífona de entrada
Pueblos todos, aplaudan; aclamen al Señor con gritos de júbilo (Sal 46,2).
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Acto Penitencial
S Tú que eres el camino que conduce al Padre: R Señor, ten piedad. S Tú que eres la verdad que ilumina los pueblos: Cristo, ten piedad. R Cristo, ten piedad. S Tú que eres la vida que renueva el mundo: Señor, ten piedad. R Señor, ten piedad.
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Gloria Oración colecta
Padre de bondad, que por medio de tu gracia nos has hecho hijos de la luz, concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor Jesucristo.
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1ª Lectura (Sab 1,13-15;2,23-24) Lectura del libro de la Sabiduría
Dios no hizo la muerte, ni se recrea en la destrucción de los vivientes. Todo lo
creó para que subsistiera. Las creaturas del mundo son saludables; no hay en ellas veneno mortal. Dios creó al hombre para que nunca muriera, porque lo hizo a imagen y semejanza de sí mismo; mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo y la experimentan quienes le pertenecen. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.
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Salmo responsorial (29)
L Te alabaré, Señor, eternamente. R Te alabaré, Señor, eternamente. L Te alabaré, Señor, pues no dejaste que se rieran de mí mis enemigos. Tú, Señor, me salvaste de la muerte y a punto de morir, me reviviste /R L Alaben al Señor quienes lo aman, den gracias a su nombre, porque su ira dura un solo instante y su bondad, toda la vida. El llanto nos visita por la tarde; por la mañana, el júbilo /R L Escúchame, Señor, y compadécete; Señor, ven en mi ayuda. Convertiste mi duelo en alegría, te alabaré por eso eternamente /R
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2ª Lectura (2Co 8,7.9.13-15) Lectura
de la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios
Hermanos: Ya que ustedes se distinguen en todo: en fe, en palabra, en sabiduría, en diligencia para todo y en amor hacia nosotros, distínganse también ahora por su generosidad. Bien saben lo generoso que ha sido nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, se hizo pobre por ustedes, para que ustedes se hicieran ricos con su pobreza. No se trata de que los demás vivan tranquilos, mientras ustedes están sufriendo. Se trata, más bien, de aplicar durante nuestra vida una medida justa; porque entonces la abundancia de ustedes remediará las carencias de ellos, y ellos, por su parte, los socorrerán a ustedes en sus necesidades. En esa forma habrá un justo medio, como dice la Escritura: Al que recogía mucho, nada le sobraba; al que recogía poco, nada le faltaba. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.
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Aclamación a/d Evangelio
R Aleluya, aleluya. Jesucristo, nuestro salvador, ha vencido la muerte y ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio. R Aleluya (2Tim 1,10).
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Lectura del santo Evangelio según san Marcos A. Gloria a ti, Señor
(Mc 5,21-43)
En aquel tiempo, cuando Jesús regresó en la barca al otro lado del lago, se quedó en la orilla y ahí se le reunió mucha gente. Entonces se acercó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a Jesús, se echó a sus pies y le suplicaba con insistencia: “Mi hija está agonizando. Ven a imponerle las manos para que se cure y viva”. Jesús se fue con él y mucha gente lo seguía y lo apretujaba. Entre la gente había una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y había gastado en eso toda su fortuna, pero en vez de mejorar, había empeorado. Oyó hablar de Jesús, vino y se le acercó por detrás entre la gente y le tocó el manto, pensando que, con sólo tocarle el vestido, se curaría. Inmediatamente se le secó la fuente de su hemorragia y sintió en su cuerpo que estaba curada. Jesús notó al instante que una fuerza curativa había salido de él, se volvió hacia la gente y les preguntó: “¿Quién ha tocado mi manto?” Sus discípulos le contestaron: “Estás viendo cómo te empuja la gente y todavía preguntas: ‘¿Quién me ha tocado?’” Pero él seguía mirando alrededor, para descubrir quién había sido. Entonces se acercó la mujer, asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado; se postró a sus pies y le confesó la verdad. Jesús la tranquilizó, diciendo; “Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y queda sana de tu enfermedad”. Todavía estaba hablando Jesús, cuando unos criados llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle a éste: “Ya se murió tu hija. ¿Para qué sigues molestando al Maestro?” Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: “No temas. Basta que tengas
fe”. No permitió que lo acompañaran más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Al llegar a la casa del jefe de la sinagoga, vio Jesús el alboroto de la gente y oyó los llantos y los alaridos que daban. Entró y les dijo: “¿Qué significa tanto llanto y alboroto? La niña no está muerta, está dormida”. Y se reían de él. Entonces Jesús echó fuera a la gente, y con los padres de la niña y sus acompañantes, entró a donde estaba la niña. La tomó de la mano y le dijo: “¡Talitá, kum!”, que significa: “¡Óyeme, niña, levántate!” La niña, que tenía doce años, se levantó inmediatamente y se puso a caminar. Todos se quedaron asombrados, Jesús les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie y les mandó que le dieran de comer a la niña. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
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Profesión de fe
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Oración de los fieles
S Jesús optó por la vida, sanando a una mujer y devolviendo a la vida a una muchacha. Oremos, para que también nosotros disfrutemos de una vida digna. A Te lo pedimos, Señor. L El Señor nos ha concedido el don de la vida. Para que cuidemos nuestra salud y nuestra vida, y respetemos siempre la vida de los demás: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Por nuestras comunidades cristianas, para que se preocupen de realizar un buen servicio a favor de los enfermos, y de las personas que ponen en riesgo sus vidas por atender a otras personas: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Por el Papa y los obispos, por las organizaciones sociales y por los responsables de las políticas orientadas a prestar un buen servicio a los enfermos, a los discapacitados, a toda persona que sufre cualquier limitación o trauma: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Por todos los que participamos en esta
El Domingo. Día del Señor. Fundado por el Beato Santiago Alberione en 1921 en Italia y en Venezuela se inició su publicación en 1966. Director: P. A. Vagnoni, ssp. - Coordinación: July Zambrano - Corrección: Manolo Martínez - Diagramación: Dora González - Ilustraciones de: Hna. Teresa Castaño - Edita SAN PABLO - Aptdo. 14.034 de Candelaria, Caracas 1011-A -Telfs.: (0212) 573.63.46 - 576.76.62 - 577.10.24.- Fax: (0212) 576.93.34 - Administración y distribución: Telfs.: (0212) 963.68.81 - 963.65.19 - Fax: (0212) 963.68.52 - Correo Electrónico E-Mail: publicaciones@sanpablo.org.ve - Web site: http: //www.sanpablo.org.ve - Para notificar pagos: (0212) 577.10.24 - E-mail: cobranzas@sanpablo.org.ve - Con licencia eclesiástica. Dep. Leg. pp 76-1793
eucaristía, por nuestras familias, por nuestro país, para que todos gocemos de buena salud espiritual y corporal: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. (Intenciones libres) S Concédenos, Señor, amor y fortaleza, para atender a quienes sufren quebrantos de salud y a quienes ven disminuidas sus fuerzas por la edad o la enfermedad. Por Jesucristo nuestro Señor. A Amén.
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Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Señor, participar dignamente en esta Eucaristía por medio de la cual tú te dignas hacernos partícipes de los frutos de la redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Plegaria Eucarística
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Antífona de comunión
Padre, te ruego por ellos, para que sean uno en nosotros, a fin de que el mundo crea que tú me has enviado, dice el Señor (Jn 17,20-21).
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Oración d/de la comunión
Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que hemos ofrecido en sacrificio y recibido en comunión, sean para nosotros principio de vida nueva, a fin de que, unidos a ti por el amor, demos frutos que permanezcan para siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Liturgia de la Semana - 1ª Sem. del Salterio
(Del 2 al 8 de Julio de 2012)
2 Lunes, Feria, XIII Sem. del Tpo. Ord. Am 2.6-10.13-16; Sal 49; Mt 8,18-22. 3 Martes, Santo Tomás Apóstol, F - Ef 2.1922; Sal 116; Jn 20,24-29. 4 Miércoles, Feria o Memoria de Santa Isabel de Portugal - Am 5,14-15.21-24; Sal 49; Mt 8,28-34. 5 Jueves, Feria o Memoria de San Antonio María Zacaría, Presbítero - Am 7,10-17; Sal 18; Mt 9,1-8. 6 Viernes, Feria o Memoria de Santa María Goretti, Virgen y Mártir - Am 8,46.9-12; Sal 118; Mt 9,9-13. 7 Sábado, Feria, XIII Sem. del Tpo. Ord. Am 9,11-15; Sal 84; Mt 9,14-17. 8 Domingo XIV del Tiempo Ordinario /B - Ez 2,2-5; Sal 122; 2Cor 12,7-10; Mc 6,1-6 L.H. 2ª Semana del Salterio.
El personaje de la semana
San Antonio María Zaccaría
N
ació en Cremona, ciudad de Lombardia, Italia, en 1502. Cuando tenía dos años murió su padre, Lázzaro. Su madre, Antonia Pescorali, queda viuda a los 18 años pero no quiso volver a casarse y se dedicó a la educación de su hijo. Antonio María estudió medicina en la Universidad de Padua. Era de familia adinerada, desde joven renunció a los vestidos elegantes y a los ambientes de juego. El dinero que ahorraba lo repartía entre los más necesitados.
A los 22 años recibió el doctorado de médico. Fue ordenado a los 26 años de edad, convirtiéndose así en médico de los cuerpos y de las almas. San Antonio María tenía un profundo amor por la Eucaristía. Propagó la devoción a las Cuarenta Horas, que consiste en dedicar tres días cada año, en cada templo, a honrar solemnemente a la Eucaristía con rezos, cantos y otros actos solemnes de culto. Tenía gran devoción a la pasión y muerte de Cristo. Cada viernes, a las tres de la tarde hacía sonar las campanas para recordar a la gente que a esa hora había muerto Nuestro Señor. Siendo un joven de 37 años, iba en una misión de paz, sintiéndose mal fue a casa de su madre y murió en sus brazos el 5 de julio de 1539. Se dice que tuvo una visión de San Pablo antes de morir. Una tercera devoción fue por las Cartas de San Pablo. Su lectura lo emocionaba e inspiraba en sus prédicas. José Alberto González josealbertopaulino_28@hotmail.com
“Participa en la Santa Misa, todos los días con la televisora TV Familia, de lunes a sábado a las 4 pm y domingos a las 7:30 am y 12 am. En Caracas, canal 69 y el canal 117 de Directv. Canales 11 y 8 por InterCCs y NetUno-CCs”.