Año XLV - Domingo XVI del Tiempo Ordinario /B - 22 de Julio de 2012
SERÉNATE Y RESPIRA
Remesa V - Nº 38
V
oy a compartir solamente el siguiente pensamiento del evangelio: “Vengan ustedes solos a un sitio tranquilo a descansar un poco…Y se fueron en la barca a un sitio tranquilo y apartado”. Olvídate de los pastores buenos y malos de la primera lectura. No corras buscando milagros. No te afanes porque no acabaste la novena al Señor; ni porque no pudiste rezar el cuarto rosario a la Virgen; ni porque no recitaste bien el salmo. Basta de afán. Deja el trabajo. Cierra la radio; apaga la televisión; aleja el celular. Busca un espacio tranquilo, silencioso. Cinco…, diez…, quince minutos. Son tuyos. Son para ti. No permitas que ningún elemento humano te perturbe. Siéntate. Y ahora cierra los ojos. Respira y expira serenamente. Adviértete a ti mismo: vivo, en paz, en comunión contigo mismo. Disfruta del abrazo de la luz y de la brisa; de la caricia de la aurora o del ocaso. Vive el sabroso escalofrío de tu soledad… Y en el silencio de tu mente, escucha a tu Al volver los apóstoles adonde ángel que te recita: “El Señor es mi pas- estaba Jesús, le contaron todo lo que tor, nada me falta. En verdes praderas habían hecho y enseñado (Mc 6,30). me hace recostar. Me conduce hacia fuentes tranquilas… Aunque camine por cañadas oscuras nada temo, porque tú vas conmigo”. Vive tu yo, estrechado por los brazos de Cristo, Buen Pastor. Y ahora sonríe a la vida, aunque nadie te vea. Sé feliz en el Señor. ¿Se requiere mucho espacio para hacer ese descanso en Dios? ¿Se necesita mucha plata? ¿Por qué no lo intentas cada mañana? No me digas que no tienes tiempo. Serénate y respira. Haz la prueba y verás el valor que tienen, para ti y para tu misión, esos quince minutos de silencio interior. Antonio Gracia, pasionista El Señor es mi pastor, nada me faltará (Sal 22)