Año XLVI - Domingo I de Adviento / C - 2 de Diciembre de 2012
¡VIVE LA ESPERA DEL SEÑOR!
Remesa I - Nº 1
H
oy es el primer domingo de Adviento, Ciclo “C” del Año Litúrgico. Aunque ya lo sepas de memoria, te recuerdo que el Adviento es tiempo de espera, de vigilia atenta y orante ante la llegada del Señor. Como en cada año, los profetas y el evangelio iluminan el Adviento. Jeremías, hoy, con llave de sabiduría, nos abre las puertas proclamando ante Israel y ante la casa de Judá: “Un vástago legítimo del tronco de David viene para hacer justicia sobre la tierra”. El vaticinado llevará el nombre de Emmanuel: Dios con nosotros. Él será nuestra salvación. ¡Qué bello! Dios viene para salvar. Este anuncio nos exige, en agradecimiento, salir a su encuentro, ponernos en camino. La espera se realiza vigilando. Ciertamente Lucas, traslada las palabras de Jeremías a la manifestación final del Hijo del Hombre: habrá signos en el sol y en la luna, y angustia en la gente por el estruendo del mar. Estos hechos, no son el fin. Pero, “cuando empiece todo esto, levanten la cabeza; se acerca la liberación”. Gracias a Dios, el mismo Lucas, en el principio de su evangelio, ubica en lugares concretos la visión de Jeremías. En Nazaret se encarna el que ha de venir. En Belén, el Vástago se revela en la sonrisa de un Niño. Y en su aparición gloriosa se manifiesta con cetro de “Estén vigilando y orando en liberación. todo momento para que se les El Adviento no es la fiesta: es el camino. Y al conceda escapar de todo lo que camino lo iluminan antorchas de oración, de debe suceder y estar de pie ante el Hijo del hombre” Palabra revelada y de conversión. Recompongo (Lc 21,36). dos versos de un Aguinaldo y canto: “De Nazaret a Belén va una estrella. La Virgen sueña caminos. Caminemos con ella”. ¿Cómo piensas vivir este tiempo de Adviento? ¿De qué cosas necesitas liberación? ¿Qué puedes hacer en tu casa o en tu barrio para preparar la venida del Señor? Lee la Palabra. Ora. Levanta tu alma al Señor y vive la espera con ilusión. Antonio Gracia, pasionista
Descúbrenos, Señor, tus caminos (Sal 24)