Año XLVII - Domingo VI del Tiempo Ordinario /A - 16 de Febrero de 2014
Remesa II - Nº 12
E
CON TUS PROMESAS ME DAS VIDA
l salmo 119 (118) es el más aburrido de todos los salmos. No porque hable de la Ley de Dios. Sino porque repite 22 veces las ocho palabras distintas con las que se refiere a la Ley, junto a otras palabras. Pero hay varios versículos que muestran la relación que la Ley tiene con la vida. Con tus promesas me das vida. Tus mandatos me alegran el corazón. ¡Dame vida por tu amor! O sea, que la Ley de Dios no son obligaciones que tenemos que cumplir. Sino indicadores del camino que lleva a la vida. Hoy hay carros que tienen un GPS que les indica el camino. Los mandamientos de la Ley de Dios son el GPS hacia la vida. O sea que uno no cumple los man- No he venido a abolir la ley…, sino a darle plenitud (Mt 5,17) damientos porque son obligatorios. Sino que los mandamientos nos confirman si estamos avanzando por el camino de la vida o de la muerte. Como dice el Eclesiástico: Delante del hombre están muerte y vida: le darán lo que él escoja. Por eso dice Jesús: No crean que he venido a abolir la Ley o los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar plenitud. Por eso no se conforma con el “no matarás”, o “no cometerás adulterio”, o “No jurarás en falso”. Sino que indica acciones concretas en la línea de estos mandamientos. No insultar a nuestro hermano. No desear la mujer casada. No jurar en absoluto. Le pedimos a Dios por medio de María que recibamos las gracias que nos quiere dar para vivir de acuerdo a la Ley que nos indica el camino de la vida. P. Jean Pierre Wyssembach, S.J. Dichoso el que cumple la voluntad del Señor (Sal 118)