Año XLVI - Martes, Natividad del Señor, S - 25 de Diciembre de 2012
JESÚS ES EL SEÑOR
Remesa I - Nº 5
F
rente a la impactante belleza de la Navidad, quiero resaltar, en mi comentario, lo humilde del acontecimiento. “Y le llegó a María el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito y lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre”. ¡Dios nace y su cuna aparece en la posada de un establo! ¿Quién es capaz de comprender el sentido de este misterio? Y ésta es la señal, la verdadera señal: “Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. El Verbo de Dios, “nacido de mujer”, se revela en pañales de carne; el Mesías salvador solloza en el temblor de un Niño, recostado en un pesebre donde comen los animales. ¡Increíble! Y sigo comentando con ingenuidad. Jesús abre los ojos en la noche y amanece la “luz para un pueblo que anda en tinieblas”; su sonrisa infantil es profecía de un reino nuevo; sus pequeñas manos levantan banderitas de paz. Así lo cantan los ángeles y así lo cel- Gloria a Dios en los más alto del cielo ebra la Iglesia: “¡Gloria a Dios en el cielo y y en la tierra paz a los hombres: ésta es la hora de su gracia (Lc 2,14). en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”. La Navidad es la fiesta de la vida, de la gracia, de la santidad y del amor, porque “un hijo se nos ha dado” y es “Dios con nosotros”. La Navidad pide el cese de las gue-rras y proclama el evangelio de la paz. En el temblor de un recién nacido, asoma la salvación del hombre; en su llanto, “los cielos y la tierra pregonan la victoria de Dios”. De nuevo repito: ¡Increíble! Todo parece un sueño. Cuánta humildad en la Navidad primera del Hijo de Dios. ¿Cómo sientes la Navidad en tu corazón? ¿Cómo la vives en tu familia? ¿Qué puedes hacer por la paz de tu entorno? Convierte tu corazón en su posada. Prende velitas de amor y celebra con alegría la Navidad del Hijo de María. ¡Jesús el Señor! Antonio Gracia, pasionista El equipo San Pablo y su Director desean: Feliz Navidad a todos
Nuestra Misa Monición
Martes - Natividad del Señor, S Hoy es Navidad. Noche de gracia. Día de luz. Sobre el regazo de la tierra se acuna el hijo de Dios. El Verbo divino, nacido de María Virgen, sonríe en el rostro de un niño, a quien se le anuncia como Jesús, el Salvador. En él contemplamos la gloria del Padre y la gracia del Espíritu. Hoy es la Fiesta de la vida, de la paz y del amor. Que el Señor nos conceda a nosotros y a todas nuestras familias, una Navidad llena de bendiciones de Dios. Con esta intención celebremos la santa Misa Misa de medianoche
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Oración colecta
Dios nuestro, que hiciste resplandecer esta noche santísima con el nacimiento de Cristo, verdadera luz del mundo, concédenos que, iluminados en la tierra por la luz de este misterio, podamos también disfrutar de la gloria de tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
2
1ª Lectura (Is 9,1-3.5-6) Lectura del libro del profeta Isaías
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en tierra de sombras, una luz resplandeció. Engrandeciste a tu pueblo e hiciste grande su alegría. Se gozan en tu presencia como gozan al cosechar, como se alegran al repartirse el botín. Porque tú quebrantaste su pesado yugo, la barra que oprimía sus hombros y el cetro de su tirano, como en el día de Madián. Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre sus hombros el signo del imperio y su nombre será: “Consejero admirable”, “Dios poderoso”, “Padre sempiterno”,
“Príncipe de la paz”; para extender el principado con una paz sin límites sobre el trono de David y sobre su reino; para establecerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre. El celo del Señor lo realizará. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.
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Salmo responsorial (95)
L Hoy nos ha nacido el Salvador. R Hoy nos ha nacido el Salvador. L Cantemos al Señor un canto nuevo, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo /R L Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos; de nación en nación, sus maravillas /R L Alégrense los cielos y la tierra, retumbe el mar y el mundo submarino. Salten de gozo el campo y cuanto encierra, manifiesten los bosques regocijo /R L Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones /R
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2ª Lectura (Tit 2,11-14) Lectura de la
carta del apóstol san Pablo a Tito
Querido hermano: La gracia de Dios se ha manifestado para salvar a todos los hombres y nos ha enseñando a renunciar a la irreligiosidad y a los deseos mundanos, para que vivamos, ya desde ahora, de una manera sobria, justa y fiel a Dios, en espera de la gloriosa venida del gran Dios y salvador, Cristo Jesús, nuestra esperanza. Él se entregó por nosotros para redimirnos de todo pecado y purificarnos, a fin de convertirnos en pueblo suyo, fervorosamente entregado a practicar el bien. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.
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Aclamación a/d Evangelio
R Aleluya, aleluya. Les anuncio una gran alegría: Hoy nos ha nacido el Salvador, que es Cristo, el Señor. R Aleluya (Lc 2,10-11).
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Lectura del santo Evangelio según san Lucas A. Gloria a ti, Señor
(Lc 2,1-14)
Por aquellos días, se promulgó un edicto de César Augusto, que ordenaba un censo de todo el imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia ciudad; así es que también José, perteneciente a la casa y familia de David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén, para empadronarse, juntamente con María, su esposa, que estaba encinta. Mientras estaban ahí, le llegó a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada. En aquella región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, vigilando por turno sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció y la gloria de Dios los envolvió con su luz y se llenaron de temor. El ángel les dijo: “No teman. Les traigo una buena noticia, que causará gran alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido en la ciudad de David, un salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán al niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre”. De pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: “¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!” Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
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Oración de los fieles
S Celebramos con gozo el nacimiento de Jesús, el “Dios-con-nosotros”. Por su intercesión oramos al Padre, para que bendiga al mundo con su gracia y con su paz. A Te lo pedimos, Señor. L El amor de Dios a la humanidad se hace presente en el niño que nos ha nacido. Para que este amor brille hoy
en todos los corazones, multiplicando la felicidad, la unidad y la fraternidad universal: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Jesús brilla en Navidad como luz en medio de las tinieblas. Para que su nacimiento disipe las sombras de odio, de la discordia, de la violencia, de la incredulidad, e ilumine con su nacimiento nuestro camino: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L El nacimiento de Jesús es la Buena Noticia que todo el mundo ha de conocer. Para que fortalecidos por esta eucaristía, salgamos sin temor a comunicarla a todo el mundo: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Jesús es aclamado hoy: “Príncipe de la paz”. Para que los países del mundo, las instituciones y los movimientos pacifistas promuevan la concordia entre las personas y los pueblos, y disfrutemos de una paz justa y duradera: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. (Intenciones libres) S Gracias, Señor, por el nacimiento de tu Hijo entre nosotros. Ayúdanos a caminar con él, y alcanzar por su medio la plenitud de la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. R Amén.
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Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, las ofrendas que te presentamos esta noche de Navidad, a fin de que, al recibirlas nosotros convertidas en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nos transformes en él, en quien nuestra naturaleza está unida a la tuya. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Oración d/de la comunión
Tú, Señor, que nos has concedido el gozo de celebrar esta noche el nacimiento de tu Hijo, ayúdanos a vivir según su ejemplo para llegar a compartir algún día con él la gloria de su Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
El Domingo. Día del Señor. Fundado por el Beato Santiago Alberione en 1921 en Italia y en Venezuela se inició su publicación en 1966. Director: P. A. Vagnoni, ssp. - Coordinación: July Zambrano - Corrección: Manolo Martínez - Diagramación: Dora González - Edita SAN PABLO - Aptdo. 14.034 de Candelaria, Caracas 1011-A -Telfs.: (0212) 573.63.46 - 576.76.62 - 577.10.24.- Fax: (0212) 576.93.34 - Administración y distribución: Telfs.: (0212) 963.68.81 - 963.65.19 - Fax: (0212) 963.68.52 - Correo Electrónico E-Mail: publicaciones@sanpablo.org.ve - Web site: http: //www.sanpablo.org.ve - Para notificar pagos: (0212) 577.10.24 - E-mail: cobranzas@sanpablo.org.ve - Con licencia eclesiástica. Dep. Leg. pp 76-1793
Misa del día
1
Oración colecta
Dios nuestro, que de modo admirable creaste al hombre a tu imagen y semejanza, y de modo más admirable lo elevaste con el nacimiento de tu Hijo, concédenos participar de la vida divina de aquél que ha querido participar de nuestra humanidad. Por nuestro Señor Jesucristo.
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1ª Lectura (Is 52,7-10) Lectura del libro del profeta Isaías
¡Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que anuncia la paz, al mensajero que trae la buena nueva, que pregona la salvación, que dice a Sión: “Tu Dios es rey”! Escucha: Tus centinelas alzan la voz y todos a una gritan alborozados, porque ven con sus propios ojos al Señor, que retorna a Sión. Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor rescata a su pueblo, consuela a Jerusalén. Descubre el Señor su santo brazo a la vista de todas las naciones. Verá la tierra entera la salvación que viene de nuestro Dios. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.
3
Salmo responsorial (97)
L Toda la tierra ha visto al Salvador. R Toda la tierra ha visto al Salvador. L Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria /R L El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel /R L La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor /R L Cantemos al Señor al son del arpa, suenen los instrumentos. Aclamemos al son de los clarines al Señor, nuestro rey /R
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2ª Lectura (Heb 1,1-6) Lectura de la carta a los hebreos
(Por motivo de espacio se suprime el texto de la 2ª Lectura)
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Aclamación a/d Evangelio
R Aleluya, aleluya. Un día sagrado ha brillado para nosotros. Vengan naciones, y adoren al Señor, porque hoy ha descendido una gran luz sobre la tierra.
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Lectura del santo Evangelio según san Juan A. Gloria a ti, Señor
(Jn 1,1-5.9-14) (Forma breve)
En el principio ya existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Ya en el principio él estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por él y sin él nada empezó de cuanto existe. Él era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron. Aquel que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba; el mundo había sido hecho por él y, sin embargo, el mundo no lo conoció. Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios. Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como a Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor.
7
Oración d/de la comunión
Concédenos, Dios misericordioso, que el salvador del mundo, que hoy nos ha nacido para comunicarnos su vida divina, nos dé también el don de su inmortalidad. El cual vive y reina por los siglos de los siglos.