Año XLVII - Domingo II del Tiempo Ordinario /A - 19 de Enero de 2014
¿QUÉ SIGNIFICA SER EL CORDERO DE DIOS?
Remesa I - Nº8
L
os hombres de muchas regiones del mundo se han preguntado qué hacer para agradar a Dios. Unos por temor. Otros por interés. Otros por agradecimiento. E inventaron los sacrificios. Por ofrecerle lo mejor llegaron al extremo de ofrecerle sacrificios humanos. Como los aztecas a Huichilopotzli. O los mayas ofreciendo la muchacha más bella. Los judíos le ofrecían corderos. Hasta que el Salmo 40 dice: “Sacrificios y ofrendas no los quieres. Entonces yo digo: “Aquí he venido. He de cumplir tu voluntad”. Juan Bautista presenta a Jesús como “Éste es el cordero de Dios, En aquel tiempo, vio Juan el que quita el pecado del mundo”. Bautista a Jesús, que venía hacia Que se hace cargo del pecado del él y exclamó: “Este es el cordero mundo. De tantos pecados en la de Dios, él que quita el pecado del mundo” (Jn 1,29-34). humanidad. Que se responsabiliza. Que se encarga. Que no deja a otros el problema para que lo resuelvan. Que carga con esos pecados. Que asume el costo de la esperanza de un mundo sin pecados. El libro del Apocalipsis presenta a Jesús como el cordero degollado pero en pie. “Digno es el cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, el saber, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza”. Jesús es el servidor de Dios, hecho “luz de las naciones, para que la salvación de Dios alcance hasta el confín de la tierra”. Pablo es el apóstol de Jesucristo. Y nosotros, ¿queremos identificarnos con ese cordero de Dios que carga y quita el pecado del mundo? ¿Queremos ser sus servidores? ¿Cómo vamos a ser apóstoles de Jesucristo? P. Jean Pierre Wyssembach, S.J. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad (Sal 39)