Año XLV - Domingo II de Cuaresma - /A -20 de Marzo de 2011
ABRE LA PUERTA Y ENTRA
Remesa II Nº 16
N
o te encierres en tu comodidad. Sal de tu casa y sube al Tabor del Encuentro. En el rostro de un transfigurado, encontrarás la Pascua de tu salvación. La Cuaresma es camino hacia la Jerusalén de la cruz dolorosa y de la gloriosa resurrección. Abraham escucha la llamada de Dios y se pone en camino. Deja la tierra y bajo la luz de la fe, marcha hacia una tierra desconocida. En él se cumplirá la gran promesa: será padre de un pueblo numeroso. La vida del ser humano es un camino hacia el porvenir de Dios. Un ir dejando cosas, realidades, un subir cada día hacia el encuentro del Señor. La luz de la fe da impulso al corazón para seguir a Aquel de quien se fía. Esta es parte fundamental de la cuaresma. El evangelio te invita, a salir y a subir al Tabor, si decides contemplar la nueva tierra, la nueva creación en la Pascua de Dios en Jesús el Señor. Descalza los pies de todo “Pedro tomó la palabra y dijo apego. Apóyate en el báculo de la fe y en la a Jesús: “Señor, qué bueno es que estemos aquí” (Mt 17,4) cumbre de tu corazón, haz silencio, escucha al Padre que te advierte con grito de amor: “Este es mi Hijo, el amado, el predilecto. Escúchalo”. A partir de ahí asume el “escuchar” como actitud fundamental de tu cuaresma. Ver el rostro transfigurado de Cristo, siempre será fruto de ese silencio contemplativo, de la escucha orante de su palabra. Tú no necesitas tienda de campaña. La tienes dentro. Por eso, así como te dije: Sal de tu casa y sube, ahora te digo: Abre la puerta y entra. El Tabor está dentro de ti. Silénciate y escucha al Señor. En la Pascua de Jesús está tu vida. Camina la cuaresma. Busca en la Palabra la vida que trasciende la muerte. Si buscas la resurrección, vívela ya desde el camino de la pasión. Antonio Gracia, pasionista Señor, ten misericordia de nosotros (Sal 32).