Año XLVIII - Domingo, La Ascensión del Señor, S - 1 de Junio de 2014
¿DIOS SE VA O SE QUEDA?
Remesa IV - Nº 27
U
na vez, al terminar una reunión de la comunidad, la gente le dijo al sacerdote: “Padre, ¡vaya con Dios!”. El Padre les respondió: “¡Queden con Dios!” Y una niña le preguntó a su mamá: “Mamá: Dios, ¿se va o se queda?”. “Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean Eso es la fiesta de la mis discípulos” (Mt 28,19). Ascensión. Jesucristo, ¿se va o se queda? Se va de la vista. Como que quedamos solos. Pero se queda en nosotros por medio de su Espíritu Santo. Por eso la Ascensión es una fiesta de alegría. Nos dice San Lucas que los apóstoles se volvieron a Jerusalén con gran alegría. La Ascensión es una fiesta de madurez. Si Jesús nos deja solos es porque confía en nosotros. Como cuando los maestros gradúan a sus alumnos. Como cuando los padres ven a los hijos que se van del hogar, porque ya están preparados para fundar uno propio. La Ascensión es una fiesta de compromiso con el trabajo comunitario. Dos hombres les dijeron a los apóstoles: “Galileos, ¿qué hacen ahí plantados mirando al cielo?”. La Ascensión es una fiesta de esperanza. Ya están sentados en los cielos con Cristo. Su ciudadanía está en los cielos. Busquen las cosas de arriba. La Ascensión de Jesucristo es la fiesta de su poder. Que el Dios del Señor nuestro Jesucristo ilumine los ojos de su corazón para que comprendan cuál es la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo. Que la Ascensión sea para nosotros una fiesta de alegría, porque Jesucristo se va, pero se queda con nosotros por su Espíritu, una fiesta de madurez, de compromiso, y de esperanza en la extraordinaria grandeza de su poder. P. Jean Pierre Wyssenbach, S.J.
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