Año XLVI - Domingo XVI del Tiempo Ordinario /A - 17 de Julio de 2011
LA PACIENCIA TODO LO ALCANZA
Remesa V Nº 33
U
no quisiera que la semilla del bien dominara las semillas del mal. A veces los ojos quisieran ver el poder del amor y de la bondad sobre la realidad del pecado y el odio. Pero la realidad cuesta aceptarla. El bien y el mal parecen morochos, nacidos de un mismo vientre. ¡Qué misterio y qué realidad! Dios siembra semillas de amor, de verdad, de justicia, de perdón, de santidad. El hombre lo sabe y lo siente. Pero advierte que en la oscuridad de su interior alguien siembra semillas de rencor, de mentira, de injusticia, de egoísmo, de orgullo, de mal. La semilla del bien es atractiva, seduce y, a la larga, da cosecha de bondad. La semilla del mal también se ofrece atractiva e igualmente seduce y da cosecha de maldad. “Veo el bien y lo apruebo, pero hago el mal que no quiero”. ¿Qué hacer? ¿Cómo hacer? En el jardín de mi casa hay un rosal. Su flor … “y toda la masa acabó por me enamora por su belleza y por su perfume. fermentar” (Mt 13,33) Gracias al enamoramiento, arranco cada día las hierbas malas que me lo quieren ahogar. Y pienso: enamorarse del bien y dejarse seducir por él, es la energía divina y secreta para arrancar la semilla del mal. Sin enamoramiento todo se vuelve desgano en el camino de la conversión. En la vida hay que aprender a amarse para trabajarse con ilusión. Hay que aprender a mirarse como Dios nos mira. ¿Qué semillas de bien reconoces en ti? ¿Qué seducciones hacia el mal te atormentan más en la vida? ¿Cómo sientes la fuerza del Espíritu dentro de ti? Trabájate con amor y ten paciencia contigo. Persevera con fe. La paciencia todo lo alcanza. Antonio Gracia, pasionista Tú, Señor, eres bueno y clemente (Sal 85)