Año XLVII - Domingo XXXI del Tiempo Ordinario /C - 3 de Noviembre de 2013
ABRE TU PUERTA
Remesa VII - Nº 51
Q
ué difícil le resulta a Jesús el camino de su misión. Si va a la casa de Zaqueo, malo; si defiende a la pecadora, peor; y si echa demonios, ya sabes: está endemoniado. Qué convencimiento tan profundo debe tener Jesús en su tarea, cuando de sus labios brota esta frase: “El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación lo que está perdido”. a esta casa, porque también él es hijo de Y entramos en el relato de Zaqueo. Abraham” (Lc 19,9) El tal Zaqueo, jefe de publicanos y bajo de estatura, sale una tarde a encontrarse con el tal Jesús. Vence todos los obstáculos que se le presentan en el camino para verlo. Sube a un árbol y espera. Y allí recibe la sorpresa del misionero peregrino: “Zaqueo, baja enseguida; hoy tengo que alojarme en tu casa”. Sorprendido por la auto-invitación de Jesús, Zaqueo se descuelga ligero por el tronco y lo recibe muy contento. Y uno se pregunta: ¿Quién busca a quien? ¿Es Zaqueo quien busca primero a Jesús o es Jesús quien, a distancia, mira primero a Zaqueo? Los ojos de Jesús, llenos de amor, ven más y mejor que los ojos de Zaqueo, henchidos de curiosidad. Por eso lo invita a bajar, porque “quiere alojarse en su casa”. La gente farisea no comprende la auto-invitación del Maestro. La tergiversa. La enjuicia negativamente. ¡Qué desgracia! Siempre los puritanos quieren ser los intérpretes legítimos de los planes de Dios y sin darse cuenta, cierran caminos a su misión. Qué difícil resulta dejarse llamar cuando nos sentimos perfectos en el cumplimiento de la ley. ¿Te dejas encontrar por Jesús? ¿Tienes la puerta de tu corazón abierta a su auto-invitación? ¿Qué implica para ti encontrar la salvación del Señor Jesús que pasa hoy por el camino de tu vida. Él se invita a estar contigo. Abre tu puerta. Y que la sabiduría divina te ayude a comprender que con Jesús la salvación entra en tu casa. P. Antonio Gracia, pasionista Bendeciré al Señor eternamente (Sal 144)
Nuestra Misa Monición
Domingo XXXI del Tiempo Ordinario /C Hermanos. Domingo a Domingo la palabra del Señor proclamada en la Eucaristía nos revela rasgos significativos para nuestra vida. Hoy nos ofrece el relato del encuentro de Jesús con Zaqueo y nos revela el maravilloso evangelio de que Jesús viene a salvar lo que está perdido. Abramos la puerta de nuestra mente a su auto-invitación y que en la comunión de su cuerpo sintamos de verdad que la salvación de Dios entra en nuestra casa familiar y en la casa de cada uno de nuestros corazones.
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Antífona de entrada
Señor, no me abandones, no te me alejes, Dios mío. Ven de prisa a socorrerme, Señor, mi salvador (Sal 37,22-23).
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Acto Penitencial
S Tú que has venido a buscar al que estaba perdido: Señor, ten piedad. R Señor, ten piedad. S Tú que has querido dar la vida en rescate por todos: Cristo, ten piedad. R Cristo, ten piedad. S Tú que reúnes a tus hijos dispersos: Señor, ten piedad. R Señor, ten piedad.
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Gloria
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo
tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
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Oración colecta
Dios omnipotente y misericordioso, de cuya mano proviene el don de servirte y de alabarte, ayúdanos a vencer en esta vida cuanto pueda separarnos de ti. Por nuestro Señor Jesucristo.
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1ª Lectura (Sab 11,22-12.2) Lectura del libro de la Sabiduría
Señor, delante de ti, el mundo entero es como un grano de arena en la balanza, como gota de rocío mañanero, que cae sobre la tierra. Te compadeces de todos, y aunque puedes destruirlo todo, aparentas no ver los pecados de los hombres, para darles ocasión de arrepentirse. Porque tú amas todo cuanto existe y no aborreces nada de lo que has hecho; pues si hubieras aborrecido alguna cosa, no la habrías creado. ¿Y cómo podrían seguir existiendo las cosas, si tú no lo quisieras? ¿Cómo habría podido conservarse algo hasta ahora, si tú no lo hubieras llamado a la existencia? Tú perdonas a todos, porque todos son tuyos, Señor, que amas la vida, porque tu espíritu inmortal, está en todos los seres. Por eso a los que caen, los vas corrigiendo poco a poco, los reprendes y les traes a la memoria sus pecados, para que se arrepientan de sus maldades y crean en ti, Señor. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.
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Salmo responsorial (144)
L Bendeciré al Señor eternamente. R Bendeciré al Señor eternamente. L Dios y rey mío, yo te alabaré, bendeciré tu nombre siempre y para siempre. Un día tras otro bendeciré tu nombre y no cesará mi boca de alabarte /R L El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas sus creaturas /R L Que te alaben, Señor, todas tus obras
y que todos tus fieles te bendigan. Que proclamen la gloria de tu reino y narren tus proezas a los hombres /R L El Señor es siempre fiel a sus palabras y lleno de bondad en sus acciones. Da su apoyo el Señor al que tropieza y al agobiado alivia /R
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2ª Lectura (2Tes 1,11–2,2) Lectura de
la segunda carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses
Hermanos: Oramos siempre por ustedes, para que Dios los haga dignos de la vocación a la que los ha llamado, y con su poder, lleve a efecto tanto los buenos propósitos que ustedes han formado, como lo que ya han emprendido por la fe. Así glorificarán a nuestro Señor Jesús y él los glorificará a ustedes, en la medida en que actúe en ustedes la gracia de nuestro Dios y de Jesucristo, el Señor. Por lo que toca a la venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestro encuentro con él, les rogamos que no se dejen perturbar tan fácilmente. No se alarmen ni por supuestas revelaciones, ni por palabras o cartas atribuidas a nosotros, que los induzcan a pensar que el día del Señor es inminente. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.
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Aclamación a/d Evangelio
R Aleluya, aleluya. Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él, tenga vida eterna. R Aleluya (Jn 3,16).
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Lectura del santo Evangelio según san Lucas A. Gloria a ti, Señor
(Lc 19,1-10)
En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó, y al ir atravesando la ciudad, sucedió que un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de conocer a Jesús; pero la gente se lo impedía, porque Zaqueo era de baja estatura. Entonces corrió y se subió a un árbol
para verlo cuando pasara por ahí. Al llegar a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo: “Zaqueo, bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa”. Él bajó enseguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, comenzaron todos a murmurar diciendo: “Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador”. Zaqueo, poniéndose de pie, dijo a Jesús: “Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le restituiré cuatro veces más”. Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también él es hijo de Abraham, y el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
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Profesión de fe
Creo en un solo Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
El Domingo. Día del Señor. Fundado por el Beato Santiago Alberione en 1921 en Italia y en Venezuela se inició su publicación en 1966. Director: P. A. Vagnoni, ssp. - Coordinación: July Zambrano - Corrección: Manolo Martínez - Diagramación: Dora González - Edita SAN PABLO - Aptdo. 14.034 de Candelaria, Caracas 1011-A -Telfs.: (0212) 573.63.46 - 576.76.62 - 577.10.24.- Fax: (0212) 576.93.34 - Administración y distribución: Telfs.: (0212) 962.73.98 - 962.73.47 - 962.73.40 - Fax: (0212) 963.68.52 - Correo Electrónico E-Mail: publicaciones@sanpablo.org.ve - Web site: http: //www.sanpablo.org.ve - Para notificar pagos: (0212) 577.10.24 - E-mail: cobranzas@sanpablo.org.ve - Con licencia eclesiástica. Dep. Leg. pp 76-1793
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Oración de los fieles
S Compartir con los pobres es un signo de conversión. Oremos, para que la salvación de Dios transforme nuestro corazón, penetre en nuestros hogares y alcance a la sociedad. A Te lo pedimos, Señor. L Con Jesús llegó la salvación en casa de Zaqueo. Para que nuestro encuentro con Jesús transforme nuestra vida personal y nos impulse a crear un mundo más humano: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Zaqueo reparó a los que había defraudo. Para que se imponga la honestidad en los negocios y en las instituciones públicas, y se reparen los daños producidos por las injusticias: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Para que busquemos a Jesús con la voluntad decidida de compartir con los pobres nuestros bienes, como signo de la autenticidad de nuestra conversión: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Somos muy dados a criticar. Para que pasemos de la crítica, a apoyar a los que buscan sinceramente al Señor hasta que lo encuentren: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. (Intenciones libres) S Señor, tú te dejas encontrar del que te busca. Haz que nuestro encuentro contigo renueve toda nuestra vida. Por Jesucristo nuestro Señor. R Amén.
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Oración sobre las ofrendas
Que este sacrificio que vamos a ofrecerte en comunión con toda tu Iglesia, te sea agradable, Señor, y nos obtenga la plenitud de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Plegaria Eucarística
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Antífona de comunión
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Oración d/de la comunión
Continúa, Señor, en nosotros tu obra de salvación por medio de esta Eucaristía para que, cada vez más unidos a Cristo en esta vida, merezcamos vivir con él eternamente. Por Jesucristo, nuestro Señor.
El personaje de la semana
Venerable Antonietta Nennolina
N
ació en Roma el 15 de diciembre de 1930. A los tres años frecuentó el jardín de infancia de las religiosas y a los 5 años se inscribió en la Acción Católica, en el grupo de las más pequeñas. A los 6 años un Osteosarcoma le obliga a la amputación de la pierna izquierda. Una religiosa enfermera de la clínica testimonió: “En el cuarto de la niña, entró su papá, después de haberla acariciado, le preguntó: ¿Sientes mucho dolor? Y le dice: “papá, el dolor es como la tela, cuanto más fuerte más valor tiene”. Comienza a ir a la escuela a los 6 años, con una prótesis que le provoca muchos fastidios. La amputación de la pierna no había bloqueado el tumor, que se extendió a la cabeza, a la mano, al pie, a la garganta y a la boca. Tanto los dolores de la enfermedad como los tratamientos que trataban de curarla eran muy fuertes. Escribía a Jesús: “Voy con entusiasmo, porque se aprenden tantas cosas bellas sobre Ti y sobre tus Santos”. Murió en medio de terribles dolores. No había cumplido ni siquiera 7 años. Ha sido declarada “Venerable” por el Papa Benedicto XVI el 17 de diciembre de 2007. Su vida ha sido un testimonio de la santidad de los niños que sufren Ángel Rubén Deceano
Liturgia de la Semana
3ª Sem. del Salterio (Del 4 al 10 de Noviembre 2013) 4 Lunes, San Carlos Borromeo, Obispo, M - Rom 11,30-36; Sal 68; Lc 14,12-14. 5 Martes, Feria, XXXI Sem. del Tpo. Ord.Rom 12,5-16; Sal 130; Lc 14,15-24. 6 Miércoles - Feria, XXXI Sem. del Tpo. Ord. - Rom 13,8-10; Sal 111; Lc 14,25-33. 7 Jueves - Feria, XXXI Sem. del Tpo. Ord. - Rom 14,7-12; Sal 26; Lc 15,1-10. 8 Viernes - Feria, XXXI Sem. del Tpo. Ord. - Rom 15,14-21; Sal 97; Lc 16,1-8. 9 Sábado - Dedic. de la Bas. de Letrán, F Ez 47,1-2.8-9.12; Sal 45; Jn 2,13-22. 10 Domingo XXXII del Tiempo Ordinario /C - 2 Mac 7,1-2.9-14; Sal 16; 2 Tes 2,16–3,5; Lc 20,27-38.. - L.H.: 4ª Semana del Salterio.