Revista vida pastoral nº 10

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Edita:

Créditoss

Año 3 - N° 10 - Abril / Junio 2014

Sociedad de San Pablo-Venezuela Director: P. Ángel Vagnoni, ssp Director Ejecutivo: P. Gustavo Nova Nova, ssp

Colaboradores: +Jorge Urosa Savino, Cardenal Arzobispo de Caracas Mons. Diego Rafael Padrón Sánchez Arzobispo de Cumaná Presidente de la C.E.V. + Baltazar Enrique Porras Cardozo Arzobispo Metropolitano de Mérida Mons. José de la Trinidad Valera Obispo de Guanare Mons. Mario del Valle Moronta Rodríguez Obispo de la Diócesis de San Cristóbal P. Silvio Sassi, ssp Superior General P. Gustavo Nova Nova, ssp P. Ángel Vagnoni, ssp Hno. Bernardo Favaretto, ssp Diseño y Diagramación: Adrián Rodríguez Publicidad: Dpto. de Publicidad Correo electrónico: vidapastoral@sanpablo.org.ve Imprime: La Bodoniana Depósito Legal: pp201102DC3841

© SAN PABLO

Ferrenquín a La Cruz de La Candelaria Edif. Doral Plaza, Local 1 Apartado 14.034, Caracas 1011-A, Venezuela Telfs.: (0212) 576.76.62 - 577.10.24 Fax: (0212) 576.93.34

Nuestra p o r t a d a

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Editorial

Cristo ha Resucitado y Resucita...

Pastoral

Propuestas para una Pastoral...

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Vaticano

Felicidades a su eminencia...

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Actualidad

Declaración del Año Jubilar de ...

Actualidad

Comunicado con motivo de ...

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Novedades Misal Romano...

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Mensaje

Mensaje del Santo Padre...

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Discurso

Comunicación al servicio...

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Biografía

Mons. Miguel Antonio Salas

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Espiritualidad

La pastoral en la parroquia según el Beato...

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Contenido Guías Homiléticas

2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

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Editorial

Cristo

ha Resucitado y Resucita en cada Creyente

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uando nos encontramos ante la muerte nos podemos quedar sin palabras, pero hay alguien superior a la muerte y es quien la ha vencido: Jesucristo.

Quienes mataron a Jesús creyeron que ya habían triunfado y que habían concluido con lo planeado. Hasta los más cercanos de Jesús cayeron en la desesperanza. Pero en la madrugada del sábado al domingo Jesús volvió a la vida. Salió de la oscuridad del sepulcro por sus propios medios. La semilla cargada de amor brotó de la tierra y renació como nueva vida. Resucitó, transformó la historia y se convirtió en la máxima esperanza del cristianismo.

La resurrección de Jesucristo es la semilla de la gran resurrección de todos los hermanos y hermanas sobre la tierra y así nada, ni la muerte, ni los peligros, ni ninguna clase de egoísmos podrán romper el camino de fe y de esperanza de cada uno de los hermanos y de toda la iglesia.

Editorial

La resurrección es el triunfo de las esperanzas de los necesitados. La resurrección de Cristo pobre señala el destino de todos los pobres de la tierra: vencer la muerte. Y vencer la muerte es triunfar sobre la injusticia.

Editorial

Jesús vino a iluminarnos con el amor venciendo a la muerte. Él dominó a las tinieblas, a la mentira, el odio. Venció al miedo. Triunfó sobre el egoísmo de los poderosos. Se convirtió en el prototipo de cada creyente.

Cristo resucitado es nuestra gran esperanza como lo fue para nuestro gran apóstol San Pablo.

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Pastoral

PROPUESTAS

PARA UNA PASTORAL

VOCACIONAL LATINOAMERICANA P. Gustavo Nova Nova , ssp / novanova08@gmail.com

U

no de los trabajos pastorales que he realizado con más celo y dedicación, durante mi vida sacerdotal, ha sido la consecución de nuevas vocaciones, consciente de la necesidad de continuar con el mandato de Jesús: “Vayan por el mundo y anuncien el Evangelio”. En base a esta experiencia es que hago algunas sugerencias que espero sirvan de ayuda a quienes tienen en sus manos tan honrosa labor:

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1. Fortalecer la pastoral vocacional involucrando a los mismos seminaristas. Nuestros jóvenes son preparados para amar su vocación; enamorarse de la causa del servicio a los demás en nombre de Cristo así la pasión evangelizadora que nos trasmite el Evangelio. Con estas herramientas, los enviamos al contacto con otros jóvenes con inquietudes para el servicio a la Iglesia, en la búsqueda de un ”banco de nombres” interesados en un proceso de discernimiento. 2. Aplicamos el plan de discernimiento personalizado “Ven y verás” de Jn 1,45 . Bajo este lema

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invitamos a los futuros seminaristas a visitar nuestra casa. Después de, previamente, haber realizado un estudio por correspondencia, donde nos centramos en su familia y en su parroquia o, también, enviamos uno de nuestros religiosos para que establezca un contacto directo con el aspirante. En este caso es inmensamente valiosa la colaboración del párroco, por ser él quien mantiene el contacto más directo con los candidatos y quien mejor conoce sus inquietudes. Para todos los párrocos, nuestro agradecimiento por su valiosa y precisa colaboración. 3. En los encuentros personalizados les mostramos cómo vivimos el día a día, lo que hacemos y, desde luego, cómo nos relacionamos con Dios: con la visita al Santísimo diariamente; con la eucaristía de todos los días; los encuentros comunitarios en las comidas; la participación en el estudio; y el acompañamiento en el apostolado de evangelización que ejercemos. 4. Les recomendamos lecturas apropiadas para fortalecer su vocación y los incentivamos a la superación personal e intelectual, como un modo de ser mejores personas y prepararse para el servicio al prójimo.


7. Establecer un plan de discernimiento vocacional bíblico abierto para todas las vocaciones y hecho de tal manera que los jóvenes que así lo quieran puedan leer y responder de acuerdo a los dictados de sus corazones, pero a la vez tengan una iluminación del gran funcionamiento de todos al servicio de la construcción del Reino de Dios en la tan querida Iglesia Católica. 8. En la Comunidad formativa tenemos el equipo de formación, que los recibe cuando nos hacen las primeras visitas. Ellos llevan a cabo varias entre-

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Las visitas que nos hacen los aspirantes al seminario se realizan de la siguiente manera: En la primera oportunidad permanecen tres días con la Comunidad; en la segunda una semana y, la tercera vez que nos visitan, entre quince s o veinte días.

La primera vez que los recibimos nos acomodamos al tiempo del joven, de acuerdo con sus estudios, trabajo o apostolado que esté realizando en ese momento. Las otras visitas se van concretando de común acuerdo y se van concediendo de acuerdo al grado de motivación que observamos en cada uno de ellos. EL COMO También sugerimos diversas actividades que se podrían llevar a cabo en las parroquias, para contribuir con la promoción de vocaciones:

Pastoral

6. Tener disponibilidad para una comunicación por Facebook, Internet, Skype o telefónica por lo menos cada semana, encargando a los mismos jóvenes de establecer amistades en las que se cuentan experiencias de la vida del seminario.

vistas personales que nos sirven para determinar los elementos necesarios para una posible aceptación en el seminario.

Pastoral

5. Simultáneamente tenemos un plan de discernimiento vocacional abierto, es decir, respetando mucho su libertad, les va mostrando un ejercicio de introspección espiritual y psicológico, además del énfasis bíblico que lleva a la persona a valorar, ante todo, un encuentro con Dios. Este escrito con preguntas y espacios para rellenar les hace más fácil el proceso. Este material está abierto a toda vocación, teniendo en cuenta la posibilidad de que en la búsqueda de Dios, puedan descubrir otro camino para servir a Dios, aunque no sea necesariamente el nuestro.

a. Promocionar la imagen de Jesús buen pastor con la novena por la paz del alma y la armonía en el hogar, ofreciéndola a precios competitivos (pero recuperando fondos…..) y promocionar con la novena la oración por las vocaciones en cada familia. b. Vincular a cada seminarista en la pastoral vocacional. Porque, si de verdad ama su vocación, podrá traer el nombre del amigo o per-

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Pastoral

sona que piensa pueda hacer su mismo camino al gran banco de datos de vocacionables. c. Comprometer a los seminaristas con el fortalecimiento de la pastoral juvenil, en la estrategia de jóvenes animando jóvenes, comprometiéndolos en una mayor experiencia de Dios, invitándolos a retiros espirituales y a involucrarse en diversas acciones o tareas recreativas que ayuden a la dimensión festiva de la fe. d. Organizar sectorialmente encuentros de monaguillos o acólitos ofreciendo mayor preparación para su desempeño, pero, a la vez, proporcionarle motivos para sentirse satisfechos por la oportunidad de compartir la celebración y estar cerca de quien preside tantas celebraciones de fe. e. Fomentar retiros espirituales para los jóvenes que se preparan al sacramento de la confirmación y lograr sembrar en ellos el interrogante de la propuesta vocacional… f.

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Conversar sobre la vocación con los futuros matrimonios para que vuelva la convicción de que entregar un hijo o hija para Dios es una bendición celestial para ellos, a fin de que todas las madres de familia digan al oído de sus hijos lo importante que es servir a Dios.

g. Organizar la asociación de profesores amigos de la pastoral vocacional para que en los colegios y universidades le hablen a los jóvenes acerca de la vocación de servicio a la Iglesia y, además, estén atentos y alimenten el banco de datos de los y las vocacionables.

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h. Vincular a los grupos apostólicos u organizaciones de la Iglesia, como los carismáticos o los cursillos de cristiandad, para favorecer encuentros espirituales especializados en jóvenes con temas tales como: Señor, ¿qué quieres que haga? ¿Qué quieres de mí? i.

Fortalecer la infancia y la juventud misionera y, alguna vez, en los encuentros, invitarlos a reflexionar sobre la vocación evangelizadora.

j.

Producir una serie de videos que presenten las acciones de los sacerdotes, religiosos y religiosas, realizando obras de servicio al prójimo en diferentes organizaciones de caridad que tiene la Iglesia.

k. Recuperar el rosario vocacional y ofrecerlo en las grandes experiencias de oración de las programaciones de la Iglesia. l.

Hacer muchos libretos de adoración al Santísimo sobre la vocación y donarlos incluso para que los lleven a sus casas.


Vaticano

Vaticano

Vaticano

Felicidades a su eminencia Pietro Parolín

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a Iglesia venezolana eleva oraciones en acción de gracias a Dios por el reconocimiento a su eminencia Pietro Parolín, cardenal y reconoce además la feliz memoria de todo su gran y familiar aporte en este territorio nacional como hombre conciliador y pastor, sobre todo en tiempos difíciles del país. Excelentísimo Monseñor Diego Padrón Presidente de la CEV.

2014 2014 // Abril Abril -- Junio Junio // Vida Vida Pastoral Pastoral

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Actualidad Declaración del Año Jubilar de

LA JUVENTUD

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l próximo 12 de febrero se cumplieron 200 años de la Batalla de La Victoria. Cada año, en esta fecha, se celebra en Venezuela el Día de la Juventud, como reconocimiento al grupo de jóvenes, algunos de ellos seminaristas y universitarios, que ese día ofrecieron su vida por la libertad de nuestra patria. Este Bicentenario es una ocasión propicia para que toda la sociedad venezolana reconozca el aporte y protagonismo de los jóvenes en nuestra sociedad, a través del estudio, el trabajo, sus sacrificios, alegrías y esperanzas. Es también una oportunidad para afirmar que la mejor contribución que la juventud puede ofrecer hoy a la patria y a la Iglesia, es su formación y compromiso con la vida, la verdad, la paz, la justicia y la solidaridad. Por tanto, los Obispos de Venezuela hemos acordado declarar y celebrar en todas las instancias de la Iglesia Católica en Venezuela el AÑO JUBILAR DE LA JUVENTUD. Éste se extenderá desde el 14 de enero de 2014, festividad de La Divina Pastora, hasta el 12 de febrero de 2015, Día de la Juventud. Con la celebración de este Año Jubilar, la Iglesia en Venezuela, que en el Concilio Plenario reiteró su opción preferencial por los jóvenes (Cf. JBNJ 35), quiere profundizar en su compromiso de animar a los jóvenes a un mayor compromiso con Jesucristo, acom-

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pañarlos en su vida de fe, ayudarlos en su discernimiento vocacional y motivarlos a trabajar con los más necesitados: las “periferias del mundo”, como nos enseña el Papa Francisco. Quiere invitarlos, una vez más, a ser discípulos misioneros de Jesucristo que lleven, con creatividad y valentía, su experiencia cristiana a otros jóvenes, tal como lo pide el documento de Aparecida, y les ha impulsado el Papa en las últimas Jornadas Mundiales de la Juventud. La Comisión Episcopal de Pastoral Juvenil y Universitaria de la Conferencia Episcopal, coordinará, a nivel nacional, la animación de este Año Jubilar, al que invitamos a participar activamente a la Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC) y a todas las instancias eclesiales que trabajan con la juventud. A la Virgen María, la Inmaculada Concepción, Madre de Jesucristo nuestro Redentor, a quien el General José Félix Ribas hizo un especial voto en ocasión del hecho histórico cuyo bicentenario conmemoramos, consagramos la vida, los sueños y los proyectos de los jóvenes de Venezuela. Jesús, el Dios hecho hombre, siempre joven, les acompañe con su gracia renovadora. Con nuestra afectuosa bendición. Los Arzobispos y Obispos de Venezuela Enero 11 de 2014


Actualidad COMUNICADO CON MOTIVO DE LA CELEBRACIÓN DE LOS 150 AÑOS DEL NACIMIENTO DEL VENERABLE

DR. JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ

1. Con ocasión de la celebración, el próximo 26 de octubre, de los 150 años del nacimiento del Venerable Dr. José Gregorio Hernández Cisneros, los Arzobispos y Obispos de Venezuela hemos decidido decretar un AÑO CELEBRATIVO ESPECIAL.

3. Constituimos también una Comisión nacional para la celebración de los 150 años del nacimiento del Dr. José Gregorio Hernández. Recomendamos que también en las diócesis se organicen otras comisiones que establezcan un proyecto celebrativo con motivo de este año. 4. La Comisión nacional estará presidida por el Emmo. Sr. Cardenal Jorge Urosa Savino, Arzobispo de Caracas, e integrada por varios Obispos y personalidades del mundo académico, del gremio médico y universitario, de los medios de comunicación, que se han ofrecido gustosamente a apoyar esta noble causa. La Comisión inició sus

Oración Señor Jesucristo, que infundiste en tu siervo José Gregorio la constancia en la virtud, la pureza en sus acciones, un gran amor por ti, a tu Santísima Madre y al prójimo, dígnate glorificarlo ante tu Iglesia. Haz que yo, imitando sus virtudes, me acerque más a ti, y por los méritos de tu Pasión y Muerte, concédeme la gracia que te pido… Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela, intercede por la glorificación de tu devoto José Gregorio Hernández. Amén. Padre Nuestro, Ave María y Gloria. (Compuesta por el Emmo. Cardenal J. Humberto Quintero)

funciones el día 22 de enero, cuando se reunirá por primera vez en la Sede de la Conferencia Episcopal Venezolana, y tendrá la duración de un año. Será tarea de esta Comisión promover y desarrollar actividades en torno a la fecunda vida del Dr. José Gregorio Hernández, y siempre en el marco religioso que se persigue, dentro del mundo educativo, cultural, profesional, comunicacional y eclesial. Los Arzobispos y Obispos de Venezuela Caracas, 11 de enero de 2014 2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

Actualidad

Dr. José Gregorio Hernández El médico de los pobres

Actualidad

2. Es propio de la misión de la Iglesia animar a todos sus miembros a vivir el llamado a la santidad, que surge de nuestra condición de bautizados; por ello promueve, a través de su acción evangelizadora, el ejemplo de vida cristiana de tantos hombres y mujeres que proporcionan a la Iglesia y al mundo un espléndido testimonio y ejemplo de esa santidad. En Venezuela, por gracia de Dios, tenemos varios procesos de canonización y beatificación en curso. Entre ellos, nos encontramos con el del Venerable Dr. José Gregorio Hernández, ilustre venezolano, médico, profesor universitario y cristiano ejemplar. Es una de las personas más conocidas y queridas de Venezuela. Su fama desborda nuestras fronteras.

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Novedades

La Santa Sede concede a Venezuela el uso del

Misal Romano editado por México

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l pasado 12 de diciembre de 2013 la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos (Prot. N. 1303/08/L) concedió a la diócesis de Venezuela el uso del Misal Romano editado por la Conferencia Episcopal Mexicana.

Los primeros cristianos de origen judío celebraban su liturgia en el Templo o la Sinagoga, y también desarrollaban una liturgia muy sencilla (beraka) que llamaban Fracción del Pan o Cena del Señor. Tertuliano en 165 describe cómo era la eucaristía. En 251 Hipólito en la “Tradición Apostólica” hará una descripción más pormenorizada de la celebración eucarística. En 1570 se publica el 1er Misal Romano (Misal Tridentino). En 1970 se publica en nuevo Misal Romano. Entre las novedades presentadas hay una Introducción General, que desarrollará los elementos teológicos y pastorales para la correcta celebración de la eucaristía. Otras de sus innovaciones que fueron una restauración: la concelebración, la comunión bajo las 2 especies y 3 plegarias eucarísticas. En 1975 se publica la segunda edición típica del Misal Romano, que traerá como novedad los ministerios para la celebración y la designación para el momento de un ministro extraordinario para la distribución de la sagrada comunión.

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En 2002 se publica la tercera edición típica del Misal Romano, donde se realzan los ministerios litúrgicos de lector, cantor y salmista. La Conferencia Episcopal Mexicana prepara un Misal Romano desde esta tercera edición típica en español, en donde se use el ustedes sustituyendo al vosotros, y en donde se incluyera el por muchos (pro multis). Esta edición obtuvo el Reconocimiento de la Santa Sede el 21 de enero de 2013. ¿Qué novedades presenta el Misal Mexicano? 1.- Uso del ustedes. 2.- Aplicación del por muchos (pro multis) en las palabras de la consagración. Vida Pastoral / Abril - Junio / 2014

3.- Una misa propia para la Vigilia de la Epifanía. 4.- Las secciones de la misa cuentan con página introductoria (excepción de adviento y navidad). 5.- Durante la cuaresma se coloca la oración sobre el pueblo, para antes de la bendición final. Los domingos es obligatoria y en las ferias es opcional. 6.- Se incluye la bendición de los óleos y la consagración del crisma. 7.- II Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia.


8.- Misa propia por la Vigilia de la Ascensión. 9.- La Vigilia de Pentecostés cuenta con una versión más extensa. 10.- La tercera forma del acto penitencial está muy enriquecida. 11.- Hay un II Prefacio de Mártires. 12.- En la II Plegaria después de trazar el signo de la cruz sobre los dones, se decía: “de manera que sean”, ahora se dirá “de manera que se conviertan”. 13.- Se incluye a San José en las Plegarias II, III y IV. 14.- En el Santoral se ha incluido: Santísimo nombre de Jesús, San Charbel, Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, San Pío de Pietralcina, Santa Catalina de Alejandría, San Juan Diego y Nuestra Señora de Guadalupe con su Prefacio propio. 15.- Hay una misa ritual para las primeras comuniones y se toma en cuenta los ministerios de lector y acólito.

16.- Se integran los esquemas de las ordenaciones (obispo, presbíteros y diáconos). 17.- En las misas por diversas necesidades hay un aparatado para los Aniversarios Matrimoniales y para la Nueva Evangelización. 18.- Se incluyen en las misas votivas: Divina Misericordia y San Juan Bautista. 19.- Hay un rito para la bendición del cáliz y de la patena dentro de la misa. 20.- Hay una serie de oraciones que sirven para la preparación y acción de gracias después de la misa por parte del que preside la eucaristía. “ Debemos aprender a comprender cada vez más la sagrada liturgia en toda su esencia, desarrollar una viva familiaridad con ella de forma que llegue a ser el alma de nuestra vida diaria. Si lo hacemos así, celebraremos del modo debido y será una realidad el arte de celebrar”. Benedicto XVI, Misa Crismal 2008.

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Mensaje del Santo Padre Francisco

para la 51 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones 11 DE MAYO DE 2014 – IV DOMINGO DE PASCUA

Tema: Vocaciones, testimonio de la verdad Queridos hermanos y hermanas:

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1. El Evangelio relata que «Jesús recorría todas las ciudades y aldeas… Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas “como ovejas que no tienen pastor”. Entonces dice a sus discípulos: “La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies”» (Mt 9,35-38). Estas palabras nos sorprenden, porque todos sabemos que primero es necesario arar, sembrar y cultivar para poder luego, a su debido tiempo, cosechar una mies abundante. Jesús, en cambio, afirma que «la mies es abundante». Pero ¿quién ha trabajado para que el resultado fuese así? La respuesta es una sola: Dios. Evidentemente el campo del cual habla Jesús es la humanidad, somos nosotros. Y la acción eficaz que es causa del «mucho fruto» es la gracia de Dios, la comunión con él (cf. Jn 15,5). Por tanto, la oración que Jesús pide a la Iglesia se refiere a la petición de incrementar el número de quienes están al servicio de su Reino. San Pablo, que fue uno de estos «colaboradores de Dios», se prodigó incansablemente por la causa del Evangelio y de la Iglesia. Con la conciencia de quien ha experimentado personalmente hasta qué punto es inescrutable la voluntad salvífica de Dios, y que la iniciativa de la gracia es el origen de toda vocación, el Apóstol recuerda a los cristianos de Corinto: «Vosotros sois campo de Dios» (1 Co 3,9). Así, primero nace dentro de nuestro corazón el asombro por una mies abundante que sólo Dios puede dar; luego, la gratitud por un amor que siempre nos precede; por último, la adoración por la obra que él ha hecho y Vida Pastoral / Abril - Junio / 2014

que requiere nuestro libre compromiso de actuar con él y por él. 2. Muchas veces hemos rezado con las palabras del salmista: «Él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño» (Sal 100,3); o también: «El Señor se escogió a Jacob, a Israel en posesión suya» (Sal 135,4). Pues bien, nosotros somos «propiedad» de Dios no en el sentido de la posesión que hace esclavos, sino de un vínculo fuerte que nos une a Dios y entre nosotros, según un pacto de alianza que permanece eternamente «porque su amor es para siempre» (cf. Sal 136). En el relato de la vocación del profeta Jeremías, por ejemplo, Dios recuerda que él vela continuamente sobre cada uno para que se cumpla su Palabra en nosotros. La imagen elegida es la rama de almendro, el primero en florecer, anunciando el renacer de la vida en primavera (cf. Jr 1,11-12). Todo procede de él y es don suyo: el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro, pero —asegura el Apóstol— «vosotros sois de Cristo y Cristo de Dios» (1 Co 3,23). He aquí explicado el modo de pertenecer a Dios: a través de la relación única y personal con Jesús, que nos confirió el Bautismo desde el inicio de nuestro nacimiento a la vida nueva. Es Cristo, por lo tanto, quien continuamente nos interpela con su Palabra para que confiemos en él, amándole «con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser» (Mc 12,33). Por eso, toda vocación, no obstante la pluralidad de los caminos, requiere siempre un éxodo de sí mismos para centrar la propia existencia en Cristo y en su Evangelio. Tanto en la vida conyugal, como en las formas de consagración religiosa y en la vida sacerdotal, es necesario superar los modos de


4. Queridos hermanos y hermanas, vivir este «“alto grado” de la vida cristiana ordinaria» (cf. Juan Pablo II, Carta ap. Novo millennio ineunte, 31), significa algunas veces ir a contracorriente, y comporta también encontrarse con obstáculos, fuera y dentro de nosotros. Jesús mismo nos advierte: La buena semilla de la Palabra de Dios a menudo es robada por el Maligno, bloqueada por las tribulaciones, ahogada por preocupaciones y seducciones mundanas (cf. Mt 13,19-22). Todas estas dificultades podrían desalentarnos, replegándonos

Dispongamos por tanto nuestro corazón a ser «terreno bueno» para escuchar, acoger y vivir la Palabra y dar así fruto. Cuanto más nos unamos a Jesús con la oración, la Sagrada Escritura, la Eucaristía, los Sacramentos celebrados y vividos en la Iglesia, con la fraternidad vivida, tanto más crecerá en nosotros la alegría de colaborar con Dios al servicio del Reino de misericordia y de verdad, de justicia y de paz. Y la cosecha será abundante y en la medida de la gracia que sabremos acoger con docilidad en nosotros. Con este deseo, y pidiéndoos que recéis por mí, imparto de corazón a todos la Bendición Apostólica. Vaticano, 15 de enero de 2014 FRANCISCO 2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

Mensaje

3. También hoy Jesús vive y camina en nuestras realidades de la vida ordinaria para acercarse a todos, comenzando por los últimos, y curarnos de nuestros males y enfermedades. Me dirijo ahora a aquéllos que están bien dispuestos a ponerse a la escucha de la voz de Cristo que resuena en la Iglesia, para comprender cuál es la propia vocación. Os invito a escuchar y seguir a Jesús, a dejaros transformar interiormente por sus palabras que «son espíritu y vida» (Jn 6,63). María, Madre de Jesús y nuestra, nos repite también a nosotros: «Haced lo que él os diga» (Jn 2,5). Os hará bien participar con confianza en un camino comunitario que sepa despertar en vosotros y en torno a vosotros las mejores energías. La vocación es un fruto que madura en el campo bien cultivado del amor recíproco que se hace servicio mutuo, en el contexto de una auténtica vida eclesial. Ninguna vocación nace por sí misma o vive por sí misma. La vocación surge del corazón de Dios y brota en la tierra buena del pueblo fiel, en la experiencia del amor fraterno. ¿Acaso no dijo Jesús: «En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros» (Jn13,35)?

por sendas aparentemente más cómodas. Pero la verdadera alegría de los llamados consiste en creer y experimentar que él, el Señor, es fiel, y con él podemos caminar, ser discípulos y testigos del amor de Dios, abrir el corazón a grandes ideales, a cosas grandes. «Los cristianos no hemos sido elegidos por el Señor para pequeñeces. Id siempre más allá, hacia las cosas grandes. Poned en juego vuestra vida por los grandes ideales» (Homilía en la misa para los confirmandos, 28 de abril de 2013). A vosotros obispos, sacerdotes, religiosos, comunidades y familias cristianas os pido que orientéis la pastoral vocacional en esta dirección, acompañando a los jóvenes por itinerarios de santidad que, al ser personales, «exigen una auténtica pedagogía de la santidad, capaz de adaptarse a los ritmos de cada persona. Esta pedagogía debe integrar las riquezas de la propuesta dirigida a todos con las formas tradicionales de ayuda personal y de grupo, y con las formas más recientes ofrecidas en las asociaciones y en los movimientos reconocidos por la Iglesia» (Juan Pablo II, Carta ap. Novo millennio ineunte, 31).

Mensaje

pensar y de actuar no concordes con la voluntad de Dios. Es un «éxodo que nos conduce a un camino de adoración al Señor y de servicio a él en los hermanos y hermanas» (Discurso a la Unión internacional de superioras generales, 8 de mayo de 2013). Por eso, todos estamos llamados a adorar a Cristo en nuestro corazón (cf. 1 P 3,15) para dejarnos alcanzar por el impulso de la gracia que anida en la semilla de la Palabra, que debe crecer en nosotros y transformarse en servicio concreto al prójimo. No debemos tener miedo: Dios sigue con pasión y maestría la obra fruto de sus manos en cada etapa de la vida. Jamás nos abandona. Le interesa que se cumpla su proyecto en nosotros, pero quiere conseguirlo con nuestro asentimiento y nuestra colaboración.

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Jornada de las Comunicaciones Sociales

La Comunicación al servicio

de una auténtica cultura del encuentro

El ser humano se expresa sobre todo mediante la capacidad de comunicar. En la comunicación y a través de ella podemos, de hecho, encontrar otras personas, nos expresamos a nosotros mismos, nuestro pensamiento, aquello en lo que creemos, cómo querríamos vivir y, quizá lo más importante, aprendemos a conocer a las personas con las que estamos llamados a vivir. Una comunicación semejante requiere honestidad, respeto recíproco y esfuerzo por aprender los unos de los otros; exige la capacidad de saber dialogar respetuosamente con las verdades de los otros. Efectivamente, a menudo lo que inicialmente parecía “diversidad” revela la riqueza de nuestra humanidad, y en el descubrimiento del otro encontramos también la verdad de nuestro ser. En nuestra época se está desarrollando una nueva cultura, favorecida por la tecnología, y la comunicación es en un cierto sentido “amplificada” y “continua”. Por tanto, estamos llamados a “hacer descubrir, también a través de los medios de comunicación social, además de en el encuentro personal, la belleza de todo lo que constituye el fundamento de nuestro camino y de nuestra vida, la belleza de la fe, la belleza del encuentro con Cristo” (Discurso del Santo Padre Francisco a los participantes en la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, 21 de septiembre de 2013). En este contexto, cada uno de nosotros debería aceptar el desafío de ser auténtico, testimoniando los valores en los que cree, su identidad cristiana, su vivencia cultural, expresados mediante un lenguaje nuevo para llegar a compartirlos.

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La capacidad de compartir, reflejo de nuestra participación en el Amor trinitario creativo, comunicativo y unificante, es un don que nos permite crecer en las relaciones personales, que son una bendición en nuestra vida, así como encontrar en el diálogo una respuesta a esas divisiones que crean tensiones dentro de las comunidades y entre las naciones. Vida Pastoral / Abril - Junio / 2014

La era de la globalización impone con fuerza que la comunicación pueda llegar hasta los más remotos lugares del mundo real, pero también “a los ambientes creados por las nuevas tecnologías, a las redes sociales, para hacer visible una presencia … que escucha, dialoga, anima” (Discurso del Santo Padre Francisco a los participantes en la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, 21 de septiembre de 2013), de forma que nadie quede excluido. El Mensaje para la Jornada de las Comunicaciones Sociales 2014 invita a explorar el potencial de la comunicación en un mundo siempre conectado y en red, con el fin de que las personas estén cada vez más cercanas y se construya un mundo más justo. La Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, única jornada mundial establecida por el Concilio Vaticano II (Inter Mirifica, 1963), se celebra en muchos países, por recomendación de los obispos del mundo, el domingo anterior a la fiesta de Pentecostés (el 1 de junio en el 2014). Papa Francisco


Breve Biografía

Biografía

Del Excmo. Mons. Miguel Antonio Salas Salas

M

*29-9-1915 + 30-10-2003

+ Baltazar Enrique Porras Cardozo Arzobispo Metropolitano de Mérida

iguel Antonio nació en la aldea Sabana Grande perteneciente a la población de La Grita, Estado Táchira, el 29 de septiembre de 1915. Sus padres eran primos hermanos, originarios de la misma aldea, Francisco Antonio Salas González, agricultor y comerciante, murió el 1 de agosto de 1949; y, Juana Salas Contreras de Salas, quien nació el 27-12-1883 y falleció el 31 de agosto de 1952. Miguel Antonio sobrevivió a sus cinco hermanos: Alejandrina de Moreno (casada, sólo un hijo llegó a la edad adulta), Severiano (no se casó ni tuvo descendencia), José Domingo (casado, procreó siete hijos), Horacio (no dejó descendencia) y Carmen de Omaña (casada, seis hijos). Las condiciones del campo andino en las primeras décadas del siglo XX eran precarias. La carretera trasandina llegó a aquellos parajes en la tercera década, cuando el adolescente Miguel Antonio tenía diez años. Los niños de la escuela salieron en formación a cantar el himno nacional para observar el gran acontecimiento: el paso del primer vehículo automotor. Las labores del campo, a las que se dedicaba su padre, eran duras. Sembraba papa, arveja, frijol y maíz; la cosecha anual dependía de las lluvias; el maíz era guardado en soberados de madera; la papa, el frijol y la arveja, se conservaban en cajas de madera. Todo lo que comían era producido en la finca; también hacían queso; lo único que se compraba era la sal. El señor Francisco Antonio junto a su hermano Cayetano llevaban y traían cargas a lomo de mula, a la capital San Cristóbal y a los pueblos vecinos más cercanos, y negociaban los frutos de la tierra que portaban, a través de las angostas y empinadas trochas de las montañas, en penosas jornadas que podían ser de días. Su madre Juana dedicó toda la vida a su hogar y a levantar la numerosa familia con valores y principios cristianos. En esa época era mucha la

pobreza; la ropa de sus hijos la confeccionaba ella misma utilizando los sacos donde venía la harina de trigo; era una tela blanca y gruesa, llamada liencillo. A los varones les hacía una especie de chaqueta con manga larga que llamaban chaleco y pantalón. Y a las hembras, vestidos de la misma tela. También confeccionaba ropa por encargo para los vecinos. En este entorno de trabajo tesonero y continuo, aderezado por la honda raigambre cristiana de sus mayores, Miguel Antonio aprendió a cultivar las virtudes cristianas y humanas. El rezo del santo Rosario era diario con la presencia de todos frente al altar familiar donde se encontraban las imágenes de las devociones más queridas. La afición del joven hijo por lo religioso lo hacía participar en los rezos y devociones de los vecinos, fortaleciendo así la llamada interior que cristali2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

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Biografía

zaría más tarde en el Seminario. Cada domingo y los días de fiestas de guardar, salía con sus padres y hermanos, hasta la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Ángeles, para participar en la misa mayor y acompañar a sus padres a los ventorrillos del pueblo donde se vendía o adquiría lo más necesario. El camino se hacía a pie, y según las épocas de lluvia o verano, se tardaba hora y media o dos horas, tanto a la ida como a la vuelta. En ocasiones se iban el día anterior, dormían en La Grita, para asistir al día siguiente a la celebración de la Eucaristía. La carretera Trasandina, polvorienta y sinuosa, no llegó sino a mediados de los años veinte. El primer vehículo era propiedad del Sr. Pancho Gil. El tráfico automotor era esporádico, lo que obligaba a limpiar de malezas la vía para que el monte no la cubriera del todo.

Miguel Antonio le tomó afición a la lectura y al estudio desde pequeño, y una inclinación casi innata por lo religioso lo acompañó siempre. Pero no era fácil avanzar en los estudios pues las posibilidades de hacerlo en La Grita no estaba al alcance de sus padres. Pero la providencia vino en su ayuda. El Padre José Antonio Sánchez, paisano y amigo de la casa, conocedor de las inquietudes del joven que ya tenía 16 años, fue nombrado cura de la Matriz de Ejido en el Estado Mérida y le ofreció que lo acompañara para que lo ayudara y estudiara. Era la oportunidad de calibrar si tenía vocación religiosa o no. Así fue. Abandona pues el hogar paterno y el trabajo del campo para dilucidar su futuro. Tres años estará con su tutor material y espiritual (1931-1934), quien además tenía fama de ser virtuoso sacerdote.

Recibió las aguas del bautismo en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Ángeles, a los tres días de nacido, cumpliendo sus padres con el precepto de hacerlo cuanto antes, el 2 de octubre de 1915, de manos del Párroco, Pbro. Acacio Chacón Guerra. Fueron sus padrinos Luis Salas y Lina Salas. Curiosamente, el futuro segundo arzobispo de Mérida (1927-1966) bautizó al que sería el quinto sucesor de la mitra merideña (1979-1991).

Desde mediados de los años veinte del siglo pasado, la Congregación de Jesús y María, Padres Eudistas, se había hecho cargo de los Seminarios de San Cristóbal y Mérida. Venían de Colombia, donde se habían arraigado desde finales del siglo XIX y tenían a su cargo la formación sacerdotal del clero neogranadino en varios seminarios. La mayor parte de ellos eran franceses. Pensando en el futuro de la Congregación en tierra venezolana, escogieron la población de La Grita para edificar un amplio y hermoso colegio apostólico que sirviera de semillero de vocaciones, al que pusieron el nombre de Kermaría, vocablo bretón, dedicado al corazón de María. Se daba así continuidad a la labor educativa católica en La Grita, iniciada por Mons. Jesús Manuel Jáuregui Moreno con el Colegio Sagrado Corazón de Jesús, de donde salieron medio centenar de sacerdotes entre finales del siglo XIX y comienzos del XX.

Los juegos infantiles ponían la imaginación a rodar. Con sus hermanitos y vecinos construían carritos con latas de sardina y con los carretes de madera de los hilos de su mamá, los cuales servían de neumáticos y permitían rodarlos como un vehículo. Era una de las diversiones preferidas de los varones. Cuando el papá los veía desocupados los mandaba a cortar leña para el fogón o pasto para alimentar las vacas. Desde pequeños, se ejercitaban en las labores de la agricultura, preparando la tierra, arando con bueyes, sembrando maíz, frijol, papa y arveja en La Cañada, ubicada a media hora de La Pradera, donde estaba la casa paterna. A Miguel Antonio le encantaba cuando el papá lo mandaba a cuidar la siembra de arveja para que las Torcazas (pájaros) no se la comieran.

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No era fácil estudiar pues no había escuela en la aldea. Los padres se preocuparon por buscar la manera de que, al menos uno de los hijos varones, estudiara. Cada familia aportaba un bolívar mensual para el pago del maestro. A los siete años, fue a la Escuela Pública N° 49 de Sabana Grande, situada en lo que hoy es la casa cural, donde inició sus estudios de primaria con el Maestro Francisco Orozco, de quien decía había sido su mejor maestro. Allí estudió las primeras letras el futuro sacerdote y adquirió destrezas en el manejo del lenguaje y en los rudimentos de las ciencias fundamentales que los capacitaban para ser ciudadanos útiles. Como había mucha escasez de todo, los pocos enseres tanto de la institución como los particulares había que cuidarlos y tener creatividad en la confección de los útiles escolares. Practicaban la escritura y las actividades en hojas hechas artesanalmente del árbol llamado Tampaco, y en las pencas, hojas provenientes del fique o sisal. Vida Pastoral / Abril - Junio / 2014

El 4 de febrero de 1934, con 18 años largos, Miguel Antonio ingresa a estudiar con los que moldearían su vida como sacerdote y formador de los futuros ministros del altar. Progresó en los estudios humanísticos y en la espiritualidad de San Juan Eudes. El joven Miguel Antonio aceptó de buena gana la disciplina y exigencia de aquellos nobles y austeros sacerdotes franceses. Formó parte del primer contingente que probó suerte en la Congregación. Con frecuencia, los jóvenes estudiantes de Kermaría con sus superiores hacían excursiones a Sabana Grande hasta la casa del joven Salas. Los vecinos saludaban alborozados la presencia de aquel grupo, y se pasaban unos a otros la voz: llegaron los eudistas, llegaron los eudistas. La generosidad propia de los campesinos andinos colmaba de atenciones la visita de los estudiantes. Las últimas navidades que pasó en su lar nativo fueron las del año 1935. Coincidieron con los cambios políticos que sobrevinieron a la muerte del dictador Juan Vicente Gómez. Viajó a Bogotá junto a otros tres compañeros venezolanos, en enero de 1936, a la Casa de Formación que los Padres Eudistas tenían en la población aledaña a la capital, Usaquén. El Seminario lleva también un nombre bretón: Valmaría. En los siete años siguientes forjará su vocación de formador de futuros sacerdotes.


Su primer destino fue en Colombia como parte del equipo formador y profesor en el Seminario Santa Rosa de Osos. Uno de sus alumnos de entonces recuerda su porte austero y su reciedumbre hasta en el deporte. Dos años estuvo en aquella casa, los cursos de 1944 y 1945. A partir de 1946 fue enviado como parte del equipo sacerdotal al Seminario de San Cristóbal, situado entonces dentro de la ciudad, donde hoy funciona el rectorado de la Universidad Católica del Táchira. Le tocó estar bajo la dirección del Rector, el R.P. Lorenzo Yvon cjm., de quien admiró su disciplina, su espiritualidad y su recio carácter. De él aprendió mucho. Años más tarde lo tuvo a su lado tanto en Caracas como en Calabozo como colaborador y consejero. Le tocó vivir los convulsionados años del trienio adeco (1945-1948) en los que la Iglesia tuvo que oponerse a los proyectos del gobierno de cercenar la educación privada. Tanto el Obispo, Mons. Rafael Arias Blanco, como el Rector Yvon se vieron en la obligación de sacar a los seminaristas a la calle para protestar contra el Decreto 321, que afectaba a los colegios católicos. En 1948 y por un sexenio, el Padre Salas sustituyó en la rectoría al P. Lorenzo Yvon. Se consolidó entonces una sintonía y amistad con el Obispo, a quien secundó en el proyecto de abrir el Seminario Mayor. Hasta entonces el único existente en el país era el de Caracas. Los seminaristas mayores de San Cristóbal se distribuían entre Pamplona, Santiago de Chile y Caracas. A partir de 1950, coincidiendo con el año santo, se convirtió en el segundo seminario mayor de Venezuela. A las clases de historia de Venezuela y literatura, se sumaban ahora las de teología dogmática, en las que se distinguió el nuevo rector. Para no descuidar sus deberes de oración y conducción del Seminario, el P. Salas se levantaba de madrugada a preparar sus clases. Buen pedagogo, los

En 1952, el Obispo Rafael Arias Blanco pasó a Caracas como Arzobispo Coadjutor. Diversas circunstancias, entre ellas, el que los Padres Jesuitas tenían a su cargo la naciente universidad católica y el seminario, lo llevó a pensar que mejor era que los hijos de San Ignacio se dedicaran más de lleno a la naciente universidad y que otros llevaran las riendas del Seminario, inclinándose por los Padres Eudistas, a quienes conocía y admiraba desde sus años en San Cristóbal. Y nada mejor que el Rector fuera el Padre Miguel Antonio Salas, a quien ya conocía y valoraba por su buen desempeño en el seminario tachirense. De 1954 a 1960 el Padre Salas estuvo al frente del Seminario Interdiocesano de Caracas con un equipo de sacerdotes eudistas colombianos, franceses, canadienses y los venezolanos eudistas, además de él, los padres Helímenas Rojo Paredes y Alfonso Monsalve. Quienes fuimos sus alumnos en el Seminario Menor recordamos con fruición las clases de historia de Venezuela y de formación social, moral y cívica. Verdaderas cátedras de conocimiento, amor a la propia idiosincrasia, dictadas con pericia pedagógica. Bebimos como adolescentes el valor de las virtudes humanas y cristianas que deben adornar a cualquier persona que se precie de su ciudadanía y de ser creyente. En el Mayor conservó su cátedra de teología dogmática. Las charlas semanales a los seminaristas tenían la unción y sapiencia del sacerdote y formador auténtico, con la exigencia de la disciplina heredada de sus formadores franceses. El cultivo del amor a la naturaleza y el deporte se plasmaban en los paseos a las montañas caraqueñas en los que se ponían a prueba las condiciones físicas, la capacidad de sacrificio, pues el avío era ligero, y la superación en las competiciones deportivas con los prestigiosos colegios de la capital. A su porte personal que inspiraba respeto, se unía la admiración por su sentido de justicia y equidad para con todos. No tenía preferencias ni favoritismos. La severidad de su ceño ocultaba su mirada profunda, muy pendiente de las circunstancias personales de cada quien. Teníamos la convicción de encontrar en él a un padre dispuesto a ayudar a la formación integral de un buen sacerdote. En los años 1959 y 1960 surgió en Caracas la guerrilla urbana promovida por grupos extremistas marxistas ilusionados con el éxito de Fidel Castro en Cuba. Varios golpes de Estado intentaron derrocar el gobierno de Rómulo Betancourt (1958-1963). El escándalo de un sacerdote acusado de asesinar a una joven por motivos pasionales conmovió la opinión pública. Los seminaristas recibíamos todo tipo de insultos cuando salíamos a la calle. Los bloques de habitación cercanos al Seminario, eran escenarios cada noche de intensos tiroteos entre los insurrectos y los policías. Oíamos los gritos que vociferaban: ¡maten a 2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

Biografía

Por haberse distinguido en los estudios filosóficos, la teología la cursó en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. A diario se trasladaban hasta el centro de la ciudad para recibir las clases en el edificio de las facultades eclesiásticas. Allí obtuvo la licenciatura en sagrada teología. En la Capilla de Valmaría recibió la ordenación sacerdotal el 24 de marzo de 1943 de manos del Excmo. Mons. Luis Andrade Valderrama, fecha importante en el calendario eudista, víspera de la fiesta de la Encarnación, mientras concluía los estudios eclesiásticos.

seminaristas seguían con fruición sus disertaciones y ponían sumo cuidado en las continuas evaluaciones porque tomaba en cuenta desde la ortografía y redacción, hasta el contenido específico de cada materia.

Biografía

Primero el Noviciado, luego los estudios de filosofía. Se incorpora oficialmente a la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María el 8 de marzo de 1940, convirtiéndose en el primer eudista venezolano. Tuvo por superiores y compañeros a distinguidos eudistas colombianos que después de cumplir relevantes responsabilidades en la congregación fueron elevados al episcopado, tales como Mons. Luis Pérez Hernández, quien fue Obispo Auxiliar de Bogotá y primer Obispo de Cúcuta, y Mons. Germán Villa Gaviria, Obispo Auxiliar de Cartagena y Arzobispo de Barranquilla.

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Biografía

los pichones de curas!, ¡asalten el Seminario! La preocupación del Padre Rector y los superiores por la seguridad y la vida de los seminaristas era constante. El Padre Salas se distinguía por su entereza, llamado a la calma y a la constancia, acompañada de la oración que templaba el espíritu de los seminaristas. Junto al Cardenal Arzobispo solicitaban la protección necesaria. Pero, además, fue la ocasión para que el Rector organizara ciclos de charlas y cursos intensivos sobre doctrina social de la Iglesia, marxismo, espiritualidad sacerdotal, catequesis y prácticas de servicio social en los barrios vecinos al Seminario. Al concluir su sexenio rectoral, julio de 1960, tuvo noticias de su probable nombramiento episcopal. Estaba vigente el Patronato Eclesiástico heredado de la colonia y los candidatos eran discutidos públicamente en el Congreso Nacional. Los obispos designados, tenían la obligación de jurar fidelidad a la constitución y las leyes, asunto polémico que creó muchos problemas a lo largo de la historia republicana. Para no tener que hacerlo ante el Ejecutivo decidió ir a Francia, ya que los eudistas de su generación tenían dominio de la lengua de Bossuet, para cursar estudios en el Institut Catholique de París. Así, el juramento podía hacerlo en la Embajada, de forma privada y con restricción mental como lo señalaban los estudiosos del tema. Corría el otoño de 1960 y la sede caraqueña estrenaba arzobispo en la persona del Coadjutor de Mérida, Mons. José Humberto Quintero Parra. En diciembre se hizo pública la designación oficial y canónica. El Papa Juan XXIII lo nombró VI Obispo de Calabozo. De París se trasladó a Roma donde se encontraba el recién nombrado primer cardenal venezolano, José Humberto Quintero Parra, quien lo consagró el 2 de febrero de 1961 en su iglesia titular, San Gregorio in Monte Celio, muy cerca de la Casa Generalicia de los Padres Eudistas. El escudo episcopal de Monseñor Miguel Antonio Salas Salas es fiel retrato de su personalidad y espiritualidad. El Lema Imple Superna Gratia, tomado del Himno Veni Creator Spiritus, es una humilde y confiada oración al mismo Espíritu Santo. En el campo derecho, en puesto de honor, colocó el primer Escudo de la Congregación Eudista en señal de gratitud hacia la institución que le dio cobijo en su formación eclesiástica; en él se observa una cruz latina que emerge de un corazón inflamado y circundado por dos flores, un lirio y una rosa.

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En el campo de la izquierda, dos Corderos representan a su grey; están sobre una llanura, la pampa guariqueña que le tocará pastorear, y los conforta la suave y fúlgida luz de una estrella, símbolo paleo-cristiano de la Santísima Virgen. En la parte superior, se cierne majestuosa y radiante, una paloma; símbolo Bíblico del Espíritu Santo, del cual todo Obispo está lleno y cuyos rayos iluminan y confortan la labor pastoral del mismo. A mediados del mes de febrero regresó al país en compañía del nuevo cardenal; después de recibir homenajes y reconocimientos tanto en el Seminario como de parte de Vida Pastoral / Abril - Junio / 2014

los miembros de su Congregación, se preparó para trasladarse a su nuevo encargo pastoral. El 21 de marzo de 1961, en plena cuaresma y bajo el tórrido calor veraniego previo a la semana mayor, tomó posesión del obispado llanero en la Catedral de Todos los Santos de Calabozo. Clero y feligresía se dieron cita para conocer y darle la bienvenida a su nuevo pastor. Fue padre conciliar del Vaticano II (196265); en la segunda sesión no asistió por la celebración del centenario de la Diócesis ya que las obras de restauración de la catedral retuvieron su atención (1863-1963). En una vieja casona ubicada en una de las esquinas de la Plaza Bolívar está el llamado palacio episcopal; allí vivió durante su permanencia en Calabozo, excluyendo algún tiempo en el que se trasladó al Seminario San José. Su primera preocupación fue conocer la extensa diócesis que abarcaba todo el Estado Guárico y algunas localidades barinesas. Visitó en intenso trabajo pastoral todas las parroquias, las instituciones públicas y privadas, en particular los liceos y escuelas, los campos alejados, concentrando a los fieles en los hatos, desde las estribaciones montañosas del norte hasta las ardientes aguas del Apure y del Orinoco. Un cronista de la época, con motivo de sus bodas de plata sacerdotales en 1968 lo describió así: “Su pontificado se alarga y acrecienta más en obras que en años. Los pueblos del Llano, a los cuatro vientos, sin excluir los más apartados vecindarios, han recibido su visita y su enseñanza directa. El Seminario y la Obra de las Vocaciones asumen categorías preferenciales en su preocupación, actividad y celo. Les sigue el Apostolado Seglar en sus distintas formas, algunas de ellas en pleno florecimiento. También se destaca en el marco de su acción pastoral el pertinaz intento de dotar de párrocos a todos los pueblos de la diócesis”. A ello, hay que agregar su celo por la meditación diaria en horas de la madrugada, el rezo asiduo del Oficio Divino que jamás dejaba, las frecuentes visitas al Santísimo y el desgranar de las cuentas del rosario, aun en los días de mucho trajinar. En dieciocho años de intensa labor episcopal se ganó el corazón de los guariqueños por su dedicación plena a la obra de la evangelización. Primero, llevar adelante las decisiones del Concilio Vaticano II. Promovió charlas y encuentros para sacerdotes, religiosas y laicos, para que se conociera el espíritu de las reformas conciliares. Creó parroquias en la medida en que logró conseguir sacerdotes de la OCSHA y de la obra Fidei Donum de Italia; pero sobre todo en la promoción de las vocaciones sacerdotales nativas. De allí su preocupación por el desarrollo del Seminario que pasó de los Padres Paúles que lo regentaban desde los años 30 del siglo XX, al clero diocesano, siendo él, en los primeros momentos quien fungía de rector máximo para orientar a los sacerdotes que puso al frente del mismo. Durante varios años dicho seminario menor albergó estudiantes de las diócesis de Maracay, San Fernando, el Vicariato del Caroní y Calabozo. La siembra no fue en vano. De allí surgieron sacerdotes que tomaron el arado de evangelizar su propia tierra.


El apoyo a los Cursillos de Cristiandad, la Legión de María y las tradicionales cofradías tuvieron en él un promotor permanente. Se hizo corriente la presencia de hombres, profesionales, docentes, obreros y campesinos en los diversos apostolados. La promoción de la pastoral social dejó de ser una rareza, vigorizando así la fe de muchas de estas comunidades que estuvieron durante mucho tiempo ausentes de la presencia sacerdotal y episcopal. Cabe destacar que en el llano era común oír que la participación en el culto era, más bien cosa de mujeres y niños, que de hombres. Los nuevos aires del Vaticano II, los Cursillos y los colegios católicos, fueron instrumentos idóneos para el paulatino cambio de esa realidad. En el orden de los bienes materiales, el cuido y acrecentamiento del patrimonio edificado artístico religioso queda patente en las iglesias restauradas, las nuevas edificaciones de templos y casas curales dado el crecimiento poblacional, las capillas en centros poblados menores, y en el dotar al Seminario de ampliaciones y de recursos propios con la adquisición de una parcela para el cultivo del arroz y la siembra de árboles frutales. En definitiva, una acción pastoral eficaz en la que el ejemplo de su propia vida fue el mejor acicate para promover eficientes discípulos y misioneros. “Rasgos relevantes de su persona y obra: sencillez y austeridad de vida, asiduidad en el trabajo, espíritu de fe, amor al estudio, enmarcado todo en atmósfera de hondo ascetismo de tinte beruliano, muy acorde con la recta formación de su primera vocación y ministerio”. Compenetrado como estaba con su diócesis llanera, no estaba en su mente que los planes de Dios lo llamarían a continuar su trabajo episcopal en tierra más afín a sus raíces andinas. El Papa Juan Pablo II lo nombró V Arzobispo de Mérida el 20 de agosto de 1979, tomando posesión el 15 de septiembre del mismo año, fiesta de Nuestra Señora de los Dolores. Escogió esta fecha por ser la patrona de la iglesia de su aldea nativa, devoción a la que guardaba particular cariño.

Llegaba Mons. Salas, cargado de experiencias y autoridad, a solventar algunos problemas existentes en la circunscripción que superó en poco tiempo, sin mayores conflictos o contradicciones. Al animar a sus colaboradores más inmediatos a llevar adelante la tarea encomendada con espíritu alegre, entusiasta y en comunión eclesial, pronto se comenzaron a ver los frutos. Su autoridad moral y su conducta intachable fueron el mejor escudo para las dificultades. Se ocupó inmediatamente en la reorganización del Seminario menor con la perspectiva de reabrir en pocos años el mayor. Llamó de nuevo a las puertas de su congregación para que le facilitaran padres para completar el equipo formador. En 1983 volvió a funcionar el Mayor que tenía más de veinte años de haber sido cerrado. La visita del Papa Juan Pablo II a Mérida en 1985, preparada con la misión nacional y luego con la misión permanente, fue una suave bocanada para la nueva evangelización. El Seminario creció en número y calidad. Se abrieron varias casas de formación para religiosas y creó el Centro de Formación Juan Pablo II para religiosas y laicos, bajo la doble modalidad presencial y a distancia. La visita pastoral, con su estilo propio, de ir a cada rincón de la intrincada geografía merideña y no esperar que las gentes vinieran a él; por caminos fragosos, en rústicos vehículos o a lomo de mulas; en aldeas carentes de los servicios públicos elementales como el agua corriente o la luz eléctrica, vieron al adusto pastor animar la fe de entusiastas campesinos y de habitantes de los muchos pueblos, tanto de la zona alta con climas fríos o suaves hasta las cálidas tierras del sur del lago de Maracaibo. Sobre todo, en esta pujante región, creó nuevas parroquias y preparó el camino para la creación de la futura diócesis de El Vigía. Esa cálida presencia física y la convicción de encontrarse ante un enviado de Dios es la mejor explicación de porqué mucha gente tiene su foto en el altar familiar, junto a los seres queridos rodeados de las imágenes y fotos devocionales ante los cuales se reza y alumbra. Bajo su égida, impulsó la renovación de la prensa católica con la adquisición de maquinaria moderna para el diario El Vigilante (1985); fundó la Televisora Andina de Mérida TAM (1982) para la evangelización y la catequesis, siendo 2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

Biografía

El apoyo a las comunidades religiosas existentes en la diócesis y la búsqueda de nuevas fundaciones para atender comunidades alejadas es otro rasgo característico de su afán pastoral. Tanto las comunidades dedicadas a la educación, como a la pastoral directa tuvieron en él apoyo incondicional. El Boletín Diocesano que tenía años sin aparecer volvió a ser un modesto medio de comunicación e información para todas las instancias eclesiales. Allí están sus cartas pastorales, cortas en extensión, y las circulares, en las que plasmaba disposiciones concretas para la buena marcha de la pastoral.

La Arquidiócesis de Mérida, segunda circunscripción eclesiástica en antigüedad del país, goza de particular relevancia en el campo civil y eclesiástico. En el primero, por la presencia en la ciudad capital de la Universidad de los Andes que alberga cerca de cuarenta mil estudiantes y es uno de los centros de educación superior de calidad del país. En segundo lugar, por ser una región muy productiva en el rubro agropecuario. Tercero, por la tradicional cultura andina, ligada al trabajo, la honestidad y los valores cívicos y cristianos. En el orden eclesiástico, además de ser cabeza de provincia eclesiástica, ha contado con importante seminario menor y mayor, numerosas vocaciones tanto sacerdotales como religiosas y por una serie de obras, sobre todo, en el campo educativo y asistencial que le dan renombre y prestancia.

Biografía

La impronta de su vocación eudista se manifestó en su cercanía al clero para apoyarlo y ayudarlo en lo personal y en el trabajo apostólico. Las reuniones mensuales de clero, los ejercicios espirituales anuales y las visitas permanentes a todas las parroquias dieron un aire de entusiasmo y alegría al trabajo sacerdotal.

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Biografía

la primera televisora regional del país; volvió a la publicación periódica del Boletín Arquidiocesano, creó la cátedra libre Juan Pablo II en la Universidad de los Andes para el diálogo entre fe y ciencia. El Archivo y el Museo Arquidiocesano, valiosos instrumentos para el desarrollo de los bienes culturales de la Iglesia fueron puestos bajo el cuidado de personal idóneo. Han sido piezas fundamentales en la pastoral de la cultura y el diálogo interdisciplinario con el mundo intelectual y universitario. La presencia laical organizada ha sido una constante en la vida bicentenaria de la arquidiócesis. Tanto en las modalidades tradicionales de cofradías y sociedades religiosas como en las modernas expresiones del apostolado seglar multiplicaron su radio de acción. Una de las características del trabajo pastoral de Mons. Salas consistió en convertirse en animador, sin figurar mucho, haciendo que otros se llevaran la palma de las iniciativas del dinámico arzobispo. Los años, los achaques de salud y el intenso trabajo pastoral no mermaron su espíritu de hombre contemplativo. La oración personal y la unción en las celebraciones públicas fueron signos distintivos de su personalidad. Con motivo de su jubileo episcopal, después de enumerar la estela de sus obras, el orador sagrado exclamó: “...sois vosotros los mejores testigos de este varón de Dios, firme en sus principios, austero en sus modales y costumbres, recto de procederes, corazón de sus hijos y espejo de sacerdotes, a quienes puede repetir la frase de San Pablo: “sed imitadores míos, como yo lo soy de Cristo”. Los resplandores de vuestra vida merecen todos los elogios y ellos glorifican al Padre Celestial”. Al cumplir setenta y cinco años (29-9-1990), de conformidad con la disposición canónica, renunció al cargo. En su último año visitó por última vez todas y cada una de las comunidades para despedirse de ellas y animarlas a continuar el trabajo. Poco dado al halago fácil, lo hizo no por vanagloria sino por sentido del deber. Nombrado su sucesor entregó el cayado el 5 de diciembre de 1991.

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Decidió retirarse a vivir en la casa paterna, en compañía de su hermana Carmen y de sus hijos. Quería volver a la tierra que lo vio nacer y crecer para retribuir a los suyos, en sus últimos años, la herencia de la fe que había recibido y lo llevó a ser sacerdote, obispo y misionero. Como humilde cura de aldea se dedicó a atender las tres capillas del valle: Venegara, Sabana Grande y Llano Largo, la comunidad de Hermanas Dominicas del Colegio Santa Rosa de Lima y el Ancianato San José de las Hermanas Carmelitas de La Grita, a las Hermanas Adoratrices y alumnos de la Institución ubicada en Los Mirtos en el Páramo de El Zumbador. Con envidiable puntualidad cumplía con lo que se comprometía. Semanalmente visitaba la Escuela de La Pradera y de Sabana Grande para dar personalmente catecismo a los niños y animar a las catequistas. Vida Pastoral / Abril - Junio / 2014

Ligero de equipaje había salido en su juventud para la aventura de hacerse sacerdote. Sesenta años después volvía cargado de experiencia y ligero de bienes materiales. Sólo cargó con parte de su biblioteca: libros de espiritualidad y de historia lo acompañaron en su retiro, casi monástico. Pasaba horas en su pequeño oratorio, ahora que tenía más tiempo para orar. Caminaba por los pasillos y el patio de la casa rezando el Oficio Divino, mientras sentía el olor de las albricias y el mugir de las vacas mientras eran ordeñadas. La caída de la neblina después del cenit le producía nostalgia de las soleadas tierras llaneras y lo retrotraía a los años mozos junto a sus padres y hermanos. Merideños y coterráneos tachirenses lo visitaban con frecuencia. Creció en humanidad, acogiendo amablemente a todo el que lo visitaba. Traslucía su semblante al hombre de Dios, ajeno a toda vanidad, alegre por el trabajo cumplido, a la espera de la recompensa del buen Padre, al que le había dado toda su vida. Su profundo sentido eclesial hacía que sus gestos y acciones fueran una lección permanente de humildad. Quien escribe estas líneas fue testigo de muchos de estos testimonios. Fui su alumno y súbdito desde los once años cuando me recibió en el Seminario menor. Me tocó sucederlo en la sede merideña. En mi primera visita a su nuevo hogar, llegada la hora del reposo nocturno, rezamos juntos las Completas. Tenía la costumbre de prepararme una cama sencilla, en el ambiente contiguo a su habitación. Esa noche me dijo: hoy dormirás en mi cama y yo en la que tú usabas. Me negué rotundamente, pero tuve que aceptar aquel gesto porque me replicó: el arzobispo ahora eres tú y yo te debo obediencia y respeto. Entendí que no podía contradecirlo porque me estaba dando una lección... Siempre pendiente de la buena marcha del Seminario, cada vez que lo visitaba me entregaba algún dinero, producto de las ofrendas que recibía. No quería atesorar nada y me ponía como condición que nadie supiera que él era el donante. En ocasiones fueron cantidades respetables. Además del trabajo pastoral quiso dejar remodelada la iglesia de su aldea. Su sobrina Aura, arquitecto, dirigió las obras. Su escaso peculio lo puso a disposición para el pago de materiales y obreros. Gente amiga y sus paisanos le brindaron aportes. La primera Capilla que existió en Sabana Grande, fue construida en 1848, siendo Párroco el Pbro. Ignacio Ramón Duque. Esta Capilla era de madera rústica, con corteza sin pulir. Tenía púlpito y coro. Estaba ubicada entre la casa cural y la Iglesia actual, dedicada a Nuestra Señora de Los Dolores. Según datos de las personas mayores, se empezó a construir en 1921 y se terminó en 1930. Las paredes son de tierra pisada; y la que está sobre el techo de las naves laterales de bahareque. Las columnas son de pino macizo procedente de los bosques cercanos. La teja fue hecha en diferentes hornos que existían para la época. Los 4 nichos fueron construidos en 1995, cuando se restauró la Iglesia.


Recio como los cedros, bondadoso como los campesinos, leal como el mejor de los amigos, inteligente como los filósofos y los inventores, virtuoso como la gente buena, responsable como capitán de barco, sacerdote y obispo a carta cabal, con gran caridad, modestia y pureza angelical, fuerza y paciencia infatigables, desapego total del mundo, piadoso, humilde, sencillo, austero, puntual en sus compromisos; devoto especial de la Virgen María. Siervo bueno y fiel. Así fue Monseñor Miguel Antonio Salas. Toda una vida dedicada a Dios. Las exequias de Mons. Salas fueron una manifestación palpable de la fe y devoción de los pueblos andinos a la figura del obispo. Pero, además, un reconocimiento explícito de la admiración por las virtudes que adornaron a tan ilustre prelado. A este póstumo homenaje se unieron el episcopado en pleno, sus antiguos feligreses de la arquidiócesis de Calabozo, sus antiguos alumnos, sacerdotes y laicos de todo el país, las autoridades locales y los fieles de todos los pueblos en su último peregrinar, su última visita pastoral, más de trescientos kilómetros desde San Cristóbal, La Grita, Venegara, Sabana Grande, Llano Largo,

En el Boletín Arquidiocesano de Mérida se recogen los testimonios y las celebraciones que hubo lugar con motivo de sus exequias. Fue su último testimonio: la sencillez de su existencia resplandeció como incienso en la presencia del Señor, y en la boca de todos la admiración de su santidad de vida. Sus restos descansan en la cripta de la Catedral de Mérida donde recibe frecuentes visitas para orar ante su tumba, depositando flores y velas, pidiendo su intercesión. Sus coterráneos pidieron se les concediera conservar su corazón, el cual reposa en una pequeña capilla en el ala lateral izquierda de la iglesia Nuestra Señora de los Dolores de Sabana Grande. “No es posible estar al servicio de los hombres sin ser antes siervo de Dios. Y no se puede ser siervo de Dios si antes no se es hombre de Dios” (Pastores Gregis 13). En Monseñor Salas se admira su capacidad en ser por encima de todo, hombre de Dios, hombre de oración y de confianza plena en el Señor. Esta cualidad le dio seguridad, reciedumbre y confianza plena para ejercer su ministerio. Y en los últimos años de su vida le permitió dedicarle más tiempo a la oración para llenar el vacío que en los años de duro bregar, pudo no haber hecho. Esta capacidad contemplativa no lo alejó de la realidad. Todo lo contrario. Le trasmitió vigor inusitado, penetrante claridad y transparencia para juzgar los acontecimientos y conductas de los hombres. Vivió para ser heraldo de la verdad, de la justicia y de la libertad. Fue un fiel seguidor de su padre espiritual San Juan Eudes, quien en su Memorial de la Vida Eclesiástica, señala entre las cualidades y excelencias de un buen Pastor y de un santo sacerdote, el “emplear su espíritu, su corazón, sus pensamientos, afectos, palabras, acciones, su tiempo, sus bienes, su vida, todo lo que es, tiene, puede y sabe, para destruir la tiranía de Satanás y establecer el reino de Jesucristo en los corazones de los que Dios le ha confiado” (Obras Escogidas, p. 404). Esta capacidad contemplativa que “es ayuda y da esfuerzo; nunca falla; es amigo verdadero”, en palabras de Teresa de Ávila, “que hace ver claro y para contentar a Dios y que nos haga grandes mercedes” (libro de la vida, cap. 22), llevó a Monseñor Salas a plasmar la humanidad de Dios en los hombres, a través de dos grandes amores: la formación sacerdotal y los pobres. Su vocación inicial fue la de formador de clero. La bienaventuranza de la pobreza, como camino para sí y como lucha por superarla para los demás, marcó profundamente el ministerio episcopal del Obispo Salas. En una palabra, fue un testigo de la fe cristiana en pleno siglo XX. 2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

Biografía

En contadas ocasiones viajó a Mérida, bien para predicar ejercicios espirituales a los seminaristas, presidir celebraciones, confirmaciones, ordenaciones, visita pastoral en algunos pueblos, o bien para visitar viejas amistades o verse de los médicos. Con motivo de sus sesenta años de sacerdocio (1943-2003) estuvo por última vez en varias parroquias merideñas. Los Padres Eudistas querían compartir con él esta efemérides que era de toda la Congregación ya que fue el primer eudista venezolano. Al regresar, el día 21 de Octubre, a pocos minutos de San Cristóbal, en la población de El Piñal, fue víctima de un accidente de tránsito. En un brusco viraje del chofer, como iba dormido, fue despedido por la ventana del vehículo, sufriendo fuerte conmoción craneal. Trasladado de inmediato al Hospital Central de San Cristóbal, fue atendido por los galenos que hicieron lo que estaba a su alcance para que superara este delicado trance. Todo fue inútil. Sus últimos días fueron un espejo de lo que fue su existencia. En medio del delirio musitaba oraciones y pensaba en los compromisos pendientes en su aldea, con las monjas y los niños. Apaciblemente, ante la tristeza de quienes lo rodeaban, entregó su alma al creador el 30 de octubre de 2003.

Pueblo Encima, Bailadores, La Playa, Tovar, Santa Cruz de Mora, Chiguará, Lagunillas, San Juan de Lagunillas, Ejido y Mérida.

Biografía

En Julio de 1994, como un reconocimiento a su entrega, vocación de servicio, y vida ejemplar, las autoridades del Estado Táchira elevaron a Parroquia Civil Monseñor Miguel Antonio Salas, los territorios de Sabana Grande, Venegara y Llano Largo. Agradeciendo tan honrosa designación dijo: Que sea éste un homenaje al aldeano, que deja su nombre como recuerdo... Y, en 1995, la Alcaldía del Municipio Jáuregui como un reconocimiento a su desinteresada labor en favor de sus coterráneos, colocó un busto de su persona en la Plaza Bolívar de Sabana Grande.

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Espiritualidad

La pastoral

en la parroquia según el Beato Santiago

Alberione

Por: P. Silvio Sassi, SSP - Superior General

Con ocasión de los 100 años de la Sociedad de San Pablo en el mundo ofrecemos algunos apuntes del Beato Fundador Santiago Alberione

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2.6.1. Culto: confesión. El objetivo único del ministerio sacerdotal es promover “la unión del alma con Dios… Mientras que las demás cosas son muy importantes como medios, ésta lo importa todo como fin” (ATP 164; cfr. 192, 201). Para explicar cómo ser eficaces en esta tarea, el P. Alberione acude a la frase de un confesor: “Si Jesús vive en vosotros, haréis que viva en los demás” (ATP 165). En las indicaciones dadas por el P. Alberione, la confesión no ha de limitarse a la celebración del sacramento, sino que éste hay que encuadrarlo en una actividad pastoral más amplia que reVidaPastoral Pastoral//Abril Abril--Junio Junio// 2014 2014 Vida

quiere “conocer a su gente” (ATP 168), la capacidad de adaptarse a las varias categorías de penitentes, la presentación de casos particulares y la conducta personal del confesor. Tratando de la confesión de las personas piadosas, el P. Alberione aconseja “no dedicarles mucho tiempo, ni creer que se ha hecho todo después de estar dos o tres horas confesándolas. El sacerdote debe tener en cuenta la gran masa de la gente”, evitando el peligro de ser el párroco “de una centésima parte de la población, es decir de los devotos” (ATP 173-174).


2.6.3. Culto: funciones litúrgicas. “El sacerdote, como ministro de Dios, debe esmerarse en el culto externo, pues es el que tributa a Dios el honor que le es debido, …pues la dignidad y la majestad de las funciones católicas sirven para conservar y despertar la fe, hacen concebir los mejores propósitos de una vida virtuosa y despiertan y dan seguridad al espíritu cristiano” (ATP 211). Teniendo presente que en aquel entonces la liturgia era toda en latín, el P. Alberione se preocupa “de la cultura litúrgica entre el pueblo”, encomendando un libro “que contiene el texto latino juntamente con la traducción italiana de todas las oraciones y funciones más habitualmente celebradas por la Iglesia, con breves explicaciones del significado litúrgico de cada función y rito” (ATP 213). Como también la celebración eucarística era en latín, el P. Alberione sugiere algunas iniciativas para que el pueblo pueda participar con fe y “para oírla

Se enumeran además otras funciones litúrgicas y actividades anexas: las vísperas, la hora de adoración, las cuarenta y ocho horas, otras celebraciones de adoración eucarística, el mes de mayo, la corte a María, el rosario, fiestas y solemnidades de María, los monaguillos, clases de canto, las servidoras del Santísimo, la unión de niños para acompañar el viático, los pajecitos. Leyendo hoy en ATP las consideraciones sobre el culto, en particular sobre la celebración y la devoción eucarística del P. Alberione, a cincuenta años del Concilio Vaticano II y de la reforma litúrgica puesta en práctica, puede percibirse la gran diversidad de planteamiento. Sin embargo, en la preocupación del P. Alberione para que el pueblo participe “con comprensión” en la celebración eucarística, se convenza de la necesidad de la comunión frecuente y de una devoción a la eucaristía que incida en el cambio de la vida concreta, encontramos las premisas de la promoción del “espíritu litúrgico” actuada en la Familia Paulina. Merece un particular toque de atención la obra realizada por el Primer Maestro con la promoción de la liturgia mediante el apostolado de la prensa, particularmente del misalito que aúna la lengua latina y la traducción en las varias lenguas; la insistencia en la hora de adoración para transformarla de “devoción” en “apostolado” y la fundación de las Hermanas Pías Discípulas del Divino Maestro para sus apostolados (cfr. AD 74). 2014 2014 // Abril Abril -- Junio Junio // Vida Vida Pastoral Pastoral

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2.6.2. Culto: la comunión. Valorando las disposiciones de Pío X sobre la necesidad de la comunión frecuente, el P. Alberione explica varias iniciativas para promover en los fieles una mentalidad más convencida, incluyendo el uso de la prensa: “promoviendo la más amplia difusión de opúsculos y hojas prácticas, sencillas, incisivas y atractivas en relación con el culto eucarístico y especialmente la comunión” (ATP 200).

así, debe entender algo de la misa y ser ayudado con algún medio sensible” (ATP 215) que él mismo hace presente (cfr. ATP 216-219).

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Al confesar a las mujeres, el párroco deberá promover no una piedad de mero sentimiento, sino una piedad que lleve a las virtudes cristianas (cfr. ATP 174), y sepa “encontrar en estas personas ayuda para hacer el bien a quienes él no puede llegar” (ATP 175).

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2.6.4. Dogma: predicación. “Basta una mirada al Evangelio, a los Hechos de los Apóstoles, a las cartas y a la historia eclesiástica de los primeros siglos, para que surja espontánea esta pregunta: ¿puede decirse que el sacerdote, el apóstol y Jesucristo son predicadores y casi nada más que predicadores? Entonces tantos sacerdotes que reducen su ministerio a la misa, a algunas bendiciones, a un poco de estudio… ¿no son verdaderos sacerdotes? No quiero dar una respuesta” (ATP 240). “Es incuestionable que todo sacerdote debe predicar en la medida de lo posible, que la primera ocupación para el sacerdocio en general es la predicación; que en el sentido formal de la palabra no pueden llamarse verdaderos sacerdotes quienes, pudiendo hacerlo, no lo hacen, porque lo que Jesús ordenó por encima de todo a los apóstoles fue predicar” (ATP 240). “Quitemos la predicación y desaparecerá el cristianismo, del mismo modo que si se eliminan las semillas no hay plantas: Semen est verbum Dei” (ATP 241). Presentando las dotes del predicador, el P. Alberione, tras haber recordado la misión del sacerdote –“conviene siempre repetir que el sacerdote es para salvar a los demás” (ATP 243)– subraya la necesidad de la preparación (cfr. ATP 247-249) y que la predicación sea “moderna y sobre todo actual. Es decir en la forma y más aún en las comparaciones, en los ejemplos y en las aplicaciones debe estar toda la vida del pueblo, sus pensamientos y su lenguaje” (ATP 250).

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Para que el sacerdote desempeñe bien su ministerio de “apóstol de la palabra”, debe ante todo cuidar los contenidos de cuanto dice: “Pensar que tenemos ante nosotros, cuando escribimos, al auditorio, de modo que, si son niños, se escribirá para niños, para adultos si son adultos, para cultos si son cultos, y se elegirán, según los temas, los ejemplos y las aplicaciones en la medida en que convenga a cada auditorio” (ATP 255). Conviene recordar que los contenidos se les propondrán a los fieles con las debidas actitudes del cuerpo, tonalidad de voz, gestualidad y mímica (cfr. ATP 256-257), escribiéndolos antes por entero y sacándolos de la propia experiencia (cfr. ATP 258). Para una mejor eficacia, la condición ideal sería poder predicar a clases distintas: “Dirigirse a una determinada clase de personas permite que se les hable de cosas más interesantes, más atractivas y útiles” (ATP 268). Una de las oportunidades para poder tener un público homogéneo es un curso de ejercicios espiVida Pastoral Pastoral // Abril Abril -- Junio Junio // 2014 2014 Vida

rituales que, habida cuenta de la situación histórica actual, deberían servir no sólo para alimentar la fe personal, sino también para procurar consecuencias en el compromiso social: “En relación a los temas sociales, es oportuno recordar explícitamente que hoy día deben tratarse en los ejercicios espirituales algunos de esos temas principales. Ya no basta con ser buenos individualmente” (ATP 270). Entre los medios que el P. Alberione sugiere para hacer posible y duradero el fruto de la predicación está el “servirse de la mujer, que es un instrumento dócil en las manos del sacerdote y fuerte para el corazón del hombre. …Una mujer santa crea santos y una mujer mala, malvados. …De ahí que el sacerdote deba tratar de conseguir que el sexo débil sea devoto y virtuoso y servirse de él como punto de apoyo para mover a sus hermanos, a su esposo, a sus hijos” (ATP 274). También los libros y periódicos malos pueden quitar eficacia a la predicación del sacerdote. Por ello “el sacerdote debe promover” los buenos (cfr. ATP 276) dedicando un sermón o una conferencia a los efectos de la prensa buena o mala, procurando periódicos y revistas buenas, creando una biblioteca o brindándose como corresponsal local de alguna publicación (cfr. ATP 276-277). Tenemos, de todas formas, el hecho de que con la predicación oral se llega sólo a quienes van a la iglesia: “¿Cómo conseguir una predicación fructífera incluso para quien no va a oírla? Se trata de un gran inconveniente en la cura de almas de muchas ciudades: que únicamente se tenga en cuenta en la acción pastoral al grupo de los ya convertidos y no a los otros, que lo necesitan mucho más. Pues bien, por éstos se puede rezar, se les puede hacer llegar alguna palabra a través de personas amigas, etc., pero sobre todo se les puede hacer llegar un buen periódico” (ATP 277). Tras haber enumerado iniciativas que se valen de libros, periódicos y publicaciones, el P. Alberione propone también las bibliotecas circulantes: “Hay lugares donde una organización llamada La sociedad de la buena prensa difunde opúsculos, libros y periódicos buenos. Se sirve para ello de las bibliotecas circulantes y de suscripciones a precio reducido a los mejores periódicos” (ATP 279). Al fundar la Sociedad de San Pablo para completar la “predicación mediante la palabra” con la “predicación mediante la prensa”, el Primer Maestro rea-


2.6.5. Dogma: catequesis. La catequesis es la tarea “más delicada, más útil e importante de la predicación, …porque el niño de hoy es el hombre, el cristiano y el ciudadano de mañana” (ATP 281). El P. Alberione saca sus convicciones de las disposiciones de Pío X sobre la catequesis y las desarrolla refiriéndolas al catecismo para los niños (cfr. ATP 282-283). Para que la explicación del catecismo sea eficaz en ellos, debe unir el objetivo de “instruir” y de “educar”: “El catecismo es la leche del cristiano, y por eso debe impartirse a los niños de forma adecuada, lo que exige una buena preparación y que se tengan en cuenta por lo menos las reglas más elementales de pedagogía” (ATP 292). Hay también subsidios muy valiosos para la enseñanza del catecismo: ilustraciones, colecciones de imágenes o tarjetas, carteles, proyecciones que deben servir para alcanzar mejor el objetivo: “El catecismo no es, como las demás ciencias que se estudian, una cosa que deba fijarse sólo en la mente, sino que debe implicar la voluntad, descender al corazón y conformar los sentimientos, los deseos, las obras y la vida del hombre. …El cristianismo no es sólo pensamiento, sino que es vida, y la vida se compone de pensamiento y acción” (ATP 297). Puesto que se trata de una actividad que no es sólo enseñanza teórica, el catecismo requiere un ambiente adecuado para darlo: el aula parroquial y el oratorio (cfr. ATP 299-307), con las debidas evaluaciones (cfr ATP 308-311). El Primer Maestro, recordando su actividad en el seminario y resumiendo la de las Instituciones paulinas fundadas hasta 1953, declara: “La acción catequística se consideró como la primera y fundamental” (AD 81). “El primer trabajo salido de nuestra tipografía de Alba fue el pequeño catecismo, con las preguntas

Otras iniciativas de la Familia Paulina importantes en la catequesis: el Centro catequístico paulino (1952) confiado a las Hijas de San Pablo, la producción de los documentales catequísticos de la San Pablo Film (1952 y 1962) y la actividad de las Hermanas de Jesús Buen Pastor en las parroquias. 2.6.6. Dogma: piedad popular. “Una de las múltiples formas de manifestarse el espíritu de piedad es la institución de diversas compañías religiosas, cofradías piadosas y prácticas de devoción. Son medios para conseguir practicar la virtud y salvar el alma” (ATP 314). La piedad popular debe guiarla el párroco para que sea un medio de profundizar en las verdades religiosas, estimular la oración y motivar la acción social: “Hay sacerdotes tan estables en la virtud que no necesitan la ayuda proveniente de estas devociones; les basta con una profunda consideración de las verdades eternas o con una diligente lectura, por ejemplo de la Imitación de Cristo. ¡Ojalá hubiera muchos como éstos! Pero todos en general y el pueblo en especial sienten la necesidad de ciertas devociones y de alguna exterioridad. Hay muchos en quienes el espíritu cristiano entra sólo con estos medios. Pues bien, cuando esos medios están aprobados por la Iglesia y contribuyen a formar la vida cristiana, debemos fomentarlos e inculcarlos, aunque no los sintamos para nosotros de gran utilidad. El pueblo es más material y debemos tomarlo como es y guiarlo gradualmente a las alturas sublimes del cristianismo” (ATP 314-315). Se enumeran seguidamente (cfr. ATP 317-322) las devociones útiles para todos (Eucaristía, Sagrado Corazón de Jesús, Virgen María, Ángel custodio, san José), devociones para clases de personas (jóvenes, hombres, etc.), los medios para difundirlas y las diversas asociaciones o iniciativas (Tercera Orden de santo Domingo, etc.). A la Familia Paulina el Primer Maestro le dio las devociones de la primera semana de cada mes (cfr. AD, 179-184): San Pablo (lunes), Almas del purgatorio 6 San Paolo, octubre 1952; cfr. Carissimi in San Paolo, cit., p. 839. 2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

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Además, con el semanario Gazzetta d’Alba, la impresión de los boletines parroquiales, los folletos para la liturgia y la iniciativa de la Asociación general de las bibliotecas, busca ante todo ser una ayuda a la pastoral de la parroquia y de la diócesis.

marcadas con un número correspondiente a la clase de los niños. Desde entonces siempre se ha trabajado en esa dirección. El apostolado-ediciones tiene en este sector una tarea principalísima”.6

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firma el valor indispensable de la “predicación” como acto prioritario y fundante de la vida de fe. En Apostolado de la prensa el Fundador adaptará a la predicación con la prensa lo que dice en ATP sobre la predicación. Justificando su primera fundación, el P. Alberione apela a san Pablo, que declara “haber sido enviado a predicar, no a bautizar”. La predicación es la prioridad del párroco y del sacerdote escritor.

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(martes), San José (miércoles), Ángel custodio (jueves), Sagrado Corazón (viernes), María Reina de los Apóstoles (sábado) y Jesús Maestro Camino, Verdad y Vida (domingo). Cada devoción tiene un fin particular explicado por el mismo Fundador. 2.6.7. Moral: acción de los católicos. Basándose en la encíclica de Pío X Il fermo proposito (11 de junio de 1905), el P. Alberione explica la diferencia entre el magisterio social de León XIII, dirigido a contrastar el monopolio del socialismo en la clase obrera, y el de Pío X, que propone “una acción inmensamente más vasta: defender y promover en la sociedad la civilización cristiana. Pío X no destruye, sino que guía y extiende la acción católica y llama al sacerdote a trabajar en ella de forma más acorde con su ministerio y los tiempos” (ATP 324). La acción católica es el compromiso social de todos los bautizados para promover los valores de la civilización cristiana en la familia, sociedad, escuela, clase obrera y agrícola, leyes y política: la acción católica es la acción de los católicos en el ámbito social (cfr. ATP 324). También el sacerdote tiene tareas de responsabilidad para promover la acción de los católicos en el campo social; quedarse fuera sería “renegar de nuestro sacerdocio y nuestra misión de salvar las almas” (ATP 325). Inspirándose en la encíclica papal, el P. Alberione enumera algunos principios generales como guía de la acción del sacerdote (cfr. ATP 326331) para presentar luego las obras concretas del compromiso social del cristiano (cfr. ATP 332- 353). Entre éstas está la descripción de la biblioteca circulante: “Los deseos de leer crecen de día en día y si no se ofrece una lectura sana, muchos recurrirán a la envenenada. Por otra parte, un buen libro es un amigo fiel, un predicador que se deja oír en los momentos más oportunos” (ATP 339).

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Asimismo la buena propaganda es una tarea para el párroco: “Sembrar buenas ideas para que produzcan buenas obras es un trabajo muy importante. Ideas religiosas, ideas sociales, ideas de economía, ideas de virtud, ideas de higiene… según los lugares y las circunstancias, en público y en privado. Propaganda pública: con la pluma, escribiendo opúsculos, folletos, boletines, colaborando con periódicos según nuestras capacidades. Cuando se sabe que una idea puede hacer bien, que un hecho puede ser interesante en un periódico, será útil comunicarlos; es un talento que Dios nos da y debemos hacerlo fructificar” (ATP 340). VidaPastoral Pastoral//Abril Abril--Junio Junio// 2014 2014 Vida

Sintetizando la misión del apostolado de la prensa, el Primer Maestro dice: “Dar en primer lugar la doctrina que salva. Empapar de evangelio todo el pensamiento y el saber humano. No hablar sólo de religión, sino de todo hablar cristianamente… Así la sociología, la pedagogía, la geología, la estadística, el arte, la higiene, la geografía, la historia, todo progreso humano, etc. según la razón subordinada a la fe” (AD 87-88). “La Familia Paulina tiene una amplia apertura hacia todo el mundo, en todo el apostolado: estudios, apostolado, oración, acción, ediciones. Las ediciones para todas las categorías de personas; todas las cuestiones y acontecimientos juzgados a la luz del evangelio; …llevar en el corazón a todos los pueblos; hacer sentir la presencia de la Iglesia en todos y cada uno de los problemas” (AD 65). 2.6.8. Vocaciones religiosas. Para llamar la atención del párroco sobre el compromiso de promover las vocaciones religiosas, el P. Alberione argumenta: “Si es una obra meritoria cuidar a las ovejas que son las almas, ¿no será aún más meritorio formar a los pastores que son los religiosos y sacerdotes?” (ATP 354). Los religiosos están llamados a la “vida de perfección” y son los que se dedican a los demás en obras de caridad y son misioneros. La propuesta del P. Alberione es que “todo sacerdote que sube por primera vez al altar, todo religioso que profesa, todo misionero que decide partir a tierras lejanas deberían hacer un propósito firme: …dejar tras ellos por lo menos dos sacerdotes, religiosas o misioneros” (ATP 355). El Primer Maestro repite con insistencia a todas las Instituciones de la Familia Paulina que el “problema prioritario son las vocaciones” porque “las obras de Dios se hacen con los hombres de Dios”. Fundando las Hermanas Apostolinas, el P. Alberione dio especial desarrollo a la sensibilidad por las vocaciones, ya presente en ATP. 2.6.9. En ATP 359-360 el P. Alberione da indicaciones sobre cómo organizar las fiestas. En ATP 361-372 trata de la construcción de las iglesias, dando estos criterios de planificación y de construcción: la iglesia debe ser “para servir al bien del pueblo… Debe ser artística, …pero no es un edificio para admirar sino un lugar donde servir al pueblo” (ATP 366.368). Ya hemos recordado que el Primer Maestro, refiriéndose a las iglesias edificadas por la Familia Paulina,


aclaró que “las tres iglesias están construidas según los principios publicados, algunos años antes, en Apuntes de teología pastoral” (AD 77). 3. La mujer asociada al celo sacerdotal. En la Introducción (DA 9-11) el autor resume las convicciones que luego desarrolla en el libro. El interés del P. Alberione por el argumento tratado comienza con una frase de Mons. Mermillod dirigida a mujeres y muchachas: “Debéis ser apóstoles”.

En estricta referencia al sacerdote, a la mujer se la describe como dotada de un “casi sacerdocio”, llamada a “un verdadero apostolado” y por tanto es “apóstol”. 3.1. El P. Alberione funda todo su tratado en la identidad del sacerdote: la misión del sacerdote, la “cura de almas” y los destinatarios del celo sacerdotal (cfr. DA 14-20), explicados ampliamente en ATP. De esta premisa se derivan dos indicaciones para el sacerdote: dedicarse a la “cura del alma de los hombres” y “formar a las mujeres en verdaderas virtudes”. Observando la vida parroquial de aquel tiempo, el autor piensa que son las mujeres quienes más frecuentan la iglesia y que el sacerdote debe vigilar para no comunicarles una fe que resulte “ridícula”, sino formarlas en “virtudes necesarias para cada ámbito de la vida” (cfr. DA 21-22). Si el sacerdote pretende cuidar a todos los hombres de la parroquia, necesita “servirse de la mujer para llegar al hombre, emplear a la mujer en esta suprema tarea suya: santificar al hombre” (DA 23). De hecho ,el hombre es menos religioso que la mujer: “Sabemos muy bien que la mejor conquista

Dado que en la práctica hay un cierto número de sacerdotes con dificultades para tratar con los hombres, “el sacerdote tendrá mil ocasiones para ejercer sobre la mujer un influjo saludable y de servirse de ella para beneficio de tantas almas, que no acudirán a él” (DA 26). Y ello también porque la mujer tiene grandes potencialidades para hacer el bien o para hacer el mal: “O tenemos a la mujer con nosotros para trabajar por los hombres, o la tendremos contra nosotros” (DA 27). 3.2. La identidad social de la mujer en los tiempos del P. Alberione estaba defendida por dos tipos de feminismo: “el feminismo socialista, revolucionario, anticristiano, antirreligioso, inmoral; y el otro en cambio, que es moral, es cristiano, es bueno en una palabra” (DA 29). Inspirándose en Pío X, el P. Alberione sintetiza el objetivo esencial del feminismo socialista en la pretensión para la mujer de la “igualdad absoluta con todos los derechos y las atribuciones del hombre” (DA 30). En cambio, el feminismo cristiano deja a la mujer en la familia y entre las paredes domésticas, porque “el llamado sexo débil, estando en su sitio, pasa a ser el generador oculto, pero verdadero, de la fuerza, de la prosperidad, del progreso de la nación” (DA 37). “La mujer de hoy debe formar a los hombres de hoy, debe socorrer las necesidades del hombre de hoy, debe servirse de los medios de hoy” (DA 38). Estando en su ambiente de familia, la mujer es una “ayuda al sacerdocio y a la Iglesia en la gran tarea de la salvación de las almas” (DA 40). 2014 2014//Abril Abril--Junio Junio// Vida Vida Pastoral Pastoral

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El sacerdote tiene el cometido de formar a la mujer para que ella pueda colaborar con él con todas sus potencialidades: “formar a la mujer para toda su misión, guiarla prudentemente, hacer de ella un apóstol” (DA 10).

nuestra no es la mujer sino el hombre. Tal es el ejemplo de Jesucristo, a quien en el Evangelio vemos por lo general dirigirse más a los hombres; así lo quiere la naturaleza de nuestra religión que, si por su sencillez se adapta a todos, en su sublimidad es comprendida mejor por la inteligencia del hombre” (DA 25).

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Hijo de su tiempo, la visión de la mujer presentada por el P. Alberione está en función del hombre: “La mujer fue creada por Dios no sólo para ayuda material, sino especialmente para ayuda moral del hombre; …la mujer viene a cooperar con el sacerdote en su noble misión”. Desde este punto de vista, el P. Alberione hace suya la misión de la mujer presentada por don Frassinetti: “están llamadas a un casi sacerdocio, a un verdadero apostolado”.

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3.3. Teniendo presentes a las mujeres en el Antiguo Testamento, durante el ministerio de Jesús y en la historia de la Iglesia, podemos darnos cuenta del gran apostolado que han desarrollado (cfr. DA 4251); pero es sobre todo la Virgen María quien ha rescatado la figura de la mujer representada por Eva. El hombre y el sacerdote son guías: “La mujer puede compararse con un gran torrente. …Abandonado a sí mismo, se vuelve un elemento de destrucción; pero si el hombre lo domeña y lo encanala, sacará de él las sorprendentes energías eléctricas productoras de luz y de fuerza. ¿Qué no podrá la energía de la mujer bajo la guía firme del sacerdote?” (DA 51-52). “No es que la mujer vaya a tener en la Iglesia una parte preponderante, docente, jurisdiccional, no; pero, aunque subordinada, siempre tuvo una parte eficacísima” (DA 53). 3.4. La mujer es pues una potencia, una energía que valorar: “La fuerza de la mujer no está en su inteligencia, sino en su corazón; quisiera decir con un autor moderno, en su debilidad, en su espíritu, en su belleza, puesta a servicio de su corazón. En el hombre el corazón es la mitad de su ser, en la mujer lo es todo” (DA 54). “La mujer no razona el propio ideal, pero lo intuye y, apropiándoselo, lo ama con todo su ser y tiende a él con todas sus fuerzas, sosteniéndolo apasionadamente frente al hombre” (DA 55). “Además la mujer es poderosa por su posición doméstica y social. …Ella está más en la familia que el hombre, como hija, esposa y madre” (DA 57). 3.5. En el relato de la creación de la mujer (cfr. Gén 2,28) se lee que Dios “creó a la mujer para ayuda del hombre” (DA 61): una ayuda material en compartir gozos y dolores en la familia y para llevarlo a la eternidad. La vocación de la mujer consiste pues en ser “una ayuda material y espiritual para el hombre”; ¡cuántos hombres se olvidarían de Dios y de las verdades espirituales si no tuvieran al lado una hermana, una esposa, una madre, una hija! (cfr. DA 63). La mujer: “no cuida tanto la lógica, pero si se trata de las cosas espirituales las intuye mejor, las saborea mejor, más fácilmente se inclina a ellas” (DA 64).

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3.6. El sacerdote tiene como misión “cuidar las almas de los hombres”; la mujer, por su identidad ligada a la familia y a las paredes domésticas, es la que está “al lado del hombre”: la misión de la mujer y la misión del clero concuerdan: “Si tal es la misión de la mujer, se deduce que ella y el sacerdote coinciden en la misma vocación; que ambos deben trabajar el mismo campo. Pero, ¿de modo desordeVida Pastoral Pastoral // Abril Abril -- Junio Junio // 2014 2014 Vida

nado, caprichoso?, ¿sin nadie que regule y dirija el trabajo? No, el ejército de las mujeres debe tener su capitán en el sacerdote. Dios ha establecido al sacerdote para salvar las almas y, junto con la mujer, tendrá que rendirle cuentas. Toca empero al sacerdote guiar su ejército a la victoria; a él le corresponde estudiar pacientemente el plan, frenar a las audaces y alentar a las tímidas, amonestar a las desertoras y reordenar a las desbandadas, en fin guiar a todas en la batalla” (AD 65). Al hablar de un “ejército de las mujeres”, obviamente el sacerdote tiene el grado de “capitán”: “Hoy… al sacerdote y más especialmente al párroco concierne el deber de valerse de todos para obtener su fin: salvar las almas. …Entre todos estos medios de salvación y entre estos cooperadores, hay uno importantísimo, habilísimo, eficacísimo: la mujer” (DA 66). Tanto la vida humana como la vida espiritual requieren la complementariedad entre hombre y mujer: “El hombre en el orden físico es incompleto sin la mujer, pues si él tiene la fuerza, le falta la gracia poseída por la mujer; si él tiene la inteligencia, la mujer tiene el corazón: unidos estos dos seres se completan y dan origen a otros hombres. Algo parecido cabe decir de la misión sacerdotal y de la misión de la mujer: el sacerdote amaestra, comunica los carismas de la gracia, santifica desde el templo; pero la mujer prolonga esta divina influencia entre las paredes domésticas, la mujer lleva el hombre al sacerdote. El sacerdote sin la mujer perdería tres cuartos de su influencia en la sociedad; la mujer sin él la perdería toda. Así como entre Dios y el hombre está el sacerdote, así entre el sacerdote y el hombre está la mujer, anillo de conjunción” (DA 66). El sacerdote debe valorar a la mujer porque las potencialidades de ésta son un designio de la Providencia: “Tal es el orden providencial del mundo, y no debemos cambiarlo; oponiéndonos a él haríamos estéril nuestro noble ministerio; en cambio, adaptándonos actuaremos con menor fatiga un bien centuplicado” (DA 67). 3.7. El celo de la mujer considerada como individuo. Los diversos apostolados a los que puede dedicarse la mujer son: apostolado de la oración, apostolado del ejemplo, apostolado de la palabra, apostolado de las obras (cfr. DA 70-117). Respecto al apostolado de la palabra, el P. Alberione subraya: “El sacerdote no puede llegar a todos; no todos pueden entenderle de igual manera; no todos


Un apostolado de obras que la mujer puede desempeñar con eficacia es la prensa: “Ante todo, una mujer dotada de cultura puede escribir. Conviene decirlo: hay un número en extremo grande que podría darse a este nobilísimo apostolado, ¡y sin embargo no lo hacen! Será tal vez una natural situación, será indolencia, será una exagerada persuasión de incapacidad, será, quizás más a menudo, poca estima de este gran medio de bien. De todos modos, considérese la potencia verdaderamente extraordinaria de la prensa; potencia que va aumentando cada vez más, debido a la creciente avidez de leer” (DA 101). Además de escribir, la mujer puede contribuir “en la difusión de la buena prensa… para escamotear un periódico malo y sustituirlo con uno bueno, o por lo menos indiferente”; una obra que “sería a menudo más útil que la limosna de pan” (DA 103). La promoción de la lectura de libros puede darse con la iniciativa de una biblioteca circulante (cfr.

3.8. El celo de la mujer en la familia. Dado que “la familia es el campo de trabajo más propio de la mujer” (DA 118), su obra depende de su condición de madre, esposa e hija (cfr. DA 118-151). Los deberes de una madre con los hijos son: instrucción, ejemplo, corrección y vigilancia. Como esposa, la mujer debe “ganarse el corazón del marido” haciendo que el hombre se abstenga del mal (incluida “la lectura de periódicos y libros malos”), llevándolo al bien y volviéndole educador. En la condición de hija, la mujer puede sembrar el bien en casa (procurando también periódicos buenos) y en público (con sus virtudes, especialmente el pudor). 3.9. El celo de la mujer en la sociedad. La mujer, guiada por algunos principios claros, puede desarrollar un verdadero apostolado en la sociedad: “no limitándose a la beneficencia, a elevar la suerte de 2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

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recuerdan igualmente su palabra y la aplican en la práctica. Y entonces, he aquí que el Señor ha puesto junto al sacerdote, para que suplan su limitada fuerza, a los mejores entre los laicos y especialmente a la mujer” (DA 90).

El punto de referencia para todos estos apostolados sigue siendo el párroco: “El párroco es quien tiene la verdadera responsabilidad de las almas que le han sido confiadas; a él le concierne como derecho y deber no sólo la parte principal sino también la parte directiva de la cura de almas y de la acción pastoral. Él puede servirse de otros, más aún, es deber suyo hacerlo en proporción a las necesidades del ambiente, de la habilidad de los cooperadores, de los fines que se propone. A los demás, y particularmente a la mujer, les toca secundar humildemente, cooperar según las fuerzas, ponerse totalmente a su disposición. La mujer respecto al párroco, en los casos ordinarios, deberá ser lo que la mano es respecto a la cabeza: un miembro que actúa y sirve, manifiesta las propias necesidades y se somete a las decisiones de su superior” (DA 108-109).

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DA 104), pero hay muchas otras actividades que valorar: “Cabe recordar otra [santa industria], la de distribuir hojitas con máximas o dichos de grandes hombres por las calles, por las plazas, en los lugares de conversación, en los coches públicos, en los tranvías, en los vagones del tren; o también la de dejar en cualquier sitio, casi como por olvido, diarios e impresos buenos; y otra más: pegar en los sobres de las cartas, en los paquetes postales, en las paredes, en los respaldos de los asientos de los paseos públicos, en los tranvías, etc., cartelitos con alguna máxima buena; y por fin, escribir en las paredes de la propia casa, por las escaleras, etc. algún letrero bueno. Quienes los lean encontrarán un buen pensamiento, y el que lo haya facilitado tendrá gran mérito ante Dios” (DA 105).

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los trabajadores, sino empujando más allá su obra, hasta la sanación moral y religiosa de la sociedad” (DA 153). La mujer debe defender la religión “con la pluma y con la palabra” (DA 154); su apostolado social ha de ser un complemento de su apostolado en la familia; “no debe ejercer la parte dirigente o docente, pues esto está reservado a los Pastores y particularmente al Sumo Pastor de la Iglesia” (DA 155); la mujer “conténtese con su capacidad de formar las costumbres, sin pretender dictar las leyes” (DA 156); se bata no sólo por la beneficencia, sino por la justicia (cfr. DA 157). Además de principios, el P. Alberione ofrece algunas oraciones “para la organización” en vista del apostolado social de la mujer, entre ellas también una Oración diaria a san Pablo, protector de la buena prensa (cfr. DA 164-165). Pasando en reseña las obras de carácter moralreligioso del apostolado social de la mujer (cfr. DA 168-194), el P. Alberione incluye en el compromiso por el apostolado de la prensa hasta ir de casa en casa ofreciendo buena prensa y creando una biblioteca circulante (cfr. DA 193-194). Las obras de carácter social tienen come objetivo “formar buenas madres” instituyendo escuelas de economía doméstica, higiene, bordado, cocina; promoviendo la cultura de las mujeres; ayudándolas a elegir un oficio; prestando asistencia a las jóvenes emigrantes (cfr. DA 194-203). El compromiso con las obras de carácter económico debe saber adaptarse a las numerosas profesiones femeninas, constituyendo asociaciones que sepan defender los intereses de la clase trabajadora femenina; procurar asistencia social; hacer obras de beneficencia; asistir a los enfermos (cfr. DA 203-214).

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3.10. Cómo puede el sacerdote formar y dirigir a la mujer en su misión. Como responsable de la “cura de almas”, el sacerdote debe evitar dos peligros que le llevarían a ignorar el potencial de la mujer. Ante todo, el ministerio sacerdotal no ha de cerrarse en un pequeño número de devotas, concediéndoles mucho tiempo sin darse cuenta de que “se ha descuidado también un pensamiento, una oración para la gran masa de la población; se ha perdido tiempo, porque aquel pequeño rebaño de almas devotas tal vez se reduce a un centenar, mientras la parroquia cuenta con millares de almas” (DA 218). Vida Pastoral Pastoral // Abril Abril -- Junio Junio // 2014 2014 Vida

Además, en el clero “en general, no se está preparado suficientemente para el cuidado espiritual de la mujer” (DA 223), sea por no atribuirle la consideración requerida, sea contentando y favoreciendo una espiritualidad melindrosa. El sacerdote debe cultivar para sí mismo una piedad que le lleve a ocuparse de modo conveniente de la mujer apóstol: “Quien tiene una piedad profunda se preguntará a menudo: ¿trabajo suficientemente por los demás?, ¿me valgo de la mujer según el orden establecido por la divina Providencia?” (DA 226). Puesto que toda la formación cultural del sacerdote es “para la salvación de las almas” (DA 227), “una parte de la ciencia sacerdotal, que debe ser mejor cultivada hoy, es la que concierne a la dirección de la mujer. …No se evitan los males y se promueve el bien con obstinarse en cerrar los ojos, sino estudiando y afrontando los problemas viejos y nuevos de la cura de almas” (DA 227-228). La lectura de libros no basta para aprender a “dirigir a la mujer”: “Hay un estudio que no se hace en los libros, sino en los hechos. Es quizás mucho más útil, pues la vida que vivimos y que circula en nuestro entorno tiene lecciones tan fuertes que en ningún otro lugar pueden darse, con tal de escuchar y leer” (AD 231-232). El sacerdote que se ocupa en formar a la mujer puede ser o demasiado prudente o demasiado celante; para hallar la solución “conviene estudiar, rezar, aconsejarse: esto es prudencia. Conviene al fin resolverse y actuar con todas las fuerzas, como si todo el éxito dependiera de nosotros, y esperar el efecto como si todo dependiera de Dios: esto es celo” (AD 232-233). 3.11. Al sacerdote le corresponde la “dirección de la mujer”: “La palabra dirección se entiende aquí en el sentido más amplio, comprendiendo todo el trabajo que el sacerdote puede realizar a favor del bien religioso, moral y físico de la mujer, no sólo desde el confesionario y el púlpito, sino también fuera de la iglesia y en las relaciones privadas” (DA 239). Todo el trabajo del sacerdote se “orienta a dos fines igualmente nobles y santos: formar a la mujer virtuosa para hacerla apóstol. …Pero notemos el íntimo nexo que hay entre uno y otro de estos fines: son en cierto modo indivisibles. Quien es virtuoso, o sea ama al Señor, necesariamente es celante” (DA 239). La formación espiritual de la mujer debe llevarla a actuar: “Pero no es el sentimiento lo que necesita


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desarrollarse en la mujer, sino la fuerza viril, que falta” (DA 242). Una piedad vivida con alegría, lleva a la mujer a la bondad, a vivir el propio tiempo y a cooperar con el sacerdote (cfr. DA 244-252). Merece la pena reproducir las argumentaciones del P. Alberione para exhortar al sacerdote y a la mujer a “ser de nuestro tiempo”: “El siglo nuestro es el XX; en él nos toca vivir y obrar. Tenemos que ser de este siglo, es decir, tratar de comprender las necesidades y proveer a ellas. Esto es fácil, porque Dios nos ha dado un temperamento, unas costumbres relativas a nuestro tiempo y no a los tiempos pasados. …Hoy prevalece la organización: así pues, organicemos el bien y a los buenos; hoy se difunde el amor a la lectura: así pues, preparemos buenas lecturas; hoy se habla de todos y de todo: pues bien, preparémonos y hablemos también nosotros; hoy se valora a quienes hacen algo por el pueblo, cuyo nombre se ha convertido en el único pasaporte para ser admitidos en sociedad: pues bien, trabajemos también nosotros por él. …Seamos de nuestro tiempo y hagamos que la mujer sea de nuestro tiempo. Le haremos entender que hoy el pueblo tiene sed de verdad: por eso más meritoria que la limosna del pan es la oferta que la buena prensa espera de la mujer” (DA 249). 3.12. Puesto que al párroco le corresponde “la parte más delicada del trabajo pastoral, a él [le concierne] el oficio de llamar a los diversos obreros para cooperar, a él [le incumbe] el deber de dirigir con firmeza a sus cooperadores” (DA 253), él debe ser el alma de todo el trabajo pastoral, capaz de suscitar cooperadores, promover el conocimiento de la fe con conferencias pastorales y saber atraer a los parroquianos por medio de la juventud (cfr. DA 253-263). Si en la parroquia hay otros sacerdotes, todos son “más o menos directamente sus cooperadores. Son los brazos del párroco, y un gran principio debe empapar su conducta: estudiar el programa y la orientación del párroco, en el cuidado espiritual de la mujer, para secundarle todo lo posible” (DA 264), sobre todo desde el púlpito y en el confesionario (cfr. DA 266-273).

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3.13. La formación de la mujer en la virtud. “Mirar a formar la madre: he aquí el gran principio en la educación espiritual de la mujer” (DA 274). Como fundamento hay que considerar el catecismo para los niños y niñas (cfr. DA 275-276), continuando luego con la educación de la mujer en la seriedad, virilidad y amabilidad (cfr. DA 277-286). Particular Vida Pastoral Pastoral // Abril Abril -- Junio Junio // 2014 2014 Vida

cuidado deberá poner el sacerdote para formar a la mujer en la continencia perfecta, en el celibato o el matrimonio (cfr. DA 287-291). Las virtudes de la mujer miran al celo apostólico mediante la formación dada por el sacerdote, que debe, ante todo, educar en la responsabilidad tanto en la familia como en el ámbito social. Dado que “la mujer devota es particularmente tímida”, tiene necesidad de adquirir del sacerdote la necesidad de la organización, entendida como “sentido social”. Para que tal adquisición sea eficaz, es preciso echar mano de la inducción, relatando hechos y ejemplos, incitando a que la mujer visite las familias para cerciorarse de su situación real y servirse de los resultados de encuestas sociales. Recordando la experiencia de un cura obrero (cfr. DA 296) y de un autor francés (cfr. DA 297), el P. Alberione invita a formar a la mujer “escuchando las experiencias de la vida” (cfr. DA 297) y apelándose a la sensibilidad femenina y a su gran corazón (cfr. DA 298). Además, a la mujer hay que educarla a apreciar la nobleza de su misión: “Cosa divina es cooperar en el sacerdocio, en su vocación, sin parangón en la tierra; enseñar la verdad, enseñar la moral más santa” (DA 299). Ante un cometido tan grande, es necesario formar en la mujer la convicción de la facilidad de la misión: cada mujer no está llamada a hacerlo todo, sino a dar su aporte particular (cfr. DA 300-301). La educación tiene por objetivo preparar a la acción: “Nutrimos admiración por las doctas conferencias; aconsejamos libros, periódicos, revistas; más útil todavía consideramos la propaganda privada, a base de conversaciones. Pero sin hacer actuar obtendremos siempre frutos escasos: como quien pretendiera crear un buen músico, describiéndole todos los instrumentos musicales” (DA 302). Para formar a la mujer en la acción se requieren dos criterios pedagógicos: tener en cuenta las aptitudes de cada una y emplearlas gradualmente en una actividad; así “saldrán del estrecho círculo del egoísmo y pensarán en la misión a que están destinadas” (DA 308). 3.14. El celo en la práctica. Una vez más el P. Alberione reclama la centralidad del párroco: “Es deber nuestro estrictísimo respetar las instituciones de la Iglesia; y bien, como ya se dijo antes, la organización fundamental y central es y ha de seguir siéndolo la


parroquia, y el párroco es y debe seguir siendo el alma de toda la acción pastoral” (DA 311).

privado de efusión con Dios y del perfume de la piedad sacerdotal” (DA 330).

El párroco, tomándose el tiempo necesario, tiene el cometido de formular para su acción pastoral “un programa bien definido y preciso”, estudiando las necesidades del pueblo, sirviéndose de las visitas domiciliares, de las conversaciones y de las encuestas (cfr. DA 311-315). Una vez que ha identificado las necesidades, debe medir sus fuerzas y pedir ayuda a sus cooperadores, entre ellos de modo especial a la mujer (cfr. DA 316).

Tratando de la presencia de las religiosas en la parroquia, el P. Alberione les dice que “parece de veras que sean las sucesoras de las diaconisas de los primeros siglos” porque “sus finalidades se ensanchan, según las necesidades actuales. Con razón se las llamó hermanas del celo sacerdotal” (DA 330-331).

En la tarea de “unificar el trabajo pastoral” y de constituirse en “el alma” de la misma, el párroco invertirá mucho tiempo y energías, pero debe vigilar para no descuidar el “nutrir su mente y su piedad. Faltando el necesario alimento a la mente, se convertiría en el hombre del pasado, restringido; su juicio ya no sería maduro y meditado sino arrastrado; su acción le dominaría en vez de surgir como bella obra de libertad. Faltando el alimento al espíritu, se volvería árido,

Otro deber delicado del párroco respecto a las religiosas de su parroquia es la animación espiritual, hecha desde el respeto a las Reglas de las Congregaciones para no “cambiar a las religiosas en almas simplemente piadosas, comunes, …llegando a ponerse por debajo de las simples solteronas” (DA 334). La involucración en la “cura de almas” de la parroquia deberá darse respetando el carisma de cada Instituto que contribuye al bien común. En cuanto a los juicios que circulan sobre los defectos de las religiosas, el P. Alberione prefiere hacer hincapié en el aporte positivo que ellas pueden dar a la parroquia: “Conviene prescindir de ensoñaciones: hay obras que requieren espíritu de piedad robusta, otras que exigen paciencia y sacrificio, otras que piden desinterés; y por lo general sólo las religiosas son capaces de realizarlas” (DA 338). Como conclusión del libro, el autor, quizás un poco preocupado por alguna afirmación precedente, dice: “El apostolado de la prensa y el apostolado de la palabra buscan el mismo fin: hacer el bien. Ante Dios me parece haber tenido, en sustancia, esa orientación” (DA 338). 2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

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Utilizando lo que ya hay, el párroco se propone “ensanchar según las necesidades de hoy los fines de las asociaciones de antes”. “Hoy sería ridículo obstinarse en usar los sistemas primitivos de navegación, de prensa, de táctica militar, etc. La religión, los dogmas, la moral cristiana son inmutables en su sustancia, pero progresa nuestro modo de conocerlos y de aplicarlos. La Iglesia católica es indefectible, y de la palabra del Evangelio no caerá ni siquiera una tilde; pero la Iglesia y el Evangelio tienen también una admirable facilidad de adaptarse a los tiempos y a los hombres. …Con más razón ha de decirse esto de las compañías, asociaciones y congregaciones religiosas” (DA 318-319).

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Conocidas las necesidades de su ministerio e identificadas las fuerzas disponibles, es sensato que el párroco se sirva de cuanto ya hay, con creatividad, y sepa distribuir con atención el trabajo para que cada necesidad sea tenida en cuenta.

Las religiosas socorren todas las necesidades y entran en todas partes: “junto al sacerdote ves a la religiosa” (DA 331). El párroco tiene por tanto el deber de promover las vocaciones para las religiosas, un estado de vida cristiana en el que se tiende a la perfección evangélica para transformarse: “el celo que las inflama las cambia en apóstoles; son una de las glorias más fúlgidas del cristianismo” (DA 332).

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Guías

Coordinación general: Monseñor Trino Valera, (Obispo de Guanare) Redacción: P. Antonio Danoz, redentorista

Homiléticas Ciclo A

Domingo V de Cuaresma 6

de abril de 2014

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Abril

“Quien vive y cree en mí no morirá para siempre”

I. Introducción general

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n los textos que leemos este domingo, Dios se revela como principio de vida y vencedor de la muerte. Los israelitas conocerán que Dios es Señor de la vida y de la muerte, cuando libere al pueblo de la esclavitud, y “saque al pueblo del sepulcro”.

Ante el sepulcro de Lázaro, Jesús hace una revelación parecida: “Yo soy la resurrección y la vida. Quien cree Vida Pastoral / Abril - Junio / 2014

en mí, aunque haya muerto vivirá” (Jn 11,25). El poder resucitador de Dios permanece activo por la acción de su Espíritu. Hace vivir a los que están muertos por el pecado. Dios, que resucitó a Jesús de entre los muertos, hará que tomemos parte en su resurrección gloriosa. Jesús realiza el signo de la resurrección de Lázaro, “para que crean que tú, Padre, me has enviado” (Jn 11,42). Con la vuelta de Lázaro a la vida, Jesús ofrece un signo poderoso de su propia resurrección.


(Ezequiel 37,12-14) Dios ha decidido restaurar el pueblo de Israel, que por sus infidelidades estaba disperso entre las naciones. Promete “llenar de gente las ciudades arrasadas”. Las actuaciones de Dios tienen un objetivo: “Sabrán que yo soy el Señor” (Ez 36,38). Sus actuaciones más dramáticas, se dirigen a revivir, no destruir. El profeta acude a una visión de gran dramatismo: Un valle poblado de huesos resecos. “Esos huesos son la casa de Israel” (Ez 37,11). Representan a un pueblo que había perdido toda esperanza de revivir. La promesa de restauración es firme: “Yo les voy a infundir espíritu para que revivan” (Ez 37,5). Hay un protagonista: el espíritu de Dios. Al ser invocado, el espíritu penetró en los huesos: “Revivieron y se pusieron en pie; era una muchedumbre inmensa” (Ez 37,10). El drama se desarrolla entre los huesos muertos y secos y el “ruah” (viento, espíritu) de Dios. Hay un pueblo al borde de la destrucción, y por otra parte, el Señor empeñado en hacerlo revivir. El signo de las tumbas refleja la destrucción total de Israel. El momento culminante llega con la intervención de Dios: “Yo voy a abrir los sepulcros…, los llevaré a la tierra de Israel” (Ez 37,12). Todo es obra de Dios: “Infundiré mi espíritu en ustedes para que revivan” (Ez 37,14). El Señor les “dará un corazón nuevo y les infundirá un espíritu nuevo, arrancará de su cuerpo el corazón de piedra y les dará un corazón de carne” (Ez 36,26). Salmo responsorial (Salmo 129) Nos encontramos ante la súplica de una persona que se acerca a Dios pidiendo perdón. Con una sola palabra expresa la situación. La palabra “profundo” representa aquí una situación límite. Los hebreos ven en ella el alejamiento de Dios. El orante clama a Dios: “Estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica” (Sal 130,1). Si Dios se manifiesta

Con frecuencia se observa en la mentalidad hebrea, que la manifestación de Dios acontece en las horas del amanecer. Al despuntar la aurora, llegará la palabra del perdón de Dios. Al final, el orante se abre a la comunidad. Su confesión se hace más universal. En Dios “sólo hay amor y redención generosa”, que alcanza a todo el pueblo de Israel. Y también a todas las demás naciones. 2ª Lectura (Romanos 8,8-11) Pablo establece un principio fundamental: “Los bajos instintos tienden a la muerte, y el Espíritu de Dios tiende a la vida y a la paz” (Rm 8,6). Para desarrollar su mensaje se sirve de un triple paralelismo en forma de antítesis: “cuerpo-espíritu”; “muerte-vida”; “inhabitación del Espíritu”-“cuerpo de pecado”. La inhabitación del pecado conduce a la muerte. La del Espíritu conduce a la vida y a la resurrección. El “hombre viejo”, que es nuestra condición pecadora, ha sido crucificado con Cristo. Por el bautismo “nos hemos identificado con él por una muerte como la suya, también nos identificaremos con él en la resurrección” (Rm 6,5). Pablo atribuye al Espíritu de Dios la fuerza resucitadora que actúa en los discípulos. Primero, en la vida presente: “Ustedes están animados por el Espíritu de Dios que habita en ustedes. Si alguno no posee el Espíritu de Cristo no le pertenece” (Rm 8,9). Este mismo Espíritu es garantía de resurrección: “El Espíritu del que resucitó a Jesús de la muerte dará vida a sus cuerpos mortales” (Rm 8,11). La acción del Espíritu Santo en los discípulos es arrolladora y omnipresente. Empieza en el bautismo, que nos configura con Jesús muerto y sepultado. Alcanza su plenitud, al “pasar del mundo al Padre”. Entonces se completa nuestra configuración con Jesús resucitado. 2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

Guías Homiléticas

1ª Lectura

justiciero y aplica lo que merecen nuestros pecados, no hay ser humano que pueda aguantar. Pero el orante apela a Dios misericordioso. El perdón le pertenece. Corrientemente, se piensa que Dios se hace respetar castigando. Aquí se dice lo contrario: Con el perdón es como Dios se hace respetar.

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II. Comentarios de los textos bíblicos

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Guías Homiléticas

Evangelio

(Juan 11,1-45) A la vuelta a la vida de Lázaro, le han precedido tres grandes signos: la conversión de agua en vino; alimentar a una gran multitud hambrienta; dar la vista a un ciego de nacimiento. Faltaba el signo más espectacular: devolver un muerto a la vida. Éste aconteció con Lázaro. La vuelta de Lázaro a la vida, constituye la cima de la primera parte del evangelio de Juan, llamada “libro de los signos”. Y nos introduce en la segunda, conocido como “libro de la gloria”. Aquí, lo que revela el hecho, es más importante que la espectacularidad del acontecimiento. El relato es una magnífica catequesis en acción. Empieza por la muerte de un amigo de Jesús. Antes de enfrentarse con la muerte, Jesús hace una proclamación solemne: “Yo soy la resurrec-

ción y la vida, quien cree en mí, aunque muera vivirá; y quien vive y cree en mí no morirá para siempre” (Jn 11,25). Por otra parte, tenemos dos confesiones de fe de Marta. La primera se refiere a la resurrección: “Sé que resucitará en la resurrección del último día”; la segunda se refiere a Jesús: “Creo que eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo” (Jn 11,25.27). Jesús revela su lado profundamente humano. Comparte el dolor con las dos hermanas. Jesús, al ver llorar a María “se estremeció por dentro muy conmovido…, y se echó a llorar” (Jn 11,33-35). Ante el sepulcro, Jesús revela que es realmente “la resurrección y la vida”. Con voz poderosa ordena: “¡Lázaro, sal fuera!” (Jn 11,43). A la vista de todos, Lázaro empezó a caminar. Jesús manifestó su poder sobre la muerte. Juan ofrece la pista para la comprensión de este signo espectacular. Jesús lo ha hecho, “para que crean que tú me has enviado” (Jn 11,42).

III. Para reflexionar * Las lecturas del ciclo A están relacionadas con el itinerario pascual y con el itinerario bautismal. Jesús se revela como “manantial de agua viva”; como “luz para que los ciegos”; y como “resurrección y vida”. En la celebración de la “noche pascual”, los catecúmenos y los bautizados, nos sumergimos en la fuente bautismal, “seno materno” donde nacimos a la nueva vida. De esta fuente, resurgimos identificados con Jesús muerto y resucitado. * Con el signo de Lázaro vuelto a la vida, el itinerario de revelación de Jesús alcanza su cumbre. Vence el “último enemigo que hay que vencer”: la muerte. Lo más importante es lo que la vuelta a la vida de Lázaro significa. Cuando venza a la muerte por su resurrección, Jesús manifestará con toda claridad que él es “resurrección y vida”. * Los bautizados hemos de ser signos vivientes de Jesús, que contra todo pronóstico, apostó por la vida. Renovemos nuestra confesión de fe: “Creo que resucitó al tercer día, según las Escrituras” (Credo). Pero hemos de comprometernos también con la palabra de Jesús: “Resuciten a los muertos” (Mt 10,8). Son muchos los muertos que hay que resucitar.

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* Durante la Cuaresma, retomemos la confesión de Marta: “Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios. Él es “resurrección y vida” para la humanidad, enferma de violencia y de muerte. Transitemos por este mundo, como creadores y promotores de vida. Son muchos los que hacen estragos utilizando instrumentos de muerte. Procuremos que todos alcancen su plenitud como personas. Es una forma de promover la resurrección.

Vida Pastoral / Abril - Junio / 2014



Guías Homiléticas

Domingo de Ramos en la Pasión del Señor / Ciclo A 13

“Tengamos los mismos sentimientos de Jesucristo” de abril de 2014

I. Introducción general El tiempo transcurrido ha sido un itinerario de preparación. Hoy damos comienzo a la Semana Santa, que nos introduce en la última etapa de la vida de Jesús. La reviviremos, paso a paso, hasta el día de Pascua. El recorrido lo iniciamos con la conmemoración de su entrada mesiánica en Jerusalén. La litúrgica de este día tiene dos momentos importantes: La procesión de las palmas, y la eucaristía. Como pórtico de entrada, el Domingo de Ramos invita a centrar nuestra atención en los dos acontecimientos más importantes: La pasión y muerte del “Siervo de Yahvé”, y su triunfo sobre la muerte. Los dos acontecimientos han de estar presentes en la celebración de este Domingo. Constituyen una única celebración, aunque el acento se centre en aspectos distintos en cada momento. Las palabras de Pablo revelan la actitud con que hemos de celebrar este día: “Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús” (Flp 2,5). II. Comentario de los textos bíblicos Bendición de las palmas (Mateo 21,1-11)

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Mateo estructura su relato siguiendo tres etapas geográficas. La primera sección la dedica a describir los preparativos. Jesús ordena a dos discípulos que le traigan una burra para realizar su entrada mesiánica en la ciudad. El evangelista acude a una cita bíblica, para revelar el sentido de este gesto. Obedece al cumplimiento de un anuncio profético: “Digan a la ciudad de Sión: Mira el rey que está llegando: humilde, cabalgando en un burrito, hijo de asna” (Zac 9,9). El punto central de la cita son los adjetivos que Vida Pastoral / Abril - Junio / 2014

se aplica al Rey-Mesías: “Apacible”, “benigno”. Es un Mesías pacífico y no violento. En la segunda sección, narra la entrada de Jesús en la ciudad, acompañado de una muchedumbre que lo aclama. Alfombran las calles con ramas y flores, como se hacía en la visita de los reyes. La aclamación mesiánica está tomada de un salmo: “¡Hosanna al hijo de David! Bendito el que viene en nombre del Señor” (Sal 118,26). En la tercera sección, el evangelista narra la reacción de los ciudadanos de Jerusalén. En primer lugar, la manifestación espectacular produce una gran conmoción. En segundo lugar, suscita una gran pregunta: “¿Quién es éste?” (Mt 21,10). A esta pregunta que se hace la gente, la multitud se encarga de responder: “Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea” (Mt 21,11). 1ª Lectura (Isaías 50,4-7) En la Semana Santa leeremos los cuatro cánticos del “siervo de Yahvé”. Algunos piensan que se trata del pueblo de Israel. Lo cierto es que Dios lo “sostiene”, que es su elegido y preferido. Sobre él ha puesto su Espíritu (Is 42,1). En el nuevo testamento considera mesiánicos estos cánticos, y los aplica a Jesús. Hoy leemos el tercero. El siervo es un discípulo fiel del Señor. Está atento a escuchar su palabra. Lo capacita para cumplir su misión. Y su misión es consolar y “levantar el ánimo al abatido”; enseñar a los que andan extraviados y caminan sin un rayo de luz. La tarea es ardua y difícil. La violencia puede llegar a la agresión física. En pocas palabras el profeta nos ofrece un cuadro escalofriante: “Ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que me me-


Salmo responsorial (Salmo 21) Éste es un salmo que consta de dos partes. En la primera, el orante ve acumulados sobre sí todos los males y se lamenta ante Dios. Su situación es dramática. Se asemeja a un gusano que se arrastra por el polvo. Sus enemigos se burlan de él “haciendo muecas”. Como último reclamo, acude a Dios que le dio la vida: “Fuiste tú quien me sacó del vientre, me confiaste a los pechos de mi madre” (Sal 22, 10). El orante visualiza su aflicción sirviéndose de la figura de animales feroces. Los enemigos se abalanzan sobre él, como jauría de perros salvajes. Los huesos se le descoyuntan, el corazón se le derrite como cera, la lengua se le pega al paladar, se ve al borde de la muerte (Sal 22,19). De repente, la música del salmo se cambia en alabanza. El orante invita a los fieles a alabar al Señor, porque no le ha escondido su rostro y lo escuchó. Como final, invita a “todas las familias de los pueblos” a postrarse ante el Señor que es el Rey que gobierna todos los pueblo. Este salmo se cita en los relatos de la pasión. Cuando Jesús entra en agonía, Mateo y Marcos ponen en su boca las primeras palabras: “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27,46; Mc 15,34). 2ª Lectura (Filipenses 2,6-11) Pablo exhorta a tener “los mismos sentimientos de Cristo Jesús”. Se sirve de un himno utilizado en las celebraciones de las comunidades, quizá retocado. Presenta los tres momentos más significativos de la existencia de Jesús, desde su encarnación hasta su exaltación en la resurrección. Sigue el esquema humillación/exaltación, ascenso/descenso, lleno de resonancias bíblicas. Desde su condición divina, en igualdad con el Padre, se hace hombre por la encarnación, y toma la

El segundo paso se sitúa en la condición humana de Jesús. Asume la actitud de siervo: “No vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos” (Mc 10,45). La condición del esclavo es obedecer. Por eso, “se hizo obediente hasta la muerte, y una muerte de Cruz” (Flp 2,8). Tercer paso: De lo más bajo, Jesús asciende a lo más alto: “Dios lo exaltó”, al resucitarlo de la muerte. El nombre nuevo es “Señor”. Así lo han de reconocer “en el cielo, en la tierra y en el abismo”. Evangelio (Mateo 26,14-27,66) En Getsemaní empieza Mateo el relato de la pasión propiamente dicha. Primer escenario: Judas se presenta acompañado de gente armada con palos y espadas. Después del beso traidor, arrestan a Jesús, que no ofrece resistencia. Uno de los acompañantes corta de un tajo la oreja a un sirviente del sumo sacerdote. Jesús desaprueba la acción: “Quien a espada mata a espada muere” (Mt 26,52). El segundo escenario: la casa de Caifás. Allí se celebra el juicio organizado por las autoridades judías. Ante las acusaciones, Jesús guarda silencio. El sumo sacerdote le interpela: “¿Eres el Mesías, el Hijo de Dios?” (Mt 26,63). La respuesta de Jesús fue: “Tú lo has dicho” (Mt 26,64. Rasgándose las vestiduras, el sumo sacerdote exclama: “¡Ha blasfemado!”. El veredicto fue: “Es reo de muerte” (Mt 26,65b-66a). Tercer escenario: La residencia de Pilato. Allí se desarrolla el proceso ante el poder romano. Pilato cree que Jesús es inocente, y busca la forma de salir del paso. Ante el silencio de Jesús, Pilato se dirige a la multitud con una propuesta: ¿Dejo libre al bandido Barrabás o a Jesús? La respuesta fue: libertad para Barrabás y muerte de cruz para Jesús. Pilato se lava las manos y se los entrega para que lo crucifiquen. Cuarto escenario: El Gólgota. Según Mateo, Simón de Cirene fue forzado a cargar con la cruz de Jesús. 2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

Guías Homiléticas

Ante esta situación tan dramática, al siervo le queda una esperanza: “Tengo cerca a mi defensor” (Is 8). Por eso no se acobarda. Sabe que no lo defraudará.

condición humana. Este “descenso” se expresa con dos afirmaciones fuertes. Primera: “Se vació de sí mismo”. Segunda: “Tomó la condición de esclavo” (Flp 2,7). De lo más alto, descendió a lo más bajo, que es ser esclavo.

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saban la barba; no me tapé el rostro ante ultrajes y salivazos” (Is 50,6).

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Guías Homiléticas Lo crucificaron entre dos bandidos. Sobre su cabeza pusieron la causa de la condena: “Éste es Jesús, rey de los judíos” (Mt 26,37). Los que pasaban increpaban a Jesús: “Si es Hijo de Dios que baje de la Cruz” (Mt 26,40). A la media tarde, Jesús lanzó un grito: “Elí, Elí, lema sabactaní”, que significa: “Dios

mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 26,46). Después lanzó un grito, y “entregó su espíritu”. Mateo consigna la confesión de un pagano: “Realmente éste era Hijo de Dios” (Mt 26,54). A continuación relata el descenso de la cruz y la sepultura.

III. Para reflexionar * La pasión de Jesús se inicia con la traición de uno de sus discípulos. Negocia su entrega por dinero, y consuma la traición con un beso. ¡Cuántos besos como el de Judas se han dado a través de la historia, y se siguen dando! ¿Eres tú el protagonista de alguno o de algunos de ellos? * Pedro promete a Jesús: “Aunque tenga que morir contigo, no te negaré” (Mt 26,35). Lo mismo decían los demás. Al prender a Jesús, todos lo abandonaron. Pedro negó por tres veces que lo conocía. Es considerable el número de cobardes que huyen cuando hay que dar la cara. Los atrevidos que se cree seguros y terminan negando a Jesús, no han terminado. * Por cobardía y por complacer a los responsables judíos, Pilato se lava las manos y condena a Jesús a morir crucificado, como un bandido. En los tribunales actuales las técnicas han mejorado, también el manejo de la justicia en contra del pobre, del inocente y del desvalido. ¿Qué hacemos para que la justicia regrese a los tribunales, y no tapar los oídos ante el grito: ¡crucifícalo!”, pronunciado contra el inocente? * Pablo dice: “Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús” (Flp 2,5). A continuación habla de su “vaciamiento” hasta hacerse siervo; de su “obediencia hasta la muerte de cruz” (Flp 2,7-8). Además de su actitud de servicio, Jesús manifestó su perdón sin condiciones, para los que lo condenaron y le dieron muerte; su misericordia con el bandido arrepentido. ¿Qué hacemos, “para configurarnos con su muerte?” (Flp 3,10).

Domingo de Pascua de Resurrección / Ciclo A 20 40

de abril de 2014

I. Introducción general A Jesús, que mataron colgándolo de un madero, Dios lo resucitó al tercer día. Con la fuerza del Espíritu Santo había pasado por la vida haciendo el bien: sanando enfermos, liberando oprimidos. Nosotros, que celebramos con gozo su resurrección, hemos sido elegidos para ser testigos de todo esto ante el Vida Pastoral / Abril - Junio / 2014

“Nos identificamos con Jesús en su resurrección” mundo. Hemos resucitado con Cristo y nuestra vida esta escondida en Dios. Nuestra mirada ha de estar puesta en el reino de Dios. Es la garantía de que, cuando aparezca Cristo que es nuestra vida, nosotros apareceremos con él participando de su gloria. En este domingo tenemos un camino por recorrer. Hemos de hacerlo a toda prisa, como Pedro y Juan. Nuestra carrera no es hacia el sepulcro, que está va-


1ª Lectura (Hechos de los Apóstoles 10,34.37-43) El episodio de Pedro en Cesarea, es un acontecimiento crucial en los Hechos. Pedro es el protagonista. El pagano que se convierte es un centurión romano de Cesarea. Dios conduce a Pedro a hacer una confesión fundamental: “Verdaderamente reconozco que Dios no hace diferencia entre personas” (Hch 10,34-35). Hacia el final, Lucas coloca el discurso misionero de Pedro. Los anteriores, se dirigían a judíos. Éste se dirige a un pagano, simpatizante de los judíos, y a sus invitados. Pedro empieza con una confesión, signo de su conversión: “Dios no discrimina a nadie”. Sigue la proclamación del llamado “kerigma primitivo”: Jesús, que Dios había ungido con el Espíritu Santo, pasó haciendo el bien, sanando enfermos y liberando oprimidos. Los responsables, tanto judíos como del imperio romano, “le dieron muerte colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día” (Hch 10,39-40). Pedro concluye: nosotros somos los testigos designados por Dios, de lo que hizo Jesús. Los que creyeron fueron bautizados en nombre de Jesucristo. Lucas ofrece un bello proceso de conversión. No sólo la conversión de Cornelio con toda su familia, sino también la de Pedro. En esta última, de más trascendencia. Pedro conduce a Cornelio a la fe en Jesús y a recibir el Bautismo. Cornelio ayuda a Pedro a descubrir que “Dios no hace deferencia entre personas”. Salmo responsorial (Salmo 117) Este salmo pertenece a la liturgia de acción de gracias. La introducción es confesión que justifica la alabanza: el Señor es bueno; “su amor es eterno”. Se repite en forma de estribillo. El orante representa al pueblo repatriado y liberado de un peligro mortal,

Su confianza en Dios es total: “El Señor está de mi parte: no temo” (Sal 118,6). No es la misma su confianza en los seres humanos; tampoco se fía de los poderosos. A continuación, recuerda la serie de males que le infligieron los enemigos. Salvado de sus males por el Señor, el pueblo celebra con júbilo su victoria. Con el ánimo recuperado, exclama: “No moriré, viviré para contar las hazañas del Señor” (Sal 118,17). Introduce un cambio. Lo expresa con una imagen tomada de la arquitectura. La piedra desechada por los albañiles, se ha convertido en piedra angular. El canto es una aclamación de gozo compartido, que se convierte en una plegaria: “¡Sálvanos, Señor, por tu favor!” (Sal 118,25). 2ª Lectura (Colosenses 3,1-4) En la parte doctrinal de la carta encontramos esta afirmación: “Si con Cristo han muerto a los poderes del mundo, ¿por qué se someten a los criterios de los que viven en el mundo?” (Col 2,20). Pablo proclama este principio en otros lugares: “Así como Cristo resucitó de la muerte por la acción gloriosa del Padre, también nosotros llevaremos una nueva vida” (Rm 6,4). La configuración con Jesús resucitado es el punto de partida para una vida de verdaderos discípulos de Jesús: “Ustedes han resucitado con Cristo” (Col 3,1). La expresión “sentado a la derecha de Dios”, está tomada del salmo más citado en el nuevo testamento: “Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha” (Sal 110,1). En este mundo celeste hemos entrado todos los bautizados. Por eso, “hemos de buscar las cosas del cielo donde está Cristo” (Col 3,1). No se trata de una invitación a la “huida del mundo”, como espacio físico en el que transcurre la vida de los discípulos, sino de comportamientos mundanos enemigos de Dios. El autor indica algunos: “la inmoralidad sexual, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos, la avaricia, que es una especie de idolatría” (Col 3,5). 2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

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II. Comentarios de los textos bíblicos

que acude al templo a dar gracias. La comunidad reunida para la fiesta, inicia su propio salmo de acción de gracias.

Guías Homiléticas

cío. Nuestro camino es de fe. Ante los testigos y ante los signos de que Jesús resucitó, creemos lo que anunciaron las Escrituras: “que debía resucitar de entre los muertos” (Jn 20,9).

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Guías Homiléticas El bautizado ha entrado en una realidad que hay que vivir, aquí y ahora. Que tiene que hacerse visible en el diario caminar hacia la manifestación definitiva de Cristo. Ahora, permanece “escondida en Dios”. “Entonces también ustedes aparecerán con él, llenos de gloria” (Col 3,4).

presta a múltiples interpretaciones. Al decir que el discípulo “muy amado de Jesús” llegó de primero, está indicando que el amor es el camino más seguro para encontrarse con Jesús resucitado.

(Jn 20,1-9)

El sudario enrollado a parte, remite Lázaro, que salió del sepulcro con los pies y las manos sujetos con vendas. Fue necesario “desatarlo” para que pudiera caminar (Jn 11,44). Las vendas y el sudario fueron para los discípulos signo de que Jesús había resucitado.

En el evangelio de Juan los dos primeros episodios tienen lugar en torno al sepulcro, al amanecer del domingo. María de Magdala es la que anuncia a los discípulos la noticia: “Se han llevado del sepulcro al Señor” (Jn 20,2). En Mateo, el robo del cuerpo de Jesús se atribuye a los discípulos (Mt 28,13).

El relato concluye con una confesión de fe del otro discípulo, que había llegado primero, “vio y creyó” (Jn 20,8). En la lista de Pablo, Cefas (Pedro) aparece en el primer lugar (1Cor 15,15). Juan concede la preferencia al discípulo “muy amado de Jesús”. A él no le hizo falta “ver y tocar”, como a Tomás.

Pedro y el “otro discípulo, que era muy amado por Jesús”, cuyo nombre nunca se menciona, se pone en marcha a toda prisa hacia el sepulcro. El discípulo “muy amado de Jesús” llegó primero. El hecho se

El estudio de las “Escrituras”, ayudó a los discípulos a reconocer que Jesús había resucitado. Así está escrito: que el Mesías tenía que padecer y resucitar de entre los muertos, al tercer día (Lc 24,45-46).

Evangelio

III. Para reflexionar * El poder resucitador del Dios de la vida triunfó sobre las fuerzas del mal: “No está aquí, ha resucitado” (Mc 16,6). Hoy ha de resonar con fuerza la fe en el mensaje de Pablo: “Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, fue sepultado y resucitó al tercer día según las Escrituras” (1Cor 15,3-4). A las Escrituras hemos de acudir para encontrarnos con Jesús resucitado. * Pedro y el discípulo “muy amado de Jesús”, hicieron su camino para encontrarse con Jesús resucitado. El que corrió más a prisa fue el primero en creer. Nosotros tenemos que hacer nuestro recorrido pascual. Los dos de Emaús reconocieron a Jesús, “al partir el pan” (Lc 24,30). Jesús nos “parte el pan” en cada eucaristía. ¿Lo reconocemos al celebrarla? * Los primeros discípulos fueron reacios en creer a los testigos. En este mundo de incrédulos y escépticos no es fácil creer a los discípulos, aunque tengan el apoyo de las Escrituras. El Señor resucitado hace a esta generación el reproche que hizo a los discípulos. Sólo aquéllos que “han resucitado con Cristo”, pueden ser sus testigos auténticos y creíbles.

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* La vida del bautizado está enraizada en la muerte y resurrección de Jesús. Es una vida radicalmente pascual. El estilo de vida, la forma de actuar en el campo social, familiar, económico, político, ha de ser pascual. El verdadero “icono” del discípulo, hombre o mujer, consiste en ser encarnación viviente de Jesús muerto y resucitado.

Vida Pastoral / Abril - Junio / 2014


Domingo II de Pascua / Ciclo A

El evangelio de Juan informa de varios hechos de gran transcendencia en la primera aparición de Jesús resucitado a los discípulos. El primero: el saludo pascual de Jesús: “La paz esté con ustedes” (Jn 20,19). Segundo: los signos para identificarlo. Tercero: la renovación de la misión que Jesús les había encomendado antes de su partida. Para cumplirla, les comunica el Espíritu Santo, que les había prometido. En el episodio de Tomás, Jesús nos transmite una enseñanza fundamental, en forma de bienaventuranza: “Dichosos los que crean sin haber visto” (Jn 20,29). La resurrección de Jesús ha sido como un parto, que ha hecho nacer a los que creen en él a una nueva vida, presidida por la esperanza y coronada por una “herencia indestructible” (3,4). En los Hechos, Lucas presenta el perfil y los pilares básicos de toda comunidad: escucha de la Palabra; “oración y fracción del pan”; comunión fraterna, que se hace visible en el compartir; a lo que hay que añadir el anuncio de la Buena Noticia de Jesús.

generaba y mantenía viva la comunión entre todos era el amor fraterno. Existía algo revolucionario para aquel tiempo y ahora: el compartir fraterno. Se hacía visible en la comunidad de bienes: “Poseían todo en común” (Hch 2,44). Sobre la forma de practicar la “comunidad de bienes”, se ha discutido bastante. No consta que fuera obligatoria. Tercera característica: la “fracción del pan”. Expresión parecida utiliza Pablo: “el pan que partimos” (1Cor 10,16), y Lucas en la “cena del Señor” (Lc 24,35). A la celebración de la eucaristía hay que añadir otras formas de orar. Entre otras, la asistencia a los cultos del templo (Hch 2,46). Lucas ofrece los cinco elementos que no pueden faltar en una comunidad cristiana: escucha permanente de las “enseñanzas de los apóstoles”; armonía perfecta en la vida en comunidad; oración y celebración de la “cena del Señor” (eucaristía); compartir fraterno; y evangelización. Salmo responsorial

II. Comentarios de los textos bíblicos

(Salmo 117)

1ª Lectura

La comunidad reunida da gracias al Señor. La razón fundamental de la acción de gracias es su bondad y su “amor”, que no tiene medida. Por tres veces se repite el estribillo: “Es eterno su amor”. Vuelve a aparecer al final del salmo.

(Hechos de los Apóstoles 2,42-47) Lucas cierra el relato del Pentecostés, ofrece una información, un tanto idílica, de la comunidad de Jerusalén. Anota cuatro características. Primera: “escucha frecuente de la enseñanza de los apóstoles”. Comprende el “kerigma”: “proclamación” de la muerte y resurrección de Jesús; la “didache”: “enseñanza” dirigida a los que componían la comunidad; “katechesis”: “Instrucción” que se daba a los que se preparaban para el bautismo. Segunda característica: “la vida comunitaria” (koinonia). En la comunidad de Jerusalén, el “alma” que

La parte individual comienza con una declaración de confianza en Dios desde la prisión. Teniendo a Dios de su parte, no teme lo que le pueda hacer un hombre. Desde su experiencia, el orante proclama: “Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el hombre” (Sal 118,8). Los enemigos empujaban con fuerza, pero en nombre del Señor los derribó. El destino individual está vinculado al destino de la comunidad. Desbordante de gozo, el cantor sien2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

Guías Homiléticas

I. Introducción general

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“Como el Padre me envió, yo los envío. Reciban el Espíritu Santo” de abril de 2014

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Guías Homiléticas te que Dios actuó con mano poderosa, y proclama confiado: Viviré, no moriré, para contar las hazañas del Señor. En la última parte del salmo, el cantor se considera, como “la piedra desechada por los constructores,que es ahora piedra angular” (Sal 118,22). Es un día grande en que actuó el Señor. Hay que festejarlo. Los autores del nuevo testamento, han utilizado versos de este salmo, para referirse a la muerte y resurrección de Jesús. 2ª Lectura (1 Pe 1,3-9) El autor empieza la carta con un canto de acción de gracias en forma de bendición. La acción de gracias tiene un objetivo: agradecer a Dios habernos “reengendrado a una viva esperanza, por la resurrección de Jesús de entre los muertos” (1Pe 1,3). El autor hace clara referencia al bautismo. No utiliza la expresión paulina de “corresucitados” con Cristo, pero Dios nos ha “reengendrado” por la resurrección de entre los muertos. La referencia al bautismo, ha hecho que muchos piensen que se trata de una “homilía” o catequesis bautismal. La esperanza no mira sólo al desenlace al final de la historia. Incide directamente en la vida presente. La situación de sufrimiento por la que pasa la comunidad, pone a prueba su fe, y es un agente de purificación. La comunidad tiene motivo para la esperanza: el amor a Jesús, sin haberlo visto; y la fe en él, “sin verlo todavía”, generan un gozo “indecible y glorioso” (1Pe 1,8). El autor relaciona la vida del discípulo con la resurrección de Jesús y con el bautismo, dando a la espiritualidad cristiana un sentido claramente pascual. Pascual es en sus orígenes, y pascual en su consumación definitiva. La esperanza cristiana no se entiende, sino a

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partir de la resurrección de Jesús. “Si compartimos su pasión, compartiremos su gloria” (Rm 8,17). Evangelio (Juan 20,19-3 El evangelio de Juan presenta a los discípulos encerrados, tristes, agarrotados por el miedo. El único signo de seguridad son los cerrojos de la puerta. La sorpresa fue mayúscula, cuando Jesús se presenta y los saluda: “La paz sea con ustedes” (Jn 20,19). Como en otras apariciones, Jesús empieza por identificarse: es el mismo que murió sobre el madero, con sus llagas en pies, manos y costado. Ningún reproche por haberlo abandonado. Al reconocer a Jesús, se llenaron de alegría. Jesús les recuerda la misión: “Como el Padre me envió, yo los envío a ustedes” (Jn 20,21). Para aprender cómo realizarla, tienen que revivir lo que Jesús decía, lo que hacía, con quiénes compartía mesa, a quiénes dirigía su poder sanador y liberador. Para este nuevo comienzo, necesitan la fuerza que viene del Espíritu. Ahora, cumple la promesa que les había hecho: “Recibirán el Espíritu Santo” (Jn 16,17). “Sopló sobre ellos y dijo: “Reciban el Espíritu Santo” (Jn 20,23). Dios “sopló” sobre la figura de barro, y se convirtió en “ser viviente” (Gn 2,7). Ahora, Jesús sopla sobre los discípulos y reciben el Espíritu Santo. Tomás, el escéptico, el incrédulo, encarna el proceso que están viviendo los demás. Esto es lo primero que escucha de sus compañeros: “Hemos visto al Señor” (Jn 20,25). Tomás no cree a los testigos. Tiene que comprobarlo él mismo. Jesús le hace un reproche cariñoso: “No seas incrédulo, sino hombre de fe” (Jn 20,27). Tomás comprendió que para creer no es necesario tocar: “¡Felices los que creen sin haber visto!” (Jn 20,29).

III. Para reflexionar * El tiempo pascual invita al reencuentro con Jesús resucitado a través de las experiencias vividas por los primeros testigos. El dicho popular, “no creo si no veo”, tiene poco de cristiano. Hemos de creer, a pesar de que no hemos visto. No cerremos los ojos a testigos de carne y hueso, que nos revelan con su vida identificada con Jesús resucitado, que verdaderamente resucitó.

Vida Pastoral / Abril - Junio / 2014


* Con frecuencia, la resurrección de Jesús es más una formulación dogmática y una doctrina predicada, que una experiencia vivida. Cuando vemos unos discípulos y unas comunidades cansadas, sin ilusión, con caras largas y poco dadas al gozo y a la sonrisa, tenemos que preguntarnos: ¿Dónde está Jesús resucitado, que llenó de alegría a los discípulos? * Con las “puertas cerradas”, no se puede buscar a los que no están, ni escuchar lo que sucede. Los discípulos “salieron a predicar por todas partes” (Mc 16,20). Al contemplar a los discípulos de hoy, encerrados en los templos, sin creatividad misionera, con un culto aburrido y rutinario, nos preguntamos: ¿Dónde está el Espíritu que impulsó a los discípulos a salir a anunciar la Buena Noticia? * Volvamos los ojos a las primeras comunidades: lectura asidua de las Escrituras; fomentar la comunión; hacer de la “fracción del pan” el centro del que brota la energía espiritual de la comunidad; fomentar la solidaridad con los más necesitados; finalmente, cumplir el mandato de Jesús: “Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Noticia” (Mc 16,15). ¿Es esto lo que hacemos en nuestras comunidades?

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de mayo de 2014

I. Introducción general En el discurso de los Hechos, Lucas ha recogido los elementos fundamentales de la acción evangelizadora de los primeros discípulos. El mismo modelo se repetirá en varios de los discursos restantes. Existe un mensaje central: el anuncio de la muerte y resurrección de Jesús. “Ustedes le dieron muerte por medio de gente sin ley. Pero Dios lo libró de los rigores de la muerte y lo resucitó” (Hch 2,22-23). Este mensaje tiene proyección universal. Se dirige a gentes de todos los países del mundo. Por la muerte de Jesús, “Cordero sin defecto ni mancha”, hemos sido redimidos. Es necesario creer que Dios lo resucitó de entre los muertos. Lucas nos propone el itinerario a seguir en el relato de los dos discípulos de Emaús. De la mano del mejor catequista, que es el mismo

Se les abrieron los ojos, y lo reconocieron al partir el pan

Jesús, hay que hacer el camino que conduce, desde el desencanto y la duda, hasta que se nos abran los ojos al “partirnos el pan”, sentados con él a la mesa. II. Comentarios de los textos bíblicos 1ª Lectura (Hechos de los Apóstoles 2,14.22-33) Después de narrada la venida del Espíritu Santo sobre los discípulos, Lucas presenta a Pedro haciendo el primer pregón pascual. Tiene ante sus ojos gentes de diversos pueblos y culturas. Todos escuchan en diversas lenguas “las maravillas de Dios”. A los israelitas que lo escuchan Pedro les dice: “Ustedes, valiéndose de gente sin ley, lo crucificaron y le 2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

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Mayo Domingo III de Pascua

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Ciclo A

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Guías Homiléticas dieron muerte”. Pero “Dios lo resucitó” (He 2,23-24). Este anuncio constituye la esencia del llamado “kerigma apostólico”. Lucas atribuye la resurrección de Jesús a la acción de Dios. Lo que es verdaderamente crucial en la cita de Pedro es la afirmación: “No entregarás mi vida al abismo, ni dejarás que tu santo experimente la corrupción” (Hch 2,27). En un tono más amigable, Pedro acude a la descendencia davídica de Jesús. Como “profeta”, David “predijo y anunció la resurrección del Mesías” (Hch 2,31). Este Jesús-Mesías resucitado, ocupa un puesto de honor al lado del Padre, adonde ha sido exaltado. Todos los presentes son testigos de la maravilla realizada por Dios en Pentecostés. A propósito de testigos, Pedro hace un gran anuncio: “De todo esto nosotros somos testigos” (Hch 2,32). Pedro llega al punto culminante del discurso al proclamar: Todo el mundo ha de reconocer, empezando por el pueblo de Israel, que “este Jesús crucificado por ustedes, Dios lo ha nombrado Señor y Mesías” (Hch 2,36). Salmo responsorial (Salmo 15) Se trata de alguien que ha sido perseguido injustamente y busca su refugio en Dios. Cree que es el único que le puede hacer justicia. El orante hace su confesión de inocencia ante Dios, que observa la justicia y la rectitud. Emplaza al Señor a que “sondee su corazón” y lo someta a la prueba. No hallará nada que reprocharle. No ha faltado con la boca, ni con las obras.

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Ante la actitud agresiva de los malvados que lo acorralan, busca su refugio en Dios. Él siempre manifiesta las maravillas de su amor, frente a los que se rebelan contra él. Su oración se torna tierna y apremiante: “Guárdame como la niña de tus ojos, a la sombra de tus alas escóndeme” (Sal 16,8). En el turno de alternancia, el orante vuelve a la denuncia. Se trata de gente sin entrañas y soberbia. Los enemigos lo asedian y clavan en él los ojos, con el propósito de derribarlo por tierra. Lo aguardan Vida Pastoral / Abril - Junio / 2014

como cachorros agazapados en su escondrijo. En su reacción, el orante llega hasta el límite de pedir al Señor, que “los arranque de la tierra”. Esta forma de orar, se parece poco a lo que propone Jesús a sus discípulos: “Amen a sus enemigos, traten bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, oren por los que los injurian” (Lc 6,27-28). 2ª Lectura (1 Pe 1,17-21) Después del discurso solemne sobre la esperanza y la salvación, el autor expone el compromiso. Lo expresa con una serie de verbos en imperativo: “Tengan el mismo espíritu”; “vivan sobriamente”; “sean santos”. Acude a la santidad de Dios: “Sean santos, porque yo soy santo” (1Pe 1,16). Era la norma suprema que Dios imponía a los que pertenecían a su pueblo Israel (Lev 11,44). La norma conserva toda su vigencia para los discípulos de Jesús. Existe un nexo directo entre la palabra que es proclamada, y las formas de traducirla en actuaciones concretas. El autor aduce nuevas razones para exigir un estilo de vida diferente. Dios se manifiesta como Padre y a la vez como Juez, al que hay que amar y servir, sin caer en el temor que acobarda y agobia. La condición de “elegidos que residen fuera de su patria” (1Pe 1,1), no es sólo una realidad sociológica, refleja su condición de peregrinos. Alude a una imagen muy bíblica, como es la de la liberación del esclavo, por el que hay que pagar un rescate. En este caso, no se trata de oro ni plata, sino de “la preciosa sangre de Cristo, cordero sin mancha ni defecto” (1Pe 1,19). Él había sido predestinado antes de la creación del mundo para salvar a la humanidad. En expresión paulina: “Cuando se cumplió el plazo”, los tiempos alcanzaron su plenitud (Gál 4,4). Hemos tenido la dicha de vivir en ese tiempo culminante de la historia de la salvación. También para los discípulos vale lo que le aconteció a Jesús: después de la pasión y muerte, llega la gloria.


Evangelio (Lucas 24,13-35) La resurrección de Jesús es transcendental para Lucas. La creatividad del evangelista, ofrece un relato casi dramatizado. A través de un ejercicio de teología narrativa, describe el proceso seguido por los discípulos, desde la noticia de la muerte de Jesús, hasta convertirse en testigos y anunciadores de su resurrección. El proceso comienza por la decepción, la tristeza y la frustración. “Tomaron el relato de las mujeres por fantasías y no les creyeron” (Lc 24,1). Hizo falta un guía desconocido, para conducirlos al encuentro con Jesús resucitado. Acudir a las Escrituras es un paso fundamental y necesario, para reconocer a Jesús. El acompañante les abrió los ojos, pues “los tenían incapacitados para reconocerlo” (Lc 24,16).

“¡Los necios y torpes para creer todo lo que dijeron los profetas” (Lc 24,25), no son autoridades judías, son dos discípulos! “Empezó por Moisés y siguiendo por los profetas” (Lc 24,27). La pregunta sigue ahí: “¿No tenía que padecer eso el Mesías para entrar en su gloria?” (Lc 24,26). Lucas conduce a los tres viajeros a compartir la cena. Jesús “tomó el pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio” (Lc 24, 30; 22,19). Lo mismo que había hecho en la cena. Ahora se les “abrieron los ojos y lo reconocieron”. Para Lucas queda un último detalle sumamente importante. Los dos afortunados, “se levantaron al instante” y se fueron a Jerusalén a encontrarse con los once. Les explicaron, cómo habían reconocido a Jesús “al partir el pan” (Lc 24,3335). La fe pascual no se fundamenta sobre un sepulcro vacío, sino en el encuentro personal con Jesús resucitado.

* “Conocer las Escrituras es una asignatura pendiente. No basta con unas charlas que hemos escuchado sobre la Biblia. Hay que proponerse estudiarla con amor, constancia y con medios adecuados. Existen cursos de Biblia con garantía, estudios sobre cada libro. ¡Somos duros de entendimiento”, para conocer lo que dicen las Escrituras sobre Jesús”. ¿Qué nos proponemos hacer? * Los dos viajeros no parten de cero. Conocía que “era un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y ante el pueblo” (Lc 24,19). Contaban con el testimonio de algunos testigos y con el reproche del acompañante: “¡Cómo les cuesta creer lo que dijeron los profetas!” (Lc 24,25). ¿Qué nos proponemos hacer para conocer mejor las Escrituras, y así reconocer a Jesús resucitado? * Los dos viajeros reconocen a Jesús al “partirles el pan”. Lucas deja para el final, el signo más revelador de Jesús resucitado: la celebración de la eucaristía. En la cena Jesús les recomendó: “Háganlo en memoria mía” (Lc 22,19). Cada vez que nos reunimos con Jesús en torno a la mesa, él repite el mismo gesto: “Parte para nosotros el pan”. * El que vive la experiencia del encuentro con Jesús resucitado, siente la necesidad de llevarla a toda prisa a otras personas. Nadie puede llevar esta gozosa noticia, si no la ha vivido. Y el que la ha vivido, no puede guardársela, sin compartirla con otros. ¿A cuántos haces partícipes de la noticia de la resurrección de Jesús?

2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

Guías Homiléticas

* Lucas ofrece el proceso de los dos discípulos, desde la frustración y desencanto, hasta convertirse en testigos de Jesús resucitado. El kilómetro cero fue la sensación de fracaso. Jesús les sale al encuentro de incógnito. Él será quien los guíe, a través de las Escrituras. Primero, “se les calienta el corazón”; después lo reconocieron “al partir el pan”. ¿En qué punto nos encontramos? ¿En la increencia, en la duda?

Guías Homiléticas

III. Para reflexionar

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Guías Homiléticas Domingo IV de Pascua / Ciclo A 11

de mayo de 2014

I. Introducción general La proclamación del anuncio pascual de la muerte y resurrección de Jesús que hizo Pedro, “llegó al corazón” de los oyentes. De la escucha del mensaje surge necesariamente la pregunta: “¿Qué hemos de hacer?”. Lucas señala los pasos a seguir: arrepentirse, recibir el bautismo en nombre de Jesús, para obtener el perdón de los pecados. El proceso se corona con la donación del Espíritu Santo. El bautizado ha de fijarse en Jesús como modelo de referencia. Nos ha dejado ejemplo para que sigamos sus huellas. Jesús resucitado se nos presenta como “pastor modelo”. Modelo, como guía seguro que se juega la vida por defender a las ovejas. En esto se diferencia de los asaltantes, de los asalariados, de los lobos rapaces. Todos ellos, en lugar de procurar buenos pastos, lo que hacen es asaltar, dispersar, sembrar muerte. II. Comentario de los textos bíblicos 1ª Lectura (Hechos de los Apóstoles 2,14.36-41)

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Pedro terminó su discurso con este llamado: “Todo el pueblo reconozca, que Jesús crucificado por ustedes, Dios lo ha nombrado Señor y Mesías” (Hch 2,36). El discurso de Pedro impactó a los oyentes y les tocó el corazón. Literalmente: “heridos en el corazón”. No basta con emocionarse. El paso siguiente es “Arrepiéntanse” (Hch 2,38). “Transformen sus vidas”. Eso significa el verbo convertirse. Éste es el objetivo primordial de todo anuncio pascual de la resurrección y muerte de Jesús. A la conversión, hay que añadir otros tres elementos: ser bautizados, perdón de los pecados, recepción del Espíritu Santo. El perdón y la donación del Espíritu Santo, revelan los frutos con que Dios enriquece al convertido. Vida Pastoral / Abril - Junio / 2014

“Yo soy el pastor modelo: conozco a mis ovejas y ellas me conocen” Lucas tiene presentes a dos grupos de personas. El primero: “a aquéllos que han recibido la promesa y a sus hijos”. El segundo: “a los que están lejos a quienes llamará el Señor nuestro Dios” (Hch 2,39). También los paganos están llamados a creer en Jesús; a ser bautizados, para recibir el perdón de sus pecados, y a recibir el Espíritu Santo. Lucas concluye su información sobre el primer Pentecostés, con Pedro dando testimonio de que Jesús ha resucitado. Según la primera información de Lucas, la comunidad de Jerusalén estaba formada por 120 personas. Ahora, informa que se han añadido 3.000 más. Salmo responsorial (Salmo 22) La persona que pertenece al “rebaño”, se siente protegida bajo el señorío benévolo y poderoso del pastor. El salmista lo manifiesta: “El Señor es mi pastor, nada me falta” (Sal 23,1). La imagen recuerda una experiencia vivida por Israel: Dios lo liberó de la esclavitud y lo condujo, como pastor, hacia su total liberación. El pastor proporciona alimento a las ovejas; las conduce a verdes praderas y a fuentes tranquilas. Un buen pastor ha de ser un buen guía, para que las ovejas no se extravíen y pierdan el camino. La vara y el bastón que lleva en la mano, son garantía de seguridad y protección: “Tu vara y tu bastón me defienden” (Sal 23,4). Yahvé es el pastor que cumple el ritual establecido: ungir la cabeza al invitado y llenarle la copa hasta rebosar. El Señor se muestra espléndido en generosidad. Los pobres y los perseguidos encuentran cobijo bajo el techo de su morada. La bondad de la


acogida, hace feliz al orante que toma una decisión: “Habitaré en la casa del Señor a lo largo de mis días” (Sal 23,6).

Evangelio

2ª Lectura

El evangelio de Juan presenta a Jesús como “puerta”. “El que entra por la puerta es el pastor del rebaño” (Jn 10,2). Se pone delante del redil y lo conduce a buenos pastos. Quien no entra por la puerta del corral, “es un ladrón y un asaltante” (Jn 10,1). Juan señala tres rasgos de Jesús-puerta. Primero: “Quien entra por mí se salvará” (Jn 10,9). Segundo: “Podrá entrar y salir” (Jn 10,9); gozará de plena libertad. Tercero: “Encontrará pasto” (Jn 10,9). Jesús dice: “Yo soy el pan de vida: el que viene a mí no pasará hambre” (Jn 6,35).

La mirada a Jesús es de suma importancia para la comunidad: “cuando era insultado, no respondía con insultos; padeciendo, no amenazaba” (1 Pe 2,23). “Cristo padeció por ustedes, dejándoles ejemplo para que sigan sus huellas” (1 Pe 2,21). Su enseñanza coincide con la de Jesús: “El que quiera seguirme, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y sígame” (Lc 9,23). Hay que poner los pies sobre las “huellas” de Jesús. La referencia a Jesús, no sólo tiene un valor ejemplarizante. Él cargó con los pecados de la humanidad, para “sanarla” y para liberarla de sus esclavitudes. “Llevó sobre la cruz nuestros pecados. Vivamos para la justicia”.

Juan ofrece el perfil del pastor modelo: abre la puerta y conduce el redil a buenos pastos; conoce a las ovejas y las llama por su nombre; camina por delante; procura que tengan vida, y la tengan en abundancia (Jn 10,10). Está dispuesto a “dar su vida por las ovejas” (Jn 10,11). Existen también malos pastores. Les da el nombre de lobos, ladrones, asaltantes, asalariados. Se dedican a maltratar, a destrozar y a matar. Como hay “pastor modelo”, hay también “ovejas modelo”. Escuchan su voz y la reconocen. “Me conocen a mí, como yo conozco al Padre” (Jn 10,15). Lo siguen y no huyen.

III. Para reflexionar * Después del pregón pascual, anunciando la resurrección de Jesús, Pedro llama a la conversión. No basta con que se nos “conmocione el corazón”. La conversión reclama un cambio radical de mentalidad. El discípulo, ha de configurarse con Jesús, “que padeció (y resucitó), dejándonos ejemplo para que sigamos sus huellas” (1Pe 2,21). * El discípulo ha de ser “puerta” por la que todos entren, sin distinción de sexo, cultura o situación social. No podemos ser puertas trancadas por la intransigencia, por las ideologías, por el sectarismo, impidiendo la entrada a quienes buscan a Jesús. ¿Facilitamos la entrada a quien busca a Jesús? * Todo discípulo está llamado a ser “pastor modelo”, como Jesús. La propuesta es para todos, no sólo para unos cuantos. La propuesta es: Todos pastores como Jesús; y todos ovejas del redil de Jesús. El cayado de pastor no es para maltratar, sino para defender a las ovejas de lobos, ladrones y asaltantes, “que roban, matan y destrozan” (Jn 10,10). * Como ovejas del redil del buen Pastor, identifiquemos su voz y escuchémosla. Vayamos a la fuente: las Escrituras santas. Estemos atentos, para no dejarnos extraviar por voces falsas o camufladas. Las ovejas fieles, “no siguen a un extraño, sino que escapan de él, porque no reconocen su voz” (Jn 10,5).

2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

Guías Homiléticas

La referencia al esclavo, sirve para abordar el tema del sufrimiento padecido injustamente. Aunque no plantea la cuestión de la emancipación, su situación es considerada como una injusticia. Aquí alcanza el momento culminante esta sección de la carta. “Si, haciendo el bien, tienen que aguantar sufrimientos, eso es una gracia de Dios” (1 Pe 2,20).

Guías Homiléticas

(1 Pe 2,20-25)

(Juan 10,1-10)

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Guías Homiléticas Domingo V de Pascua / Ciclo A 18

de mayo de 2014

I. Introducción general Los discípulos han sido elegidon para ser “piedras vivas” del nuevo templo, en permanente construcción por el Espíritu. Templo en que ha de celebrarse la liturgia acepta a Dios por Jesucristo. De su sacerdocio regio todos los bautizados participamos. En el templo que es la comunidad, existen diversos servicios. Fundamentalmente dos: el servicio de la Palabra de Dios y el “servicio de las mesas”, para atender a los necesitados. Los dos han de estar perfectamente coordinados y atendidos. Jesús habla de otro templo: la casa del Padre, donde existe morada para todos. Jesús es el único “camino” seguro para conseguirla. Necesitamos conocer al Padre. Sólo Jesús nos lo puede dar a conocer. Contemplándolo a él es como llegaremos a conocer al Padre: “Quien me ha visto a mí ha visto al Padre” (Jn 14,9). II. Comentario de los textos bíblicos 1ª Lectura (Hechos de los Apóstoles 6,1-7)

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Lucas se centra en los conflictos internos de la comunidad de Jerusalén. En su composición encontramos dos grupos. Uno de cultura judía, más numeroso. El otro, compuesto por personas nacidas fuera de Palestina, que eran de cultura griega. Los recursos de la comunidad, “se distribuían según la necesidad de cada uno” (Hch 2,45). En la distribución diaria de los alimentos entre los necesitados surge un conflicto. El grupo helenista se queja de que sus viudas quedaban desatendidas. Más que ahondar en el problema, Lucas presenta la solución que adoptaron los apóstoles. Convocan a la comunidad, que elige siete personas que se encarguen de este servicio. Tienen que ser “hombres de buena fama, dotados de Espíritu Santo y de pruVida Pastoral / Abril - Junio / 2014

Jesús es camino, verdad y vida para todos dencia” (Hch 6,3). Si nos atenemos a los nombres, los elegidos pertenecen al grupo de cultura griega. La palabra “diaconía” (“servicio”), se utiliza para el “servicio” de la palabra; para el “servicio” de los apóstoles; al “servicio de las mesas”, o servicio caritativo de la comunidad. Salmo responsorial (Salmo 32) El orante invita a dar gracias al Señor, cantando un cántico nuevo. La palabra de Yahvé ocupa el centro del salmo. La palabra de Dios es recta y poderosa. Por su palabra, Dios hizo el cielo y “modeló cada corazón” (Sal 33,15). Ante el señorío de Dios de poco valen los proyectos de las naciones. Como vigilante celoso, Dios observa a los habitantes de la tierra. Él modeló el corazón de la persona, y conoce perfectamente todas sus acciones. Ante el poder del Señor, las grandezas de este mundo son vanas e inútiles. Incapaces de salvar. El “ojo del Señor” no es para controlar, sino para brindar protección. En los versos finales, los orantes se manifiestan expectantes: “Nosotros aguardamos al Señor” (Sal 33,20). A él elevan su súplica: “Que tu amor nos acompañe, Señor, como lo esperamos de ti” (Sal 23, 22). La visón que nos ofrece de la historia es optimista. 2ª Lectura (1 Pe 2,4-9) Después de considerar la Palabra de Dios, como leche espiritual que alimenta a los recién nacidos en el bautismo, el autor presenta a Jesús como “piedra angular” (Sal 118,22). Jesús es “la piedra angular, elegida, preciosa, quien se apoya en ella no fracasa”


El autor presenta a la comunidad como pueblo de Dios. Es “raza elegida, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido, para que proclame las maravillas del que los llamó de las tinieblas a la luz” (1 Pe 2,9). En medio de la comunidad humana, los discípulos están llamados a ser santos, como el Padre del cielo. Evangelio (Juan 14,1-12) El discurso de Jesús adquiere un tono de despedida. Trata de reanimar a los discípulos. No los dejará abandonados a su suerte: “No se inquieten. Crean

La inmadurez de la fe de los discípulos aparece en las palabras de Felipe: “Señor, enséñanos al Padre y nos basta” (Jn 14,8). Después de más de dos años, los discípulos todavía no conocen a Jesús. Su vida, sus signos milagrosos; sus actos de liberación de los oprimidos, son las señales para conocer su identidad. Las obras son las que revelan la comunión de Jesús con el Padre. Con razón puede decir: “Quien me ha visto a mí ha visto al Padre” (Jn 14,9). Las obras son las que han de revelar que creemos en Jesús y que conocemos al Padre. Son también el “camino”, para que los hombres y mujeres de nuestra generación se encuentren con Jesús y conozcan al Padre. La meta del camino es la casa del Padre, donde hay lugar para todos. El compromiso de Jesús con los discípulos es total: “Volveré a llevarlos conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes” (Jn 14,3).

III. Para reflexionar * De la comunidad de Jerusalén hemos de aprender tres cosas. Primera: Aportar respuesta con rapidez a los problemas. Segunda: Ser creativos para mejorar el servicio en las comunidades. Por encima del “oficio” ha de estar el “buen servicio”. Tercero: La participación. El pueblo de Dios es el protagonista de toda acción en la Iglesia. Tiene “buen olfato” para detectar los buenos servidores. * Hay una “piedra viva” fundamental: Jesús de Nazaret. Pero para culminar la construcción hacen falta otras muchas. Somos los discípulos. Al contemplar la cara fea de la Iglesia, ¿nos preguntamos qué responsabilidad tenemos? ¿Nos hemos vuelto “pedruscos muertos” gastados por el tiempo? * A los discípulos los llamaron: “seguidores del Camino” (He 9,2). Hay que ser “camino” para aquéllos que no creen y se han quedado sin camino; para los que han abandonado la Iglesia, por no ayudarlos a encontrarse con Dios. El reproche de Jesús sigue vivo: “Tanto tiempo que estoy con ustedes, y ¿todavía no me conocen? * Jesús nos ubica en el centro de la confesión de la fe cristiana: Creer en el Padre y creer en Jesús. Esta confesión de fe es “piedra angular” y fundamental. Todo edificio espiritual que no esté construido sobre estos cimientos, amenaza ruina. ¿Son estos dos pilares los que sostienen nuestra vida y nuestro compromiso cristiano?

2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

Guías Homiléticas

Los perseguidores consideran a los discípulos “piedras desechables”. Pero Dios los ha elegido como “piedras vivas”, y los ha incorporado a la construcción del nuevo templo, en el cual ejercitarán su “sacerdocio santo”. Este ejercicio consiste en ofrecer la propia existencia cristiana, como “sacrificio espiritual, por medio de Jesucristo” (1 Pe 2,5). En la tradición patrística, se relaciona con el seguimiento de Jesús, el amor fraterno y el martirio.

en Dios y crean en mí” (Jn 14,1). Se va a prepararles un lugar en la casa del Padre. Las palabras de Jesús despiertan en los discípulos toda clase de interrogantes. ¿A dónde va? ¿Cuál es el camino que han de seguir? Jesús responde: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 146).

Guías Homiléticas

(Is 28,26). Para los arquitectos de este mundo, se ha convertido en “piedra de tropiezo, en roca para despeñarse” (Is 8,14).

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Guías Homiléticas Domingo VI de Pascua / Ciclo A 25

de mayo de 2014

I. Introducción general La persecución desatada después de la muerte de Esteban, dispersó a los discípulos fuera de Jerusalén. La persecución se convertirá a lo largo de los Hechos en agente involuntario, pero eficaz, de la expansión de la Buena Noticia. Enviando a dos de sus máximos representantes: Pedro y Juan, la comunidad de Jerusalén muestra su apoyo a Felipe. El discípulo ha de estar “siempre pronto” a dar razón de su fe” Jesús no abandona a los discípulos. “No los dejará huérfanos”. Les enviará “otro defensor”. Desde el primer momento, el Espíritu Santo se convierte en compañero inseparable de los discípulos. Primero: como su “defensor”. Vivirá con ellos y estará permanentemente a su lado. Segundo: será el agente principal de la evangelización. Mediante la imposición de las manos, el Espíritu Santo descendió sobre los bautizados. II. Comentarios de los textos bíblicos 1ª Lectura (Hechos de los Apóstoles 8,5-8.14-17) Desde el primer momento, Lucas une la persecución a la actividad misionera. A la persecución de los apóstoles, le sigue la persecución de Esteban, que terminó con su muerte. Ahora, alcanza al resto de los discípulos que habitaban en Jerusalén.

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Felipe el evangelista, que formaba parte del grupo de los “siete”, elegidos para “servicio de las mesas”, se convierte en el primer evangelizador de Samaria. Anunciaba la Buena Noticia y realizaba grandes prodigios: los malos espíritus salían de los poseídos, los lisiados y paralíticos eran sanados. Logró un gran éxito. La noticia llegó a Jerusalén, y los apóstoles enviaron a Samaria a Pedro y a Juan. Lucas revela dos detalles importantes. Primero: La evangelización fuera de Jerusalén se realiza en perVida Pastoral / Abril - Junio / 2014

“Estén siempre prontos para dar razón de su esperanza” fecta comunión con la Iglesia madre de Jerusalén. Segundo: La donación del Espíritu Santo se realiza por medio de los apóstoles y de los que han sido enviados por ellos. Los que se incorporaban a la comunidad, reciben el Espíritu Santo igual que los apóstoles. Lucas informa, además, del rito utilizado por los apóstoles para la donación del Espíritu Santo. Lo hacían mediante la oración y la imposición de las manos. Aquí no se menciona ninguna manifestación llamativa, como en Pentecostés. Este rito se ha conservado a través de los siglos en la Iglesia. Salmo responsorial (Salmo 65) Este salmo se inicia con una invitación solemne al mundo entero, para celebrar las proezas del Señor, que revelan su poder: Transformó el mar en tierra firme, gobierna el orbe con autoridad, con sus ojos vigila las naciones. El autor invita a la contemplación de la obra maravillosa de Dios, y a bendecir al Señor, que nos ha mantenido vivos. A pesar de haber sido sometidos a una prueba extrema, y de haber pasado por el fuego y por el agua, el final ha sido feliz. Probablemente se alude a las duras pruebas que ha sufrido el pueblo, como la esclavitud de Egipto y el exilio. Dios lo condujo a través de las aguas hacia la libertad. La segunda parte del salmo se convierte en cántico individual o en oración del pueblo puesta en labios de una persona. Superadas las pruebas, el cantor se acerca al templo para cumplir los votos hechos al Señor. La ofrenda es abundante. La compone un gran número de animales cebados: carneros, vacas, cabras e incienso.


El cantor declara su inocencia. Si no fuera así, Dios no lo hubiera escuchado. Le da gracias porque escuchó su voz cuando le suplicaba. El salmo establece un concierto maravilloso entre el himno de la comunidad y la súplica del individuo.

muerte, sino que lo vivificó por el poder de su Espíritu. Lo mismo hará con los que siguen sus huellas.

2ª Lectura

Las palabras de Jesús suenan a despedida. Surge la pregunta: ¿Qué será de los discípulos sin Jesús a su lado? Jesús aporta la respuesta: “No los dejaré huérfanos” (Jn 14,18). Su presencia se realizará por medio de “otro Defensor”, Jesús lo llama: “El Espíritu de la verdad” (Jn 14,17). A Jesús lo mataron. Al Espíritu nadie lo podrá asesinar. De la teoría, hay que pasar a la experiencia de vivir arraigados en el “Espíritu de la verdad”. Nos ayudará a descubrir la “verdad” de la vida de Jesús y los signos a favor de los excluidos sociales.

Éste es el camino a seguir: “Estén siempre dispuestos a defenderse si alguien les pide explicaciones de su esperanza” (1 Pe 3,15). Ha de hacerse con modestia y respeto, y con buena conciencia. De este modo, los que hablan mal de los discípulos, quedarán avergonzados. El autor resume lo dicho con un aforismo: “Es mejor sufrir por hacer el bien, que por hacer el mal, si así Dios lo quiere” (1 Pe 3,17). El autor remite a los discípulos a la forma ejemplar de actuar de Jesús. Resume brevemente el llamado “kerigma” primitivo: “Cristo padeció una sola vez por los pecados/ el justo por los injustos…/, muerto en el cuerpo/, fue resucitado por el Espíritu” (1Pe 3,18). Su sufrimiento no fue en vano. Gracias a que “murió por nuestros pecados”, ha acercado a Dios a la humanidad entera. Dios no lo abandonó al poder de la

Jesús habla también del “Espíritu defensor”. Nos ha de defender del olvido de Jesús, de su “Palabra de vida”, de los gestos de solidaridad, y del amor que lo llevó a entregar la vida. El amor es la segunda forma de su presencia oculta y misteriosa. “El que me ama será amado por mi Padre, yo lo amaré y me manifestaré a él” (Jn 14,21). En lo más íntimo del discípulo confluyen: el amor del Padre; el amor de Jesús; y el que aporta la persona. Es una experiencia de amor a tres: el Padre, el Hijo y la persona, animada por el Espíritu. No es una fuga hacia el intimismo. Nos prepara para enfrentar a este mundo, “donde a la mentira se llama diplomacia; a la explotación, negocio; a la injusticia, orden establecido; al sexo, amor; a la arbitrariedad, libertad” (José Antonio Pagola).

III. Para reflexionar * Felipe es un perseguido. Pero no se acobarda. Los discípulos de hoy carecemos de esta audacia. Nos da miedo atravesar la calle para anunciar la Buena Noticia a los vecinos. Felipe disfruta de la solidaridad de la comunidad de Jerusalén. ¿Qué vamos a hacer, para recobrar la audacia de los primeros evangelizadores? * El mundo está necesitado de “testigos de esperanza”. Hay muchos desencantados de cómo están las cosas: a nivel social, político, económico. La cifra de muertos se hace insoportable en muchas ciudades del mundo. Se oye decir: “Si Dios no lo arregla, de ésta no salimos”. ¿Qué hacemos para ser “Testigos de esperanza”?

2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

Guías Homiléticas

En la persecución, los discípulos han de dar razón de se su esperanza. Su forma de vida ha de mostrar que no tienen razón quienes los hacen sufrir. La violencia y las experiencias vividas, no pueden impedir mantener viva la esperanza y seguir haciendo el bien. Ante la violencia han practicar la entereza y la serenidad.

(Juan 14,15-21)

Guías Homiléticas

(1 Pe 3,15-18)

Evangelio

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Guías Homiléticas * Jesús no nos dejó huérfanos. El amor es signo de su presencia. Al que me ame, “yo lo amaré y me manifestaré a él” (Jn 14,21). La espiritualidad cristiana se basa en una comunión de amor, del Padre, del Hijo y el Espíritu Santo en lo íntimo de la persona. ¿Qué hacemos, para que sea realidad cotidiana en nuestra vida? * Jesús prometió enviar el “Espíritu de la verdad”. Todo bautizado ha nacido del Espíritu de Dios. Es el “Espíritu de la verdad”. ¿Qué hacemos para desenmascarar las falsedades, las mentiras, la explotación de los débiles, el orden establecido injusto, el amor auténtico disfrazado de sexo?

Ciclo A

Ascensión del Señor, Solemnidad 1

de junio de 2014

I. Introducción general Jesús, después de resucitar, dio diversas pruebas a los apóstoles de que estaba vivo. Durante cuarenta días se lo manifestó en distintas apariciones. Antes de dejarlos definitivamente, les dio diversas instrucciones y les hizo una promesa: “Serán bautizados con Espíritu Santo” (Hch 1,5), para ser sus testigos. Jesús puso fin a esta nueva forma de presencia, subiendo al cielo ante los ojos de los discípulos. Dios desplegó todo su poder, resucitando a Jesús de entre los muertos y “sentándolo a su derecha en el cielo” (Ef 1,20). En el evangelio de Mateo, el último gesto de Jesús resucitado fue el envío, para realizar la gran misión: hacer discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en nombre de la Trinidad, y enseñar a cumplir lo que había anunciado, desde que empezó en Galilea hasta la Pascua.

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Junio

Vayan y hagan discípulos. Yo estaré con ustedes

sentó vivo” a los discípulos. El simbolismo del número cuarenta a nadie pasa desapercibido. Tanto en el evangelio como en los Hechos, la ascensión de Jesús marca un término y un punto de partida. El término se refiere a la presencia de Jesús, en su recorrido histórico, y después de resucitar. El comienzo, se refiere a la actividad de los discípulos a partir de la ascensión. Lucas otorga gran importancia a estos cuarenta días. Jesús amplió su enseñanza “hablándoles del reino de Dios”. Especial relieve concede Lucas a la última instrucción: “Ustedes serán bautizados dentro de poco con Espíritu Santo” (Hch 1,5). Ellos serán testigos, empezando en Jerusalén y hasta el confín del mundo.

(Hechos de los Apóstoles 1,1-11)

En la descripción de la ascensión, Lucas utiliza elementos del género apocalíptico. Llama la atención la insistencia sobre el “mirar”: “Mirando fijamente”; “mirando”, “vieron”; “ocultándolo a sus miradas” (Hch 1,9-10).

Con la “elevación” de Jesús al cielo, Lucas pone término a los cuarenta días, durante los cuales se “pre-

El mensaje final contiene dos elementos. Primera: Este Jesús elevado al cielo volverá, revestido con la

II. Comentarios bíblicos 1ª Lectura

Vida Pastoral / Abril - Junio / 2014


(Salmo 46) El salmo celebra al Señor, Rey del universo. Todo lo relacionado con la realeza de Yahvé tiene un alcance universal. Entre todos los reyes, uno sobresale sobre los demás y es emperador de toda la tierra. Su nombre es “Altísimo”. Dios demostró su poder al fundar a Israel, sometiéndole los pueblos y sojuzgando las naciones. El autor tiene ante los ojos el ritual de la proclamación de los reyes humanos. Se lo aplica a Yahvé: “Dios asciende entre aclamaciones al son de trompetas” (Sal 47,6). Invita a todos a cantar a Dios, que es el Rey de toda la tierra. Está sentado en su trono. Los príncipes paganos se reúnen con el pueblo de Israel, para rendirle culto. Es un signo revelador de su grandeza. El pueblo nacido de la nueva Pascua, también reconoce a Dios como Rey universal. Se une al salmista, para celebrar con gozo su realeza universal. Nosotros también celebramos a Jesús en su ascensión que, como Rey victorioso, se sentó en su trono de gloria junto al Padre. 2ª Lectura (Efesios 1,17-23) Dios nos ha predestinado por medio de Jesucristo a ser hijos adoptivos, a recibir el perdón, a ser incorporados a Cristo y recibir el sello del Espíritu Santo. En actitud orante, Pablo pide al “Padre de la gloria” Espíritu de sabiduría y revelación, para alcanzar conocimiento pleno del Dios y de Jesucristo. Solicita iluminación para conocer “la esperanza a la que fuimos llamados” y la “riqueza de la herencia prometida”. Dios derrochó en nosotros toda clase de dones por medio de su Hijo. Desplegó a favor nuestro el mismo poder, que el desplegado al resucitar a Jesús de entre los muertos. La resurrección es el punto de partida para la exaltación de Jesús. La expresa con palabras del salmo

El poder de Jesús ascendido a la derecha de Dios, no sólo se extiende a las realidades mundanas. Por encima de todo “lo ha nombrado cabeza de la Iglesia” (Ef 1,22). Desde la cabeza, que es Cristo, su vitalidad se extiende a todos los elegidos, que son miembros de su cuerpo. Evangelio (Mateo 28,16-20) Respondiendo a la cita que Jesús les hizo, los discípulos se trasladan a Galilea. Aunque no señala ningún monte en concreto, es probable que sea el de las “bienaventuranzas”. Aunque no habían superado sus dudas, los discípulos reconocieron a Jesús y se postraron ante él. En actitud solemne Jesús proclama: “Se me ha dado plena autoridad en el cielo y en la tierra” (Mt 28,18). A continuación sigue el “mandato misionero”: “Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos” (Mt 28,19). En el evangelio de Mateo se trata de un verdadero “testamento”. Los discípulos tendrán como tarea proclamar la Buena Noticia a toda la creación. Como afirma Pablo: “La fe nace de la predicación, y lo que se predica es el mensaje de Jesús” (Rm 10,17). La misión es amplia como el mundo. Dura hasta el final de la historia. Los nuevos discípulos han de recibir el bautismo. Probablemente, Mateo piense en el ejemplo de Jesús, que “cumplió así toda justicia” al ser bautizado La fórmula: “en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, procede de la celebración litúrgica del bautismo en las comunidades. Significa la vinculación profunda del bautizado con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo. Su espiritualidad ha de ser profundamente trinitaria. Como despedida, Jesús empeña su palabra: “Estaré con ustedes hasta el fin del mundo” (Mt 28,20). 2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

Guías Homiléticas

Salmo responsorial

110: “Siéntate a mi derecha hasta que haga a tus enemigos estrado de mis pies” (Sal 110,1). “Sentado a la derecha de Dios”, Jesús despliega su autoridad, su poder sobre todo el universo. Ante él, “toda rodilla se dobla en el cielo, en la tierra y en el abismo” (Flp 2,9-10).

Guías Homiléticas

misma gloria de resucitado. Segundo: Ha llegado la hora de dejar de mirar al cielo, y de ponerse a cumplir la misión que recibieron.

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Guías Homiléticas III. Para reflexionar * “Ustedes serán testigos míos” (He 1,8). El testimonio se convierte así en el segundo agente de evangelización. Para esta misión, serán investidos del poder del Espíritu. Nadie se puede desentender de esta misión. Tampoco faltan los anti-testigos. ¿Entre cuáles nos encontramos nosotros? * Multitud de discípulos están “pasmados mirando al cielo”. No basta con contemplar a Jesús sentado en la gloria del Padre. Hay que bajar a la tierra y meterse entre la gente. El dinamismo misionero,no es precisamente la inquietud fundamental de los discípulos actuales. ¿Participamos en alguna actividad misionera? * La misión llamada al seguimiento. Ninguna celebración del bautismo, sin un serio proceso de iniciación, en el cual el anuncio de la Buena Noticia ha de tener la prioridad. Primero por parte del candidato; segundo por parte de la misma comunidad. ¿Existe compromiso misionero en la comunidad que bautiza y en los bautizados? * Algunos se han “apropiado” del poder de Jesús. Imponen a los demás un poder que no les pertenece. El anuncio, el testimonio y la generosidad en el servicio, son nuestros “poderes”. Escuchemos a Jesús: “El Hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar la vida como rescate por muchos” (Mt 20,28).

Domingo de Pentecostés, Solemnidad / Ciclo A 8

de junio de 2014

I. Introducción general

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Llenos del Espíritu, empezaron a hablar

Pentecostés se celebra cincuenta días después de la Pascua. La narración de los Hechos parece coincidir con la peregrinación con que los judíos celebraban a Jerusalén en esas fechas. Para los discípulos de Jesús, ocupa un lugar sumamente importante. Los discípulos son investidos por el Espíritu Santo, como Jesús les había prometido. Para Lucas, en ese día empieza “oficialmente” la evangelización. En el evangelio de Juan, Jesús realiza la donación del Espíritu Santo a los discípulos, “al anochecer” del mismo día de Pascua. La acción del Espíritu Santo penetra la vida y la actividad de los discípulos, desde la confesión de fe, hasta los diversos servicios a la comunidad. Nadie Vida Pastoral / Abril - Junio / 2014

puede confesar que Jesús es Señor, “si no es movido por el Espíritu”. A cada uno se le da la manifestación del Espíritu, para servir al bien común. II. Comentarios bíblicos 1ª Lectura (Hechos de los Apóstoles 2,1-11) La venida del Espíritu Santo es el acontecimiento más importante para los discípulos, después de la Pascua. Acontece durante la fiesta judía de Pentecostés. Lucas es el único que narra extensamente lo acontecido en este día. Los discípulos fueron “bautizados con Espíritu Santo”, para cumplir la misión que


Lucas atribuye al Espíritu Santo decisiones importantes, como las tomadas en la asamblea de Jerusalén (Hch 15,28), y tras decisiones relacionadas con la evangelización. En el relato de Lucas tiene importancia la diversidad de lugares de procedencia de las personas. Proceden de tres continentes: Asia, África y Europa. Con lo cual, Lucas indica la universalidad de la misión. Salmo responsorial (Salmo 103) El salmista canta la obra maravillosa de Dios Creador. La luz aparece como un manto, el cielo como un atienda, las nubes como carroza, el viento como mensajero. La segunda sección la reserva para la tierra. Dios la asentó sobre sólidos cimientos; la cubrió por el océano, al que puso un dique infranqueable, para que no anegasen nunca más la tierra. La tercera sección se refiere a la tierra habitable y productiva. De ella saca el ser humano su alimento: el trigo, el vino y el aceite. Sobre la tierra crecen los árboles donde los pájaros ponen su nido. El salmista presenta a todos los seres en diversas facetas: la luna con sus fases; el sol que conoce el ocaso; los cachorros reclaman su comida; el ser humano que se dedica a su trabajo. Todos esperan que Creador les proporcione alimento a su tiempo. De él pende su existencia: si les retira su aliento vuelven al polvo. El Creador disfruta contemplando su obra. Extasiado, el salmista exclama: ¡Cuántas son tus obras, Señor, todas las hiciste con sabiduría!” (Sal 104,24). Concluye como empezó: “Bendice, alma mía al, Señor” (Sal 104,35). El himno invita a contemplar la maravillosa obra del Creador.

(1 Cor 12,3-7.12-13) Pablo atribuye al Espíritu Santo la confesión de fe fundamental: “¡Jesús es el Señor!” (1Cor 12,3). Existen tres agentes principales: Dios, Jesús, el Espíritu. De ellos procede la variedad de actuaciones que existen en la comunidad. Esto no significa división, pues el único Dios es quien “realiza todo en todos”. La riqueza de dones es obra del Espíritu. Pablo enumera nueve de esos dones. Unos se relacionan con la predicación; otros, con la fe y las obras carismáticas; otros, con la profecía y la animación de la comunidad. En todos actúa el mismo y único Espíritu (1Cor 12,7-11). Pablo concibe la comunidad cristiana como “cuerpo de Cristo”. “Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y siendo muchos los miembros, son un único cuerpo, así también Cristo” (1Cor 12,12). El Espíritu es el origen de la unidad, desde el momento del bautismo: “Todos fuimos bautizados en un único Espíritu para formar un único cuerpo” (1Cor 12,13). A la trilogía: una sola fe, un sólo bautismo, un sólo Dios y Padre, Pablo añade, un único Espíritu. Pablo saca una conclusión: judíos, griegos, esclavos, libres, “todos fuimos regenerados por un único Espíritu”, y somos un mismo cuerpo. En él no cabe división, exclusión ni enfrentamiento. Evangelio (Juan 20,19-23) Jesús resucitado se manifestó a los discípulos el día de la resurrección al atardecer. Se encuentran encerrados por miedo a los judíos. El saludo de Jesús es más que una fórmula rutinaria: es un regalo de Pascua. Es lo mismo que les dijo en la cena: “Mi paz les dejo, mi paz les doy” (Jn 14,27). Jesús se adelanta a identificarse, mostrando las llagas de las manos, pies y costado. Es el mismo que clavaron en la cruz y atravesaron el costado con la lanza. Cumple otra promesa de la cena: “Volveré a visitarlos y se llenarán de alegría” (Jn 16,22). En efecto, los discípulos “se alegraron al ver al Señor”. Equivale a una confesión de fe. 2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

Guías Homiléticas

La simbología del viento y el fuego, se asemeja a la del paso del mar Rojo o la teofanía del Sinaí (Éx 14,21; 19,16). El viento significa la fuerza del Espíritu. Las lenguas de fuego son signo del Espíritu Santo, que capacita a los discípulos para hablar: “Empezaron a expresarse en otras lenguas” (Hch 2,4). Es éste un don del Espíritu (1Cor 12,10).

2ª Lectura

Guías Homiléticas

Jesús les encomendó. Por primera vez dieron testimonio públicamente de Jesús.

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Guías Homiléticas Inmediatamente, Jesús les habla de la misión: “Como el Padre me envió, así yo los envío a ustedes” (Jn 20,21). El modelo de referencia para la misión es el Padre. Como el Padre envió a Jesús, ahora Jesús los envía a ellos. Al ser “enviados” como Jesús, la misión es la misma. Como Lucas, el evangelio de Juan vincula la donación del Espíritu a la misión. En el evangelio de Mateo, Jesús comunica a los discípulos el

“poder”, para hacer discípulos (Mt 28,18); aquí, Jesús les comunica el poder de perdonar los pecados. El signo de la comunicación del Espíritu en este evangelio, es el “soplo” sobre los discípulos. Este gesto recuerda la creación del ser humano: “El Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo y sopló en su nariz el aliento de vida” (Gn 2,7).

III. Para reflexionar * Cada discípulo hemos tenido nuestro “Pentecostés”, especialmente en dos momentos: en el bautismo y en la confirmación. El Espíritu nos ha hecho maduros para la misión. Esta conciencia y este compromiso, apenas se percibe en nuestras comunidades. El Señor sigue derramando su Espíritu. ¿Cómo asumimos el compromiso que nos exige el Espíritu Santo? * Los discípulos abandonaron sus miedos y dieron un paso al frente. Pedro se dirigió a la gran multitud que tenía delante. Proclamó con valentía: “A este Jesús al que ustedes dieron muerte, Dios lo resucitó”. En aquel momento era una provocación. ¿Qué hacemos para proclamar la Buena Noticia en ambientes hostiles? * Jesús ha cumplido su misión de “enviado” del Padre. El reto que tenemos es cumplir a cabalidad la misión de “enviados” de Jesús. ¿Qué nos falta, para cumplirla con el mismo entusiasmo y constancia de Jesús? * Hemos sido incorporados a la comunidad de los discípulos, que Pablo llama “cuerpo de Cristo”. Estar bautizados en un único Espíritu, exige vivir unidos y trabajar para que la unidad se consolide. Los dones abundantes que hemos recibido del único Espíritu, ¿los ponemos al servicio del bien común?

Domingo de la Santísima Trinidad, Solemnidad / Ciclo A Gocemos de la gracia de 15 58

de junio de 2014

I. Introducción general Una de las revelaciones más impresionantes del nuevo testamento la encontramos en la primera carta de Juan: “Dios es amor” (1Jn 4,8). En esta misma línea, Jesús nos habla de Dios, utilizando del lenguaje más entrañable que tenemos los humanos: “Abba”, Vida Pastoral / Abril - Junio / 2014

Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo

“Padre”. Lo mismo había podido decir “madre”, pues, todo se mueva en el ámbito entrañable del amor. El Éxodo dice que Dios es “compasivo y clemente, paciente, rico en bondad y leal” (Éx 34,6). Amó tanto al mundo, que envió a su Hijo, para que todos los que crean en él tengan vida eterna” (Jn 3,16). Este Hijo,


1ª Lectura (Éxodo 34,4-6.8-9) El antiguo testamento utiliza la palabra “padre” para referirse a Dios solamente en quince ocasiones. El recurso al padre y a la madre, para referirse a Dios, nos ofrece imágenes llenas de ternura. El salmista canta: “Como un padre se enternece con sus hijos, así se enternece Dios con sus fieles” (Sal 103,13). Isaías acude a la ternura de la madre: “Como a un niño a quien su madre consuela, así los consolaré yo” (Is 66,13). En el Sinaí, Dios se revela: “compasivo y clemente, paciente, rico en bondad y lealtad. Conserva la misericordia hasta la milésima generación” (Éx 34,6-7). La palabra hebrea traducida corrientemente por “misericordia” evoca el seno materno; la ternura que la criatura experimenta en el seno de la madre. Tanto el amor paternal, como el maternal, revelan el amor de Dios. “¿Puede una madre olvidarse de su criatura, dejar de querer al hijo de sus entrañas? Aunque ella se olvide, yo no me olvidaré de ti” (Is 49,15). Ante esta proclamación, con razón se puede hablar del rostro materno de Dios; de Dios Padre-Madre. Se ha hablado del amor apasionado de Dios. “Me llamarás Esposo mío, ya no me llamarás ídolo mío” (Os 2,18). Isaías escribe: “Ya no te llamarán abandonada…, porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá esposo” (Is 62,4). Salmo responsorial (Salmo, Daniel 3,90) El rey Nabucodonosor había ordenado arrojar a los tres jóvenes: Sidrac, Misac y Abed-Nego, en el horno ardiendo. En medio de la llamas, a una sola voz, los tres jóvenes entonaron un canto de alabanza a

La segunda parte se fija en la tierra. Por el cántico desfilan contando al Señor eternamente: las plantas; mares y ríos; las aves del cielo; las fieras y ganados del campo. El tercer grupo lo forman los seres humanos. La invitación se dirige a “los hijos de los hombres”. En concreto, se menciona a los sacerdotes, a los espíritus justos, a los santos, a los servidores del Señor. Finalmente, la invitación se extiende a “todos los fieles de Dios”. Hay que dar gracias a Dios, “porque su misericordia es eterna y dura por los siglos” (Dan 3,90). 2ª Lectura (2 Cor 13,11-13) Pablo no dejó a nadie indiferente. Fue amado y perseguido. No tolera que se ponga en duda su mandato de anunciar la Buena Noticia, recibido de Jesús resucitado: “Desde el vientre materno Dios me llamó por su mucho amor, quiso revelarme a su Hijo para que lo anunciara a los paganos” (Gál 1,15). En la carta aparece apasionado por Jesús y por la Buena Noticia; con su audacia y con sus debilidades. Reconoce que el Señor le enriqueció con el don del apostolado, “para edificar y no para destruir” (2Cor 13,10). La primera exhortación: “Estén alegres”. Es la misma que utiliza en la carta a la comunidad de Filipos: “Hermanos míos, alégrense en el Señor. Lo repito, estén alegres” (Flp 3,1; 4,4). Recomienda tres cosas: trabajar con constancia por alcanzar la perfección; animarse, para no desfallecer en la misión emprendida; esforzarse por vivir “en armonía y en paz”. No siempre habían reinado en la comunidad. El “beso santo” utilizado en las reuniones, ha de ser signo de armonía y de paz. Concluye con una rica formulación trinitaria: La “gracia”, es don de Jesús; el “amor”, es don de Dios; la “comunión”, es don del Espíritu. 2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

Guías Homiléticas

II. Comentarios de los textos bíblicos

Dios santo y glorioso. El cántico establece de una vez por todas a quién adorar y servir. Está estructurado en tres partes. En la primera, el autor se fija en el “firmamento del cielo”. Siguen los elementos del firmamento: los astros del cielo, los elementos; la noche, el día.

Guías Homiléticas

amó tanto a la humanidad, que se encarnó y compartió la condición humana. Una vez glorificado, envió el Espíritu Santo sobre los discípulos. ésta es la nueva imagen de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Al contemplar la imagen del padre abrazando al hijo que regresa derrotado y abatido, Jesús nos revela el verdadero rostro de Dios Padre-Madre.

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Guías Homiléticas

Evangelio

(Juan 3,16-18) Jesús hace una revelación importante: “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo único” (Jn 3,16). Revela todo el misterio de Dios. Con este amor proclamado y revelado se explica todo. Sin él, nada tiene sentido: Ni la manifestación del Hijo, ni su entrega, hasta morir crucificado; ni su resurrección al tercer día. La gran noticia nos la da aquél, “cuya gloria hemos contemplado, gloria que recibe del Padre como Hijo único” (Jn 1,14). El Hijo es un regalo que Dios hizo al mundo. Nadie queda excluido de este amor. No es un regalo envenenado. El “Hijo único” no vino a condenar al mundo. Vino para que la gente que lo habita, crea en él y disfrute de la abundante salvación.

Dios eligió el camino del amor para salvar. Ésta es la gran lección que nos ha dado el Padre enviando a su Hijo al mundo. Jesús se dedicó a amar, a servir, a sanar, a compadecerse, a perdonar. En una palabra: “Pasó la vida haciendo el bien” (He 10,38). La gran luz que alumbró al mundo fue el amor de Dios, que brilló como luminaria inextinguible en la persona de Jesús. El amor de Dios sigue calentando el mundo por medio de Jesús. Y el mundo prefiere seguir en las tinieblas del odio y del desamor. El Espíritu Santo, que es la tercera persona de la Trinidad, está estrechamente relacionado con el amor. Pablo escribe: “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el don del Espíritu Santo” (Rm 5,5).

III. Para reflexionar * Fuimos consagrados al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo el día del bautismo. La espiritualidad de todo discípulo ha de ser eminentemente trinitaria. Trinitario el amor, trinitaria la oración, trinitaria la acción. ¿Qué nos proponemos hacer, para que nuestras vidas sean más trinitarias? * El amor es nuestro signo de identidad: “Conocerán que son mis discípulos: en el amor que se tengan unos a otros” (Jn 13,35). No se trata de cualquier amor. “Como el Padre me amó, así yo los he amado” (Jn 15,9). Éste es el amor de referencia. ¿Qué signos ofrecemos de nuestro amor? * Iniciamos las celebraciones “en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. La oración la dirigimos al Padre, por medio del Hijo; a impulso del Espíritu Santo, que Dios infundió en nuestros corazones. ¿”Es él quien clama en nosotros: Abba, Padre?”. * La Trinidad se nos presenta como una comunidad de personas, unidas por el amor. Es el modelo de toda comunidad de discípulos de Jesús. La Trinidad ha de ser también, el origen y la fuerza que mantenga siempre viva esta comunión. ¿Qué presencia tiene la Trinidad en la vida y actividades de nuestras comunidades?

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Vida Pastoral / Abril - Junio / 2014


Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo,

Solemnidad / Ciclo A de junio de 2014

Dios alimentó a su pueblo con el maná, durante su peregrinar por el desierto. No vivimos sólo de pan material. Necesitamos también “el pan que sale de la boca de Dios”. Pan del cielo es su Palabra. Y para los discípulos de Jesús, “pan del cielo” es la eucaristía. Es necesario comer la carne y beber la sangre del Hijo del hombre. La celebración de la eucaristía es una forma de “hacer memoria” de Jesús, hasta que venga. El evangelio de Juan la se presenta como alimento absolutamente necesario para tener la vida de Dios, y permanecer en comunión con Jesús: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna” (Jn 6,54). La eucaristía es, además, creadora de unidad. Comer del mismo pan, beber de la misma copa del Señor, fortalece la unión entre aquéllos que comparten la “cena del Señor”. II. Comentarios de los textos bíblicos 1ª Lectura (Deuteronomio 8,2-3.14-16) La carestía de alimentos fue una prueba que tuvo que superar Israel en el desierto. Hasta el punto de rebelarse contra Dios y contra Moisés. Dios respondió proporcionándoles el maná; alimento totalmente desconocido para ellos. El autor invita a releer la historia del pasado, con la mirada puesta en el presente. De la obra maravillosa de Dios alimentando al pueblo con el maná, el autor saca una enseñanza: “El ser humano no vive sólo de pan, sino de todo lo que sale de la boca de Dios” (Éx 8,3). Dios le recuerda al pueblo que no sólo se trata de alimentarse como seres humanos. Como “pueblo de Dios”, necesita alimentarse de otro alimento, para mantenerse fieles a la alianza.

Jesús nos ha indicado cómo leer las intervenciones de Dios en el pasado, para vivir como hijos suyos en el presente. Necesitamos “pan del cielo” para hacer el camino del seguimiento. Dios nos lo proporciona por medio de su Hijo. Alimentémonos bien, que el camino es largo y lleno de obstáculos. Salmo responsorial (Salmo 147) Enmarcado en la alabanza de la acción salvadora del Dios de Israel, el salmista vuelve su mirada a dos hechos importantes: la reconstrucción de Jerusalén y el regreso de los deportados. El segundo motivo para alabar a Dios es su poderío y su sabiduría. Cuenta las estrellas, levanta a los humildes y derriba por tierra a los malvados. Su poder ama a los que suspiran por su amor. Los conforta con su bendición. Nuevamente vuelve su atención a las obras que Dios realiza: alimenta su pueblo con el mejor trigo y hace llegar su mensaje a toda la tierra; su palabra corre veloz. Dios manifiesta su poder dando órdenes a los elementos. La elección es un privilegio reservado por Dios a Israel. A ninguna nación le reveló sus mandatos. Gracias a la revelación de su palabra, Israel reconoció a Dios. La acción salvadora de Dios es creadora y renovadora. No permite que su pueblo se quede sin alimento.

Guías Homiléticas

I. Introducción general

Guías Homiléticas

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Formamos un mismo cuerpo, por compartir el mismo pan

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2ª Lectura (1Cor 10,16-17) Pablo reacciona con dureza ante el hecho de comer carne sacrificada a los ídolos: “No quiero que entren en comunión con los demonios” (1Cor 10,20). La 2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral


Guías Homiléticas conclusión es clara: “No pueden beber la copa del Señor y la copa de los demonios; no pueden compartir la mesa del Señor y la mesa de los demonios” (1Cor 10,21). En este contexto, Pablo exhorta a la comunidad: “Huyan de la idolatría” (2Cor 10,14). No pueden participar en los banquetes paganos, que son actos idolátricos de comunión con los ídolos. Pablo les recuerda que tenemos nuestro propio banquete muy superior a los banquetes paganos. Es la eucaristía o “fracción del pan”. “Copa de bendición”, es la copa sobre la que se pronunciaba la acción de gracias. Aquí se refiere a la “cena del Señor”. El segundo elemento es el “pan que partimos”. Este gesto dio nombre a la celebración de la eucaristía: “fracción del pan”. Participar en la “copa de bendición” y en la “fracción del pan” significa comulgar con la muerte salvadora de Jesús. Jesús, que murió y resucitó, es agente de comunión entre los que celebran la “cena del Señor”. En la mente de Pablo, el “cuerpo de Cristo” es fermento de comunión en el otro “cuerpo de Cristo”, que es la comunidad de los creyentes. “Con ser muchos, formamos un único cuerpo, porque compartimos un único pan” (1Cor 10,17).

Evangelio (Juan 6,51-58) Dios proporcionó alimento al pueblo de la antigua alianza, para su larga travesía por el desierto. Dios también concede el verdadero pan del cielo a los que forman parte del nuevo pueblo de Dios, por la fe en Jesucristo. Jesús dice: “Yo soy el pan de vida: el que viene a mí no pasará hambre” (Jn 6,35). Da un paso más y proclama: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. Quien come este pan vive siempre” (Jn 6,51). Tiene reservada una sorpresa: “El pan que yo doy para la vida del mundo es mi propia carne” (Jn 6,51). El lenguaje es demasiado fuerte, pero Jesús se confirma en lo dicho: “Si no comen la carne y beben la sangre del Hijo del hombre, no tendrán vida en ustedes” (Jn 6,53). Alimentarse del cuerpo y sangre de Jesús, es cuestión de vida o muerte para los discípulos. Jesús añade una revelación más: “Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna. Yo lo resucitaré en el último día” (Jn 6,54). Recibir el cuerpo y la sangre de Jesús, nos garantiza compartir con él su resurrección. No nos dejemos impresionar por lo duro del lenguaje. El realismo está más en el contenido que en la forma. Lo que verdaderamente es real, es la comunión profunda, vital, con Jesús.

III. Para reflexionar * Hay que recuperar el simbolismo del pan y del vino. Hasta gestos básicos para el ser humano estamos perdiendo. Pretendemos tener vida espiritual sólida y abundante, sin alimentarnos del “pan de vida”. ¿Cuántas veces nos alimentamos del “pan de vida” celebrando la eucaristía? * La eucaristía, como “alimento”; y la eucaristía, como “memoria”, son elementos básicos de la celebración de la “cena del Señor”. Cualquier manifestación referida a la eucaristía ha de tenerlo presente. ¿Es ésta nuestra preocupación prioritaria en los actos relacionados con la eucaristía? * Existe una relación estrecha entre la celebración de la “cena del Señor” y la vida de la comunidad. En otro lugar, Pablo reprocha las divisiones y la falta de solidaridad: “mientras unos se emborrachan, otros pasan hambre”. Esto no es “comer la cena del Señor”. ¿Qué hacemos para que no suceda esto en nuestras comunidades?

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* La celebración de la eucaristía se utiliza como marco de diversos acontecimientos de tipo social. Se puede celebrar la eucaristía, con tal que no sea “utilizada” como un elemento más para dar solemnidad. Ha de ser un acontecimiento de salvación para la comunidad, procurando que sea espiritualmente provechosa para los participantes.

Vida Pastoral / Abril - Junio / 2014


Domingo, San Pedro y San Pablo, Apóstoles, Solemnidad / Ciclo A de junio de 2014

Pedro aparece de primero en la lista de los apóstoles. Tuvo una misión importante en la primera comunidad. Es presentado como el portavoz del grupo, en momentos importantes, como la confesión de fe en Jesús: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16,16). A pesar de haberlo negado, Jesús lo confirma al frente de sus compañeros: “Apacienta mis corderos” (Jn 21,15). Saulo de Tarso, fanático perseguidor de los “seguidores del Camino, “se convierte en seguidor apasionado de Jesús. Debido a su audacia apostólica, la Buena Noticia se extendió por varias ciudades importantes del imperio romano. Tanto Pedro como Pablo, fueron dos testigos insignes de Jesús. Según la tradición, dieron el máximo testimonio de Jesús, muriendo mártires en Roma. Por caminos diversos, los dos coincidieron en Roma, capital del imperio, para anunciar al mundo con su sangre, que Jesús es Señor y Mesías resucitado. II. Comentario de los textos bíblicos 1ª Lectura (Hechos de los Apóstoles 12,1-11) Herodes hizo arrestar a Pedro y lo metió en la cárcel. La persecución no venía sólo de las autoridades de Jerusalén, sino de la autoridad política y de Saulo. Siguiendo las ordenanzas de entonces, Pedro dormía encadenado a dos soldados. Herodes probablemente pretendía hacerle un juicio público. La noche precedente, milagrosamente se le cayeron las cadenas de las manos y recobró la libertad. Pedro concluye: “Ahora entiendo de veras que el Señor envió a su ángel para liberarme del poder de Herodes” (He 12,11). Cuando Pedro llega a casa de la madre de Juan Marcos, donde estaba reunida la comunidad, no se lo podían creer.

Para la historia, la liberación de Pedro es importante. En primer lugar, con la prisión de Pedro se cumplió la palabra de Jesús: “Los detendrán, los perseguirán, los llevarán a las sinagogas y a las cárceles…, así tendrán oportunidad de dar testimonio de mí” (Lc 21,12-13). En segundo lugar, es evidente que Dios no abandona a los que ha elegido. En tercer lugar, la comunidad manifestó su solidaridada unidos en oración, para obtener la liberación del apóstol. Salmo responsorial (Salmo 33) El salmista empieza con un testimonio personal: “Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca” (Sal 34,1). Invita a la comunidad a hacer lo mismo. Celebra el poder maravilloso de la palabra de Yahvé, que ocupa el centro del cántico. Alaba al Señor porque lo libró de sus temores. Quien viva la misma experiencia, comprobará el esplendor de su rostro. Hay que gustar lo bueno que es el Señor. Mientras los ricos se verán empobrecidos y pasan hambre, el que busca al Señor no carecerá de nada. Al sobrecogimiento religioso, hay que añadir la búsqueda del bien y de la paz. Dios “acampa en torno a sus fieles”; los escucha cuando claman a él; salva a los que sufren, reanima a los que desfallecen. Los malhechores serán borrados de la tierra. En la última estrofa, el salmista reafirma su confianza en el Señor: “Cuida de sus huesos, ni uno sólo se quebrará” (Sal 34,21). A partir de la propia experiencia, el salmista invita a saborear “lo bueno que es el Señor”. Éste es el fuego que quiere prender en quien se sirva de este salmo para su oración. 2014 / Abril - Junio / Vida Pastoral

Guías Homiléticas

I. Introducción general

Guías Homiléticas

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¡Dichoso tú, Simón, porque has creído!

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Guías Homiléticas

2ª Lectura

Evangelio

(2Tm 4,6-8.17-18)

(Mateo 16,13-19)

Desde el principio aparece clara una convicción de Pablo: es “apóstol de Cristo Jesús, por voluntad de Dios” (2Tm 1,1). El escrito tiene un carácter personal. Se presenta como una especie de testamento. Pablo recuerda emocionado, las lágrimas que Timoteo derramó al despedirse de él.

Jesús pregunta: “Ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” (Mt 16,15). Pedro responde con una ortodoxia perfecta: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16,16). Cuando Jesús anuncia lo que ha de padecer para entrar en su gloria, Pedro intenta apartarlo de su camino. El reproche que le hace Jesús es muy duro: “¡Apártate de mí satanás! Piensas como los hombres, no como Dios” (Mt 16,23).

Pablo aparece presionado por las urgencias y por la emoción. Con este estado de ánimo, se comprende la apremiante recomendación a Timoteo: “Proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, exhorta con toda paciencia y pedagogía” (2Tm 4,12). Seguro de que Timoteo continuará la misión de apóstol, Pablo vuelve la mirada sobre sí mismo. Considera que su labor de apóstol ha concluido. “Ha llega la hora del sacrificio, el momento de partir” (2Tm 4,6). Considera el servicio al anuncio de la Buena Noticia, como un “sacrificio litúrgico”. Resume en tres afirmaciones su labor: “He peleado el buen combate, he terminado mi carrera, he mantenido mi fe” (2Tm 4,7). Plenamente confiado en el Señor, a quien sirvió con fidelidad, espera la corona merecida. No sólo él será el coronado. Lo acompañarán los que corren con la misma esperanza y desean la manifestación de Jesús resucitado de entre los muertos. “A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén” (2Tm 4,18).

A pesar de la fe inmadura de Pedro, Jesús lo elige como piedra importante para la construcción de la comunidad que viene a crear: “Tú eres Pedro, que significa piedra”, y sobre esta piedra rocosa decide construir su Iglesia. “Piedra” se convierte así, en nombre propio de persona. No olvidemos que la “roca” inconmovible es Jesús (1Cor10,4). A Pedro le confía Jesús otra misión: “Atar y desatar”. En el mundo judío, la expresión “atar y desatar”, son términos técnicos para referirse a la autoridad en materia disciplinar y en relación con la enseñanza. La autoridad de enseñar aparece en el envío misionero: ”Se me ha dado plena autoridad en el cielo y en la tierra” (Mt 28,18). Esta autoridad se la transmite a los discípulos al decirles: “Vayan y hagan discípulos entre todos los pueblos” (Mt 28,19). Todo discípulo de Jesús participa de esta “autoridad”, para anunciar la Buena Noticia y hacer discípulos. Se nos concede para ponerla en activo. No como un simple título que se guarda en una gaveta cubierto de polvo.

III. Para reflexionar * La pregunta sobre Jesús revierte sobre nosotros: ¿Quién soy yo? ¿En qué Jesús creo? Para revelar lo que creo, es necesario verificar cómo vivo y cuáles son mis compromisos más serios y radicales. Más que un examen sobre ortodoxia, hay que examinar qué imagen de Jesús transmitimos a la gente. * Un teólogo escribe: “Yo creo que Jesús es el Hijo de Dios”, significa algo completamente distinto si la pronuncia Francisco de Asís o la pronuncia uno de los actuales dictadores sudamericanos. El Dios de estos hombres no es el mismo; o, al menos, el Dios que cada uno invoca para dirigir su conducta” (citado por J. A. Pagola). ¿Nos sucede a nosotros lo mismo?

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* Quien ha dado respuesta correcta a la pregunta: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”, queda enganchado a Jesús para el resto de sus días. Ibn Arabí escribe: “Aquél que ha quedado atrapado por esta enfermedad que se llama Jesús no puede ya curarse”. ¿Nos ha sucedido esto a nosotros, o nuestra enfermedad es otra? * Jesús nos confía la misión de “atar y desatar”. Hay quien se dedica a atar corto a quien hace uso legítimo de su libertad; a poner grapas en la boca, para que la gente no se exprese. Entre tanto, los asesinos, los corruptos, andan sueltos. ¿Qué hacemos para desatar a presos de conciencia, y liberar de su pobreza a los pobres?

Vida Pastoral / Abril - Junio / 2014


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