Claves cotidianas es una colección de libros preparados por el equipo Pastoral y Editorial de San Pablo de Venezuela, para ayudar a cada persona a vivir una vida plena de valores y feliz. Distribuye: • San Pablo, distribución El Hatillo (Edo. Miranda) - Telfs.: (0212) 963.68.81 - 963.65.19 Fax: 963.68.52 - E-Mail: sphatillo@cantv.net Creación de portada, ilustraciones y diagramación: Oswaldo Rosales Redacción: Javier Miranda
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1- Vivir es un don y un jolgorio ¿Qué es lo primero que haces al abrir tus ojos en la mañana? ¡Alegrarte y agradecer! Te alegras porque tienes un mundo vivo ante tus ojos y tú estás allí, viéndolo y viviéndolo: sol, nubes, personas, el reloj que te dice que el tiempo pasa y que el planeta entero cuenta contigo para que te incorpores con alegría a la actividad de todos los días. Eso sí: incorpórate con esperanza, con alegría, con fe, con ganas desbordantes de compartir. La vida es esto que te rodea: individuos semejantes a ti, llenos de sueños e intenciones de concretarlos. Pero para ello hace falta el esfuerzo común que nos aúna en una sonrisa contagiosa. ¡Prueba y verás!
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2- Sonríele al espejo Para hacer esto ni siquiera tienes que salir de tu casa. Colócate frente a frente al espejo y sonríe apenas un poco. ¿Ves como se refleja tu sonrisa? No importa si estás despeinado, pues la imagen del espejo también lo está y te sonríe. Tú sonríes más y pronto la sonrisa adquiere sonidos de carcajada ligera. Una vez en la calle, camino a tus labores, prueba a sonreír con quienes te cruces. Posiblemente las primeras personas no responderán a tu sonrisa y hasta se extrañaran de que alguien les obsequie sonrisas a su paso. Confía en ti y continúa sonriendo. En breves minutos, vas a dejar una estela de sonrisas dibujadas en rostros habitualmente serios.
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3- Suma sonrisas y sigue Día tras día, repitiendo el ejercicio anterior, te sorprenderás de cómo crece el número de sonrisas diferentes que despiertas a tu paso. Oye, ¿y ya te has fijado lo diferentes que resultan tantas sonrisas entre sí? Hay sonrisas breves, pequeñitas, mayúsculas, acentuadas. Sí: ¡las sonrisas son como las palabras y debemos aprender a leer en ellas! Así vamos por el mundo, pues: contando y leyendo sonrisas. ¿Pero cómo leerán los demás mi sonrisa? ¿Y cuántas sonrisas soy capaz de desplegar? Ah, ¿y qué te parece cuando son los otros quienes te sonríen a ti? El buen humor es un virus demasiado buena onda que se propaga sin remedio.
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4- El amigo de mi amigo es mi amigo Así explicaba un extraordinario profesor de matemáticas una lección sobre fracciones y todos los alumnos quedábamos encantados con su forma de enseñar… ¡y con el conocimiento adquirido! En este sentido, las sonrisas y las sumas se parecen, pues funcionan como imanes de buenas voluntades que se van juntando. A ver, me explico: ante alguna preocupación o idea negativa, lo positivo es intentar buscar soluciones. Y en ocasiones ocurre que uno sólo no logra dar con respuestas satisfactorias. Entonces recurrimos a otras personas, amigos o familiares, que nos aportan su punto de vista y, juntos, visualizamos opciones que antes no habíamos considerado.
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5- La alegría de sumar alegrías
6- Las ideas negativas nos quitan capacidades
Tan importante como amanecer contentos y confiados es irnos a dormir en medio de pensamientos plácidos. Para ello resulta necesario que, a lo largo del día, te regales a ti mismo momentos de serenidad y quietud, donde recuerdes todas las cosas buenas y hermosas que alegran tu existencia.
Nada paraliza tanto como un pensamiento negativo. Por eso debemos darle pelea y arrinconarlo. A las preocupaciones se les combate de frente y con el rostro alzado. Pregúntate qué es lo que te preocupa y ponte a hacer un listado de las posibles formas de resolverlo. ¿Ves como el número de soluciones supera esa idea que te inquieta?
Así trastocamos los signos negativos de las matemáticas (-) en signos positivos (+). ¡Tan fácil como agregarle una rayita vertical! De esta forma, restamos la pesada carga negativa de los pensamientos que nos preocupan y le sumamos el optimismo necesario para confiar en que las cosas se resolverán de la mejor manera posible.
Lo que jamás debemos hacer es dejarnos vencer por la preocupación. La inseguridad tampoco ayuda para nada. Ese es el momento preciso para sumar alegrías y seguir adelante. De recordarnos a nosotros mismos cuánto valemos y de sonreírnos ante el espejo.
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7- Restando preocupaciones ¡Vamos a despejar esos nubarrones grises de la preocupación que no nos dejan ver la alegría resplandeciente de este día iluminado por el sol! Cada preocupación, minúscula o mayúscula, tiene su propia solución. De hecho, las soluciones siempre son varias y superan en cantidad y calidad a los problemas que nos agobian. Sumando, además, las ideas positivas de amigos y familiares, las soluciones se multiplican, potenciando nuestra tranquilidad y alegría de vivir. Los demás siempre nos confirman que, ante las dificultades, no estamos solos y esta comprobación resulta esperanzadora.
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