Terrorismo de Estado.
Los movimientos sociales como formas de lucha y resistencia que buscan defender y mejorar las condiciones de la población, hacen frente a los intereses de la clase dominante que busca a toda costa acabar con los derechos de todos y todas. Son dos modelos de ver y vivir en el mundo que entran en contradicción, pues sirven a intereses antagónicos. La clase dominante, que expresa sus intereses en el Estado, órgano de dominación de una clase por otra, siendo un poder impuesto para seguir oprimiendo a la población. Todo Estado gobierna con una combinación de violencia y consenso, ésta se asume en distintos grados y formas como el ejemplo específico de lo que llamamos Estado terrorista. El terrorismo de Estado trata a toda costa de criminalizar y desmovilizar a sus adversarios, usa la cooptación, y cede ante ciertas demandas para así desmovilizar. Es una práctica que infunde miedo en la población y en quienes se movilizan ante la violencia, el despojo, el machismo, la miseria y a todo lo que nos ha condena este sistema de represión y muerte. En este sentido es que en este ejemplar hablaremos estudiantes de Michoacán, Puebla, Nayarit y Jalisco sobre cómo se han dado estas represiones hacia las organizaciones estudiantiles de esos lugares que defendemos el derecho humano a una educación pública, laica, gratuita y científica. Si te interesa mandar un artículo, fotos, o imágenes el contacto es: lacolumnamilitante@gmail.com El siguiente tema: Influencia de la Revolución Rusa en los movimientos estudiantiles de México. Fecha límite de recepción de trabajos: 15 de diciembre.
- Tener una participación activa en algún referente estudiantil - No hay un número de páginas mínimo. - Mandar nombre de la organización y las imágenes que quieran que aparezcan en el artículo .
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La Columna – Revista Estudiantil Militante.
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Movimiento de Izquierda Revolucionaria (Michoacán)
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Movimiento Asambleísta Universitario (Tepic, Nayarit)
_______________ 8 Colectivo Universitario por una Educación Popular (CUEP-Puebla)
Ó
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Comité de estudiantes de la OPT Jalisco
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Terrorismo de Estado.
Á Movimiento de Izquierda Revolucionaria (Michoacán) La represión hacia activistas y movimientos sociales se ha convertido en un mecanismo sistemático del Estado mexicano para contener o exterminar a la disidencia social y política a la que se enfrenta. Es claro que este hecho obedece a la incapacidad de los gobiernos capitalistas, lacayos a los sectores empresariales, de respetar y dar solución de las exigencias sociales del pueblo trabajador y a los diferentes sectores que lo conforman; de esta forma, el endurecimiento del autoritarismo y despotismo político, es la solución que las elites económicas y políticas usan para callar las voces de disidencia y descontento. En el caso de Michoacán, el recrudecimiento de la política represiva y cínicamente autoritaria, impulsada por el gobernador del estado, Silvano Aureoles Conejo, es resultado de su franca subordinación al priismo más recalcitrante. La alianza PRD/PRI, que encabeza el actual gobernador, se concretó, entre otras cosas, por medio de dejar en espacios claves a personeros del grupo político al que pertenece el ilegítimo presidente del país. De esta forma, se encuentran personajes nefastos en las cúpulas del gobierno. Tal es el caso del subsecretario de Seguridad Pública, Carlos Gómez Arrieta, quien durante 15 años fue el jefe de seguridad de San Lázaro, pero en 2014 fue nombrado por el entonces procurador general de la república Murillo Káram, como jefe de la policía investigadora de la PGR, tiempo en el que ésta fue
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ampliamente cuestionada al interior de la institución por casos de corrupción. Gómez Arrieta incorporó y ratificó en la policía de la entidad a decenas de elementos provenientes de cuerpos policiales del estado de México, algunos de ellos traídos por el priista, Alfredo Castillo, quien fungió como el gobernador de facto en los tiempos de Salvador Jara. Desde que estos personajes se asentaron en Michoacán, indicadores como los de feminicidios, violencia, secuestros y más, se dispararon. Pero no solo eso, Silvano Aureoles y Gómez Arrieta, han sido responsables de implementar en Michoacán una política de abierto exterminio al movimiento social, por medio de acciones represivas que inclusive gobiernos profundamente reaccionarios, como el de Jara Guerrero y Fausto Vallejo, no pudieron imponer. Los casos de represión en nuestro estado son los siguientes: 1. El 24 de febrero, en una manifestación en exigencia de la restitución de su territorio comunal, se detuvieron ilegalmente a 14 comuneros y se allanaron moradas en Caltzontzin, tenencia de Uruapan, Michoacán. Hasta la fecha se mantienen detenidos esos presos políticos. 2. El 22 de marzo, el vocero del Movimiento Ciudadano en Defensa de la Loma y Militante del MIR, Moctezuma Madrigal, denunció actos de hostigamiento y tentativas de incriminación delictiva. 3. El 4 y 5 abril, el gobierno del estado encabezó un operativo policiaco-militar inédito contra la comunidad de Arantepacua, que dejó a
La Columna – Revista Estudiantil Militante. cuatro comuneros muertos, decenas de detenidos y allanamientos de moradas. 4. El 21 de abril, fue detenido injustificadamente y sin orden de aprensión, el estudiante del Centro de Actualización del Magisterio Michoacano, Brandon Steve, que duró más de un mes en prisión, con el único objeto de lanzar un mensaje de miedo al movimiento normalista. 5. El 3 de mayo, elementos de la Policía Michoacán detuvieron a la compañera Cristina Paredes, defensora de Derechos Humanos, la cual denunció agresiones físicas y morales. A Cristina se le privó completamente de la comunicación por más de 4 horas. 6. El 11 de mayo, el compañero Emiliano Castro, militante del Frente Contra la Represión y la Asamblea Popular de Michoacán, sufrió un intento de detencióndesaparición por parte de elementos de la Policía Ministerial. 7. El 12 de mayo, la compañera Lluvia Fernanda Ledezma, militante del MIR y vocera del movimiento por la Gratuidad en la UMSNH sufrió agresiones sexuales. 8. El 19 de mayo se dio a conocer la desaparición de Salvador Adame Pardo, periodista de tierra caliente, lo cual se suma al asesinato y hostigamiento que han sufrido decenas de periodistas en la entidad. 9. El 21 de mayo, la compañera Laura Orozco, Defensora de Derechos Humanos, denunció amenazas de muerte debido a su activismo político. 10. El 9 de junio, un operativo de más de 700 policías desalojó al plantón que la CNTE mantenía en las Secretaria de Finanzas del Estado de Michoacán, para exigir se les pagara un adeudo de más de 300 millones de pesos.
11. Ese mismo día, policías de Aguascalientes reprimieron a estudiantes normalistas de Tiripetío cuando venían rumbo a Michoacán después de realizar actividades en solidaridad con las normalistas de Cañada Honda. Algunos días después, el 21 de junio volvieron a agredir a estos estudiantes, ahora la policía del estado incursionó en la población de Tiripetío con armas de fuego, dejando como resultado a un estudiante herido gravemente por una bala que se quedó atorada en su cuello. 12. El 10 de octubre fueron detenidos arbitrariamente los ambientalistas Carlos Olivares y Hugo Salas, también voceros del Movimiento Ciudadano en Defensa de la Loma, mientras realizaban una manifestación pacífica cerca de la criminal e ilegal obra del Ramal Camelinas que busca acabar con el último bosque de Morelia. 13. El 14 de octubre fueron detenidos y golpeados más de 60 estudiantes normalistas de Tiripetío y Ayotzinapa mientras esperaban la liberación de 6 de sus compañeros en las inmediaciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Michoacán. Finalmente, vemos que el escenario político que se ha instaurado en la entidad tiende a la anulación de facto de los derechos políticos y democráticos del pueblo de Michoacán, y por tanto a la instauración, lenta pero firme, de un Estado descaradamente represor, violento, autoritario y terrorista. Ante esto, continuaremos denunciando este tipo de prácticas y organizándonos para enfrentar de mejor manera la coyuntura que se avecina.
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Terrorismo de Estado.
ó Movimiento Asambleísta Universitario (Tepic, Nayarit)
“El motor de la historia es la lucha de clases”, anunció Marx en el panfleto más trascendental de la historia, el Manifiesto Comunista de 1848, y siguiendo su metáfora el combustible hegeliano
es la contradicción. El capital barrió con la sociedad feudal de una forma revolucionaria en la medida que sus intereses particulares se oponían y confrontaban directamente. ” El capital viene al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros”. Ejerce la violencia de manera desenfrenada y la desata hasta conquistar el poder. Tan pronto se consolida su hegemonía su lucha revolucionaria se transforma en lucha por la estabilidad, en lucha contra el cambio, en lucha contrarrevolucionaria. Siempre que ha visto amenazadas sus condiciones de supervivencia, el sistema capitalista ha respondido de una forma tan desesperada, que puede parecer hasta instintiva. Mientras la voz crítica aumenta de volumen y se convierte en una voz colectiva, las fuerzas estatales pasan de la censura, al asesinato e
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incluso a la masacre; bajo la consigna de defender los intereses de la clase burguesa, el Estado actúa en contra de la población y en contra de los trabajadores. Es a partir del desarrollo del Estado-nación, que se va definiendo un modelo político que pondera la creación de una sociedad homogénea: ciudadanos que se rigen y obedecen los cánones morales, jurídicos y culturales que instaura el Estado capitalista. Este proyecto político se encontraba fuertemente influenciado por una ideología liberal, la cual, busca fomentar individuos aislados y egoístas que compiten ferozmente entre ellos; la exclusión de toda cultura diferente a la diseñada por el Estado capitalista, siempre en aras de maximizar la tasa de ganancia y conservar el control político sobre los dominados. Con el desarrollo del capitalismo y de sus contradicciones, el mercado internacional permeó las políticas internas de los Estados-nación, tendiendo a diluirlos, fundirlos en una globalización. Para enfrentar la crisis cíclica ocasionada por el mismo capital van implementando una lógica de costo-beneficio asociada a su nueva oleada política, el neoliberalismo, adelgazando los servicios públicos brindados por el Estado y dando mayor apertura a lo privado. El discurso dominante se profesionaliza en maquillar el conflicto, se proclama ganador por el bien común de todos los individuos, y la sobreexplotación se vuelve norma. ¿Pero qué pasa con todos los individuos que no están de acuerdo con esa ideología y pugnan por mejores condiciones? Frecuentemente los movimientos sociales, son
La Columna – Revista Estudiantil Militante. víctimas de la naturaleza violenta del Estado capitalista, por medio del ejército o la policía son coercionados, silenciados, sometidos, encarcelados, desaparecidos y asesinados. El recurso de la violencia que según Weber debería ser usado para salvaguardar el orden y la paz es ejercida en beneficio de los intereses de los gobernantes, salvaguardando el orden capitalista y la paz burguesa. En nuestro país existe un historial de represión continua hacia los movimientos obreros y sociales, cada brote de insurrección que surge reivindica la memoria de los episodios más traumáticos de ésta clase de violencia estatal en México. Fechas como el 2 de octubre del 68, 10 de junio del 71 y más recientemente el 26 de septiembre del 2014 forman parte de la memoria colectiva de los mexicanos y resuenan al grito de ¡No se olvida! En Nayarit, la represión se expresó con mayores repercusiones en 1979, año en el que el movimiento sindicalista universitario es atacado, con distintos niveles de violencia, por las autoridades estatales, universitarias y sus grupos golpistas disfrazados de sindicatos oficiales. Los efectos de aquel episodio los seguimos enfrentando hoy, cuando el modelo corporativo y clientelar instalado con la implantación de este régimen universitario golpista choca frontalmente contra las nuevas tendencias de mercado. “La violencia es la comadrona de toda sociedad vieja que lleva en sus entrañas otra nueva. Es, por sí misma, una potencia económica.” (Karl Marx/De la llamada acumulación originaria)
¿Cómo enfrentarnos a la violencia capitalista? Aunque existan movimientos sociales que no se consideren anticapitalistas, y su programa político no pugne por un cambio revolucionario en la base económica de la sociedad, cada vez que pretenden defender una causa social se vuelven enemigos del régimen que mantiene y genera las causas de nuestros problemas, machismo, contaminación, depredación, ecocidio, pobreza, inseguridad, explotación, capitalismo en una palabra. El movimiento social no puede confrontar al capital sin esperar que use la violencia. Estamos expuestos a su represión solamente por pensar diferente. El capital dispone de ejércitos, policías, armamentos, sería absurdo pretender combatir en sus mismos términos. Debemos combatir tratando de evitar la represión en la medida de nuestras posibilidades, no es el combate físico el que derrumbará al sistema capitalista. Nuestro poder radica en nuestra clase social, los movimientos sociales pese a su heterogeneidad tienen en común ser oprimidos al igual que la clase trabajadora. La clase trabajadora tiene el poder de acabar con el capital controlando la producción. Se arma con los recursos que tiene disponibles y resiste los embates de la violencia burguesa. Alimentamos y operamos sus fábricas de armas, llenamos sus patrullas y tanques de combustible, mantenemos libres las carreteras y vías de acceso, somos capaces de apagar ciudades enteras y dejar sin suministros a nuestros enemigos de clase. Nuestro trabajo consiste en entender la naturaleza represiva y violenta que fundamenta cualquier sistema basado en la explotación, entender la diferencia de nuestras fuerzas, y cambiar el mundo.
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Terrorismo de Estado.
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La Columna – Revista Estudiantil Militante.
Colectivo Universitario por una Educación Popular (CUEP-Puebla)
dejan a miles sin la oportunidad acceder
de a
la
educación superior; los empleos formales a los que pueden aspirar, Dice Antonio Gómez Nashiki, que “Cada movimiento estudiantil –más allá de la claridad de sus peticiones, las magnitudes demográficas que abarcó o la trascendencia histórica de sus propuestas y demandas– es manifestación capaz de producir sociedad” (Gómez, 2007:1181). Queda claro en este sentido, que en México, las condiciones materiales e inmateriales de vida se encuentran en un punto muy crítico, y los mismos jóvenes que a partir del pasado septiembre, a raíz de dos de los sismos de mayor intensidad y magnitud que se han presentado en el país, se han volcado a los edificios colapsados de la Ciudad de México y a comunidades rurales y semi-rurales de los estados de Puebla, Morelos, Oaxaca y Chiapas, son los mismos jóvenes que actualmente carecen de los derechos más elementales: se enfrentan a exámenes de admisión universitaria que son excluyentes y
en
su
mayoría, se hallan en pequeñas empresas, tiendas de conveniencia, call centers en el mejor de los casos, en la modalidad de subcontrataciones, sin posibilidad de generar antigüedad, sin prestaciones, con contratos de meses; en caso de acceder a un posgrado, los recortes a los presupuestos de las universidades y a la investigación los dejan sin posibilidad de una beca en programas de maestría o doctorado que exigen dedicación de tiempo completo. Los otros espacios posibles para los jóvenes en México son entonces el comercio informal, la prostitución, el crimen y el crimen organizado, tal como sucede con los traficantes de huachicol en el estado de Puebla. Siguiendo la cita con que abre el presente texto, los movimientos estudiantiles, además de ser un espacio para enfrentar las problemáticas sociales referidas, ayudan a producir sociedad. Tal vez no
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todas las experiencias sean exitosas, tal vez falle
Terrorismo de Estado. ejecuciones, violaciones, son noticia diaria en
el proceso organizativo, la teoría, las demandas
ciudades con un alto número de estudiantes
tal vez sean contradictorias, etc., lo cierto es que
como lo es la ciudad de Puebla. Esto deja poco
cada intento, por fallido que llegara a resultar,
tiempo y espacio para preocuparse por los otros.
tiene éxito en el sentido de producir relaciones
El movimiento estudiantil forma para ser
entre personas, de crear comunidades y de
una comunidad y lo logra en cada intento, por
formar a los jóvenes dentro de un ejercicio de
incipiente que sea, y un sistema y un gobierno
organización que en potencia pueden reproducir,
que cada vez de manera más explícita busca
y de mejor manera, cuando sean adultos y estén
dividir, violentar, separar y descomponer la
incorporados al mundo del trabajo, además de
sociedad, evidentemente estará en contra de la
que les permite acceder a una realidad urgente
organización de los estudiantes, casi de manera
en el país: la de la pobreza, y analizar las
natural.
situaciones más allá de los contenidos abstractos que muchas veces se imparten en las aulas universitarias. En este contexto, los hechos cotidianos y la situación concreta de la juventud en el país apunta casi de manera innegable a sentar las condiciones para que los jóvenes se inclinen por todo lo que es contrario a valores como la solidaridad, la colectividad y el trabajo en equipo: hay que competir con otros miserables para conseguir un trabajo miserable, hay que pasar por encima de jóvenes campesinos o indígenas para lograr un espacio en la universidad, hay que recurrir al crimen para alcanzar una vida de lujos, aunque ésta dure sólo algunos años y después sea interrumpida por una muerte violenta; hay, por último, que sobrevivir cada día, no sólo en el aspecto económico, sino literalmente físico, porque los secuestros, desapariciones, asaltos,
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Es entonces cuando la violencia contra estos movimientos se gesta, cuando se quiere reprimir.
Por
lo
general,
los
estudiantes
movilizados exigen mejorar la situación material de la universidad, estas demandas los llevan a reflexionar acerca del hecho de que una universidad precarizada atenta contra el carácter popular de la misma y que esto repercute en otros sectores, por lo que se concluye que el movimiento debe aliarse con otros como los
La Columna – Revista Estudiantil Militante. maestros, los trabajadores, los campesinos, los
Gómez Nashiki ilustra otras formas en las
indígenas; si el gobierno federal o estatal en
cuales los gobiernos pueden ejercer violencia
turno resulta ser una administración de derecha,
contra los estudiantes, él lo hace desde la
que en su misma esencia es elitista, conservadora
experiencia de la Universidad Michoacana de
y pugna por mantener a las clases altas en los
San Nicolás Hidalgo en los años sesenta y
puestos importantes para los que se necesita una
setenta:
formación universitaria, resulta obvio que dicha administración irá en contra del movimiento universitario, y que si la institución no es completamente autónoma, el gobierno podrá
El elemento de mayor importancia lo constituyeron las normas restrictivas de la libertad de palabra y de reunión, el espionaje, la intimidación, la brutalidad de la policía y el irrefutable impulso de
intervenir en ella y emplear diferentes recursos
solidaridad generacional hacia los compañeros
para reprimir. El control del gobierno en la
maltratados, principalmente en el movimiento de
universidad puede comenzar por regular el
1966. La solidaridad generacional con los
acceso a ella, infiltrar actores de choque (porros), monopolizar espacios públicos, etc.
condiscípulos
ultrajados,
humillados,
encarcelados, arrestados o expulsados fue casi siempre la principal causa emocional de las manifestaciones estudiantiles y el término de esta represión una de las demandas más fácilmente identificables
por
los
estudiantes.
(Gómez,
2007:1189)
Las prácticas más violentas del Estado, también son enumeradas: Durante los años en que Arriaga Rivera gobernó el estado se introdujo como práctica cotidiana una dimensión intolerable en las relaciones sociales: el terror, como una cualidad de la actividad política de esos años, que se tradujo en ataques físicos y secuestros a los estudiantes; terrorismo en la universidad; intimidación permanente y, por último, el asesinato de jóvenes; situación que hasta ese entonces (1963-1966) era difícil de imaginar en una institución universitaria. (Gómez, 2007: 1197)
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Como bien señala, todas estas prácticas
Terrorismo de Estado. miembros sujetos al poder de Estado y dos, como
son intolerables, es muy difícil pensar que hay ju
última ratio de su poder. Por otro lado, existe en
stificación en el acoso e incluso asesinato de
toda la argumentación estatal la idea de que la
jóvenes no mayores siquiera a los veinte años, a
violencia ejercida en contra de los estudiantes se
los que se supone que el Estado debería dar
utiliza en función de preservar el Estado de
prioridad y protección. Sin embargo, como
derecho. (Weber 1987:1056)
señala Weber, este mismo Estado llega a legitimar el uso de la fuerza y la violencia cuando
¿Puede la violencia sistemática acabar con
pone al resto de la sociedad en contra de estos
un movimiento estudiantil? Lo ha hecho sin duda
jóvenes, cuando los criminaliza ante la opinión
en el pasado, pero si el movimiento sienta bases
pública por sus actos, o desde la discriminación
sólidas, forma a sus militantes y tiene claros
misma de su apariencia, sus gustos, sus
alcances y estrategias, puede fortalecerse de los
opiniones en clase; los medios de comunicación
ataques y buscar nuevas maneras, valiéndose del
también contribuyen con la satanización de los
apoyo de la sociedad, para enfrentar las
jóvenes organizados, promoviendo entre la
denostaciones y posicionarse ante la opinión
población el mito de que la única tarea de un
pública como un aliado. Ciertamente, no podrá
joven es estudiar, estar tranquilo y callado en la
lograrlo solo, es necesario dialogar con otros,
escuela y no meterse en problemáticas sociales
con otros sectores, con otros movimientos
que en apariencia no le atañen.
estudiantiles, con otras organizaciones, pues el
El Estado como autoridad dispone de la
aislamiento siempre representará peligro.
violencia a título legítimo. Título que adquiere por la legitimidad social objetiva que detentan los valores que resguarda. De acuerdo con esta perspectiva,
la
violencia legítima a la que recurre el Estado ocupa dos posiciones: una, como recurso de poder que refuerza la obediencia voluntaria y consentida
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de
los
Fuentes: Gómez Nashiki, Antonio. El movimiento estudiantil y la violencia institucional Revista Mexicana de Investigación Educativa, vol. 12, núm. 35, octubrediciembre, 2007, pp. 1179-1208 Consejo Mexicano de Investigación Educativa, A.C. Distrito Federal, México Velázquez García, Mario Alberto. La violencia y los movimientos sociales en el gobierno de Vicente Fox, 2001-2002. Región y Sociedad, Vol. XVI, No. 29. 2004. El Colegio de Sonora. ISSN 0188-7408 Weber, M. (1987). Economía y sociedad, México: FCE
La Columna – Revista Estudiantil Militante.
Ó
É Comité de estudiantes de la OPT Jalisco
En el marco de un sistema capitalista que utiliza el despojo como cosa de todos los días para perpetuar la concentración de la riqueza en manos de unos pocos, mientras inmensas multitudes son condenadas, en el mejor de los casos, a cumplir extensas jornadas de trabajo a cambio de un salario miserable, existen las resistencias. Hemos visto cómo en las últimas décadas se han agudizado las políticas de explotación, de destrucción de derechos laborales, sociales y humanos, y los niveles de violencia en nuestro entorno, y aunque insuficiente, estas situaciones no han permanecido sin respuesta, pues han brotado las justas demandas en defensa de la tierra, por mejores condiciones laborales, en defensa de la educación pública etc. Ejemplo es el caso de las comunidades indígenas que luchan en defensa de sus tierras contra las grandes mineras y el narco, o las luchas que a lo largo y ancho del país ha abanderado la CNTE contra la reforma “educativa”, que se disfraza de esta manera, pero que de fondo es una reforma laboral, y quizá especialmente habría que mencionar las luchas estudiantiles materializadas en las normales rurales que buscan ser desaparecidas por parte del Estado. Ahora bien, ante la protesta de los de abajo, el Estado responde con granaderos dispuestos a golpear o disparar, o con grupos paramilitares y/o escuadrones de la muerte, como comenzó a utilizarse a finales de los años setentas y que prevalecen sobre todo en comunidades
campesinas. ¿Por qué pasa esto? Porque en nuestra sociedad existen intereses contrapuestos. Porque nuestras demandas no encuentran cabida en el discurso del “señor presidente”, sea municipal o nacional, en un país donde la corrupción es cosa de todos los días. Es necesario señalar que la primera violencia que vivimos es provocada por la imposibilidad de acceder a una vida digna: al derecho a la salud, a la educación, a una vivienda, a un salario que alcance, etc., lo que ha sido provocado por el saqueo, la desigualdad, el desmantelamiento de lo público, etc., y esto ha provocado un mayor abismo entre la población y el gobierno, que no cuenta entonces con el concenso de las mayorías para imponer sus políticas. La represión de los movimientos sociales ha sido entonces la única salida que este gobierno ofrece, y va desde amenazas hasta desapariciones forzadas. No es una acción de un solo gobierno estatal, sino que se replica a nivel nacional, es un esquema de represión que forma parte de una línea a seguir bien diseñada por el aparato estatal. Es decir que la represión no ocurre simplemente por azar, sino que pretende causar temor en la sociedad inconforme y evitar que ésta se manifieste. La militarización en las calles es una muestra de este control social y del terrorismo de Estado que trastoca nuestra vida. Quienes no se han decidido a luchar son atemorizados con la presencia militar, dejan de hacer sus actividades
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Terrorismo de Estado. cotidianas, y no son pocos los casos documentados de violación a los derechos humanos por parte del ejército. Debemos combatir estas políticas: los militares deben estar en los cuarteles, no en las calles, y deben estar al servicio del pueblo, no de las oligarquías dominantes. Aunque muchas veces pase desapercibido y como hemos dicho, esta política se extiende a lo largo y ancho del país, y no podemos normalizarla. No podemos voltear a otro lado ante la represión que sufren quienes no exigen más que lo mínimo indispensable, lo justo para seguir viviendo, no podemos ni debemos permitir que termine de cerrarse el caso Ayotzinapa sin obtener ninguna respuesta, no podemos seguir inmóviles ante el monstruo de la desaparición forzada y del asesinato de defensores de derechos humanos, de periodistas, de activistas y militantes de todo tipo de causas sociales. Tenemos que rechazar con firmeza cualquier tipo de represión en éste y en los demás países, como recientemente muestra el conflicto abierto en Catalunya, y es necesario buscar las formas de enfrentar y revertirla que, en nuestra opinión, pasa fundamentalmente por la organización territorial, sectorial y política.
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Si los poderosos utilizan la represión como política de Estado, nuestra respuesta debe ser la solidaridad organizada.
E l s i gui ent et ema: I nf l uenc i ade l aRev ol uc i ónRus aenl os mov i mi ent os es t udi ant i l esdeMéx i c o.