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Patrimonio mundial por la Unesco.

Cuando un horrible incendio devastó La Chaux-de-Fonds en 1794, la ciudad se reconstruyó creando calles anchas y paralelas que permitieran la mayor incidencia de la luz en los talleres. Así fue como nació la primera ciudad industrial, un hito reconocido por la Unesco que hoy se reivindica en un museo internacional dedicado a la relojería. Por su parte, la vecina Le Locle cuenta con un museo del reloj expone 500 años de artesanía en un precioso palacio del siglo XVIII.

De Suiza al mundo.

Suiza exporta un total de 15,7 millones de relojes de pulsera al año por todo el mundo. Entre sus principales mercados, destacan EE.UU., China y Hong Kong, con España situada en la 12ª posición del ranking. Más universal, imposible.

Ensambla tu propio reloj de lujo.

En el atelier Les apprentis du temps de Le Locle ofrecen cursos en los que, en apenas cuatro horas, se aprende todo sobre cómo ensamblar un reloj de alta precisión. Una actividad individual o para grupos en los que no solo se desvelan los secretos de este oficio, se aprende más sobre los entresijos de su mecanismo.

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