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6 experiencias «Made in» Friburgo.
Tilín y tolón.
Cada otoño, durante el Désalpe, los pastores guían a las vacas desde los pastos montañosos hasta los cálidos prados. Esta travesía, que podría ser una trashumancia más, se transforma en una celebración bóvido-centrista. La música y los bocados tradicionales acompañan a unas vacas que, ataviadas con coronas de flores y enormes cencerros, desfilan por los pueblos como lo que son: las auténticas reinas del baile.
Queso con altura.
Ubicada entre exuberantes prados verdes, la quesería Les Invuettes se ha convertido en la meca de los cheese-lovers. Y es que aquí la familia Biland no solo produce queso Gruyère d'Alpage AOP y queso Vacherin Fribourgeois d'Alpage AOP con la leche de sus 70 vacas, sino que comparte el proceso con todo aquel que quiera hacer un taller de producción o, simplemente, catar sus delicias durante los meses de verano. Todo ello en un chalet de madera absolutamente arrebatador.

La primera fàbrica de chocolate.
Cuando el viajero llega al pueblecito de Broc, le inunda un olor a cacao embriagador. Normal, ya que aquí se ubica la Maison Cailller, la sede de la primera fábrica de chocolate de Suiza. Establecida en Broc desde 1898, esta compañía triunfó gracias a producción en cadena de tabletas, un hito que hoy cuentan en su carismática casa madre gracias a una visita llena de proyecciones multimedia, curiosidades históricas y, por supuesto, mucho sabor.

El lago gourmet.
Más allá de sus idílicos paisajes, el lago de Murten se ha convertido en un destino foodie en toda regla. Sobre todo, gracias al Genussbüchlein, una experiencia que permite probar las delicias típicas entre frutales, playas y viñedos. En bicicleta, a pie o en coche, este recorrido es perfecto para sumergirse en la conocida como huerta de Suiza y, de paso, conocer la ciudad de Murten, sus murallas y su carisma medieval.

Entre castillos y grafitis.
Estavayer-le-Lac podría parecer el clásico pueblecito suizo con un Skyline medieval y un urbanismo retorcido de esos que invitan al paseo relajado. Sin embargo, sus callejuelas guardan un secreto muy contemporáneo. Se trata de los 19 murales de street art elaborados por los mejores grafiteros durante el festival ArtiChoke que, durante el resto del año, se pueden visitar gracias a un recorrido con explicaciones en español.

Sabores con historia.
La ciudad de Friburgo no solo se puede recorrer buscando sus monumentos o jugando al golf urbano, también siguiendo la visita «Historia y sabores». Este recorrido guiado es ideal para catar las delicias de la región ya que incluye una parada en una panadería donde probar el pan cuchaule con la mostaza Benichon, otra en una quesería para degustar los quesos con denominación de origen de la región y finaliza con una porción de tarta de Vully.
