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POR UNA EDUCACIÓN INCLUSIVA Este artículo pretende realizar un análisis sobre las diferentes determinantes o elementos que inciden en una correcta inclusión escolar de las personas con discapacidad. Para poder profundizar sobre el tema de inclusión es importante definir en primer lugar qué podemos entender por inclusión y cómo, a partir de la concepción que tengamos de ella, vamos a construir una realidad que la promueva. Posteriormente, se realiza una descripción de los factores que influyen positivamente en una inclusión educativa y cómo podemos contribuir desde nuestras actividades diarias a evitar el rechazo o la discriminación de la población con discapacidad.
INTRODUCCIÓN El proceso de inclusión en la educación está basado en los elementos de igualdad, de una visión de equidad y una misión que facilita las prácticas que reflejan la conceptualización universal donde todo alumno tiene el mismo derecho de participar y de ser educado en contextos naturales escolares, recibir una educación con calidad y obtener los mismos beneficios que se le otorgan a los alumnos de las aulas regulares. El proceso inclusivo debe ser equitativo, justo y noble (Velarde, 2012). Para realizar esta discusión, me serviré del planteamiento filosófico y político de varios autores que han desarrollado investigaciones sobre el tema de inclusión en diferentes países. A través de una breve reflexión, trataré de identificar el porqué en nuestro país existen tantas brechas para lograr una correcta inclusión de niños y niñas con discapacidad. Este artículo va dirigido a nuestros docentes y rectores que cada día contribuyen en la formación de personas para un mejor país (Velarde, 2012).
¿QUÉ ENTENDEMOS POR INCLUSIÓN EDUCATIVA? En los últimos tiempos nos hablan de una educación inclusiva desde el Ministerio de Educación Nacional; nuestros compañeros de la escuela y hasta los padres de familia de los estudiantes manifiestan todo el tiempo que debemos ser parte de una educación inclusiva. ¿Pero sabemos en realidad cuáles son los pasos para lograr una inclusión? ¿O simplemente pensamos que al integrar un estudiante en el aula de clase con discapacidad ya estamos cumpliendo con el objetivo que nos piden? A partir de esta inquietud iniciaré este diálogo. Luego de revisar varios autores me pareció que esta definición es clara y permite contextualizarnos: “Por inclusión entendemos el proceso mediante el cual una escuela se propone responder a todos los alumnos como individuos reconsiderando su organización y propuesta curricular. A través de este proceso la escuela construye su capacidad de aceptar a todos los alumnos de la comunidad a que deseen asistir a ella y de este modo, reduce la necesidad de excluir alumnos” (Fernández, 2003). Así mismo se busca lograr una escuela en la que no existan requisitos de entrada, ni mecanismos de selección o discriminación de ningún tipo; una escuela que modifique su estructura, funcionamiento y propuesta pedagógica para dar respuesta a las necesidades educativas de todos y cada uno de los niños y niñas incluidos que
Artículos presentan una discapacidad (Blanco, 2000, p. 62). Podemos decir que sea una escuela que más que buscar rechazo a los estudiantes, intente resolver las dificultades que cada día se presentan cuando estamos en el proceso de aprendizaje. Es importante dejar claro que en este artículo cuando hablo de una escuela inclusiva no solamente me estoy refiriendo a las instituciones educativas que aceptan o integran a niños o niñas que acostumbramos a etiquetar como “discapacitados”. No; quiero que empecemos a tener una visión más amplia donde se incluyen todos los estudiantes, así presenten algún tipo de dificultad en el aprendizaje, perteneciente a una etnia o raza diferente al resto de nuestros estudiantes. En este orden de ideas, en un contexto internacional, la UNESCO (2008) expresó que una educación inclusiva es: Un proceso de abordar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los alumnos a través de prácticas inclusivas en el aprendizaje, las culturas y las comunidades y reducir la exclusión dentro de la educación. Implica cambios y modificaciones en el contenido, los enfoques las estructuras y las estrategias, con una visión común que cubra a todos los niños del rango apropiado de edad y una convicción de que es la responsabilidad del sistema ordinario educar a todos los niños. La UNESCO ha jugado un papel fundamental en este proceso de inclusión, cuando propuso el programa “Educación para todos”, estableció una concepción amplia de la educación inclusiva y sugirió a todos los países que tuvieran presente este tema en el momento de construcción de políticas educativas. Creo que en nuestro contexto, Colombia, este tema ha puesto en evidencia las necesidades de los niños o niñas con discapacidad dentro del aula de clase, y ha posibilitado reconocer las debilidades que existen en las políticas educativa; así mismo, ha permitido analizar cuál es el contexto de las escuelas y su comunidad educativa para poder desarrollar estrategias exitosas que promuevan una eficiente inclusión escolar. Es evidente que existen muchas iniciativas exitosas por parte del Gobierno para dar cumplimiento a una correcta inclusión educativa, aunque todavía se evidencia que en muchas escuelas existen grandes dificultades para dar cumplimiento a este objetivo. Muchos docentes y rectores argumentan no contar con docentes de apoyo para atender a los estudiantes con discapacidad. Es una inquietud que exige soluciones, pero se requiere reconocer que, de acuerdo con la UNESCO, existen otros elementos o determinantes que contribuyen a una correcta inclusión.
ELEMENTOS FACILITADORES DE LA INCLUSIÓN EDUCATIVA Revisaremos, primero, cultura1 inclusiva; esa es la base fundamental para la creación de una comunidad educativa acogedora y colaborativa. Se debe desarrollar en todas las escuelas y donde sus políticas escolares tengan procesos inclusivos que se puedan interiorizar en cada miembro. Estos son algunos ejemplos: 1) Crear sentido de pertenencia en toda la comunidad educativa; 2) Motivar la colaboración y la cooperación entre docentes; 3) Promover una comunicación efectiva donde todos hablemos el mismo lenguaje incluyente; 4) Generar espacios de participación al estudiantado; 5) Promover el trato de respeto entre el profesorado, el alumnado y padres de familia. Estas acciones son algunos ejemplos, pero usted, docente y rector, pueden diseñar cualquier tipo de 1 Se entiende por cultura al conjunto de experiencias, hábitos, costumbres, creencias y valores que caracterizan a un grupo humano.
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proyecto al interior de su escuela. Les recuerdo que para crear cultura, estas acciones se deben ejecutar de una forma continua y permanente; así podrá generar el hábito entre estudiantes o padres de familia. El segundo elemento que es necesario trabajar es la construcción de políticas inclusivas donde se aborden todas las necesidades del alumnado, y no centrarse en la estructura administrativa de la institución educativa. Estas son algunas de las estrategias que se pueden mencionar: 1) Cambios curriculares; 2) Colaboración para que todo miembro nuevo del personal pueda adaptarse a la escuela; 3) Las instalaciones físicas son accesibles para todos; 4) Sistemas de evaluación acordes a las necesidades de cada estudiante. Sé que son un poco difíciles porque demandan mayor tiempo y costos; pero la reflexión va encaminada a iniciarlas teniendo en cuenta que no se dan de un día para otro y que encontraremos muchas barreras, iniciando con nuestro propios compañeros que vienen de trabajar por muchos años en el mismo esquema; la invitación es a no bajar la guardia. Recordemos que las experiencias exitosas a nivel mundial inician con lo más simple.
El último elemento facilitador es el desarrollo de prácticas inclusivas, las cuales hacen relación al cumplimiento de las actividades en el aula y extraescolares que promuevan la participación de todo el alumnado (Booth & Ainscrow, 2000). Se hace necesario sensibilizar a todos los docentes sobre la importancia de que las desarrollen en su quehacer diario; por ejemplo, diseñando estrategias para que los niños y las niñas aprendan el tema expuesto, teniendo en cuenta no todos aprendemos de la misma manera; esto requiere la capacidad de identificar las potencialidades de las demás personas. Otra alternativa puede ser a través del trabajo entre pares (donde el estudiante con mayor habilidad en cierto tema ayude al que se le dificulta). Son múltiples estrategias pedagógicas que podemos utilizar; claro, hay que reconocer que existen docentes que desconocen cómo abordar algunos estudiantes con discapacidad; para este caso el docente de apoyo les puede ayudar mucho, pero su actitud siempre debe ser positiva. Para concluir los invito a que pensemos y reflexionemos sobre estas preguntas. ¿Le gustaría que su hijo fuera rechazado en la escuela por no tener las mismas características que los demás estudiantes?, ¿Como docente o rector estoy contribuyendo a que mi lugar de trabajo sea una escuela incluyente?, ¿En mi lugar de trabajo facilitan el cambio de paradigma sobre la discapacidad?
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS • Blanco, R. (2002). Hacia una escuela para todos y con todos. Proyecto de educación. Santiago: OREAL/ Unesco. • Booth, T & Ainscow, M. (2002). Índice de inclusión: Desarrollando el aprendizaje y la participación en las escuelas. Santiago de Chile. Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe. • Fernández, A. (2003). Educación inclusiva: Enseñanza y aprender entre la diversidad. Red latinoamericana de información y documentación en educación. Revista Digital Umbral. No. 13. • Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Conferencia internacional de educación. Ginebra. 2008. • Velarde, M. (2012). Inclusión Universal. Sexto Congreso Internacional de Discapacidad. Medellín Fundación integrar e Instituto de capacitación los Álamos. 2012