CLUB LAGOS DE CAUJARAL Un refugio para el deporte y la vida
Club Lagos de Caujaral Junta directiva
Presidente Sergio Espinosa Posada
Vicepresidente Hernando Baquero Latorre
Tesorera María de los Ángeles Mora
Secretario Jorge León Bedoya
Vocal
Grupo de investigación, redacción y edición: Patricia Iriarte, editora Claudine Bancelin José Antonio Carbonell Juan Amín Hernández Asistentes: Sebastián Marchena Rodríguez Mónica Vergara Bolívar Margarita Gamarra Carolina Medina Diseño y Producción editorial Editorial Maremagnum José Antonio Carbonell, editor Susana Carrié, diseñadora gráfica
Javier Gutiérrez Dávila
Fotografía y documentos de archivo Sebastián Marchena Rodríguez Carlos Londoño Laura Quevedo Fonseca
Vocal
Fotografía de aves y otras especies: Hugo A. Vides; Galbula Consultoría Especializada
Enrique Jattin Chadid
Vocal
Alberto Arcieri Nárvaez
Vocal Christian Bejarano de las Salas
Vocal Jimena Arango Pilonieta
Gerente Juan Amín Hernández
Archivo Club Lagos de Caujaral Archivo privado de socios del Club Lagos de Caujaral Biblioteca Universidad del Norte Fondo Parrish Archivos particulares familias García, Garay, Rinkel, Ariano y De la Rosa
Agradecimientos Nidia de García Manuel de la Rosa Alejandra de la Rosa Juanita Aldana Rocío Fonseca Impresión Nomos Impresores Impreso en Colombia / Printed in Colombia Barranquilla, septiembre de 2020 ISBN: 978-958-52902-0-4 Club Lagos de Caujaral Teléfonos: 3598579 - 3598546 - 310 6303896 Vía Puerto Colombia Km 9 Barranquilla - Colombia caujaral-club@lagosdecaujaral.com www.lagosdecaujaral.com © 2020, Corporación Club Lagos de Caujaral Derechos reservados
CONTENIDO Presentación
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• Caujaral, reserva de biodiversidad Un campo de golf único
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• Adelantados a su época Breve cronología de Barranquilla 1959 -2019
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• Caujaral, una cancha variada y desafiante
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Se inicia la fiebre del golf Una cancha para intrépidos Segunda vuelta con vista al mar Los Abiertos del Caribe La inundación no detuvo el juego Caujaral y su promesas Construyendo el futuro La invaluable asesoría Joe Jemsek
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• La riqueza natural del Caujaral. Santuario de flora y fauna Mamíferos y reptiles enriquecen la vida del bosque
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• La nueva era del Club Lagos de Caujaral
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Estragos de la ola invernal y la sequía El despegue del Club Lagos de Caujaral La Fundación Caujaral La gran fiesta de los 50 años
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• Una hoja de ruta para el futuro del Caujaral. Entrevista con Sergio Espinosa Posada
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Presentaciรณn
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l Club Lagos de Caujaral quiere celebrar sus primeros 50 años de fundado con un libro que sea un hermoso regalo para sus socios y amigos, y al mismo tiempo una memoria escrita y visual de nuestro devenir a lo largo de este medio siglo. El volumen que tiene usted en sus manos hace un ameno recorrido por la historia del club, incluyendo por supuesto las anécdotas y personajes de los Abiertos del Caribe, y entrega, asimismo, una visión contemporánea de Caujaral del siglo xxi; un club que tiene su proa orientada al futuro, fiel a su vocación de pivote del progreso de Barranquilla. Y aquí quiero hacer un poco de historia, para contarles cómo en esos años finales de la década de los sesentas, la visión de Karl C. Parrish Jr. fue la de echar un ancla diez kilómetros adelante del límite que tenía por entonces Barranquilla, que era la calle 76, para que jalonara el desarrollo de la ciudad hacia un nuevo sector, y esa ancla fue Caujaral, el club que inauguró su campo de golf una tarde de 1969. Hoy ustedes pueden ver cuán acertada fue esa estrategia, cuando Barranquilla se ha expandido tanto hacia el oeste que asistimos hoy a un proceso de conurbación con el municipio de Puerto Colombia. En este contexto, el reto más grande que tiene el Club Lagos de Caujaral es mantener sus 153 hectáreas como el centro de un gran pulmón verde en el departamento del Atlántico, formado además por la ciénaga de Mallorquín y los terrenos circundantes, pertenecientes a diversos actores públicos y privados. Por otra parte, el propósito de quienes nos antecedieron fue crear un nuevo lugar de encuentro para una ciudad que, con el paso del tiempo, perdió un número importante de los clubes que habían albergado la vida social barranquillera desde los años treinta. Pero para mantener vivo ese espacio era preciso adaptarlo a los tiempos visionando una nueva era para el club. Esos fueron dos de los retos que nos propusimos alcanzar al asumir la presidencia y que ha sido posible sacar adelante gracias al empeño de un grupo de personas que no me atrevo a individualizar por el riesgo de olvidar a alguna. Para mí es un honor inmenso presidir el Club Lagos de Caujaral, del cual soy parte desde la década de los ochenta, y hacerlo con el respaldo de una junta directiva, de una administración y de un grupo de socios excepcionalmente comprometidos, con quienes nos proponemos proyectar el club hacia las nuevas generaciones, adaptándolo a la época contemporánea. Con ellos hemos logrado introducir nuevos conceptos que hoy están plasmados en los estatutos del club, y estamos firmemente encaminados a ofrecerle a la sociedad
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• Páginas anteriores: El Club Lagos de Caujaral, con 153 hectáreas de extensión, se encuentra enclavado entre el mar Caribe y el lago del Cisne, y forma un mosaico en miniatura bordado con praderas, pastos arbolados, manglares, lagunas y retazos de bosque seco tropical.
barranquillera un club que esté a la altura de sus expectativas y se convierta en motivo de orgullo para las generaciones venideras. Adaptar el club a los cambios que la sociedad está teniendo sin perder el calor humano y los valores familiares que siempre lo han caracterizado ha sido y será parte de nuestra hoja de ruta, convencidos de que la estrategia es utilizar el deporte, la música, el avistamiento de aves o las celebraciones sociales, para acercar progresivamente a una población más joven, que encuentre un club abierto y dinámico siete días a la semana. Con nuestro vicepresidente, doctor Hernando Baquero, estamos trabajando para que la niñez y la juventud de Caujaral se interesen cada vez más por la naturaleza y los deportes, y socialicen más a través de estas actividades y menos a través de las redes sociales. Temas como estos tienen que ser nuestro aporte a esta sociedad: una juventud que interactúe, que participe, que socialice con su familia y amigos de una manera diferente. Hacia allá apunta mi mensaje para esas nuevas generaciones: tenemos que ser capaces de liderar un cambio de conciencia hacia la responsabilidad ambiental, el desarrollo sostenible y una sociedad incluyente. En este aspecto, hoy podemos mostrar como una realidad el proyecto Caujaral Santuario de Flora y Fauna, con el gran compromiso de fomentar la cultura del respeto, el cuidado y el amor por la naturaleza. El resultado de este esfuerzo, estoy seguro, será una mejor calidad de vida para todos en medio de un mundo cada vez más deshumanizado cuanto más digitalizado es. Esperamos que este libro se convierta en una pieza clave de nuestra memoria colectiva, en un recuerdo entrañable, en un regalo único para la ciudad, para las futuras generaciones y para todos los que hacemos parte de esta gran familia. Sergio Espinosa Posada Presidente Club Lagos de Caujaral
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โ ข Caimรกn Crocodilus foscus. Babilla.
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Caujaral, reserva de biodiversidad
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i ubicamos a Caujaral en el mapa del departamento del Atlántico, veremos una gota de agua desprendida del río Magdalena que se mantiene, plena de vida, entre Barranquilla, Puerto Colombia y el mar Caribe. Esa gota es la ciénaga de Rincón, y junto a ella, en un corredor de bosque seco tropical, se encuentran los lagos de Caujaral y los terrenos de un club social y deportivo que alberga preciosas joyas naturales de un ecosistema otrora abundante en todo el Caribe colombiano y del que hoy solo queda un 8% en todo el país. Y si miramos más de cerca estos espejos de agua engastados entre suaves ondulaciones del terreno, entonces veremos que los habitantes de Barranquilla, además de una estupenda ciudad, cuentan con un rincón privilegiado a solo diez minutos de su casa, donde pueden practicar sus deportes favoritos, respirar aire puro y escuchar el canto de las aves que circundan el cielo de Caujaral. El Club Lagos de Caujaral, con 153 hectáreas de extensión, se encuentra enclavado entre el mar y la ciénaga de Rincón o “Lago del Cisne” y forma un mosaico en miniatura bordado con praderas, pastos arbolados, manglares, ciénagas y retazos de bosque seco tropical. Todo un complejo natural que sirve de soporte a una gran diversidad de especies de flora y fauna tanto nativa como migratoria que circula, especialmente entre los meses de noviembre a abril, entre la ciénaga Mallorquín, la cuenca de los arroyos Grande y León, y los lagos de Caujaral, formando todo un sistema en el cual los vientos alisios y la influencia del río Magdalena y el mar Caribe son esenciales. Para conocer mejor esta riqueza se realizó en 2018 un completo estudio de la fauna asociada a los terrenos del club, el cual encontró que hay un total de 182 especies de aves (53 de ellas migratorias), 20 especies de mamíferos y 37 entre reptiles y anfibios. Gracias a este estudio sabemos ahora que las aves de Caujaral representan un tercio de toda la riqueza de aves que tiene la planicie caribeña colombiana, que son más de seiscientas especies. La biodiversidad de Caujaral es tan rica, que la probabilidad de que dos individuos sacados al azar pertenezcan a especies diferentes es muy alta. Según todos los parámetros técnicos aplicados para medir la riqueza biológica, la zona es de una gran diversidad y, por tanto, de una importancia estratégica para la conservación de las especies que allí habitan o que reposan en ella durante sus ciclos migratorios. Este inventario ecológico logró identificar varias especies que sólo se encuentran en esta zona del país, y entre ellas, cuatro que son exclusivas del Caribe colombiano.
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• Momotus subrufescens. Barranquero ferina.
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• Dendrocygna viduata. Iguasa careta.
En medio de esta riqueza era previsible encontrar varias aves que presentan alguna categoría de amenaza según los índices nacionales e internacionales. Una de ellas es el pato cariblanco (Anas bahamensis), el cual se encuentra en la categoría de especie Casi Amenazada (nt) a nivel nacional. Lo extraordinario es que en Caujaral se identificó una pareja de patos cariblancos con dos polluelos, siendo la reproducción de esta especie un evento raro del que existe muy poca información en el país. De acuerdo con el criterio de expertos que realizaron el inventario, las características del campo de golf del Club Lagos de Caujaral “han permitido la existencia de numerosos sitios de transición entre ecosistemas (llamados ecotonos), de manera que los humedales, cuerpos de agua, praderas, pastos arbolados y relictos de bosque seco se constituyen en sitios clave para el sostenimiento de esta rica biodiversidad”.
• Anas bahamensis. Pato cariblanco.
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Construir un campo de golf en medio de un bosque seco y conservar además la fauna y la flora del lugar a lo largo de cincuenta años ha requerido de decisión y conciencia ambiental; máxime cuando ese campo está ubicado en las afueras de una ciudad en plena expansión como Barranquilla, que terminará unida a Puerto Colombia.
• Phaetusa simplex. Gaviotín picudo • Rynchops niger. Picotijera americano.
• Iguana iguana. Iguana común.
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โ ข Panorรกmica del hoyo 8, rodeado de agua y naturaleza exuberante.
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Un campo de golf único A la altura del kilómetro 9 de la antigua vía a Puerto Colombia y a solo cuatro metros sobre el nivel del mar, los amantes del golf encuentran un campo de 6.585 yardas y 18 hoyos diseñado en 1969 por el prestigioso arquitecto de golf de Boynton Beach (Florida) Joseph L. ‘Joe’ Lee, quien diseñó y construyó canchas tan afamadas como las del Doral en Miami, tres campos de la PGA en Palm Beach Gardens, Calloway Gardens, Jekl Island y Sea Island en Georgia, junto con otros ocho escenarios en Bahamas y dos de Disney World en la Florida, para mencionar solo unos pocos. Se trata de un respetable campo de golf en el que año tras año, desde 1972, se celebra el Abierto de Golf del Caribe, torneo al que asisten los más destacados jugadores nacionales y extranjeros. Pero, ¿cuáles son los encantos de este campo que la Federación Colombiana de Golf calificó como uno de los mejores de Colombia? Vientos fuertes, agua, fauna, flora y belleza por doquier es lo que ofrece este campo de topografía variada, con un terreno en dos niveles. Uno bajo, plano, con mucha agua, y otro alto y quebrado, con mucha brisa y una vista inmejorable sobre el mar Caribe. Sus 18 hoyos de golf están repartidos en la clásica proporción de cuatro par 3, cuatro par 5 y diez par 4, con un total de par 72. No hay un solo hoyo repetido. Hay nueve hoyos con agua y tres hoyos que se balancean sobre el borde de un abismo. Hay tres tees con una caída de varios metros sobre el fairway, que hacen que el jugador que sienta como un verdadero campeón. Los greens tienen trampas a su alrededor colocadas de tal forma que exigen una gran dosis de malicia en el approach. No hay ningún hoyo paralelo para efectos de dejar sin castigo un slice o un hook; los hoyos 2 y 3 corren a la par, pero con una cortina de bosque de por medio, mientras que los hoyos 6 y 7 están separados por el agua de un canal. Los hoyos más exigentes tienen una ruta al green peligrosa y azarosa para el tigre cazando un birdie y otra ruta más segura y fácil para el conejo que busca asegurarse su bogey. El drive corto o mal colocado deja un castigo de un segundo golpe ciego en algunos hoyos, y los greens son todos irregulares en forma, amplios y sin ondulaciones demasiado exageradas. Pero no sería justo dejar por fuera de este preámbulo a las otras disciplinas que hacen del Club Lagos de Caujaral un espacio privilegiado para la actividad física y la integración deportiva.
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• Vista general de varios hoyos de la primera vuelta, rodeados de cuerpos agua, abundante vegetación y fauna variada.
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• El hermoso fairway del hoyo 1 con el que se abre la desafiante cancha de golf del Caujaral. Un campo único de gran belleza y diversidad.
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Su sección de tenis tiene diez canchas de polvo de ladrillo y dos sintéticas que están siendo intervenidas para convertirlas a arcilla, donde se realizan con gran éxito torneos internos y externos y se preparan jugadores que le han dado al club excelentes resultados deportivos. En los últimos siete años Caujaral se ha destacado como el mejor club de tenis de la región y sus tenistas han llegado a varias finales nacionales en representación de la costa. La última de ellas, la de 2019, en el Club Campestre de Pereira. Los aficionados a e ste d eporte c onforman e n C aujaral, m ás q ue u na confraternidad, una familia en la que la unión ha sido el arma para ganar.
• Aspecto de una de las doce canchas de tenis con que cuenta el Club del Caujaral. Todas tienen certificación •Texto simulado de las entidades rectoras del deporte.
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โ ข Panorรกmica de algunas de las canchas de tenis, enmarcadas por la colorida floraciรณn estacional de los robles amarillos.
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La nueva sección ecuestre, inaugurada en 2017, ha sido escenario de numerosos torneos y cuna de muchos jinetes y caballos que han puesto en alto el nombre del club, siendo este el único de la costa Caribe donde se practica la equitación.
• Práctica de salto ecuestre en la recién inaugurada zona de hípica, que cuenta con amplias instalaciones que incluyen pesebreras, picadero y área de saltos. •Texto simulado
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Las canchas de fútbol, por su parte, son sede de encuentros y escuela para niños, y sus equipos han obtenido importantes triunfos en torneos interclubes.
• El club tiene dos canchas de minifútbol con medidas reglamentarias y gradería techadas para 200 personas. Torneos para todas las categorías se llevan a cabo en sus campos.
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La cancha de softball ha sido por muchos años el lugar ideal de encuentro para los veteranos de este deporte y escenario de numerosos campeonatos interclubes, mientras que en la piscina de competición se forman también las nuevas promesas de la natación.
• Panorámica de la cancha de softball, rodeada por los campos de golf y el lago del Cisne. Allí se efectúan numerosos torneos a lo largo del año y convoca a un gran número de aficionados a este hermoso deporte.
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para reemplazo en alta y sangrĂa
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para reemplazo en alta y sangrĂa
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Hay que destacar también, por supuesto, la importancia de la Náutica como espacio de encuentro para los socios. Estas instalaciones se han convertido en el escenario preferido por ellos para la realización de sus eventos sociales y familiares.
• Vista aérea y detalle de la piscina de la Naútica. Espacio recreativo para los socios sobre la orilla del lago del Cisne, que cuenta con un moderno kiosko donde funciona un excelente restaurante, bar y cafetería.
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Adelantados a su ĂŠpoca
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a transcurrido más de medio siglo desde que un grupo de entusiastas del golf de Barranquilla tuvo la idea de construir un nuevo campo de golf en la ciudad. Estaban entre ellos varios de los empresarios y dirigentes más prominentes de la ciudad, pero quien tuvo la visión de futuro para recoger esta inquietud y transformarla en un ambicioso proyecto deportivo y turístico fue Karl C. Parrish Jr., hijo del ingeniero que había fundado a principios del siglo xx la Compañía
• Página 34: Perspectiva arquitectónica del proyecto de las instalaciones del club, presentada por la firma escogida para construirlas en 1968.
Urbanizadora El Prado e impulsado proyectos que transformaron la ciudad, como el barrio El Prado, las Empresas Públicas Municipales, el acueducto, las obras de Bocas de Ceniza, el Terminal Marítimo y la carretera a Puerto Colombia. Era el final de los años 60 y Barranquilla, con casi seiscientos mil habitantes, estaba creciendo a un ritmo acelerado, por lo que Parrish propuso hacer el proyecto a diez kilómetros de distancia, en la vía hacia Puerto Colombia, y jalonar el desarrollo de la ciudad hacia allá. En este capítulo haremos un recorrido por esa línea de tiempo que se inicia en 1968 y llega hasta el año 1999, reservando las dos décadas siguientes, hasta hoy, para capítulos posteriores.
1968 Mister Karl C. Parrish, por entonces cabeza de la próspera urbanizadora Parrish y Cía. Ltda., se ocupó de buscar un terreno en los alrededores de Barranquilla y le propone a un grupo de golfistas de la ciudad construir unos nuevos links de golf en los terrenos de Caujaral, reservándose la empresa los terrenos aledaños para un barrio residencial campestre. La compañía hace estudios de disponibilidad y calidad de agua para riego y contacta al renombrado arquitecto de golf estadounidense Joseph ‘Joe’ L. Lee, para conocer su opinión sobre la posibilidad de construir allí un campo de primera categoría. En la carta que Lee dirige a Karl Parrish el 5 de julio de 1968, tras su primera visita a Barranquilla, comienza por manifestar su satisfacción por el “viaje más interesante que jamás he tomado para estudiar el sitio de un posible campo de golf”. Más adelante realiza un análisis sucinto de las condiciones del terreno,
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• Página siguiente: Carta del diseñador del campo de golf, Joe Lee, a Karl C. Parrish, ponderando las excelentes condiciones topográficas y paisajísticas de los terrenos del Caujaral.
régimen de vientos, agua y geología del suelo, para concluir que: “No conocí ningún otro sitio dentro de esta área [del Caribe] con las excelentes condiciones anotadas […]. La localización de la propiedad en relación con Barranquilla y el mar, sus diferentes alturas y el hecho de que pueda aislarse y controlarse, hacen de ella una zona de terreno especialmente apropiada para desarrollar un Club Campestre. Difícilmente se encuentra en cualquier parte un lote de terreno que ofrezca las extraordinarias ventajas que se aprecian en Caujaral”. Con una opinión tan autorizada como la de un arquitecto que había construido hasta ese momento 43 campos de golf en Estados Unidos, Venezuela y Las Bahamas, y estaba construyendo 19 más en diferentes ciudades de su país, Parrish decide convencer a sus potenciales socios de la conveniencia de hacer la primera y más importante inversión: la de contratar a Lee. Es así como el 28 de octubre de ese mismo año, Lee habría de firmar con Parrish y Cía. un contrato de servicios por 18.000 dólares, como consta en el documento firmado por las dos partes en papel sellado y autenticado por el Consulado General de Colombia en Miami y por el Ministerio de Relaciones Exteriores. En su primera visita el arquitecto había podido evaluar la topografía del terreno, los suelos y las condiciones para la siembra de grama, y no solo concluyó que los terrenos de Caujaral eran aptos para ese fin, sino que se mostró auténticamente entusiasmado con la perspectiva de crear un campo fuera de serie.
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El 14 de noviembre Parrish y Compañía Ltda. presentaba a la sociedad barranquillera el Proyecto Club Campestre Caujaral, tras una reunión que se celebró en la Cámara de Comercio.
1969 El 25 de enero de 1969 se formalizó la fundación del Caujaral Sport Club, hoy Club Lagos de Caujaral,
con la inscripción de las primeras 50 acciones, cada una con un valor de $25.000 pesos, noticia que El Heraldo registró citando los nombres de los primeros socios.
• Plano del diseño de los campos de golf. 1968.
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En ese momento se constituyó un comité organizador integrado por Mina de Ariano, Sixto Díaz Granados, Raúl Villamizar, José Víctor Dugand, Jacob Modiano, Martin M. Dessau, Edgardo Segovia Salas, Augusto Faillace, Larry Ryan, Ulf Janson, Silvia Osorio de Pumarejo, Alberto Mario Pumarejo, Gastón Abello, César Sasson, René Márquez Lascano, Gabriel Corada, Roberto Baena, John Stech, León Papú y Coty Puccini. Y así, el 4 marzo de ese año, se registró en la Notaría Tercera del Circuito de Barranquilla la escritura N° 459, que daba vida legal a la sociedad denominada Club Lagos de Caujaral S.A., con un capital de diez millones de pesos divididos en 400 acciones. El documento de 34 páginas recogía todos los aspectos de organización y funcionamiento que regirían la nueva sociedad, dando origen a los primeros estatutos del club. Ese mismo mes el promotor del proyecto presentó un presupuesto general por $11.250.000 incluyendo el costo del terreno, estimado en $1.500.000. Algunos meses después la constructora Parrish y Cía. imprimió y puso en circulación un folleto con la descripción detallada del proyecto y la invitación a vincularse a él. El documento, de once páginas, iniciaba con una proyección del esquema de acciones que podría hacer financieramente viable el plan, pasando luego a exponer aspectos como localización, abastecimiento de agua, topografía, calidad de suelos y diseño del campo, entre otros. En la introducción a la propuesta el gerente de la compañía expresó su visión del mismo: “Vamos a ver si ‘Barranquilla también puede’, como dice el popular refrán, fundar y sostener un nuevo club que constituya un verdadero orgullo para la ciudad.” Y a fe que Barranquilla pudo superar el reto planteado por estos visionarios, logrando una unión de voluntades y recursos que hoy permite a Caujaral celebrar sus primeros cincuenta años de fundado y proyectarse otros tantos al futuro. En el mismo documento, después de perfilar las posibilidades para el establecimiento de otros deportes en el club y proyectarlo como un punto de atracción para el turismo internacional, el empresario concluye: “Creemos, pues, con base en todas las consideraciones anteriores, que en ‘Caujaral’ se podrían construir 18 hoyos de golf de primera categoría que serían una verdadera atracción para Barranquilla, que con los otros deportes varios, darán mucho placer a los socios del nuevo Club y de sus familiares, por
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• Mina de Ariano, una de las primeras y mås entusiastas aficionadas al golf del Club Caujaral, saluda a un caddie, en sus inicios como jugadora de este deporte.
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• Socios del club posan en el campo de golf, a finales de los aùos ochenta. Aparecen entre otros, Luis y Manuel de la Rosa Manotas, Alberto Mario Pumarejo, Jimmy Crump y Manuel de la Rosa Vives.
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• Joe Lee y Karl C. Parrish y un grupo de socios (a la derecha), reconociendo los trabajos de adecuación adelantados en los campos de golf en 1969.
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• Vivero de plantas utilizadas en la arborización de los campos y jardines de la sede del club. 1969.
• Alberto Pumarejo observa a Karl Parrish, en el tee del hoyo 10. 1969. Pumarejo fue presidente del club entre 1972 y 1978.
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lo menos hasta el año 2000. Todos los que tengan interés en esta iniciativa, pueden manifestar su deseo de formar parte como socios fundadores avisando a cualquiera de los miembros del Comité Organizador, o bien llamando por teléfono a la Gerencia de Parrish y Cía. Ltda.” Entre tanto, Parrish contrata un anteproyecto para la sede del club con la firma de arquitectos García y Del Valle, la cual propone un conjunto de estilo moderno con varios pabellones intercomunicados. Así tomó forma, después de un trabajo ejemplar del Comité Organizador, el Club Lagos de Caujaral, que enfatizaba su carácter deportivo. La primera junta directiva la formó la misma junta organizadora, presidida por don José Víctor Dugand. “Muchos socios fundadores del club y otros suspicaces abrigaron serias dudas sobre el éxito del nuevo campo, ya que el terreno parecía más bien estéril, con peladeros, rastrojos, médanos y anegadizos. Tampoco había seguridad de que las aguas del arroyo León sirvieran para riego, y muchos se preguntaban cómo se podría acomodar un campo de golf entre tantas lomas, ciénagas, dunas y mesetas”. No obstante, Parrish y Lee contaron con el voto de confianza de los socios y así, “a medida que se adelantaban los trabajos de adecuación de tierras y comenzó a funcionar el sistema de riego, floreció el campo, hoyo por hoyo, ante los ojos escépticos de la comunidad […]. Cuando ya no había ninguna duda sobre el éxito del experimento, los reacios cancelaron su cuota de credulidad y gustosamente compraron acciones ya valorizadas de Caujaral”, reza uno de los documentos que recogen la memoria del club. Simultáneamente se iniciaron las obras de construcción de la primera etapa de la sede del club, que incluía oficinas, comedor, bar, lounge, duchas, parqueaderos, depósitos y piscina, entre otros servicios. Las instalaciones deportivas, por otra parte, contemplaban dos canchas de tenis y las facilidades para la hípica.
1970 El 22 de abril se llevó a cabo la primera asamblea de socios, que en ese momento ya sumaba 326 socios activos, y la acción, que había comenzado costando 25.000 pesos, ya se cotizaba en 40.000. Fue después de la asamblea cuando se realizó el sencillo pero significativo acto que quedaría en la historia como la inauguración del campo de golf del Club Lagos de Caujaral, con un tiro que tuvo el honor de realizar el entonces presidente del club, José Víctor Dugand. A partir de ese momento cobró vida el golf de Caujaral.
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• Planos del anteproyecto de la sede del club elaborado por la firma GarcĂa & Del Valle. 1967-1968.
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• Despliegue en El Heraldo sobre el avance de obras de las instalaciones y campos de golf del club. Enero de 1971.
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1971 El año comenzó con una alegría deportiva en el reluciente campo de Caujaral: el argentino Pedro Valdi había hecho hoyo en uno el día 6 enero, cuando se abrían los hoyos 10 a 18, que fueron los primeros en darse al servicio. El amplio reportaje dedicado por El Heraldo al Club el 13 de enero de ese año, destacó en primer lugar la fotografía de las obras de construcción de la sede, el sistema de riego, los atractivos del campo diseñado por Joseph Lee, y el primer hoyo en uno en la historia del club, realizado por Valdi en el hoyo 11.
Dugand la inauguración de los campos de golf. •ElElPresidente presidenteJosé delVíctor club José VíctorenDugand, en la inauguración de los campos de golf. 1970.
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• Las parejas de golfistas Eduardo García y Lilia de García, Miriam de Echeverri y Jairo Echeverri, Reni de Rinkel y Walter Rinkel. Torneo de matrimonios, 1978. Foto cortesía archivo Rinkel.
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Entre tanto, los ingenieros entrega-
• Reporte manuscrito de los avances en la construcción de las instalaciones y campos del club en 1971, conservado en sus archivos.
ban un informe de las obras. El objetivo era tener el campo totalmente terminado para realizar, a mediados de ese año, un torneo de golf de pre-estreno de los segundos nueve hoyos. Para esa ocasión fueron invitados algunos miembros del Club Campestre de Cartagena y del Country Club de Barranquilla. En ese momento, dicen, comenzó a correr la voz entre los golfistas de lo impresionante que era el campo de Caujaral.
1972 El Primer Abierto Internacional de Golf del Caribe se realizó del 22 al 25 de noviembre, siendo el argentino Alberto Rivadeneira el ganador del torneo. Rivadeneira, casado con una antioqueña y establecido en la ciudad, ya oficiaba para entonces como profesor de golf del Club Caujaral.
1976 Este año el Club Lagos de Caujaral hizo una reforma de sus estatutos y amplió el número de socios de los 400 inicialmente fijados, a un tope de 1.000, modificando además la figura jurídica de la institución, al pasar de la sociedad en comandita simple a la corporación sin ánimo de lucro. El Club Caujaral comienza a figurar cada vez más en las páginas sociales y deportivas de la época.
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• Dos aspectos del Primer Concurso Ecuestre Ciudad de Barranquilla en el Club Lagos de Caujaral, realizado en diciembre de 1988. Sergio Espinosa, en primer plano, arriba, encabeza un grupo de participantes.
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1982 Este año el club emprende un ambicioso proyecto de remodelación, ampliación y mantenimiento de sus instalaciones. Según el informe de Pierre Mandonnet, encargado de arquitectura y construcción de la corporación Club Lagos de Caujaral, fechado en septiembre de 1982, se estaba trabajando en la terminación del kiosco, en la construcción de la cocina, en la terraza social, la piscina infantil y la reforma de los baños, así como en diferentes obras de mantenimiento y contención.
1986 Samuel González, quien fue presidente de la junta directiva del Club entre 1986 y 1988, y unos años más tarde segundo vicepresidente, resalta como logros de ese periodo el papel desempeñado por su esposa, Yolanda de González, para impulsar la participación de las socias del club en el golf, y la realización de nuevos eventos sociales acordes a la época. Otro hecho positivo que se continuó consolidando en estos años fue la vinculación de nuevos socios y la activa participación de los miembros de la junta en los comités deportivos. Se establecieron nuevos derechos para los hijos de los socios y se realizaron mejoras a las instalaciones. Don Samuel destaca el apoyo recibido durante su gestión de Alberto Mario Pumarejo, Julio Zakzuk, David Barrero, Gustavo Raad, León Caridi y Manuel de la Rosa.
1988 El Club Lagos de Caujaral llevó a cabo el Primer Concurso Ecuestre en Barranquilla el 10 y 11 de diciembre. Fue en esta segunda mitad de la década de los 80 cuando el club se vio beneficiado por la instalación en Barranquilla de la empresa Intercor, que operaba la mina de El Cerrejón, en La Guajira. Con el inicio de sus operaciones esta compañía adquirió un importante número de derechos para uso de sus ingenieros y ejecutivos, en su mayoría extranjeros, que llegaban a la ciudad, de manera que fueron años de cierta bonanza y gran actividad en Caujaral.
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• Vista aérea de la antigüa hípica. Foto cortesía archivo De la Rosa Vives.
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1994 El 21 de febrero el expresidente argentino Carlos Saúl Menen viaja desde Cartagena a Barranquilla en helicóptero exclusivamente para jugar “en el mejor campo de golf de Suramérica”, tal como se lo había recomendado Roberto de Vicenzo, uno de los mejores jugadores argentinos de su época. Menem llegó al Club Lagos de Caujaral a las 11:20 de la mañana en un helicóptero de la Fuerza Aérea Colombiana, y tras cambiarse de ropa inició el recorrido por el campo en compañía del presidente del Club, Faisal Zawady, el periodista Manuel de la Rosa Manotas y Jorge de Luque.
• Grupo de esquiadores del club en una demostración de actividades naúticas a finales de los años setenta. •Texto simulado
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• Página siguiente: Visita de Joe Lee al Club Caujaral en 1993. En la foto aparecen: Alberto Pabón, gerente del club, el socio Robert McSwain, Karl C. Parrish, atrás, Heliobardo Mejía y el presidente del club de la época, Faisal Zawadi (a la derecha).
• Panorámica de las áreas naturales y las primeras las instalaciones del club. Foto de A. Gastelbondo, cortesía archivo De la Rosa.
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Breve cronología de Barranquilla 1959 -2019 1959
Abril de 1974
La zona franca de Barranquilla, primera zona franca del país, fue fundada en marzo de 1959 e inició operaciones el 5 de octubre de 1964. Barranquilla fue pionera en tener una zona franca de categoría industrial y comercial.
Se inaugura el puente oficialmente llamado Laureano Gómez, diseñado por Riccardo Morandi. Los habitantes de Barranquilla lo llamaron siempre el Puente Pumarejo.
1969
Entra en funcionamiento el aeropuerto internacional Ernesto Cortissoz, inaugurado formalmente el 7 de abril de 1981 por el presidente Julio César Turbay.
Marzo de 1988
1981
1991
Se crea el Festival de Orquestas en el Carnaval de Barranquilla.
Julio de 1970
Se firma un contrato con el consorcio Cuéllar Serrano Gómez Ltda y la empresa italiana Lodigiani s.a. para construir un puente que uniría Barranquilla a la isla de Salamanca.
Enero de 1973
Se inaugura en el kilómetro 5 de la vía a Puerto Colombia el nuevo campus de la Universidad del Norte, denominado en aquel entonces “sede campestre”, en un terreno de cinco hectáreas donado por la empresa Cementos del Caribe.
1979
A través de la ordenanza 028 de la Asamblea Departamental del Atlántico, se crea el Área Metropolitana de Barranquilla, integrada por los municipios de Soledad, Malambo, Puerto Colombia y Barranquilla.
1982
El Teatro Municipal Amira de la Rosa abre sus puertas bajo la custodia del Banco de la República.
Agosto de 1982
Es consagrada la Catedral María Reina o Catedral Metropolitana de Barranquilla.
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1986
Se crea el canal regional Telecaribe y la Fundación Cinemateca del Caribe. Se inaugura el Estadio Metropolitano de Barranquilla Roberto Meléndez.
Se hace por primera vez la elección popular de alcaldes en Colombia y en Barranquilla es elegido Gustavo Certain Duncan.
En la primera elección popular de gobernadores en Colombia es elegido el historiador barranquillero Gustavo Bell Lemus para el departamento del Atlántico.
1993
Barranquilla recibe el estatus de Distrito Especial, Industrial y Portuario gracias al Acto legislativo 1 del 18 de agosto de 1993.
• Panorámica de las instalaciones del club, de los campos y lagos, tomada a finales de los años 90. Foto de A. Gastelbondo, cortesía archivo De la Rosa.
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1994
Se inaugura el Edificio de la Aduana de Barranquilla tras un proceso de restauración que duró varios años. Desde entonces alberga el Archivo Histórico del Atlántico, la Biblioteca Piloto del Caribe, la Galería de la Aduana, el Centro Interactivo de Memoria Urbana (Cimu) y las oficinas de la Corporación Luis Eduardo Nieto Arteta.
Se inaugura el primer tramo de la Avenida del río y del malecón León Caridi, en la isla de La Loma.
2003
2017
El Carnaval de Barranquilla es declarado por la Unesco Patrimonio oral e intangible de la humanidad.
2009
Se inaugura el Museo del Caribe como el primer museo regional de Colombia y primera obra del complejo cultural del Parque Cultural del Caribe, destinado a albergar también el Museo de Arte Moderno de Barranquilla y la Cinemateca del Caribe.
2010 • Vista aérea de la urbanización Lagos de Caujaral, donde se aprecia en primer plano el lago Caujaral, algunos de los hoyos del campo y al fondo el lago del Cisne.
2012
Entra en funcionamiento el sistema de transporte masivo Transmetro.
Abril de 2017
Se entrega oficialmente la primera etapa del Centro de Eventos del Caribe Puerta de Oro.
Barranquilla recibe los primeros 1,5 kilómetros de un total de 5 proyectados del Gran Malecón turístico frente al río Magdalena y un nuevo paseo peatonal para el sector Puerta de Oro.
Diciembre de 2019
El presidente Iván Duque inaugura el nuevo Puente Pumarejo construido sobre el río Magdalena. Esta megaobra mejora la conectividad y la navegabilidad del río al permitir el paso de buques de mayor tonelaje y altura. La estructura, de 3,2 kilómetros, tiene 38 metros de ancho, 133 metros de altura en su parte central, 6 carriles, ciclorruta y zona peatonal en ambos sentidos.
Desde su fundación, el Caujaral ha hecho parte de la historia misma de la ciudad, y así como la creación del club estuvo vinculada a una etapa de crecimiento de Barranquilla a finales de los años sesenta, hoy el club es impulsado también por una ciudad que recuperó su protagonismo, mostrando un presente sólido y un futuro muy halagador.
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• Vista del hermoso fairway del hoyo 10, que inicia la segunda vuelta. Cada hoyo en esta cancha tiene características diferentes de paisaje, obstáculos y diseño.
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Caujaral, una cancha variada y desafiante
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os terrenos adquiridos por Karl Parrish Jr. para el futuro club deportivo y urbanización pertenecían, por una parte, a la familia De la Rosa, y por otra a Heinrich Rinkel, un inmigrante alemán dueño de una gran extensión de tierras aledañas a la ciénaga de Rincón. Cuando Parrish compró la finca Caujaral, el hijo de Rinkel llegó a su casa, construida en esos terrenos enmontados y le dijo a su esposa: “Reni, van a construir acá al lado unas canchas de golf”. Ellos entraron en shock, recuerda Janet Rinkel, pero no sabían aún que eso definiría gratamente sus vidas. Como decíamos en el capítulo anterior, para realizar su proyecto Parrish invitó a Joseph ‘Joe’ Lee, quien quedó impresionado desde el primer momento en que visitó los terrenos disponibles para la cancha. La presencia de lomas, lagos, la vista hacia el río Magdalena, el mar Caribe en el horizonte, la imponencia de Bocas de Ceniza y la presencia de un viento implacable en ciertas épocas del año estimularon la creatividad de Lee, quien además tenía la orden de crear una cancha exigente para los amantes del golf que buscaban nuevas experiencias. Lee diseñó 18 hoyos repletos de malicia, con castigos de agua, bunkers y brisa, combinados con la belleza exuberante del paisaje. Primero harían la segunda vuelta y luego los primeros nueve hoyos. Algunos bordeaban el Lago del Cisne, otros el lago interno y unos más, los Bajos del Caney. De los par 4 y 5 no hay sino dos hoyos rectos, pero ambos tienen unos fairways bastante ondulados y sus bordes, muy irregulares. Los otros tres hoyos par 5 son doble ‘pata de perro’. Todos los fairways están bordeados por bosques, por agua o por un abismo, lo que ha inspirado el comentario general de que “Caujaral no perdona un golpe malo”. Pero no hay tampoco ningún azar de agua o búnker colocado con el objeto de hacerle más difícil la vida a un principiante. El campo cuenta con escasamente 51 búnkeres, es decir, menos de tres por hoyo. Muchos tienen el objetivo de definir visualmente los greens y no fueron ideados como castigo. El campo tampoco es largo, pues mide 6.585 yardas.
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• Fotografías aéreas de la zona sobre las cuales Joe Lee y su equipo establecieron, en 1969, los primeros trazados de lo que sería la ubicación del club y sus campos de golf.
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• Ubicación sobre fotografías aéreas de la zona, del proyecto del club y sus campos de golf. 1969.
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La aventura, por supuesto, no estaría exenta de inconvenientes. Durante la etapa de planeación, el nivel de la ciénaga de Sabanilla subió de manera considerable, lo que obligó a cambios en el diseño de la cancha. Nuevos lagos fueron creados para el tee del hoyo 3, y entre el 6 y el 7 se hicieron rellenos para subir varios metros la altura de los greens, tees y bunkers. Otros cambios respecto a los planes iniciales incluyeron un rediseño de los segundos nueve hoyos, alejándolos del arroyo León y manteniéndolos en la meseta. Según recuerda Luis de la Rosa, hijo de uno de los primeros socios del club, Manuel de la Rosa Vives y también socio de Parrish, cuando él tenía unos trece años fue con su padre a una ceremonia sui generis. Así como se pone la primera piedra de una obra, aquí arreglaron un primer tee con gran esmero y lanzaron la primera bola. Luego varios socios: Karl Parrish, Ulf Janson y Roberto Muvdi, entre otros, tiraron bolas, aferrados con ilusión a sus hierros y maderas. Habían llegado con talegas completas, pero el gesto simbólico terminó pronto porque no podían seguir botando más bolas al monte. Enseguida empezó la construcción de las canchas. El club había contratado como instructor profesional a Alberto Rivadeneira, de veintidós años, quien a los dieciocho había sido subcampeón de Argentina. Cuando él llegó estaban haciendo los movimientos de tierra y los tractores iban de un lado para otro dirigidos por Norson, el ayudante de Lee. Una vez trazado un hoyo, Norson le pedía a Rivadeneira que tirara un drive desde el tee y luego un hierro y así iba marcando y ajustando la cancha de acuerdo a los golpes que daba el argentino. Finalmente, la cancha de Caujaral, que había sido diseñada con toda libertad de tierra, quedó lista. Lee dijo entonces, emocionado: “Es variada y desafiante”. Había dos vueltas muy diferentes, exóticas, receptoras de las brisas, y era difícil decir cuál era el mejor hoyo. Tal vez inspirado en el campo de golf de Augusta, cuyos hoyos tienen nombres de flores, entre Parrish y Lee iban poniendo los nombres con ese humor tan barranquillero que caracterizaba a Parrish. Y lo iban haciendo de acuerdo con el grado de dificultad y lo que iba sucediendo. Seguramente en el hoyo 16 fue donde salió la serpiente de 24 cascabeles, pues se llama ‘La víbora’. Joe Jemsek, quien fue asistente de Lee, dice que los nombres del resto de los hoyos fueron dados por los socios del club a medida que jugaban. “Era muy moderno y era bastante angosto, había árboles de trupillo por todos lados”, rememora Rivadeneira.
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• Visita de Joe Lee a los campos de golf del Caujaral en 1993. En la foto de izquierda a derecha: Robert Mc Swain, Luis Mora, Heliobardo Mejía, Joe Lee, Faisal Zawadi –presidente del club–, Karl C. Parrish, David Parrish, Sixto Diazgranados, y Alberto Pabón, gerente del club.
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• Panorámica del tee del hoyo 5. c. 1990. Foto cortesía archivo De la Rosa.
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La ciudad pasaba por un buen momento. El puente Pumarejo estaba en construcción, Monómeros montaba su planta, la Zona Franca llevaba seis años de operaciones positivas, la Universidad del Norte comenzaba a abrir sus matrículas, Helmut Bellingrodt batía marcas panamericanas y empezaba a descollar a nivel mundial, y Junior quedaba subcampeón y por primera vez iría a una Copa Libertadores. Pero uno de los hitos del momento era el plan de pavimentación masiva, cuya financiación estaba asegurada porque la situación económica del departamento era óptima.
Se inicia la fiebre del golf En medio de ese panorama, el 22 de abril de 1970 se inauguraron los campos de golf de Caujaral. José Víctor Dugand, quien tuvo a su cargo el tiro de inauguración, estaba acompañado por Sixto Diazgranados, Hugo Barvo, Alberto Rivadeneira, Manuel de la Rosa Vives, Germán Ballesteros, Roberto Muvdi, Luis de la Rosa, Humberto Pareja y Jaime Lozano. El torneo de golf de Caujaral fue bautizado como “Abierto del Caribe”, para buscar un mayor acercamiento a los golfistas de las Antillas, Venezuela, Panamá y Centro América. Los tres profesionales del club en ese entonces eran Alberto Rivadeneira, Rodolfo Zapata y Máximo García, que trabajaba de greenkeper. Al mismo tiempo se estaba convocando a los amantes del golf de Barranquilla y muchos de ellos respondieron al llamado. El entusiasmo por el golf empezó de inmediato. Al año había más de 300 socios. Alrededor del club habría un condominio privado y una nueva forma de vivir en la ciudad. Como el deporte había animado también a las mujeres se programó el Jueves Femenino, pues los hombres tenían los miércoles para ellos. En esa época los tres profesionales del club salían a jugar con tres señoras cada uno para darles las primeras instrucciones. Al cabo de unos pocos años la fiebre del golf ya estaba extendida. Álex de Bedout, que en ese entonces trabajaba en Cartón de Colombia, tenía permiso para ausentarse los miércoles en la tarde, como anticipo de las vacaciones. Cuando llegó el tiempo de las vacaciones reales no pudo salir a ninguna parte, pues las había consumido todas. El disgusto de su mujer fue memorable, pero él había aprendido a jugar y consiguió un hándicap 18.
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• Vista aérea de la Naútica y de varios hoyos de la primera vuelta del campo, rodeados de cuerpos de agua. Al fondo se aprecia el mar Caribe.
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•Texto simulado
Una cancha para intrépidos Había tal imponencia de la naturaleza en estos campos, una creatividad tan pícara y atrevida en su diseño, que era una cancha solo para los más intrépidos. Todos estaban obnubilados por esos hoyos tan diferentes y sorpresivos. Era un verdadero desafío que había que superar cada vez a lo largo de una topografía muy bonita. El campo, situado entre bosques, lagos y pantanos, era una reserva natural de fauna y flora, lo que hacía que, al paso por los campos, abundantes animales retozaran de aquí para allá. Al inicio del recorrido el campo se abre de tal manera que con un solo golpe de vista se puede apreciar todo lo que es la primera vuelta: los cinco lagos, los bosques y la brisa. Es la naturaleza la que se encarga de darle a esta cancha su majestuosidad y es el diseño lo que le proporciona su gran fama, pues en este campo muchos hoyos se destacan. El hoyo 1 tiene el viento a favor. Su fairway tiene ondulaciones e inclinaciones ante los cuales es necesario tener una estrategia. Es un par cinco de 490 yardas que fue bautizado con el nombre de ‘La locura’, en honor a su tremenda dificultad. El hoyo 2 es un paisaje recogido, lleno de pájaros y otros animales y es conocido como "La piragua".. Un lago es el límite izquierdo. Fue en ese hoyo donde un foursome conformado por tres integrantes de la familia De la Rosa que iban con un amigo bogotano jugador de bridge quien de vez en cuando jugaba al golf y al que quisieron hacerle una atención invitándole a jugar en esta cancha. En el hoyo 1 se les atravesó una culebra, pero la espantaron rápidamente. Al llegar al hoyo 2 el padre le dijo a su hijo, cuando ya estaba listo para pegarle el segundo golpe a la bola, situada al lado de un cactus: —Mañe, quédate quieto. Ahora camina lentamente hacia acá. Otra serpiente estaba colgando del cactus. Luego el caddie sacó a una tercera del green. Habían salido • Un jugador da un golpe para salir de un bunker. La cancha del Caujaral, por su diseño creativo y atrevido, es considerada una de las más exigentes del país.
tres culebras en los dos primeros hoyos, así que el cachaco no volvió a levantar la bola. Fue en este hoyo también cuando en una oportunidad debieron colocar un aviso para advertir que no pasaran por el camino regular pues había una babilla parida que ya había intentado atacar a algunos. Hasta que las crías no crecieron se tuvo que dar una vuelta grande para continuar el recorrido. El hoyo 3, llamado ‘El sob’, es un par 4 de 300 yardas y tiene un green angosto y largo.
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‘El garabato’ es el hoyo 4, un par 4 de 370 yardas que es muy complicado. Tiene abundantes trampas de agua difíciles de sortear. Cuando caía una bola al agua nadie se atrevía a recogerla pues allí, al lado de una palmera, se asoleaba la babilla más grande y más temida. Bola que caía allí se perdía pues cuando la babilla no estaba en la palmera significaba que estaba en el agua. Una anécdota que describe la gran dificultad de este hoyo, se dio con una jugadora del club El Rancho de Bogotá. Ese día empezaron a jugar por la segunda vuelta, cuyo mayor desafío era enfrentar el viento. Pero era época de calma y nada soplaba. Para la señora fue fácil el juego de esos nueve hoyos y dijo: “No veo por qué hay tanta fama con la dificultad de Caujaral”. Nadie comentó nada, pero al llegar al llegar al hoyo 4, la señora vio aterrada que debía pasar dos lagos, y pidió indicaciones de cómo jugarlo. Se le explicó que había dos formas de hacerlo. Ella ensayó las dos formas, pero necesitó diez golpes en ambas oportunidades para acabar este par 4. Este hoyo también es memorable porque Clara Inés de Bernal, del Club El Rodeo de Medellín, que tenía un hándicap 6, llegó a un torneo con grandes expectativas y entusiasmo, pero botó, tiro tras tiro, veinte bolas al agua hasta que logró terminar. En la premiación le dieron una caja con veinte bolas de regalo. El hoyo 5 tiene abundante agua en el tee de salida y a la entrada al green y ha sido catalogado por los golfistas, desde hace muchos años, como el terror del campo. En el green hay un fuerte viento que puede descomponer fácilmente el score. Tiene el enigmático nombre de ‘La alcancía’ y es un par 3 de 140 yardas. Tal es su talante, que un golfista socio del club, poseído por la decepción y la rabia, echó al agua su talega con todos los palos después de haber perdido veinte bolas en el intento de sortear el agua. La única alternativa en este hoyo es pegarle con precisión. Y eso fue lo que hizo Yolanda de González un sábado en la mañana: le apuntó a la bandera roja, pegó lo que debía pegar y la embocó, para hoyo en uno. El green estaba lleno de pájaros y cuando fue llegando la bola salieron volando y el aire se llenó de movimiento, de vida y de color. El hoyo 6 tampoco es un hoyo fácil. Brisa en contra, agua a los lados, árboles en cantidades. Es un par 5 de 555 yardas que llamaron ‘Tortura de agua’. Al inicio era muy cerrado, pero algunos árboles se cayeron. Para una golfista experimentada como Janet Rinkel la tortura, sin embargo, era animal. Siempre salía con el drive y caía a las 160 yardas, donde, a mano derecha, había muchos nidos de alcaravanes. Ella entraba en terror cuando debía dar el segundo golpe porque se le venían encima todas las pájaras a reclamarle
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• Un jugador en el fairway del hoyo 10. La naturaleza y la variedad topográfica hacen de esta cancha un reto que invita a golfistas de todas las latitudes.
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su cercanía a los nidos. Pasaban en vuelos rasantes por encima de su cabeza como ellas suelen hacer para defender a sus crías. Su grito metálico y sus espuelas rojas seguramente intimidaban aún más. Allí era también muy frecuente ver babillas en el fairway. El hoyo 7, un par 4 de 370 yardas, fue bautizado como el más barranquillero de todos: ‘Chun plun dun’. Enseguida se entiende que tiene agua por todos los costados, aunque brisa a favor. Pero eso no importa, lo más seguro es que la bola se vaya chun plun dun, al agua. En el hoyo 8 es donde se han logrado la mayoría de los hoyos en uno del club. Este par 3 tiene un diseño espectacular y su dificultad está en atravesar por encima 150 yardas de agua, lo cual obliga a ser demasiado preciso. El hoyo tiene 175 yardas y es apodado ‘La garza’. El hoyo 9, conocido como ‘Cañón verde’, es un par 4 de 395 yardas, sin agua pero con una fuerte curvatura y un obstáculo que obliga a superar una gran maleza. Golfistas bien rankeados han perdido posibilidades en él.
Segunda vuelta con vista al mar Estos nueve hoyos están dominados por el viento, tanto que hay muchos árboles con sus troncos ladeados para siempre por la brisa. En esos siguientes hoyos hay además alturas muy diferentes; en unos se sale de arriba mientras el green está abajo. Si pareciera que el campo se tornara más cómodo, pues no hay agua en cantidades, los riesgos por el contrario se hacen cada vez mayores, pero el creador del campo fue tan benévolo que premió al hoyo • Panorámicas de los hoyos 5, 6, 7 y 8, de diseño espectacular por su entorno, pero de gran dificultad por tener brisa en contra y estar rodeados de agua y de trazados •Hoyo 6.curvos.
10 con una imponente vista del lago de Caujaral y más allá, el mar inmenso. Hay brisa y agua cerca del green. Lo llaman ‘El amansa guapo’, un par 4 de 430 yardas. El hoyo 11 es bello y defendido de la brisa. Es un par 3 de 210 yardas que se ganó el nombre de ‘La babilla’, obviamente por la abundancia de ellas en sus predios. También pasean y corren por todas partes iguanas de todas las edades. El hoyo 12 fue apodado ‘El Indio en cueros’ por una arboleda de troncos rojizos que lo rodea. Hay que recorrer este par 5 de 550 yardas en un fairway ondulado y en ascenso, con brisa en contra. Se debe pasar la bola por encima de un grupo de árboles y la reciben tres bunkers.
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• Un grupo de jugadores ensaya su tiro corto en el putting green, campo de práctica aledaño a la sede social.
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Pero el más asombroso e implacable es el hoyo 13, pues su tee está situado sobre un abismo y tiene un bosque al frente. Al fondo el río y mar. Se trata de ‘La canillera’, un par 4 de 360 yardas. Fue precisamente en este hoyo donde el profesional argentino Roberto de Vicenzo, quien conocía muy bien la cancha pues había venido en varias oportunidades, y sabiendo a qué hoyo se enfrentaba, retó a su contrincante y líder de la competencia Craig Defoy, quien llevaba más de siete golpes de ventaja. Defoy perdió allí el torneo cuando necesitó trece golpes para acabar el hoyo. Desde ese entonces al hoyo se le nombra también como el hoyo Defoy. El hoyo 14 es un par 3 de 155 yardas desde donde se ve Bocas de Ceniza. Se le llama ‘Sal si puedes’ porque tiene un green circundado por un bosque y una brisa tan fuerte de la que casi no se puede salir. De acuerdo con la brisa se escoge el palo jugador, pero es tan cambiante que se puede jugar con hierro 9 o 4. El hoyo 15, nombrado ‘Lo que el viento se llevó’, es un par 4 de 360 yardas con viento a favor pero al borde de un abismo. Recuerda Rivadeneira que había un jugador al que le gustaba acomodar la bola, y en una grama alta de este hoyo fue picado por una serpiente inofensiva cuando se agachó a hacer la trampa. El siguiente hoyo, el 16, es un par 4 de 335 yardas al que bautizaron ‘La víbora’ porque, aunque es corto, tiene un gran “veneno”. Además, dicen que solía haber culebras cerca. El hoyo 17 es un fairway ondulado, lo cual exige su maña para jugarlo. Tiene una vista agradable y lo llaman ‘La Piñata’. Es un par 4 de 430 yardas. El hoyo final, el 18, se despide con brisa a favor pero eso no significa que no tenga castigos, pues por algo lo llamaron ‘El nojodado’. Tiene lomas a lado y lado y el lago en las cercanías. Fue en este hoyo donde se acomodó una gran babilla en el green en medio de un Abierto del Caribe y paró el torneo por casi quince minutos. Al finalizar e l j uego t odos e ntienden p or q ué s e d ice q ue e l c ampo d e C aujaral n o p erdona g olpe malo. Las aguas de la primera ronda, en terrenos bajos, y la topografía con leves lomas de la segunda son superadas con tácticas diversas. En la temporada de brisa la bola rebota más y el viento puede frenarla o acelerarla. El resto del año, con poca brisa, pareciera una cancha distinta. De Vicenzo, el profesional argentino que participó en varios Abiertos del Caribe y visitó a Barranquilla en diferentes oportunidades, dijo la primera vez que vino a Caujaral: “A una bola bien pegada no la mueve la brisa”. Manuel de la Rosa recuerda que él pegaba bolas rasantes, mientras De Vicenzo y otros masters compatriotas suyos pegaban top spin, pues en Argentina sabían jugar con brisa. “Lo que él me dijo lo vine a entender cuarenta años después. Ahora esas estrategias la hacen los palos”, afirma De la Rosa.
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• Fairway del hoyo 12, par 5 de 550 yardas. Este hoyo se juega con brisa en contra en un recorrido ondulado y •Hoyo 12. en ascenso.
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• Página anterior: Vista general del hoyo 14. Se caracteriza por tener uno de los paisajes más espectaculares del recorrido. Al fondo se aprecian la ciénega Mallorquín, Bocas de Ceniza y el mar Caribe.
• Panorámica del green del hoyo 15 y el fairway del hoyo 16, considerado de gran dificultad por la brisa y el recorrido curvo, pero que se halla enmarcado por un frondoso bosque nativo.
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• El Abierto Internacional de Golf del Caribe, que se ha celebrado casi desde el mismo comienzo del Club Caujaral, le ha dado un amplio prestigio a su campo entre aficionados y profesionales. La revista Hoyo en uno destacó ampliamente el primer torneo de 1972.
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Los Abiertos del Caribe El Abierto del Caribe, el máximo torneo de Caujaral, se ha realizado siempre a finales de noviembre o en los primeros días de diciembre, cuando las brisas apenas empiezan y el grado de dificultad del campo va en aumento. Los jugadores de otros lugares llegan entonces inquietos y con respeto hacia el Abierto de Caujaral porque saben que vienen a enfrentarse a un gran reto. Desde el inicio han asistido golfistas de diferentes clubes del país y del extranjero, y ha sido parada de la Gira Suramericana, con grandes profesionales del golf, ganadores del Master de Augusta, el Abierto de Estados y los abiertos de Europa. Iván Rengifo, del Club Arrayanes de Bogotá, vino a todos los abiertos hasta el año 2018. Él ocupó el segundo lugar en 1979 y el tercero en 1985. Ambos como jugador amateur. Luego como profesional también ocupó destacados puestos. Celebrando uno de ellos la emoción fue tal que, en el fragor de la fiesta, perdió el cheque ganado, que le repusieron al otro día. “Ya no puedo competir con los jóvenes. Hay que darles paso, pero si hacen una categoría seniors, volvería”. El Abierto del Caribe ha sido un evento extraordinario para el club. El primero de ellos fue la presentación oficial a los golfistas de las nuevas canchas de golf, de las que ya se empezaba a murmurar por su diseño moderno y particular. El i Abierto se efectuó en 1972. Ulf Janson fue el encargado de organizar todo y la fiebre era tanta que el club estaba desbordado. Alberto Rivadeneira recuerda que nunca vio tanta gente y tanto entusiasmo. Habían venido jugadores de muchos clubes colombianos y extranjeros. En el último día de la competencia la jornada fue muy reñida y en los dos últimos hoyos la presión y la angustia eran tremendas. En la prensa de la época se lee que el final fue dramático. A pesar de conocer el campo al dedillo, en medio de todo aquello los nervios se apoderaron de Rivadeneira. Iba en las primeras posiciones repitiéndose a sí mismo insistentemente que todo lo había hecho bien: se había puesto el pantalón azul oscuro el jueves y el domingo, que eran los días que le traían suerte; estaba jugando con la bola 1 y tenía en la talega la 2 y la 4, que eran las únicas otras ganadoras y tenía suficiente de las tres; ya había tocado la viga de la casita que había en el hoyo 6. En fin, había recurrido a todos sus agüeros. ¡Y le funcionaron! Porque como afirma ahora, desde el club donde trabaja como profesional en Medellín: “El profe ganó y eso fue buenísimo.”
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También decía la prensa que más de quinientas personas siguieron a los profesionales el último día de competencia. Finalmente, todo acabó en aplausos para Rivadeneira y él, emocionado, le dedicó su triunfo al club. Al día siguiente la noticia del torneo ocupó ocho columnas en un diario local con una gran foto con Rivadeneira con su trofeo, sus despampanantes veintidós años, una camisa de flores supermoderna y las patillas de prócer que estaban de moda. Alberto Mario Pumarejo, entonces presidente del Club Lagos de Caujaral estaba a su lado con una gran sonrisa. Su profesional había sacado la cara por el club, y además, con su victoria y las que vendrían el Caujaral adquiriría el renombre y prestancia en el golf nacional e internacional. María Isabel Mejía, del Club Campestre de Pereira fue la primera mujer en su categoría que ganó el Abierto, con 243 golpes en 54 hoyos. En amateurs venció Ken Hummel, de Estados Unidos. El ii Abierto, efectuado en 1973, se inició en los últimos días de noviembre y lo ganó Miguel Sala, de la Academia de Bogotá. Doug Sanders de Estados Unidos, que se vestía todos los días con atuendos que incluían el verde, el morado y el amarillo, y que jugaba con una talega despampanante, ocupó el segundo lugar y el tercero fue para Peter Townsend, de Irlanda. Como aficionado ganó Alfredo Morales, del Club Campestre de Cartagena, que tenía dieciocho años, hándicap 1 y empezaba a figurar como una promesa. Noreen de Howard, de Caujaral, ocupó el primer lugar en damas.
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• Alberto Rivadeneira, ganador del i Abierto Internacional del Caribe, organizado por el Club Lagos de Caujaral. Rivadeneira fue también el primer instructor profesional de golf del club.
Pero no fueron las pintas de Doug Sanders las que causaron más impacto en el club. Él, que ya había sido veinte veces campeón del pga, hizo la recomendación de rellenar los lagos del green del 2, el 6 y el 7, pues encontró que la cancha tenía una combinación de castigos y brisa demasiado difícil. Su sugerencia tuvo eco, pues realmente lo que él sugería correspondía a los planos originales, que habían tenido que ser cambiados, pues en el proceso de ejecución se creció el lago. El iii Abierto, en 1974, lo ganó el estadounidense Gene Borek luego de una lucha de gigantes, según se escribió en la prensa. Esta vez más de mil personas acompañaban al finalista. Doscientos golfistas de diez países participaron en el evento, incluyendo a los mejores rankeados de Estados Unidos y Europa. En esa ocasión el Club Lagos de Caujaral hizo sus méritos con Mario Sojo, que ocupó el primer puesto de aficionados y con Manuel de la Rosa, que ocupó el tercer lugar. Inés de Gaviria, del Club Campestre de Cali venció en la rama femenina. Ulf Janson, quien era presidente del Comité de golf de los abiertos desde la primera versión, llevó a Danielle Chanoz, quien fungió como su secretaria ejecutiva en esa ocasión. Ella recuerda a un golfista estadounidense que había participado en los dos primeros torneos. El club había mandado a imprimir unas tapitas de plástico para marcar las bolas en el tee y permitir que los otros potearan sin obstáculos. Pero él no las utilizó pues tenía por costumbre tener su propia marca que eran monedas locales. Danielle recuerda que le tocó ir al Banco de la República, en ese entonces en el Paseo Bolívar, comprar 20.000 pesos en monedas y cargar las pesadas bolsas. El segundo año le tocó hacer lo mismo. Necesitaba muchas monedas porque después de cada green, el jugador las regalaba al público. En el 74 ella le dijo que ya el banco no las vendía más. En ese iii Abierto de Caujaral, que hacía parte de la Gira del Caribe, participó Craig Defoy, quien era galés y jugaba el circuito profesional de Europa. A Manuel de la Rosa, con apenas diecisiete años y hándicap 0, le tocó jugar junto a él el jueves y el viernes del torneo. En esa época sorteaban las salidas los dos primeros días mezclando dos profesionales con un amateur de primera categoría. Sábado y domingo se hacía igual, pero en vez de sorteo se hacía por posiciones. Defoy iba ganando el torneo. Llevaba 68 golpes. Había hecho catorce pares y cuatro birdies en todos los pares tres. Cuando terminaron le dijo a Manuel: ¿No pudiste practicar? No tienes ni idea de jugar. Y le fue diciendo hoyo por hoyo lo que había hecho. En tal hoyo saliste con drive y has debido salir con tal otro palo. El putt lo hiciste así y debías hacerlo
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asá. Le enseñó a leer el hoyo. Manuel empezó a mejorar a partir de allí y en el siguiente torneo hizo el mejor score de aficionados con 68 golpes. En ese entonces Barranquilla tenía un poco más de 600.000 habitantes y empezaba la construcción del muelle para la zona franca; el Dodge Dart era el carro de moda y era la época de los teléfonos modernos. “Cambie su teléfono viejo a uno de teclas” decía la propaganda de la empresa de teléfonos en el brochure del Abierto de Caujaral de 1974. En 1975 se realizó el xxix Abierto de Golf de Colombia, donde Peter Butler, de Estados Unidos, se había coronado campeón y Roberto de Vicenzo, de Argentina, ocupó el segundo lugar. La gente seguía en masa a De Vicenzo pues ya era una leyenda; había recorrido el mundo entero jugando y triunfando e incluso le había ganado al mejor de todos los tiempos, Jack Nicklaus, en el Abierto Británico de 1967. Beatriz de Francisco de Gaviria, del Club Campestre de Cali, ganó en categoría damas scratch. Su presencia también causó revuelo porque era imponente y jugaba muy bien. A ella también la seguían por todos los hoyos, así que el club era un hervidero de emociones. Para ese entonces ya varias familias enteras del club Caujaral jugaban golf: los Echeverri, los García, los Rinkel, los Diazgranados y varias otras. Había frecuentes torneos semanales y mensuales y todos querían superarse. “Los golfistas éramos un grupo grande”, cuenta Reni Rinkel recordando la época. “Mi profesor era Clever Méndez y lo importante para todos nosotros era salir al campo sin importar la hora, el sol o la lluvia. Era una locura. Había mujeres que venían del Country Club a jugar con nosotras y como ellas llevaban años jugando, avanzábamos más”. El entusiasmo por el golf había crecido tanto que ya se efectuaban diversos torneos entre abierto y abierto, patrocinados por las mismas compañías de los socios, para medir fuerzas y escalar posiciones importantes. Luego traían grandes orquestas para celebrarlo. “Al principio en los torneos locales jugábamos los hombres con las mujeres. Ellos salían desde las marcas azules y nosotras desde las rojas, pero unas mujeres pegaban muy largo y los hombres protestaron así que de ahí en adelante jugamos separados”, aclara Reni Rinkel. Fue en esa época cuando se organizó el primer torneo interclubes de golf patrocinado por una distribuidora de automóviles. Para ese entonces los primeros nueve hoyos del Country Club en Sabanilla acababan de construirse y se iban a usar ambas canchas como escenario del torneo. Vinieron jugadores de
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• Participantes del xxix Abierto de Golf de Colombia que se jugó en el Club Caujaral, celebrado en noviembre de 1975. De izquierda a derecha: Raúl Garay, Gene Borek (usa), ganador del iii Abierto del Caribe de 1974, José Manuel García y Carl Loren (profesional). Foto cortesía archivo García.
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• De izquierda a derecha: Nidia de García, Mina de Ariano, Elsa de Crump y Tulia de Garavito. Jugaron juntas en el club por más de diez años. A veces se les unía Carmen Diazgranados. Probablemente esta foto se tomó en el torneo para celebrar el Día de La Madre en 1978. Foto cortesía archivo García.
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• José Manuel García, Edwin García, Nidia de García, Eduardo García, Elsa de Crump, Tulia de Garavito, Mina de Ariano celebrando el triunfo de Nidia en el Abierto vii del Caujaral 1979, Primera categoría. Foto cortesía archivo García.
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• En la foto, de izquierda a derecha, Nidia de García, Clara Inés de Bernal (Club Macarena de Medellín) y Rosita Muvdi. Fueron las ganadoras de la categoría 0-20 en un torneo en el que participaron golfistas de diferentes ciudades del país. Noviembre de 1977. Cortesía archivo García.
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los clubes de Montería, Cartagena y Bogotá, entre quienes había gran expectativa por conocer los nuevos campos de Caujaral. El periódico El Heraldo describió así el torneo: “Caujaral como siempre presentó sus bellos campos, los cuales ya cumplen 6 años con una extraordinaria lucidez y excelentemente bien conservados. En sus 18 hoyos y dos jornadas, los golfistas lograron imponer un buen ritmo, muy a pesar de la alta temperatura, que al campo libre llegó a veces a más de 36 grados. Es decir, hubo un calor muy fuerte, pero las jornadas se cumplierozn a cabalidad y con buenos scores”. Para que los campos estuvieran más bellos aún las señoras golfistas de Caujaral habían armado un club de jardinería impulsado por Lilia de García. A cada golfista le asignaron un hoyo del campo para que lo embelleciera con plantas y cada una aportaba lo que quería o podía y se pasaban allá tardes enteras en la labor. El iv Abierto de Caujaral se jugó en 1976 y lo ganó Juan Pinzón, de Bogotá. Pero fue la salida de damas la que causó revuelo pues la jugadora Beatriz de Francisco, que había venido desde el Club Campestre de Cali a defender su título del año anterior. En el hoyo 4 tuvo que enfrentar un green empapado por un fuerte aguacero que acababa de caer y ella dijo que así no podía potear. Los organizadores detuvieron la competencia y, en un acto nunca visto, trajeron todas las toallas disponibles en el club y secaron el green. El esfuerzo del club se vio recompensado y Beatriz volvió a ganar en su cancha con 246 golpes fantásticos. El v Abierto sucedió en 1977 y lo ganó Orville Moody, de Estados Unidos, con 280 golpes inolvidables. Orville había ganado en 1969 el Abierto de Estados Unidos, el de Hong Kong y la Copa Mundo, entre otras conquistas. Aquí se impuso ante más de doscientos participantes de diez países. La caleña Beatriz de Francisco ganó por tercera vez consecutiva en la categoría damas con 317 golpes. Hoy día De Francisco evoca entre risas su tripleta: “Es que jugaba bien”. Dice que le encantaba venir con un grupo de amigas de su club pues las canchas de Caujaral eran exigentes y muy bellas, y las atendían muy bien. “Además nos bañábamos en la piscina luego de la jornada y hasta grupo vallenato nos llevaron una vez”. Tommy Aaron, de Estados Unidos, que había ganado en el Master de Augusta hacía cinco años, jugó en el vi Abierto del Caribe de 1978 y perdió en un play off el torneo luego de que finalizaran las rondas con Peter Townsed de Inglaterra y Tony Jacklin del mismo país, con 292 golpes cada uno. Todos ellos habían sido ganadores de masters; su presencia era todo un acontecimiento y un gran grupo de personas los seguía hoyo tras hoyo en la cancha.
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En aficionados ganó Jaime Child, quien era una especie de rock star y aparte de su magnífico juego, tenía una pinta atractiva y atuendos muy modernos pero de cuidada elegancia. Entre las mujeres la ganadora fue Clara Inés de Bernal, de La Macarena de Medellín. En 1979 se organizó el vii Abierto. Nidia de García, del Club Lagos de Caujaral, en modalidad scratch quedó ganadora absoluta con 332 golpes, superando a treinta y cuatro jugadoras más. Ella no solo tenía las enseñanzas de su maestro Clever si no de Valdi, que pertenecía a otro club de la ciudad y le había enseñado a mejorar el swing metiendo un periódico en el sobaco izquierdo que no podía dejar caer. Fue muy emocionante, dice ahora, y aunque los caddies le contaban que las apuestas por ella estaban de una forma u otra, ella no se dejó desconcentrar y ganó en su club. Como antesala del viii abierto que se avecinaba, el presidente del Club, Raúl Garay, organizó un torneo de padres e hijos al que asistieron sesenta parejas. El viii Abierto fue una parada que hicieron en la Gira Suramericana de 1980. Jaime González, del Brasil, ganó el primer lugar con 276 golpes y Berhnard Langer, de Alemania, obtuvo el segundo puesto de profesionales con • Participantes femeninas y acompañantes del vii Abierto del Caujaral de 1979 que por primera vez ganó una jugadora del club, Nidia de García. Entre otros se encuentran, de pie y de izquierda a derecha: Clever Méndez, Rosita Muvdi, Carmen de Diazgranados, Aida García, Soledad de Parra, Lilia Iragorri de García, Cecilia de Tobón (Medellín), Nidia de García, Elsa de Crump, Gaby de Herrera (Farallones de Cali), Myriam Echeverry, Fany de Sanabria, Verónica de Troncoso, Marcela Blanco y Yolanda de Zakzuk. Sentadas: Berta de Puyana (Bucaramanga), Tulia de Garavito, María Elena Gutiérrez (Medellín), cinco sin identificar, Mina de Ariano y Luis Mora director del Abierto (sentado extremo derecho). En la foto también están Clara Inés de Bernal, Ana de Peláez y las señoras Uribe, Arango, Mazuera y Rodríguez. Cortesía archivo García.
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277 golpes. Langer ganaría cinco años después el Master de Augusta y en el 1993 repitió y volvió a colocarse la chaqueta verde de los ganadores. Con él jugó Walter Rinkel el proam en ese abierto. Ese roce constante que tenían los socios de Caujaral con los grandes profesionales elevaba el nivel del juego pues la oportunidad de ver cómo jugaban los mejores y tratar de emularlos les daba el estímulo para superarse. También dictaban talleres para los golfistas antes o después del torneo y ese aprendizaje era comunal. En ese Abierto, Mario Sojo ocupó el primer puesto en categoría scratch y recibió el trofeo de manos del director de la Gira Suramericana. Eric Swanson, de Estados Unidos, ocupó el segundo lugar con 316 golpes y Mónica González, de El Rodeo de Medellín, alcanzó el primer lugar en femenino con 317 golpes. En 1981 había expectativa con la llegada del estadounidense Lanny Wadkins, quien había ganado en 1977 el campeonato de la pga. El ix Abierto fue también Gira Suramericana y Wadkins se impuso por encima de todos. El presidente del Club era Raúl Garay, quien estaba muy entusiasmado por la prestancia que había adquirido el evento internacional y porque había una bolsa importante para repartir entre los profesionales de alta categoría que asistían al evento. Además, la presencia de ellos y sus comentarios pusieron la cancha en el ámbito internacional, sin mencionar que sus socios representaban con altura al club en los diferentes escenarios. El x Abierto del Caribe fue en 1982 y Rogelio González, de La Macarena de Medellín, estaba entre los participantes. Se alojó en casa de la familia García, a quienes ya conocía de tanto venir a los torneos. Como los García también iban a jugar a Medellín y Nidia ya había sido campeona hacía tres años, había una gran emoción en su casa. Esa noche empezaron a practicar el swing dentro de la casa, por lo que rompieron una lámpara y le hicieron un hueco a la lavadora. Pero Rogelio alzó el trofeo luego de 297 golpes únicos con los que venció a sus oponentes. Fue un torneo de cuatro días, del 2 al 5 de diciembre. En la categoría de aficionados ganó Eduardo Herrera de Farallones de Cali, con 314 golpes y Alberto Evers, del Campestre de Cali, también con 314 golpes. Eduardo Echeverri de Caujaral de Barranquilla logró el tercer puesto. En damas, Mónica González del Rodeo de Medellín, ganó el primer puesto y Nidia de García, de Caujaral, obtuvo el segundo lugar. Evers, quien se quedó en Barranquilla varios días para seguir jugando en Caujaral, escarba en sus recuerdos: “Lagos de Caujaral. Un nombre que oí de niño en el momento en que estaba comenzando a
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• Walter Rinkel participando en el vi Abierto de 1978. CortesĂa archivo Rinkel.
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jugar bien, y me llamó la atención ir a jugarlo en un torneo. ¡Nunca imaginé con qué me iba a encontrar! Fue fabulosa la experiencia pues conocí cosas que nunca me había tocado ver ni experimentar. Como primera medida el Viento. Así, con mayúscula. En el interior del país no tenemos esa dificultad. Lo que llamamos viento aquí no es más que una fracción de lo que se siente allá. Y más a nivel del mar, con humedad. Todo esto afecta inmensamente el vuelo de la bola y las decisiones que se deben tomar, por lo que mi estrategia y mi tipo de juego resultaron ser inútiles en esa cancha. Conclusión: un juego desastroso. Scores que no conocía hacía años, parecidos a los que tenía cuando estaba comenzando a jugar.
• El brasilero Jaime González recibe el trofeo como ganador del viii Abierto Internacional de Golf del Caribe, jugado en noviembre de 1980, con nuevo récord para la cancha. En la foto se encuentran, entre otros, Luis Mora, Jimmy Crump, Raúl Garay Mora, Bernhard Langer, David Parrish, Germán Ballesteros, el niño Christian Rinkel Martínez y•Gabriel Manuel de la Rosa.Aparicio recibe Foto cortesía Garay. de manos dearchivo Raúl Garay su trofeo. Premiación Pro-am. 1980.
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Pero me sirvió de reto y en adelante me propuse a aprender a jugar en esas condiciones, y con el tiempo lo logré de buena manera. Gracias a ese torneo crecí en mi juego: una experiencia, aunque dura, súper enriquecedora. A Caujaral le debo parte del juego competitivo que con los años logré formar.” Evers estaba impresionado con el diseño de la cancha, con el lago, la densa arborización, las lomas, los barrancos y dificultades que se habían conjugado para lograr unas condiciones tan únicas para el golf que era difícil encontrar en otra parte. Dice que para poder jugar allí hay que dar golpes difíciles y por eso bellísimos. “Me atendieron tan bien que hicieron que me fascine Barranquilla y su gente alegre, transparente, mamagallista y linda”. El xi Abierto se hizo en 1983 y Jesús Rodríguez de Venezuela ganó el primer puesto. En aficionados ganó otra vez Alfredo Morales del Club Campestre de Cartagena, que se había vuelto muy competitivo. Mónica González, del Rodeo de Medellín, conquistó el primer lugar y Yolanda de Zakzuk del Club Lagos de Caujaral quedó segunda. El xii Abierto del Caribe de ese año lo ganó Clever Méndez, de Uruguay, y profesional del Club Caujaral. Recuerda que fue una gran alegría, además porque había ganado con mucha ventaja a sus oponentes. El xiii Abierto fue en 1985. En esa ocasión 170 jugadores se enfrentaron a una fuerte brisa y luego a un tremendo aguacero que obligó a suspender y anular una vuelta. Eduardo Martínez, de El Rincón de Bogotá ganó entre los profesionales, Eduardo Herrera conquistó el primer puesto de aficionados. Carmen Helena MacCord del Club Caujaral de Barranquilla ganó el primer puesto en su categoría, otorgándole otra conquista al club. Rocío Fonseca, una estudiante con veinte años y un hándicap bajo, había llegado desde el Club San Andrés de Bogotá muy emocionada pues jugaría en el temido campo. “En ese entonces éramos pocas mujeres y pocas jóvenes las que jugaban al golf en el país, por lo que nos invitaban a casi todos los torneos para promover la competencia en Colombia”, cuenta Rocío. Y aunque iban de campeonato en campeonato y tenían experiencia suficiente, llegar al Caujaral fue impactante. En ese entonces no era obligatoria las camisas de cuello como vestimenta para el juego y Rocío se puso una blusa suelta para mitigar el calor, pero la brisa la sorprendió y la blusa se le subió a la cabeza y le daba vuelta por todas partes. Al día siguiente se puso una falda corta pero tampoco funcionó.
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La falda voló con el viento y le llegó al cuello. A pesar de ello quedó en el segundo puesto, y gozó un montón. En el xi Abierto de 1986 repitió Eduardo Martínez de El Rincón de Bogotá. Alfredo Morales del Club Campestre de Cartagena también volvió a repetir triunfo por cuarta vez. En damas ganó la golfista María Fernanda Rubio, del Club Arrayanes de Bogotá, seguida de Yolanda de Zakzuk, de Caujaral. El xv Abierto del Caribe se realizó en 1987. El profesional Liborio Zapata, de El Porvenir de Bogotá fue el ganador en su categoría y Luis de la Rosa, de Caujaral, se llevó el trofeo de los ganadores amateurs, copa que tenía el mismo modelo que siempre se ha usado: dos C entrelazadas nombrando al club. Entre las damas ganó Rocío Fonseca del San Andrés de Bogotá, quien hacía dos años había sido subcampeona. De la Rosa recuerda el día en que ganó: “La competencia empezó con la modalidad de carrusel, es decir que todos salían al mismo tiempo desde hoyos diferentes. Salí del hoyo 5 y allí hice birdie, lo mismo que en el 6, 7, 8 y 9 de allí en adelante todos fueron tiros ganadores. Estuve punteando desde el primer momento y gané el torneo holgadamente”. Por su parte la bogotana comía sal para no deshidratarse, pues el clima le había dado muy duro, pero declaró a la prensa: “No importa, el Abierto es una nota”. Y luego de jugar en la mañana, recorría con sus amigas otra vez el campo para seguir a los profesionales y observarlos. Iban calladas y siguiendo todas las normas. Más tarde comentaban lo que habían visto. En 1988 no se realizó el torneo pues el campo estaba cerrado. Los 80, una década gris de la economía colombiana, había hecho estragos en el club, así como en muchos otros del país. En Barranquilla cerraron varios clubes, pero el Caujaral logró sostenerse. En 1989 se realizó la xvi versión del Abierto del Caribe. Rogelio González de La Macarena de Medellín ganó por segunda vez en el Caujaral, en una extraordinaria actuación, como la calificó la prensa local. La tercera jornada del torneo tuvo que suspenderse por las lluvias. Por su parte Yolanda de Zakzuk, quien casi siempre jugaba con los hombres para mantener su hándicap 4, se fue al campo de práctica para estar más tranquila y luego fue al putting green para aflojarse. Ese día iba con Chivito, el caddie que le cargaba la talega y la ayudaba con sus consejos, y ganó. “Chivito fue el que me hizo ganar el abierto, su ayuda fue invaluable” dice ahora recordando el momento.
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• Dos generaciones de golfistas en la familia De la Rosa. A Manuel de la Rosa Vives lo acompaùan sus hijos Luis y Manuel en el torneo mensual en 1981, cuando los tres jugaron formando un threesome. Con ellos, Alejandra Jaramillo. Foto Scopell. Archivo De la Rosa.
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• xviii Abierto de Golf del Caribe de 1991. Manuel de la Rosa Vives en compañía de dos jugadores: Jaime Martínez Aparicio y Edgardo Arrázola. Cortesía archivo De la Rosa.
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Esa noche festejaron en el club oyendo los acordes de Carlos Vives y La Provincia, que tenían bailando a todo el mundo con el vallenato “La gota fría”, que era la sensación en esa nueva versión. En 1990 ocurrió el xvii torneo. Rogelio González, representante de La Macarena de Medellín fue nuevamente ganador. Hoy día dice González que era una lucha en cada hoyo y que jugarlo parecía un imposible. “Quien juega golf en ese campo es un gran jugador”. Anota que los campos de Caujaral son los campos más lindos de Colombia y del mundo. Rememora que la entrega de premios era una gran fiesta a donde llegaban las mejores orquestas. En 1991 se realizó el xviii Abierto, donde venció Ricardo Celia, del Country Club de Barranquilla. Fue un torneo de aficionados. Fue por estos años cuando Luis Mora, un socio y golfista entusiasta, empezó a ayudar en la recuperación de los hoyos 2 y 3, que estaban deteriorados. También en la recuperación del lago del hoyo 3 que ahora llaman también el ‘lago de los patos’ o ‘lago Mora’ porque él se metía al campo y dirigía el oficio. Igualmente se ocupó del tee de práctica. Él, que había alcanzado estabilidad en la vida, empezó a jugar golf a los cincuenta años y se pulía tanto en el tee de práctica que tiraba más de quinientas bolas, así que llegó a tener 6 de hándicap pero nunca quiso participar en ningún abierto ni torneo, aunque ayudó a organizar muchos. Él por su parte, solo quería superarse a sí mismo. Walter Rinkel y Lucho Mora se reunían en el bar Hoyo 19 a planear y decidir sobre este club construido para el deporte. Rinkel vivía en las inmediaciones del Lago del Cisne desde siempre y era además un buen golfista. Tenían mucho en común y bastante de que hablar. Pero tal era el entusiasmo de Mora por el club y el golf, que no dudaba en proponerle a la gente con las que hacía negocio y presentarlas ante el club, para que se asociaran, así le tocara financiarlos por un tiempo. Su sentido de pertenencia era inmenso. Rinkel, por su parte, hacía años que estaba loco por el golf, según recuerda su esposa. Jugaba con sus amigos sin importar como estuviese el tiempo. Así que se encargó de la cancha, asumiendo sus funciones de greenkeeper. En 1992 María Isabel Baena, con su hándicap 1, y Luis Arévalo, de El Rancho de Bogotá, se coronaron campeones del xix Abierto del Caribe. La versión xx del Abierto lo ganó en 1993 Gustavo Mendoza, del Country Club de Bogotá; el jugador que había hecho el mejor score de la cancha de Caujaral de todos los tiempos, con 64 golpes inolvidables.
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Pasaron 25 años para que en el Abierto del año 2018 Darwin Suárez, profesional del Club Caujaral, igualara el récord de Mendoza. El año 1994 fue inaugurado con la visita de Carlos Menem, el presidente de Argentina, quien aprovechó una visita a Cartagena, para jugar golf allí y no en Bogotá donde asistiría a una cumbre. En ese entonces Manuel de la Rosa hacía parte de la Federación Colombiana de Golf y fue llamado por la entidad para que fuera su acompañante. Un cartagenero, conocedor de la cancha, los acompañaría. Una vez terminado el juego le contaron sobre la fama de las canchas de golf de Caujaral y él no dudó en venir a jugarla. Al día siguiente llegó en el helicóptero desde Cartagena y descendió en el campo de práctica en compañía de Di Luca, quien se desempeñaba como médico y profesor particular de golf. El presidente del Club Caujaral de ese entonces, Faisal Zawady, lo esperó con un suculento desayuno con fritos costeños. Enseguida Menem cambió su atuendo por una bermuda. Durante todo el recorrido por el campo iba apreciando el entorno, elogiando la rapidez de los greens, el bosque, la cancha toda. El foursome era el mismo que en Cartagena: Menem y su médico y profesor de golf, el Curro Morrales, del Campestre de Cartagena y Manuel de la Rosa, de Caujaral de Barranquilla. Morales en ese entonces se ganaba todos los torneos de aficionados y Manuel de la Rosa ostentaba un hándicap bajo. Con el ánimo de hacer sentir bien al presidente el Curro le daba a Menem, de hándicap 15, unos puts larguísimos. Hasta que De la Rosa llamó aparte a su partner y le dijo: ¡Deja ya de regalar puts, que nos van a ganar! El xxi Abierto se llevó a cabo en 1994 y se invitó directamente a través de las federaciones de golf de cada país, para que vinieran los golfistas del top 6 de cada lugar. Treinta profesionales llegaron especialmente de Japón, Filipinas, Taiwán, Estados Unidos, Paraguay y Colombia. Jesús ‘Estrellita’ Amaya, de Profesionales Bogotá fue campeón en esa oportunidad, en la que hizo además hoyo en uno. Ese año le tocó a Marcos Pérez Caicedo, socio del club, reconocido periodista de la radio y con una facilidad única en la palabra, jugar con De Vicenzo, el varias veces campeón mundial y leyenda viva del golf. En el hoyo 5 Pérez tiró y su bola pasó al agua repicando y llegó al green. —¡Qué suerte!— le dijo De Vicenzo a Pérez. Luego este se volteó y le dijo: —No es suerte, es que yo la juego así. Y cogió otra bola, repitió el tiro y le salió idéntico. Al día siguiente aparecieron en una gran foto del Diario del Caribe, abrazados y muertos de la risa.
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• Premiación de un torneo interno de golf. En la foto se encuentran, entre otros, Rafael Muvdi, Juan Diego Castro, Juan David Ortíz, Alfonso Eckardt, Dr. Abello, Hernando Baquero, Orlando Gutiérrez, Carlos Plaza, Pierre de Bedout, Luis Fernando Rugero y Jorge Bedoya.
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โ ข Sergio Espinosa, presidente del club, entrega el premio de ganador absoluto del xxxiv Abierto del Caribe a Diego Vanegas. 2009. A la izquierda, Farid Char Abdala, quien en vida fue el gran mentor e impulsor del torneo. En su homenaje la junta directiva del club decidiรณ, desde el 2016, incluir su nombre en la denominaciรณn del torneo: Abierto Internacional de Golf del Caribe "Copa Farid Char Abdala".
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En 1995 no se realizó el torneo pues el campo estaba cerrado, pero en 1996 se reanudó el ritmo con el xxii Abierto. Ángel Romero, del Carmel Club, fue el ganador. El xxiii Abierto, en 1997, fue ganado por David Schuster de Estados Unidos, y en 1998 Shannon Sycora, también de Estados Unidos, consiguió el primer puesto del xxiv Abierto luego de liderar el juego desde el principio.
La inundación no detuvo el juego En octubre de 1999 las canchas se inundaron por el desbordamiento del arroyo León, evento que le tocó enfrentar a Álex de Bedout, pero lograron tenerlas listas para el xxv Abierto, en el que participó Camilo Villegas del Club Campestre de Medellín y quien catalogó a la de Caujaral como una de las mejores canchas en las que había jugado. Este también fue un torneo de aficionados. En el 2000 Juan Fernando Mejía, del Country de Barranquilla, obtuvo el trofeo mayor del xxvi torneo. El año siguiente no se realizó pues el campo estuvo cerrado nuevamente. En el 2002 la competencia la ganó Luis Fernando Posada, del Club El Rodeo, y en el 2003 Álvaro Pinedo, del Club Campestre de Neiva, se coronó como campeón. En el 2004 se llevó a cabo el xxix Abierto de Colombia, que respondía como el xxix del Caribe, en el que Jesús Amaya fue ganador. En efecto, el bogotano Jesús “Estrellita” Amaya ganó el 57 Abierto de Colombia con 203 golpes, es decir con 13 bajo el par. Una tormenta eléctrica que se desató, impidió que se acabara la última de las cuatro jornadas. Cuando Amaya estaba en el green del hoyo 8 debió de suspenderse el torneo. Amaya estaba representando al Club Popular de Golf La Florida. El trofeo fue entregado por Raúl Garay presidente del club y Manuel De la Rosa, presidente de Fedegolf. Para finalizar el año se realizó de nuevo el Abierto del Caribe en su xxx versión. Jesús Amaya ganó por segunda vez el torneo de Caujaral. En el 2006, Ángel Romero fue el mejor de los profesionales; en el 2007, el campeonato lo conquistó Clark Burroughs, de Estados Unidos; en el 2008, el xxxiii Abierto lo ganó Óscar David Álvarez y en el
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2009 Diego Vanegas lideró el campeonato. Laura Sojo ganó el torneo femenino en un juego en el que estuvo adelante desde el principio. En el 2010 no se realizó el gran torneo del club debido a la inundación del campo. Todos los hoyos del 1 al 9, además del 18, estaban bajo el agua. Nada más se veían las banderitas de los greens, solas, desdichadas, náufragas. La inundación dejó astillas y desechos que deterioraron la grama y algunas obras de ingeniería. Fue una total tragedia. Sin embargo, en el 2011 se logró hacer el xxxv Abierto y David Vanegas de El Rodeo de Medellín ocupó el primer lugar torneo. Laura Sojo, del Country Club de Barranquilla ocupó el primer puesto entre las mujeres y el segundo lugar fue para María Andrea López, de Caujaral. En el 2012 se llevó a cabo la xxxvi versión del evento y Jesús Amaya ganó por tercera vez el torneo. Aunque no empezó bien fue escalando posiciones cuando mejoró el put y la forma de enfrentar las caídas. “Así, nuevamente el veterano jugador terminó la temporada dentro de las primeras posiciones en la lista de ganancias oficial de la División Profesional. De hecho, tras recibir la porción más jugosa de la bolsa de premios de este torneo, ‘Estrellita’ saltó hasta la segunda posición del conteo, por detrás de Garrido, que se encumbró como el mejor de 2012” publicó Fedegolf en su página web al comentar la competencia. En el 2013 se realizó el xxxvii Abierto y Óscar David Álvarez derrotó a sus competidores. Fue un triunfo mayor al de los otros años porque en esta versión se incrementaron las dificultades de la cancha, bajando el par del campo a 71 golpes para los profesionales. En el 2014 no se realizó el abierto debido a la fuerte sequía que se prolongó por varios meses. En el Abierto de 2015 David Vanegas, de El Rodeo de Medellín, superó a todos por segunda vez. “Al principio hubo mucha brisa, fue un día un poco diferente al de ayer (sábado), estuve fuera de ritmo, pero al final logré embocar la bola. Pude hacer un birdie en el 18 que me dio un título importante”, dijo Vanegas a El Heraldo. Para ese mismo año la revista Golf Digest, la más importante del mundo en este deporte, había incluido en su listado a la cancha de Caujaral como una de las mejores del mundo por su belleza y dificultad. En el 2016 se jugó el xxxix Abierto, que ese año comenzó a llamarse “Copa Farid Char Abdala” en honor a un socio de Caujaral que en vida fue un gran impulsor del Abierto, apoyándolo año tras año.
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• Aspecto de la inundación de Aspecto de 2010, producto la inundación del desbordamiento de 2012 del arroyo León.
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niel Zuluaga
Como presagiando su partida, don Farid, en la inauguración del Abierto, dijo: “Espero que mis hijos continúen esta labor y de manera especial que Farid Jr. me pueda reemplazar”. Ese compromiso con el club y con el Abierto del Caribe hoy lo continúan orgullosamente sus hijos, Alfredo, Mauricio y Farid Jr. Ese Abierto lo ganó Daniel Zuluaga, del Club Campestre de Pereira. Un triunfo muy importante para él, pues era el primer torneo que ganaba como profesional. En declaraciones a Fedegolf el campeón dijo: “El viento es muy difícil y el diseño del campo también. El hoyo más difícil fue el seis, pero pude pasar la prueba”. Abel Ortiz, golfista puertorriqueño, fue el segundo jugador en hacer un hoyo en uno en el Abierto del Caribe. Fue un buen golpe, del que solo se dieron cuenta al llegar al green. Fue en el hoyo 4 y era primer hoyo en uno para este jugador.
Caujaral y sus promesas del golf La gran revelación del 2016 fue Ángela María Baquero, del Club Lagos de Caujaral, que con solo quince años ganó el torneo en la categoría femenina. Ella, que venía acompañada por dos chicas que estaban becadas en universidades de Estados Unidos por su buen golf, se intimidó en un primer momento, pues aquellas le llevaban años de ventaja jugando; pero eran muy amables y divertidas y Angie, como le dicen los más cercanos, lo disfruto mucho y ganó. Ángela lo trae en los genes, pues pertenece a la cuarta generación familiar de la estirpe Baquero, golfistas de Caujaral que también han sido competitivos. Ella, que coqueteó con otros deportes, se quedó con el golf luego de acompañar a su hermano a una clase. La ausencia de otras chicas que tuvieran su nivel la ha obligado a jugar con personas mayores: “Esto me ayudó mucho para mi juego, a ser más rápida, a perder un poquito el miedo”, contó Angela. La otra gran promesa formada en el campo de Caujaral es Gabriel Gómez, de 27 años, que gracias al • Daniel Zuluaga, del Club Campestre de Pereira, ganador del xxxix Abierto del Caribe en 2016.
golf estudió becado en una universidad estadounidense. Gabriel ganó su primer torneo como profesional, al conseguir el título en el Abierto del Club Jaraguay de Montería en el 2019. Para ello tuvo que jugar más de mil veces el campo de Caujaral, hasta que completó una ronda sin errores. Como aficionado ganó muchos torneos en trece años de práctica. El golf le ha enseñado a lograr lo que se propone.
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El club había regresado al top 3 de los mejores campos del país gracias al esfuerzo realizado por sus directivas, como se lee en Zona Cero de diciembre de 2016. Para esa época Fedegolf anunció que el Abierto del Caribe de Lagos de Caujaral se jugaría como serie de Desarrollo 2017 y se convertiría así en la primera competencia puntuable para el circuito alterno del Tour Latinoamérica en la siguiente temporada. La xl versión del Abierto del Caribe se realizó en el 2017 y Santiago Gómez fue el ganador del torneo con 288 golpes y tres birdies en los últimos tres hoyos. Fue su primer campeonato como profesional. Gómez habló de lo difícil que fue jugar en este campo: “Fue definitivamente más difícil de lo que esperaba, siempre hablaban de que el viento en Caujaral era una locura y así fue. Los primeros días hubo viento, pero hoy (ayer) estuvo más fuerte, por eso para poder ganar tuve que mantener mayor concentración, mucha paciencia con el viento y tener calma”, expresó el flamante campeón al El Heraldo. Además, había causado una gran expectativa en la ciudad la presencia de Juan Sebastián Muñoz, golfista bogotano, quien desde que llegó al club mostró su swing letal, que lo tiene alojado entre los mejores exponentes de este deporte en el país. Y sin duda, un gran prospecto a nivel mundial, como publicó El Heraldo el 14 de diciembre de 2017. En el 2016 Muñoz consiguió su más preciado título: la tarjeta del pga Tour, máximo escalón del golf a nivel mundial, adonde han llegado Camilo Villegas y Enrique Herrera. “Estuve hace dos años acá y el club ha mejorado. Estoy feliz de volver a verlo. En mi primera participación pasé el corte y creo que fui décimo. No soy un jugador de brisa y mar, pero estoy feliz y espero tomar algo de venganza de la última vez. Además, vine acá porque mi temporada en enero arranca en Bahamas, con clima similar”, concluyó Muñoz, quien se inició en el Club Los Arrayanes cuando apenas alcanzaba los tres años. El exbeisbolista Iván Rodríguez, miembro del Hall de la Fama y uno de los más grandes catchers de la historia del béisbol en las grandes ligas, ha jugado el torneo por dos años consecutivos y ha dicho: “Es un hermoso campo, en un gran club, y su gente es maravillosa. Me hacen sentir en casa”. En el 2018 se realizó el xli Abierto y Santiago Gómez repitió el campeonato. La Federación Colombiana de Golf relató así lo sucedido: “El quindiano Santiago Gómez (CC Armenia), con una gran ronda final en medio de unas exigentes condiciones, defendió exitosamente el título del Abierto de Golf del Caribe, certamen que cerró de manera oficial el calendario de 2018 en el país en el campo de Lagos de Caujaral
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• Ángela María Baquero, jugadora revelación del Club Lagos de Caujaral, ganadora, con solo quince años, en la categoría femenina en el Abierto del 2016.
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en la Costa Atlántica colombiana. Gómez, actual campeón nacional de profesionales, celebró su segundo título en la campaña y el tercero en su segundo año como jugador rentado, llegando al Top-5 al final en la Lista de Ganancias de la División Profesional de la Federación Colombiana de Golf”. Aunque varios golfistas han ganado en diversas oportunidades el torneo, es Alfredo Morales más conocido como el “Curro Morales”, del Campestre de Cartagena, quien se ha llevado la mayor cantidad de trofeos como amateur: según él, catorce. “Comencé a jugar golf a los cinco años, a los catorce era hándicap uno y estuve en la escuela de alto rendimiento de la Federación de Golf; por eso me convertí en competidor prontamente y me absorbió el golf competitivo. Integré y sigo integrando equipos de Colombia. Toda una vida en eso”. “Los abiertos de Caujaral tienen una tradición impresionante. Llegaban figuras mundiales a jugar allá porque era en diciembre y tenían frío y no podían competir y venían acá. Nunca se imaginaron que lo que venían a encontrar eran unos vientos huracanados. Ese tremendo campo que es el Caujaral es un escenario de élite mundial, tanto que fue catalogado entre las mejores cien canchas del mundo. Eso era muy especial. Tremendamente especial. Y nos enseñó mucho”, dice Morales hoy, cuando recién llega de un master senior que ganó en Paraguay. La edición xlii del Abierto del Caribe, que coincidió con el aniversario número 50 del club, contó con la participación de 167 golfistas profesionales y le rindió homenaje al primer campeón del Abierto, el argentino Alberto Rivadeneira. El barranquillero Ricardo ‘Pipo’ Celia, de 27 años, se alzó esta vez con la copa al cerrar con una tarjeta de 283 golpes, convirtiéndose en el primer jugador local en conquistar este Abierto. • Miguel Valencia Jr., uno de los grandes jugadores del Club Caujaral, al que ha representado con brillo en diferentes torneos nacionales e internacionales.
“Ha sido mi mejor año –declaró Celia a la prensa– gané el torneo más importante de mi carrera profesional, obtuve tres títulos más aquí en Colombia; el mayor número de trofeos en un año. Tuve un buen cierre ganando en La Sabana, quedé cuarto en Quito, logré ganar en Argentina y cerré con broche de oro ganando en el Caujaral”. Con este récord, Celia disputará en 2020 el Open Championship, uno de los Majors del golf mundial, que se disputará en el campo del Royal St. George en Kent (Inglaterra).
•Texto simulado
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• El campo del Caujaral es un escenario de Êlite mundial, al decir de muchos golfistas profesionales, tanto que ha sido catalogado entre las cien mejores canchas del mundo.
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• Equipo de golfistas de la Copa Presidente que se juega regularmente. Representan a los mejores del ranking interno del club.
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• El Abierto del Caribe ha convocado, en sus más de cuarenta años de celebrarse, a jugadores profesionales que elogian la dificultad y malicia de una de las mejores canchas del país.
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โ ข Emotiva expresiรณn de uno de los jugadores de la Copa Presidente.
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โ ข Otro de los equipos que jugaron en la Copa Presidente, torneo interno que se llevรณ a cabo antes del Abierto de 2019, con una selecciรณn de los mejores jugadores del club.
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• Jugadores de la edición xlii del Abierto del Caribe, que coincidió con el aniversario número 50 del club. Este torneo contó con la participación de 167 golfistas, entre ellos 60 profesionales del país y el extranjero.
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• El golf, considerado por mucho tiempo como un deporte de personas mayores, gracias al trabajo hecho por las directivas del club cuenta hoy con una gran afición entre niños, jóvenes y adultos.
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• Las variaciones del terreno, las dificultades que impone la brisa y el enclave paisajĂstico Ăşnico que posee la cancha del Caujaral, han hecho del Abierto del Caribe un torneo internacional apetecido y muy competitivo.
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• El joven Gustavo Gómez, otra de las promesas del golf del Cujaral, que ha escalado altas posiciones en el ranking nacional de su categoría.
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Construyendo el futuro Para poder jugar en el Club Lagos de Caujaral hay que estar preparado. Es por ello que el club cuenta con un centro de alto rendimiento en golf, para prácticas de tiro corto y largo, bunkers y mini canchas de práctica. Son cinco hoyos para realizar torneos infantiles y entrenar principiantes. Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud, solo cuatro de cada diez niños hacen el ejercicio diario que aconseja la organización: sesenta minutos al día de actividad moderada todos los días de la semana. Es por ello que las directivas del club se han empeñado en promover aún más los deportes, remodelando y creando diferentes escenarios para consolidarse aún más como un club deportivo. Con ese propósito se relanzó en 2016 la Academia Infantil de Golf, convocando a nuevos niños y rescatando a otros. Hoy la academia tiene más de cuarenta alumnos y su proyección de crecimiento es una realidad. Otra de las figuras destacadas surgidas de la academia de Caujaral es sin duda Santiago Armenta, un estudiante sobresaliente de quinto grado que a sus diez años ya ha conquistado torneos tan importantes como el U.S. Kids, en 2018, además de tres nacionales infantiles: Los Lagartos, en 2017; el Club Militar, en 2018 y el Master de Cali en 2019. Santiago tomó los palos por primera vez cuando tenía solo cinco años de edad, y desde entonces no ha parado de jugar y competir en circuitos nacionales e internacionales. Es por esa disciplina y esa dedicación, que lo lleva a entrenar cuatro o cinco días a la semana, que Santiago siente que Caujaral es “su segunda casa.” Lo que más le gusta del golf es que “es un deporte relajado, tranquilo, no como el fútbol, que tiene mucha presión”. Pero el joven jugador, admirador del irlandés Rory McIlroy y del colombiano Sebastián Muñoz, valora también el sentido de responsabilidad que desarrolla el golf, pues “aquí toda la responsabilidad recae sobre uno y eso es fuerte, pero si uno se equivoca en un hoyo tiene otros 17 para mejorar”. La entrevista, que concedió amablemente para esta edición conmemorativa, termina pronto porque Santiago debe seguir su camino a la academia. El Mundial de Caloway 2020 se avecina y tiene que estar en mejor forma que nunca.
• La práctica del golf entre padre e hijos es una institución dentro del club. Con regularidad se hacen torneos para afianzar estas relaciones familiares.
•Texto simulado
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• El Club Caujaral tiene una Academia de Golf para enseñar a niños y jóvenes la práctica de este deporte, que es emblemático del club y de su historia.
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Es por ese amor al golf y a Caujaral que Mina de Ariano, ya retirada de ese deporte, emprendía caminatas frecuentes cerca a su casa, y Raúl Garay Jr., vecino suyo, se apresuraba a gritarle desde su balcón cuando la veía pasar: “¡Sale Mina de Ariano!”, como se acostumbra decir al iniciar el juego de cada golfista en los abiertos; y ella levantaba la mano y sonreía, como si anduviera por el fairway. Así es el hoy del golf en Caujaral, cuando se anuncia en el abierto: ¡Sale Gabriel Gómez!, ¡Sale Angie Baquero!, ¡Sale Santiago Armenta! y muchos que harán parte del golf colombiano.
• Santiago Armenta, una de las promesas del golf del Club Caujaral.
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• Joe Jemsek, alumno y heredero de Joe Lee en el conocimento de la cancha del golf del Caujaral. Actualmente asesora al club en el desarrollo del plan maestro en la adecuación del campo a los nuevos requerimientos y ampliaciones.
La invaluable asesoría Joe Jemsek Para que ese futuro sea posible el Club Lagos de Caujaral ha hecho un gran esfuerzo guiándose por la experiencia de Joe Jemsek, alumno y asistente de Joe Lee, quien recibió el legado de todo su archivo y a quien Lee le había comentado que la de Caujaral era la mejor cancha de golf que había realizado, con esos nueve hoyos de agua y nueve hoyos de viento. Cuenta el presidente del club, Sergio Espinosa, que un día, de manera inesperada, recibió una llamada de alguien que se identificó como Joe Jemsek, heredero de Joseph Lee y poseedor de las memorias del campo de Caujaral. Ante esa noticia el presidente tomó la decisión de traerlo a la ciudad y posteriormente contratarlo con el fin de que construyera el Master Plan del campo, que es un documento de obligatoria consulta para cualquier decisión que tenga que ver con la cancha y su trazado. Jemsek conoce como el que más el estilo de Lee y respeta su legado; sin embargo, el plan maestro sugiere ampliar el campo y alargar algunos hoyos debido a que la tecnología de los palos ha avanzado; la distancia máxima que se podía lograr antes era mucho menos de 250 yardas. Hoy día se pega 340 yardas con un drive. El plan incluye además nuevas dificultades y arreglos en bunkers y gramas para mantener la cancha como una de las mejores de Suramérica, en la que los golfistas de todos los niveles puedan jugar a gusto. Hoy Joe es asesor del club y lo visita con frecuencia para revisar el desarrollo del proyecto. “Una ronda en el Caujaral es una aventura golfística, caminando con los dramáticos tees de salida en las lomas. La cancha se desarrolla a lo largo de los lagos, a través de su vegetación y lomas aledañas. La inspiradora vista del mar Caribe y de Barranquilla en la distancia hacen de esta cancha diferente a cualquier otra que yo haya experimentado” anota Jemsek al hablar de Caujaral.
• Texto simulado. Texto simulado.
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• Equipo Europe en el torneo interno Ryder infantil que se juega en el club con dos equipos, usa y Europe, emulando al Ryder Cup de profesionales. El fomento del golf y otros deportes que eviten el sedentarismo entre los niùos, figura como un objetivo fundamental de las directiva del club.
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• La práctica del golf y otros deportes entre padres e hijos hace parte de una política fomentada por el club para inclinar a niños y jóvenes hacia las actividades físicas al aire libre, para que apoyen un desarrollo corporal, emocional e intelectual equilibrado.
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• Las canchas de golf del Caujaral se encuentran inmersas en un entorno rico en aves –con casi 200 especies– y abundantes mamíferos y reptiles, un verdadero santuario natural.
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•Colaptes punctigula. Carpintero pechipunteado.
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La riqueza natural del Caujaral. Santuario de flora y fauna
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aujaral es el hábitat de 182 especies de pájaros que no solo cumplen una función de polinizar las flores y controlar insectos, sino de transportar las semillas, ocupándose así de la continuidad de la vida. La cotidianidad de las aves en los terrenos del club encierra todo un universo de situaciones complejas. Cada especie de ave tiene un comportamiento que lo hace peculiar. Hay parejas estables que están juntas hasta la muerte, como el guereguere (Caracara cheriway). Sin embargo, algunas de esas parejas estables son “infieles” antes del amanecer, cuando aún hay cierta oscuridad y entonces los machos se van hacia otros árboles en busca de una hembra diferente, mientras ellas aprovechan el momento y reciben a otros ejemplares machos que se cuelan entre las ramas. Cuando la luz del sol aparece, todos han regresado con su pareja de siempre, pero aquel “desorden” sirve para aumentar la variabilidad genética de la nidada. Tal vez por ello José Barros compuso “El guereguere”, un pájaro que viene desde la montaña buscando sus quereres, que no son pocos, pues las ha enamorado a todas con ese hermoso pico rojo, tan particular por estas tierras. Hay otras especies ruidosas que con sus gritos estridentes parecieran estar en una fiesta interminable. Son las guacharacas (Ortalis garrula), endémicas de la región Caribe y por ello muy importantes. A veces su graznido empieza bajo y va subiendo de tono hasta que forman una gran algarabía. Entonces desde otros árboles replican unas, más allá otro grupo se une a la estridencia y parecieran contarse lo que han encontrado en un coro que se levanta avasallando el espacio de Caujaral. Otros pájaros, que silban e imitan las voces humanas, inspiraron la canción “El perico”, que tiene el hueco debajo del pico, en aquellas épocas distantes cuando se cantaba a los pájaros o se hacían metáforas a los amores utilizándolos a ellos. Algunos cantan a dueto, como el bichofué (Pitangus sulphuratus) y también el sirirí (Tyrannus melancholicus), que con un canto alegre y otro triste sirve de guía a los campesinos para saber si lloverá o no. Hay otros como la mirla (Turdus grayi) que cantan solo en mayo, al inicio de las lluvias. Pero los cantantes son varios más. Está el chirrío (Volatinia jacarina) que canta constantemente y salta dando una pequeña voltereta en el aire, cayendo en el mismo sitio. También está el trino melodioso del canario (Sicalis flaveola) que lo hace blanco de cazadores y coleccionistas que los encierran en jaulas pequeñas y los pasean por todas partes como si portaran un radio transistor.
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• Ortalis garrula. Guacharaca caribeña.
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• Hypnelus ruficollis. Bobo punteado.
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• Coereba flaveola. Mielero común.
Y los hay, como las garzas, con crestas despampanantes cuyo plumaje en épocas reproductivas inspiró a tantos diseñadores de sombreros y atavíos. Hay además en los campos de Caujaral pájaros carpinteros que picotean los árboles con un tac tac inconfundible para encontrar larvas y hormigas; ave que inspiró a Eliseo Herrera a componer “El pájaro picón picón”. Y hay aquellos otros pájaros que hacen varios nidos falsos para que su hembra escoja el que más le gusta para guardar sus huevos. Se trata del ruiseñor o cucarachero (Troglodytes aedon). Unos más van en grupos, otros en pareja, otros en solitario para así comer semillas, insectos, frutos, nueces, flores y hasta serpientes, porque la mariamulata (Quiscalus mexicanus), que es un cuervo, y es quien las caza, es muy activo y está presto a la agresión. Sus machos son de un azul tan profundo y lustroso que parece negro. También hay pájaros polígamos, como el colibrí (Amazalia tzacatl), que liba el néctar de las flores y tiene la facultad de entrar en letargo cuando hace frío para no gastar energías innecesarias; o el chupaflor (Lepidopyga goudoti) que ama la inflorescencia del tamarindo; es de un verde tan iridiscente que pareciera vestido para el carnaval, color que contrasta con su pico largo y naranja con el que se mete en las flores de ese árbol. Casi todos están activos en la mañana y en la tarde, cuando el calor no es tan agobiante y entonces cantan y buscan la comida. Hay otros muy listos que saben esquivar muy bien las piedras de los cazadores. Se trata del pecho de tigre o Juan bobo (Hypnelus ruficollis) que de bobo no tiene nada. Este combina en su plumaje diverso el marrón con el amarillo, que se acomoda con puntos en diversas partes. No se espanta con los golfistas y es tan astuto que aprovecha los nidos abandonados para hacerlos suyos. El roba miel (Coereba flaveola), aficionado a las flores del matarratón, siempre está construyendo nidos porque le gustan, no solo para anidar, sino para dormir, así no tenga que cuidar ningún huevo. El toche o turpial (Icterus nigrogularis) no se queda atrás, pues teje nidos en forma de bolsa colgante o mochila y ahí se echa por las noches, completamente relajado. El palomo (Patagioenas cayennensis), que también se encuentra en el Caujaral, ha merecido igualmente estrofas cantadas que relatan la llegada a su casa, y aquel vallenato tan famoso como fue “La paloma guarumera”. El gavilán (Rupornis magnirostris) es también un protagonista, aunque de reparto, de aquella canción “El polvorete” que se inmortalizó a ritmo de vallenato pero que interpretaron muchos al compás de rancheras y merengues.
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• Icterus nigrogularis. Turpial amarillo.
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• Sakesphorus canadensi. Batará copetón.
• Megarynchus pitangua. Bichofué picudo.
• Saltator coerulescens. Saltador papayero.
• Progne tapera. Golondrina sabanera.
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• Cyclarhis gujanensis. . Verderón cejirrufo. • Chrysomus icterocephalus. Monjita cabeciamarilla.
• Certhiaxis cinnamomeu. Chamicero barbiamarillo. • Chloroceryle americana. Martín-pescador chico.
• Butorides striata. Garcita rayada.
• Fluvicola pica. Viudita blanquinegra.
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• Dryocopus lineatus. Carpintero real.
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• Egretta tricolor. Garza tricolor.
El asunto del cortejo es quizá la maniobra más acrobática y creativa de estas aves, pues para atraer a la pareja el macho despliega un baile con sus mejores pasos y ella decide con cual se queda. Otros cambian la vocalización o se hacen más grandes porque erizan las plumas o levantan sus alas; cualquier cosa con tal de conquistarla y ganar a sus oponentes. Cuando el contrincante se da cuenta de su fracaso, pues las estrategias del otro lo han superado, en un gesto de sumisión levanta la cabeza y expone su cuello vulnerable para decirle al otro que ha triunfado. Unos más cambian de colores en diferentes épocas, enredados en el carnaval de la vida. Observar a las aves puede ser también una enseñanza para vivir en comunidad, como las bandadas mixtas que forrajean o comen juntas, protegiéndose así de los depredadores. Estos pájaros andan asociados, se dividen el trabajo y hay un vigilante que al cazar de manera diferente avisa a los demás la presencia de algún intruso, acompañando la misión con un canto característico. A la garcita bueyera (Bubulcus ibis) le gusta andar en bandadas. A veces en grupos pequeños, pero en ocasiones buscan el mismo árbol, que resulta compartido por cientos de garzas. También se les unen ocasionalmente algunos pájaros de otras especies y así todos salen favorecidos.
• Bubulcus ibis. Garcita bueyera (anidando).
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• Cyanocorax affinis. Carriquí pechiblanco.
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Otros se aventuran a ir un poco más lejos durante el día para buscar comidas distintas y, cuando ya el atardecer se abalanza, regresan presurosos de dos en dos, con un pris pris en que parecieran contarse las aventuras del día. Hay especies migratorias que llegan de visita durante el invierno del norte. Entre ellos están los turpiales (Icterus galbula) que vienen de Baltimore a tomar el sol en los lagos de Caujaral, mientras comen felices, dan volteretas, cuelgan hacia abajo, trepan y aletean. No se lo creen. Pero no cantan. Eso lo dejan para su nido, cuando hablan con su pareja de asuntos relacionados con la perpetuidad de la progenie, pero aquí no lo necesitan pues con su plumaje naranja y negro tan deslumbrante se imponen a todo. También llegan patos y algunas especies que hacen parte de la migración boreal. Hay días en que se divisan las aves de paso que viajan desde el norte. Unas pasan de largo, otras se quedan un tiempo en Caujaral y regresan cada año sabiendo que este es un buen lugar para pasar el invierno, pues ya tienen compañía y entonces su interminable ir y venir anual a estas tierras parece ser una manera de reconocer a los otros. Se ha señalado que estas migraciones son uno de los grandes prodigios del reino animal. Cuando se acerca la época del regreso parecen seguir de pronto una voz de mando y entonces una de ellas aletea, las demás la siguen y todas al mismo tiempo, en un acto súbito y coordinado que parece una fantasía, emprenden el vuelo, se remontan a las alturas y se alejan. Es el caso de las garzas reales. Y es justamente la garza real (Ardea alba), la especie más abundante del Club Caujaral, con unos 700 ejemplares aproximadamente. Esta especie de garza tiene individuos migratorios y residentes. • Ardea cocoi. Garzón azul.
• Eudocimus albus. Ibis blanco.
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• Ardea alba. Garza real.
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• Nycticorax nycticorax. Guaco común.
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• Dendrocygna viduat. Iguasa careta.
• Limnodromus griseus. Becasa piquicorta.
• Gallinula galeata. Polla gris.
• Dendrocygna autumnalis. Pisingo.
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• Glaucidium brasilianu. Buhíto ferrugíneo.
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• Zenaida auriculata. Torcaza nagüiblanca.
• Thraupis glaucocolpa. Azulejo glauco.
• Columbina squammata.Tortolita escamada.
• Columbina talpacoti. Tortolita rojiza.
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• Pyrocephalus rubinus. Titiribí pechirrojo.
• Picumnus cinnamomeus. Carpinterito castaño.
• Sicalis flaveola. Canario coronado.
• Crotophaga ani. Garrapatero piquiliso.
• Arundinicola leucocephala. Monjita pantanera.
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Mamíferos y reptiles enriquecen la vida del bosque Como señalamos arriba, en las 153 hectáreas que tiene el Club Caujaral hay veinte especies de mamíferos medianos y grandes, entre ellos algunos muy valiosos, como las nutrias de río (Lontra longicaudus), grises y largas como ellas solas; o el tigrillo de pinta menuda (Leopardus wiedii) que se ha dejado ver en diversas oportunidades por trabajadores del campo, o el venado colorado (Mazama americana). Otras especies propias del bosque seco, como el zorro chucho (Didelphis marsupialis), el armadillo (Dasypus novemcinctus), el oso perezoso (Bradypus variegatus) y el oso hormiguero (Tamandua mexicana) también tienen en este espacio de Caujaral un hábitat a salvo de peligros. Ellos comparten el oasis con ardillas, puerco espines, guartinajas, muchos conejos, mapaches y un ocelote (Leopardus pardalis) que ha sido fotografiado. Pero siendo este un espacio rico en cuerpos de agua no podía faltar la corte de ranas, sapos, lagartos, iguanas, lobos, hicoteas y lagartijas, amantes de los brotes de todos los árboles, e incluso de las flores mismas. De este grupo faunístico hay que destacar al morrocoy (Chelonoidis carbonaria), una especie que se considera amenazada. Hay también, por supuesto, un amplio grupo de serpientes, pero de las diez y seis especies reportadas para el Club Lagos de Caujaral, doce no representan ningún riesgo para las personas. Solo hay que cuidarse de la cascabel (Crotalus durissus), la mapaná cuatro narices (Bothrops asper), la patoco (Portidium lansbergii) y la coral verdadera (Micrurus dumerilii). Pero es sin duda la babilla el animal insigne del Club Lagos Caujaral. Hay más de sesenta ejemplares de todas las edades que de vez en cuando se pasean por los campos de golf para tomar el sol y se les ve cómodos y pacíficos en los tranquilos lagos. Todos esos animales, con costumbres y comportamientos tan particulares y un universo lleno de afectos y pasiones, son el tesoro de Caujaral, junto a sus preciosas especies de árboles: el roble (Handroanthe chrysantha), las ceibas (Hura crepitans), los guayacanes (Guaiacum officinale, Cardiospermum corindum), los trupillos (Prosopis juliflora), las uvitas (Cordia bidentata), el totumo (Crescentia cujete), la higuerillas (Ricinus • Boa constrictor. Boa.
communis), el algodón de seda (Calotropis procera) y sobre todo, el caujaro (Cordia alba), que dio su nombre a la antigua finca Caujaral.
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Además de ellos el campo se engalana con nísperos, tamarindos, mangos y hierbas como el maracuyá silvestre (Passiflora foetida), todos muy apetecidos por los amigos alados. Está en la mira del club en un futuro cercano la realización de un completo inventario de flora que dará sustento al plan de reforestación. Sin embargo, más allá de este necesario instrumento, el club tiene en su agenda acogerse a la figura de Reserva de la Sociedad Civil, categoría de protección que permitirá restaurar y conservar la zona como un corredor ecológico que conecte con otras áreas de reserva del departamento y la ciudad. Es vital proteger la gran riqueza y la biodiversidad de la flora y fauna de Caujaral. Hoy el club realiza una vez al mes la jornada de avistamiento de aves, para niños y adultos que se atreven a internarse en las maravillas del bosque seco para captar con sus lentes la vida y los colores de esas aves que hacen de la zona una de las de mayor diversidad en el departamento del Atlántico.
Ameiva praesignis. Lobo pollero.
En la conciencia ambiental de Caujaral está el trabajar para que el hábitat de todas estas especies no sea devorado por la ciudad, para que las generaciones venideras disfruten de una gran zona verde que se destaque entre los terrenos circundantes, cada vez más intervenidos por la construcción de viviendas, instituciones educativas y de salud o infraestructura vial.
• Pliocercus euryzonus. • Tantilla semisincta. falsa. CoralCoral negra.
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• Ameiva praesignis. Lobo pollero.
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• Caiman crocodilus fuscus. Babilla.
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• El cuidado de las especies vegetales no solo engalana los campos de golf, sino que hace parte de una seria polĂtica de conservaciĂłn ambiental que el club tiene como prioritaria.
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• Tabebuia chrysantha.Roble amarillo.
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La nueva era del Club Lagos de Caujaral
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l Club Lagos de Caujaral recibió el siglo xxi en medio de una difícil situación, producto de una de las más agudas crisis económicas en la historia de Colombia, reflejo a su vez de la crisis mundial, que ocasionó que entre 1997 y 1999 el crecimiento de la economía llegara a niveles negativos. La tasa de desempleo se disparó y se experimentó un colapso financiero de graves proporciones. Este fue un momento complejo que se vio reflejado en la disminución del número de socios, situación que llevó a las directivas a tomar medidas que no sólo evitaran una mayor deserción sino que, además, atrajeran a nuevos asociados. Fue así como al comenzar el año 2000 se creó la figura de los socios adherentes; éstos, presentados por un socio activo, tenían derecho a gozar de los servicios del club a cambio de un costo de admisión menor al del derecho regular. A partir del 2002 la crisis comenzó a considerarse superada. Los índices de afiliación habían comenzado a crecer nuevamente y el club siguió adelante con las actividades deportivas y sociales.
Estragos de la ola invernal y la sequía El país recordará siempre la ola invernal de los años 2010 y 2011, atribuida al fenómeno de La Niña, que afectó de manera especial al sur del departamento del Atlántico causando pérdidas incalculables. El club no escapó a esos estragos: en octubre de 2011 la fuerte corriente del arroyo León produjo la caída del puente que comunica a la copropiedad con la carrera 51B. Esto generó una situación de emergencia que obligó a implementar alternativas de acceso por el Lago del Cisne mediante lanchas, a adecuar una zona de embarque y desembarque en ambos lados del lago, a construir un sendero y puente peatonal y a gestionar la adecuación de una vía vehicular alterna para llegar a las instalaciones, mientras se adelantaba la construcción de un nuevo y amplio puente con todas las medidas de protección. La gestión de esta crisis estuvo en cabeza de don Sergio Espinosa Posada, que había asumido la presidencia del club en 2008 y recuerda: “En el 2010 no se había hecho la canalización del arroyo León y ese fue el que nos inundó la mayor parte de los hoyos de la primera vuelta. Y al año siguiente la corriente se llevó
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• La temporada invernal de 2010 y 2011, con el desbordamiento del caño León, causó afectaciones fuertes en las instalaciones y campos del club. En las fotos de las páginas siguientes se aprecia la magnitud de la inundación.
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• La destrucción de la carretera y puente de acceso al club, debido a la arremetida de las aguas del arroyo León. Esto llevó a las directivas a implementar una nuevo plan ecológico de recolección y tratamientos de aguas.
la carretera y el puente. Fue una época muy dura porque quedamos prácticamente incomunicados. El club casi se acaba, pero logramos salir adelante”. Cuatro años después de ese crudo invierno, Colombia padecía los rigores de una sequía de magnitudes históricas. En el caso de Caujaral y sus cuerpos de agua esa temporada seca, unida a la contaminación y el manejo inadecuado de los arroyos tributarios, determinó la desecación total del Lago del Cisne, en una verdadera catástrofe ecológica. El fenómeno, que por razones obvias tuvo un impacto directo sobre el club, incrementó la preocupación de los socios por la temática ambiental y dio origen a nuevas políticas de cuidado y preservación de los recursos naturales. Con una visión de largo plazo, y previendo lo que se avecinaba, la junta directiva presidida por Sergio Espinosa Posada tomó la decisión de dejar de utilizar el Lago del Cisne como la fuente de agua
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del club y puso en ejecución un proyecto que todavía está en funcionamiento. Este consistió en solicitar una concesión para tomar 1.500 m3 diarios del agua vertida al arroyo León por la planta de tratamiento de la Triple A, ubicada en el barrio El Pueblito de Barranquilla, para llevarla a una planta de tratamiento propia y depositarla en un reservorio con una capacidad de almacenamiento de entre 8.000 y 10.000 m3, para después bombearla y cumplir así con la cuota de riego del campo de golf y de otras zonas deportivas del club. Sergio Espinosa, quien todavía funge como presidente, manifiesta que de no haberse materializado ese proyecto “lo más probable es que hoy no tuviéramos campo de golf”. La gran sequía había logrado convertir las 56 hectáreas del Lago del Cisne en un lecho cubierto solo por grietas de barro seco.
• Un aspecto de los estragos que dejó la sequía en uno de los lagos del club en 2016. Esta se manifestó especialmente severa en el departamento y llevó al club a tomar medidas especiales de protección y adecuación para el futuro. •Texto simulado
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El despegue del Club Lagos de Caujaral Félix Bayona, ingeniero químico y administrador de empresas que se vinculó al club en 1976 y fue su vicepresidente entre 2010 y 2016, no oculta su entusiasmo por el desarrollo que ha venido teniendo la institución en los últimos años: “Lo mejor ha sido la nueva era de Caujaral, que, aprovechando la venta de algunos terrenos, nos ha permitido hacer todas las remodelaciones y ampliaciones que en este momento avanzan en el club. En la última década hemos tenido un gran despegue y veo el futuro muy despejado porque cada vez se vinculan más socios”. Un hito que Bayona recuerda especialmente fue “la decisión de la junta directiva de hacer un plan estratégico que fijara u na h oja d e r uta p ara t ener, a l a v uelta d e d iez a ños, e l c lub q ue q ueríamos”. E se p lan dio origen al proyecto Nueva Era, del que don Félix Bayona destaca la construcción de la nueva hípica y la inauguración de la nueva sede de náutica, en diciembre de 2012, como parte del proyecto de renovación.
• Aspecto parcial de las 34 funcionales pesebreras que además de picadero, kiosko de iniciación y amplia pista de grama conforman la nueva y hermosa sede hípica. Fue recién inaugurada en 2019 como parte del proyecto Nueva •Texto simulado Era del club.
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• El ĂĄrea de piscinas en la sede principal cuenta con piscina semi-olĂmpica para adultos, piscina infantil, restaurantes, salones y una terraza con imponente vista a los campos y lagos.
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โ ข Restaurante El Cisne. Pรกgina siguiente: el bar Hoyo 19.
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Sergio Espinosa, gestor de la idea y presidente de la junta, lo resume anotando: “El proyecto se denominó Caujaral Nueva Era y se inició con la construcción de la nueva Náutica del club, como espacio donde atender a los socios, dado que el segundo paso era la intervención y construcción del área de piscina de la sede social, para después construir la terraza, el kiosco, los salones y el parque infantil. Después se construyó la nueva Hípica a la entrada del club, haciéndola más visible para socios y visitantes, y dotada de todos los requerimientos y comodidades para la práctica de este deporte. A finales de 2012 y principios de 2013 recibimos una gran cantidad de solicitudes de aspirantes a socios, al punto que teníamos que hacer hasta dos sesiones de junta directiva al mes solo para revisarlas”. También se dio al servicio el restaurante El Cisne y el área infantil o Caujaralito, espacio reservado para los más pequeños. Actualmente se trabaja en la cuarta etapa, que contempla la construcción de las zonas húmedas, que incluyen los lockers para hombres y mujeres, sala de belleza, sauna y turco, gimnasio y el nuevo Hoyo 19. Al cumplir sus primeros 50 años de vida, el Club Lagos de Caujaral cuenta con canchas de fútbol, softball, tenis, un área de náutica y un complejo hípico que ofrece 34 pesebreras, un kiosco de iniciación, picadero, salto con crucetas debutantes a y b de cuarta categoría y una amplia pista de grama.
•Texto simulado
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• El Kiosko, situado sobre un promontorio que permite una extraordinaria vista sobre las piscinas, campos y lagos del club, es una espacio muy cómodo para realizar eventos, reuniones y celebraciones.
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• Terraza principal, el espacio al aire libre mås utilizado para fiestas y eventos. Permite una hermosa vista sobre algunos hoyos y el lago El Cisne.
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• Espacios especialmente diseñados para el juego y recreación de los niños pequeños. El parque al aire libre, a la izquierda, y el área infantil Caujaralito.
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Lagos de Caujaral posee también dos canchas de minifútbol con dimensiones reglamentarias y gradería techada con capacidad para 200 personas, servicio de cafetería e iluminación para partidos nocturnos; sección que promueve constantemente la práctica de este deporte a través de la Escuela de Fútbol y su semillero, que va de los 5 hasta los 15 años de edad.
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•Texto simulado • El club ofrece todos los estímulos para que los niños, desde los cinco años, se involucren en deportes que apoyen su actividad física y los alejen del sedentarismo de los juegos electrónicos. A la derecha, el equipo infantil de la Academia de Fútbol Caujaral.
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• Portada del primer número de la revista del Club Caujaral, publicado en 2013. Allí se destacaron los espacios de la recién inaugurada Naútica y, entre ellos, el moderno kiosko.
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De esta etapa de despegue del club también hace parte la revista Caujaral, órgano de divulgación de la institución, que se publica desde 2013 y que con sus 14 ediciones le ha dado presencia al club tanto entre la comunidad de socios como en el sector golfístico nacional. Eventos como Experiencia Caribe fueron creados para el disfrute de la riqueza gastronómica, siendo un evento de cocina nacional e internacional. Caujaral fue destacado en 2017 como la “Puerta de Oro del golf colombiano” por la revista Global Golf. Como si fuera poco, esta nueva era ha permitido volver a soñar con el proyecto del hotel, que hace algunos años parecía lejano pero que ahora, en esta nueva era de Caujaral, se ve cada vez más cerca.
• La gastronomía en todos los restaurantes del club es una prioridad a la que se le dedican muchos esfuerzos para la •Texto simulado satisfacción de los socios.
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La Fundación Caujaral Como parte de su responsabilidad social, el Club le dio vida a la Fundación Caujaral, que trabaja para mejorar las condiciones de vida y el desarrollo social de los colaboradores deportivos del club, empleados, contratistas y sus familias, así como de la comunidad asentada en su zona de influencia. Para cumplir estos objetivos la fundación ha puesto en marcha un plan de gestión social que desarrolla y ejecuta Actuar Famiempresas desde el año 2012 y que contempla actividades en las áreas de formación, generación de ingresos y medio ambiente. Los recursos para estos programas provienen del aporte que hacen mensualmente los socios del club, y de otras actividades entre las que se destacan los torneos de golf y de tenis realizados durante los dos últimos años en favor de la fundación, con resultados muy satisfactorios que ratifican el compromiso de los asociados con sus planes y programas. Con el componente de formación se han realizado más de treinta capacitaciones en áreas como juzgamiento y reglamento de tenis, actualización en reglamento de golf, liderazgo y comunicación asertiva, emprendimiento y oficios productivos, atención al cliente, orientación vocacional, serigrafía y estampado, inglés básico, cocina básica y cocina internacional, elaboración de postres y picadas, decoración de fiestas y marroquinería, entre otros. De igual forma, en 2017 se logró la certificación como jueces nacionales de siete caddies de tenis, de los cuales tres lograron su participación laboral en los Juegos Centroamericanos realizados en Barranquilla en el 2018, mejorando de esta manera sus ingresos y por ende su calidad de vida. En el área de generación de ingresos se la logrado el fortalecimiento de unidades productivas existentes en Salgar y La Playa, con talleres de formación en asesoría comercial, técnica y administrativa. Estos microempresarios participan activamente en las ferias realizadas por el club, donde presentan sus productos y logran contactos comerciales. De otra parte, la Fundación Caujaral ha otorgado créditos por más de 190 millones de pesos a 122 microempresarios para creación y/o fortalecimiento de sus unidades de negocio. Este componente del plan de gestión social incluye el programa de Unidades Productivas, como el lavado de automóviles Auto Wash, que inició en 2016. Actualmente se cuenta con gestores de servicio residentes en La Playa, quienes desde su vinculación al programa han demostrado entusiasmo y responsabilidad al momento de ejercer su labor, logrando la fidelización de un gran número de clientes.
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• Participantes del curso para la actualización de reglas del tenis y juzgamiento, ofrecido por la Fundación Caujaral a los caddies de ese deporte.
• Clausura del curso de confección que dio la Fundación Caujaral a la comunidad del municipio de La Playa.
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El componente de Medio Ambiente dio origen al proyecto de compostaje y lombricultura Caujaral Verde, que se propone contribuir con el cuidado del ambiente y disminuir el impacto que causan los residuos del club. Para ello, desde el año 2016 se dio inicio al centro de compostaje y lombricultivo, implementando estrategias para la reutilización de los residuos orgánicos en la elaboración del humus. Como parte de este propósito la Fundación Caujaral ha venido trabajando a nivel interno en la concientización y el compromiso de los trabajadores del club y de sus socios. Así, hoy en Caujaral todos los materiales e insumos que se utilizan en los diferentes servicios son biodegradables y amigables con el medio ambiente. Desde el papel que se utiliza en las oficinas hasta los empaques de los alimentos. Otra de las actividades que impulsa la fundación mediante este componente es el Avistamiento de aves, que fomenta el aprendizaje e interés por la vida silvestre. Es así como se han realizado capacitaciones dirigidas a copropietarios, socios, empleados y colaboradores del Club Caujaral, enfocadas al conocimiento y cuidado de las aves, y en especial de las endémicas, bajo un esquema teórico práctico que motiva la participación de un gran número de personas.
• El avistamiento de aves y el senderismo son dos de las actividades que promueve el club para los socios a través de su Fundación Caujaral.
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La gran fiesta de los 50 años Para celebrar una ocasión tan especial como sus 50 años de fundación, el club organizó una de las más fantásticas fiestas que se recuerden en su medio siglo de historia, con la presencia de más de 1.000 invitados, siete orquestas de primera categoría, premios y un espectáculo de fuegos artificiales que se ofreció a los asistentes tras las palabras del presidente de la junta directiva. Previo a la fiesta s e r ealizó e n e l b ar H oyo 19 u n a cto p rotocolario e n e l c ual e l p residente d el c lub, don Sergio Espinosa Posada, recibió en nombre de la institución la medalla Puerta de Oro de Colombia, otorgada por la Gobernación del Atlántico, para “exaltar la trayectoria del Club Lagos de Caujaral y su aporte al desarrollo turístico, económico y social” del departamento.
• Un detalle de la hermosa y cuidada decoración que se diseñó para la celebración de la gran fiesta de los cincuenta años simulado del club. •Texto
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• Páginas siguientes: Dos momentos de la fastuosa fiesta de celebración de los cincuenta años del club. Alfredo de la Fe y siete grandes orquestas animaron la fiesta a la que asistieron más de mil invitados. •Texto simulado
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Una hoja de ruta para el futuro del Caujaral Entrevista con Sergio Espinosa Posada
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• Vista general del proyecto de las nuevas instalaciones del club, que contará con gimnasio, lockers para hombres y mujeres, baño familiar, salón de belleza, peluquería, sala de masajes, sauna y baño turco.
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El empresario cartagenero Sergio Espinosa Posada, socio del Club Lagos de Caujaral desde hace más de treinta años y presidente del mismo desde 2008, consiguió liderar y aglutinar a los miembros del club alrededor de un sueño llamado Nueva Era, un plan estratégico que comenzó hace ocho años y que él define como un concepto que busca poner al club a tono con los nuevos tiempos. ¿Cuál es el horizonte de tiempo del proyecto Nueva Era? Más que un tiempo y un espacio determinado Nueva Era es un concepto. Significa la renovación del club, no sólo en su infraestructura sino en su cultura, entendiendo algo que el tiempo nos ha demostrado, y es que los clubes sociales hay que repensarlos. Los clubes sociales en esta época son muy diferentes a los que viví yo de joven o que vivieron nuestros padres. ¿Cómo eran entonces y como se presentan hoy? En el pasado los clubes eran como la segunda casa de la familia. Siempre se estaba hablando en función del club porque las ciudades no tenían una oferta lúdica y deportiva que satisfaciera sus necesidades en ese campo. Hoy yo creo que los clubes pueden seguir siendo válidos como extensión de la casa, pero dentro de un esquema diferente; ahora la sociedad es mucho más abierta, más pluralista, sin tantas restricciones ni paradigmas como había antes. Por ejemplo, antes para entrar en un club uno tenía que estar casado por la Iglesia, hoy en día no. Yo creo que el Caujaral ha ido evolucionando en ese sentido. Nosotros reformamos nuestros estatutos para adaptarlos a esta nueva sociedad del siglo xxi, pero lo hemos hecho con prudencia, porque lo más importante siguen siendo la ética, los principios morales y los principios familiares. Simplemente queremos que la gente que viene progresando, que viene echando para delante, que está constituyendo una familia, pueda tener un espacio donde interactuar con amigos, crear un relacionamiento que le permita a la familia integrarse socialmente. Eso es lo que queremos, que el club sea una opción para que esta nueva generación de los centennials venga a practicar deportes, haga ejercicio, contemple la flora, la fauna y se relacione con sus pares de una forma distinta a la que ofrecen las redes sociales.
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• El presidente del club, Sergio Espinosa Posada, lidera el plan maestro de desarrollo futuro del club denominado •Texto Nueva Era.simulado
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Yo pienso que debemos tener una sociedad real, donde la gente no tenga que jugar al golf por televisión ni ver pajaritos solo por televisión. Yo creo que hay un mundo real y debemos buscar un equilibrio con él. ¿Nos podría dar un panorama de Caujaral que usted recibió y el club que celebra sus bodas de oro en este 2019? Yo comencé a hacer parte de la junta directiva en el período 2000 – 2002, que presidió Raúl Renowitzky, y luego en el período 2006-2008, acompañando la gestión de Raúl Garay (q.e.p.d). En ese momento veíamos con preocupación cómo el club se iba deteriorando y diluyendo lentamente, pues con la crisis económica de los años anteriores mucha gente no estaba en capacidad de pagar la cuota mensual. Así que en 2008, cuando asumí la presidencia, hicimos un plan de choque con esa primera junta directiva que me acompañó y eso incluyó desde austeridad en el gasto hasta la creación de cuotas extraordinarias para lograr solventar el club. El plan de choque comenzó con la recuperación de la infraestructura física del club, y cuando la gente comenzó a ver lo que estábamos haciendo, fue regresando. Yo recibí el club con una participación de solo 300 socios, después de que habíamos llegado a los 700, por lo cual nos empeñamos en hacer unas campañas con hijos de socios y exsocios, creando todas las figuras imaginables para promover el regreso de los miembros. Hoy tenemos más de 800. En este momento estamos iniciando la tercera fase del proyecto Nueva Era, y yo creo que va a tener más fases porque la infraestructura y la mentalidad del club tienen que irse adaptando a las necesidades. Lagos de Caujaral se había vuelto un club de viejos, que funcionaba de martes a domingo de seis de la mañana a cuatro de la tarde; hoy en día tenemos una población mucho más joven, que se interesa en la música, en el coro, en el avistamiento de aves, por ejemplo. Todas esas actividades que complementan la vida deportiva • El lobby de acceso al gimnasio, otro ángulo del proyecto de las nuevas instalaciones que se encuentra en desarrollo.
del club y hacen que sea un lugar para visitar los siete días de la semana, las veinticuatro horas. ¿Cuál fue, en su opinión, la clave del éxito para la lograr la recuperación financiera y física del club? En club venía de una etapa en la que había tenido que entregar algunos terrenos en dación de pago de las obligaciones que tenía con los bancos, al tiempo que sufría una disminución de los ingresos. El doctor Raúl Garay hizo una gran labor de “taponamiento” para contener la situación en ese momento, así que
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el eje del trabajo que hicimos a partir de 2008 fue poner en venta algunos activos del club pero con una destinación específica: construir las nuevas instalaciones. Esto se logró a través de una fiducia, y creo que eso fue clave para el éxito del proyecto. Al poco tiempo pudimos hacer el concurso en el que resultó elegido Paolo Hennessy como arquitecto principal de todo el concepto Nueva Era, y establecimos unas fases que son las que hemos ido ejecutando. Obviamente, estas fases no se han completado en los tiempos que habíamos pensado porque todo depende de la disponibilidad de recursos. ¿Pero allí no estaría el club ante una paradoja, y es que al vender parte de los terrenos para asegurar su futuro quizás pronto se vea rodeado de asfalto y urbanizaciones? Es importante entender que cuando organizamos la copropiedad de la urbanización lo hicimos con un reglamento interno de construcción que respeta la densidad y las alturas. Nadie puede construir aquí lo que quiera porque el reglamento establece que el lote mínimo en Caujaral es de 1.200 metros y la altura máxima es de tres pisos. Hay muy pocos sectores donde se pueden hacer hasta cuatro pisos para vivienda multifamiliar pero el resto es vivienda unifamiliar, o sea que hay un control de la densidad, y en esto estamos articulados con el pot de Puerto Colombia, que actualmente contempla que debe respetarse el reglamento interno de la urbanización. ¿Cuál fue la primera obra del proyecto de Nueva Era, la que dio inicio a esa recuperación del club? Precisamente lo primero que hicimos fue reconstruir la náutica, que ha sido siempre el sitio de los matrimonios, de las fiestas y las celebraciones especiales, y había sido arrasada por el invierno de 2011. Una vez recuperamos la náutica pudimos intervenir la piscina y el kiosco. Y ahora estamos en una etapa muy importante, que son las zonas húmedas: sauna, turco, lockers, el spa para señoras y toda la parte de abajo, que es una inversión que va a estar por orden de los cinco mil millones de pesos. Uno de los componentes más importantes de Nueva Era ha sido el tema ambiental, con la realización del estudio de fauna y el proyecto de la reserva natural. Cuéntenos más sobre esto.
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• Rynchops niger. Picotijera americano.
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• El campo de golf del Club Caujaral se está adaptando a los nuevos tiempos; con asesoría experta se viene trabajando en el plan de rediseño y actualización de los hoyos y su entorno paisajístico.
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Dentro de esa visión que ha trazado Nueva Era está el Santuario de Fauna y Flora de Caujaral, porque el proceso de conurbación avanza muy rápidamente y si no hacemos algo vamos a terminar en el cemento. La visión, entonces, es que este sea el gran pulmón entre Barranquilla y Puerto Colombia. Si sumamos el lago del Cisne, el club y la urbanización Caujaral, los bajos del Caney, la ciénaga de Mallorquín y la zona de manglares que hay entre la ciénaga y nosotros, ahí puede haber más de 700 hectáreas. El parque Central de Nueva York tiene 600 hectáreas; aquí podemos hablar de entre 700 y 800 hectáreas. Este es un reto muy grande para el que hemos hecho algunos acercamientos con actores claves, como la Universidad del Norte, el Zoológico de Barranquilla, Argos, la cra, la alcaldía distrital, la gobernación del Atlántico, en fin, todo esto supone un gran esfuerzo que hay que ir articulando y fortaleciendo. El campo de golf, como todos sabemos, es la joya del Club Caujaral. ¿Qué ha previsto para él el proyecto Nueva Era? Nuestro campo de golf también se está adaptando a los nuevos tiempos, y quién mejor para ayudarnos a repensar el campo y hacerle las mejoras que requiere el golf de hoy en día que Joe Jemsek, quien fue discípulo de Joseph Lee y quería venir a Barranquilla porque sabía que para Lee Caujaral era uno de sus logros más importantes como diseñador. Así es que de la mano de Jemsek estamos trabajando desde 2013 en el rediseño de los hoyos. Este es el futuro que Espinosa visualiza para el Club Lagos de Caujaral: un club abierto, incluyente, ambientalmente responsable y socialmente activo, con excelentes servicios, modernas instalaciones deportivas, • Panorámica del sector noroccidental del club. Se aprecian los campos de golf de la segunda vuelta, el lago Caujaral y, al fondo, la ciénega Mallorquín y los barrios del sector norte de la ciudad. •Texto simulado
un campo de golf renovado, senderos para caminantes y paseos a caballo, zonas para avistamiento de aves y otros estudios ambientales, y, sobre todo, con una comunidad de socios más integrada. Así, el sueño de los visionarios fundadores que empezaron todo este relato en 1969 se perpetuará entonces en los paisajes, sonidos y aromas de Caujaral, y será este el legado para una generación de niños y jóvenes que desde ya aprenden a amar el deporte haciéndolo su proyecto de vida, con pasión y compromiso, desde esta segunda casa que es el club hoy, a las puertas del año 2020. Un legado de vida, acaso para 50 años o más.
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• Atardecer en el lago Caujaral.
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