LA VIOLENCIA EN EL JARDÍN DE NIÑOS Escuela Normal para Educadoras de Guadalajara Licenciatura en Educación Preescolar Maestro: Francisco
PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA EN EDUCACIÓN PREESCOLAR
INTRODUCCIÓN Por medio de este documento científico se abordará el tema sobre la violencia, tomando en cuenta diferentes factores como dónde y por qué se origina, qué hacer en caso de presenciarlo, Debido a que el bullying es un problema que se ha presentado a través de los años en diversos niveles educativos, y en virtud de que actualmente es un problema que persiste diversas autoridades en las diferentes estancias de gobierno han procurado el establecimiento de medidas al respecto para atacar este problema. Actualmente la secretaría de educación está trabajando en la elaboración de medidas al respecto exhortando directivos, inspectores, supervisores, personal docente, administrativo y de servicios para que colaboren en acciones que coadyuven en cuestiones preventivas. La secretaria de educación está trabajando de manera coordinada con otras instancias para llevar a cabo programas preventivos, así como también darles seguimiento a casos denunciados. Prácticamente se sigue trabajando en virtud de que es un problema que se ha acrecentado y necesario es incluso hacer un sobre esfuerzo para procurar abatirlo. (Bermudez Cota, 2017)
La violencia en las escuelas Es un tema de gran preocupación por su creciente presencia en este ámbito. El programa de educación preescolar destaca que se expresa de varias formas, no solamente con golpes, heridas, robos o vandalismo; en el interior de las escuelas ocurre cuando se ataca la libertad de expresión de los alumnos, su libre movimiento o se atenta contra la dignidad;cuando se les impone quedarse sentados por horas, permanecer callados y “atentos”, cuando se les limita su capacidad de soñar e imaginar. SEP (2011: 152) La violencia en la escuela vista desde esta perspectiva, cuestiona y replantea que la prevención se dirija sólo a disminuir la violencia directa, en virtud de que se ha de atender también la estructural, a través de la construcción de relaciones humanas basadas en la justicia social, la equidad y la autorrealización, lo cual implica eliminar prejuicios que justifican la injusticia y la exclusión social. (Galtung, 1990 en Carbajal, 2013).
¿Violencia y Agresividad, es lo mismo? Se entiende por violencia a aquellas situaciones en las que alguien se mueve con relación a otros en el extremo de la exigencia de obediencia y sometimiento de una persona en contra de su voluntad, cualquiera que sea la forma como esto ocurra. La mayor parte de las manifestaciones de violencia son jaloneos, pellizcos, golpes, coscorrones, aventar objetos, rayar o pintar el cuerpo, poner el pie para que se tropiece, no dejar sentar en la banca, cachetadas, aventarles el balón a las mujeres y darles nalgadas (Valadez y González, 2007).
La violencia no es un comportamiento natural del ser humano, sino que se trata de un producto cognitivo y sociocultural alimentado por lo roles sociales, los valores, las ideologías, los símbolos, etc. La violencia es, por tanto, una conducta aprendida y con una gran carga de premeditación e intencionalidad (la agresividad, en cambio, es inconsciente). La violencia es la transformación de la agresividad para hacer daño a otro ser humano. Esta forma de actuar violenta no existe en ninguna otra especie animal, sólo en el hombre.
La violencia genera disfunción social, es relacional y utilitaria y la podemos encontrar en diferentes ámbitos, como por ejemplo ante el abuso sexual, el maltrato familiar, el acoso laboral, el maltrato escolar, el terrorismo, los crímenes de guerra, etc.
La agresividad es un instinto natural que el hombre lleva consigo desde su nacimiento y que comparte con los animales. Este instinto nos sirve para estar alerta, defendernos y adaptarnos al entorno. Por lo tanto la agresividad es biológica, instintiva y está regulada por reacciones neuroquímicas. Gracias a la cultura, modulamos ese instinto agresivo y lo convertimos en un instinto social.
Tipos de agresión y victimización injustificada en preescolar En la nominación de los iguales la mayoría de los tipos de comportamientos agresivos fueron: agresión física directa agresión relacional directa agresión verbal directa agresión relacional indirecta. En relación al género, cuando los varones fueron nominados agresores, lo fueron de todo tipo de agresiones, pero tendían a usar en primer lugar la agresión física directa, seguida de la relacional directa y la verbal directa, y menos la relacional indirecta. Las niñas tendían a usar en primer lugar la relacional directa, seguida de la física y la verbal, y no usaron los modos indirectos.
Se realizó un MANOVA para examinar si había diferencias de género en las formas de agresión de varones y niñas, y se halló que los varones eran más nominados en el tipo agresión física y relacional directa pero no hubo diferencias significativas de género respecto del tipo agresión verbal directa y la relacional indirecta.
La mayor parte de las nominaciones de victimización fueron la victimización física seguido de la victimización verbal victimización relacional directa y victimización relacional indirecta. También el MANOVA que se hizo para examinar las diferencias de género mostró diferencias no significativas en la adjudicación de tipos de victimización más frecuentes entre los varones y las niñas.
Instrumentos que posibilita identificarla: Para evaluar el papel (rol) social dentro de la dinámica de agresividad injustificada, se realizó una entrevista individual con cada niño/a, utilizando la técnica de nominación entre iguales y nominación propia sobre los roles descritos (agresor, víctima, colaborador del agresor, defensor de la víctima y espectador).
Para la entrevista con los niños y niñas se utilizó un instrumento de viñetas que contenía 4 situaciones diferentes de compañeros involucrados en agresión entre iguales correspondiente a las cuatro categorías:
a) agresión directa relacional (un niño/a dice a otro que él/ella no puede jugar)
b) agresión física directa (un niño/a pega, golpea, empuja a otro/a).
c) agresión relacional indirecta (un niño/a distribuye desagradables rumores sobre otro/a)
d) agresión verbal directa (un niño/a grita e insulta a otro).
La violencia en el sistema educativo. Escuelas, complicidad y fuentes de la violencia Los sistemas educativos son cómplices de los malos tratos infantiles, Los aspectos concretos de la violencia sistémica son: prácticas excluyentes, tolerancia de los malos tratos, políticas discriminatorias, etc. Se ha definido la violencia sistémica como cualquier práctica o procedimiento institucionales que produzcan un efecto adverso en los individuos o los grupos al imponerles una carga psicológica, mental, cultural, espiritual, económica o física (Epp y Watkinson, en prensa).
La violencia sistémica son las consecuencias involuntarias de procedimientos aplicados por autoridades bien intencionadas que creen que las prácticas están al mejor servicio de los alumnos. Lo que provoca que la violencia sistémica sea sistémica es el hecho de que no exista nadie a quien culpar. Las personas que la aplican sólo forman parte de un proceso más general. (Miller, 1990b) La violencia sistémica se produce cuando el efecto positivo sobre algunos alumnos sólo es posible mediante el efecto negativo sobre otros. Hay tres fuentes de la violencia sistémica fundamentales:
1. la estandarización
2. la práctica pedagógica
3. el castigo.
1.-La consecuencia natural de una prueba estándar es un agrupamiento por capacidad o por nivel académico. La violencia sistémica de la estandarización afecta a los niños de varias maneras. Se asienta en los tests y en los procedimientos de valoración que convencen a los alumnos de que están, por debajo de la media sin hacerles conscientes de lo que la media realmente significa.
2.-Los alumnos enumeraron cientos de cosas que les producían enojo, pero todas ellas estaban relacionadas con una de estas cuatro categorías: las prácticas docentes, los sistemas de evaluación, las relaciones de poder y las cuestiones de equidad (Johnson, 1996, p. 120).
3.-Los intentos por mantener el control suponen muchas veces un mal uso y un abuso del poder del profesor como guardián de la puerta que da acceso al éxito.
Las políticas y las prácticas que van asociadas con la estandarización, la pedagogía excluyente y el castigo impiden el aprendizaje y también pueden favorecer un clima de violencia.
La complicidad de la escuela permite que la violencia sistémica de la deshumanización y la estratificación continúen. Los procesos que mantienen estos aspectos de la violencia son factores que subyacen en la aceptación continuada de los malos tratos físicos, emocionales, psicológicos y sexuales que los niños reciben tanto en la escuela como en la sociedad.
Valdés & Mena (2002) Muestran que jóvenes de enseñanza media perciben los espacios-curso como lugares desprotegidos, donde jamás se atreverían a mostrar confiadamente sus opiniones. Un curso que se constituye como terreno de desconfianza es, entonces, un mal contexto de aprendizaje y un lugar donde se forma para el subdesarrollo político, social y moral. Desde la perspectiva de formación en valores de convivencia, tener la experiencia de un curso que posibilita vínculos positivos, capaz de organizarse en pro de metas de auto cuidado y de servicio ciudadano, constituye la cuna de la formación moral para el respeto y la ciudadanía. El conductismo social, por su parte, explica que la agresividad se aprendería y mantendría gracias al aprendizaje vicario y el modelaje. Se trata de buscar qué hacer con las emociones, de manera tal, que actúen de forma transformadora y creativamente sobre los contextos que las originan. Aprender a autorregular los impulsos en función de valores y bienes superiores es parte de la humanización de las personas, y el desafío formativo para familias y escuelas.
Condiciones o contextos que favorecen o previenen la violencia La capacidad de comprender al otro, y darse cuenta que el otro piensa y siente distinto. Esto es lo que Kohlberg (1992) llama “toma de perspectiva”. La base de la solidaridad, de la compasión, del disculparse, del perdón, es la capacidad de empatizar con el otro. Y eso se desarrolla en la medida que otros nos ayudan a hacerlo.
Una tercera dimensión, es la que Piaget describe como “juicio moral”, y que posteriormente el mismo Kohlberg investiga y desarrolla. Esta dimensión se refiere al discernimiento que la persona es capaz de hacer respecto de lo que es justo en una determinada situación. Los niños internalizan los principios de las autoridades significativas que los han guiado.
El autocontrol, que significa ser capaz de controlar el impulso a reaccionar irreflexivamente, como desafío formativo, se podrían distinguir al menos cuatro componentes: la aclaración de valores y proyectos que hacen significativo el autocontrol; la aclaración de las normas que habremos de ponernos –dadas nuestras características particulares– para conseguir el autocontrol; el desarrollo de la autonomía para tener voluntad de regirse por estas normas que nos dimos; y el ejercicio en las conductas alternativas a la conducta violenta. Las emociones de rabia y miedo que nos provocan ciertos contextos, pueden provocar naturalmente la reacción violenta. Esta reacción impulsiva puede ser “formada”, logrando que la persona aprenda a interpretar mejor el contexto y la gama de reacciones posibles y sus consecuencias. En contextos de mucha asimetría de poder es más probable que haya actos violentos con abuso. Por el contrario, donde las personas comparten las cuotas de poder, donde existen posibilidades de expresión y escucha, y se respeta a cada persona en sus diferencias, disminuye el riesgo de que se produzcan situaciones violentas de abuso.
Lograr ambientes más democráticos, de más participación y con buenos mecanismos de resolver problemas considerando las perspectivas y soluciones de los distintos actores. Milicic y Arón (2000) postulan que algunas características que posee un clima social nutritivo son: Se reconocen los logros y predomina una valoración positiva de sus integrantes. Las personas se sienten valiosas. Existe identidad con la comunidad. Se favorece el crecimiento, el desarrollo personal y la creatividad. Existen estrategias positivas de resolución de conflicto y se percibe un clima de justicia. Las normas y las consecuencias de su transgresión son conocidas por todos. Los integrantes se sienten respetados en sus diferencias. Hay acceso y disponibilidad la información relevante.
características que favorecerían la existencia de violencia en las escuelas: Una concepción autoritaria de educación. Excesiva rigidez en las jerarquías. Sistemas de control donde prevalece lo coercitivo. Concepción de respeto unidireccional. Concepción de obediencia que no permita la divergencia. No dar espacio y evitar los conflictos propios de las escuelas.
Conclusión El sistema educativo en ocasiones se ve involucrado en diversos tipos de violencia, siendo una de ellas la sistémica, donde los profesores difícilmente se dan cuenta del daño que pueden provocar en alguno de los alumnos. El nivel de educación preescolar es una etapa de formación de los niños que puede contribuir a prevenir la violencia; existe una agresividad normal que, bien canalizada, permite a los niños afirmarse, superarse y salir adelante en lo que emprenden; pero a menudo se la confunde con la violencia destructiva que perjudica la adaptación y el desarrollo. La agresividad es normal, es una pulsión de vida adaptada a ciertos contextos. Cuando se mantiene dentro de ciertos límites, esta energía vital asegura nuestra supervivencia. La educación no pretende eliminar esta energía, sino canalizarla y hacerla útil. La agresividad se presenta en los primeros años de vida, pero se desaprende a medida que los niños descubren cómo expresar sus necesidades y sus frustraciones, respetándose a sí mismos y a los demás. En la gran mayoría de los niños disminuyen los comportamientos agresivos gracias al lenguaje y a una orientación adecuada (Bourcier, 2012).
Referencias Ortega y Monks (2005) Agresividad injustificada entre Preescolares consultada en http://www.psicothema.com/pdf/3128.pdf Pintus Alicia. Violencia en la escuela. Disponible en: http://www.rieoei.org/rie37a06.pdf Bourcier, S. (2012). La agresividad en los niños de 0 a 6 años. Madrid, Narcea, pp. 109-148. Ross,J (1999) Escuelas, complicidad y fuentes de violencia, en la Violencia en el Sistema Educativo, editorial Muralla; Madrid, España, pp15-47 Mena, I. (2003) Contra la violencia la formación en convivencia. Disponible en: http://www.revistadocencia.cl/pdf/20100730000932.pdf
INTEGRANTES Guillermina Bernal Aylin Gutierrez Carolina Quintero Susana Santiago Cindy Solis