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NO PUEDEN DECIR “NO”

Por Andrés Cikato

LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS

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ESTÁN OBLIGADAS A ADMITIR

NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES

CON DISCAPACIDAD EN SUS AULAS. SIN EMBARGO, MÁS ALLÁ DE UNA NORMA

QUE BUSCA GARANTIZAR LA DIVERSIDAD, LAS BARRERAS A LA INCLUSIÓN SIGUEN EXISTIENDO EN LOS HECHOS.

Maicol, un niño con parálisis cerebral de Barrio Aeroparque en Canelones, fue preguntado acerca del por qué lo pasaron a otra escuela: “No tenía mucha accesibilidad, no tenía rampas …”, responde. Tiziano, de Jardines del Hipódromo, fue rechazado en una institución educativa en su barrio y debió conseguir un liceo en el centro de Montevideo, un viaje de más de 40 minutos con un costo enorme. Federico, usuario de andador, debe lidiar con algunas calles de Paso Carrasco para poder ir desde su casa al colegio en un día de sol, porque no cuenta con transporte accesible a silla. Desde hace un tiempo, la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (Inddhh), junto a organizaciones de la sociedad civil, entre ellas, el Grupo de Trabajo de Educación Inclusiva, lanzó una campaña de concientización titulada “No pueden decir no”, basada en Protocolo guía para las situaciones de discriminación y rechazo por motivos de discapacidad en el ámbito de la educación. Esta campaña apunta a denunciar la discriminación que algunas instituciones educativas cometen cuando le dicen a un niño, una niña o adolescentes con discapacidad, que no pueden estudiar en dichos centros. Se deberán ir deconstruyendo conceptos que impiden que la inclusión en la educación encuentre un escenario de cimentación integral, profundo, saludable, robusto. Las instituciones educativas están obligadas a admitir niños, niñas y adolescentes con discapacidad en sus aulas. Pero las barreras a la inclusión en la educación existen en los hechos: están la actitudinales, aquellas que emergen de los preconceptos y los prejuicios; las barreras físicas, de accesibilidad, relacionada con la poca disponibilidad de fondos económicos; las barreras didácticas, docentes que no reciben una educación que promueva y trabaje la inclusión; las barreras que nacen de las mismas instituciones, que empantanan al centro educativo para modificar la educación estandarizada. Las barreras también están en cada uno de nosotros. A veces son murallas. En algún momento, a Maicol y a Tiziano se les negó el derecho a la educación regular. Le han dicho: “No, tú no puedes estudiar en esta institución”. Y las familias de los alumnos y alumnas con discapacidad reciben esta noticia como un balde de agua helada y deben ir en busca de otras instituciones más “benevolentes”.

“¿Alguna vez pensaste en no poder elegir la institución educativa para tu hijo o hija?: No pueden decir No”.

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