4 minute read
“La sustentabilidad llegó a mi vida para patear tableros”
from Revista SEA #23
by Revista SEA
Por Lucía Tornero
LULA GIL ES MUCHAS COSAS. ARQUITECTA, PROFESORA DE STAND-UP PADDLE, ARTISTA Y ACTIVISTA. PERO, POR SOBRE TODO, UNA BUSCADORA DE PROPÓSITO… Y ENCONTRÓ EL DE ELLA: HABITAR LA TIERRA DESDE UNA NUEVA PERSPECTIVA. UNA CRISIS PERSONAL LA LLEVÓ A DARLE UN GIRO A SU VIDA Y LA MOTIVÓ
Advertisement
A CREAR WATER JOURNEY, UN PORTAL QUE SE CONVIRTIÓ EN UNA CAUSA Y UN VEHÍCULO DE CONCIENCIA A TRAVÉS DEL CUAL TRANSMITE SU AMOR POR EL OCÉANO.
¿Cómo te iniciaste en este camino de activista?
En el año 2016, durante una crisis personal, empecé a hacerme muchos cuestionamientos acerca de mi rol en este planeta. Mi profesión es la arquitectura y estaba trabajando en una empresa constructora. Ante esta crisis interior, a mis 30 años, lo que me acercó al activismo fue el deporte. Empecé a practicar el Stand-up Paddle (SUP) en el Río de la Plata y en esas salidas, me conecté con todos esos cuestionamientos emocionales que estaba teniendo de una forma muy honesta y muy verdadera, que no estaba pudiendo conectar en la tierra. Me daba angustia. Ahí el SUP me permitió ver a la ciudad de Buenos Aires desde una nueva perspectiva y entendí que yo también quería habitar el planeta desde otro lugar. Y el río me empezó a mostrar la contaminación plástica en los océanos. Porque yo salía a remar con mi tabla y eso era lo que me encontraba: los plásticos. Ahí decidí crear el portal Water Journey para poder empezar a registrar toda esta aventura que empezaba a tener con el agua, para contar todo lo que el mar y el río me empezaron a mostrar.
El deporte fue una gran herramienta de transformación y superación personal. Y en este caso, hace 6 años, pasó que el deporte me acercó al agua, al Río de la Plata y de ahí al océano. Pude conectar con este cambio de perspectiva que estaba necesitando hacer en mi vida de una forma muy sana, y de a poco, la contaminación plástica en los océanos se volvió mi motivación. Ahí encontré el mensaje que yo quería transmitir, un mensaje que inspira a conectar con una forma de habitar el planeta más amigable.
¿Qué te dice la palabra “sustentabilidad”?
La sustentabilidad me habla de sostener. Es un término que descubrí en ese momento de crisis y es lo que me inspiró a encontrarle un nuevo sentido a mi vida y al uso que le doy a mis dones y a mis talentos, a cómo poner al servicio lo que yo tengo para que pueda sostenerse en el tiempo y que pueda contribuir a una causa superior que mi propio beneficio personal. La sustentabilidad llegó a mi vida para patear tableros porque antes, en mi historia personal, yo vivía más desde el ego, para trabajar para el beneficio propio, metas concretas, beneficio económico y capaz mirar solo mi rancho, mi círculo íntimo. A través de la sustentabilidad entendí que es muy importante que todos tengamos en consideración a la Tierra y que la podamos incluir dentro de lo diario.
¿Cómo nació esa conexión entre el arte y el activismo ambiental?
Empecé a surfear y me empecé a relacionar con el océano desde otro lugar. Y a modo de una herramienta comunicacional para mi blog, empecé a sacar fotos de plásticos que juntaba en las playas a dónde iba. De a poco, esas obras se iban quedando en mi perfil y yo las iba viendo, algunas las imprimía hasta que después, en las limpiezas de playas que hacíamos, comencé a quedarme con algunas piezas plásticas que me parecían muy simbólicas para contar una historia. Así empecé a crear arte, una herramienta de activismo que era la que yo buscaba sin saberlo. Mis obras tratan de contar una historia a través de los plásticos que quedaron abandonados en alguna parte del mar y que yo siento muy profundamente que el mar los está trayendo, justamente para que podamos verlos y entremos en conciencia de que podamos ver la causa desde un lado emocional, no sólo el lado mental que nos indica que está mal consumir tanto plástico o que está mal usar el plástico de un solo uso. Cuando lo vemos desde el arte, una canción, una obra, una poesía, podemos conectar con el amor que la Tierra nos da y podemos entenderlo desde otro lado.
¿Qué sentís al ver que cada vez avanza más el cambio climático, degradación de bosques o contaminación de mares? Me da bronca, me da impotencia porque sé que el sistema en el que vivimos es algo muy difícil de cambiar, tiene malas prácticas instauradas desde las entrañas. Pero con el tiempo, pude habitar esa bronca y angustia y pasé esa parte más oscura y transitar hacia el otro lado, que es estar confiada y sabiendo que se viene una nueva forma de habitar la Tierra, y que todos los humanos tenemos la posibilidad de cambiar la historia y hacer que vivamos de una forma más armónica. Creo que todo empieza en casa, en uno mismo, desde el amor que le das a tu propio jardín o tus hijos, y aplicar ese mismo amor a la Tierra. Eso me da esperanza. Joanna Macy habla de “El gran giro”: una vez que pasamos la etapa de bronca y de culpar a alguien, entramos en la positividad y en sentir que se puede. Trabajo por contagiar ese giro, ese cambio de perspectiva. Y entender que en la vida estamos todo el tiempo en contacto con la naturaleza, no estamos separados. Por más que vivamos en la ciudad, tenemos la posibilidad de estar en contacto con la Tierra porque somos la Tierra.
¿Qué mensaje buscás transmitir?
Acercar a las personas a la naturaleza a través del arte y el deporte. Ayudarlos a recordar que somos naturaleza. Cuando amamos a alguien, lo cuidamos, tenemos respeto y se convierte en un vínculo donde hay reciprocidad, respeto, pero cuando sabemos que ese otro animal, planta nos ama también a nosotros, eso pasa a ser un vínculo sagrado. Este es el mensaje que quiero transmitir. A través de mis obras con los plásticos, intento que cada uno de ellos pueda contar una historia y despertar algo dentro de cada uno. Que podamos ver ese plástico y que en nuestro próximo acto de consumo podamos elegir diferente, elegir la opción que considere a la Tierra. Seguila