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Nota editorial

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Desde el cielo

Desde el cielo

Con ansias

¿Cuál la razón de ser de una (nueva) revista de y sobre literatura boliviana? ¿Cuál la necesidad, el ansia de crearla? El país desde el que escribimos, vasta porción de tierra y selva en el centro de Sudamérica, posee una rica tradición literaria y una vigorosa producción contemporánea, casi desconocidas, sin embargo, más allá de sus fronteras e incluso, parcialmente, dentro de ellas. Alejada de los circuitos editoriales internacionales, ausente hasta hace poco de sus catálogos, creciendo sin el espoleo de una crítica activa y sin el estímulo de políticas estatales y espacios de difusión que amplíen el número de sus lectores, la actual literatura boliviana goza, al margen de ello, de buena salud y sigue dando frutos en sazón. Sólo hay que saber ponerlos al alcance.

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Contribuir a esta visibilización es la tarea que hemos asumido, sin pretensiones pero sin apocamientos, como nuestra. Y queremos hacerlo poniendo en valor la literatura boliviana de manera reflexiva y crítica, aunque sin alejar a los lectores con academicismos. El rigor no tiene porqué ir de la mano de la ininteligibilidad o de una erudición de cita a pie de página. Queremos tomar, del periodismo –pues quienes hacemos El Ansia fuimos, antes (o además) de escritores, periodistas– su claridad y algunos de sus géneros: la crónica, la entrevista, la columna, y combinarlos con el ensayo literario, que seguirá siendo el plato fuerte y central de la mesa. Es una irreverencia, quizá, pero ese quiere ser otro de los sellos de la casa: una cierta provocación reposada. Otro lo será una toma de posición respecto al quehacer de la escritura, expresado en la selección de autores no necesariamente reconocidos por el canon interno, ajenos a su preceptiva estética.

Esta revista –nuestra Ansia boliviana– nace suscitada por El Ansia Argentina, dirigida por el novelista

José Brindisi. No es eco sino resonancia: reforzamiento de amplitudes sonoras como resultado de la coincidencia de ondas similares, sonido que acompaña al sonido, timbre particular que aporta una voz distinta, otro instrumento. Tal El Ansia Bolivia, voz que ahora inicia su propia andadura.

De El Ansia Argentina mantendremos, además del espíritu, la estructura trina. Abordaremos a tres escritores en cada número anual, con un rasgo distintivo: serán un narrador, un poeta y un autor de otro género, sea ensayo, historia, teatro, etc., de diferentes generaciones y proveniencias regionales. De este modo, nuestra mirada quiere ser más abarcadora –invitando también a colaboradores con enfoques diversos–, y podremos visibilizar otros campos de escritura, como la poesía, de gran relevancia y calidad en nuestro país.

Para este primer número escogimos al cuentista y novelista Edmundo Paz Soldán, que contra lo que se podría pensar, pese a ser el escritor boliviano más leído y conocido fuera de Bolivia, no tiene el suficiente reconocimiento interno por su obra narrativa, no entre los lectores, que son muchos, sino en algunos espacios de la crítica académica. Sobre su trabajo han escrito aquí Giovanna Rivero, Sebastián Antezana, Álvaro Bisama y Maximiliano Barrientos.

Nos aproximamos también a la figura de uno de los intelectuales más polifacéticos del país. Historiador, periodista, pedagogo y, especialmente, inquieto divulgador de la cultura y las letras bolivianas, Mariano Baptista Gumucio es lo que en otras épocas se llamaba un polígrafo, un papelista con un acercamiento no ortodoxo a las fuentes de la historia. Textos acerca de las distintas vertientes de su labor son firmados por Luisa Fernanda Siles, Gabriel Chávez, Valentín Abecia y Mónica Oblitas.

La poeta elegida para este primer número es Matilde Casazola, que además e inseparablemente es la compositora más importante y valorada de Bolivia. Siendo la Chavela Vargas o –más cerca de su perfil– la Violeta Parra nacional, pero con un bagaje poético y musical más rico y complejo, su canción apenas ha traspasado fronteras, lo que en nuestra medida buscamos

reparar. Su amplia obra en poesía, aunque muy leída, tampoco ha merecido las aproximaciones críticas que mereciera, acaso por haber abrazado una estética que la aleja, e incluso la enfrenta, al marginalismo malditista que fue dominante en la poesía de una parte de Bolivia durante muchos años. Acerca de ella han escrito Cergio Prudencio, Magela Baudoin, Gary Daher y Juan Murillo, autor de la mayor parte de las fotografías que ilustran el número.

En el caso de los tres autores a quienes se dedica la revista, cada uno ha escogido, para su publicación, tres textos suyos que considera capitales y otros tantos de autores bolivianos que le han influido. De esta manera se sitúa a cada cual en la tradición y el diálogo con las nuevas generaciones de escritores y lectores, a quienes, sobre todo, queremos llegar, ansiosamente, con esta propuesta.

Consejo editor.

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