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Mi Camino de Santiago

Sara Barbera Carmen Herrera


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Ă?ndice HISTORIA Parte 1 ............................................................................................................................................................................ 1 Parte 2............................................................................................................................................................................ 3 Parte 3............................................................................................................................................................................4 Parte 4 ...........................................................................................................................................................................7 Cultura Santiago....................................................................................................................................................... 9 Vocabulario.................................................................................................................................................................. 11 Expresiones ................................................................................................................................................................. 16


Parte 1 En el año 812 un ermitaño llamado Pelayo vio una estrella posada en el bosque Libredón (Galicia). La siguió y encontró un antiguo cementerio romano. En uno de los sepulcros se encontraba enterrado Santiago Apóstol. Al conocer la noticia, el rey Alfonso II de Asturias decidió ir a visitarlo. Se convirtió así en el primer peregrino de la historia, empezando a recorrer lo que se conoce como el camino primitivo. A partir de entonces, cientos de peregrinos de toda Europa comenzaron a visitar el sepulcro, el llamado Campus Stellae (campo con estrella), de donde viene la palabra Compostela. Esta tradición se ha conservado hasta nuestros días. Cada año miles de peregrinos realizan esta ruta a pie, a caballo o en bicicleta con una misma meta: llegar a Santiago de Compostela y asistir a “la misa del peregrino”, donde reciben la bendición y dan las gracias por las experiencias vividas en el camino. ______ Todavía no me creo que esté aquí, cumpliendo la promesa que te hice hace tanto tiempo. Acaricio Compostela con la mano, observo con orgullo los sellos que me pusieron en cada etapa que hice durante el camino. Sonrío, pues aunque el Camino de Santiago fue difícil de recorrer, no lo fue tanto como conseguir que te enamoraras de mí y aceptaras dejar tu amada Galicia para mudarte a Sevilla y hacerme así el hombre más feliz del mundo. Recuerdo que el día de nuestra boda te prometí que algún día yo haría el mismo camino que tú acababas de hacer por mí, pero a pie. Tú sonreíste, con esa forma que tenías de hacerlo y me dijiste con un tono irónico: ¡Pero si tú coges el coche hasta para ir al supermercado de la esquina! ¿Tú dices que vas a hacer a pie el Camino de Santiago un día?”. Y los dos nos reímos bajo la lluvia de pétalos de rosa que, en ese momento, nos lanzaron nuestros amigos y familiares al grito de “¡Vivan los novios!”. 1

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El Camino me ha cambiado. Tú me has cambiado. Empecé el camino destrozado. Sí. Los últimos meses se habían llevado mucha de mi musculatura y sobre todo las ganas de vivir. Apenas comía y había perdido tanto peso que me veía obligado a vestirme con la ropa de nuestro hijo Alberto. Todos se llevaron las manos a la cabeza cuando les dije que me marchaba a Santiago. Nuestra hija Alicia, ya la conoces, trató de impedírmelo. “Papá, ¡son casi mil kilómetros a pie!”. Pero Susana la convenció de que necesitaba hacerlo. Siempre ha sido, después de ti, la que mejor me comprende. Quizás porque, de nuestros tres hijos, ella es la que más se te parece. Salí hacía Compostela hace ya tres meses, siguiendo la Vía de la Plata, que es como se llama la ruta del Camino de Santiago desde Sevilla. Un recipiente con tus cenizas, dinero en efectivo y una mochila que me prestó tu hermano, ese era todo mi equipaje. Eché en falta tu capacidad de saber qué meter siempre en la maleta. Como sabes yo siempre fui un desastre empaquetando.

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Parte 2 Los primeros días fueron difíciles. Hacía demasiado calor y yo no tenía ya la forma física de los muchos veinteañeros que me iba encontrando en los albergues. Ellos caminaban treinta kilómetros diarios, yo a duras penas podía con quince. Veía como todos me iban dejando atrás. Constantemente tenía que detenerme a descansar. Me faltaba la respiración. Mis piernas temblaban de cansancio. Mi cuerpo se negaba a continuar cada vez que paraba al lado de la carretera, mientras decenas de peregrinos a pie, en bici o a caballo continuaban felizmente su camino a Santiago. Llegaba tan tarde a los albergues que casi nunca encontraba cama. Me veía obligado a dormir en mi saco, lo cual no ayudaba para nada con los constantes dolores que tenía en mi espalda. Estuve varias veces a punto de tirar la toalla, pero entonces me acordaba de ti y de lo duro que habías luchado siempre y sabía que yo no podía rendirme. No podía defraudarte de aquella manera. El quinto día de camino conocí a Albert. Tenía mi edad, pero su forma física no tenía nada que ver con la mía. Albert era un deportista nato y para él caminar treinta kilómetros diarios no era ningún problema. Coincidimos en el albergue de Monasterio, en Badajoz, Extremadura. Compartimos una lata de fabada aquella noche. Albert me contó que aquel era el tercer camino que hacía. El verano anterior había hecho el Camino Francés y el anterior a ese el Camino Portugués. Vivía en Barcelona, era profesor de matemáticas en un colegio y solía aprovechar las vacaciones de verano para hacer este tipo de cosas. Estuvimos hablando hasta casi la madrugada, tanto que incluso le hablé de ti.

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Parte 3 A la mañana siguiente, Albert me dijo que iba a hacer el Camino conmigo. –Tu camino de Santiago va a ser una experiencia única –aseguró Albert–. Por eso quiero ayudarte a conseguirlo. Sé que vas a conseguirlo, y bueno, quién sabe, quizás me termines enseñando a cantar un poco de flamenco en el camino. Ja, ja, ja. Luego puso su concha en mi bastón. –¿Sabes? –dijo Albert–. Antiguamente los peregrinos llevaban una concha de regreso a sus países de origen para demostrar que habían realizado el Camino de Santiago. Desde entonces, esta concha se ha convertido en el símbolo del peregrino. De hecho, en las calles de muchas de las ciudades españolas, se pueden ver conchas que señalan el camino a seguir para llegar a Santiago. Hace poco iba caminando por el centro de Córdoba y vi algunas conchas en algunas de las calles más antiguas. Increíble, ¿verdad? Así fue como mi viaje en solitario se convirtió en una aventura para dos. Gracias a la ayuda de Albert mejoré mi media diaria, ya era capaz de caminar entre veinte y veinticinco kilómetros diarios por la Vía de la Plata. No tardamos

en

abandonar

Extremadura,

rumbo

a

Mérida.

Salíamos

de

madrugada, para evitar las horas de calor y llegábamos siempre a tiempo de coger cama en los albergues. Albert era un hombre muy abierto y en seguida se hacía amigo de los peregrinos que nos encontrábamos pro el camino. No nos faltaba ninguna noche una buena conversación o un fuego en el que calentar nuestras latas de conservas. Conocimos a Maika en Mérida, cuando ya llevábamos una semana viajando juntos. Era algo más joven que nosotros, delgada pero fuerte, de mirada risueña y sonrisa fácil. Aquel era su primer día de viaje. Compartió con nosotros la tortilla de patatas que había preparado la noche anterior. Era 4

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profesora, como Albert, aunque a pesar de su talento y currículo se había quedado en paro recientemente. La situación de desempleo la hacía sentirse vacía, inservible. Por eso decidió hacer el Camino. Necesitaba sentirse viva de nuevo, sentir que podía afrontar retos y que podía superarlos. No había encontrado a nadie entre sus amigas que entendiera el objetivo de su viaje ni que se apuntara a la aventura sola. Una mirada cómplice entre Albert y yo fue suficiente para cambiar aquello: Maika pasó a formar parte de nuestro grupo de peregrinos de inmediato. Mientras tanto, yo iba ganado peso y musculatura. Las jornadas de caminata ya no me agobiaban tanto y había empezado incluso a disfrutar del paisaje. La variedad y belleza era abrumadora. Densos bosques verdes e interminables donde la luz se quedaba como paralizada en la copa de los árboles, riachuelos de aguas transparentes en los que frecuentemente terminábamos alguno con chapuzón rápido, campos de cultivo, carreteras solitarias… Todo tenía algo de mágico e inolvidable. Maika, gran aficionada a las ciencias naturales, compartía con nosotros sus amplios conocimientos sobre flora y fauna. Nos enseñó a distinguir si una hoja era de un árbol o de otro. Gracias a su ingenio fuimos capaces de avistar un urogallo, una fascinante especie de ave en peligro de extinción, que se esconde en los bosques de León. La sabiduría de Maika y su capacidad para encontrar la belleza en los rincones más remotos me hechizaron por completo. Me sentí como aquel solitario urogallo, que de repente es descubierto y admirado. Como por arte de magia, la soledad y la tristeza comenzaban a alejarse por primera vez desde que te fuiste y por primera vez en mucho tiempo volví a sentir algo de felicidad.

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Parte 4 Las semanas fueron pasando. Nuestro grupo de peregrinos crecía a gran velocidad. Muchos se unían y salían. En la última semana se había sumado a nosotros Ricardo, un joven arquitecto de Salamanca que viajaba con su novia, Marga, y tres amigos más que realizaban el Camino como viaje de fin de carrera. Y Jennifer, una estudiante austriaca

que apenas intercambiaba

alguna frase suelta con Albert, el único que hablaba inglés de todo el grupo, pero que tenía siempre una sonrisa encantadora. En los albergues siempre formábamos el grupo más animado y terminábamos muchas veces cantando, contando chistes y discutiendo acaloradamente sobre temas políticos. No había ni un solo día en el que no conociera a alguien nuevo, que me contaba su historia y desparecía. A medio camino compré una pequeña libreta donde me dedicaba a apuntar todas aquellas historias que me contaban. Hacia el final del viaje ya no me quedaban hojas libres. Allí había de todo: promesas de amor, rupturas dolorosas, fe, afán de aventuras, ganas de diversión, introspección… Gente de todo el mundo con una razón, o no, para hacer aquello. Y todos aseguraban que la experiencia había superado sus expectativas. Yo mismo lo he pensado cuando he comprendido que el majestuoso edificio que tengo frente a mí es la Catedral de Santiago. No imaginaba cuando emprendí el viaje que llegaría este día y que yo lloraría de emoción por saber mi meta alcanzada. Pero aquí estoy, con nuestra Compostela en una mano y el último puñado de tus cenizas en la otra. Al dejar que el viento se lleve lo último que me queda de ti, siento que por fin estoy en paz. He cumplido la promesa que te hice y sé que tú, donde quiera que estés ahora, te sientes orgullosa de mí. Maika y Albert me observan, emocionados bajo sus paraguas, desde el otro lado de la plaza. Mañana Albert regresa a Barcelona. Maika quiere venirse a Sevilla a probar suerte. Me gusta que, cuando lo dice, sonríe y su sonrisa me 7

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hace sentir bien. Desde que te perdí, ninguna sonrisa había sido capaz de hacerme sentir de esa manera. Sé que esto te hará feliz, te prometí que trataría de rehacer mi vida, que lo haría por ti. Desgraciadamente, hasta ahora no tuve fuerzas de cumplir esta promesa, a pesar de los años. Mañana el hombre que era cuando empecé este viaje habrá dejado de existir y mi nuevo yo intentará ser feliz otra vez. Pero hoy sólo quiero quedarme aquí, frente a la Catedral, echándote de menos y amándote como sólo he sabido amarte a ti.

En ese momento, las campanas de la Catedral empezaron a sonar. Dejó de llover y una bandada de palomas levantó el vuelo.

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Cultura Santiago

EL CAMINO El Camino de Santiago es una ruta que realizan peregrinos, tanto españoles como de todos los rincones del mundo. El destino final es la Catedral de Santiago de Compostela, ciudad de la región de Galicia, en el noroeste de España. El origen de la peregrinación a Santiago de Compostela se remonta al año 812, cuando fueron encontrados los restos de Santiago Apóstol. Alfonso II, rey de Asturias, ordenó construir una iglesia para acoger los restos del santo. Desde entonces, Santiago de Compostela se ha convertido en uno de los principales destinos de peregrinación cristiana del mundo. Aunque los inicios del Camino de Santiago son evidentemente religiosos, en la actualidad existe un alto número de peregrinos que realizan el trayecto por distintas razones. Entre ellas, el contacto con la naturaleza, el afán de 9

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superación, la búsqueda de aventura o el crecimiento personal. Cada año, miles de personas recorren el Camino, generalmente a pie, pero también en bicicleta o incluso a caballo. El Camino de Santiago no es un itinerario único, sino que existen distintos trayectos. El Camino de Santiago Francés es la ruta más popular. Fue además declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Otras rutas muy concurridas son el Camino de Santiago Portugués, desde Portugal, o la Vía de la Plata, desde el sur de España.

LA VIEIRA La vieira es el símbolo de la peregrinación a Santiago de Compostela. Región costera como es, en Galicia abundan las conchas de este molusco. Tradicionalmente, la vieira constituía la prueba de haber estado en Santiago. Los peregrinos la llevaban atada al bastón o en torno al sombrero, como señal de que la peregrinación había sido un éxito.

LOS ALBERGUES Los albergues de la ruta de Santiago representan una importante ayuda para el peregrino. Se trata de un servicio público, aunque también existen albergues privados de bajo coste. Generalmente hay un albergue para peregrinos en cada pueblo del Camino de Santiago. Hace algunos años eran gratuitos. En la actualidad tienen un precio simbólico de seis euros por noche. El único requisito para acceder a estos albergues es poseer una libreta acreditativa, que certifique la condición de peregrino. Esta libreta habrá de ser sellada en cada establecimiento. Se puede conseguir la libreta, y los correspondientes sellos, en iglesias y albergues.

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Vocabulario A abedul:

(el) birch

abrumador/a:

overwhelming

acariciar:

to caress

afrontar:

to face

agobiar:

to overwhelm

albergue:

(el) hostel

apenas:

barely

aprovechar:

to make the most

apuntar:

to write down

asistir:

to attend

avistar:

to spot

B bastar:

to be enough

bendici贸n:

(la) blessing

boda:

(la) wedding

bosque:

(el) forest

C cansancio:

(el) tiredness

cari帽o:

darling

cementerio:

(el) graveyard

ceniza:

(la) ash

chapuz贸n:

(el) dive

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compartir:

to share

concha:

(la) shell

concurrido/a:

crowded

congeniar:

to get along

conserva:

canned food

conservar:

to keep

copa del árbol:

the top of the tree

corpulento/a:

stocky

cumplir:

to fulfill

D defraudar:

to let down

dejar atrás:

to leave behind

derivar:

to derive

desastre:

(el) mess; “esta casa es un desastre”: this house is a mess

destrozado/a:

shattered

dinero en

(el) cash

efectivo:

E echar de menos:

to miss; “echo de menos a mi familia”: I miss my family

enamorarse:

to fall in love

empaquetar:

to pack

emprender:

to take up; “emprender un viaje”: to take up a journey

enganchar:

to hook

enterrar:

to bury

equipaje:

(el) luggage

ermitaño/a:

(el/la) hermit

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estrella:

(la) star

F fe:

(la) faith

fresno:

(el) ash tree

G ganas de vivir:

will to live

H hechizar:

to bewitch

I impedir:

to prevent

inservible:

useless

incluso:

even; “me gustan los deportes, incluso los de riesgo�: I love sports, even the extreme ones

inolvidable:

unforgettable

intercambiar:

to exchange

L lanzar:

to throw

lata:

(la) can

limitarse a:

to restrict oneself to

M madrugada:

(la) dawn

majestuoso/a:

majestic

meta:

(la) goal

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misa:

(la) mass

mochila:

(la) backpack

mudarse:

to move; “mudarse a otra ciudad”: to move to another city

musculatura:

(la) musculature

O orgullo:

(el) pride

P paro:

(el) unemployment

perder peso:

to lose weight

peregrino/a:

(el/la) pilgrim

pétalo:

(el) petal

promesa:

(la) promise

propósito:

(el) purpose

puñado:

(el) fistful

R rastro:

(el) trail

rehacer:

to remake

remoto/a:

remote

rendirse:

to surrender

resentir:

to resent

resuelto/a:

resolute

reto:

(el) challenge

riachuelo:

(el) brook

rincón:

(el) spot

risueño/a:

cheerful

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ruptura:

(la) break up

ruta:

(la) route

S sabidurĂ­a:

(la) wisdom

sello:

(el) stamp

sepulcro:

(el) tomb

ser capaz de:

to be able to

sumarse:

to join; “mis amigos se sumaron a nosotros�: my friends joined us

T temblar:

to tremble

tilo:

(el) lime tree

tortilla:

(la) omelette

U urna:

(la) urn

urogallo:

(el) capercaillie

V vieira:

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(la) scallop

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Expresiones A duras penas:

Hardly

A partir de entonces:

Since then

A pie:

On foot

A punto de:

About to

Como por arte de magia:

As if by magic

Dejar vía libre a:

To pave the way for

En peligro de extinción:

endangered

Nada que ver con:

Nothing to do with

Quedarse en paro:

To become unemployed

Tirar la toalla:

To throw in the towel

¡Vivan los novios!:

Long live the bride and bridegroom!

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