Discurso cambio de mando FEUC

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Autoridades Presentes Representantes Estudiantiles Representantes de los Sindicatos Estimadas y estimados miembros de la Comunidad Universitaria Y a todos quienes quisieron participar de esta importante ceremonia:

Quisiera en primer lugar agradecer la presencia de todos ustedes, por darse el tiempo de venir a acompañarnos en este importante momento.

Hoy nos vemos reunidos por primera vez en este salón para efectuar el cambio de mando, salón que representa la formalidad de nuestra institución y el lugar donde se realizan los más importantes eventos, después de una meditada elección que hemos tomado como federación. Pues por primera vez, quizás en los últimos 40 años, la ceremonia de cambio de mando de la Federación ha tomado relevancia pública y por primera vez también nos vemos reunidos para presenciar la entrega, ya no solo de unas llaves que abren las oficinas de la federación, sino también las llaves responsables de resguardar un preciado tesoro que hemos descubierto tanto dentro como fuera de nuestra universidad: el despertar de la conciencia estudiantil y el inicio de un gran movimiento ciudadano. Lo que les quiero decir es que no es coincidencia que hoy estemos en este salón, que no es azarosa su presencia, que no es casualidad que yo esté parado frente a ustedes introduciendo a la próxima Consejera Superior, Carolina Pérez, o que tengamos como Nueva Acción Universitaria por segundo año consecutivo los dos más altos cargos de representación de la Universidad Católica. Y no es coincidencia porque detrás del trabajo de quienes nos toca ejercer la cara visible de un proceso, hay miles que han trabajado silenciosamente por comenzar a construir este mundo distinto que estamos soñando. Por eso, antes de continuar, quiero agradecer a todas las personas que conformaron el equipo que trabajó conmigo durante todo este año y que hicieron posible rehacer el cargo del Consejero Superior. Todas y cada una de ellas hicieron posible que este año el cargo del Consejero Superior dejase la tradición de abocarse a asuntos meramente técnicos y pudiéramos avanzar en la construcción de un cargo político de relevancia para nuestra institución. Quiero hacer manifiesta mi admiración especialmente a las personas que trabajaron en la construcción de la Revista Hélice, una revista orientada a potenciar el alicaído ámbito


de la investigación estudiantil y de la interdisciplina, y que está imprimiendo en estos días su segunda edición. También quiero hacer mis más sinceros agradecimientos a quienes ayudaron a construir los primeros Encuentros Interdisciplinarios, poniendo así sobre la mesa la importancia de traspasar las fronteras del conocimiento específico, para ir a buscar en los cruces disciplinarios las respuestas a los complejos problemas que hoy no pone la sociedad. Por otra parte, no puedo dejar de mencionar al selecto grupo de estudiantes de periodismo que me ayudaron a impulsar el primer diario estudiantil, el Enfoque. Este diario no fue sólo un medio de información. Por medio de él pudieron por vez primera estudiantes, profesores y trabajadores expresar su opinión e informarse sobre los temas de interés de la universidad desde una perspectiva distinta a la existente. Además, quiero destacar la inmensa labor de quienes pensaron y organizaron el Encuentro Universitario, instancia donde tuvimos la oportunidad de construir entre profesores, estudiantes y funcionarios propuestas para el desarrollo de la universidad dirigidas al Consejo Superior. Hoy temprano me tocó exponer en este espacio, máxima instancia colegiada de la universidad, un resumen de las propuestas y recomendaciones que allí surgieron. No puedo dejar de mencionar, por otra aprte, al Consejo Académico y a todos los Consejeros Académicos del año 2011, con quienes pudimos llevar a cabo reformas importantes orientadas a defender los derechos de los estudiantes y promover temáticas de discusión o políticas orientadas a mejorar la docencia en nuestra universidad. Por último, quiero agradecer DIRECTIVA: Sebastián, Aintzane, pepo, camila, Fernando y Giorgio. Sin ustedes todo este trabajo habría sido en vano, porque fueron ustedes el soporte que sostenía día a día, por medio de la confianza y la amistad, los proyectos que juntos nos embarcamos a construir y que tantas veces vimos lejanos a cumplir por las miles de complicaciones e incertidumbres. Los admiro y admiro también la perseverancia en conseguir sus ideales.

Voy a intentar hacer un barrido por las distintas experiencias, discusiones, desafíos y aprendizajes que hemos tenido durante este año junto a la directiva de la federación e intentaré rescatar los desafíos, los aprendizajes y también las dificultades que nos tocó vivir este año 2011. Pues vivimos este año intensas movilizaciones y reivindicaciones que llevaban en el fondo un grito contra la injusticia y un rechazo al libertinaje del mercado. Pero lo que en lo personal más me interpretaba, era ese deseo profundo de generar un cambio en las estructuras vigentes de participación y de reforma a la legalidad, legalidad que como jóvenes no sentimos parte de nuestra tradición. De allí


que este grito por mayor democracia no tenga sólo que ver con la revolución que necesita nuestro país en términos de reformular los sistemas de participación, sino que este grito es también una expresión de una generación que quiere, en cada espacio, ser parte de una construcción. Y, si somos justos, en nuestra institución, quizás más que en ninguna otra de la educación superior, estamos al debe en acoger este llamado de mayor participación.

Sabemos perfectamente que el sistema legal que estructura el actual sistema de representación y de participación fue ideado y articulado principalmente por académicos de esta universidad y en períodos donde, entre decreto y decreto, se forjó una constitución que a todas luces debe ser reformulada. Y esa misma constitución, o esa misma visión de la participación, es también la que hoy impera en nuestra universidad. Voy a contarles una anécdota. Yo y Giorgio asistimos constantemente al Consejo Superior, que es el órgano colegiado de más alto poder en nuestra universidad, y siempre nos ha llamado la atención que seamos los únicos en ese espacio que no tenemos voto a la hora de tomar las decisiones. Entonces, un poco en broma, pero también muy en serio, en todas las votaciones a mano alzada comenzamos a levantar la mano emitiendo nuestro parecer. Es decir, hicimos como si tuviéramos el derecho a participar de las decisiones. Y la verdad es que en un principio generó atención, pero después era bastante normal que alzáramos la mano y nos confundiéramos en medio de la multitud. ¿Qué es lo que quiero decir? Que creo que ya no existen buenas razones para que los estudiantes no tengamos voto en las instancias que con mucha razón participamos en la universidad. ¿Por qué somos tan diferentes, por qué no tenemos ese derecho? La verdad me he dado cuenta que es el miedo lo que paraliza dar un paso hacia reconocer ese derecho y de paso a los estudiantes como co-constructores de la sociedad. Estamos de paso en la universidad, sí, pero eso le da urgencia a nuestras demandas que siguen siendo siempre las mismas. Dicen que no tenemos expertiz suficiente, pero este año le hemos ido a dar cátedra a los parlamentarios. Y dicen que nos falta experiencia, pero ¿quién sino el estudiante sabe mejor lo que significa aprender, recibir el conocimiento y evaluar las políticas que sobre él mismo recaen? Por eso es que creo que tenemos un desafío pendiente: demos el debate sobre el voto, demos el debate sobre nuestra participación y estoy seguro de que con los argumentos lograremos conseguir ese anhelado derecho.


Pero el voto es sólo una muestra de otras tantas cosas que hay que cambiar para lograr una verdadera integración de los miembros de esta universidad. A mi parecer es la distribución del poder lo que tenemos que cambiar. Porque si analizamos dónde está hoy el poder en nuestra universidad (una pregunta que todos debiésemos tratar de responder), veremos que en muy pocos espacios y con normativas que no pasan de los años 90. Es necesario que cuestionemos la poca o nula participación de los funcionarios de esta universidad en los espacios de poder (como es el Consejo Superior). Es necesario que debatamos sobre los mecanismos que hoy eligen a nuestras autoridades, especialmente la que elige a nuestro rector, porque carecen, en general, de transparencia y poseen características (como la reelección indefinida) que hoy por lo menos debiese ser cuestionadas. Si yo tuviera que elegir alguna facultad de la universidad, la más democrática, elegiría la de Teología. Qué paradoja. Pero sí. Quizás es la libertad que le da el ser dependiente de reglamentaciones y tradiciones distintas la que la constituyen como un ejemplo de participación de funcionarios, docentes y estudiantes. En ella, aunque suene de perogrullo, los docentes eligen directamente al decano que los representará, poseen asambleas anuales de todos los profesores con posibilidad de cambiar los estatutos, el decano debe hacer una cuenta anual frente a toda la comunidad académica y construir junto con ella el plan de desarrollo, existe un módulo protegido en la semana que garantiza un espacio de encuentro sin actividades académicas, y así podría seguir enumerando muchos ejemplos. Pero esta facultad es ciertamente una excepción. Avancemos entonces, a construir comunidades más abiertas a la participación directa y no basadas en los añejos comités de búsqueda. Avancemos hacia una comunidad que se encuentre periódicamente, como lo hicimos este año en el Encuentro Universitario, y dejemos de lado la extrañeza de realizar en conjunto la construcción de nuestra universidad. Avancemos en democracia, cuestionando pero también construyendo una universidad más abierta a sus estudiantes y más comprometida con el país.

Pero esa construcción no podemos llevarla a cabo si no son los profesores y los funcionaros los que caminen junto a nosotros. Este año me tocó conocer a grandes profesores de nuestra universidad y generamos vínculos antes inexistentes que explican su gran presencia en este día. Y debo decirles algo: ambos hemos aprendido mucho de este encuentro. Algunos de ellos, porque con atención y admiración han mirado y participado de este gran movimiento estudiantil, dándonos sabios consejos y mostrando


amplios caminos, y nosotros, porque hemos aprendido a escuchar y valorar a quienes han vivido un largo trecho y no esperar de ellos sólo conocimientos en las aulas. Quiero destacar un momento que nos tocó vivir hace unas dos semanas y que seguramente a muchos de ustedes también les marcó. Viene al caso esta historia porque simboliza este vínculo que hemos tenido con los profesores este año y que a tantos nos ha marcado. Conmemoramos hace dos semanas a los estudiantes y profesores de esta universidad que habían sido detenidos desaparecidos y ejecutados en dictadura por medio de la realización de una misa y un memorial. Ese día, familiares y amigos de las víctimas, actuales docentes y adminisitrativos y muchos estudiantes nos reunimos a realizar un acto de reconciliación que en 25 años la universidad no había querido hacer. Quiero agradecer públicamente al Vice Gran Canciller por la valentía, sí la valentía, de realizar con nosotros este gesto que seguramente muchos miembros de nuestra universidad lo esperaban con ansias, pero otros lo querían obviar. En esa ceremonia una profesora de Psicología nos habló sobre el luto y sobre la importancia de vivir los momentos de luto en comunidad para que verdaderamente tengan un efecto sanador. Pero no era una generación cualquiera la que decía esto: era precisamente la generación que vivió en los 60, que luchó por ideales de transformación social muy similares a los nuestros y que se atrevió a pensar que las cosas podían ser distintas.

Y es que ese día, y lo digo medio fantaseando, pero también bastante en serio, puedo decir que vivimos nuestro primer cambio de mando. Un cambio de mando simbólico, pero a la vez muy significativo. Yo vine a entender unos días después las palabras que me dijo un profesor ese día cuando se acerca y me dice: “Llevo 25 años esperando este momento, el momento de la reconciliación, y pensé que no lo vería vivo. Pero valió la pena la espera, porque ha llegado en el momento preciso". ¡Qué palabras! Y claro, nos pasaron la batuta viendo en nosotros la nueva esperanza de los sueños que fueron aplastados por los tanques y los rifles, para velos renacer en una juventud que avanza firme repleta de ideales y que finalmente logró hacerse un espacio en la historia. Ese es el vínculo que hemos formado con los profesores será fundamental para seguir construyendo una mejor universidad y determinante para lograr mayor participación.

Dejar la Federación con la tranquila confianza de que quienes vienen son mejores que nosotros, es también un pequeño luto. Y creo que es un pequeño luto que ahora vivimos en comunidad, porque al dejar la FEUC dejamos también la plataforma desde donde


pusimos en acción nuestros ideales y nuestros sueños. Al dejar la FEUC no dejamos estos sueños, pero sí dejamos una historia que los supo recibir, la historia que los acogió en sus brazos tan abiertamente que nos hemos sentimos queridos por ella, queridos por la historia de nuestro país, queridos por el momento que nos dio calle ancha para avanzar. Si Allende estuviera vivo, y puedo decirlo con tranquilidad después de lo que vivimos en ese memorial a los detenidos desaparecidos, no dudo que diría que hoy comienzan a abrirse las grandes alamedas por donde pasa el hombre libre. Porque la libertad que hemos construido todos nosotros no creo que sea la libertad del que lo tiene todo y en base a eso puede obrar sin impedimentos, sino al libertad del hombre que se sabe hombre, del niño que sabe y ha escuchado que puede tener un futuro porque otros están luchando por él, del viejo que siente esperanza y muere en paz sabiendo que otros seguirán luchando por un mundo mejor. Eso hemos ganado: un grano de libertad. Hemos ganado y abierto entre todos la libertad en un país donde por poco llegamos a confundir la esperanza con el desarrollo económico. Por eso, al dejar la FEUC no sólo dejamos un espacio de poder: dejamos quizás uno de los espacios más significativos de nuestras vidas, dejamos una historia que se sigue escribiendo, ahora sin nosotros. Y por todo eso, creo que no es coincidencia que estén ustedes aquí. Profesores, tienen la gran tarea de continuar y generar un proceso de reflexión al interior de nuestra universidad. Funcionarios, sigamos creciendo en los lazos que por tres años venimos forjando. Estudiantes, mantengamos vivo este movimiento y sigamos siendo parte de los cambios.

Para terminar, quiero decirles que yo asumí este cargo con un programa que presentaba por hilo conductor la conformación de un nuevo perfil del Consejero Superior. La evolución histórica había circunscrito las labores propias de este representante por más de 14 años a un área acotada y poco ambiciosa, centrada solamente en el ámbito técnico-académico de la universidad. A mi entender, esta línea atentaba contra la propia naturaleza eminentemente política del cargo y, bajo esa lógica, apunté a guiar mi gestión para que el Consejero Superior volviera a ser un efectivo representante estudiantil, intentando liderar la agenda interna universitaria con temas complejos y fundamentales, tales como la democratización, la interdisciplina y los derechos de los estudiantes.

Y hoy no estoy llorando de tristeza porque dejo este cargo en manos de una insuperable mujer que viene hoy a transformar y continuar parte del trabajo y los procesos que


hemos ido construyendo. Carolina, no tengo más que desearte lo mejor para este año que enfrentarás, porque sé que llevarás a cabo mejor que yo la tarea de generar mayores espacios de participación y que junto a la directiva encabezada por Noam, lograrán avanzar en este arduo camino de democratizar la universidad y lograr los cambios que muchas familias chilenas están hoy esperando. Estudiantes: Chile aún nos necesita, no nos dejemos vencer por el cansancio. Dejamos esta federación cansados de lo que hemos vivido, agotados muchas veces de no obtener respuesta a las demandas que tanto tiempo llevamos ya impulsando junto a tantos estudiantes de chile y muchas veces frustrados. Cansados, defraudados, pero jamás vencidos.

Muchas gracias.

Carlos Figueroa S. Consejero Superior 2011


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