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Ña tsito yo maa kua ku’un yo tu ña tsito yo maa kee i’na ka tsa’a yo… No sabremos hacia dónde vamos si no conocemos de donde partió nuestro primer paso…
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"En nombre de las armas del Rey" La Costa Chica de Oaxaca ante la insurgencia, 1810-1811
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Primera edición: San Juan Colorado, Oaxaca, 2016.
Imagen de portada: Costa de Oaxaca y detalle de carta de Antonio Valdez.
© Rolando Néstor Marín García
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Dedico este trabajo a mi familia, que me ha apoyado en cada uno de los dĂas de mi vida.
Este libro para todos mis yaùi mixtecos que al igual que nuestros ancestros seguimos dejando nuestras huellas en la historia‌
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ÍNDICE Introducción, 9 Prólogo, 13 Xicayán Una región de indios, 22 Indios, españoles y negros, 35 Los pueblos indios, 43
Rebelión e insurgencia Tiempos de incertidumbre, 58 La defensa de la amada patria, 73 Aires de conspiración, 103 El asalto a Xamiltepec, 119 El Dios de los ejércitos, 137 Las armas del Rey, 149 CONCLUSIONES, 156
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INTRODUCCIÓN Hace 10 años que puse la primera letra de un proyecto que había gestado desde años atrás en mi mente, la investigación de la historia de mi pueblo natal Yo’o Kuaa’a, San Juan Colorado. Sin embargo, cuando inicié con mi proyecto me percaté de algo, lo difícil que es investigar la historia de los pueblos indígenas cuando la historia oficial fue escrita por no indígenas que en la gran mayoría de los casos nos eliminaron de la cronología. Con el paso de los años conforme iba recabando datos, algunos de ellos fueron muy interesantes desde el punto de vista de los dos movimientos sociales más importantes de la historia de México. Ante mis hallazgos decidí hacer una pausa en mi investigación y me dediqué a organizar lo que tenía hasta el momento sobre éstos temas. Fue así como a comienzos del año 2009, empecé a organizar y a redactar. Pasé un año leyendo, investigando, anotando, borrando, hasta que a finales de diciembre terminé el borrador de la obra que ya teniendo forma decidí bautizar como: Tres siglos. Tres momentos. Tres historias. En el capítulo uno hice anotaciones de la Independencia, en el dos de 9
la Revolución y el último la actualidad, el escrito es un paseo por tres diferentes momentos del distrito de Jamiltepec del estado de Oaxaca. Quise publicarlo en septiembre de 2010 como parte de las celebraciones del Bicentenario pero me fue imposible y el borrador de mi libro quedó olvidado, en ese año en el marco de la misma celebración publiqué mi primer libro titulado “Tu’un tsana’a, las voces del pasado. Historia de San Juan Colorado”. La guerra de independencia es uno de los momentos más estudiados de la historia mexicana, aunque el tema no corre con la misma suerte en cuanto a la visión local del suceso en el campo oaxaqueño. Hasta el momento es muy poco lo que se sabe sobre el desarrollo del movimiento insurgente en la región de la Costa Chica y prácticamente muy pocas personas han tenido acceso a esa información. Por tal motivo decidí continuar con la investigación al respecto, retomando los datos dispersos en diferentes publicaciones, por lo regular repetitivos, que había plasmado en mi manuscrito original y decidí realizar una investigación más amplia, obteniéndose el presente texto que se basa en fuentes primarias casi prácticamente en la totalidad de su extensión. Inicio el proyecto en el 2010, recabando información en el Archivo General del Poder Ejecutivo del Estado de Oaxaca 10
(AGEPEO) y posteriormente con dos visitas en el mismo año al Archivo General de la Nación (AGN). Este trabajo forma parte de un proyecto de investigación amplio que abarca los periodos de 1808 hasta 1821, incluyendo la situación de la subdelegación de Xicayán durante las últimas décadas coloniales, por falta de tiempo, apoyo económico y los recursos tanto físicos como en técnica de investigación, se ha ido prolongado la conclusión de este trabajo. En este último año en que se ha retomado la redacción de este texto, se decidió por el momento publicar solamente una parte bajo el título de “En nombre de las armas del Rey”, en donde exponemos la forma en que los actores sociales y el gobierno de Oaxaca confrontaron al movimiento insurgente que se acercaba a la región. Iniciamos el texto con una rápida y superficial revisión de la situación de la región en los albores de 1810, año en que inicia el movimiento insurgente, posteriormente analizamos las primeras respuestas del gobierno ante la presencia de la insurgencia en la región de Acapulco, las medidas que la iglesia como el gobierno tomaron para tratar de detenerlo. A continuación, se exponen los movimientos locales inspirados por la insurgencia, el cómo los distintos actores se involucraron tanto a favor como en contra y la activa participación de los indios mixtecos a la causa de la misma. Por último, 11
para concluir por el momento el relato se muestra la respuesta de las armas del Rey para sofocar en ese momento el movimiento insurgente en la Costa Chica, que fue el primer levantamiento dentro de la guerra de independencia en el territorio oaxaqueño. La información expuesta en este trabajo en gran parte se encuentra inédita, razón por la cual, aunque presentada de forma breve y simple, será de mucho interés para quienes gusten de conocer la historia de la costa de Oaxaca y puede ser de utilidad para quienes estén interesados en el desarrollo del movimiento de independencia de México. Espero que este sencillo texto sea del agrado del lector y que su estructura no resulte complicada ni aburrida. Esperando que los académicos se interesen por realizar trabajos centrados en la Costa Chica de Oaxaca, principalmente en la historia de los pueblos mixtecos y negros, ya que hasta el momento la región se ha mantenido muy marginada en la historiografía con respecto a otras regiones del estado.
Rolando Marín García 16 de septiembre de 2016
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PRÓLOGO Ante una investigación tan sólida de corte cualitativo que reúne la consulta de archivos, documentos, fojas y el constante diálogo de una delicada selección bibliográfica me perece, amerita una presentación muy especial. No basta un lenguaje académico que suelen encontrarse entre los libros para cumplir estas expectativas porque, así como Rolando, creo que reivindicar los hechos históricos de nuestra región es un esfuerzo más de reconstitución y de atribución a los mixtecos, chatinos, negros y demás grupos étnicos que fueron invisibilizados ante una cultura mayoritaria que es, si ustedes así lo consideran, también dominante. Este libro después de varios años y con el firme objetivo del autor, contiene inimaginablemente un rico contenido sobre la insurgencia costeña y su contexto sociohistórico. No está de más recordar que hace un par de años –si no menos- cuando tuve la oportunidad de escuchar pequeños trozos del texto y algunas ideas que ahora nutren esta obra, me llamaron la atención dos cosas: La primera, el manejo de los tiempos para explicar dos realidades distantes en un espacio multicultural y multiétnico, y lo otro tiene que ver con el tejido y las redes de relación entre funcionarios indios en estos tiempos que si bien es cierto, poco se ha estudiado en función a las relaciones étnicas en Oaxaca.
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Sobre este enfoque encontramos en la primera fase de la investigación cómo se da la atención y la intensión permeable en la mente del intendente de Oaxaca en el siglo XVIII, podrán notar como Antonio de Mora describe a la región de indios desde una construcción idealista del indio salvaje: “No son estos indios tan incultos y holgazanes como los consideran algunos: No es necesario ponerles la coa en la mano, y aplicarles el azote para que se dediquen al trabajo…” En este sentido podemos preguntarnos ¿Qué significa dicha razón? ¿Cómo un intendente de una zona tan importante de toda la Nueva España exponía esa perspectiva? ¿Qué razones tenía? Yo pienso que mucho, no es casualidad que en términos de relación y de colonialismo en la actualidad el “desarrollo y la globalización” fortalezcan una relación más cruel y desigualitaria que lo ejercitado en la colonia española con los pueblos indios. Aunque el autor no lo aborda textualmente, podemos rescatar algunos elementos que muestran esta realidad. Por ejemplo, si revisamos bien para la fecha en que nos ocupa tanto los comunicados, litigios, testamentos y demás documentos afines en términos jurídicos, eran redactados en la lengua indígena y eso era tan “normal” que hoy en día parece “anormal”. Los caciques naturales de toda la Nueva España, como es el caso de los descendientes y allegados del antiguo señorío de Tututepec por ejemplo, que con los años olvidaron la escritura ideográfica de los 14
códices, se valieron del alfabeto fonético durante la colonia para presentar los litigios haciendo uso del mixteco escrito sin problema alguno. Hoy en día esto es una demanda hacia el Estado Mexicano que a través de sus instituciones es difícil de imaginar, que creo se puede desarrollar con mayor profundidad en otro momento. Sobre esta misma línea encontramos que se desarrolla un texto fluido, sutil y que el lector encontrará pertinencia en él por los múltiples argumentos y porque precisamente he insistido que no es lo mismo seguir las investigaciones de un investigador mixteco que la de un mixteco investigador. La manera de incursionar a la filosofía mixteca por parte de Marín hace que se logre una simbiosis intelectual bastante interesante, por una parte, se encuentran los datos concretos de un investigador formado en la línea etnohistórica, pero por otro lado, se ubica el ser comunal, el que es miembro de un pueblo y que se identifica con la vida comunitaria y por si fuera poco, el ser que reproduce y piensa en su lengua materna: el mixteco. Eso precisamente es lo que hace especial a este escrito. De este modo, hablar de los señoríos y cacicazgos en el texto durante este periodo de estudio, forzosamente nos obliga a entender el Tyayu -que es la herencia directa señorial- con sus implicaciones en el periodo de insurrección. Además de pensar y repensar desde la palabra de la lluvia la asimilación y adopción institucional organizacional 15
auxiliada de la geografía simbólica, es decir, xiñi ñuu, nda’a ñuu, ve’e ñuu y principalmente yutu ii que no se reducen a una cuestión analógica, sino a toda una explicación en la organización de las comunidades del pueblo mixteco y de la reproducción política-religiosa del gobernador de república, el alcalde, jueces de barrio, regidores y demás oficiales de república que quedaban impregnados en la justicia tradicional india y para el estudio es trascendental. No quisiera abundar bastante en la sinopsis del libro -aunque al autor tal vez no le parezca-, porque de así hacerlo, simple y sencillamente no rompería con el clásico prólogo que todos conocemos, cuando la idea es desarrollar un diálogo horizontal que pudiera verse como una asamblea donde colectivamente buscamos ponernos de acuerdo posibilitando a más interpretaciones y cuestionamientos al respecto; ya que sólo así podremos enriquecer el contenido y por qué no, abrir la posibilidad de que otras y otros compañeros pudieran escribir para presentarnos sus investigaciones sobre las primeras década del siglo XIX. Para continuar, coloco sobre el diálogo la premisa de la importancia y el papel de los indios en la red de insurrección encabezada por Antonio de Valdés. ¿Pueden imaginar los vaivenes que generaba en aquella época una decisión de enorme magnitud entre la población hacia la causa?, 16
teniendo muy presente que para la iglesia desafiar al rey era traicionar los principios del catolicismo y ser excomulgado. Pues me parece que al menos en la región de Xicayán estas acciones fueron muy predecibles, las labores por parte de los curas no se hicieron esperar, ellos de alguna manera encaminaron hacia varias facetas las decisiones de la población. Es por eso que en el desarrollo del texto encontrarán desafíos a la normalización europea nutrida de explotación, racismo y abuso excesivo en todos los sentidos –aunque más de servicio y repartimiento- pero también decisiones de arrepentimiento espiritual y muy apegadas a las armas del rey entre comillas. Sin embargo, después todo, el triunfo de las armas del rey se hizo presente. Podrán notar sobre la lectura que nuevamente un cura se encontraba activo a estas alturas, ahí estaba el Padre José Herrera en nombre del Rey para recoger las armas de los desertados en la batalla en Chacahua y que sofocados mostraron por sus vidas vil arrepentimiento. De ahí que el 17 de diciembre el Virrey Francisco Xavier Venegas sería notificado que “los pueblos de la provincia de Xicayán se encontraban tranquilos y sus vecinos bastante arrepentidos de haber contribuido con su necia docilidad a los progresos de la insurrección fraguada por el infame Valdés”. Con estos aspectos claves se puede deducir que hasta el día de hoy entre las relaciones de 17
mixtecos, tacuates, chatinos, mestizos y negros responden en gran medida a lo sucedido durante la revuelta, porque por ejemplo, a pesar de todo el vicario de Tututepec José Cleto Berdejo con perspicacia incitó a que negros del bajío se unieran a la causa realista para “subyugar a la indiada” que ya era una preocupación para los intereses de la corona. Entonces, si sumamos los estragos de la conquista, la tensión del siglo XIX y en su conjunto con el movimiento revolucionario del siglo XX, pues nos queda muy claro cómo comprender las interacciones étnicas del presente. Ese todo y específicamente lo que nos aporta esta investigación en su doble propósito, la explicación de la enorme pluralidad que es colmadamente visible en el distrito de Jamiltepec. Al respecto, de todas las investigaciones que Rolando ha podido compartirnos en estos últimos años sinceramente pienso que ésta podría ser la más compleja y más trabajada, sin quitar los méritos de las demás obras. El manejo de la información que él realiza y de acuerdo a las fuentes consultadas para rearmar el rompecabezas de la región se encuentran encaminadas sobre la nueva propuesta de hacer investigación por lo que es realmente digno de admiración y acreditación. Por último, me queda retomar lo que ya se ha señalado anteriormente “En nombre de las armas 18
del Rey” a partir de estos momentos estará dando un nuevo sentido y giro histórico a lo que se ha venido percibiendo en las tierras del antiguo Xicayán entorno a la Independencia Mexicana de 1810. De modo que ahora es una nueva fuente de conocimiento que plantea nuevas respuestas a las diversas interrogantes que dentro de las Ciencias Sociales y de la etnografía contemporánea principalmente nos ocupa.
Luis Andrés García Bautista Santa María Nutío, Oaxaca. Septiembre de 2016.
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“No son estos indios tan incultos y holgazanes como los consideran algunos: No es necesario ponerles la coa en la mano, y aplicarles el azote para que se dediquen al trabajo. Son en particular los de algunos Partidos industriosos inclinados al comercio, y bastante racionales, así lo prueban los libros de entradas de las Aduanas de esta comprensión y los tianguis, ó ferias frecuentes donde concurren con frutos y efectos de que se surten aun aquellos que continuamente peroran sobre la desidia y malas inclinaciones de estos vasallos del rey” Antonio de Mora y Peysal, Intendente de Oaxaca, 1788.
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XICAYÁN
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UNA REGIÓN DE INDIOS A principios del siglo XIX la Costa Chica de Oaxaca se encontraba dentro de la subdelegación de Xicayán, que comprendía los territorios que hoy en día corresponden al distrito de Juquila, Jamiltepec y parte de Putla. La cabecera era Santiago Xamiltepec, en donde se encontraban los órganos del gobierno colonial, allí residía el subdelegado representante directo del Intendente de Oaxaca y del virrey de la Nueva España.1 Al expedirse la Real Ordenanza de Intendentes en 1786, 2 la Alcaldía Mayor de Xicayán se convirtió en una subdelegación que estaba bajo el control político y administrativo de la ciudad de Antequera de Oaxaca, capital 1
San Pedro Jicayán se constituyó como el pueblo más importante de la costa durante el siglo XVI, posteriormente en el siglo XVII debido a una epidemia los españoles decidieron trasladar la sede parroquial a San Pedro Atoyac y la sede del poder virreinal a Santiago Jamiltepec, de acuerdo con el sistema político la región fue conocida como Alcaldía Mayor de Xicayán hasta 1786 en que las categorías cambiaron con las reformas impulsadas con el arribo de la familia Borbón a la corona española, entonces se le llamó Subdelegación de Xicayán, no fue hasta el siglo XIX en la época independiente en que después de 300 años se dejó de usar el nombre de Xicayán para designar a la región. 2 Las reformas borbónicas pretendían un mayor control de la corona sobre sus territorios.
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designada al nuevo territorio recién creado y llamado Intendencia de Oaxaca, 3 que abarcó todos los territorios ocupados por el obispado del mismo nombre. Se ordenó que en todos los pueblos de indios en los cuales hubiesen existido Alcaldes mayores, este funcionario recibiera en lo subsecuente el título de Subdelegado y en la Costa Chica, Xamiltepec fue confirmado como capital regional. El subdelegado era nombrado por el Intendente y tenía forzosamente que ser español, el nombramiento podría extenderse por el tiempo que el intendente considerara pertinente. Las facultades del subdelegado recaerían en cuatro aspectos: hacienda, justicia, policía y guerra, desde luego la función de vigilar a las repúblicas de indios y mantener la paz y prosperidad en sus áreas administrativas, incluyendo la recaudación del tributo, de la cual podrían disponer del 5%.4 La subdelegación estaba divida en parroquias en donde residía un Teniente o encargado de justicia, que cumplía con la encomienda de vigilar y dirigir las disposiciones del subdelegado. En las cabeceras parroquiales también residía el cura que cumplía la función de mediador entre el gobierno civil y la población. 3
Los alcaldes mayores tenían trato directo con el virrey, con las reformas, los subdelegados tendrían que recurrir al intendente para poder comunicarse con el virrey. 4 Jiménez, Tradición o modernidad.
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Las parroquias también correspondían a una división política conocida como partido. Cada parroquia estaba divida en Repúblicas de indios, que podrían estar conformadas de uno o más pueblos, para el momento que nos ocupa, la mayoría de los pueblos de la Costa Chica conformaban una República. En toda la región no existían ciudades españolas, solo pueblos indios que tenían una población exclusivamente mixteca, chatina o amuzga, en algunos casos y en otros coexistían con españoles, mestizos y mulatos. Hacia los llamados Bajos, que comprende la franja costera y el territorio colindante con el actual estado de Guerrero, se asentaron agrupaciones de negros libertos formando cuadrillas. Algunos pueblos eran sede del poder eclesiástico al tener permanentemente al cura de la parroquia y también del poder virreinal representado por un Teniente. Los sacerdotes se encontraban asentados en las cabeceras de parroquia de donde de vez en cuando acudían a los demás pueblos a decir misa y a impartir los sacramentos. Cuando visitaban alguno de los pueblos, las familias mixtecas o mediante sus repúblicas, proveían al sacerdote de transporte, comida y servicios personales, además las misas
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solicitadas o los sacramentos se les pagaban en efectivo. SUBDELEGACION DE XICAYÁN EN EL SIGLO XIX (Pueblos que están asentados en el actual distrito de Jamiltepec)
Cabecera de partido Santiago Xamiltepeque
Pueblos
Asuncion Huazolotitlan San Andres Huaspaltepeque Mechoacan Santiago Tetepeque San Felipe Huazolotitlán Santa Elena Comaltepeque San Sebastian Pinotepa de Don Luis
Categoría Cabecera de la subdelegación de Xicayán República de Indios República de Indios República de indios República de indios
República de Indios San Lorenzo Yucuyoo San Juan Colorado ó Yocoa San Pedro Siniyu Santa Maria Yozocani San Agustin Chayuco
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Sujeto a la República de Pinotepa de Don Luis República de indios República de indios República de indios República de indios
San Cristoval Nutatu Santa Maria Nutio
Sujeto a la República de Chayuco Sujeto a la República de Chayuco
San Miguel Tetepelcingo Santiago Pinotepa del Rey
República de indios Santa María Xicaltepeque San Miguel Tlacamama
Sujeto a la República de Pinotepa República de indios
San Pedro Atoyaque San Pedro Xicayan San Juan Bautista Xicayan Santiago Apóstol Santa María Asunción Tepetlapa Santa María la Asuncion Yxcapa San Pedro Tulixtlahuaca San Pedro Amusgos
República de indios Sujeto a la República de Xicayan Sujeto a la República de Xicayan República de indios
República de Indios, no pertenece en la actualidad al distrito de Jamiltepec
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San José del Pie de la Cuesta San Juan Cacahuatepeque San Francisco Sayultepeque Santiago de Coahuitlan
Sujeto a la República de Amusgos República de indios República de indios
Contrario a lo que pasó en otras partes de Oaxaca para este periodo la nobleza mixteca de la costa era sustancialmente poderosa y rica, en algunos casos sus conexiones con las autoridades no indígenas como su conexión con las tierras de sus pueblos era aún muy fuerte y reconocida oficialmente. 5 Esta región de la Costa de la Mar del Sur, se encontraba extremadamente distante de la capital de la intendencia, la hermosa ciudad de
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Por citar unos ejemplos, después de la independencia podemos encontrar rastros, Antonio García ‘principal’ del pueblo de San Juan Colorado aún ante los excesos en su pueblo fue constantemente defendido por el personaje más influyente del distrito que siendo gobernador del mismo lo auxilió incluso a sofocar una revuelta en su contra a mediados del siglo XIX. Por otra parte, los hijos de Juana López Baños y Chávez cacica mixteca de Jamiltepec dueña de todas las tierras de dicho pueblo, se las vendieron precisamente a este personaje llamado Ursulino Parada.
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Antequera,6 conformada por un territorio llano hacia el mar y una porción accidentada, donde se encontraban la mayor parte de los pueblos mixtecos. Para la época que nos ocupa la mayoría de estos pueblos negociaban con otros pueblos mixtecos hacia el norte que se encontraban en la sierra y tenían redes comerciales que los conectaba con la costa de la intendencia de Puebla. 7 Los medios de comunicación eran peligrosos y tardados, consistían en veredas entre la espesa selva tropical y unos cuantos caminos reales. El medio más eficaz de viaje eran los caballos y de transporte las mulas, así a través de caminos que se volvían intransitables en los tiempos de lluvia, que recorrían planes, serranías e innumerables ríos y arroyos, se podía llegar a Xamiltepec, la riquísima capital regional. El puesto de subdelegado de Xicayán era uno de los más disputados por los españoles en la intendencia de Oaxaca, pues esta región era una de las más ricas de toda Nueva España, pues
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Inclusive en la actualidad con los medios de transporte disponibles Jamiltepec se encuentra distante de la ciudad de Oaxaca. 7 Territorio que actualmente pertenece al estado de Guerrero
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en momentos llegó a ser la principal productora de grana cochinilla, algodón, tabaco y ganado.8 El actual distrito de Jamiltepec durante el siglo XVIII tuvo una intensa economía muy diversificada en cuanto a la producción y su mercado interno como interregional, se comercializaba en menor o mayor grado con todas las regiones de la intendencia y con la real intendencia de Puebla, que en esta época abarcaba hasta los territorios del actual
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Oaxaca durante la colonia monopolizó la producción de Grana cochinilla, por lo que se llegó a considerar que Oaxaca era uno de los obispados más ricos de la Nueva España. Hacia mediados del siglo XVIII, en la alcaldía mayor de Xicayán, 2 138 familias indias se dedicaban en 28 comunidades a la crianza de la cochinilla. También debe de destacarse que quienes realmente lucraron con esta actividad fueron los españoles, pero los indios eran los productores por lo que se vieron enormemente favorecidos con tan redituable actividad. Hacia 1784, la mayor concentración de grana se registra en la ciudad de Antequera cosa razonable considerando que acaparaba la producción de diferentes pueblos, era seguido por Xamiltepec, que sin duda concentraba la producción de sus pueblos, por lo que sería uno de los productores más importantes de la Intendencia. CollHurtado, Oaxaca.
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Guerrero, pero su mayor producto y fuente de su riqueza fue la producción de grana cochinilla.9 Existiendo tan redituable actividad como el comercio de la grana, poco interés se tuvo sobre las tierras, la mayor parte de las tierras les pertenecían a los indios para quienes era sagrada y constituía el espacio que desde tiempos “inmemoriales” había dado sentido de identidad a la población, una especie de sombra del antiguo reino prehispánico que por derecho divino le corresponde a dicha población, por lo que servía de cimiento a la cohesión e identidad propias del pueblo, no tenía el sentido económico o administrativo con que la veían otros grupos, por lo que se desencadenaron cruentos enfrentamientos entre pueblos a veces por algunos cuantos metros de tierra, pues la invasión no solo significaba la pérdida del
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La grana cochinilla (Dactylopius coccus) es un insecto hemíptero parásito de plantas perteneciente a la familia Dactylopidae, cuyo huésped son los nopales, era usado por los mixtecos para producir un colorante rojo, que tenía muchísimos usos, los españoles quedaron sorprendidos con el hermoso tono del color, se convirtió en el último grito de la moda en Europa a partir del siglo XVI, era carísimo por lo que casi solamente la realeza europea se vestía con prendas teñidas con el color grana que se convirtió en símbolo de riqueza, de ahí provienen expresiones como "lo más granado de la sociedad".
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territorio ancestral, sino que era un atentado directo en contra de la soberanía e identidad de la comunidad agredida. La Nueva España tuvo un auge económico en los años cercanos a la independencia, por lo que podemos deducir que Xicayán se encontraba en uno de sus mejores momentos, los españoles por diferentes medios controlaban el sistema de producción y se quedaban con las mejores ganancias, los indios eran los productores por lo que su situación fue bastante favorable. Siendo los mixtecos de Xicayán de los que mejores posibilidades económicas tenían en la intendencia de Oaxaca. Los españoles controlaron la producción usando, por ejemplo, el sistema de repartimiento por el cual comprometían a los indios a generar mercancías de su interés, como la grana cochinilla, este sistema de crédito fue prohibido con las reformas borbónicas, pero en Xicayán se siguió practicando.10 Los pueblos de Xamiltepec, producían grandes cantidades de grana, principalmente los poblados de Atoyac, Huazolotitlán, San Juan 10
Los comerciantes españoles entregaban dinero en efectivo a los indígenas por adelantado, quienes se comprometían a entregar cierta cantidad de grana.
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Yocoa, Pinotepa de Don Luis, Siniyuvi, Nutío, Yosocani, Chayuco y San Lorenzo. Con las reformas impulsadas por la familia Borbón a finales del siglo XVIII se impidió que los subdelegados participaran en el comercio de la grana cochinilla, además se prohibió el sistema de repartimiento, anteriormente los alcaldes mayores “repartían” a los indios dinero para que en un plazo éstos lo devolvieran por cierta cantidad de grana, lo que los obligaba necesariamente a dedicarse a esta actividad. Pese que las reformas y la Real Ordenanza de Intendentes prohibía esta práctica, se siguió realizando de manera clandestina por subdelegados y tenientes. A pesar que al menos de manera oficial los indios ya no estaban "obligados" a dedicarse a la crianza de grana los pueblos no dejaron de producir puesto que esta práctica les traía a ellos importantes ingresos, pese a todo, factores externos como el bloqueo económico impuesto a España por Inglaterra en Europa y la invasión napoleónica a España propiciarían el inicio de un desplome lento y doloroso de esta actividad que no solo destrozaría la economía de los pueblos indios sino que marcaría el empobrecimiento del actual estado de Oaxaca.11 11
La crianza introducida en otras latitudes de América, el bloqueo económico a España por sus guerras en Europa, la guerra civil en México, así como la independencia misma destrozarían el comercio de la
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La creación de la intendencia había traído consigo muchos cambios que causaron inestabilidad del virreinato, por lo que el gobierno virreinal tuvo a bien crear a finales del siglo XVIII, diez brigadas militares a lo largo y ancho de la Nueva España. La séptima brigada correspondió a la de Antequera de Oaxaca que quedó bajo la comandancia del coronel Bernardino de Bonavía. Durante los trescientos años que duró la dominación española, Oaxaca no había tenido soldados, pues nunca se necesitó, las rebeliones indias armadas se habían ido con el siglo XVI, además Antequera como ya se dijo era una de las ciudades más prósperas y opulentas, además de ser de las más pacíficas. Para conformar la brigada se rifaron números entre la población para que prestaran el servicio militar, los españoles eran los oficiales, los criollos y mestizos los soldados, por ley los indios no podían ser parte del ejército. Pero para la élite y la población en general de Antequera fue una maldición pues desconocían las artes militares, tal como nos dice Gay “… para hacer tamaño sacrificio no eran movidos por el amor a la patria, pues concebían que sólo se trataba de sostener los intereses y acaso los caprichos de un grana cochinilla, el tiro de gracia para esta actividad que había convertido a la provincia de Xicayán en una rica región fue la invención de los tintes sintéticos de color rojo mucho más baratos y fáciles de producir a mediados del siglo XIX, para el porfiriato en ningún pueblo del distrito de Jamiltepec se producía grana, en la actualidad muchos mixtecos no saben de su existencia.
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rey desconocido, se comprenderá el horror con que miraban el servicio militar”12 Por encontrarse la opulenta región de Xicayán en zona costera y al contar con una economía tan floreciente, era natural que estuviera bajo el asecho potencial de los piratas en dichas latitudes, por lo que el gobierno virreinal tuvo a bien crear milicias para su defensa. Estas milicias con mandos españoles fueron compuestas principalmente por negros, mulatos y mestizos.13
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Gay, José Antonio, Historia de Oaxaca, 578 La subdelegación ya contaba con milicia de Dragones españoles desde el siglo XVIII esto debido a que el virrey mandó a instalar guarniciones a lo largo de las costas de la Mar del Sur por la presencia de piratas en esas latitudes. 13
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INDIOS, ESPAÑOLES Y NEGROS En la subdelegación de Xicayán la condición de clase social estaba ligada estrechamente con la raza, en la cúspide de la sociedad costeña de principios de siglo XIX se encontraban los españoles, seguidos por los indios, las castas y los negros.
Los españoles Era el grupo que históricamente había acaparado el poder y la explotación sobre los demás sectores de la sociedad del Xicayán colonial, los españoles eran dueños del comercio, pero no de los sistemas de producción, cosa que poco les importó pues era muy rentable comerciar con los productos indios. Por lo tanto, se dedicaban principalmente al comercio de la grana cochinilla. Esta actividad permitió que los españoles obtuvieran cuantiosas ganancias, por lo que poco o nada les interesó apropiarse de la tierra, pues la inversión en agricultura comercial sería más arriesgada que el comercio de la grana. Ocupaban cargos importantes en la administración de la subdelegación ya sea como subdelegado o los tenientes subordinados a él, oficiales de correo, administradores, etc. Por su parte los españoles nacidos en la costa, fueron marginados por el solo hecho de haber nacido en la Nueva España, aunque 35
ocuparon cargos en el gobierno de la subdelegación eran principalmente ganaderos propietarios de ranchos y trapiches que les permitió tener poder adquisitivo. Eran los españoles más numerosos en la subdelegación y los que se habían arraigado a la costa, los que más interactuaban con los otros sectores sociales.
Los indios La población india era la más numerosa y la más importante por ser eje central de la economía de la subdelegación. Eran súbditos libres del rey y a diferencia de otras regiones de la Nueva España, ejercieron dicha libertad, protestando ante el menor atentado en contra de su autonomía, vivían en sus pueblos articulados al gobierno virreinal pero con autonomía casi absoluta ejercían su propio gobierno y eran dueños de la riqueza de la subdelegación, es decir: la tierra, el sistema de producción y los demás recursos naturales precursores de los artículos con los cuales los españoles comerciaban. Estaban compuestos mayoritariamente por los de la etnia mixteca, quienes se caracterizaron de otros grupos por ser enérgicos a la hora de defender su territorio y sus derechos, ganaron batallas legales en contra de los propios españoles gracias a la gran habilidad que desarrollaron para hacer ejercer 36
sus derechos. Por todo esto estaban en orden inmediato a los españoles en la pirámide social de la costa. A su vez dentro de su sociedad tenían dos divisiones: Principales: Este sector estaba compuesto por los caciques indios, poderosos y ricos personajes que descendían de los antiguos reyes mixtecos por lo que durante la colonia mantuvieron gran poder no solo entre los suyos sino en relación con los españoles que se asentaban en sus cacicazgos. Adjuntos a estos, no tan ricos pero poderosos se encontraban los principales de los pueblos, constituidos originalmente por los descendientes de la antigua nobleza mixteca y que para el siglo XIX había aceptado en su círculo a otras personas que no precisamente tenían un linaje noble.14 14
Por ordenanza del Rey de España, se concedió el título de nobleza a las familias indias reinantes al momento de la conquista, bajo el título de "cacique". Es así como muchas casas reales mixtecas sobrevivieron durante toda la colonia hasta que al lograr su independencia el estado mexicano en el siglo XIX, no reconoció los títulos nobiliarios acabando con siglos de tradición dinástica de los pueblos indígenas. En el caso de los mixtecos, en algunos pueblos la tradición logró continuar, muchas de las veces en la documentación durante este siglo se les denominó excacique o ciudadano cacique, como fue el caso de la realeza de Jamiltepec hasta la segunda mitad del siglo XIX, otro caso peculiar es el de Antonio García de los Reyes "principal" de San Juan Colorado que gobernó como un verdadero rey sobre su pueblo hasta
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Los comuneros o macehuales: constituían el grueso de la población, la que pagaba tributo a la corona española, no tenemos datos concisos, pero al parecer la situación de estos durante la colonia no era tan mala, siendo pues los que prácticamente movían el motor de la economía de la Costa, por lo que pese a vivir subordinados a los españoles y en ocasiones recibir toda clase de maltratos de estos, al parecer tenían una situación económica estable. Los indígenas poco o nada les importó aprender el español, por considerarle lengua impura, pero también porque en esas épocas eran la mayoría y tuvieron presencia y gran relevancia en la vida social, económica y política, si el gobierno quería comunicarles algo debía de arreglárselas para hacerse entender, por lo que en todos los cabildos fue común que se contara con traductores. Los cabildos prefirieron contratar escribanos bilingües, por lo que de
el porfiriato. Un notorio ejemplo es el ocurrido en 1911 en Pinotepa, cuando en una rebelión indígena los mixtecos declararon como reina mixteca a María Benita Mejía, argumentando que descendía de los antiguos reyes mixtecos, 400 años después de la invasión española, y efectivamente la familia mixteca Mexía de Rivadeneira en el siglo XVII y XVIII controlaba los pueblos de Pinotepa y Tlacamama. Esto nos sugiere pues la importancia que tuvo para los pueblos indígenas la perpetuidad de sus casas reales gobernantes.
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manera directa pudieron comunicarse y redactar con sus propias palabras ante el gobierno que solo leía en español. Inclusive el gobierno virreinal muchas de las veces enviaban documentación previamente traducida al mixteco a las comunidades.15
Las castas Las castas fueron marginadas por considerarse que su sangre no era pura aunque en el periodo colonial las castas son numerosas según sus progenitores, en la costa de Xicayán lejos de tan romántica división solo se podían
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A diferencia de la actualidad durante gran parte de la colonia, el gobierno virreinal reconoció a las lenguas indígenas como propias del imperio español y no solo permitió que los indígenas las usaran en sus oficinas, sino que las favoreció contando con traductores, por lo que muchas de las veces la documentación virreinal se hacía de forma bilingüe. El mixteco se leyó y se escribió intensamente durante el periodo colonial, no fue hasta el siglo XIX que el estado mexicano en una campaña de etnocidio empezó a llamar a las lenguas indígenas como "dialectos" e intentó a diestra y siniestra desaparecerlas. Por esto y muchas otras cosas la independencia no significa para los indígenas un momento trascendental en la historia de nuestros pueblos, sino al contrario parece ser desde ciertos ángulos una situación incluso peor a la que se vivía en la colonia.
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diferenciar claramente los mestizos y los mulatos. Los mestizos: al ser marginados tanto por indios y españoles, se diferenciaron adoptando las costumbres de ambas razas, lo que los predestinaría como los intermediarios entre ambos y que conforme avanzaría el siglo XIX los convertiría en los nuevos dueños del poder. Pese a ser descendientes de españoles no tenían sus privilegios y al no ser indios tampoco tenían protección jurídica. Se dedicaron a las artes y oficios y al comercio regional, sin saberse claramente cuál era su situación económica. Tenían nula participación en los asuntos políticos y algunos fueron reclutados en la milicia provincial. Los mulatos: en la costa fueron los descendientes de negros e indios principalmente y de negros con mestizos, a diferencia del progenitor negro, los mulatos nacían libres, pero sin ningún tipo de derecho político, se dedicaron a los oficios, la servidumbre y principalmente a la milicia, en donde eran muy estimados por su excelente complexión física y la supuesta agresividad que los caracterizaba. Fueron sin duda muy discriminados por su color de piel lo que los orilló a formar barrios y pueblos propios, aislados de las otras razas y castas, creando al parecer un permanente estado de alerta en contra de una amenaza exterior, a lo cual podría corresponder su tan mencionada agresividad. 40
Los negros En el último peldaño se encontraban los negros, indígenas africanos arrancados de su tierra, etnia y cultura, traídos a Nueva España como esclavos por lo que cualquier tipo de derecho les era desconocido, estando subordinados completamente a las exigencias de su amo. Se decía que un negro valía por cuatro indios, por su excelente condición física que se reflejaba en su potencial de trabajo y explotación, los españoles los cuidaban por su alto costo en el mercado, algunos caciques mixtecos también solían tener esclavos. Pero también había negros dedicados exclusivamente al servicio doméstico y a las tareas dentro de las comunidades, pudiéndose ver, pese a todo, una mejor condición de estos en relación con los esclavos en otras latitudes de la Nueva España. Los negros en su carácter de indígenas extranjeros perdieron sus antiguas lenguas y gran parte de sus tradiciones indígenas africanas, sin embargo, al estar subordinados a sus amos españoles o indios tuvieron que adoptar la cultura de estos, y con el paso del tiempo también se diferenciaron no solo de los mixtecos sino de los mestizos formando una cultura muy peculiar y con características propias en la que supieron preservar rasgos de África. Hablaban el español y adoptaron palabras
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mixtecas, creando modismos.16
nuevas
16
palabras
y
Muchas de las costumbres y tradiciones de los negros se derivan de las mixtecas, asĂ como algunas de las palabras que caracterizan su particular lenguaje son derivadas de palabras en mixteco.
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LOS PUEBLOS INDIOS Por su número, organización y gobierno los pueblos indios eran políticamente los más importantes, en el entendido que estos pueblos no solo se trataban de un territorio sobre el cual se asentaba un grupo de personas sino un espacio histórico-geográfico autónomo sobre el cual una población se relacionaba con el territorio para reproducir su cultura, lo que en mixteco se conoce como Tyayu. 17 El tyayu mixteco es una herencia directa de los señoríos prehispánicos históricamente estratificado entre iñi ñuu, cabeceras y los nda’a ñuu o sujetos, el tyayu mixteco era concebido como un cuerpo, siendo el iñi ñuu “cabeza del pueblo” el centro donde se coordinaba la vida política, social y económica del tyayu, mientras que los nda’a ñuu “brazo del pueblo” son las encargadas de prestar servicios, este último también se puede traducir como “pueblo que da tributo”. Los tyayu para la época colonial pasaron a asimilarse con las parroquias, cada pueblo cabecera fue sede de parroquia, mientras que los pueblos sujetos pasaron a ser los pueblos dependientes de ella, 17
La combinación consonántica "ty" se pronuncia como "ch", la variante mixteca que ofrecemos en este libro es la que habla el autor y corresponde al de San Juan Colorado, la "ty" en otras variantes se sustituye por "t".
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sin embargo, los sujetos de la cabecera parroquial reclamaron más autonomía, a lo largo de la colonia fueron logrando separarse de sus cabeceras y formaron cabeceras con derecho a constituir repúblicas de indios. Para la época que nos ocupa, la gran mayoría de los actuales pueblos del distrito de Jamiltepec, formaban cabeceras autónomas con Repúblicas, es decir, un gobierno y territorio propio. Un pueblo de indios a finales del siglo XVIII era el establecimiento en un mismo lugar geográfico de 80 tributarios (360 personas aproximadamente), 18 que tenían una iglesia consagrada, gobernantes indios elegidos anualmente y porción de tierra propias que no podrían venderse o enajenarse. Por tanto, por “pueblo” solo se conocía a los asentamientos de indios, mientras que los españoles se reunían en ciudades o villas. La República de indios, era crucial para la cultura política de los campesinos indígenas, 19 18
Los habitantes indígenas jurídicamente y de manera oficial recibían el nombre de indios, mientras que ellos se designaban por lo general “hijos del pueblo” o “naturales”. Cuando se hablaba de la agrupación en su conjunto se les llamaba “el común”. 19 Guardino, Peter. El tiempo de la libertad. La cultura política popular en Oaxaca, 1750-1850. Pág. 84
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fue el cuerpo gubernamental que conectaba a los pueblos indígenas con todas sus prácticas particulares con el sistema monárquico del Rey. Aunque el modelo fue reinterpretado dentro de las comunidades, había alcanzado una solidez y utilidad tal, que tanto indígenas como españoles obtenían beneficios, para los últimos garantizaba la administración y control político de las comunidades indias, mientras que, para estas comunidades, les dotaba de organización y representatividad ante la corona española. Por su número, sus producciones comerciales y sus impuestos los pueblos de indios constituían las células productivas de la Intendencia de Oaxaca, y se proyectaban como los principales productores de la riqueza de la misma. Una de las principales funciones que la corona delegaba en las Repúblicas era la recolección del tributo real que se realizaba en tres ocasiones a lo largo del año. Además, estaba dotada, entre sus funciones, de la representación del común del pueblo en cualquier cuestión política, administrativa o judicial. Para la primera década del siglo XIX, casi todos los pueblos de la subdelegación de Xamiltepec tenían autogobierno, es decir, constituían repúblicas autónomas, en las cuales cada pueblo elegía a un Gobernador y tenía un territorio establecido. 45
La casa de comunidad era la oficina en la cual diariamente se reunía el cuerpo de gobierno del pueblo indio; gobernador, alcaldes, regidores y demás oficiales, los cuales en conjunto eran la “república” cuyas labores tenían injerencia jurídica, administrativa y financiera. La república era elegida anualmente de manera democrática en la cual nobles y plebeyos elegían a los electores de entre los cuales se elegiría a la nueva república. Todos los oficiales de república debían de ser de “sangre pura”, indios biológicos de padre y madre, siendo que los “mezclados”, mestizos y mulatos fueran rechazados del gobierno, aunque en muchos casos a los pueblos poco les importó la mezcla biológica con los blancos mientras estos mestizos se reprodujeran socialmente como indios, pero sería un estigma social que podría ser usado en su contra en cualquier momento. Además de este requisito principal, los elegibles debían de ser buenos cristianos, de buena conciencia, no borrachos, revoltosos o de mal vivir y de preferencia que manejaran el castellano.20 Además para volver a ser elegibles
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Las lenguas indígenas fueron reconocidas por la corona como lenguas propias del imperio español, por lo que eran válidas en las instituciones de gobierno, de suerte que las disposiciones del rey y de los virreyes eran
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debían de haber pasado tres años desde su último cargo, pero dentro de la comunidad a estas reglas españolas se agregaban otras como ser buen hijo del pueblo, participar en los asuntos del común, como tequios, ceremonias, seguir el código moral y de conducta y principalmente haber cumplido con el sistema de cargos de forma ascendente. Los primeros rastros de democracia a rasgos generales en la Nueva España, solo se podían observar dentro de la república de indios, donde la elección era la forma por la cual los indios nombraban a sus gobernantes que administraban la vida interna de sus pueblos y fungían como representantes de la colectividad ante el gobierno virreinal.21 Estas elecciones para el siglo XIX tenían un sentido democrático puesto que, gracias a las reformas intestinas de las repúblicas, los macehuales habían podido ascender a cargos políticos, por lo que en teoría y en práctica la traducidas al náhuatl, y a otras lenguas indígenas. Con el arribo de la familia Borbón a la corona española a mediados del siglo XVIII iniciarían una serie de reformas entre las cuales se pedía favorecer al español como lengua del imperio. 21 Es el antecedente de lo que hoy se conoce como sistemas normativos internos.
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mayoría de las veces la elección era popular y equitativa.22 Desde la Real Ordenanza de Intendentes de 1786 se hacía hincapié en que los integrantes de la república hablaran castellano y fueran sobresalientes en la agricultura o la industria. Por su parte en el gobierno interno de los pueblos, las leyes españolas reconocieron como legales y jurídicamente procedentes las costumbres legislativas de los pueblos indígenas que tenían bases en prácticas prehispánicas, por esta razón se les separó de los españoles, teniendo un juzgado general de indios, en el cual se procuraba hasta la medida o entendimiento español posible respetar la costumbre política y jurídica de cada pueblo. En los pueblos indios poco se respetó los cargos establecidos por las autoridades y el sistema de cargos favoreció un considerable
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Entre los privilegios que la corona les otorgó a los caciques como parte de la nobleza española, se encontraba la de poder vestir como español, poder montar caballo y usar espada, no pagar tributo al rey, controlar las tierras de su cacicazgo, recibir servicios de los macehuales y el derecho de ocupar los puestos altos en la República. Por macehuales entendemos al resto de la población mixteca que no tenía título nobiliario y que pagaba tributo a la corona española.
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número de funcionarios muchos de los cuales no eran reconocidos por el gobierno virreinal, de esta forma las repúblicas siempre fueron más grandes que lo que la legislación establecía. La llamada casa de comunidad 23 servía como despacho de justicia y punto de reunión de la república, y principalmente en ellas se resguardaban las varas de mando bajo ritualizada adoración religiosa, la caja de comunidad 24 y papeles del común se resguardaban en estas piezas, además en ellas se llevaban a cabo las elecciones, las cuales tenían que ser confirmadas por el subdelegado en la cabecera regional, por lo que los nuevos funcionarios como los pasados debían de marchar a Xamiltepec a dar los resultados de la elección y pagar cierta contribución para que el subdelegado confirmara los resultados y les entregaba los bastones a los nuevos funcionarios, quienes juraban ante Dios, los evangelios, los santos y el rey, gobernar y dirigir al pueblo por buen camino. Los cargos recibidos 23
Actualmente el palacio municipal se conoce en mixteco como Ve’e tyiñu, que podría ser derivación de Ve’e tyi ñuu que significa precisamente "Casa de comunidad". 24 En estas cajas se resguardaba las ganancias generadas por la producción colectiva del pueblo y la contribución de los comuneros.
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eran tomados muy enserio, pues eran la conjugación de todos los poderes que procedían del pueblo quien los eligió, de Dios que los confirmó mediante la ceremonia de el Ndatu, los señores de la tierra que los protegían según la costumbre, pero sobre todo porque al ser confirmados por el subdelegado los indios entendían que eran designados por el mismo Rey de España, un ser tan idealizado y mitificado como el propio Savi, señor mixteco de la lluvia, un rey que no conocían pero sabían todos que existía al otro lado del mar, por esto no tuvieron pereza en defender sus pueblos ante el acoso de españoles diciéndoles que estaban atentando contra funcionarios de su majestad. De suerte que las varas de mando concentraron un significado religioso-socialpolítico de gran importancia. Representaban el poder de Quetzalcóatl dios prehispánico que había descendido del cielo para entregar el primer bastón de mando a los reyes mixtecos y les había enseñado a gobernar, del Dios blanco ya que los bastones eran adorados entre cruces y santos, y finalmente porque representaba además el poder de su majestad, el Rey de España. Las funciones del gobernador, el cargo más alto de la república, era el de coordinar la 50
recolección del tributo y entregarlo, custodiar y administrar las cajas de comunidad y representar al común ante los juzgados españoles y designar parcelas a los hijos del pueblo. El tributo real debían de pagarlo todos los hombres entre 18 y 50 años, y se consideraban medio tributarios aquellos de la misma edad pero solteros. Los funcionarios de república estaban exentos de tributar, así mismo los caciques y sus hijos primogénitos. El gobernador debía de responder por el faltante del tributo. Además de esto cada indio tributario debía de pagar una contribución parroquial que en Oaxaca fue de 13 a 15 reales al año, aunque el impuesto era personal, no en pocas ocasiones las repúblicas las tomaron de sus ingresos por arrendamiento de sus tierras o sus cosechas colectivas. El gobernador ejercía un control casi absoluto sobre la República, se entendía como un representante del pueblo, su Padre, que debía procurar el bienestar de los hijos del pueblo, esto conllevaba una gran responsabilidad, pero su poder no solo emanaba del pueblo que lo había elegido sino del Rey y de Dios. Ya que todas las elecciones tenían que ser ratificadas por las autoridades españolas recibiendo su 51
nombramiento como representante del Rey, cuyo poder a su vez emanaba del Dios blanco. Esto lo entendían perfectamente los gobernadores indios, además sus dos raíces políticas provenían de gobiernos monárquicos teocráticos, con una delegación de poderes altamente jerárquica. No había problema entonces en respetar en demasía a un rey desconocido que se encontraba en algún punto perdido de Ñuu tsata ndutya 25 nombre dado a España por los mixtecos, el rei ka’nu, 26 y en orden descendente el rei uvi,27 ra ndakaña’a,28 ra kumityiñu,29 ra kuu tyiñu30. El gobernador era el personaje más respetado por los indios y aunque el pueblo de cierta forma lo elegía, se sobreentendía como hemos comentado, que era nombrado por el Rey y confirmado por Dios, mediante una ceremonia entre los mixtecos
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Significa "Pueblo detrás del mar". Gran Rey 27 Rey segundo o virrey 28 El que gobierna o Intendente 26
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El que guarda las repúblicas o subdelegado. Aunque no es claro en este contexto el significado de la palabra Chiñu, al parecer deriva de Chi ñuu que significa ‘lo que es público o del pueblo’ que podría tratarse de una traducción de la palabra República ‘la cosa pública’. 30 El que es la República o gobernador indio
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llamada Ndatu,31 en donde de manera recreada se representaba la ceremonia de fuego nuevo prehispánico, pues tras un proceso de purificación, el punto central era cuando se apagaba todo fuego en la iglesia y el recién elegido en símbolo de renovación prendía un cirio frente al santo patrón del pueblo en cuestión, en una solemne ceremonia presidida por los ancianos consiguiendo con esto la ratificación de su cargo por Dios. Por lo tanto, era un gran honor ser nombrado Gobernador y constituía el cargo más elevado al que cualquier indio podía aspirar en su vida, pero a la vez para muchos era una gran responsabilidad que conllevaba una gran carga, porque estar en medio de dos políticas, la india y la española, acarreaba más de un problema, especialmente a la hora del tributo, cuando el gobernador tenía problemas con los deudores indios y al mismo tiempo con las autoridades españolas que le exigían pagar la deuda inclusive de su propia bolsa. Aunque los indios eran sumamente respetuosos con la autoridad, indudablemente el pueblo en ocasiones se rebelaba contra esta autoridad ya sea por problemas intracomunales, 31
Esta palabra puede significar, ofrenda, gracia o permiso.
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así como una forma de confrontar a la corona, entonces no era raro que como protesta ante el gobierno español lo primero que hicieran los indios era atacar al gobierno de la republica que después de todo era representante del Rey. Es así como al parecer la única forma de mantener el orden fue a través del abuso de las facultades judiciales de los alcaldes y el propio gobernador que podía dictar castigos ejemplares para los descarriados hijos del pueblo, es así como no era cosa rara que el gobernador implementara castigos como el azote público, así que el desafío o las leves faltas de obediencia a la República, las ofensas al Rey o la falta de respeto a las autoridades españolas, eran motivo de castigos corporales, que de preferencia se hacía en la plaza, previo anuncio de pregón como ejemplo para la sociedad.32
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Esto demuestra que la fortaleza de los gobiernos no es tan estable como se había pensado, al contrario, el uso excesivo de la fuerza nos demuestra que el respeto se tenía que imponer, lo que nos confirma que las autoridades no fueran escogidas por consenso por el común, sino que fueron los que el sistema les permitía colocar en el poder a veces en contra de sus deseos. Considerando de igual modo que en ocasiones estas autoridades habían sido impuestas por una élite india conformada por caciques y principales, cuyos intereses no siempre pudieron haber correspondido a las del común.
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Los alcaldes estaban a cargo de la impartición de justicia, los castigos variaban en cada pueblo, pero no era raro que los azotes se utilizaran para corregir a los descarriados hijos del pueblo. Se reunían en la casa de comunidad con la presencia del gobernador para resolver los litigios y dictar sentencias y castigos, además de que funcionaban como juzgado agrario al resolver las diferencias entre los parcelarios del pueblo y la distribución de las parcelas mismas, atendiendo a su criterio, la interpretación de las leyes reales y a su costumbre jurídica particular, todo en materia de asuntos menores. El rey había consentido las prácticas y costumbres jurídicas de los indios, las cuales varias veces habían sido confirmadas solo con la condición de que no fueran notoriamente injustas, contrarias a las leyes españolas y a los preceptos cristianos. Los regidores eran responsables de controlar las actividades que les fueran encomendadas como el mercado y la recaudación de impuestos. Mientras que los demás oficiales serían los responsables de hacer ejecutar lo que éstos determinaran.
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Rebeliรณn e insurgencia
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TIEMPOS DE INCERTIDUMBRE
Los indígenas de la costa se caracterizaron a la hora de defender sus usos y costumbres, hábiles en el manejo de las leyes de Indias que los amparaban, protestaron una y otra vez en contra del abuso de los españoles, por lo que las rebeliones fueron constantes principalmente en las décadas anteriores a la independencia, estas manifestaciones fueron pasivas usando las leyes españolas o violentas, pero de forma espontánea y de corta duración. Se hablaba mucho del “pervertido” sistema de gobierno de los indios en donde desde el punto de vista español todos o cualquiera mandaba pues en las protestas o rebeliones no se podía identificar a un líder. Los tumultos no discriminaban sexo y a veces tampoco edad, toda la comunidad atentaba por regular en contra de sus propias autoridades cuando estas les causaban daño y tomaban la sede del poder, como protesta en contra de la corona. La rebelión iniciaba en la plaza central en donde por lo regular se localizaba la iglesia puesto que el “llamado de guerra” como el día de hoy en los pueblos mixtecos sigue siendo la campana de la iglesia que al ser tocada de 58
manera alarmante la gente corría a reunirse en el atrio en donde de manera espontánea iniciaba la revuelta, una vez conocido el atentado se atacaban las oficinas de gobierno, por lo que la violencia solo se centraba en el centro de la población, pero podía extenderse cuando el conflicto era entre partidarios del mismo pueblo, entonces podría haber confrontación en toda la población y aún entre las mismas familias, creando un caos generalizado. Sin embargo, estos tumultos duraban pocas horas y solían persuadirse fácilmente. Los sinsabores iniciaron desde las reformas borbónicas que pretendieron mayor control sobre los pueblos y permitían la intervención del gobierno virreinal en la política y administración de los pueblos indios. Para 1810 la estructura social de la subdelegación de Xicayán estaba en crisis e inestabilidad, los indígenas y otros sectores apelaban en contra del sistema colonial pero al mismo tiempo exigían las normas imperantes antes de las reformas borbónicas ya que el liberalismo español atentaba en contra de sus usos y costumbres. Por otra parte, la crisis agrícola de 1808-1810 y los conflictos internos de las repúblicas de indios en la lucha interna de los macehuales por derribar a sus caciques, fue lo que provocó la hostilidad en contra de los españoles que los amparaban. 59
Los indios se quejaban más que nunca de sus encargados tal como sucedió en Tlacamama en 1810, cuando el gobernador de la República de Indios de Tlacamama, Alexandro López, se quejó ante las autoridades de Antequera de la conducta observada del teniente encargado del partido de Pinotepa del Rey, el señor Juan Gerónimo Estévez, en el informe de los indios dicen “nos ha maltratado como hun Esclavo aforsadamente nos pide 4 muger viudas para Copa en su casa en cada semana y sinco hombres y si no Estos falta a la semana nos hace pagar dose Reales” y que también solicitaba otros servicios personales sin paga. El 27 de mayo al no conseguir los indios avíos para Estévez este se molestó y “como a las quatro de la tarde mando castigar á los ministros el alguacil mayor le pego una arrova de asote otros quatro topiles le pego á dose asotes cada uno por el motivo de uno hijo del pueblo que se llama alexandro Lopez que le dio el teniente 22 libras de Grana”33 por lo que el gobernador de la República le pidió a Estévez que no maltratara a sus gobernados pues eso provocaba dificultades para recaudar los “Reales tributos de su Magestad”, acto seguido, Estévez le recriminó no ser un buen gobernador y le 33
AGEPEO, Real Intendencia, Subdelegación de Jamiltepec. Quejas de los naturales de San Miguel Tlacamama
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quito la vara de mando la cual se llevó para Pinotepa del Rey, en donde residía. Desde ahí mandó un informe de los hechos, pero a su favor, al señor Manuel Fernández del Campo, subdelegado de Xamiltepec. En el informe Estévez declaraba que los había azotado porque no le presentaron a un indio que debía veintidós libras de repartimiento, cuando esta práctica ya estaba prohibida. El 12 de junio de 1810, el subdelegado de Xamiltepec, Manuel Fernández del Campo, le informa al intendente sobre lo insubordinados que estaban los indios de San Miguel Tlacamama, según los informes que le daban el Teniente encargado del lugar, Juan Gerónimo Estévez y el Cura de Pinotepa del Rey y a su vez comenta un caso “…fue tal la altaneria de Melchor Torivio, que me vi en la necesidad de ponerlo en la carzel, si esso hazen en esta cabecera y en mi presencia que haran en su Pueblo? (…) Estos échos berdaderamte, para los Yndios éscandalosos, necesitan de una dura de prevencion pues p. si comprueban suficientemente su falta de respeto y ningún miramiento y ámor á su Justicia”.34
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AGEPEO, Real Intendencia, Subdelegación de Jamiltepec. Informe de Manuel Fernández del Campo al Intendente
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El subdelegado recomendaba deponer al gobernador de inmediato y castigar a los cabecillas “moderadamente”. Pero estos indios no se quedaron esperando la ayuda de Dios, por lo que a su vez mandaron su informe y queja formal a Antequera en donde expusieron los maltratos que recibían por parte de Estévez. Una vez más los indios demostraron su habilidad en cuanto a batallas legales, pues el dictamen del juez de Antequera se dio a favor de los indios, éste le manda un escrito al subdelegado diciéndole estar enterado de los excesos cometidos por Estévez, y que son “en todo punibles dignos de la mas severa reprensión como contrarios a las Leyes y Ordenes superiores” y que no permitiera “en manera alguna á sus Encargados semejantes servicios ni contribuciones por todo Derecho reprobadas” y también ordenó la devolución inmediata del bastón de mando al gobernador López. En esta ocasión los indios de Tlacamama le ganaron una batalla a los españoles que los acusaban por medio de las leyes, como tantas veces lo habían hecho en otras ocasiones. El año de 1810 parecía un año más en que la región de la Costa Chica de Oaxaca, formaba parte del imperio español. Con la inquietante
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noticia de que las tropas francesas habían invadido España y el rey Fernando VII, había entregado su reino, incluida América, a Napoleón Bonaparte a cambio de su reconocimiento, cosa que no sucedió y fue hecho preso. Esto provocó una ola de manifestaciones políticas en la Nueva España, que finalmente desencadenaron el movimiento de independencia. En su llamado a las armas, el 16 de septiembre de 1810, el cura Miguel Hidalgo, argumentaba la deposición del mal gobierno y la legitimidad del rey Fernando VII como rey de Nueva España. Posteriormente comandó un numeroso ejército compuesto principalmente de indios, iniciando así el movimiento de independencia de México, que tuvo muchos matices y cuyas ideologías de sustento cambiaron según sus líderes. Dentro de un contexto, donde todos los extractos sociales, no habían conocido otra cosa que su pertenencia al imperio español y tenían en demasiada consideración al rey de España, no podían concebir ni entender el movimiento, ¿Cómo era posible que un cura desafiara el orden de las cosas atentando contra las armas del Rey?, además, ¿Por qué quería la independencia?, ¿Qué era la independencia? Las noticias del movimiento, comprensiblemente perturbadoras no tardaron en correr por toda Nueva España, la intendencia de Oaxaca no fue la excepción y a partir de entonces, sería tema de preocupación no solo 63
para españoles y criollos sino para indios y castas. La insurgencia era una amenaza no solo al rey y el gobierno sino para los propios pueblos que temían los rumores de saqueo, asesinato desmedido, violaciones y destrucción que se le achacaba al movimiento insurgente y, de hecho, sus temores no eran injustificados. Dos eran las regiones que preocupaban al gobierno de la intendencia de Oaxaca: la mixteca y la costa de la Mar del Sur. La Real Intendencia de Oaxaca se mantuvo fiel a la causa realista y sobre todo la Costa se proclamó fiel a la causa de la Corona, el virrey Francisco Xavier Venegas de Saavedra ofreció 10 000 pesos por la cabeza de Hidalgo. Las noticias de la insurrección no solo empezaron a escucharse fuerte en la ciudad de Antequera sino en todas las villas y pueblos de la Intendencia, esto debido a que el obispo de Oaxaca, Antonio Bergosa y Jordán mandó innumerables circulares a todas sus parroquias advirtiendo y sobre todo injuriando el movimiento iniciado por Hidalgo, a quien tanto en sus discursos en la capital como en sus circulares llamaba “el proto-apoderado de Satanás y el infierno”, gracias a que el obispo mandó a predicar en todos los pueblos contra la insurrección se supo en cada rincón de la costa las atrocidades realizadas por Hidalgo y sus hombres. Poco tiempo después de iniciado el movimiento insurgente, sus fuerzas a cuya 64
cabeza se encontraba otro cura llamado José María Morelos y Pavón ya invadían las costas de la intendencia de México. 35 El gobierno de Oaxaca rápidamente tomó las medidas que consideró pertinentes para preparar la defesa de su costa. Para noviembre de ese año, Morelos se encontraba en las inmediaciones del Puerto de Acapulco, 36 la insurgencia había dejado de ser rumores de las lejanas tierras del bajío y se había convertido en una realidad que los asustados habitantes de la subdelegación de Xicayán tenían a la vuelta de la esquina.37 El gobierno virreinal tuvo a bien ordenar a Francisco Paris, subdelegado de Iguala y comandante de la Quinta División de Milicias Reales con sede en Ometepec la defensa de la Costa. Por la noche del 14 de noviembre el comandante José Sánchez Pareja que se encontraba en Huaxolotitlán le comunicó al subdelegado de Xamiltepec que pusiera en armas a su compañía y le ordenara marchar rumbo a Acapulco para reunirse con 35
En esta época el actual estado de Guerrero, no existía y su territorio colindante con Oaxaca, pertenecía a la intendencia de Puebla. 36 Miguel Hidalgo y Costilla, le había encomendado insurreccionar al sur de la Nueva España y tomar el Puerto de Acapulco. 37 Ya era muy común llamar a la región como subdelegación de Xamiltepec.
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él.38 El 16 de noviembre los insurgentes habían sitiado Acapulco, razón por la cual Antonio Carreño teniente castellano del puerto solicitó la ayuda de Francisco Paris quien marchó en su auxilio al día siguiente, 39 solicitando a su vez a Sánchez Pareja que acudiera con sus tropas a auxiliarlo.40 El 18 de noviembre, se comunicaba al virrey que de forma urgente a las dos de la mañana del mismo se había recibido parte de Francisco Rionda encargado de justicia de Xamiltepec de que los insurgentes se encontraban sobre Acapulco. 41 Pese a todo, la guerra nunca se había presentado en estas regiones razón por la cual el ejército tuvo problemas para garantizar la defesa, Sánchez Pareja se quejaba ante el comandante de la séptima brigada virreinal con sede en Oaxaca que solo tenía encajonados 3 000 cartuchos con bala que fue para lo que le alcanzó lo que le franqueó la administración de Xamiltepec, siendo para sus necesidades muy poco.42 El día 20, al frente de tres compañías de fusileros, la de
38
AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 764, Exp. 17. AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 987, Exp. 5. 40 AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 987, Exp. 5. 41 AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 103, Exp. 62. 42 AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 987, Exp. 5. 39
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caballería y auxiliares de carabineros, salió de Pinotepa del Rey rumbo a Acapulco, con un "fatal estado de armamento",43 dispuesto hasta donde sus limitaciones lo permitieran a auxiliar a la plaza de Acapulco, no abandonó la subdelegación sin antes dar las órdenes para que la compañía de Xuquila avanzara y se situara en Xamiltepec y solicitó la ayuda de los pueblos de la subdelegación para poder mantener a la tropa. El 22 de noviembre, el padre Francisco María Ramírez le comunicó que solo le era posible proporcionarle carne a la milicia virreinal de Tututepec. Este sacerdote era un ferviente partidario del Rey y así lo hizo notar desde el primer momento, comunicó al comandante sus deseos de tomar las armas para la defensa de la " amada y desconsolada Patria; y al más amable de los Soberanos del Mundo nuestro suspirado Rey cautivo Fernando 7º", 44 en su ferviente misiva ofreció derramar hasta la última gota de su sangre por esos "sagrados objetos", haciendo constar su deseo de combatir a los "infames” traidores Hidalgo, Allende, Aldama y Abasolo. Este tipo de expresiones no fueron raras ante las situaciones críticas, 43 44
AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 987, Exp. 5. AGN, Indiferente Virreinal, Infidencias, Caja 1987, Exp.
8.
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conducta que además era alentada desde la ciudad de Antequera por parte del obispo Antonio Bergoza y Jordán. El cura Ramírez excusándose de no poder abandonar su ministerio hace muestra de apoyo entregando carne seca para la alimentación de la tropa y afirmó que si esto no era suficiente para los ojos del Rey o de Dios, tenía a dos curas tenientes que podrían suplirlo en sus labores parroquiales, llegado el caso, en que fuese llamado a servir a la patria, lo que haría voluntariamente, pues si se le pedía que ocupara un lugar entre los soldados rasos o se le daba un cargo entre los voluntarios estaba dispuesto en el momento a dejar sus investiduras sacerdotales e ingresar a la milicia. Su misiva fue contestada por el comandante Sánchez Pareja, quien se encontraba en Juchitán, haciéndole saber el gusto que le daba saber de los nobles deseos de su "español corazón", los cuales haría llegar al virrey, mientras que al no haber ningún apuro que comprometiera la tranquilidad de la costa le pidió su colaboración para fomentar y animar entre los feligreses el alistamiento militar que se había dispuesto para la jurisdicción. Fue muy importante y destacada la participación de los religiosos en los bandos en disputa, a principios del siglo XIX, la costa tenía una sociedad fuertemente católica en donde la 68
palabra de los religiosos era indiscutible, una sociedad mayoritariamente indígena y después de todo, no había novohispanos más leales y respetuosos a Dios, los santos, la Iglesia y el Rey, que los indios. Mientras tanto José Sánchez Pareja avanzó con su tropa hasta San Marcos donde se encontraba el 3 de diciembre para inspeccionar que la rebelión no arribara a esa costa de la Nueva España, comunicó al virrey no existir desertores entre las tropas del rey, pero hacía notoria la aproximación de la insurgencia a la región, puesto que, en sus palabras, cubría ese punto de suma importancia que de haber llegado un día más tarde lo hubiese encontrado insurgente porque las costas del oriente hasta Oaxaca estaban en peligro por "correr ya adictos al cura traidor Morelos". 45 Por lo que decidió ocupar el punto y resguardarlo teniendo como estrategia estar cerca del enemigo y evitar que sintiera deseos de propagar la revolución en la costa, mientras tanto tomando las debidas precauciones ante la amenaza de los insurgentes puso a su tropa a preparar cartuchos y reparar el armamento.
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AGN, Indiferente Virreinal, Infidencias, Caja 1987, Exp.
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Aunque la insurgencia era un movimiento vivo en la región del bajío y el centro de México, la costa de la intendencia de Oaxaca se encontraba en la más quieta calma muy lejos se sentía para sus habitantes la guerra, aunque era una preocupación constante para la capital de la intendencia que giraba órdenes y precauciones a los españoles de la región, de suerte que desde funcionarios reales como el Subdelegado de Xicayán, los curas de las parroquias hasta los demás habitantes de todas las clases mostraban "la más fiel amorosa disposición de verdaderos vasallos" del rey cautivo Fernando VII, porque lejos de lo que pensemos, todos, españoles, indios y negros eran fieles súbditos de un rey desconocido, no había otra concepción en sus mentes más que la de un reino, ni siquiera por sus cabezas pasaba la palabra independencia que seguramente desconocían, inclusive el propio movimiento encabezado por Miguel Hidalgo, llevaba como bandera el reconocimiento de Fernando VII, rey de España, como rey de Nueva España. La población en general veía en ese momento al movimiento de Hidalgo como una partida de ladrones rebeldes, infieles del amado rey, que destruían los pueblos por donde pasaban y de hecho en ese momento el movimiento insurgente no distaba mucho de esa 70
concepción. La mayor parte de la población española desde luego era fiel al rey, la mayor parte de los criollos también, los mestizos desde el momento de su aparición en el territorio, ambas raíces culturales de las que provenían habían tenido rey, para los indios el derrocamiento de los emperadores aztecas no tuvo más relevancia política que el ascenso al trono de otros, que se encontraban mucho más distantes pero supuestamente eran más benévolos teniendo como herencia cultural de sus ancestros prehispánicos el respeto de la autoridad y el rey de España por quienes recibía más respeto y veneración era por parte de los indios. En esta concepción, los insurgentes que se oponían al gobierno virreinal no eran otra cosa que detractores del rey, quien además había recibido el poder de Dios a través del Papa, entonces la insurgencia no solo era un atentado contra el rey sino contra Dios mismo. La población de Xicayán no podría arriesgar la condena eterna de su alma al infierno, por esto la insurgencia no era bien vista, concepción que desde luego la iglesia se ocupó en fomentar. En el esfuerzo del gobierno de mantener la costa de Xicayán libre de insurgentes el comandante de las tropas virreinales había dispuesto que los capitanes retirados se encargaran de hacer el alistamiento militar para 71
impedir que los insurgentes saquearan la costa, cosa que, de haber llegado Hidalgo a esas latitudes, seguramente hubiese sucedido. El primer enfrentamiento entre las fuerzas de Francisco Paris y la de Morelos se dio en La Sabana, cerca de Acapulco el 8 de diciembre, donde salieron victoriosos los insurgentes y el ejecito realista se replegó a Tres Palos, con sus seiscientos hombres y 300 que habían llegado de Xamiltepec. El 15 de diciembre, al ver que el desánimo se apoderaba de la tropa, el capitán de la quinta compañía, solicitó que se asignara un cura para sus tropas y que se habilitara al padre José María Carrión para que los acompañara en sus campañas. 46
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AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 987, Exp. 5.
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LA DEFENSA DE LA AMADA PATRIA El 4 de enero de 1811, 600 insurgentes a cuya cabeza Morelos puso a Juan Ávila, atacaron a Paris, resultando nuevamente vencedores, arrebatándole 600 fusiles, 5 cañones, 52 cajones de parque y muchos víveres. Los insurgentes atacaron tan acertadamente sobre los realistas a las tres de la mañana tomándolos por sorpresa. Se encontraba en ese lugar la quinta división y tres compañías de la sexta división de Xicayán, una de caballería de Cortijos y una de voluntarios comandados todos por Francisco Paris. La impresión creó una desbandada generalizada de las tropas realistas, los insurgentes salieron victoriosos arrebatándoles "los cañones, armas, municiones y víveres de que estaba fortificado, como también tener prisioneros a algunos oficiales y mucho número de soldados".47 En un relato de José Sánchez Pareja redactado en Pinotepa del Rey, de la declaración de los soldados Pedro Robles y Anastasio
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Xamiltepeque, 19 de enero de 1811. AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 987, Exp. 10.
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Sánchez, sobre los hechos ocurridos el 4 de enero dicen: “Le pidieron que entregase todas las municiones de los cañones, que les respondió con arrogancia un disparate o desvergüenza, que se tomaron todas las municiones, fusiles y equipajes y cuanto había en el campo; que luego empezaron a conducirlo todo al Paso, y que 60 soldados de la Compañía de Xamiltepeque, todos fueron amarrados y conducidos con los demás prisioneros; que habiendo llegado al Paso fueron presentados al cura Morelos todos (…) El traje del cura es pantalón de cotonía blanco o coletilla en pechos de camisa, un pañuelo colgado de la cintura, un ceñidor de hiladillo envuelto en la barriga, su par de pistolas colgadas y un sable a la mano.(…) Que el sargento Aguirre, de Pinotepa, era un tonto y que siendo criollo había huido; que el día que estaba señalado para ir a tomar el puerto por entrega, salieron 400 hombres, y entre ellos iban los declarantes, y que llegaron a los puntos señalados donde esperaban las señas que ofrecía el que iba a entregar; que ésta no la hubo porque ya había caído el traidor, y en vista de esto se tiraron a robar al pueblo, y que del castillo les tiraron dos cañonazos y se huyeron.(…) Que el cura es muy determinado; que cuando se le antoja monta en su mula y con cuarenta hombres va a registrar su avanzada; 74
que espera allí [a] cuantos quieran irle a acometer; que un día le llegaron dos o tres mulas cargadas de pesos, que estaban disputando éstos Pedro Baños y los demás soldados de Xamiltepeque”.48 Mientras tanto la situación de Acapulco se tornaba más difícil, por la madrugada del 6 salió el bergantín "N. S. de la Merced" rumbo a Xicayán con la encomienda de obtener y conducir víveres que empezaban a escasear en la plaza. La principal barra marina de la subdelegación era Chacahua, que por tal motivo ya se encontraba custodiada por 200 soldados, a este punto llegó el bergantín el 13 de enero a la 4 de la mañana.49 Ante la inminente amenaza a su obispado, Bergosa y Jordán hizo más enérgica su condena al movimiento e instó a sus curas para que defendieran con las armas los intereses de España “si algunos curas malos han dado el mayor impulso a sus armas, salgan en contraposición algunos de nuestros curas 48
Ernesto Lemoine Villicaña. Morelos, su vida revolucionaria a través de sus escritos y de otros testimonios de la época. Universidad Nacional Autónoma de México. Primera edición. México, 1965. p. 165-170. 49 Tututepeque jurisdicción de Xamiltepec, 14 de enero de 1811. AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 504, Exp.20.
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buenos, para lo cual declarando ser guerra en que todos debemos ser soldados, permito y apruebo que los curas y vicarios, que han dejado proveído el pasto espiritual de sus curatos, se sientan con valor y fuerzas corporales necesarias, además de animar y excitar a sus feligreses en tan justa guerra, puedan voluntariamente tomar las armas y 50 capitanearlos”. Los curas obedecieron ciegamente las recomendación del obispo, es que sin duda en aquellas épocas ¿Quién podría oponerse a la voluntad de un representante de Dios?, el 13 de enero, Domingo de Larrea le escribe desde Pinotepa a Bergosa haciéndole un relato de los hechos sucedidos en Tres Palos, en la carta menciona que Morelos entró en son de paz pero que de pronto se escuchó una voz ronca y desconocida diciendo “Viva nuestra señora de Guadalupe” con lo que la tropa realista despavorida salió dispersada y que entre la confusión el capitán Rionda resultó herido por un centinela realista y que por este insólito suceso la gente de la región le tomó devoción a los insurgentes y además señala que de entre los que huyeron llegaron a Pinotepa gritando “Viva nuestra señora de Guadalupe” y tirando al aire, por lo que su conducta le parecía del todo sospechosa.
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AGN, Operaciones de Guerra. Vol. 1013, foja 33.
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Había un temor generalizado tanto localmente como en la capital de la Intendencia por la latente amenaza insurgente a Xicayán, pues en la misma carta se expone que entre los mismos soldados de la tropa realista empezaban a haber rumores de deserción y de que había llegado a conocimiento de Larrea un rumor de que Morelos ofrecía 6 000 pesos por la cabeza del encargado de Pinotepa y que además de eso seducía a la gente para que se una a la rebelión y que “los indios oyen esas cosas y esperan que los enriquezca aquel malvado, quién también dice que los viene a aliviar de contribuciones parroquiales, así como los alivió del tributo”51 Ante la amenaza de Xicayán y por lo importante de su ubicación geográfica y económica, el obispo se encontraba sumamente preocupado por los sucesos ocurridos ahí, así que mantuvo una estrecha comunicación con sus curas. Ignacio de la Peña desde la Hacienda de Cortijos, en una carta a Bergosa, decía que la insurrección ya estaba cerca pero que desconocía si no es que ya Morelos había entrado al obispado, “el fuego de la insurrección lo tenemos tan cerca, dígame V.I.S. que hago si la insurrección sigue”52 comentaba desconsolado a su obispo.
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AGN, Operaciones de Guerra. Vol. 1013, foja 38. AGN, Operaciones de Guerra. Vol. 1013, fojas 42 y 43.
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En general la insurrección ya era un problema muy serio para la Nueva España, pues se extendía con rapidez y con fuerza, en sus intentos por acabar con ella, el virrey arzobispo Francisco Javier Lizana y Beaumont mandó cartas a sus obispos encomendándoles guardaran el orden dentro de sus provincias, acción que como ya se dijo abanderó de manera enérgica y muy notable el obispo de Oaxaca, Antonio Bergosa y Jordán. En una correspondencia del 15 de enero el cura de Huaxolotitlan “expresa su temor de que la gente se vuelva adicta a la insurgencia, puesto que ésta excita a la tropa a no arriesgar sus vidas por los gachupines. Y la gente, o sigue a Morelos, o permanece en casa y no coopera más con los jefes españoles”. 53 El mismo día y del mismo lugar el Capellán José María Carrión en otra carta, da cuenta de que la insurrección había llegado a la subdelegación, pues comenta que en la serranía de la subdelegación se veía con agrado la causa insurgente y se cometen asaltos y tomaban presos a los realistas, esto sin embargo no es más que las fricciones que las Repúblicas indias, que se ubicaban precisamente en esta zona, comenzaban a tener con los españoles. Ante la gravedad del asunto, el obispo lanza un edicto en el que declara excomulgado a todo aquel que simpatice con la causa
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Ibarra, Ana Carolina. El cabildo Catedral de Antequera, Oaxaca y el movimiento insurgente. 2000. Pág. 130
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insurgente, edicto que el virrey aprobó y aplaudió de inmediato. Los problemas económicos para sostener a la tropa no se hicieron esperar, el 15 de enero, el subdelegado Manuel Fernández del Campo se quejaba que desde el primer movimiento de la sexta división para auxiliar a Acapulco, con los recursos de la jurisdicción pagó y alimentó a la tropa, usando en calidad de préstamo siete mil pesos, como donativo entregó la cantidad de dos mil pesos y cien cargas de bastimentos sin pedir pago alguno por las innumerables bestias y sillas que había administrado para el transporte de los auxilios. Sin embargo, seguía recibiendo solicitudes del comandante pidiendo provisiones y dinero, comunicó que podría auxiliarlo con 20 cargas de bastimentos, pero le era imposible mandarle recursos porque los fondos se habían agotado, pues dadas las circunstancias de inseguridad los vecinos habían sacado sus dineros de la jurisdicción y lo poco que habían conservado ya se lo habían entregado. En esta situación tan apremiante sin tener recursos del Rey ni del particular, solicitó a la tesorería general se le asignara doce o quince mil pesos para hacer frente a las ocurrencias, se ofreció a pasar personalmente por los recursos y dar cuenta de la inversión que se les diese, porque ante la carencia no podía el comandante 79
de las fuerzas del rey tomar las providencias necesarias para la defensa de la subdelegación. Por lo mismo en Oaxaca se citó a la junta provincial de la Real Hacienda y acordaron suministrar quince mil pesos al subdelegado para que las destinase a la tropa.54 Por los acontecimientos ocurridos el día 4 de ese mes, las tropas realistas habían sufrido deserciones y una dispersión generalizada que había creado gran tensión en el ejército real, en donde se empezó a destacar el cura José María Préjamo, pues siguió auxiliando a las tropas del rey en cuanto pudo, el 17 de enero, le envió a José Sánchez Pareja 230 pesos y seis costales de totopos, socorros que de su parte y de tres ranchos de cofradías se habían obtenido, haciendo saber que pudo ser gracias a que "muchos de mis feligreses donamos al Rey", 55 por otra parte todos los curas y vicarios se dieron a la tarea de tratar de reunir la tropa dispersa lo que reconocían sería cosa prodigiosa. Podemos observar que muy grande fue la impresión que las tropas insurgentes les habían infringido.
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Oaxaca 18 de enero de 1811. AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 504, Exp.20. 55 AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 987, Exp. 10.
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El subdelegado le informó lo ocurrido a José María Lasso, intendente de Oaxaca, lo que causó gran preocupación en la ciudad de Antequera, el intendente junto con el comandante de la brigada de la intendencia, ante tales circunstancias y temiendo que "intenten esos malvados introducirse en esta Provincia y saquear y cometer los exceseables delitos que acostumbran" 56 determinaron en dar la orden para poner sobre las armas a la séptima división del sur y demás compañías sueltas y movilizarlas a Nochistlán, en donde deberían de acuartelarse. Préjamo así como otros curas se mostraron disponibles para tomar las armas, además ofrecían conseguir más gente para formar nuevas fuerzas leales al Rey y con entusiasmo proclamaban "Viva nuestra Sagrada Religión, el Rey, la Patria, Xicayán". Mientras tanto Sánchez Pareja el día 18, se encontraba posicionado en Cortijos con lo que había quedado de su tropa que era muy poca gente, entonces determinó tener como cuartel dicho punto a cuyo mando puso al capitán Manuel Egusquiza, y escoltado por seis oficiales se dirigió a Xamiltepec procurando en el camino localizar y reunir a su tropa que se había 56
Oaxaca, 18 de enero de 1811. AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 504, Exp.20.
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dispersado, cosa que logró parcialmente porque muchos de sus soldados se habían "dirigido llenos de temor a los campos y malezas".57 Las noticias y los rumores corrieron como pólvora por los pueblos, el terror y el pánico se habían apoderado de muchos. Los pueblos de indios estaban inquietos ante tales amenazas a la tranquilidad y autonomía de sus Repúblicas, algunos temían por sus vidas y se internaban en la selva, otros al enterarse de que Morelos era un religioso, así como lo fue Hidalgo, se sentían confundidos. En toda la subdelegación los ánimos se habían decaído y el miedo hizo a muchos abandonar sus casas, mientras que otros, según los informes de Sánchez Pareja se unían a la "maldita insurrección". Al llegar Sánchez Pareja a Xamiltepec, españoles, criollos, indios y castas le hacían saber sus temores y él temía porque "hay el riesgo de que esta vasta Jurisdicción pueda tener un trastorno que desgracie todo el Obispado de Oaxaca". 58 A su llegada a las cuatro de la tarde, arribó a Xamiltepec para tomar las medidas necesarias ante la crítica situación en que se sentía el orden
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Xamiltepeque, 18 de enero de 1811. AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 987, Exp. 10. 58 Xamiltepeque, 18 de enero de 1811. AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 987, Exp. 10.
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virreinal en la región. Además, para fortuna del ejercito realista había podido reagrupar a cuatro compañías que habían desertado en el campo de Cuailotes, luego de enterarse de la tragedia acaecida en Tres Palos, además había formado ya tres compañías de lanceros pardos, 59 conformada cada una por cien hombres y contaba con 150 lanzas que había mandado a fabricar para la defensa interior de la región. Tomando en consideración las tendencias de los soldados pardos, tuvo a bien en nombrar oficiales de la misma casta porque se había percatado por la experiencia que guardaban mayor subordinación ante los oficiales del mismo color, pero principalmente tomó esta decisión porque por temor no había españoles que quisieran ocupar los cargos militares. Las tropas de pardos serían destinadas para engrosar el ejército realista en caso de invasión, sin embargo, si la tropa tenía que salir de Xicayán, consideró pertinente que se quedaran dentro de ella para mantener la calma en los pueblos. No confiaba del todo en la fidelidad de los mulatos por lo que solicitó que se le nombrara Capitán para poderlos controlar además tener facultad para aprehender sin contratiempos "a la infinidad de desertores que 59
Es decir, de afrodescendientes.
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a todas horas están cometiendo tan feo y criminal delito".60 El ejército realista no era para nada bien preparado y ordenado, muchos de los soldados eran nuevos reclutas que no habían tenido opción pero que las circunstancias, a veces en contra de sus deseos, los había llevado a la milicia. Ante la imposibilidad de movimiento de Francisco Rionda, quien había sido herido por dos balas en Tres Palos y de que dos de los oficiales subalternos fueron hechos prisioneros solicitó además se le aprobara que ante esa situación y al no encontrarse entre la poblaciones sujetos que pudieran tomar su cargo, que en caso de tener la tropa que salir de la jurisdicción, él las comandaría quedándose Rionda como encargado de las milicias de pardos para la defensa del interior de la subdelegación. Ante la incertidumbre el pánico no se hizo esperar en la población de Xicayán que por primera vez se sentía en verdadera amenaza ante el avance de Morelos. Por lo que el subdelegado Don Manuel Fernández del Campo convocó a una reunión de emergencia a los funcionarios y principales españoles de Xamiltepec quienes temían "un total transtorno, 60
Manuel Fernández del Campo al Intendente de Oaxaca, Xamiltepeque 20 de enero de 1811. AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 504, Exp.20.
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tanto por el terror pánico que les infundían, cuanto por alguna inclinación que tomaban a la mala causa" 61 , esas tendencias que se temía podían tomar los soldados dispersos por lo que era urgente volver a reunirlos. El subdelegado junto con el cura vicario y capitán José María Préjamo, el vicario José Tomás de la Serrada, el administrador de rentas Pedro de Lezaeta y Zúñiga, los capitanes retirados Amaro González de Mesa, Manuel Gallangos y José Ignacio de Lavastida, vieron en grave peligro la región por lo que solicitaron a José Sánchez Pareja, el 19 de enero, a petición de las tropas apostadas en Cortijos, que se quedaran ahí pues estaban dispuestos a dar la vida en la defensa de la subdelegación pero no querían internarse en el territorio de Ometepec, excusando que pasaban penurias y hambre, "tenían que estar al sol y dormir al sereno que les ha ocasionado a muchos algunas enfermedades", por lo que pedían que elevara al virrey la determinación de la junta, solicitando poderes para que en caso de emergencia, decidir los reemplazos que se tuvieran que hacer o la facultad para poder formar nuevas compañías y lo que fuera necesario para hacer la defensa de los "preciosos pueblos" de Xamiltepec. Además, temiendo que 61
Xamiltepeque, 19 de enero de 1811. AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 987, Exp. 10.
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la tropa siguiera desertando, así como para poder resguardar la tranquilidad y defensa de las Mixtecas solicitaron que se aprobara la determinación de que la tropa se quedara estacionada en Cortijos. La tensión se había apoderado de Santiago Xamiltepec, el pueblo más importante y capital de la subdelegación de Xicayán, ante tal confusión Sánchez Pareja decidió crear para la cabecera una Compañía de veteranos que aún por medio de la fuerza mantuviese el orden, hasta entonces solo había podido reunir a 83 de sus hombres por lo que no podía marchar a Acapulco como lo tenía previsto. Fue desesperante no poder reunir a sus soldados pero su presencia había traído algo de tranquilidad en Xamiltepec, tomó pues la determinación de permanecer en Cortijos, desde donde vigilaría las avenidas que entraban a Xicayán. Mientras tanto, el subdelegado y los curas se esmeraban en formar compañías de lanceros. La defensa de la región tenía que estar lista por lo que de inmediato se dieron las órdenes para procurar la creación de tres compañías, que serían de Tututepec, Xamiltepec y Cacahuatepec. A razón de lo cual se mandaron a fabricar lanzas, pensaban habilitar nuevos oficiales y tanta era la preocupación que contrario a lo acostumbrado se estaba pensando 86
en la posibilidad de habilitar como oficiales a "pardos honrados", 62 la verdad es que todo el mundo por temor se rehusaba a formar parte del ejército, los indios tenían prohibido tener participación en la milicia, por lo que se recurriría a los mulatos para engrosar las filas realistas en la causa del Rey.63 Manuel Fernández del Campo, se había trasladado a la ciudad de Oaxaca, pero por órdenes del virrey regresó Xamiltepec para tomar el gobierno, encontrándose con la noticia que había muerto en uno de los pueblos de la jurisdicción Andrés García del Val, español capitán de una de las compañías de la sexta división. 64 Y lo más alarmante se supo en la subdelegación por los informes de José Estévez y otro prisionero insurgente, que Morelos había proyectado llevar la insurrección a Xicayán. 65
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Xamiltepeque,18 de enero de 1811. AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 987, Exp. 10. 63 Los españoles siempre temieron una rebelión india por lo que les prohibieron usar espada, montar caballo y tener entrenamiento militar. 64 Xamiltepeque, 8 de abril de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Indiferente de Guerra, Caja 3392, Exp. 4. 65 Acapulco, 27 de abril de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Infidencias, Caja 5099, Exp. 24.
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Los gastos de guerra siguieron aumentando, causando preocupación de la administración de Oaxaca que pedía ayuda al virrey puesto que para el 20 de enero ya se habían destinado quince mil pesos de la tesorería general a nombre de Eugenio Ornezabala que desde Acapulco había salido con ese fin y formaba parte del contingente del bergantín Merced que había arribado a Chacahua, otros quince mil pesos que se le habían envidado al subdelegado, 12 mil pesos que había solicitado el comandante de batallón provincial Manuel del Solar Campero y cuatro mil ochocientos cincuenta que se habían destinado para las compañías sueltas de Teposcolula, Nochistlán y Yanhuitlán, haciendo un total de 46 850 pesos.66 El 25 de enero, dando complimiento a una orden del virrey del día 16 del mismo, el intendente mandó al subdelegado la orden de que los vecinos de los pueblos no solo se resistieran a las ideas y el contagio de la insurrección, sino que les pedía combatir a los "bandidos" que intentaran invadirlos, robarles y
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José María Lasso al virrey, Oaxaca 25 de enero de 1811. AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 504, Exp.20.
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saquearlos. 67 Cosa que día a día se tornaba más difícil por la carestía de fondos para seguir sosteniendo a la tropa, el comandante Bernardino Bonavía, que era el encargado de impedir que los insurgentes ingresaran a la intendencia, solicitó al obispo los arbitrios de los diezmos del pueblo de Yanhuitlán. 68 Por su parte, la tesorería principal de Oaxaca así como los subdelegados y administradores habían dado auxilios para la tropa de las Mixtecas que se movilizarían hacia la costa y se remitieron en reales en efectivo para el subdelegado de Xamiltepec 15 000 pesos que se debían de pagar a Eugenio Ornezabala, lo que daba como total de gastos para la intendencia la cantidad de 58 173 pesos.69 Para el 2 de febrero se supo que 60 soldados de la compañía de Xamiltepec fueron capturados por los insurgentes y amarrados
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José María Lasso al virrey, Oaxaca, 25 de enero de 1811. AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 504, Exp.20. 68 José María Lasso al Virrey. Oaxaca, 1 de febrero de 1811. AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 504, Exp.20. 69 José María Lasso. Oaxaca 8 de febrero de 1811. , Operaciones de Guerra, Vol. 504, Exp.20.
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fueron conducidos al paso donde fueron presentados al cura Morelos.70 Con motivo de ayudar al excesivo gasto que estaba causando a la Real Hacienda el "castigo de los infames insurgentes" 71 con el oficio puesto en poder del intendente, de parte del alcalde de Cuatro Villas, Francisco Xavier Ramírez se depositaron en la tesorería principal 300 pesos, que había contribuido junto con los vecinos españoles y las Repúblicas de Indios de su jurisdicción. El 4 de febrero había expresado que ante la imposibilidad de contribuir con su persona para combatir a los insurgentes que causaban perjurio a "nuestro amado soberano Fernando séptimo" 72 había conseguido con "cariño y patriotismo" de los vecinos españoles la cantidad de cincuenta y dos pesos, ciento cuarenta y ocho pesos habían donado los indios y él cien pesos.
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Razón dada por los soldados Pedro Robles y Anastasio Sánchez. 2 de febrero de 1811. AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 105, Exp 2. 71 José María Lasso al Virrey. Oaxaca 8 de febrero de 1811. , Operaciones de Guerra, Vol. 504, Exp.20. 72 Francisco Xavier Ramírez al Intendente Corregidor José María Lasso. Villa de Oaxaca4 de febrero de 1811, Operaciones de Guerra, Vol. 504, Exp.20.
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Mientras tanto en un afán de calmar los ánimos en las colonias, el Rey Fernando VII declaraba solemnemente el 9 de febrero de 1811 “Que los americanos, así españoles como indios, y los hijos de ambas clases, tenga igual posición que los españoles europeos para toda clase de empleos y destinos, así en la cortes, como en cualquier lugar de la monarquía, sean de la carrera eclesiástica, política, o militar”. 73 Poco tiempo después el virrey Félix María Calleja del Rey en una orden del 22 de febrero mandaba a que los insurgentes que fueran hecho prisioneros “deberán ser pasados por las armas luego que sean aprendidos… principalmente si fueron… clérigos, frailes, por lo más escandalosa que es en esta clase de gentes aquella especie de delitos”.74 En junio, el intendente enviaba la cantidad de 600 pesos al subdelegado de
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Hernández y Dávalos, Juan E. documentos para la historia de Independencia de México de 1808 a UNAM, 2007. Núm 201. 74 Hernández y Dávalos, Juan E. documentos para la historia de Independencia de México de 1808 a UNAM, 2007. Núm 211.
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Colección de la Guerra de 1821. Tomo II. Colección de la Guerra de 1821. Tomo II.
Xamiltepec que habían "donado a su magestad los indios por haberlos liberado del tributo".75 Los oportunos informes de los religiosos no dejaron de correr hacia el obispado, en donde el señor obispo Antonio Bergoza y Jordán tomaba un papel protagónico y enérgico contra la insurgencia. El 10 de junio, el capellán de Pinotepa del Rey informaba que se encontraban satisfechos con la huida de los insurgentes de La Sabana, pero varios vecinos de la cabecera seguían preocupados, porque corría el rumor de aproximadamente un mes anterior a las tres o cuatro de la madrugada habían pasado de 20 a 15 hombres a caballo, con armas blancas y de fuego rumbo a Xamiltepec y por lo que se pudo observar muchos de ellos eran decentes, es decir, eran blancos. Que le contaron al capitán Cosme del Villar, que del mismo modo se corría el rumor en Xamitepec que en noches pasadas se había visto a tres hombres armados con escopetas y que uno era blanco de buena "presencia y con botas" 76 y los otros dos trigueños , por lo que recomendaba "precaución y alerta". Recién se
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José María Lasso al Virrey. Oaxaca, junio de 1811. Operaciones de Guerra, Vol. 504, Exp.20. 76 Capellán de Pinotepa al obispo de Oaxaca. Pinotepa del Rey, 10 de junio de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 3678, Exp. 5.
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enteraba también, pues le comunicaron algunos indios que regresaban de su trabajo cuando vieron que los extraños amarraron a dos indios, a uno lo soltaron para que les enseñara el camino y al otro lo dejaron amarrado, los indios que vieron aquella escena fueron inmediatamente a comunicárselo al subdelegado por lo que ya se estaban tomando la providencias. Este cura recomendó ante la situación, que se debía de vivir recelosamente porque aquellos tres se llegaron a ver en Xamiltepec, pero se preguntaba "en Huasolotitlán, Tututepeque, Juquila, Ometepeque y Cortijos no habrá alguno?" que también era de mucha consideración que se había desertado la división y que se "han dejado decir muchas palabras sospechosas" en contra de los gachupines de la jurisdicción, corrían comentarios como que los matarían y se irían con el padre Morelos, y que entre los indios se escuchaba decir "que ya viene el Padre Bueno, y que ojalá y llegue breve", que además don Cosme del Villar se había enterado que la compañía de Huasolotitlán, que era la que más fusiles tenía, habían congregado en el paraje que llaman el Tamarindo o Poza Verde, donde tienen sus milpas, todos sus fusiles con centinela que los cuide.
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Ciertamente todos los rumores infundían terror al gobierno de la subdelegación y no era vana la preocupación que el padre de Pinotepa del Rey tenía, por lo que pidió al obispo se tomaran las providencias ante esa "afición a la insubordinación y casi insurrección, se ataje en su origen, que si no esto se pierde, y sus consecuencias funestas arriesgan esa ciudad y todo el Obispado", lo que seguramente debió de poner en nerviosismo extremo al máximo prelado en la ciudad de Antequera. Le pide que exija al señor brigadier restituya tres compañías, para que ponga una en Cortijos, una en Pinotepa del Rey y la otra en Xamiltepec. Para que las tres que ya existían pudieran seguir apoyando a la quinta división con residencia en Ometepec, que en ese momento se encontraba en San Marcos. Afirmaba era necesario para que pusieran orden en los bajos en donde se "mantienen un número considerable de forajidos" porque al acabárseles el agua con todo y ya no tener que comer la necesidad los podría hacer cometer mil desastres.
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Las milicias virreinales: Compañía de caballería de Xamiltepec Capitán vacante Teniente Don Juan Miguel Calbo de 28 años natural de Nueva España77 Subteniente Don Juan Piñeyra, 23 años, natural del reino de Castilla Compañía de infantería de Tututepec Capitán Francisco Mena, 50 años, natural de los reinos de Castilla Teniente Miguel Estanislao Riveros, 20 años, de Nueva España78 Subteniente Juan Saturnino Callejas, 24 años. Compañía de infantería de Huazolotitlán Capitán Silvestre Díaz, 33 años, natural de los reinos de Castilla Teniente José María Calbo, 26 años. Subteniente José González Mesa, 20 años. Compañía de infantería de Pinotepa del Rey Capitán Diego Estévez, 45 años, natural de los reinos de Castilla. Teniente Antonio Lortia, 45 años, natural de los reinos de Castilla.
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Compañía de caballería de Xamiltepec a Manuel Fernández del Campo. Xamiltepec 14 de julio de 1811. AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 103 78 Hijo del teniente de la sexta compañía del sur Miguel Riveros
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Subteniente Francisco Espinoza, 35 años, de los reinos de Castilla. Compañía de infantería de Cortijos Capitán Francisco Antonio Gómez, 40 años, de los reinos de castilla. Teniente Antonio Viseyro, 40 años, de los reinos de Castilla. Subteniente Gerónimo Añorve, 25 años, natural de Nueva España. Los curas jugaron un papel muy importante como instigadores así como informantes del gobierno virreinal, Manuel José Robles en un comunicado al obispo Antonio Bergoza y Jordán a finales de julio, expresaba "Los conocimientos que tengo del País y sus habitantes me persuaden que los indicados oficiales suspensos, aunque negros, como hombres de bien, cultos en lo que cabe, y adictos a la justa causa y legitimo gobierno sienten el sonrojo de desaires" como podemos observar al tiempo que trata de enaltecer el desempeño de los mulatos al servicio de las armas del rey, también no deja ocultar su convicciones sobre su condición social pues lo manifiesta en expresiones como "aunque negros", además deja claro que su nombramiento es a razón de la falta de españoles para la milicia, y atendiendo la gran labor de los mulatos en la causa del rey por su 96
conocimiento de la zona, tanto que puede afirmar "sin exageración no solo su utilidad sino su necesidad". 79 Dice que "su falta de civilización" se debe a que son labradores y están dispersos por lugares muy lejanos, debido a esta condición podrían, según él, ser persuadidos por los enemigos del rey, "estos hombres que así manejados y subordinados pueden ser útiles para sostener la justa causa, serían tan perjudiciales que solo destruyéndolos se podría pacificar aquellos y quizá otros puntos", por lo que el sacerdote insistía en que se les debía utilizar en la causa del rey, antes de que los insurgentes los utilizaran para su causa. Por su parte el párroco de Pinotepa de Don Luis, Domingo de Larrea se quejaba de que en dicho pueblo no había vigilancia "ni los indios en los pueblos han hecho caso de reconocer a los que han entrado y salido, quienes acaso le han anunciado lo que dicen en esta cabecera y es que para el año nuevo viene Morelos”80 por lo que era totalmente necesario la creación de compañías de patriotas para hacerle frente a la insurgencia. Pidió al prelado igualmente que se comunicara a
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Manuel José Robles a Antonio Bergoza y Jordán. Oaxaca, 29 de julio de 1811. 80 Domingo de Larrea al obispo Antonio Bergoza y Jordán. Pinotepa de Don Luis, 16 de julio de 1811.
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los encargados de las parroquias de Cortijos, Pinotepa del Rey, Huaxolotitlán y otras, para que se hicieran cargo de las cosas y que mostraran total repugnancia en contra de los desertores. Por su parte el párroco de Cortijos, Ignacio de la Peña a finales de julio decía tener correspondencia del capitán José María Añorve de que el comandante Paris en Chilapa había recibido una carta de Morelos en la cual pedía se le comunicara al virrey que le perdonase la vida y la de sus seguidores para que a cambio rindiera sus armas, 81 lo que parece ser no era verdad. Hacia finales de julio el subdelegado Fernández del Campo había formado las cinco compañías que le habían solicitado un mes antes el intendente y el comandante de la séptima brigada, había hecho también el alistamiento de patriotas. José Sánchez Pareja, que había sido suspendido por el virrey no podían encontrar nuevos oficiales y solo se había podido valer solamente de los partidos de Cortijos y Pinotepa del Rey, porque en los otros eran muy viejos, retirados de la milicia y "cargados de achaques… no pudiendo tampoco hacer uso de ninguno de
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Ignacio de la Peña al obispo Antonio Bergoza y Jordán. Cortijos, 22 de julio de 1811.
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los oficiales por ser todos mulatos y negros" 82 pues deben de nombrarse en ese cargo, a razón de él, a europeos y americanos. Expresaba que era de gran conveniencia e indispensable la formación de la compañía por ser la jurisdicción muy dilatada con pueblos muy lejanos de la cabecera y porque contiene "numero muy respetable de Negros y Pardos por lo común insubordinados e insolentes, y a quienes muchas veces he dejado sin castigo en sus excesos por no verme con fuerzas suficientes con que hacerme respetar"83 y también para que pudiera hacer la aprehensión de muchos desertores de que estaba llena la región. Las armas dadas a las nuevas compañías fueron machetes y lanzas, aunque él y sus nombrados oficiales habían ofrecido 1 500 pesos para mandar a fabricar fusiles a Puebla para poder "defender la Religión, la Patria, y el Rey". Ante tales noticias el obispo sentía gran preocupación por los sucesos ocurridos en Xicayán por lo que el 26 de agosto de 1811 se dirigió a sus diocesanos haciéndoles saber que un gran peligro se avecinaba sobre la provincia 82
Manual Fernández del Campo al virrey de la Nueva España. Xamiltepeque, 30 de julio de 1811. 83 Manuel Fernández del Campo al virrey de la Nueva España. Xamiltepeque, 30 de julio de 1811.
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de Oaxaca y sugería que se tomara parte en la defensa de sus hogares. Convirtiendo la insurgencia en una cuestión de lucha entre el bien y el mal, el obispo expresaba que la derrota del ejercito realista en Chilapa se debió a sus pecados “y Dios misericordiosamente justiciero nos despierta, y avisa piadosamente con el castigo, para que nos enmendemos”. Sostenía que Morelos y sus seguidores tenían como propósito saquear la ciudad de Oaxaca y afirmaba “Sí amados diocesanos, vuestros caudales, alhajas, granas, cosechas, y cuanto hay en vuestras casas vendrán buscando unos rebeldes bandidos; su osadía se extenderá a los vasos sagrados, y alhajas de los templos y conventos; y su brutal lujuria abusará acaso de vuestra vista de vuestras mujeres, hijas y hermanas, derramando por calles y plazas vuestra propia sangre”.84 Aprovechándose de la religiosidad de los oaxaqueños, el obispo pretendía satanizar a los insurgentes, convertir la lucha en una guerra santa en donde más que defender al virreinato se 84
Fuente: El obispo de Oaxaca a todos sus diocesanos. Montiel, Rosalba. Huesca, Irene (Coomp). Documentos de la Guerra de Independencia en Oaxaca. AGEO. Oaxaca, 1986. Pág. 32.
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defendía a Dios y a la religión católica. Ciertamente el movimiento insurgente se había convertido en una guerra civil en donde los temores del obispo ya habían ocurrido en otras latitudes de la Nueva España, donde los rebeldes asesinaron, robaron, incendiaron y cometieron toda clase de atropellos que ni el propio Hidalgo pudo evitar. El obispo usando su posición e influencia convocaba a los habitantes de la intendencia de Oaxaca en especial a los de las mixtecas y la costa de la mar del sur, pues eran los más susceptibles a ser invadidos por los rebeldes. Según el discurso de la iglesia Dios no defendería con sus milagros a los oaxaqueños si estos no salían con valor a enfrentar a los insurgentes. El obispo pretendió evitar que la insurgencia llegara a la capital de la intendencia por lo que motivaba la defensa de las fronteras, “A las armas, pues, amados Diocesanos míos, todos cuantos sean capaces de manejarlas sin excepción de clase, ni de estado, porque en el peligro común debe también serlo la defensa”. El obispo con sus “débiles fuerzas” ofrecía alentarlos con sus palabras y pedir “al Dios de los ejércitos su brazo fuerte” para poder 101
vencer al enemigo, de esta forma convocaba a “españoles todos y europeos, honrados indios, y castas” para que obedeciendo sus palabras se prestaran a los mandatos de los jefes militares para evitar la llegada del “sacrílego Morelos” que profanaría el “Templo de María Santísima de la Soledad”. Convocaba enérgicamente “ A las armas pues amados diocesanos míos: y no os cause extrañeza, que vuestro Obispo os persuada a ello, porque en causa como esta de religión todos debemos de ser soldados”. Instaba a los curas a no permitir que los rebeldes sedujeran a sus feligreses, a los cuales pedía insistentemente que se prepararan para la defensa de la religión católica, el Rey y la Patria. Asegurando además que el ángel tutelar de la Nueva España, el “valeroso acreditado militar, justificado y generoso político, benigno, benéfico e infatigable Virrey el Excelentísimo Sr. Venegas” enviaría auxilios en armas y soldados del rey.
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AIRES DE CONSPIRACIÓN El 3 de septiembre de 1811 Pedro Lezaeta y Zúñiga le hacía saber al intendente el gran riesgo que se corría en la cabecera de la subdelegación. 85 El 14 de septiembre, se supo que de forma sospechosa José Vielma se entrevistó con el sargento de la compañía de Cortijos Manuel García en su rancho y le entregó un recado para José Alemán. 86 Ese mismo día Victor Torres de El Alacrán le comunicó a los soldados de Cortijos que el sargento Riveros tenía cartas del cura Morelos quien solicitaba que lo esperase ahí para acompañarlo rumbo a Oaxaca y que pedía que los soldados no fueran a la iglesia o a misa, teniendo conocimiento de esto el cura de Cortijos desde Quaxinicuilapa solicitaba " que si no se puede prender que vean el modo que tienen de mandarlo acá que yo prometo hacerlo y despacharlo en donde convenga sin que nadie lo sepa". Ante los nuevos acontecimientos los soldados desertores analizando su situación hicieron una junta en la sala del cuartel en que nombraron como
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Pedro Lezaeta y Zúñiga al Intendente Corregidor José María Lasso, Xamiltepeque, 19 de septiembre de 1811. 86 Francisco Gómez a Francisco María de Zavala. Cortijos, 21 de septiembre de 1811. Indiferente Virreinal, Archivo de Guerra, Caja 2213, Exp. 7.
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representantes a los sargentos retirados José Vielma, Lorenzo Martínez y el sargento José Riveros. Por esto se informó que en general había un estado de insubordinación hacia las autoridades virreinales, situación ante la cual el encargado de justicia comunicó no podía hacer nada, después de esa reunión los soldados se fueron a la casa de Martínez.87 Entonces se formó toda una red de conspiradores que incluían a José Vielma, el sargento Manuel García, el teniente de la compañía de Xamiltepec y el teniente José Alemán. El 16 del mismo Vielma le hace saber a Alemán que la gente ya estaba de acuerdo con no hacerle frente a Morelos sino al contrario "nos juntaremos todos en el Cortijo, y si no en otro punto e iremos a recibirlo sin dar muestra de repugnancia"88 aclarando que una vez ganada su confianza se lanzarían sobre sus cañones y matarían a su artillería. Las comunicaciones fueron interceptadas y para Pedro Lezaeta y Zúñiga era demasiado sospechoso ya que Vielma 87
Cosme Billar al comandante de la 6ª división José Sánchez Pareja. Pinotepa del Rey, 16 de septiembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 2787, Exp. 8. 88 Pedro Lezaeta y Zúñiga. 19 de septiembre de 1811. Indiferente Virreinal, Archivo de Guerra, Caja 2213, Exp. 7.
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no tenía facultades para coordinar ese tipo de movimientos militares y porque no le había puesto en aviso sobre sus planes ni le había consultado nada. Además podía observarse que llevaban tiempo con el plan ya que en el recado interceptado decían que la gente ya estaba lista, además Vielma se dirigió a Huaxolotitlán a comunicar sus planes y había pedido a sus contactos que ningún europeo se enterara de lo que planeaban. Para entonces el peligro y la inseguridad habían provocado que en Pinotepa ya no existiera juez ni cura, habían huido incluso el capitán Don Cosme del Villar y el teniente Antonio Lortia, por lo que Diego Estévez notificó al comandante de Cruz Grande los hechos ocurridos.89 Una vez nombrado líder del movimiento el 16 de septiembre de 1811, José Vielma salió de Pinotepa rumbo a Xamiltepec para encargar machetes y armas pero las autoridades virreinales enteradas de su movimiento en este lugar lo aprehendieron y se le remitió a la cárcel acusado de conspiración en contra del Rey, una vez que se supo el suceso inmediatamente los soldados de Huaxolotitlán, comunicaron a los de 89
Francisco Gómez a Francisco Zavala, Cortijos, 21 de septiembre de 1811. Indiferente Virreinal, Archivo de Guerra, Caja 2213, Exp. 7.
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Chicoometepec y a los de Cortijos la necesidad de liberarlo, 90 juntos con los de Pinotepa y los demás ranchos empezaron a movilizarse para dirigirse rumbo a Xamiltepec.91 Sumamente preocupado Manuel José Robles le escribió al obispo Antonio Bergoza y Jordán y desconsolado le decía "Escribo sin tino y V.S.I. me dispensará las faltas. Tengo el sensible dolor de comunicar a V.S.I. que está declarada insurgente la gente parda de esta Provincia", 92 relatándole que en Xamiltepec se había detenido a José de Vielma, teniente retirado de Pinotepa del Rey, porque había declarado que junto con los de Cortijos, Huaxolotitlán y Xamiltepec ya no saldrían al campo sino que se quedarían esperando porque en pocos días llegaría a su casa Morelos, "que no venía haciendo mal a nadie sino quitando el mal gobierno, y deseoso de que los curas le esperasen en sus curatos para
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Diego Rodríguez Estéves. Pinotepa del Rey, 19 de septiembre de 1811. . Indiferente Virreinal, Archivo de Guerra, Caja 2213, Exp. 7. 91 Mariano Zotelo a José Alemán. 20 de septiembre de 1811. . Indiferente Virreinal, Archivo de Guerra, Caja 2213, Exp. 7. 92 Manuel José Robles al obispo Antonio Bergoza y Jordán. Huaxolotitlán, 13 de septiembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Correspondencia de Virreyes, Caja 2391, Exp. 10.
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preguntarles, ¿Quién les había enseñado o dónde habían aprendido a vender la tierra para los difuntos, y los sacramentos? Porque lo único por lo que debían pagar era por casarse". Para el día 18 se tenía bien asegurado a Vielma en la prisión de Xamiltepec. Las autoridades fueron alertadas por el encargado de Huazolotitlán que un negro que fue a hacer un machete dijo que al siguiente día se juntaría la gente de Pinotepa para ir a liberarlo. 93 El encargado de justicia de apellido Bargas determinó en esconder todas las lanzas con las que contaba en el curato y comunicó que por la tarde de ese día se escuchaba decir entre los indios que el subteniente Don Gabino Baños le pedía a sus soldados que fueran con él a Xamiltepec .94 Al siguiente día, Pedro Lezaeta y Zúñiga le tomó declaración a José Victor Riveros de Pinotepa del Rey y las necesidades y la tensión por una probable rebelión de las propias fuerzas reales lo orilló a tomar la decisión de remitir a 93
Bargas a Pedro Lezaeta y Zúñiga. Huazolotitlán, 18 de septiembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Indiferente de Guerra, Caja 3096, Exp. 8. 94 Bargas a Pedro Lezaeta y Zúñiga. Huazolotitlán, 18 de septiembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Indiferente de Guerra, Caja 3096, Exp. 8.
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Vielma a Tututepec lo cual ordenó a las cuatro de la mañana con la intención de remitirlo de ahí a Oaxaca, tal y como se había sabido por rumores, a las ocho de la mañana se le presentaron en el cuartel 80 hombres armados con escopetas, la mayoría a caballo quienes revisaron el calabozo, la mayoría eran de la Compañía de Huaxolotitlán "con muchísimos paisanos" al enterarse los sublevados que Vielma ya había sido remitido a Oaxaca "cogieron el camino con velocidad de carrera y fueron a alcanzar al reo llegando a río verde" en el Rancho de la Soledad a dos leguas de la cabecera, acto seguido obligaron a los guardias a liberarlo, una vez hecho esto tomaron el rumbo de regreso y en el camino se encontraron a Juan Estévez y estuvieron a punto de matarlo pero Vielma no se los permitió. En su comunicado se queja Lezaeta y Zúñiga de que ya no había nadie con quien contar y no podía seguir viviendo en un pueblo en donde todos al parecer eran leales al cabecilla.95 Una vez que liberaron a Vielma los sublevados pasaron por Xamiltepec, por la plaza que cruzaron sin detenerse pero ante estos acontecimientos los vecinos temiendo las consecuencias, se reunieron en la casa curatal 95
Pedro Lezaeta y Zúñiga al Intendente Corregidor José María Lasso. Xamiltepeque, 19 de septiembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Indiferente de Guerra, Caja 3096, Exp. 8.
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para tratar el asunto con el cura Tomás de la Serrada quien fue elegido por ser el único que podría contribuir a la quietud, montó a caballo y fue en busca de los sublevados a quienes encontró en la otra salida del pueblo, les hizo conocer los crímenes que habían cometido y estos le contestaron que harían lo que él les pidiera, quien les ordenó que se fueran inmediatamente a sus casas, que no revolucionaran a la gente, que no tuvieran más juntas sin conocimiento de las autoridades, que si hacían lo que les pedía el próximo domingo les mandaría aviso para que se entrevistaran nuevamente en Huazolotilán. En su comunicado José Robles expresaba que "juntos los mulatos de aquí con los del dicho Pinotepa; han tenido atrevimiento de pasarlo con todo su acompañamiento por la plaza de Xamiltepeque; y esta tarde lo han traído a este pueblo en donde está con toda su comitiva armada" y nadie se atrevía a aprehenderlo, pues no había justicia que determine "otra cosa que fugarse, ni más que indios que serían victimas sin fruto". Sumamente preocupado por tal situación y siguiendo los mismos pasos de otros españoles de Huazolotitlán, este cura decidió entregar todos sus bienes a los indios para que los guardaran y huir para salvar su vida. 109
Por la noche una partida de 60 hombres intentaron asesinar a Diego Estevez pero logró huir, al siguiente día, a las diez de la mañana Vielma entró a Pinotepa ya habían huido el cura Cosme del Villar y Antonio Lortia.96 Francisco Palacios de Goyeneche, le informó al encargado de justicia de Cortijos, que a las siete de la noche del día 22 se le presentó el cuadrillero del Real Tribunal de Acordada, Pascual Cayetano, avecindado en la calzada de los Bajos de Chicometepec para comunicarle que el día anterior a las once de día se presentaron un sargento y un cabo de la compañía de Huaxolotitlán a la casa de Luis Hernández, cabo de la compañía de Pinotepa, para reunirse con 25 personas en donde "acordaron y dispusieron juntarse los de esta compañía con los de Huazolotitlán, y unidos para pasar a esa cabecera de Xamiltepeque, y quitar toda la pólvora, armas y municiones que hubiese", esta noticia fue rápidamente notificada a los encargados de
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Mariano Zotelo a José Alemán. 20 de septiembre de 1811. . Indiferente Virreinal, Archivo de Guerra, Caja 2213, Exp. 7.
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Xamiltepec, los de Cortijos y al comandante de la 5ª compañía.97 El 26 de septiembre, Francisco Paris era notificado de la revolución que se gestaba en la jurisdicción de Xamiltepec, Francisco Zavala le refería "Siendo esto así, como otras personas lo aseguran conocerá el riesgo en que se haya esta Jurisdicción si insolentados los malvados revolucionarios intentan introducirse, seduciendo, robando, y causando grandes daños en vidas, y Haciendas".98 A finales de septiembre el coronel Luis Ortiz de Zarate le hacía ver al virrey lo importante que era sofocar la rebelión en Xamiltepec y Ometepec, quien había sido comunicado de ello por el obispo.99 En esos días no dejaron de llegar comunicaciones al virrey informando que reinaba el desorden en la jurisdicción de Xicayán, que se encontraba en 97
Francisco Palacios Goyeneche al encargado de justicia de Cortijos. Pinotepa del Rey, 22 de septiembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Archivo de Guerra, Caja 2213, Exp. 7. 98 Francisco María de Zavala al Comandante Francisco Paris. Ometepec, 26 de septiembre de 1811. Indiferente Virreinal, Archivo de Guerra, Caja 2213, Exp. 7. 99 Luis Ortiz de Zárate al virrey. Oaxaca, 27 de septiembre de 1811. Indiferente virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 2787, Exp. 8.
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completa insurrección por los desertores de la sexta división y que estaba dirigida por los sargentos retirados José Vielma, Lorenzo Martínez y el sargento desertor de la compañía de Cortijos José Riveros. Francisco Paris quien había sido designado al frente de la defensa de la costa, había apostado su fuerza en Ometepec y Cortijos, no podía internarse a Xicayán sin tener que sacrificar la defensa de esos puntos, pues del otro lado los insurgentes de Morelos se acercaban, por lo que envió para restaurar el orden al capitán de voluntarios Francisco Estévez, en compañía del subteniente habilitado de Pinotepa José Aguirre y el de Xamiltepec, Jacinto del Valle, para que le sirvieran de conexión con sus pueblos.100 El objetivo de las tropas desplegadas a Xicayan era ofrecer que se suplicaría al virrey el perdón, "con tal que se retiren a sus casas, con sumisión a sus autoridades, y entreguen las Armas que tengan, que solo los que se llevaron de la 6a sus desertores tienen 49 fusiles".101
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Francisco Paris al Virrey Francisco Xavier Venegas. Cruz Grande, 27 de septiembre de 1811. Indiferente Virreinal, Archivo de Guerra, Caja 2213, Exp. 7. 101 Francisco Paris al Virrey Francisco Xavier Venegas. Cruz Grande, 27 de septiembre de 1811. Indiferente Virreinal, Archivo de Guerra, Caja 2213, Exp. 7.
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El día 3 de octubre a Francisco Estévez en El Maguey se le presentó el sargento de caballería Ramón Peña, se movilizaron a Cortijos donde habló con el cura y el encargado de justicia, quienes le informaron que no había novedades de insurrección y que en Pinotepa del Rey estaban todos sosegados. Por su parte el cura de Xamitepec reunió a los desertores y les manifestó en voz alta lo mal que habían obrado y que era preciso que todos fueran a ver a su padre cura para quitarle los sentimientos que le habían dado y que todos los que fueron a liberar al reo debían de ir a Xamiltepec a responder a la justicia por el delito que habían cometido pero excusaron que no lo habían hecho por temor que los aprehendieran pues sabían que el encargado de justicia Pedro de Lezaeta había traído 23 hombres del pueblo de Tututepec, los sublevados decidieron acceder ante el arribo de las fuerzas envidas por Francisco Paris a las órdenes de Francisco Estévez el día 5 a Pinotepa, se presentaron José Vielma, Lorenzo Martínez y Víctor Riveros "arrodillándose e impetrando perdón por el atentado que habían cometido" 102 diciéndole 102
Francisco Estévez al comandante Francisco Paris. Huaxolotitlán, 6 de octubre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Indiferente de Guerra, Caja 4899, Exp. 7.
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que no habían tenido contacto con Morelos. Vielma explicó que su plan era juntar a todos los desertores porque se había perdido el ejército en Chilapa y ante la crítica situación, al ver al cura y demás ciudadanos salir de su pueblo, viendo que poco o ningún respeto tenían por su capitán y encargado de justicia, pensó en unir las compañías de Pinotepa, Cortijos y Huazolotitlán para ir a retener las fuerzas de Morelos, que su plan nunca fue "insurgentarse". Entraron sus hombres a Pinotepa presentaron sus armas al cura y prometieron reunirse en el cuartel y de ahí ir a la iglesia parroquial para oír misa y hacer juramento de fidelidad "ante el señor sacramentado", de esta forma los temores se calmaron en Xamiltepec y Estévez se encargó de recoger las armas que le entregaron los desertores. 103 Sin dejar de lado sus preocupaciones el obispo como el propio Virrey le remitieron al intendente correspondencia sobre los hechos ocurridos en Huazolotitlán y Xamiltepec exigiendo para tal situación pronta atención, por
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Francisco Estévez al comandante en jefe Francisco Paris. Xamiltepeque, 10 de octubre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 5494, Exp. 27.
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lo que le solicitaron al intendente girara la orden para que inmediatamente cien hombres del batallón de Campeche al mando del teniente coronel Luis Ortiz de Zárate marcharan hacia Xamiltepec.104 Francisco Estévez quien era capitán de carabineros voluntarios de la sexta división del sur, resolvió irse a Huaolotitlán y dejó encargado de Pinotepa a José Aguirre subteniente habilitado de la tercera compañía de la sexta división para que tomara la declaración de los inculpados, por lo que este último hizo llamar a José Vielma, José Riveros y Lorenzo Martínez.105 El día seis, Estévez encontró en completa tranquilidad a Huazolotitlán en donde ya se había reunido toda la compañía de ese lugar en el cuartel persuadidos por el cura Manuel José Robles, su vicario José María Carrión, el cura de Xamiltepec José Tomás de la Serrada, el capitán Juan Miguel Eguzquiza y del teniente general encargado de la jurisdicción Pedro de Lezaeta y 104
Al Intendente de Oaxaca. México, 5 de octubre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Intendencias, Caja 3056, Exp. 79. 105 Francisco Estévez, José Reyes, Victoriano Orozco. Pinotepa del Rey, 5 de octubre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 5494, Exp. 27.
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Zúñiga. En Pinotepa José Aguirre recogió las armas de los desertores, durante el interrogatorio Vielma negó cualquier conexión con Morelos, dijo que las juntas que había hecho fueron por la cercanía de la insurgencia porque vio que los desertores no se querían reunir, los reunió con José Riveros para así hacerle frente a los insurgentes y que todos habían aceptado mientras no estuviera presente el encargado de justicia Juan Estévez, por esa razón no le había avisado y que además estuvo presente el cura del pueblo, que se puso a rezar por pedimento del cabo Atanacio Agustiniano.106 Francisco Estévez comunicó el resultado del interrogatorio realizado expresando que Vielma y los demás nunca habían tenido la intención de alterar la paz y que la ausencia que han hecho los señores de Pinotepa se debió al violento temor que se había apoderado de ellos, al escuchar las declaraciones y viendo lo beneficioso que siempre se había mostrado el
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Pinotepa del Rey, 7 de octubre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 5494, Exp. 27.
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virrey ofreció el indulto a Vielma, Martínez y Riveros.107 Ese mismo día por recomendaciones de José Mariano Pimentel, los vecinos de Pinotepa dieron el mejor testimonio de su "lealtad a Dios, al Rey y a la amada Patria"108 por medio de un juramento público que hicieron en nombre de "Dios nuestro señor y la señal de la Cruz", comprometiéndose a hacer todos los esfuerzos posibles para defender la justa causa y prometiendo no tener embarazo de "derramar hasta la última gota de su sangre" para ese fin, y repitieron por varias horas vivas al "adorado Fernando" de suerte que en todo lo que hicieron manifestaron el deseo de acreditar que la insurrección no había entrado en ellos "y que son, y serán hasta la muerte fieles vasallos del Sor. Dn. Fernando Séptimo, y defensores de la justa causa". Al ver que todos mostraban cristiandad y deseos de perder sus vidas en defensa de la religión, la patria y el Rey a través del juramento 107
Francisco Estévez al comandante Francisco Paris. Huaxolotitlán, 6 de octubre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Indiferente de Guerra, Caja 4899, Exp. 7. 108 Josef Mariano Pimentel a Francisco Paris. Pinotepa del Rey, 6 de octubre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 5494, Exp. 27.
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público, en Huazolotitlán se observaban los mismos sentimientos. El virrey pidió informes a Bernardino Bonavía, quien contestó que ya se estaban tomando las medidas con el intendente. Entonces el 14 de octubre giró la orden al comandante de la división José Garrote para que junto con el subdelegado Manuel Fernández del Campo tomaran las decisiones pertinentes y de ser necesaria la fuerza, les auxiliarían la compañía de patriotas de caballería de Miahuatlán y Sola. Pero para entonces había tranquilidad en todos los pueblos de la provincia, así lo hizo saber el subdelegado a su mujer que se encontraba en la ciudad de Oaxaca. Pero tomando previsiones, se dispuso que en caso de ser necesario se enviaría al teniente coronel Luis Ortiz de Zárate a la costa109 para confrontar a los pueblos conmovidos.110
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Bernardino Bonavía al virrey Francisco Xavier Venegas, Oaxaca, 14 de octubre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Indiferente de Guerra, Caja 3856, Exp. 36. 110 Joseph María Lasso al Virrey. Oaxaca, 15 de octubre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Indiferente de Guerra, Caja 5771, Exp. 31.
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EL ASALTO DE XAMILTEPEC La calma parecía haber vuelto a la provincia cuando el día 26 de Octubre a las dos de la mañana fueron sorprendidos todos los principales de Xamiltepec por los negros del bajo de Chicometepec, acaudillados por un sujeto no conocido quien se presentó con el nombre de Antonio Valdés quien se hacía titular “Gobernador”111 poniendo en prisión a todos los vecinos principales, saqueando sus casas, robando los caudales de los españoles y repartiéndolos entre sus aliados, el subdelegado Manuel Fernández del Campo y el teniente de carabineros Sopeña pudieron escapar pero otros españoles fueron presos incluidos el cura de Pinotepa de Don Luis, se intentó dar aviso a los subdelegados comarcanos pero no fue posible por estar todos los caminos obstruidos y las cartas escritas para tal propósito se tuvieron que quemar. Ante el asalto de Valdés “desde la cátedra de San Pablo era D. Tomas de Serrada, párroco de Jamiltepec. A diario predicaba violentos sermones El cura de Huazolotitlán Manuel José Robles, en consorcio de su vicario José María Carrión, se dirigieron hacia Oaxaca, al pasar por Teposcolula habiendo tenido noticas de que venían prófugos les pidieron que hicieran una declaración. 111
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cuajados de dicterios terribles y de apóstrofes formidables. 112 Su celo absolutista llegó al punto álgido cuando las huestes de Valdés tomaron la ciudad, porque entonces… lanzaba excomuniones en contra de aquellos forajidos… y cuando la turba enloquecida penetró en la iglesia, el atrabiliario párroco bajó de la cátedra y se les encaró al punto, conminándolos con todas las penas del infierno y haciéndoles salir atropelladamente de la casa del Señor”.113 Por su parte la gente de Pinotepa del Rey manifestó estar resuelta a defenderse de la nueva amenaza siempre que los acompañara en la defensa Francisco Paris de lo contrario tomarían el monte. 114 Se supo que Valdés seducía a los indios proponiéndoles que se solicitaría que se les pusiera un Rey de su raza, quitando a los españoles que se habían querido hacer dueños de su corona, que si se mataba a los españoles es porque han matado pero que antes de eso, pensaban como primera opción mandarlos hacia su tierra. Los curas de la costa de Xicayán, quienes siguiendo la recomendación de su obispo se ensañaron y levantaron a hombres en armas a 112
La participación de los curas costeños fue muy importante y decisiva, en todos los pueblos los curas predicaron en contra de los insurgentes. 113 Carriedo Ojeda, Adalverto. El Hidalgo oaxaqueño. 114 José Alemán al comandante Francisco Paris. Cortijos, 30 de octubre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 6551, Exp. 59.
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quienes llevaron a enfrentamientos “Fr. José Herrera, vicario de Jamiltepec. Este sacerdote reunió y puso en este pueblo doscientos hombres sobre las armas, y el párroco del mismo lugar, D. Tomás de la Serrada, se queja en comunicación al comandante Ortiz de Zárate de que estuvo a punto de perecer a manos de Valdés a causa de que cumpliendo con sus deberes, estaba “expeliendo del templo del Señor á los iniquios y declarándolos públicamente excomulgados”115 Desde Xamiltepec Antonio Valdés amenazó que si algún pueblo se le resistía iría sobre él y lo destruiría, además daba asiento y trago a los indios. Una partida de insurgentes se movilizó hacia Tututepec para prender a los españoles y la misma noche del 27 fue otra a Huazolotitlán, saquearon el estanco y prendieron a un herrero, buscaron al maestro de capilla y al carpintero. El cura de Huazolotitlan Manuel José Robles queriendo salir de Huazolotitlán el día 28, fue detenido por dos espías a las afueras del pueblo por lo que tomó el rumbo para Pinotepa de Don Luis, otros dos trataron de detenerlo por lo que estuvieron él y su vicario todo el día en el Rancho de Dolores tratando de saber por qué camino podrían tener salida, en la noche se fueron para Tetepec,
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Gay, José Antonio. Historia de Oaxaca. Editorial Porrúa. Sexta edición, 2006. Pág. 602
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pasando por la República de Mechoacán, quienes les dijeron haber ido ese día a Xamiltepec y hablaron con el Gobernador Valdés quien les dijo que era enviado por el Padre Morelos quien “venía a favorecerlos y a quitar el mal Gobierno” por lo que no debían de dejar que se fuera su cura y de encontrarlo debían de llevarlo a su casa y decirle que se estuviera quieto, llegando Robles a Tetepec encontró a la República en la misma situación. Supo entonces que la República de Tetepec llevó amarrado a Xamiltepec a Juan Piñeyro, europeo de 18 años y que por su entrega habían recibido una gratificación, y ante su asombro se enteró que el subdelegado fue detenido por el Gobernador indio de Xamiltepec y fue entregado a Valdés por lo que fue gratificado con 30 pesos, ese mismo día fue aprendido el comandante de la sexta división José Garrote por sus propios soldados costeños quienes se revelaron en su contra. Viendo que los indios no procedían de buena fe en sus instancias, pues habían entregado sus escopetas a los insurgentes sin precio alguno y el silencio que guardaron de las cartas que recibieron anticipadamente con noticias del asalto a Xamiltepec, Robles no sintió seguridad en ningún pueblo de la subdelegación así que en compañía de Carrión el día 30 decidieron irse por un camino extraviado que 122
conducía a Ixtayutla, en donde al arribar el 31 fueron bien recibidos, ahí se encontró como con otros 20 españoles que venían huyendo, se calculó que los insurgentes serían unos seiscientos negros y unos veinte indios todos mal armados. No encontrando garantías en el pueblo decidieron ocultarse. El gobernador Pedro Quirós, indio de Ixtayutla, giró comunicaciones al gobernador de la República de Santa Cruz, a los demás señores de República y a los ancianos, pidiendo que se prendiera al cura de Huazolotitlán y sus tres acompañantes porque estaban huyendo, notificando además que por noticias del gobernador de Tetepec sabía que había como otros 20 huyendo.116 Ante la orden de su gobernador un grupo de indios de Ixtayutla, iniciaron la búsqueda de los prófugos, el cura Robles y su vicario fueron encontrados sacándolos de su escondite fueron detenidos y escoltados por 20 indios armados con machetes, los condujeron ante el Gobernador de Tetepec quien por comunicaciones de gobernadores indios de los 116
Gobernado Pedro Quirós al Gobernador del pueblo de Santa Cruz, a los demás señores de República y ancianos. Santiago Ixtayutla, 31 de octubre de 1811. AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 104, Exp. 8.
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otros pueblos solicitaron detuviera a cualquier español que pasara por su pueblo, los religiosos le suplicaron con lágrimas y lograron convencerlo para que los dejaran en libertad, pero los indios les quitaron todo dejándoles solo lo que llevaban puesto, quienes se internaron a la mixteca rumbo a Oaxaca. 117 Ese mismo día los indios y negros de Tlacamama con dos cabos de Pinotepa y Victoriano Toscano, pusieron preso a un mozo del capitán Cosme del Villar, a su cura, al teniente Antonio Lortia y al capitán Diego Estévez, todos fueron conducidos a Xamiltepec. Del mismo modo, los indios de Pinotepa se levantaron en armas y saquearon la casa de Juan Estévez y las llaves de la casa quedaron en poder del gobernador de dicha República. Todos los “de razón” de dicho pueblo, por tales circunstancias estaban huyendo por donde podían, por los pueblos del rumbo de Atoyac ocurrieron hechos similares según las comunicaciones del cura y por Cacahuatepec los indios no dejaban pasar a nadie. Ocurrió lo que la corona española había temido tanto, los pueblos indios habían realizado una rebelión masiva. Mientras tanto, Antonio 117
Declaración de Manuel Robles y José María Carrión. Teposcolula, 5 de noviembre de 1811. AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 104, Exp. 8.
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Valdés amenazaba a los habitantes de Pinotepa por haber desentendido su llamado y se corrió el rumor en la Costa Chica que Morelos había desembarcado en Chacagua.118 Como hemos podido vislumbrar la participación de los indios mixtecos fue importante en las comunicaciones sobre los hechos y rumores que corrían en torno a la insurgencia, unos mostrando su total apoyo al gobierno porque como hemos dicho no había súbditos más fieles de la corona española que los indios pero por otra parte atendiendo a los agravios empezaban a sentir simpatía por Morelos, lo que no resta su temor de que la guerra llegara a perturbar la tranquilidad de sus Repúblicas. Francisco Paris se hallaba en Ometepec cuando se enteró del nuevo alboroto en Xamiltepec, supo que Antonio Valdés era emisario o correspondiente de Morelos y había “levantado la voz de la insurrección” 119 poniendo presos a los vecinos principales, 118
José Alemán al comandante Francisco Paris. Cortijos, 31 de octubre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 6551, Exp. 59. 119 Francisco Paris al Virrey Francisco Xavier Venegas. Ometepeque, 2 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 6551, Exp. 59.
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convocando a los pueblos y quemando casas, quien era apoyado por sargentos desertores de la sexta división del sur, ante tan grave situación tomó la providencia de despachar a Cortijos a José Sánchez Pareja para que uniéndose con la compañía de ahí pasara a socorrer al pueblo de Pinotepa, “que parece está dividido” y al capitán de Patriotas de la cabecera José Domingo Martínez lo despachó a Cacahuatepec, Amusgos y demás de esa doctrina llevando consigo cuarenta hombres de infantería, treinta patriotas y cien de Quaxinicuilapa para castigar a los delincuentes de dichos pueblos que se habían unido al llamado de Valdés, para restablecer el orden y para asegurar la correspondencia publica de Xamiltepec a Antequera, se quejó ante el virrey de que por ningún lado se veían soldados ni por la mixteca ni por el rumbo de Oaxaca por el abandono del gobierno interior, a lo que atribuyó fue determinante para que se gestara la insurrección. No podía creer que la insurrección se extendiera pero ello se debía a la falta de oposición que tenían los insurgentes por ambos lados de Xamiltepec y por la mixteca según le informaron tampoco había mucho entusiasmo por la buena causa por lo que se encontraba rodeado de insurgentes y pidió la “benignidad” de su excelencia el virrey porque no solo estaba en peligro la Costa sino también la 126
Mixteca situación que solo se podría remediar con más tropas. En Cacahuatepec el capitán de patriotas de esa cabecera con 30 infantes de su división, 35 patriotas lanceros, calmaron a esos pueblos, hicieron presos a los gobernadores y a otros indios de Cacahuatepec y Sayultepec que persiguieron, asaltaron y quitaron el equipaje del capitán Cosme del Villar y Antonio Lortia y ordenó que se los mandaran presos a Ometepec. El 3 de noviembre, le comunicaron al Gobernador de Tututepec que el alcalde no había regresado de Xamiltepec porque la canoa del Paso de Tataltepec se había pasado al Paso de la Texa y que tenían razón de un indio de Tataltepec que había sido detenido por el otro bando y les pedían tortillas.120 Ese mismo día ante esta situación tan crítica vivida en Xicayan el obispo Bergosa hace una exhortación a sus diocesanos diciendo: “Amados diocesanos míos de la Costa del Sur: Acaba de llegar a mí noticia, y me deja penetrado del mayor dolor y amargura, la especie de que algunos desertores de nuestro 120
Al gobernador y al escribano. 3 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Vierreinal, Operaciones de Guerra, Caja 4408, Exp. 6.
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ejército, singularmente de los pueblos de Pinotepa del Rey, Huazolotitlán y Tututepeque, seducidos sin duda por forasteros malévolos, o acaso desconfiados del perdón de su deserción, o de otros delitos consiguientes que hubiesen cometido, han atentado recientemente contra el respeto, autoridad y obediencia de conocidos jefes militares y políticos, deteniendo sus personas y equipajes, y aun insultando a las autoridades legítimas del pueblo de Jamiltepeque, y a sus fieles y leales vecinos. ¿Será posible que hayáis cometido semejante delito? El corazón se me parte, mis lágrimas corren sobre el papel hilo a hilo, y borran lo que os escribo, al ver que así hayáis ofendido a nuestro legítimo rey y señor natural, al mejor y más perseguido soberano, a nuestro amado el señor don Fernando VII, al mismo que reconocisteis y jurasteis solemnemente y con tanto gusto? No tenéis excusa en la ignorancia, pues no podéis ignorar, que como a padre amoroso comprendido en el cuarto precepto del decálogo, debéis respetarlo y honrarlo en sus jefes militares y ministros; que a Dios ofende quien a estos ofende; que sois sacrílegos perjuros, por la infracción de vuestro solemne juramento; y que sois reos de gravísimas penas espirituales y corporales ante Dios y los hombres. No podéis ignorarlo pues os lo he dicho, y repetido hasta el fastidio en mis exhortaciones, pastorales, y edictos. Habréis procedido alucinados, y con mayor malicia en la confianza vana del sacrílego 128
enemigo, que aunque distante amaga invadir esta provincia. Pero aunque fuese tal su osadía que lo verificase (que ya se le atajaran sus pasos) ¿habíais de ser tan ruines cristianos, que os hicieseis a su partido, a tener parte en sus rapiñas, robos, y adulterios y a ayudarle, en la mortandad de vuestros paisanos, parientes, y amigos, y a la ruina de esta provincia? ¿Esta pesadumbre reservabais a la vejez de este vuestro amante prelado para quitarle la vida? ¿Este era el fondo de piedad y religión que pocos años hace le manifestasteis en su santa visita dóciles siempre a mis amorosas insinuaciones? Acreditadme ahora, amados hijos míos, aquella docilidad y obediencia; y aunque halláis sido rebeldes, o estáis tentados a serlo, cese ya vuestro engaño y alucinamiento, y toda comunicación con el enemigo; dejad las armas, poned en libertad a las personas que injustamente oprimís; reconoced vuestro yerro, y confesadlo humildemente o al juez real del territorio, o a este señor intendente; y haciéndolo así prontamente, yo salgo garante de vuestro perdón e indulto, ofreciéndome a solicitarlo con toda la eficacia y empeño necesario, seguro de que el excelentísimo señor virrey, que tan continuas muestras está dando de su piadoso corazón, a imitación de Jesucristo, os esperara con los brazos abiertos para concederlo. Vuestro es el interés, de vuestros amigos y deudos, y de toda la provincia, quedando vosotros expuestos a las más terribles penas temporales y eternas, si no accedéis a mi 129
justa propuesta. Creed, y obedeced a este vuestro amante prelado; con todo mi corazón os lo ruego, acompañando al ruego mis lágrimas, que no me dejan continuar estos mis amorosos, ruegos; como vuestro padre espiritual os lo pido y como vuestro prelado y juez os lo mando; y que en muestra de vuestra fidelidad a Dios y al rey, y de vuestra adhesión al gobierno superior de esta provincia, y al del piadosísimo heroico y magnánimo señor virrey, el excelentísimo señor don Francisco Xavier de Venegas, que dignamente tiene el de toda esta Nueva España, y en señal de vuestra buena disposición, a la defensa de nuestra religión y patria enviadme con vuestra respuesta al cura encargado de Huazolotitlán don Manuel José Robles, o al de Jamiltepeque don José Tomás de la Serrada; y recibid con amoroso respeto al benemérito eclesiástico que irá a hablaros en mi nombre sin otro interés, que el temporal vuestro y el espiritual de vuestras almas. Si así lo hacéis cumpliréis con las obligaciones de cristianos y de fieles vasallos, y en este supuesto os doy mi pastoral bendición”.121 El 4 de noviembre, el gobernador de la República de indios de Tututepec, José Vásquez
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Hernández y Dávalos, Juan E. Colección de documentos para la historia de la Guerra de Independencia de México de 1808 a 1821. Tomo III. UNAM, 2007. Núm 102.
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le comunicó directamente al intendente que había ordenado se retiraran las canoas del río Verde y las escondieran. Que había girado igualmente la orden al alcalde de Tepenistlahuaca para que vigilara el camino y no permitiera que pasara ninguna carta de Xamiltepec y al que se le sorprendieran se le recogieran y se remitieran a su cabecera puesto que ya del mismo modo ya habían pasado cartas de Antonio Valdés, que es "el que está engañando a los pueblos del partido de Xicayán".122 También se había tomado la libertad de dar aviso al español encargado de justicia de Xuquila que tuviera especial cuidado que ya había arribado Miguel Riveros y que los soldados ya resguardaban las orillas del río. Como podremos observar la reacción del gobierno indio de esta república fue contundente y en pleno apoyo al Rey, que vieron con muy malos ojos el movimiento de Valdés. También vemos los alcances políticos que un gobernador indio podía tener, aunque las cartas y oficios que giró fueron escritos con un español deficiente, lo era lo suficiente para darse a entender, hacerse obedecer y comunicarse con la máxima 122
José Basqués gobernador de la República al Intendente, Tututepeque, 4 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Vierreinal, Operaciones de Guerra, Caja 4408, Exp. 6.
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autoridad virreinal de Oaxaca, el señor intendente. Un día después, le comunicó al intendente que lo soldados y el cura José Cleto Berdejo, fueron a traer a unos niños que se encontraban del otro lado del río Verde, que para tal efecto fueron también unos 40 indios para ayudarlos a pasar con las canoas. Uno de los niños era el hijo de Miguel Riveros y el otro era yerno de Juan Agustín Armengol. También informó tener noticias de que eran como 300 soldados los que tenía Valdés en Xamiltepec.123 El 5 de noviembre acudieron a informar al cura José Cleto Berdejo, que los insurgentes apresurando el paso habían cruzado el río Verde pero esto resultó haber sido una confusión porque otro indio llegó para informar que por miedo se habían echado a correr pero resultó que eran soldados realistas los que habían cruzado. Mientras que un soldado le comunicó que tenían preso a Miguel Riveros y a José María Andelo que venían prófugos de Xamiltepec, en donde la población por temor estaba huyendo a esconderse al monte porque corrió la noticia de que el comandante Paris venía sobre ellos. Al medio día, llegó a Tututepec el teniente Domingo 123
Gobernador José Básques y República al Intendente. Tututepeque, 5 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Vierreinal, Operaciones de Guerra, Caja 4408, Exp. 6
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García al frente de doce hombres conduciendo a los prisioneros antes mencionados. Mientras tanto toda la tropa de Xamiltepec se había movilizado a Pinotepa, con sus cien armas de fuego, porque recibieron parte de Huasolotitlán informándoles que el comandante Paris había llegado a Pinotepa. Y se reconoce que "los tres Padres que son Dn José Tomás el cura Dn Domingo Larrea y Fr. José Herrera no cesan de exhortarlos a favor de la buena causa",124 el cura Berdejo solicitó al intendente auxilios porque era muy corto el número de sus hombres e informó que había tomado la determinación de que Miguel Riveros fuera conducido a la ciudad de Oaxaca, al intendente, para que con su interrogatorio diera informe de lo que pasaba en Xamiltepec. Francisco Paris tenía noticia de que el cabecilla de los insurgentes de Xamiltepec Antonio Valdés era originario de Oaxaca, avecindado en la cabecera en donde estaba arrestado por varias disposiciones y deudas. Que sus cómplices principales eran los sargentos desertores de caballería Mauricio Gutiérrez,
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Josef Cleto Berdejo al Intentende de Oaxaca. San Pedro Tututepeque, 5 de noviembre de 1811. AGN, Indiferete Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 4408, Exp. 6.
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Mucio Galán, Diego Ortega, de quienes viene firmado una carta seductiva y convocatoria escrita a José Vielma, quien con el Sargento Riveros la dirigía al Cortijos convocando aquellas gentes y el sargento segundo Juan Crisóstomo de la compañía de Cortijos, cogió la carta y se la presentó al teniente Alemán y al párroco Ignacio de la Peña que se la remitió inmediatamente a Paris con el conductor y tres acompañantes que ya tenía en la cárcel. Francisco Paris mandó que se unieran con el capitán Pareja la tropa que llevó Martínez al pueblo de Cacahuatepec, en donde había asegurado a los cabecillas. Reunidos Pareja y Martínez marcharían para Xamiltepec a liberar a los presos, castigar a los delincuentes, poner en sujeción a los pueblos levantados y en sosiego a la jurisdicción.125 El día 8 de noviembre, José Cleto Berdejo mandó un comisionado a Tepenistlahuaca y Tataltepec para que los desengañara, quienes al día siguiente mostraron ya estarlo y como prueba de ello el día 10 a las cuatro de la tarde llevaron a Tututepec un pedazo de la canoa y llevaron 125
Francisco Paris al Virrey Gobernador y Capitán General. Ometepeque, 5 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 6551, Exp. 59.
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presos a José Domingo y a su hijo, quien hizo gran resistencia tratando de defender a su padre. Los prisioneros declararon venir de Huazolotitlán en donde se encontraba Valdés, que tanto los de ese pueblo como los de Pinotepa del Rey estaban a su favor y estaban conquistando a los cortijanos. Se supo por el interrogatorio que Valdés tenía una fuerza como de 500 hombres que de conquistar a los cortijanos pasarían de mil, operaba con alrededor de 400 armas de fuego, tres barriles de pólvora y muy poco dinero "por lo que están acabando con los ranchos vecinos", pero que en Xamiltepec sus seguidores se estaban desertando y esperando la ocasión para fugarse.126 Mientras tanto Antonio de Valdés mandó cartas a todos los alcaldes y gobernadores indios, prácticamente de todos los pueblos de Xicayán, pidiéndoles que acudieran a su persona en Xamiltepec para entregar todas las armas que tuvieran porque estaba luchando por los pobres,
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Josef Cleto Berdejo al Intendente. San Pedro Tututepec, 10 de noviembre de 1811. AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 104, Exp. 8.
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firmó dichas cartas como "El comandante de las Armas de América".127 Por la mañana de ese día, el gobernador de Tututepec envió a ocho mandones y a cinco menores para tener audiencia con la República de Tepenistlahuaca, para que a su vez acudieran a Tataltepec a entrevistarse con su gobernador en su casa. El fin era que mandara a quitar las canoas del Paso de la Reina, para que nadie pudiera cruzar el río Verde, a lo que se contestó que no era posible porque las canoas se encontraban del lado de Xamiltepec en poder de los negros. Entonces se citó al gobernador para que se presentara ante el cura vicario, lo que hizo acompañado de su intérprete Miguel Mendoza, criollo de Xamiltepec, 128 quien confesó había acudido a Xamiltepec a entregarle cinco escopetas a Váldes quien tenía como tres mil soldados.129
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Antonio Valdés a los alcaldes y gobernadores. Operaciones de Guerra, Vol. 104, Exp. 8. 128 Cosa no rara ya que algunos españoles criollos tenían por buen gusto aprender las lenguas de sus regiones, el mismo miguel Hidalgo hablaba otomí, náhuatl y purépecha. 129 El gobernador de la República de Tututepec al Intendente. San Pedro, 7 de noviembre de 1811. AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 104, Exp. 8.
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EL DIOS DE LOS EJERCITOS El gobernador de la República de indios de Xamiltepec tuvo un papel crucial en las acciones que ocurrieron en esos días, había logrado movilizar a mixtecos, mestizos y negros a favor de la causa insurgente. Cuando el capitán Cosme Villar y Antonio Lortia, quisieron huir de la subdelegación, giró la orden a los gobernadores de Sayultepec y Cacahuatepec para que los detuvieran, aunque no pudieron retenerlos ambos españoles fueron muy maltratados pero lograron huir. Por esta razón, Paris atacó dichos pueblos y logró según sus palabras desengañarlos y volverlos fieles confiando que con las fuerzas que había despachado quedarían desechos los insurgentes en pocos días. Posteriormente el subdelegado en sus alarmantes informes dejaba ver que los pardos fueron muy importantes en el campo de batalla pero que realmente la maquinaria organizativa o al menos los que habían propiciado el movimiento insurgente en la subdelegación fueron los indios. Ante las medidas tomadas por los realistas las tropas insurgentes apostadas en Xamiltepec se replegaron hacia Pinotepa del Rey 137
y luego hacía Huasolotitlán, llevándose consigo a sus prisioneros europeos. Por otra parte, en la costa de la intendencia de Puebla, en Tlapa ya se habían reunidos muchos insurgentes y se temía que pudieran caer sobre Ometepec ya que se encontraba indefensa ante la movilización de Paris a Xamiltepec quien temía que los movimientos de la costa de Puebla como los de la costa de Oaxaca estuvieran articulados y que sus líderes mantuvieran correspondencia. Ante la encrucijada en que se encontraba ordenó a Francisco Rionda movilizarse a San Marcos con el fin de socorrer a las tropas realistas apostada ahí y vencer para que esta tropa pudiera en ese caso movilizarse a otros puntos de importancia. Hasta ese momento la subdelegación de Ometepec no había sido invadida por los insurgentes de Morelos y era de importancia mantenerla así y poner en aislamiento a la vecina subdelegación de Xicayán o Xamiltepec. Paris se encontraba en mal estado de salud, al punto que no podía montar a caballo y con múltiples preocupaciones en cuanto a tácticas de guerra como en la cuestión económica pues sus fondos eran muy escasos, y mantener la defensa costaba 12 000 pesos al mes.
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El 12 de noviembre el intendente encargó la comandancia militar de Tututepec al cura José Cleto Berdejo y se mandó a publicar en papel por todos los puntos posibles el ofrecimiento del intendente a nombre de su excelencia el virrey del perdón a los insurgentes que dejaran las armas y además una recompensa de 1 500 pesos a quien entregara vivo o muerto a Antonio Valdés, cantidad que otorgarían algunos vecinos de la ciudad de Oaxaca.130 Francisco Paris dispuso que la tropa pasara inmediatamente a Cortijos para unirse a José Sánchez Pareja y junto con la de Juquila en donde se habían reunido otros patriotas, siendo un total de 350 hombres con 114 fusileros, 36 escopeteros, 112 lanceros, 91 macheteros. Paris les mandó municiones y un pequeño cañón, quienes salieron del Cortijo al mando del capitán Juan Antonio Caldelas por hallarse enfermo el capitán José Sánchez Pareja, salieron ese mismo día para que al siguiente día entraran a Pinotepa del Rey en donde se decía los insurgentes se encontraban en crecido número y entre ellos muchos desertores que tenían conocimientos de la campaña, sus prontas providencias 130
Joseph María Lasso al Señor Virrey. Oaxaca, 12 de noviembre de 1811. AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 104, Exp. 8.
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impidieron que la insurgencia llegara a Ometepec, conteniéndola en los pueblos cercanos a Xamiltepec, desde que se supo de la insurrección no se permitió que pasara un solo hombre hacia ese rumbo, al mismo tiempo Paris se quejaba de no tener dinero 131 y de tener la urgentísima necesidad del mismo.132 Por otro lado, se acercaba a la región el destacamento a cargo del teniente coronel Luis Ortíz de Zárate. Se informó al virrey que "la insurrección corrió al principios en los pueblos con mucha rapidez", 133 en el cual fue destacadísima la participación de los indios, que al parecer pronto olvidaron la fidelidad al Rey y su acatamiento al gobierno virreinal, por lo tanto Paris había determinado en poner en prisión a los gobernadores indios de Sayultepec y Cacahuatepec y se encargó de mandar a dar
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Francisco Paris al Intendente y Comandante de Brigada de Oaxaca. Ometepeque, 12 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 5904, Exp. 2. 132 Francisco Paris al Intendente de Oaxaca. Ometepeque, 12 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 5904, Exp. 2 133 Francisco Paris al Virrey. Ometepeque, 12 de noviembre de 181. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 4408, Exp. 17.
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proclamas en contra de los insurgentes y a favor del rey, acciones que "surtieron todo el buen efecto que se deseaba" y por lo que se mantenían fieles al legitimo gobierno las doctrinas de Amusgos, Atoyac y otras. A las dos de tarde cuando Caldelas se encontraba a dos leguas de Pinotepa del Rey, en un lugar llamado Hornos de Cal se le presentaron los insurgentes en número como de 500 hombres los cuales fueron derrotados por su tropa, los derrotados se replegaron a un cerro en Chacahua pero algunos de ellos decidieron desertar, presentándose ante el padre José Herrera, para entregar sus armas, prometiéndoles el indulto real que ya había solicitado al virrey, por esto se le presentaron como 150 insurgentes a entregar armas esperando se les perdonara la vida. Por lo cual se calculó que los insurgentes no llegarían a los 300 hombres que morirían de hambre en Chacagua. A las once de la mañana del día 13 de noviembre entró Caldelas a Pinotepa del Rey, sin encontrar insurgente alguno, solo encontró a algunos indios que se presentaron ante él para informarle que en ese pueblo no estaban los insurgentes y que estos se habían reunido en Huazolotitlán. Estando ahí se le presentó el capitán de voluntarios de Xamiltepec, Francisco 141
Estévez y Gabino Baños subteniente de milicias de Huazolotitlán que estando presos en Huazolotitlán fueron liberados por el propio Valdés para que fueran a solicitar el perdón y el indulto para los insurgentes y así pudieran rendir sus armas, 134 Caldelas consideraba ofrecerles el indulto cuando le llegó un informe en que se le notificaba que los insurgentes se movilizaban con todas sus armas para reunirse con Morelos y que ese día degollaron al capitán José Garrote y a siete europeos más, se corrió el rumor que entre los asesinados se encontraba el subdelegado don Manuel Fernández del Campo, al final del día sin más preámbulos diez españoles que eran prisioneros fueron asesinados, 135 entre ellos Juan Manuel Egusquiza, llenando de terror a la jurisdicción y a toda la intendencia de Oaxaca, hasta el punto que siendo Xicayán de las provincias más opulentas de Oaxaca, quedó reducida a la miseria por la emigración de toda clase de familias quienes inmediatamente como pudieron
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Juan Antonio Caldelas al comandante Francisco Paris Pinotepa del Rey, 13 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 4516, Exp 4. 135 Joseph María Lasso, Bernardino Bonavía al virrey. Oaxaca, 22de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 5424, Exp. 25.
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sacaron sus caudales de la región.136 Caldelas se quedó en Pinotepa en donde organizó el gobierno ya que se mostraba una anarquía total ante el terror de los habitantes no solo del asalto insurgente sino de la represalia por parte del gobierno, para el mismo fin se movilizaría hacia Xamiltepec que se encontraba en la misma situación. Al enterarse los insurgentes del movimiento de los realistas se replegaron de Huaxolotitlán hacia Chacagua, al tener conocimiento de ello Caldelas decidió atacarlos en dicho lugar, al tiempo para el mismo fin se movilizó el teniente coronel Luis Ortiz de Zárate para que una vez derrotados definitivamente se movilizara Caldelas a Ometepec para engrosar las filas de Francisco Paris, mientras que Ortiz aseguraría el orden de Xamiltepec.137 Por lo que se ordenó a Luis Ortiz de Zárate movilizara a su destacamento y a la compañía de Sola, para
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Manuel Fernández del Campo al Intendente. Tututepeque, 17 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 5424, Exp. 25. 137 Francisco Paris al virrey Francisco Xavier Venegas. Ometepec, 18 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 1562, Exp. 24¿¿¿
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deshacer la insurrección en Xamiltepec.138 Pero no contaba con las armas para poder llevar a cabo su propósito por lo que el intendente y Bernardino Bonavía se comprometían a ayudarlo en lo que pudieran.139 La situación de Xamiltepec no solo afectaba a esta región sino que los víveres de la tropa realista de Acapulco se interrumpió, así lo hizo saber el 16 de noviembre, Pedro Antonio Vélez al virrey,140 ya que al encontrarse sitiado Acapulco, Xicayán desde el puerto de Chacahua les enviaba provisiones. Antes de replegarse a Chacahua, Valdés perdonó la vida al subdelegado y fue puesto en libertad, quien huyó hacia Xamiltepec y retomó el control de la jurisdicción "aprisionando inmediatamente al Gobierno de la Cabecera por
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Bernardino Bonavía al virrey Francisco Xavier Venegas. Oaxaca, 14 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Indiferente de Guerra, Caja 6653, Exp. 14. 139 Joseph María Lasso, Bernardino Bonavía al virrey. Oaxaca, 15 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 6532, Exp. 116. 140 Pedro Antonio Vélez al virrey Francisco Xavier Venegas. Acapulco, 16 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Vierreinal, Operaciones de Guerra, Caja 1284, Exp. 37.
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la mucha parte que tuvo en la sublevación". 141 Mandó alerta al subdelegado de Tehuantepec para que estuviera prevenido por si Valdés pretendía huir hacia Guatemala. El subdelegado estuvo como prisionero 22 días, su tragedia había empezado el 26 de octubre, pero ya había retomado el mando de la jurisdicción tras salir de la prisión en que lo puso el "inhumano monstruo" de Valdés,142 que no le permitió que se le atendiera una pierna que se lastimó la noche en que los sorprendieron. Informó que fueron los hombres que armó el religioso Fr. José Hernández quienes lo liberaron, que eran más de cien con quienes tomó las más enérgicas provisiones en contra de los rebeldes, determinando como primer acción poner en prisión a los indios del gobierno de Xamiltepec. A las siete de la noche del 17, el subdelegado informó que por encontrarse en Huazolotitlán el teniente Martínez de la sexta 141
Joseph María Lasso, Bernardino Bonavía al virrey, Oaxaca, 22 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 5424, Exp. 25. 142 Manuel Fernández del Campo al Intendente. Tututepeque, 17 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 5424, Exp. 25.
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división, Valdés se había retirado con muy poca gente a Chacagua un cerro ubicado en los bajos de Chicoometepec, que los dos curas y el religioso Mercedario que se encontraban en Xamiltepec habían reunido cerca de 200 hombres y poseían 27 armas de fuego. Por su parte José Cleto Berdejo ofreció movilizar a sus 170 hombres de Tututepec para atacar a Valdés y siguiendo las recomendaciones del intendente ofreció 1 500 pesos por la cabeza de Valdés.143 El cura José Herrera reportaba el 18 de noviembre que Xamiltepec se encontraba en la anarquía pues se encontraban oprimidos el subdelegado, los ministros del altar y los vecinos honrados, ya que los derrotados por Caldelas en Hornos de Cal, habían formado pequeños pelotones que amenazaban con incendiar casas y robar, fue por esa razón que se tomó la libertad de formar su propia compañía con la ayuda del cura José de la Serrada, y la armó con 35 escopetas y 12 lanzas que se habían arrebatado a los insurgentes, juntó para el efecto a 150
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Josef Cleto Berdejo al intendente José María Lasso. Tututepec, 17 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 4516, Exp. 5.
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hombres para contener la violencia y acabar con la anarquía civil.144 Por la tarde del día 18 el destacamento realista apostado en Rancho Viejo tuvo noticias de que se había observado que bajaba gente por la cuesta de San Miguel, creyendo que eran pastores pero por un documento conducido por un indio de Xicayán supieron que eran insurgentes por lo que se temía que la rebelión cayera sobre la provincia de Ometepec.145 Como Juan Antonio Caldelas encontró vacía Pinotepa del Rey determinó a marchar sobre Huasolotitlán que llamó "la madre de los insurgentes"146 pero también encontró al pueblo vacío, pues se encontraban replegados a un cerro cercano en donde se hacían fuertes con murallas, por lo que resolvió batirlos al siguiente día. Por otro lado, los insurgentes que cercaban Acapulco
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Bernardino Bonavía al virrey Francisco Xavier Venegas. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 1562, Exp. 22. 145 Francisco Paris al virrey Francisco Xavier Venegas. Ometepec, 20 de noviembre de 1811. . AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 1562, Exp. 24. 146 Juan Antonio Caldelas al teniente coronel Luis Ortiz de Zárate. Huazolotitlán, 18 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 4516, Exp. 1.
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fueron derrotados en San Marcos por las fuerzas a cargo de Francisco Rionda.147
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JosĂŠ Herrera a Luis Ortiz de ZĂĄrate. Xamiltepeque, 18 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 4516, Exp. 2.
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LAS ARMAS DEL REY Por su parte desde Xamiltepec, José Tomás de la Serrada declaró excomulgados a los insurgentes y tenía un grupo de 200 hombres armados con escopetas, lanzas y armas blancas, para combatir a los aproximadamente 300 insurgentes armados con escopetas muy despreciables y cañones de madera mal hechos, ante la tensa situación y la inseguridad generalizada el subdelegado se trasladó a Tututepec.148 El día 19 de noviembre Juan Antonio Caldelas atacó a los rebeldes apostados en Chacahua a las doce del día en una batalla que duró 3 horas, se apoderó del punto que ocupaban Valdés y Chavaría, apoderándose de tres cañones de palo y demás municiones librándose de morir de los barriles de pólvora que los insurgentes tenían. La lucha fue reñida y el fuego vivo pero por la parte realista solo hubo cuatro heridos, uno de gravedad, por el otro bando había muchos muertos, pidió al subdelegado le enviara mulas para el botín y un
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José Thomás de la Serrada al comandante Luis Zárate Xamiltepec, 18 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 4516, Exp. 2.
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médico con ungüentos para sus heridos, 149 recogió mucha pólvora, cigarros, plomo labrado, ropas y otras cosas que habían robado los rebeldes de los pueblos de la provincia.150 El 21 de noviembre las tropas del rey atacaron por segunda ocasión a los rebeldes de Chacagua, en que fueron derrotados y dispersados dejando armas, municiones y un número considerable de escopetas. 151 Los insurgentes acorralados habían puesto murallas y enterrado barriles de pólvora en el camino, contaban con tres cañones de palo, para confrontar a las tropas del Rey. Caldelas decidió atacarlo el 24 de noviembre, subiendo por "cerros tan fragosos que subían gateando"152 sus soldados. A las ocho de la mañana, Caldelas divisó a la tropa de Valdés en el cerro que 149
Juan Antonio Caldelas al subdelegado de Xicayán. Chacahua, 19 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 4516, Exp. 3. 150 Juan Antonio Caldelas al comandante en jefe Francisco Paris. Cerro de Chacahua, 19 de noviembre de 1811. . AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 1562, Exp. 24. 151 Francisco Paris al virrey Francisco Xavier Venegas. Ometepec, 18 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 1562, Exp. 24. 152 Juan Antonio Caldelas a Luis Ortiz de Zárate. Chacagua, 24 de noviembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, Indiferente de Guerra, Caja 2820, Exp. 28.
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ocupaban en "número considerable". A lo que ordenó a su infantería avanzar pero fueron emboscados por los insurgentes que se habían aprovechado de la espesura del monte para esconderse, se inició un intenso intercambio de armas de fuego. Una vez fuera de las espesuras del bosque los insurgentes arremetieron con vivo fuego contra los realistas pero las armas del Rey se sobrepusieron haciendo retroceder a los rebeldes hasta su fortificación, aprovechándose de su retirada Caldelas arremetió con fuego vivo logrando replegarlos, apoderándose del botín y haciéndoles seis prisioneros "uno de ellos se le encontró junto al barril de pólvora que tenían enterrado con la mecha en la mano para darle fuego", en este movimiento no se pudo capturar a ningún cabecilla importante de los rebeldes, pero logró quitarles toda la pólvora. El saldo de ese enfrentamiento fueron varios insurgentes muertos y cuatro realistas heridos. Una vez que se logró sofocar la rebelión en Chacagua las armas del Rey se dedicaron a restablecer el orden en los pueblos indios apresando y fusilando a muchos de los dirigentes mixtecos que habían participado de alguna forma en la revuelta, se cambiaron los gobernadores en los pueblos y se les obligó a prestar juramento de fidelidad al rey. De tal suerte que el virrey Francisco Xavier Venegas fue 151
notificado el 17 de diciembre que los pueblos de la provincia de Xicayán se encontraban tranquilos y sus vecinos "bastante arrepentidos de haber contribuido con su necia docilidad a los progresos de la insurrección fraguada por el infame Valdés"153 El 18 de diciembre, Luis Ortíz de Zárate arribó al "fidelísimo pueblo" de Tututepec, atribuyendo su retraso por lo difícil del terreno y porque tuvo que tomar disposiciones en los pueblos que habían adoptado el sistema de revolución por donde había pasado, nuevamente deja en evidencia la importante participación de los indios en las conspiraciones y rebeliones, pues para contrarrestar la insurgencia de esos pueblos bastó con "haber quemado la casa de los Principales Indios, movedores de los Pueblos, y el haberlos remitido al encargado de Justicia de Xuquila D. Manuel Perafán, para que los conduzca a la cárcel de Oaxaca, he logrado que todos se hayan avenido a la razón dejándoles los empleos de sus Repúblicas en otros". 154 Otros
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Luis Ortiz de Zárate al virrey Francisco Xavier Venegas. Oaxaca, 17 de diciembre de 1811. AGN, Indiferente Virreinal, General de Parte, Caja 2318, Exp. 2. 154 Luis Ortiz de Zárate al virrey Francisco Xavier Venegas. Tututepec, 18 de diciembre de 1811. AGN,
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pueblos que se habían vuelto rebeldes e insurgentes eran Tlataltepec y Tepenistlahuaca, los cabecillas insurgentes eran del primero, en el ataque que les dio, los pueblos vencidos tuvieron que entregar a uno de sus líderes, lo que él interpretó como un arrepentimiento de haber faltado al rey y fue así como fue capturado el líder José Domingo Cano, que fue entregado en Tututepec. Exigió además como prueba de fidelidad al Rey que la república de Tlataltepec quemara las casas de Cano y de "El Picho", exigencia que el gobierno indio del pueblo tuvo que acceder, respetando la casa donde había vivido Valdés porque de hecho, esa casa le pertenecía al asesinado capitán de la compañía de Huasolotitlán, Juan Manuel Egusquisa. En la gaceta de 30 de diciembre, que el virrey hizo circular por toda la Nueva España se publicó un parte en donde se daba a conocer que se habían quemado las casas de los principales indios movedores de los pueblos, quitándole los empleos que tenían en la república y que habían sido enviados presos a Oaxaca, también informaba que a José Domingo y Lindón se les había ahorcado. Por su parte, José Cleto Berdejo en su calidad de vicario del curato de Tututepec, con sagacidad había convencido a la negrada de los Indiferente Virreinal, Operaciones de Guerra, Caja 4516, Exp 1.
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bajos "que se uniera para subyugar a la indiada" y fue de esta forma como muchos negros se convirtieron en realistas y lucharon en contra de los indios insurgentes. La gaceta de México informó que lo mismo había hecho un tal Fray Mercedario. 155 Además el subdelegado de Xamiltepeque, don Manuel Fernández del Campo, tomó providencias enérgicas para recoger las armas y obligar a los inquietos a pedir indulto. Los realistas habían dado un golpe duro a la insurrección de los costeños quienes fueron reprimidos violentamente, como parte de las medidas para impedir una nueva rebelión desde Oaxaca había sido girada la orden para que solo personas que tuvieran permiso especial podrían portar armas y montar caballo. Los capitanes realistas con sus tropas recorrieron toda la subdelegación hostigando y “vengándose” de los indios, es lógico pensar que ante el levantamiento indio con la ayuda de la tropa de mulatos al mando de Valdés, las más afectadas con su derrota serían las repúblicas indias, Caldelas con su tropa de negros causaría toda clase de destrozos en las comunidades indias, esto originaría un odio enorme entre estos dos grupos étnicos. A lo que contribuyó la reunión que había hecho Berdejo de negros armados, estas enérgicas medidas fueron suficientes para que por medio de la fuerza los indios abandonaran sus ideales insurgentes impidiendo que el movimiento de 155
Guerra, José. Historia de la Revolución de Nueva España. 1813
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independencia, la insurgencia y la rebeldía contra el gobierno español se extendiera a otras partes de la provincia de Xicayán, sofocando así la primer revuelta insurgente en la intendencia de Oaxaca.
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CONCLUSIONES Indudablemente la guerra de independencia es un momento trascendental en la historia de los pueblos, por las implicaciones que para bien y para mal esto conllevó. Como se ha descrito en las líneas de este libro, la región de la antigua provincia de Xicayán tuvo una interesantísima aunque poca conocida participación, fue una región que causó gran interés y preocupación al Virrey y es gracias a esta preocupación que en los archivos de la ciudad de México pudimos encontrar las fuentes para poder contar este relato. Los indígenas tan olvidados como siempre, tuvieron una participación decisiva y al final fueron los más afectados, por mi parte espero que estas líneas hayan despertado el interés por conocer más, y que alguien con mayor lucidez pueda volver a ofrecernos una historia corregida y ampliada de la que ahora presento. En un futuro, espero no muy lejano, prometo dar a conocer el resto de la historia, porque la participación de nuestra amada región no terminó con la derrota indígena en 1811, eso solo fue el comienzo, en líneas posteriores daremos a conocer la incursión de Morelos en Oaxaca y la campaña llevada a cabo por Víctor Bravo y Vicente Guerrero en la región. 156
Por ahora detengo mi relato no sin compartirles fragmentos del tercer capítulo de “Tres siglos. Tres momentos. Tres historias” mi manuscrito original de 2010, que ha inspirado el presente libro, a modo de reflexión a cinco años de haberse redactado, veo que muchas cosas no han cambiado, en este tiempo asistí a varias reuniones del Consejo Consultivo de los Pueblos Indígenas de Oaxaca en representación de los pueblos mixtecos de la costa, en donde nació una innovará iniciativa de reforma a la Constitución oaxaqueña para garantizar el pleno reconocimiento de sus pueblos indígenas, reforma que se quedó estancada hasta el momento en el congreso local.
También he sido testigo de cómo el Estado continúa en su intento de desaparecernos, la reforma de telecomunicaciones que prohíbe la trasmisión de nuestras lenguas en sus espacios, la reforma energética que permite la invasión y apropiación de nuestras tierras, la reforma electoral que nos está quitando las posibilidades de elegir a nuestros representantes a nuestro modo y en cuanto a la reforma educativa… qué es la Sección XXII si no mis vecinos indígenas en su mayoría. Una vez más somos nosotros los más afectados y 157
somos los únicos que estamos luchando en contra de ellas, como siempre los indígenas somos los que alzamos la voz ante tanta injusticia.
¿DOSCIENTOS AÑOS DE LIBERTAD? Por quinientos años la historia ha sido escrita por lo intereses situados en la cúspide del poder, mientras que el sector popular se ha conformado por mantener vivas sus historias a través de la oralidad. Por quinientos años los indígenas no hemos tenido letra en la historia oficial del estado mexicano. El año 2010 estará solemnizado con actos cuyo fin es celebrar el Bicentenario de la independencia y el Centenario de la revolución, se ven por la televisión anuncios para este mismo propósito, se han planeado toda clase de eventos, con frases como “doscientos años de libertad”, “doscientos años de ser orgullosamente mexicanos”, todos los personajes que vemos haciendo este tipo de propaganda por supuesto fueron pagados por las respectivas empresas para exaltar su sentimiento nacionalista y no ponemos en duda su orgullo de sentirse mexicanos, pero ¿por qué no he visto a un indígena, siquiera en su cotidianidad, en la intimidad de su comunidad 158
hablando del orgullo de ser mexicano? Por la simple razón que por mucho tiempo el propio estado mexicano pese a habernos declarado mexicanos a todos, a nosotros no nos trató como tales y la memoria étnica desechó la conciencia nacionalista, solo hasta recientes años nos hemos vuelto a enterar que formamos parte de un país – que por décadas nos fue ajeno- llamado México. Nosotros no tenemos que celebrar los doscientos años de libertad, más bien el inicio de los doscientos años de nuestra decadencia, hablar de la independencia de México, es hablar de una guerra de intereses que cambiaron tantas veces como cambiaron los líderes que la abanderaban, no es más que lo intereses criollos que culminaron con la adhesión oportuna de los mestizos, dando como resultado a una nación que desde entonces sería reconocida como mestiza, si nos ponemos a pensar, ¿acaso no es irónico esto cuando gran porcentaje de la población era indígena? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? Se decidió simplemente ignorar a semejante masa poblacional. Pese a lo desastroso que pudo haber sido la dominación española, en el caso de Oaxaca por ejemplo las instituciones de corte indígena fueron las más fuertes, España mediante las leyes de indias al menos pretendió proteger a sus súbditos indios aún en contra de sus funcionarios en la Nueva España. Los oaxaqueños supieron valerse de éstas leyes y ofrecieron gran resistencia a hispanizarse, al contrario, al instituir la corona la República de indios propició para que en el caso 159
de Oaxaca se diera un fuerte proceso de recuperación étnica de las tradiciones mesoamericanas, el punto es que la Corona Española con este acto otorgó a las comunidades indígenas una triada que sería el alma mater de sus intereses en estos doscientos años: Tierras, Respeto y Autonomía. La tierra es la posesión más sagrada por parte de los indígenas, el respeto radica en su reconocimiento y la autonomía en el derecho de practicar sus creencias y formas propias sin intervención de los mestizos, en nuestro contexto actual. Al darle autonomía y el respeto que los “litigiosos” indígenas oaxaqueños se ganaron, España les dio mucha libertad desde muchas décadas antes que Hidalgo iniciara su movimiento, la guerra que este criollo encabezó pretendía la independencia de España, pero no la autonomía, pese a que los indígenas ya eran independientes desde muchos años antes, por alguna razón apoyaron el movimiento que resultaría catastrófico para ellos. Los criollos tuvieron una tendencia generalizada de sentirse novohispanos y no españoles, esto fue por influencia de la ilustración, comenzaron a sostener que eran descendientes de los grandes aztecas y se tomaron como prototipos las hazañas de los antiguos mexicanos, por lo que consideraban que ellos debían de gobernar la nación que los vio nacer y no recibir órdenes de un peninsular que no entendía esta mexicanidad. 160
La historia oficial desechó en gran parte la importante participación indígena, cuando ellos fueron los que más participación activa tuvieron y cuando fueron los que murieron en mayor número por la nación que acabaría por despreciarlos y borrarlos de su historia. Al luchar por la independencia que anhelaban los criollos y mestizos, los indígenas sin darse cuenta estaban atentando contra su propia independencia, mientras más independientes se tornaban los blancos, los indígenas lo eran menos. Con la consumación de la independencia los criollos subieron al poder y los realmente favorecidos fueron los mestizos, muchos historiadores haciéndole justicia a los indígenas comentan que su situación después de la independencia era igual que en la colonia y que pudiésemos entender que solo cambiaron de señores, pero esta aseveración, en cierto grado correcta, se queda corta puesto que las cosas para los indígenas fueron peores que en la colonia y las cosas nunca volverían a ser iguales. Los nuevos mexicanos proyectaron tener un gran orgullo por sus raíces mesoamericanas pero de manera muy irónica y sorprendente en su concepto de nación, los descendientes directos y vivos de los antiguos mesoamericanos fueron ignorados y en muchos casos eliminados. Por influencia de los ideales de la revolución francesa, los liberales mexicanos representados por algunos criollos y su cuerpo compuesto de mestizos, 161
pretendían la creación de una nación homogénea, en donde todos fueran iguales. Por lo que, al expedirse la primera Constitución de México, de manera legal y con rango constitucional se declaró solemnemente la desaparición de los indios, fueron aniquilados del concepto que solo ellos, los liberales, habían redactado. Se prohibió el uso legal del termino indio y se declaró que éstos indígenas a partir de entonces serían iguales que todos los demás mexicanos. En nuestra percepción moderna este hecho es muy loable pero hace doscientos años al decretarse esta homogeneidad fue lo peor que les pudo suceder a los indígenas, ellos no eran iguales definitivamente, no compartían las mismas ideas y conceptos de la nación mestiza que los quería absorber, además ¿alguien se preocupó por ir a las comunidades indígenas y traducir a sus lenguas la nueva disposición? Pues claro que no, nadie lo hizo, pese a haberlos declarado iguales a cualquier ciudadano la misma sociedad mexicana no los dio por enterados de esto y por ende nadie los trató como iguales. Hace doscientos años que la nación mexicana nació como un estado libre, pero no todos sus integrantes correrían la misma suerte, puesto que hace doscientos años al desaparecer el dominio español y con ellos la categoría administrativa de Republicas de indios, los indígenas perdieron no su libertad pero si su independencia, entonces es cuando nos preguntamos ¿Por qué celebrar doscientos años 162
de independencia si más bien son los de la noindependencia? Son varias las cuestiones que a lo largo de estos doscientos años han acaecido con respecto a los indígenas, después de la tragedia que representó la independencia, los indígenas se encontraron desprotegidos, sin las leyes que antes los habían amparado. Los liberales por su parte tratarían primero de incluirlos a su concepto de nación pero al ver que sus formas no correspondían a la utopía del México del plan liberal, tomaron una decisión: desaparecer a los indígenas. En el balance general, hoy en día el distrito de Jamiltepec tal vez no tenga la importancia que llegó a tener en el pasado pero levanta fuerte su cara hacia el futuro, hacia la modernidad y en la nueva guerra del 2010, la lucha campal de la cultura costeña contra el monstruo de la globalización. Los mestizos tienen más presencia que nunca, los indígenas numerosamente aún estamos aquí, los afrodescendientes luchan a su vez por ser reconocidos socialmente. Tal vez la Independencia y posteriormente la Revolución destrozaron el esplendor económico que llegó a tener en el pasado el distrito, pero no debemos de olvidar que estamos en el hoy, y que este hoy depende del ayer, tal vez, de no haber ocurridos estos eventos, nosotros no estaríamos aquí. Los mestizos se alzaron como triunfadores en ambos momentos, por lo que hoy ostentan el 163
poder político y económico en la región. –En lo particular mis ancestros perdieron con la independencia el renombre de su linaje y con la revolución les arrebataron a la mala su poder económico construido durante siglos, dejando a las siguientes generaciones en una lacerante miseria-. Los indígenas luchamos por mantener nuestras formas de vida, cada vez más amenazada por la globalización y por mantener nuestra lengua que cada día se enfrenta en un lucha mortal con el español y que recientemente por su cuenta el inglés viene haciendo presión, ellos -mis ancestros- los que encabezaron las revueltas sociales buscando justicia, fueron los que menos justicia recibieron, siendo pues, de los enfrentamientos los únicos perdedores, hoy en día, los indígenas luchamos por abrirnos espacio, hoy en día uno de ellos- descendiente directo de aquellos- en su nombre y memoria escribe estas líneas. Los afromestizos han sufrido la discriminación junto a los indígenas, pero peor aún, ellos han sufrido la ignorancia de su existencia por la mayoría de los mexicanos, hoy en día son los que más influencia recibieron de los blancos y aunque muchos son campesinos y viven en comunidades rurales marginadas, han logrado sobresalir en varias ramas de la vida, están buscando reconocimiento, ellos que se autodenominan “negros”, luchan por ser reconocidos como Afromestizos, como un grupo 164
aparte, especial y con una cultura propia, solo Dios sabe si sus peticiones serán atendidas y en el próximo censo de 2010, sean reconocidos como un grupo cultural y social aparte. Y ahora por último me vuelvo a preguntar, los indígenas ¿Tenemos algo que celebrar? Sí, sí lo tenemos, tenemos que celebrar que por doscientos años soportamos diferentes amenazas que trataron de exterminarnos, tenemos que celebrar y honrar la memoria de nuestros propios héroes que lucharon en la guerra de independencia y cuyos nombres la historia no quiso recordar, tenemos que celebrar que durante estos doscientos años de libertad luchamos por mantener nuestra propia libertad. Así que seremos partícipes orgullosamente de las celebraciones del Bicentenario y de alguna forma u otra, nos sentimos orgullos de ser indígenas dentro de esta grandiosa nación que está decidiendo acoger a varias y diferentes culturas y respetar sus diferencias, por lo que podemos decir que estamos orgullos de ser mexicanos. Tendremos que celebrar, además, la gran satisfacción de ser independientes, no de ser independientes desde hace doscientos años de España, tampoco nos declararemos independientes de nuestras raíces ancestrales, sino que el año 2010 será un buen año para celebrar que nosotros los que representamos el futuro indígena, somos independientes de la definición que hace doscientos años el Estado mexicano con su independencia hizo de nosotros. 165
“Ña kuñi yu tsi ñuu yu tyin iyo xaan kaa tsi a ka’nu xaan kuu tsi, kuñi yu tsi tsi tyin tsiiyu kuu tsi” “No quiero a mi pueblo por ser fabuloso o por ser grandioso, lo quiero porque es mío” Rolando Marín García 16 de septiembre de 2010
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