POR LA SENDA DE LA PAZ Y EL PROGRESO

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Por la senda de la paz y el progreso Buscando la modernidad en la Costa Chica porfiriana

Rolando MarĂ­n GarcĂ­a

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A la memoria de JosĂŠ de la Cruz Porfirio DĂ­az Mori en su centenario luctuoso

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN, 9

LA SOMBRA DE PORFIRIO DÍAZ El régimen en la Costa Chica, 12 La paz porfiriana, 25

LOS GUARDIANES DEL ÓRDEN La élite colonial, 32 La élite extranjera, 41 La vallistocracia y la élite costeña, 48 Las élites pueblerinas, 53

LOS SÍMBOLOS DEL PROGRESO La infraestructura, 64 Las mejoras materiales, 80

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BUSCANDO LA MODERNIDAD Orden y legibilidad, 103 La élite y sus sueños progresistas, 108 Inventando la modernidad, 111

FUENTES, 123

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INTRODUCCIÓN La era porfiriana ha sido tema de debate desde el mismo momento en que inició, ha fascinado e intrigado a historiadores y demás investigadores. Marcó un antes y un después en la vida del país, transformó intensamente la forma de pensar, de relacionarse, de comprar y vender, y trajo consigo sustanciosos cambios en la fisonomía de los pueblos. La región de la Costa Chica oaxaqueña es descrita por los investigadores dentro de las zonas de desarrollo porfiriano, influenciado desde entonces por sus conexiones comerciales con los vecinos pueblos guerrerenses y los altibajos del Puerto de Acapulco. Mucho de lo que concierne a la estructura de los pueblos asentados en esta región fueron planeados y pensados en la época porfiriana. Por lo que no podemos dejar de lado esa época que sigue repercutiendo en nuestro presente. Durante la realización de este trabajo se revisaron algunos legajos especialmente seleccionados del Archivo General del Poder Ejecutivo del Estado de Oaxaca, Libros de bautizos de la parroquia de Santiago Jamiltepec y Pinotepa Nacional. Anotaciones retomadas de los Archivos Histórico de Notarías e Histórico del Poder Judicial. Para ubicarnos en la era porfiriana nos hemos adentrado en el tema con los distintos trabajos realizados sobre el periodo y mucho se le debe a la contribución de Francie Chassen y Mark Overmyer-Velázquez.

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A modo de homenaje a la enigmática figura de Porfirio Díaz realizamos de forma breve, un recuento de lo que tenemos disponible para la historia del distrito de Jamiltepec en el periodo en que este personaje ocupó la silla presidencial de México. Resulta imperante para el autor, dar a conocer los adelantos y las trasformaciones ocurridas durante el periodo, así hacemos una rápida revisión de la estructura del régimen en la costa, la formación de la élite porfiriana, los adelantos materiales proyectados y logrados, finalmente un análisis final de los ideales porfirianos encaminados a lograr la modernización de la región. Es pues el fin de este breve texto participar a modo de homenaje a la conmemoración del centenario luctuoso de Porfirio Díaz, un oaxaqueño que murió para vivir para siempre.

Rolando Marín García San Juan Colorado, Julio de 2015.

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UNO | LA SOMBRA DE PORFIRIO DÍAZ

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El régimen en la Costa Chica

El gobierno federal Una vez que Porfirio Díaz ocupó la silla presidencial, con algunas modificaciones continuó con el legado de Benito Juárez, pues el proyecto de ambos era similar y pretendían los mismos objetivos para México. Tenían muchas cosas en común, ambos enarbolaron un liberalismo que usaba como estandarte a la democracia, pero una vez que obtuvieron el poder, lo centralizaron, usaron métodos poco democráticos para llegar a él y ambos lo retuvieron todo el tiempo que pudieron, Juárez fue presidente 14 años hasta el día de su muerte y Díaz más de 30 años hasta que se vio obligado a renunciar, de Cierta forma Díaz realizó mucho de lo que Juárez no pudo llevar a cabo.1 El federalismo que había pregonado Díaz durante su carrera militar y política se tornó en centralismo una vez que llegó a la presidencia del país, la ciudad de México pasó entonces a controlar los destinos de los estados de la federación, la capital nacional controlaba de manera directa a la ciudad de Oaxaca, ésta controlaba a Jamiltepec y desde la jefatura política del distrito se controlaba de manera constante a los pueblos, de suerte que cualquier suceso ocurrido correría por todos estos peldaños y en caso de ser necesario sería inmediatamente notificado el presidente Porfirio Díaz quien giraría las órdenes que considerara necesarias.

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Véase a Chassen, Oaxaca entre el liberalismo y la revolución.

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El presidente al principio había iniciado una época de reconciliación nacional, para mantener su política Díaz no suprimió mucho de los derechos coloniales de los pueblos indígenas como la práctica de un autogobierno tradicional que, aunque no se reconocía tampoco se impedía como parte de las concesiones políticas que los liberales del siglo XIX hicieron a las tradiciones políticas populares de los indígenas.2 Aunque la centralización fue una tendencia durante el período era imposible controlar de manera tan rígida a un territorio tan grande, de suerte que el presidente supo aprovechar las divisiones y en algunos casos las fomentó usando el lema de “divide y vencerás”. La dispersión del poder en tantos municipios no fue fortuita ya que esta fragmentación del poder político le sirvió a Díaz para mantener la paz general. Para el gobierno era mucho mejor tener a los pueblos peleando entre sí que unidos en su contra. La gran temida guerra de castas se evitó de esta manera, los pueblos peleaban entre ellos ya sea por sus límites territoriales o por otras causas, se enemistaban y de esta forma nunca tuvieron unidad regional para confrontar en conjunto al gobierno porfiriano. Díaz controlaba de manera directa e indirecta los asuntos políticos de Oaxaca y usó la jefatura política como una extensión más de su injerencia en los asuntos locales y centralizar aún más el poder. “Los jefes políticos también intervenían directamente en la vida de la gente común. Como mediadores entre los municipios y el gobierno

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Véase a Ángel (2010), Entre la tradición y la modernidad, en Espiral, estudios sobre Estado y Sociedad.

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federal, los jefes políticos desempeñaron un papel importantísimo en el incipiente proceso de formación del estado mexicano”.3

El gobierno estatal Una vez que el gobernador científico Emilio Pimentel llegó a la gubernatura, las movilizaciones sociales cesaron y las relaciones de clase se volvieron más rígidas. Lo que provocaría el aumento del resentimiento político de los mestizos de clase media en la región. A partir de entonces la intromisión del centro del estado en los asuntos de la costa fue mayor, el gobierno estatal año con año mandaba comunicados a los Jefes Políticos para que vieran que las elecciones se “generaran en orden”, se les sugería a los jefes políticos que procuraran que en los pueblos se eligiera a los más aptos y que además vieran que no fueran contrarios al régimen y causantes de división. A través de los jefes políticos que los gobernadores nombraban o confirmaban cada dos años, se lograba intervenir en asuntos regionales. La mayoría de los jefes políticos de la Costa Chica fueron nombrados en la ciudad de Oaxaca, lo que causó el descontento de los rancheros y comerciantes de clase media de la región. Fue así como la

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Overmyer (2010), Visiones de la Ciudad Esmeralda, 49.

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vallistocracia,4 que además estaba fuertemente relacionada con las familias aristocráticas Del Valle y Gómez de la Costa Chica, logró interferir para bien y para mal en la política distrital.

El gobierno distrital En cuanto a la región el apoyo al presidente Porfirio Díaz fue generalizado, así el primero de noviembre de 1887, reunidos en la casa de Manuel Figueroa en Jamiltepec algunos ciudadanos instauraron el club político “Vicente Guerrero”, que tenía como presidente a Manuel Figueroa, vicepresidente a Rafael L. Odriozola, como vocales a Rafael Labastida y Lauro Baños, como tesorero a Pablo Zavala y como secretarios a Graciano Galindo y Francisco B. Narváez. Cuyo punto número uno y principal se resume en la afirmación: “Nuestro candidato no será otro que el General Porfirio Díaz”.5 Nuevamente el 15 de enero de 1892, Manuel Iglesias ranchero de Jamiltepec y presidente de éste municipio en ese año, había de conformar un club electoral en total y completo apoyo al general Díaz 4

Por la aristocrática conducta de la élite residente de la ciudad de Oaxaca en la región de los Valles Centrales, los historiadores oaxaqueños les han otorgado este título. 5 AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 26, Exp. 2.

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pues el club declaraba “no quiere ni debe aceptar otro Presidente para el próximo cuatrienio que al General Porfirio Díaz”, debe de tomarse en cuenta que se jugaban intereses importantes por lo que personalidades de la oligarquía regional tomaron partido, fue el hacendado más poderoso de la región, el español Dámaso Gómez, quien propuso el nombre de “Club Costa Chica”, siendo electos como presidente de dicho club el señor Manuel Iglesias, vicepresidente el propio Dámaso Gómez y como secretario Rafael Odriozola. El 11 de julio de 1892, reunido el quinto círculo electoral del estado conformado por los distritos de Jamiltepec y Juquila, para la elección de Presidente de la República, en el acta electoral declara lo siguiente “Ha sido nombrado por este 5º circulo Electoral del Estado de Oaxaca, con la mayoría absoluta de ciento veintitrés votos el Ciudadano General Porfirio Díaz.”6 Es importante notar que uno de estos personajes, Rafael Odriozola se convertiría en crítico público de Díaz y activo magonista tiempo después. Sobre su trayectoria política sabemos que fue nombrado secretario del Jefe Político de Jamiltepec en 1890. Rápidamente se caracterizó por su solidaridad e interés por la causa indígena, instruyendo a las comunidades sobre sus asuntos legales, razón por la cual se ganó el odio de los terratenientes y acomodados de la región. A raíz de esto, cuarenta y nueve ciudadanos indígenas que representaban la autoridad de sus municipios se reunieron en Jamiltepec para manifestar que Rafael Odriozola “lejos de gravar a los

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AGEPEO, Periodo independiente, Gobernación, 1892.

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pueblos, los ilustra en los asuntos oficiales sin que jamás haya abusado del candor propio de la ignorancia”. 7 El jefe político fue un personaje que representó el poder del régimen porfiriano. “El distrito político fue la base del régimen porfiriano; a través de su poder se intentó controlar o vigilar a los caudillos y caciques regionales, además de que fue fundamental en el proceso de privatización de las tierras comunales. No sólo fue una instancia de mediación política, sino el centro de operación para llevar a cabo la legislación e imponer las ideas liberales que el régimen les encomendaba. También fungió como instancia administrativa donde se dirimía los asuntos locales”.8 El personaje de más relevancia en el distrito fue pues el jefe político que tenía como funciones: vigilar las elecciones municipales, remitir y hacer cumplir los decretos que emanaran del ejecutivo estatal, inspeccionar la recaudación de los impuestos y el cobro de alcabalas, supervisar las acciones de la Guardia Nacional y solucionar las disputas que surgieran entre los pueblos. La jefatura política representó regionalmente la máxima expresión del poder ejecutivo del porfiriato, por medio del cual el Estado tuvo injerencia en los asuntos municipales, en muchas ocasiones el jefe político de Jamiltepec fue el brazo por el cual los pueblos fueron manipulados directamente por el gobernador y posiblemente en 7

Véase a Quintero, La trayectoria política de Rafael Odriozola, primer liberal oaxaqueño. 8 Mendoza (2011), La república restaurada y el porfiriato, en Oaxaca. Historia Breve, 141.

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ocasiones por el despacho presidencial de la ciudad de México. Este personaje hacía periódicas visitas a los pueblos para inspeccionar la administración municipal y vigilar que existiera orden.9 La jefatura política fue un “gobierno intermedio entre el poder estatal y el ámbito local, mantuvo relaciones diversas según las circunstancias. Algunas veces fueron de imposición y autoritarismo, en otras fueron flexibles y hasta amistosas con los presidentes municipales y las élites pueblerinas. El jefe político no sólo trató de aplicar la ley e imponer las decisiones del gobierno estatal, sino también desempeñó un papel de conciliador y negociador en los asuntos embarazosos que se presentaban entre los pueblos y los individuos”.10 La injerencia en los asuntos de los pueblos era tal que el jefe político Juan Sánchez, en 1905, expresaba al gobernador del estado que las disposiciones que emanaban desde el gobierno estatal como el de su jefatura daban buenos resultados, pero “tropezando únicamente con la dificultad de no tener autorización para remover empleados municipales”11 porque decía que solamente con este poder incluido en todas sus facultades podría llevar una buena administración. Por su parte otro personaje de importancia en el distrito era el Juez de Primera instancia quien tendría la función de recibir las quejas, mediar los pleitos entre pueblos y dictar sentencias en la región, era auxiliado por los alcaldes de los pueblos.

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AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 19, Exp. 32. Mendoza (2011), Municipios, cofradías y tierras comunales, 119. 11 AGEPEO, Secretaria de Gobierno, Leg. 63, Exp. 2. 10

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El municipio porfiriano Todos los pueblos se articulaban al estado porfiriano mediante el gobierno municipal y el jefe político. El primero representante directo de la comunidad y el segundo del poder porfiriano. Para poder llevar a cabo los designios del gobierno los jefes políticos tuvieron que ceder y reconocer al menos en sus territorios la conveniencia de mantener las formas que los pueblos reproducían, en donde, las actividades civiles estaban fuertemente mezcladas con las actividades religiosas, pese a que esto estaba prohibido desde los tiempos de Benito Juárez. Por ejemplo, para los mixtecos sus pueblos seguían siendo un Tyayu12 autónomo e individual, de ninguna manera se consideraron una sola masa “india” o indígena, tampoco se asumieron como mixtecos,13 siguieron siendo para sus pueblos sus hijos. Aunque habría grandes lazos de hermandad entre los pueblos, buenas o necesarias relaciones con mestizos y afromestizos, se sentían autónomos en cuanto a su gobierno interno. Pese a la injerencia de la jefatura política en los asuntos internos del municipio indígena este retuvo funciones y funcionarios del cabildo colonial. El municipio no llegó a desplazar jamás al sistema tradicional de república, sino que fue la tradición la que se apropió del municipio y lo usó conforme a sus intereses para articularse al sistema porfiriano. El gobierno tuvo que respetar y aceptar de cierta forma ese 12

Yuvi tyayu era el nombre con el que se conocía a los señoríos prehispánicos. De hecho, para autodefinirse los mixtecos dicen ñi kaa´an va´a, "los que hablan bien", nyivi ñuu, "gente del pueblo", se’e ñuu, "hijo del pueblo" y muy remoto caso como Ra ñuu savi “El del pueblo de la Lluvia” 13

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sentimiento de autonomía y las prácticas particulares de los pueblos para poder reproducir sus formas de dominación política y poder obtener lealtad al presidente Díaz. Los indígenas conceptualizaron a Porfirio Díaz como hubiesen conceptualizado al Rey de España o a Moctezuma, es decir, sabían que existía y acataban sus leyes, se sintieron parte de su “imperio” pero siguiendo los modelos políticos anteriores buscaban más autonomía a cambio del reconocimiento al presidente de la república y la tributación a su régimen. Los pueblos que anteriormente pagaban tributo al rey español o la capitación al gobierno liberal por un implícito reconocimiento en la posesión de su territorio. En tiempos de Díaz, pagaban los impuestos sin mayor problema mientras se respetara o al menos tolerara las formas internas de la comunidad, principal razón por la cual la vida comunitaria y la sociedad indígena, no desaparecieron sino al contrario se fortalecieron. De esta forma “Las dos formas de reproducción social vivieron en una simbiosis de equilibrio, desequilibrio y reequilibrio que dependió de las regiones, de la historia y de la fuerza de los dos actores: los pueblos y los capitales”.14

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Bailón (2002), Pueblos indios, élites y territorio, 157.

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La ley de ayuntamientos Los asuntos administrativos se fueron centralizando cada vez más en el ejecutivo nacional, delegándose al municipio solamente una representatividad administrativa. En la ley de ayuntamientos del 27 de noviembre de 1889, se establecía en su artículo primero que los ayuntamientos eran “corporaciones locales pura y exclusivamente administrativas, sin que jamás puedan tener comisión o negocio alguno que corresponda a la política y mezclarse en ella”.15 Quitándole poder político al municipio el gobierno estaba interesado en poner un gobierno distrital fuerte en las lejanas regiones de Oaxaca para hacer cumplir las leyes y las disposiciones del régimen. Conforme se consolidaba el poder de los jefes político, el de los municipios disminuía ya que no podían emprender acciones sin el conocimiento y consentimiento del jefe político. De manera que para finales del siglo XIX el gobierno municipal tenía sus funciones muy debilitadas y en el mejor de los casos solo consistían en supervisar lo que la jefatura política determinaba. En el artículo segundo se establecía que para ser parte de un Ayuntamiento “se necesita ser vecino del lugar, con domicilio en él, mayor de veintiún años, tener un modo honesto de vivir y no haber sufrido condena por delito del orden común que merezca pena corporal”. En las sesiones de cabildo que se realizaban a menudo cada mañana se discutían todos los asuntos pendientes, se atendían 15

Ley de Ayuntamientos de 1890, aprobada el 27 de noviembre de 1889, en Colección de Leyes y Decretos.

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solicitudes de los hijos del pueblo y se acordaban las acciones que se llevarían a cabo durante el día o la semana. Las autoridades civiles, reconocidas por el gobierno porfiriano fueron el presidente municipal, el síndico, los regidores, el alcalde, el secretario, el tesorero, el capitán de policía y los policías. El ayuntamiento a pesar de cumplir con la ley liberal y moderna del porfiriato, por otro lado, seguía cumpliendo con las mismas antiguas funciones coloniales que la costumbre había preservado y que pudieron seguirse reproduciendo: la recaudación de impuestos, la representación del pueblo, la de mediación en pleitos entre vecinos, la administración de los bienes comunales, la coordinación de obras públicas.

La presidencia municipal El artículo 25 establecía que para ser presidente municipal se necesitaba ser mayor de 25 años, vecino del lugar con residencia de más de un año y tener un modo honesto de vivir. El artículo 26 prohibía remunerar a los presidentes.16 El encargado del cobro de los impuestos era el presidente municipal quien debía de nombrar por lo regular un regidor, este cobraba los días 20 de cada mes, una vez hecho esto, el presidente se llevaba las listas de los contribuyentes y el dinero total al jefe político. En la 16

Ley de Ayuntamientos de 1890, aprobada el 27 de noviembre de 1889, en Colección de Leyes y Decretos

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recolección de la capitación el jefe político abonaba el 4% de lo recaudado al municipio. Cada año los presidentes debían de entregar un presupuesto que el gobierno estatal debía de autorizar, omisión que era sancionada con multas.

Funcionarios municipales El alcalde era de suma importancia en los pueblos indígenas ya que en él se conjugaba el poder representativo y comunitario del pueblo, en los pueblos en los cuales existía población indígena siguió fungiendo como un importante representante de la comunidad y la máxima figura dentro del tradicional sistema de cargos colonial, era tan importante su puesto que cuando en Pinotepa Nacional se eligió solamente a un alcalde mestizo a mediados del siglo XIX, la propia autoridad municipal solicitó al gobierno estatal la autorización para que existiera un segundo alcalde elegido por los indígenas según su costumbre, porque no respetaban ni acataban al alcalde mestizo, por lo que en este pueblo desde entonces y durante todo el porfiriato existieron dos funcionarios, el alcalde mestizo cumplía con las funciones que el gobierno le asignaba y el indígena como en el resto de pueblos, las funciones tradicionales, fungía además como justicia menor, que buscaría la conciliación entre los ciudadanos del pueblo, era auxiliar directo del juez de primera instancia distrital y por tanto era el representante local de los tribunales. El síndico era el personaje de segunda importancia en la estructura del ayuntamiento y sus funciones eran representar los intereses del pueblo, como autoridad judicial.

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Los regidores fungían con cargos específicos, como de mercados o panteones, pero en conjunto representaban al poder ejecutivo. El secretario municipal, tenía en sus funciones realizar todo el papeleo de oficina con todas las formas que el gobierno porfiriano exigía. Fue un personaje de suma importancia en la relación municipal con el gobierno distrital, ya que realizaba la mayor parte de los trámites administrativos del municipio que el presidente municipal en no pocas ocasiones le delegaba. En los ayuntamientos mixtecos este personaje pasó a ser además el intérprete oficial, por lo que recalcamos que fue punto clave, los funcionarios municipales mixtecos le hacían saber sus órdenes y él las ejecutaba al levantar actas, hacer solicitudes, llevar el control del registro civil, en fin, poner en papel lo que los presidentes municipales querían hacer saber al gobierno porfiriano en un lenguaje comprensible para el gobierno. El tesorero se encargaba de llevar la contabilidad de las finanzas, realizaba el presupuesto y estaba encargado de administrar los recursos.

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La paz porfiriana

Gran parte del siglo XIX se caracterizó por ser una época llena de conflictos y desorganización, ante el desastre administrativo que se había apoderado del país se necesitaba que alguien de alguna forma impusiera el orden.17 Las largas guerras contra fuerzas extranjeras así como las civiles habían afectado gravemente la economía del país, no solo la Costa Chica había caído en la miseria total, sino el estado en general.18 Una vez que el general Porfirio Díaz llegó al poder rápidamente sofocó las revueltas e inquietudes que aquejaban al país y estableció la paz que tanto se ansiaba, sin embargo, en muchos de los casos recurrió a métodos poco ortodoxos para asegurar la estabilidad. En cuanto a la región, su representante, el jefe político tenía como principal función asegurar la paz porfiriana en los pueblos bajo su jurisdicción. El brazo por el cual el jefe político aseguraba su dominio fue la policía rural, un cuerpo altamente adiestrado en equitación, manejo de sables y carabinas, guardianes federales del orden. Después de que en 1896 se gestara una revuelta indígena en Juquila, las autoridades del distrito hicieron hincapié en la vigilancia de los pueblos, especialmente

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Largas guerras, además de una lucha por el poder y la desorganización política del país caracterizaron a buena parte del siglo XIX. 18 El primer jefe político porfiriano se quejaba de la miseria crónica en la que habían caído los pueblos.

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en los indígenas de quienes se fue creando un gran temor por parte de los mestizos.19 Una vez que la paz se pudo establecer, ya sea por negociaciones o por opresión, la industria, el comercio y las sociedades en general pudieron encontrar la ruta hacia el progreso que era precisamente lo que el presidente Díaz buscaba, solamente con el exterminio de las guerras intestinas del país podría lograrse su desarrollo y modernización. Tanto era el entusiasmo y las esperanzas que se habían puesto en Porfirio Díaz que tempranamente en 1877, el primer jefe político porfiriano de Jamiltepec, Irineo Gracida, hacía saber al gobernador en un elocuente informe, sus deseos de conducir a la región hacia el buen camino que plateaba el naciente régimen, al tiempo que lamentaba que la miseria de los pueblos había llegado a la cronicidad y esto aunado a la violencia que se vivía en la costa, impedía en los pueblos todo progreso.20 Con la entrada del capitalismo en la Costa chica, se pudo llevar a buen término la privatización e individualización de la propiedad, además de fomentar la producción de cultivos comerciales, productos manufacturados y derivados animales, fomentó de manera muy notoria la creación y multiplicación de fincas y ranchos que diversificaron el mapa agrícola de la región. La Costa Chica exportaba su producción al 19

Véase a Bailón, Pueblos indios, élites y territorio; Chassen, Oaxaca entre el liberalismo y la revolución, Reina, Caminos de luz y sombra. 20 AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 19, Exp. 32.

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mercado nacional mediante la plaza comercial de Pinotepa Nacional que se había convertido en un punto seguro que mediante Puerto Minizo podría sacar la producción de la región. Tan pronto que la paz pudo traer orden y el dinamismo del mercado condujo al éxito del sistema económico que se reflejó en los ingresos de los pequeños y medianos productores, el capitalismo pasó a formar parte de la economía de los pueblos pero ocurrió sin que se pudiese desplazar del todo al comunalismo, sobre todo en los pueblos indígenas, la simbiosis que se produjo entre ambas corrientes logró un equilibrio tal que pudo mantenerse sin mayores contradicciones. Ante la demanda de productos, los pequeños productores no solo sembraban y cosechaban para el autoconsumo, sino que procuraron hacer excedentes con destino al mercado local y regional en el caso de básicos y al mercado estatal o nacional con sus productos de exportación. Mientras que la nueva concepción económica se acomodaba, las reproducciones sociales fueron enmarcadas por esta nueva forma de entender la propiedad, el comercio y el capital. En este contexto no solo se diversificó la producción en la costa ante el despunte que cobró la economía regional, sino que, atendiendo a las particularidades geográficas, cada pueblo se caracterizó por la calidad de sus productos o francamente se especializó en cierto tipo de producción. La red comercial tendida en la costa, que involucraba a Ometepec en el vecino estado de Guerrero, Pinotepa y Jamiltepec fueron las rutas comerciales por las cuales los pueblos lograron acceder al mercado regional articulándose de esta manera con la floreciente 27


economía de la Costa Chica. También tuvo acceso a un mercado más extendido, desde Pinotepa mediante Puerto Minizo, sus productos llegaban a dos puntos comerciales importantes, Puerto Ángel e inclusive Salina Cruz en la costa Oaxaqueña y Acapulco en la costa de Guerrero. Todo esto sin que se abandonaran las rutas tradicionales de corta distancia entre los pueblos, y las de larga distancia como la red que conducía sus productos a pueblos más alejados del distrito, pueblos de la mixteca e inclusive los mercados del valle o la ciudad de Oaxaca. La red comercial que se había tendido en la costa se enfocaba más hacia la exportación que al desarrollo de un mercado interno, alejando económicamente a los pueblos costeños de la capital del estado, principal centro económico de Oaxaca y lo vinculó a depender de los altibajos del punto comercial más importante al que tenía acceso: el Puerto de Acapulco.21 Desde este punto provenían artículos que no se producían en la costa oaxaqueña, ya sea aquellos producidos en Guerrero, pero principalmente aquellos que se fabricaban en la industrias y fábricas modernas instaladas en la ciudad de México. Pero pese al gran desarrollo que sufrieron los medios y las rutas comerciales que favoreció el capitalismo, en los pueblos mixtecos donde el poder lo siguió ostentando una élite indígena, la comunidad siguió siendo sumamente dominante en las reproducciones sociales, culturales y políticas.22

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Hasta el día de hoy la Costa Chica se encuentra relacionada comercialmente con los vecinos pueblos guerrerenses y el puerto de Acapulco. 22 Actualmente el sentimiento comunal se encuentra tangiblemente impregnado en las actividades culturales y sociales. Los ancianos aún dicen

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Los grandes capitales y empresas extranjeras que favorecieron el desarrollo de otras regiones jamás llegaron a la Costa Chica, pero se favoreció o al menos las condiciones generales permitieron un relativo grado de desarrollo económico. Los grandes capitales que entraron en circulación en el estado y particularmente aquellos que entraron por Pinotepa Nacional o Jamiltepec fueron determinantes para la creación de un clima propicio para los pueblos que se encontraban en esta zona, que se ha descrito dentro de las zonas de desarrollo porfiriano en el estado de Oaxaca.23 Tomando en cuenta que el estado de Oaxaca ocupaba el quinto lugar a nivel nacional en captación de inversiones extranjeras, capitales que ciertamente se concentraron en ciertas zonas o especialmente en ciertas industrias y comercios, pero necesariamente una parte de ellos tuvo que circular por todo el estado especialmente en regiones de desarrollo como lo fue el distrito de Jamiltepec.

que todos por igual somos los hijos del pueblo y por lo tanto le debemos respeto. 23 Véase a Atristáin, Notas de un ranchero; Chassen. Oaxaca entre el liberalismo y la revolución.

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DOS | LOS GUARDIANES DEL ORDEN

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La élite colonial

A mediados del siglo XIX una pequeña pero influyente combinación de individuos criollos se había apoderado de la política y economía del actual distrito de Jamiltepec, destacándose la familia Parada de Jamiltepec y la familia Tejada de Pinotepa Nacional. Este sector privilegiado tenía sus inicios en la época colonial cuando comerciantes españoles y caciques indígenas lo controlaban todo. Esta élite se formó cuando Xicayán se constituía como una de las regiones más productivas de la Nueva España,24 gracias al comercio de la grana cochinilla,25 oleadas de inmigrantes españoles fueron atraídos para 24

La Provincia de Xicayán, que era una Alcaldía Mayor, a partir de 1876 se le asignó una nueva categoría como Subdelegación de Xicayán perteneciente al recién creado territorio administrativo de la Intendencia de Oaxaca, este territorio abarcaba los actuales distritos de Jamiltepec, Juquila y la parte sur del distrito de Putla. El nombre fue dado a razón que el pueblo de San Pedro Xicayán, cabecera de un importante señorío de la mixteca de la costa fue tomado por los españoles como capital de la recién creada alcaldía mayor una vez que fracasó la empresa de ubicar la capital española en Tututepec. 25 La cochinilla (Dactylopius coccus) es un insecto hemíptero parásito de plantas perteneciente a la familia Dactylopidae, cuyo huésped son los nopales o tunas. Fue una de las mayores aportaciones de Mesoamérica al mundo, la cochinilla solamente se producía en Nueva España, monopolizando la producción la intendencia de Oaxaca, Xicayán fue la subdelegación más productiva, los españoles tendieron una larga red de comerciantes intermediarios para este producto que desde Veracruz salía rumbo a Europa, en donde el color rojo era extremadamente raro, la valiosa grana estaba tan cara en los mercados europeos que solamente la realeza y los altos mandos de la iglesia católica en el Vaticano podían adquirir prendas teñidas con ella,

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ocupar puestos políticos en la lejana y calurosa región de la Costa Chica e inclusive pagaron exorbitantes cantidades por ello,26 muchos de esos españoles partirían con la guerra de independencia pero otros decidieron apostar por continuar el comercio de la grana una vez terminada la guerra. Desde principios del siglo XIX encontramos familias criollas que acapararían el protagonismo durante ese siglo, posteriormente oleadas de extranjeros desfilarían por la calurosa región, aunque para entonces su esplendor económico había llegado a su fin cuando la grana cochinilla dejó de ser un producto demandado y rentable, los ricos pueblos mixtecos productores cayeron en la miseria total.27 De este escenario es de donde tiene origen la élite costeña que se consolidaría en la época porfiriana, formada tanto por criollos y mixtecos, conforme avanzaba el siglo XIX las élites mixtecas

volviendo este color el símbolo por excelencia de la realeza, mientras que en la Costa Chica aún los mixtecos más pobres portaban en sus trajes los dos colores más caros en el viejo continente: el grana de la cochinilla y el púrpura, considerado un color imperial en Europa. 26 La subasta del puesto de alcalde mayor o subdelegado de Xicayán en Nueva España se encontraba entre los más altos en la América española, hasta donde se sabe al menos en 3 ocasiones por mucho fue el puesto más caro en el imperio español. 27 La guerra de independencia mexicana, el bloqueo económico a España por sus guerras en Europa, la introducción a otros territorios españoles destruiría el comercio de la grana cochinilla de Xicayán, el tiro de gracia fue la invención de colorantes artificiales de color rojo en Europa a mediados del siglo XIX. Para el porfiriato en ningún pueblo mixteco de Jamiltepec se producía grana cochinilla.

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conformadas por sus caciques fueron decayendo,28 las poderosas familias indígenas López Chávez, García, Guzmán, Cruz y otros fueron decayendo, mientras que el poderío de comerciantes criollos como los Parada y los Tejada fueron en aumento.29 La consolidación del poder de una élite regional de dominio fue una de las grandes características de la época porfiriana, la forma en que ciertas familias utilizaron sus nuevos recursos y sus conexiones con 28

Al momento de la invasión española Mesoamérica era un mosaico de señoríos con casas realeza dinásticas, muchas de ellas tributaban al emperador azteca, en el caso de la Costa Chica, se había formado un imperio mixteco independiente de los aztecas que abarcaba prácticamente toda la actual costa de Oaxaca, cuya capital era Yuku saa o Tututepec, los mixtecos habían invadido la costa hacia el siglo X y formaron un imperio que abarcaba cientos de kilómetros y englobaba pueblos mixtecos, chatinos, zapotecos y chontales. Por ordenanza del rey de España, se le concedió el título de cacique o cacica a todo gobernante indígena de un señorío al momento de la conquista reconociéndoseles con dicho título como parte de la nobleza española, con todas las prerrogativas económicas y sociales que ello implicaba, en el siglo XVI Ana de Sosa cacica de Tututepec, era considerada la mujer más rica del sureste de la Nueva España y en el actual estado de Oaxaca la segunda persona más rica solo por debajo de Hernán Cortés, Marqués del Valle de Oaxaca, para imaginarse las lagunas de Chacahua era una de sus numerosas posesiones. Con el paso del tiempo los grandes señoríos se fueron dividiendo hasta crear cacicazgos coloniales más pequeños con sus propios caciques. Citando ejemplos, el cacicazgo de Pinotepa se había extinguido en el siglo XVIII cuando la última cacica mixteca Margarita Rodríguez murió sin dejar descendencia, mientras que en Jamiltepec a principios del siglo XIX, la cacica mixteca Juana López y Chávez, era dueña de todas las tierras de su dilatado cacicazgo. 29 En el periodo independiente los herederos de la realeza mixteca de Jamiltepec, vendieron todas las tierras de su cacicazgo a Ursulino Parada.

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la capital del país y del estado, para tender sus lazos de poder y control, que posteriormente les sirvió para crear sus nociones del progreso y sus conceptos de la modernidad. Este selecto grupo conformado por terratenientes, rancheros, profesionistas y ganaderos acapararía el control sobre sus pueblos, a la vez que estas familias estaban emparentadas y entrelazadas por negocios. Las élites porfirianas se caracterizaron por mantener su poder económico al relacionarse con el poder político aprovechándose muchas de las veces de sus relaciones de parentesco. Los vínculos sociales mediante la estratégica alianza por enlaces matrimoniales fueron fundamentales para que las familias prominentes ingresaran y permanecieran dentro del cerrado círculo de las élites. Cabe la pena analizar la composición de las élites para entender las formas en que estas tendieron sus lazos de poder.

El caso de la familia Parada Iniciaremos en la época colonial con José María Parada quien nació el 26 de marzo de 1786, se dedicó al comercio de la grana cochinilla y durante los primeros años independientes fungió en cargos de la administración del departamento de Jamiltepec, se casó con María Inés Ortega, de esta unión en 1812 nace José Ursulino Parada Ortega quien el 20 de Julio de 1838, en la iglesia de Jamiltepec contrae nupcias con María de los Gozos Labastida de León, hija de José Ignacio de

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Labastida y de Micaela Joaquina de León Vargas.30 Se dedicó al comercio y ocupó cargos políticos de administración regional, hacia 1851 era Gobernador del departamento de Jamiltepec y poseía tierras por todo el distrito, entre ellas las pertenecientes al ex cacicazgo de Jamiltepec, que las obtuvo por compra a los descendientes de la nobleza mixteca de Jamiltepec. De esta unión nacen José Ursulino en 1843, María de Jesús en 1850, María Inés en 1852, Francisco en 1853 y Natalio en 1854. José Rafael Ursulino Parada Labastida nació el 23 de diciembre de 1843 en Jamiltepec, no contamos con más datos sobre él. María de Jesús Parada Labastida nació y fue bautizada en Jamiltepec el 26 de junio de 1850, se casó el 16 de abril de 1875 en Jamiltepec con Cosme del Valle de León. María Inés Parada Labastida nació el 17 de enero de 1852 en Jamiltepec, no tenemos más datos de ella. Heraclio Francisco Parada Labastida nació en Jamiltepec en 1853, bautizado el 9 de junio, casado en 1869 con Beatriz Gay del Valle. Natalio Parada Labastida nació en Jamiltepec en donde fue bautizado el 3 de agosto de 1854, no contamos con más datos de él.

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Criollo que había servido como capitán de las milicias reales de Xicayán, que confrontó a los insurgentes en la guerra de independencia.

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De la unión de Francisco Parada y Beatriz Gay nacieron: Francisco Parada Gay casado con Margarita Díaz-Ordaz. Alfonso Parada Gay nació en la ciudad de Oaxaca en 1892, quien se casó en 1920 en la ciudad de México con Ana Marini Coppel Kolchezki, hija de Isaac Kopel Kolchezki y Carmen Marini García. Beatriz Parada Gay quien se casó con Enrique Tort. Miguel Ángel Parada Gay quien se casó con Josefina del Valle de la Cajiga. Dolores Parada Gay, se casó con Manuel Covarrubias. Josefina Parada Gay se casó con Manuel Rodríguez Souza.

El caso de la familia Tejada Nicolás Tejada contrae nupcias con Mariana del Rio y Hermosa, de donde nacen Josefa, Manuela y María de Jesús. Josefa Tejada del Rio contrae nupcias con José Zorrilla hijo de Manuel Zorrilla y Francisca Trápaga, procreando a su vez en 1861 a Manuel 37


José Nicolás Zorrilla Tejada. En 1872 nace Francisco María Domingo, siendo sus padrinos de bautizo Juan Cobos y Luis Zorrilla. Manuela Tejada del Rio nació en la ciudad de Oaxaca en 1838 contrajo nupcias en 1868 con Juan María Trápaga López hijo de Manuel Sáenz Trápaga y María López. María de Jesús Tejada del Rio nació en 1846 y se casó en 1868 con José Antonio Larrañaga Alverdi, hijo de José Larrañaga y Josefa Alverdi. En 1872 nace de esta unión José María de Jesús Gregorio Larrañaga Tejada. Carlos Tejada probablemente hermano del Nicolás Tejada mencionado arriba contrajo nupcias con Petra Guzmán de donde nace Nicolás Tejada Guzmán quien contrajo nupcias con Margarita Vásquez, en Pinotepa Nacional de cuyo matrimonio procrearon a Carlota Sofía Asunción en 1872, siendo sus padrinos de Bautizo Juan Mújica y Rafaela Gay. En 1878 procrearon a Nicolás Eduardo siendo sus padrinos de bautizo Isaac Narvaéz y su esposa Gabriela Garcés. En 1883 procrearon a María Elvira de Jesús, su padrino de bautizo fue Francisco Parada quien no acudió a la ceremonia y lo hizo en su representación Victoriano Aguirre. En 1886, procrearon a Miguel Alejandro, siendo su padrino Cosme del Valle quien no acudió a la ceremonia y en su representación lo hizo Manuel Cipriano Santaella. En 1889 procrearon a Francisco Sadot, siendo sus padrinos de bautizo Juan Antonio del Valle y Adela Gay quienes vivían en la ciudad de Oaxaca, en su representación acudieron Cosme del Valle y Carlota Tejada. En 1892 procrean a Juan Antonio Abraham siendo sus padrinos de bautizo Juan Trápaga López y Manuela Tejada, que vivían en la 38


ciudad de Oaxaca en sus representaciones acudieron Cosme del Valle y Carlota Tejada.

El caso de la familia Del Valle Iniciamos con Silvestre del Valle, quien se casa con Juana Cecilia de León, procrean a Luisa del Valle León, Juan Bautista y Cosme. Luisa del Valle de León nació en 1837 y se casó el 2 de octubre de 1865 en Pinotepa Nacional con Manuel Cipriano Santa María. Juan Bautista del Valle de León, nació en 1843, casado el 8 de noviembre de 1867 en Pinotepa Nacional con María Gertrudis Baños Díaz, hija de Juan German Francisco Baños y Bárbara Francisca Díaz. Cosme del Valle de León nació en 1847, se casó el 19 de abril de 1875 en Jamiltepec con María de Jesús Parada Labastida. Con quien procreó a Eleazar Librado de Jesús del Valle Parada, Javier, Alfredo Florentino Ursulino, Francisco Manuel Inocente, María de los Gozos Josefa de Jesús y María de los Gozos Ángela de Jesús. Eleazar Librado de Jesús del Valle Parada, nació el 17 de agosto de 1877 en Jamiltepec sus padrinos de bautizo fueron Antonio del Valle y Concepción Gay. Quien se casó con Flora Gómez Sánchez, hija del español Dámaso Gómez, falleció en la ciudad de México. 39


Alfredo Ursulino del Valle Parada, nació el 23 de febrero de 1876 en Jamiltepec, se casó con Josefa Tomasa Gómez Sánchez, hija de Dámaso Gómez, con quien procreó a Alfredo José Manuel del Valle Gómez, Alicia Flora, Rosa María, Eleazar, Javier y Dolores. Francisco Manuel Inocente del Valle Parada, nació el 2 de enero de 1880 en Pinotepa Nacional, se casó con Josefina de la Cajiga Toro, con quien procreó a María Teresa del Valle de la Cajiga, José, Luz, Josefina, María Luisa, Francisco y Flor. María de los Gozos Josefa del Valle Parada, nació el 6 de mayo de 1884 en la ciudad de Oaxaca. María de los Gozos Ángela de Jesús del Valle Parada, nació el 22 de agosto de 1889. El resto de los descendientes de la familia Del Valle nacieron en la ciudad de Oaxaca y México.

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La élite extranjera Durante el porfiriato hubo una amplia disposición para permitir la entrada de extranjeros en el estado y crear las condiciones de “favoritismo” necesarios para retenerlos. La entrada fue de personas provenientes de distintas nacionalidades principalmente de Europa, que era vista por la élite mexicana como la tierra más moderna y avanzada del mundo. Con la retención de los extranjeros en el estado, además de perseguir el “blanqueamiento” biológico de la “raza” oaxaqueña también se buscaba que las avanzadas ideas de progreso de los europeos “blanqueara” la cultura oaxaqueña para conducirla hacia la modernización. A diferencia de otros países americanos, la entrada de extranjeros en México fue lenta y cautelosa, mucho tuvo que ver la legislación pro expulsión de españoles dada pocos años después de lograda la independencia. Muchos extranjeros que llegaban se enamoraban de las bellezas naturales del estado, pero pronto llegaba el desencanto, cuando la desorganización política, las enfermedades, la geografía y el clima les hacían recordar que no podrían trasladar Europa a las tierras oaxaqueñas. En especial los europeos admirados de la belleza de la Costa Chica, terminaban por marcharse ante el caluroso clima y lo aislado de la región con respecto a ciudades importantes. Cabe mencionar, que el pobre interés de extranjeros por la región no era ajeno al estado, Oaxaca en 1895 ocupaba el lugar 16 en cuanto a extranjeros radicando en él, muchos de los cuales se habían ido para 1900 colocando al estado en el lugar 19, diez años después el 41


estado se colocaba en el lugar 14, la mayoría de estos residentes se concentraban en la ciudad de Oaxaca que en cuanto a capitales estatales se posicionaba en el lugar 20 con 143 extranjeros residentes, cifra muy por debajo de los 12 066 en la ciudad de México que ocupaba el primer lugar y había solo unos cuantos en las principales poblaciones regionales del estado.31 Los inmigrantes que en el porfiriato se suponían la panacea para lograr el progreso, habían llegado a Jamiltepec y mezclándose con la élite preexistente formaron la nueva clase alta y media alta del porfiriato. Así familias de origen español como los Gómez y los franceses Gay se mezclaron con familias originarias de la región como los Del Valle, Parada y Tejada. A la mezcla de éstos a lo largo del porfiriato se agregaron otras familias extranjeras como los españoles San Juan, Platas, Mújica, Laffite y los cubanos Walls. Hacía 1860 tres extranjeros radicaban en la Costa Chica, Antonio Yglesias de oficio labrador, José de la Riva labrador y Juan Gay quien se dedicaba al comercio.32 En 1863 además había arribado de España Braulio Sirniega de oficio comerciante, de España José María Larriba de oficio escribiente, Jean Gay de Francia. En 1870 se agregaron a la lista Ramón Walls de la Habana Cuba y José Nicolás Garrigé de origen francés.33

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Léase a Pureco. Los extranjeros en Michoacán durante el porfiriato. AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 24. Exp. 20. 33 AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 24, Exp.24. 32

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Para cuando se inició la época porfiriana se encontraban los siguientes extranjeros avecindados en el distrito.34 NOMBRE Ramón Walls Dámaso Gómez Víctor San Juan Ramón Platas Juan Mújica Guillermo Laffite Carlos Tabarde

EXTRANJEROS EN 1877 PUEBLO ORIGEN Jamiltepec Isla de Cuba Jamiltepec España Chico Ometepec España Chico Ometepec España Pinotepa Nacional España Pinotepa Nacional España Pinotepa Nacional Francia

La mayoría de estos extranjeros estaban interesados en negocios industriales y comerciales, poco les interesaba el campo, razón por la cual se concentraron en las ciudades. En donde se mezclaron biológicamente con personas de le élite, “blanqueando” a los ya blanqueados, es decir, no se logró en ningún momento lo que los liberales mexicanos habían proyectado como una panacea, en el caso de Oaxaca, de acabar con los “indios”. Los pocos extranjeros que en algún momento del siglo XIX llegaron a la región de la Costa Chica, principalmente en la primera parte de este periodo, fueron españoles, franceses y cubanos, todos hombres, de los cuales para el fin del porfiriato ya habían partido o como en el caso del único español que tuvo éxito en la región, Dámaso Gómez, ya

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AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 24, Exp. 25.

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había fallecido, dejando descendencia que desde luego ya era mexicana. Muchos otros extranjeros que desfilaron por la región estuvieron por poco tiempo y no establecieron lazos permanentes con la Costa Chica, tal fue el caso del alemán Teobert Maler a quien debemos las fotografías más antiguas de mujeres mixtecas de la costa. En resumidas cuentas, la política porfiriana de atraer extranjeros no solo fracasó cuantitativamente en la región de la Costa Chica, sino que también fracasó el ferviente deseo de mezcla biológica y cultural, la desindianización y finalmente la modernización al estilo europeo que el presidente Díaz hubiese deseado para esta región de su querido estado natal. De todas formas, vale la pena analizar a estas familias para comprender los lazos que tendieron en la Costa Chica porfiriana, la forma en que se incluyeron y pasaron a formar parte de la élite regional.

El caso de familia Gay Iniciamos con Jean Gay quien se casó con Manuela Castañeda de la ciudad de Oaxaca esta pareja se traslada a Pinotepa Nacional para probar suerte en la calurosa región procrean a José Antonio Gay Castañeda quien nació el 13 de junio de 1833 en Pinotepa Nacional, quien se ordenó sacerdote y murió en la ciudad de México de atrofia del hígado a la edad de 48 años el 21 de septiembre de 1886. Es autor de la monumental obra Historia de Oaxaca, el primer libro en que se recopila y redacta la historia del estado de Oaxaca de forma sistemática 44


y con una metodología histórica, al parecer su mujer fallece por lo que posteriormente se casa con María Isabel Riveros con quien procrea a Juan Gay Riveros, Rafaela, Concepción y Manuel. Una vez instalado en Pinotepa Nacional, Jean Gay el 1 de diciembre de 1854 se casa con María de Jesús del Valle de León, hija de Cristóbal del Valle y Juana Cecilia de León, con esta procreó a Gabriel Gay Valle, Guillermo, Emilio, Adela, Beatriz y Juan. Concepción Gay Riveros nació en 1844 y se casó el 8 de julio de 1864 en Pinotepa Nacional con Juan Antonio del Valle de León. Gabriel Gay del Valle nació en Pinotepa Nacional el 11 de abril de 1857, quien se casó con Guadalupe Fernández de la ciudad de Oaxaca, procrearon a María Guadalupe Ángela de Jesús Gay Fernández quien nació en 1888 en la ciudad de México. Gabriel Gay Fernández quien nació el 22 de julio de 1890 en la ciudad de Oaxaca y María Gay Fernández. Guillermo Ramón de Jesús Gay del Valle nació en Pinotepa Nacional en 1859, casado en 1887 en Oaxaca con Josefina Martínez, posteriormente se casa con Josefina Raquel Cano Ballesteros en Oaxaca. Tuvo varios hijos nacidos en la ciudad de México. Emilio Vicente de Jesús María Gay del Valle, nació en Pinotepa Nacional en 1862, se casó en 1885 en Oaxaca, procreo a Concepción Gay Peralta en Oaxaca 1890 y a María Gay Peralta. Adela Petrona de Jesús Gay del Valle, nació en Pinotepa Nacional en 1865, casada el 25 de enero de 1886 en Oaxaca con Juan Antonio del Valle, originario de Huazolotitlán. Con quien procreó en la ciudad de 45


Oaxaca a María de Jesús del Valle Gay, María del Carmen en 1888, Silvestre en 1891 y María Felisa en 1893. María Beatriz de Jesús Gay del Valle, nació en Pinotepa Nacional el 27 de julio de 1869, se casó con Francisco Parada Labastida y procreó los hijos ya mencionados en otro lugar. Juan Herminio de Jesús Gay del Valle, nació en Pinotepa Nacional en 1873.

El caso de la familia Gómez Dámaso Gómez Ruiz hijo de José Gómez y Josefa Ruiz, nació en España en 1847, se casó el 28 de agosto de 1874 en Santiago Jamiltepec con Lorenza Sánchez hija de Francisco Sánchez y María de Jesús Garcés. Llama la atención que no se casó con alguna mujer integrante de las familias más poderosas de la Costa Chica. De esta pareja nace Dámaso Pablo Gómez en 1877, bautizado en la iglesia de Jamiltepec siendo sus padrinos Víctor San Juan español soltero y Eufemia Sánchez doncella. Josefa Tomasa, nació el 3 de enero 1879 en Jamiltepec, fueron sus padrinos Víctor San Juan y Eufemia Sánchez. Juana Eliza Gómez Sánchez nació en 1883, bautizada en la catedral de Oaxaca.

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María Concepción Rafaela nacida en 1889 en Oaxaca y se bautizó en la misma el 8 de diciembre de 1889, fueron sus padrinos don Cosme del Valle y María de Jesús Parada de Valle. Como pudimos observar en los ejemplos anteriores en la élite dirigente porfiriana se formó con los enlaces matrimoniales entre los miembros de las antiguas élites coloniales con los extranjeros que arribaron a la región lo que les permitió mantener posiciones exclusivas en la sociedad de su época. Como ocurrió en otras partes de Oaxaca, los extranjeros masculinos que arribaron a la región crearon enlaces sociales con las élites preexistentes al contraer nupcias con mujeres de la élite local. La nueva élite de las ciudades regionales Jamiltepec y Pinotepa sería conformada por criollos y mestizos, rancheros y comerciantes, quienes estaban directamente relacionados entre sí por lazos de parentesco y en tratos comerciales con las élites de otros pueblos menores, además de ser parte de un grupo semicerrado en el cual se desenvolvían los curas de parroquia, máximas figuras religiosas y el Jefe político, el juez de primera instancia y otras autoridades que representaban al estado porfiriano.

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La vallistocracia y la élite costeña La poderosa élite de Oaxaca, durante su formación en la época colonial se había favorecido del comercio de la grana cochinilla y el algodón de Xicayán, Leonardo Sáez de Morales solicitó al rey concesión sobre tierras en la inmediaciones de Tetetepec, Mechoacán, Comaltepec y Chayuco, para la cría de ganado, para 1698 su hijo Leonardo Sáenz Morales era administrador de la reales alcabalas de Xicayán, quien participaba del comercio de la grana cochinilla y tenía familiares que fungían como exportadores de la misma en el Puerto de Veracruz, para el siglo XVIII esta familia de la Costa Chica se encontraba conectada en tratos comerciales con la familia Zorrilla de la ciudad de Oaxaca, se encontraba emparentada con la familia Fernández del Campo,35 que tenía nexos con la Costa Chica puesto que para 1810 era subdelegado de Xicayán Don Manuel Fernández del Campo. Después de las independencia muchas de estas familias huyen del país, en la provincia de Santander en España se entrelazan las familias Zorrilla de la Peña y la Sáez Trápaga, esta familia regreso a Oaxaca hacia 1840, Juan, José y María Sáenz Trápaga y Juan Trápaga López. Posteriormente Juan Saénz Trápaga junto con su primo José Zorrilla fundan en San Agustín Etla la fábrica San José. Por su parte Manuel Zorrilla de la Peña y su esposa Francisca Saénz Trápaga ya contaba con lazos familiares e históricos en España, Puebla, Veracruz, Jamiltepec y Pinotepa, uno de los hijos de esta pareja fue José Zorrilla Sáenz Trápaga, quien nació en España, quien regresa a Oaxaca y en 35

Velasco, Capitalismo y modernización, 242.

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1864 se casó con Josefa Tejada del Río, quien fuera hija de su socio Nicolás Tejada que pertenecía a una rica familia de comerciantes y terratenientes de Pinotepa Nacional, a quien, al morir su padre en 1865, le dejó parte de su fortuna. Las otras hijas de Nicolás Tejada, Manuela y María de Jesús se casaron respectivamente con Juan Trápaga López y José Antonio Larrañaga. El resto de sus parientes se encontraban asentados en Pinotepa Nacional en donde continuaron con el comercio de algodón, ganado y la explotación de la sal. Cerrando más así la conexión de la élite costeña con la vallistocracia. De esta familia José Zorrilla Tejada se casó en 1886 con consuelo Guergué Berges de alcurnia española y francesa, emparentando políticamente además con otras familias de origen colonial como los Solar Campero y los Mimiaga. Por su parte Manuel Zorrilla Tejada regresaría a la tierra de sus ancestros puesto que fue nombrado jefe político de Jamiltepec en 1914, en donde de inmediato tuvo roces con la familia Baños que recientemente producto de la revolución establecía su cacicazgo en la Costa Chica. Enrique Zorilla Tejada se casó en 1898 con Inés Trinker Grandison, también perteneciente a la vallistocracia e hija de Guillermo Trinker y Regina Grandison. El resto de los descendientes Zorrilla Tejada fueron comerciantes y ocuparon cargos políticos en la ciudad de Oaxaca, aunque ya no tuvieron una conexión directa con la Costa Chica como sus antepasados. Los descendientes de Juan Trápaga López y Manuela Tejada emparentaron con las familias más ricas de Oaxaca como los Baigts y Esperón. La familia Sáez que como se ha comentado provenía de Jamiltepec, también se encontraba emparentada con la familia Parada 49


también de la Costa Chica, en la ciudad de Oaxaca Francisco Sáenz Parada fue presbítero y era pariente de Petra Parada la madre de Margarita Maza Parada esposa de Benito Juárez, esta familia también emparentó como ya se ha analizado en otro lugar con las familias Labastida, Gay y Del Valle de la élite costeña, por lo que finalmente eran parientes lejanos de Benito Juárez Maza, el afamado hijo del benemérito Benito Juárez García. Los zorrilla también emparentaron con la familia Fernández y Varela que era familia política del presidente Díaz, ya que una Varela se casó con Félix Díaz, el hermano mayor del presidente. Nicolás Tejada era un prestamista de la ciudad, quien estableció relaciones de negocios con Juan Saénz Trápaga y José Zorrilla. En 1873 José Zorrilla Sáenz Trápaga fundó con sus primos los Sánz Trápaga y Los Cajiga la fábrica de hilados y tejidos San José, en 1883 fundaría junto con Juan Antonio del Valle, de la élite de Pinotepa Nacional, la fábrica de hilados y tejidos La Soledad Vista Hermosa y una hidroeléctrica del mismo nombre. Uniendo con esta sociedad el pasado de sus antecesores de la provincia de Xicayán de la Costa de la Mar del Sur, con la nueva élite del distrito de Jamiltepec en la desde entonces llamada Costa Chica. La familia Sáenz-Zorrilla hizo su fortuna a costa de la rica producción de la Costa Chica, la familia Saénz se encontraba además emparentada con otras ricas familias de la costa como los Leyva, Cantabrana, Morales, Rico y Varela y aumentaría sus conexiones al

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emparentar durante el porfiriato con las familias Fernández, Gómez, Moncalean, Zorrilla, del Valle, Gay, Maza y Parada.36 Los Saenz-Zorrilla con todas estas relaciones establecidas rápidamente ocuparon una posición especial en la vallistocracia, además de estar directamente emparentados con las élites costeñas, tenían garantizado el abasto de algodón para sus fábricas gracias a los monopolios sobre la materia establecido en la costa por sus parientes Tejada y Del Valle, su conexión con las familias también costeñas De la Peña-Baños, su relación aunque distante con los liberales a través de la familia Juárez-Maza Parada y por si fuera poco estaban emparentados con los Díaz Mori, es decir con el mismísimo presidente de la república. Podrá observarse que mucho del éxito de esta familia se la debió a la fortuna que se originó en la época colonial cuando estas familias se encontraban asentadas en la región de Xicayán o se beneficiaron del comercio de la producción de esta región, a lo largo del siglo XIX, se fueron emparentando nuevamente con las élites de la Costa Chica y para el porfiriato esta conexión no solo con la costa sino con otros estados como Puebla y Veracruz, los ponía en una situación privilegiada, dueños de las dos fábricas textiles más modernas de la Oaxaca porfiriana y que aumentaron su prestigio al emparentar con la firma Grandison & Mowatt dueña de la otra fábrica textil moderna. Las élites de la costa se encontraban conectadas con esta vallistocracia,37 tal era el caso de las familias Gómez y Del Valle, don 36

Velasco, Capitalismo y modernización, 243. Dado a las tendencias aristocráticas tomadas por la poderosa élite de la ciudad de Oaxaca en la región de Valles Centrales, los historiadores oaxaqueños la han nominado vallistocracia. 37

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Dámaso Gómez controlaba la hacienda más grande, numerosos ranchos y en 1902 más ganado que nadie en Jamiltepec,38 y para 1908 el principal productor de algodón era José Alfredo del Valle, quien por intervención del gobernador Emilio Pimentel había obtenido por parte de la Secretaría de Fomento, Colonización e Industria un paquete de semillas de una variedad de algodón precoz conocida como “King” para su siembra de Jamiltepec.39 A su vez estas familias se encontraban entrelazadas pues dos de los hijos de Cosme del Valle habían desposado respectivamente a dos hijas de Dámaso Gómez. De esta forma la producción de Jamiltepec como en las épocas coloniales seguía siendo explotada directamente por la élite de la ciudad de Oaxaca, puesto que la compañía “Del Valle” surtía de algodón a la fabricas textiles de la ciudad de Oaxaca, Juan Antonio del Valle fue socio fundador con José Zorrilla Trápaga de la moderna fábrica textil Soledad Vista Hermosa, la segunda generación que controló esta fábrica fueron José, Federico y Alfonso Zorrilla Tejada, descendientes de la poderosa familia Tejada igualmente de Pinotepa Nacional, al estar conectados con la vallistocracia esta élite logró beneficios indirectos para la región como la apertura de Puerto Minizo, cuando en 1886 se perdieron todas las cosechas de algodón por una terrible plaga de langostas se hizo una reunión en la que estuvieron presentes José Zorrilla, Manuel Santaella, Gabriel Gay, Juan Antonio del Valle y Fracisco Parada quienes colectaron $1 054.00 para la crisis agrícola y quienes lograron una donación por parte del gobernador Mier y Terán de $500.00.40 38

Chassen, Oaxaca entre el liberalismo y la revolución, 317. Velasco, Capitalismo y modernización, 125. 40 Velasco, Capitalismo y modernización, 126. 39

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Las élites pueblerinas Durante la época la clase media se había formado y fortalecido en la costa, integrada por un puñado de rancheros, comerciantes y funcionarios, junto con las familias poderosas se definieron a sí mismos como la gente “de razón”, representantes de la modernidad porfiriana y la gente decente del distrito. En su concepto de modernidad esta élite quiso reproducir los sucesos que veía en la ciudad de Oaxaca o México y sobreponerla a la realidad de los pueblos costeños, rechazando los elementos tradicionales que les eran contemporáneos, principalmente confrontaron a los indígenas y negros por ser según ellos el lastre de la gente “menesterosa” e indecente. Este sector de la sociedad usó su privilegio económico y social para decidir los destinos del terreno político del distrito, se convirtieron en sectores claves para con sus relaciones sociales obtener beneficios para sus pueblos. Esta gente “de razón” se vio a sí misma como lo único decente, el camino hacia el progreso y la modernización de la Costa Chica. Esta sección media ocupó también los lugares de poder en las lejanas y calurosas tierras de Jamiltepec, formada por maestros de escuela, médicos, abogados y comerciantes, pero principalmente por rancheros. Sin embargo, su suerte política y social se vio fuertemente cerrada por la clase alta, que representaban solo dos familias en la costa chica porfiriana, los Gómez y los Del Valle. En los informes dados por los jefes políticos también se consideraban como muy distinguidas las familias Iglesias y Santaella de Jamiltepec y como distinguidas la familia Hernández de Jamiltepec, los Hernández, Aguirre y Grijalva de Pinotepa 53


Nacional, los Meza y Melo de Cacahuatepec, los Cruz de Amusgoz, los Hernández de Pinotepa de Don Luis, los Robles y Moar de Huazolotitlán y los Serrano de Cortijos,41 conforme avanzaba la época porfiriana fueron perdiendo apoyo y fueron desplazados de los principales puestos como el de jefe político por la gente que era enviada desde el centro que conformaba la clase media alta y alta de la ciudad de Oaxaca. Fue en el periodo de Emilio Pimentel en que la vallistocracia tuvo más influencia e injerencia y la reprimida clase media de la costa empezó a sentir descontento. La forma en que los caciques rancheros empezaron a apoderarse de la economía de sus pueblos fue aportando a los pequeños productores mixtecos los créditos que necesitaban para trabajar, pero con unas tasas de interés especialmente elevadas. Como los campesinos no podían cubrir sus deudas, se veían obligados a vender su producción a sus acreedores a un precio muy inferior al del mercado, los cuales con la reventa obtenían cuantiosas ganancias.42 Los comerciantes y rancheros pertenecían a la clase media baja, aunque en la región ejercía un fuerte e importante poder económico y social. En este sector podríamos incluir al resto de las élites pueblerinas, mestizas y mixtecas. A este sector pertenecían las élites pueblerinas que quizá no tenían tanto peso fuera de la región pero eran personajes poderosos dentro de sus pueblos, estaban compuesto por dos tipo de propietarios aquellos que aumentaron su riqueza gracias a la acumulación de la

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AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 24, Exp. 30. Véase a Chassen, Martínez, El retorno al milenio mixteco.

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tierra y aquellos que se dedicaron a la ganadería, muchas de las veces podían dedicarse a ambas cosas, en la siguiente tabla expondré a la élite terrateniente, en orden del valor calculado para el pago de impuestos al estado, este orden debe de ser tomado con reservas ya que por ejemplo es bien sabido que nadie tenía más tierra en el distrito que Dámaso Gómez, aunque tal vez no pagara impuesto por todas ellas. En esta lista se encuentran tanto extranjeros, como criollos, mestizos y mixtecos.43 Élite terrateniente en 1903 VALOR EN PUEBLO PESOS Amado del Valle 3 587 Pinotepa Nacional y Tlacamama María Eulogia 2 037 Ixcapa Guzmán Gregorio Ruíz 2 000 Jicayán Dámaso Gómez 1 741 San Lorenzo y Yosocani Francisco López 1 600 San Pedro Jicayán Victorino Mejía 1 600 Jicayán Francisco Leyva 1 000 Pinotepa de Don Luis Bernardino Ángel 1 000 Pinotepa de Don Luis Nicolás Tejada 550 Pinotepa Nacional Marcial Aguirre 500 Pinotepa Nacional Leandro Galván 450 Ixtayutla Juan Pedro Díaz 416,67 Pinotepa Nacional Paula Rivero 416,67 Pinotepa Nacional

PROPIETARIO

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AGEPEO, Adjudicaciones, Leg. 1, Exp. 17.

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Juan Rivero Gerónimo Baños Juan Marín Jacinto Reyes Antonio Nicolás Bárbara Díaz José Martínez Miguel Ortiz Braulia Baños Amalia Zavala Cirilo López Crescencia Cabrera

416, 67 400 333,33 333,33 333,33 333,33 333,33 333,33 333,33 333,33 333,33 300

Pinotepa Nacional Pinotepa Nacional San Juan Colorado San Juan Colorado San Juan Colorado Tlacamama Huaxpaltepec Huaxpaltepec Huaxpaltepec Huaxpaltepec Huaxpaltepec Pinotepa Nacional

A continuación, se enlistan los apellidos de las familias que en 1903 poseían una extensión considerable de tierra por lo que pagaban impuestos al estado porfiriano: . Pinotepa nacional: Atristáin, Díaz, Tejada, Gazga, Baños, Laredo, Aguirre, Del Valle, Rivero, Cabrera, Estévez, González, Clavel. Ixtayutla: Ramírez, Aparicio, Aquino, Gómez, Narváez, Nicolás, Caballero, Palacios, Galván, Carrasco, Santibáñez, Guzmán, Ayala, Rodríguez. Pinotepa de don Luis: Leyva, Ángel. Tlacamama: Torres, González, Santiago, Díaz, Valencia, Pérez. Huaxpaltepec: Martínez, Ortiz, Baños, Zavala, López. 56


San Juan Colorado: Marín, Reyes, Nicolás. Jicaltepec: Hernández, Gazga, Galindo. Jicayán: López, Mejía, Ruíz. Ixcapa: Guzmán. Por otro lado, fue durante este periodo que las familias rancheras entraban a la escena, la familia Baños de Jamiltepec, los Baños y Rodríguez de Pinotepa Nacional. Además de esto, una temprana inmigración española decimonónica ponía en el juego distrital a las familias Iglesias y Leyva a principios de siglo, la prosperidad de la ganadería era tal que el distrito de Jamiltepec cada año, llevaba miles de cabezas de ganado a Puebla, así como ganado vacuno y caballar a Tlaxiaco y a Ometepec. De los ranchos reportados en 1883 para el distrito de Jamiltepec, trece se encontraban en la parroquia de Jamiltepec, once en la de Huazolotitlán, nueve en la de Pinotepa Nacional, catorce en la de Cortijos, dos en la de Pinotepa de Don Luis, ocho en la de Amusgoz y doce en la de Atoyac; de esos mismos dieciséis ocupaban terrenos comunales.44 Los ranchos o en algunos casos llamados “Haciendas” tuvieron un florecimiento sorprendente en Jamiltepec, pues de los 227 existentes en 1891, se reportan a la capital del estado la existencia de 636 en 1906, los rancheros más poderosos se encontraban en Santiago Jamiltepec y

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Rodríguez (1996), Historia agrícola y agraria de la costa oaxaqueña, 201.

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Pinotepa Nacional, pues cada uno contaba con más de 40 importantes ranchos. En el caso de la ganadería del distrito los comerciantes de clase media como las familias Baños, Pérez y Carmona de Pinotepa, ejercían el poder económico y político, mientras buscaban más autonomía local. María Aguirre de Pérez propietaria de un establecimiento comercial grande en Pinotepa convirtió en ranchos las tierras comunales que había privatizado en Tlacamama.45 A continuación, muestro un cuadro de la élite ganadera, a la lista se agregaron más personas a finales del porfiriato. Nombre Dámaso Gómez José Genaro Cortés Hermanos Díaz Miguel Hernández Felipe Gómez Pedro Aguirre Pedro Rivero Francisco Villar Juan José Rivero Amado del Valle Manuel Labastida

45

Élite ganadera en 1883 Pueblo Jamiltepec Tlacamama Estancia Grande Santo Domingo Armenta Huaxpaltepec Pinotepa Nacional Pinotepa Nacional Pinotepa Nacional Pinotepa Nacional Estancia Grande Hacienda de Santa Cruz

Cabezas de ganado reportada 1000 600 600 600

Chassen (2004), From liberal to revolutionary Oaxaca, 264.

58

300 300 300 300 300 300 300


José Manuel Serrano Agustín Vielma Jasinto Torres Juan Múgica Anselmo de los Santos Diego Baños Ignacio Alemán José Hernández Juan Hernández Aniceto Serrano Manuel Cipriano Santaella Navor Ojeda Juan Rico

Cortijos

300

Cortijos Tlacamama Lo de Soto Huazolotitlán

300 300 300 200

Pinotepa Nacional Ixcapa Estancia Grande Estancia Grande Cortijos Cortijos

200 200 200 200 200 200

Soto Tetepec

200 200

Como podrá verse, indiscutiblemente el ganadero más poderoso era el español Dámaso Gómez, quien hacia 1910 poseía miles de cabezas de ganado que pastaban por sus numerosos ranchos de las tierras que había privatizado en muchos pueblos mixtecos. A continuación, enlisto las familias que poseían ganado hacia 1883 y que fueron reportadas como ganaderas, posterior al periodo expuesto otras familias se incluyeron como por ejemplo las familias Reyes y Marín de San Juan Colorado que formaron una sociedad con importante número de ganado, pero no aparecen en este reporte.46

46

AGEPEO, Adjudicaciones, Leg. 19, Exp. 21.

59


Jamiltepec: Labastida, De León, Santos, Santiago, Corcuera, Larrea, Oliveros, Peláez, Gómez, Barrita, Galván, Sumano, Sarmiento, Baños, González, Narváez, Arreola, Jijón, Valencia, Sánchez, López. Huaxpaltepec: Gómez Huazolotitlán: Macayo, Mirón, Torres, González, Villafañe, De los Santos, Pinotepa: Pérez, Baños, Sánchez, Aguilar, Aguirre, Rivero, Villar, Tetepec: Santiago, Rico, Herrera, Reyes, Hernández, Rendón, Cruz, López, Santo y Martínez Chayuco: Hernández, Bautista. San Cristobal: Santaella, Barrios. Mechoacán: Hernández, Ramírez, Cajero. Zapote: García Ixcapa: Guzmán, Alemán, Estévez, García, Alarcón Camotinchán: Peláez, De la Rosa, Alavéz San Pedro Jicayán: Santiago, Gómez. Tepetlapa: Hernández. Tulixtlahuaca: Gómez, Rojas. Estancia Grande: Del Valle, Hernández, Díaz. Sayultepec: Peña, Montealegre. 60


Tapextla: Noyola, Paulino. Armenta: Clavel, Hernández, García. Ixtayutla: Ramírez, Aguilar, Montoya, Sánchez, Alavéz. Estanzuelilla: Guzmán, García. Hacienda de Santa Cruz: Labastida, Alavéz, Cruz, Nicolás. Llano Grande: Estévez, De la Rosa, Arellanes, Melo. Cortijos: Serrano, Santaella, Vielma, De la Rosa. Tlacamama: Cortés, Torres, Ayona, Valencia, Lucero, Ramírez. Cacahuatepec: Meza, Chávez, Melo, Bisairo. Maguey: Melo San Antonio Ocotlán: Cruz, Infante, Osorio. Soto: Múgica, Ojeda, Mentor, Salinas, Lorenzo. Rincón: Luengas, Carmona. Chico Ometepec: Román, Silva. Pinotepa de Don Luis: Rosales, Leyva, Galindo, Mota.

Queda manifiesto que las élites no solo se relacionaron en el terreno comercial y social, sino que también hicieron grandes esfuerzos por acaparar el poder político, se unieron e incluso compitieron por ocupar los cargos importantes en los ayuntamientos de los pueblos. En 61


1888, el ayuntamiento de Pinotepa Nacional era encabezado por Manuel Gay Riveros como presidente municipal, figuraban en el cabildo además los apellidos López, Aguirre, Baños, Toscano, Leyva, Rendón, Díaz y Tejada.47 Estas élites dirigentes fueron determinantes para llevar los ideales porfirianos hasta las lejanas tierras costeñas, ocuparon cargos en la administración municipal y desde estos puestos ejercieron control sobre la población y además llevaron a cabo los cambios posibles para conseguir el progreso y la modernidad. En todos los municipios las élites pueblerinas ocuparon cargos en el ayuntamiento municipal y formaron parte de la red política que encabezada por el jefe político garantizaba el aparato político y administrativo del régimen porfiriano. En julio de 1895, el jefe político Cristóbal Palacios comunicaba al gobernador que transcribía las disposiciones del gobierno a las autoridades municipales del distrito, para hacer guardar los preceptos constitucionales que garantizaban los derechos ciudadanos vigilando que esas autoridades cumplieran la Ley en lo que correspondía a sus facultades, procurando siempre que la sociedad viera en los funcionarios a “los guardianes del orden público y tranquilidad de los pueblos”.48

47 48

AGEPEO, Gobierno de los distritos, Jamiltepec, Leg. 23, Exp. 35. AGEPEO, Gobierno de los distritos, Jamiltepec, Leg. 14, Exp. 10.

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TRES | LOS SÍMBOLOS DEL PROGRESO

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La infraestructura

Una de las características más notorias del periodo es que se buscó de manera insistente la mejora en las condiciones de los servicios y medios de comunicación entre las distintas regiones del país, Porfirio Díaz dedicó su vida a establecer la paz y buscar el progreso nacional sin importar los medios, inclusive suprimiendo en ocasiones algunos de los derechos políticos más fundamentales. En un principio con el apoyo decidido de la población, aquella que había transitado su vida en el desorden y las constantes guerras extranjeras y civiles que caracterizaron la historia del siglo XIX, esta generación que vio la sangre derramarse por las calles, que vio perderse la mitad del territorio nacional, que vio o al menos aún era tangible para ellos como la rica Nueva España se fue a la quiebra como país independiente, no resulta raro desde esta visión que apoyaran de forma incondicional al extremadamente popular “héroe” que había vencido a los franceses, la persona más idónea para poder llevar a cabo la titánica empresa de sacar adelante al país. Esta visión fue la imperante en la época marcada por el orden, paz y progreso porfiriano. En especial la otrora riquísima provincia de Xicayán, había quedado en la miseria total y con su territorio mutilado con la creación del distrito de Juquila y posteriormente la creación del distrito de Putla. El estado de Oaxaca en general necesitaba de una infraestructura para poder reactivar su economía destrozada tras la caída del comercio de la grana cochinilla. La aislada región de la Costa Chica necesitaba conectarse con el resto de las regiones y con los principales mercados 64


nacionales. Por esta razón la élite regional insistentemente buscó y anheló que el ferrocarril arribara a su aislada región, el sorprendente invento que fue por mucho el máximo símbolo de la modernidad porfiriana. Así las élites de los pueblos de la Costa Chica anhelaban el día en que bajo el beneplácito y benevolencia del presidente Porfirio Díaz se llevara una línea férrea a Jamiltepec y Pinotepa, y con el ferrocarril se esperaba además el arribo de los extranjeros, sus capitales, sus máquinas, sus inventos y sus ideas para conseguir el progreso de la región. Tempranamente los jefes políticos del distrito se cansaron de alabar el gran potencial económico que la región podría tener y en el mismo sentido con mayor fuerza lamentaron el aislamiento por el difícil acceso dado por sus condiciones geográficas, lamentaron cada que pudieron en sus informes que solo se contaba con unos cuantos malos caminos intransitables en las épocas de lluvia. ¿Cómo la rica región de Jamiltepec podría sacar sus productos hacia el mercado? Fue la constante duda de las élites pueblerinas durante todo el periodo porfiriano. Se carecía completamente de la infraestructura y capital necesario para detonar nuevamente el desarrollo económico que se estancó desde la independencia.

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El ferrocarril Al momento en que Porfirio Díaz llegó a la silla presidencial no había un metro de red ferroviaria en Oaxaca, bajo su anuencia posteriormente se tendieron cientos de kilómetros de líneas que conectaron a centros de comercio clave del estado pero llevarla hasta la lejanísima región de Jamiltepec constituía un verdadero reto, no solo por la distancia de la capital sino porque la Sierra Madre del Sur formaba un barrera infranqueable que hasta al día de hoy mantiene distante a la región de la costa a la capital del estado. La preocupación de conectar a la ciudad de Oaxaca con la rica región fue un punto central en los proyectos porfirianos, pero el tiempo del régimen no fue suficiente para concretarlas. En noviembre de 1907 la prensa oaxaqueña publicó emocionada la posible construcción de una línea ferroviaria que iniciaría en Itundujía, en el recién creado distrito de Putla, y que llegaría a la costa financiado por inversionistas de Nueva York y propuesta por la Oaxaca Coal & Iron Co. pero este proyecto solo quedó en el papel. Posteriormente en 1909 un grupo de inversionistas americanos recibió la concesión de una línea férrea que iniciaría en Salina Cruz, seguiría la línea costera y atravesando Jamiltepec llegaría a Acapulco, además de contar con un ramal que desde el Río Verde partiría a la ciudad de Oaxaca, esta obra nunca se llevó a cabo por la interrupción de la revolución. Los sectores extranjeros mostraron especial atención en la región sin embargó todos los proyectos fracasaron en gran medida tal y como lo lamentaba la élite costeña se debía a lo aislado de las principales vías de comunicación y de los mercados nacionales. La Cía. 66


A. B. Adams Incorporated de la ciudad de México obtuvo una concesión para explorar yacimientos de carbón y minas de hierro en Jamiltepec y por ello fue de las más interesadas en llevar el ferrocarril hacia esta región.49 Tanto era el deseo y la ansiedad que el tema causaba a la élite distrital que estaba dispuesta a dar lo que fuera necesario para que el ferrocarril llegara a la región, por otra parte el interés de los inversionistas por concretar el proyecto fue constante, aunque el elevado costo por las condiciones geográficas a vencer siempre fueron la limitante. El 24 de agosto de 1892, reunido en sesión solemne el ayuntamiento de Jamiltepec y con la presencia del Jefe Político Dionisio Magro se declaró como ciudadano Jamiltepecano a José Arce, quien era gerente de la Compañía Ferrocarbonifera de Oaxaca, en dicha reunión en la cual estuvieron presentes las personalidades que conformaban la élite regional, el ayuntamiento y los particulares se comprometieron a dar todos los auxilios posibles para que se concretara el proyecto de la construcción de una línea férrea que llegaría al Río Verde, los acuerdos tomados ese día se remitieron al presidente Díaz para su conocimiento y apoyo.50 La élite costeña ansiosa del progreso que el régimen ofrecía, añoraba el día en que como en otras regiones de desarrollo porfiriano el ferrocarril, los extranjeros y sus capitales arribaran a su calurosa región

49 50

Chassen, Oaxaca entre el liberalismo, 248 AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 23, Exp. 39.

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trayendo el progreso y la modernidad.51 Aunque se proyectó la construcción de una línea férrea que comunicara a Pinotepa Nacional con el estado de Puebla y otra que comunicara a Jamiltepec con el Puerto de Salina Cruz en el istmo, fueron costosos proyectos que nunca se pudieron llevar a cabo por la falta de inversión, este ambicioso proyecto modernizador que al unir a Pinotepa con Jamiltepec uniría las costas del pacifico del sureste mexicano con el centro del país y con el golfo trató de llevarse a cabo, la primer propuesta se empezó a construir desde Puebla pero fracasó.52 La pujante y próspera economía del distrito de Jamiltepec se veía truncada por los deficientes, caros y tardados medios de comunicación tradicionales que marginaban a la región.

Puerto Minizo La creciente producción de la región ya no podía circularse con las deficientes rutas comerciales tradicionales, el crecimiento económico exigía una mejor manera de sacar la producción del distrito que no fueran caminos peligrosos que se volvían intransitables en

51

Desde la élite distrital hasta el mismo Porfirio Díaz pensaban que la única forma en la cual México progresaría como los países europeos sería por la inmigración y la mezcla racial con éstos. 52 Para leer más sobre el papel de los ferrocarriles en las definiciones de progreso y modernidad consúltese a Chassen, Oaxaca entre el liberalismo y la revolución.

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tiempos de lluvias,53 por esta razón y ante la espera inútil de la llegada del ferrocarril, a través del jefe político los pueblos y la élite regional hicieron el 15 de mayo de 1895 una solicitud al gobernador, en un intento de buscar una salida por el único rumbo que quedaba: el mar. 54 Se solicitó al gobernador del estado que se habilitara a Minizo,55 como Puerto para que los productos fuesen sacados por el mar hacia su principal mercado nacional: Acapulco. No obstante de la importancia que tendría esta obra para el desarrollo de la región y la economía estatal, el gobierno rechazó la solicitud por “no estar en sus facultades” la apertura de un Puerto. A cambio el gobernador en persona a nombre de los pueblos del distrito de Jamiltepec remitió el 21 de mayo la solicitud al presidente Díaz. Los días pasaron y al no haber respuesta, la desesperación de la región por esta obra que se suponía sería la panacea para lograr el desarrollo, el jefe político Cristóbal Palacios, seguramente presionado por la élite distrital el 28 de septiembre le pidió informes al gobernador sobre el asunto del puerto, días después el gobierno estatal el 9 de octubre contesta nuevamente que la habilitación de un puerto se hallaba fuera de su jurisdicción pues ese tipo de obras era de competencia 53

A lo largo de la historia las autoridades de Jamiltepec se quejaron de los malos caminos “intransitables con las lluvias” pero también hacían énfasis en que los pueblos procuraban repararlos tan pronto se iban éstas. Otro obstáculo eran los numerosos ríos que por todas partes corrían y que eran caudalosos en la época, el río Verde constituía una verdadera barrera que separaba al distrito de Jamiltepec del de Juquila. 54 Especial interés mostró la Compañía “Del Valle” en estas gestiones. 55 Fungía como tal el General Martín González, Álvarez (2008), Historia general del estado de Oaxaca, 183

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federal por lo que la gestión de dicho puerto se debía de hacer ante el ejecutivo nacional.56 En esta investigación no se pudo determinar el momento preciso, pero tiempo después el presidente Porfirio Díaz aprobó y financió la apertura de Puerto Minizo en el sur del municipio de Pinotepa Nacional. Esta se convirtió en la obra porfiriana más importante realizada en la región, que propició el despegue del bienestar económico que en poco tiempo se vivió. Posteriormente el gobernador Emilio Pimentel presionado por la influyente firma comercial “Del Valle” dispuso que los barcos de la Compañía Naviera del Pacifico hicieran paradas en Minizo cada 20 días para cargar los productos con destino a Acapulco.57 La élite distrital estaba convencida de que estaba destinado a ser uno de los mejores puertos del país.58 El gobierno le otorgó a este nuevo puerto del estado una importancia comercial relevante y de ubicación estratégica por lo que financió la construcción del muelle y la aduana, ante la dificultad de que el ferrocarril cruzara las altas serranías de Oaxaca desde Puebla para llegar a la costa y conectar la mixteca en su paso, se proyectaba la construcción de caminos transitables por donde se agilizaría el flujo de los productos de la región de Putla y otras de la mixteca hacia Minizo y así tuviesen una salida más rápida y barata, esto tampoco se pudo llevar a cabo.

56

AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 6, Exp. 59. La familia Del Valle era dueña de una empresa de lanchas y embarques. 58 Véase Atristáin, Notas de un ranchero. 57

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No sólo la geografía de Minizo y su importancia comercial habían motivado la habilitación del puerto, pues visto desde otro punto, su ubicación era estratégica, no sólo para el comercio sino para la milicia puesto que dos puertos importantes y con fuerzas militares se encontraban relativamente cerca: Acapulco y Salina Cruz, además que del puerto se llegaba directamente a la población comercial más importante y grande: Pinotepa Nacional, de donde a su vez partían los principales caminos del distrito. Así se podía llegar rápidamente a la cabecera distrital tomando el camino del oriente, se podía tomar rumbo hacia Ometepec en el camino del poniente o hacia Putla por el camino del norte.59 El 27 de enero de 1910, Alfredo, Eleazar y Francisco del Valle, dueños de una empresa de lanchas y agencia de embarques en Minizo solicitaron al gobernador que elevara al Despacho de Comunicaciones y Obras Públicas su solicitud de subvención del Erario Federal para mejorar las instalaciones de Minizo y esto era “de gran trascendencia para la riqueza del Estado, por una parte, y como el mencionado Puerto (única vía de comunicación de una importante zona oaxaqueña) se fundó primero y se ha sostenido, después, debido en gran parte al poderoso patrocinio y decidido apoyo que se ha servido dispensarle ese respetable y progresista Gobierno” por lo que “deseamos instalar en dicha playa un Winche de Vapor con un cable de alambre de acero”60

59

Por esta razón este puerto fue un punto crucial en disputa durante la revolución. 60 AGEPEO, Fomento, Leg. 13, Exp. 19. Estos artefactos constaban de un torno sobre el cual se enrollaba un cable, utilizaba la fuerza del vapor y es un sistema similar al que usan los elevadores para subir y bajar.

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En relación al estado solamente existían tres salidas marítimas, Puerto Ángel fue el primero hasta que se construyó Salina Cruz como terminal del ferrocarril de Tehuantepec, por lo que rápidamente le fue restando importancia. El tercer puerto se construyó en Pinotepa Nacional, como consecuencia de la necesidad de sacar la producción al mecado, así Puerto Minizo servía como punto de salida de innumerables productos de la Costa Chica y era punto de entrada para aquellos que se hacían en la recién instaladas fábricas de la ciudad de México, el Gobernador Emilio Pimentel acordó con el Ministerio de Comunicaciones que la Cía. Naviera del Pacífico S.A., hiciera una parada obligatoria en Puerto Minizo solventado con esto la falta del ferrocarril a la aislada región.

Los caminos Otra de las medidas en las que mostró notorio interés el gobierno porfiriano fue la construcción de caminos en el distrito, como se ha comentado, todo para suplir en lo que se pudiera la ausencia del ferrocarril. Desde tiempos prehispánicos una red de veredas comunicaba a los pueblos, posteriormente en la época colonial se construyeron caminos de herradura que comunicaba a los principales pueblos de la región, fue en la época porfiriana en que atendiendo a la necesidad inmediata de crear rutas comerciales viables por las que la

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producción se pudiera sacar de los pueblos se dio un realce importante en la construcción y mantenimiento de los caminos. En diciembre de 1877, el Jefe Político Agustín Arenas comunicó al gobierno que todos los caminos del distrito se encontraban transitables y que se había reparado el camino de Tlacamama que conducía a la mixteca ya que se encontraba intransitable a la altura de la cuesta de San Antonio.61 En enero siguiente comunicó que todos estaban amplios y transitables hacia todas direcciones. Lleno de entusiasmo escribió el 15 de enero de 1878 que desde el momento en que se hizo cargo de la jefatura del distrito se esforzaba por reparar los caminos en todas direcciones “hoy se encuentran no obstante lo accidentado de muchas localidades amplios y transitables cual nunca”.62 El 16 de septiembre de 1890, como parte de las celebraciones del aniversario de la independencia el Jefe Político Dionisio Magro inauguró una carretera que comunicaba a la cabecera distrital con el pueblo de Huaxpaltepec.63 Más tarde en octubre de 1894, el Jefe Político Cristóbal Palacios informó que por las lluvias los caminos se encontraban destruidos y que los municipios no solo se esmeraban en reparar los existentes sino que además estaban abriendo nuevas brechas para la mayor comunicación entre pueblos vecinos, además solicitaba auxilios para mantener por su suma importancia los caminos nacionales, el de Tututepec que conducía a Pochutla, así como los que conducían a Ometepec y a Oaxaca.64 En julio de 1897 se informó al estado que todos 61

AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 14, Exp.22. AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg.23, Exp.28. 63 AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 23, Exp. 7. 64 AGEPEIO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg 14, Exop. 12. 62

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los pueblos del distrito de Jamiltepec estaban comunicados por caminos. El 3 de abril de 1899 el jefe político inauguró el camino que comunicaba a Huazolotitlán con Chicoometepec.65 Conforme aumentaba el control que los ayuntamientos tenían sobre los pueblos, tuvieron más capacidad para organizar la construcción de los caminos los cuales se realizaron mediante el sistema de tequio, como la obligación de retribución social de trabajo que cada integrante de los pueblos tenía con su comunidad. Para 1904, los pueblos mixtecos del norte del distrito estaban bien comunicados entre sí, por ejemplo, se podía ir por caminos transitables desde San Juan Colorado hacia cualquier pueblo importante del distrito, por los llanos y serranías se había construido un camino de “regular importancia” a lo largo de 89 kilómetros y lo conectaba con Atoyac, Tepetlapa, Camotinchán y Sayultepec de donde partían los caminos hacia la mixteca, a lugares tan distantes como Zacatepec.66 El otro camino que partía de San Juan recorría Pinotepa de Don Luis, Jicaltepec y llegaba a Pinotepa Nacional. Otro camino de menor importancia lo comunicaba con el vecino Jicayán de donde volvía a Pinotepa de Don Luis. Estos caminos que eran amplios y transitables eran constantemente reparados en tiempos de lluvias en que solían afectarse, lo que en sí constituía un gran reto ya que no se podían realizar otras obras públicas porque las existentes requerían compostura continuamente como cuando en siniestros los “caminos en general, se pusieron en pésimas condiciones, pero ya se están haciendo

65 66

AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 23, Exp 50. AGEPEO, Secretaria de Gobierno (Porfiriato), Leg. 66, Exp. 2.

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las reparaciones más indispensables entretanto pasan las lluvias, para proceder a una compostura formal”.67 Los distritos como Jamiltepec que se encontraban fuera de las líneas ferroviarias hicieron grandes esfuerzos por construir nuevos caminos y mantenerlos en buen estado. En 1910 se inauguró un nuevo camino que conectaba Jamiltepec con Juquila.

Otros adelantos En los proyectos porfirianos de infraestructura se incluían además el telégrafo, el teléfono, el servicio postal, puentes y la luz eléctrica. De estos avances a Jamiltepec pudieron llegar los dos adelantos tecnológicos más impresionantes conocidos por el mundo de la época, el telégrafo y el teléfono, a la vez que el servicio postal fue mejorado, se construyeron puentes, un puerto, caminos, pero la luz eléctrica y el ferrocarril nunca llegaron. Para finales del siglo XIX Jamiltepec era parte de la línea telegráfica que conectaba a Tehuantepec con Acapulco, el mismo Porfirio Díaz en su discurso al abrir sesiones ordinarias del Congreso el 1 de abril de 1892 anunció el aumento de la línea telegráfica y que se contaba con el material suficiente para tender la nueva e importante línea de Oaxaca a Acapulco a través de Jamiltepec cuya instalación se realizaría una vez pasadas 67

AGEPEO, Secretaria de Gobierno (Porfiriato), Leg. 71, Exp. 8.

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las lluvias.68 Para 1911 el distrito de Jamiltepec ya contaba con 12 teléfonos.

La industria Jamiltepec era una rica región algodonera que surtía su producción a la fábrica Vista Hermosa de José Zorrilla Trápaga, además muchísimos básicos se producían, sin embargo, la infraestructura y la difícil comunicación frenaron el potencial económico de la región aun así había ganado fama nacional por sus machetes, también existían excelentes carpinteros, los caramelos de coco y las jícaras con bellos adornos eran industrias conocidas de la Costa Chica. En 1883 existían 7 minas de sal en el distrito de las cuales 6 estaban en el municipio de Pinotepa Nacional: Salina Grande, Salinitas y Costea pertenecientes a Nicolás Tejada, Alotengo perteneciente a Nicolás Tejada y socios, Salina del Nanche de Pedro Aguirre; y una en Huazolotitlán: Monroy de Dámaso Gómez y socios.69 En 1902, Porfirio Díaz hijo y su socio Weetman Pearson obtuvieron una concesión para la explotación de petróleo, carbón y otros minerales en todos las tierras 68

Los presidentes de México ante la Nación. Cámara de diputados.

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Chasse, 250 76


comunales de los pueblos de varios distritos incluido Jamiltepec, jamás iniciaron la explotación y la concesión fue revocada en 1904.70 Para julio de 1897, el distrito contaba con 4 fábricas de aguardiente, que producían 500 barriles anuales con valor de 500 pesos, con instalaciones y maquinaria valuada en 1 400. Existían 10 fábricas de jabón que producían 4 000 arrobas anuales, con valor de 28 000 pesos, con valor de edificio de 1 000. Había 5 máquinas despepitadoras que producían 120 000 arrobas de algodón con valor de 90 000, valuado estas fábricas en 20 000. Existía 1 trapiche de agua que producía 1 000 fanegas de azúcar, con valor de producción de 2 000. Estaban abiertas 10 fábricas de ladrillo, adobe y tejas, que producían 50 000 piezas con valor de 500, valuadas las empresas en 100. Había 10 fábricas de velas, que producían 2 500 mazos de velas con de producción valor de 2 500, y valor de las fábricas de 50. Había 12 panaderías, que producían 4 380 arrobas de panes, con valor de producción de 30 660, valor de fábricas de 50. Existían 5 fábricas de cal que producían 2 000 fanegas de cal, con valor de producción de 1 000, valor de fábricas de 50. Para la misma fecha se encontraban abiertas: 20 herrerías, que producían 3 000 coas, machetes, etc, con valor de producción de 5 000. 2 platerías que producían 500 piezas de aretes etc, con valor de 2000.

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Chassen, Oaxaca entre el liberalismo, 251

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3 sombrererías que producían 1 500 sombreros, con valor de producción de 1 500. 2 zapaterías, que producían 650 botines y zapatos, con valor de 1300. 2 sastrerías que producían 600 sacos, pantalones y blusas, etc, con valor de 1 800. 20 carnicerías. 3 barberías. 4 carpinterías que producían 400 piezas con valor de producción de 4 000.71 En cuanto a la producción de café el 1894 el jefe político Cristóbal Palacios comunicó con emoción que los acomodados de la región empezaban a tener interés por la producción de café y que se contaba ya con la Finca de Cacahuatepec del señor Tirso Mesa que contaba con 40 000 cafetos, y la Finca Natividad en Santa Cruz perteneciente a Dámaso Gómez que contaba con 100 000 cafetos, que se encontraba ya en producción la de Mesa y en Pinotepa de Don Luis se estaban formando almacigas considerables. Lamentaba por otra parte que la producción del distrito era naturalmente abundante pero la falta de capitales impedía la emulación en las empresas, ya que la zona cafetalera era abundante en el distrito.72 Según los informes de los jefes políticos era tanta la producción del distrito que el jefe político Rafael H. Lanza le comunicó al gobernador el 71 72

AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 24, Exp.21. AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec,Leg, 24, Exp. 12.

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26 de septiembre de 1882, que pese a sus esfuerzos la jefatura no podría atender su solicitud de formar cuadrillas de trabajadores para la construcción del ferrocarril de Tehuantepec, que no se podía formar ni una por el mucho trabajo que había en el distrito ya que las actividades agrícolas llegaban a tanto que era necesario buscar trabajadores en otros distritos.73

Las élites pueblerinas ansiaron durante todo el régimen escuchar la locomotora del ferrocarril, ya que lamentaban que la industria no se pudiera desarrollar, cuando el presidente Díaz solicitó información para que la región exportara plátano a Alemania, el jefe político lamentó informar que pese a su capacidad no se contaba con los medios para garantizar la producción. Peso a todo la Costa Chica se encontraba dentro de las regiones de desarrollo porfiriano y fue de las regiones más influenciadas por los mercados nacionales y extranjeros.

73

AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 24, Exp. 29.

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Las mejoras materiales La fisonomía de los pueblos que se encuentran en la región de la Costa Chica muy poco tienen que ofrecer a simple vista de su pasado, no hay edificios antiguos, la mayoría de sus construcciones son de reciente creación, la arquitectura vernácula agoniza en todos los pueblos pero aun así escondidos se encuentran por todos estos pueblos rastros de una historia hasta ahora callada, mucho de lo que vemos actualmente fue pensado, planeado y construido de primera intención en la época cuando uno de los más grandes oaxaqueños ocupó la silla presidencial de México, Don Porfirio Díaz, aún a pesar de que esas construcciones ya hayan sido sustituidos por otras. Todos los pueblos del distrito en menor o mayor grado durante la época fueron alterados y por todos los rincones se dejaron los símbolos del progreso porfiriano. Las élites pueblerinas de la Costa Chica voltearon a ver hacia la capital distrital Santiago Jamiltepec y hacia su mayor centro de comercio Pinotepa Nacional para pensar e idear sus conceptos de modernidad, mientras que las élites de estos pueblos a su vez volteaban a ver hacia la ciudad de Oaxaca o la ciudad de México a la hora de rediseñar los nuevos elementos de la modernidad para sus pueblos.

Apertura de calles Acabando con el desorden de los pueblos, las autoridades se esmeraron por racionalizar sus espacios, es decir, volverlos legibles 80


para poder llevar una mayor y eficaz administración, siguiendo el pensamiento positivista imperante, estas autoridades se mostrarían como amantes del orden. En miras de buscar el orden que aclamaba Porfirio Díaz en muchos pueblos se hizo una redistribución de las casas habitación con el fin de trazar calles, se establecieron cuadras y se trazaron manzanas de forma geométrica, se le dieron nombres a las calles y en algunos casos se les asignaron números a las casas, este proceso no fue exclusivo de las poblaciones mestizas, en algunos pueblos mixtecos se rompió con la organización tradicional de las familias extensas de conglomerar sus habitaciones con sus entradas en derredor de un patio central y se dio paso a la traza de manzanas dividas en solares cuyas habitaciones tenían entrada directamente en las recién trazadas calles. El 16 de septiembre de 1890, el jefe político Dionisio Magro como parte de las festividades patrias con un concurrido público inauguró la calzada principal y calles al este y oeste de la misma, la cuales hasta la actualidad son las calles principales de Jamiltepec.74 En todos los pueblos importantes del distrito si no construidas como tales fue en la época porfiriana en que se trazaron sus ahora conocidas como calles principales.

Edificios públicos En el afán del gobierno porfiriano y de las élites pueblerinas por alcanzar el progreso se emprendieron obras públicas para mejorar la 74

AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 23, Exp. 7.

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apariencia de los pueblos, algunas de estas obras no eran prioritarias pero constituían representaciones espaciales y tangibles símbolos del progreso, en ese sentido se crearon edificios suntuosos para la sede del gobierno, se crearon parques y calles, estas últimas se adornaron y recrearon más como un elemento de modernidad y legibilidad que como una necesidad de tránsito. Todos estos cambios fueron pensados por las élites y construidos a costa de las manos de los sectores populares, a veces solo para cumplir con los caprichos progresistas de los gobernantes.

El palacio municipal de Jamiltepec Uno de los proyectos porfirianos era la creación de oficinas dignas del estado, edificios que representaran la modernidad y el progreso porfiriano, quizá una de las mayores obras emprendidas en ese sentido fue el palacio municipal de Jamiltepec, el jefe político Rafael H. Lanza concretó el deseo de una nueva y suntuosa casa municipal, así en enero de 1886, envió al presupuesto para la construcción de un edificio de dos plantas el cual se proyectaba mediría 27 metros de largo y 9 metros de alto, con una seria arquitectura ecléctica.

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Presupuesto echo para la construcciĂłn del palacio municipal de la cabecera: 20 000 adobes cocidos, $ 400. 20 000 ladrillos, $ 160. 800 fanegas de cal, $400. 1 800 fanegas de arena, $100. 150 carretadas de piedra, $150. 200 vigas de varios tamaĂąos, $400. 400 viguetas, $500. 16 000 tejas, $160. 83


16 puertas de madera, $192. 12 ventanas, $96. 12 rejas de madera, $96. 1 portón, $50. Chapas y otros, $100.

Pago de un director de obra por 110 días, $137. 50. Albañiles, $165. Un media cuchara, $0.5. 15 peones, $412. Pinturas, $250. Muebles y vidrieras, $500. TOTAL: $ 4 47475

En septiembre de 1890 frente a una nutrida concurrencia se colocó la primera piedra de lo que sería el palacio municipal de Jamiltepec,76 para julio de 1895 aún continuaba en construcción a base de mampostería que en palabras del jefe político Cristóbal Palacios una 75 76

AGEPEO, Gobierno de los distritos, Jamiltepec, Leg. 23, Exp. 31. AGEPEO, Gobierno de los distritos, Jamiltepec, Leg. 23, Exp. 31.

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vez terminado sería sin disputa el mejor de la costa, a la vez que lamentaba que dicha obra se encontraba paralizada por la falta de fondos y que los ciudadanos del distrito se esforzaban por levantarla con sus trabajos personales.77 En marzo de 1897, la obra que se mantenía de donativos se encontraba detenida, el jefe político informó que se contaba ya con todos los materiales necesarios y que se había construido ya el departamento para oficinas que estaba ya por techarse y sería útil.78 En julio del mismo año se informa que continuaba la construcción con un gasto hasta ese momento de $ 6 000 pesos que fue resultado de la cooperación de los vecinos.79 No pudimos determinar en qué momento se inauguró de forma parcial el palacio municipal, pero sabemos que la segunda planta del mismo no se pudo concretar al momento de la revolución.

Los edificios en los pueblos En la mayoría de los pueblos también se construyeron o remodelaron edificios suntuosos como sedes del estado porfiriano, los principales edificios conocidos como palacios municipales por su belleza y elaboración se encontraban en los siguientes pueblos, que a su vez eran los pueblos más importantes y los que mayor influencia recibieron de las nociones progresistas de la era porfiriana:

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AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 14, Exp. 10. AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 14, Exp. 3. 79 AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 24, Exp. 21. 78

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PRINCIPALES CASAS MUNICIPALES PUEBLO AÑO DE CONSTRUCCION PINOTEPA NACIONAL 1880 HUAZOLOTITLAN 1875 SOTO 1888 TLACAMAMA 1894 CACAHUATEPEC 1870 SAN LORENZO 1820 HUAXPALTEPEC 1840 MECHOACÁN 1840 LLANO GRANDE 1840 JICALTEPEC 1888 CORTIJOS 1890 PINOTEPA DE DON LUIS 1894 SAN JUAN COLORADO 1870 SAN PEDRO ATOYAC 1892

Una preocupación constante de los pueblos fue la construcción o remodelación de sus templos católicos, a continuación, se enlistan las principales edificaciones:

TEMPLOS PRINCIPALES PUEBLO AÑO DE CONSTRUCCION PINOTEPA NACIONAL Se ignora JAMILTEPEC Se ignora HUAZOLOTITLAN 1870 86


HUAXPALTEPEC TLACAMAMA SOTO SAN LORENZO SAN PEDRO ATOYAC JICALTEPEC CACAHUATEPEC SAN PEDRO JICAYAN SAN JUAN COLORADO CHICO OMETEPEC YOSOCANI EL MAGUEY

AÑO 1877

1878 1879 1880

1837 1869 1887 1887 1840 1840 1874 1822 1840 1840 1840 1849

CONSTRUCCION DE EDIFICIOS PÚBLICOS EDIFICIO PUEBLO Templo Tetepelcingo Tulixtlahuaca Zapote Cárcel Zapote Cacahuatepec Panteón Pinotepa Nacional Estanzuelilla Panteón Santiago Jicayán Templo Ixcapa Casa municipal Tetepelcingo Tepetlapa 87


Cárcel Panteón 1883 1885 1886 1887

Cárcel Panteón Templo Cárcel Panteón Casa municipal Templo

Panteón

Casas curatales carcel

1888

Templo

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Pinotepa Nacional Soto Estanzuelilla Zapote Pinotepa de Don Luis Estancia Grande Estanzuela Grande Tetepelcingo Santiago Jicayán Tepetlapa Estanzuelilla Chayuco Santa Cruz Santa Cruz Ixcapa Santo Domingo Soto San Lorenzo Estanzuela Grande Estancia Grande Soto Ixtayutla Buena Vista Santo Domingo Ixtayutla Estanzuelilla Zapote Buena Vista Nutío Ixtayutla


Cárcel Panteón 1889 1890

Casa municipal Templo Casa municipal Templo Casas curatales

1891 1892 1893 1894

Casa municipal Casas curatales Casa municipal Cárcel Casas curatales Cárcel Casa municipal

Buena Vista San Pedro Atoyac San Juan Jicayán Chayuco Nutío Chayuco Sayultepec San Juan Jicayán Sayultepec Pie de la Cuesta Cortijos Ixtayutla Santa Cruz San Cristóbal Pinotepa de Don Luis Jicaltepec Tlacamama Soto San Pedro Jicayán San Pedro Atoyac San Pedro Atoyac San Pedro Jicayán San Juan Colorado Pie de la Cuesta Pinotepa de Don Luis Santiago Jicayán Tlacamama

El cuadro anterior es parte de una de las estadísticas envidas al gobierno del estado, sin embargo, se encuentra incompleta, ya que 89


muchas de las obras realizadas en los pueblos no fueron reportadas, de las cuales hay constancia en otras fuentes. Sin embargo, nos sirve para ejemplificar los avances en las mejoras materiales. En los pueblos grandes como Jamiltepec y Pinotepa Nacional se construyeron nuevas edificaciones tanto públicas como privadas en donde se imitaba lo que se veía en las ciudades, aunque no se logró un desarrollo urbano marcado y uniforme muchas construcciones tomaron una arquitectura ecléctica, como lo fue la remodelación de la fachada del templo de Pinotepa Nacional en 1910, el palacio municipal de Jamiltepec, la mansión que Dámaso Gómez se construyó en Jamiltepec, estos edificios fueron construidos en su mayoría con materiales de la región como el adobe y la teja, la mayoría de las construcciones “modernas” del porfiriato no han sobrevivido a los constantes terremotos que azotan a la región y otras fueron demolidas a finales del siglo pasado irónicamente como símbolo del progreso y la modernidad. Los pueblos de la Costa Chica en mayor o menor medida sufrirían un “afrancesamiento” que no nos resulta evidente a simple vista porque como se mencionó en otro lugar la gran parte de las construcciones ya no existen, ya no nos son tangibles. En todos los pueblos coloniales, es decir, aquellos que existían desde por lo menos hace dos siglos, se trazaron calles, aunque no en todos se hayan construido como tales al momento de la revolución, con lo cual las viviendas fueron agrupadas en manzanas, luego en barrios y colonias. Se buscó insistentemente la urbanización del espacio o al menos así se logró hacer en Jamiltepec y Pinotepa Nacional, los edificios públicos sufrieron un proceso de monumentalización, es decir se realizaron obras que representaran el poder económico, político y fueran símbolos del 90


progreso porfiriano, como lo fue la construcción de los llamados palacios municipales. El embellecimiento del espacio con la instalación de parques municipales y las regulaciones encaminadas a mantener la limpieza. Los edificios privados construidos por las élites que, aunque no llegaron a ser monumentales como las de las ciudades, mostrarían una nueva y hermosa arquitectura ecléctica a base de materiales y necesidades de la región, en donde no se pudieron construir edificios altos por los constantes terremotos. Tan pronto como inició la era porfiriana en la Costa Chica se emprendieron la construcción de obras públicas, así en marzo de 1878 se inauguró el panteón municipal de Pinotepa Nacional, Lo de Soto inició la construcción de su casa municipal y su cárcel, en noviembre del mismo año se construía un nuevo salón de cabildo en Pinotepa de Don Luis y se avanzaba en el salón de instrucción pública de Pinotepa Nacional.80 En noviembre de 1881 se construía un tramo de la galera de la plaza de Jamiltepec.81 El 5 de mayo de 1883, reunidos el jefe político, el cuerpo municipal de la cabecera y los vecinos del pueblo se trasladaron al panteón y en concurrencia no solo de los vecinos del pueblo sino de otros pueblos el jefe político poniéndose de pie expresó “queda inaugurado hoy día cinco de Mayo el Panteón llamado antes de los de razón; y que en sucesivo yevará el nombre de San Rafael”. 82 La población entusiasmada vitoreo a las autoridades y se quemaron cohetes cámaras. Como oradores de la tribuna del evento participaron 80

AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 14, Exp. 22. AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 14, Exp. 19. 82 AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 23, Exp. 31 81

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Manuel Figueroa y Manuel Santibáñez en donde se hizo mención honorifica de los contribuyentes de los donativos para la obra que fueron Dámaso Gómez, el cura Manuel Ramírez, Ramón Platas, José Lavastida y Zopeña, Manuel Yglesias, Ponciano Quezada y Víctor San Juan. Más tarde con la presencia del jefe político Rafael H. Lanza el 20 de noviembre de 1883, Amado del Valle presidente municipal de Pinotepa Nacional inauguró el nuevo palacio municipal “lleno del mas alto patriotismo que caracteriza á un buen Ciudadano y ardiendo en los mas vivos deseos de remontar su población á un alto grado de perfeccionamiento, no ha omitido sacrificio alguno y desprendiendose de sus quehaceres domésticos, se há dedicado empeñosamente á darle al Salón municipal de aquella todo el esplendor que se merece, toda la vez que es nada menos el local en donde el municipio celebra sus acuerdos” La obra fue inaugurada irónicamente en una fecha que marcaría el término de ese importante periodo histórico, el nuevo palacio municipal de Pinotepa se encontraba tapizado primorosamente y con un elegante cielo raso con una exquisita pintura,83 con un pequeño pero curioso barandal dentro de él y un ajuar con una mediana elegancia, resaltando 83

Al parecer no era monumental la construcción, pero si construida con las nuevas tendencias arquitectónicas eclécticas, el cielo raso era un falso techo que ocultaba de la vista de quienes estuvieran dentro de la pieza las tejas que cubrían el recinto, por lo regular era blanco, pero cuando se buscaba más refinamiento solía pintarse sobre él. Este tipo de técnica con construcción de una planta con remates neoclásicos y cielo raso fue común y de buen gusto en las principales ciudades porfirianas.

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de entre los adornos tres efigies de Miguel Hidalgo, Benito Juárez y la otra “del eminente y denodado patricio héroe de nuestra segunda Independencia Ciudadano General Porfirio Díaz”, la obra fue construida a base de donativos que el presidente supo obtener de los particulares. Quizá por su elegancia, este haya sido el palacio municipal más hermoso de la región, pues además se construyó un amplio corredor con columnata neoclásica, con remates hacia la fachada que ocultaban de la vista el techo a base de tejas.84 Durante la ceremonia de inauguración, se publicó que estaban por concluirse un extenso salón para Amiga de niñas con un hermoso portal, en el informe del jefe político no hizo reparo en alabar al presidente municipal expresando “Esas ideas son propias de un hombre honrrado y repúblicano, amante de la Instrucción y del Progreso (…) Acciones de esta naturaleza, aunque en cumplimiento de un deber honran a sus autores y en particular á nuestra actual y recta administración”. Para julio de 1895 en todos los pueblos del distrito se habían construido cárceles municipales y además en Jamiltepec se construyó un Hospital de Sangre, cuyo objetivo era dar asilo y medicina a todos los heridos, se construyó al poniente de la plaza central, contaba con dos departamentos bien ventilados y tenía un práctico de la medicina y su ayudante, dicho establecimiento era sostenido por la contribución de los pueblos.85 En octubre de 1896 seguían en construcciones como obras prioritarias del distrito, el palacio municipal de la cabecera y la cárcel

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AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 23, Exp. 31. AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 14, Exp. 19.

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nacional en el mismo lugar, además se levantaban salones de enseñanza en Huaxpaltepec, Pinotepa de Don Luis, Zacatepec, Tetepec y Atoyac.86 En marzo de 1897 la cárcel de Jamiltepec contaba ya con su muro exterior de 5.5 metros de altura y formando un cuadrado que tenía por lado 45 metros, la portería era de cañón y se encontraban en construcción las puertas y rejas que serían de fierro.87 En julio de 1897 se seguía con la constante construcción y mantenimiento de las obras publicas en todos los pueblos. En Huaxpaltepec la construcción de la escuela de niños estaba paralizada por falta de fondos y se construía la casa curatal. En Tetepec la construcción de escuela de niños paralizada. En la cabecera se construyó un pozo con bomba para la plaza del mercado que costó 1500 pesos con trabajo voluntario del pueblo. En Lo de soto se construía el templo católico. En Chico Ometepec se terminó la cárcel municipal con gasto de 150 pesos, con trabajo y donativos voluntarios. En Pinotepa de Don Luis con 100 pesos se concluyó el palacio municipal con trabajo y donativos del pueblo. En San pedro Atoyac se terminó el palacio municipal que costó 300 pesos obtenidos por donativo y trabajo del pueblo. En Cacahuatepec se llevó a cabo la blanqueadura de la sala municipal y la recompostura de la escuela de niños. En Tlacamama se terminó el templo católico al igual que en Cortijos y Estancia Grande.88

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AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 14, Exp. 4. AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 14, exp.3. 88 AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 24, Exp. 21. 87

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El caso de un pueblo indígena En la época que nos ocupa San Juan Colorado, al norte del distrito, un pueblo 100% mixteco, la paz y la nueva economía lo condujeron a una relativa prosperidad económica y social con lo que se pudieron emprender obras públicas que hasta entonces no se habían podido llevar a cabo, las cuales consistieron principalmente en mejoras en las vías de comunicación pero dentro del pueblo también se realizaron cambios, de suerte que en el periodo de poco más de treinta años se realizaron más cambios y mejoras que en todo el siglo XIX. A principios del régimen todas las casas eran construcciones extremadamente sencillas, las habitaciones por lo regular eran de troncos unidos entre sí por lianas, otras construcciones eran en el sistema mixteco de namayutu y se techaban de zacate u hojas de beliján, incluso los edificios públicos eran similares, si acaso más grandes. La casa municipal construida en 1870,89 no era la excepción, aunque era más grande, espaciosa y útil que el resto de las construcciones privadas, se localizaba en la plaza central, separada de ella se encontraba la cárcel municipal que era una construcción de gruesas maderas lo que formaba prácticamente una jaula.90 Pero sin duda la construcción que dominaba el espacio era la iglesia que se

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Como en casi todos los pueblos costeños, no existen edificios coloniales en la actualidad, esto se debe a que no se realizaron obras monumentales y porque de haber existido estas, los constantes terremotos que afectan a la región no permitieron su permanencia. 90 AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 19, Exp. 32.

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encontraba exactamente frente a la casa municipal separado por la espaciosa plaza.

Pueblos con mas viviendas en 1877 800

740

600

446

400

390

313

268

259

Viviendas

200 0

Pinotepa Nacional

Jamiltepec Huazolotitlán Pinotepa de Zacatepec Don Luis

San Juan Colorado

Para 1883, los edificios públicos con los que contaba el pueblo eran: la iglesia, la casa municipal, la cárcel, la casa curatal y todos estaban hechos de “palos, tierra y techo de zacate” además de contar con su panteón que tenía cerco de madera, todos estos edificios valuados en $ 200.91 Pero tan pronto como la era porfiriana avanzaba estos edificios fueron sustituidos por otros o simplemente su valor aumentó con el paso de los años. La vieja casa municipal de madera y zacate de 1870 seguía siendo funcional en 1897 cuando fue valuada con un valor de $ 99.00, prácticamente la mitad de lo que todos los edificios de San Juan habían 91

Esto según el informe del jefe político Lanza, véase en Martínez Gracida (1883), Colección de cuadros sinópticos.

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sido valuados en 1883. La cárcel fue sustituida por otra más espaciosa y segura que se construyó en 1890 de adobe y teja que aunque construida de mejor material que la casa municipal, era mucho más pequeña y fue valuada en $ 79.00. El panteón establecido en 1822, había sido cercado con gruesos troncos y lianas con valor de $ 89.00. Las casas curatales también fueron sustituidas en 1892 por otros edificios a base de madera y zacate que valían $ 58.00. Por último, el espacioso y sencillo templo a una pieza construido en 1840 a base de namayutu y techado de zacate, en pleno apogeo del porfiriato fue sustituido por un templo mucho más grande en 1889, esta construcción a base de gruesos adobes y techada con teja no solo dominaba la plaza central sino que se levantaba como un gigante entre las pequeñas casas del pueblo, a la distancia los viajeros que venían rumbo al pueblo la podían ver erguirse entre los árboles.92 En 1897, se le realizaron ampliaciones, se le revistió de cal por lo que valía $197.00, lo que en su conjunto valían todos los edificios públicos 12 años antes.93 Como podemos observar, el último edificio era el más caro por lo tanto podemos presuponer que era de dimensiones mucho mayores que el resto de los edificios públicos, además se construyó de mejores materiales.94 Los últimos grandes cambios se darían justo en la recta final del porfiriato, los primeros diez años del siglo XX fueron de grandes 92

AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 24, Exp. 31. Para ejemplificar la dimensión del edificio se le puede comparar con la iglesia de San Pedro Jicayán que, aunque mucho más antigua fue valuada en similar valor. 94 AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 24, Exp. 17. 93

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desastres naturales y económicos que afectaron duramente al pueblo, en agosto 1906 al realizar una visita el jefe político Juan Genaro Sánchez reportaba al gobernador que en vista que su casa municipal y la cárcel se encontraba en “lamentable estado” procedió a invitar a “las autoridades y al vecindario para que arbitrándose recursos entre ellos mismos se mejorara las condiciones de los mencionados edificios con lo cual estuvieron de conformidad, conviniendo en celebrar juntas para acordar en ellas lo necesario y someterlo a la aprobación de la Superioridad”95 así frente a todas las adversidades, a partir de entonces, la modernización al estilo mestizo había contagiado al pueblo, construcciones de adobe revestidas de cal y techadas de tejas, con innovadores diseños se dejarían ver. San Juan empezaba a despuntar en un reordenamiento del espacio público y nuevos estilos arquitectónicos, pero solo unos años después de iniciado el siglo XX todas las mejoras en edificios públicos proyectados como el trazo definitivo de las calles, la introducción del telégrafo y tal vez del teléfono fueron bruscamente cancelados por la irrupción de un movimiento social que vino a estancar al pueblo en un largo periodo de retroceso económico. Mucha gente en el distrito del sector privilegiado que vivió los beneficios del régimen demolieron sus rusticas casas para construir sus nuevas “mansiones”, así pasó en San Juan Colorado cuando la élite indígena demolió sus rusticas casas de bajareque. Es muy poco lo que conocemos de la formación de esta élite pueblerina, durante todo el siglo XIX fue indiscutible el predominio, poder y control de la familia

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AGEPEO, Secretaria de Gobierno (Porfiriato), Leg. 70, Exp. 18.

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García de los Reyes (apellido que se simplificó a Reyes en el porfiriato) que se encontró muy relacionada con la poderosa familia Parada de Jamiltepec, de la familia Marín la encontramos ocupando cargos coloniales y apelando ante la Real Audiencia de México, durante el porfiriato un Marín formaba parte del circulo electoral de Jamiltepec, un selectísimo grupo de personalidades que incluía a Dámaso Gómez y a Cosme del Valle, la familia Marín mantenía relaciones sociales y comerciales con los Leyva, poderosa familia criolla del vecino pueblo de Pinotepa de Don Luis. Mantuvo relaciones sociales y comerciales en buenos y a veces en malos términos con Don Dámaso Gómez el personaje más poderoso de la región. A nivel local, estas familias mantenían lazos de parentesco y mantuvieron su círculo familiar estrechamente cerrado, pues en sus árboles genealógicos se repiten una y otra vez los mismos apellidos, así insistentemente en la genealogía Marín repite los apellidos García y en ocasiones Nicolás y Reyes, y sabemos por relatos que mantuvieron sus matrimonios arreglados hasta finales del siglo pasado. Los pocos mestizos se relacionaron entre ellos y buscaron mezclarse con las familias de la élite indígena y así pasó pues a finales del porfiriato se encuentran algunas combinaciones de la familia Marín con los Leyva y los De la Paz, aunque en la actualidad estos apellidos ya no existan en el pueblo, por su parte un mestizo, Gabino Baños durante casi todo el periodo porfiriano fungió como Secretario municipal del ayuntamiento y dominaba la variante local del mixteco por lo que pudo mantenerse en los círculos de poder.

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Don Antonio Reyes y Don Juan Marín idearon la construcción de una nueva casa municipal pues la existente era una construcción de madera y barro, todo esto para armonizarla con sus recién construidas casas de material que ocupaban el extremo sur de la plaza-paque central y que presentaban hacia ella amplios corredores con columnata, además con el resto de la élite y el ayuntamiento diseñaron y construyeron aportando dinero la primer avenida empedrada del pueblo, que se trazó justo en frente de sus casas, obra que junto con el hermoso palacio municipal con columnata y blanqueado, fueron inaugurados en 1910 en la celebración del centenario de la independencia, dándosele el nombre de “Avenida de la Independencia”, quedando así una plaza central con quiosco y jardín, al oeste el palacio municipal que arquitectónicamente armonizaba con las casas de las élite indígena al sur de la plaza, al este se ubicaba el recién construido templo católico, mientras que al lado norte se ubicó el espacio para un improvisado mercado y las casas de las familias Baños, Leyva, Arreola, De la Paz, mestizos provenientes de Jamiltepec que durante todo el periodo intentaron insistentemente incluirse en la élite del pueblo, fue así como al menos en las inmediaciones de la plaza central de este pobre e aislado pueblo mixteco, la élite indígena ideó y construyó sus nociones de modernidad influenciados por los mestizos con quienes compartieron sus espacios, diseñaron y llevaron a cabo sus representaciones estéticas de esta modernidad, estas construcciones actualmente ya no existen, solamente queda el trazo de la ahora llamada Calle Independencia. El origen de esta élite se remonta al periodo colonial, aunque estas familias perdieron poder económico tras la caída del comercio de la grana cochinilla y quedaron bajo la sombra de la familia García de los 100


Reyes. No fue hasta el porfiriato en que resaltaron nuevamente, dedicándose a la ganadería, la siembra de algodón, el comercio y principalmente la producción de panela que surtían a toda la región y más allá. Tras la caída del régimen porfiriano todas estas familias cayeron nuevamente en la miseria tras la reforma agraria postrevolucionaria, una revolución que no solo destruyó la economía y los mecanismos de producción del pueblo sino también todos los proyectos “modernistas” que se habían emprendido.

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CUATRO|BUSCANDO LA MODERNIDAD

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Orden y legibilidad El éxito que tuvieron las políticas porfirianas con la privatización de la tierra y la introducción del capitalismo, la concentración del poder en la figura del presidente municipal y la centralización del mismo en el jefe político formaron parte del proceso de secularización de la sociedad, de los reordenamientos para hacerla más legible, razonable y moderna.96 Así en pueblos donde el calendario religioso había regido la vida diaria, se lograron introducir otro tipo de celebraciones y cultos a los héroes nacionales, por ejemplo la celebración del día de la independencia que se tornó muy importante. Todas las políticas emprendidas por el gobierno estaban encaminadas al proceso de secularización que el gobierno pretendía de la sociedad, de esta forma se quería formar ciudadanos nacionalistas que hicieran a un lado sus sentimientos religiosos para poder fortalecer al Estado. Pero pese a todo, los presidentes municipales siguieron participando activamente en procesiones y actos religiosos que desde luego estaban prohibidos por el gobierno, por lo que no en pocas ocasiones los integrantes del ayuntamiento fueron multados por la jefatura política al incurrir en estas faltas.

Nunca antes en la historia del país se habían realizado tantos reglamentos para normar la conducta apropiada de los ciudadanos, por ende, nunca antes se habrían cobrado tantas multas ni habían sido reportadas con tanta prontitud como en la época porfiriana. De todos los 96

Para profundizar véase Overmyer, Visiones de la Ciudad Esmeralda.

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pueblos se sancionaban acciones que contrariaban la modernidad del pensamiento porfiriano y estos recursos fueron enviados a Jamiltepec de forma regular durante todo el periodo, de suerte que el jefe político solicitó al gobernador del estado autorización para asignar lo recaudado de multas en los pueblos para dar prioridad a las mejoras materiales. El palacio municipal de Jamiltepec, en parte fue levantado con el pago por las faltas cometidas en todos los pueblos del distrito. Una sociedad ordenada, que se pudiera leer fácilmente y así mismo escribir “a modo” era el ideal porfiriano para la paz y finalmente el progreso, los métodos que usó fueron retomados de Francia, los castigos corporales de la época colonial quedaron atrás y se estableció un espacio, un tiempo y un precio para la reposición de una falta. Para garantizar el orden se crearon reglamentos que debían de ser obedecidos por todos los ciudadanos, para el cumplimiento de estas normas y conservar el orden durante el periodo porfiriano se instituyeron policías municipales en los pueblos y es la razón por la que la principal obra material que se construyó en todos ellos sin excepción fueron cárceles para castigo de los trastornadores de la paz y el progreso, como se comentó en los capítulos anteriores en la capital regional se construyó una nueva cárcel nacional, se instaló un grupo de policías rurales guardianes federales del orden y se construyó un hospital para la atención y regulación sanitaria, en la cual destacó la vacunación contra la viruela. La instauración de un grupo de policías rurales de corte federal en Jamiltepec permitió relativamente un aire de tranquilidad, por lo que en la región no hubo una revuelta en el periodo, los ayuntamientos de los pueblos también crearon sus policías municipales para procurar la 104


paz y la tranquilidad, patrullando las inmediaciones y el interior de los pueblos. El gobierno porfiriano estaba convencido de que la única forma por la que se podría sacar al país adelante era a través del orden, el cual se alcanzaría solamente normando la conducta de los ciudadanos. Es por ello que en todas las cabeceras municipales se instituyeron bandos y reglamentos para las distintas actividades humanas, más que nunca la jefatura giraba las órdenes del gobierno hacia los municipios procurando que se cumplieran. El constante intento de los gobiernos por ordenar, controlar, racionalizar y volver legibles a los pueblos fue notoriamente marcado en la era porfiriana, todo en miras de simplificar la administración y acabar con el desorden anterior, de esta forma se buscaba la modernización. Una de las medidas tomadas fue la de eliminar todo aquello indeseable de los centros de las poblaciones para volverlas más agradables, por lo que se levantaron en los pueblos una serie de regulaciones para que las élites sacaran del centro de las poblaciones aquello que según la moral se considerable indeseable. Muestra clara fue Pinotepa Nacional en donde las familias indígenas fueron desplazadas a colonias periféricas y sacadas del centro, junto con sus elementos tradicionales, como sus viviendas y sus animales domésticos. En el caso de San Juan Colorado, un pueblo mixteco, la élite indígena gobernante sacó del centro de la población el expendio de bebidas embriagantes, de suerte que aquellas personas que se pasearan en el centro en estado de ebriedad eran remitidas a la cárcel. 105


Se prohibió además el sacrificio de animales de consumo a la luz del día y desde entonces hasta hoy se realiza en la madrugada, inclusive se instituyó un impuesto municipal de rastros en la cual todo aquel que sacrificaría un animal para consumo o venta debía de dar aviso al ayuntamiento y además pagar un impuesto, un funcionario acudía a verificar los animales que serían sacrificados e investigaba en sus registros si no se había reportado un animal robado de esas características, indagaba de forma verbal la procedencia y el dueño que vendió o donó el animal, el monto pagado y los términos en que se había realizado la compraventa, una vez verificado daba aprobación del sacrificio y por ultimo verificaba que se realizara en horas adecuadas y por personas ya conocidas por el ayuntamiento como sacrificadoras. También se levantó un reglamento para la realización de bailes populares para cuya realización se necesitaba autorización y el pago de un impuesto. La centralización del poder en la figura de presidente de la república, solamente se podía lograr manteniendo el orden en el gobierno, para lo cual era necesario conocer a los gobernados y por eso se crearon estadísticas para volver más legibles a los pueblos y de esta forma poderlos administrar de una mejor forma, así mismo se levantaron padrones y censos detallados de la población para conocerla. Se redactaron “cuadros sinópticos” una serie de escritos en que los jefes políticos con información dada por las autoridades de municipales elevaron informes en los cuales racionalizaron la composición de los pueblos. Informaban temas de geografía, también la composición social y las actividades comerciales de los pueblos y sobre todo informaban sobre sus edificios públicos, los cuales fueron valuados en pesos, esto da una idea de hasta qué punto las élites racionalizaron sus espacios 106


para volverlos legibles y poderlos transformar, sustituir o “modernizar”. Al dar los valores en pesos de los edificios de cada uno de los numerosos pueblos nos muestra el éxito que tuvieron los gobiernos porfirianos en examinar, analizar, racionalizar y administrar sus espacios y edificios públicos. Uno de los cuadros sinópticos más detallados de la región fue que el compuso el jefe político Rafael H. Lanza en 1883, en donde informa valores de los edificios públicos, en informes posteriores de manera sorprendente casi todos estos edificios habían sido sustituidos por nuevos o retocados disparando su valor en subsecuentes valuaciones. Así mismo se enviaron estadísticas informando diversos tópicos como lo son las fabricas existentes en el distrito, aportando además informe sobre la producción, el monto invertido y las ganancias generadas, mostrándonos nuevamente el control que los gobiernos mantenían sobre las producciones y los valores monetarios. También se hicieron registros de las personas consideradas “distinguidas”, se levantaron padrones especificando como en la colonia la raza y el idioma y se levantaron registros de los nombres de los terratenientes de cada uno de los pueblos y los impuestos que aportaban al estado, esto nos da constancia que la modernización no solo abarcó los espacios, los proyectos materiales sino que también tuvo consecuencias profundas en la reproducción, racionalización y administración de la sociedad y de la economía.

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La élite y sus sueños progresistas

La paz porfiriana dio paso a una nueva generación, la cual a diferencia de sus padres no vivieron la guerra, ni los desórdenes políticos a la orden del día característicos del siglo XIX, por lo que adoptaron prácticas que los identificaría con una clase social diferente y moderna, de esta forma los hijos de las élites costeña salieron de la región y regresaban a ella con nuevos ideales y conceptos de la modernidad. Esta nueva generación que transitaron su juventud por la paz, traería nuevos conceptos en todos los sentidos, lo que provocaría que en la calurosa región se dejaran ver nuevos y elegantes trajes, se construyeron nuevos edificios con innovadora arquitectura y se emprendieron obras públicas. Las élites gobernantes siguiendo el lema porfiriano de orden, paz y progreso, crearon regulaciones para traer orden a sus pueblos, en ese sentido los pueblos físicamente fueron reordenados para hacerlos más legibles y poder así controlar los espacios y a las personas que habitaban o transitaban por ellos. Para la clase alta de la costa, pese al arraigo a sus pueblos, no había espacio geográfico más civilizado y moderno que la ciudad, la conexión de los pueblos costeños con la ciudad de Oaxaca pese a la enorme distancia que los separa fue mucho mayor, la legendaria ciudad de México por otro lado también fue destino de estas élites. Durante el porfiriato, las élites costeñas contaban con domicilios en la ciudad de Oaxaca y mantenían lazos de parentela con algunos de sus habitantes. La nueva generación transitada por la paz porfiriana poco a poco rompería sus conexiones con los pueblos de la costa y cada vez estaría 108


más relacionada con la poderosísima vallistocracia de la ciudad, para finales del porfiriato muchos de los integrantes de esta élite preferían vivir en Oaxaca o México que en Pinotepa o Jamiltepec, sus descendientes romperían el lazo con la Costa Chica. El joven estado mexicano construido por Porfirio Díaz dejó sus símbolos por todos los espacios construidos en la época porfiriana, aunque la mayoría de los pueblos de la Costa Chica se preocuparon por construir templos como parte de la modernidad , se dio preferencia por construir los símbolos del poder del estado, así en aras del progreso las rústicas casas consistoriales del siglo XIX, fueron derrumbadas para dar paso a imponentes casas municipales que se empiezan a llamar palacios municipales, los cuales fueron construidas siguiendo las nuevas tendencias arquitectónicas y con todo el lujo posible para crear oficinas dignas del estado, así mismo las plazas fueron reconstruidas la mayoría de ellas secuestradas por jardines, en las cuales se colocaron monumentos para celebrar el pasado de la región, además bustos y estatuas de los personajes de la historia como parte del culto recién creado a los llamados desde entonces “héroes de la patria”. Las plazas donde anteriormente se habían realizado innumerables ceremonias de tipo político desde la época colonial, sirvieron para poner en escena los rituales propios de la nueva religión de estado: el civismo. Así se llevaron a cabo cultos no solo a los héroes del pasado sino también al mismísimo presidente Porfirio Díaz, con esto los pueblos no olvidaban la imagen del presidente y así se les enseñaba a los sectores populares a tener respeto por sus autoridades. Las recién creadas calles tomaron el nombre de estos héroes del pasado, en casi todos los pueblos se construyeron calles a las que se le otorgó el nombre de “Independencia”, “Benito Juárez” o “Porfirio Díaz”. 109


Contrario a los castigos corporales implementados durante la época colonial, la cárcel fue el espacio predilecto porfiriano para la corrección social de los transgresores de las normas. Las élites pueblerinas desde el ayuntamiento dictaron sentencias como multas y horas de prisión a aquellos que transgredían sus normas y remitían al juez de distrito los casos considerados graves como el homicidio en que los presos eran remitidos a la cárcel nacional de Jamiltepec para cumplir su condena. Sirviéndose de su poder representativo estas élites condujeron a sus pueblos hacia una dirección y cambiaron sustancialmente el comportamiento y los ideales mostrados por el resto de la sociedad, las reglas fueron escritas en papel y las faltas fueron castigadas, para conducir a los pueblos hacia la modernidad porfiriana. Muchos de los transgresores del orden que pasaron por las cárceles municipales de sus pueblos de manera indirecta contribuyeron a la modernidad imaginada por las élites de sus pueblos, pues por una parte al cumplir una sentencia en un lugar asignado ponían en escena de la vida real el ideal porfiriano del orden también muchas veces con el producto de sus multas o el trabajo a que eran forzados a realizar ayudaron a levantar y mantener los edificios símbolos del progreso. La mayoría de los recién creados parques municipales fueron construidos, limpiados, cuidados y mantenidos gracias al trabajo gratuito que dieron las personas que desfilaron por las cárceles de los pueblos como parte de su condena y contribuyeron mediante estas acciones a construir, imaginar, inventar y recrear la modernidad, involucrados sin saberlo, aún en los pueblos más marginados, a reproducir para beneplácito de sus elites gobernantes modelos tomados de Francia. 110


Inventando la modernidad

El espacio de los pueblos como Jamiltepec y Pinotepa Nacional sufrirían grandes cambios, cuando las élites dirigentes sacaron del centro del pueblo los elementos considerados tradicionales, de esta forma las sencillas y rústicas construcciones de las casas indígenas fueron eliminadas y reemplazadas por nuevos edificios, organizados en calles y cuadras, mientras que los indígenas y sus elementos tradicionales fueron desplazados a las márgenes del pueblo. En un padrón levantado en Pinotepa Nacional en 1890 se evidencia la presencia de población mestiza ocupando los barrios centrales, los indígenas en los barrios contiguos y los afrodescendientes viviendo en cuadrillas fuera del casco de la población. De esta forma el centro de las poblaciones porfirianas se mostraría como un sector espacial privilegiado, un lugar en donde los grupos sociales más poderosos e influyentes vivían. En las cuadras inmediatas a la plaza central las élites se relacionaban, convivían, negociaban y también ideaban sus conceptos de la modernidad, este patrón no solo era exclusivo de las élites criollas también las élites indígenas de los pueblos mixtecos, como en el caso de San Juan Colorado, en donde la primer cuadra a la redonda de la plaza central estaba ocupada por las familias Reyes, Marín, Nicolás, y García quienes compartieron sus espacios con las familias mestizas Baños, Leyva, Arreola, De la Paz, y establecieron vínculos sociales y comerciales, incluso enlaces de parentesco y compadrazgo, a diferencia de otros pueblos la élite indígena siguió controlando el pueblo y no permitió que los mestizos se apoderaran de su ayuntamiento. Cuando en 1910 se inauguró la moderna “Avenida de 111


la Independencia” como una idealización de la élite mixteca de la modernidad, la familia Marín y Nicolás ya había construido sus espaciosas casas de material en ella. En sus proyectos de modernizar el espacio, como ya se ha comentado, las élites dirigentes no solo redistribuyeron dichos espacios, sino que les dieron nuevos usos y significados, mientras se rompía con la distribución mesoamericana de las casas habitación de los mixtecos en derredor de patios centrales y se sustituían por solares con entradas desde las recién construidas calles, también se les daban nuevos usos a los espacios existentes. Ejemplo de ello fueron las plazas, desde la época colonial las poblaciones se distribuían derredor a una plaza central en donde se encontraban las sedes del poder virreinal y del poder eclesiástico, estos eran espacios públicos en donde todos los sectores de la sociedad se relacionaban, un espacio propio de los sectores populares, en donde por lo regular se podía encontrar un mercado al aire libre. Durante el porfiriato este uso en la grandes ciudades fue desplazado, un espacio antes abierto fue secuestrado por jardines siguiendo la tendencia francesa, volviéndolos espacios más reservados, los sectores populares que se reproducían en estos espacios fueron desplazados, así el mercado fue trasladado a un espacio designado y restringido, fueron sacados los elementos populares, para reemplazarlos por jardines para recreación de las élites y para la puesta en escena de los símbolos del progreso, como monumentos, estatuas y las nuevas ceremonias cívicas en que el estado hacia alarde de la modernidad.

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Fue lo que sucedió en Jamiltepec cuando el mercado fue sacado de la plaza central y reasignado a un espacio construido para tal motivo, mientras que el espacio abierto fue cubierto por un jardín en que se celebraban los monumentos del pasado como los monolitos prehispánicos, los relojes de sol coloniales, el templo colonial y se mostraban los nuevos edificios modernos como lo fue el palacio municipal y las casas de material construidas por la élite. En la mayoría de los pueblos, los jardines fueron la máxima expresión de reordenamiento espacial de la modernidad porfiriana. Así, aunque no dejaron de ser espacios públicos se les asignó un nuevo simbolismo, imagen y uso, un espacio en que el estado porfiriano celebraba sus triunfos y mostraba a los sectores populares sus logros. Este espacio público que servía como punto de reunión para la reproducción de los sectores populares de la sociedad se convirtió en un espacio restringido en donde ciertas actividades y conductas fueron desplazadas hacia la periferia de los pueblos o en su caso sancionadas. Los jardines o mejor conocidos en la región como parques municipales sirvieron además para trasmitir el ideal porfiriano de la modernidad, en la cual el hombre dominaba a la salvaje naturaleza y le daba un orden, la volvía legible y la dominaba, no es cosa rara entonces que los gobiernos municipales se esmeraban en el cuidado de dichos jardines y hacían gastos en plantas y flores, las cuales se sembraban siguiendo un diseño, inclusive en algunos casos se realizan figuras cortando las hojas y ramas de las plantas, como ejemplo del dominio del hombre sobre la naturaleza y los conceptos de embellecimiento del espacio público, como un símbolo del triunfo de la modernidad sobre el salvajismo. En estos espacios siempre que fuera posible se colocaba la imagen de un personaje de la historia para ensalzar el culto cívico y se 113


rindió culto no solo a los héroes del pasado sino también al mismísimo presidente Porfirio Díaz, con esto los pueblos no olvidaban la imagen del presidente y así se les enseñaban a los sectores populares a tener respeto por sus autoridades. La razón por la cual se trazaron calles, se delimitaron manzanas y se dividieron en barrios y colonias fue para garantizar una mejor administración y control sobre los residentes de los pueblos. De esta forma la policía podía vigilar de forma más efectiva. En los pueblos mixtecos, cada barrio o sector en que se dividió al pueblo asignaba anualmente a un teniente el cual coordinaba a la policía a su cargo para resguardar el orden. Los pueblos de la Costa Chica, sufrirían un “afrancesamiento” que no nos resulta evidente a simple vista y porque como se mencionó en otro lugar la gran parte de las construcciones ya no existen, ya no nos son tangibles. Así en todos los pueblos coloniales es decir aquellos que existían desde por lo menos hace dos siglos, se trazaron calles, aunque no en todos se hayan construido como tales al momento de la revolución, con lo cual las viviendas fueron agrupadas en manzanas, luego en barrios y colonias. Se buscó insistentemente la urbanización del espacio o al menos así se logró a hacer en Jamiltepec y Pinotepa Nacional, los edificios públicos sufrieron un proceso de monumentalización, es decir se realizaron obras que representaran el poder económico y político y fueran símbolos del progreso porfiriano, como lo fue la construcción de los llamados palacios municipales. El embellecimiento del espacio con la instalación de parques municipales y las regulaciones encaminadas a mantener la limpieza. Los edificios privados construidos por las élites que, aunque no llegaron a 114


ser monumentales como los de las ciudades, mostrarían una nueva y hermosa arquitectura ecléctica a base de materiales y necesidades de la región, en donde no se pudieron construir edificios altos por los constantes terremotos. Las regulaciones establecidas por los ayuntamientos para establecer el orden con lo que buscaron la modernización de la sociedad. La aparición de establecimientos y proveedores de servicios, como los fueron las herrerías, las fábricas de jabón, panaderías, las peluquerías y oficios como tortilleras, costureras o empleados domésticos. El crecimiento espacial de todos los pueblos de una forma organizada y previamente trazada en torno a vialidades. Los casas de bajereque y madera tradicionales debían de desaparecer y debían de ser sustituidas por construcciones de mampostería, piedra o en su caso de adobe, todas blanqueadas con cal, debían tener amplios corredores, balconería y terminados barrocos, ventanales renacentistas, corredores con portales o columnatas neoclásicas y aun cuando las habitaciones se construyeran en derredor a un patio central, según la usanza mixteca, las habitaciones debían de tener sus entradas dirigidas a las calles y a los espacios públicos, para dejar las actividades de los patios en la privacidad. Este reemplazo arquitectónico de hecho se hizo en todos los pueblos en mayor o menor medida y en derredor a la plaza-parque central y siguiendo las principales avenidas, aquellas construcciones que ya estaban construidas a principios del siglo XIX y aquellas coloniales que por su importancia no se demolieron fueron objeto de constantes mejoras y mantenimiento, siguiendo los nuevos modelos arquitectónicos, todo con motivo de buscar el embellecimiento y urbanismo de los pueblos, para volverlos “hermosos”, “modernos” y “pintorescos” como los describían brevemente los jefes políticos al momento de ufanarse y presumir al 115


gobierno sus logros en las mejoras materiales de los pueblos confiados a sus cuidados. Cuando Rafael H. Lanza redactó el Cuadro Sinóptico del Distrito de Jamiltepec en 1883, confiaba en que los pueblos del distrito de Jamiltepec, se encarrilarían en la senda de la paz, el progreso y la modernización. Bajo esta directriz se tenderían nuevas ideologías que reestructurarían las relaciones sociales en categorías de clase, raza y género, todo ello encaminado a la secularización, ordenamiento y legibilidad de la sociedad para alcanzar la modernidad, la élite distrital, así como las élites pueblerinas idearon sus propios discursos de esta modernidad. Al igual que sus homólogos de las ciudades capitales, la élite de la capital distrital y de sus pueblos comerciales entenderían la modernidad porfiriana como una innovación en la cual los elementos considerados antiguos debían de eliminarse, es decir, la tradición debía de desaparecer para dar paso a nuevas prácticas, dentro de este concepto lo indígena no tendría cabida. Pero al mismo tiempo de forma sorprendente se daría una reivindicación del pasado más autóctono, como un pasado lejano de donde se había originado la mexicanidad. Una de las obras porfirianas más relevantes, no solo por la obra en sí sino porque representó un momento en que mestizos e indígenas compartieron un hecho y lo celebraron juntos, ocurrió el 16 de septiembre de 1885, con motivo de las fiestas patrias la élite mestiza decidió emprender una ambiciosa obra para enaltecer a la "raza indígena" prehispánica. Se encargó a Manuel Rodríguez la construcción de un camino carretero de 25 kilómetros de largo hacia los bajos del Río Verde, con la ayuda de todos los pueblos del distrito se iniciaron las 116


obras, finalmente, los trabajos concluyeron el día señalado que se celebraba “el aniversario de la Independencia” y sirvió para “el transporte de un ídolo de piedra de granito que se hallaba en los terrenos de “Los Herreros” distante 20 kilómetros de este lugar (…) al colocársele en el centro de la plaza de este lugar, el público hizo grandes demostraciones de entusiasmo, tanto por tener a la vista una obra que revela el grado de civilización a que llegaron los indígenas que poblaron estas comarcas…”97 En las grandes capitales del país las élites dirigentes hicieron una reconciliación sorprendente con el pasado más antiguo de México, se mostró un orgullo patrio fomentado desde la infancia en las aulas por el gobierno porfiriano, así el origen de este país se saltó 300 años de la Nueva España, a la cual mostró como una especie de edad media, y mostró orgulloso ante el mundo entero su conexión y orgullo por su historia prehispánica, se presumió siempre que se pudo a la gran ciudad de México como heredera directa de la Gran Tenochtitlán, muestra tangible de ello fue que el gobierno gasto tiempo, dinero y otorgó un espacio privilegiado al imponente monumento en memoria del que sería considerado desde entonces el primer héroe de la patria: el emperador Cuauhtémoc. Así los descubrimientos arqueológicos cobraron una importancia sin precedentes y empezaron a ser resguardados por el gobierno para su preservación y exposición ante los ojos maravillados del mundo. Así se proyectaba que México desde sus más antiguos orígenes había sido un país civilizado, que podría competir con cualquier 97

AGEPEO, Gobierno de los Distritos, Jamiltepec, Leg. 23, Exp. 32..

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otra civilización del mundo y era por ello que merecía su privilegiado espacio entre las potencias mundiales de su época. El gobierno mexicano durante una exposición mundial realizada en París, dejó con la boca abierta a Francia y los países más poderosos presentes en esa exposición cuando su pabellón de exposición fue una reproducción a gran escala de un palacio azteca. Estos ideales también llegaron hasta la lejana región de Jamiltepec, desde este periodo tan asombroso que vivió el país hasta el día hoy, generación tras generación, todo aquel que ha visitado Jamiltepec ha tenido que pararse a contemplar el monolito prehispánico que los ideales porfirianos colocaron ahí hace 130 años. Más de un siglo después sigue cumpliendo con la misma función por el que fue colocado: demostrar al mundo el grado de civilización que siempre tuvo la región. Pero tal como entonces, hasta ahora, se trata de un doble discurso, al tiempo que la élite se emocionaba con el grandioso pasado indígena, porque así lo entendían un pasado que se había extinguido, no daban crédito a sus contemporáneos indígenas descendientes directos de aquellos a los que admiraban. Mientras que tachaban de incivilizados a los mixtecos que les eran contemporáneos exaltaban la civilización a la que habían llegado los mixtecos prehispánicos. Los liberales porfirianos estaban convencidos que el único futuro viable para la nación era su modernización, a costa de lo que fuera, así los indígenas que se aferraban a sus tradiciones debían de ser eliminados culturalmente, sus lenguas debían de desaparecer, sus vestidos, su comida, sus costumbres y todos debían culturalmente ser mexicanos – es decir, adoptar la cultura mestiza y sus constantes miras hacia Europa-. Durante sus viajes por la diócesis de Oaxaca, el opulento 118


obispo terrateniente Eulogio Gillow y Zavalza criticó insistentemente a los indígenas y sus costumbres, muchas de las veces los comparó con animales, de origen poblano este criollo que era amigo de Porfirio Díaz fue educado en Europa y a su regreso aceptó la titánica encomienda de hacerse cargo de una de las diócesis más pobres y aisladas, fue el primer obispo que recorrió los pueblos distantes de la capital oaxaqueña y dejó constancia de sus viajes y sus impresiones, así por ejemplo no comía tortillas por considerarlas ordinarias y solamente bebía vino. Cientos de indígenas cargaron sobre sus hombros la silla en la cual el obispo sentado recorrió en largos viajes su dilatada diócesis, al llegar a la Costa Chica se horrorizó de la desnudez de las mixtecas y de las edades a las que contraían matrimonio. Desde estos tiempos hasta la actualidad, las élites dirigentes crearon un discurso hipócrita sobre lo tradicional y la modernidad, de esta forma ante situaciones especiales se mostraron orgullosos de los elementos tradicionales, llevaron fuera de la región los trajes, las costumbres y los productos indígenas y negros como un atractivo, una apropiación que hasta la actualidad podemos escuchar en frases como “nuestros pueblos”, “nuestros indígenas”, “nuestras artesanías”. Al mismo tiempo en sus conceptos de modernidad rechazaron abiertamente estos mismos elementos, por un lado, podían presumir las artesanías indígenas y por otro las consideraban baratijas que no encontraban cabida dentro de la modernidad. Desde el porfiriato en Oaxaca, la tradición confrontada con la modernidad, podría ser utilizada

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a beneficio de las élites, la tradición pasó a ser rehén de la modernidad.98 Por otra parte también en las plazas con su nuevo aspecto y uso se realizaron los rituales cívicos que servían para enseñar y educar a las masas populares sobre los ideales del liberalismo, ya que estas masas no sabían leer era necesario hacer una representación teatral para que no olvidaran el pasado, en este caso una historia patria inventada que contaba con héroes y villanos, y así inculcar el nacionalismo, además poniendo en escena el turbulento pasado de la historia de paso se aprovechaba para justificar la permanencia de Porfirio Díaz en el poder, el ángel de la paz quien había traído el orden y el progreso. Se enseñaba así el culto a la personalidad de Díaz y se fomentaba la obediencia a su gobierno. Así mismo era un telón en que las élites locales se relacionaban con los recién incorporados extranjeros en que les inculcaban la historia de la región y además les exhibían orgullosos los logros del régimen para llevar a los pueblos por la senda de la paz y el progreso. Servía para exponer a los pueblos a los ojos del mundo, como pueblos que caminan hacia la modernidad con la decidida administración de Porfirio Díaz y de ese modo justificaban su régimen. 98

El ejemplo más claro era la propia ciudad de Oaxaca en donde la élite aclamaba la modernidad porfiriana y por otro lado vendía el pasado indígena, sus edificios antiguos y “a sus pueblos indígenas y sus tradiciones”. Fue en el periodo porfiriano cuando se creó este discurso que hasta el día de hoy podemos vislumbrar en su máximo exponente que es la Guelaguetza.

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La era porfiriana influyó notoriamente inclusive en esta aislada y lejana región, sus ideales y proyectos transformaron profundamente a la sociedad de su época. Hasta el día de hoy sin saberlo transitamos por calles, edificios simbólicos, seguimos reglas de comportamiento, compramos y vendemos, creamos discursos, buscamos un orden, perseguimos el progreso, e ideamos diariamente la modernidad desde nuestros nuevos conceptos, basados en modelos que se idearon y se pusieron en marcha gracias a la decidida actuación de un hombre, considerado por la mayoría un villano, no solo eso, sus propios métodos fueron usados en su contra para convertirlo en la historia patria inventada como uno de los peores villanos. Un hombre que dedicó su vida entera a velar por los intereses de la patria, que murió triste, desairado, traicionado, lejos de la tierra por la que puso en tantas ocasiones en riesgo su vida, por aquella que para alcanzar su progreso y en búsqueda de ponerla a la par de las naciones más poderosas del mundo tuvo que sacrificar su lugar como “héroe” en nuestra historia. Retomo las palabras expresadas mediante telegrama por el congreso de Oaxaca cuando su barco zarpaba a Europa donde se le condenó al exilio “El Congreso de Oaxaca envía a usted cariñosos saludos de despedida, protestándole su gratitud, lealtad y adhesión. La historia justiciera recojerá el nombre de usted como el más grande de los benefactores de la patria”.99 Ningún otro hombre en un periodo tan corto de tiempo ha influenciado tanto en la historia de nuestro país como lo hizo él, cien años después de su muerte ocurrida en Paris, Francia, el 2 de julio de 99

Citado por Chassen.

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1915, todos los mexicanos sabemos de él, sin excepción, cien años después su sombra y simbolismo es tan fuerte en nuestras conciencias que sus restos no han podido ser repatriados para ser sepultados en la Basílica de la Soledad de su natal Oaxaca, junto a su madre, como fue su último deseo. Los congresos de los estados, los ayuntamientos y la sociedad en general a cien años de su muerte, aun encontraron controversial y enigmática su figura. Los medios de comunicación tocaron el tema, pero ninguno supo o quiso mostrarse abiertamente a favor de la conmemoración, una estatua develada en su honor causó polémica y sentimientos de odio en las redes sociales, solo unos cuantos nos proclamamos abiertamente hacia la digna conmemoración de su centenario luctuoso. Pero pese a todo, aunque como presidente nunca puso un pie en la Costa Chica oaxaqueña, -aquella que vivió y se transformó intensamente durante su época-, parte de lo que somos y de cómo somos se lo debemos a este gran hombre: Don José de la Cruz Porfirio Díaz Mori.

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