EN 2020

Habitamos un mundo que no conocíamos, la pandemia nos cambió el rostro, nos arrebató a seres queridos, amigos yconocidos; nos confinó y aisló. La contingenciasanitaria trastocó todos los ámbitos y nosmostró una nueva realidad. El teatro no fuela excepción, cerraron los recintos y el vacíotomó el escenario; el teatro de la vida rebasóa la ficción. De septiembre a noviembre sepudo volver asistir a ciertas salas, al finalizarel año y a principios de este 2021, cerraronnuevamente. El quehacer teatral migró, paradesde la virtualidad expresar lo que en losescenarios convencionales le fue negado.

En tiempo de crisis el teatro se reinventa, asímismo la forma de llegar al público. Hoy seabraza a la tecnología para transformar sulenguaje. El espectáculo teatral innovó parano morir, las dramaturgias se ajustaron a losnuevos lenguajes y los creadores cambiaronsu forma de ver y hacer teatro. Adaptarse a losnuevos tiempos fue el mayor desafío para todosaquellos involucrados en el quehacer escénico.

Parte esencial en esta ecuación es sin duda el espectador, es a él a quien se le debe ofrecer, atrapar y convencer del producto terminado,espectador habituado a un espectáculo que invariablemente lo veía de forma presencial.Hoy el mayor reto para los hacedores de teatro es llegar al hogar de ese público para atraerlo y seducirlo.

El espectáculo teatral innovó para no morir, las dramaturgias se ajustaron a los nuevos lenguajes y los creadores cambiaron su forma de ver y hacer teatro. Adaptarse a los nuevos tiempos fue el mayor desafío para todos aquellos involucrados en el quehacer escénico.

Hoy la propuesta de los creadores es a través de una pantalla, todo lo que transmite una representación es a través del ojo tuerto de una cámara. Todas las sensaciones y emociones que pasan del actor hacia el espectador en una función presencial ahora transitan por las plataformas digitales. Esta modalidad tiene la ventaja —gracias al internet— de llegar a espectadores que viven en otras ciudades y otros países; la desventaja es ver teatro en una fría pantalla de cristal.

Para los puristas —me incluyo— esto no es teatro, es una manera distinta de creación que deja fuera las convenciones y ortodoxias del quehacer teatral. Lo cierto es que se habrá quedado una forma híbrida, mixta de ver teatro: presencial o virtual. Cada uno tomará su decisión. Esperamos impacientes que la contingencia termine y así volver a las salas de teatro. La historia narra lo sucedido, el teatro lo que está aconteciendo…