(¿Qué dices?)
Cómo saber si eres mediocre ¡Oh, qué gran sorpresa! La claridad y sencillez distingue a los buenos escritores de aquellos que aparentan que lo son POR SANDRO COHEN
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o que distingue a un buen redactor de otro mediocre radica en cómo elige y emplea las palabras. El bueno buscará la palabra justa; el mediocre piensa que en el rebuscamiento está la elegancia. El bueno procurará plantear sus ideas de la manera más clara y directa; el mediocre, en cambio, está convencido de que el adorno y el circunloquio son marcas de distinción. El bueno pulsará las teclas para que digan, por ejemplo: “Lo que distingue a un buen redactor de otro mediocre radica en cómo elige y emplea las palabras”. El mediocre escribirá: “En mi humilde opinión, como podrá saberse enseguida aquí mismo dentro del presente artículo, lo que distingue a los que mejor han empuñado la pluma y aquellos que no pueden aspirar a más que la simple –o peor– mediocridad, a la cual aludiremos en varias ocasiones a lo largo de esta pesquisa, radica en cómo inquiere en los valores léxicos para entresacar los más brillantes vocablos disponibles para así impresionar indeleblemente a los lectores”. Existen fórmulas que sirven como focos rojos para identificar la prosa mediocre. Debemos evitarlas si queremos que nuestra escritura no peque de ampulosa o sobrecalentada, como el ejemplo que cierra el párrafo anterior. Para empezar, si firmamos un escrito, no es necesario aclarar que se trata de nuestra opinión –sea humilde o de otra clase–, precisamente porque ya hemos evidenciado nuestra autoría. Sí es aceptable declararlo cuando hay que contrastarla con el pensar de otras personas: “Los trabajadores creen que la huelga es Cuando hablamos de ellas, la mejor salida en este momento, pero –en lo hacemos en singular: mi opinión– están equivocados”. los años ochenta del siglo El redactor mediocre busca aumenXX… Por escrito también tar el dramatismo de sus escritos, pero podemos emplear para ello echa mano de giros de amplia guarismos: los 70, los años circulación en lugar de construir, palabra 80… No debemos usar por palabra, el contexto en que se dé ese apóstrofos ni la letra s: dramatismo. Se trata, pues, de giros de los ’70s; los 80’s. Aún no emoción prefabricada. Supongamos, por se establece un nombre ejemplo, que escribo acerca del día en que para la primera década de mis padres me llevaron al parque de diversiones cuando era niño, y quiero trasmitir un siglo. Lo más común es a mis lectores lo emocionado que estaba hablar de “principios del los días previos. En lugar de narrar mis ansiglo XXI”.
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TEC REVIEW
MAYO / JUNIO 2017
ILUSTRACIÓN: ALESSANDRO CRIPSTA
Las décadas