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Muchos de estos
denunciantes han tenido que refugiarse en lugares más seguros, iniciando una vida nueva alejados de sus familias. Recomiendan no
delatar criminales.
state quieto, voltea para otra parte. No te metas en donde no te llaman. Incluso si le dan una golpiza de muerte a tu hermano, si ves cómo asesinan a un hombre en la calle o si sabes alguna cosa que alguien quiere que no se sepa nunca. El anterio¡ es un llamado a respetar la regla de siglos, la tradición de complicidad a la que nadie debe sustraerse: la omertñ, ley del silencio. Y quienes convocan son nada menos que quienes la rompieron, los supertestiruoni (supertes), un grupo de italianos que se lanzó te, que decidió participar en las innes contra la mafia, que fue para romper las redes de conque protegen a los criminales, y gracias al cual se consiguió meterlos a Ia cárcel bajo iargas condenas: rompieron la ottrcrtd y ahora piden respetarla porque se sienten traicionados por quien no habían querido traicionar: la nación italiana. A uno de ellos lo deió su mujer y nunca ha podido conocer a su hijo. Otros abandonaron la universidad o sus negocios, y uno más tiene un certificado de invalidez parcial firmado por un psiquiatra. Todos han tenido que huir de la isla de Sicilia y de otras zonas del mezzogiorno (el sur de Ia bota) para refugiarse en el norte. Son 15 personas que crearon una asociación que nombraron Ezequiel 37. Ese es un reflejo de esperanza: en ese pasaie bíblico, con la visión de un valle de huesos secos, el profeta anunció al pueblo de Israel que Jehová lo haría regresar de su exilio en Babilonia y Io unificaría bajo el mando de un gran rey. Pero se ve en estas personas no es la confianza de regresar reivindicados a su tierra; va caveron en Ia desesperación y enr-iaron una carta al presidente de la ¡epublica. Carlo .{zeglio Ciampi, para presionarlo con el preanuncio de una decisión: exigir la restitución de los pasaportes con
lo que
su identidad auténtica, pedir asilo en :r: país extranjero e invitar a sus conrpf,:i: tas a mantener el silencio, a callar anie e.
crimen. Afirman en la misiva: "Presentarnc.s : testimoniar contra los mañosos ha trastornado nuestras vidas. Perdimos todrr ... al final nos abandonaron cuando va n,-. servíamos. Entonces lo mejor es queda::. callado, ser omertoso".
Nada como estar en casa es bella v uno quejaría en la Toscana, la hermosa tierra de Dante. Pero en el hogar uno siempre se siente mucho mejor r', además, para nadie es un secreto que el sabor de la gente del mezzogionro es más t¿rrestre, cordial y atrabancado que el de estos norteños, que a pesar de ser muv italianos ya muestran cierta altivez germana. Estamos viajando de Boloña a Fle¡rencia y conocemos por casualidad a do¡'. Marco Natali, un párroco de Prato, la única ciudad intermedia donde se detiene este tren Eurostar. Nos platica la hist,:,ria de Ezequiel 37 como si la conociera por casualidad y nos promete presentarnos al grupo. Decidimos acompañario sin sospechar que teníamos en este cura la mejor carta de presentación, el detensor que les ha dado cobiio y que junto al abogado Filippo Trippanera organiza la ofensiva para dar a conocer lo que caliican de traición de Estado. Hay un viento amargo que viene de i; casa donde vive la mayoría de los esiliados, que además les sirve de punto de reunión. Encontramos a varios de ellos que se alegran cuando somos presentad,- : como periodistas. Lástima: somos e\trarjeros, ni siquiera europeos, y lo que ellc,: quieren es que se escuche su voz en ltalia. Igual se animan, tienen muchas ganas de platicar sus historias y además le: servirá de entrenamiento para los encuentros con la prensa romana que >
Cualquier parte de Italia
no
se
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preparan don Marco y Trippanera. EI clérigo abre la conversación: "Ellos son prisioneros de una espiral donde no hav derechos, sino sólo dificultades buroc¡áticas". El abogado nos explica que en las regiones meridionales de donde vienen, la presión es mucho más fuerte y reaccionar lo convierte a uno en un blanco de ataque: "A menudo las propias familias cortan los puentes con quienes colaboran con la justicia por miedo a las represalias".
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Así se quedan solos, huérfanos del pasado y a merced de un presente en peligro. Calogero Meluso tiene 45 años y nos dice que es de las cercanías de Agrigento, una ciudad siciliana repleta de turistas en donde uno pasea tranquilo, a la búsqueda de templos griegos de 25 siglos de antigüedad o callejoneando por ahí, sin advertir la sombra de la mafia. Hace 12 años, Calogero se acababa de casar, vivía
en un pequeño pueblito y embotellaba buenos vinos. Le mataron a un hermano
demasiado amigo de un mafloso r-ei li:s difo a los carabinieri (policías) todo lo qLrr' sabía. Ahora vive en Tosca.na l allull¡ i:,:de cada tanto mira el video de su botla. "Es el único recuerdo que queda -dice Calogero-. Mi muier no aguantó la presión y al f,nal ne dejó. (iuzirttlo se f'.te estaba embarazada. No se dóncle pueda estar ni he sabido nunca si nació un varól'l o una niña. Cuando terminó el progratt:' de protección amenacé con demandar r' me dieron una 'liquidación': me la pa- >
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Al Capone, icono del crimen organizado estadounidense, nació en Nápoles y se crió en Brooklyn. Contro laba extensas redes de contrabando, prostitución y juego y era experto en sobornos de autoridades. Fue uno de los huéspedes más célebres de la cárcel californiana de Alcatraz, lugar donde fue recluido luego de ser acusado de evasión fiscal. Murió ví<tima de la sífilis en 1 947 y fue sepultado en Chicago.
irron en una banquita, en la calle, como ri flrese una prostituta. 100,000 euros, di:rcro que apenas sirvió para pagar deudas r.'r que por años no he podido trabajar."
"En Palermo me escupen en la cara" lalrrnro
es la capital de Sicilia
y hace tres
.rtjr,:, ctrañdo lo visitamos, pusimos espe-
¡r.rl atención en buscar huellas de la ma:r¡, Era una parte del tour, idealizada pero
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fallida: no es fácil a los ojos del turista, a menos que uno tenga muy mala sue¡te o considere que cualquier niño ratero es un padrino en potencia. Cerca de ahí está el pueblo de Corleone, el nombre del protagonista de una famosa película, pero de entrada nos diieron que no encontraríamos nada en nuestro recorrido programado para un día. A la mafia le interesan poco los turistas, pero mucho quienes de alguna forma
el 15 de septiembre de 1993, Giuseppe Puglisl, un prestigiado sacerdote encargado de templos y colegios de Palermo, fue asesinado por sus esfuerzos para recuperar jóvenes reclutados por la mafia. se le oponen:
Gracias a los supertesfür¡oni hubo sentencia. Pero no tranquilidad para los testigos, como cuenta un colaborador de
Puglisi que entonces era un estudiante dc
nredicina de 23 años y ahora
se
escon-
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en Prato bajo el nombre falso de Giuseppe Carino: "Me han transferido siempre de prisa, arriesgando mi vida. Si vuelvo a Palermo me escupen en la cara, has-
< de
ta mi propia familia". Justo enfrent.. 11' Sicilia, en el dedo de la bota italiana. c::' Calabria, el territorio de una organización competidora de la rnafia, la 'Ndrangheta. Su historia y métodos son similares, incluido el famoso pago por protección: púgare il pizzo o rocket, una cuota periódica a la mafia para no convertirse en su enemigo¡ en un blanco. Maria Giuseppina Cordopatri, propietaria de terrenos en Gioia Tauro (en lo que sería Ia uña del dedo), se hartó y denunció la extorsión: "¿El resultado? Me convertí en un íncubo (un demonio) para los demás, envuelta en una atmósfera de odio contra los testigos de la f,scalía". Tuvo que huir. Los hermanos Domenico y Giuseppe Verbano tenían un negocio r.trás que ale-
iado de cualquier actividad criminal, pero aun así eran peces dentro de las redes mafiosas: horneaban pan biológico v por ello tenían que posare il pízzo. Hasta que delaror.r de hacerlo. Hoy viven en P¡ato: "'trabajar en Calabria se torltó imposible; una escolta uniformada nos seguía paso a paso. La verdad es que la mafia te mata de una vez mientras que este mecanismo te exaspera... Lentamente". ()
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