2006-India-Audi

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lndia Este país tiene suficientes

su riqueza mística

podría saciar las necesidades espirituales del mundo entero. La lndia tiene templos para colmar los sueños del buscador más comprometido. POR TEMORIS GRECKO

Los ritos, las riquezas materiales y las técnicas artísticas más finas y variadas que se puedan imaginar son prota-

gonistas de las construcciones espirituales indias. Sólo con los templos hindúes tenemos para ir de sorpresa en sorpresa, porque se trata de una religión elástica con miles de dioses principales que han merecido la creación de adoratorios en su honor. Entre el sur y el norte de lndia, así como en cada una de sus regiones, han prevalecido formas muyvariadas de expresar los cultos; el hinduismo carece de un jefe y una jerarquÍa únicos, y cada grupo de fieles ha tenido la libertad de desarrollar una manera propia de celebrar a su dios. Los templos de Kali o Vishnú en una misma ciudad pueden ser tan distintos -en su diseño, ornamentación y rituales- como una catedral brasileña de una mezquita

indonesia. La razón se debe a que el tiempo, esa poderosa huella, permite ver que los indios de hoy son muy diferentes, o tal vez opuestos, a quienes los precedieron hace 500, 2,000 o 4,000 años.

Además se tiene la presencia de otras religiones: Buda condujo la primera gran escisión del hinduismo y fundó su doctrina en Bodhgaya. En la región norte de lndia, sikhs y jainíes hicieron lo mismo muchos siglos después, tras lo cual musulmanes y cristianos lanzaron sucesivas invasiones en las que impusieron sus creencias. Todo esto dejó representaciones poderosas y fascinantes en este país cuya superficie es de 3'200,000 kilómetros cuadrados, un territorio que equivale a una vez y media el que tiene México, pero que por su diversidad parece inabarcable e inmenso. >

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La herencia franciscana Una introducción suave al mundo religioso indio podría empezar en el estado de Goa, localizada a 400 kilómetros al sur de Mumbai (antes Bombay), que hasta hace sólo 45 años fue una posesión portuguesa (el gobierno indio organizó una breve guerra en 1961 en la que echó a balazos a los colonizadores). Cuatro siglos y medio de dominio católico se reflejan en numerosas iglesias y festividades en un ambiente que parece de estampa caribeña: palmeras, lánguidas residencias con porches para ver pasar la vida, comercios nombrados "Dias" y "Fernandes", procesiones de personas morenas que pasean al santo local y fiestas de los Reyes Magos. Aunque casi en cada pueblo hay templos católicos, el más relevante es la Basílica del Buen Jesús, en Vieja Goa, que guarda los restos mortales (o lo que los cazadores de reliquias dejaron de ellos) de San Francisco Javier, un misionero dedicado a expandir su religión por las colonias portuguesas de Oriente. Supuestamente, su cadáver se preservaba en excelente estado sin haber sido embalsamado, pero el saqueo de varios de sus miembros y órganos

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por parte de sus compañeros f ranciscanos, que los diseminaron por toda Asia, parece haber echado a perder el milagro y ahora el ataúd de cristal con lo que quedó es exhibido cada 10 años (la próxima fecha es 2014). Los demás templos católicos importantes se pueden encontrar en otras antiguas posesiones portuguesas (Diu y Damán, enclavados en el estado de Gujarat) y francesas (Pondicherry y otras menores).

La riqueza de un imperio breve Hampi, rodeado por las ruinas de Vijayanagar, es uno de los sitios de lndia donde el misticismo lo invade a uno por completo mientras se observa el entorno de grandes rocas que parecen depositadas por un gigante. Se trata de la capital de un viejo imperio que existió al mismo tiempo que los aztecas: fue fundada en 1336 (Tenochtitlán en i325) y brilló hasta que una confederación de sultanatos enemigos la destruyó en 1565 ilos espanoles y las naciones indígenas aliadas tornaron la c udad mexica 44 años antes). Durante sus dos s g os de gloria, sin embargo, los señores de Vijayanagar ed ircaron un mágico conjunto de


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templos. En Hampi Bazaar destaca el de Virupaksha, dedicado a una reencarnación del dios Shiva, desde donde se va al templo de Vittala, una maravilla de principios del siglo XVI considerada Patrimonio de la Humanidad por la o¡lu. Tiene un trabajo escultórico de gran calidad y una serie de pilares musicales que reverberan al ser tocados, aunque los afanes armónicos de los visitantes del lugar están dañando el monumento. Siguiendo hacia el norte, se cruza el río Tungabhadra en un bote de mimbre para llegar a Anegondi, una fortaleza cuya muralla defensiva sigue intacta. Pero no se puede dejar de ir hacia el sur de Hampi Bazaar, al Centro Real, guardado por bellos muros de piedra donde se hallan el Templo del Loto (Lotus Mahal), una gran estructura de cámaras abovedadas que servía como establo de elefantes, y un templo subterráneo también dedicado a Virupaksha.

Colorido dravídico Tanto las c¿'2.:.'silcas étnicas como los idiomas del sur de la -:: s:- d stintos de los del resto del país. Por elennp: : ^ ^li, e marathi y el gujarati del norte

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están emparentados lingüísticamente con el español y otros idiomas occidentales que forman parte del tronco indoeuropeo. En cambio, el tamil, el urdu, y otras lenguas meridionales, pertenecen a la familia dravídica. Esto, naturalmente, se refleja en templos mucho más coloridos que los del norte, tanto, que a algunos les recuerdan vagamente las tiras cómicas y la cultura pop de Occidente. Hay diversos ejemplos de la cultura dravídica, pero sin duda el más imponente está en Madurai, en el estado de Tamil Nadu. Y justo en el centro de la ciudad, rodeado de edificios modernos de los años setenta, está el gran conjunto de templos Sri Meenakshi, construido en el siglo XVl, con sus 12 gopuroms (torres) que miden de 45 a 50 metros, en una superficie de seis hectáreas. Toda la extensión de las gopuroms está adornada con miles de estatuas que representan a dioses, monstruos, héroes y soberanos, asícomo escenas de la vida cotidiana y numerosas mujeres de senos tan poderosos, cinturas tan esbeltas y caderas tan redondeadas que recuerdan Ias películas de rumberas de los cincuenta, pero con mucha mayor finura y elegancia.

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Aunque la ciudad de Chennai también tiene templos interesantes, vale más la pena por sus monumentos civiles y por tener un aeropuerto desde el que salen vuelos a todas las ciudades del norte.

La fuelz.a de Alá

Esta fortaleza construida en un gran crestón, es quizás el

Es muy posible que los turistas cristianos encuentren algún consuelo en los modestos templos protestantes que hay en Delhi, pero quien en verdad quiera emocionarse con la magnificencia religiosa deberá ir a Jama Masjid, la mezquita más grande de lndia, construida en el siglo XVll y en uno de los momentos cumbre del dominio mongol sobre el subcontinente. Desde sus minaretes de 40

templo del Fuerte de la Roca en Tiruchirappalli, lndia.

metros de altura es posible tener amplias vistas de

El complejo tiene cuatro entradas orientadas a los puntos cardinales y marcadas por las gopuroms más altas. En los pasillos cubiertos hay un mercado de flores, artesanías y objetos decorativos y, al final, un interesante aunque poco informativo museo de arte con bellas esculturas. Un poco más al norte, en dirección a Chennai (antes Madrás), la capital del estado, se encuentra Tiruchirappalli, donde se pueden visitar el santuario del Fuerte de la Roca -que cuelga de un afloramiento rocoso a 83 metros de altura- y el complejo de Sri Ranganathaswamy (60 hectáreas). con 21 gopuroms, siete círculos concéntricos amurallados y mil años de historia.

ciudad, incluido el imponente Fuerte Rojo, mientras que en la gran explanada, en la que caben 25,000 personas, los fieles suelen reunirse en grupos pequeños a escuchar las palabras del profeta. Por fortuna, los dominadores musulmanes dejaron diversas muestras de belleza arquitectónica en la ciudad de Delhi. tales como la mezquita Sunehri Masjid -desde cuyo tejado Sha Nadir, el rey persa que destruyó la capital en 1739, contempló la masacre que cometían sus tropas-, el santuario de Nizam al-Din -un santo musulmán sufí que murió en 1325- y la tumba de Humayun -construida por la esposa del emperador de ese nombre a mediados del siglo XVI-.

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Templo de Oro

Amritsat al noroeste de Delhi, casi en los límites con Pakistán, es la ciudad sagrada de los seguidores de la religión sikh. El Templo de Oro, un edificio bellísimo con una arquitectura que mezcla estilos hindúes y musulmanes. tiene una cúpula hecha con 750 kilos de metal precioso y que representa una flor de loto invertida. Se une a tierra por una calzada atestada de peregrinos. todos con el cabello cubierto (los

sikhs son parejos: hombres y mujeres se tapan la cabeza). A pesar de que el complejo ha sido escenario de numerosas batallas, es concebido como un lugar abierto a toda la humanidad y su atmósfera es muy amistosa y relajante, auxiliada por la lectura musical del Guru Granth

Sahib, el libro sagrado de los sikhs, que ejecutan cuatro sacerdotes día y noche, sin pausas. El sikhismo tiene un fuerte sentido comunitario y, aunque no se puede esperar una comida de gran calidad, es una experiencia interesante acudir al comedor, donde todos son atendidos gratuitamente por un enorme grupo de voluntar¡os que se distribuyen las tareas, desde el pelado de ajos y cebollas hasta el lavado de los trastes. También se otorga alojamiento sin pago a los peregrinos.

Bajorrelieves del Kamosutra A Khajuraho se I ega después de un agotador camino en el que se combi^an tren y autobús, a menos que se aproveche el transporte aéreo al aeropuerto local.

Templo Lakshman en Khajuraho.

En la zona hay tres conjuntos de templos. Constan de grandes construcciones con paredes decoradas y multitud de estatuas de gran valor artístico. En la mayoría. los detalles reproducen las relaciones íntimas entre hembra y varón. Se trata de adelantos del Komasutro y muestras de una sexualidad tan abierta que resulta difícil conectarla con la sociedad india actual, considerada una de las más conservadoras y estrlctas del mundo en cuanto a la expresión sexual de sus miembros. En otros templos. las escenas erótlcas están ausentes, aunque no dejan de ser instructivas. En su lugar hay situaciones de la época, reproducciones de ceremonias, >

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batallas y divinidades que por sí mismas justifican con creces la visita a este lugar a pesar de todas las dificultades.

Funerales en el Ganges Más adelante y mejor comunicada está Varanasi (antes Benaresl. una de las ciudades más sagradas de lndia. Se encuentra en la ribera del gran río Ganges, lugar a donde todo hindú debe acudir a bañarse cuando menos una vez en la vida. Y mucho mejor si lo hace en la muerte. pues no hay camino más seguro a la santidad que ser cremado en este lugar.

Naturalmente, la ciudad está llena de templos, santuarios, adoratorios y sadhus, hombres supuestamente santos que buscan (y obtienen) el dinero de la gente crédula. En las riberas del río abundan los ghots, o sitios de baño, de los que hay dos con carácter funerario: el Manikarnika y el Harischandra. Un grupo de una casta de intocables, los doms, recorre la ciudad cargando el cuerpo de la persona que ha muerto y repite un cántico que invoca al dios Rama. Llega al ghat, baña el cadáver y lo coloca sobre la pira en la que ha de arder, a la vista del que desee mirar, con excepción de las mujeres hindúes (las extranjeras sí tienen

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permitido estar ahí), pues se les considera más débiles y el llanto de una persona durante el funeral puede distraer al alma e impedir que llegue a su destino. Está prohibido tomarfotografías, aunque en los alrededores sí se pueden captar imágenes de los preparativos relacionados con los eventos: los familiares que se afeitan la cabeza en honor del fallecido, los hombres que cortan la madera para las piras, las chicas que venden velas sobre flores para que naveguen encendidas por el Ganges. Durante las festividades es posible ver el espectáculo de miles de personas que buscan turno para remojarse en el río: sin duda es una de las expresiones más palpables de la masificación india.

Buda, árboles y paz Aunque el budismo fue casi barrido de lndia por hindúes y musulmanes, conserva numerosos lugares representativos, varios de ellos ligados a la presencia de los tibetanos que se exiliaron cuando China invadió su país en los cincuenta. El Dalai Lama tiene su corte en la ciudad himaláyica de Dharamsala, en el noreste de lndia. Sin embargo, el lugar de peregrinación más ¡mportante para los budistas de todo el mundo está al oriente de >


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El Taj

Mahal

Aunque no es un destino eminentemente religioso, un recorrido por el norte de lndia debe incluirAgra, la capital mongola de la guerra y el romance. A orillas del río Yamuna está el potente y deteriorado Fuerte Rojo. con celdas en donde el constructor del Taj Mahal (que lo edificó para albergar el cadáver de su esposa, muerta después de 14 partos). vivió y murió encerrado por su hijo -desde ahí admiraba el gran mausoleo en la distancia-. El Taj Mahal es imponente. Lo curioso es que siempre lo hemos visto en fotos que lo aíslan de su contexto, mientras que al apreciarlo integrado luce mucho más soberbio. Para llegar hay que pasar por una hermosa construcción de piedra roja con una gran puerta decorada en medio: ahí se ve al fondo, más blanco y luminiscente. A ambos lados del edificio y sus cuatro esbeltos minaretes, hay dos hermosas

mezquitas, también de piedra roja, decoradas con inscripciones en árabe. Cada una de estas construcciones merecería fama y visitas individuales, pero en conjunto son grandiosas y perdemos mucho

Varanasi, en Bodhgaya, donde hace 2,500 años Gautama Sidharta, el Buda, se sentó debajo de un árbol a meditar sobre los excesos de la vida y formuló su doctrina filosófica. El árbol murió hace siglos, pero Sanghamitta, hija del

poderoso emperador Asoka que gobernó en el siglo lll a.C.. plantó un vástago que todavía crece en el mismo lugar. Se cree que la losa de arenisca roja que hay debajo de él es el Vajrasan, el trono en el que se sentó el Buda.

cuando vemos el Taj Mahal en solitario. Cuando conquistaron Agra, los ingleses tuvieron la "brillante" idea de poner a la venta el Taj Mahal como montón de piedra, desguazarlo para rematar el mármol por kilo. Por fortuna, el atentado no se consumó y hoy lo tenemos

completo, aunque ligeramente manchado por la contaminación ambiental.

A un lado del árbol está el templo de Mahabodhi. edi-

ficado originalmente por Asoka, restaurado en el siglo Xl, y de nuevo en 1882, valorado como Patrimonio Mun-

dial de la Humanidad. Bodhgaya es, además, toda una exposición del budismo mundial, pues casi todos los países que cuentan con una población budista importante han construido templos. Destacan los de Tailandia, Tibet, Birmania (Myanmar) y Japón. Una visita a esta agradable ciudad de sólo 30,000 habitantes es la oportunidad de convivir con peregrinos budistas de todo el mundo y de tener, como epílogo. otra visión distinta de lndia y completar el panorama amplio de sus visiones religiosas. E

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