Templarios de Cristo

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REVISTA Nº 033 – FEB. 2012

“ORDEN CATÓLICA DEL TEMPLE”

ANNO TEMPLI DCCCXCIV


+Sumario:  PORTADA  PERSONAJES DE LAS CRUZADAS. (Reyes de Jerusalén-Amalarico I).  MARAVILLAS DE AMÉRICA DEL SUR. Argentina, (Quebrada de Humahuaca).  ENCOMIENDAS TEMPLARÍAS EN CATALUÑA.  LA PROFECIA DE LA ORDEN DEL TEMPLE (Juan de Jerusalén).  CRONISTAS DE LAS CRUZADAS.  EL RINCÓN DE JOAQUÍN SALLERAS.  LA ESPADA EN LA ORDEN DEL TEMPLE.  LEYENDAS, MITOS Y TRADICIONES POPULARES. (Lohengrin)  CONTRAPORTADA.

+Editorial:  Federico Leiva i Paredes. Editor.

+Colaboradores:  Gerardo Arturo González Escobedo.  Joaquín Salleras Clarió (Historiador de Fraga).  Albert Coll Vilá.  Fredy H. Wompner G.

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EDITA: OCT (Orden Católica del Temple)


Reyes de Jerusalén (Amalarico I) <<<Amalarico con el emperador Manuel. Amalarico I (también Amaury o Aimery) (1136 – 11 de julio de 1174) fue Rey de Jerusalén 1162–1174, y conde de Jaffa y Ascalón antes de su ascenso al trono. Amalarico era el segundo hijo de Melisenda I de Jerusalén y Fulco I de Jerusalén. Tras la muerte del padre de Amalarico, el trono pasó conjuntamente a su madre Melisenda y a su hermano mayor Balduino III. Melisenda no dejó el poder cuando este último alcanzó la mayoría de edad, y hacia 1150 madre e hijo mantenían una relación hostil. La guerra civil estalló, y Amalarico, que había recibido el condado de Jaffa como apanage al llegar a la mayoría de edad en 1151, se mantuvo fiel a Melisenda hasta su derrota. Amalarico se casó con Inés de Courtenay en 1157, que era hija de Joscelino II de Edesa. El Patriarca Fulco de Jerusalén puso objeciones al enlace por motivos de consanguinidad, pues compartían un cuarto abuelo. Inés le dio dos hijos: primero Sibila y luego el futuro Balduino IV. Ambos reinarían. Balduino III murió en 1162 y el reino pasó a Amalarico, aunque había cierta oposición a Inés entre la nobleza: la Haute Cour se negó a aceptar a Amalarico si no se anulaba su matrimonio. Quizá la hostilidad a Inés resulta exagerada por el cronista Guillermo de Tiro, pues años después ésta se opuso al ascenso de éste al Patriarcado de Jerusalén. Pero en cualquier caso, la consanguinidad era motivo suficiente. Amalarico terminó cediendo y ascendió al trono sin ella, aunque Inés mantuvo el título de condesa de Jaffa y Ascalón, con sus rentas, y se casó posteriormente con Hugo de Ibelín. La iglesia determinó que sus dos hijos eran legítimos, lo que les mantuvo en el orden sucesorio. Desde el ataque de Balduino III a Damasco en 1147, durante la Segunda Cruzada, la frontera norte del reino estaba amenazada por Nur al-Din, con un poder creciente en Mosul, Alepo y la propia Damasco. Jerusalén también perdió influencia frente al Imperio bizantino en el norte de Siria, cuando éste impuso su soberanía sobre el principado de Antioquía. Pero el principal teatro de operaciones fue Egipto bajo el gobierno de los fatimíes. Desde la época de Balduino I, los cruzados habían querido conquistar Egipto. La toma de Ascalón por Balduino III hizo que tal proyecto pareciese realizable.


Amalarico dirigió su primera expedición contra Egipto en 1163, justificada por la falta de pago del tributo por parte de los fatimíes. El visir Dirgham (que acababa de desbancar a Shawar) se enfrentó a los cruzados en Pelusio y fue derrotado. Los egipcios abrieron entonces las esclusas del Nilo e inundaron la región. Amalarico volvió a Jerusalén. Mientras, el depuesto Shawar buscó el apoyo de Nur al-Din, por lo que Dirgham se vio obligado a buscar apoyo en Amalarico, sin éxito, pues fue asesinado. Distintas luchas internas en Egipto forzaron el retorno de los cruzados en 1164, aunque no hubo continuidad en sus ataques por la presión de Nur al-Din desde el norte. En 1167, Amalarico volvió a Egipto, estableciendo un campamento cerca de El Cairo. Tras una batalla indecisa, Amalarico tomó Alejandría, pero no pudo permanecer allí y tuvo que volver a Jerusalén tras obtener grandes tributos. A su vuelta de Egipto en 1167, se casó con María Comnena, una bisnieta del emperador Manuel I Comneno. Las negociaciones habían durado dos años, sobre todo por la insistencia de Amalarico en recuperar la soberanía sobre Antioquía. Sólo al ceder sobre este punto, pudo casarse con María en Tiro. Mientras tanto, la reina viuda Teodora Comnena se fugó a Damasco con su primo Andrónico, de forma que Acre volvió al patrimonio real de Jerusalén. También en esta época, Amalarico encargó a Guillermo de Tiro la redacción de la historia del reino. En 1168 Amalarico y Manuel acordaron una alianza contra Egipto. Los caballeros hospitalarios apoyaron la invasión, mientras que los templarios rechazaron tomar parte en ella. El ataque se inició en octubre sin esperar a los refuerzos bizantinos. Llegaron a El Cairo, donde se les ofreció un gran tributo por retirarse. Entre tanto, Nur al-Din había enviado refuerzos, lo que forzó la retirada de los cruzados. En 1169 Saladino pasó a ser visir de Egipto. Amalarico, preocupado, buscó ayuda sin éxito en Europa. Finalmente llegó una flota bizantina y en octubre Amalarico lanzó un nuevo ataque y asedió Damieta. El sitio se alargó e hizo presencia el hambre; finalmente hubo que firmar una tregua con Saladino. De vuelta a Jerusalén, Amalarico se encontraba rodeado de enemigos. En 1170 Saladino atacó y tomó la ciudad de Eilat. Saladino fue declarado entonces sultán en 1171 al morir el último de la dinastía fatimí. Este ascenso supuso un cierto alivio para Jerusalén, pues Nur al-Din debía estar ahora preocupado con el ascenso de su poderoso vasallo. También en 1171 Amalarico viajó a Constantinopla y volvió a enviar en vano embajadores a las cortes europeas. Durante los siguientes años, la amenaza no sólo vendría de Saladino y Nur al-Din, sino también de los Hashshashín. Nur al-Din murió en 1174, tras lo cual Amalarico decidió asediar Banias. De vuelta, enfermó de disentería, para morir el 11 de julio de 1174. María Comnena le había dado dos hijas: Isabel, nacida en 1172, se casaría cuatro veces y sería reina; y María, aún por nacer. Balduino IV, el niño leproso, sucedería a su padre, trayendo de vuelta a la corte a su madre Inés de Courtenay (con su cuarto marido). Por FLP


Argentina (La Quebrada de Humahuaca)

Quebrada de Humahuaca es un profundo y angosto surco de origen tectónico-fluvial ubicado en Jujuy, en el noroeste argentino. La quebrada está recorrida por el río Grande, subafluente del río Paraguay. Pertenece a la subregión de la Cordillera Oriental, y se encuentra limitada por dos cordones: el occidental y el oriental. Presenta un marcado rumbo norte-sur, siendo cada vez mayor la altura hacia el norte. Por esto se la considera una vía de acceso natural hacia la Puna, función con la que fue utilizada desde tiempos precolombinos. La quebrada es una zona árida de belleza paisajística y rica en patrimonio cultural, que se evidencia en las localidades que la jalonan de sur a norte: Bárcena, Volcán, Purmamarca -donde se destaca el Cerro de los Siete Colores-, Maimará, Tilcara. Perchel, Huacalera, Uquía, Humahuaca y Tres Cruces. Las condiciones climáticas hacen que el invierno, fresco y seco, sea la estación ideal para visitarla. Por el suroeste y por el sur, ya saliendo de la provincia de Jujuy dentro de la provincia de Salta, la Quebrada de Humahuaca desciende en altitud y se relaciona a través de valles intermedios como el de Lerma, con la Quebrada del Toro que desciende desde el Oeste (es decir desde la Puna de Atacama) y con los también célebres Valles Calchaquíes.


Existe una pseudotoponimia que atribuye el nombre al idioma runa simi (quechua) en la forma: Huma - uaka, dándole el significado de "cabeza" (huma) y "tesoro" (uaka, huaka), pero la denominación huaca, guaca, huakka para tesoro es posthispánica en la región y deriva del quechua huakcha: solitario, huérfano, alguien fuera de la circulación social-parental del ayllu, de modo que aunque (como suele ocurrir) existe una paronomasia que parece "explicativa" lejos está de ser la etimología originaria, y la etimología originaria se encuentra en el autoetnónimo de la antigua etnia omaguaca, la autodenominación de tal etnia aún es de difícil verificación, aunque tradicionalmente se relaciona con el conjunto arawak (una posible mutación fonética de arawak ya que, en efecto, la etnia omaguaca fue el producto de una mixogénesis que incluyó a los chané – la parcialidad arawak más meridional–), a los lickanantai, chichas y paziocas (o "diaguitas"). La Quebrada de Humahuaca fue declarada Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad en julio de 2003 por la Unesco, por ser una combinación de maravillosos paisajes, los numerosos caseríos, pueblos y ciudades que conservan muchos vestigios precolombinos y coloniales, como así también su milenaria cultura omaguaca. También hay sitios como el paraje de "Inca Cueva" (nombre relativamente moderno) donde se hallaron señales (petroglifos, piedras talladas, etc.) cuya antigüedad se estima en 10 milenios. La Quebrada de Humahuaca constituye un itinerario cultural de 10.000 años. Por sus senderos caminaron aborígenes de distintas etnias, y que aún hoy conservan creencias religiosas, ritos, fiestas, arte, música y técnicas agrícolas que son un patrimonio viviente. Con esta declaración, la UNESCO se compromete a apoyar el desarrollo educativo y sustentable de la zona, y la preservación de la cultura de los pueblos originarios. Fue incluida en el rubro de Paisaje Cultural. Esta es una nueva categoría, en la cual los bienes patrimoniales representan una síntesis entre paisajes naturales y recorrido cultural, ya que la zona de Humahuaca fue la vía ineludible de comunicación entre el Alto Perú y el Virreinato del Río de la Plata. En la Quebrada de Humahuaca, todavía existen los descendientes de los antiguos pobladores, autodenominados pueblos originarios, y habitan coexistiendo con la naturaleza, la Pacha Mama (Madre Tierra) el dios del trueno el rayo y todos los seres vivos a los cuales respetan. Gracias a que mantuvieron su cultura pese a que los invasores Incas intentaron convertirles en servidores de la suya del dios del Sol. Fue escenario de muchos combates librados durante la guerra de la Independencia y durante la guerra ante la invasión de la confederación Peruano-Boliviana.


Entre sus atractivos está el monolito que indica el cruce del Trópico de Capricornio y el Pucará de Tilcara, fortificación construida por los primitivos pobladores, erigida en la cima de las montañas. La Quebrada de Humahuaca conjuga una serie de atractivos naturales, culturales e históricos, con lo que la provincia tiene una gran afluencia turística. Comienza a 39 kilómetros de San Salvador de Jujuy, por la ruta 9, y abarca unos 170 kilómetros de valles y montañas trazadas de sur a norte. Las sierras presentan distintas tonalidades de acuerdo con los minerales que las conforman. Ese paisaje se encuentra entre los 2000 y 4000 metros de altura sobre el nivel del mar, y tiene una franja de 13 kilómetros de ancho regada, en tiempos de deshielo, por el Río Grande, fresco y caudaloso. Volcán es el primer pueblito de la Quebrada, desde San Salvador de Jujuy. Más adelante está Tumbaya, a 2094 metros de altura, con su capilla del siglo XVIII y un manantial donde, según la leyenda, bebió San Francisco Solano. La feria artesanal de Purmamarca, el museo de historia nacional construido en 1772 en Posta de Hornillos y los carnavales de Maimará, son otras de las atracciones de este lugar. En Tilcara se revive la tradición aborigen, con la presencia de la fortaleza de Viltipoco, último cacique de la tribu de los omaguacas, que ofrecieron tenaz resistencia a la colonización española. En Huacalera, un monolito indica el cruce del Trópico de Capricornio y luego aparece ante los ojos del viajero el pueblo de Humahuaca, con sus casas de adobe, callejuelas estrechas y empedradas y la iglesia con sus cuadros de la escuela de Cuzco, Perú. Entre sus atracciones culturales se encuentra el Pucará de Tilcara, una fortificación que los aborígenes construyeron en la cima de una montaña, desde donde se domina el valle y los caminos de acceso. Este tipo de obras se encuentran insertas en el Camino del Inca, que nacía en el Ecuador y se extendía hasta el sur de la provincia de Mendoza, en la Argentina. Ese recorrido es otro de los sitios que la UNESCO analiza incluir en la preciada nómina. La Quebrada es un tramo de esa gran ruta utilizada por los incas. Ahora, la Argentina junto con Ecuador, Colombia, Bolivia, Perú y Chile está preparando una presentación conjunta ante la UNESCO que, de concretarse, sería histórica, pues marcaría una política de integración cultural entre distintos países de América Latina.

Por PRM


LA CASA DE LA ENCOMIENDA TEMPLARIA DE AIGUAVIVA Delante de la gran puerta de entrada hay una lápida gravada que nos querría dar una información pero con el paso de los siglos y sobre todos por la mano del hombre, está muy deteriorada, en la fachada principal se observan cruces, escudos e inscripciones esculpidas que demuestras la estancia de los Templarios en la casa, Observando los escudos vemos que se encuentran divididos en dos partes separadas por un rosetón, en la primera está el escudo de la Orden Temple, en la segunda, el escudo de una casa señorial y al lado de los dos escudos una cruz. Nos adentramos en una gran sala típica de todas la casas de la época, con un envigado de madera que lo sostiene una imponente columna de piedra, que fue partida en un momento dado en dos partes. Adosada a la casa se encuentra la capilla de Santa Magdalena y de aquí el nombre de la Casa del Temple que también se denomina de Santa Magdalena. Actualmente la capilla está cerrada al culto y tratarse de una finca particular, desgraciadamente se utilizada como gallinero y almacén. Durante la guerra civil sufrió importantes desperfectos y como consecuencia desaparecieron tres tallas de madera de imágenes religiosas que se veneraban en su interior. Se puede destacar la pila de agua bendita formada por un capitel románico debajo del cual hay esculpido un escudo heráldico como el de la fachada, como ya hemos comentado anteriormente, imposible de ver. ENCOMIENDA TEMPLARIA DE BARBENS Barbens fue conquistado por Ermengol IV de Urgell. El primer Señor documentado propietario del castillo de Barbens es Ramón Barrufell. La existencia del castillo mes anterior al S. XII ya que en 1098 aparece documentada la parroquia de Barbens en el acta de consagración de la iglesia de Santa María de Guissona. En 1164 Gombau de Rivelles, vasallo del Conde d´Urgell y su esposa Marquesa hacen donación de sus derechos sobre las tierras de Barbens al Comendador Templario de Gardeny. Dos años después aconsejan a su vasallo Ramón Barrufell que venda sus propiedades de Barbens a la Orden del Temple.


También Arnau de Torroja, en las medianías del S. XII concedió sus derechos a esta población que posteriormente, en 1164, fueron confirmados y ampliados por su heredero Ramón de Torroja y su mujer Gala de Cervera. Otros nobles como los Anglesola y en especial los Ribelles mostraron su generosidad hacia el Temple concediéndole tierras y derechos en este lugar. En 1166 los Templarios adquirieron el dominio sobre el castillo y en 1168 Barbens llegó a ser encomienda independiente de Gardeny. Cuando la Orden del Temple fue ignominiosamente disuelta en el los albores del S. XIV Barbens pasó a manos (como no) a la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, los Hospitalarios. EL CASTILLO-ENCOMIENDA Aparece documentado en el S. XII, aunque posiblemente tiene su origen en un antiguo “Castrum” romano. Destacable la Torre del Homenaje, la sala de Arcadas (S. XII de la época Templaría), las caballerizas, las prisiones, La escalera barroca y los escudos correspondientes a los distintos Comendadors de rigieron el Castillo-Encomienda. Actualmente es la sede del Ayuntamiento. LA IGLESIA DE SANTA MARÍA Documentada en 1098 en el acta de consagración de Santa María de Guissona. Conserva una bóveda cañón de la época Templaría´ La parroquia perteneció a lo largo de la Edad Media, primeramente a la Orden del Temple y seguidamente a los Hospitalarios. Hay restos del S. XIII una vez pasada el vestíbulo de la iglesia se puede ver la vuelta de cañón románica ya mencionada de la época Templaría. De muros muy gruesos que soportan el peso de la vuelta. Más adelante vemos la ampliación del templo de los S. XVI y XVII, es de planta vesical irregular. EL BULLIDOR A 2 kms. El Bullidor es un villorrio perteneciente a Barbens. Muy interesantes los restos del Castillo-Iglesia ya documentado en el S. XII cuando Arnau de Formiguera cede a los Templarios unas posesiones que tenía en el Bullidor, en el pasado fue escondrijo de bandoleros, actualmente solo están habitadas dos casas. Actualmente la Iglesia-Castillo está un mal estado, pese a las pequeñas reparaciones que se han hecho, especialmente en el campanario que corresponde a la antigua Torre del Homenaje. Entre los restos se encuentra un portal adovelado, algunas ventanas, el baptisterio y marcas de cantero, muy corrientes en este tipo de construcciones Templarías.


ENCOMIENDA DE L’HORTA DE SANT JOAN Fue conquistada a los musulmanes por Alfonso el Casto en 1165 y los Moncada tomaron posesión, aunque la señoría pertenecía al rey, se intentó repoblar, pero sin éxito. Éste en 1174 lo cedió a los Templarios y ocho años más tarde Ramón de Moncada hizo lo mismo con su parte, asumiendo el Temple el pleno dominio del lugar. El Maestre provincial otorgó una nueva carta de población en 1192. En 1236 l Encomienda de Horta se convirtió en autónoma dejando de depender de la de Miravet. La Encomienda tuvo importante dominios, además del señorío sobre la villa, también poseía a de los pueblos vecinos, Arnes, Bot, Caseres y Prat del Compte. La Orden poseía en Horta, el castillo y extenso terreno y el importante Santuario de Santa María dels Ángels, dotado de servicios agropecuarios, probablemente compartía con el castillo la Sede de la Encomienda. En el años 1280, cotizaba más en concepto de décimas (impuesto destinado a las Cruzadas), tenía, también una importante cabaña ganadera. Pero donde más es notable la pujanza que adquirió la villa fue en la época de Los Templarios, por supuesto, es el hecho de haber conseguido que, en el año 1296 se promulgara el importante código de las “Costumbres d´Horta” CONVENTO DE SANTA MARÍA DELS ÁNGELS Tradicionalmente se considera que la iglesia fue fundada por los Templarios en el S. XIII. Está situado a los pies de la Montaña de Santa Bárbara. Al edificar en este lugar un santuario dedicado a la Madre de Dios, los Templarios continuaban una tradición de devoción, en este lugar era ya un monasterio con muchas cuevas de eremitas. El convento Templario conocido actualmente como convento de Sant Salvador, está constituido por un grupo de edificios de cronología desde el S. XIII al XVII. El recinto más importante es la iglesia, construida en le S. XIII, durante la tutela Templaría. Es de una sola nave cubierta. Ya en el dominio hospitalario (S. XIV) la nave fue prolongada con un coro elevado. Al pie de la iglesia se abrió la actual puerta principal de una espectacular estructura. Está decorada con doce vueltas de arco con las correspondientes columnas y capiteles. Bajo los arcos están dispuestos distintos sarcófagos. Uno de ellos, en el costado derecho de la puerta, está decorado con escudos relacionados con el gremio de constructores. Es probable que hubiera contenido los restos de maestro Bernat d´Alguaire, hijo de Horta, que también proyectó y dirigió la obra de la catedral de Tortosa. También hay diversos sarcófagos con signos Templarios.


IGLESIA PARROQUIAL DE SANT JOAN El patrocinio de la iglesia de Horta pertenecía el Temple desde que en 1185, le fue cedido por el obispo de Tortosa. Es probable que en los primeros años de estancia del Temple en la villa, fuera utilizada la capilla de Sant Miquel del castillo como parroquia de la población, dado que la Iglesia e Sant Joan no fue empezada a construir hasta finales del S. XIII. Es una iglesia gótica de una sola nave cubierta de vuelta de crucería, con cabecera poligonal, ventanales ojivales y contrafuertes escalonados que sobresalen en el exterior. Es destacable la sencillez de la fachada que es un rectángulo plano y ancho. Coronando el frontal hay una espadaña de dos pisos remodelada en el S. XVII. LA TORRE DE L´OLIVAR A corta distancia al norte del Monasterio de Sta. María dels Angels (menos de 1 km.) está la Torre de l´Olivar documentada en 1259. Formaba parte y casi con seguridad defendía un conjunto de edificaciones agrícolas de los dominios del Temple. En principio pudo ser una construcción austera, típicamente militar, más adelante, en el S. XIV, fue modificada para servir de residencia. Entonces se construyó en la planta noble, un vuelta de piedra extremadamente amplia (extraordinario ejemplo del arte de cantero) y un ventanal gótico, en la planta baja una amplia puerta, la calidad de estos elementos nada más puede ser debida a la actuación de un picapedrero excepcional, Bernat d´Alguaire.

Por FLP


(JUAN DE JERUSALÉN) En 1991 se publicó en España un curioso libro titulado Rituales secretos de los Templarios, cuyo autor, oculto tras el seudonimo de Frater Iacobus, revelaba públicamente por primera vez los secretos de esta enigmática Orden, nacida en el transcurso de la Primera Cruzada y entre cuyos fundadores se encontraba nuestro profeta Juan de Jerusalén. Según el Frater Iacobus, los 22 Grandes Maestres que dirigieron los destinos de la Orden a lo largo de casi 200 años se corresponden con los Arcanos Mayores del Tarot, con las 22 letras sagradas del alfabeto (alfabeto hebreo) y con las 22 letras del alfabeto mágico de la Rosa-Cruz. Todos somos conocedores de los cargos presentados para suprimir a la Orden del Temple (Una de las mayores manchas en la tenebrosa historia de la Iglesia Católica Romana , dice el teósofo C. W. Leadbeater en su libro Antiguos Ritos Místicos) se encontraban: que no se cuidaban de pecar o cometer injusticias; que se entregaban a orgías sexuales; que en sus ceremonias de Iniciación se daban besos indecentes; que sus ritos tenían lugar en horas nocturnas; que renegaban de Cristo pisoteando y escupiendo un crucifijo; que adoraban y besaban el ano de un ídolo diabólico llamado Baphomet; que el sello de los Templarios, dos caballeros sobre una misma cabalgadura, simbolizaba un acto de sodomía, etc. ¿Eran culpables los Templarios?, se pregunta el Frater Iacobus, no, de ningún modo. Para el clero de la época, si, totalmente. Simplemente, se adelantaron demasiado a su tiempo y no respetaron totalmente los preceptos religiosos de una época petrificada, como fue la Edad Media. Lo que tal vez no sea tan conocido, debido a que el descubrimiento del texto de Juan es relativamente reciente, es que su libro secreto de profecías fue un elemento utilizado contra los Templarios. Habrían existido siete ejemplares del mismo, tres de los cuales fueron entregados al Maestre de la Orden, quien a su vez los remitió a Bernardo de Clairvaux. M. Galvieski, que difundió el texto de Juan de Jerusalén, intenta reconstruir la historia de estos libros: Uno habría sido llevado a Roma, y según él, hay suficientes razones para pensar que todavía se encuentra en los archivos vaticanos. Otro fue donado por San Bernardo al Monasterio de Vezelay, y desapareció en la época del proceso contra los Templarios. Un tercer ejemplar habría estado en manos de los juristas de la corte de Francia. Otro, supuestamente habría llegado hasta Nostradamus. Ya en años recientes, otra copia del libro habría llegado a manos de los bolcheviques, quienes lo destruyeron por considerarlo un documento contrarrevolucionario. Algunos suponen que es probable que, además del ejemplar encontrado en el Monasterio de Zagorsk, exista actualmente otro en el Monte Athos, en Grecia, resguardado en sus inaccesibles bibliotecas. Cuando en 1307 el Maestre Jacques de Molay fue arrestado, esgrimieron sus manuscritos como elemento de cargo; de este modo, el Protocolo Secreto de las Profecías fue presentado como el dictado de Lucifer , la prueba de que los Templarios estaban en relación con las fuerzas del mal.


Juan de Jerusalén nació cerca de Vezelay, Francia, alrededor de los años 1040 ó 1042. Fue uno de los fundadores de la Orden de los Caballeros del Temple, en 1118. Murió poco después, en el año 1119 ó 1120, a la edad de 77 años. Un manuscrito descubierto en Zagorsk, cerca de Moscú, y que data del siglo XIV, califica a Juan de Jerusalén de prudente entre los prudentes, santo entre los santos y que sabía leer y escuchar el cielo. También señala que Juan solía retirarse frecuentemente al desierto para rezar y meditar, y que estaba en la frontera entre la Tierra y el cielo. Estas profecías estuvieron ocultas durante muchos años, hasta que en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, en 1941, fueron halladas por la S.S. en una sinagoga de Varsovia; luego de la caída de la Alemania nazi, desaparecieron nuevamente, hasta que fueron redescubiertas en años recientes en los archivos secretos de la K.G.B. soviética, según afirman algunos investigadores. PROFECIAS Profecías escritas en el año 1100 dC por Juan de Jerusalén, el Templario y que parecen haber sido escritas concretamente para este fin de milenio. Veo y conozco lo que será. Soy el escriba!! Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el hombre estará frente a la entrada sombría de un laberinto oscuro. Y al fondo de esa noche en la que va a internarse, veo los ojos del Minotauro. Guárdate de su furor cruel, tú que vivirás en el año mil que sigue al año mil. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil. El oro estará en la sangre. El que contemple el cielo contará denarios; el que entre en el templo encontrará mercaderes; los mandatarios serán cambistas y usureros; La espada defenderá la serpiente. Pero el fuego será latente, todas las ciudades serán Sodoma y Gomorra y los hijos de los hijos se convertirán en la nube ardiente; ellos alcanzarán los viejos estandartes. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el hombre habrá poblado los cielos y la tierra y los mares con sus criaturas; mandará, pretenderá los poderes de Dios, No conocerá límite. Pero todas las cosas se sublevarán; titubeará como un rey borracho; galopará como un caballero ciego y a golpes de espuela internará a su montura en el bosque; al final del camino estará el abismo. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, se erigirán torres de Babel en todos los puntos de la tierra, en Roma y en Bizancio; los campos se vaciarán; no habrá más ley que mirar por uno mismo y por los propios. Pero los bárbaros estarán en la ciudad; ya no habrá pan para todos y los juegos no serán suficientes; entonces, las gentes sin futuro provocarán grandes incendios. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el hambre oprimirá el vientre de tantos hombres y el frío aterirá tantas manos, que estos querrán ver otro mundo y vendrán mercaderes de ilusiones que ofrecerán el veneno. Pero éste destruirá los cuerpos y pudrirá las almas; y aquellos que hayan mezclado el veneno con su sangre serán como bestias salvajes cogidas en una trampa, y matarán y violarán y despojarán y robarán, y la vida será un Apocalipsis cotidiano.


Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, todos intentarán disfrutar tanto como puedan; el hombre repudiará a su esposa tantas veces como se case y la mujer irá por los caminos umbríos tomando al que le plazca, dando a luz sin poner el nombre del padre. Pero ningún maestro guiará al niño y cada uno estará solo entre los demás; la tradición se perderá; la ley será olvidada como si no se hubiera anunciado y el hombre volverá a ser salvaje. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el padre buscará el placer en su hija, el hombre en el hombre, la mujer en la mujer, el viejo en el niño impúber, y eso será a los ojos de todos. Pero la sangre se hará impura; el mal se extenderá de lecho en lecho; el cuerpo acogerá todas las podredumbres de la tierra, los rostros serán consumidos, los miembros, descarnados; el amor será una peligrosa amenaza para aquellos que se conozcan sólo por la carne. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, aquel que hable de promesas y de ley no será oído; el que predique la fe de Cristo perderá su voz en el desierto. Pero por todas partes se extenderán las aguas poderosas de las religiones infieles; falsos mesías reunirán a los hombres ciegos. Y el infiel armado será como nunca había sido; hablará de justicia y de derecho, y su fe será de sangre y fuego; se vengará de la cruzada. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el fragor de la muerte provocada avanzará como la tormenta sobre la tierra; los bárbaros se mezclarán con los soldados de las últimas legiones; los infieles vivirán en el corazón de las ciudades santas; todos serán, por turnos, bárbaros, infieles y salvajes. No habrá órdenes ni normas; el odio se extenderá como la llama en el bosque seco; los bárbaros masacrarán a los soldados; los infieles degollarán a los creyentes; el salvajismo será cosa de cada uno y de todos, y las ciudades morirán. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, los hombres se juzgarán entre ellos según sean su sangre y su fe; nadie escuchará el corazón sufriente de los niños; se les echará del nido como los pájaros a sus crías; y nadie podrá protegerlos de la mano armada con guantelete. El odio inundará las tierras que se creían pacificadas. Y nadie se librará, ni los viejos ni los heridos; las casas serán destruidas o robadas; los unos se apoderarán del lugar de lo otros; todos cerrarán los ojos para no ver a las mujeres violadas. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, todos sabrán lo que ocurre en todos los lugares de la tierra: se verá al niño cuyos huesos están marcados en la piel y al que tiene los ojos cubiertos de moscas, Y al que se da caza como a las ratas. Pero el hombre que lo vea volverá la cabeza, pues no se preocupará sino de sí mismo; dará un puñado de granos como limosna, mientras que el dormirá sobre sacos llenos. Y lo que dé con una mano recogerá con la otra. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el hombre comerciará con todo; todas las cosas tendrán precio, el árbol, el agua y el animal; nada más será realmente dado y todo será vendido. Pero el hombre entonces no valdrá más que su peso en carne; se comerciará con su cuerpo como los canales de ganado; tomarán su ojo y su corazón; nada será sagrado, ni su vida ni su alma; se disputarán sus despojos y su sangre como si se tratara de una carroña. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el hombre habrá cambiado la faz de la tierra; se proclamará el señor y el soberano de los bosques y de las manadas; habrá surcado el sol y el cielo y trazará caminos en los ríos y en los mares. Pero la tierra estará desnuda y será estéril, el aire quemará y el agua será fétida; la vida se marchitará porque el hombre agotará las riquezas del mundo. Y el hombre estará solo como un lobo en el odio de sí mismo.


Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, los niños también serán vendidos; algunos se servirán de ellos como de muñecos para disfrutar de su piel joven; otros los tratarán como a animales serviles. Se olvidará la debilidad sagrada del niño y su ministerio; será como un potro que se doma, como un cordero que se sangra, que se sacrifica. Y el hombre no será más que barbarie Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, la mirada y el espíritu de los hombres serán prisioneros; estarán ebrios y no lo sabrán; tomarán las imágenes y los reflejos por la verdad del mundo; se hará con ellos lo que se hace con un cordero. Entonces vendrán los carniceros; los rapaces los agruparán en rebaños para guiarlos hacia el abismo y levantar a los unos contra los otros; se les matará para tomar su lana y su piel y el hombre que sobreviva será despojado de su alma. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, reinarán los soberanos sin fe; mandarán sobre multitudes humanas inocentes y pasivas; esconderán sus rostros y guardarán en secreto su nombre y sus fortalezas estarán perdidas en los bosques. Pero ellos decidirán la suerte de todo y de todos; nadie participará en las asambleas de su orden; todos serán siervos pero se creerán hombres libres y caballeros; sólo se levantarán los de las ciudades salvajes y las creencias heréticas, pero también serán vencidos y quemados vivos. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, los hombres serán tan numerosos sobre la tierra que parecerán un hormiguero en el que alguien clavara un bastón; se moverán inquietos y la muerte los aplastará con el talón como a insectos enloquecidos. Grandes movimientos los enfrentarán unos contra otros; las pieles oscuras se mezclarán con las pieles blancas; la fe de Cristo con la del infiel; algunos predicarán la paz concertada pero por todo el mundo habrá guerras de tribus enemigas. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, los hombres querrán franquear las murallas; la madre tendrá el pelo gris de una vieja; el camino de la naturaleza será abandonado y las familias serán como granos separados que nada puede unir. Será, pues, otro mundo; todos errarán sin vínculos, como los caballos desbocados corriendo en todas direcciones sin guía; desgraciado del caballero que cabalgue esa montura; carecerá de estribos y se precipitará en la zanja. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, los hombres no confiarán en la ley de Dios, sino que querrán guiar su vida como a una montura; querrán elegir a sus hijos en el vientre de sus mujeres y matarán a aquellos que no deseen. Pero ¿qué será de esto hombres que se creen Dios? Los poderosos se apropiarán de las mejores tierras y las mujeres más bellas; los pobres y los débiles serán ganado; los poblachos se convertirán en plazas fuertes; el miedo invadirá los corazones como un veneno. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, habrá surgido un orden negro y secreto; su ley será el odio y su arma, el veneno; deseará siempre más oro y se extenderá su reino por toda la tierra, y sus servidores estarán unidos entre ellos por un beso de sangre. Los hombres justos y los débiles acatarán su regla. Los poderosos se pondrán a sus servicios. La única ley será la que dicte en las sombras; venderá el veneno aun dentro de las iglesias. Y el mundo avanzará con ese escorpión bajo el pie.


Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, muchos hombres permanecerán sentados con los brazos cruzados, se irán sin saber adónde, con los ojos vacíos, pues no tendrán forja en la que batir el metal, ni campo que cultivar. Serán como la simiente que no puede echar raíces. Errantes y empobrecidos; los más jóvenes y los más viejos, a menudo sin hogar. Su única salvación será la guerra y combatirán entre ellos, y odiarán su vida. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, las enfermedades del agua, del cielo y de la tierra atacarán al hombre y le amenazarán; querrá hacer nacer lo que ha destruido y proteger su entorno; tendrá miedo de los días futuros. Pero será demasiado tarde; el desierto devorará la tierra y el agua será cada vez más profunda, y algunos días se desbordará, llevándose todo por delante como un diluvio, y al día siguiente la tierra carecerá de ella y el aire consumirá los cuerpos de los más débiles. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, la tierra temblará en muchos lugares y las ciudades se hundirán; todo lo que se haya construido sin escuchar a los sabios será amenazado y destruido; el lodo hundirá los pueblos y el suelo se abrirá bajo los palacios. El hombre se obstinará porque el orgullo es su locura; no escuchará las advertencias repetidas de la tierra, pero el incendio destruirá las nuevas Romas y, entre los escombros acumulados, los pobres y los bárbaros, a pesar de las legiones, saquearán las riquezas abandonadas. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el sol quemará la tierra; el aire ya no será velo que protege del fuego. No será más que una cortina agujereada y la luz ardiente consumirá las pieles y los ojos. El mar se alzará como agua enfurecida; las ciudades y las riberas quedarán inundadas y continentes enteros desaparecerán; los hombres se refugiarán en las alturas y olvidando lo ocurrido, iniciarán la reconstrucción. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, los hombres sabrán hacer realidad los espejismos; los sentidos serán engañados y creerán tocar lo que no existe; seguirán caminos que solo los ojos verán y el sueño podrá hacerse realidad. Pero el hombre ya no sabrá distinguir entre lo que es y lo que no es. Se perderá en falsos laberintos; los que consigan dar vida a los espejismos se burlarán del hombre pueril, engañándole. Y muchos hombres se convertirán en perros rastreros. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, los animales que Noé embarcó en su arca no serán, entre las manos del hombre, más que bestias transformadas según su voluntad; y, ¿quién se preocupará de su sufrimiento vital? El hombre habrá hecho de cada animal lo que habrá querido. Y habrá destruido numerosas especies. ¿En qué se habrá convertido el hombre que haya cambiado las leyes de la vida, que haya hecho del animal vivo pella de arcilla? ¿Será el igual de Dios o el hijo del diablo? Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, se deberá temer por hijo del hombre; el veneno y la desesperación le acecharán; no se le habrá deseado más que por uno mismo, no por él o por el mundo; será acosado por el placer y a veces venderá su cuerpo. Pero incluso el que sea protegido por los suyos estará en peligro de tener el espíritu muerto; vivirá en el juego y en el espejismo. ¿Quién le guiará cuando no tenga maestros? Nadie le habrá enseñado a esperar y a actuar. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el hombre se creerá Dios, aunque no habrá progresado nada desde su nacimiento. Atacará vencido por la ira y por los celos. Y su brazo estará armado con el poder del que se habrá adueñado; Prometeo cegado podrá destruirlo todo a su alrededor. Será un enano de alma y tendrá la fuerza de un gigante; avanzará a pasos inmensos pero no sabrá qué camino tomar. Su cabeza estará cargada de saber pero ya no sabrá porque vive o porque muere será, como siempre, el loco que gesticula o el niño que gime.


Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, regiones enteras serán botines de guerra. Más allá de los límites romanos e incluso en el antigua territorio del imperio; los hombres de las mismas ciudades se degollarán; aquí habrá guerra entre tribus y allá, entre creyentes. Los judíos y los hijos de Alá no dejarán de enfrentarse y la tierra de Cristo será su campo de batalla; pero los fieles querrán defender en todo el mundo la pureza de su fe y ante ellos no habrá más que duda y poder; entonces la muerte avanzará por todo el mundo como estandarte de los tiempos nuevos. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, multitudes de hombres serán excluidos de la vida humana; no tendrán derechos, ni techo, ni pan; estarán desnudos y no tendrán más que su cuerpo para vender; se le expulsará lejos de la torre de Babel de la opulencia. Se agitarán como un remordimiento o una amenaza; ocuparán regiones enteras y proliferarán: escucharán las prédicas de la venganza y se lanzarán al asalto de las torres orgullosas; habrá llegado el tiempo de las invasiones bárbaras. Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, El hombre habrá entrado en el laberinto oscuro; tendrá miedo y cerrará los ojos, pues ya no sabrá ver; desconfiará de todo y temerá a cada paso, pero será empujado hacia delante y no le será permitido detenerse.. La voz de Casandra será, sin embargo, potente y clara. Pero él no la oirá pues querrá poseer más cada día y su cabeza se habrá perdido en las fantasías; los que serán sus maestros le engañarán y no tendrá más que malos consejeros. Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, los hombres por fin habrán abierto sus ojos; ya no estarán encerrados en sus cabezas o en sus ciudades; se verán y se oirán de un lado a otro de la tierra; sabrán que lo que golpea a uno hiere al otro. Los hombres formarán un cuerpo único del que cada uno será una parte ínfima, y juntos construirán el corazón, y habrá una lengua que será hablada por todos y nacerá así, por fin, el gran humano. Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, los hombres podrán penetrar en las profundidades de las aguas; su cuerpo será nuevo y ellos serán peces, y algunos volarán más altos que los pájaros como si la piedra no cayera. Se comunicarán entre ellos pues su espíritu estará tan abierto que recogerá todos los mensajes, y los sueños serán compartidos y vivirán tanto tiempo como el más viejo de los hombres, aquel del que hablan los libros sagrados. Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, el hombre conocerá el espíritu de todas las cosas, la piedra o el agua, el cuerpo del animal o la mirada del otro; habrá penetrado los secretos que los dioses antiguos poseían y empujará una puerta tras otra en el laberinto de la vida nueva. Creará con la fuerza con que brota una fuente; enseñara es saber a la multitud de los hombres, y los niños conocerán la tierra y el cielo mejor que nadie antes que ellos. Y el cuerpo del hombre será más grande y más hábil. Y su espíritu habrá abarcado todas las cosas y las habrá poseído. Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, el hombre ya no será el único soberano, pues la mujer empuñará el cetro; será la gran maestra de los tiempos futuros y lo que piense lo impondrá a los hombres; será la madre de ese año mil que sigue al año mil. Difundirá la dulzura tierna de la madre tras los días del diablo; será la belleza después de la fealdad de los tiempos bárbaros; el año mil que viene después del año mil cambiará en poco tiempo; se amará y se compartirá, se soñará y se dará vida a los sueños.


Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, el hombre conocerá un segundo nacimiento; el espíritu se apoderará de las gentes, que comulgarán en fraternidad; entonces se anunciará el fin de los tiempos bárbaros. Será el tiempo de un nuevo vigor de la fe; después de los días negros del inicio del año mil que viene después del año mil, empezarán los días felices; el hombre reconocerá el camino de los hombres y la tierra será ordenada. Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, los caminos irán de una punta de la tierra y del cielo a la otra; los bosques serán de nuevo frondosos y los desiertos habrán sido irrigados; las aguas habrán vuelto a ser puras. La tierra será un jardín; el hombre velará sobre todo lo que vive; purificará lo que ha contaminado; así sentirá que toda esta tierra es su hogar, y será sabio y pensará en el mañana. Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, todos serán como movimientos ordenados, se sabrá todo del mundo y del propio cuerpo; se soñará con la enfermedad antes de que aparezca; todos se curarán así mismos y a los demás. Se habrá entendido que es necesario ayudar para mantenerse, y el hombre, después de los tiempos de cerrazón y de avaricia, abrirá su corazón y su bolsa a los más desposeídos; se sentirá caballero de la orden humana y así por fin un tiempo nuevo empezará. Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, el hombre habrá aprendido a dar y compartir; los días amargos de la soledad habrán pasado; creerá de nuevo en el espíritu; y los bárbaros habrán adquirido el derecho de ciudadanía. Pero eso vendrá después de las guerras y los incendios; eso surgirá de los escombros ennegrecidos de las torres de Babel. Y habrá sido necesario el puño de hierro para que se ordene el desorden. Y para que el hombre encuentre el buen camino. Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, el hombre sabrá que todos los seres vivos son portadores de luz y que son criaturas que deben ser respetadas; habrá construido las ciudades nuevas en el cielo, sobre la tierra y sobre el mar. Conservará en la memoria lo que fue y sabrá leer lo que será; ya no tendrá miedo de su propia muerte, pues en su vida habrá vivido muchas vidas y sabrá que la luz nunca se apagará.

Por Gerardo González Escobedo


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NICETAS CHRONIATES Nicetas Choniates (Νικήτας Χωνιάτης) (c. 1155-1215/1216), llamado a veces Nicetas Acominatus, fue un historiador bizantino. Era hermano del también historiador Miguel Acominatus, que llegó a ser arzobispo de Atenas. Bajo la protección de su hermano, se dedicó inicialmente a la política, y consiguió varios cargos durante el reinado de los emperadores Ángelos (entre ellos, el de gran logoteta, megas logotetes, o canciller) y fue gobernador del thema de Filipópolis en un período crítico. Tras la caída de Constantinopla durante la Cuarta Cruzada, en 1204, huyó a Nicea, donde se instaló en la corte del emperador de Nicea Teodoro I Láscaris, dedicándose a la literatura. Murió en 1215 ó 1216. Su obra principal es la Historia, en 21 libros, que abarca el período de 1118 a 1207, continuando exactamente en el punto en que termina La Alexiada de Ana Comnena. A pesar de su estilo retórico y florido, la obra tiene un gran valor documental, ya que refiere acontecimientos de los que fue testigo o que escuchó de boca de testigos presenciales. La parte más interesante de la obra es aquella en que se describe la conquista de Constantinopla. Su breve tratado Sobre las estatuas destruidas por los latinos (en su forma actual quizá alterado por un autor posterior) es de especial interés para los arqueólogos. Su obra teológica (Thesaurus Orthodoxae Fidei), aunque se conserva íntegra manuscrita, sólo ha sido publicada en parte. Es una de las principales autoridades para conocer las herejías y escritores heréticos del siglo XII. RAIMUNDO DE AGUILERS Raimundo de Aguilers fue un cronista de la Primera Cruzada (1096-99). Viajó con el ejército cruzado provenzal, dirigido por el conde Raimundo IV de Tolosa, hasta Jerusalén. Recibió su educación clerical en el monasterio de Vézelay y no se documenta nada sobre él después del asedio y toma de Jerusalén en 1099. Como testigo de la Primera Cruzada, fue uno de sus principales cronistas. Su descripción del sitio y toma de Antioquía (1097-98) es posiblemente la única narración directa del hecho. Su obra, Historia Francorum qui ceperunt Iherusalem, fue traducida del latín al francés moderno a comienzos del siglo XIX por el erudito francés François Guizot.


JACQUES DE VITRY Jacques de Vitry. Historiador de las cruzadas, Obispo cardenal de Acre, después de Tusculum, nacido en Vitry-sur-Seine, cerca de París, probablemente en 1160; murió en Roma, en 1240. Después de asistir a la Universidad de París, luego de su infancia, él visitó a Marie De Oignies, una mística de la Diócesis de Liège, atraído por su reputación por la santidad. Por su consejo él se volvió un canon regular, regresando a París para la ordenación al sacerdocio, y después de esto se consagró a predicar; de 1210 a 1213 él era uno de los predicadores más nombrados de la cruzada contra los albigenses. En efecto tan grande era su renombre a lo largo de la Cristiandad que el clero latino de San. Juan de Acre lo eligió como su obispo. Él aceptó la dignidad episcopal con la aprobación de Honorius III. De Palestina él fue a Egipto y estuvo presente en la captura de Damieta (1218-20), un informe que él escribió al papa. Los líderes de la cruzada se quejaron de su temple imperioso y atribuyeron su marcha atrás a su obstinación. En 1227 regreso a Roma pero pronto reasumió la ofensiva contra los herejes de la Diócesis de Liège. En 1229 Gregorio IX le permitió renunciar a la Vista de Acre, lo nombro cardenal y Obispo de Tusculum y posteriormente legatario en Francia y Alemania. Él no sobrevivió su negativa del Patriarcado de Jerusalén por mucho tiempo; por petición del mismo su cuerpo se llevó a Oignies. Entre sus trabajos hay cartas para el Papa Honorius que forman una fuente importante de la historia de la cruzada egipcia (ed. Roehrich, " Zeitschrift Kirchengesch., "XIV-XVI), una colección de sermones-modelos para el uso de predicadores; un "Liber de mulieribus Leodiensibus," el más famoso de estos siendo el Marie De Oignies, cuyas maravillosas visiones relata el autor (ed. Acta SS., junio, IV, 636, 666), finalmente la "Historia Orientales seu Hierosolymitana," su trabajo principal, un reporte, de primera mano, de las condiciones en Tierra Santa en el decimotercero siglo. Él era curioso y de mente observadora y concibió el plan - algo notable para la edad en que él vivió - de escribir una descripción geográfica de Palestina. El primer libro se consagra totalmente a esa tierra y trata su historia desde el tiempo de Mahoma; describiendo la expansión de Islam, él da muchos detalles pintorescos acerca de los idólatras Orientales, los Turcomanos, los Beduinos, y sobre todo los Asesinos, súbditos del Hombre Viejo de la Montaña. Su recuento de las cruzadas se sigue por la alabanza para la fertilidad de Palestina bajo la dominación cristiana, y por los esfuerzos de los italianos, franceses, alemanes, bretones, e ingleses para colonizarlo. Él trata igualmente sobre las características de las varias naciones indígenas y del "Pullani," mestizos a cuyos vicios él atribuye la marcha atrás de los cristianos. Luego el escritor emprende una descripción regular de la geografía física del país, y da varios grandiosos detalles, medio reales y medio fabulosos, con respecto a su clima, flora, fauna, minerales, sus naciones bárbaras y extraordinarias, las Amazonas, el etc. La miel recogida de las cañas (ex el calamellis) era, claro, sólo azúcar de caña. Un informe todavía más curioso es que dio del compás magnético: "Acus férrea postquam adamantem contigerit, ad stellam septentrionalem, quae velut axis firmamenti aliis vergentibus non movetur, semper convertitur. Unde valde necessaria est navigantibus in mari." (Bongars, "Gesta Dei," I, 1106). El resto del libro es una historia del Reino de Jerusalén. Libro II, un cuadro desconsoladamente pintado de los cristianos del Este, cierra con un informe de los órdenes monacales y la jerarquía de Palestina. Por FLP


Donaciones a los Templarios durante las campañas aragonesas de 1131 y 1133 El llamado Cartulario del Temple B-595, conservado en el AHN. Contiene sendos documentos que hacen mención a las localidades del Bajo/Baix Cinca en relación al empeño de Alfonso I de Aragón por conquistar las localidades de Mequinensa (nº 285) y de Fraga (nº 329). Publicados en su día por el marqués de Albón, con el título de Cartulaire genérale de l’Ordre du Temple, (París 1913), no nos podemos sustraer a la tentación de volverlos a editar, en su relación a las conquistas del Cinca o del Segre, nuestro principal tema de estudio. El rey de Aragón aprovechó el fallecimiento del conde Ramón Berenguer III, (julio de 1131), que había adoptado los hábitos del Temple, para iniciar los asedios de la Ribera del Cinca. Ese mismo año, desde Bayona, el monarca aragonés redacto un primer testamento en favor de las tres órdenes militares de Tierra Santa. Al poco, el conde Armengol de Urgell concedía al Temple el castillo de Barberá (1132). Al año siguiente prosiguió el de Aragón el asedio del castillo de Fraga que había de continuar hasta su muerte. 1er. DOC: ALFONSO I DE ARAGÓN TOMA MEQUINENSA El primer documento mencionado es del mes de octubre de 1131 (nº 39) donde se nos informa que Mequinensa había sido capturada por el rey aragonés. El documento hace mención a la donación hecha por el matrimonio compuesto de Fertún Garcés y su esposa Toda, de una bienes que disponían en Zaragoza. El perceptor era la orden de Jerusalén, lugar al cual querían peregrinar. También hacían donación de otros bienes en Tudela, en Moreano, en Castellón, en Soiset, o el molino llamado de Alcaten, y las heredades que poseían en Tarazona, el molino y tienda de Conchelos, todo ello en favor de la orden del Temple. A la orden del Santo Sepulcro dejaban los bienes de Conchelos y los de Cortes. La fecha de este reparto coincide con el año de la citada conquista de Mequinensa (Mignesa). De esta localidad pasó a cercana medina Fraga, -aguas arriba del Segre-Cinca; año que se documenta la muerte de su hijo García Kaxal, fecha que aprovecharán también para efectuar la distribución de sus honores restantes con sus sobrinos Enecones y Berrozas. “In Dei nomine Patris, scilicet et Filii et Spiritus Sancti. Ego, Fertunio Garcés Kaixal, et uxor mea Tota, facimus istam cartam donationis de nostris hereditatibus quas habemus in Zaragoça et in Tutela et in Tarazona. Dividimus illas Deo et Sanctis locis de Jherusalem, ubi volumus ire, si Deo placet, quando filius noster Garcias est mortuus, in quo habebamus fudiciam ut ipse possideret eas et gubernasset nostram creationem et suam.


Et postquam Deus de illo suam voluntatem et, cum voluerit , similiter faciet de nobis, et quia diversis modis moritur homo, aut gladio celesti, aut gladio terreno, aut morte subitans, et non potest facere pro sua anima, nos, proptem amorem et timorem Dei, et pro animabus nostris et parentum nostrorum et filii nostri Garcie, damus Deo et Hospitali de Iherusalem illam hereditatem de Zaragoça cum suis domibus quas ibi habemus, sub gratia Dei et Adefonsi [rey de Aragon y Navarra 1104, y de Castilla y León 1109] regis nostri boni senioris. Et damus illa de Tudela et in Morzano et in Castellone et in Soiset, cum illo molino et cum illo nostro soto a per nomed’Alcaten, ut sit de illis nostris fratribus militibus Templi, et damus Deo et Sancte Marie de Bethleem illam quam habemus in Tarazona, cum nostro molino et cum nostra tienda et cum illa de Conchelos. Et hoc facimus sub auctoritate Dei et regis nostri senioris Adefonsi. Et damus Deo et fratribus canonicis de Sepulcro illam hereditatem quam habemus in Novellas et in Cortes, sicut tenemus eam, Facta carta anno M.C.tricesimo I, ab Incarnationione Domini, mense octobris, quando Garcia Kaxal obiit, quando rex cepit Mignesa, et fuit a Fraga, et quando Kaxal divisit suum honorem suis nepotibus, a Lope Enecones e a Sanç Enecones, Belforato e Granione, e Petro [e] Taresa Berroza. Et quisquis hanc ordinationem violare seu frangere voluerit, sit anathema et sit sicut Judas in infernun, et nunc et in perpetuuum et per infinita secula secularum. Amen”. 2º DOC.: ALFONSO I DE ARAGÓN EN EL ASEDIO DE FRAGA El segundo documento es del mes de septiembre del año 1133. Corresponde a la donación real en favor de Alfonso Sanz de Sant Celoni, por los servicios prestados a la corona. Dicha donación consistió en un exárico (un siervo moro para trabajar la tierra) llamado Abavid, del lugar de Bera (Bera o Vera, en Navarra, junto al Bidasoa), junto con sus casas, heredades y bienes, y por todo el tiempo de su vida. Fortún Enecon concedió eso mismo, pero en favor de la Orden del Temple. “In Dei nomine et eius gratia. Ego, Aldefonsus, Dei gratia rex, facio hanc cartam donationis et confirmationis vobis, Fertuniones de Sancto Çelodomo. Placuit michi, libento animo et spontanea voluntate et proper servitium que michi fecistis et cotidie fecitis, dono et concedo vobis uno exarico in Bera, nomine Abavid, cum suas casas et cum sua hereditate, sicut erat tenente illo die quando ista carta fuit facta, ad faciendam vide propriam vestrum hereditatem, salvuum et liberum, vos et posteritas vestra per secula, salva mea fidelitate vel omni posteritate. (Signum) regis (+) Adefonsis. Et ego, Fortunio Enecones, vobis, fratribus Templi militie Salomonis, dono vobis illud ingennuas et liberum de me vel posteritate mea, per cuncta secula.


Facta carta donationis ex rege in Era M.C.LXX. I, mense septembris, super Fraga, regnante me Dei gratia rex in Aragon et in Castella et in Pampilonia et in Superarbi sive in Ripacurtia. Episcopus Arnald Dodó in Oscha, episcopus Sancius in Calagorra, alius Sancius in Pampilonia, episcopus Michel in Tyrassona, episcopus Garcia in Cesaruagusta, Lop Garcés in Alagón, Fortin Fortis in Fontes, Lop Lopeç in Rigla, John Diez in Alvelda, den Xemenones in Calatayud, Fortún Lopeç in Soria, Caxal in Nagara et in Taraça, Pedro Tizon in Estela, Castagne in Biel. Ego, Domenicus, pro jussione domini mei regis, hanc cartam scripsi et hoc signum (+) feci. Gracias a estos dos documentos descubrimos a un rey empeñado en conquistar la línea del Cinca-Segre hasta Mequinensa, como límite o barrera a la expansión que llevaban también a cabo los condes catalanes. Todo ello, en el empeño aragonés de avanzar la reconquista hacia el mar; aunque nunca alcanzaría la costa. Por otro lado, el asedio y conquista de Mequinensa le había de facilitar el acceso a la mayor plaza de la ribera del Cinca, la de Fraga. Intento que se prolongó en el año 1133 y en el de 1134. En este último, como ya es sabido, herido de muerte junto a algunos de los obispos citados en el segundo documento, como el Dodo de Huesca, habían d acabar con la brillante expansión aragonesa. Desde ese momento, la nobleza aragonesa daría por nulo el testamento de su rey, oponiéndose abiertamente a la voluntad de la Santa Sede, y a las aspiraciones de tres órdenes militares llamadas a reinar en Aragón.

Por Joaquín Salleras Clarió


I Parte

Comenzamos este monográfico sobre el estudio del uso de la espada en la Orden del Temple y que constará de dos partes. Sobre el equipamiento templario se ha hablado muchísimo, demasiado libremente diría yo. Aquí y allá no se dejan de ver grupos que no paran de reproducir este error, ya sea por desconocimiento o por auténtica convicción. Este tema bien podría tratarse en el claustro o en la Armería. Es un tema que conviene desmitificar, pues sin duda es uno de los que más daño hacen a la historia cotidiana de la Orden del Temple, y que se hace imperativo erradicar a pesar de la sencillez de las pruebas y su explicación. A diferencia de otros artículos, este sí aporta un estudio real en el manejo de las armas y un profundo análisis sobre ellas. El estudio teórico, así como también el más puro ejercicio práctico en asaltos libres y técnica. Dan la experiencia de las armas y sus usos. ¿Por qué no se usaba la espada de mano y media / bastarda / espada a dos manos en la Orden del Temple? La "espada larga", es de origen alemán, no se utilizaba en la Orden del Temple. Vamos a definir el armamento de batalla. "Armas bastardas, de mano y media y mandobles", englobando con estas un grupo contrapuesto al de espadas de mano, compuesto por "espadas de mano y arzón" fundamentalmente. El concepto "espada larga" cuando se utilice en algunas ocasiones en el texto, simplemente para contraponerlo a "espada de mano", sin diferenciar tipologías.


Existe mucho atractivo, pero también mucho mito sobre el uso de las espadas. Y por ello, consideramos que conviene hacer una aclaración sobre esto. Y conviene hacerla porque, además, hay un error muy extendido en la nomenclatura, y que hace que mucha gente ni siquiera sepa llamar correctamente a lo que tiene entre las manos. Las siguientes definiciones son actuales, pues nunca en la época se utilizaron, pero permiten poder hablar hoy con propiedad de tipologías de espadas, además de las ya utilizadas por Oakesott (XI, XIa, XII... etc.). Y son muy básicas, tremendamente resumidas y generalizadas, vaya por delante. ESPADA DE UNA MANO, es una espada que se utiliza, como bien se indica, con una sola mano, existiendo en la empuñadura espacio para una única mano. Con una hoja de distinta medida (entre 65 y 80 cm), pero que en general no excede, en su conjunto, de los 90 cm, o un metro como mucho, guarnición incluida. Su peso ronda 1 kilo. ESPADA DE ARZÓN, es una espada que se utiliza con una sola mano, existiendo en su empuñadura espacio para una única mano. En este caso, no obstante, la hoja es más larga, pudiendo llegar fácilmente a los 90 cm ella sola. En su conjunto, está en algo más de un metro de longitud, guarnición incluida. Su peso ronda 1 kilo o 1 kilos 100 gramos como mucho. ESPADA BASTARDA O ESPADA DE MANO Y MEDIA, es una espada cuyo tamaño de hoja es igual o semejante al de una espada de arzón, es decir, que puede rondar los 90 cm (más largo que una espada de mano), pero que amplía su empuñadura para que quepa media mano más o, como mucho, una mano más, ciertamente juntas. Su longitud, por tanto, podría llegar cómodamente a los 110 cm guarnición incluida. Su peso rondaría 1 kilo 300 gramos. ESPADA DE DOS MANOS, es una espada cuyo tamaño de hoja excede de los 90 cm, generalmente encontrándose entre los 95 y los 105 cm. Su guarnición es mucho mayor, para dos manos cómodamente asentadas, y posiblemente media más. Su longitud total sobrepasa los 120 centímetros generalmente, y su peso ronda el 1 kilo 500 gramos. Todas las medidas y pesos, por supuesto, varían de tamaños y de hoja y guarnición, y no se ajustan a un canon específico: son exclusivamente orientativas. Puede haber espadas, y generalmente que se encuentran muy por debajo del peso citado, y también las están por encima de este.

modelos medidas las hay, hay que

Bien, hecha esta aclaración, procedemos a explicar por qué estas armas NO se usaban en el Temple (y si extrapolamos con cierta lógica a las otras órdenes militares, veremos que tampoco hasta cierto punto cronológico, cuando el Temple ya había desaparecido). La "espada larga" no se usaba en la Orden del Temple, ni tiene su origen en ella, ni se práctica comúnmente con ella, por no decir que, casi más acertadamente, no existía. Jamás sentenciaré, por supuesto, que un Templario jamás tuviera la ocasión de ver, tocar o manejar una espada algo más larga que las espadas de una mano; pero desde luego no lo haría nunca en combate, y la citada ocasión y arma no sería sino excepcional en el periodo del que estamos hablando. Y, por supuesto, jamás se podría considerar a ese "espécimen" como una "espada larga", careciendo absolutamente de los rasgos de cualquier "espada larga" propiamente dicha, y de cualquier método o sistema de combate definido. Es un absoluto anacronismo.


Las razones por las cuales nunca se empleó esta espada en la Orden del Temple son: 1) PORQUE NO EXISTÍAN: CRONOLOGÍA DEL ARMA. Las espadas largas, específicamente las de mano y media o bastardas, nacen, como tales, en el siglo XIV. Y no en un siglo XIV inicial, sino más bien en la segunda mitad y tardíamente. Oakesott sostiene que, aunque algunos ejemplares de difícil catalogación ya aparecen en el siglo XIII, realmente no se pueden definir como espadas largas, sino más bien como una suerte de espadas de mano que han ido progresivamente aumentando de tamaño. La mayor parte de estas espadas, de hecho, ni siquiera tienen una catalogación fija por su tamaño en el mismo siglo XIII, sino que en gran medida se duda en que en realidad pertenezcan al XIV. Lo que se puede observar en el XIII son las citadas espadas de arzón y, en casos muy excepcionales, alguna suerte de espada de mano o arzón que, en un momento muy tardío, aparezca con algunos rasgos incrementados. Pero no son armas al uso, sino más bien excepciones que determinados armeros efectúan por solicitud de sus clientes y por el método de innovación. En cualquier caso: cuestiones ajenas a una orden militar. Y aún así, hay que concretar: las "espadas largas" que nacen en el siglo XIV (pues ya comento que las del XIII apenas si son espadas de mano o arzón con ciertas modificaciones) son solo espadas bastardas o de mano y media. Ni siquiera son espadas a dos manos, cuyo verdadero desarrollo no llegará hasta la primera mitad del siglo XV. Por lo tanto, mucho más lejos aún del verdadero desarrollo de la Orden del Temple. Las espadas de mano y media o bastardas que nacen en el siglo XIV son muy primitivas, y hasta muy tarde, casi en el siglo XV, ni siquiera tendrán un método de combate bien definido. Ni siquiera eran armas de uso corriente en el ejército. Quedan todas estas armas (bastardas, mano y media y dos manos), por tanto, muy lejos del Temple y sus órdenes militares coetáneas. Otro punto a destacar en esta cuestión, aunque en menor medida, sería el de la expansión geográfica, y es que el nacimiento y utilización de las armas empuñadas a dos manos es fundamentalmente Europeo central (especialmente Alemania), y no precisamente en Oriente, el punto de partida y máxima influencia de la gran mayoría de las órdenes militares. Allí apenas llegaría cualquier innovación de este tipo, llegando tarde incluso a la Península Ibérica (y muy tarde). Tampoco era necesario: las realidades de enfrentamiento en unas condiciones (por ejemplo climáticas) de un lugar y otro son radicalmente distintas: y eso también afecta al armamento y el modo de usarlo. Hay que hacer especial hincapié en este apartado: a la Península Ibérica llegaban estas cuestiones posiblemente medio siglo después de su origen, por lo que a casi todas las fechas dadas hay que sumarle esa cantidad si se trata de la Península Ibérica. 2) PORQUE NO SE NECESITABAN: MORFOLOGÍA DEL ARMA Y USOS. Existe una ley de oro dentro del estudio del armamento que reza: "toda arma nace para responder a una necesidad armamentística". Y esa ley es fundamental, precisamente, en este periodo, por una sencilla razón: ¿para qué nacen armas más largas?


La respuesta del nacimiento de armas de mayor tamaño se fundamenta en el incremento de las armaduras y su factor de protección: la introducción de nuevos sistemas defensivos: las placas metálicas: "mail and plate", como dirán los ingleses. La evolución de las armas se produce debido a la evolución de las armaduras, y aunque existen otros elementos, lógicamente, el fundamento básico se encuentra aquí. Hasta el siglo XIV, el armamento medieval presenta unas líneas de evolución bastante estables y sin cambios de gran importancia. Había, por ejemplo, muy pocas diferencias entre una cota de malla del siglo X y una cota de malla del siglo XIII. Y aunque, lógicamente y como sabemos, hay diferencia, especialmente en cuanto a la utilización de determinados elementos, etc., lo cierto es que no existe ningún elemento defensivo nuevo en todas estas épocas: lorigas de malla, corazas de cuero, etc. Hemos de ver que incluso elementos como las grebas han desaparecido casi completamente del panorama armamentístico, incluso a pesar de que sabemos que antes de esta época se utilizaban. Y por tanto, respondiendo a las necesidades de las armaduras de este momento, encontramos que la espada de una mano es efectiva y eficiente. Con una punta afilada, a veces redondeada o no, estas armas podían llegar a penetrar una cota de malla, y tendían a ser delgadas para perforarlas, cosa que podían hacer sin excesivos problemas. En este contexto no hace falta ninguna otra arma (y por ello, evolutivamente no la hay). Los guerreros tienen su mano diestra ocupada con su espada, y dada la protección que ofrece la cota de malla, que muchas veces no es eficaz contra esta espada (únicamente de punta, claro está), el guerrero emplea su otra mano para sostener un escudo, que no es tan pesado como se ha llegado a insinuar por ahí (también había que saber usarlo, como todo en esta vida). Es un escudo de gran tamaño (incluso el escudo de cometa de la segunda mitad del siglo XIII cubría cómodamente del cuello a la rodilla), que unido a la protección de la malla ofrece una defensa muy práctica. Y por ello, y hasta la primera mitad del siglo XIV, este esquema va a perdurar sin modificaciones: funciona y no requiere de cambios. Solo hubo unas pequeñas variaciones: espadas de arzón, de una hoja algo más larga para poderlas usar a caballo con comodidad. Pero esto en el XIV cambia, y cambia completamente. Pero qué fue antes: ¿la gallina o el huevo? ¿Qué mejoró antes: la armadura para satisfacer las exigencias de la espada, o la espada para satisfacer las exigencias de la armadura? Esa cuestión, lógicamente, no la sabemos. Lo que sí sabemos, por tanto, es que hasta que este siglo XIV no hay necesidad de nuevas armas. Y esta necesidad también se va a ir traduciendo en las espadas de una mano, que se volverán más puntiagudas y afiladas, engrosando su tercio fuerte y apuntando cada vez más sus siguientes dos tercios. Hacia el siglo XIV las espadas de mano evolucionan, y además, nacen "espadas largas".


Y nacen, por tanto, por una necesidad: la mejora de la armadura. A partir del siglo XIV, especialmente a mediados, vemos que las armaduras empiezan a mejorar en muchísimos niveles, incrementando el nivel de protección mediante la aplicación de nuevos elementos: algunos reciclados de épocas pasadas como corazas y grebas fundamentalmente y otros casi completamente nuevos como guanteletes o articulaciones. Estas mejoras de armamento van a empezar a cubrir al combatiente de toda una serie de defensas que una espada de mano no puede perforar. Y no solo no puede porque resistan los impactos (que lógicamente no todos lo resistirían): no pueden perforarlas porque la anatomía de las armas no tiene esa función. No es fácil perforar una cota de malla, pero más difícil es aún perforarla cuando lleva ciertas piezas metálicas que no solo impiden alcanzar la citada cota, sino que además obstruyen el combate. El combatiente, por tanto, conforme evoluciona su armadura, percibe que su escudo es cada vez menos necesario (de ahí que a lo largo del XIV los escudos de los individuos que podían permitirse armaduras con placas presenten una reducción muy sospechosa de su escudo). Y cuando su escudo se vuelve innecesario o menos necesario, es entonces cuando se plantea que ya puede empezar a utilizar la otra mano para empuñar también su arma: puede entonces nacer una espada que se empuña con ambas manos, es la segunda mitad del XIV. ¿Por qué es una falacia emplear una espada con empuñadura de dos manos en un periodo anterior?: porque si combates con una espada larga llevando únicamente una cota de malla, la armadura por excelencia hasta la primera mitad del XIV, lo cierto es que te hacen absoluta papilla. El escudo, con la cota suelta, es absolutamente imprescindible. Y, por tanto, el uso de las armas largas no solo es inútil, sino que además innecesario. Para combatir con seguridad con un arma empuñada con ambas manos necesitas, forzosamente, una armadura que ofrezca una protección equivalente o superior a la de un escudo del momento: y eso no existe antes de mediados del siglo XIV y, por lo tanto, y como estamos viendo, la "espada larga" tampoco. Claro, avanzada esta evolución hasta el siglo XV encontramos ya los arneses completos, como el Churburg o, más entrados en el siglo XV, los arneses góticos o blancos, donde no hay apenas un centímetro del cuerpo que no esté cubierto de metal. En esas circunstancias realmente se vuelve inútil el escudo y un arma que se empuña a dos manos pone de manifiesto todas sus ventajas.

Por Gerardo González Escobedo


He aquí la antigua leyenda del caballero del Cisne, que cruzo en su barca encantada todos los caminos del cuento y la novela, la poesía y el teatro. La literatura española medieval la tradujo de los libros de caballerías franceses, Y hoy es universalmente conocida en su versión alemana, que la cuenta así: Al morir el príncipe de Brabante dejó dos hijos: la princesa Elsa, adolescente, y el pequeño Godofredo, bajo la tutela de su pariente el conde Federico. Juntos jugaban los dos hermanos en el bosque. Elsa, silenciosa, con los ojos fijos en el mar; soñaba con el día feliz en que conocería el amor, y se lo imaginaba en figura de un rubio caballero, armado de brillantes armas y avanzando por el mar en una barca tirada por un cisne. De este modo Elsa solía dar rienda suelta a su fantasía; y permanecía largas horas callada, sentada sobre la yerba, y con los ojos fijos en el mar por donde el misterioso caballero había de aparecer con su barca de encanto. Un día la sorprendió así la noche en el bosque, entregada a sus sueños, y sin darse cuenta hasta que se vio envuelta en sombras. Llamó a su hermano, que jugaba a su lado, para volver al castillo; pero el niño no contestó a su llamada. Inútilmente le buscó y le llamó a gritos, corriendo todo el bosque. El niño había desaparecido, y fueron vanos cuantos esfuerzos y pesquisas se realizaron por todo el país para hallar su paradero. El conde Federico lloró la muerte del niño, y compadecía en su corazón a la pobre Elsa, que desde aquel día vivía sumida en constante dolor y encerrada en silencio, apartada de las gentes. Pero Federico estaba casado con una perversa hechicera, llamada Ortrudis, la cual empezó a sembrar la más amarga duda en su pecho, diciéndole que la princesa Elsa había arrojado al mar a su hermano para heredar ella sola el trono de Brabante. Mucho esfuerzo costaba al conde dar crédito a tan horrenda acusación; pero Ortrudis amontonaba sospechas contra la doncella un día y otro día, haciéndola objeto de las más viles calumnias, hasta que consiguió llevar el odio al corazón de su esposo, el cual decidió acusar públicamente a la princesa Elsa de la muerte de su hermano. En una ancha pradera, a orillas del río Escalda, frente al mar, está sentado el rey Enrique de Alemania bajo la frondosa encina a cuya sombra se administra justicia. A su lado, los condes y los nobles feudatarios, y enfrente, agolpado en semicírculo, el pueblo brabanzón.


Ante el rey, ceñudo y lleno de ira, habla el conde Federico. A su izquierda, rodeaba por sus doncellas, vestida de blanco y con los ojos inmóviles llenos de lágrimas, la princesa Elsa escucha su acusación. -Escucha mi querella, rey Enrique, y que el cielo guíe la espada de tu justicia -dijo Federico-. Yo acuso ante ti y ante el pueblo a esta mujer de la muerte de su hermano el príncipe Godofredo. Juntos fueron al bosque, y bien entrada la noche volvió sola a mi casa, pálida y espantada, diciéndome que el niño había desaparecido. Ninguna razón puede alegar el pro de su inocencia; su palidez, su trastorno y los crueles remordimientos que desde entonces la atormentan acusan su crimen. Con la muerte de Godofredo ella hereda. Por ley el dominio de este país, tu feudatario. ¡En nombre del pueblo pido justicia contra Elsa de Brabante, la fratricida! Estas palabras llenan de doloroso asombro al pueblo brabanzón, que se agita como un oleaje en torno a la encina de los juicios. Elsa, muda y blanca, parece no darse cuanta de nada, con los ojos perdidos en el mar. El rey Enrique se yergue al escuchar la acusación; cuelga su poderoso escudo de las ramas de la encina y clava su espada delante sí en el suelo. -Que este escudo deje de protegerme -dice solemnemente- si mi voz no castiga al culpable. A estas palabras todos los guerreros se despojan de sus armas, que dejan desnudas sobre la yerba. Y hay un hondo silencio de ansiedad. - ¡Elsa de Brabante! -dice el rey Enrique-. ¿Has escuchada de qué crimen se te acusa? Elsa no contesta. Sus labios sólo murmuran en voz baja: - ¡Pobre hermano mío! - ¡Elsa de Brabante! -vuelve a decir el rey-. Terrible es la acusación y débil el juicio humano para sentenciar. ¿Aceptas someterte a la decisión del cielo? Elsa hace con la cabeza un gesto afirmativo. -Y tú, conde Federico, ¿aceptas igualmente la sentencia por un juicio de Dios, sosteniendo con las armas tus palabras? -Acepto -responde Federico-. He aquí mi espada dispuesta a mantener la acusación. Hágase el llamamiento y salga al campo el que quiera defender contra mí la inocencia de Elsa. Entonces cuatro heraldos, adelantándose al Norte y al Sur, al Este y al Oeste, señalan el campo de la liza clavando sus lanzas en los cuatro extremos, y hacen sonar al mismo tiempo los clarines, clamando: - ¡Salga a combatir el que quiera, en juicio de Dios, por la inocencia de Elsa de Brabante! Nadie se mueve. Los hombres miran con lástima las lágrimas de la princesa, pero ninguno se atreve a defenderla con las armas. Un largo espacio espera el rey, con la cabeza caída sobre el pecho. Después levanta su guante, y la llamada de los heraldos suena por segunda vez. Elsa mira con angustia en torno; pero nadie se adelanta.


Por tercera y última vez suena la llamada de los clarines. Elsa desfallece; los hombres bajan los ojos avergonzados y un mortal silencio responde al llamamiento. De pronto, bajando por el río, reluciente al sol, aparece un misterioso caballero, de pie en una barca tirada por un cisne. De plata es su armadura y su casco alado de largas crines. Trae una bocina de oro colgada al cinto y una capa blanca con una paloma bordada en el pecho; de oro son también las bridas del blanco cisne. Al verle, un grito unánime se levanta entre los brabanzones: - ¡Milagro, milagro! El caballero llega a la orilla, salta sobre el césped y acaricia el cuello del cisne, que, arrastrando la barca, vuelve río arriba, contra la corriente. Después avanza lentamente, saluda al rey y al pueblo y exclama: -He aquí el paladín que llega de lejos a defender la inocencia. Y volviéndose a Elsa la toma en sus brazos, diciendo estas palabras: -Elsa de Brabante: heme aquí dispuesto a defender con las armas tu virtud, ¿Tienes fe en mi valor? Si alcanzo la victoria, júrame que nunca intentarás averiguar cuál es mi nombre, ni mi patria, ni mi raza. Elsa, que ha permanecido inmóvil, como deslumbrada por un encanto, desde que el caballero apareció, se lanza a sus pies, abrazada a sus rodillas. -Júrame, Elsa, delante de todos, que nunca intentarás penetrar el misterio de mi vida. Que nunca intentarás saber quién soy ni de dónde vengo. - ¡Lo juro! -exclama Elsa. Entonces el rey desclava la espada del suelo, golpea con ella tres veces el escudo colgado de la encina, y el juicio de Dios comienza. De uno y otro extremo de la liza salen los dos paladines, guardando el pecho tras los escudos de bronce. Se acometen con violencia, y relumbran sus espadas al chocar. Al segundo encuentro el conde Federico cae al suelo herido, y el caballero desconocido le pone la punta de su espada en la garganta: - ¡Dios ha dado su sentencia contra ti! Tu vida me pertenece. Pero te perdono; arrepiéntete. Los hombres chocan gozosamente sus espadas; los heraldos retiran sus lanzas, y el rey descuelga su escudo de la encina. Sobre el escudo real, el pueblo levanta al vencedor y a Elsa de Brabante, aclamando su inocencia. Ahora el conde Federico y la hechicera Ortrudis, despojados de sus riquezas y honores, arrastran su vida miserable pidiendo limosna a las puertas de los palacios. Elsa y el Caballero del Cisne anuncian sus bodas, y el país de Brabante arde en fiestas para celebrar la felicidad de los esposos.


Pero Ortrudis, llena de hiel y perversa ciencia, no olvida su venganza. Al palacio de Elsa llega a pedir limosna; la princesa, que se siente plenamente dichosa, se conmueve viendo en tan miserable estado a las orgullosa Ortrudis, descalza y hambrienta en la noche. Y la acoge a su lado, como quien acoge una culebra fría al calor de su pecho. Ortrudis alaba con fingidas palabras la generosidad de Elsa, deseándole larga dicha junto al desconocido. Pero al mismo tiempo vierte arteramente en su alma las primeras dudas con estas palabras: -Reine muchos años en Brabante el Caballero del Cisne, y quiera el cielo que el mismo misterio que nos lo trajo no nos lo arrebate sin que sepamos evitarlo. Estas palabras emponzoñan el corazón de la princesa. Su amor por el Caballero le hace temer el misterio que le rodea, creyéndole víctima de algún hechizo. Y a medida que la duda se apodera de ella, crece la osadía de Ortrudis, insinuándole nuevas sospechas. ¿Por qué no dice su nombre ni su raza el Caballero? ¿Tan vergonzoso es su origen, que no se atreve a confesarlo? ¿Tan poca fe tiene en la que va a ser su esposa, que ni a ella misma quiere descubrirse? Elsa arroja de su lado a la perversa Ortrudis, tapándose los oídos para no escuchar tales palabras. Pero su corazón tiembla de dudas y de miedo, y la risa desaparece de sus labios. Hoy se celebran las bodas de Elsa de Brabante y el Caballero del Cisne. Acaban de tocar diana los centinelas de las torres. En la ancha plaza, frente al templo, congregase el pueblo brabanzón, apretándose contra la doble hilera de soldados que guarda el paso del cortejo nupcial. Del palacio de las mujeres sale la hermosa Elsa, deslumbrante de blancura, seguida de una larga fila de doncellas. Del palacio de los caballeros sale el desconocido, seguido de sus pajes y escuderos. Ante las gradas del templo se juntan y se cogen de las manos. De pronto un mendigo harapiento se adelanta y se lanza a las gradas altas gritando. Es el conde Federico, excitado por las palabras y consejos de su esposa: - ¡Atrás, impostores! Escúchame, pueblo de Brabante. El fallo de Dios fue profanado por un sortilegio. Cuando ese hombre me venció en el campo del juicio nadie se atrevió a desenmascararle diciéndole estas sencillas palabras: "¿Quién eres tú?" Nadie le conoce; un cisne le trajo misteriosamente, y sus artes de magia le dieron el triunfo. Un hombre así no puede ser nuestro rey. ¡Que declare su nombre y su raza! ¡Que nos descubra su origen! Si no, aquí, delante del pueblo, ¡yo le acuso de impostor! A estas palabras millares de manos se alzan furiosas contra Federico, y el tumulto del pueblo le rodea amenazador. El Caballero calma a todos levantando su mano, y dice: -Nobles brabanzones: cuando llegué a vuestro país sólo una cosa pedí públicamente: que mi secreto fuera respetado. Jamás conviviré con aquel que no tenga fe en mí. No he de contestar al miserable que me interroga. Pero si vosotros quisierais descubrir el misterio, tampoco a vosotros os respondería. Sólo a Elsa contestaré. Que ella me pregunte. Y Elsa respondió, poniéndole su mano sobre los labios: -Nada necesito saber. Tengo fe en ti, Caballero del Cisne. El pueblo prorrumpió en aclamaciones; las puertas se abrieron de par en par y el cortejo nupcial penetró en el templo.


Sentados sobre el lecho, con las manos enlazadas, están los esposos. Por el ventanal, sobre el jardín, se ve un gran cuadro de noche clara, con flores y estrellas. Habla Elsa en voz baja: -Tú, Caballero desconocido de todos, no eras desconocido para mí. En sueños te vi antes sobre tu barca encantada, el mismo día que el niño Godofredo desapareció en el bosque. Desde entonces te amaba. ¡Qué desdicha no poder, aquí a solas, bendecir tu nombre! - ¡Elsa! -Tú me salvaste una vez de la vergüenza y de la muerte. Si un día te amenazara a ti un peligro, ¡qué felicidad poder dar mi vida por salvarte! ¿Nunca me abandonarás, esposo querido? ¿No volverá a arrebatarte de mi lado el cisne que conducía tu barca? -Calla, Elsa; no temas. -Me da miedo el misterio que te envuelve. Por milagro apareciste, y temo que milagrosamente desaparezcas también sin que yo pueda hacer nada por evitarlo. ¿Tan terrible es tu secreto, esposo mío? -No temas; nada tenebroso hay en mi vida. Vengo de un país de luz. - ¡Oh, de cuál! Tus palabras me llenan de confusión. ¿Por qué a tu propia esposa no puedes decir tu nombre? -No me preguntes. Guarda siempre la fe jurada, -No te dé miedo descubrirte a mí, que jamás mis labios traicionarán tu secreto. ¿De qué país vienes? ¿Cuál es tu nombre? A estas palabras el Caballero se yergue, solemne y grave. Su mirada severa aplasta a la infeliz. - ¿Qué has hecho, Elsa? La felicidad ha huido de nosotros. Más fuerte ha sido en ti la curiosidad que el amor y los juramentos. Desdichada, engalánate con tus blancas vestiduras y vete al amanecer ante la encina de los juicios. Allí, delante del rey y del pueblo, sabrás mi nombre y mi raza. Y lleno de amarga tristeza abandona la estancia lentamente, mientras Elsa llora sobre el lecho. En la ancha pradera, a orillas del Escalda, se agolpa el pueblo en torno a la encina. El rey Enrique preside la asamblea, a la sombra del árbol sagrado. Elsa llega, blanca y fría, sostenida por sus doncellas. El Caballero se adelanta hasta la encina, con su armadura de plata, su casco de largas crines y su capa blanca, donde hay bordada una paloma. Y con voz firme habla así: -Rey Enrique, pueblo de Brabante, escuchad: ante vosotros, lleno de dolor, yo acuso de perjura a esta mujer, a la que ama mi corazón. Contra el juramento que aquí me hizo, ha querido saber mi nombre y mi patria. Y voy a declararlos públicamente.


¿Quién de vosotros se preciará de ser más grande que yo? Un profundo silencio se hace en la pradera. Elsa, desfallecida, cae de rodillas sobre la hierba. El Caballero continúa: -Hay en las selvas de Alemania, en un lugar sagrado, un castillo de luz llamado Monsalvat. Allí se guarda la copa de la Sagrada Cena, que custodian los hombres puros de corazón. Una celeste paloma vuela hasta la copa todos los años para renovar su esplendor. ¡Es el Santo Graal! Los caballeros que lo guardan quedan investidos de celestial poder y caminan invencibles por el mundo defendiendo a los inocentes y a los débiles. Pero deben, en cambio guarda impenetrable el misterio de su vida. Y el día que se descubre, la ley severa del Graal les ordena regresar de nuevo a su país. De allí vine yo a defender a vuestra Elsa. Mi nombre es Lohengrin; mi padre es Parsifal, el santo rey del Graal. Y ahora, pueblo de Brabante, adiós; mi ley me ordena partir al descubrirse el misterio. Un grito desgarrador se oye en la pradera. Elsa se arrastra de rodillas a los pies de Lohengrin. El pueblo aclama al héroe sagrado, suplicándole que permanezca a su lado. Lohengrin impone silencio a todos, y besa, llorando, a la pobre Elsa, que se retuerce de dolor a sus pies. Entonces, sobre las aguas del río, aparece el cisne remolcando la barca encantada. Lohengrin acaricia el cuello del cisne tristemente, y volviéndose al pueblo habla por última vez: -He aquí el pobre cisne, que sufrirá aún más que yo por el perjurio de Elsa. Transcurrido un año de fe a vuestro lado el cisne se hubiera salvado del sortilegio que le encadena y hubiera recobrado su forma humana. Porque sabed todos este cisne es el hermano de Elsa, el príncipe de Brabante. Al oír esto, abriéndose paso a empujones, avanza la bruja Ortrudis con los ojos llameantes de gozo infernal, gritando: -Yo fui quien lo robó en el bosque y lo transformó en animal, sujetándole al cuello una brida de oro. ¡Llora a tu príncipe, pueblo de Brabante! Matadme si queréis; nadie me quitará el placer de mi venganza. Entonces aparece en el aire la blanca paloma del Graal y comienza a volar sobre la barca. Al verla, Lohengrin cae de rodillas, y comprendiendo el celeste aviso, corta con su espada las bridas de oro. El cisne se sumerge en el agua y en su lugar aparece un hermoso adolescente: es el príncipe Godofredo. Un grito de admiración conmueve toda la pradera. El joven Godofredo se adelanta a saludar a su pueblo y abraza luego a su hermana, que le besa llenándole de lágrimas. Lohengrin sujeta las bridas al cuello de la paloma y, conducida por ella, la barca se desliza río abajo hacia el mar. El pueblo despide tristemente al héroe. Elsa vuelve sus ojos hacia el río y cae desmayada en brazos de su hermano. La barca encantada se interna en el mar y ya sólo se ve a lo lejos, relumbrando al sol, la armadura de plata de Lohengrin. Por FLP


COMUNICADO LA OCT HA HABIERTO LOS PLAZOS DE INSCRIPCIÓN PARA LOS NUEVOS INGRESOS PARA HERMANOS DE OFICIO Y HERMANOS PROFESOS. AHORA PUEDES PERTENECER A LA ORDEN SIN TENER QUE COMPROMETERTE MUCHO CON ELLA COMO HERMANO DE OFICIO Y SI LO QUE DESEAS ES CONVERTIRTE UN DÍA EN DAMA O CABALLERO TEMPLARIO, PUEDES HACERLO COMO HERMANO PROFESO. QUEREMOS AGREDECER A TODOS AQUELLOS QUE HABEIS PARTICIPADO ALGUNA VEZ EN ESTA REVISTA Y OS INVITAMOS A QUE SIGAIS HACIENDOLO.


Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salom贸n (Orden Cat贸lica del Temple) Maestrazgo Templario Cat贸lico Internacional


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