Maria Felix Torres-Boletin 13

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COMPAÑÍA DEL SALVADOR

COLEGIOS MATER SALVATORIS

Madre María Félix Fundadora de la Compañía del Salvador

Octubre

2009


LA MADRE MARÍA FÉLIX Y LOS SACERDOTES Uno de los aspectos que destacaba en la Madre María Félix era su profundo amor por los sacerdotes, en quienes veía siempre “otro Cristo”. En este año sacerdotal convocado por el Santo Padre Benedicto XVI, queremos publicar extractos de algunos testimonios en los que se resalta esta faceta. “Tú tienes que ser curilla” Creo que, de las primeras palabras que me dirigió la Madre, fueron una exhortación hacia el sacerdocio, cosa que entonces yo no quería ver ni en pintura. Muchos viernes, se repetía casi la misma conversación, que podría ser así: –Y tú tienes que ser curilla. –Pero, Madre... No me diga esto... –Bueno, bueno, lo que Dios quiera; tú haz lo que Dios quiera. Y, después, me hablaba de que lo más importante era cumplir la voluntad de Dios y “quererle muchísimo”. La verdad es que no recuerdo qué concepto tenía yo entonces de la voluntad de Dios, pero desde luego que ha cambiado. He meditado mucho sobre este encuentro desde que estoy en el seminario. No sé si lo dijo por si colaba, o si verdaderamente ella vio en mí que Dios me llamaba. Después de mucho pensar, creo que nunca lo sabré hasta que me muera, pero no me extrañaría nada que ella ya lo viera entonces, y por eso insistiera. Según tengo entendido, la Madre tenía entre los muchos dones que Dios le había dado, el ver si Dios llamaba a alguna persona a consagrarse a Él. Yo creo que podría afirmar sin temor a equivocarme, que la Madre fue la

primera persona que descubrió en mí la vocación y, probablemente, rezaba ya para que yo fuera consciente. […] En otra ocasión, cuando ella sabía con toda seguridad que yo entraría en un seminario, pero aún no se sabía de manera oficial, fueron mis abuelos a merendar con su hija. Acabamos merendando junto con ellos tres: la Madre Félix, mi prima Macarena y yo. Así transcurrió una agradable conversación y, cuando mis abuelos se fueron, ella me cogió del brazo y me dijo en bajo: –¿A que he estado muy prudente y no se me ha escapado nada? Creo que no paré de reírme en un buen rato. Por lo visto, mi tía ya se lo había avisado antes de entrar en la conversación. El día de mi consagración a la Virgen en la Congregación Mariana "Mater Salvatoris", la Madre Félix hizo un esfuerzo por venir. Yo no esperaba que ella fuera a estar presente; ni siquiera esperaba que hubiera tanta gente. Cuando yo salía de la capilla de dar gracias, me dijo mi tía que había venido, que estaba en el coche para irse y, si me daba prisa, lo mismo la alcanzaba. Creo que estuvo un rato esperando y, cuando llegué a la altura del coche, ella estaba ya sentada y muy emocionada, probablemente mucho más que yo. Me pidió entre


Con el R. P. Luis M.ª Mendizábal, S. J., y la Superiora General, en la celebración de su 90.º cumpleaños. Madrid, 25 de agosto de 1997.

lágrimas que fuera santo, que rezaría mucho por mí y que no me olvidara yo de rezar por una anciana como ella. Casi más que una petición, a mí me pareció un regalo el que ella me pidiera que la encomendara. Para mí fue un regalo el poder estar en la celebración de su funeral ayudando, seguro que a ella le hubiera encantado. Ese día me quedé impresionado al ver tanta gente congregada en su memoria y, sobre todo, el cariño de muchos sacerdotes hacia ella y la Compañía del Salvador. Todos los días le encomiendo muchas cosas a la Madre, y las mismas; en especial, el cuidado de la Compañía del Salvador y de la Superiora, para que sean fieles al carisma que ella inició. Le encomiendo mi formación y

le pido que me ayude a entrar en el espíritu de San Ignacio. D. Juan del Rey Lora-Tamayo, 25 de marzo de 2001 “Un capellán recuerda a la Madre María Félix” Mi primer encuentro con la Madre María Félix, fundadora de la Compañía del Salvador, fue por el año 1973, y me causó una gratísima "sorpresa". Era la primera Misa que celebraba en el Rosalar, y para mí era una novedad que asistiera la fundadora. El ver que escuchaba con atención y aceptaba con gestos afirmativos de cabeza las palabras de mi homilía y, sobre todo, su recogimiento y el modo de comulgar me dejaron gratamente sorprendido.


Aquel día tuve la primera experiencia, que después se iba a repetir muchas veces, del gesto de sus manos al encuentro con las mías. Sus manos eran una manifestación del encuentro de las almas. Era un gesto especial con un significado profundo: un alma que venera al sacerdote, que le agradece su trabajo y que le manifiesta su cariño. La Madre Félix veía en el Sacerdote "otro Cristo", y así nos trataba, nos quería y ayudaba. Madre Félix, desde el cielo sabemos que sigues cuidando de tu obra. Yo, siempre tu capellán, te pido me sigas dando tu mano antes de celebrar la Santa Misa. Mons. Serafín Sedano Gutiérrez, 7 octubre de 2003 “Tremendamente humana tremendamente divina”

porque

Con ocasión de las confesiones quincenales solía entablar alguna vez diálogo con la Madre. Siempre me preguntaba por mi salud, mis condiciones de vida, etc. Era tremendamente humana porque tremendamente “divina”. Carácter tierno y acogedor que infundía serenidad, al tiempo que invitaba a darlo todo por Cristo y por la Iglesia. […] Los rasgos maternales hacia mí, maternales humanos y maternales de caridad, se prodigaron desde entonces. Hasta se ocupó de elegir una alfombra adecuada para el salón de mi vivienda en el Colegio Mayor… Que no me faltara nada; que estuviera cómodo para poder trabajar... ¡qué sé yo lo que urdiría por mí! Eso es sólo algo de lo que yo me enteré... Rasgos de “madre”. D. Pablo Cervera Barranco, 11 de enero de 2004

“Veía en los sacerdotes los representantes de Cristo en la tierra” Solía ir dos veces por semana a celebrar la Santa Misa en la capilla del Rosalar y allí pude ver a la Madre Félix hasta su fallecimiento. En varias ocasiones, después de la acción de gracias de la Santa Misa, pude hablar con ella de temas apostólicos y pude conocer sus afanes de toda la vida para sacar adelante lo que Dios le había pedido. […] Desde el primer día en que tuve la suerte de hablar con ella, me dio la sensación de estar ante una segunda madre por su corazón y por su interés en que todo me fuera bien como sacerdote. Esto que parece tan fácil de decir, sólo se explica por su amor a Cristo y por ver en los sacerdotes sus representantes en la tierra. Tenía verdadera devoción por el sacerdocio. Esto que todos los santos han vivido, era también muy notablemente vivido por la Madre Félix. D. Ángel Plácido González, enero de 2004 “Sea santo” La llevo en mi breviario. Se trata de una fotografía de la imagen del Corazón de Jesús en mosaico que adorna la entrada de la Casa Madre de las Religiosas de la Compañía del Salvador en el Rosalar (Madrid). Era el 9 de septiembre de 1989, dos meses justos después de mi ordenación sacerdotal, y la Madre Félix me hizo este sencillo obsequio. Yo, imaginando lo que significaría en el futuro tener algo “personal” de esta santa mujer, le pedí que me lo firmara. Ella no escribió su nombre sino que sustituyó su


rúbrica con lo que intuyo fue un lema de toda su vida. Estampó: “Sea santo”. Ésa fue su firma. Lo conservo como una auténtica reliquia; su mensaje no es ya sólo un consejo espiritual de alguien que te conoce, te quiere y desea lo mejor para ti, sino que se ha convertido para mí en el testamento espiritual que la Madre Félix nos dejó a muchos. La santidad que aquel rostro de mujer fuerte, siempre sonriente, dejaba ver en los cálidos momentos de conversación que pude compartir con ella, era una invitación constante a ser santo... como lo fue ella. Cuando recibí la noticia de su muerte, abrí mi breviario y allí “estaba” ella. “Sea santo”, leí de nuevo, y la tristeza de la noticia se convirtió en fuente de alegría interior al recordar lo que fue la vida de esta humilde religiosa... una

invitación constante a la santidad. Y comencé a rezar... y sentí que no podía pedirle al Padre que le premiara con el cielo, pues intuía con meridiana certeza que Madre Félix no necesitaba de esta oración. Curiosamente, y digo curiosamente porque yo mismo estaba sorprendido de ello, no me apetecía rezar por ella, sino que comencé instintivamente a rezarle a ella. Desde entonces le he pedido a Dios Padre muchas cosas por medio de ella... y lo sigo haciendo en medio de los quehaceres diarios de mi vida sacerdotal y misionera. Y siento que su intercesión es poderosa y eficaz... pero también discreta, sin estridencias, sin hacerse notar... como fue su vida aquí en la tierra. D. José Miguel González Martín, 18 de julio de 2004

Sacerdotes y seminaristas de Toledo que hicieron el Mes de Ejercicios Espirituales en 1994 en Mota del Marqués


PUBLICACIONES COMPAÑÍA DEL SALVADOR

COLEGIOS MATER SALVATORIS

50º ANIVERSARIO

CARTA A UN SACERDOTE Muy estimado en Cristo:

Madre María Félix Fundadora de la Compañía del Salvador

¿Qué haré por Cristo? Pensamientos de la Madre María Félix

Vida de la Madre María Félix Biografía Infantil

“Toda, sólo y siempre de Dios” DVD: duración 47 min.

Ya puede imaginarse cuán unida he estado espiritualmente a V. en el extraordinario y gran sacramento que acaba de recibir: ¡Sacerdote del Altísimo y para siempre! Cada palabra es fuente de inefables consideraciones y no obstante nuestro pobre entendimiento humano no llega a medir en toda su alteza el gran misterio del Sumo Sacerdocio de Cristo en sus ministros. Pero sabemos que es un don inmenso de Dios a unos pocos escogidos, los cuales quedan signados con su amor y con su grandeza con signo indeleble, que es lo mismo que decir signados con su cruz y con su gloria. Otros Cristos, sal de la tierra, luz sobre el celemín... Al que es joven en años, el sacerdocio lo quiere y lo llama presbítero por su madurez espiritual; al que es virgen, llamamos padre, porque engendra almas para el cielo, las sostiene y las dirige; al que es casi imberbe, respetamos y veneramos porque es CRISTO en la tierra. Ni el sacerdote puede defraudar a Cristo, ni los simples fieles podemos ignorar a Cristo en el sacerdote. Que en V., como en su ministerio, se halle siempre a Cristo y dé y muestre siempre a Cristo. Tenemos necesidad de Cristo en nuestra sociedad; de Cristo vivo en sus cristianos. Eso y sólo eso pedimos a los sacerdotes: lo pedimos en los claustros, en las cátedras, en la fábrica, en el campo, en la calle. Y sin Cristo perecemos. Encomiéndeme mucho en su Misa y encomiende a la Compañía.

“Recuerdos de mi vida” Escritos autobiográficos de María Félix Torres

María Félix, C.S.


FAVORES La enfermedad mejora notablemente Cuando me diagnosticaron cáncer de pulmón, nos acercamos a las hermanas del Colegio Mater Salvatoris para que nos acompañaran con oraciones; ellas nos dieron estampas y aconsejaron pedir por intercesión de la Madre Félix y así difundir su devoción; siempre que hemos tenido problemas en conseguir medicinas, ayuda médica, etc., le hemos pedido mucho a ella y todo se nos ha resuelto. Actualmente, la enfermedad está en remisión, ha mejorado notablemente, el médico está contento. Seguimos pidiendo, difundiendo la devoción de la Madre María Félix, mis dos hijas, dos nietas y yo, y tengo mucha fe de mi curación. (M.G.P., Maracaibo, Venezuela) Consigue trabajo Hace dos años mi marido perdió su empleo y con ello un sueldo con el que hasta entonces habíamos vivido sin lujos pero con dignidad. El día 11 de enero asistimos toda la familia a la misa por la Madre Félix, y al día siguiente, recordando que ese día era el aniversario de la muerte de la Madre Félix, sentí la necesidad de acudir a ella para pedirle que intercediera por nosotros para solucionar nuestro problema. El mismo día 13 al volver a casa después de dejar a mis hijas en el Colegio me puse a rezar frente al cuadro de la Virgen donde cada día hacemos nuestras oraciones y allí supliqué a la Madre Félix su intercesión por nosotros. Inicié el primer día de la Novena y en ese mismo instante sentí

muy cerca de mí a la Madre Félix. Ella me decía: “no te preocupes, hijita, que yo te voy a ayudar”. Y sentí una gran paz y consuelo. A los tres días de esto, repentinamente, sobre las 11 horas de la mañana, me llama mi marido por teléfono y me dice que le han telefoneado de una empresa importante para ofrecerle el puesto de secretario del consejo de administración. Por la noche, cuando regresa, yo le cuento lo que me había sucedido con la Madre Félix y él me confirma sorprendido que, efectivamente, le habían ofrecido ese cargo y que el nombramiento se produciría en una junta de accionistas que tendrá lugar el 16 de febrero, es decir, al día siguiente de haber terminado el paro. Hemos visto tan clara y tan concreta la intercesión de la Madre Félix por nosotros que gustosamente y como agradecimiento a ella queremos dar este testimonio. (B.D., Madrid, España) Damos las gracias a las personas que nos remiten testimonios de la vida de la M. María Félix y favores recibidos por su intercesión, así como los donativos para su causa, enviados por giro postal o por transferencia a: • Compañía del Salvador: c/c 21004426-11-0200020387 de la Caixa, Madrid, ESPAÑA. • Instituto Religioso Compañía del Salvador. Cta. n.º 362058602 Banco Popular, San Juan, PUERTO RICO.


DATOS BIOGRÁFICOS Nació en Albelda, Huesca, el 25 de agosto de 1907 y fue bautizada el 12 de septiembre en la misma villa. A los catorce años sintió la llamada a una entrega total a Jesucristo, y un atractivo irresistible hacia la espiritualidad ignaciana. La mayor gloria de Dios, siguiendo a Cristo y unida a Él, se convirtió en la razón de su existencia. Entre tanto, obtuvo la licenciatura en Ciencias Químicas, para ser un instrumento más apto para su servicio. A través de un sorprendente y no pretendido paralelismo con el itinerario espiritual de San Ignacio de Loyola, el Señor la llevó a fundar la Compañía del Salvador, erigida en Congregación

Religiosa de derecho diocesano en 1952, y de derecho pontificio en 1986. Dios le asignó dentro de su Iglesia la parcela de la educación cristiana de la juventud, sobre todo universitaria, en cualquier parte del mundo. Con este fin surgieron los Colegios Mater Salvatoris, que tienen como misión propagar el carisma que Dios le concedió de adhesión al Papa, amor tierno a la Santísima Virgen y hacer de los jóvenes permanente fermento evangélico en la sociedad, para llevarla a Jesucristo. Murió santamente en Madrid, el 12 de enero de 2001, y sus restos descansan en el cementerio de la Compañía del Salvador en Mota del Marqués, Valladolid.

ORACIÓN para la devoción privada Padre misericordioso, cuyo Hijo, Salvador nuestro, te glorificó cumpliendo amorosamente hasta el fin tu voluntad. Tú suscitaste en tu hija María el deseo ardiente de glorificarte y de seguir de cerca a Jesucristo, cooperando a la redención del mundo mediante la Compañía del Salvador, por ella fundada. Concédenos por su intercesión la gracia que te pedimos, para que la Iglesia, a la que amó apasionadamente como a Esposa de Cristo, la eleve al honor de los altares, para tu mayor gloria. Amén. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. De conformidad con los decretos del papa Urbano VIII, en nada se pretende prevenir el juicio de la Iglesia.

Dirección

Se ruega comuniquen los fav ores recibidos por su intercesión a: Religiosas de la Compañía del Salvador Tapia de Casariego, 19 • 28023 Madrid (España) www.mariafelix.org •e-mail: madre.felix@ciasalvador.org Con licencia eclesiástica


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