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COMPAÑÍA DEL SALVADOR
COLEGIOS MATER SALVATORIS
Madre María Félix Fundadora de la Compañía del Salvador
Octubre
2005
DURANTE LA GUERRA Durante la Guerra Civil española, María Félix vivió de manera especial su amor a la Eucaristía, en un ambiente de persecución religiosa como era el de la ciudad de Barcelona. Con riesgo de su vida, ayudó a muchos sacerdotes perseguidos y distribuyó la comunión entre aquellas personas que la solicitaban. Reproducimos algunas anécdotas de esta época, tomadas de sus escritos autobiográficos: Dejé Madrid y llegué a Barcelona… A los pocos días, dos o tres, la gran tragedia de España se desencadenaba. Y ante la Iglesia mártir, los crímenes y los horrores, el espíritu se puso de nuevo en pie y una fuerza nueva me dio una nueva vida. Los primeros días fueron tremendos. Vivíamos en continuo sobresalto. Cada coche que pasaba cerca de casa, cada paso que oíamos por la escalera, nos sobrecogía de terror, porque temíamos que viniesen en busca de mi pobre padre o de mis tres hermanos, que se ocultaron. No descansábamos ni de noche ni de día.
Un día, la portera nos dijo: “Acaban de matar aquí mismo, en la acera del Palacio de Justicia, a dos jesuitas”. ¡Dios mío, qué pena me dio, qué pesadísimo se me hacía aquel encierro, aquella pasividad en que vivía, sin hacer nada por los perseguidos, ni nada contra los perseguidores! Por fin, llegaron, huidas de Lérida, la familia de Carme Aige y la de Victorina Jené [sus primeras compañeras]. En casa de los hermanos de Victorina estaban en relación con algunos jesuitas. La primera confesión en aquel tiempo fue paseando por las Ramblas; la primera comunión, en un bar, sentadas en una mesa ante unos vasos de leche escarchada. Gracias a Dios, ya tenía camino abierto para hacer algo por nuestro Señor, tan perseguido en sus ministros y en sus religiosos y en todos sus fieles, e hice cuanto pude, y es muy grande el número de peripecias vividas en aquel tiempo. Conocí a muchos jesuitas y a muchos perseguidos, ayudé a cuantos pude y, para poder ayudar más, daba clases. Me hice de la C.N.T. y me hicieron profesora del Instituto Maragall de Barcelona. Cuatro cosas recuerdo en este momento que me hicieron sentir la efi-
cacia del Santísimo Sacramento. Acababa de llegar a casa de Victorina Jené con varias formas consagradas para darles la comunión. Antes de comulgar todos, se armó el gran revuelo en la casa. Una patrulla de milicianos de la F.A.I. acababa de invadir la escalera. Se dispersaron los familiares de Victorina y me quedé yo sola ante el Santísimo Sacramento, sin saber qué hacer, y con bastante susto. De rodillas, comulgué inmediatamente todas las sagradas formas, y en el acto, sentí una gran paz, sosiego y serenidad. Creo que, si en aquel momento me veo ante un piquete de milicianos, no hubiese tenido el menor susto. Otro día sonaron las sirenas de alarma. Iba yo por la calle y estaba cerca de casa. Las bombas que lanzaba la aviación nacional caían cerca. Mi familia, asustada, corría hacia el refugio próximo. Me arrastraron con ellos. Pero yo, en cuanto pude, me escabullí del refugio y corrí hacia casa a buscar la reserva del Santísimo Sacramento,
que guardaba en un joyero. Entre el espantoso trepidar de las bombas, iba corriendo por la calle sola y angustiada; pero cuando volví al refugio con el Santísimo Sacramento oculto sobre mi pecho, andaba por la misma calle abandonada, entre los mismos estampidos ensordecedores, con una reverencia y con un gozo infinito. No es que pensase que Él me libraría de la muerte, ni tan siquiera era el sentimiento de que con Él no me asustaba la muerte. Mi gozo era salvar a mi Señor Sacramentado del fuego, de los escombros, de las irreverencias. Comulgaba a diario, y casi a diario oía la Santa Misa que celebraban los Padres Jesuitas. Por la noche, cuando me despertaba, me sobrecogía la grandeza y el amor del Señor Sacramentado, que estaba cerca de mí… “¿Cómo puedes estar descansando, adormilada, estando Él tan cerca?”, me decía a mí misma. Y no podía continuar en la cama, y me tenía que levantar a adorarle y a amarle.
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PENSAMIENTOS
FAVORES
• Sacien su vida espiritual en esta fuente inagotable, sabiendo que en la Eucaristía se contiene todo el bien de la Iglesia.
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(Constituciones, n. 60.2) • ¡Jesús está en casa! Nuestro sagrario es muy pobre, pero encierra al que es todo el Tesoro de cielos y tierra. Bendito sea una y mil veces. (Escritos de conciencia, 1940) • Besaría los suelos, las paredes de esta casa, los techos, todo, porque por aquí ha pasado Dios. Mejor dicho, aquí está Dios. Acercarme al sagrario y ofrecerme con mucha devoción y lágrimas. (Escritos de conciencia, 1942) • Abandono en Dios. Sentimientos de amor a Él. ¡Oh Señor mío y Dios mío! Huirme el corazón del pecho junto al sagrario. (Escritos de conciencia, 1947) • Allí, junto al sagrario, en aquella hora de soledad y de silencio total, protesté ante mi Señor y mi Dios, que sólo el espíritu de Jesucristo, su amor, su imitación y glorificación, deseábamos en la Compañía, porque queremos ser hijas de la Iglesia. (Escritos de conciencia, 1957)
Mi hijo se encontraba en un colegio en el que sufría una gran desadaptación. En los últimos meses la situación se hizo muy preocupante: perdió peso de forma alarmante y cayó en una especie de bajón depresivo. Después de intentar una solución por las vías mas frecuentes, decidí intentar cambiarle de colegio. A mi alrededor todos me decían que no me hiciera ilusiones, debido a la ratio estipulada para los centros de enseñanza privada y concertada. Percibí que en este camino harían falta muchos pequeños milagros y decidí encomendárselo a la Madre María y a la Virgen. Comencé a rezar con muchísima constancia e intensidad; de hecho, entendí por primera vez lo que esto significaba. Supuso para mí, independientemente de los resultados, una nueva experiencia de conversión y de fe. Finalmente tuvo lugar la entrevista con la Delegada de Educación. Me dijo que admitía el cambio de centro. Ha sido el único caso en los años que ella ha ejercido el cargo.
Llevaba mucho tiempo con algunos problemillas personales y preocupada por encontrar un trabajo. Llegó un momento en el que pensé en “tirar la toalla” y dedicarme a otra cosa. Estaba desesperada... Esa noche me trajo mi niña un boletín de la Madre María Félix y me puse a leerlo. Su cara me inspiraba una paz increíble y, entre mis lágrimas, notaba como un rayo de luz, como si me estuviera hablando y tranquilizando. Le pedí que me ayudara... A la mañana siguiente, a primera hora, encendí mi teléfono y al momento recibí una llamada: un trabajo, “el trabajo” que yo tanto deseaba. A los dos días fui a la entrevista, y esa misma tarde me dijeron que sí, que podía empezar al día siguiente. Todo ocurrió muy deprisa, pero yo sé quién me ayudó: la Madre Félix, porque cada vez que miro su cara en las fotografías me transmite que está a mi lado, o al menos yo lo creo así.
estampa de la Madre María Félix Torres y la coloqué en el espejo de la habitación y le pedí que fuera. Al día siguiente fui recibido por la Madre, que fue muy atenta conmigo, y conseguí una prórroga para efectuar los pagos. Volví a pedirle a la Madre Félix nuevamente que intercediera para poder solventar el problema económico para la educación de los niños, pues también incluí a nuestro hijo menor en esta petición. Faltando escasos días para comenzar el mes de septiembre, realicé una venta que me permitió honrar los compromisos adquiridos en ambos. En la actual situación económica que atraviesa el país haber podido honrar estos compromisos fue un verdadero milagro, le doy gracias a la Madre María Félix Torres de haber intercedido ante Dios para conseguirlo. Realmente creo que quien le pida a la Madre María Félix Torres con verdadera fe no será defraudado. (J.R., Caracas, Venezuela)
(Y.G., Lleida, España) Resuelve el problema económico
Agradezco a la Madre María su intercesión y la oportunidad que me ha dado de entender que, si bien nuestro esfuerzo es necesario, todo depende de Él.
Desde hace dos años y medio, debido a la situación general del país, vengo presentando problemas de liquidez económica. La situación agravó y solicité una entrevista en el Colegio Mater Salvatoris para exponer mi situación y solicitar una prórroga.
(C.B., Córdoba, España)
El día anterior a la cita tomé la
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DATOS BIOGRÁFICOS Nació en Albelda, Huesca, el 25 de agosto de 1907 y fue bautizada el 12 de septiembre en la misma villa. A los catorce años sintió la llamada a una entrega total a Jesucristo, y un atractivo irresistible hacia la espiritualidad ignaciana. La mayor gloria de Dios, siguiento a Cristo y unida a Él, se convirtió en la razón de su existencia. Entre tanto, obtuvo la licenciatura en Ciencias Químicas, para ser un instrumento más apto para su servicio. A través de un sorprendente y no pretendido paralelismo con el itinerario espiritual de San Ignacio de Loyola, el Señor la llevó a fundar la Compañía del Salvador, erigida en Congregación
Religiosa de derecho diocesano en 1952, y de derecho pontificio en 1986. Dios le asignó dentro de su Iglesia la parcela de la educación cristiana de la juventud, sobre todo universitaria, en cualquier parte del mundo. Con este fin surgieron los Colegios Mater Salvatoris, que tienen como misión propagar el carisma que Dios le concedió de adhesión al Papa, amor tierno a la Santísima Virgen y hacer de los jóvenes permanente fermento evangélico en la sociedad, para llevarla a Jesucristo. Murió santamente en Madrid, el 12 de enero de 2001, y sus restos descansan en el cementerio de la Compañía del Salvador en Mota del Marqués, Valladolid.
ORACIÓN para la devoción privada Padre misericordioso, cuyo Hijo, Salvador nuestro, te glorificó cumpliendo amorosamente hasta el fin tu voluntad. Tú suscitaste en tu hija María el deseo ardiente de glorificarte y de seguir de cerca a Jesucristo, cooperando a la redención del mundo mediante la Compañía del Salvador, por ella fundada. Concédenos por su intercesión la gracia que te pedimos, para que la Iglesia, a la que amó apasionadamente como a Esposa de Cristo, la eleve al honor de los altares, para tu mayor gloria. Amén. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. De conformidad con los decretos del papa Urbano VIII, en nada se pretende prevenir el juicio de la Iglesia.
Se ruega comuniquen los favores recibidos por su intercesión a: Religiosas de la Compañía del Salvador Tapia de Casariego, 19 • 28023 Madrid (España) www.ciasalvador.org •e-mail: madre.felix@ciasalvador.org Con licencia eclesiástica