2020 Koreana Winter(Spanish)

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INVIERNO 2020

CULTURA Y ARTE DE COREA

REPORTAJE ESPECIAL

Pinturas Folclóricas

Pinturas para la felicidad Guardianes de paz y alegría Mi amor por Minhwa Historias de vida en símbolos Pintura popular del siglo XXI

Minhwa

TOMO 29, Nº- 4

ISSN 1225-4606


IMAGEN DE COREA

2020

solo ojos cansados y cautelosos


A

medida que nos embarcamos en los primeros meses de 2021, podemos comenzar a mirar atrás hacia un año repleto de grandes trozos de tela que cubren narices, bocas y mejillas, dejando asomar solo dos ojos que observan ansiosos por cada rostro. Lo que inicialmente sentimos como parte de una pesadilla se ha convertido en una rutina más de nuestra vida diaria, tanto que resulta escalofriante como ejemplo de la capacidad humana para adaptarse a la desgracia. Antes, la palabra “máscara” hubiera evocado a la clásica novela “El hombre de la máscara de hierro”, a las máscaras de madera pintada que se usan en el teatro tradicional, o incluso a las máscaras de plumas de un baile de máscaras. Forzado a pensar en algo menos habitual, podría haber imaginado a estudiantes enmascarados en una protesta inundando un campus universitario o marchando por las calles. La contaminación industrial, el polvo amarillo y los patrones de viento globales han conspirado durante años para obligar a los coreanos a usar mascarillas faciales y reducir su exposición al aire libre. Yo mismo comencé a usar regularmente una máscara KF94 al salir por la ciudad. De hecho, parece que las medidas preventivas de Corea contra las amenazas del esmog han sido un factor de nuestro relativo éxito contra la pandemia de COVID-19. Seguramente, dentro de unos años recordaremos la primavera de 2020 con una punzada: un periodo de ansiedad donde la gente esperaba en colas interminables a la puerta de cada farmacia, mostrando su identificación para recibir las mascarillas asignadas a cada persona. En tanto, las mascarillas también se han convertido en una especie de norma social. En la actualidad, ampliamente se entiende que son el medio más eficaz de proteger a las personas sanas de los portadores asintomáticos o levemente sintomáticos que caracterizan al nuevo coronavirus. Incumplir este “deber” de ir enmascarado en público en todo momento conlleva el riesgo de ser multado. Las mascarillas son ahora algo más que una elección personal: se han convertido en una necesidad mayor para el “bienestar público”. La cultura de las mascarillas ha evolucionado rápidamente, primero con distinciones entre “KF Sanitarias” y “KF-AD Anti-gotas” de uso en el verano, y luego con la introducción de varios accesorios, como correas para permitir que una mascarilla pueda ponerse y quitarse rápidamente. También ha surgido una nueva clase de clientes que parece preferir las mascarillas que marcan tendencia en vez de las que garantiza la máxima protección. “¡Mírame a los ojos!” Recientemente, ha habido un aumento repentino de “mujeres con ojos intensos”. Si hablamos de productos para las partes del rostro que quedan ocultas por la máscara, las ventas de maquillaje se han desplomado; pero en cambio dicen que el delineador y la sombra de ojos o el rímel vuelan de los estantes. Ojos aparte, ¿qué pasa con la liberación de la nariz y la boca? ¿Cuándo podrán volver a ser vistos nuevamente, permitiéndonos ver los rostros completos y brillantes de nuestros vecinos una vez más? Kim Hwa-young Crítico literario; Miembro de la Academia Nacional de Artes © Noticias Yonhap


Carta de la editora

DIRECTOR

Vacuna espiritual: un mensaje de esperanza

EDITOR EJECUTIVO

Kang Young-pil

EDITORA JEFE

Kim Un Kyung

CONSEJO EDITORIAL

Han Kyung-koo

Benjamin Joinau

Jung Duk-hyun

Kim Hwa-young

El año 2020 llega a su fin y la humanidad sigue atrapada en un combate devastador contra el COVID-19. Al escribir este artículo, los datos de la Universidad Johns Hopkins reflejan un total de 68.014.594 casos y 1.553.169 muertes en todo el mundo. Las naciones no saben cómo romper el ciclo de transmisión. Corea del Sur está nuevamente desconcertada ante una nueva ola que hace palidecer su éxito previo en cuanto a pautas para frenar la infección. La buena noticia es que la gente ha comenzado a vacunarse, aunque de forma limitada, pese a ciertas incertidumbres sobre seguridad y eficacia. Así, la guerra contra el nuevo coronavirus entra en una nueva fase. Con un rayo de esperanza para vencer la pandemia, y mientras los gobiernos compiten por enviar vacunas más seguras y efectivas, surge otra cuestión punzante: ¿puede la vacuna beneficiar a las gentes de todos los países, incluidos los más pobres? En Corea del Sur, como en otras partes del mundo, el terrible coronavirus está cobrando un considerable precio a nivel social Y sin duda los daños son mucho más catastróficos al bajar en escala de ingresos y situación laboral. Durante el año pasado, al interrumpirse las reuniones y los viajes, Koreana se enfrentó a dificultades de producción antes nunca vistas. En cierto modo, el artículo especial de este número, “Minhwa: pinturas para la felicidad”, puede verse como nuestra forma de afrontar una situación agobiante. Pero en esencia, expresa nuestro deseo porque la humanidad supere esta crisis y pueda retomar la vida cotidiana lo antes posible. Invitamos a los lectores a explorar el fascinante mundo de la pintura folclórica coreana: cómo las encantadoras obras de arte creadas por pintores anónimos ofrecían alegría y energía positiva a las personas, cuando la enfermedad y la desgracia solían ir más allá del control humano.

Lee Geun

Kim Youngna

Koh Mi-seok

Charles La Shure

Song Hye-jin

Song Young-man

Kim Eun-gi

DIRECTOR CREATIVO

Kim Shin

EDITORAS

Ji Geun-hwa, Ham So-yeon

DIRECTORA ARTÍSTICA Kim Ji-yeon DISEÑADORES

Jang Ga-eun,

Yeob Lan-kyeong

COMPOSICIÓN Y DISEÑO Kim’s Communication Associates

240-21, Munbal-ro, Paju-si,

Gyeonggi-do 10881, Korea

www.gegd.co.kr

Tel: 82-31-955-7413

Fax: 82-31-955-7415

TRADUCTORES

Kim Un Kyung, Raimon Blancafort,

Joo Hasun

SUSCRIPCIÓN/CORRESPONDENCIA Precio por número en Corea ₩6.000 Resto del mundo US$9 Para conocer el precio en detalle de las suscripciones, lea por favor la página 84 de Koreana.

Kim Un Kyung Editora-jefe

IMPRESA EN INVIERNO 2020 Samsung Moonwha Printing Co.

CULTURA Y ARTE DE COREA Invierno 2020

10 Achasan-ro 11-gil, Seongdong-gu, Seoul 04796, Corea Tel: 82-2-468-0361/5 © Fundación Corea 2020 Todos los derechos reservados. Esta publicación no admite reproducciones totales ni parciales sin el permiso de la

Una publicación trimestral de FUNDACIÓN COREA 2558 Nambusunhwan-ro, Seocho-gu Seoul 06750, Korea http://www.koreana.or.kr

Fundación Corea. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente representan a los editores de Koreana o a la Fundación Corea.

“El tigre y las urracas” Artista desconocido Principios del siglo XX Tinta y color sobre papel, 88 × 52 cm Museo Gahoe

Koreana, está registrada como revista trimestral en el Ministerio de Cultura, Deporte y Turismo (número de registro Ba-1003 con fecha 8 de agosto de 1987). También se publica en alemán, árabe, chino, francés, indonesio, inglés, japonés y ruso.


Minhwa Pinturas para la felicidad

04

REPORTAJE ESPECIAL 1

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REPORTAJE ESPECIAL 3

Guardianes de paz y alegría

Historias de vida en símbolos

Chung Byung-mo

Im Doo-bin

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28

REPORTAJE ESPECIAL 2

Mi amor por Minhwa Yoon Yul-soo

REPORTAJE ESPECIAL 4

Pintura popular del siglo XXI Moon Ji-hye

© Museo Folclórico Nacional de Corea

34

FOCO

Los vídeos de K-pop remodelan la música

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HISTORIAS DE LAS DOS COREAS

Niños olvidados documentados Kim Hak-soon

Kim Yoon-ha

38 ENTREVISTA Superar lo ordinario

INGREDIENTES ESENCIALES

Abadejo: la versatilidad hecha pescado Jeong Jae-hoon

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ENAMORADO DE COREA

Soñando en dos idiomas Cho Yoon-jung

Kim Min

44

62 66

JORNADAS DE LITERATURA COREANA

Inicio confuso y emocionante Choi Jae-bong

GUARDIÁN DEL PATRIMONIO

Intentando mejorar el makgeolli

56

UN DÍA CUALQUIERA

Felicidad con un simple toque Hwang Kyung-shin

Kang Shin-jae

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OPINIÓN DESDE LA LEJANÍA

Una década en un suspiro Carlos Serrano Moreno

Vértigo Kim Se-hee


REPORTAJE ESPECIAL 1

Minhwa: pinturas para la felicidad

GUARDIANES DE PAZ Y ALEGRÍA Las pinturas típicas coreanas tenían la función de proteger contra los espíritus malignos y transmitir esperanza de felicidad. Reflejo artístico del optimismo y la resiliencia de los coreanos, ahora viven un renacer. Chung Byung-mo Profesor, Departamento de Bienes Culturales, Universidad de Gyeongju

“Biombo plegable de cuatro paneles con peonias”. S. XIX- (comienzos) S. XX. Tinta y color sobre seda. 272 × 122,5 cm (por panel). Museo del Palacio Nacional de Corea. Las peonias han sido durante mucho tiempo símbolo de riqueza y honor. Como motivo del arte popular, también adornan muebles y ropa. Las mamparas plegables con peonias suelen tener cuatro, seis u ocho paneles. Decoran hogares y a menudo se usan en bodas.

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E

n un pasado lejano, las epidemias eran consideradas obra de espíritus malignos. Bajo esa creencia, los hogares coreanos ponían en la entrada imágenes de Cheoyong, hijo del Rey Dragón, para repeler a Yeoksin, dios de la plaga. Esta costumbre se remonta hasta Silla Unificada, concretamente al periodo del rey Heongang (r. 875-886), cuando en la península de Corea reinaba una paz y prosperidad sin precedentes, después de que Silla unificara los Tres Reinos en el S.VII. Cuenta la leyenda que el rey Heongang estaba en la aldea costera de Gaeunpo (actual Ulsan) cuando de pronto la niebla y unas espesas nubles bloquearon su vista. Al encontrarlo siniestro, pidió explicación al astrónomo de la corte, quien respondió: “Es obra del Rey Dragón, debe intentar apaciguarlo”. Así, el rey prometió construir un templo al Rey Dragón e inmediatamente las nubes y la niebla se disiparon. A cambio, el Rey Dragón envió a su hijo Cheoyong a Silla. El rey le organizó un matrimonio y le dio un alto cargo en el gobierno. Sin embargo, la belleza de la espo-

sa de Cheoyong se convirtió en un problema. Era tan hermosa que incluso el dios de la plaga la deseaba. Una brillante noche de luna, Cheoyong regresó tarde a casa y sorprendió a su esposa en la cama con otro hombre. Al verlo se lamentó: “Dos piernas son mías, pero ¿a quién pertenecen las otras dos? La persona de abajo es mía, pero ¿de quién es su cuerpo? ¿Qué debo hacer?” Y se marchó. Al dios de la plaga le conmovió la magnanimidad de Cheoyong y prometió no acercarse a ninguna casa con su imagen en la puerta.

Origen y simbolismo

Podría decirse que la historia de las pinturas folclóricas coreanas (minhwa) se remonta a los grabados rupestres prehistóricos, pero las imágenes de Cheoyong son los primeros ejemplos que constan en los registros. La forma de Cheoyong de deshacerse del dios de la plaga también fue notoria. En vez de enojarse, cantó y bailó, conmoviendo al dios de la plaga y persuadiéndole a huir. Durante la dinastía Joseon (1392-1910), las imágenes de dragones y tigres se unieron

1. Máscara de Cheoyong, dios de la plaga. Lleva un sombrero decorado con peonias y melocotones. Sus ilustraciones y la ropa usada en la Danza de Cheoyong se incluyen en el Vol. 9 de “Canon of Music” (Akhak gwebeom), publicado en 1493 por la Real Academia de Música de la Dinastía Joseon. 1

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2. “Chaekgeori". Siglo XIX. Tinta y color sobre papel. 45,3 × 32,3 cm. Colección privada. Las pinturas Chaekgeori están repletas de símbolos auspiciosos. Los libros representan el éxito; la sandía, muchos hijos; el melocotón, longevidad; y la flor de loto, felicidad.


a las de Cheoyang en la puerta de las casas. El primer día del Año Nuevo Lunar, pegaban una imagen de un tigre a un lado de la puerta principal y una imagen de un dragón en el otro. El tigre debía ahuyentar a los espíritus que intentaran dañar la casa; mientras que el dragón atraería las bendiciones. Por tanto, ambos animales tenían el mismo propósito: generar mágicamente paz y felicidad en la familia. A medida que el comercio floreció en el siglo XIX, la demanda de pinturas se expandió en la sociedad de Joseon, generando una mayor gama de motivos y rasgos de pintura minhwa. Resulta digno de mención que usaran imágenes concretas para atraer la felicidad. Esto llevó al historiador de arte japonés Fumikazu Kishi, profesor de la Universidad de Doshisha, a bautizar el género minhwa como “pinturas de felicidad” o haengbokhwa. En pinturas folclóricas de otras naciones asiáticas, como China, Japón o Vietnam se dan rasgos similares. Estas obras de arte, que comúnmente incorporan caracteres chinos, encarnan deseos populares como buena fortuna, éxito y longevidad. Por ejemplo, peonias, flores de loto, fénix y murciélagos simbolizan la felicidad; mientras que sandías, granadas, uvas y semillas de loto representan muchos hijos; las flores de cresta de gallo, colas de pavo real, libros y carpas llaman al éxito; y el bambú, las grullas, el sol y la luna, las tortugas, los ciervos y el hongo de la inmortalidad, hablan de una larga vida. Estas características comunes a las pinturas populares de Asia Oriental las distinguen de las occidentales, donde además de la felicidad se representa el amor, el terror y el miedo a la muerte. La peonia como símbolo de riqueza y nobleza surge del poema ‘Sobre el amor del loto’ de Zhou Dunyi, un prominente pensador neoconfuciano de la dinastía Song. Este poema chino describe a la peonia como “la noble de la gran riqueza”, al crisantemo como “recluso de las flores” y al loto como “señor de las flores”. Sin embargo, en Joseon

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ese simbolismo era inaceptable. Confucio, a quien veneraban los literatos de Joseon, expresó: “Con arroz grueso para comer, agua para beber y mi brazo bajo la almohada, todavía gozo de estas cosas. Las riquezas y honores adquiridos injustamente son una nube flotante”. Así, los eruditos de Joseon consideraban vergonzoso hablar de posesiones y estatus.

Virtudes confucianas

La situación cambió notablemente en el siglo XIX y las peonias se convirtieron en la flor más popular en las pinturas. Un magnífico biombo cubierto con representaciones de peonias era instalado en las casas con el anhelo de convertir la vivienda en un nido feliz, y en ocasiones festivas se usaba como esplendoroso telón de fondo.

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Pero los eruditos confucianos adoptaron una perspectiva más realista cuando el país se vio envuelto en cuatro guerras para repeler primero las invasiones japonesas (159298), y luego de los manchúes (1627, 16361637). Aquellos que enfatizaban las virtudes solemnes y se entregaban a debates filosóficos, abrieron los ojos a deseos materiales más inmediatos. La sociedad de Joseon llegó un paso por detrás a la “carrera por la felicidad”, pero quizá la deseaba con más fervor que otros países de Asia Oriental. No obstane, al género minhwa le quedaba largo camino para liberarse de la ideología confuciana. La gente oraba por la felicidad a través de la ética confuciana y las pinturas representaban deseos de buena fortuna de distinta forma. El ejemplo más conspicuo es el munjado, o imágenes ideográficas con caracteres chinos. En otros países del este de Asia había pinturas de significado auspicioso, como felicidad, éxito y longevidad, pero la ideología confuciana de las ocho virtudes, piedad filial, fraternidad, lealtad, honradez, cortesía, honorabilidad, frugalidad y sentido de la vergüenza, solo perduró fielmente en Joseon. Con el tiempo, los ideales confucianos de los ideogramas pictóricos se desvanecieron y surgió la iconografía de pájaros y flores, generando el curioso efecto de pinturas que aparentemente perseguían virtudes convencionales, pero en realidad estaban repletas de imágenes con deseos mundanos de felicidad. En consecuencia, las pinturas ideográficas confucianas asumieron el complejo papel de medio para liberar, y no para reprimir, los deseos mundanos de felicidad, pero conservando ostensiblemente su simbolismo tradicional.

Alegre sensibilidad

Concebido para proyectar felicidad, el género minhwa transmite un sentimiento alegre con humor y colores brillantes. Genera alegría no solo mediante simbólicos significados, sino también con las vívidas imágenes. En la segunda mitad del siglo XIX,

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A medida que el comercio floreció en el siglo XIX, la demanda de pinturas se expandió en la sociedad de Joseon, generando una mayor gama de motivos y rasgos de pintura minhwa .

Joseon enfrentó varios desafíos políticos y económicos. A medida que potencias occidentales como Rusia, Inglaterra, Francia o Estados Unidos invadieron sus aguas, Joseon se tambaleó y finalmente fue anexado por Japón. Paradójicamente, hasta los minhwa de esa terrible época son alegres y muestran poco rastro de tristeza. Encarnan el talante de un país que trató de superar la adversidad con una actitud positiva: pinturas felices de una etapa oscura. Sorprendentemente, las pinturas folclóricas de Joseon reviven una ola retro y son muy populares actualmente. Pintar minhwa tradicional comenzó siendo un pasatiempo para las mujeres, pero va camino de convertirse en un género de arte contemporáneo. Con el rápido aumento de artistas minhwa y la evolución del género minhwa contemporáneo, estas pinturas disfrutan de un segundo auge. La razón principal de este renacer seguramente sea la percepción de que esas pinturas traen felicidad. Aunque esa idea tiene sus raíces en creencias mágicas, las imágenes alegres emanan una energía saludable que anima. La mayor virtud del minhwa radica en la energía positiva que contagian sus pinturas.

“Dragón y Tigre” (detalle). Siglo XIX. Tinta y color sobre papel. 98,5 × 59 cm (cada uno). Colección privada. Se creía comúnmente que el dragón expulsaba a los espíritus malignos. En el budismo, era considerado protector del dharma , o la ley y orden cósmicos, y por tanto es motivo decorativo popular en el arte del templo. Este trabajo muestra dos paneles, el segundo con un tigre, aunque las bestias se ven más simpáticas que feroces.


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La pasión de un arquitecto Cualquier recuento de la pintura folclórica coreana lleva inevitablemente a Zo Za-yong. Sin experiencia en arte, este hombre conocido como “Mr. Tiger” inició una campaña para redescubrir la belleza y el valor del minhwa, y se lanzó en solitario a presentarlo al mundo. Chung Byung-mo Profesor, Departamento de Bienes Culturales, Universidad de Gyeongju

C

onsiderando la educación y trayectoria de Zo Za-yong, uno

descubrimientos de Zo llegó en 1967 en un viaje a Insa-dong,

se pregunta cómo llegó a imbuirse en el mundo de las pin-

distrito de Seúl conocido por sus casas de té y tiendas tradicio-

turas populares. Viajó a Estados Unidos en 1947 para estudiar

nales. El papel para envolver los moldes de pastel de arroz que

ingeniería civil en la Universidad de Vanderbilt, y luego hizo un

compró presentaba la huella de un tigre y una urraca, elemen-

master en ingeniería arquitectónica en Harvard.

tos claves en la pintura popular coreana.

En 1954, regresó a Corea y participó en muchos proyectos

La pintura le recordó a Picasso y quedó fascinado por la in-

para reconstruir el país de las ruinas de la guerra. Entre éxitos

genua expresión del tigre. Analizando en detalle la obra, titulada

y fracasos, a lo largo del camino el patrimonio cultural nacional

“Urraca y tigre” (Kkachi horangi), Zo vio que estaba relacionada

captó su interés.

con las creencias populares: el tigre es uno de los cuatro anima-

En el Templo Beomeo de Busan, a Zo le asombró cómo cua-

les representados desde la antigüedad como deidades guar-

tro pilares de piedra sostenían el pesado techo de la estructura

dianas. Años más tarde, esa misma imagen se convertiría en

de la puerta principal. Esa vista le llevó a realizar frecuentes via-

icónica pintura popular coreana, y hasta inspiraría la creación de

jes por todo el país, para estudiar más ejemplos de la arquitec-

Hodori, tigre mascota de los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988.

tura tradicional coreana y recolectar tejas, un elemento distinti-

La siguiente pintura que cautivó a Zo fue “Mt. Geumgang”

vo de los edificios premodernos. Pero el momento crucial en los

(Geumgangdo). En ella descubrió la visión de los coreanos del universo, así como un estilo de pintura singular. En vez de expresar el paisaje de forma realista, presenta los legendarios

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doce mil picos elevados, que Zo entendió como una cosmovisión. Así, sintió el espíritu del minhwa y del animismo.

1. “Urraca y tigre”. Finales del siglo XIX. Tinta y color sobre papel. 91,5 × 54,5 cm. Leeum, Museo de Arte de Samsung. Esta es la pintura que fascinó a Zo Za-yong y cambió el rumbo de su vida. El tigre inspiró a Hodori, la mascota de los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988. 2. “Biombo plegable de ocho paneles sobre el Mt. Geumgang” (detalle). Fecha desconocida. Tinta y color sobre papel. 59,3 × 33,4 cm (cada uno). Museo Folclórico Nacional de Corea. Arte popular, como se ve en este biombo con el monte Geumgang (monte Diamante), refleja el estilo único de pinturas de paisajes de “vista real” ( jingyeong sansuhwa ) iniciada por Jeong Seon (16761759), artista de la corte de la dinastía Joseon. Este panel muestra Guryong Pokpo (Catarata de nueve dragones). 3. Zo Za-yong estudió ingeniería civil en Estados Unidos. Era un renombrado arquitecto cuando se enamoró de la pintura de tigre de un artista anónimo. Pasó el resto de su vida explorando el arte popular coreano.

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Imágenes de practicidad Desde entonces, Zo dedicó su energía a promover la belleza y el valor del minhwa dentro y fuera de Corea, planificando y organizando 17 exposiciones en el país y 12 en el extranjero. Destacan sus exposiciones y conferencias en Estados Unidos y Japón, como “Tesoros del monte Geumgang” (East-West Center en la Universidad de Hawái; 1976), “El espíritu del tigre: arte folclórico de Corea” (Thomas Burke Memorial Washington State Museum, Seattle; 1980), “El ojo del tigre” (Mingei International Museum, San Diego; 1980), “Dragón azul y tigre blanco” (Oakland Museum of California; 1981) y “Guardianes de la felicidad” (Craft and Folk Art Museum, Los Ángeles; 1982). Los títulos de estas exposiciones subrayan los aspectos de la cultura coreana, pintura popular que Zo quería divulgar entre el público extranjero. También produjo catálogos de estas exposiciones en inglés, japonés y coreano. La perspectiva de Zo sobre minhwa iba más allá de los parámetros dominantes. En vez de considerar las pinturas como bellas artes, las ubicó en un contexto más amplio: la vida y la naturaleza humana. Para Zo, las pinturas que la corte usaba con fines prácticos, como decoración y pinturas rituales sobre budismo y chamanismo, eran minhwa. Al ampliar el significado de la pintura popular, intentó definir y realzar su importancia. En consecuencia, el concepto de Zo se apartó de la definición de Yanagi Muneyoshi, crítico de arte japonés y fundador del movimiento de artesanía popular (mingei). Tampoco se alineó con “el arte del pueblo” propuesto por William Morris, campeón del

3 © Park Bo-ha

Movimiento de Artes y Oficios en Inglaterra; y entró en conflicto con el círculo de historia del arte coreano, que veía dos categorías separadas en el minhwa y la pintura de la corte.

cer museos, promover la divulgación en el extranjero…, hasta

Creencia en Samsin

miento para proteger la cultura perdida de nuestros pueblos”.

finalmente construir el Templo Samsin y comenzar un moviLa fascinación y el amor de Zo por la pintura popular le llevaron

(Zo Za-yong, En busca de la matriz de la cultura coreana [Uri

a reflexionar profundamente sobre su espíritu. A través del min-

munhwa-ui motae-reul chajaseo], 2000, Ahn Graphics).

hwa, exploró los orígenes del arte coreano y trató de identificar

En el año 2000, Zo hizo realidad el sueño que tanto anhe-

los cimientos del mundo espiritual que sustentaba su cultura. Fi-

laba cuando inauguró la ‘Exposición para niños del rey Goblin:

nalmente, concluyó que todo derivaba de la creencia chamánica

el dragón y el tigre’ en el Parque de Exposiciones de Daejeon.

en Samsin, la “triple diosa” que gobierna el parto. Sobre su viaje

Pero durante la expo sufrió un problema cardiaco y falleció, ro-

para buscar las raíces de la cultura coreana, escribió: “En el proceso de buscar a tientas el duende, el tigre, el dios

deado de sus amadas minhwa. En 2013, fundaron Zo Za-yong Memorial Society para honrar y promover su legado. Desde

de la montaña y la tortuga, la cultura de mis padres comenzó a

2014, cada año, el Museo Gahoe celebra el Festival Cultural

revelarse, aunque débilmente. Encontré la matriz de la cultura de

Daegal en Insa Art Center de Insa-dong. Zo debería ser larga-

nuestra gente en lo que llamaré minmunhwa o cultura popular.

mente recordado por su increíble legado: explorar las fuentes

[…] He reunido todos los hitos vividos hasta descubrirlo: buscar

de la cultura coreana en las pinturas folclóricas y su promoción

incesantemente restos históricos, recolectar materiales, estable-

al mundo.

CULTURA Y ARTE DE COREA 11


REPORTAJE ESPECIAL 2

Minhwa: pinturas para la felicidad

MI AMOR POR MINHWA

Yoon Yul-soo ha dedicado toda su vida a la colección, investigación y exhibición de pinturas populares coreanas. Comenzó su carrera como curador en 1973 en el Museo Emille de Seúl, donde se enamoró de las pinturas folclóricas. Yoon recuerda con cariño las alegrías y ansiedades compartida con tigres, dragones, urracas, peonias y flores de loto en numerosas pinturas minhwa . Yoon Yul-soo Director, Museo Gahoe

N

amwon, una pequeña ciudad en la provincia de Jeolla del Norte donde crecí, era un tesoro en antiguas reliquias del periodo de los Tres Reinos. Con frecuencia hallaban fragmentos de loza y hasta vasijas originales totalmente intactas al arar los campos. Cuando era joven, solía recoger fragmentos de vasijas de barro tiradas y llevarlas a casa. Ese hábito se me quedó grabado y desde entonces he sido coleccionista. Mi manía de coleccionista comenzó con los sellos. Cuando estaba en primaria acumulé una impresionante colección durante años, pero un día me la robaron. Desanimado, pensé en algo que fuera difícil de robar, y los bujeok (talismanes) vinieron a mi mente. Eran el ítem perfecto, pues prácticamente todas las casas tenían uno, y comencé a coleccionarlos con avidez. Mi colección aumentó mucho durante el ejército, pues los soldados que conocían mi afición me traían algunos al volver de permiso. Gracias a ellos recopilé gran variedad de talismanes de todo el país. En abril de 1973, tras completar el servicio militar, comencé a trabajar como curador en el Museo Emille, fundado por el Dr. Zo Za-yong. Así comenzó mi relación de por vida con la pintura popular.

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Museo Emille

Zo, un arquitecto que había estudiado en Estados Unidos, tenía un profundo conocimiento de la cultura y el arte tradicional coreano. Le gustaban especialmente las pinturas populares y era un coleccionista dedicado. Sin ningún conocimiento sobre pinturas folclóricas, pese a ser curador, me sentaba con Zo casi a diario, y juntos analizábamos detenidamente los detalles de una pieza concreta. Después de ese ritual diario con varios cientos de obras, comencé a desarrollar un “ojo perspicaz”, y de modo natural me enamoré de las pinturas minhwa. En noviembre de 1975, Zo se embarcó en una exposición itinerante en Estados Unidos con 32 pinturas de su museo. Esa gira de siete años, que comenzó en Hawái, fue la primera en mostrar la pintura folclórica coreana al mundo. Estuve a cargo de las exposiciones, comenzando por la del Museo de Oakland, California, en 1981. Al observar a los lugareños responder con tanto entusiasmo, pude entrever el futuro de la pintura popular coreana. Renuncié en 1983, cuando el Museo Emille se trasladó de Deungchon-dong en Seúl, al monte Songni en el condado de Boeun, provincia de Chungcheong del Norte. Sin embargo, mi amor por minhwa perduró. Aunque trabajaba en otros museos, nunca dejé de estudiar las pinturas populares y viajé por todo el país para ver el mayor número posible de ellas. Creí que esa sería la mejor forma de aprender. Mientras, mi colección crecía pieza a pieza.


“ Urraca y Tigre”. Siglo XX. Tinta y color sobre papel. 98,3 × 37 cm. Museo Gahoe. La pintura muestra una composición poco común: urraca y tigre alineados en vertical, con montañas y peonias al fondo.

CULTURA Y ARTE DE COREA 13


Museo Gahoe

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1. “General Zhang Fei”. Siglo XIX. Tinta y color sobre papel. 111 × 64 cm. Museo Gahoe. La novela histórica china “Romance de los tres reinos” dramatiza y romantiza hechos y personajes históricos, a menudo pintados con fines didácticos. Zhang Fei, un intrépido general que ayudó al señor de la guerra Liu Bei a encontrar a Shu Han, está representado con humor. 2. El Museo Gahoe abrió sus puertas en 2002 en una casa tradicional en Bukchon, en el corazón de Seúl. Posee unos 2.000 objetos como pinturas populares, talismanes y otros artefactos. Con el desarrollo del distrito, en 2014 fue trasladado a un edificio próximo de estilo moderno.

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Cumplí el sueño de dirigir un museo algún día, gracias al conocimiento y la experiencia adquiridos durante mis 30 años de carrera como curador. Ese sueño se hizo real por pura casualidad. Justo un día antes de la fecha límite, hallé una oferta de trabajo de la Corporación de Vivienda y Comunidades de Seúl para dirigir un museo a establecerse en Bukchon, un enclave turístico con grupos de hanok o casas tradicionales coreanas. Mi esposa y yo preparamos rápido la documentación, y logré aprovechar esa ocasión de oro que me permitió hacer algo que amaba y conocía bien. Minhwa es un género de arte tradicional íntimamente relacionado con la vida del pueblo coreano, por lo que representa bien el sentimiento coreano. Para mí era una tremenda suerte dirigir un museo minhwa en Bukchon Hanok Village, donde pervive el ambiente del pasado. Después de mucha preparación, el museo abrió en un pequeño Hanok en 2002. Mi esposa y yo mantuvimos largos debates sobre el funcionamiento del museo, desde el nombre hasta el tipo de exposiciones. Decidimos conectar las habitaciones para abrir el espacio, e instalar calefacción por suelo radial para que los visitantes pudieran quitarse los zapatos. Pero fue más fácil decirlo que hacerlo. Había gastado tanto comprando pinturas populares antiguas que carecía de recursos. El Museo Gahoe nunca hubiera existido de no ser por el apoyo y el aliento de mi esposa, mi firme mecenas. Ella, estudiante de historia coreana nacida y criada en Seúl, comprendió el especial significado de un museo minhwa en Bukchon. El tema de nuestra primera exposición fue “protegerse del mal”. De entre los talismanes y las pinturas populares que había coleccionado durante largos años, elegí aquellos para rechazar a los espíritus malignos. Los talismanes presentan una gran variedad, incluido el dangsaju, que ilustra cómo será el destino de una persona mediante imágenes, para que hasta los analfabetos puedan leer su fortuna. Su pincelada guarda gran afinidad con la de las pinturas populares y, aunque el estilo y el propósito de dangsaju y minhwa son marcadamente diferentes, comparten la misma perspectiva del corazón humano. Mientras que las imágenes adivinatorias muestran compasión por las debilidades humanas, las pinturas populares reflejan esperanza y un deseo universal de felicidad. En este sentido, dangsaju parecía buena opción como primera muestra del museo. Previamente se habían hecho exposiciones de pintura popular sobre repeler a los espíritus malignos, pero esta fue la primera con talismanes. Presenté los talismanes en paneles y paredes, pero pronto me quedé sin espacio. Así que decidí poner el resto en las vigas transversales, como hacía la gente en casa en el pasado. Para ver


Minhwa es un género de arte tradicional íntimamente relacionado con la vida del pueblo coreano, por lo que representa bien el sentimiento coreano. Para mí era una tremenda suerte dirigir un museo minhwa en Bukchon Hanok Village, donde pervive el ambiente del pasado.

las imágenes, las personas tenían que tumbarse en el suelo y, sin darme cuenta, transformé la exposición en una experiencia hanok inmersiva. El público no solo disfrutó las obras de arte: también pudo quitarse los zapatos, recostarse y sumergirse en el ambiente. Fue entonces cuando surgió la idea de la siguiente exposición: pinturas populares con tigres, como verdadera esencia del minhwa pintado, para repeler a los espíritus malignos. El tigre, símbolo de las primigenias raíces de la cultura coreana, siempre fue considerado un ser espiritual con poderes místicos, pero contó con el afecto de los coreanos por generaciones.

Exhibir en el extranjero

Nuestra primera exposición atrajo muchos visitantes, incluyendo gente del folclore coreano y extranjeros interesados en el arte y la religión popular de Corea. Desde entonces, cada año he realizado exposiciones especiales con pinturas de mi colección personal. Aunque son a pequeña escala, resulta gratificante ofrecer muestras sobre temas concretos, y también me permite organizar sistemáticamente los objetos de mi colección. Hasta la fecha, he organizado más de 20 exposiciones. Incluyendo ‘Ideografías pictóricas - Las virtudes de la cultura confuciana’ (2003), ‘Buscando el origen de la religión popular - Pinturas del chamanismo’ (2004), ‘Vidas restauradas en el arroyo Cheonggye’ (2005), ‘Pinturas de peonias’ (2006) y ‘Hermosas pinturas de paisajes’ (2007). También he participado en exposiciones regionales fuera de Seúl. Cada vez profundizo más en el tema, y el resultado queda plasmado en catálogos de arte. Pese a nuestros humildes orígenes salimos al extranjero. Las exposiciones más destacadas en el exterior incluyen ‘Onggi tradicionales coreanos y pinturas folclóricas’ (2006) en el Museo de Bellas Artes Zanabazar de Ulaanbaatar, en Mongolia, que captó el ingenio del arte popular coreano; ‘Pinturas populares coreanas y libros ilustrados’ (2010) en el Museo de Arte Conmemorativo Otani de Nishinomiya, Japón; ‘Pinturas chamánicas coreanas’ (2010) en el Centro Cultural Coreano en París; y ‘Pinturas popu-

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lares que evocan longevidad, felicidad, salud y paz’ (2012) en el Museo Sayamaike de Osaka, Japón. También organizamos ocho exposiciones en Australia entre enero de 2013 y julio de 2015. En 2018, llevamos la pintura popular coreana al Museo Estatal de Arte Oriental de Moscú, la primera de su tipo en Rusia, y expusimos en el Museo Nacional de Arte de la República de Bielorrusia, en Minsk.

Sueño actual

Han pasado 47 años desde mi primer encuentro con las pinturas minhwa. Mi sueño actual es coleccionar 100 pinturas de tigres para una exposición especial. Obviamente, será una investigación lógica y metódica, que se documentará en un catálogo para que la gente pueda disfrutarlo por muchos años. Ahora me estoy tomando un respiro para trabajar en ese proyecto.

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Media vida dedicada a las pinturas Chaekgeori En 1973, Kay E. Black viajó a Corea y se enamoró de chaekgeori , pinturas sobre biombos que contienen libros y demás parafernalia académica. Dedicó su vida a estudiar esta forma de arte tradicional coreano, y en junio de 2020 publicó en Seúl un exhaustivo libro, culminando el entusiasmo invertido en casi medio siglo.

Lee Eun-ju Reportera, The JoongAng Ilbo

1

E

n julio llegó un libro a mi escritorio.

Con la esperanza de saber más, exami-

ducción a la autora: “Fue en otoño de 1996

Como reportera de arte, a menudo re-

né el libro con más detalle, y vi un impre-

cuando conocí a Kay E. Black, mientras

cibo nuevas publicaciones del sector, pero

sionante estudio académico sobre pinturas

pasaba un año sabático en la Universidad

esta parecía distinta. El libro, publicado en

chaekgeori. El prólogo, escrito por Ahn Hwi-

de California, Berkeley. […] Al reunirme con

inglés, se titulaba Pintura Ch’aekkori: un

joon, profesor emérito de la Universidad

Kay Black, me impresionó su genuino amor

puzzle coreano . La autora era Kay E. Black.

Nacional de Seúl, hacía una amable intro-

por el arte coreano y su ardiente dedica-

Por curiosidad, abrí el libro y una hermosa imagen apareció ante mis ojos. Al pasar una tras otra las páginas, quedé cautivada. Me asombró que en la década de 1970, un extranjero reconociera el valor de las pinturas de la dinastía Joseon y las convirtiera en el trabajo de su vida.

Persecución de décadas Llamé al editor para saber más sobre la autora, pero me sorprendió saber que había fallecido recientemente en Estados Unidos. “Tan pronto como se imprimió el libro, le enviamos una copia”, explicó el editor con voz de tristeza. “Estaba gravemente enferma y postrada en cama, pero supimos que se puso eufórica al ver finalmente el libro entre sus manos. Lamentablemente, falleció poco después”. El editor me explicó que enviaron el libro a Black por correo urgente a finales de junio. Diez días después, el 5 de julio, falleció en San Francisco. Tenía 92 años.

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1. Cautivada al instante ante las pinturas folclóricas coreanas, durante un viaje en 1973, Kay Black dedicó su vida a estudiar las pinturas chaekgeori hasta su muerte, en julio de 2020. 2. “Chaekgeori”. Yi Eungrok (1808-1883). Siglo XIX. Tinta y pigmentos minerales sobre papel. 163 × 276 cm. Museo de Arte Asiático, San Francisco. Chaekgeori retrata naturalezas muertas sobre un panel plegable. Representa toda la parafernalia académica, como libros, cerámica, instrumentos de escritura y quemadores de incienso. Fue una forma de arte popular a finales de la dinastía Joseon. La pintura incorpora la perspectiva lineal occidental, apenas vista entonces.

2


ción al estudio de este singular arte”.

y quemadores de incienso. También llamado

redactaron conjuntamente varias tesis en la

Comencé a recopilar más información

chaekgado , era el arte tradicional de la corte

década de 1990.

sobre la autora de varias fuentes. Supe que

real en torno al siglo XVIII, y pasó gradual-

Respecto a la importancia del trabajo de

Black era ama de casa, y que vivía en Den-

mente al ámbito del arte popular a partir

Black, Ahn comentó: “Ellas [chaeokgeori]

ver, Colorado, cuando viajó a Corea en 1973

del siglo XIX. Durante la última década se ha

fueron comúnmente vistas como obras de

con otros aficionados al arte. Como parte del

revalorizado con exposiciones a gran escala,

pintores anónimos que reflejaban los gustos

viaje, visitó el Museo Emille. Allí fue donde vio

pero en la década de los 70 era un campo de

populares. Sin embargo, la autora rompió

por primera vez un biombo con una pintura

investigación estéril.

esa vieja idea preconcebida con la ayuda de

chaekgeori y quedó hipnotizada al instante.

Esto revaloriza que un visitante extranjero

Edward Wagner, al descubrir que varios ar-

Al volver a Estados Unidos, anunció a su

abordara el tema entonces. Desde mediados

tistas de la corte trabajaron en esas pinturas,

familia que volvería a las aulas para estudiar

de los 80, Black investigó numerosas pin-

que fueron impulsadas por la élite gobernan-

chaekgeori, y se inscribió en el departamen-

turas chaekgeori y fotografió importantes

te y hasta por la realeza”. Black clasificó los

to de estudios asiáticos de la Universidad de

obras no solo en Corea, sino también por

chaekgeori en tres tipos. Ahn añadió: “Desde

Denver. Con 45 años, volvió a poner un pie

todo el mundo, en América, Europa y Japón.

los artículos previos de Kay Black y Edward

en un campus universitario.

Años después, comenzó a colaborar con el

Wagner, han aparecido varios estudios de

fallecido Edward W. Wagner, entonces pro-

eruditos coreanos que abordan el tema ba-

Colaboración

fesor de estudios coreanos en la Universidad

sándose en un mejor dominio de material

Chaekgeori es un género de pintura de natu-

de Harvard. Como autoridad en genealogía

literario más amplio. Aunque las ideas pre-

ralezas muertas sobre biombos, que presen-

del período Joseon, Wagner ayudó a Black

sentadas por Black y Wagner a veces fueron

ta estantes llenos de libros y otros objetos

a identificar los intrincados linajes familiares

corregidas y refutadas, muchas de sus prin-

como cerámicas, instrumentos de escritura

de varios pintores de chaekgado. Ambos

cipales aportaciones siguen siendo valiosas”.

Coraje y tenacidad Cada vez con más curiosidad sobre esta notable autora, pregunté la dirección de correo electrónico de su hija, Kate Black. “Fue realmente el trabajo de su vida”, rewerda. “Mi madre fue un increíble modelo a seguir para mí. Ella me enseñó que puedo hacer cualquier cosa que me proponga. Cuando mi hermana y yo terminamos la universidad, dedicó 47 años de su vida a explorar la cultura y el arte coreano, y viajó por el mundo buscando chaekgeori. Respeto su Kay E. Black’s “Pinturas Ch’aekkori: un puzzle coreano”, fue publicado en Seúl en junio de 2020 por la Academia Sahoipyoungnon [Crítica social]. Es un estudio académico sobre este género de arte, y culmen de la exhaustiva investigación de la autora durante 30 años. Tapa dura, 336 páginas.

coraje y tenacidad”. Al cerrar el libro, pensé sobre los muchos días y noches que Black debió haber pasado estudiando en detalle las pinturas chaekgeori. ¿Cuántas pistas y piezas de rompecabezas no hemos visto en las imágenes? A través de su libro, Black nos insta a buscar la puerta al misterioso mundo de los chaekgeori y a reflexionar sobre nuestro fascinante legado cultural.

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REPORTAJE ESPECIAL 3

Minhwa: pinturas para la felicidad

HISTORIAS DE VIDA EN SÍMBOLOS Las pinturas populares coreanas fueron producidas y apreciadas por la gente común. Pintores amateurs, con talentos sin parangón con los profesionales, crearon un mundo fascinante con un sistema simbólico que daba significado a un conjunto de motivos. Im Doo-bin Crítico de arte

PAISAJES Bajo la arraigada influencia del confucianismo, el budismo y el taoísmo, el este de Asia posee una larga tradición de vivir en armonía con la naturaleza. Las pinturas de paisajes (sansuhwa, literalmente “pintura de montaña y agua”) fue un género que surgió de la sentida afinidad y la unidad con la naturaleza, compartidas en esta esfera cultural. Para muchos artistas, la naturaleza era el tema esencial y favorito. Al principio, los paisajes minhwa imitaban obras de arte, sobre todo los paisajes “realistas” ( jingyeong sansuhwa) de Jeong Seon (1676-1759). Las pinturas “realistas”, que representaban objetos con pinceladas simples, eran relativamente más fáciles de imitar para los artistas aficionados que las detalladas representaciones de otros géneros.

“ Monte Geumgang”. Finales de la dinastía Joseon. Tinta y color claro sobre seda. 50,2 × 34,6 cm. Museo de la Universidad Sun Moon.

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PÁJAROS Y FLORES Las pinturas tradicionales de pájaros y flores (hwajodo) eran generalmente una fiel representación de la belleza natural. Por otro lado, las obras minhwa de pájaros y flores estaban repletas del simbolismo de un matrimonio feliz, y poseían tanto cualidades decorativas como de talismán. Comúnmente sus motivos eran flores como peonias, flores de loto, ciruelas, crisantemos, narcisos, magnolias, orquídeas y granadas; y aves como faisán, fénix, grulla, ganso salvaje, pato, pollo, garza blanca, pato mandarín, golondrina, ruiseñor y gorrión. Probablemente el motivo floral más popular fue la peonia, pues representaba riqueza y nobleza. En tanto, la granada reflejó el anhelo de tener muchos niños, como simbolizan las numerosas semillas apretadas en esta fruta. Mientras, el faisán, el pato mandarín y el pato doméstico siempre se representaban en parejas, como iconos del amor conyugal y la dicha del hogar.

“ Pájaros y flores”. Finales de la dinastía Joseon. Tinta y color sobre papel. 69,1 × 41,2 cm. Museo de la Universidad Sun Moon.

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DIEZ SÍMBOLOS DE LONGEVIDAD

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Para transmitir deseos universales de salud y larga vida, las pinturas de los diez símbolos de la longevidad (sipjangsaengdo) muestran el sol, las nubes, el agua, las montañas, rocas, tortugas, grullas, pinos, ciervos y el hongo de la inmortalidad. Con el tiempo, este género se expandió hasta abarcar 12 símbolos, al incluir los melocotones y el bambú, pero pese a ser 12 todavía se conocen como “los diez símbolos”. Dichos símbolos presumiblemente surgen de una religión primitiva basada en el chamanismo, que veneraba a la naturaleza y sus fuerzas. En las primeras sociedades humanas, el chamanismo a menudo tenía estatus de religión estatal y ejercía un poder absoluto sobre todas las gentes. La creencia chamánica arraigó en el subconsciente coreano y su influencia continuó incluso al popularizarse el budismo. Esta tradición espiritual produjo pinturas de los diez símbolos de la longevidad, y mediante colores llamativos y vibrantes, manifestó sensibilidades coreanas únicas. “ Biombo plegable con los diez símbolos de la longevidad” (detalle). Última mitad del siglo XVIII. Tinta y color sobre seda. 210 × 552,3 cm. Leeum, Museo de Arte de Samsung.

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TAOÍSTAS INMORTALES La noción de taoístas inmortales (sinseon) posee una larga historia que se remonta a Gojoseon, o Antiguo Joseon, el primer reino de la historia de Corea. Se dice que Dangun, el legendario fundador de este antiguo reino y progenitor del pueblo coreano, se convirtió en inmortal. Los coreanos no solían considerar a los inmortales como seres puramente míticos, sino como un estadio que los humanos podían lograr mediante la disciplina espiritual. Creían que al dejar atrás lo mundano y contemplarse a sí mismos y al mundo, podrían alcanzar el despertar definitivo y convertirse en inmortales. Con el tiempo, las pinturas de los taoístas inmortales representaron la esperanza de una existencia pacífica en armonía con la naturaleza y libre de sufrimiento. “ Biombo plegable de ocho paneles del Mt. Geumgang” (detalle). Fecha desconocida. Tinta y color sobre papel. 59,3 × 33,4 cm (cada uno). Museo Folclórico Nacional de Corea.

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IDEOGRAFÍAS PICTÓRICAS Otro tipo único de minhwa son los ideogramas pictóricos (munjado), caracteres chinos clásicos que representan los principios del confucianismo, hechos con pinceladas gruesas. Los motivos abstractos basados en historias populares están dentro y alrededor de los trazos. Las ocho virtudes más frecuentemente representadas son piedad filial (孝), amor fraternal (悌), lealtad (忠), honradez (信), decoro (禮), rectitud (義), integridad (廉) y sentido de la vergüenza (恥). Cada uno está decorado con imágenes de animales, flores u otros objetos, con sus correspondientes significados. Por ejemplo, las pinturas sobre amor fraterno suelen presentar lavanderas, como símbolo de la cooperación fraternal, y los arándanos coreanos (sanaengdu) se usan para expresar la armonía entre hermanos. Las pinturas ideográficas populares son reconocidas por su autóctona combinación de expresionismo abstracto y realista.

1. “Ideografía pictórica: Lealtad (悌)”. Siglo XIX. Tinta y color sobre papel. 99 × 33 cm. Colección privada. 2

2. “Ideografía pictórica: Afecto fraternal (悌)”. Principios del siglo XX. Tinta y color sobre papel. 55 × 33 cm. Colección privada.

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REPORTAJE ESPECIAL 4

Minhwa: pinturas para la felicidad

PINTURA POPULAR DEL SIGLO XXI El popular minhwa de hoy no se ciñe fielmente a los tonos y diseños del género tradicional. Al expresar los intereses y deseos actuales, las versiones de pintura popular del siglo XXI son transformadoras. Moon Ji-hye Reportera, Monthly Minhwa

H

asta hace unas décadas, minhwa tenía una apreciación limitada. Las décadas de los 70 y los 80 tuvieron entusiastas fácilmente identificables, como marchantes de arte extranjeros, sobre todo de Japón, y un puñado de hoteles de lujo que compraban piezas de arte popular coreano, como morando (pinturas de peonias), sipjangsaengdo (pinturas de los diez símbolos de la longevidad) o kkachi horangi (pinturas de urracas y tigres). Pero hoy minhwa llega a una audiencia mucho más amplia. Este género es apreciado por muchas personas, y representa un enfoque fresco y rentable del diseño en productos de empresas de moda y cosmética. Artistas individuales con pequeños talleres provocaron la emergencia de la pintura popular. En la década de los 90, muchos de esos artistas expandieron sus operaciones llevando la pintura popular a institutos universitarios de educación continua o a los centros culturales de grandes almacenes. Y los pintores noveles perfeccionaban sus habilidades trazando contornos de pinturas conocidas: así comenzó a crearse una comunidad de arte popular. En la década de 2000, el número de artistas aumentó drásticamente, a la par que sus habilidades mejoraron. Aquellos que intentaban expresar la sensibilidad y los valores modernos basándose en formatos antiguos, hasta llegaron a reformular su enfoque con nuevos estilos.

Narrativas contemporáneas

Keum Goang-bok posee talento tanto en estilo tradicional como en creativi“Tigre moderno”. Keum Goang-bok. 2020. Tinta y pigmentos sobre papel morera (barra, polvo, pinturas para tubos, polvo blanco chino). 130 × 160 cm.

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© Yonhap News Agency

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dad minhwa. Su retrato humorístico del tigre, también valorado como talismán, genera protección hacia la cultura coreana. “Así como minhwa surgió de la vida cotidiana de nuestros antepasados, las obras contemporáneas también deberían contar nuestras historias actuales”, resalta Keum. “Para continuar impulsando este arte, nuestro trabajo no solo debe transmitir mensajes felices, sino también conciencia histórica”. Ahn Seong-min (más conocida como Seongmin Ahn), trabaja a caballo entre Seúl y Nueva York, y es conocida por el aura surrealista que impregna a sus pinturas de flores y a las puertas y ventanas de piedra rojiza, un estilo arquitectónico común en Nueva York. En

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sus llamados “paisajes de fideos”, combina con gracia escenarios naturales con este alimento diario. Kim Saeng-a incorpora con avidez el paisaje local y los cuentos populares de la isla de Jeju, donde reside. Sus piezas de arte incluyen trozos de vidrio que recoge al caminar por la playa y cuece en un horno. Su mensaje expresa que “pequeños gestos como recoger vidrio tirado en la playa, podrían suponer un significativo cambio para la hermosa Jeju, que sufre de contaminación ambiental”.

Nuevos experimentos

Varios experimentos estilísticos que usan iconografía minhwa, como la repetición de patro-


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1. “Amigos a primera vista”. Kwak Su-yeon. 2010. Tinta y color sobre papel morera. 162 × 131 cm. 2. “Spielraum Nº5”. Choi Seo-won. 2020. Técnica mixta sobre lienzo. 91 × 116,8 cm.

nes específicos en papeles pintados, o la presentación de personajes ficticios de las pinturas, han intentado estimular la curiosidad y la sensibilidad del espectador. Usando la técnica Gestalt de cambio (que permite percibir una imagen de dos formas diferentes según la perspectiva), ‘Flowery Path’ de Lee Jee-eun, muestra la extraordinaria sensibilidad y comprensión de la artista sobre los sujetos. “Un cráneo generalmente se asocia a la muerte y evoca un efecto negativo”, explica. “Pero pensé que alguien que haya tenido una vida hermosa dejaría un cráneo hermoso. Por eso lo pinté así”. Otro experimento significativo emplea una pequeña parte de una pintura existente para llenar todo un lienzo. En ‘Bookshelf’, Yoon

In-soo ofrece un primer plano de un florero extraído de un típico chaekgado (estanterías). El efecto es extraordinario, animando el hermoso color y la forma del jarrón, que de otra forma apenas se habría notado. Para captar la esencia del minhwa, Yoon se sometió a un intenso entrenamiento en un taller de manualidades. Y siempre les dice a sus estudiantes: “dominar los estilos tradicionales es clave para crear otros nuevos”. Algunos artistas adoptan personajes representados en sus pinturas, mientras que otros usan personajes de ficción ya conocidos, como el Principito, de la novela de Saint-Exupéry, para hacer que su arte llegue a un mayor público. En tanto, Kwak Su-yeon es famosa por su

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Que los elementos del minhwa hayan sido tan ampliamente usados por artistas occidentales y orientales contemporáneos, refleja la popularidad del renacer del arte folclórico en el presente. serie de trabajos con mascotas. Sus pinturas de estanterías y los diez símbolos de la longevidad, divierten a los espectadores con sus graciosas representaciones de perros y gatos.

Superar la tradición

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Recientemente, muchos artistas contemporáneos de minhwa han intentado apartarse de los pigmentos tradicionales en papel morera para explorar una gama más amplia de materiales. El proceso de selección les permite crear su propio lenguaje visual. Estos artistas coinciden en que en un mundo globalizado no tiene sentido distinguir entre materiales orientales y occidentales. Algunos usan pinturas acrílicas, crayones o lápices de colores sobre lienzo, mientras que otros hacen collages de tela, papel tapiz u otros materiales, para impregnar sus obras de una textura moderna. Otros incluso se distancian por completo del trabajo bidimensional, y experimentan con formatos como instalaciones y arte multimedia. Lee Don-ah era conocida previamente por sus imágenes de iconografía tradicional desmanteladas y mostradas en hexaedros, cuadrángulos y marcos cuadrados. Desde 2015, ha venido trabajando con tecnologías de media art, como imágenes de vídeo, impresión lenticular y media façades, para incorporarlas a sus pinturas.


Que los elementos del minhwa hayan sido tan ampliamente usados por artistas occidentales y orientales contemporáneos, es muestra del popular renacer del arte folclórico en el presente.

Comercialización

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1. El diseñador Yang Heill, de la marca de moda HEILL, presentó este vestido inspirado en minhwa en Le Bristol Paris, durante la Semana de la Moda de París en septiembre de 2019. 2. “Peony Pot Macaron 02 (Dessert Bouquet Series)”. Ahn Seong-min. 2015. Tinta y color sobre papel morera. 75 × 50 cm.

La popularidad del minhwa trasciende la escena artística para entrar en cosmética, moda y artículos para el hogar. Las pinturas populares siempre han tenido el propósito práctico de decorar un hogar. La practicidad, la calidad decorativa y la singular estética coreana inherente al género, lo hacen altamente efectivo como marca distintiva de productos. El fabricante de cosméticos Sulhwasoo adopta totalmente el estilo minhwa y colabora con artistas de renombre en el empaquetado de sus productos. En 2019, una exposición de Sulhwasoo mostró una reinterpretación moderna de patrones tradicionales, con trabajos de diseño de interior, muebles y moda con motivos típicos prestados de dos géneros de pintura popular: hojeopdo (pinturas de mariposas) y hwajo yeongmodo (pinturas de flores, pájaros y animales). En tanto Heill, una marca de alta costura, presentó su Colección Primavera-Verano 2020 en París con un motivo de abanicos coreanos tradicionales de pinturas populares. Antes del evento, el diseñador Heill Yang resaltó: “Estoy feliz de tener tan bella reserva de recursos en minhwa”. La primera dama Kim Jung-sook llevó un atuendo suyo para la toma de posesión del presidente Moon Jae-in en 2017. Las marcas globales ya lo saben: minhwa tiene una belleza exclusivamente coreana, pero puede conectar fácilmente con el mundo. Los mensajes auspiciosos y deseos de felicidad de las pinturas poseen un atractivo universal, y eso ayuda a explicar el resurgimiento de un género atemporal, que quizá llegue a ser conocido como “K-Art”, provocando otra ola coreana de exportación cultural, gracias a un desafío y experimentación implacables.

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FOCO

3:07 / 3:36

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1. Blackpink en la escena final del vídeo de “DDU-DU DDU-DU”, principal sencillo de su primer EP, “Square Up”, lanzado en junio de 2018. El video logró 1.400 millones de visitas en YouTube el 23 de noviembre de 2010, batiendo récord en la historia del K-pop. 2. Vídeo de “How You Like That”, exitoso sencillo de Blackpink (2016). Combina el potente ritmo del tema con deslumbrantes movimientos del grupo. Logró récord mundial de 100 millones de visitas en el menor tiempo en YouTube.

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3, 4. Vídeo de “DNA”, sencillo principal del EP de BTS, “LOVE YOURSELF: Her”. Logró mil millones de visitas en YouTube el 1 de junio de 2020, tres años después de su debut. Refleja el momento del enamoramiento con colores brillantes e imágenes frescas y nítidas.

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Los vídeos de K-pop remodelan la música Los vídeos de K-pop, que siguen enormes bases globales de fans de grupos como Blackpink y BTS, dominan el ranking de visitas en YouTube. Estas producciones crean un nuevo género de “disfrute visual” que atrae a una astronómica cifra de espectadores, gracias a conceptos ingeniosos, disfraces y decorados deslumbrantes, y actuaciones cautivadoras. Kim Yoon-ha Crítico de música popular

D

ecir que los vídeos musicales de K-pop lideran el entretenimiento en línea por número de visitas, difícilmente describe su grado de popularidad mundial. Considere el vídeo de “How You Like That”, el exitoso sencillo de Blackpink, actual grupo Nº1 de chicas del K-pop. El 8 de septiembre de 2020, alcanzó 500 millones de visitas en YouTube, igualando en solo 73 días las visitas logradas por el video musical “KILL THIS LOVE” de 2019, en 106 días. La carrera hacia ese nuevo récord comenzó tras el lanzamiento del vídeo. Treinta y dos horas después, “How You Like That” tenía 100 millones de visitas, estableciendo un nuevo récord en YouTube y ganando cinco títulos Guinness World Record. El próximo hito del grupo es el asombroso volumen de 1.400 millones de visitas logrado en noviembre de 2020 con “DDU-DU DDU-DU”. Es la primera vez que un lanzamiento de K-pop supera con creces los mil millones de visitas de “DNA” de BTS, la banda de K-pop más fuerte del momento, y el “Gangnam Style” de Psy. Para poner en contexto el dominio de los vídeos de K-pop, piense que fuera de Corea el sueño nominal de los artistas de música popular es 1 millón de visitas en línea. Ciertamente, Blackpink y BTS se benefician de sus millones de fans en todo el mundo (que pueden ver un vídeo repetidamente) y de la exposición de sus giras mundiales. Pero otros grupos de K-pop no quedan fuera y su objetivo mínimo es lograr 100 millones de visitas por vídeo.

Grupos de ídol

El primer vídeo musical de K-pop que logró 100 millones de visitas fue “Gee”, el exitoso sencillo de Girls’ Generation. Lanzado en enero de 2009, superó los 9 dígitos en abril de 2013, un ascenso lento comparado con la híper velocidad actual. Pero era sólo el inicio.

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Los vídeos de K-pop han trascendido su papel de elemento visual que acompaña a la música: no sería exagerado decir que se han convertido en un formidable medio en sí, y que han traído cambios estructurales al mercado mundial de la música.

Entonces, el K-pop había venido ganando seguidores lentamente en el extranjero y el auge del lenguaje visual aceleró el impulso. Los grupos de ídol, como BIGBANG, EXO, Seventeen y Twice, fueron un impulso clave para la incipiente popularidad global del K-pop, junto con destacados artistas en solitario como G-Dragon, Taeyang, HyunA, Taeyeon o IU. Lograr 100 millones de visitas ya es símbolo de popularidad para un tema de K-pop. La industria del pop coreano empezó a promover vídeos musicales a principios de los 80. El lanzamiento del canal musical estadounidense MTV en 1981 enganchó a los fans de la música pop de todo el mundo, con imágenes que acompañaban su música favorita. Fue como si la letra de la canción pop británica “Video Killed the Radio Star” cobrara vida. Esa “visualización del sonido” hasta entonces solo imaginada, transformó el panorama de la música pop. Los vídeos de MTV, con llamativas y provocativas imágenes 24/7, se convirtieron rápidamente en un cohete para la música pop, y fueron básicos para el éxito de iconos de la cultura pop de los 80, como Madonna, Michael Jackson o Prince. Igualmente, artistas británicos como Duran Duran, Culture Club y Eurythmics, caracterizados por un estilo visual y musical distintivo, alcanzaron el estrellato mundial a lomos de sus vídeos musicales. Desde entonces, los vídeos han pasado a ser una pieza clave para los músicos. Hoy, 40 años después, el K-pop es el mayor beneficiario de la convergencia entre vídeos y música. Las agencias de entretenimiento enfatizan la importancia de la imagen, y se encargan de respaldar grupos con al menos un integrante de apariencia cautivadora o increíble talento para el baile. Los grupos de ídol de primera generación, como H.O.T., S.E.S., Fin.K.L y Sechs Kies, se sumaron a esa primera ola de “disfrute visual” con llamativos vídeos.

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Al principio, los vídeos presentaban imágenes unidimensionales que hechizaban al espectador al instante. Eran tomas sensuales que captaban y acentuaban lo mejor de cada integrante, a través de primeros planos del rostro o sinuosos movimientos de baile. Pero con el tiempo comenzaron a incorporar historias que narraban las experiencias de cada uno de ellos, o transmitían un mensaje a su generación: “Hope” de H.O.T. y “Now” de Fin.K.L. son ejemplos notables. Estos vídeos dramatizados fueron el formato predominante hasta 2012, cuando la banda de chicos EXO introdujo su “cosmovisión”, usando una narrativa o concepto para todo el disco, y no para cada tema. Ese concepto presentaba a los ídol como seres de otro mundo fuera del sistema solar, el llamado “exoplaneta”. Usaron gráficos por computadora para representar los súper-poderes de los integrantes, creando una miríada de contenido visual de vanguardia y decenas de teasers para retratar el “mundo paralelo” del grupo, que incluía un árbol de la vida y dos soles. Era una historia tan profunda y abstrusa que


hasta los fans bromeaban con volver a la universidad y especializarse en EXO para entender esa realidad alternativa.

Retos por delante

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1. Vídeo de “Power”, tema principal del álbum de EXO, “The Power of Music”. EXO fue uno de los primeros grupos de K-pop en crear vídeos con una narrativa de los artistas o un concepto para el álbum completo. 2. Vídeo musical de “Tempo”, pista principal del álbum “DON’T MESS UP MY TEMPO”. EXO introdujo el concepto de “cosmovisión” con elementos de fantasía, como un mundo paralelo y poderes sobrenaturales. 3. El rapero G-Dragon aparece en el vídeo de “Crooked”, tema principal de su álbum de 2013 “COUP D’ETAT”. Filmado en Londres y lanzado el mismo día que el álbum, logró 100 millones de visitas en YouTube en enero de 2017. El estilo de moda de G-Dragon captó tanta atención como su música.

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De forma similar, los vídeos han sido clave para transmitir la cosmovisión y el concepto narrativo de BTS, en discos de “series juveniles” lanzadas entre 2015 y 2016, como “The Most Beautiful Moment in Life, Pt.1”, “The Most Beautiful Moment in Life, Pt.2” y “EPILOGUE: Young Forever”, que impulsaron al grupo al estrellato internacional. Desde el comienzo, Blackpink ha proyectado una enérgica imagen en sus vídeos, comenzando por “Whistle” y “Boombayah”, de su álbum debut. Esa imagen incluye dos facetas. Una de músicos geniales y modernos, marchamo común a todos los artistas de YG Entertainment, su agencia y compañía que captó infinidad de fans en el extranjero mucho antes de la llamada “invasión del K-pop”. La segunda es la fuerte presencia del cuarteto como fashionistas que marcan tendencia, y como influencers con gran cantidad de seguidores globales. Los videos de K-pop han trascendido su papel de elemento visual que acompaña a la música: no sería exagerado decir que se han convertido en un formidable medio en sí, y que han traído cambios estructurales al mercado mundial de la música. Después de que el gran éxito de Psy, “Gangnam Style”, se hiciera viral en YouTube en 2012, y su característico baile del caballo se extendiera por todo el mundo, Billboard Hot 100 comenzó a incluir las reproducciones de YouTube en sus listados, sirviendo de catalizador para los artistas del K-pop que buscan adentrarse en el mercado estadounidense. No obstante, el increíble éxito global del K-pop conlleva una gran responsabilidad. Los productores coreanos de vídeos comparten el objetivo común de captar rápidamente las tendencias o ir un paso por delante para crear contenido original e innovador, con una sofisticación nunca antes vista. Tan intensa presión presenta el riesgo de plagio indiscriminado y malentendidos por apropiación cultural, que pueden desencadenar en avalancha de críticas. Estos problemas no deben tomarse a la ligera, pues los vídeos de K-pop continúan batiendo récords y, especialmente ahora, el género atraviesa un nuevo umbral.

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ENTREVISTA

SUPERAR LO ORDINARIO Al autor de instalaciones Choi Jeong-hwa no le complace particularmente ser considerado “artista”. Con identidad propia, como la de un “diseñador”, Choi considera que los mercadillos tradicionales o de segunda mano son más artísticos, en muchos sentidos, que cualquier museo de arte. Kim Min Periodista, The Dong-A Ilbo Heo Dong-wuk Fotógrafo

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urante la semana previa a las vacaciones de Chuseok, enormes globos representando una granada, un melocotón y una fresa flotaban sobre el mercado de fruta y verduras de una ciudad provincial. Globos de hasta ocho metros de diámetro conformaban “Fruit Journey Project” de Choi Jeong-hwa. Choi es conocido por apilar o hacer volar objetos ordinarios, del entorno cotidiano, y readaptarlos a un espacio público. Para “CHOIJEONGHWA – Blooming Matrix”, su exposición individual de 2018 en el Museo Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo (MMCA), Choi reunió unos 7.000 utensilios de cocina donados por el público para crear “Dandelion”, pieza que llegó a medir nueve metros de altura. En 2020, exhibió su obra de 2013 “Kabbala” en el Museo de Arte de Daegu, usando 5.376 cestas de plástico rojo y verde apiladas. Este método recuerda al de las “Latas de sopa Campbell” de Andy Warhol o a las esculturas gigantes de Claes Oldenburg. La principal diferencia es que los componentes (cestas de plástico y ollas de cocina) son muy familiares para los coreanos. Los colores fuertes y los materiales comunes no pueden evitar ser llamativos. Así pues, aunque los transeúntes desconoz-

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can el nombre de Choi, recordarán su obra de arte. A este activo maestro del “arte pop coreano”, reconocido a nivel nacional e internacional, se le puede hallar en su estudio del distrito de Jongno, en Seúl. Su nombre evoca “apilamiento”. ¿Cuándo empezó todo esto? A principios de la década de 1990, realicé una muestra individual llamada “Plastic Paradise”, donde apilé cestas verdes en un montón de torres. Fue un experimento para hacer no familiar lo familiar. Empezó con una idea simple y lúdica: “¿Cómo reaccionará la gente si tomo estas cestas de plástico y las presento en la galería de un museo de arte?” Finalmente, a muchos les encantó. ¿Por qué cestas de plástico, de entre todos los objetos posibles? Originalmente, pintaba. Incluso gané algunos premios. Pero sentí algunas dudas al respecto. Así que durante tres años decliné invitaciones para exponer. Entonces, cuando finalmente me decidí aceptar otra exposición, me llamó la atención una cesta de plástico roja que estaba por ahí tirada cerca de casa. Cada mercado tiene pilas de


Choi Jeong-hwa dice hallar más inspiración en mercadillos y rastros tradicionales que en los museos. Mediante artículos cotidianos al alcance de todos, crea obras que rompen la barrera entre el arte y la vida diaria.

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1. “Kabbala”. 2013. Cestas de plástico, estructura metálica, instalación variable (16m). Museo de Arte de Daegu. Esta instalación apila unas 5.000 cestas de plástico, reutilizando de modo llamativo un objeto ordinario. 2. “Fruit Tree: The Air of the Giants at Villette Park”. 2015. FRP, uretano, estructura de metal. Instalación variable (7m). Esta pieza del parque La Vilette de París refleja la gran afición del artista por el kitsch y la animación. Variaciones de esta pieza bajo el mismo título de “Fruit Tree”, han sido instaladas en otros lugares del mundo.

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ellas, ya sabes, y cada casa tiene al menos una cesta. Podría decirse que todo empezó pensando en algo que todos tuvieran y usarlo como material de trabajo. Algunos dicen que acabó por usar objetos cotidianos para no realizar acrobacias artísticas… Los métodos y temas que tiendo a elegir suelen ser obras o instalaciones al aire libre. “WITH” fue el título de un trabajo individual de 2015 para el Museo Folclórico de Onyang. Recopilé muebles de casas abandonadas próximas al museo y entre otras cosas hice una torre de mesas de comedor. Intentaba ir más allá de lo que consideramos arte visual o bellas artes, pues realmente puede llevarte a, ya sabes, “jugar en una liga independiente”. Lo defino así: quiero hacer un “patio de recreo donde la vida se convierta en arte” que pueda disfrutar cualquiera, usando imágenes y recuerdos pasados. En esencia, el arte es de todos, y por mi parte era un agravio que solo unos cuantos, un uno por ciento de una élite, pudiera disfrutarlo. “Agravio” no es un término que use a menudo. A decir verdad, ni ahora. El arte contemporáneo no me impacta fácilmente. Hay muchas cosas que no entiendo, así que imagina cómo debe ser para el público en general. Eso es muy honesto… Es la verdad. Lo dije no hace mucho, en una exposición individual que hice en la Galería P21: “Esta exposición es básicamente una muestra del producto de Choi Jeong-hwa, una obra de bujeok (talismán)”. Lo que quiero decir es que cualquier muestra de un artista es, en última instancia, un producto. En esencia cree un producto y, cuando lo puse a prueba, el público respondió. ¿Intenta decir que la comunicación tiene mucho peso? Supongo que es así, al final. Creo que uno no debería intentar llegar a los expertos. La primera vez que expuse [las cestas apiladas] una señora de la limpieza vio la obra y me dijo: “¡Qué bonitas canastas! Dame una”. Para mí, eso demostró que la forma de comunicación que intento establecer funciona. También ha sido muy activo en dirección artística, tanto sobre el escenario como en pantalla, por no hablar de diseño de interiores… He hecho algunas tiendas y clubes, y algunos interiores de bares. Por el camino conocí a la bailarina moderna y coreógrafa Ahn Eun-me, y terminé haciendo algo de arte escénico para ella. Entonces, conocí al poeta y novelista Jang

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Jeong-il y comencé a trabajar como director artístico para la adaptación cinematográfica de su obra, “301 302” (1995). Esa película trataba sobre dos mujeres vecinas del mismo edificio de apartamentos, una con bulimia y otra con anorexia. Pensaba aportar solo en el aspecto artístico, pero finalmente me metí de lleno a recrear el ambiente de la película. Honestamente, todo empezó antes, a finales de los 80, cuando trabajaba en una firma de diseño de interiores, y hasta fundé una firma propia. Las cosas que hice entonces eran “ciegamente insignificantes”. En una tienda común usaba algún material inusual o simplemente dejaba los escombros allí tras una demolición. Eran cosas “meticulosamente desparramadas”, podría decirse. Mi experiencia con el material y el espacio en aquel periodo dio forma a todo lo que vino después. ¿Qué hay de su serie “Alchemy”? ¿Alude a una oración para tener fortuna? Bien, la alquimia es literalmente alquimia, es decir la práctica de convertir un metal base en oro. Esto aporta un significado: convertir esos pilares plásticos que hago en algo más. Crear oro puede ser imposible, pero este proceso transforma la materia en mente. Cuando veo a los tenderos de un mercado apilando sus mercancías, no puedo evitar suspirar, no solo por la belleza estética, sino por su increíble habilidad, pues transmiten años de práctica. Es la belleza de lo sublime, que da en estas innumerables pilas de plástico. ¿Por qué considera que orar es importante para tener buena suerte? Pues, no estoy seguro. ¿Quizá porque no teníamos

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Podría ser una idea peligrosa que algo sea “para todos”, pero mi arte nace de las calles. Cuando el arte era algo elevado y fuera de mi alcance, quería decir “¡baja y juega!”, e insistir en que “el arte es lo que está justo a tu lado”. 2

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mucho en mi etapa de crecimiento? Éramos realmente pobres, y entre primero y sexto grado cambié de escuela ocho veces, así que nunca pudimos echar raíces de verdad en ningún lugar. Por eso, en realidad no tengo recuerdos de mi infancia: es una oscuridad total, estoy en blanco. Y como sabes, no hay nada más aterrador que no tener memoria de algo. Creo que pude usar esos años… no tenía amigos con los que jugar porque nos mudábamos muy a menudo, así que desarrollé el hábito de recoger basura y objetos desechados por mi cuenta. Cuando me convertí en estudiante universitario, con frecuencia me hallaba increíblemente conmovido en mi ruta de ida y vuelta a clase, pues estaba repleta de obras de construcción y chatarrerías. Una vez tropecé con un trozo de oro. Pero una vez llegaba a clase me sentía estrangulado, era como si no pudiera oír ni pensar con claridad. Tal vez sea por eso, pero los artistas que me conocen bien tienden a decir que mis obras son muy tristes.

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1. “Cosmos”. 2015. Cuentas, espejos, láminas de alambre de metal, clips. Instalación variable (arriba); “Mandala de flores”. Tapas de plástico. 2015. Instalación variable. Este proyecto fue presentado en “APT8 Kids” durante la 8ª Trienal de Arte Contemporáneo de Asia Pacífico (APT8), en la Galería de Arte y Galería de Arte Moderno de Queensland (QAGOMA), Australia. Cadenas de plástico y coloridos hilos de cuentas colgaban del techo, mientras los niños jugaban libremente con innumerables tapas de plástico. 2. “Repollo y carro”. 2017. Silicona, carro. Ancho: 210 × 100 × 106 cm. Coles de silicona apiladas en un carro en un extremo de la galería, son parte de la exposición “Sarori Saroriratta”. Museo de Arte de Gyeongnam (del 22 de octubre de 2020 al 14 de febrero de 2021). 3. “Fiesta de flores”. 2015. Ancho: 122 × 75,5 × 290 cm. Parte de la exposición “CON: Choi Jeong-hwa & Onyang Folk Museum” en el Centro de Arte Gujeong, de Onyang Folk Museum (31 de marzo al 30 de junio de 2015). Artículos de cocina como pequeñas mesas, bandejas y platos de una casa cercana al Museo Folclórico de Onyang en Asan, provincia de Chungcheong del Sur, forman una pagoda de nueve pisos.

Su trabajo parece estar influido por su madre… Mi padre estaba en contra de que estudiara arte. Incluso rompió mis pinceles para evitar que pintara, así que ingresé en el Departamento de Diseño del Colegio Técnico de Gyeonggi [ahora Universidad Nacional de Ciencia y Tecnología de Seúl]. Pero mi madre me ayudó en secreto a solicitar plaza en la escuela de arte. Cuando no podíamos pagar ni las tasas, hasta me llevaba kimchi al centro de estudios. Mi madre es mi creadora y mi diosa… y en realidad ella también tiene bastante talento. ¿Cómo define su actual exposición individual en el Museo de Arte de Gyeongnam? Bueno, son carros de mano de entre 50 y 70 años de antigüedad de un mercado local de fruta y verdura, que han entrado al museo para convertirse en obras de arte. Coloridas sombrillas del mercado se han transformado en una lámpara de araña, y un bote abandonado en algún lugar de la costa también interviene. Lo esencial, sin embargo, es que invitamos a activistas locales dedicados a la reactivación urbana a presentar sus propios proyectos. ¿Algún plan sobre proyectos futuros? Podría ser una idea peligrosa que algo sea “para todos”, pero mi arte nace de las calles. Cuando el arte era algo elevado y fuera de mi alcance, quería decir “¡baja y juega!”, e insistir en que “el arte es lo que está justo a tu lado”. Actualmente, estoy muy interesado en la “regeneración”. Estoy considerando concretar una vuelta al origen, a la raíz de todo.

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GUARDIÁN DEL PATRIMONIO

Intentando mejorar el Makgeolli Baekgom [Oso blanco] Makgeolli Bar & Brewery, en el corazón del barrio de Gangnam, en Seúl, es más que otro tradicional bar coreano de licores. En sus instalaciones tiene una destilería y ofrece cientos de bebidas alcohólicas locales. El CEO y fundador del bar, Lee Seung-hoon, intenta dar nueva vida al makgeolli y quitarle esa imagen gastada por el tiempo de bebida barata y tosca. Kang Shin-jae Escritora independiente Ahn Hong-beom Fotógrafo

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ee Seung-hoon comienza la entrevista con la noticia de un bar especializado en bebidas tradicionales que recientemente cerró en una pequeña ciudad. El propietario decidió cerrar tras repetidas discusiones con clientes borrachos quejándose por pagar 10.000 wones por una botella de makgeolli (vino de arroz ligeramente espumoso), precio superior al estándar de la tienda de entre 2.000 y 3.000 wones. “La diferencia de precio debió resultar inaceptable para los clientes. El bar perdió en ese choque frontal con la percepción del makgeolli como bebida barata para la clase trabajadora”. Aunque su cuota de mercado está ahora entre el cinco y el seis por ciento, mientras el resto lo dominan la cerveza y el soju (licor destilado), el makgeolli fue la bebida alcohólica más popular en Corea hasta finales de los 80. Los coreanos de mediana edad probablemente recuerden a sus padres llegando a casa del trabajo con una bolsa negra con una botella de

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makgeolli y un bloque de tofu, como humilde recompensa a un duro día de trabajo. Y todos recordarán estar entre amigos en un bar viejo y destartalado aliviando las preocupaciones de la vida, mientras una tetera de metal amarillo se llenaba y vaciaba constantemente con ese licor lechoso y opaco. El makgeolli se consideraba una bebida familiar repleta de cálidos recuerdos de los viejos tiempos. Pero esta bebida tradicional está cambiando. “Hasta hace una década, todos los mercados regionales solo tenían una importante marca local de makgeolli, hecho que dejaba a los consumidores sin otra opción”, explica Lee. “Ahora es distinto. Mi barra, por ejemplo, tiene más de 60 tipos de makgeolli a un precio considerablemente superior, entre 15.000 y 25.000 wones por botella. Se vende tan bien que algunos productos tienen límite diario”. Baekgom Makgeolli, ubicado en el centro de Apgujeong-dong, en Gangnam, tuvo récord de ventas en julio pese al aumento de COVID-

1. Símbolo y logotipo de Baekgom Makgeolli. “Baekgom” (Oso Blanco) es el apodo del CEO, Lee Seung-hun. 2. Lee abrió el bar de licores tradicionales Baekgom Makgeolli en 2016 en Apgujeongdong, Seúl, para ampliar la base de consumo de alcohol tradicional y apoyar a las destilerías locales.


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19, y no solo por ser uno de los mayores bares de licores tradicionales del país, con más de 300 tipos de bebidas alcohólicas. Su inusual éxito refleja las cambiantes preferencias de los consumidores por un makgeolli de mejor calidad y con más variedad, similar a las que se dan entre las cervezas de fábrica y las artesanales.

Más variedad, mayor calidad

Ahora los bebedores tienen cada vez más opciones, como “makgeolli de champán”, más efervescente, “makgeolli de algodón de azúcar”, con frutas, yogur y una bola de algodón de azúcar, y “makgeolli premium”, elaborado con ingredientes de mayor calidad. Que haya bares de lujo con bebidas tradicionales, que antes solo estaban en los principales distritos comerciales de Seúl, por todas partes del país es otro cambio significativo. Lee lidera esa marea, intentando impulsar un mayor desarrollo. “El makgeolli debería verse en un contexto más amplio: el de la cultura gastronómica coreana”, resalta Lee. Es una bebida alcohólica autóctona a base de cereales. Se elabora con arroz, arroz glutinoso, cebada, trigo y otros cereales, pero el de arroz es el más demandado. El grano se cuece al

vapor, se mezcla con agua y luego fermenta con un elemento natural llamado nuruk. Después, la solución se separa en un licor claro llamado cheongju, que sube, y el sedimento del grano depositado en la parte inferior. Y el líquido turbio obtenido al filtrar el sedimento es makgeolli. Como para los coreanos el alimento básico es el arroz, un alcohol de arroz hecho en casa era más que una simple bebida: era parte viva de su cultura. “El sake japonés se produce en destilerías desde el período Edo (1603-1868). Y no es que aquí no tuviéramos destilerías profesionales, sino que preferimos preparar nuestro propio alcohol en casa, con sabores ligeramente distintos, como el kimchi y los condimentos fermentados que elabora cada hogar”. De hecho, las destilerías caseras eran algo común en este país hasta hace un siglo. Cada hogar producía su propio alcohol con aromas y sabores distintos, según sus habilidades y recetas familiares secretas. Elaboradas solo con arroz y nuruk, algunas bebidas tenían aromas misteriosos y matices florales o afrutados, y eran usados en celebraciones familiares como ritos ancestrales o bodas. Las recetas se transmitieron de generación en generación. Lamentable-

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mente, esta antigua práctica sucumbió durante la ocupación japonesa, a principios del siglo XX, cuando solo las destilerías autorizadas podían producir y vender alcohol, y crearon nuevos impuestos para las bebidas alcohólicas. Tras la liberación, ante la escasez de arroz, la Ley de Gestión de Granos prohibió totalmente los licores de cereales tradicionales. “Durante casi 30 años, desde principios de los 60, prohibieron elaborar alcohol con arroz u otros granos del país. Las destilerías comenzaron a usar harina de trigo importada o almidón de maíz, y como la prohibición de usar ingredientes locales duró una generación, las habilidades para la elaboración casera se extinguieron con una cultura relevante”, afirma Lee. La prohibición de producir makgeolli finalizó al aumentar la producción de arroz y disminuir el consumo por cambios en los hábitos alimenticios. Pero para entonces, esas viejas recetas y prácticas estaban casi olvidadas. No fue hasta 1995 cuando permitieron a las casas particulares volver a elaborar vino de arroz, cuando la tradición de la elaboración casera casi había desaparecido. Por aquel entonces solo había makgeolli barato y producido en masa, elaborado por un puñado de destilerías con mezcla de granos, con entre un 70 y 80% de arroz importado. Usaban edulcorantes artificiales y los fermentaban con levadura artificial, en vez de nuruk, pero los consumidores se acostumbraron al sabor.

Popularización

A finales de la década de 2000, el mercado empezó a cambiar cuando las destilerías regionales comenzaron a poseer más acciones, limitando el dominio de las marcas importantes. Entre los turistas japoneses comenzó la llamada “locura del makgeolli”, y el contexto llamaba a

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redescubrir esta bebida antigua, su sabor y sus valores. Entonces la gente comenzó a aprender a hacerla por su cuenta, tomando cursos de elaboración casera en instalaciones de capacitación. La tendencia de las bebidas artesanales llegó al culmen en 2016, cuando Lee abrió Baekgom Makgeolli, resultado de sus esfuerzos por promover el licor tradicional desde 2010, tras recorrer el país visitando más de 400 destilerías. Finalmente halló una forma de ayudar a esas destilerías en la sombra que “ignoraban las excelentes bebidas que producían o no habían pensado en cómo venderlas”. “Seleccioné algunas de las mejores variedades de makgeolli del país y las llevé en mi coche a cenas y reuniones aquí y allá, y promoví eventos en tiendas de otras personas”, resalta Lee. “Mientras, soñaba con abrir mi propio espacio para vender makgeolli de excelente calidad durante todo el año”. Cuando abrió su tienda, la usó como campamento base para popularizar el licor tradicional. Primero, amplió la gama de opciones con una mayor variedad de productos. También se reunió con los que buscaban opiniones sobre su alcohol casero y, cuando encontraba uno prometedor, les ayudaba a comercializarlo usando sus redes y sus recursos personales. “La venta en mi propio bar tiene un límite.

1. Antes de COVID-19, había más extranjeros que locales en el bar. Los clientes locales suelen ser jóvenes de entre 20 y 30 años, que ven el beber alcohol tradicional como una experiencia nueva y divertida. 2. Con más de 300 tipos de bebidas tradicionales, incluyendo 60 tipos de makgeolli, Baekgom Makgeolli es el bar tradicional mayor de Corea, en cuanto a variedad de bebidas. No ofrece la mayoría de alcoholes populares producidos en masa, para mantener la calidad y variedad de sus bebidas.


Adaptarse al consumidor

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En última instancia, Lee intenta transformar las noches de la gente para que no acaben en un estupor borracho, inducido por media docena de botellas de makgeolli barato. Por tanto intento usar mi espacio como “satélite” para presentar y promocionar otras bebidas”, comenta. Lee también usa su tienda para capacitar a trabajadores del sector. El personal del bar es conocido por su pericia y experiencia, y ha ganado casi todas las medallas nacionales a sommelier de licores tradicionales. Sus habilidades han mejorado con la constante formación sobre el terreno, al tratar con clientela diversa y muchos tipos de bebidas. Pero el extraordinario apoyo de Lee también juega un papel crucial en su formación, pues ofrece toda la asistencia posible a los empleados que solicitan capacitación: cursos universitarios, programas del Banco de Créditos Académicos, y hasta capacitación profesional en el extranjero, como cursos de sumiller de sake certificados en Japón. Hace todo lo posible para formar profesionales competentes: destiladores, investigadores, sumilleres y empresarios.

Como alguien que ha probado y analizado todas las bebidas a su alcance, Lee tiene una visión simple de su makgeolli ideal. “Más que buscar un sabor sutil o profundo, enfatizo el punto de contacto entre la barra y el consumidor. Pienso más en cómo acercarme a mis clientes que en mis propias preferencias, porque trato de identificar productos que se puedan vender, que atraigan al público en general. Intento no caer en la paradoja del experto”, asegura. En la misma línea, Lee tiene sus propias opiniones sobre los intentos de reproducir licores tradicionales exactamente como describe la literatura histórica. Explica: “Seguir íntegramente los métodos tradicionales produciría una bebida de un sabor algo azucarado para el estándar actual. Obviamente, es importante preservar la tradición, pero también debemos reinventarla para satisfacer las necesidades del consumidor contemporáneo”. Su trabajo previo como vendedor de productos del mar y productos pecuarios en CJ Freshway le hizo visitar todos los rincones del país buscando productos de calidad, y esa experiencia le llevó a intentar descubrir maridajes de comida y bebida típicamente locales. Un ejemplo es la combinación de soju hecho de batatas de la isla Yokji, en Tongyeong, con un plato de acompañamiento de hapalogenys (o barbeled grunters, un pez rayado típico de aguas locales). Además, el interés de Lee como mayorista de alcohol tradicional es creciente. Sobre las ventajas de su nuevo enfoque, explica: “Si un bar promueve una determinada bebida las ventas de otras bebidas bajan, pero el sector mayorista es diferente. Puede promocionar gran variedad de productos y ampliar el pastel, llegando a una mayor gama de clientes, incluidos bares, restaurantes coreanos y hasta restaurantes occidentales. Gracias a sus esfuerzos pudo salvar una buena destilería que, de otra forma, se hubiera arruinado. Considero gratificante ayudar a las pequeñas destilerías del país a mantener su negocio en marcha”. En última instancia, Lee intenta transformar las noches de la gente para que no acaben en un estupor borracho inducido por media docena de botellas de makgeolli barato. Busca que la gente aprecie lentamente la sutil complejidad de una botella de, digamos, yakju (una bebida clara a base de granos), cuyo primer sabor es ligero, pero va seguido de un toque floral y de la frescura del vino blanco. También busca convertir las noches en un momento para saborear la dulzura simple y natural de un makgeolli, similar al que podríamos haber hallado en una taberna del camino durante la dinastía Joseon.

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HISTORIAS DE LAS DOS COREAS

1 Cortesía de Kim Deog-young

Niños olvidados documentados ‘Los niños de Kim Il Sung’, un documental que ha tardado 16 años en compilarse, saca a la luz una página olvidada de la Guerra de Corea: el envío de miles de huérfanos norcoreanos a la Europa oriental comunista para recibir educación. Kim Hak-soon Periodista; Profesor invitado, Escuela de Medios y Comunicación, Korea University Ha Ji-kwon Fotógrafo

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n 1952, en el apogeo de la Guerra de Corea, miles de huérfanos de Corea del Norte fueron empujados a subirse al Transiberiano. Tras viajar por el continente euroasiático durante días, llegaron a la pequeña ciudad rumana de Siret. Allí, los emocionados niños asomaron la cabeza y saludaron a un grupo de sonrientes lugareños, que serían sus cuidadores. La guerra de los tres años dejó más de 100.000 huérfanos. Está bien documentado que muchos huérfanos surcoreanos fueron adoptados en Estados Unidos o Europa, pero menos conocido es el destino de los huérfanos de Corea del Norte. ‘Los niños de Kim Il Sung’, un documental estrenado en junio de 2020, arroja luz sobre los niños que aceptó el Bloque Comunista bajo un programa de educación y crianza orquestado por los soviéticos. Se dice que unos 5.000 huérfanos de guerra de Corea del Norte llegaron a cinco países de Europa del Este (Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia y Rumanía) aparentemente para recibir educación. Para desvelar los detalles, Kim Deog-young, director del documental, desde 2004 hizo más de 50 viajes a Europa del Este durante 16 años. Pero la búsqueda comenzó con una historia de amor. Park Chan-wook, un colega director de cine, habló a Kim sobre una mujer rumana que buscaba noticias sobre su esposo norcoreano, tras más de 40 años de haber sido separada de él en Pyongyang. La pareja estuvo muy vinculada a los huérfanos mientras estaban en Rumania. “Fue la primera vez que oí hablar de los huérfanos de guerra de Corea del Norte”, explica Kim. Obligado a saber más, comenzó una larga búsqueda para desenterrar viejos registros y recuerdos.

de autosuficiencia, lanzó una campaña para expulsar a los extranjeros, incluso a los cónyuges de ciudadanos norcoreanos. Mircioiu y su hija tuvieron que regresar a Rumania en 1962 y desde entonces nunca les permitieron volver a Corea del Norte. En 1967, Miricioiu perdió el contacto con su marido. Y hoy, con cerca de 90 años, continúa suplicando al Gobierno norcoreano que le diga si su esposo sigue vivo o ha muerto. Pero desde 1983, todo lo que recibió de Pyongyang fue un breve mensaje que decía: “desaparecido”. Mircioiu vive en Bucarest con su hija de 61 años, y sigue enviando cartas de llamamiento a organizaciones internacionales, esperando ansiosamente noticias de su marido. Mircioiu todavía lleva una alianza de oro grabada que dice “Jungho 1957”. Aprendió coreano para preservar sus recuerdos matrimoniales y el amor compartido. Incluso ha publicado un “Diccionario rumano-coreano” (130.000 entradas) y un “Diccionario coreano-rumano” (160.000 entradas). La desgarradora historia de la pareja fue recopilada por Kim Deog-young y transmitida por KBS TV en 2004, bajo el título “Mircioiu: mi esposo es Cho Jung-ho”, como reportaje especial durante el aniversario de la 1. Niño norcoreano en una escuela primaria en Guerra de Corea. Budapest, Hungría, en la Mientras, Kim continuó década de 1950. rastreando a los huérfanos nor2. La inscripción en la placa coreanos en esos cinco países conmemorativa hallada en la Escuela Nacional de Europa del Este. Finalmente Central Nº2 en Plakowice, halló una película de 4 minuPolonia, confirma que los tos y 30 segundos en un archivo huérfanos norcoreanos de la Guerra de Corea cinematográfico rumano. Muesestudiaron allí de 1953 a tra a los niños norcoreanos 1959. bajándose del Transiberiano.

Pareja de profesores

Georgeta Mircioiu, de 18 años, acababa de graduarse en una escuela de enseñanza en 1952. Su primera tarea fue enseñar bellas artes en la Escuela Popular de Corea (una escuela de primaria), donde los huérfanos iban a clase en Siret, a unos 100 kilómetros de la capital rumana de Bucarest. En la facultad conoció a Cho Jung-ho, un norcoreano de 26 años. Ambos se enamoraron y, tras obtener el permiso de sus respectivos gobiernos, se casaron en 1957. Dos años después, el régimen de Corea del Norte de pronto decidió llevarse a todos los niños. Cho regresó a Pyongyang con su esposa y su hija de dos años, pero poco después de llegar fue purgado y enviado a una remota mina de carbón. Mircioiu se quedó sola con su hija, que sufría de falta de calcio. Cuando Corea del Norte adoptó la ideología juche, o

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Según Kim, al ver la película, Mircioiu gritaba los nombres de los niños uno por uno, con los ojos bañados en lágrimas.

Repentina despedida

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Antes de volver a Corea del Norte, los niños se esforzaron por dejar rastro de sí mismos. Aún pueden hallarse estelas u obeliscos con sus nombres grabados en bosques próximos a sus antiguas escuelas. 50 KOREANA Invierno 2020

‘Los niños de Kim Il Sung’ muestra un vívido clip en blanco y negro de niños norcoreanos que estudian y juegan con niños locales. También refleja escenas de su vida en grupo, levantándose a las 6:30 a.m. cada mañana para saludar a una bandera de Corea del Norte engalanada con el rostro de Kim Il-sung y entonar la ‘Canción del general Kim Il-sung’. Incluso ahora, más de 50 años después, sus compañeros rumanos y búlgaros todavía recuerdan la canción en coreano: “Cada risco del monte Jangbaek (Paektu) tiene rastros de sangre…” En el Norte, esta canción, a día de hoy se canta antes de cada evento importante. “Entonces solíamos jugar fútbol y voleibol en una colina. Éramos como verdaderos hermanos”, recuerda la búlgara Veselin Kolev. Explica que los niños norcoreanos solían llamar “mamá” y “papá” a sus profesores. Dianka Ivanova, una de sus maestras, mostró una vieja foto y señalando a uno de los niños, dijo: “Este es Cha Ki-sun, a quien yo le agradaba más”. Kim supo que algunos niños escaparon de su dormitorio y consiguieron establecerse en zonas cercanas, casarse con mujeres locales y convertirse en taxistas. Intentó localizarlos, pero fue en vano. Se sabe que el programa de educación de crianza fue pensado por la Unión Soviética, que ejercía una enorme influencia en los estados satélites del Bloque del Este. Todo fue parte de una campaña de propaganda para mostrar la “superioridad” del sistema comunista y criticar las “consecuencias” de la intervención de Estados Unidos en el conflicto coreano. Kim cree que Corea del Norte aceptaría la oferta al pensar que los niños educados en países tecnológicamente y culturalmente avanzados, serían útiles más tarde para reconstruir el país. En 1956, los niños norcoreanos, que ya se iban adaptando a la vida en un nuevo país, comenzaron a dejar a sus amigos y maestros. Una mezcla de acontecimientos motivó la repentina retirada de los niños por parte del régimen norcoreano. En países de Europa del Este surgieron movimientos de resistencia contra la Unión Soviética, y el llamado “Incidente de la Facción de Agosto” en Corea del Norte, un movimiento frustrado para sacar a Kim Il-sung del poder cuando visitaba Bulgaria, también sucedió ese año, mientras dos de los huérfanos en Polonia intentaron escapar a Austria. Sus días de adaptación a una nueva vida y un nuevo entorno terminaron abruptamente: los niños norcoreanos se despidieron de maestros y amigos y regresaron a su tierra natal en grupos, entre 1956 y 1959.


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1. El director Kim Deog-young espera que su documental, “Los niños de Kim Il Sung”, ayude a personas de todo el mundo a entender mejor la sociedad norcoreana. 4

Datos objetivos

En cartas enviadas a maestros y amigos tras regresar a Corea del Norte, los niños narraban que, cuando el tren cruzó la frontera hacia el norte, los funcionarios los hicieron bajar en cada estación en grupos de dos o tres. El régimen norcoreano trató de mantenerlos separados por miedo a que, tras vivir años en el extranjero, pudieran reagruparse en actividades colectivas. En menos de tres años las cartas de los niños cesaron, como resultado de la estricta censura del régimen de Corea del Norte. En una de sus últimas cartas, un niño escribió: “Ojalá tuviera ropa. Por favor envíeme cuadernos para escribir algo”. Al final de cada carta, los niños decían: “Mamá, te extraño”, refiriéndose a sus maestras. Antes de volver a Corea del Norte, los niños se esforzaron por dejar rastro de sí mismos. Aún pueden hallarse estelas u obeliscos con sus nombres grabados en bosques próximos a sus antiguas escuelas. La inscripción en una placa conmemorativa en la Escuela Nacional Central Nº2 en Plakowice, Polonia dice así: “Nosotros, los huérfanos de la Guerra de Corea, estudiamos en esta escuela de 1953 a 1959”. Los nombres de los niños figuran allí grabados en coreano y polaco. Dos nombres coreanos están claramente tallados en un obelisco medieval cerca del pueblo checo de Valeci. “Cuando hallé los nombres, pude sentir que los niños estaban tan desesperados antes de volver a Corea del Norte, que graba-

2. Georgeta Mircioiu, una rumana que enseñaba bellas artes en la Escuela Popular Coreana, posa con su esposo norcoreano Cho Jung-ho. Cho supervisaba y enseñaba a los niños en la misma escuela.

ron sus nombres en la dura piedra de un 3. Foto de alumnos y maestros obelisco a 10 metros tomada en la “Escuela Kim Il Sung” de de altura, intentando Checoslovaquia, en la década de 1950. no ser vistos por los 4. Europeos del este aún recuerdan demás”, afirma Kim. nítidamente a sus compañeros de clase norcoreanos, con los que estudiaron y Kim asegura que jugaron hace más de 60 años. se cuidó mucho de no inclinarse hacia ninguna ideología política mientras hacía la película. Así, intentó reducir toda posibilidad de controversia, desenterrando tantos datos objetivos como fuera posible, y tratando de no basarse en rumores. El lanzamiento de ‘Los niños de Kim Il Sung’ coincidió con el 70º aniversario del estallido de la Guerra de Corea. El bloqueo del coronavirus condenó sus posibilidades de taquilla, pero finalmente la película llegó a una gran audiencia en unos 130 países a través de Netflix, con la ayuda de un seguidor coreano-estadounidense. Pese a no llamar la atención en Corea del Sur, la película ha sido invitada a los principales eventos de 13 festivales internacionales de cine, incluido el Festival Internacional de Cine de la Ciudad de Nueva York, el Festival Internacional de Cine de Niza, y el Festival Internacional de Cine de Polonia, logrando gran atención entre gentes de todo el mundo.

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ENAMORADO DE COREA

Soñando en dos idiomas

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Nacida en Rusia, pero habiendo pasado gran parte de su vida en Corea, Eva Lee hace que los coreanos se sienten y piensen en su lengua materna. Ella aspira a presentar algún día su propio programa de televisión y dar a conocer la literatura de Corea en Rusia y viceversa. Cho Yoon-jung Escritora y traductora independiente Heo Dong-wuk Fotógrafo

A

Eva Lee, nacida en Rusia, ha pasado gran parte de su vida en Corea, pues vino de niña con su madre. Es traductora, intérprete y frecuente invitada en programas de televisión y radio.

Eva Lee le dicen constantemente que habla coreano mejor que un coreano. Los vídeos de YouTube que la presentan tienen docenas de comentarios de este tipo. Como intergante habitual del programa de televisión ‘South Korean Foreigners’ (Daehan Oegugin) en MBC Plus y en ‘Park Myung-so’s Radio Show’ de KBS Cool FM, Eva consigue que la gente olvide que es rusa. Pero ser fluido en dos idiomas a veces significa no sentirse cómodo en ninguno de los dos, y estar cómodo con dos culturas a veces significa no sentirse en casa. Eva tuvo una especie de epifanía en 2017, cuando ingresó en la Escuela de Posgrado de Interpretación y Traducción de la Universidad Hankuk de Estudios Extranjeros (HUFS). Ante la tarea de interpretar un texto de tres minutos por primera vez, sintió que tuvo un menbung (desmoronamiento mental) al ver que no sabía ni coreano ni ruso. “No entendía lo que escuchaba”, recuerda. El primer encuentro de Eva con Corea fue cuando su madre fue invitada a enseñar piano en el país. Todo ocurrió gracias a los misioneros coreanos con sede en Jabárovsk, donde Eva y su madre vivían. La conexión fue a través de su abuela materna, que asistía a una iglesia coreana. Así fue como Eva pudo ir a una escuela primaria en Uiwang, en la provincia de Gyeonggi, siendo la única extranjera de su clase. “No era tanto una oegugin(extranjera), sino una oegyein(a-

lienígena)”, recuerda. Pero después de seis años en Corea, regresar a Rusia fue una especie de choque cultural. Más tarde, seis años después, se matriculó en una universidad coreana con una beca del Gobierno y experimentó un choque cultural inverso.

Choque bidireccional

Tratar con una mezcla de culturas e idiomas llevó a Eva a empezar una carrera en una universidad rusa al mismo tiempo que se especializaba en Estudios sobre Medios de Comunicación en HUFS. “Pasaba cuatro meses en Corea y luego volvía a Rusia por un mes. Cada vez que iba a Rusia, todo seguía igual. Y cuando regresaba a Corea, algo siempre había cambiado”, recuerda. “Yendo y viniendo, lo pasé mal una temporada, pero pude sobrellevarlo. La experiencia me ha hecho menos sensible, pero ahora me resulta más fácil abrirme a cosas nuevas”. Después de terminar su licenciatura en 2015, Eva se casó con un ex compañero de clase y tomó su apellido, Lee. Asegura que lo hizo por conveniencia. Su apellido de soltera era Kononova y la gente sin querer, por supuesto, llegaba a variaciones extrañas e increíbles. El nombre le va bien. Después de hablar con Eva Lee durante un rato, parece una chica coreana común y corriente. Creció viendo ‘Bangwi Daejang Ppungppungi’ (Fart Master Ppungppungi), un popular programa infantil de televisión, e incluso comparte la experiencia de haber

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esperado fielmente a su novio mientras él pasaba dos años haciendo el servicio militar. Destacando que él estaba destinado en Namyangju, a las afueras de Seúl, recuerda: “En realidad, me pareció bastante fácil. Podíamos hablar por teléfono y nos veíamos una o dos veces al mes”. Y con ese humor seco con el que muchas mujeres coreanas se refieren a sus maridos, añade: “No creo que entonces quisiera verle tan a menudo, y ahora nos vemos demasiado”. La pandemia del COVID-19 ha llevado a la pareja, ambos caseros por naturaleza, a pasar aún más tiempo juntos últimamente. Eva explica que, a veces, molesta a su marido para salir a hacer ejercicio o realizar alguna otra actividad. De no ser por la pandemia, probablemente Eva estaría más ocupada haciendo trabajos de interpretación. Sin eventos internacionales por ahora, está más enfocada en hacer traducciones. La interpretación, según ella, es bastante más estresante porque no hay ocasión para revisar o corregir errores. “Al terminar me siento bien, aunque un poco vacía”, asegura. “Con la traducción surge el estrés de cumplir el plazo y no estar nunca satisfecha. Más tarde, releo mi trabajo y pienso: ¿Por qué escribí eso? Pero, al menos hay un resultado final visible”. Algún día, a Eva le gustaría abordar la traducción literaria. Ahora participa en una clase en línea en el Instituto de Traducción de Literatura de Corea con la esperanza de traducir al ruso “Pavane for a Dead Princess” de Park Min-gyu, entre otras obras, así como dar a conocer libros rusos en Corea. Pocos en este campo son tan competentes como para asumir esta tarea, pero Eva dice que se siente cómoda con el ruso y el coreano y que traduce e interpreta en ambas lenguas. Reflexionando sobre este asunto, dice: “Ahora que he vivido más tiempo en Corea que en Rusia, tal vez el coreano sea más cómodo para mí. Depende de con quién

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hable o quién sea mi interlocutor”.

Competencia lingüística

Aunque ella afirma que la interpretación y la traducción le dan una sensación de logro, fue la televisión lo que llevó a Eva a la popularidad. En realidad, una de las razones por las que trabajó tan intensamente sus habilidades lingüísticas fue su sueño original de ser presentadora de televisión. Su primera aparición en TV fue en el concurso de preguntas lingüísticas ‘Korean Language Competition’ (Urimal Gyeorugi), donde obtuvo el primer premio confrontando sus habilidades contra las de otros extranjeros. Cuando entró en la universidad, trabajó como presentadora en el programa ‘Morning at Gwanghwamun’, de TV Chosun, aunque a pesar del título, no estaba explorando el centro de Seúl. De hecho, el programa la llevó por todo el país, primero a presentar alimentos regionales, y más tarde a experimentar distintos tipos de trabajo. “Todo eran trabajos duros, cosas como capturar pulpos o llevar sacos de harina a una panadería. También viví experiencias muy coreanas, como trasplantar plántulas de arroz”, recuerda Eva. Otros momentos a recordar incluyen alimentar lobos o bucear con tiburones. Aparte de aprender que Corea, a pesar de no ser muy grande, tiene regiones muy diferentes, o que “los lobos tienen más miedo de los humanos que nosotros de ellos”, Eva comprendió que en televisión todo el mundo tiene que actuar un poco, o que una reportera de un programa matinal tiene que ser extraordinariamente chispeante y enérgica. “Vi que estaba más relajada de lo esperado, así que cuando hacía falta actuaba”, confiesa. Eso, sumado a sus conocimientos lingüísticos, la llevó a pensar mucho en el fenómeno de los extranjeros que aparecen en la televisión coreana, en ocasiones solo por hablar el idioma. “En Rusia hay muy pocos extranjeros en la televisión”,

1. Eva es habitual en “Extranjeros en Corea del Sur” (que emite MBC), un quiz-show que presenta a extranjeros que viven en Corea, donde deja huella por su saber y fluidez en coreano. 2. Eva enseña coreano en “Dave’s World”, el canal de YouTube de David Kenneth Levene Jr., de Estados Unidos. Los espectadores se sorprenden por cómo entiende hasta los matices más sutiles del idioma coreano.

Afortunadamente, tiene la capacidad de establecer una conversación real con coreanos y no coreanos por igual, pero siente que aún es joven y no ha creado la red que cree necesitar.


2 © Captura de YouTube

1 © MBC every 1

reflexiona. Y destaca que hay que hacer algo más que hablar el que, después de todo, es el idioma nativo de la audiencia. “En Corea, si hablas el idioma, te dan una oportunidad. Es algo singular de aquí y algo que agradecer, obviamente”. Pero a veces se pregunta si todo sería mejor sin esa fluidez en el lenguaje. “Si eres linda y cometes errores, hablas un dialecto, o tienes alguna peculiaridad al pronunciar, la gente parece encontrar eso divertido”. Al final, la televisión es entretenimiento. Eva piensa que “para seguir en televisión tienes que trabajar duro y crear un personaje para ti mismo”. Mientras se pregunta si tiene algún sentido hablar exactamente como un coreano, el público abraza su “personaje”, es decir, el de una extranjera que habla como una nativa. Eso conlleva algunas consecuencias. “La gente cree que soy muy inteligente, pero hablar bien y ser inteligente son cosas diferentes. Puedo hablar un idioma porque hice ese aprendizaje. Pero

no sé sobre historia, tradición, etc. Solamente puedo hablar de lo que he experimentado. Así que estudio mucho y trato de rellenar las lagunas que tengo”, expresa.

Rellenar lagunas

Eva todavía sueña con presentar un programa, pero ahora piensa en YouTube, donde las barreras de acceso son más bajas y las restricciones menores, lo que permite un contenido más diverso. El mundo ha avanzado y mudarse a otro país no es tan dramático como antes. Incluso después de casarse, Eva nunca pensó: “Bueno, ya estoy aquí para siempre”. Pensé: “Bueno, por ahora estamos aquí. Mi marido quiere intentar vivir en Rusia por un tiempo. O podríamos vivir ambos en un tercer país”, explica. La comunidad extranjera, como bien sabe, tiene más que ofrecer que simples elogios y comparaciones entre personas, comida y cultura. “Por ejemplo, algunas personas pueden ayudar a los alumnos a pensar en lo que quieren

hacer en su vida, o una persona que trabaje en negocios puede inspirar a otros con su experiencia, etc.”, comenta mientras menciona algunas ideas. Afortunadamente, tiene la capacidad de establecer una conversación real con coreanos y no coreanos por igual, pero siente que aún es joven y no ha creado la red que cree necesitar. Otro de sus objetivos es ayudar a promover las relaciones entre Corea y Rusia. Este año se celebra el 30º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países. Habían planeado varios eventos, pero fueron cancelados por la pandemia. Por ahora, Eva traduce cosas relacionadas con su página de Instagram y hace de intérprete voluntaria para un centro de llamadas, donde se ocupa de todo, desde dar instrucciones a taxis, hasta calmar a alguien que se haya quedado encerrado en un aseo del aeropuerto. A sus veintiocho años, Eva tiene mucho talento y tiempo para soñar. En ambos idiomas.

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UN DÍA CUALQUIERA

Felicidad con un simple toque Lim Chun-sik lleva 43 años friendo kkwabaegi (rosquillas retorcidas) en un mercado callejero tradicional en Seúl. Para él, cada día es tan simple y sabroso como las delicias que vende a largas colas de clientes. Hwang Kyung-shin Escritora Ha Ji-kwon Fotógrafo

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l mercado de Yeongcheon no está entre los mercados tradicionales famosos de Seúl. Su apogeo acabó cuando un paso elevado y una remodelación engulleron la zona de Independence Park, reduciendo considerablemente el mercado, otrora en expansión. Aún así, quedan algunas entrañables tiendas, y una de ellas atrae tanto a trabajadores del barrio como a vecinos de distantes apartamentos de gran altura. A la entrada del mercado, con las puertas abiertas de par en par, hay una pequeña tienda llamada Darin Kkwabaegi (Maestro artesano en rosquillas retorcidas). Podría sonar jactancioso, considerando que cientos de puestos venden kkwabaegi en la capital. Pero un bocado de las que ofrece Lim Chun-sik, su propietario, suele bastar para convencer a cualquier fan de las rosquillas de que “maestro” no es un eufemismo. En el desvío del mercado resuena una voz


de la tienda de Lim que saluda, toma pedidos y llama al próximo cliente. La escena parece animar a todos, tanto a los que aguardan largas filas esperando turno o los que muerden sus kkwabaegi con satisfacción, como a los espectadores que disfrutan la escena. Kkwabaegi se prepara enrollando masa de harina larga y delgada, doblándola por la mitad y retorciendo ambos extremos, casi como una cuerda que luego se fríe en aceite. Sus raíces se remontan al mahua, una delicia tradicional horneada de la antigua China. Al ser una especialidad de Tianjin, en el norte de China, hallar mahua tradicional es bastante difícil. Dicen que los coreanos étnicos de Yanbian, en el noreste de China, comenzaron a fermentar la masa con alcohol o levadura, creando una versión más suave llamada tarae-tteok, literalmente “pastel de madejas”. Y en Corea les agregaron azúcar, enfatizando su dulzura. Algunas personas separan el kkwabaegi, fuertemente retorcido, con los dedos antes de comerlo, y otros lo muerden entero. Pero de cualquier forma, es una delicia.

cerca de un comedor escolar y de una obra en construcción próxima. Pero ese trabajo tan duro, consumía veinte sacos diarios de harina de 20 kg, le desgastaba. Por suerte para su salud, el restaurante y la cantina cerraron, y Lim comenzó a vender a particulares. Sus rosquillas recién hechas triunfaron y rápidamente llegaron los clientes habituales. En poco tiempo, el boca a boca se extendió y muchos amantes de las rosquillas venidos de lejos se unieron a la cola. Para garantizar la calidad y por gusto, Lim come tres o cuatro kkwabaegi al día. “Primero porque es sabroso, y también para ver si quedó bien o necesita algún retoque. La cantidad de sal, la cantidad de azúcar, la cantidad de agua, el tiempo dedicado a amasar… todo es importante”.

Show de masa

Además de obtener una delicia de repostería, los clientes ven un espectáculo. Una de las razones que justifican las largas colas es la llamativa técnica de Lim. Cada lote de masa comienza con 40 kg de harina. Luego agrega azúcar, margarina, agua tibia y levadura viva, y comienza a amasar, estirar y golpear. La masa fermentada se extiende y se corta en trozos rectangulares de unos 3 cm de ancho y 15 cm de largo, que se estiran en “cuerdas” finas y delgadas, que se doblan por la mitad y se

Trabajar desde los 13

Darin Kkwabaegi es fruto del esfuerzo familiar. Junto a Lim trabajan su esposa, su hijo, su nuera y su hermano menor. El letrero de la tienda dice “Un legado de 42 años”, pero eso cambió en 2019, y en 2021 marcará su 44 aniversario. Lim, el mayor de cuatro hijos de la provincia de Jeolla del Sur, perdió a su padre en sexto grado. Para ayudar a su madre, que intentaba mantener sola la casa, partió hacia Seúl al terminar la primaria. A la edad de 13 años, Lim empezó a trabajar y nunca regresó al aula. Terminó en el mercado Yeongcheon, donde un amigo de su ciudad natal tenía una tienda de twigim (buñuelos). “Originalmente este era el callejón tteok (pastel de arroz)”, explica Lim, señalando la línea de su tienda. “Todo eran tiendas de tteok o de twigim. Entonces un día alguien trajo un kkwabaegi y me dijo: ¿Y si pruebas? Fue escuchar eso y comenzar a hacerlos. Entonces no había ninguna tienda de kkwabaegi. Fue antes de que se volvieran populares, pero aquellos que las probaban, decían: son dulces y saladas, sabrosas, fáciles de digerir, etc.” Lim y su amigo trabajaron 10 años juntos y finalmente, en 1977, Lim abrió su propio negocio. Se quedó en el mercado de Yeongcheon solo porque le era familiar. Antes era mayorista. Trabajaba desde antes de amanecer haciendo kkwabaegi que ponía en cajas, que por la mañana recogía un repartidor para llevarlas a un restaurante provisional

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1. Lim Chun-sik lleva más de 40 años vendiendo kkwabaegi en el mercado Yeongcheon, Seúl. Tras amasar la masa hace hebras finas, las lanza al aire y las convierte en una rosquilla retorcida en un abrir y cerrar de ojos. 2. Desde que Lim salió en el documental semanal de televisión de SBS “Master of Living”, la cola de clientes es cada vez mayor en su tienda de rosquillas.

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“Es agotador y requiere esfuerzo, claro. Pero, ¿qué trabajo da dinero sin esfuerzo? Como trabajo, hacer kkwabaegi es francamente elegante”. lanzan – zumbido- al aire, y se retuercen con forma agradable antes de aterrizar con un golpe satisfactorio. No solo mantienen el grosor y el tamaño: todo el proceso hipnotiza. Cautivados por su técnica, los clientes otorgaron a Lim el apodo de “maestro”. La frescura es primordial. Cada lote de masa está calculado para durar poco. Si se deja reposar mucho, el color cambia y el sabor ya no será el mismo: el kkwabaegi debe freírse y venderse en las tres horas siguientes al amasado. Y como prepararlos de antemano arruina el sabor, cada kkwabaegi se sirve frito y bien caliente. Obviamente, esto distingue enormemente los kkwabaegi de Lim de los que pueden aguantar horas en panaderías y supermercados. Para una jornada laboral que comienza al amanecer preparan tres lotes de masa. Lim se levanta a las 5:30 y solo tarda cinco minutos a pie en alcanzar su tienda de 40 metros cuadrados. Llega a las seis y la primera ola de clientes comienza 30 minutos después. Llueva o truene, esperan afuera pacientemente. La tienda es demasiado pequeña para que quepa cual1 quier persona ajena a los Lim, por lo que la única opción es hacer cola. “Vienen señoras de la limpieza que entran pronto, o gente que trabaja en escuelas u hospitales. Para algunos es un sustituto de la comida, y otros las llevan para compartir con sus compañeros de trabajo. Ya sabes, puede ser agradable comer algo de dulce por la mañana”, resalta Lim. Una vez terminan las prisas matutinas, sobre las 10

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en punto, Lim desayuna/almuerza. Luego llega la fiebre del almuerzo con los oficinistas. A las dos o las tres de la tarde, el tercer lote de masa se acaba y la tienda se cierra y se limpia. Después, los Lim se separan y siguen con su vida. Al dueño le gusta hacer ejercicio y jugar al golf en pantalla.

Sabor inmutable

Los precios de Lim siguen siendo desconcertantemente bajos. En muchas tiendas similares, tres kkwabaegi cuestan unos 2.000 wones. Lim los supera a todos los niveles, presentando una terna inigualable de calidad, cantidad y precio: vende cuatro kkwabaegi por 1.000 wones. Sorprendentemente, aunque los ingredientes sí habrán subido, el precio no ha cambiado en los últimos 10 años. Es razón suficiente para preocuparse por el margen de Lim. “Bueno, es una empresa familiar y no tenemos costes de personal. No usamos huevos ni leche; lo hacemos a la antigua y los precios van en consonancia. Una parte de mí querría subir el precio, claro, pero la economía no va tan bien estos días y esto es suficiente para vivir, así que mantendré este precio. A los clientes les encanta que seamos baratos”. Lim intentó reemplazar tanta dedicación manual con una máquina de amasar, pero asegura que la masa tenía un sabor horrible. “Si me sabe mal a mí, a mis clientes también les sabrá mal. Y si los clientes dicen que sabe mal, bueno, eso nos hará sentir mal a todos. Así que quité la máquina”, explica.


“Es agotador y requiere esfuerzo, claro. Pero, ¿qué tipo de trabajo da dinero sin esfuerzo? Como trabajo, hacer kkwabaegi es francamente elegante. No lleva mucho tiempo de preparación: solo has de amasar, freír y ya lo tienes. Luego, al terminar la fritura, tiras el aceite. Hecho. Y tampoco hay que hacer inventario”. Desde que las rosquillas retorcidas de Lim captaron la atención de los medios, recibió ofertas para hacer franquicias. Pero como insiste en amasar a mano, y freír y vender la masa de inmediato, sería imposible supervisar varias tiendas. Quizá sería posible si Lim tuviera aprendices, pero conserva esa opción en el estante con la misma terquedad que ha creado y mantenido constante el sabor de sus rosquillas durante décadas. Día tras día, solo sus manos y papilas gustativas saben cuándo la masa es correcta. Y la adicción de sus clientes agrega un signo de exclamación. “Comes uno, entonces te das la vuelta y estás deseando otro. Eso dicen. He visto a alguien comer 10 de una sola vez. Algunas personas las congelan en casa y las recalientan con una sartén, mientras otras usan el microondas y las espolvorean con azúcar una vez están blandas. Las abuelas las cocinan al vapor en sus ollas arroceras, y los jóvenes en sus freidoras. Una abuela compró tantas una vez que le pregunté: ¿Cómo va a comerlas todas? Y ella me respondió: No te preocupes por eso, las comeré como me las coma, tú solo preocúpate por venderlas”.

Felicidad medida

“Mi familia nunca fue acomodada, ya sabes, así que

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comencé a trabajar muy joven. Empecé desde abajo, sin nada. Las habilidades que pude aprender, ser muy trabajador… eso y estar siempre al tanto de los corazones y las mentes: eso fue todo lo que me trajo a donde estoy hoy. Tengo un hijo y, tras graduarse en la universidad, trabajó en una oficina durante unos años. Luego dijo que quería venir a trabajar aquí. Al principio me opuse. El mundo es mejor ahora, y él había tenido una excelente educación. Quería una vida más fácil y cómoda para él. Además, una cosa sería que solo tuviera que esforzarse mi hijo, pero también sería difícil para mi nuera. Este tipo de trabajo necesita “todas las manos a la vez” y realmente nadie puede permitirse tomarlo con calma. Aún así, intente encontrar a alguien de mi generación que no haya tenido problemas en su vida. Felicidad y satisfacción hoy: eso es todo lo que podemos esperar. No me importa mucho hablar de lo mal que solían ser las cosas. Trabajar duro ahora y trabajar feliz: eso es lo que importa”. Lo que Lim pide a la vida tampoco es tan extraordinario. “Me gustaría que mi familia y los míos tuvieran buena salud. Eso es todo. En toda mi vida jamás probé suerte en la bolsa de valores, ni siquiera he comprado un billete de lotería. Si solo gano diez mil wones, bien, entonces solo gasto diez mil wones. Perdí a muchos amigos cuando trabajaba duro y ganaba tanto… todo por dinero. Si salgo y hay gente con más dinero que yo, simplemente pagaré la cena de todos con mi tarjeta de crédito”. “Siempre puedo ganar más dinero haciendo más kkwabaegi. Entonces, la gente piensa que soy rico, pero no es necesario apartarles y explicarles que no lo soy, ¿verdad? Quiero decir, tengo un hijo y también un nieto… eso me convierte en un hombre rico, ¿no? Soy rico porque soy feliz, eso pienso”. La vida de Lim, como su kkwabaegi, es simple y dulcemente sabrosa. Son las tres de la tarde: al terminar su jornada laboral, Lim se sacude la harina de encima y sale de la tienda con paso ligero. Para el mundo apenas es mediodía: medidos bocados de felicidad le esperan por doquier.

1. La tienda es un negocio familiar. Lim y su hermano menor hacen la masa, y su esposa y su hijo se encargan de freír. Su nuera toma los pedidos y envuelve los kkwabaegi . 2. Kkwabaegi es un dulce común que puede hallarse en cualquier panadería del barrio, pero su sabor difiere sutilmente según cómo se haga. La masa del Sr. Lim no lleva huevo ni leche, por eso sus rosquillas tienen un sabor sencillo y ligero.

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OPINIÓN DESDE LA LEJANÍA

UNA DÉCADA EN UN SUSPIRO Carlos Serrano Moreno Ingeniero Civil, Hyundai Engineering & Construction

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legué a Corea del Sur hace casi 10 años. El lugar que hoy es mi casa ha cambiado mucho en este tiempo. A principios de 2011, aterricé en el Aeropuerto de Incheon con mi amigo Xavi. Habíamos decidido venir a estudiar por 6 meses al único país de Asia con el que nuestra universidad tenía un programa de intercambio. La curiosidad que nos llevó a tomar ese avión nos hacía sentirnos especiales. Nadie en nuestro entorno sabía a dónde íbamos, Corea era poco más que un amalgama de tópicos que varios reportajes de viajes nos habían mostrado. Sabíamos que comeríamos pulpo vivo, iríamos al karaoke y que disfrutaríamos de unos meses de diversión descubriendo otra cultura y un nuevo sistema universitario. Resulta curioso que el país que, hasta hace unos años “servía como imán” a los medios de comunicación occidentales para llamar la atención al pronosticar una lluvia de misiles cuando necesitaban de algún contenido alarmista, ahora sea objeto de admiración por su capacidad ante el manejo de crisis, se reconozca mucho más su potencial económico, y sus productos culturales sean cotidianos para las grandes mayorías en occidente. El desconocimiento, eso sí, era mutuo. Si hace diez años solamente había un vuelo entre Madrid y Seúl que, hacía una escala técnica en Ámsterdam; ahora (salvando la pandemia) las dos principales aerolíneas coreanas ofrecen vuelos diarios a Madrid y Barcelona. Antes de llegar el coronavirus raro era el mes en que no me contactaba algún conocido comentándome que tenía que venir a Seúl para alguna reunión de trabajo, o que algún colega que marchaba de vacaciones con la familia o de luna de miel a España, y me obligaba a sacar de mi disco duro esa lista de platos a probar y restaurantes “de parada obligatoria” en su viaje. Paradójicamente, pese a que la distancia entre ambos países parece menor, seguimos atrapados en la paella, las gambas, el

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fútbol y Gangnam Style.

Los tiempos de estudiante

La universidad estaba repleta de profesores autoritarios que, pese a que durante su doctorado habían disfrutado de una relación igualitaria entre alumnos y profesores en el sistema educativo americano, de vuelta a su país ejercían cierta tiranía sobre sus pupilos. Para mí, un ingeniero civil recién graduado que sufría las consecuencias de la crisis económica en España, las becas que ofrecía Corea en el campo hidráulico, gracias al proyecto de Restauración de los Cuatro Grandes Ríos, fueron mi salvación profesional. En ese momento ni imaginaba que aprender a relacionarme en la jerarquizada facultad, estudiar coreano y entender el contexto familiar de los hogares que visitaba dando clases particulares de español, me acabarían dando las herramientas para simplificar mí día a día en el país. En la universidad, todos los estudiantes de máster y doctorado debíamos trabajar en el laboratorio de investigación de nuestro tutor de tesis. En realidad nadie mostraba mucho interés por las clases, pues bastante teníamos con obtener resultados en el trabajo de laboratorio para la reunión de seguimiento. Las semanas pasaban rutinariamente y más o menos todos conseguían preparar su tesis de graduación y escribir algún artículo para alguna revista científica que, sin lugar a dudas, ameritaba al profesor como autor principal. Lo más importante del periplo universitario no era tanto lo que el alumno aprendía durante su paso por esa institución. La principal motivación era obtener un papel que sirviera como llave de entrada a los grandes conglomerados del país. Mis compañeros se dividían en dos grupos: los ilustres alumnos, oriundos de esa universidad, que recibían beca directamente, y los alumnos que habían tenido suerte de haber sido admitidos


para realizar el posgrado y “mejorar” así su expediente académico, pese a no venir de una de las universidades más prestigiosas de Seúl. Durante esos dos años, mi alquiler y las facturas las pagaban las clases de español. La mayoría de mis alumnos eran chicos y chicas cuyos padres habían hecho el esfuerzo de mudarse al sur del río Han para que sus hijos pudieran ir a un mejor instituto y tener fácil acceso a academias privadas. Mis alumnos se sorprendían mucho cuando les decía que mis padres se mudaron al campo cuando yo cumplí los 18, y que les importó poco que tuviera que pasar más de tres horas al día en el tren de cercanías para ir y venir de clase. En cambio, a mí me sorprendía la infinidad de clases privadas de mis alumnos, y el atasco de profesores particulares que a veces se formaba en el salón de la casa: uno para cada hermano y asignatura. Al final, la mayoría de estos chicos consiguió obtener su certificado de español que, pasaría a ser uno más de su colección de certificados de idiomas, títulos de voluntariado y otras aptitudes que les permitirían entrar a la universidad deseada.

El sueño coreano hecho realidad

Después de la universidad, tuve la suerte de entrar a trabajar en uno de los grandes conglomerados del país. Una de las cosas que más me sorprendieron fue que todas las empresas abrían sus programas de captación de nuevos trabajadores dos veces al año, en primavera y otoño, y reclutaban a cientos de recién graduados para todas las empresas del grupo. Durante el primer mes en la empresa, recibimos formación unos 300 trabajadores. El objetivo era claro: conseguir que dejáramos atrás la vida de estudiantes y salir convertidos en dóciles asalariados. En España (tanto en aquel entonces y ahora aún más) era impensable que una empresa te ofreciera un puesto estable, bien remunerado y (casi) de por vida. La verdad es que, a medida que pasan los años, soy más consciente de la suerte que tuve. La mayoría de mis compañeros se parecían a aquellos chicos a los que tantas horas de clases particulares había dado anteriormente. Durante sus años universitarios, se habían permitido ir un año al extranjero a mejorar su inglés. Para ser honesto, no sé si sus capacidades comunicativas mejoraron mucho durante ese año en el extranjero, pero sé que todos, sin excepción, disfrutaron en exceso de los “pecados que la noche les brindaba”, bien fuera en Europa o en Estados Unidos. Pero ahora todos éramos “parte de la élite”, y esos secretos solo

salían a la luz tras unas cuantas botellas de soju, cuando nadie estaba lo suficientemente lúcido como para recordar al día siguiente quién, cuándo, dónde, cómo, qué o por qué sucedió algo. Durante los primeros años en la empresa, debía escuchar y proceder a hacer lo que me solicitaran mi jefe y mi responsable. Pese a todo, no podía resistir la necesidad de mostrar “lo equivocados que estaban todos” y la importancia de que escuchasen mis sabios comentarios de inexperto. Por suerte, el hecho de ser un inocente extranjero me ayudó a eludir alguna amonestación de mis superiores.

Tome asiento y disfrute de su café

El tiempo ha ido pasando, y tanto este país como yo seguimos conociéndonos y cambiando día a día, a nuestra manera, sin perder nuestra esencia. Si antes todos vestíamos el mismo traje, corbata y tomábamos el mismo café, ahora deleitamos a nuestros colegas con la variedad de nuestro fondo de armario y nuestros termos de café “eco-friendly”, siempre dentro del ¨business casual¨ que marcan nuestros lineamientos corporativos. Gracias a Corea, he podido construir una nueva vida y desarrollarme como profesional en mi disciplina. Y más allá de eso, he aprendido que escuchar y el silencio son dos grandes virtudes que, tras un cierto tiempo, no solo te salvan de algún que otro ridículo, sino que, llegado el momento, también permiten que los demás escuchen y respeten tu opinión. Así que, permítanme el atrevimiento y les daré la recomendación que no daré a ninguno de mis colegas para su luna de miel, o a algún viejo amigo que venga a visitarme a Seúl. Si va a viajar a España, no consulte Naver ni se enrole en un tour por toda la península. Posiblemente no podrá decir a sus colegas, pese a que ellos sí lo hicieron, que usted también visitó Toledo y Chinchón en 50 minutos. No se preocupe, la gran mayoría de españoles tampoco lo ha hecho. Simplemente, escoja un destino y piérdase por las calles dando un paseo: seguro que no se arrepentirá. Lo mismo para los que piensen visitar Corea: dejen la Lonely Planet en casa y olvídense de las recomendaciones de los documentales de Netflix. Hagan el esfuerzo de adentrarse en algún restaurante sin menú en inglés. Pidan lo que esté comiendo el de la mesa de al lado y déjense sorprender. Al fin y al cabo, esas sorpresas alimentan la curiosidad que nos hace mejores a todos.

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INGREDIENTES ESENCIALES

Abadejo la versatilidad hecha pescado El abadejo, un pescado de invierno, es un alimento nutritivo que se caracteriza por ser rico en proteínas pero más bajo en grasa que los pescados azules. En particular, en Corea es un ingrediente con múltiples aplicaciones culinarias y algo simbólico, pues nunca falta en las típicas mesas ceremoniales. Jeong Jae-hoon Farmacólogo, escritor gastronómico

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n Corea todos conocen el abadejo. El origen de su nombre se narra en Imhapilgi (Escritos en un bosque), una compilación de ensayos de Yi Yu-won (1914-1888), un erudito en las postrimerías de la Dinastía Joseon, publicada en 1871. Dice así: “Había una vez en la localidad de Myeongcheon, provincia de Hamgyeong, un pescador de apellido Tae. Un día, ese hombre ofreció al gobernador un pescado que él mismo había capturado como dádiva. Al probarlo, el gobernador se asombró de su delicioso sabor y preguntó cómo se llamaba. Sin embargo, nadie supo responder, y solo dijeron que lo había llevado un pescador apellidado Tae. El gobernador decidió que al haberlo pescado un hombre de apellido Tae que vivía en Myeongcheon, sería bueno bautizarlo como Myeong-Tae.” En realidad esta historia no explica la etimología del abadejo y más bien parece una leyenda. No obstante, en el siguiente fragmento de Imhapilgi, constata que el abadejo era muy consumido en aquellos tiempos. “Min Jeong-jung predijo hace tres siglos que, trescientos años después, este alimento sería muy popular y acertó. Al pasar por Wonsan, vi montañas de este pescado. Había tantos como maderas para leña a orillas del río Han, tantos que eran incontables”. Podríamos deducir que cuando Min Jeong-jung, un funcionario de la corte de Joseon del siglo XVII, hizo esa predicción, el abadejo no era muy reconocido como alimento. Así se refleja en Seungjeongwon Ilgi (Diarios de la Secretaría Real), con una anécdota que ocurrió en 1652 durante el tercer año de gobierno del rey Hyojong sobre el problema que generó mezclar huevas de abadejo curadas con las de bacalao, que la población de Gangwon daba al rey en ofrenda. Sin embargo, trescientos años después, hacia finales de la Dinastía Joseon, el abadejo se consumía en todo el territorio y era apreciado como ingrediente diario. Y como se conseguía fácilmente, pronto se convirtió en el pescado más representativo de las comidas ceremoniales de en todos los estratos sociales.

Métodos de conservación

Antes de generalizarse las técnicas modernas de refrigeración, el abadejo se distribuía como pescado seco, excepto en invierno. El abadejo tiene nombres diferentes según el grado de secado, como kodari, jjaktae, bugeo, hwangtae y meoktae, pues también cambian el sabor y la textura. El nombre de kodari se usa para los abadejos semi-secos sin branquias ni entrañas, y jjaktae a los abadejos salados y desecados que destacan por sabrosos y elásticos. En tanto bugeo, que antes era el segundo nombre del abadejo en Corea, alude a un

breve proceso de secado con sol y viento del mar. Hwangtae, en cambio, son abadejos puestos a secar por largo plazo. Durante meses se congelan y descongelan repetidamente en zonas montañosas frescas o lugares a cierta altura. Luego, se dejan durante un año hasta volverse añejos. En este proceso, la humedad se evapora mientras el pescado se congela de noche y descongela de día, dejando agujeritos que le dan un aspecto similar a una fina esponja. Esta estructura porosa es justamente la propiedad que hace a hwangtae más tierno que bugeo, pese a tener menos agua. 1. El abadejo se seca al aire libre en invierno, y se congela y descongela más de 20 veces hasta convertirse en hwangtae . Los secaderos están en zonas montañosas de la provincia de Gangwon, cerca de la costa este, como los pasos de Daegwallyeong y Jinburyeong y Pyeongchang. 2. Hwangtae, cortado en pedazos a lo largo, se usa para sopa o guarnición. Ligeramente asado al fuego y con cerveza, es un bocado muy popular.

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Además, el clima de tierras altas, caracterizado por un bajo nivel de humedad y mucho viento, hace que la humedad de la carne se desprenda fácilmente, lo que agiliza el proceso sin endurecer el pescado. Así, la pulpa permanece suave y se desprende fácilmente. Posteriormente, en el proceso de maduración, el abadejo desecado cobra un color dorado porque las reacciones químicas de grasa y aminoácidos dejan un color parduzco, hasta convertirse en hwangtae (hwang significa amarillo). El frío extremo puede impedir que el abadejo desecado se vuelva parduzco y puede permanecer blanco. O al revés, si

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está templado puede oscurecerse excesivamente. En el primer caso, el pescado adquiere el nombre de baektae (baek significa blanco), mientras que en el último se denomina meoktae (meok significa gris oscuro). La región con mayor oferta de hwangtae es la costa este de Corea del Sur, donde hay vastas zonas para desecar pescado. Los cientos o miles de tendederos con abadejos colgando crean un paisaje único, especialmente en invierno cuando nieva, y atrae a fotógrafos tanto aficionados como profesionales.

Versatilidad culinaria

Al igual que el grado de secado le dota de múltiples nombres, el abadejo es un ingrediente de lo más versátil en la cocina. Como hwangtae o como bugeo sirve de tapa para acompañar unas copas; y asado sin aderezos o como guarnición, para comer con arroz, sazonado con gochujang (pasta de ají picante) o salsa de soja y otros condimentos, tras remojarlo en agua para ablandarlo. También hay guisos de hwangtae cortado en trozos grandes a los que se añade cebolla, cebolla de verdeo, ají, brotes de soja y tofu, ají en polvo y otros aliños. Platos similares también pueden prepararse con kodari o bugeo, que son más baratos que hwangtae y por tanto más populares. Igualmente es una buena opción para comidas familiares o en reuniones de amigos para beber: el hwangtae se toma asado, tras ablandarlo en

agua y marinarlo con salsa gochujang. Como hwangtae o bugeo, el abadejo es un ingrediente muy común para acompañar unas copas, pero también es bueno para la resaca. Para los coreanos, una de las mejores opciones tras unas copas de más, es justamente la sopa de hwangtae, que se prepara sofriendo primero hwangtae y rodajas de rábano con aceite de sésamo o de perilla, al que luego se añade agua y finalmente tofu y huevo. Tras tomar un bol entero con agua y sudar, uno se recompone. Los coreanos dicen que del abadejo nada se desperdicia. Cuando está seco, es decir hecho bugeo, la piel se come frita o condimentada tras suavizarla en agua. También se comen las branquias y las entrañas, y las huevas se salan. En Corea, las huevas de abadejo saladas se llaman myeongnan-jeot, versión similar al mentaiko de Japón, que en el país vecino se usa como ingrediente para platos de pasta, sándwiches y onigiri. La región más famosa de Corea por la producción de huevas de abadejo saladas es Busan. Allí varias empresas se dedican a esa actividad, y también investigan para ofrecer productos más variados, como algunos bajos en sodio, huevas con textura pastosa, algas secas sazonadas con huevas de abadejo o galletas de arroz sabor a hueva. Pero, más allá de las diversas modalidades actuales de consumir abadejo, el plato favorito de los coreanos es la sopa de abadejo fresco. El mayor atractivo de este plato es

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El abadejo no es un alimento importante solo en Corea. Es el segundo pescado que más se captura en el mundo y el mayor recurso alimentario de entre todos los pescados comestibles. A nivel ecológico, todavía es un recurso marino altamente sostenible.


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la carne blanca del pescado fresco, que se deshace suavemente en la boca. Los peces hacen menos esfuerzo físico que los animales terrestres al no tener que soportar la gravedad para estar erguidos, por eso su carne es más blanda y tiene menos grasa.

Alimento estrella de la costa este

Las especies del fondo marino, como el abadejo y el bacalao, son ricas en proteínas y tienen menos grasa que el pescado azul. Las fibras musculares de los peces son cortas y se organizan en miocomatas. Un estudio de la Universidad Nacional de Singapur realizado en 2019 presentó que, las condiciones ambientales influyen en la formación de surcos perpendiculares al eje longitudinal de los peces, en la anatomía del músculo del pez, a la que muchos se refieren como patrón en forma de V. Esas condiciones ambientales son las fricciones físicas con el agua y el estrés que los peces experimentan nadando dentro del agua. En otras palabras, dicho 1. La sopa de abadejo seco es típica para curar la resaca. Sofreír trozos finos de bugeo con rábano cortado en escuadra, añadir unas gotas de aceite de sésamo y hervir todo en agua. El resultado será una sopa blanquecina. 2. Tanto bugeo como hwangtae sirven para hacer guarnición. Basta desmenuzar y remojar el pescado seco hasta que quede tierno, y luego mezclar con salsa de pasta de pimiento rojo. 3. Las huevas de abadejo en salazón son un ingrediente caro. Suelen mezclarse con aceite de sésamo y se comen con arroz caliente.

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patrón, que también parece dibujar gaviotas en la carne del abadejo, es la prueba más clara de que vivió en el mar. El abadejo no es un alimento importante solo en Corea. Es el segundo pescado que más se captura en el mundo y el mayor recurso alimentario de entre todos los pescados comestibles. Incluso surge como sustituto del bacalao, actualmente en riesgo de extinción. Además, se usa para producir surimi, un alimento procesado hecho con pescados de carne blanca y otros aditivos. A nivel ecológico, todavía es un recurso marino altamente sostenible. Lamentablemente, en las costas surcoreanas es difícil encontrar abadejos. Los que ofrecen los mercados nacionales son casi todos importados, hasta los secos y las huevas. Su desaparición obedece a los cambios de temperatura en las aguas marinas, derivados del calentamiento global, y también a la pesca indiscriminada de alevines. Desde la predicción de Moon Jeong-jung del siglo XVII han pasado cuatrocientos años, y hoy en la península coreana el abadejo es un bien codiciado. Por fortuna, la situación empezó a mejorar recientemente y en 2018, en la costa este de Corea capturaron unos 21.000 abadejos, como resultado de una campaña realizada entre autoridades y pescadores para enriquecer los caladeros, al tiempo de limitar las actividades de pesca. A estas alturas es absurdo querer ver “montañas de abadejos” al borde del mar, pero todos esperan que los abadejos capturados en el Mar del Este de Corea del Sur formen parte de la mesa coreana.

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JORNADAS DE LITERATURA COREANA

CRÍTICA

Su lenguaje muestra que el amor entre esas mismas estudiantes se reconocía en relación con “este lado”, lo cual era algo que correspondía con normalidad a la realidad de su mundo, pero aquellas que admitían la heterosexualidad pertenecían al “otro lado”, a la realidad de la anormalidad. El argumento de esta obra explora la identidad y el significado del encanto de la pasión que experimentan esas colegialas desde el punto de vista de la protagonista, que ahora Nacida en 1987, Kim Se-hee describe realísticamente las ha llegado a ser escritora tras transcurrir una experiencias y las preocupaciones de sus contemporáneos. docena de años. La autora reproduce vívidaSus obras retratan las expectativas de su época, mente el mundo en general de las colegialas de concentrándose en temas que confrontan los jóvenes que se escuelas de secundaria femeninas de aquellos integran por primera en la sociedad, tales como el noviazgo tiempos pasados, dando énfasis a la necesidad de tener un punto de vista más abierto en y el matrimonio o el empleo y la vivienda, expandiendo así todo lo relacionado con el amor. Con la recienla concienciación de la generación te publicación en Corea de numerosas novea la que pertenece. las que tratan la homosexualidad, este trabajo constituye parte de una tendencia que participa Choi Jae-bong Periodista, The Hankyoreh en un debate social latente sobre dicho tema y sus diversas perspectivas. Antes de eso, con la primera colección de relatos de Kim Se-hee publicada por Minunsa Las creaciones de Kim Se-hee pueden clasificarse en febrero de 2019, obtuvo el Premio de Literatura de Shin como el inicio de obras en las que los protagonisDong-yeop de prominentes escritores nóveles. La primera tas enfrentan por primera vez dificultades o inician frase con la que empieza la obra más representativa de esa un nuevo negocio. Sin embargo, su apertura no se lleva a colección, “Días felices”, no deja de ser sugestiva. cabo de la forma esperada, en una atmósfera de celebración “Un domingo, la víspera de mi primer día de trabajo. y bienvenida. La inestabilidad socioeconómica y el caos que Me encontré, por casualidad, con Jae-hwa en Daehangno”. la generación joven viene experimentando desde los inicios La primera palabra de esta frase en coreano es “primer” de este siglo, así como la incerteza por el futuro constituyen y el sustantivo al que el adjetivo modifica es “ir al trabajo”. las principales características de sus trabajos. Sin embargo, en este relato, la empresa y la sociedad que Antes de entrar a comentar su colección, intentaremos están esperando su ingreso laboral (en coreano, la palabra hacer un esbozo de su primera novela de gran formato El “empresa” es hoesa y la de “sociedad”, sahoe, que coinciamor del puerto, publicada en junio de 2019. Basada en den en sílabas pero con una metátesis, un cambio de orden las propias experiencias de la autora, la novela trata sobre de sus sílabas constituyentes), no le son favorables a simple “la cultura de la pseudohomosexualidad” de chicas adovista. Mejor dicho, puede que las percibiera superficialmenlescentes, entre los catorce y los diecinueve años. El título te. hace referencia a Mokpo, la ciudad portuaria en la que Kim Está cansada por la cantidad de trabajo que lleva a cabo, Se-hee pasó su infancia. La protagonista asiste a una escuela pero se valora su habilidad. Así pues, la satisfacción y los secundaria exclusivamente femenina, donde las estudiantes logros alcanzados por su rendimiento podrían estimarse eleescriben y leen ficción fantástica protagonizada por ídolos vados. Ella gestiona un blog en Internet, actuando como que son cantantes adolescentes que se emparejan con los de un personaje ficticio, y añade falsas opiniones de uso sobre su mismo sexo, por cuya influencia llegan a considerar a sus productos a petición de los patrocinadores de publicidad. compañeras de clase como sujetos de amor. Ellas opinaban Llega a tener ya “muy tarde” conciencia y autoreflexión que “tener un amigo masculino es pasarse al otro bando”. sobre ese mecanismo en sí mismo, que hace que los nume-

Inicio confuso y emocionante

L

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rosos visitantes del blog ignoren que se trata de publicidad y que lo que se propone es promocionar cierto producto en concreto. Esto se debe a que, entre aquellos que hicieron uso de unos desinfectantes caseros que ella había elogiado en su blog, se habían dado muertes y casos de daños irreparables en sus pulmones. Esta situación nos hace recordar el reciente caso de un desinfectante tóxico para humidificadores que causó, al menos, mil quinientas muertes confirmadas y se estima que ha dejado con problemas de salud a casi catorce mil personas. Aunque no fuera la razón directa, la protagonista termina dejando su trabajo y se muestra reacia a hablar concretamente sobre el trabajo que llevaba a cabo allí. El relato “Vértigo”, recogido en esa misma colección, describe las preocupaciones y la desorientación de la generación joven con respecto al noviazgo, el matrimonio y la vivienda. Wonhee, la protagonista, vivía con su compañero Sang-ryul en un pequeño estudio, pero decidieron trasladarse a otra vivienda de dos habitaciones debido a las inconveniencias causadas por sus diferentes ritmos de vida. La obra cuenta los pormenores que surgen mientras buscan una casa que les convenga y cuando deciden mudarse y comprar electrodomésticos de segunda mano. En ese proceso, se acentúan y salen a la superficie los problemas que hasta entonces se hallaban reprimidos. Los prejuicios y las críticas hacia una mujer que vive con un hombre sin haberse casado, como también el hecho de avergonzarse de su pobreza que la obliga a llenar su casa con artículos usados por otros. Y tales problemas dan lugar a consecuencias inesperadas, a raíz de la situación en la que ella se encuentra. En la obra, la palabra “vértigo” conlleva todos esos significados. “Había veces que sentía vértigo. Momentos en los que tenía que admitir la realidad, cuando una escena que no se había consumido, y que tampoco podía admitir o reconocer, aparecía súbitamente con claridad como si se hubiera iluminado; y ella deseaba cerrar los ojos y girar la cabeza, pero ni siquiera eso le estaba permitido. Ahora era, justamente, ese momento”. El título del relato corresponde a este pasaje y la palabra “vértigo” que aquí aparece hace recordar el término literario “epifanía”, que comúnmente se usa al explicar las novelas de James Joyce. Sin embargo, mientras una epifanía se refiere a una especie de iluminación mediante la meditación y una consecuente expansión del espíritu, el vértigo que se halla en las obras de Kim Se-hee se asemeja más al estado de confusión y frustración que se produce con la iluminación. La última frase del relato: “Sentía curiosidad por saber cuáles serían los recuerdos que tendría de esta mudanza y

Kim Se-hee:

“ En retrospectiva, la literatura me ha dado siempre la valentía de enfrentarme a todo lo que debo hacer frente”. © Marie Claire

de esos momentos en un futuro lejano”, está aparentemente abierta tanto a una interpretación positiva como negativa, pero se percibe con más fuerza un juicio negativo que se acentúa teniendo en cuenta la situación en la que ella se encuentra. En una entrevista, al preguntarle sobre sus fuentes de creación, Kim Se-hee respondió: “Cosas inciertas sin que se solucionen progresan a través de la narrativa”. Ella explica: “Al no resolverse y ser una carga para el corazón implica que hay algo allí. Permanece algo sin solucionarse, pero que no se sabe con exactitud lo que es. Intento estructurar historias con esas cosas. En el proceso de crear, colocar e ir escribiendo, a veces me doy cuenta de lo que es y me parece que se le otorga sentido imaginando lo que desde un principio debía haber sido”. En las “Anotaciones de la autora”, en la última parte de la colección, ella confiesa: “Mientras escribía estos relatos, he sido capaz de mantenerme abierta en todo momento. En retrospectiva, la literatura me ha dado siempre la valentía de enfrentarme a todo lo que debo hacer frente”. Esta podría ser, probablemente, la causa de que la narrativa de Kim Se-hee haya obtenido por excelencia un consenso generacional.

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