FeDeriCo reCAlDe, un guAyAquileño Al serviCio De los Demás

eConomistA De proFesión, esposo y padre de familia, tiene más de una década al frente del banco de alimentos diakonía, institución religiosa que beneficia a más de 53.000 personas, a través de 173 fundaciones.

Antes trabajaba en entidades bancarias, instituciones de capacitación y también fue administrador de un colegio. Hace doce años ingresó a laborar en el Banco de Alimentos Diakonía, aunque confiesa que estaba postulando para un trabajo en Hogar de Cristo. “Me comentaron que había una vacante para un nuevo proyecto de la Arquidiócesis de Guayaquil. Me dejó muchas dudas porque no sabía de qué se trataba, pero ingresé en septiembre del 2011 y desde entonces he ido creciendo con el banco”, recuerda Federico Recalde Mórtola, director ejecutivo del Banco de Alimentos Diakonía. Por sus anteriores experiencias laborales, tenía los conocimientos operativos y la parte social la fue conociendo de a poco en las capacitaciones que daba. Además, durante siete años estuvo al frente de un grupo juvenil católico de la parroquia La Atención del Señor, donde escuchaba y orientaba a jóvenes de entre 13 y 15 años. Federico cuenta que empezó en una pequeña oficina y bodega, ubicada junto al Seminario Mayor. “Llegué sin conocimiento completo, porque nadie conocía un banco de alimentos. Cuando se hacía la gestión, se tenía que explicar qué es y qué es lo que hace este organismo. Empezamos en una pequeña oficina y bodega, que estaba junto al Seminario Mayor; ahora tenemos una bodega que puede albergar más de 120 toneladas de productos, en La Prosperina. Fuimos el primer banco de alimentos acreditado por la Global FoodBanking Network”, explica.

Desde sus inicios, el Banco de Alimentos Diakonía está afiliado a la Cámara de Industrias y tiene más de 50 empresas que colaboran regularmente con él. “El primer supermercado que nos apoyó fue Almacenes Tía. Nos conocíamos desde el 2019, teníamos un enamoramiento, pero en el 2020 nos casamos con la pandemia. Ese fue el momento en que ellos pudieron ver nuestra capacidad logística, lo cual nos llevó a convertirnos en el primer operador logístico social de Ecuador”, cuenta su director ejecutivo.

El primer paso es buscar donantes, luego viene la operación logística de las donaciones y finalmente la parte social, donde se entregan con racionamiento los alimentos. “Hace un año se creó un área de proyectos, porque nos dimos cuenta de que no solo se debe ir a recolectar productos, sino crear proyectos de alimentación que tengan un impacto más directo en la población, como el tema de nutrición crónica y más”, ade - lanta Federico, quien aspira a retomar sus estudios de Psicología.

Lo dicho por San Josemaría Escrivá de Balaguer, conocido como “el santo de la vida ordinaria”, sobre santificar el traba jo, lo practica a diario en el banco de ali mentos y busca que todos los integrantes de esta organización estén conscientes de que hacer una llamada o enviar un correo electrónico es muy valioso para ayudar al prójimo.

Un hombre de familia ámbitos, no solo entregar alimentos. Las capacitaciones sirven para avanzar y salir de esta mal llamada pobreza, porque a veces ser pobre se convierte más en una decisión personal que en una situación”.

Federico tiene 43 años, está casado y es padre de dos hijos. Su familia comprende su trabajo y es su apoyo incondicional. Su primogénita nació en el 2017, al año si guiente del terremoto de Manabí. “Eso me obligaba a estar 24/7 en el banco, pero ella desde pequeña empezó a entender que su padre estaba haciendo una labor para al guien más. Mi segundo hijo nació en ene ro del 2020 y desde marzo no tuve mucho contacto con él por la pandemia, porque nosotros estábamos en primera línea, tra bajando de lunes a domingo”, cuenta.

Ir al parque y ver videos infantiles son algunas de las actividades que disfruta con sus pequeños, de quienes dice ser su chofer oficial. “Siempre busco el espacio para ser yo quien los lleve a donde necesiten ir, trato de darles calidad de tiempo”.

¿Qué es el Banco de Alimentos Diakonía?

es una institución religiosa, perteneciente a la arquidiócesis de Guayaquil, que tiene como fin principal reducir el hambre, a través de la recolección de productos que son distribuidos por instituciones beneficiarias, en Guayaquil y zonas aledañas. fundaciones, asilos o congregaciones favorecidas deben estar legalmente constituidas y actualmente deben estar haciendo el trabajo para el cual fueron creadas. Las auditorías se realizan dos veces al año o las veces que sean necesarias para garantizar que el producto sea almacenado de la forma correcta y llegue a la población inscrita.