Pesca Bonilla Tu revista de pesca en Lanzarote
Nº 8 Año II Julio de 201 3
Flojo comienzo del 201 3
¡Congrio! Bocinegros ¿Baila? ¡Sí, al amanecer gracias! Y además... Historias de Suso Capítulo VIII
STAFF Manolo Hernรกndez Francisco Hernรกndez ร scar Hernรกndez
Editorial
S
e adviene una nueva normativa de reglamentación pesquera. Según los primeros indicios, sibilinamente dejados caer por partes interesadas, será especialmente restrictiva para los pescadores deportivos. En esas primeras señales se fundamenta la necesidad de la misma en que hay que preservar, por todos los medios, el acceso de los pescadores profesionales a la explotación del medio marino. ¿Y quién se lo ha impedido hasta ahora? Se abunda en que la sostenibilidad del medio puede ponerse en riesgo por la abrumadora presencia de licencias deportivas. Cien mil, consignan. Que, por cierto, le ha significado a la administración pública unos pingües ingresos -calculamos que más de un millón de euros- que, la verdad, no parecen haber revertido en vigilancia pesquera. Y aquí queremos incidir: en la vigilancia pesquera. Porque cierto es que existen deportivos que pescan más de la cuenta para luego vender sus capturas a ávidos compradores y se debería perseguir a ambos con la mayor contundencia posible, así como a los profesionales que usan desmesuradamente artes prohibidas (nasas, trasmallos, etc.). Pensamos que no debería cambiarse la actual reglamentación. Pero sí lo estamos en acotar o vedar zonas -para todos, por supuesto- e instamos a que se haga lo posible por potenciar la vigilancia pesquera. Bueno, ya veremos qué ocurre. Arrecife, julio de 201 3
Sumario 2-3
Flojo comienzo del 2013
4-5
¡Congrio!
6-7
¿Baila? ¡Sí, gracias!
8-9
Bocinegros al amanecer
10
Historias de Suso (y VIII)
PB 8/201 3
Página 1
Flojo comienzo del 201 3
E
s posible que muchos factores estén incidiendo para que las primeras pescas del 201 3 no estén siendo tan fructíferas como en otras ocasiones. No podemos olvidar que una de las razones por las que el invierno es apreciado es la de ser época de desove de especies que son objeto de predación por parte de los grandes peces. Ello lleva a unos y otros a acercarse a tierra, donde el pescador espera poder tajada, particularmente con los depredadores. Pero volvamos al comienzo: no parece que se esté capturando grandes ejemplares. Nosotros seguro que no ni tenemos referencias de otros. Está más que claro que la presión es cada vez mayor y algunas circunstancias económicas están favoreciendo a que se esté acrecentando. El paro constriñe y muchos buscan en los productos del mar la posibilidad de mejorar su situación. No es que compartamos esta actitud, pero hasta cierto punto podríamos entenderlo, siempre que se den de alta profesional. Pero no suele ocurrir. Más sangrante es la actitud que algunos "deportivos" muestran: tienen trabajo, buenos barcos y útiles y se dedican a pescar por hobby... Pero capturan muy por encima de lo permitido... para vender sus capturas a precios con los que los profesionales no podrían PB 8/201 3
Página 2
competir. Y más: también existen profesionales que usan artes que no se ajustan a legalidad como nasas sin boya de marca y en cantidades que abruman. También es muy posible que, concomitantes con la intervención humana, estén incidiendo otros factores como la meteorología u órdenes propios de nuestro orbe que se nos escapa del entendimiento. Aun siendo flojo el comienzo, alguna cosa hemos podido pillar sin que, salvo el congrio que se refiere en otro capítulo de la revista, haya sido especialmente relevante. Por ejemplo, aunque hemos capturado varios, los bocinegros no están alcanzando las tallas majestuosas
que hemos podido ver en otras épocas. Sargos más bien pocos, en la misma línea menguante observada durante el año pasado. Lo que sí nos ha parecido que va en aumento son las capturas de vaquitas, algunas de buen tamaño. En cuanto a la pesca desde embarcación, el Sara hasta ahora solo ha podido tocar agua en dos ocasiones, pero no con la tripulación "Bonilla" y, por otro lado, con un régimen de capturas más bien discreto. Y en cuanto a las variedades, solo las cabrillas han hecho realmente acto de presencia. Ningún bocinegro espectacular, ni cantareros ni pejeperros... Más de lo mismo: flojo comienzo. PB 8/201 3
Página 3
¡Congrio!
U
n sábado más que Manolo y yo nos apuntamos a una amanecida. Los pronósticos del tiempo aconsejaban no acudir a la vertiente de barlovento de la isla. Nada de viento, pero eso sí, un reboso de mil demonios: período grande y gran altura de las olas. Más en una isla siempre alguna vertiente te posibilitará matar el vicio. Obviamente, cuando más obligado se esté en viajar a sotavento, la probabilidad de hacer una pesca notable es inversamente proporcional. Pero... ¡hay que conocer! En un principio, intentamos probar justamente en los límites de las dos vertientes, pero tan fuerte era el reboso que incluso entraba con inusitada violencia en la zona de sotavento. Así que a buscar más soco. Y nos dio por probar en un pesquero que, otrora, era bastante generosa con respecto a las dimensiones y la calidad del pescado que se capturaba. Algunas andanadas de mar también llegaban a él pero en absoluto dificultaban la pesca; en todo caso, alimentaban la posibilidad de captura. Sin embargo, nos encontramos con un factor que reducía dicha posibilidad: una marea vacía considerable. Era tan notable que PB 8/201 3
Página 4
entre la penumbra se podía observar piedras aflorando que en otras ocasiones no eran habituales de ver. Pero ya que estábamos... ¡pues a pescar! Pasaba el tiempo y casi no se sentía alguna picada. Manolo alcanzó a coger una morena negra de "ración", pero poco más. Al poco, perdió otra que se le quedó enrocada abajo. Yo no sentía nada de nada, hasta que en un lance sentí comer. Cuando cargó de veras pensé que era un chucho y algún metro de nylon me consiguió sacar del carrete. En un momento determinado, Manolo me advirtió lo que al poco pude constatar: -¡No es un chucho, está cabeceando! Entonces... ¿qué diablos era ese peso que a duras penas iba metro a metro trayendo a tierra? Ya cerca de tierra encendimos nuestras linternas y ya pudimos ver una mancha larguísima oscura que se afanaba por enredarse entre las piedras que asomaban: -¡Es un congrio! Dimos comienzo a la operación de embichado intentando conservar todas las medidas de seguridad y de verdad, en ese momento nos acordamos de que continuamente estamos repitiendo que debemos afilar las puntas del bichero y todavía no lo hemos hecho. Romas como
Entonces... ¿qué diablos era ese peso que a duras penas iba metro a metro trayendo a tierra?
estaban aunado a la lisura resbalosa de la piel del congrio nos costó lo indecible para ponerlo en tierra firme. ¡Y a cualquiera se le ocurre ponerle las manos encima! Si así fuera, estaría comprando boleto para quedarse sin ellas. Un par de buenos palos privaron al congrio de sufrimiento. Cuando lo llevaba a lugar seguro, aún cogido por el bichero, pude valorar que su peso era considerable. Así fue cuando lo pesamos: dio unos generosos cinco kilos y medio de peso. Era ya mucho el tiempo en que no capturábamos alguno. Mucho de verdad. Cuando lo arreglábamos, le sacamos del buche unos cuantos peces enteros a medio digerir. ¡Vaya apetito tenía! Solo nos queda por ver si pasará mucho tiempo hasta que capturemos otro. PB 8/201 3
Página 5
¿Baila? ¡Sí, gracias!
N
o es la baila una captura frecuente en Lanzarote, salvo localmente. Rogamos se entienda por parte de los lectores que guardemos total discreción con respecto a los lugares que sí pueden dar bailas con más asiduidad que lo normal. En nuestra isla concurren ciertas circunstancias que hacen que su captura signifique un plus de alegría en el pescador y que pasamos a enumerar. En primer lugar, indudablemente, por su valor gastronómico. Se sabe que la baila es familia de la lubina -al innegable parecido nos remitimosy, según parece desprenderse de informaciones que llegan desde sitios donde sí es más frecuente su captura, la baila viene a ser como la hermana pobre de la lubina. Incluso, la catalogan como de inferior valor gastronómico. Pero, no sabemos si será porque el contexto insular engrandece notablemente el sabor de su carne... ¡Vaya pescado tan sabroso! Ciertamente, aquí entra el factor personal del gusto, pero no he escuchado a nadie que abomine del sabor de la baila. ¿Las mejores preparaciones? Pues apuntamos al horno o de cualquier otra forma cómo se PB 8/201 3
Página 6
prepare la lubina. No podemos dejar de lado un elemento importante: en la costa africana oriental, y particularmente en la zona de Río de Oro (la actual Dakhla), la baila es un pez abundantísimo y otrora, cuando por allí recalaban efectivos de la flota lanzaroteña de bajura, se solía preparar jareada. Quizás por las dos razones, es decir, la abundancia y la preparación, da la impresión de que la baila no tuvo una aceptación especial entre aquellos. En segundo lugar, pues precisamente por lo infrecuente de su captura en la isla que, paradójicamente, contrasta con lo sí frecuente que lo es en Fuerteventura. Por intentar racionalizar al respecto, se nos ocurre proponer la explicación de que se debe a que la isla majorera cuenta con un número notable de playas que dan a la vertiente de barlovento y que la baila es querenciosa de los entornos arenosos. Sin embargo, las últimas bailas que hemos capturado de último -a intervalos de tiempo claramente largos- lo hemos hecho en pesqueros profundos donde precisamente la arena brilla por su ausencia. ¿Quizás individuos depredando? Y como tercera circunstancia
queremos citar lo del tamaño. ¡Suelen ser ejemplares enormes y colmadas de huevas las hembras! Esto nos conduce a pensar que Lanzarote haya sido lugar de desove de esta especie y que los actuales ejemplares adultos, movidos por una especie de memoria genética que no nos atrevemos a pormenorizar, acudan con alguna frecuencia desde otros lugares más propios para ser su hábitat, como Fuerteventura o, ¿quién sabe?, la misma costa oriental africana, a dejar su simiente aquí. Sin embargo, inmediatamente nos asalta la duda... ¿y qué ocurre con los alevines que dejan? ¿Partirán para esos hábitats para ellos más propios? ¿Son mayoritariamente depredados en la isla? Es que es cierto, como dijimos al principio, que localmente se encuentran ejemplares de talla pequeña, pero no es lo habitual. Sí lo es capturar ejemplares bien grandes. Como nos ocurrió este sábado, 20 de julio. Obsérvese la imagen para dimensionar su tamaño, vale la pena. "Pero, no sabemos si será porque el contexto insular engrandece notablemente el sabor de su carne... ¡Vaya pescado tan sabroso!" PB 8/201 3
Página 7
Bocinegros al amanecer
E
ste año no será recordado como el mejor en lo que respecta a la captura de sargos. Ya lo venimos observando desde algún tiempo y, consecuentemente, lo hemos indicado en artículos de esta misma revista. Sin embargo, parece de último observarse una ligera tendencia al alza sin que ello signifique alharaca ninguna. Por ahora anotamos noventa y siete
sargos capturados en nuestros registros desde enero a finales de julio. Más no son los sargos nuestro objetivo de análisis en este artículo, sino la lanzadera para la notable profusión de capturas de bocinegros que hemos tenido. No es que se traten de ejemplares de tallas asombrosas, pero sí de esos que PB 8/201 3
Página 8
llamamos terciaditos. Ahora bien, todos, absolutamente todos, han caído al amanecer o, también en horas cercanas al mismo ciclo diario. Es el bocinegro un pez que presenta una cierta proporcionalidad inversa entre su calidad y su impresionante entrada a comer a cualquier carnada. Al menos eso se le antoja a uno que no ve lo que ocurre bajo el mar mientras se espera bien sentado en la piedra. La inferencia es, obviamente, indirecta, pero no hace falta sino ver desde dónde se le suele sacar el anzuelo al bocinegro recién capturado: ¡casi en las tripas! Aunque tenemos constancia por nosotros mismos de que el bocinegro también se puede capturar en horario de tarde-noche, volvemos a insistir que las horas del alba son las más adecuadas para ello. En este artículo presentamos algunos de los que han querido venir a presentarnos sus respetos, pudiéndose observar que algunos ya tienen una talla de alegría segura. Desde luego, algunos se están cogiendo, solo nos queda la eterna pregunta: ¿hasta cuándo lo permitirán las nasas? PB 8/201 3
Página 9
The ending page: Historias de Suso (VIII)
¿Pescador o inmigrante ilegal?
No hay orilla pescable en toda Lanzarote en la que no haya lanzado nuestro Suso sus aparejos. Al Norte, al Sur, al Este y al Oeste. Y en las cercanías de Arrecife, que en alguna de las anteriores cardinalidades está, también. Le gusta mucho a Suso la zona de Costa Teguise, entre Los Topes y la Casa del Inglés. Por supuesto porque más de un sargo ha conocido la dureza de sus anzuelos. Y también los ha probado por allí algún bicharraco de mayor porte. Pues resulta que una noche entre semana de hace ya bastante tiempo, cuando aún nuestro Suso no estaba jubilado, se encontraba pescando en Los Charcos, un tablero otrora magnífico en cuanto a capturas. La noche para él no tenía otra particularidad que la hiciera diferir de tantas otras hasta que... hasta que... Bueno, que en una mirada que echó hacia atrás observó un numeroso grupo de luces que con ostensible celeridad se encaminaba hacia él. Ya le mosqueó haber observado como algunos destellos titilantes se disparaban en la trasera del Hotel Meliá Salinas. -¿Qué habrá pasado? -pensó. Sin embargo, llegaron hasta él y Suso se vio rodeado por un tropel de efectivos de la Guardia Civil. Situemos al lector: desde el Hotel, alguien que justamente es miembro del staff de esta revista observó un devenir extraño de luces donde justamente se encontraba pescando Suso. Era época donde un día sí y otro también llegaban pateras con inmigrantes ilegales a la isla. Desde su posición pensó que se trataba de una y avisó a la Guardia Civil que rauda acudió e, in situ, pudo observar que Suso de inmigrante ilegal no tiene nada. Nosotros sí sabemos que de pescador sí. Y ahora le contamos dos versiones de lo que a continuación sucedió. Una es la oficial -y la verdadera, créanos, corroborada por nuestro miembro del staff-; la otra, es... no podía ser menos, la versión súsica que a mí mismo, apasionadamente encendido, me contó sin haber notado la presencia de nuestro miembro del staff, deslumbrado como estaba. Versión oficial:
Guardia Civil: ¿Qué hace usted por aquí? Suso: Nada, nada -titubeante y, ciertamente, algo acojonadillo- solo echando unos lances por si pillo algún sargo. Guardia Civil: ¿No vio ningún movimiento extraño por aquí? Suso: No, no, yo estaba aquí y aparecieron ustedes... Guardia Civil: Bueno, buenas noches y que se le dé bien la pesca. Versión susista:
Guardia Civil: ¿Qué hace usted por aquí? Suso: ¿Es que no lo ve? ¡Pues pescando! ¿Qué iba a hacer si no? Guardia Civil: Disculpe, disculpe... ¿no vio ningún movimiento extraño por aquí? Suso: ¡Pues lo único que he visto son las luces de ustedes que me están jodiendo la pesca! (pensando: ¡Qué ganas de mandarles con la mano abierta!) Guardia Civil: Bueno, bueno... disculpe usted y que se le dé bien la pesca. Suso: ¡Pues ya están tardando! Francisco Hernández, julio de 201 3 PB 8/201 3
Página 10