El patrimonio cultural: un recurso fundamental en el crecimiento económico sostenible de las sociedades modernas
COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT HUMANIDADES
Manuel Asensi Pérez
Catedrático de Teoría de la Literatura y de la Literatura Comparada Universitat de València
Ramón Cotarelo
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia
Mª Teresa Echenique Elizondo
Catedrática de Lengua Española Universitat de València
Juan Manuel Fernández Soria
Catedrático de Teoría e Historia de la Educación Universitat de València
Pablo Oñate Rubalcaba
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración Universitat de València
Joan Romero
Catedrático de Geografía Humana Universitat de València
Juan José Tamayo
Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones Universidad Carlos III de Madrid
Procedimiento de selección de originales, ver página web: www.tirant.net/index.php/editorial/procedimiento-de-seleccion-de-originales
María del Pópulo Pablo-Romero Gil-Delgado
Javier Sánchez-Rivas García Francisco Sánchez del Cubo Coordinadores
El patrimonio cultural: un recurso fundamental en el crecimiento económico sostenible de las sociedades modernas
tirant humanidades
Valencia, 2024
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Índice
Luis
El
Daniela Dupuy La
La
Javier Sánchez-Rivas García, Eugenio Mercado López, María del Pópulo Pablo-Romero Gil-Delgado
José Antonio Caro John, Dr.,
La formación integral en conservación y restauración de bienes culturales desde la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla María Arjonilla Álvarez y Daniel Bilbao Peña
Nuevos hábitos de ahorro y consumo del patrimonio cultural ...................................
Nadia Natasha Reus González, María del Pópulo Pablo-Romero Gil-Delgado, Víctor Campos Reyes, Rogelio Martínez Cárdenas, Socorro Serrano Lobano
Prólogo
El Patrimonio Cultural son aquellos recursos que una comunidad hereda del pasado, fruto de la acción de sus antepasados o de la propia naturaleza. Su carácter puede ser tanto material como inmaterial, e integra elementos arquitectónicos, artísticos, paisajes y parajes naturales, tradiciones, modos de vivir…Es decir, un sinfín de elementos que permiten identificar sociedades y comunidades, y lugares específicos donde habitan o con los que se relacionan. Este Patrimonio con el que convivimos es en definitiva un conjunto de recursos que, dada su naturaleza, juega un papel relevante en el ámbito social y económico de la sociedad.
Este libro, titulado El Patrimonio Cultural: un recurso fundamental en el crecimiento económico sostenible de las sociedades modernas reúne una serie de aportaciones de numerosos investigadores que ponen su foco en la relevancia del Patrimonio Cultural como recurso de carácter económico que debe cuidarse y adecuarse a la sociedad y economía actual, pensando en los retos futuros de la misma. Los puntos de vista desde los que se aborda la cuestión son múltiples y diversos, conscientes de que el Patrimonio Cultural se integra en las sociedades que lo albergan, que siempre son plurales y se relaciona con múltiples ámbitos de la sociedad. No tiene por tanto un carácter unilateral. Al contrario, repercute sobre todos los ámbitos de ésta. Se relaciona con el Derecho, la Economía, la Arquitectura, las Artes, el Urbanismo, el Medio Ambiente, el Turismo y tantas otras disciplinas como facetas tienen las relaciones sociales. Conocer la relación de este Patrimonio en los ámbitos sociales permite conocer mejor su vinculación en el ámbito social, y por ello conocer mejor el modo de hacer que este recurso patrimonial permita estar al servicio del crecimiento económico de forma adecuada a su entorno.
Integrar al Patrimonio Cultural de forma adecuada a la sociedad actual requiere conciliar la conservación con su aplicabilidad práctica al servicio de los retos económicos y sociales de cada momento. Para ello, es necesario entender al Patrimonio Cultural como fuente de generación económica, en cuyo proceso la explotación económica del Arte y el Turismo resultan clave. Para ello, es necesario reflexionar, tanto de forma teórica como metodológica, sobre los esfuerzos que deben hacerse en la gestión del Patrimonio Cultural. Es necesario, establecer una metodología que busque el modo de seleccionar prioridades. Es decir, analizar el modo sobre qué y cómo se debe conservar el Patrimonio Cultural y las posibilidades de la puesta en valor económico del mismo e impactos generados en la sociedad de los bienes seleccionados.
A lo largo de este libro se ofrecen diversos estudios que, a modo de casos prácticos, analizan el vínculo del Patrimonio, distintas apreciaciones del mismo y su capa-
cidad para fomentar el turismo y relacionarse con él desde muy diversas perspectivas. Se analizan casos concretos de España, México, Portugal y de diversos puntos de Europa, tales como los referidos de forma específica a Castilla La Mancha, Córdoba, Sevilla y Coímbra, y de forma comparada a varios puntos de Europa.
Junto a estos análisis centrados en zonas específicas y vinculados al turismo, este libro ofrece además otras formas de relacionarse socialmente con el Patrimonio. Estos análisis permiten profundizar en la concepción del Patrimonio Cultural como un conjunto de recursos que provoca un importante impacto en la sociedad a partir de la generación de empleo y valor añadido, amén de otras cuestiones de índole social, artístico o antropológico, dejando de manifiesto la fragilidad del mismo y, por ende, la clara limitación del potencial del recurso a explotar. Su vinculación con las nuevas tecnologías, las concepciones religiosas y con la naturaleza y medio ambiente es analizado en varios capítulos de este libro. Estos capítulos giran en torno a la capacidad de gestión del patrimonio, lo que permite a su vez relacionarlo como factor de emprendimiento de diferentes localidades, por ejemplo, en este libro con Jalisco.
Todas estas diversas perspectivas de relacionar el Patrimonio Cultural con el entorno económico abren ante nosotros una base amplia de investigación económica, que entendiendo al Patrimonio Cultural como bienes no renovables, se conciben como recurso económico. El análisis bibliométrico de las tendencias de investigación sobre experiencias turísticas ofrece una primera visión de como el Patrimonio Cultural tiene una dimensión amplia, que sólo puede abordarse desde múltiples perspectivas.
Sin embargo, el uso del Patrimonio Cultural y su integración en el marco económico y social solo es posible si se protege adecuadamente para su mantenimiento a lo largo del tiempo. La protección jurídica y la conservación de determinados “objetos” especialmente apreciados, que se han ido generando y perduran en el presente, es necesaria. Las sociedades avanzadas protegen mediante el uso del ordenamiento jurídico moderno este Patrimonio Cultural, desarrollado durante siglos, en los que España y México se encuentran en la vanguardia internacional. Se aborda en este libro, por ello, casos prácticos de protección jurídica del Patrimonio Cultural. Especialmente, se desarrollan cuestiones prácticas referidas a la problemática y desarrollo del Derecho Penal y Administrativo de la defensa del patrimonio Cultural.
Por último, este libro finaliza con dos capítulos relevantes para el futuro uso del Patrimonio Cultural como elemento de crecimiento económico de la sociedad. Por un lado, se analiza el modo en que la Universidad fomenta, a través de sus programas docentes, el uso y gestión del Patrimonio Cultural. Por otro lado, se analizan las nuevas formas de consumo del Patrimonio Cultural entre los más jóvenes y su vincu-
lación con el ahorro. Al fin y al cabo, conocer en modo en que piensan y actúan las nuevas generaciones es la clave para hacer que el patrimonio Cultural perdure en el tiempo y sirvan para la construcción de sociedades más avanzadas, tanto económica como socialmente.
Destinos turísticos rurales basados en recursos culturales en el marco de la Agenda 2030: el caso de Castilla-La Mancha
Francisco Sánchez-Cubo1*, José Mondéjar-Jiménez2, José Luis Sánchez-Ollero1, Juan Antonio Mondéjar-Jiménez2
1 Universidad de Málaga; 1 Universidad de Castilla-La Mancha
* francisco.scubo@uclm.es
Resumen: La despoblación es, actualmente, uno de los principales problemas en España en tanto que hace peligrar la supervivencia de numerosos municipios y, en consecuencia, la preservación de su patrimonio material e inmaterial. Como respuesta, son muchas las voces que proponen el desarrollo del turismo rural para paliar el éxodo rural. Por ello, estos territorios han recibido cuantiosos fondos nacionales y europeos para dinamizar sus economías a través de esta actividad, si bien su resultado no ha sido el esperado. Por ello, tomando la región de Castilla-La Mancha como caso de estudio, este trabajo analiza la situación actual, con el fin de estudiar la viabilidad del desarrollo del turismo rural con base en el turismo cultural, mediante un enfoque descriptivo y analítico de los datos y estudios más actuales disponibles. Los resultados muestran que, si bien la inyección de fondos y el éxito de un destino rural no permiten revertir el éxodo sufrido, si es posible paliarlo. Además, se sugiere que es a través del cuidado y promoción de sus bienes patrimoniales, mediante un sistema de turismo basado en la comunidad local, como podría producirse un efecto positivo en el territorio, en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Palabras clave: Agenda 2030; Bienes de Interés Cultural (BIC); Castilla-La Mancha; Desarrollo Rural; Despoblación; Destinos Turísticos Inteligentes; Turismo Cultural; Turismo Rural
1. INTRODUCCIÓN
La importancia del turismo como actividad económica tanto en países ricos como en países en vías de desarrollo es bien conocida tanto por profesionales y académicos como por personas ajenas a esta industria. Las ventajas e inconvenientes que se derivan de las actividades propias y relacionadas con este sector han sido ampliamente abordadas por la literatura científica. En general, los estudios han hecho especial énfasis en los núcleos urbanos, pues son los que han experimentado un mayor desarrollo turístico gracias, en parte, a disponer de atractivos diversos que generan tipos de turismo muy variados (Rogerson y Rogerson, 2017). No obstante, a pesar del interés de los agentes turísticos públicos y privados de estos destinos en diversificar la oferta turística para un mejor manejo de los flujos turísticos y un menor impacto en la ciu-
dad, algunos autores insisten en la necesidad de diversificar la actividad económica con otras industrias haciendo uso de los beneficios obtenidos del turismo (Sheng, 2011).
En este sentido, el crecimiento desproporcionado de la demanda turística a nivel mundial ha acarreado inevitablemente problemas de masificación turística o gentrificación (Almeida-García et al., 2021; Tokarchuk et al., 2022), entre otros. Si bien, a pesar de todo, el debate acerca del control del turismo no es nuevo. Ya a mediados del siglo XIX, tras los primeros viajes organizados de Thomas Cook, en grupos de 40-50 personas, surgieron quejas acerca del “tráfico de turistas” que provocaban estos primeros productos turísticos (Lever, 1863, como citado en Thomas, 2021). Por supuesto, estas cifras no son comparables con el escenario actual en término de volumen de viajeros de la mayoría de los destinos turísticos, pero sirve para ejemplificar cómo la insatisfacción con los flujos de visitantes, redimensionada y de forma relativa a la realidad de cada ciudad, ha evolucionado hacia el concepto de “turismofobia” (Butcher, 2020). Si bien, recientemente se reporta un menor uso del término (Velasco-González y Carrillo-Barroso, 2021), lo que no lleva aparejado un menor flujo de visitantes, alcanzándose en 2022 aproximadamente 900 millones de viajeros internacionales (60% del volumen previo a la pandemia COVID-19) y estimándose en 2023 una recuperación entorno al 80-95% de los valores prepandemia (Organización Mundial del Turismo, 2023).
Generalmente, estos fenómenos tienen lugar en los núcleos urbanos, siendo este el motivo por el que numerosos autores proponen el turismo rural como medida para diversificar la oferta de los destinos urbanos con mayor demanda, redistribuyendo los flujos turísticos hacia zonas menos frecuentadas (Barreal et al., 2023). En este sentido, el turismo rural se ha identificado como dinamizador de las zonas rurales en riesgo de despoblación a través de la creación de empleo y riqueza en zonas sin actividad industrial y escaso rendimiento agrícola, si bien monopoliza los recursos de estas actividades para su desarrollo (Cañada y Gascón, 2016). Además, durante la pandemia COVID-19 se ensalzó su rol en el futuro del turismo al ofrecer alternativas con baja densidad de turistas a los destinos masificados costeros y urbanos (O’Regan et al., 2022). No obstante, a pesar de las cifras positivas tras la pandemia, el desarrollo ha sido limitado por dos factores clave relacionados: la temporalidad de su demanda, concentrada en los fines de semana, y la limitada oferta hotelera existente (MartínMartín et al., 2020; Sánchez-Cubo et al., 2023).
Así, se deben estudiar las motivaciones de los turistas para viajar a destinos rurales, a fin de conocer aquellos factores que los atraen y si existen diferencias entre ellos. En este sentido, en trabajos previos como el de Polo-Peña et al. (2014), se refleja que los estudios que recogen la dimensión cultural en los turistas rurales son escasos,
predominando la relajación o las actividades en la naturaleza, siendo esta última la motivación usual en estos entornos (Cordente-Rodríguez et al., 2014). Sin embargo, en los trabajos más recientes, el factor cultural sí se incluye (López-Sanz et al., 2021), aunque notablemente segmentado en un público de mediana edad (más de 50 años), con menor predisposición a realizar actividades al aire libre (Eusébio et al., 2017; An y Alarcón, 2021).
Considerando todo lo anterior, resulta de especial interés en el contexto turístico actual español el estudio de los destinos turísticos rurales, con atención a sus atractivos y las motivaciones de sus turistas. Por ello, este trabajo pretende analizar aquellos destinos rurales cuyo atractivo principal sea de naturaleza cultural, con el fin de conocer su oferta hostelera, su nivel de desarrollo y su potencial atractivo. Además, se pretende estudiar la capacidad de estos destinos para experimentar un desarrollo sostenible dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. Para todo ello, se toma como caso de estudio la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, una región que presenta un volumen de negocio rural intermedio (sexto lugar nacional en viajeros y pernoctas y décimo en estancia media (Instituto Nacional de Estadística, 2023a)), carece en la totalidad de su territorio de zonas costeras y sus ciudades principales son de mediano tamaño, además de ser una de las regiones de España con mayor incidencia de despoblación y necesidad de revitalización de las áreas rurales.
2. ZONAS RURALES, DESPOBLACIÓN Y PATRIMONIO
La emigración progresiva de los habitantes desde el campo a las ciudades es un fenómeno que, a pesar de ser global, ha afectado de forma desigual a los países. En el caso de España, dadas las características del territorio, con una orografía compleja (Serra et al., 2014), y las políticas llevadas a cabo históricamente basadas en la creación de un sistema de comunicaciones nacional radial (Bel, 2011), las zonas rurales han experimentado una rápida despoblación hacia la capital y las zonas costeras mediterráneas de la Península Ibérica. Estos procesos migratorios responden a múltiples factores, entre los que se incluyen la falta de infraestructuras, un sistema de comunicaciones radial, los escasos rendimientos de la actividad agrícola y ganadera o la falta de oportunidades laborales, entre otros (Consejo Económico y Social, 2018).
En este sentido, la Figura 1 ilustra la evolución de la población española, por municipios, es en periodo 2001-2017. En ella se aprecia de forma evidente la tendencia nacional a la despoblación de las zonas interiores, a excepción de la Comunidad Autónoma de Madrid, la capital, y sus áreas metropolitanas, incluyendo Toledo. A excepción de estas zonas, la práctica totalidad del territorio de las Comunidades Au-
tónomas de Castilla y León y Castilla-La Mancha, además de las zonas rurales del norte peninsular (principalmente, Galicia, Asturias y Cantabria), presentan una despoblación severa. En el caso de estudio de este trabajo, Castilla-La Mancha, a excepción de la ciudad de Toledo, por su cercanía a Madrid, y Albacete, se encuentra con un problema importante de despoblación para el que no parece haber una solución inminente.
Dentro de esta Comunidad Autónoma destacan sobre el resto las provincias de Guadalajara y Cuenca, donde apenas existen municipios en los que el saldo de población, fuera de la zona de influencia de Madrid, sea neutro o positivo. Es más, estas dos provincias son las únicas de Castilla-La Mancha donde existen varios municipios con saldo poblacional negativo superior al 50% en el periodo 2001-2017. Esta situación se corresponde con la tendencia nacional a la despoblación de las zonas rurales, con especial incidencia en las áreas montañosas, donde las comunicaciones presentan mayores dificultades y las actividades económicas están esencialmente ligadas al ámbito rural.
Fuente: Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (2023)
Una visión más detallada a nivel autonómico puede observarse en la Figura 2, extraída del visor del Reto Demográfico de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. En dicha figura se observa cómo las zonas previamente mencionadas no solo pierden población, sino que se encuentran en riesgo extremo de despoblación.
Figura 1. Evolución de la población, por municipios, en España (2001-2017)De hecho, la práctica totalidad de la provincia de Guadalajara y de Cuenca, a excepción de las capitales y sus áreas periurbanas, se encuentran gravemente amenazadas.
A este respecto, llama la atención la distribución municipal de la Comunidad Autónoma, siendo las provincias más despobladas aquellas con una división territorial mayor, a pesar de presentar extensiones de territorio similares. Si bien, tanto Guadalajara como Cuenca son territorios montañosos, lo que influye en su gestión. No obstante, la provincia de Toledo también cuenta con numerosos municipios (véase la Tabla 1) pero, dada su cercanía y mejores conexiones con Madrid, no sufren el fenómeno de la despoblación en su zona de influencia.
Figura 2. Despoblación, por municipios, en Castilla-La Mancha
Fuente: Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha (2023)
Tabla 1. Extensión territorial, municipios y BIC en Castilla-La Mancha
Elaboración propia a partir de Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (2020) y Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha
Con todo, a pesar del elevado número de municipios, en relación con el objeto de este estudio, la mayoría no poseen recursos protegidos como BIC, esto es, elementos patrimoniales materiales o inmateriales que merezcan protección por su valor patrimonial y cultural. Por supuesto, en aquellas provincias con menor número de municipios la distribución relativa de elementos BIC será mayor (Tabla 1). En consecuencia, se deben analizar dichos municipios no solo por su número o extensión sino por variables más representativas como la población, en tanto que, desde el punto de vista turístico habrá de ser la que permita obtener un rendimiento económico que repercuta en el territorio a través del turismo rural y cultural. Para ello, se han agrupado aquellos municipios que disponen de BIC según su tamaño en grandes grupos de población. La Tabla 2 condensa el número de estos bienes y, entre corchetes, el número de municipios, según tamaño, que los aglutinan.
Por supuesto, la distribución entre ellos no resulta homogénea, pero ofrecen una visión general de la situación en las provincias castellanomanchegas. Así, el grueso de los recursos BIC se encuentran concentrados en los pequeños municipios de menos de 1.000 habitantes y en las pequeñas ciudades de entre mil y cinco mil habitantes. Al mismo tiempo, en el extremo opuesto se encuentran las capitales de provincia y algunas ciudades mayores, que poseen un número elevado de recursos y volúmenes de población sustancialmente mayores. En este punto cabe destacar que los municipios con más de 20.000 habitantes son, a excepción de Albacete (capital), con 172.357 vecinos en 2022, de un tamaño inferior a 100.000 habitantes.
Tabla 2. Número de BIC y número de municipios (entre corchetes)
Fuente: Elaboración propia a partir de Instituto Nacional de Estadística (2023b)
Sin embargo, además del número de habitantes es de especial relevancia cómo se distribuye por rango de edad1 la población de estos municipios, a fin de conocer
1 Grupos de edad no homogéneos, formados a partir de los datos del Instituto Nacional de Estadística (2023), uniendo los grupos preexistentes según los siguientes criterios: 0-19
la población activa actual y potencial en el corto y medio plazo, en tanto que supone un indicador directo de las probabilidades de supervivencia de estos territorios. Para ello, las Tablas 3.1 y 3.2 recogen estos datos, así como el índice de feminidad. Este índice refleja la proporción de mujeres respecto al total de la población. Estas tablas también incluyen el peso relativo de cada grupo de edad, en tanto por uno, entre paréntesis, respecto al total del municipio. Todas las cifras incluidas en ambas tablas reflejan los valores promedios, siendo representativos del subgrupo al que representan en tanto que no se han identificado valores anómalos. A efectos de estas cifras, se entienden como valores anómalos aquellos que se encuentran a más de 1,5 veces el rango intercuartílico de los valores del subgrupo.
Respecto a la edad de los habitantes, destacan dos cuestiones. En primer lugar, el bajo volumen de población menor a 19 años, siendo entorno al 10% en los municipios de menos de 1.000 habitantes en todas las provincias, incrementándose paulatinamente hasta el 20% en las ciudades de más de 20.000 personas. Esta baja proporción de habitantes jóvenes dificulta, o incluso puede llegar a imposibilitar, la supervivencia en el medio plazo de los territorios de menor tamaño, independientemente de los potenciales atractivos naturales, culturales y turísticos. Paralelamente, la proporción de adultos mayores y ancianos refleja el envejecimiento de la sociedad española, con bastante mayor incidencia en los pequeños municipios, presentando una tendencia inversa a la de la población joven; esto es, desde entorno a un 20% en los municipios más pequeños a menos del 10% en los municipios más grandes.
Por otra parte, respecto al índice de feminidad (I.F.), es llamativo cómo, a pesar de que el equilibrio entre hombres y mujeres siempre se mantiene, el número de mujeres es sistemáticamente inferior en todos los territorios fuera de las grandes ciudades. Al mismo tiempo, se debe destacar que, con independencia del tamaño del municipio, a partir de los 65 años se invierte el índice y el número de mujeres supera al de hombres, llegando a ser un 10% superior en el estrato de más de 75 años. Por supuesto, este fenómeno se justifica por la mayor esperanza de vida de las mujeres (82,2 años en mujeres frente a 79,5 años en hombres) (Ministerio de Salud, 2022).
años, siendo 18 años la edad legal para trabajar en España; 20-34 años, considerando este estrato como personas jóvenes en edad de tener hijos (la edad media del primer hijo en España es a los 31,56 (32,61 en conjunto) (Instituto Nacional de Estadística, 2021); 35 a 64 años, al ser la edad de jubilación más temprana los 65 años con 38 años y medio cotizados (Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, s.f.); 65 a 74 años, siendo estos los primeros años de jubilación, previa a la vejez; y más de 75 años, siendo la edad considerada vejez, a efectos de los datos disponibles y a falta de un criterio homogéneo. Si hay consenso en que las personas de 65 o más años son consideradas de edad avanzada (Eurostat, 2019).
*Notas: (i) Valores medios de los municipios estudiados; (ii) Entre paréntesis, porcentaje respecto al tamaño del municipio; (iii) Índice de feminidad medio de los valores de los municipios estudiados
Fuente: Elaboración propia a partir de Instituto Nacional de Estadística (2023b).