ITINERARIOS URBANOS Y CELEBRACIONES PÚBLICAS EN LA MONARQUÍA HISPÁNICA
DURANTE LA EDAD MODERNA
Francisco Ollero Lobato Editor
Zara Ruiz Romero y Victoria Sánchez Mellado Coordinadoras
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Itinerarios urbanos y celebraciones públicas en la monarquía hispánica durante la Edad Moderna
COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT HUMANIDADES
Manuel Asensi Pérez
Catedrático de Teoría de la Literatura y de la Literatura Comparada Universitat de València
Ramón Cotarelo
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia
M.ª Teresa Echenique Elizondo
Catedrática de Lengua Española Universitat de València
Juan Manuel Fernández Soria
Catedrático de Teoría e Historia de la Educación Universitat de València
Pablo Oñate Rubalcaba
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración Universitat de València
Joan Romero
Catedrático de Geografía Humana Universitat de València
Juan José Tamayo
Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones Universidad Carlos III de Madrid
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Francisco Ollero Lobato (editor)
Zara Ruiz Romero y Victoria Sánchez Mellado (coordinadoras)
Itinerarios
urbanos
y celebraciones públicas en la monarquía hispánica
durante la Edad
Moderna
tirant humanidades Valencia, 2023
Copyright ® 2023
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Esta publicación ha sido realizada en el marco del proyecto PAIDI 2021 P20_00838 Atlas histórico de las celebraciones públicas en Andalucía durante la Edad Moderna, financiado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) y por la Consejería de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades de la Junta de Andalucía. Se inscribe en el marco del programa operativo FEDER Andalucía 2014-2020 (objetivo temático “01 - Refuerzo de la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación”. Porcentaje de cofinanciación FEDER 80%).
© Francisco Ollero Lobato (editor) Zara Ruiz Romero y Victoria Sánchez Mellado (coordinadoras)
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Índice
Introducción. Celebraciones públicas y morfología urbana
Francisco Ollero Lobato
festivas y transformaciones
Ritualidad académico-eclesiástica en la Salamanca del Antiguo Régimen
Fernando R. de la Flor
Romerías, ermitas y sacralización urbana en la Granada barroca
Juan Manuel Barrios Rozúa
Capítulo 3
La corte de Felipe V en Sevilla (1729-1733). La transformación efímera de una ciudad
Juan Prieto Gordillo
Capítulo 4
Fiesta, sociabilidad y rito al servicio del poder. La ciudad y sus escenarios en el sur del antiguo Reino de Valencia
Mariano Cecilia Espinosa y Gemma Ruiz Ángel
Capítulo 5
59
Transformaciones arquitectónicas en la catedral de Valencia a raíz de la procesión festiva celebrada a la llegada de las reliquias de san Mauro 113 Montiel Seguí Balaguer
Capítulo 6
Juegos, fiestas y ceremonias religiosas en la plaza del Arenal de Jerez. Configuración de un espacio de representación a comienzos de la Edad Moderna
David Caramazana Malia y Bruno Escobar Fernández
Capítulo 7
La plaza del Mercado de Baeza y la fiesta como factor remodelador del espacio público
José Policarpo Cruz Cabrera
147
13
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Celebraciones
arquitectura y
urbanismo ................................................... 35
en la
el
37
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95
................................................................................................................................................. 129
Capítulo 8
Fuentes públicas y celebraciones festivas durante la Edad Moderna en Andalucía
Francisco Ollero Lobato
El valor y la jerarquía del ornato festivo en los itinerarios urbanos
Capítulo 9
Y así se vistieron las calles qual no se habían visto. La transformación de la Corte y la exhibición pública del poder de la Compañía, durante las fiestas de canonización de Juan Francisco Regis
Concepción Lopezosa Aparicio
Capítulo 10
Las plataformas de música en la fiesta pública española del Antiguo Régimen
Clara Bejarano Pellicer
Capítulo 11
Del ornato efímero al virtual: una propuesta digital para el estudio de la fiesta
Victoria Soto Caba
Capítulo 12
El ornato barroco del Triunfo de San Fernando de 1671. Hipótesis virtual morfológica y polícroma del monumento efímero erigido en la catedral de Sevilla
Juan-Salvador Sanabria-Fernández
Capítulo 13
Reconstrucción digital del arco triunfal que se erigió en la calle Mayor para la solemne entrada de Carlos III en Madrid en 1760
Sergio Román Aliste y Cristóbal Marín Tovar
Capítulo 14
Apuntes para una geografía urbana del espectáculo: una aplicación en la arquitectura efímera de 1789
Isabel Solís Alcudia y Victoria Soto Caba
163
189
221
235
247
263
8 Índice
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187
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205
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Capítulo 15
Málaga 1635: más allá de la vista. Experiencia sensorial y recreación virtual de una fiesta extraordinaria
Carmen González-Román y Francisco Javier Luengo Gutiérrez
Capítulo 16
Indumentaria y escenario urbano en la fiesta barroca: la serie de los carros del Museo de Bellas Artes de Sevilla
Bárbara Rosillo
urbanos de la fiesta
Capítulo 17
Una civilización de procesiones. Los cortejos de plegaria y de acción de gracias en la Sevilla barroca (1617-1632)
José Jaime García Bernal
Capítulo 18
Eucaristía y fiesta: la celebración del Corpus Christi y su proyección en los espacios devocionales de la Valencia del siglo XVII
Andrés Ávila Valverde
Capítulo 19
Teatro de la paz y del poder. La entrada triunfal de los archiduques en la ciudad de Amberes en 1599
Alberto Mariano Rodríguez Martínez
Capítulo 20
La cabalgata del rey. Fiestas y ceremonias por la visita de Felipe V a Nápoles
Paola Setaro
Capítulo 21
Nápoles festivo: ceremonial áulico del himeneo de Carlos de Borbón y María Amalia de Sajonia (1738)
Sara Huertas Albaladejo
283
321
343
359
375
391
Índice 9
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303
Recorridos
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Capítulo 22
Ínfulas, recibimientos y festejos en la corte de Felipe V: cartografía de la ciudad efímera durante el Lustro Real de Sevilla (1729-1733)
Javier Navarro-De-Pablos
Capítulo 23
La georreferenciación de recorridos históricos ceremoniales. El espacio urbano de la procesión del Corpus en el Jerez de la Edad Moderna
José Peral López, José-Manuel Aladro-Prieto y Germán Herruzo Domínguez
Capítulo 24
Precedentes barrocos: visitas de prelados y tradición festiva en el viaje apostólico de Juan Pablo II a Valencia (1982)
Mercedes Burgos Martínez
Texto e imágenes, documentos de las celebraciones públicas
Capítulo 25
Mujer, fiesta y poder en Nueva España. El caso de la marquesa de las Amarillas (1755-1760)
Judith Farré
Capítulo 26
Barcelona despide con honores a Felipe V. Lectura urbana del grabado del muelle de la ciudad en 1702
Laura García Sánchez
Capítulo 27
Effigies fasti. El reflejo de las entradas regias en el urbanismo, las artes y las fuentes textuales durante el gobierno de la Casa de Habsburgo
Carlos Jesús Sosa Rubio
Capítulo 28
Entre el objeto artístico y el instrumento normativo: tablas de ceremonial del siglo XVII y “días de tabla” en los contextos municipales de Mallorca, Menorca, Toledo y Santiago de Chile
Aina M. Escobar Sánchez
407
423
441
461
493
10 Índice
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459
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479
511
Capítulo 29
Descifrando el patrimonio inmaterial ceutí: símbolos y emblemas para una relación festiva extrapeninsular
Silvia Cazalla Canto
Capítulo 30
Sevilla neoclásica: la transformación de la ciudad en un corpus inédito sobre la visita real en 1796 ..........................................................................
María-Carmen Montoya-Rodríguez
531
547
Índice 11
Introducción.
Celebraciones públicas y morfología urbana
La arquitectura incorpora a la fiesta, provisional y perecedera, el sentido de lo perdurable. Los grandes espacios públicos festivos o los edificios religiosos o civiles que sirven como escenario de las celebraciones ofrecen a la fiesta el decoro de la duración, unida significativamente a la pureza que otorga la verdad desnuda de la fábrica material de sus obras. Así lo expresa la literatura del clasicismo, como Serlio, que alude al carácter complementario del adorno frente a la composición propiamente arquitectónica de los alzados y muros. Será una opinión canónica, quizás no correspondiente con la práctica arquitectónica durante el Barroco, pero que se mantiene en los expertos del Siglo de Oro y en tratadistas hispánicos como fray Lorenzo de San Nicolás1. La arquitectura ofrece a la fiesta de la Edad Moderna la exposición del lenguaje compositivo del clasicismo, aquel que sirve de soporte también para el conjunto de símbolos y alegorías vinculadas precisamente a la literatura grecolatina y a la tradición cristiana.
La arquitectura también introduce en lo festivo la continuidad de un lenguaje estable, aceptado por todos, que permite ofrecer, como indica Mulryne, un marco de significados contemporáneos para historias fundadas o imaginadas del pasado. Comparte con otras manifestaciones de lo festivo un sentido político, como expresión de la propia imagen del poder, y un sentido estético, que abarca tanto el caso de la arquitectura efímera que se realiza para una ocasión festiva o la arquitectura permanente que sirve para albergar a esta2.
1. BLASCO ESQUIVIAS, B., Arquitectos y tracistas. El triunfo del Barroco en la corte de los Austrias, Centro de Estudios de la Europa Hispánica, Madrid, 2013, pp. 205-206.
2. MULRYNE, J. R., “Introduction. Making space for festival”, en MULRYNE, J. R., DE JONGE, K., MARTENS, P., MORRIS, R. L. M. (eds.), Architectures of Festival in Early Modern Europe: Fashioning and Re-fashioning Urban and Courtly Space, Routledge, Oxford, 2018, pp. 1-10.
Introducción 13
Además, la arquitectura efímera ofrecerá un recurso expresivo de gran magnitud vinculado a la variedad y el contraste, precisamente en su capacidad para trasladar a una cronología provisional la tendencia a la permanencia que ofrecen los principios de este arte. En el desarrollo de los aconteceres festivos, la aparición de estas construcciones específicas se convierte en el discurso de la fiesta en un recurso comparable al que en la preceptiva de la oratoria ofrecen las imágenes maravillosas o sobrecogedoras, que dan una alternativa a la complaciente persuasión de la retórica, pues esta “depende de nosotros mismos, mientras que el poder y la fuerza de lo sublime se impone sin resistencia al auditorio”3. Como indica Bonet Correa, el fin último de la arquitectura efímera no será tanto aquella perfección vinculable a los ejemplos de la arquitectura estable, sino producir sorpresa y causar admiración en todos los que la contemplaban4.
La arquitectura de la ocasión festiva puede concebirse como un soporte de prestigio que permite la inclusión de textos literarios que exaltan el poder a través de las metáforas que ofrece la religión, la mitología y los autores grecolatinos. En ese sentido parece interpretarse por sor Juana Inés de la Cruz, cuando, durante las celebraciones por la entrada del nuevo virrey marqués de la Laguna en México en 1680, denomina como “Cicerón sin lengua” o “Demóstenes mudo” a los arcos que sustentan los lienzos con los textos de su autoría5. Pero también, y a través de una analogía con la retórica, el ornato provisional de la fiesta se convierte en la glosa que con su variedad desarrolla la armonía de las artes, de modo semejante a cómo el ingenio en la literatura amplifica el concepto y lo adorna. La arquitectura de la fiesta, a través del ornato efímero que reviste la estructura, se convierte en una retórica visual que se desarrolla sobre una estética de los sentidos y sobre el juego de la unidad de lo diverso6.
3. LONGINO, De lo sublime, Acantilado, Barcelona, 2021, p. 6.
4. “Más que buscar la perfección arquitectónica pretendían producir efectos sorprendentes y causar admiración en todos”, BONET CORREA, A., “Arquitectura efímera del Barroco en España”, Norba: Revista de arte, 13, 1993, pp. 23-70, p. 23.
5. Neptuno poético, “explicación del Arco” citado por PARODI, C., “El lenguaje de las fiestas: arcos triunfales y villancicos”, en FARRÉ VIDAL, J. (ed.), Teatro y poder en la época de Carlos II: fiestas en torno a reyes y virreyes, Iberoamericana, Vervuert, Madrid, Frankfurt am Main, 2007, pp. 221-236, cita en p. 221.
6. Los conceptos deben completarse para ser agudezas con el ingenio, donde está la variedad, “gran madre de la belleza”, según Gracián, conformando una similar estética para lo visual y lo escrito. GRACIÁN, B., Arte del ingenio, tratado de la agudeza, Juan
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Francisco Ollero Lobato
La reiteración exhaustiva del ornato efímero como recurso permite su clasificación en diversas categorías. Una agrupación puede estar determinada por su autonomía material, de modo que puede hablarse de estructuras exentas, de ornato provisional que transforma arquitecturas estables ya existentes, o de adornos que parcialmente intensifican las características de su apoyo físico mediante su integración en composiciones o soportes. A veces esos ornatos, arcos, altares, retablos y estructuras efímeras, desarrollados mediante una forma concreta o vinculados al patrocinio de determinadas instituciones o corporaciones, repiten su disposición en diversos momentos festivos, otorgando una particular personalidad incluso en su versión efímera a los espacios públicos. La variedad de los componentes del ornato permite establecer una clasificación significativa y cualitativa de tales estructuras o decoraciones en el contexto festivo, bien sea por el uso del color y sus condicionantes culturales y simbólicos, por la riqueza de su elaboración y su valor económico, como es el caso de los tapices, o por la tradicional relación con funciones particulares, como riscos y paisajes con la naturaleza y el uso del agua.
La importancia del ornato efímero será creciente a lo largo de la Edad Moderna. La relación de las ceremonias públicas con la cultura clásica otorga prestigio a la celebración, como expresión de la grandeza de un linaje o de afirmación de su autoridad en la urbe. Se convierten estos fastos en afirmación de la civitas con la participación de los distintos grupos e instituciones de la ciudad. Las corporaciones o agrupaciones que intervienen en estas celebraciones institucionalizan su existencia mediante su participación en el rito, y aseguran su existencia y poder a través de su propia representación. El uso de la perspectiva como recurso visual y la construcción dentro de los palacios de estructuras escenográficas es relacionada por Strong como la búsqueda de una armonía “basada en la idea de que el poder político era un reflejo de un universo geocéntrico”, de modo que el desarrollo festivo se convertía en “arte por el que la sociedad podía ser persuadida y transformada para cumplir tales ideales”7. La organización y diseño del adorno de la ciudad y sus estructuras efímeras se reconoce como parte de las habilidades que Sánchez, Madrid, 1642, (Cátedra, 1988) Discurso I. Panegírico al Arte y al objecto, pp. 135-136. Sobre la cuestión de la analogía ornato visual y escrito, imprescindible LEDDA, G., La parola e l’ immagine. Strategie della persuasione religiosa nella Spagna secentesca, ETS, Pisa, 2003.
7. STRONG, R., Arte y Poder. Fiestas del Renacimiento, 1450-1650, Alianza Forma, Madrid, 1988, p. 52.
Introducción 15
deben dominarse desde la alta cultura8. El carácter totalizador de la fiesta se acentúa durante el Barroco, cuando la propia razón de ser de la sociedad y su conjunto de valores se confirma y actualiza en la propia celebración. De ahí la importancia de la incorporación de toda la ciudad en el desarrollo festivo. Promotores, agentes o público quedan implicados como actores en la construcción de la escena, si valoramos la importancia de lo performativo a través de la actividad propia de las jornadas festivas, pero también como miembros de un escenario donde se unifica la ciudad material y la ciudad transformada mediante la decoración, el arreglo y la escenografía.
Esa transformación festiva de las poblaciones tiene lugar en la trama urbana y sus espacios públicos. En ese tejido urbano se dibujan los recorridos de los fastos, itinerarios que se reiteran para determinadas fiestas religiosas o civiles de importancia, como el Corpus, la llegada de un monarca a la ciudad o la celebración de la carrera que recorren las autoridades con motivo de la proclamación de cada reinado. Precisamente durante la Edad Moderna se potencia el uso continuado de determinadas vías como fundamentales para las celebraciones públicas, desde las puertas de acceso a las ciudades y los espacios propiamente intramuros de estas poblaciones, conforme a las recomendaciones que en este sentido hace la tratadística. Así sucede en Madrid con el camino urbano entre el Prado de San Jerónimo y el Palacio Real con los Austrias, o en Palermo con la intervención en los ejes del Cassaro y la vía Maqueda9. Buena parte de las operaciones sobre la ciudad durante la Edad Moderna están condicionadas por ese papel ceremonial y de prestigio que obtienen determinadas calles y plazas, que manifiestan el rol obtenido en la trama urbana a través de su protagonismo en los fastos.
En muchas ocasiones, la importancia celebrativa de esas vías se une a su relevancia para la vida comercial o social de una población. En esos itinerarios se localizan las sedes destacadas de la autoridad terrena, como ayuntamientos, audiencias, o palacios reales, o religiosa, como iglesias principales o catedrales, a los que se unirán los monasterios y conventos que manifiestan su prestigio ciudada-
8. Comenta la recomendación que hace al respecto Castiglione MERINO, E., El reino de la ilusión. Breve historia y tipos de espectáculo. El arte efímero y los orígenes de la escenografía, Universidad de Alcalá, Alcalá de Henares, 2005, p. 45.
9. MÍNGUEZ CORNELLES, V., CHIVA BELTRÁN, J., RODRÍGUEZ MOYA, I., GONZÁLEZ TORNEL, P., Un planeta engalanado. La fiesta en los reinos hispánicos, Universitat Jaume I, Castellón de la Plana, 2019, p. 450.
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Francisco Ollero Lobato
no con su conversión en hitos festivos. Será el caso de los cenobios de Santa Ana y Santo Domingo en la Ciudad de México, que señalan el itinerario de los virreyes en su ingreso protocolario hacia la plaza real10. Para los recorridos festivos de procesiones religiosas ordinarias o extraordinarias, cortejos, o mascaradas, esos edificios pasan a ser origen, estación o cierre de su camino por la trama urbana.
La correspondencia entre fastos y vida social hace que el carácter celebrativo se convierta en una función urbana, una parte esencial en la actividad de la ciudad durante la Edad Moderna. Tal afirmación se verifica al observar la importancia que tiene para la plaza mayor, importante creación de la urbe hispánica, su condición de escenario festivo. La propia génesis de estos espacios está relacionada con esa función, como ocurre en las plazas mayores de Valladolid o de Madrid; en este último caso, el arquitecto Gómez de Mora configura sus accesos explícitamente para su empleo como lugar para la lidia de los toros11. La Corredera de Córdoba, se reconstruye en su aspecto actual a partir de 1683, cuando se evidencia la imposibilidad de celebrar en la plaza las fiestas por la terminación de la capilla de la Virgen de la Concepción de la catedral12. Por su parte, la mayor de León se convierte en escenario de las fiestas taurinas de esa localidad, en especial de las que se celebran anualmente en el día después de san Roque, de modo que “tiene la ciudad para ellas su plaza”13. No es extraño que la incorporación de este espacio público al imaginario de lo festivo dé lugar a que se le utilice como ámbito ideal de la representación, como ocurre en El triunfo mayor de Alcides, comedia escrita para ser representada en el teatro del Buen Retiro y donde la última mutación se presenta en una espaciosa plaza pública, donde existe un palacio y una enorme multitud que observa la función. Se trata de un “teatro dentro del teatro” que redunda en la exhibición de la plaza como entorno festivo dentro del propio espectáculo14.
10. CHIVA BELTRÁN, J., El triunfo del Virrey. Glorias novohispanas: origen, apogeo y ocaso de la entrada virreinal, Universitat Jaume I, Castelló de la Plana, 2012, pp. 103-104.
11. ESCOBAR, J., La plaza mayor y los orígenes del Madrid barroco, Nerea, San Sebastián, 2007 (2004), p. 146.
12. CATALÁN, M. D., La plaza de la Corredera, Diputación, Córdoba, 1986, p. 31.
13. CABEZA DE VACA QUIÑONES Y GUZMÁN, F., Resumen de las políticas ceremonias con que se govierna la noble, leal y antigua ciudad de León..., Imp. de Valdivieso, Valladolid, 1693, cap. XII, p. 29.
14. SCOTTI FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, F., El triunfo mayor de Alcides. Fiesta para representarse a Sus majestades en el Coliseo del Buen Retiro en celebridad de la exaltación al
Introducción 17
Tanto en las plazas españolas que se enmarcan en esa tipología, como en aquellas que aún sin asumir completamente su forma manifiestan un papel sobresaliente entre los espacios públicos urbanos, los alzados se configuran para ubicar al público y autoridades que asisten a los fastos. Ventanas y balcones, en frentes formalmente homogéneos o con amplios vuelos corridos, se convierten en elementos arquitectónicos usuales para estas plazas. En ocasiones, galerías abiertas, como las que se proyectan para las de Llerena, o de Villanueva de los Infantes, por señalar dos ejemplos concretos, se multiplican en la composición de estos espacios para singularizar su dedicación festiva.
Si los concejos tienen su sede en esos espacios públicos, suelen estar dotados de logias de arcos que permiten la visión del espectáculo callejero, como sucedía en la ciudad de Sevilla. En el caso de que las casas del cabildo se encontraran distantes de estos lugares, se levantan miradores o casas por parte de la corporación para facilitar a los regidores el disfrute de las celebraciones, tal como sucede en la antigua plaza del Mercado de Baeza o en la de Bibarrambla de Granada15.
La celebración de la fiesta en la ciudad induce a solucionar deficiencias o emprender mejoras en su aspecto público, como el arreglo o mejora de caminos, accesos y vías de paso, o incluso propuestas de reforma de mayor envergadura. Estas intervenciones son usuales en el caso de las entradas reales o de los representantes de la monarquía por tierras peninsulares o americanas. Así, además de una ciudad fingida o modificada a través del simulacro festivo, también se produce un cambio material de sus obras públicas e infraestructuras. Esas intervenciones sirven tanto para manifestar de modo concreto las posibilidades benéficas o salvíficas de la acción del poder a través de lo festivo como para la creación de una
trono del rey… Don Carlos III, Oficina del Convento de la Santísima Trinidad, Granada, 1760. Véase OLLERO LOBATO, F., “Plazas efímeras del Barroco hispánico”, en LÓPEZ CALDERÓN, C., FERNÁNDEZ VALLE, M. Á., RODRÍGUEZ MOYA, I. (coords.), Barroco iberoamericano: identidades culturales de un imperio, vol. II, Andavira Editora, Santiago de Compostela, 2013, pp. 27-56.
15. Ejemplos andaluces que pueden verse en CRUZ CABRERA, J. P., Patrimonio arquitectónico y urbano en Baeza (siglos XVI-XVIII): aristocracia urbana y conmemoración pública, Universidad de Granada, Granada, 1999; BARRIOS ROZÚA, J. M., “La casa de los Miradores de Diego de Siloé: un palco en la plaza mayor de Granada”, Archivo Español de Arte, 90, 357, 2017, pp. 1-18, doi: 10.3989/aearte.2017.01; LÓPEZ GUZMÁN, R., “Miradores y logias municipales”, PH: Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, 57, 2006, pp. 47-51.
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arquitectura civil que, desde el siglo XVI, se entiende al servicio del bienestar y la comodidad de los habitantes. Así sucede cuando se emprende la construcción de fuentes públicas, tarea que coincide a veces con la celebración de determinadas ocasiones festivas16. Este patrocinio sobre las fontanas en el marco de los fastos, junto al que se realiza en otros contextos, tiene como resultado el que tales obras se identifiquen con la exhibición de la autoridad real o su delegación. La reiteración de tales iniciativas llega en algunas ciudades al punto, como señala Ida Mauro en el caso del Nápoles virreinal, de perder su valor a los ojos de los súbditos como utilidad pública para considerarse más bien un costoso instrumento de propaganda política17.
La fiesta es también causa de la eliminación de determinadas construcciones marginales que se entienden negativas para la nueva visión de la ciudad según las reglas del clasicismo. La experiencia en el uso del espacio festivo apremia a que calles y plazas se abran o ensanchen para permitir un mejor desarrollo y exhibición de las celebraciones. Así ocurre en Madrid cuando se eliminan restos del cinturón defensivo de la ciudad o se amplía progresivamente el espacio ceremonial en torno a Santa María de la Almudena durante la segunda mitad del XVI18.
La intervención de Gómez de Mora en el Alcázar real permite la creación de una explanada frente a su fachada principal que adquiere un papel destacado durante los fastos vinculados con la monarquía. En la plaza de San Francisco de Sevilla se proyecta eliminar en 1734 un codo de casas existente entre las calles de Sierpes y Papeleros que interrumpe la visión de los festejos organizados durante la estancia de Felipe V e Isabel de Farnesio19. También se interviene con carácter previo ante la expectativa de una ocasión festiva singular, como sucede con el derribo, en 1619,
16. Un notable ejemplo externo a los dominios de la monarquía hispánica lo muestra la entrada en Florencia de Juana de Austria en 1565, estudiada por ELSE, F. M., “Fountains of wine and water and the refashioning of urban space in the 1565 Entrata to Florence”, en MULRYNE, J. R., DE JONGE, K., MARTENS P., MORRIS, R. L. M. (eds.), Architectures of Festival in Early Modern Europe…, ob. cit., pp. 73-97.
17. MAURO, I., Spazio urbano e rappresentaziones del potere. Le cerimonie della cittá di Napoli dopo la rivolta di Masiniello (1648-1672), Federico II University Press, Nápoles, 2020, p. 173.
18. CÁMARA, A., El poder de la imagen y la imagen del poder. La fiesta en Madrid en el Renacimiento, Consejería de Cultura. Comunidad de Madrid, Madrid, 1986, p. 66.
19. MATUTE Y GAVIRIA, J., Anales eclesiásticos y seculares de la ciudad de Sevilla, t. I, Imp. De Rasco, Sevilla, 1886 (1997), p. 259.
Introducción 19