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La fosa y el mausoleo del Dr. Albiñana Memoria cruzada de la represión


COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT HUMANIDADES Manuel Asensi Pérez

Catedrático de Teoría de la Literatura y de la Literatura Comparada Universitat de València

Ramón Cotarelo

Catedrático de Ciencia Política y de la Administración de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia

Mª Teresa Echenique Elizondo Catedrática de Lengua Española Universitat de València

Juan Manuel Fernández Soria

Catedrático de Teoría e Historia de la Educación Universitat de València

Pablo Oñate Rubalcaba

Catedrático de Ciencia Política y de la Administración Universitat de València

Joan Romero

Catedrático de Geografía Humana Universitat de València

Juan José Tamayo

Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones Universidad Carlos III de Madrid

Procedimiento de selección de originales, ver página web: www.tirant.net/index.php/editorial/procedimiento-de-seleccion-de-originales


Virgilio Tortosa

Editor

La fosa y el mausoleo del Dr. Albiñana Memoria cruzada de la represión

tirant humanidades Valencia, 2023


Copyright ® 2023 Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación sin permiso escrito de los autores y del editor. En caso de erratas y actualizaciones, la Editorial Tirant lo Blanch publicará la pertinente corrección en la página web www.tirant.com. La presente edición ha gozado de una Ayuda de la Conselleria de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática 2023 («subvenciones a universidades públicas para la realización de actuaciones en materia de memoria democrática valenciana») MEMUNI/2023/2 para su edición. Esta investigación se enmarca en el proyecto de I+D+i, Patrimonialización de las memorias colectivas, memorias multidireccionales y decolonialidad. Los desafíos de la construcción identitaria de la nueva Europa (1989-2020) al prisma de las literaturas migrantes (LIMENDECO, CIAICO/2021/339), Consellería de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital, de la Generalitat Valenciana. © Colectivo de Autores © TIRANT HUMANIDADES EDITA: TIRANT HUMANIDADES C/ Artes Gráficas, 14 - 46010 - Valencia TELFS.: 96/361 00 48 - 50 FAX: 96/369 41 51 Email:tlb@tirant.com www.tirant.com Librería virtual: www.tirant.es DEPÓSITO LEGAL: V-3663-2023 ISBN: 978-84-1183-194-9 MAQUETA: Disset Ediciones Composición imagen cubierta: Ricardo Gómez Frías (Wamb) Si tiene alguna queja o sugerencia, envíenos un mail a: atencioncliente@tirant. com. En caso de no ser atendida su sugerencia, por favor, lea en www.tirant. net/index.php/empresa/politicas-de-empresa nuestro Procedimiento de quejas. Responsabilidad Social Corporativa: http://www.tirant.net/Docs/RSCTirant.pdf


A la memoria de Vicente M. Sanz, cronista oficial de la Villa de Enguera, que a pesar de su compromiso no pudo aportarnos luz sobre los sucesos desentrañados. A la memoria de las víctimas represaliadas por la defensa de la legalidad democrática instaurada con el régimen republicano de 1931, desaparecidas a conciencia en el Cementerio de Enguera.



En épocas como la presente, el hombre pierde [la razón] colectivamente. Los que mueren, mueren porque dejaron de tenerla. Los que matan, matan porque la perdieron. La muerte y la locura equilibran la balanza. Emilio Granero, El tiro de gracia Este cementerio católico en un país fundamentalmente pagano, llena mi corazón de esperanza. Un día dormirán abrazadas todas las razas bajo una misma tierra y un mismo signo. Emilio Granero, El tiro de gracia



Índice Razones para una edición........................................................................ Virgilio Tortosa

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Presentación............................................................................................... Virgilio Tortosa

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HISTORIA Años 30. Los tres estallidos: hacia el abismo con la espiral de violencia............................................................................................................ Virgilio Tortosa

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Violencia republicana y franquista. El caso del País Valenciano (1936-1956)................................................................................................... Vicent Gabarda Cebellán

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Las dos represiones en el ámbito local de Enguera.......................... Alfredo Ronces

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La Causa General de Valencia, Ramo de Enguera: Victimismo y venganza del nuevo régimen................................................................. Virgilio Tortosa

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A mayor Gloria: El mito de la muerte en el mausoleo del Dr. Albiñana.............................................................................................................. Virgilio Tortosa

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LA EXCAVACIÓN DE LA FOSA EN EL ENTORNO DEL MAUSOLEO DEL Dr. ALBIÑANA Razones para una exhumación.............................................................. Alfredo Ronces Las exhumaciones de víctimas de la guerra civil y del franquismo de Enguera. Ocho décadas..................................................................... Miguel Mezquida Fernández, Azahara Martínez Vallejo, Arantxa Jansen Pamblanco, Alejandro Calpe Vicente, Alejandro Vila Gorge y Alejandro Lara Castillo

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Índice

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Las fosas de la represión franquista en Enguera. La reutilización del espacio como ocultación.................................................................. Yaiza Alonso Beltrán, Javier Iglesias-Bexiga, Gema López García, Ana Lorenzo Barrio y Andrea González Martínez

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ASOCIACIONISMO, JURISPRUDENCIA Y RELATO MEDIÁTICO La exhumación de Enguera en el contexto social valenciano........ Matías Alonso Blasco

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Marco jurídico de las exhumaciones de las víctimas de la guerra civil y la dictadura franquista.................................................................. Miriam Salmerón Rodríguez

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El relato mediático de la detención y asesinato de José María Albiñana. La figura política en los medios de la época......................... Ainoha Jiménez Vilató

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LITERATURA Virgilio Tortosa

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¿Protofascista, seudofascista, filofascista o pionero del fascismo?...............................................................................................................

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De la persona al personaje: Personalidad atrabiliaria.......................

394

¿Literatura fascista la del Dr. Albiñana?................................................

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Publicaciones años 30: ¿«Ciclo revolucionario»?..............................

411

Imprenta de El Financiero........................................................................

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Estudio preliminar de La República Jurdana.......................................

419

Análisis de la ‘novela’: Estructura, acción y trama.............................

456

Conclusiones: Una parodia nacional burlesca....................................

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La versión teatral: Marco Antonio de Jurdania...................................

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Deux ex machina: El tiro de gracia de Emilio Granero (1967)...........

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Epílogo. El tamaño de la infamia: Los 9 de enguera..........................

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Índice


Razones para una edición Virgilio Tortosa El lugar de los muertos dice tanto como el de los vivos. Uno entra en un cementerio y tropieza con lujosos panteones parcelados en tierra, con su decoración recargada fruto de una época de bonanza del lugar, con esculturas que expresan e incluso arquitectura singular, o con mausoleos que hipnotizan; con filas de nichos perfectamente alineados a las paredes en orden abismal, o enterramientos simples en tierra con cruces maltrechas por el olvido y el paso del tiempo. Como lugareño, uno descendió cientos de veces esa amplia escalinata que daba a alguna de esas desringladas fosas excavadas en simple tierra y espacio abandonado, junto al pertrechado mausoleo del Dr. Albiñana sin apercibirse de mayores. La pista la dio Alfredo Ronces, verdadero promotor de la búsqueda de las fosas de los desaparecidos republicanos al final de la guerra civil. Venía durante décadas atesorando recuerdos de los mayores del lugar que, con el avance de la democracia, comenzaron a recordar, detalles múltiples, búsquedas incesantes, comprobaciones, viajes a archivos y hemerotecas con los que cruzar datos. Sólo cuando se hallaba maduro, con la Ley de la Memoria Histórica en la mano, se pudo echar adelante lo que era ya clamor en descendientes de víctimas de ese vilipendio. Difícil permanecer impasible a lo que la prensa por esos días de finales de 2021 iba vertiendo: víctimas de la represión franquista debajo del mausoleo grandilocuente del gran atizador lenguaraz antirrepublicano, a la postre finalmente víctima de su afán conspirador en el Golpe de julio del 36. Cientos de veces realizando ese tramo de cementerio y nunca haber apercibido el más mínimo indicio de tamaño desmán. Tal es el acicate del Seminario realizado en Alicante en el mes de octubre de 2022, entre una primera y una segunda excavación a la búsqueda de los nueve republicanos asesinados en la inmediata posguerra, con la presencia de promotores locales y asociacionismo recuperador de la memoria, con el equipo de ArqueoAntro que se había enfrentado a la excavación, compuesto Razones para una edición

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por arqueólogos y antropólogos; no podía faltar el relato mediático de nuestro tiempo a través de una periodista especializada, ni la dimensión de las leyes diseñadas ad hoc por el franquismo para preservar el Régimen, así como en su decurso las leyes de la democracia tratando de revertir la memoria de los vencedores para dar el espacio merecido a la de los vencidos, de una vez por todas. El marco histórico se nos antojaba clave, por ser el contexto en el que esas memorias cruzadas desenvolvieron sus acciones y determinaron la crueldad de unos hechos que nos ponían frente al entorno de aquel impuesto (dictatorial) mausoleo, así que unos hicieron el marco general nacional, otros el comunitario, y otros el local. Hace muchos siglos ya dijo Aristóteles que la literatura siempre es lo general, mientras la historia dirime hechos particulares y concretos; bajo esa predisposición también quisimos implicar los escritos de ese personaje tan singular (auto)denominado Dr. Albiñana pues hasta ese momento la bibliografía especializada había pasado de puntillas a unos escritos desmedidamente autobiográficos pero siempre teniendo en común la voluntad de ladrar contra el régimen emanado de las urnas en el 31, con cierta repercusión en esos años, entre acólitos y viciados por la violencia. Así desentrañamos la parte final de lo que llamó, paradojas del personaje, «ciclo revolucionario», en lo que más bien sería «ciclo de las Hurdes», por haber tenido bajo arresto por parte de la República en tan pobre terruño extremeño al autor como modo de castigo a las tropelías que llevaba perpetrando. Él siguió allí conspirando, y escribiendo, emborronando cuartillas que convertiría en libros incendiarios contra el régimen que le privaba de libertad, así que encontramos en esa ficción del autor claves que le llevarían al lugar donde desde 1941 reposan sus trajinados restos, afortunadamente al margen de la veneración de la que gozó en vida ofrecida por cierto sector ―reducido― de enfervorecidos fieles, al calor de los totalitarismos que asolaron a Europa por esos años. Y si la literatura siempre enseña caminos, no menor es la casualidad de que una Fundación cultural y rescatadora de la memoria de la comarca pusiera en bandeja la publicación justo en esos momentos en que comenzaba la excavación de los restos a otro escritor local que se

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había movido en los años sesenta y setenta en ámbitos regionales y locales. Emilio Granero escribiría una obra de teatro a finales de los sesenta que hace pensar, como buen lugareño, que no andaría demasiado lejos de los hechos y del lugar que nos convoca; o mejor, quiso certificar con el arte de la palabra lo que pudiera haber sido rumor en esos días de posguerra grisácea que le tocó vivir, como joven curioso vecino, el drama de aquellos fusilados en la tapia del cementerio local. Perspectivizado así, el lugar por el que uno anduvo mucho tiempo cobra vida nueva, se carga de nuevo sentido, porque el mausoleo no es sólo mausoleo, sino conexión con el panteón familiar vecino del que fuera cacique local e industrial portentado, pero también con el panteón frontal de la familia del médico casado con la hija de hacendados del lugar que engendrarían a tan pérfido personaje para la historia de nuestro país, desde enfrente mirándolos, totalmente alineados, no gratuitamente. También el suelo de ese rincón del cementerio local con sus tumbas con nombre y espacios vacíos cobraba nuevo sentido al hallar en la primera excavación (2022) los restos de alguien fallecido violentamente en circunstancias similares a las buscadas inicialmente. Poco más allá, en los aledaños de una de las paredes con su tira de nichos envejecidos, el 167, con terceros represaliados trasladados allí, desde Paterna, por sus familiares, al precio de sobornar a la funeraria de turno, en pleno franquismo, pero al menos aun hallándose arremolinados en un solo nicho, tenían un lugar donde llorarles. Para perseverar, un año después (2023) una nueva excavación que habría de dar con 8 restos, bien profundos, con claras evidencias de violencia tal cual los buscados. Y, por último, en el centro de esa cuadrícula del cementerio el viejo monolito con el que la llegada de la democracia permitió homenajear a quienes dieron su vida por la libertad y la democracia al precio de su desaparición, ahora transformado en monumento con su columbario para alojar por fin los restos de quienes se hallasen en las excavaciones. El olvido de ocho décadas se iba transformando en rememoración crecientemente definida. Increíble cómo el paisaje por el que uno ha pasado innúmeras veces, sin decir apenas nada, se transforma revelador de secretos bien ocultos en su subsuelo. ¿Un Valle

Razones para una edición

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de los Caídos en miniatura el de Enguera arremolinando a víctimas de ambos bandos? ¿Azar o propósito como la prensa de esos días se encargó de vocear, siempre tan predispuesta a llamativos titulares? El caso es que vivimos en un país donde el precio de la vida durante muchas décadas no fue el mismo para unos como lo fue para otros, como bien nos muestran estas dos intervenciones en el suelo del cementerio de Enguera, a los pies de un mausoleo, debajo de tumbas posteriores y bajo el caminal por el que los parroquianos acudieron de siempre a rendir culto a los suyos, arremolinados durante 84 largos años anónimamente en unos pocos metros cuadrados de la historia del siglo XX de la tierra hollada por el odio cainita, sencillamente por defender el régimen salido de las urnas en el 31. Vilipendio producido con la materia del rencor desatado aquellos días en que todos los demonios de la nación salieron a pasear. Nunca debió producirse el asesinato de responsables de diferentes corporaciones municipales, pues acabada la guerra sobraban tiros en la nuca en este país. Un cementerio es un libro abierto a quien desee indagar y conocer de su sociedad: pura metáfora del lugar de los vivos. Uno querría haber visto esta indagación sobre ese espacio y esos hechos reflejada por más autorizadas voces, e incluso en lugar académico más propio y cercano, pero la directa interpelación de los hechos y del lugar llevó a reunir a quienes por una u otra razón tenían la capacidad sobrada de, desde su campo de acción, explicarlos. El lector sacará conclusiones por sí mismo de este intento de alumbramiento de unos hechos fatídicos, alevosos, desmedidos, trágicos. En el haber supongo queda la vocación contextualizadora del ámbito de la memoria, lugares en los que nadie aparentemente hallaba mayores conexiones que a la luz de los hechos se conectan como un puzle inevitable; en el deber, la invitación no correspondida a historiadores de esos años y biógrafos que no quisieron acudir a la llamada de esta necesaria interpretación histórica. Las tan clamorosas ampollas de la vieja herida supurando todavía, supongo. La fosa de Enguera es una más de las muchas desperdigadas por la geografía española de esos años en que se desató la bestia cainita. Lo singular del caso es la correlación establecida entre los asesinados en

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un bando y en otro, entre la memoria de unos y de otros, la memoria cruzada incluso tras la muerte llamándonos, clamando desde el más allá su grito de angustia. No puede uno sino cerrar esta razón de edición agradeciendo a quienes aceptaron el reto de acudir a Alicante a departir en torno a los hechos ocurridos en la inmediata posguerra en un pueblo del interior valenciano, tranquilo y laborioso, donde nunca había ocurrido nada trascendental. El equipo dedicado a la excavación de ArqueoAntro se mostró tan meticulosamente humano en la mostración de su quehacer que reconforta apreciar in situ el modo en que trabajan entre las evidencias del pasado y los sentimientos del presente de sus familiares; los historiadores acudidos por alumbrar desde diferentes perspectivas, todas ellas complementarias (nacional, regional, local) el trozo de historia miserable que nos convocaba; muy en especial a Alfredo Ronces por haber tenido la paciencia de recomponer un amplísimo mosaico de hechos entre voces orales de paisanos, archivos y hemerotecas, y haber sido el legatario de la memoria oculta del pueblo, más cuando he debido sonsacarle más allá de lo prudente; a la asociación de la Recuperación de la Memoria Histórica por su capacidad de verter en la sociedad el flujo del recuerdo para que no se pierda; a quienes desde la jurisprudencia y el periodismo mantienen la llama viva del recuerdo pasado por ser la argamasa de nuestro presente democrático con la convicción con la que defienden el transcurso histórico de hechos y códigos de conducta en cualquiera de los momentos. A Enrique Santos Unamuno y a David Matías por ser mis lazarillos en ese territorio tan singular de Las Hurdes. Y a José Cerdá Aparicio por haberme cedido a través de variadas inquisiciones la memoria de un pasado lejano, y haberme puesto en la pista de El tiro de gracia de Emilio Granero, con su labor impagable de recuperación de tan curioso autor local. A todos ellos mi agradecimiento por ceder la palabra y todo su conocimiento en tan necesaria acción explicadora de unos hechos sin duda que nos ponen como sociedad frente al paredón de aquellos ejecutados de 1939, aunque sea para mirar el grosor de las balas y el tamaño del daño causado a quienes dejaban.

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Nada de todo esto hubiera sido posible sin la Conselleria de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática, que con sus «subvenciones a universidades públicas para la realización de actuaciones en materia de memoria democrática valenciana» (memuni/2022/03) financió principalmente el Seminario antes dicho en la Universidad de Alicante, así como la siguiente edición de 2023 (memuni/2023/2) con la que dar a conocer unos tristes trágicos hechos que permanecieron ocultos en el subsuelo de un cementerio valenciano durante ocho décadas. A mis compañeros del grupo de investigación, del proyecto I+D+i, Patrimonialización de las memorias colectivas, memorias multidireccionales y decolonialidad. Los desafíos de la construcción identitaria de la nueva Europa (1989-2020) al prisma de las literaturas migrantes (LIMENDECO, CIAICO/2021/339, subvencionado por Conselleria de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital, de la Generalitat Valenciana para grupos de investigación consolidados) por su aliento y presencia todo este tiempo. A la editorial Tirant lo Blanch por acoger la presente edición sin titubear, posibilitando la difusión de esta incómoda historia valenciana que a todo un país increpa. En el momento de escribir estas líneas la prensa da cuenta del proyecto promovido por el Gobierno de Aragón, encomiable, de construir un Museo de la Guerra Civil Batalla de Teruel destinado a convertirse en referencia del conflicto que asoló a la sociedad española durante tres años, y que tuvo en esa tierra una de sus batallas más encarnizadas; pena que las autoridades lo diseñaran en una concordia que un sector se saltó a la tolera entonces pero por lo visto ahora debemos enterrar en aras a la concordia presente: ambos recuerdos sin duda están interrelacionados pero nunca podremos poner en la misma balanza a quienes defendieron con su vida la legalidad democrática, por muy imperfecta que fuera, y a quienes la conculcaron con total alevosía; y conste que lo primero por muy legal que fuera no siempre fue ejemplar ni ético ni legítimo: mezclar ambos recuerdos, juntos, arremolinados, en cohabitación, no parece lo más sensato a vista de pájaro desde este presente del siglo XXI. Dialécticas, entre ambas, cuantas sean necesarias. Cuando, también en

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el momento de escribir en plena guerra Rusia/Ucrania, resulta bien fácil disparar, no debe serlo, en ningún caso, nunca, la impunidad de las órdenes, su señalamiento, el cuerpo de burócratas mediando, cómplices administrativos y políticos, la mano ejecutora, porque siempre hay alguien dispuesto a entregar su tiempo y dignidad para remover entre la tierra lo que el paisaje calmo esconde tras el paso de tantos años de infamia. Frente a tantas décadas de perpetuo recordatorio de crímenes ajenos con los que encubrir los propios, he aquí el tamaño de la resistencia ante al silencio.

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