Retos del siglo XII para el liderazgo Fernández Díaz, Mª J., Álvarez Fernández, M. y Herrero Toranzo, E.
Red del Plurilingüismo de Sevilla
Extractos del libro: Fernández Díaz, Mª J., Álvarez Fernández, M. y Herrero Toranzo, E. (2002) La Dirección Escolar ante los Retos del Siglo XXI, Madrid Ed. Síntesis.
7.3 El desarrollo de la inteligencia emocional (págs. 187-189) Es uno de los conceptos que tiene mayor repercusión en el mundo educativo y por tanto se deben dar pautas para desarrollar la inteligencia emocional en el contexto educativo. […]. La inteligencia emocional trata de reivindicar aspectos sensoriales y afectivos de la capacidad de resolución de problemas de la inteligencia tradicional. Así, basándonos en las experiencias de Daniel Goleman acerca de la inteligencia emocional, destacar que la inteligencia emocional desarrolla temas que en una organización educativa se están trabajando desde hace muchísimos años como son: liderazgo, el trabajo ene equipo, la toma de decisiones bajo determinado tipo de presiones, la organización y gestión del tiempo, etc. Todos ellos bajo el punto de vista de una misión, una visión y un propósito. […]. La inteligencia emocional no es nada más ni nada menos que una adecuada utilización de las emociones personales y de los demás para guiar nuestra conducta o forma de actuar hacia objetivos deseados o marcados. […]. Para ello, es clave el autoconocimiento, es decir, el saber reconocer, aceptar y saber canalizar las propias emociones y sentimientos. En definitiva, los resultados que el individuo espera obtener de la inteligencia emocional son los siguientes: •
Confianza en uno mismo.
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Asumir riesgos planificados.
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Capacidad de automotivarse.
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Actitud proactiva y asertiva.
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Equilibrio entre la vida personal y la profesional.
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Mayor aceptación por las personas y mejora de la relación.
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Encontrar la vida llena de sentido.
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Mayor comprensión y consideración por los demás.
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Soportar y superar el estrés.
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Actitud positiva.
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Más extroversión y participación.
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Asumir su responsabilidad.
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Expresar sus sentimientos de forma adecuada.
9. El ejercicio del liderazgo en la escuela (págs 231-233) Cuando entre el colectivo docente aparece cualquier referencia a la necesidad del liderazgo educativo, muchas personas se ponen en guardia, como si un intruso desconocedor de sus esencias quisiera arrebatarles una de las prerrogativas mejor defendidas por la universidad y la escuela, la autonomía profesional que nace del derecho reconocido por la Constitución de 1978 de la libertad de cátedra. […] Existe una especie de pudor a presentar el lado oculto de nuestros más profundos deseos de influir en los demás o de ejercer algún tipo de poder. […] Contra esta realidad socio-profesional de la cultura educativa que rechaza visceralmente el rol de liderazgo que se producen en toda dinámica de interacción humana chocan todas las investigaciones de carácter psicosocial, etnológico o las más actuales provenientes del campo de la bioquímica o de la neurología. Precisamente en estos ámbitos de la investigación es donde se ha llegado a conclusiones más sorprendentes sobre el soporte bioquímico del liderazgo tanto entre humanos como entre los simios, nuestros más próximos congéneres. […] Lo que sí parece evidente, como se desprende de las más recientes investigaciones, John W. Work (1996:107), es que existen claras diferencias entre el funcionamiento y satisfacción de un grupo liderado y aquel en que se produce ausencia de liderazgo. Este último acusa en su funcionamiento los siguientes síntomas: aparecen situaciones de discriminación interna, se producen niveles más bajos de satisfacción profesional y de productividad, la imagen de la organización es más pobre y tienen más dificultades para desarrollar nuevos mercados. Por el contrario, la presencia de un liderazgo asumido por la organización puede impedir la discriminación, incentiva los estados de ánimo, crea mejor imagen pública de la organización, puede integrar a los remisos en el proyecto común, y finalmente, crea condiciones de innovación.
9.3.1
La inteligencia emocional como base del liderazgo (págs.243-244). Goleman y otros (2002) han presentado en su libro El líder resonante, las
conclusiones de su investigación sobre la inteligencia emocional aplicada al liderazgo. En primer lugar, hay que situar estas conclusiones en el marco general del proceso de investigación sobre las inteligencias múltiples que lidera Howard Gardner (1999). Según este autor el ser humano no posee solamente la inteligencia abstracta o formal sobre la que hemos actuado los educadores occidentales a lo largo de toda nuestra historia. El ser humano se manifiesta a través de distintas capacidades que responden al
predominio de inteligencias distintas en función de su genética y de su desarrollo cultural. Goleman se ha centrado en el estudio de una de estas manifestaciones: la inteligencia emocional. Algunas de cuyas manifestaciones son aplicables a la teoría del liderazgo. Las personas que poseen capacidades desarrolladas de su inteligencia emocional poseen habilidades sobresalientes de introspección y autoanálisis, autocontrol emocional en situaciones de conflicto, siendo capaces de distanciarse de la situación y no implicarse sino lo estrictamente necesario, se motivan fácilmente por el logro, son capaces de crear situaciones de empatía e interaccionar de forma positiva, suelen alcanzar gran éxito social y eficacia en su trabajo.
Bibliografía Gardner, H y Laskin, E.(1998) Mentes líderes, una anatomía del liderazgo. Barcelona, Paidós. Goleman, D (2000) Inteligencia emocional. Barcelona, Kairos.