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ENTREVISTA ALBERT BALCELLS

Albert Balcells “El sector del deporte debería espabilar”

Texto y fotografía: Quim Farrero

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Albert Balcells (Igualada, 1973) es el reponsable de Ocisport, una de las empresas más importantes de organización de eventos deportivos del país. Él tiene sus orígenes en el mundo de la bicicleta de montaña, en el que, en la década de los 90, fué corredor de élite. Uno de los que, cuando dan por finalizada su carrera deportiva, tiene claro qué hacer. En su caso seguir vinculado al mundo del deporte organizando eventos para que los demás puedan disfrutarlos. Su visión es profesional y, por tanto, seria. Hace lo que le gusta teniendo claro que, además de su medio de subsistencia, es también el de otra gente y aporta algo a la sociedad, como cualquier empresa que cumpla con sus obligaciones. unto de vista, alimentado por décadas de experiencia, le permiten tener una idea clara de la evolución, a todos los niveles de nuestro deporte, al cual su empresa está vinculado desde el inicio. Tiene las ideas claras, sabe de qué habla y se explica bien. Algo importante en unos momentos difíciles en los que ciertas decisiones son complicadas de entender si no se dispone de toda la información.

Casi 20 años con Ocisport… El año que viene será el vigésimo aniversario. En 2001 empezamos y organizamos las primeras carreras en 2002. En ese momento yo estaba trabajando en Buff y acabando mis estudios de INEF, y se dio la posibilidad de seguir trabajando vinculado al mundo de las carreras de bicicleta de montaña, que es de donde yo vengo. Me había retirado de la competición en 1998 sin desvincularme del mundo de la bici; en ese momento estaba de director en la federación catalana de Btt y surgió la idea de formar un equipo de alto nivel para ir a pruebas de Copa del Mundo. Entonces no había un calendario claro o demasiado potente y se nos ocurrió organizar nosotros mismos las pruebas, esa era la idea inicial de Ocisport. A partir de ahí, seguimos trabajando con los mismos colaboradores y patrocinadores con los que ya lo hacíamos en la federación y, en el año 2002, apareció el primer calendario de pruebas internacionales de Btt en Catalunya. Fue muy rápido, lo tenía todo muy por la mano y tenía muy claro cómo hacerlo para organizarlo. En ese momento era como un pasatiempo y lo combinaba con mi trabajo y mis estudios. Al principio fue muy sencillo, con pocas carreras, pero todo esto fue creciendo y en 2005 dejé mi trabajo en Buff y nos pusimos ya más en serio. A partir de aquí Ocisport experimenta un crecimiento importante en pruebas organizadas y en diversidad. Al inicio éramos tres socios. Además de la organización de eventos, también trabajábamos en temas de educación extraescolar y de incentivos de empresa. Al cabo de unos años, en 2007, por cuestiones personales de cada uno, decidimos que cada socio se quedara con su parte de la empresa. Yo seguí con los eventos, que han crecido mucho a nivel internacional. En 2008 organizamos la primera prueba de Copa del Mundo de Btt en Vallnord (Andorra). En ese momento Ocisport da un salto importante y crea también una feria internacional de ciclismo, el Bike Show Barcelona, y de ahí varios eventos de gran formato que aún hoy mantenemos. De 2004 a 2009 organizamos eventos por todo el mundo con l as Buf f Skyrunner World Series, precursoras de los actuales campeonatos del mundo de Skyrunning, pero también traemos grandes eventos internacionales aquí, sobre todo en Catalunya y Andorra. Hoy en día la Copa Catalana de Btt es la segunda prueba del mundo que da más puntos para el ranquin mundial, sólo la supera la Copa Suiza. A nivel internacional, la Copa Catalana está en un puesto muy alto. La creamos en 2002, ha crecido con nosotros y sigue siendo un referente a nivel mundial. Es un poco la esencia de Ocisport.

¿Cuántos sois en Ocisport? Ahora mismo veinte personas más los colaboradores fijos habituales. Organizamos treinta y cinco eventos al año. Nos lo hacemos prácticamente todo nosotros, desde la logística a la producción de imágenes. Damos trabajo los doce meses del año y buscamos tener un equipo lo más estable posible, con el mínimo de contratación puntual. Eso nos da agilidad para, si hace falta, organizar algo en poco tiempo. Los jefes de producción están vinculados todos al mundo del deporte, pero tenemos más gente dedicada al ámbito administrativo, una parte de la cual también se mueve con los eventos para gestionar, por ejemplo, al personal que está in situ organizando.

¿Cuándo aparece el trail? Al poco de empezar Ocisport a funcionar. En 2004 aparece en dos líneas de forma simultánea, una es a través de Buff, con quien organizamos las mencionadas Buff Skyrunner World Series, y luego en el mismo año, junto a la FEDME organizamos la Copa de España de Carreras por Montaña. En ese momento, a nivel mundial no existía ningún circuito de esas características, incluso con cobertura televisiva en cadenas especializadas (Transworld Sports) en 140 países de todo el mundo. Estábamos, con organizaciones locales, en carreras como el Mt.Kinabalu, la Pikes Peak Marathon o Zegama. Obviamente, el trail no tenía entonces la tirada que tiene hoy en día, pero de ahí salió la semilla de todos estos grandes corredores que han ido apareciendo estos años a nivel internacional, muchos de los que, convirtiéndose en mediáticos, han propiciado la eclosión del trail. Este ha sido el primer año que no trabajamos con la FEDME, y eso hace que ahora el trail running represente, aproximadamente, un 10 por ciento de la actividad de la empresa. Hay dos puntales básicos, que son el “Un deporte que no pueda adaptarse a ese formato, difícilmente será olímpico.”

Buff Mountain Festival y la Comapedrosa Skyrace. Tenemos otros eventos más pequeños vinculados al trail, incluso alguna carrera de asfalto, como la Salomon Run Barcelona o la Urban Running de Igualada. Trabajamos con la FEDME de 2004 a 2019 organizando todas las Copas de España, tanto de kilómetro vertical como de carreras en línea y de ultras. Creemos que es un formato que ha quedado un poco estancado y estamos viendo la forma de renovarlo. Desde 2004 que empezamos todo ha cambiado mucho, al inicio teníamos soporte de grandes marcas que creían en el proyecto y no había más circuitos. Ahora hay circuitos privados, circuitos promovidos por las mismas marcas… Que por otro lado hacen que todo se desvirtúe un poco desde el punto de vista deportivo. Hay que renovarse.

¿Habéis trabajado con la federación de atletismo? No, no hemos trabajado nunca con ellos. La federación de atletismo se incorporó a todo esto hace unos pocos años, y para nosotros es importante la filosofía del skyrunning, una determinada forma de entender el correr por la montaña que se parece más a lo que nos gusta.

Con el olimpismo como objetivo ¿Ves al trail con un formato parecido al de la Btt? Actualmente, para cumplir con los requisitos del olimpismo, creo que no hay otra opción que este tipo de formatos. Conozco muy bien el mundo del Btt y como ha acabado, precisamente con este “formato olímpico”, diseñado para poder estar en las olimpiadas pero que no tiene nada que ver con lo que era la bicicleta de montaña (o es en muchos casos) en los años 90. El esquí de montaña o la escalada son otros ejemplos, se han tenido que adaptar muchísimo. Básicamente para dar cabida a un formato televisivo. Un deporte que no pueda adaptarse a ese formato, difícilmente será olímpico. De todos modos, para llegar ahí, en

la federación de atletismo ya tienen el cross, y nunca ha sido olímpico. Habría que adaptar tanto el trail que tal vez incluso debería cambiar de nombre.

¿Qué es lo más duro de organizar carreras? Los momentos más complicados vienen cuando se produce algún accidente y hay una evacuación. Son los más tensos y, al final, sea la que sea la estructura, las decisiones finales van arriba de todo de la pirámide, que en este caso soy yo. Son los momentos en que te sientes más solo como organizador, a pesar de que haya un comité u otra gente que te de soporte. Un error en estas situaciones puede salir muy caro. Hay otros momentos o situaciones que pueden ser molestas o menos agradables y que en muchos casos tiene su origen en las redes sociales. Muchas veces se vierten críticas sin base, nos hemos encontrado incluso con comentarios de gente que ni siquiera ha estado en el evento. Sabe mal cuando te equivocas, y si te lo hacen ver, pues estupendo, no pasa nada por reconocer un error y buscar la forma de corregirlo. A veces ni siquiera son errores si no puntos de vista diferentes. Lo que sabe peor es cuando ves que te has equivocado y has perjudicado a algún deportista. La evaluación es continua. Pero lo más duro sigue siendo cuando tienes a centenares de personas por la montaña y el tiempo no es seguro.

¿Cancelar o posponer? Nosotros inicialmente intentamos posponer el máximo posible de pruebas, sobre todo las de perfil medio o bajo, es decir, pruebas en las que la participación mayori

taria es de gente de la zona y no obligan a desplazarse mucho. Todo lo que son pruebas de Copa del Mundo lo anulamos rápidamente: han pasado todas a 2021, como el Campeonato del Mundo de Skyrunning, que es una prueba internacional de gran formato. Lo que si hemos hecho es intentar mantener

“No tiene sentido anular pruebas si las podemos organizar ateniéndonos a la normativa”

otras pruebas más populares, más cercanas. Hemos seguido trabajando en el Buff Mountain Festival pero con un perfil más bajo, adaptándonos a la legalidad actual, con todas las medidas de seguridad necesarias. No tiene sentido anular pruebas si las podemos organizar ateniéndonos a la normativa. Estamos trabajando en el Buff Mountain Festival para principios de septiembre y en la Sea Otter Europe que es un evento grande de ciclismo a finales del mismo mes. Buscamos la manera de mantener la actividad deportiva, pero también la económica, de estos eventos, que son dinamizadores turísticos. Creo que la función social y económica de estos eventos hace que deban ser defendidos al máximo, siempre en base a la legalidad del momento y sin poner en riesgo a nadie. Es obvio que al cambiar fechas te vas a pisar con alguien, pero hay que tener en cuenta varias cosas. Hay carreras que no están reglamentadas, muchos eventos tratados como carreras que no son tales, y a pesar de que siempre intentamos tenerlo en cuenta, no puedes estar pendiente de todo el calendario existente. Ahora mismo estamos

en una situación de emergencia y si ya de normal es complicado organizarse y no coincidir con otras carreras a lo largo de doce meses, este año, que se va a concentrar todo en tres, es evidente que coincidirán pruebas. Pienso que en este momento todos debemos ser suficientemente abiertos de mente como para entenderlo y asumirlo. Es más complicado cuando en un año normal no nos podemos poner de acuerdo en carreras grandes, pero suele haber mucho menos margen de maniobra del que la gente se piensa. Y en pruebas grandes, ya no se trata de coincidir en un fin de semana: celebrar ciertos eventos en semanas consecutivas es como coincidir, el corredor no va a tener margen. Y si son pruebas de alta montaña, o se celebran entre junio y agosto o la meteorología se complica mucho. ¿Cómo ves la convivencia entre las organizaciones profesionales y las no profesionales? Los clubes son, supuestamente, entidades sin ánimo de lucro, pero no olvidemos que, por ejemplo, el Fútbol Club Barcelona también es un club, y hay mucha gente que se gana muy bien la vida ahí. Hay muchas maneras de hacer los

“El objetivo de un club es organizar actividades para sus socios”

números. Los que organizan desde una empresa están obligados a cumplir una normativa en todo momento: titulaciones, seguridad social, impuestos, temas laborales, como cualquier otra empresa. Cuando se organiza desde un club o una entidad sin ánimo de lucro, se hace desde una normativa diferente. Muchos clubes lo hacen correctamente, pero el funcionamiento interno de un club permite muchas cosas. Muchos funcion a n c o m o e m p r e s a s , p e r o manteniendo la figura de club porque administrativamente no tienen las exigencias de una empresa. En algunos casos puede llegar a ser competencia desleal en el momento en que el club, al fin y al cabo, está recaudando fondos. Eso no quiere decir que no haya clubes que lo hagan bien y usen esos fondos para financiar sus actividades. Luego están las obligaciones impositivas, los impuestos. Todos deberíamos estar liquidando, por ejemplo, un IVA. Otra cosa es que muchos clubes lo hagan. Los clubes pueden diferenciar entre las actividades para sus asociados y para los que no lo son. En el caso de los clubes, la legislación es muy ambigua. Teóricamente un club debe dar beneficio cero, pero esto es muy fácil de aparentar. Tarde o temprano alguna administración pondrá orden; hay mucha gente que está trabajando sin estar dada de alta, en formato voluntariado, sin ningún tipo de presión fiscal. El objetivo de un club es, supuestamente, organizar actividades para sus socios, pero los eventos deportivos son una posible fuente de ingresos. Algunos clubes, si el evento no les funciona, dejan de celebrarlo, con lo cual queda claro que el objetivo es económico, con la finalidad que sea. Por alguna razón, la organización profesional es la que suele estar mal vista, pero es la que genera puestos de trabajo y riqueza para el país con los impuestos que luego sirven, entre otras cosas, para mantener un tejido asociativo de pruebas deportivas fuerte. El sec-

tor del deporte debería espabilar para hacer valer su peso económico y conseguir más soporte de la administración que, al fin y al cabo, tiene como finalidad captar el máximo de dinero en forma de impuestos. En este caso, ese dinero sale de las organizaciones profesionales, pero luego va a las entidades sin ánimo de lucro, que no van a retornar nada.

¿Cómo gestionáis el voluntariado? Nosotros, como empresa, trabajamos con muy poco voluntariado. Pero en algunas pruebas, que tienen como finalidad potenciar un territorio, la misma gente del lugar se ofrece para participar de un evento importante para la zona, que va a representar un retorno directo inmediato en forma de visitantes y el correspondiente consumo, además de la difusión a nivel publicitario. En este caso, nosotros siempre buscamos ofrecer algún tipo de retorno, más allá del propio evento y sus efectos, a las asociaciones locales que nos ayudan a desarrollar un proyecto empresarial. Además, la gente que trabaja con nosotros están todos debidamente asegurados.

Porque un evento es mucho más que una prueba deportiva para el territorio… Si, y eso hay que entenderlo cuando se critican las aportaciones públicas. El Buff Mountain Festival, por ejemplo, tiene una aportación de dinero público de un 10% aproximadamente y el resto es privado. Esto genera un retorno económico al valle de unos siete millones de euros, directos e indirectos en un valle de mil habitantes, la gente de la zona lo sabe y por eso lo que decíamos antes de

la voluntad de colaborar. Esa proporción de la aportación pública marca en muchos casos la política de devolución de inscripciones en caso de cancelación. En Comapedrosa (Andorra), la situación es muy diferente, ahí tenemos un 50% de aportación pública y un 50% de aportación privada. Aquí, al suspender la prueba, nos compensaron el 15% que nos corres

“Trabajamos con muy poco voluntariado”

ponde de las inscripciones para evitar conflictos como los que se han producido en otras carreras. Está claro que, cuando se puede devolver el 100% es porque alguien se ha hecho cargo de los gastos, y eso no quiere decir que una carrera sea mejor que otra, simplemente una ha podido y otra no. Normalmente, todo esto está en los reglamentos pero, además, legalmente puedes retener una parte si justificas los gastos realizados. Nosotros, dentro de lo que esta situación representa, estamos contentos porque hemos tenido muy pocas bajas y pocas quejas. A nosotros también nos beneficia que somos autosuficientes, nos lo hacemos todo nosotros y tenemos que subcontratar muy pocas cosas, con lo cual se pueden ajustar más los precios.

¿Hay más tendencia a criticar que a agradecer? Nosotros llevamos muchos años vinculados a las carreras y creo que ha habido una transformación en este aspecto. En los primeros años, la gente venía más del mundo de la montaña y era más agradecida con lo que hacemos. Esto ha evolucionado y ha dado un corredor con un grado de exigen-

cia más alto. Pienso que es el resultado de la apertura del mundo del trail, que hace que mucha gente no tenga conexión con la cultura de la montaña y no sepa el esfuerzo que cuesta organizar una carrera por montaña y lo que se juega una organización. Esto es fácil de detectar cuando se reciben las críticas, de las que nosotros discriminamos entre la crítica deportiva, sobre algo que realmente no ha funcionado bien o se puede mejorar, y las que llamamos críticas de postureo, que suelen ser las más feroces y son del tipo “la medalla de finisher no es bonita” o “no me han hecho una foto”. Esto antes no se daba. A veces parece que la gente da más importancia a poder hacerse una foto en un “foto call”, que a la calidad del recorrido y a lo que implica prepararlo, que es nuestra labor principal. Naturalmente se aceptan todas las críticas, pero eso no implica que las compartamos. Las quejas se responden casi siempre de forma individualizada, y también es verdad que, ante una explicación coherente, mucha gente entra en razón. La verdad

“Los costes son los que son, y son altos”

es que se agradece mucho cuando la interacción es para felicitarte por un trabajo bien hecho. Supongo que el que está enfadado siente más el impulso de hacerlo saber.

Hay quien dice que las inscripciones son caras… Creo que nosotros intentamos ajustar al máximo los precios de nuestras inscripciones. Somos conscientes de que, sumado a los gastos correspondientes como desplazamientos, alojamientos, asistir a una carrera es un esfuerzo importante. Pero falta también mucha información de lo que implica el importe de una inscripción. En el caso de las empresas tenemos que descontar un 21% en concepto de IVA, luego hay que descontar los servicios al corredor y luego, aproximadamente, un 25% que la empresa pagará en impuestos si tiene beneficios. Lo que queda limpio de una inscripción es muy poco. Si se cobrara el precio real del coste de organizar una carrera serían mucho más caras. Los patrocinadores, privados o públicos, son los que hacen que los precios puedan ser contenidos. Las carreras que se sustentan sólo con sus inscripciones, o acaban muriendo o tarde o temprano la inscripción debe subir. Los costes son los que son, y son altos. En el caso de una prueba internacional de alto nivel, la partida más cara son los premios en metálico y los costes estructurales relacionados con federaciones, árbitros… Pero en toda carrera, los equipos de emergencia representan una de las partidas más caras. Las ambulancias se pagan, el personal sanitario se paga y disponer de un equipo operativo en montaña es realmente caro. Luego están los servicios tipo marcaje, avituallamientos, costes de gestión asociados a las inscripciones… Si todo esto lo tuvieran que cubrir las inscripciones, deberían ser mucho más caras. La base es el patrocinio. El patrocinador lo que quiere es disponer de un elemento de comunicación o difusión. Ese es el gran valor de un evento deportivo, y eso implica también

que hay que invertir en un equipo que lo gestione. Hay estudios realizados para valorar el retorno que representa un evento, sea para una marca o para un territorio.

Para un territorio, la posibilidad de celebrar un evento ¿Ha cambiado con los años? Muchísimo. Al principio cuando les explicabas qué querías hacer lo hacías con las secciones deportivas de los ayuntamientos. Hoy en día lo haces con Turismo. Eso ha sido un gran cambio, entre otras cosas porque los presupuestos no tienen nada que ver. También es la razón de que haya un calendario tan denso, y es verdad que no todos los territorios tienen el mismo potencial. Normalmente los que apuestan más fuerte son las marcas turísticas ya consolidadas, entre otras cosas porque necesitan infraestructura para acoger visitantes. En nuestro caso, la mayor parte de las veces son esas marcas turísticas las que vienen a buscarnos, hay mucho más interés ahora que hace veinte años. Se entiende mejor. A veces pasa que nos proponen algo y el territorio no da para la actividad propuesta, o es difícil poner de acuerdo a dos entidades públicas de territorios vecinos.

¿Crees que hay una cierta tendencia en contra de las carreras grandes? Las carreras grandes son las que te permiten mantener una estructura. Son eventos que, aunque se celebren un fin de semana o, a lo sumo, una semana entera, requieren una labor constante a lo largo de todo el año. También es verdad que en Ocisport siempre hemos sido partidarios de poner límites a la hora de celebrar eventos en la montaña. Estos límites, viene marcados por la propia manera de entender la montaña, y es evidente que no todo el mundo tiene porqué entenderla igual. También vienen marcados por la capacidad de la organización y del territorio que acoge el evento. Cada lugar tiene sus especificidades y su grado de riesgo. Para nosotros, cuatro mil personas en la Vall de Boí, ya marca un límite en todos los

“La ausencia de asfalto no convierte una carrera en una prueba de montaña”

aspectos. Luego están las limitaciones absurdas, como en parques con limitaciones de 200 corredores cuando se reciben cerca de cuatro millones de visitantes sin control al año. Creo que tiene que haber todo tipo de carreras, pero desde un punto de vista de empresa, necesitamos eventos de una cierta magnitud. Una carrera pequeña no da mucho menos trabajo y aporta poco.

¿Cuál es vuestra política de gestión de los corredores de élite? No sé si es una buena o mala política, pero intentamos tratar a todo el mundo por igual, es decir, siempre buscamos la manera de proponer premios en metálico, y los que van delante y se lo ganan, perfecto. Pero en el resto de ámbitos del evento hacemos lo posible por tratar a todos por igual. Eso no quiere decir que no haya excepciones, y que a veces se regale alguna inscripción, por ejemplo, pero somo partidarios de que los corredores se lo ganen en el terreno. Supongo que es porque venimos del mundo del ciclismo de montaña en el que las cosas son así. Los corredores, todos, se pagan las inscripciones y los gastos, y luego hay premios en metálico. Por eso buscamos organizar pruebas de alto nivel, campeonatos del mundo de Skyrunning, por ejemplo. De ese modo, los corredores de élite se interesan por la carrera y no hay que pedirle a nadie que venga para dar color al evento. Intentamos fomentar principalmente la vertiente deportiva, evitamos entrar en el mercadeo de corredores. Eso también quiere decir que, a veces, no tenemos algunos de los que nos gustaría.

Campeonatos del mundo... Hay un cierto descontrol, ¿No? Creo que es un problema de las carreras por montaña. Se han diversificado de tal forma que se pierde de vista cual de todas las opciones tiene realmente valor. Es difícil. Además, implica una dispersión de atletas en diferentes pruebas que no aporta nada, y devalúa esa pirámide tan necesaria en el mundo del deporte en la que los mejores están en la parte superior. Ahora esa pirámide es una especie de rectángulo porque no hay un solo punto de concentración en forma de prueba única. Por lo menos, la federación de Skyrunning trabaja con un concepto muy concreto de lo que es correr por montaña. La ausencia de asfalto no convierte una carrera en una prueba de montaña.

Un libro: Biografías de deportistas Una película: Braveheart, de Mel Gibson Música: Lluís Llach

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