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TERRITORIO EL MONTSENY
from Revista TRAIL n.94
TRES EN UN UNO
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Texto: Eliseu T. Climent Fotografía: Quim Farrero
Destaca por su altura, por la diversidad de ambientes, por su equidistancia entre Barcelona y Girona, y por ser para la tradición marinera un punto de referencia. Este es el macizo del Montseny, un espacio natural de alto valor ecológico, compuesto por tres grupos montañosos con carácter propio y que deparan características diversas para el trail.
En el número 89, nos ocupábamos del Penyagolosa (Castellón). Nos referíamos a la cumbre como el monte signum, la montaña señal visible desde la mayoría de puntos de la geografía castellonense. Pues bien, la expresión latina procede precisamente del macizo que os presentamos en las páginas que siguen. Un poco de cultura filológica dará luz y ayudará a captar la transcendencia histórica del Montseny para el territorio que preside. El filólogo y erudito Joan Coromines lo expresaba con tales palabras: “Todos los navegantes ven de lejos el Montseny, que les sirve mejor que cualquier faro, y en particular los pescadores ven alzarse el Montseny en cuanto se alejan de la costa: es la clave para fijar los parajes submarinos donde hay mejor pesca“. Pero el Montseny, para los de tierra, no es tanto un faro como un cosmos que encierra una rica variedad de ambientes, que han servido a lo largo de la historia para la supervivencia de las economías rurales y de montaña. Desde la cota baja, con su fértil tierra, hasta los elevados ambientes subalpinos, pasando por los templados bosques mediterráneos de pino y encina y por el microclima eurosiberiano donde los hayedos son uno de los principales atractivos.
El Turó de l’Home, con 1.705 mts, es el punto culminante del macizo.
Por todo ello, el macizo en cuestión se ha ganado s dos reconocimientos: en 1977 fue declarado parque natural y un año más tarde la UNESCO lo incluyó dentro de su lista de reservas de la biosfera. El visitante no tendrá más que darse una vuelta para apreciar su valor. El Montseny representa, además, una muralla natural en la geografía prelitoral, que separa la comarca del Vallès, por donde discurre el ajetreado Corredor Mediterráneo, de las comarcas interiores y septentrionales, desde donde el Pirineo queda a un tiro de piedra. En cualquier caso, para atractivo del trail este macizo encierra otra singularidad: su rango altimétrico es comparable a los desniveles que podamos encontrar en alta montaña. Como muestra, sirva la siguiente comparación: desde la estación de ferrocarril del pueblo de Sant Celoni (150 m) hasta el Turó de l’Home, cumbre de este conjunto (1705 m), el desnivel de ascenso es tan solo un centenar de metros inferior al existente entre el Hospital de Benasque (1758 m) y el pico del Aneto (3404 m). La diferencia es que en el Montseny el entrenamiento podrá realizarse durante una parte del año en pantalón corto y, claro está, sin material específico de alpinismo.
Tres montañas en una Tal como anunciábamos al principio de estas páginas, el macizo del Montseny se divide en tres grupos montañosos con identidad propia. Y son sus rasgos diferenciales los que aportarán el atractivo y la variedad al amante del trail, que encontrará en una misma geografía desde subidas exigentes, tramos técnicos, bosques de encanto y un rodar suave por pradera. Además del aspecto puramente físico, el Montseny se presenta como un compendio de historia y patrimonio cultural, mitos y leyendas que lo han convertido en los dos últimos siglos en el centro de miradas de excursionistas y exploradores de montañas. Y es así y aquí como nació la emblemática Matagalls-Montserrat, de la cual hablaremos más adelante.
Santa Fe de Montseny es un lugar particular.
De mayor a menor, el Turó de l’Home y Les Agudes conforman el primer grupo montañoso. Ocupan la zona más elevada del Montseny, con lo que es aquí donde encontraremos los máximos rigores climáticos, con nieve durante algunas semanas al año. Si el Turó de l’Home es más bondadoso de carácter, Les Agudes, por su parte, se manifiestan ariscas y hasta una de sus vertientes ha sido equipada con
cadenas para la seguridad del montañero. Su nombre no deja dudas. Vayamos a por los itinerarios. Aunque el desnivel anteriormente citado entre Sant Celoni y el Turó de l’Home es enorme, poca gente lo cubre, ya que la distancia solo de ida supera los 25 kilómetros. Habrá, pues, otras alternativas que nos hagan la vida más fácil. Veamos. Desde la vertiente meridional, el
ascenso directo y sin pérdidas —seguimos el GR-5— puede iniciarse en el área de ocio de Fontmartina. Sus algo más de 700 metros de ascenso en 4,5 kilómetros son cómodos, por camino y sendero transitado. El bosque inicial deja paso, con la ganancia de altitud, a una vegetación arbustiva que no proporciona ninguna sombra durante los días más calurosos del año. No obstante, esta vía resulta interesante para quien quiera entrenar series mantenidas en subida y acumular metros del tirón, con vistas a alguna ultra. La cumbre del Turó de l’Home funciona como hito de meteorológico pero también ciclista, a través del hilo de asfalto roto y con pendientes de hasta el 15% que dan acceso al lugar. El observatorio que encontraréis en su cumbre fue un proyecto ideado en 1881, pero que no pudo ver la luz hasta 1932, con la intención de desarrollar una tarea científica que había de aportar datos a un encuentro internacional de meteorología. La Guerra Civil y la confiscación de estos bienes por parte del régimen franquista durante la postguerra truncaron el proyecto. En 1940, el observatorio pasaría a manos del Servicio Meteorológico Nacional. Su actual situación es de semiabandono y de una evidente decadencia. En la cumbre vecina, el Puig Sesolles, una base militar instalada en 1974 corre la misma suerte: después de la demolición del cuartel y las instalaciones anexas, solo queda la torre de telecomunicaciones. Quien haya escogido esta vertiente, tendrá que saber que el cercano pueblo del Montseny tiene un encanto especial; su diminuta plaza alberga unas terrazas donde poder reponer fuerzas después de la actividad. Al Turó de l’Home puede ascenderse también por su cara noreste. Se trata del itinerario más frecuentado, fácil y familiar. Con menos desnivel que el anterior —400 metros— y un camino ancho y sin dificultades, el recorrido discurre por la frondosa y húmeda ladera tapizada de un hayedo infinito. Aunque refrescante en verano, su momento álgido, como cualquier bosque de caducifolio, es el otoño, momento álgido también para la aglomeración de visitantes, aficionados a la fotografía, curiosos domingueros y otras variantes del ser humano que consiguen colapsar el lugar. El fenómeno resulta tan preocupante que el mismo Parque Natural del Montseny puso en marcha una prueba piloto de un bus lanzadera para evitar el acceso en vehículo privado. Y es aquí, también, donde se encuentra Santa Fe de Montseny. ¿Cómo definir este frecuentado lugar? Se trata de un compendio de varios elementos, de cuya combinación resulta un espacio relajante, con permiso de las hordas. A principios del siglo XX, el editor barcelonés Ramon de Montaner tuvo la genial idea de construir un hotel en el corazón del hayedo. Al no llegar la electricidad, se vio obligado a construir un pequeño pantano para generarla. Hoy, Santa Fe, además de su ermita románica del siglo XIII, origen
Desde el Turó de l’Home, la cuerda da acceso a Les Agudes, la zona más escarpada del macizo.
de la población humana de este valle a 1100 metros de altitud, dispone de un restaurante, del citado pantano perfectamente integrado en el paisaje y del centro de visitantes del parque natural. Algo apartada, otra instalación del ramo del cuchillo y el tenedor absorbe parte de los turistas que se dan cita los fines de semana. En el extremo septentrional de este vallecito y a pie de carretera, encontraréis la refrescante fuente de Passavets y el camino de ascenso al Turó de l’Home. El nombre de la surgencia da idea de la joya de este rincón: un pequeño bosque de abetos resiste como garante del microclima subalpino. Es conocida como la Avetosa de Passavets, que crece en un canchal con fuerte pendiente. El desnivel desde la fuente hasta la cumbre del Turó de l’Home se salva con comodidad. En lo alto, una cuerda con una panorámica excepcional, que abarca desde el mar hasta el Pirineo, une la cumbre del macizo con su competidor, el pico de Les Agudes. Con solo 40 centímetros menos, Les Agudes se presenta abrupto y áereo. Desde su cara norte, el ascenso es algo complejo y nada apto para los sensibles al vacío. La llamada cresta dels Castellets, de casi 600 metros de desnivel, depara un recorrido rocoso, con pasos equipados por seguridad, donde habrá que ir con cuidado. Una segunda alternativa es optar por su vertiente este y seguir el GR-5-2 desde el collado de Sant Marçal, en la carretera que une Santa Fe con Viladrau. Una ascensión sencilla por un pronunciado canchal, sin exigencia técnica pero que su pendiente pone contra las cuerdas nuestra capacidad aeróbica.
El Matagalls, legendario El tercer pico en importancia es el Matagalls, aunque me atrevería a decir que por su carácter legendario se erige en el verdadero hito de estas montañas. El Matagalls tiene siete metros menos que el Turó de l’Home y cierra estas montañas por el norte. Fue el 5 de agosto de 1904 cuando el cura, excursionista y misionero mosén Jaume Oliveras enlazó esta cima con el monasterio de Montserrat en menos de 24 horas. La actividad fue valorada como una gesta sin precedentes, un itinerario de ultradistancia avanzado en el tiempo. Años más tarde, dos socios del
El pequeño pantano de Santa Fe de Montseny es una nota curiosa en un lugar sorprendente.
Inicio del sendero al Turó de l’Home en la Font de Passavets.
Los senderos entre hayedos predominan en las zonas intermedias.
Club Excursionista de Gràcia (Barcelona), Carles Albesa y Jordi Ribot, repetirían el itinerario original del pionero, pero habría que esperar una década, hasta que en 1972 la Matagalls-Montserrat nació como prueba no competitiva. Actualmente, la decana de las caminatas de resistencia tiene su inicio en el bonito pueblo de El Brull, a los pies de esta montaña, dada la afluencia excesiva para este espacio natural y la dificultad logística que conlleva. El Matagalls tiene varias vías de ascenso. Probablemente, la más frecuentada sea la que se inicia a pie de carretera, en el puerto de Collformic, en su vertiente meridional. El camino es despejado, sin un árbol, a merced del viento cuando sopla. Es también la más soleada y áspera, la que permite correr anticipándose a las sorpresas. Podríamos calificarlo de itinerario directo y rápido, para quien no disponga de tiempo o busque unos 500 metros de desnivel factibles. Un vértice geodésico y una cruz de dimensiones exageradas coronan la cumbre, amplia y redondeada, difícilmente solitaria. En la base del crucifijo, algunas dedicatorias: a mosén Oliveras, en recuerdo de su gesta, y a mosén Cinto Verdaguer, por ser el gran poeta y excursionista romántico, impulsor del movimiento montañero catalán. En la vertiente septentrional, el collado de Sant Marçal es punto de salida de la segunda vía más frecuentada. Como polos opuestos, en este caso, es el bosque quien acompaña al visitante hasta una altura considerable. El sendero, fresco en verano, conserva una humedad fangosa en las estaciones frías. El hayedo protege el camino de la luz natural, a la vez que sorprende con ciertos árboles con ramificaciones caprichosas, como sacados de una ficción. En el transcurso de la ascensión, aparece un claro en el bosque, un prado con un pequeño monolito en su centro: es el coll Pregon, espacio de confluencia con el camino que sube del pueblo de Viladrau e inicio de los últimos 150 metros de desnivel hasta la cumbre. Una tercera vía se inicia en el pueblo de El Brull, cuya iglesia románica no habrá de dejar de visitar. La peculiaridad del pequeño núcleo reside en el material de construcción: la roca arenisca de tono rojizo le confiere una calidez especial. El recorrido que nos ocupa lidera en distancia y desnivel el resto de itinerarios directos: se resume en 9,5 kilómetros y 900 metros positivos. Entre pinos, castaños y
La cima del Matagalls desde el Pla de la Calma.
encinas, se evoluciona hacia una aridez tapizada de flora arbustiva y un hayedo de altura de reducidas dimensiones. En el último tramo, comparte el camino con el que procede del santuario de Sant Segimon, en término municipal de Viladrau. Y ya que estamos, aquí va un apunte histórico referente a este complejo espiritual: sus inicios se remontan al siglo XIII cuando aparece en documentos. Parece ser que dos siglos más tarde la presencia de ermitaños todavía
era permanente. La hospedería que alojó a peregrinos y devotos por aquel tiempo en la actualidad se encuentra cerrada, aunque los fines de semana sí que ofrece servicio de restauración a hambrientos excursionistas y domingueros.
El Pla de la Calma, o llanear en altura El macizo reserva espacio para un altiplano donde poder rodar placenteramente y que conforma el contrapunto a la severidad de cumbres como Les Agudes, con su afilada cresta, o la cercana mole del Matagalls, donde abunda la piedra. El Pla de la Calma tapiza el extremo occidental del macizo con prados y landas, donde el verde de la vegetación baja combina con el tono rojizo del gres característico de la zona. Pero en realidad el altiplano que nos ocupa conforma un microcosmos de pequeños llanos atomizados
Señalización de la Matagalls-Montserrat.
EL MONTSENY EN CARRERAS
SANT ESTEVE DE PALAUTORDERA Marató del Montseny. 15-11-2020 - Marató del Montseny. 45 km y 2.752 m D+ - Sitja del Llop. 6,6 km y 1.185 m D+
VILADRAU Trail Fonts del Montseny. 2-08-2020 - El Trail. 29 km y 1.848 m D+ - La Mitja. 19 km y 874 m D+ - La Pim Pam. 9,5 km y 303 m D+ Ultra Montseny. 26-09-2020 - Ultra. 76 km y 4.374 m D+ - Trail. 44 km y 2.780 m D+ - MV. 22 km y 17.47 m D+ MARCHAS DE RESISTENCIA El Brull. Matagalls-Montserrat. Septiembre 2020 (por confirmar) - 82 km y 2.847 m D+
AIGUAFREDA. Travessa del Montseny. 16-05-2021 - 48 km y 2.308 m D+ unidos por colinas y ondulaciones donde la carrera cae en ocasiones en la trampa del traidor tobogan. Una arteria excursionista, el sendero de Gran Recorrido GR-5, lo atraviesa. En términos culinarios, el espacio es un salteado de espaciosas masías y explotaciones agrarias tradicionales que delatan la intensa actividad rural que se ha dado durante siglos en estas alturas, cuando la ganadería se alternaba con el negocio del hielo, del carbón y la fabricación de tejas. Habrá que acercarse, además, hasta el Cafè. No resultará difícil de ubicar este edificio en ruinas, ya que el GR-5 pasa a pocos metros de su puerta. Como curiosidad y para hacerse una idea de la intensa actividad pasada, el lector tendrá que saber que el Cafè no fue una masía, sino un hostal a casi 1.200 metros de altitud, aislado y a horas de camino de cualquier población. Aquí paraban viajeros y trabajadores de unas minas de cobre que se explotaban en un vallecito contiguo hasta su cierre en los años 20 del siglo pasado. A pesar de ello, el Cafè todavía resistió el envite de un despoblamiento que amenazaba irremisiblemente estas montañas. El lugar todavía emite el eco del trajín de carros, mercancias y hombres resignados a un clima de alto contraste, con frío, lluvias y hasta nevadas abundantes. Solo hay que escuchar e imaginar. Eso ya es cosa vuestra.
DE INTERÉS
Llegar, dormir y comer Viladrau. A 56 kilómetros de Girona y 79 de Barcelona. Es un pueblo encantador con variada oferta de alojamiento y restauración. Habrá que visitar el Espai Montseny, centro de interpretación de estas montañas, si queremos descubrir las leyendas y mitos de la zona y comprender mejor el macizo. Seva. A 68 kilómetros de Girona y 66 de Barcelona. Dispone de bares y restaurantes donde recuperarse después de la actividad. Su casco histórico merece una visita. Collformic. Puerto situado en la carretera entre Seva y Sant Celoni, y punto de partida hacia el Matagalls y el pla de la Calma. Hay un restaurante de comida tradicional y desayunos. Santa Fe de Montseny. A 63 kilómetros de Girona y 71 de Barcelona. Al pie del Turó de l’Home y Les Agudes, hay diversos bares y restaurantes, así como el centro de visitantes del Parque Natural del Montseny.
La Font de Sant Marçal, uno de tantos rincones para tomar un respiro.