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FREE WILLY, FREE ALL
El futuro de la observación y convivencia con animales para fines turísticos es un tema que ha generado un intenso debate en los últimos años ¿Es una práctica que debe cambiarse o eliminarse?
Alan Amper Ajzen
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Delfines actuando, monos bailando, selfies con tigres, montar elefantes, encantadores de serpientes. Los animales están al servicio de los turistas curiosos que buscan nuevas experiencias de vida esperando no solo verlos sino también interactuar con ellos.
Es muy común en Marruecos ver a los lugareños tocando un silbato para que las serpientes salgan del canasto bailando. En Camboya, es normal ver sonrientes turistas montando elefantes. Botswana es conocida por sus increíbles safaris en el delta del Okavango donde se pueden ver leones salvajes. La Riviera Maya mexicana es conocida por sus asombrosas playas, pero también porque la gente puede nadar con delfines. Sudáfrica tiene varias tierras cerradas por lo que los turistas pueden cazar leones y luego llevárselos como “trofeos”. En Tailandia hay una gran cantidad número de tigres enjaulados. La lista es infinita. Pero ¿los animales están a nuestro servicio?
Algunos argumentan que los zoológicos pueden ser importantes para la conservación y la educación pública, mientras que otros argumentan que los animales no deben ser mantenidos en cautiverio por el simple hecho de entretener a los humanos. Argumentar en favor de la conservación es muy diferente de hacerlo en favor de la educación pública; la diferencia radica en la perspectiva: por un lado, es antropocentrista, es decir, que se centra en el Humano. Es común, porque lo tenemos intrínseco en la cultura y nuestra educación, que como sociedad funcionemos y trabajemos con visión antropocentrista, somos protagonistas de nuestra historia; todo gira entorno a nosotros.
Por el otro, es ecocentrista, es decir, que la naturaleza tiene valor en sí misma independientemente de la gente. Tenemos la capacidad de razonar distinto a otros animales y ahí, entonces, descubrimos que podemos pensar y ejecutar diferente, tomando en cuenta nuestro contexto; en ese sentido, el ecocentrismo pone como actor principal a los animales, bichos, plantas, flores, frutos, agua, piedras… toda la naturaleza. Por citar un ejemplo, si los trabajos de conservación están centrados en función del Humano –para su beneficio–, sigue siendo antropocentrista; en cambio, si la conservación es para la supervivencia de la especie en sí misma, es ecocentrista. No se trata de que sea bueno o malo, sino de entender de manera diferente el entorno y otros seres vivos y cómo nos relacionamos.
Más aún, los animales no son “necesarios” como atracción turística, nunca. Instituciones y empresas que mantienen animales en cautiverio existen desde hace mucho, mucho tiempo; al menos, algunas hacen algo diferente. Dadas las circunstancias medioambientales, en los últimos años, muchos zoológicos han comenzado a cambiar su enfoque, centrándose más en las condiciones de los animales, la educación, la conservación y la investigación, y menos en la simple exhibición como negocio.
Un ejemplo de esto es el San Diego Zoo Wildlife Alliance, organización sin fines de lucro dedicada a la conservación de especies en peligro de extinción y sus hábitats. Opera el Zoológico de San Diego, el Parque Safari de San Diego y el Instituto de Investigación para la Conservación del Zoológico de San Diego, y tiene programas de conservación en todo el mundo. Trabajan para prevenir la extinción de especies, promover prácticas sostenibles e inspirar a las personas a cuidar y proteger la vida silvestre. Sus esfuerzos de conservación incluyen investigación de campo, restauración de hábitats, programas de reproducción en cautiverio e iniciativas de educación pública. También trabajan en estrecha colaboración con las comunidades locales para promover la conservación y el desarrollo sostenible.
Hay que pensar diferente cuando se trata de turismo y animales como atracción. Lo primero y más importante es interferir e interactuar con el animal lo menos posible, preferentemente nada. Algunas opciones para la observación y convivencia con animales pueden incluir reservas naturales, santuarios, acuarios y otras instalaciones que su atención está centrada en el bienestar de los animales.
Free Willy, Free all. Sí, esa película donde el niño corre emocionado cuando la orca salta la barrera de piedras es apenas un ligero pestañeo en la búsqueda por eliminar esas prácticas humanas que más que beneficiarnos, a largo plazo, nos afectan. La gente que tiene monos encadenados, a este ritmo, dejará de tenerlos en algunos años, porque ya no habrá monos que encadenar. Y los de los tigres, y los elefantes, y los delfines… todos atentan contra sí mismos cuando encierran, torturan y lucran con animales, porque el Humano está profundamente conectado con el bienestar del reino animal.
Finalmente, el futuro de la observación y convivencia con animales dependerá de nuestra capacidad para encontrar un equilibrio entre la educación, la conservación y el bienestar animal. Es importante que sigamos buscando soluciones innovadoras y éticas para el cuidado y la observación de los animales en cautiverio, y que sigamos trabajando para proteger la vida silvestre y los ecosistemas naturales para las generaciones futuras.
Hay que pensar diferente cuando se trata de turismo y animales como atracción. Lo primero y más importante es interferir e interactuar con el animal lo menos posible, preferentemente nada.