El t riángulo de la Merluza 1
Año 2 N°5 / Agosto 2015
personalidad poesías y poemas escritos arte visual humor historieta
2 El Triángulo de la Merluza es una publicación literaria independiente ligada a la cultura rock. Nació en el año 2014 bajo el ala de La parla de Raviolo1, una banda de música local que marca cultura ampliando canales de expresión más alla del universo sonoro. Por este medio buscamos difundir y nuclear a todos aquellos nuevos artistas del lenguaje y la ilustración que están en constante surgimiento. 1
LaParladeRaviolo
@ParlaDeRaviolo
personalidad del día
Janis Joplin
Idea Original: Anahí, Andrés, Federico, Marco y Ornella
Transgredió
Dirección: Anahí N. Herrera Cano Ornella M. Catanese
“Es difícil ser libre, pero cuando funciona vale la pena”
Diseño gráfico: Florencia Di Primo Edición y fotografía Ornella Catanese Edición y correción: Anahí Herrera Cano Colaboran con las ilustraciones y fotos de este número: Florencia Di Primo (Tapa y Contratapa) Ornella Catanese (Foto PÁG. 4-5) Marcos Arecha (Ilustración PÁG. 7) Nacho! (Ilustración PÁG. 9) Impreso en: MM Form
Nicolás Repetto 1339
Domicilio legal:
Dr. Luís Beláustegui 3510 Ciudad Autónoma de Buenos Aires El Triángulo de la Merluza es una propiedad de: Anahí N. Herrera Cano y Ornella M. Catanese. Esta revista puede ser reproducida total o parcialmente, citando la fuente.
Registro de la propiedad intelectual en trámite.
índice
PERSONALIDAD DEL DÍA Janis Joplin PÁG. 2
EDITORIAL
Anahí Herrera y Ornella Catanese PÁG 3
POESÍAS Y POEMAS A ella pertenece
Cine hacia 1998
Pablo Rodríguez PÁG. 4
Javier Fernández PÁG. 6
Outside
amores barrios
Sergio Agosti PÁG 5
Sabrina Fischberg PÁG. 6
EDITORIAL
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“Hay poesía cada vez que un escrito nos introduce en un mundo diferente al nuestro, y lo hace nuestro también” Silvia Geller
S
i nos dejamos sumergir en la experiencia cotidiana, de a poco vamos percibiendo como la poesía nos rodea. Las altas paredes de las casas y los edificios porteños cuentan historias anónimas; olvidadas por unos, desconocidas por otros. El aguzado observador siente con ojos de poeta: presiente que el cielo tiene algo que decir, abre las antenas de su espíritu y recibe la fábula, la mano transcribe ininterrumpida, en trance, casi poseída. Cumplida la tarea, el poeta comparte su aventura. El lector comprometido no puede evitar ser transportado dentro de estos mundos paralelos. El relato lo envuelve; el lector encarna una historia antigua, olvidada por unos, desconocida por otros, escrita por un aguzado observador. Es imposible dudar de su veracidad. La belleza poética no es sólo bucólica, también es dura, callejera, de concreto. Es el placer y el dolor de esta cotidiana ciudad.
Anahí y Ornella
ESCRITOS
HISTORIETA Un cuento sobre la felicidad
Volviendo
Grito silencioso
Sagitario
Malena Barraco PÁG. 7
Marina Panelo PÁG. 8
Chapa PÁG. 10
El rey de los cangrejos
Guía del viajante locuaz II
HUMOR
Marco Castagna PÁG. 8
HORÓSCOPO
Joaquín Rodríguez PÁG. 9
La sección de Dani Hoy... Juanita Daniela Seleme PÁG. 10
Nicolás Desulovich PÁG. 11
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poesías y poemas
A ella pertenece Puede haber musas en las montañas. En sus picos llenos de nieve. Despertares de ensueño por donde entra mortecino el rayo del sol, en el fondo del mar. Allá en los desiertos que privan de lujos a la eternidad. Todo aquello que alguna vez podemos ver, y desde siempre recordamos o esperamos volver a ver. Pero la abstracción es la hija del hombre. Hicimos las calles, hicimos la vida que vivimos, hicimos la poesía. Los redobles del axioma y el cuento regurgitado, son la mentira que sabemos reproducir. La mentira que en postura cínica nos lleva a obrar, la mayoría del tiempo. La verdad está en otro lado, que decidimos a veces evitar. La verdad sola es el murmullo tenue de los pasos en las calles que nos dirigen al hogar, una vez terminado el día y su ciencia. Ahí donde duerme el mundo y su pragmatismo de escuelas, hospitales y oficinas. La vida es lo que duerme al fondo de esta parálisis cognitiva. El pájaro más real que la bocina, la lluvia mas estruendosa que la sirena de policía, van acompasando el trote de una mente que imagina. Junto al cordón va siguiendo su curso la idolatría, la fraternidad y el pulso del corazón mismo, de la condición del hombre. La poesía está en la calle, a ella le pertenece otro día. Aquello que no puede ser arrebatado por la conveniencia del orden. Ahí donde la realidad suspira y las frentes se relajan. En la baldosa partida y el árbol que con resiliencia sigue erguido. Guiados por la lucesita del poste, vemos la poesía en la islita de concreto. Porque en la mansión, el desierto, el mar o la montaña no hay ojos que sepan ver la brasa que se agita trémula, en el pecho vivo de nuestra calle. Nuestra poesía.
http://m
mycenapura.blogspot.com.ar/
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Outside
https://www.facebook.com/pages/Agosto/
Papeles en el viento, una flor tras de las rejas, otra nariz contra el asfalto, los retratos de edificios contrahechos, tu mochila de dudas y verdades, vértigo en el colectivo (el río de idas e impaciencia), queja ahogada en la garganta del silencio de la presa. La completa vanidad. No te quedes ahí mirando: te invito a caminar, a una cerveza, a miradas que no hablan y al sueño de la belleza transfundida a bits y leds iluminando sus rostros con esa sonrisa abstracta que ha parido la corteza de algún fruto milenario y prohibido con que tropezaron en la puerta de un bar para no fumadores (¡que viejo!) mientras hablaban de rameras, ropas caras, autos de alta gama y música de radio y yo miraba, y vos los viste masacrar esa quimera hasta dejarla masa informe, pasta para rellenar cabezas –en el mal sentido–, aquel cráneo abandonado a las puertas de la meta porque había osado estar ajeno y no tomar el tiempo a cuenta de una paga ya vencida. Vagamos y siento que nada es nuestro, que perdimos, que todo se fue al tacho de mentiroso reciclaje, que no somos más que lo sentido, que tu cuerpo es como el mío, que ya no nos interesa algo que nos roce, toque o hiera. Vagamos. Luego quietos en tu casa y vemos a Roeg y decimos cosas y vos ponés música que detesto pero aprendí a aceptar para tenerte, antes andamos por el medio de la calle para ser del lugar y me pregunto si yo no nací en tus brazos, si todo lo que rueda es mentira, si estás leyéndome un cuento o contando tu última semana, si lo que ahora veo por la ventana es calle o desierto, si tu pan tiene cannabis, si estoy realmente ahí. Caigo (caemos) y el roce, el viento, el frío, asfalto y veredas mezcladas con la noción natural de gravedad me mienten, las palabras olvidadas de los ajenos se ensanchan, los ronquidos de la noche traspasan las ventanas, el perro agresivo te lame la mano, los ñatos del campito te saludan, caminamos al Bar y ya cerró, los colectivos ya no pasan, nuestras manos se soltaron, espero en la parada y no te vas. Amanece y viene el 53. Hasta pronto, mi amor.
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Cine hacia 1998
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Estoy en el balcón. El sol me da en la frente. No sé qué hora es. Es domingo. Sé quién soy y dónde estoy. Sé que esa bola negra de pelos que está al lado mío es Cine, la perra que vive con nosotros. Se llama así por las siglas de una canción: Cogida, insegura, neurótica, emocional. Tengo que sacarla a pasear. Pero antes voy a dar una vuelta. Salgo solo a la calle. Cuando vuelvo me quedo mucho tiempo viendo, desde el balcón, pasar gente por las veredas. Veo, en el edificio de enfrente, el piso que siempre miro desde mi cama a la noche antes de quedarme dormido. Ahora sí sé qué hora es. El sol ya bajó. Está empezando a refrescar. Pienso en el futuro. Todavía no saqué a Cine. Nunca parece apurada por salir. Ahora duerme. Voy a dar otra vuelta, a caminar un rato. Fumo algo. Me encuentro con unas personas. Hablamos cosas sin importancia. Ahora estoy de vuelta. Quiero dormir, descansar un poco. Estoy solo, todos se fueron. Menos la perra. Y todavía no la saqué a pasear.
amores barrios http://enunsoploprofundo.blogspot.com/
vas caminando por la copa de los árboles refugio de pájaros al sol vas silbando bajo por la cornisa del balcón de los juegos de verano bailando en las terrazas al compás del invierno baldosas camuflan los pies si hablaran dice la vecina andás en dirección contraria al bondi ese que nunca llega a horario tu maldita-amada costumbre viejo almacén los pibes salen de la escuela abuelos en pantuflas la hora de la siesta corre un aire fresco caricia y sacudón trae nuevos aromas colores vientitos de carnaval en la cara en el pecho en las veredas del barrio que te vio crecer
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Escritos
Volviendo El mundo era nuestro y no lo sabíamos, tan jóvenes y tan pendientes de nosotros mismos, nos fuimos olvidando de a poco uno del otro, de nuestra esencia, incluso de nosotros mismos. Nos perdíamos en las calles y no nos importaba. La gente nos miraba y se reía porque éramos diferentes. “Si yo sigo creyendo en algo es por ustedes”, me dijeron una noche, la primera vez que me emocioné hasta lagrimear. Y nosotros tan ciegos, inventando problemas, nos alejamos cuando teníamos todo por delante, todo por construir. Me aseguré de borrarte por completo, no permití que nada me trajera ni el más mínimo recuerdo, hicimos el pacto de no necesitarnos más y cerramos la puerta. Hoy la tormenta está terminando y ya no arrastra tanto a su paso. Ya recuperé mis ojos, esos que cerré por tanto tiempo porque no creí tener algo para ver. Los volví a abrir y vi ese mundo que una vez fue nuestro y ahora ya no. Pude ver que está igual de hermoso, con los primeros rayos de sol que atraviesan el cielo rosa para entibiar cabezas cuando aún se puede ver muy tenue a la luna, que las calles siguen plagadas de grafitis que escupen verdades, dolencias o historias. Sentí como la gente te regala un pedacito de su vida a cambio de algo de atención. Me empapé de todas esas sensaciones y no pude evitar lamentarme por haberme mantenido lejos por tanto tiempo. Pude ver mi barrio, ese que un día fue nuestro y ahora me quedó todo para mi, ese que nunca debí dejar de ver, admiré todo su esplendor y noté tu ausencia, pero esta vez se sintió diferente. El clima estaba húmedo y frío, de ese que se te mete en los huesos y te hace retorcer, pero no me importó, nada más importaba porque el viento ya soplaba de nuevo a mi favor.
http://www.marcosarecha.com.ar/
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El rey de los cangrejos
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Para Lepo con amistad. Arturo Bandini baja por las calles de Los Ángeles, sucio y contrariado y con sus tres bolsas negras al hombro. Dobla por un callejón lleno de moscas, los sonidos se le pegan a la oreja y lo lastiman. Un silbato que llega desde la oscuridad, la voz aguardentosa de una mujer que grita al teléfono, una ambulancia agonizando. Luces verdes y rojas se adhieren a la pared por un momento y desaparecen. Bandini camina aturdido, en su cabeza una orquesta romántica muriéndose de hambre, pero su corazón todavía resiste, da pelea. Bandini aprieta su sobre contra el pecho, mira el cielo y recuerda algo sobre su infancia. Sonríe como un payaso desamparado, solloza en la penumbra, respira. Empieza a encorvarse con lentitud cuando un automatismo precario lo rescata y lo obliga a incorporarse. Cangrejos brotan de un tacho de basura igual que espuma de cerveza saliendo nerviosa por una lata hinchada. Quizá los trajo alguien desde el puerto piensa Bandini mientras tantea entre sus ropas, hurgando de forma obsesiva pero inútil en busca de algo para golpearlos. Entonces Bandini se pone a cantar de rabia, a escupir al aire una música incomprensible, estrangulada, como si en su interior estuviera disputando una batalla infernal. Compasión desfigurada por el odio y el látigo insano de la culpa. Música imperial para cangrejos, su manera de llamar a esos animalitos que caminan de espaldas al mundo y se aferran a la vida como sea. El gran Bandini es el rey de los cangrejos y está ahí entre los escombros para declamarlo.
Grito silencioso
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La calle empedrada está llena de agua. Las gotas la siguen golpeando con fuerza. Solo una luz refleja la oscuridad del callejón. Debajo de un puesto de diarios medio venido abajo, observo la lluvia y el gran dibujo que está sobre la pared. Una cabeza explota, está llena de humo, pero la lluvia parece apaciguar el gran dolor que tenía el artista cuando la ejecutaba. En la firma se lee la letra “B”. Otro imitador de artistas, pienso. Pero su dibujo capta mucho más que una copia certificada. Su cabeza explota como la de todos los ciudadanos que intentan encontrar la paz, pero solo ven violencia. Una guerra perdida de medios y fronteras que se cierran. La ubicación geográfica de la pintura está encerrada en un callejón sin salida, donde solo los valientes entran, solo unos pocos descubren las obras de arte que son gratuitas y sin lucro, donde solo allí pueden expresarse como desean. Un relámpago ilumina de repente el resto de la pared; puedo leer “Dios ama a mi país”, más que el mío seguro, pienso. Pero seguramente somos del mismo, digo en voz alta. Miro de reojo y observo que mi colectivo está llegando. Lo dejo pasar, porque no creo que vuelva a pasar por este rincón de la ciudad, por este callejón que al final tiene salida, por esta tormenta que calma dolores, por estos dibujos que con su silencio gritan verdades que nadie quiere escuchar.
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Guía del viajante locuaz II
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En un enclave del casco histórico de la ciudad yace una estación de subterráneo oculta. Cuentan los mendigos veteranos que de allí parte cada noche un tren cargado de almas con destino a la ciudad de Troya. Han sido numerosos los investigadores que intentaron dar con esa posta ferroviaria, pero todos y cada uno de ellos llevaron su trabajo al fracaso. Algunos, incluso, claudicaron de forma tan estrepitosa que sus cuerpos solo sirven como receptáculos de tristes espíritus que vagan por los hospicios locales. Así de dañino puede ser ir tras la pista de aquella vieja estación. Ellos revolvieron tuberías y cloacas, se sumergieron en todas y cada una de las escaleras de la ciudad e incluso zambulleron su hocico en los antros más dolorosos con tal de hallar aquella bajada al inframundo de concreto. Nada fue efectivo, nada dio frutos. Los sabuesos más acaudalados incluso se dieron el lujo de viajar hacia aquellas tierras para hallar la otra cabecera del subterráneo maldito, pero al intentar conversar con las luminarias locales solo hallaron burlas y desautorizaciones. El Viejo Luis es un antiguo vendedor ambulante; pese a que se lo ha acosado con preguntas constantemente, siempre niega rotundamente la existencia de “semejante delirio”, tal como le gusta decir. Sin embargo, su locuacidad puede más y su lengua se afloja conforme el whisky se vacía. Por última vez grita a los cielos que no existe tal posta, pero a cambio de una medida más negocia el tesoro más preciado: su foto con Odiseo.
humor
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La sección de Dani Hoy... juanita Aquel verano Juanita caminaba radiante bajo el sol ardiente; su largo pelo negro y trenzado brillaba tanto que casi podría jurarse que uno alcanzaba a verse reflejado en él. Desde la vereda de enfrente la observaba Cacho, quien intentaba ser disimulado, fingiendo leer el diario apoyado en el mostrador del almacén de su padre. A unos metros a su izquierda estaba Pablo. Como de costumbre, estaba sentado afuera de su casa mientras escribía en aquel cuaderno que nunca dejaba de lado. Ambos suspiraron al ver a Juanita. Día a día buscaban mil razones para acercarse y hablarle, pero nunca se animaban a concretar el profundo deseo. Pero esa mañana no era una mañana cualquiera. Muy temprano aquel día Cacho se levantó y pensó: “hoy es el día, Cachito”. Casi al mismo tiempo, en la casa siguiente, Pablo se levantó y mientras se miraba al espejo luego de lavarse la cara, se dijo a sí mismo: ”hoy es el día, Pablito”. Horas después allí estaban los dos, preparados para dar el gran paso. Juanita se detuvo a comprar unas naranjas en el negocio de Clorinda. Realmente no se imaginaba lo que se estaba gestando al otro lado de la calle, sin embargo no tardaría en enterarse, ya que en un arrebato de confianza Pablo gritó: “Juanita, te amo como se aman ciertas cosas oscuras, secretamente, entre la sombra y el alma”. Ella lo miró incómoda. Cacho se quedó atónito, él también tenía algo para decir. ¿Por qué no fue más rápido? ¿Por qué no pudo imaginar que Pablo algún día también se animaría? Estaba tan nervioso que se olvidó de lo que quería decirle a aquella chica que le quitaba el sueño noche a noche. Pensó que ya no era momento de echarse atrás, no había tiempo para lamentos y así, sin más rodeos y sin pensarlo, gritó: “Juanita, estoy hasta las manos con vos”. Juanita sonrió. Aquel verano ni Pablo Neruda le ganó a lo cotidiano, a lo simple, a lo real. Aquel verano Cacho fue poesía... esa poesía que sólo nos enseña y regala la calle.
horóscopo SAGITARIO • Ocupaciones y negocios: Delay. Su nuevo hábito de fumar marihuana en días hábiles le provoca cierto retardo a sus respuestas ante las preguntas del gerente. • Amor: Relax. Usted y su pareja no hacen más que fumar y mirar documentales de Egipto. Disfrute este gran momento. • Salud: Cuide su silueta. Los continuos estados de bajón podrían desequilibrar su estado físico. • Sorpresa: Golazo. Inesperadamente encuentra una tuca en el bolsillo de su chaqueta.
historieta
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http://issuu.com/taleabouthappiness/
Un cuento sobre la felicidad
episodio 5
continuará... Si querés participar del próximo número de El Triángulo de la Merluza, no dudes en enviarnos tu arte a: triangulodelamerluza@gmail.com Seguinos en: Triángulo de la Merluza
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