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El feminismo de Alexandra Kollontai

Revisar el tránsito recorrido en materia de defensa de los derechos de las mujeres nos impele a revisar sus bases teóricas, entre ellas los aportes de Alexandra Mijailovna Kollontai. Esta insigne mujer soviética, también conocida como Shura Kollontai, nació en la antigua San Petersburgo el 31 de marzo de 1872, y falleció el 9 de marzo de 1952. Se destacó, entre otras razones, por haber sido pionera en ocupar el más alto cargo en el ministerio de bienestar social del Consejo de Comisarios del Pueblo de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia, y por haber sido embajadora durante 22 años, hecho inédito para una mujer en esos tiempos.

Sus misiones diplomáticas incluyeron Noruega y México, experiencias recogidas luego en sus célebres cuadernos de memorias. Pero quizá la tarea más emblemática de Kollontai haya sido su incasable lucha por defender y proteger los derechos de las mujeres. Entre los muchos talentos notables a los que dedicaba toda su pasión, se encuentran su habilidad para la agitación de las masas y su aplicación a la investigación y producción de sus escritos sobre los problemas de las mujeres.

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Puso el acento en diferenciar las realidades de las mujeres proletarias y las mujeres burguesas. Este debate entre lo que se denomina feminismo burgués y feminismo proletario sigue estando en la vanguardia de las discusiones actuales en muchos círculos de la academia y la investigación sobre el feminismo. Se ha procurado establecer cuáles pueden ser los puntos focales que unifican una agenda de lucha común y cuáles serían las contradicciones en la identificación de las necesidades prácticas y estratégicas de las mujeres en ese contexto geohistórico.

Un elemento común entre el feminismo burgués y el proletario es que ambos rechazan la subordinación de las mujeres ante un sistema dominado por privilegios masculinos. Kollontai, en su vasta experiencia de trabajo de masas y frente a responsabilidades que la sostenían en cotidiana relación con mujeres obreras, fue observando en sus circunstancias de vida, las serias dificultades a las cuales eran sometidas tanto en la dimensión de la producción material de bienes como en la dimensión de la reproducción de las condiciones necesarias para la recuperación de la fuerza de trabajo.

Kollontai supo identificar las diferencias sustantivas entre las luchas de las burguesas y las

Lenin construyó, al aplicar la teoría de Marx al estudio e interpretación de la realidad rusa, lo que hoy en día conocemos como el marxismo-leninismo, el cual forma la base teórica de la actuación política de los partidos comunistas. Lenin desarrolló en su praxis política la estrategia y la táctica de la revolución proletaria; la teoría del partido como destacamento de vanguardia que guía y dirige a la clase obrera hacia su emancipación del trabajo asalariado, del yugo capitalista. Tal ha sido la influencia del pensamiento de Marx, que Lenin transformó en fuerza material. proletarias. El fundamental punto de contradicción estriba en el nulo cuestionamiento que hace el feminismo burgués acerca de las causas estructurales de su opresión, mientras que el feminismo proletario lucha por la emancipación de la mujer, sin divorciarse de la lucha por el aniquilamiento de la fuente de opresión de hombres y mujeres que es el sistema capitalista. Mientras las feministas proletarias procuran volar un puente desvencijado e intransitable, que representa el capitalismo, las feministas burguesas sólo apuestan a pintar las barandas rotas para tratar de mejorar su aspecto.

Desde esta perspectiva, nos encontramos con un escenario de combate por derechos que igualen salarios, y mejoren las condiciones y medios de trabajo y de lucha contra un Estado opresor. Esto nos remite a la afirmación que hacía Marx: «No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia». Es por ello que el feminismo burgués sólo se expresa desde la correspondencia de su contexto social, y por ello desconoce u obvia las realidades de las mujeres proletarias, las cuales fueron identificadas por la pensadora Flora Tristán como «las proletarias del proletariado».

Tribuna PoPular.- A propósito del 92° aniversario del Partido Comunista de Venezuela (PCV), llegaron a la dirección de éste mensajes de distintas latitudes reconociendo la historia de luchas del partido del pueblo trabajador venezolano. Pero entre esos mensajes, arribó uno que merece especial mención, y es el obsequio enviado al PCV por el artista gráfico chileno Jorge Soto Veragua: una reproducción digital de una de sus obras, un óleo sobre tela con la imagen de un hermoso gallo rojo, en clara alusión al internacionalmente reconocido símbolo de las y los comunistas venezolanos.

Soto Veragua es un ícono del cartel latinoamericano, y se hizo especialmente conocido durante la época de la Unidad Popular, el Gobierno de Salvador Allende y la posterior resistencia chilena contra la dictadura. En esa época, Soto Veragua fue parte del equipo que editó Ramona, la revista de las Juventudes Comunistas de Chile, dirigida por Gladys Marín. Sus coloridos carteles permiten rememorar importantes momentos de la historia del movimiento popular chileno y las políticas sociales de Allende.

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