Universidad y Vida Escolar (siglos XII al XIX). Costumbres y Tradiciones. Ponencia al Seminario Internacional ‘Tradición y Vida Universitaria’ Puerto Montt, 8 de junio de 2012.
Félix O. Martín Sárraga*
Preámbulo En esta comunicación comentaros algunas peculiaridades que caracterizaron a las primeras Universidades del mundo occidental, especialmente las españolas, recordaremos los aspectos más significativos de la vida escolar de entonces e intentaremos aclarar la hasta ahora confusa diferenciación entre tradiciones y costumbres de los escolares de antaño. Para comprender mejor el objeto de nuestro trabajo, aunque comienza formalmente en el siglo XII, hemos de tener noción de los valores que tenía la sociedad que habitaba la península ibérica entonces. Desde el año 711 la mayoría del territorio peninsular estaba en poder musulmán y se llamó al-Ándalus. En lo concerniente a la enseñanza era muy frecuente que los maestros impartieran las clases en sus casas y no en la mezquita. Dichos maestros, al terminar la jornada lectiva, acostumbraban ofrecer un plato de sopa a todos sus alumnos. Así nos lo atestiguan bastantes casos documentados1, de los que traemos como ejemplos los de Abu Wahb Abd al-Alá, que les preparaba una sopa de verduras hecha con las hortalizas de su propia huerta (en la que mojaban pan), y de Ahmad Ibn Said Kawtar ‘el toledano’ (1012), que les hacía sopa de pan con carne de carnero en aceite y sopa de leche con manteca o mantequilla, “que comían hasta hartarse”. (*) El autor se forjó como tuno a partir de 1979 en la Tuna de la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia (España), siendo becado posteriormente por TunAmérica Universitaria (Puerto Rico) y la Tuna de la Universidad de Beja (Portugal), entre otras. Desde aquél año se ha mantenido como tuno activo y visitado la América continental e insular una treintena de veces, compartiendo con Tunas locales. Es el gestor único del Censo de Tunas Hispanoamericanas y presidente fundador de TVNAE MVNDI, asociación internacional tiene como fines promover la investigación y difundir los conocimientos históricos contrastados sobre el Tunar en cualquier parte del mundo. En el ámbito profesional es Doctor en Medicina y Cirugía, Especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología, Especialista en Traumatología del Deporte, Diplomado en Medicina Subacuática e Hiperbárica, Diplomado en Dirección de Instalaciones de Radiodiagnóstico Médico, Diplomado en Documentación Médica y Diplomado en Gestión Sanitaria, entre otras titulaciones.
Otro aspecto fundamental del Islam que es preciso recordar es la obligación religiosa 1
Dolores Oliver Pérez. Antecedentes islámicos de las Cantigas de Escolares del Arcipreste de Hita. AM, 5; 1997.
2 de dar limosna al escolar, particularmente a modo de alimento. Pedir limosna en nombre de la consagración al estudio ha sido en el mundo islámico una costumbre habitual, gozando de gran prestigio2 el escolar no religioso porque el aprendizaje se tiene por algo sagrado y porque la religión es el pilar de la docencia, adquiriendo el 'talib' (estudiante musulmán) un cierto carácter sacerdotal. Por este motivo es que el mundo musulmán entiende que el adulto entregado al estudio está imposibilitado para ganarse la vida, por lo que el Islam proclama que hay que socorrerlo como al lisiado y al ciego. El paseo que hacían los escolares del occidente islámico por sus ciudades para mendigar la cena era conocido como la ‘nazãha’. No hay duda que, dentro de la España musulmana, se dio la costumbre de este ‘paseo mendicante’ pues unos zéjeles de Ibn Quzmán, autor andalusí del siglo XII, hablan de que, a la caída de la tarde los estudiantes musulmanes imploraban a la puerta de las casas limosna o ración para la cena3. Resulta muy significativo el que este autor reproduzca en sus versos palabras similares a las que cantaban los estudiantes del Arcipreste de Hita 200 años después cuando imploraban la cena en sus salidas nocturnas. Finalmente, entre los elementos históricos básicos para comprender las costumbres escolares de las que posteriormente hablaremos, hemos de señalar que los estudiantes musulmanes se caracterizaron por viajar de una ciudad a otra en busca de los mejores maestros dondequiera que estuvieran , costumbre que continuaba en Marruecos en el siglo XIX. De esta manera dos costumbres islámicas relativas a sus escolares fueron asumidas por los estudiantes cristianos de la Edad Media: una es el "paseo mendicante", la otra está relacionada con la creación de instituciones pías que proporcionaban a los estudiantes un plato de sopa3. Posiblemente también el aspecto de petición de limosnas típico de la costumbre escolar de ‘correr la tuna’ pueda haberse inspirado en la actividad postulante de aquellas migraciones en busca de nuevos conocimientos que realizaban los españoles musulmanes de la Baja Edad Media, pero precisa aún de mayor estudio.
Primeros Estudios Generales europeos En la Europa cristiana de la Edad Media la educación era totalmente diferente para mujeres y hombres. El modelo vigente respondía al rol social impuesto (procreación y tareas del hogar), por lo que era muy elemental, pudiendo formarse en2: a) conventos: No todos tenían “colegios conventuales”. Las niñas aprendían oraciones elementales, canciones, costura, el arte de hilar, actos de devoción y buenas costumbres; b) monasterios: en los más importantes también les impartían nociones básicas de latín y de alguna lengua extranjera; c) casas señoriales, poniéndose al servicio de las damas aprendían modales señoriales o a servir, o trabajando como aprendices de algún oficio; y d) escuelas elementales, a las que accedían las niñas pobres. 2
Ricardo Walter Corleto Oar. La mujer en la Edad Media. Algunos aspectos. Revista Teología, nº 91; 2006.
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Hasta el siglo XII la enseñanza superior correspondió principalmente a las Escuelas Catedralicias y Monacales3 que, al tener como misión la formación de novicios, no admitían a las mujeres. Todas estos modelos educativos se mostraron incapaces de adaptarse a las nuevas necesidades intelectuales que reclamaba la sociedad, propiciando la creación de los primeros Estudios Generales europeos4. Por tener validez universal sus títulos, destacaron: •
Bolonia: Surge en 1088 a partir de una Escuela Municipal fundada por Irnerio5,6, monje italiano autor del Summa Codicis, primer sistema medieval de la jurisprudencia romana8. Estudio preferente, Derecho. Colegio más importante, el fundado por Gil de Albornoz 3. Su fama atrajo a estudiantes de todas partes y su modelo se caracterizó por la importancia de la corporación de alumnos frente a la de profesores.
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París: Si bien surge, casi al mismo tiempo de la anterior, a partir de la Escuela Catedralicia de Notre Dame, no es hasta la Bula Papal de 13 de abril de 1231 de Gregorio IX que se oficializa su creación estableciendo los privilegios que le darán la independencia jurisdiccional e intelectual. Estudio preferente, Teología. Colegio más importante, el Colegio de Roberto de Sorbón 3. Su modelo se caracteriza por el predominio de la corporación de profesores, cuya autoridad era la única reconocida 6. En este momento de la historia el término Universitas designa a un grupo de maestros que tienen lazos orgánicos y una común pertenencia.
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Oxford: Su fecha fundacional no está clara pero hay evidencia de que ya se enseñaba a finales del siglo XI 7. Estudio preferente, Filosofía. Colegio más importante, el Colegio Walter de Merton 3. Su modelo se caracteriza por el predominio de la corporación de profesores, cuya autoridad era la única reconocida6.
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Salamanca: Fundada en 1218 por Alfonso IX sobre una Escuela Catedralicia preexistente, es considerada como la más antigua de las universidades hispanas. Estudio preferente, Matemáticas. Colegio más importante, el Colegio Irlandés3. Se incorporó durante los siglos XV y XVI a las nuevas corrientes humanistas, de las Antonio Nebrija, autor de la primera gramática española, fue un buen ejemplo. Alfonso X ‘el Sabio’ elevó los Estudios Generales de Salamanca al rango de Universidad el 8 de mayo de 1254, constituyéndose en la primera ciudad europea en ostentar ese título, creando las primeras 11 cátedras oficiales (derecho canónico, derecho civil, medicina, lógica-filosofía, gramática y
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Revista de Escuelas Normales, nº 28 y 29. 1925. Rafael Asencio González. Primeras universidades europeas. En: El estudiante pícaro en el antiguo régimen: tipología, aficiones y costumbres. Original facilitado por el autor. 2005. Irnerio. Enciclopedia Católica. En: http://ec.aciprensa.com/i/irnerio.htm 2012.
6
Peter Schuster. La metodología escolástica en las obras de los glosadores. En: http://www.peterfelixschuster.de/glosador.htm 2012. 7
Universia. Estudios en Europa. En: http://internacional.universia.net/europa/unis/reinounido/oxford/descripcion.htm 2012.
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4 música, entre otras) y marcando las disciplinas con cargo a las tercias reales, que a su vez eran pagadas al diezmo eclesiástico8, 9.
Estudios Generales españoles A la misma vez que surgieron los primeros Estudios españoles apareció un nuevo grupo social integrado por estudiantes que lo abandonaban todo en búsqueda del conocimiento allá donde lo hubiere, de manera similar a aquellos españoles musulmanes de al-Ándalus, enfatizando Asencio González6 que “su sentido corporativo era muy fuerte y surgía del alejamiento de su lugar de origen”. Se configuró la Universidad como una auténtica ‘república de estudiantes y profesores’ capaz de satisfacer la necesidad de seguridad contra abusos de los lugareños donde estuviera el Estudio mediante un fuero y gobierno propios que le dotaban de gran autonomía. En el siglo XII los estudios se dividieron por Facultades dedicadas a una rama de la enseñanza: Derecho, Medicina, Teología y Artes, que eran dirigidas por Decanos. Los estudios duraban 6 años, eran cursados por alumnos de 14 a 20 años y concedían el título de bachiller, el nivel inferior de estudios, mientras que el nivel superior correspondía a la Teología, materia en la que la Universidad de París sobresalió sobre todas las demás10. Contrario a lo sucedido en el resto de Europa donde las primeras Universidades fueron de origen eclesial, en España corrieron a cargo del rey. Así, durante el siglo XIII, a medida que progresaba la Reconquista, se fundaron en España los Estudios Generales de:
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Palencia: Sobre una Escuela Catedralicia preexistente y por iniciativa de Alfonso VIII, pero tuvo una vida efímera (1208-1263).
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Salamanca: En 1218 por Alfonso IX, sobre una Escuela Catedralicia preexistente11.
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Valladolid; De fecha fundacional incierta (siglo XIII) y de doble origen, municipal y real12.
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Murcia13: Fundada por Alfonso X 'el Sabio' el 6 de abril de 1272, haciendo constar en su escudo la leyenda “Universitas Studiorum Murciana”.
Universidad de Salamanca. Reseña histórica. En: http://www.usal.es 2012. Historia de la Universidad de Salamanca. Salamanca turística. En: http://www.salamancaturistica.com/salamanca/ 2011.
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Biblioteca Gonzalo de Berceo. La baja Edad Media. Las Universidades. En: http://www.vallenajerilla.com/berceo/florilegio/escolarsobrino/librosybibliotecas.htm 2011. 11 12 13
Universidad de Salamanca. Reseña histórica. En: http://www.usal.es 2012. Universidad de Valladolid. Historia y patrimonio. En: http://www.uva.es 2012. Universidad de Murcia. En: http://www.um.es/universidad/historia-umu/precedentes.php 2011.
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Lérida: Fundada en 1300 por Jaime II, que prohibió enseñar Derecho Canónico, Derecho Civil, Medicina y Filosofía fuera de ella so pena de una considerable multa. En ella el rector era elegido anualmente por los estudiantes14,15,16.
Características de la educación en la España medieval La metodología educativa consistía en leer o dictar un pasaje de autor latino que los estudiantes copiaban que luego declinaban o conjugaban, palabra por palabra, y finalmente traducirlo. Había tres lecciones al día5: - Prima: Lectura o dictado y comentario posterior. - Meridiana: Dedicada a la controversia. - Vísperas: Para los recitados, preguntas y respuestas. Las clases se impartían en latín y se comentaba un texto específico en cada rama del saber17: - Teología: la Biblia. - Derecho: el Corpus juris Justiniani. - Medicina: las obras de Hipócrates, Galeno, Avicenas y Teófilo. - Filosofía: las obras de Aristóteles. Los comentarios de textos no se basaban en la naturaleza de las cosas ni empleaban la experimentación, partiendo de principios apriorísticos para resolver las cuestiones planteadas y teniendo suma importancia el criterio de autoridad. Si entre dos domingos consecutivos no había ninguna fiesta, los Estatutos disponían que el jueves no hubiese clases para a evitar “los funestos efectos de la fatiga mental”17. El ‘bedel’ de la Universidad estaba encargado de tener cubiertos de paja los locales donde se daba la enseñanza. Esta tarea seguramente tenía la doble finalidad de aislar térmicamente al escolar del frío suelo de piedra y de servir, a modo de alfombra, para hacerle más llevadero el aprendizaje, puesto no había bancos en las aulas “para que no se enorgullecieran”5. Por todo ello los estudiantes escuchaban la lección de pie o sentados en el suelo, y se veían obligados a tomar apuntes sobre sus rodillas o sobre unos escabeles transportados por quienes tenían criado. También la Universidad tenía u librero, el ‘estacionario’, que se ocupaba de custodiar los libros que, en aquello tiempos, se alquilaban para copiarlos 17 pues eran escasos 14 15 16 17
Alrededor del Mundo, nº 1387; 1926. La Escuela Moderna, nº 347; 1920. José Martos de la Fuente. Discurso de la Solemne apertura del curso académico 1928-1919. Librería López Guevara, Granada. 1928. La Gaceta Literaria, nº 82; 1930.
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6 debido a su excesivo coste. Los documentos hallados indican que en la Universidad medieval no había más que un examen, el de ‘maestro’, que comprendía dos partes17: - ‘Examinatio’, privada, en la que varios doctores señalaban al candidato diversos pasajes que tenía que comentar; y - ‘Collatio’, pública , en la que el candidato defendía una tesis. El examen habitual era llamado ‘transibile’, pero había otro más difícil llamado ‘rigorosum’. El candidato elegía antes del examen el nivel de dificultad, disminuyendo la probabilidad de suspender. Superada la prueba el canciller confería el grado de ‘maestro’ imponiendo al candidato el birrete magisterial17. La matrícula era el censo de profesores, alumnos, dependientes, criados y demás personas que se inscribían para gozar del fuero académico y no el padrón de alumnos de la Universidad18. Los privilegios de los escolares, ampliados por Alfonso IX y ratificados por San Fernando para los escolares salmantinos, se encaminaban principalmente a eximirlos de los portazgos y ampararlos contra toda injusticia y fuerza mientras seguían los estudios.21,56 Es a finales del siglo XV cuando, tras la publicación de la Grammatica de Antonio Nebrija, el español empieza a sustituir al latín en las aulas 53 . A partir del siglo XVII proliferaron las normas y leyes que pretendían regular y controlar los más diversos aspectos de la vida académica y estudiantil, llamando la atención, visto desde la mentalidad actual, que una Ley de 1680 dictara “que los catedráticos enseñen el misterio de la limpia Concepción de nuestra Señora”, ordenando “que expresamente lean y prueben como fué concebida sin pecado original en el primer instante de su ser natural, pena de perder la cátedra y los cursos que tuvieren”, así como dictaba otras penas para quienes lo supieran y no lo denunciaran18. Organización interna y otras características Ya en la Universidad del siglo XIII destacan dos cargos de especial relevancia 17:
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Canciller: Nombrado por la diócesis, es el representante de la Iglesia. Preside los exámenes y la colación de grados, daba al nuevo doctor el osculum pacis17,19 o beso de paz junto al anillo en la Universidad de Bolonia, la espada en la de Salamanca, etc. Este cargo perduró hasta el primer tercio del siglo XIX.
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Rector: Representa a la Universidad y es elegido por sus miembros. Era asesorado por un Consejo, que en sus orígenes estuvo formado por la totalidad de los estudiantes, después por profesores y delegados estudiantiles, y finalmente sólo por profesores. Los Consejos se encargaban de redactar los ‘estatutos generales’17.
José Mª Zamora y Coronado. Biblioteca de Legislación Ultramarina, tomo 6; Madrid, 1846. Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, nº 8 y 9; agosto-sept. 1904.
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7 El Rector era autoridad académica y judicial 17, y debía visitar las aulas en pleno funcionamiento, una o dos veces por semana 5. Tanto los consejeros como los estudiantes juraban obediencia a los estatutos . Se exigía el celibato de los profesores5 (pues eran considerados como eclesiásticos) hasta que en 1452 se exceptuó a los de Medicina y en 1460 a los Canonistas, resultando con ello favorecida la profesión5. La Universidad medieval17 debía su renombre a: a) Fama de sus maestros. b) Riqueza de su biblioteca. c) Antigüedad del Estudio. d) La cantidad de estudiantes (París, 50.000; Oxford 10.000; Salamanca, 8.000). e) Importancia de la población. (En la Península Ibérica llegó a haber 40 universidades18, sin contar las fundadas en América por los españoles). Las más antiguas noticias sobre la organización universitaria en España 17 la aportan Las Siete Partidas (redactadas entre el 26 de junio de 1256 y el 28 de agosto de 1265 por una comisión integrada por los principales juristas castellanos de la época bajo la dirección personal de Alfonso X 'el Sabio’) y el Líber Constitutionem de la Universidad de Lérida. Las Siete Partidas dan a los estudiantes una serie de privilegios20 como: • exención de alcabálas (impuestos de venta de bienes), • exención de justicia ordinaria, • exención de derechos de alquiler de casas, • exención de servicio militar, • exención de obligación de hospedajes y alojamientos, • bajos precios en gastos de manutención, • atención gratuita en el hospital, • otros muchos beneficios, entre los que cabe destacar una ordenanza que exigía que las velas vendidas a los estudiantes duraran encendidas por lo menos tres (3) horas, tiempo obligatorio que debían dedicar al estudio todas las noches21. Y les impuso algunas obligaciones21 como: • Vestir decente y sobrio, usar colores pardos, y evitar sedas y adornos. • No les estaba permitido los juegos de azar [dados, cartas...], portar armas, visitar casas de citas ni frecuentar mujeres de mala fama. • Sólo podían realizar reuniones bajo ordenanzas muy estrechas y severas. • No podían pedir fiado ni podían ser padrinos. • Estaban obligados a asistir a clases. • Los cursos duraban desde la fiesta de San Lucas (18 de octubre) hasta la de San Juan (24 de junio). El Liber Constitutionem, entre otras cosas: • identifica de qué ‘nación’ (colectivo de procedencia) debe ser el rector y 20
José G. Carrillo Toral. ¡Ahí viene la Tuna! 1996.
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muestra el turno a seguir, garantiza la seguridad de las personas y bienes de los estudiantes garantiza la inviolabilidad del domicilio del escolar, exime de tributos a los alumnos, determina el precio máximo de sus vestidos, prohíbe determinados juegos, ir a caballo a las escuelas, dar dinero o convidar a mimos, juglares o histriones y salir con armas e instrumentos musicales17.
La disciplina pedagógica medieval era peculiar, siendo frecuente que se pasara por vaquetas a los alumnos en presencia del Rector y Procuradores. De aquella época se conserva el recuerdo de una gramática latina del obispo Ratherius, que la tituló Spara dorsum (“protege-espaldas” o “paragolpes”) porque su autor creía que evitaría muchos golpes a los alumnos que la aprendieran 5. También fue famoso un Rimado de Palacio de Pero Lope de Ayala que dice: “Los açotes que llevan, los fasen aprender” 17, sentando la disciplina pedagógica de la teoría de que “la letra con sangre entra”. Era frecuente que las Universidad medieval tu viera su propia cárcel 21. El ánimo regulador de Carlos IV le llevó en 1805 a publicar la Novísima Recopilación de las Leyes de España52,22 que, entre otras cosas: - Eximía del servicio militar a los escolares. - Obliga a los estudiantes a llevar “vestiduras largas y corona abierta”, como los “clérigos de misa”. - Establece la vestimenta obligatoria de los alumnos. - Dicta más normas contra los vagos y manera de desplazarse los estudiantes “en vía recta”. - Obliga a juramento de obediendo Rectori in licitis et honestis para gozar del fuero académico a la vez que se matriculan cada año. - Anuncia la pérdida del fuero también para quienes "practicaran o consintieran en sus casas los Juegos prohibidos”. - Establece la duración del curso y asistencia a cátedras desde el día de San Lucas [18 de octubre] hasta San Juan [24 de Junio]. - Otorga permiso a los estudiantes para pedir limosna donde estudiaren con licencia del Rector. Poco después, en 1812, la Constitución española suprimió el fuero académico y las Cortes hicieron lo mismo con la Inquisición, iniciándose la Reforma General de la enseñanza universitaria. Finalmente en 1835 una Real Orden de 3 de octubre suprime el fuero académico y prohíbe a los estudiantes (excepto a los que estuviesen ordenados) el uso del uniforme escolar por no estar “en armonía con las costumbres del siglo”, desapareciendo el fuero por completo en 1837. 21 22
Agustín Bermúdez Aznar. El Corregidor en Castilla durante la Baja Edad Media. Universidad de Murcia. En http://revistas.um.es/analesumderecho/article/download/104551/99481 Visto el 15/11/11. Carlos IV. Novísima Recopilación de las Leyes de España. 1805.
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Entrada de la mujer a la Universidad española La mujer aparece en la Universidad en el siglo XIX, al final del periodo de nuestro estudio, y no es hasta el final de la primera década del siglo XX que logra acceso sin trabas ni permisos para alcanzar estudios superiores en España. Es de justicia que, al menos, comentemos que no fue hasta 1873 que, por un vacío legislativo23, las universidades españolas empiezan a tener alumnado femenino. Una real orden de 11 de junio de 1888 acordó “que las mujeres sean admitidas (...) como alumnas de enseñanza privada” y, si alguna solicita “matrícula oficial”, será la Superioridad la que “resuelva según el caso y las circunstancias de la interesada” (tenían que pedir permiso al Ministerio de Instrucción Pública y conseguir que cada uno de los profesores firmara el impreso de matrícula comprometiéndose a garantizar el orden en el aula)24,25. Para su concesión el catedrático de la asignatura debía comprometerse a garantizar el orden en el aula, pues se tenía la convicción de que la presencia de una mujer podía alterar el orden de las clases19. Todavía en 1899 aún las mujeres eran sometidas a medidas complementarias de protección durante sus estudios universitarios 19: "Se acordó que la alumna no estuviera en los pasillos, sino que entrara en la antesala de los profesores y esperara allí al catedrático para ir al aula y volver con él, terminada la clase. Durante la explicación se sentaría en una silla aparte, cerca del profesor”. Este complicado régimen, fruto de que la mujer era considerada como algo frágil perteneciente al mundo de lo privado y que no debía ser expuesta al público 19, se practicó desde el primer curso de 1892-93 hasta el curso de Doctorado de 1895-96. Hasta 1910 las alumnas que quisieran estudiar en el régimen oficial (asistiendo a clases) tenían que solicitar permiso especial a las autoridades académicas. Los títulos logrados por las primeras mujeres que cursaron estudios universitarios no las habilitaban para el ejercicio profesional 19. Una Real Orden de 8 de marzo de 1910 autorizó el acceso de las mujeres a la Universidad española26, el título universitario ahora las habilitaba para ejercer las profesiones correspondientes y desempeñar cátedras. Dos Reales Órdenes de 1910, una de 8 de marzo y otra de 2 de septiembre, terminaron con los largos y enojosos trámites27. 23
Laura López de la Cruz. La presencia de la mujer en la universidad española. Bogotá, Noviembre, 2001.
24
A.M. Plaza. Cien años de igualdad en la universidad. En: http://www.rtve.es/noticias/dia-internacional-mujer/universidad/ 2010. 25
Gaceta de Madrid, nº 68; 1910.
26
AmecoPress. Cien años con mujeres en la universidad española. 10/03/2012 En: http://www.amecopress.net/spip.php? article3188 2012. 27
Cándida Martínez López. Mujeres universitarias: Cien años “Sin pedir permiso”. En: http://www.educandoenigualdad.com/spip.php?article177 2012.
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Vestimenta escolar La indumentaria de los estudiantes medievales 5,6,19,28,29,30,31, impuesta por la Iglesia, consistía en: •
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Loba: Sotana corta y sin mangas hecha con paño negro. Se ceñía en la zona del cuello, se ensanchaba en los hombros y caía hasta los pies. Tenía una abertura en la parte superior delantera y dos en los laterales, para sacar los brazos. Posteriormente se confeccionó más corta32. Calzas Manteo: (del francés ‘manteau’) Capa larga de paño con cuello estrecho, por la que se les conocía como manteístas.
La mayoría de los estudiantes medievales eran manteístas, personas de escasos recursos y no habían sido admitidos como colegiales por no tener “expediente de limpieza de sangre”18,33,34,35. Por ello no vivían en el Colegio36 pero sí “seguían allí sus estudios o estaban adscritos a él, siendo esta adscripción obligatoria para cursar estudios universitarios”31. Los Colegiales eran los únicos que llevaban beca37,38,39, prenda que les identificaba como alumnos internos del Colegio y que lucían sobre el manteo. Eran hijos de nobles, hidalgos y terratenientes, por lo que podían acreditar su limpieza de sangre, y la beca les diferenciaba de los manteístas. •
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Beca: Banda de fieltro que lucían sobre el manteo cruzando el pecho a modo de una “V” cuyos extremos colgaban por detrás sobre los hombros. Inicialmente se utilizó en los Colegios dependientes de la Iglesia pero
Julio Monreal. “Correr la tuna”, en: Almanaque de la Ilustración; Madrid 1879. Mariano de Santiago Cividanes. Tretas de capigorrones y estudiantes de la tuna. El Adelanto. 1919. Enrique Pérez Penedo. La evolución del traje escolar. Desde el inicio de las universidades hasta 1835, año en que se decretó su desaparición. Ponencia al Tercer Seminario Internacional del Buen Tunar. La Serena, Chile. Enero de 2004. En: Pérez Penedo, E. Asencio González, R. Tradiciones de la antigua universidad – Estudiantes, matraquistas y tunos. Ed. Universidad de Alicante. Alicante, 2004. A estudiar en Salamanca. Revista Hispano-Americana, 15/01/1867. Enrique Pérez Penedo. La Tuna, una “tradición” en constante evolución. El traje de Tuna. Ponencia al Primer Congreso Iberoamericano de Tunas, Murcia, 12 de abril de 2012. Ana María Carabias Torres. La polémica entre resistencia y cambio cultural en España: el ejemplo de Don Joseph de Roxas y Contreras. En: Coloquio Internacional: Unidad y diversidad en el mundo hispánico del siglo XVIII. Salamanca, Editado en El mundo hispánico en el siglo de las Luces, vol. II. Madrid: Editorial Complutense. 1996. Rafael Asencio González. Entrevista personal. 23/05/2011. Rafael Asencio González. Historia y orígenes de la tuna. En: http://www.tunaempresariales.uji.es/historia2.htm Consultado el 01/03/2011. Gordillo Pérez, Luis I. Revista Deusto n.º 99. En: http://archivodelapromociondel77.blogspot.com/ 2011. Rafael Asencio González. A vueltas con la película “Tuno negro”. Original enviado personalmente por el autor. 2011. Julio Puyol. El Colegio de Santa Cruz y los Colegios Mayores. Boletín de la Real Academia de la Historia. 1929. Margarita Torremocha Hernández. 'Los Velardes'. Historia de un colegio menor en la Universidad de Valladolid. Revista de Historia Moderna. Edit. Espagrafic, 1981.
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11 posteriormente también en los Colegios Mayores, Reales o Imperiales 40. La beca se otorgaba respondiendo a 4 criterios36: • De vita et moribus, sobre las cualidades físicas, morales y sociales. • De sufficientia scientiae (muchos colegios se exigía una preparación mínima). • De puritate sanguinis (a través del mecanismo de limpieza de sangre pretendía eliminar conversos). • De pauperitate originis. En Valladolid el traje colegial constaba de: • Manto: Hecha de paño pardo o negro. • Beca. • Bonete. La limpieza de sangre era un proceso costoso que debía asumir quien pretendiera una beca, y “obligaba a demostrar que por ninguno de los cuatro costados, esto es los cuatro abuelos, tenía ascendencia morisca o judaica”31,39. Era un requisito de las Constituciones de los Colegios Mayores españoles, que posteriormente quedó desvirtuado por dispensas Papales y sustituido por una prueba de nobleza18. Era práctica general no usar más que un traje durante todos los años en que se permanecía en el Colegio, teniéndose a orgullo llevarlo lo más raído, sucio y roto que fuese posible35. La vestimenta del colegial no sufre variaciones hasta el siglo XVII, en que cambia el bonete por el chambergo41 y aparecen: -
Gregüescos42: Hubo dos variedades largos, hasta debajo de la rodilla, o cortos, hasta debajo de la nalga (también llamados cervantinos). Jubón (sustituye a la loba) Taleguilla: pantalón estrecho hasta debajo de la rodilla. Gola: cuello alechugado (plegado) en camisa blanca; sus mangas solían también estar engoladas, y zapatos de hebilla50.
El color negro de la vestimenta universitaria se debe a que Felipe II decretó una severa austeridad sobre toda España, por lo que los uniformes eran de luto riguroso50. Hay fotos que atestiguan el uso del manteo y bonete en clérigos hasta el primer cuarto del siglo XIX. A finales del siglo XVII comenzaron a publicarse disposiciones referentes a la 40 41 42
Karla Vomelová. El fenómeno de la Tuna, su historia y presente. Tesis. Universidad Comenius. 2008. Félix Martín Martínez. Revista del Folklore, nº 203. Valladolid, 1997. Emilio Oliva. Historia de la Tuna. En: http://www.batrapolis.com/historia.html Consultado en 2011.
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12 vestimenta de los escolares, prohibiéndose en Toledo el uso de “sotanas” y “sayos”, confecciones de seda y “camisas con lechuguillas”, ordenándose en 1763 que los escolares no llevaran otro vestido que no fuera manteo, jubón, calzones de lanilla y que tampoco puedan traer guarnición ninguna sino un pespunte en las aletas. Poco después, en 1766, tiene lugar el ‘motín de las capas y sombreros' que culminó en la derogación del decreto que prohibía el uso de la capa española y del sombrero de ala ancha que usaba el pueblo, empezándose a levantar su ala por la frente, transformándose en el sombrero de medio queso34. Posteriormente se prohíbe el uso de chambergos a quienes vistan sotana y manteo, a excepción de los clérigos, debiéndose usar el sombrero levantadas las alas a tres picos43.
Tipos de escolares Es importante señalar que la mayoría de los estudiantes eran pobres y su vida solía ser muy precaria, hasta el punto de que ser escolar fué sinónimo de pobre 17, lo que fácilmente explica las costumbres y tradiciones detectadas. Los estudiantes pobres (manteístas) solían acercarse a los conventos donde se repartía una sopa caliente conocida como la sopa boba26,44,45,46, integrada por restos de alimentos añadidos a un caldo, con la que reponían fuerzas para andar el camino y ‘correr la tuna’47. Por ello fueron llamados sopistas e iban provistos de una hortera (cuenco de madera) colgada del cinto, cuchara y tenedor (también de madera) con los que tomaban la sopa35. El sopista26,39,40,48 era un pobre desvergonzado que, sin repugnancia ni soberbia, vivía a expensas de la sopa que repartían en los conventos a los pobres de solemnidad y dormía en cualquier hospedería que albergara a pobres. Eran los más numerosos y pedían limosna 3,24 por los pueblos, pues el coste de grados, títulos y demás gastos no tenían excusa y para afrontarlos era necesario correr la tuna37, actividad sólo podía hacerse en época de vacaciones de la que hablaremos más adelante. Los escolares pobres también se han clasificado atendiendo a características19,21,49: Panza-al-trote: “Más altivo que el sopista y, por no declararse pobre como él, se valía de otros ardides y medios para procurarse el alimento sin gastar un real de plata que por casualidad recogía”. Capigorrones o gorrones: Llamados así por usar gorra, símbolo de •
Sopista48
• 43 44 45 46 47 48 49
Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, nº 7-9; 1924. Juan Ruiz, Arcipreste de Hita. Libro del Buen Amor. Ed. Castalia, Madrid. 13ª edición. 1977. Revista Contemporanea, nº 41; Enero-Marzo, 1886. La Ilustración Española y Americana, nº 8; 1886. Rafael Asencio González. Estudianterías de antaño y hogaño. Original facilitado por el autor. 2011. El Periódico para Todos, nº 1; 1876. El Periódico para Todos, semanario ilustrado, nº 1; 1876.
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servidumbre en la edad media. Llevaban los libros a los generosos o acomodados durante el curso y, en vacaciones, con vihuela y pandereta, recorrían las aldeas para alimentarse en las posadas y casas rectorales sin que ello fuera obstáculo para robar en las despensas o alforjas. Camaristas: Alquilaban una cámara (habitación) en las posadas, se valían de los servicios de un ama que atendiera sus necesidades básicas y mantuviera presentable habitación y vestimenta. Pupilos: Escolares regentados por los bachilleres de pupilos o pupileros, en cuyas casas recibían comida y cama por poco dinero.
Se decía que sopistas, capigorrones y gorrones, eran desamparados y pobres de solemnidad que “tenían el hambre del diablo”, por ello el reparto de la sopa era un pandemónium de miserias humanas que se agrupaban agitándose al ver salir el gran caldero de bodrio19 sostenido por dos hermanos legos39. El resto, la inmensa minoría, eran los Colegiales, que eran los únicos que llevaban beca, prenda que les identificaba como alumnos internos del Colegio y que lucían sobre el manteo. Eran hijos de nobles, hidalgos y terratenientes que podían acreditar su limpieza de sangre; y la beca les diferenciaba de los manteístas. Costumbres escolares Entre aquellas de las que disponemos fuentes contrastadas tenemos: 1. Hacer bustos y estatuas de sus profesores . Con la primera nevada se divertían haciendo bustos y estatuas tanto admirativos como caricaturescos 5. 2. Batallas con bolas de nieve. Al parecer los escolares no podían resistirse a ello en invierno, en otras épocas utilizaban frutas (naranjas o manzanas), que alcanzaban con frecuencia a los transeúntes suscitando quejas y fricciones con los habitantes de las ciudades universitarias5. 3. Estar al poste: El maestro tras la lección debía permanecer en el Claustro junto a uno de los postes o columnas respondiendo a las dudas que propusieren los escolares. 4. Correr la tuna. Así se conocía el hecho de salir de romería en las vacaciones50 de verano “para recibir de la caridad los medios de alcanzar la sabiduría”51. Apretados por la necesidad, se pertrechaban de instrumentos lo mejor que podían y, divididos en cuadrillas o estudiantinas22,32,38,41,42,44,45, comenzaban a peregrinar por los pueblos de la provincia recogiendo limosna suficiente para continuar sus estudios43. No obstante, tenían que tener mucho cuidado en estas
50 51
Revista Contemporánea, tomo XCI; julio ago - sept de 1893. José García de Villalta. El golpe en vago : cuento de la 18ª centuria. Imprenta de Repullés, Madrid. 1835.
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14 excursiones puesto que la vagancia 24,36,41,52,53 se castigaba con la incorporación inmediata a milicias. A los integrantes de estas cuadrillas se les conocía como gente de la tuna. Muy probablemente la Real Cédula43 de Carlos III emitida el 24 de noviembre de 1778 tenga que ver con lo anterior ya que ordena que los escolares solo puedan ir de la Universidad a su casa “por vía recta”, necesitando para ello la expedición de pasaportes por los Rectores y Maestrescuelas… “pues lo que contravengan serán tratados como los demás vagos sin diferencia alguna”. Cinco años después otra Cédula prohíbe “vagar a las gentes sin destino fijo”44, señala la manera de “perseguir a estos vagos y otros cualesquiera que anduvieren por despoblados en cuadrillas” e indica el “método de su ejecución en consejos de guerra” a los que hagan resistencia a quienes les persigan 44. Posteriormente también corrían la tuna por Carnaval, pero siempre por necesidad. Asencio González34 considera que “sólo podemos suponer la presencia de un jefe a la cabeza del viaje, no sus posibles cualidades ni experiencia”. De igual modo dicho investigador enfatiza que bigornia fue el nombre de una cuadrilla de malhechores que así se intituló y antaño nunca fue sinónimo de ‘correr la tuna’54, tesis que sustenta la definición de bigornia dada por Diego de Covarrubias y Leyva, representante de la escuela de Salamanca en su siglo de oro: “Quando algunos valentones se juntan suelen llamarlos los de la vigornia, porque andando siempre en gavilla acrecientan más sus fuerças y su vigor”48. Tradiciones escolares Entre las que tenemos documentadas están: 1. Corporativismo: Aparece tanto entre colegiales como entre manteístas y todo escolar pertenecientes a la misma ‘nación’. Se manifestaba a modo de una fuerte conciencia de grupo basada en la necesidad de ayuda mutua y, en todo caso, frente a los extraños al Estudio. 2. Novatadas. Surgen entre manteístas5,6,26,37,47 y colegiales6,47 durante los primeros años de aparición de estos colectivos escolares, y presentan variaciones según las Universidades, así como por el paso del tiempo pero permaneciendo invariable el espíritu de rito iniciático que llevan implícito. Entre las novatadas más habituales estaban: a) Pagar la patente. Cobrar una cantidad de dinero a los alumnos de primer año en la Universidad para evitarles ser blanco de sus burlas y desmanes. Fue entonces tan importante como asistir a las escuelas de Salamanca, vestir bayetas y tener juramento de miseria y hambre, siendo prácticamente imposible que el albillo o novato escapara de 52 53 54
Carlos III. Real cédula de 24 de Noviembre de 1778. En: Novísima recopilación de las leyes de España, Tomo 5; libro XII, titulo XXXI, ley XIII. 1805. Mercurio de España; Octubre, 1784. Rafael Asencio González. Entrevista personal. 01/06/12.
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15 ellas al ser fácilmente identificable debido a su aspecto tímido y manera de llevar el manteo. Los más veteranos se los diputaban como presa para darles trato pues quienes no la pagaban eran sometidos a una o varias de las restantes novatadas. b) Darles garrote a las arcas (otro tipo de extorsión pecuniaria). c) Ser hecho obispillo. Consistía en poner al nuevo una mitra o caperuza de papel con ornamentos ridículos y decirle palabras burlescas y picantes. d) Sacarlos nevados: Cubrir de escupitajos al estudiante novicio hasta dejarlo blanco a puro salivazo. e) Meter en rueda: Rodearlo para zarandearlo y molerlo a golpes, preferentemente con los libros. f) Echar a la buena barba: Los veteranos consumían alimentos y bebidas a su gusto dejando el pago a cargo del novato. g) Venta de cédulas o licencias jocosas: Modalidad de patente consistente en la expedición y mercadeo de licencias jocosas que permiten al nuevo realizar toda una suerte de acciones en público (como expeler ventosidades). h) Juntar azares: Engañar al nuevo en el juego de cartas, desposeyéndolo de cuanto llevara. i) Ceremonia del arrastre: Sólo entre colegiales. Lo primero que debía hacer el aspirante a Beca era presentarse acompañado por dos pajes y vestido con bonete, guantes y una cola de más de dos varas y media en el manteo que arrastraba por el suelo y, al pisarla, provocaba la caída de bruces del novato. De esta guisa era recibido en el umbral de la puerta por los alumnos más nuevos quienes le preguntaban quién era y qué quería. El pobrete respondía que era nuevo, y tras ser insultado reiteradamente se le daba permiso para visitar a los antiguos, conduciéndole hasta la Rectoral donde se quedaba de plantón por el tiempo que sus futuros compañeros estimaran oportuno. Al fin se le permitía visitar a todos los demás Colegiales por sus antigüedades, pasado lo cual abandonaba el Centro para marchar a su posada. La ceremonia del arrastre continuaba durante los tres días siguientes y, en el último día, en el cuarto del colegial más antiguo, le hacían muchas burlas y extorsiones, le rasgan los guantes y la sotana y le tiran pedazos y jirones por alto; le llenan los zapatos de garbanzos, le ponían una caja de brasero por gorguera (adorno del cuello hecho de lienzo plegado y alechugado), le sientan en el boliche de una silla (adorno torneado con que rematan partes de algunos muebles) y se la hacen tocar como si fuera una vihuela; le agujerean la caja del tabaco, Seminario Internacional ‘Tradición y Vida Universitaria’
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16 aunque sea de oro, y le hacen tomar por las narices tabaco de hoja. j) Ser manteado. Entre varios lanzaban al aire al nuevo estudiante que habían obligado a subir en una manta. Posteriormente se realizó incluso sin manta, hasta la actualidad. La tradición de las novatadas ha pervivido en los Colegios, resultando curiosa la noticia sin título publicada en la Revista Mundo Hispánico nº 23, de febrero de 1950, referida por Asencio Gonzáles 4 y que, en relación al Colegio Mayor Hispanoamericano Nuestra Señora de Guadalupe de Madrid, se recoge como se hacía el examen “Capilla” con estas palabras: “Para ingresar en el Colegio Mayor Hispanoamericano de Nuestra Señora de Guadalupe es preciso ser becario del Instituto de Cultura Hispánica, solicitar el ingreso y, naturalmente, ser admitido. Pero, una vez dentro, los colegiales someten al novato, precisamente en la primera noche, a un “Juicio de Recepción”. El tribunal, constituido por un presidente, dos vocales, un fiscal, un defensor y un escribano, se reviste de una gran seriedad y de una extraña indumentaria. El presidente comienza formulando las “preguntas generales de la ley”; después es el fiscal quien interroga, y cuando él concluye, los asistentes pueden comenzar el “examen”. Se formulan entonces las más diversas y divertidas preguntas. El repertorio es amplio y lo mismo puede constar de preguntas sobre los sistemas de drenaje de la ciudad de El Cairo que sobre la influencia de Jorge Negrete en la culinaria azteca... No falta nunca el humor, y el novicio que sufre la novatada tiene buena ocasión de mostrar a los que han de ser sus compañeros sus dotes de sociabilidad, ingenio, paciencia y, naturalmente, sus cualidades dialécticas”. De todas las novatadas podían librarse también siendo apadrinados por alguno de los estudiantes antiguos. Es importante tener presente que las novatadas son auténticos ritos de iniciación que deben superar los pretendientes para alcanzar su reconocimiento de los más antiguos. Estos ritos diseñan una jerarquía estructurada entre los miembros de la corporación mediante la cual quienes han alcanzado la veteranía adquieren una serie de derechos sobre los nuevos que se integran al grupo y llevan implícito un componente de agresividad y humillación hacia los recién llegados6. 3. Salir a rotular y vitorear: Los estudiantes, tras el recuento de votos en oposición a cátedras, los estudiantes de la nación del opositor triunfante acostumbraban a pasear al vencedor por las calles de la villa con músicas y ramos de flores dando gritos como locos. Las escaramuzas y violencias se producían por ser costumbre proclamar con la palabra “¡Vítor!” al que salía victorioso y “¡Cola!” Seminario Internacional ‘Tradición y Vida Universitaria’
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17 al derrotado, aprovechando igualmente para dar “vítor” o “cola” a las naciones respectivas de los opositores. Los vítores acababan pintándose con almagre (compuesto de sangre de vaca y barniz) en las paredes del Estdio 6. 4. Vejámenes o gallos18. Supone una manifestación de la vida corporativa de maestros y alumnos de la Universidad. En los grados de Doctor, tras el examen oficial del graduando, se celebraba una ceremonia burlesca (vejamen) donde al candidato, con sátira exagerada, se ponía en ridículo. El Doctor que servía de padrino pronunciaba el panegírico (llamado el gallo) y un estudiante amigo del graduando, que hacía de gallina (según el lenguaje escolar) pronunciaba luego en verso un elogio retumbante de su amigo. Esta práctica subsistió hasta principios del siglo XIX. 5.
Uso de mote o cognombre55,56(actualmente en España se ha latinizado por cognomen): Tradición al parecer exclusiva de los manteístas que corrían la tuna. Su uso tenía, al parecer, la función de dificultar saber la verdadera identidad de sus integrantes para evitar pesquisas por la justicia.
Alojamientos de los escolares Exceptuando a los Colegiales, que vivían internos en los Colegios, los demás escolares (los manteístas) debían de buscarse alojamiento, recurriendo a posadas38 y casas de bachilleres para pupilos18 (establecimientos ambos que tenían que pedir licencia 18,36 antes de admitirlos), así como albergues para pobres. Los dos primeros tipos tenían prohibido mezclar estudiantes de diferentes carreras, siendo interesante recordar: 1. Posadas: La persona que aceptara en su posada a un estudiante se colocaba bajo la autoridad del Rector, también llamado Juez de Escuelas30,36, por lo que proliferaron las ordenanzas que preferentemente trataban de las obligaciones de los posaderos30,36. Los escolares podían entrar en grupo a las posadas y contratar otro tipo de servicios que no fuese exclusivamente la habitación, denominándose en este caso gobernaciones a dicho colectivo y camaristas a sus integrantes. Cuando los escolares optaban por alquilar ellos mismos una casa o unos cuartos y organizarse su vida doméstica, ya fuera solos o con la ayuda de una o varias mujeres a su servicio, se hablaba repúblicas de estudiantes36. 2. Casas de bachilleres para pupilos: Eran dirigidas por los estudiantes más antiguos (los bachilleres), que debían apoyar a los alumnos nuevos, los pupilos. Normalmente éstos eran sopistas y 55 56
J. Arias Jirón. Costumbres salamanquinas. Los estudiantes de la tuna. Semanario Pintoresco Español. 1839. Javier Fuentes y Ponte. El sopista Caña-Eja. En: La Murcia que se fue. 1872.
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18 sufrían un periodo de instrucción, pasando a realizar labores de escuderos de los más veteranos a cambio de que éstos les enseñaran su arte de picardía. Al igual que las posadas, estaban reguladas por la Universidad 18 y obligadas por ella, antes de albergar estudiantes, a obtener licencia de ‘moribus vita’ y de ‘suficiencia’. También se les imponía que velaran por las costumbres y formación de sus pupilos, no tolerándoles juegos de dados o cartas e inculcándoles la conveniencia de asistir a clases. Desde cierta hora de la noche, según la época, habían de cerrar con llave la puerta de la casa 18. Los pupileros de Alcalá no eran espléndidos 19. García Mercadal escribió que el “pupilero les daba dos veces al día olla y pan duro para que comiesen menos, y sólo los sábados poníales mondongo y fruta...”. Resulta evidente que el pupilaje no daba para excesos al leer la siguiente descripción de la habitación de un pupilo de Salamanca40: “Una sala bien blanqueada y limpia, por lo menos en principio de curso, una mesa-camilla con tapete de bayeta verde y el número de sillas correspondiente al número de pupilos. Un catre de 3 tablas y 2 banquillos pintados de verde, un jergón [colchón de paja, esparto o hierba], un colchón, sus 2 sábanas de algodón bien fuerte para que resistiera a todo evento, una buena manta de la tierra o palentina y su colcha o cobertor de algodón con flores estampadas en colores muy vivos y alegres. Estera, brasero y otras gollerías no había”. Pupileros y amas de posada tenían la obligación de permitir el acceso del rector y sus acompañantes a cualquier hora al menos 2 día al año 43 para verificar que los escolares se encontraran estudiando en su aposento y no dispusieran de armas ni estuvieran entreteniéndose con juegos prohibidos. Ésto levantó la picaresca de los estudiantes28 y cuando les daban el soplo de la inminente llegada de la ronda fingían estudiar o tapaban su baraja con el manteo metiéndose vestidos bajo las sábanas para simular que dormían. También surgieron numerosas fricciones, resistencias y problemas con los posaderos, principalmente porque: - numerosas amas de casa eran analfabetas36; - porque admitían estudiantes de diferentes Facultades; - porque se negaban a permitir el libre acceso a los representantes de la Universidad. Música e instrumentos musicales Los siglos XII y XIII son una época de trovadores que eran ‘poetas de corte’ cuyo ideal de vida se cifraba en la ‘cortesía’, interpretando por ella una conjunción de elementos entre os que se hallaba la generosidad, la delicadeza de modales y el amor perfecto 4. De igual modo había juglares, personas de menor formación que los anteriores y que todo señala que se dedicaban a cantar y recitar poemas épicos escritos por otros. Seminario Internacional ‘Tradición y Vida Universitaria’
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19 Está documentada la presencia de juglaresas en la corte del rey Don Sancho 57. Arnaldo de Vilanova, en un Razonamiento hecho en Aviñón, menciona a los goliarts o goliardos17. Aunque no parece que el nombre fuese conocido en Castilla, cabe la posibilidad de que esa clase de estudiantes juglarescos, vagabundos y tabernarios anduviese por España en el siglo XIV. Juan Ruíz, Arcipreste de Hita, refiere el uso de guitarras y laúdes28 en su Libro del buen amor29, obra picaresca más importante del siglo XIV) enumerando también una serie completa de instrumentos populares tanto de cuerda, viento y percusión, así como otros desconocidos en la actualidad58 que usaban entonces juglares y escolares. En esta sociedad de la España medieval aparecen las canciones del Arcipreste de Hita, que compuso cantigas de petición de limosna para ciegos, así como ‘canciones de escolares que andan nocherniegos’ además de otros tipos para mendicantes de diferentes condiciones. Poca variación se halla documentada al respecto hasta el segundo cuarto del siglo XIX el término estudiantina designó tanto al colectivo de los escolares como a sus canciones, los “cantares de estudiantes” Aparición de las Estudiantinas y Tunas La falta de investigación seria previa en los últimos cinco lustros junto a la publicación de novelas relacionadas con la tuna han propiciado que actualmente se den por ciertas muchas afirmaciones que no lo son, como considerar que ya eran Tunas y Estudiantinas aquellos escolares medievales que corrían la tuna por vacaciones para desplazarse de la Universidad a sus casas y viceversa, así como dar por hecho que los primeros tunos fueron aquellos sopistas que llenaban de novatadas al estudiante bisoño durante su primer año de estudios universitarios. La historia nos revela una serie de diferencias que nos permiten afirmar que aquellos escolares que corrían la tuna, aunque fueran fuente de inspiración de novelas, no fueron el origen de las Tunas y Estudiantinas actuales. Motivo de salida Desplazamiento de la salida Continuidad temporal
Cantidad de integrantes
57 58
Antes de 1840 Necesidad (postular para sí mismos) De la casa a la Universidad y viceversa, sólo “por vía recta” Inicialmente sólo salían en vacaciones, más tarde también durante las fiestas populares. 3a7
Después de 1840 Diversión / Postular para fines benéficos Dentro y fuera de España Continuada, con ensayos y salidas durante todo el año Numerosísima (hasta más de
José Amador de los Ríos. Historia critica de la Literatura Española, tomo IV. Madrid, 1863. Antonio Luís Morán Saus, José Manuel García Lagos y Emigdio Cano Gómez. Cancionero de estudiantes de la tuna, el cantar estudiantil de la Edad Media al siglo XX. Ed. Universidad de Salamanca; 2003.
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Integrantes estables
No (sólo para esa salida)
Normas internas Organización administrativa Organización musical Secciones musicales Vinculación con un docente Instrumentos utilizados Repertorio musical
Abanderado Imagen proyectada Prestigio social
Ninguna Jefe de la cuadrilla (como mucho) Ninguna Una Ninguna
centro
Escasa variedad Sólo “aires nacionales” (jotas, seguidillas, folías, pasodobles, fandangos, zorzicos, malagueñas… etc.) No Delictiva, hampona No
100) Si (permaneciendo durante años) Reglamento / Estatutos Presidente, Vicepresidente, Secretario, Tesorero, Cabo de panderetas Director musical Coral e instrumental Si, tanto universitarios como preuniversitarios Gran variedad Aires nacionales, aires extranjeros (schottisch alemán, barcarola italiana…), sinfonías y oberturas de música clásica (para interpretación instrumental) Si Humanitaria, filántropa Si
Nota: Tabla confeccionada por el ponente con más de 250 referencias bibliográficas.
Hay que esperar hasta la primera mitad del siglo XIX para encontrar los primeros datos sobre las Tunas y Estudiantinas, siendo poco antes del carnaval de Madrid de 1840 cuando nació una nueva especie del género comparsa de carnaval caracterizada porque sus miembros vestían al uso de los antiguos estudiantes 59,60. Es entonces (y no antes) que el término estudiantina comienza a emplearse como sinónimo de 'Tuna' para denominar a una agrupación musical de estudiantes, como también para designar las formaciones que imitan su imagen y símbolos”24. Aparecen también las primeras informaciones sobre Estudiantinas en América 61 y en colegios62 españoles de enseñanza preuniversitaria, surgen las primeras informaciones referentes a la incorporación de niños en las Estudiantina 63,64, así como aparecen las Estudiantinas de Facultades pero no se detecta ninguna vinculada a la Universidad antes de 1870. No se ha podido documentar conflicto alguno entre Estudiantinas ‘verdaderas’ y ‘apócrifas’ ni entre las universitarias y las de colegios preuniversitarios, por mucho que algunas fuentes recientes se empeñen en ello 65. De 1873 conocemos la manera que las Estudiantinas realizaban el pasacalles, 59 60 61 62 63 64 65
Rafael Asencio González. Los Medicinantes. En: http://www.tunacordoba.es/node/321, 2011. La Guirnalda, nº 51; 1869. Caras y Caretas; 1904. Roberto Martínez del Río. Museo Internacional del Estudiante, 2011. Diario de Córdoba. Marzo, 1895. Rafael Asencio González. Niños en las tunas y estudiantinas. La mascota. Original enviado por el autor en 2011. Rafael Asencio González. Entrevista personal. 01/06/12.
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21 marchando de 20 en fondo, primero los postulantes, que suelen ser muchos, y después los de la banda59. 1878 es un año trascendental para las Tunas pues es cuando la Estudiantina Española, se desplaza a París con 64 integrantes y obtiene un éxito apoteósico en la Exposición Universal66,67,68. Esta Estudiantina, que disponía de reglamento 65, supuso un “antes y un después” en la costumbre escolar que suponen las Tunas y Estudiantinas, propiciando la creación de cientos de nuevas agrupaciones a su semejanza (algunas de las cuales, incluso, se hizo pasar por ella para beneficiarse de su fama). Su repercusión mediática determinó que las demás copiaran su vestimenta, inventada por el sastre del Teatro Real de Madrid para dicha ocasión, transmitiéndose con variaciones regionales hasta el presente. Entonces llevaban 63: “Jubón y gregüescos de terciopelo negro con botones de acero y ancho cuello de encajes; medias de seda, también negras; zapatos de charol con lazo de igual color y hebilla de acero; guante blanco de cabritilla; gorra de terciopelo con un nudo de cinta amarilla y encarnada en unos pocos; en los más, sombrero apuntado y la funesta cuchara a guisa de escarapela”. Se da el curioso hecho, perfectamente legal en aquella época, de que quienes formaron parte de la Estudiantina “que estuvo en París” ofrecieron una función extraordinaria en el Teatro Príncipe Alfonso para redimir el servicio militar con los fondos así recaudados. En el mismo año aparecen fotos de Estudiantinas Femeninas69 y Dionisio Granados crea la Estudiantina Fígaro70. Su instrumentación era a cargo de bandurrias, guitarras, violín, violonchelo, pandereta y castañuelas, disponía de un repertorio de música popular española con obras de compositores europeos (Mozart, Rossini, Schubert, Verdi y del propio Granados) y realizó numerosas giras y viajes por el Nuevo Mundo62,71,72,73,74,75,76,77 especialmente a Chile y México. La “siembra” derivada de la visita de ‘la Fígaro’ a Chile ha sido ampliamente estudiada y documentada por Andreu Ricart63.
66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 76
77
La Ilustración Española y Americana, nº 10; 1878. Boletín de Loterías y de Toros, nº 1411. 1878. La Ilustración Católica, nº 32; 1878. Adriana Meluk Orozco. La mujer en la Tuna, del balcón a la calle. Ponencia en el Primer Congreso Iberoamericano de Tunas. Centro Cultural Puerta de Castilla. Murcia, 12 de abril de 2012. Oscar G. Rivera Lozano. De capas y panderetas, nº 1; 2006. Ramón Andreu Ricart. Estudiantinas Chilenas. Origen, desarrollo y vigencia. 1995. Diario El Comercio, 1884. Héctor Rendón Marín. De liras a cuerdas. Una historia social de la música a través de las estudiantinas, 1940-1980. Tesis. Universidad Nacional de Colombia. 2009. María Guadalupe Munguía Tiscareño. Investigación personal aportada a TVNAE MVNDI. En: Enrique de Olavarría y Ferrari. Reseña histórica del teatro en México, Tomo 3; Imprenta 'La Europea', México. 1895 Gilberto Barrientos García. La Tuna guanajuatense, cuatro décadas de tradición 1963-2006. Félix Martín Sárraga y María Guadalupe Munguía Tiscareño. Primer Congreso Iberoamericano de Tunas. Centro Cultural Puertas de Castilla, Murcia. 13 de abril de 2012. En: Enrique Olavarría y Ferrari. Reseña histórica del Teatro en México, segunda edición, tomo 4º; 1895. La Ilustración Española y Americana, 1884.
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22 En 1884 Granados organizó en Madrid una Estudiantina Mujeril que tenía bandurrias, guitarras, castañuelas y panderetas, con la que pretendía realizar una extensa gira por América pero no se ha detectado nada más sobre ella en las hemerotecas consultadas hasta ahora. Durante este siglo fueron frecuentes las salidas de las Estudiantinas para recaudar fondos por fines benéficos78, 79,80,81,,82,83,84,85,86,87, postulando no sólo en Carnaval56,78 sino también cada vez que se producía una catástrofe natural 56,88,89,90,91. En 1881, quizás como medida para limitar el número de Estudiantinas que salían a la calle por Carnaval, aparece el requisito de pagar “siquiera el importe de una matrícula de segunda enseñanza” para poder salir de Carnaval como Estudiantina 92. Es entonces cuando surge en Guanajuato (México) lo que para Muñoz Ledo 93 es la primera evidencia del tunar en el Nuevo Mundo a modo de una foto en cuyo pié reza manuscrito “Estudiantina Gto., 1881”, y unos años más tarde, en 1888, se funda la Estudiantina Española de Valparaíso71,94. La estela imitativa de la Fígaro continuó esparciéndose por Chile y ya en 1890 habían surgido la Estudiantina Española de Iquique y la Estudiantina Femenina de las señoritas Rosa Salinas y Tagle Salinas. En este final del siglo XIX, así como en el primer cuarto del siglo XX, hubo estudiantinas integradas por el más variopinto tipo 81 de personas. Barrenderos, vendedores de periódicos, empleados de compañías, socios de centros culturales…. hasta de actrices, como la Estudiantina Femenina compuesta por las actrices del Teatro Princesa de Madrid95,96. En las dos décadas que van de 1870 a 1890 tenemos contrastadas actualmente en
78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96
La República, diario federal; nº 291. 1885. Bellas Artes, nº 51; 1899. El Imparcial, nº 11427; 1889. Nuevo Mundo, nº 59. 1895. Gaceta de Instrucción Pública, nº 304; 1897. Blanco y Negro, 1897. El Imparcial, nº 10710; 1897. El Liberal, nº 7072; 1899. Industria y Subvenciones, nº 8; 1899. La Moda Elegante Ilustrada, nº 7; 1899. Álbum Salón, revista iberoamericana de literatura y arte, nº 13; 1898. La Iberia, nº 9120; 1885. La Dinastía, nº 745; 1885. La Semana, periódico liberal dinástico, nº 76; 1885. La Ilustración Católica, nº 6; 1887. Leobardo Muñoz Ledo Villegas. Investigación personal aportada a TVNAE MVNDI. 2012. La Ilustración Artística, nº 493;1891. La Correspondencia de España, nº 10520; 1887. El Día, nº 2400; 1887.
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23 España57,97,98 más de una docena de Tunas y Estudiantinas universitarias y varias de instituciones docentes preuniversitarias57,73. Las integradas por estudiantes universitarios se prendían en el hombro izquierdo un lazo del color de su facultad y no es hasta la década de 1940 cuando aparece el uso de la beca (primer caso contrastado de su uso hasta el presente 99: Tuna Hispanoamericana del Colegio Hispanoamericano Ntra. Sra. de Guadalupe de Madrid, al parecer también de las pioneras en bordar en ella el escudo colegial). En 1898 la Guerra Hispano Norteamericana le cuesta a España las islas de Cuba, Puerto Rico y Filipinas de la que tardó lustros en reponerse socialmente. Con ello concluye el siglo y también nuestra exposición.
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Enrique Pérez Penedo. Entrevista personal. 31/05/12. Félix O. Martín Sárraga. Sociedad, Universidad y Tuna. Ponencia al Primer Congreso Iberoamericano de Tunas. Centro Cultural Puertas de Castilla, Murcia. 13 de abril deAún 2012.aprendo100
Fernando Álvarez Álvarez. La Tuna hispanoamericana, pionera en viajar a América. Ponencia al Primer Congreso Iberoamericano de Tunas. Centro Cultural Puertas de Castilla, Murcia. 13 de abril de 2012. 100 Francisco de Goya y Lucientes. Aún aprendo. Aguafuerte. Museo del Prado. 1824-1828.
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Vítor de Salamanca
Nota: se ha omitido incluir en este documento el 98% de las imágenes presentadas en la conferencia debido a que continuamente se desconfiguraba el diseño de página al pasarlo ISSUU de formato doc a formato pfd, pero gran parte de ellas se ha compartido en http://www.facebook.com/TUNAEMUNDI. Quien esté interesado en el documento completo puede solicitarlo por correo a tunaemundi@gmail.com.
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