3 minute read
Bedaio, al fin, recuperado del olvido
Monolito Plazegi III. ··· X. Agirre
Nuestro pasado nos reclama su atención
Advertisement
Xabier Agirre
Si partimos desde Tolosa hasta la próxima localidad de Alegi, y de allí nos dirigimos hacia Amezketa, a unos 4,5 km nos encontramos con Ugarte, barrio de Amezketa. De dicho barrio, a mano izquierda, parte una carretera que nos conduce a 7 km. a lo que nos pudiera parecer un bonito, solitario y pequeño pueblo de montaña, Bedaio.
Pero nada más lejos de la realidad. Bedaio no es un pueblo, es un barrio. Un barrio de Tolosa. Alejado físicamente del núcleo urbano de Tolosa y en alguna medida emocionalmente, del resto de sus convecinos.
Con demasiada frecuencia nos olvidamos hasta de su existencia, salvo en los momentos en que sus habitantes reivindican absolutamente con el mismo derecho que el resto de los tolosarras su necesidad de estar bien comunicados, tanto físicamente con la urbe, como con una buena conexión de internet con el resto del mundo.
Cuando queremos que la memoria de alguien no caiga en el olvido, le erigimos un monumento, o símplemente una señal que cuando menos al verla, aunque solamente sea porque estamos de paso, nos recuerde que alguien, aunque no sepamos de quién se trate, nos reclama su atención.
Esto también sucede en el mismo Bedaio. Situado al pie de la sierra de Aralar, sus caminos de ascensión a la sierra se cruzan con los que conducen al Este a Azkarate y al Oeste a Amezketa.
Desde el aparcamiento situado junto a la iglesia y tomando una pista que sale con dirección Sur, nos dirigimos hacia la sierra. Recorridos aproximadamente 1,15 km., donde gira la pista hacia la derecha nos encontramos con un monumento bajo una joven haya, que a juzgar por su simbología, nos recuerda a un joven motero.
Continuando 850 metros más, llegamos al paraje denominado Plazegi, lugar desde el que se divisan unas preciosas vistas, donde se cruzan los caminos que llegan por la derecha desde Amezketa, y por la izquierda desde Azkarate. En el mismo cruce y al otro lado del murete, en el prado contiguo, encontramos otro monumento, que también nos conmina al recuerdo. Esta vez sobre una gran roca. Las fechas denotan juventud.
El recuerdo de ambos monumentos hacen mención a dos jóvenes. No están enterrados allí, pero alguien desea que no los olvidemos.
Ahora me toca a mí. El 27 de marzo de 1994 transitando por el cruce de caminos de Plazegi, me encontré varios monumentos que reclamaron mi atención. Hasta la fecha han permanecido, por diversos motivos, archivados en mi memoria y en unas fotos, aunque nunca olvidados.
Lo que sí he podido constatar es que sí estaban olvidados por los propios vecinos de Bedaio, dado que al parecer desconocen su existencia.
Se trata de un cementerio a todas luces de la Edad del Hierro, donde los antiguos moradores del lugar decidieron situar sus monumentos para perpetuarse en la memoria colectiva y no caer en el olvido. Dividido en dos zonas, en la primera nos encontramos con un túmulo, Zabalki, en el lugar del mismo nombre y situado en lo alto de una loma, 60 metros al norte del bosque de hayas trasmochas. En la segunda en Plazegi, un primer campo tumular, Plazegi, compuesto por 4 túmulos; el primero 30 metros antes de llegar al cruce, a la derecha del camino, y otros tres justo al pasar al otro lado del murete, donde se encuentra el monumento en recuerdo al joven. Un segundo campo tumular, Plazegi II, a 50 metros al Suroeste, compuesto por al menos 5 túmulos rodeando a un impresionante monolito, Plazegi III, de pie e hincado en el suelo, de 2,25 metros de altura y casi 1 metro de anchura y otro tanto de profundidad. El monolito además de custodiar el cementerio, nos reclama su atención y nos exige que no olvidemos nuestro pasado.
Debieran emprenderse medidas para su conservación. La información para su localización exacta está publicada en www. Euskal-Herria.org.
Es el momento de que nos recuperemos a nosotros mismos de nuestro propio olvido.