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Juan López de Arriaran en 1592
Martín García Garmendia, historias cercanas
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No hay duda de que los banderizos de “Arriaran” (hoy Beasain) fueron personas muy importantes. Lo citamos en “Viejas historias de la «Casa de Arriaran»” en el “B.J.2010”; y, otra vez, al hablar de “Las Islas de «Riaran» (Arriaran) en Málaga” en 2016. Aquí dábamos a conocer que esa zona de Gibralfaro eran tierras dadas a estos Arriaran tras la toma de dicha plaza. Pues bien, si Lope Garcia de Arriaran ya era “Señor de Arriaran” en 1379 con Juan I de Castilla, un sucesor suyo, Garci López de Arriaran, ya estaba en Málaga con los Reyes Católicos en 1495; y otro Arriaran aún seguía en Acapulco como cargo público muy importante en 1592.
En el Archivo General de Indias (AGI), se cita a Juan López de “Riaran” como “Factor y Proveedor” de tal puerto. Acapulco era puerto clave y “trasbordo” de un océano a otro. Los que venían de Cádiz por el Atlántico iban a Filipinas con la Cía. de Manila por el Pacífico. Juan López de “Riaran” fue “Señor de Arriaran” hasta su muerte. La portada gótica de la foto que debemos visitar ya estaría en Arriaran con los dos últimos, aunque en 1495 tal vez no en el sitio en donde está ahora.
De unos despachos que dieron en Acapulco entonces a Hernando de Abalos para ir a Filipinas, trascribimos estas licencias de embarque redactadas así: 1º.- Que pueda llevar “Hernando de Ábalos Ayala sin «le pedir(le) información»” (sic), seis criados, dos pages, etc. 2º.- Y tam- bién “mill pessos de joias de oro y plata labrada” 3º.- “Tres esclavos negros para su servicio libres de derechos” 4º.“Mill pessos de oro de valor” 5º.“Ara de Arerias y solares” (sic) 6º.“Cuatro espadas, cuatro dagas, dos arcabuces, dos cotas (de malla) y dos montantes”. Efectúan en dicho libro de Acapulco el asiento de embarque y lo firma un tal Claudio Decos. No sabíamos quién era Hernando de Ábalos, y lo hallamos en el libro: “Orígenes de las misiones de S. Nicolás de Torentino de Agustinos Recoletos en Extremo Oriente”. Figura como capitán destinado en Mariveles de Filipinas y allí seguía como Jefe en 1606. Éste decía que los indios apaciguados en toda la provincia de Zambales, a pesar de sus diligencias para atenderlos, eran muy pocos. Lo hacían así en base a una Encomienda, que era un privilegio Real que hacía cumplir a los indígenas como siervos de sus titulares a cambio de su evangelización. Añaden que al tener noticias de que habían llegado a Manila los Agustinos Recoletos, acudió a ellos para pedirles que se hicieran cargo de tal Encomienda, lo mismo que hicieron el Capital General de las islas y los del Cabildo. Ignoramos el final, pero lo intuimos.