MEJORANDO LA ESCUELA DESDE LA CLASE – I – Marino Latorre Ariño ORCID: 0000-0002-7076-4458 Universidad Marcelino Champagnat Lima – Perú, 2022 Introducción Este es el título de un libro publicado hace años (Elmore, 2010). Desde el año 2008 Fundación CAP, de Chile, en alianza con el Área de Educación de Fundación Chile, desarrollan el proyecto “Liderazgo Educativo”, consistente en la organización anual de una conferencia dictada por especialistas del ámbito educativo reconocidos a nivel internacional. El año 2010 le correspondió al profesor de la Universidad de Harvard, Richard Elmore, y fruto de esa colaboración se ha publicado el libro “Mejorando la escuela desde la sala de clases”. La presentación al libro comienza con este título sugestivo: Volver a lo esencial. Elmore dice que las políticas educativas de un Estado o de una escuela solo tendrán éxito si actúan y se centran en lo que él denomina el “núcleo pedagógico” –el estudiante, el docente y los contenidos, también llamado “triángulo interactivo” -- pues el partido del aprendizaje en el que intervienen estos tres actores se juega en el aula de la clase. En consecuencia, cualquier cambio curricular o política educativa del Estado o de un colegio, si queremos que sea un cambio sostenido y profundo y no un cambio anecdótico, deberá realizarse respondiendo antes a estas tres preguntarse: ▪ ▪ ▪
¿Afectará a los conocimientos y habilidades de los docentes? ¿Favorecerá el aprendizaje de los estudiantes? ¿Serán adecuados los conocimientos que se proponen para que sean aprendidos por los estudiantes?
El papel de los directivos El papel de los directivos deberá ser la formación, apoyo y monitoreo de los docentes para que su práctica pedagógica en el maula y fuera de ella esté centrada en el “núcleo pedagógico”.
Los cambios y mejoras curriculares tienen éxito o fracasan en la medida que se da a las escuelas la libertad para tomar control de su práctica pedagógica y construir una comunidad de aprendizaje cohesionada en torno al núcleo pedagógico del que vamos a hablar. Muchas de las innovaciones pedagógicas que se introducen en los colegios provienen de las ideas luminosas de los gurús pedagógicos de turno –y sabemos que cada poco tiempo aparece alguno que trae la solución a todos los problemas pedagógicos del momento-- y nos olvidamos que la práctica pedagógica exitosa debe tener en cuenta el contexto en el que viven los estudiantes y partir de las prácticas de aprendizaje-enseñanza exitosas que tienen lugar en dicho contexto. Los cambios positivos en el aprendizaje y la buena pedagogía, surgen de abajo hacia arriba, y la mejora escolar debe seguir y no preceder a las prácticas exitosas de los docentes que las llevan a cabo. Lo dice claramente Ken Robinson: “La educación puede fomentarse de arriba hacia abajo, pero sólo puede mejorarse desde la base”, de decir “de abajo hacia arriba”. No hay nada más práctico que una buena teoría de la acción pedagógica que permita entender a los docentes cuáles son las variables –relaciones de causalidad de ciertas acciones en el aula que se construyen en base a proposiciones “si, entonces…” -- que influyen más positivamente en el aprendizaje de los estudiantes. Parece contradictorio hablar de “teoría de la acción”, pero no lo es, pues, la mejor práctica se fundamenta en una buena teoría bien comprendida y practicada por los docentes y los estudiantes. Ambos conceptos son complementarios. El docente y el estudiante, cuando enseñan y aprenden, parten de un lugar –situación o contexto concreto-- y quieren llegar a alguna parte. La teoría les indica el camino y la práctica les ayuda a recorrerlo. Se trata de diagnosticar, monitorear y reflexionar sobre las situaciones, necesidades y acciones de los estudiantes y sobre prácticas pedagógicas de los docentes; se deben realizar estas acciones en tiempo real, mientras se produce el proceso de aprendizaje-enseñanza, para poder tomar decisiones útiles que mejoren el aprendizaje, fundadas en evidencias. Enfoques pedagógicos Hay enfoques pedagógicos validados por la teoría y la práctica educativa que hay que practicar y mejorar, pero no se puede olvidar que la mejor teoría o
enfoque pedagógico debe ser contextualizado en el tiempo, el lugar y las necesidades de los estudiantes a los que se aplica. Elmore (2010, p. 13) afirma que “sólo hay tres formas de mejorar los aprendizajes escolares: incrementando los conocimientos y las habilidades de los profesores, incrementando el nivel de los contenidos impartidos a los estudiantes y cambiando el rol de los estudiantes en el proceso pedagógico. Más aún, si se modifica cualquiera de estos factores, se ha de cambiar los dos restantes […] Por lo tanto, una teoría de la práctica tiene que estar anclada en los fundamentos de la práctica pedagógica y guiada por un análisis centrado en las relaciones de causa y efecto entre lo que hacemos para influir sobre los procesos de aprendizaje-enseñanza y su efecto real sobre lo que los estudiantes saben hacer”. Por eso se le llama también “el triángulo interactivo” o el “triángulo pedagógico”. El profesor-pedagogo es el especialista en su área tanto de la teoría como de la práctica de la educación. Se llega a ser buen pedagogo cuando se consigue, -de forma teórica y práctica--, poner en marcha de forma coherente los elementos que configuran la intervención educativa. Estos elementos se representan en el triángulo pedagógico.
C. Contenidos
P. Profesor
E. Estudiante
El “triángulo pedagógico” se estudia considerando las relaciones que establecen sus lados y no sus ángulos, y observando hasta qué punto cada lado representa un eje básico y al mismo tiempo es reductor de la situación de aprendizaje. En la práctica pedagógica hay que vigilar para que cada vez que intervienen dos de los elementos, no dejen al tercero sin participación; esta posibilidad deja un espacio a la iniciativa del docente en la metodología aplicada.
En la práctica pedagógica hay que “instaurar un equilibrio, ni estable ni inestable, sino “metaestable”, entre los tres componentes del triángulo pedagógico, --el estudiante, el profesor y el objeto de aprendizaje--. El fracaso de bastantes prácticas pedagógicas en épocas anteriores se debió a que se dio prioridad a dos de estos componentes [...] en detrimento del tercero que, asumiendo el papel del "invitado", vuelve infaliblemente a perturbar el juego del cual se lo había, imprudentemente, eliminado” (Hameline, 2021).
El triángulo pedagógico interactivo El triángulo pedagógico está constituido por tres elementos: el estudiante (E), el profesor (P) y los contenidos (C). Los tres se encuentran enmarcados en un entorno más amplio, como es, el contexto, la familia, el ámbito social, cultural, el país, etc. --también llamado “ecosistema de aprendizaje” -- en el que están el estudiante, el profesor y la escuela, en los que se realiza el proceso educativo. El contexto en el que se produce el aprendizaje es muy importante. El currículum oficial, las políticas nacionales, el de la propia I.E., la ideología del gobierno de turno, los referentes externos nacionales e internacionales, los acontecimientos sociales, etc. todos influyen, poderosamente en la educación y en los aprendizajes de los estudiantes. Dentro de la institución educativa influyen las tradiciones y dinámicas, la cultura institucional, la distribución del poder, la forma de funcionamiento, las tradiciones institucionales, los criterios y dispositivos de evaluación y garantía de la calidad que se busca en la educación, los vínculos con instituciones externas, etc. Son aspectos que ejercen una fuerte presión sobre el espacio más interior del esquema donde aparecen las prácticas docentes. Presentamos el triángulo pedagógico en cuyos vértices se encuentran los elementos básicos de la docencia y del aprendizaje: profesores, estudiantes y contenidos, siendo el propio espacio del triángulo y sus exteriores el contexto en el que se producen la enseñanza y el aprendizaje. En el espacio interior y exterior de la institución educativa influyen dos tipos de elementos: estructurales --profesor, estudiantes, contenidos-- y relacionales --la relación que existe entre cada uno de ellos con los otros, esa especie de diálogo triangular que se produce entre profesores, estudiantes y contenidos de aprendizaje, contexto social y cultural de la institución y de la sociedad, la
intervención de los padres de familia--. De la conjunción de ambos tipos de relaciones entre los elementos, surge la particular configuración de los procesos de aprendizaje-enseñanza (Zabalza, 2007, p. 500). Es espacio exterior es el contexto, del que ya hemos hablado antes. Los tres elementos estructurales se pueden combinar entre sí de forma que dos se constituyen en sujetos de la relación y el tercero hace el papel de espectador o invitado de piedra. Lo óptimo es que los tres tengan una participación ajustada, en el proceso de aprendizaje-enseñanza. Observemos que el triangulo pedagógico interactivo es un triángulo que no se cierra en su base, sino que deja siempre abierto al enigma que constituye los sujetos mismos de la educación –estudiante y docente--, en tanto que personas reales y libres. De no ser así estaríamos ante una educación deshumanizada, tanto del docente como de los estudiantes y de su relación. Sería una pedagogía conductista pura y dura, o un amaestramiento del estudiante en lugar de una educación. CONTENIDOS
Triángulo interactivo PROFESOR
– – –
I I
– – –
ESTUDIANTE
P = El profesor es también el educador, mediador. E = El estudiante. C = Los contenidos, los programas de las distintas áreas. Toda intervención educativa está basada en la relación entre dos de estos tres elementos, dando al tercero el papel ajustado que debe tener, para que mantenga una cierta relación con los otros dos. Si no intervienen los tres no existe triángulo pedagógico. Cambiar de pedagogía es cambiar la relación entre los tres elementos y cambiar la relación entre los tres elementos y el contexto, es cambiar la pedagogía.
De la combinación de las interacciones de los tres elementos surgen tres modelos pedagógicos según se privilegie una relación u otra: - Modelo de enseñanza = privilegia el eje profesor-contenidos - Modelo de aprendizaje = privilegia el eje estudiante-contenidos - Modelo de formación = privilegia el eje profesor-estudiante El estudiante se caracteriza por su falta de saberes y por un deseo relativo de aprender. El profesor es considerado por la sociedad como el “depositario del conocimiento”, como aquel que sabe, además que sabe enseñar lo que él sabe, y gracias al cual los estudiantes pueden aprender. Hay que tener en cuenta que las relaciones entre los tres elementos son bidireccionales; los dos elementos que se relacionan, interactúan entre sí y condicionan al otro. En la figura siguiente aparecen los tres polos constitutivos del campo de la intervención educativa relacionados con la enseñanza, el aprendizaje, y la metodología. C (Metodología)
– – – –
P (Enseñanza)
I I
– – –
E (Aprendizaje)
En este contexto, ¿cuál es el papel de los líderes escolares? El liderazgo consiste esencialmente en crear, alimentar y desarrollar la capacidad de los estudiantes y de los docentes y para que se involucren en un aprendizaje de alta calidad y para que reflexionen sobre su propia práctica de aprendizaje. Se trata de transferir el control de aprendizaje del profesor al estudiante y crear las condiciones para que otros –estudiante y docentes-asuman el control de su propio aprendizaje, tanto a nivel individual como en grupo.
Es importante enseñar los conocimientos y destrezas necesarios para ser un buen aprendiz, pues en última instancia, la eficacia tanto del líder como del profesor no está determinada por cuán bien transfieren su propio conocimiento a otras personas, sino en cuán bien preparan a otros para que asuman el control de su propio aprendizaje (Elmore, 2010, p. 13). No se puede olvidar que la mejora escolar requiere poner atención especial en el desarrollo de una cultura de aprendizaje de compromiso colectivo, no sólo un aprendizaje individual. Desde hace mucho tiempo se sabe que invertir en conocimientos y destrezas individuales para los docentes tiene escaso efecto sobre los aprendizajes escolares (p. 13). Está más que demostrado en cualquier empresa que el trabajo colaborativo de todos sus empleados produce su éxito comercial y empresarial. En estas fechas de febrero, 2022, se ha publicado que el BBVA ha ascendido en Dow Jones Sustainability Index (DJSI) y se convierte así en el banco más sostenible del mundo, junto a la entidad surcoreana KB Financial Group. Ambos obtienen la mayor puntuación dentro de la categoría de bancos a nivel global. ¿Cuál es la causa de este éxito? Es muy sencilla: buen liderazgo, toma de decisiones en inversiones inteligentes y trabajo colaborativo de todos los que trabajan en el Banco. Además, hay que añadir que su crecimiento es inclusivo. El BBVA ha anunciado, recientemente, su compromiso con la comunidad inter-nacional. En el periodo 2021-2025, destinará más de 500 millones de euros a iniciativas sociales en el plan social más ambicioso puesto en marcha hasta la fecha por la entidad. Todos nos enfrentamos a la misma tempestad, en alta mar, –crisis mundial-- pero no todos lo hacemos desde el mismo barco. Tomar decisiones inteligentes, prudentes y creativas, marcarán la diferencia para enfrentar la tempestad en un trasatlántico o en una chalupa. Algo parecido tiene que ocurrir en la escuela. El gran desafío del liderazgo consiste en generar un entorno donde el aprendizaje de las personas en las escuelas esté efectivamente conectado a un propósito colectivo de que los estudiantes aprendan y, con el tiempo, en poder trasladar la responsabilidad de ese aprendizaje hacia la periferia de la organización, poniéndola en manos de los docentes y los estudiantes.
¿Dónde se producen aprendizajes de calidad? Está comprobado que hoy en día los aprendizajes más eficaces se han desplazado del núcleo –la escuela-- a la periferia –actividades extraescolares--. Muchos jóvenes aprenden más y mejor –porque ponen más interés, tienen más condiciones y sienten mayor satisfacción-- en un club de teatro, música, deporte, etc. que en las asignaturas regladas del curso escolar. ¡Cuántos personajes de la historia, en todas sus manifestaciones científicas o artísticas, fueron estudiantes mediocres mientras estuvieron en las aulas! El secreto es descubrir que “en todo estudiante hay grandeza”, y darle a conocer cómo desarrollar esas capacidades que tiene para sobresalir en algo. Esta es la tarea de los docentes. Modelo pedagógico concéntrico El centro la práctica educativa es: • el estudiante y su actividad mental (¿qué estás haciendo?) • el trabajo colaborativo (¿qué estáis haciendo?) • el ambiente resonante en el aula. Con estos presupuestos el docente programa las actividades adecuadas para que esto se cumpla. ¿Cómo se produce el cambio? ▪ Reflexionar sobre la propia práctica educativa ▪ Visión de otros panoramas: ✓ Experiencia de otros colegas ✓ La lectura de teorías contrastadas que son aplicables en mi contexto. Esto permite tener ideas claras, pero ser flexible y ser capaz de defender sus propias ideas y convicciones. El principio de acción es: ✓ Diálogo con el estudiante ✓ Respeto a sus planteamientos (aunque pueden estar equivocados o no ser exactos) y, sobre todo, a lo que piensa y siente. ✓ Ayudar a construir, destruir y reconstruir sus constructos mentales.
La transparencia y el compromiso del líder Elmore (2010, p. 14) se pregunta: ¿Hay que ser experto en docencia y aprendizaje para ser un líder escolar eficaz? El líder tiene que ser experto en comprender, demostrar y ser modelo de su propio aprendizaje como líder. Ser un “experto” en un aprendizaje concreto es algo perecible pues estamos en un entorno cambiante donde los conocimientos tienen fecha de caducidad, en cambio, haber desarrollado las características de un líder eficaz, permanece en el tiempo pues una de sus características es la de la flexibilidad y adaptación al contexto y las circunstancias y puede liderar a través del ejemplo. Los líderes que desarrollan líderes, multiplican sus efectos. El líder es capaz de aprender día a día; el líder no es un sabelotodo, “usa su conocimiento para seguir aprendiendo, mientras duda de lo que sabe” –a eso yo llamo sabiduría--. Saber reconocer la verdad esté donde esté, eso es sencillez, humildad y transparencia. He aquí el ciclo de oro del liderazgo: el director aprecia-respeta-valora al docente // el docente aprecia-respeta-valora a sus estudiantes // y los estudiantes aprecian-valoran y respetan a sus docentes, a su colegio, a su director/a, a sus padres, etc. Entramos en el círculo virtuoso del saber y del saber ser. Todo es cuestión de una transmisión de emociones positivas y de confianza en las personas. Las emociones se trasmiten de líderes a profesores y de estos a los estudiantes a través de la relación y del diálogo. Los líderes, aunque no sean expertos en docencia, son expertos y rápidos para leer las situaciones y tomar decisiones adecuadas. El líder se equivoca como todos los humanos, pero le sucede como al gran matemático Georges Pòlya, que decía: “Yo también me equivoco, como mis estudiantes. La única diferencia es que yo me doy cuenta antes que ellos de que he cometido un error y lo corrijo, mientras que ellos se obstinan en el camino equivocado”. El ejemplo Parte del liderazgo se transmite a través del ejemplo y, en algunos casos, mostrando la propia ignorancia y dando ejemplo al expresar que no sabemos muchas cosas y que queremos aprender –aunque sea de una charla de alguno de sus subordinados-- para realizar la tarea que tenemos entre manos. Cuando un directivo no está dispuesto a hacer lo que pide que hagan sus subordinados,
no es razonable que ellos lo hagan. El ejemplo arrastra, para bien y para mal. Los grandes líderes lo han sido a través de la enseñanza y con el ejemplo. Entre el testimonio de decir y el de hacer, el más fuerte es el de hacer, porque tiene o puede tener efectos inmediatos. Sin embargo, lo peor para la formación del estudiante es que frente a la contradicción entre hacer y decir, tiende a no creer lo que el educador dice. Si hoy afirma algo, el estudiante espera la próxima acción para detectar la próxima contradicción. Y eso corroe el perfil que el educador va creando de sí mismo y revelando a los estudiantes. Los niños y jóvenes tienen una sensibilidad enorme para percibir que el maestro hace exactamente lo opuesto de lo que dice. El "haz lo que digo y no lo que hago" es un intento casi vano de reparar la contradicción y la incoherencia. "Casi vano", porque no siempre lo que se dice y que se contradice con lo que se hace se anula por completo. Quien ve la incoherencia en el proceso, bien puede decirse a sí mismo: "Si esto que se dice, pero al mismo tiempo se niega tan fuertemente en la práctica, fuese realmente bueno, no sería sólo dicho sino vivido" (Freire, 2002, p. 97). El poder no es suficiente para cambiar el mundo educativo ▪ El cambio se produce introduciendo prácticas pedagógicas adecuadas; se produce no tanto por invocación sino por convencimiento. ▪ Los maestros reconocen más y mejor a quien tiene autoridad moral, que al que solo tiene poder. ▪ La autoridad moral impulsa la reflexión y el diálogo y de esa manera se produce el cambio. ▪ El poder oprime y ante él nos callamos, luego lo criticamos y hacemos lo que queremos. ▪ La autoridad moral hay que ganársela, siendo coherente y poner en práctica lo que se afirma y sugiere. ▪ Hay que aprender para poder enseñar. La peor combinación que puede existir en un cargo público es: ✓ La soberbia ✓ La ignorancia La soberbia impide resolver la ignorancia, pues quien piensa que no tiene nada que aprender es un soberbio y un ignorante.
REFERENCIAS
Elmore, R. (2010). Mejorando la escuela desde las clases. Santiago de Chile. Editorial Salesianos. http://www.psicopedagogia.weebly.com/uploads/6/8/2/3/6823046/libro_el more.pdf Freire, P. (2002). Cartas a quien pretende enseñar. Siglo XXI editores. Hameline, D. (2021). Éducation / instruction, notion d', Encyclopædia Universalis. https://www.universalis.fr/encyclopedie/education-instructionnotion-d/ Zabalza Beraza, M. A. (2007). La didáctica universitaria. Universidad de Santiago de Compostela, España. Revista Bordón, 2007, 59 (2-3), 489-509 ///////////////////////////////////////////////////