Discurso de Orden Dénesis Sáez
Licenciada en Desarrollo Humano UCLA
Buenos días a todos los presentes En definitiva es un gran honor dedicarle unas palabras a esta generación,
lo que le suma a mi grado de compromiso en este día y en este espacio. Al
pensar en que quisiera escuchar personalmente como graduando en este día tan importante y para muchos de nosotros tan esperado, se me vinieron
numerosos temas a la mente, pero muy pronto entendí de que no se trataba de lo que queremos escuchar sino de lo debemos escuchar. Es por ello que ese será mi punto focal en esta mañana. Quisiera iniciar con la premisa del
reconocimiento, de qué? De las fuertes circunstancias que tenemos que
afrontar como jóvenes venezolanos. Reconocerlos a todos ustedes porque a pesar de las adversidades decidimos estar aquí, graduarnos e intentar. Así
que sea mi mayor admiración para todos los graduandos presentes, les celebro de gran manera.
De aquí también, vaya un reconocimiento y agradecimiento a ese
personal de mantenimiento que se ocupaba de que nuestros espacios estuviesen limpios. Al chófer del transporte por llevarnos y traernos a casa.
Al personal del comedor por servirnos. Al personal de seguridad que en sus posibilidades trataba de mantenernos en resguardo. A todo el personal
administrativo por operativizar lo relacionado a las actividades académicas. Al cuerpo profesoral a quienes considero héroes sin capa, por su voluntad,
convicción, y por sobre todo vocación demostrada en las aulas de clase. A las autoridades por su apoyo en nuestro desarrollo académico. A todos nuestros
familiares y amigos gracias por apoyarnos en el camino que decidimos transitar. Sin ustedes no hubiese sido posible.
A todas esas amistades que fueron cultivadas a lo largo de nuestro
desarrollo académico, la universidad nos hizo compañeros y en ese camino se convirtieron en familia.
De igual forma, reconocer que ya de lo malo se habla mucho y que de lo
bueno ya muy poco. Así que por qué no nos animamos a hablar y por sobre todo a ocuparnos de lo bueno? Porque lo que vivimos ahora en nuestro entorno no es una derrota, porque derrotados son quienes bajan los brazos y
se entregan, porque a pesar de que nos veamos golpeados en nuestras distintas áreas, tenemos en nosotros las fuerzas suficientes para levantarnos y
empezar otra vez. Y les aseguro que siempre vale la pena hacerlo. Les animo a Amar la vida bajo cualquier circunstancia. No podemos permitir que la
realidad nos aniquile la capacidad de soñar y actuar sobre la base de nuestros proyectos
La vida no es sólo recibir es DAR de lo que tenemos: talentos, habilidades,
conocimientos porque siempre y me atrevo a usar a esa palabra SIEMPRE tenemos algo para dar.
Ustedes compañeros egresados de artes plásticas
y música son
instrumentos e intérpretes de la verdad y la belleza. Estoy segura que su calidad humana ha de ser alta, y se que parte de ustedes mismos se expresará
en sus obras, que será el resultado de esa verdad y belleza resonando en nuestra sociedad.
Ustedes, mis colegas, tenemos grandes retos para afrontar y auguro
numerosos proyectos en donde podamos generar ondas expansivas de desarrollo humano.
Dicen que nadie aprende de los errores ajenos así que ésta generación
tiene mucho por aprender, porque por extraño que parezca el ser humano aprende mucho más de los momentos de dolor que de aquellos de bonanza.
No cuestiono a quienes tomaron o tomarán la decisión de buscar nuevos
horizontes, pues ustedes también se convierten en agentes multiplicadores de lo que es la UCLA y también de Venezuela en cualquier rincón en el que se
encuentren. Así que de aquí que vaya un exhorto a la academia, cuando
regresen esos hijos a la Universidad, a su segundo hogar, recibanlos como una madre lo haría, permitanle con brazos abiertos y flexibles culminar su trayecto académico, porque no podemos seguir perdiendo a los buenos tenemos que rescatar a esos hijos que ahora están dispersos por lo ancho y
largo del mundo, pero que sin importar las fronteras tienen un deseo inamovible de regresar a la academia.
Verlos aquí me hace saber que valió la pena.
Quiero que estemos conscientes de la fuerza que tenemos como jóvenes
para construir futuro. Para redescubrirnos y empezar a construir país. Considero que podemos llegar a ser una ofrenda a la humanidad.
La fuerza principal que nos movió a culminar está meta ha sido Dios, para
quienes creímos en el y para quienes no, pues esa es su naturaleza Ser fiel
ante todo, así que mi agradecimiento sea al Eterno por todo lo que ha hecho y hará en nosotros. Muchas gracias